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Análisis de Sentencias sobre Genocidio y Tortura

Este documento trata sobre dos sentencias de la Corte Constitucional de Colombia relacionadas con la tipificación de delitos como el genocidio y la tortura. En la primera sentencia, la Corte determinó que la penalización del genocidio político no impediría a la fuerza pública cumplir con su función constitucional. En la segunda sentencia, la Corte estableció que para configurar el delito de tortura, los dolores o sufrimientos deben afectar la dignidad humana de la víctima.

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Análisis de Sentencias sobre Genocidio y Tortura

Este documento trata sobre dos sentencias de la Corte Constitucional de Colombia relacionadas con la tipificación de delitos como el genocidio y la tortura. En la primera sentencia, la Corte determinó que la penalización del genocidio político no impediría a la fuerza pública cumplir con su función constitucional. En la segunda sentencia, la Corte estableció que para configurar el delito de tortura, los dolores o sufrimientos deben afectar la dignidad humana de la víctima.

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TUTELA PENAL

SENTENCIAS

1. C- 177 DE 2001

a. ¿cuál es el problema jurídico?

¿Se tipifica el genocidio, la desaparición forzada, el desplazamiento forzado y la


tortura?

La ciudadana MARCELA ADRIANA RODRIGUEZ GOMEZ, haciendo uso del


derecho consagrado en el artículo 241, numeral 5º., de la Constitución Política, ha
presentado ante la Corte una demanda de inconstitucionalidad parcial contra el
artículo 322ª del Código Penal, creado por el artículo primero de la Ley 589 de
2000 "Por medio de la cual se tipifica el genocidio, la desaparición forzada, el
desplazamiento forzado y la tortura; y se dictan otras disposiciones".

A juicio de la accionante, la frase demandada, en cuanto excluye de la tipificación


del delito de genocidio la conducta de destrucción de los miembros de un grupo
nacional, étnico, racial, religioso o político, en la hipótesis en que este actúe al
margen de la Ley, viola los artículos 5º, 11, 13, 28 y 107 de la Constitución
Nacional, pues en ese evento no se garantiza ni su vida ni su integridad Manifiesta
la demandante que, en esas condiciones, el acápite demandado permite que haya
genocidio contra quien actúe por fuera del marco legal, con lo que contradice el
artículo 5º. de la Constitución Nacional pues este último reconoce la supremacía
de los derechos inalienables de las personas, sin limitaciones ni restricciones.

Expresa que en tanto la norma cuestionada solo garantiza la vida de quienes


actúen dentro del margen de la Ley, también desconoce el artículo 11 de la Carta,
conforme al cual el derecho a la vida es inviolable.

b. ¿qué solución concreta se le dio al problema jurídico?

La interviniente considera que resultaría imposible que los militares puedan ser
procesados por este delito, pues los operativos que adelantan en combate, se
realizan en cumplimiento de un deber constitucional y legal.
En su concepto, por razón de lo preceptuado en la frase acusada, también resulte
coartada la garantía que consagra el articulo 107 de la constitución política, para
que todos los nacionales puedan fundar, organizar, y desarrollar partidos y
movimientos políticos, pues si estos actúan al margen de la ley, sus miembros
pueden ser objeto de destrucción, sin que tal comportamiento sea reprochado por
el ordenamiento jurídico. Al destruir total o parcialmente un grupo que actúa en un
marco de legalidad se puede endilgar el punible de Genocidio, mientras que, si se
ataca uno al margen de la Ley, el ilícito imputable puede ser otro, lo cual no
conduce al desconocimiento de mandatos constitucionales, ni mucho menos a la
impunidad como desacertadamente lo esgrime la demandante.

c. ¿qué premisas concretas respaldaron la solución de cada problema?

1. Que es una obligación del Estado tipificar el delito siguiendo las principales
estructuras de imputación previstas en la normativa internacional, de tal manera
que se respeten los elementos esenciales que permiten la configuración del delito
de genocidio como la intención calificada de destruir el grupo totalmente, o el
hecho de que el ataque se efectúe por razón de la pertenencia al grupo.
2. Que en ningún caso el delito de genocidio puede considerarse un delito político.
3. Que es imprescriptible cuando la Corte Penal Internacional ejerza su
competencia complementaria.

El Ministerio de Justicia y del Derecho, intervino por conducto de la directora del


Derecho y el Ordenamiento Jurídico, para plantear, en primer lugar, la ineptitud de
la demanda, pues, en su parecer, la demandante no expuso las razones por las
cuales la norma que dice acusar, vulneraría los artículos fundamentales aludidos,
por lo que, según su opinión, esta carece de concepto de violación.
El Fiscal General de la Nación comienza por delinear el marco conceptual del
tema, para lo cual sintetiza los antecedentes históricos y los aspectos más
salientes de la exposición de motivos del proyecto que se convirtió en la Ley 589
del 2000. Seguidamente, expone las razones por las que, en su criterio, la
expresión acusada no viola los artículos 5º, 11 y 28 de la Constitución Nacional,
así: Al destruir total o parcialmente un grupo que actúa en un marco de legalidad
se puede endilgar el punible de Genocidio, mientras que si se ataca uno al margen
de la Ley, el ilícito imputable puede ser otro, lo cual no conduce al
desconocimiento de mandatos constitucionales, ni mucho menos a la impunidad
como desacertadamente lo esgrime la demandante.
La Corporación Colectivo de Abogados considera que la demandante tiene razón
en pedir que se declare la inconstitucionalidad de la expresión: "que actúe dentro
del margen de la Ley" por cuanto, ciertamente, significa que no constituye
genocidio el asesinato masivo o selectivo de miembros de un grupo que actúe por
fuera del margen de la Ley.
El Procurador General de la Nación rindió en término el concepto de su
competencia, en el cual solicita a la Corte Constitucional acceder a las
pretensiones de la ciudadana demandante y, en consecuencia, declarar
inexequible la frase acusada, habida cuenta que: la restricción de la norma a los
grupos políticos en cuanto obren dentro de la Ley, se opone a principios
constitucionales - que también tienen claro asidero en textos internacionales-
como el respeto por los derechos a la vida y la igualdad, que en el presente caso,
no admiten distinciones respecto del objeto de protección por parte del Estado.

d. ¿la penalización del genocidio político impediría a la fuerza publica cumplir


su función constitucional de combatir a los grupos políticos alzados en
armas?

No, El artículo 126 de nuestra constitución política nos dice que la fuerza pública
estará integrada en forma exclusiva por las Fuerzas Militares y la Policía Nacional,
y que todos los colombianos estamos obligados a tomar las armas cuando las
necesidades públicas lo exijan para defender la independencia nacional y las
instituciones públicas. La Ley determinará las condiciones que en todo tiempo
eximen del servicio militar y las prerrogativas por la prestación del mismo.

2. C- 148 DE 2005

a. ¿cuál es el problema jurídico?

La conducta del delito de tortura en este ordenamiento jurídico consiste en la


imposición a una persona de dolores o sufrimientos, ¿de qué gravedad deben ser
dichos dolores o sufrimientos para que se configure esta conducta punible? O, en
otros términos: ¿la imposición a una persona de cualquier clase de dolor o
sufrimiento puede dar lugar a que se estructure este crimen?

b. ¿qué solución concreta se le dio al problema jurídico?

Poco se trata la cuestión del bien jurídico tutelado por medio de la punición de la
tortura, pero se destaca el derecho a la dignidad humana como base de la
prohibición constitucional de la misma, lo cual también se encuentra en armonía
con los instrumentos internacionales.
Según el alto tribunal, el contenido que el Constituyente dio al artículo 12 de la
Carta, la norma constitucional que proscribe la desaparición forzada, la tortura y
los tratos crueles, inhumanos y degradantes, corresponde a la consagración de un
derecho que no admite restricciones que lo conviertan en relativo y que a la
prohibición que consagra la norma superior citada, dirigida en este sentido a
cualquier persona sea agente estatal o particular–, subyace el reconocimiento y
protección al principio fundamental de dignidad humana como fuente de todos los
derechos.
En ese entendido, es posible concluir que, para la corte constitucional, más allá de
la ubicación del crimen de tortura en el código penal entre los delitos que atentan
contra la autonomía personal, se trata de un delito pluriofensivo, que lesiona,
además, la integridad personal de la víctima y, en última instancia, su dignidad
humana. Entre esos bien jurídicos protegidos, el tribunal constitucional parece
darle prelación, precisamente, a la integridad personal y a la dignidad humana, sin
desconocer la importancia de la autonomía personal como objeto de tutela
c. ¿qué premisas concretas respaldaron la solución de cada problema?

Se trata de una interpretación jurisprudencial plausible de los bienes jurídicos


tutelados a través de la sanción penal de la tortura, y ello por varias razones:

- De esta forma, la Corte armoniza con acierto el ordenamiento jurídico-penal


interno con el ordenamiento jurídico internacional.

- Con esta interpretación el castigo del delito de tortura, cuando obedece a


algunos de los móviles específicos que establecen algunos instrumentos
internacionales10, halla una mejor fundamentación para efectos internos.
En efecto, si el bien jurídico tutelado fuera en exclusiva la autonomía
personal, podría fundamentarse adecuadamente la tortura cuando
obedeciera a los móviles de obtener de la víctima o de un tercero
información o una confesión, o de intimidar o coaccionar a la víctima o a
otras personas, pues son móviles a través de los cuales se pretende
subyugar la libertad de voluntad del sujeto pasivo o de terceros, pero no así
cuando la imposición de dolores o sufrimientos obedeciera a los móviles de
castigar a la víctima por un acto que haya cometido o que se sospeche que
ha cometido, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de
discriminación, ya que a través de ellos no se persigue dicha finalidad de
subordinación de la autonomía personal, sino otras igualmente deleznables.

- En cambio, al concebir el delito de tortura como atentatorio, además de la


autonomía personal, de la integridad personal y la dignidad humana, al
realizar la interpretación teleológica del tipo penal, la penalización de la
inflicción de dolores o sufrimientos a otro en virtud de dichos móviles no
subyugantes de la libertad de voluntad encuentra plena fundamentación. El
que, por ejemplo, tortura a otro por mero ánimo de humillación o por mero
sadismo, sin pretender subordinar su voluntad de ninguna manera, atenta
ya contra su integridad personal y su dignidad humana, y, por lo tanto, debe
ser castigado como autor del delito de tortura.

- Con esta hermenéutica el alto tribunal excluye interpretaciones bastante


discutibles del delito de tortura, como aquella según la cual, partiendo de la
premisa de que el bien jurídico tutelado es la autonomía personal de
manera exclusiva, “si se demuestra que el autor realizó los actos de tortura,
pero la víctima no determinó su voluntad a la del torturador, no podrá
hablarse de este punible”.

d. Aparte de la vida y de la integridad personal ¿qué otro bien jurídico busca


proteger el genocidio?

El bien jurídico que se busca proteger al penalizar el genocidio, no es tan sólo la


vida e integridad sino el derecho a la existencia misma de los grupos humanos, sin
supeditarlo a su nacionalidad, raza, credo religioso o político.

3. C- 488 DE 2009

a. ¿cuál es el problema jurídico?

¿Con la tipificación del delito de Genocidio en el artículo 201 de la ley 599 de 2000
“por la cual se expide el código penal” se desconocen los principios
constitucionales integrados en el preámbulo y los artículos 2º, 5º, 11, 13, 29, 93 y
107 de la Constitución al incluir la expresión “por razón a su pertenencia al mismo”
y además dosifica la pena del mismo, lo cual no se exige en las normas de
Derecho Internacional?
b. ¿qué solución concreta se le dio al problema jurídico?
El análisis de la Corte comenzó por establecer que tanto la “Convención para la
Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio”, como el artículo 6º del “Estatuto
de Roma” sobre la Corte Penal Internacional que coincide con aquélla, se
incorporan al bloque de constitucionalidad, esto es, constituyen un parámetro de
control que le corresponde adelantar a esta corporación. En consecuencia, la
potestad de configuración del legislador en la regulación del genocidio está
limitada por el deber de armonizar la normatividad interna con los estándares
fijados por el derecho internacional. Dichos estándares comprenden al menos, tres
elementos: a) la obligación de sancionar penalmente el genocidio; b) el deber de
tipificar el delito siguiendo las principales estructuras de imputación previstas en la
normativa internacional; y c) la prohibición de protección deficiente.
A juicio de la Corte, los elementos normativos del delito de genocidio tipificado en
el artículo 101 de la Ley 599 de 2000, que se cuestionan, no desconocen el ámbito
de protección de ese crimen previsto en los instrumentos de derecho internacional
que se integran al bloque de constitucionalidad (art. 93 de la C.P.), sino que por el
contrario armonizan plenamente con dichos estándares, en los cuales la
pertenencia al grupo guarda relación directa con uno de los elementos
estructurales del tipo penal del genocidio relativo al dolo especial, esto es, la
intención específica que tiene el agresor de destruir total o parcialmente al grupo
protegido como tal. Es decir, que el ataque ocurre precisamente porque la víctima
pertenece al grupo protegido. En consecuencia, el cargo por violación del artículo
93 de la Carta Política no está llamado a tener éxito y, por ende, se desvanece el
reproche indirecto por la supuesta violación del Preámbulo y de los artículos 2º, 5º,
11, 13, 29 y 107 de la Constitución.
De igual manera, la Corte estimó que la dosificación punitiva prevista en la norma
acusada no riñe con los estándares internacionales sobre genocidio, por tres
razone.
- En primer lugar, la obligación de consagrar medidas eficaces para prevenir
y sancionar el delito de genocidio, no implica que el Estado colombiano
tenga que fijar la misma pena para cada una de las conductas que puedan
ser constitutivas de genocidio, sino una prohibición de protección deficiente.

- En segundo lugar, no puede afirmarse que las normas de la legislación


interna ofrezcan una protección deficiente en comparación con los
estándares internacionales. Así en el caso de genocidio mediante matanza,
el Código Penal colombiano consagra una pena que oscila entre 480 y 600
meses de prisión (40 y 50 años) y para los demás casos, la pena prevista
es de 160 a 450 meses (entre 13,3 y 37,5 años), de manera que la
severidad de las penas es en ambos eventos significativa, si se tiene en
cuenta el máximo previsto y la ausencia de regulación internacional en este
punto.

- En tercer lugar, la diferente dosificación punitiva según el genocidio sea


cometido mediante matanza o por medio de otras conductas como la lesión
grave a la integridad física y mental, el embarazo forzoso, el sometimiento
de los miembros del grupo, las medidas para impedir nacimientos o el
traslado de niños, responde a un ejercicio razonable y justificado a la luz de
los estándares internacionales, de la potestad de configuración del
legislador, en relación con el distinto grado de lesividad y el carácter
pluriofensivo del genocidio capaz de atentar de manera simultánea contra
diversos bienes jurídicos, en la medida que en ningún caso desprotegió
tales bienes y por el contrario, fijó sanciones significativas, aunque con
graduación.

Con fundamento en los argumentos anteriores, la Corte Constitucionalidad declaró


la exequibilidad de las expresiones normativas acusadas del artículo 101 del
Código Penal, frente a los cargos examinados.

c. ¿qué premisas concretas respaldaron la solución de cada problema?

El demandante sustenta que los apartes acusados del artículo 101 de la Ley 599
de 2000, que tipifica el delito de genocidio en el Código Penal, excluyen varios
instrumentos de derecho internacional, que en su parecer se integran a la Carta
Política por hacer parte del Bloque de Constitucionalidad, y por esavía se vulnera
el Preámbulo y los artículos 2º, 5º, 11, 13, 29, 93 y 107 de la Constitución.
Además considera que con la expresión “por razón de su pertenencia al mismo”, el
Legislador encuadró un nuevo elemento al tipo penal de genocidio que choca con
los esquemas internacionales, donde no se requiere ese ítem del delito ante la
dificultad para comprobar el elemento subjetivo por el que actuaron los criminales.
De otro lado, alega que la norma introduce una suerte de “genocidio atenuado o
privilegiado” que no está previsto ni autorizado en las normas de derecho
internacional. A su parecer, no pueden implantarse dosificaciones punitivas
diferentes porque la gravedad del delito de genocidio siempre es la misma,
independientemente de si se realiza a través de la muerte o acudiendo a las otras
conductas consagradas en el tipo penal.

Los intervinientes y el Ministerio Público tienen posturas diferentes. Algunos


comparten (total o parcialmente) la tesis del actor con explicaciones similares.
Otros, al contrario, consideran que la norma debe ser declarada exequible pues se
ajusta a la regulación internacional sobre el delito de genocidio. En este sentido
testifican que los ataques genocidas sólo pueden ocurrir por razón de la
pertenencia al grupo, lo cual no estimula la impunidad porque cuando no se
prueba dicha circunstancia habrá lugar a sancionar la conducta por otros delitos. Y
sin desconocer la gravedad del crimen de genocidio, consideran que no puede
hacerse el mismo reproche punitivo cuando el genocidio es cometido a través de
matanzas, que cuando se apela a otros medios como la lesión grave a la
integridad física o mental de los miembros del grupo, el embarazo forzoso o el
traslado de niños, pues la dimensión de los bienes jurídicos afectados no siempre
es idéntica.

d. La división entre actus reus y mens rea seria similar ¿a qué elementos de la
conducta punible o delito?

-El elemento objetivo (actus reus), consistente en la comisión de alguno de los


actos prohibidos descritos en la norma, a saber: matanza de miembros del grupo;
lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;
sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de
acarrear su destrucción física, total o parcial; medidas destinadas a impedir
nacimientos en el seno del grupo; traslado por la fuerza de niños del grupo a otro
grupo.
- El elemento subjetivo (mens rea), que comprende tanto el dolo en general como
la intención especial de destrucción del grupo protegido (dolus specialis), lo que
guarda relación directa con el ataque a las víctimas por razón de su pertenencia al
mismo. En este sentido, desde la conceptualización del crimen de genocidio
propuesta por Lemkin, siempre se ha considerado que el ataque a los miembros
del grupo se hace “por el sólo hecho de pertenecer al grupo” y con la intención de
su destrucción total o parcial.

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