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La Conexión de La Mente - Joyce Meyer

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De conformidad con la Ley de Derecho de Autor de EE.UU. de 1976, la


exploración, la carga y el intercambio electrónico de cualquier parte de este
libro sin el permiso de la editorial constituyen la piratería ilegal y el robo de la
propiedad intelectual de su autor. Si desea utilizar el material del libro (que no
sea para fines de revisión), previa autorización por escrito debe ser obtenido a
través de la editorial en permissions@hbgusa.com. Gracias por su apoyo a los
derechos de autor que usted.
INTRODUCCIÓN

¿Son al azar o carentes de sentido sus pensamientos, o


afectan su vida en maneras que quizás aún no ha
entendido? ¿Le llegan meramente a la mente provenientes
de las circunstancias y eventos a su alrededor, sólo de paso
sin sentido ni efecto, sin rumbo y haciendo nada, o será
posible que lo que usted piensa afecta su hablar, sus
actitudes, decisiones y emociones? ¿Pueden sus
pensamientos afectar su comportamiento y hasta sus
relaciones? Creo que afectan cómo usted se relaciona
consigo mismo, con los demás, con Dios, y con todas sus
circunstancias.
Tal vez usted nunca le ha prestado atención a estas
cosas. Sé que durante la mayoría de mi vida, no lo hacía.
No le presté atención alguna a lo que pensaba ni hice la
conexión entre mis pensamientos y el resto de mi vida. Pero
el Señor me ha enseñado muchas cosas por medio de su
Palabra acerca de la conexión de la mente desde aquellos
primeros días, y me emociona compartir aquellas verdades
con usted en las páginas de este libro.
En los capítulos siguientes, quiero tratar tres asuntos
distintos. Primero, debemos entender el poder de nuestros
pensamientos y cómo están conectados a la manera en que
respondemos a todo lo demás en la vida. Segundo, deseo
fuertemente mostrarle cómo pensar a propósito en vez de
tener una mente pasiva. Y tercero, espero darle una idea de
qué hacer cuando usted siente que ha perdido control de
los pensamientos, y cómo recuperar y mantener la posición
mental correcta.
Los días que la gente parece no recuperar el control de
sus pensamientos, pueden sentirse así como: “¡Siento que
pierdo la cabeza!”. De cierta manera lo está, porque parece
no poder controlar los pensamientos que están dando
vuelta en ella. Pero cuando usted siente que pierde la
cabeza, hay maneras de recuperarla, las cuales le
compartiré a través de este libro.
Nuestro primer impulso es asumir que no somos
responsables por lo que pasa por nuestras mentes y que
simplemente no hay nada que podamos hacer al respecto,
pero eso no es cierto. La Palabra de Dios nos da
instrucciones claras en cuanto a en qué pensar y en qué no.
También nos enseña que tenemos la capacidad de escoger,
y así retener los pensamientos buenos y desechar los
malos, los cuales envenenan nuestras vidas. Somos
instruidos a derribar argumentos y toda altivez que se
levanta contra el conocimiento de Dios, y llevar cautivo
todo pensamiento a la obediencia a Cristo (vea 2 Corintios
10:4-5).
Por medio del estudio de la Palabra de Dios, aprendí que
mis pensamientos me estaban arruinando la vida, y si yo
quería disfrutar de una calidad de vida distinta, tendría que
comenzar a controlarlos. Comencé a estudiar de manera
seria la Palabra de Dios en el 1976, y aprendí rápidamente
que Dios tenía un plan para mi vida, pero tenía que
aprender a estar en acuerdo con Él en mi manera de
pensar para poder realizarse (vea Romanos 12:2). Saqué
esta frase: “Donde va la mente, la sigue el hombre”, y
puedo decir con toda seguridad que si usted necesita un
cambio en cualquier área de su vida, deberá comenzar con
un cambio en su mente. Tenemos la oportunidad de pensar
tal como Dios para así poder tener lo que Dios quiere que
tengamos, hacer lo que Él quiere que hagamos y ser
quiénes Él quiere que seamos.
Mi primer libro sobre el poder de los pensamientos es
titulado El campo de batalla de la mente, y el segundo se
llama Pensamientos de poder. Ahora, en este tercero,
espero más que nunca demostrar la conexión entre nuestra
mente, boca, estados de ánimo y actitudes, entre otras
cosas. He escrito extensivamente sobre este tema porque
creo de todo corazón que el tema es de vital importancia, y
que nuestros pensamientos son, de hecho, una de las áreas
de vida más difíciles de dominar. Nunca podremos
aprender demasiado sobre este tema tan importante. No
tiene que permitir que fuerzas externas le controlen a
usted más. Con la ayuda de Dios, podrá comenzar a pensar
por sí mismo hoy, recordando que cada uno de sus
pensamientos tiene algún tipo de efecto sobre usted, su
vida y, a menudo, la gente a su alrededor.
Es emocionante darse cuenta que podemos tener alguna
medida de control sobre nuestras palabras, estados de
ánimo y actitudes por medio de aprender a pensar mejor.
Podemos causarnos a nosotros mismos tristeza, enojo o
alegría por causa de lo que pensamos y cómo hablamos.
Podemos aumentar o disminuir nuestro gozo y nuestra paz.
Piense en la mente como la gasolina de su automóvil. Su
automóvil correrá bien, o tal vez ni siquiera funcionará,
dependiendo del tipo de combustible que usted le ponga.
De la misma manera, cuando usted escoge sus
pensamientos cuidadosamente, su calidad de vida mejorará
de manera asombrosa. Oro que este sea un libro que
cambie su vida y sea uno que lea vez tras vez, y también lo
recomiende a sus amistades.
SECCIÓN 1

Cómo sus pensamientos afectan


su visión de la vida
CAPÍTULO 1

La vida que siempre ha deseado vivir

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir;


yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia.
Juan 10:10

Era la época de la primavera y todo había comenzado a


florecer. Usualmente la primavera es una época del año que
la gente realmente disfruta. La falta de vida y el frío del
invierno se han acabado, y la primavera nos recuerda de la
esperanza y el crecimiento nuevo. Julie realizaba su
limpieza primaveral, cambiando el ropero de ropa invernal
a primaveral, y contemplando sembrar algunas flores
coloridas en su patio. Todo parecía brillante y lleno de
esperanza, pero luego, su esposo Charlie, llegó a casa del
trabajo con malas noticias. ¡Lo habían despedido del
trabajo! Se le hizo muy difícil a Julie tenerle empatía,
debido a que fue el cuarto empleo del cual lo habían
despedido en un período de siete años.
Aunque Julie solía ser muy positiva y serena, la noticia
que Charlie le trajo la estaba molestando. Le dijo a ella que
no se enojara, porque él conseguiría otro empleo, pero Julie
sabía que había un problema más profundo con el cual
Charlie no quería enfrentarse ni tampoco lidiar con él. Si lo
hubieran despedido de uno, tal vez hasta dos trabajos, ella
quizás hubiera estado de acuerdo con que habría sido un
jefe cascarrabias, o algún problema con otro empleado.
Pero luego de cuatro empleos, ella sabía que de alguna
manera Charlie era el responsable. No sólo había sido
despedido de cuatro trabajos, tampoco podía mantener las
amistades. Vea, con Charlie era muy difícil llevarse. Era
negativo, se quejaba frecuentemente y tenía la habilidad de
oscurecer cualquier ambiente en unos pocos minutos.
Charlie se había enojado con su jefe, de quien decía no
reconocía los talentos de Charlie, y estaba seguro que lo
estaba tratando injustamente. Él estaba molesto con sus
compañeros de trabajo porque, decía él, no lo querían y se
quejaban con el jefe acerca de él. El enojo no era nada
nuevo para Charlie; de hecho, la mayoría del tiempo se la
pasaba enojado acerca de una u otra cosa. Sentía que no
era naturalmente talentoso, ni tampoco tan privilegiado
como la mayoría de la gente que él conocía, y lo resentía. A
menudo se quejaba que la vida le había hecho una mala
jugada. “La vida me lanzó debajo de la guagua” era una de
sus declaraciones favoritas de autoconmiseración. Les
echaba la culpa a sus padres, maestros y colegas por
muchas cosas en su vida. Creía que todos tenían la culpa,
menos él.
Aunque sí era cierto que Charlie tuvo algunas
desventajas cuando crecía, también tuvo la misma
oportunidad que todos los demás tenemos de gozar y
disfrutar de una buena vida. Me gusta decir que cómo
comenzamos la vida no es tan importante que cómo la
terminamos. De nuestro principio tal vez no tengamos el
control, ¡pero del final sí!
La verdad era que Charlie había sido despedido del
trabajo porque era una persona que pensaba muy
negativamente. Tenía una actitud de creerse con derechos
que lo hacía sentir que merecía mejor trato sin hacer su
parte para merecerlo. Mientras estaba de pie en la cocina,
contándole a Julie todo acerca del alegado trato injusto, no
se daba cuenta que repetía el mismo patrón que había
seguido durante toda su vida, y que repetiría vez tras vez a
menos que estuviera dispuesto a dejar de culpar a todos los
demás por sus problemas, y responsabilizarse por los
cambios que tenía que tomar.

Disfrutar de su vida comienza con una decisión

Aunque no siempre tengamos el poder de cambiar toda


circunstancia desagradable en nuestra vida, sí tenemos el
poder de cambiar nuestro panorama. Podemos mirar hacia
afuera desde lo profundo de nuestro ser con nuestros
corazones llenos de pensamientos y actitudes positivos, o
podemos responder tal como lo hizo Charlie: permitiendo
que los eventos de la vida formen nuestros pensamientos y
actitudes. Esta es una decisión que sólo podemos tomar
nosotros: ¡nadie más la podrá tomar por nosotros!
¡Creo firmemente que, en resumidas cuentas, todo lo
que queremos en la vida es ser feliz! ¡Queremos disfrutar
de ella! Tristemente, podemos desperdiciar la mayor parte
de la vida con el concepto erróneo de que el gozo y el
disfrute provienen de nuestras circunstancias, pero la
verdad es que provienen de nuestra actitud hacia cada
circunstancia en vez de las circunstancias mismas.
Obviamente, nadie disfruta de una circunstancia
preocupante o dolorosa, pero si lo vemos de una manera
esperanzada y llena de fe, podemos ver a Dios obrar para el
bien nuestro en todo (vea Romanos 8:28).
Disfrutar de la vida comienza con los pensamientos que
usted escoge para sí. Sí, ¡es así de sencillo! No importa lo
que esté aconteciendo en su vida hoy, si escoge
pensamientos felices y llenos de esperanza, usted se
sentirá más feliz. Nuestros pensamientos están conectados
intrincadamente a nuestros sentimientos, así que si
queremos sentirnos mejor, tenemos que pensar mejor. Sea
honesto consigo mismo. Piense acerca de lo que usted ha
estado enfocado mentalmente y sobre cómo se ha sentido
emocional y hasta físicamente. Me siento seguro que usted
verá una conexión definida. Nada bueno proviene de tener
pensamientos amargados, críticos y negativos, pero algo
bueno siempre proviene de pensar de acuerdo con el plan
de Dios para nuestra vida. Claro, usted no puede hacerlo si
no conoce el plan de Dios, así que tomemos unos cuantos
párrafos para compartir lo que enseña la Palabra de Dios.

Disfrutar de la vida comienza con los


pensamientos que usted escoge para
sí.

En las primeras páginas de la Biblia, vemos esta


declaración:

A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra


vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte,
la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para
que vivas tú y tu descendencia.
Deuteronomio 30:19

Es sabio aprender rápido que la vida nos ofrece


bendiciones y maldiciones, el bien y el mal, y es nuestra
responsabilidad escoger el bien si eso es lo que queremos
tener. ¡Esto es lo que significa ser libre! Tenemos el
derecho de escoger, pero también debemos darnos cuenta
que cada decisión trae consigo una consecuencia, y no
podemos tener el uno sin el otro. No importa lo que haya
sucedido en su vida antes de poder tomar sus propias
decisiones, el hecho es que si usted toma decisiones
buenas, los resultados de aquellas decisiones al fin y al
cabo cancelarán cualquier cosa mala que haya sucedido
antes. Podemos vencer al mal con el bien (vea Romanos
12:21). Hay un sinnúmero de testimonios de personas que
han soportado circunstancias horrendas a temprana edad,
pero mediante una fe fuerte en Dios, buenas decisiones y
arduo trabajo, pudieron cambiar sus vidas para un bien
mayor.
Dios nos ofrece a cada uno una oportunidad de tener una
buena vida. ¡Sus promesas son para todos aquellos que
creen! Todos creemos algo, así que ¿por qué no hacerlo
algo bueno?

Todos creemos algo, así que ¿por qué


no hacerlo algo bueno?

Dios nos ha prometido la salvación, redención,


restauración, gozo, paz, su presencia constante en nuestras
vidas, y su poder de asistir en todo lo que hagamos. Él
desea que disfrutemos de una relación íntima con Él por
medio de Jesucristo y buenas relaciones con otras
personas. Él quiere prosperarnos, hacernos fuertes en Él y
vernos disfrutar de nuestra posición de justos con Él
mediante nuestra fe en Jesús. Él pone delante de nosotros
la vida y la muerte, la bendición y la maldición, ¡y nos insta
a escoger la vida! No tenemos ni que averiguar qué hacer:
sólo tenemos que hacer lo que Él nos sugiere. ¡Escoja la
vida! ¡Escoja la bendición! ¡Escoja el bien!
Escoger el bien no quiere decir que simplemente nos cae
del cielo sin ningún esfuerzo de nuestra parte, pero el
esfuerzo que hagamos es uno dirigido divinamente y
energizado por Dios mismo. Nunca nos pide que hagamos
algo sin empoderarnos para hacerlo.
Mi padre abusó sexualmente de mí por casi quince años.
Aunque mi madre estuvo al tanto de lo que él hacía, ella
nada hizo para frenarlo, y eso, por supuesto, me dejó
abandonada, abusada, sola y con miedo. Tal como lo
hacemos todos, finalmente crecí y me fui de casa, pensando
que había dejado el problema atrás. Sin embargo, después
de sufrir mental, emocional y relacionalmente por
alrededor de veinticinco años más, aprendí por medio de la
Palabra de Dios que aunque haya dejado atrás el problema,
los resultados del mismo fueron grabados en mi alma. La
manera despreciable que fui criada había afectado mi
manera de pensar, y todas las demás áreas en mi vida. Mi
actitud fue muy semejante a la de Charlie. Estaba llena de
autoconmiseración y enojo por causa de mi pasado,
totalmente inconsciente que afectaba diariamente todo lo
que pensaba, decía, sentía y hacía. Cuán trágico es cuando
la contestación a nuestros problemas está justamente
frente a nosotros, pero o nos falta la sabiduría o estamos
demasiado engañados para verla.
Uno no tiene que soportar la tragedia para poder
desarrollar malos hábitos en su vida de pensamientos. Creo
que es seguro decir que la mayoría de la gente tiende a
permitir que fuerzas externas controlen su manera de
pensar en vez de generar sus propios pensamientos desde
adentro. Es bastante posible que la mayoría de la gente no
se da cuenta que ella puede escoger sus propios
pensamientos y hacer el esfuerzo para hacer justamente
eso.
Me gusta decir: “Nada sucede por accidente”. Puede
contraer una enfermedad, pero no puede contraer la salud.
De la misma manera, no podemos contraer una manera
buena de pensar. Tendremos que escoger pensamientos
buenos, positivos y agradables a Dios intencionalmente
cada día de nuestra vida. No creo que jamás lleguen tan
automáticamente que nunca tengamos que hacer un
esfuerzo primero. Pero sí sé, de la Palabra de Dios y la
experiencia, que si dejamos nuestras mentes vacías y sin
frutos, nuestro enemigo, el diablo, será más que feliz de
llenarlas con todo tipo de pensamiento que existe que roba
la vida.
En un esfuerzo de mostrar cómo el enemigo ataca
nuestras mentes, déjeme compartirle cómo acabo de darme
cuenta que el diablo me estaba atacando la mente con
pensamientos negativos mientras escribía este mismo libro,
instruyéndoles a otros a no hacer lo mismo. El Espíritu
Santo causó que yo reconociera que han venido susurros
vagos y negativos en el oído toda la mañana tales como:
“No tienes la creatividad que necesitas hoy. Solo pospón
para mañana el seguir escribiendo”. El diablo es furtivo y
se encubre, así que me detuve por un momento y comencé
a orar por mi mente, pidiéndole a Dios que me la
protegiera de pensamientos negativos que drenan la
energía. La Biblia nos enseña a cubrir todo en oración (vea
Efesios 6:18), ¡así que eso fue justo lo que hice! Usted y yo
podemos interrumpir los planes del diablo mediante la
oración. Dios me ayudó a enfocar mi mente de nuevo y a
transmitir el mensaje con precisión.
No estamos exentos de la capacidad del diablo de
tentarnos, pero sí podemos resistirle siempre en el nombre
de Jesús. Hay días que la batalla de la mente parece
implacable, pero la victoria siempre les llega a los que se
niegan a darse por vencidos. Thomas Edison dijo: “Nuestra
debilidad mayor estriba en darse uno por vencido. La
manera más acertada de tener éxito es siempre intentar
tan sólo una vez más”.1 Gracias a Dios, estoy bastante
familiarizada con las tácticas del diablo y he tenido muchos
años para practicar cómo resistirlas, pero sí me doy cuenta
que para muchos de ustedes el trayecto hacia pensar bien
es tan sólo el comienzo. Le insto a no desanimarse en los
días difíciles, porque la diligencia suya valdrá el esfuerzo,
trayendo consigo beneficios enormes en el tiempo preciso.
Thomas Fuller dijo: “Todas las cosas son difíciles antes de
ser fáciles”.2 No se deje vencer por la dificultad de alguna
tarea. Cualquier día en que no nos demos por vencidos no
acerca un día más al éxito. Pensar bien comienza con una
decisión, así que le insto a tomar la suya hoy y cada día de
su vida.

Cualquier día en que no nos demos por


vencidos no acerca un día más al éxito.

Pensamientos que energizan la vida

La manera de deshacerse de su vieja vida y revestirse de la


vida nueva y agradable que Dios nos ofrece es por medio
de la renovación diaria de su mente y actitud (vea Efesios
4:22-24). “Diaria” suena algo desalentador, ¿verdad que sí?
¿No le gustaría que las Escrituras dijeran: “Haga esto y
disfrutará de la victoria por el resto de la vida”? Sin
embargo, no lo dice, y si verdaderamente queremos vivir la
vida a plenitud y disfrutar cada momento de ella,
tendremos que formar una costumbre de pensar en aquello
que energiza la vida en vez de lo que la drena. Una de las
maneras sencillas de practicar esto es pensar en lo que
usted sí tiene en vez de lo que no tiene, y ser agradecido
por cada bendición, sin importar cuán pequeña o
insignificante parezca.
Aquí unas citas para tomar en consideración acerca de la
gratitud:

Si un hombre no está agradecido por lo que tiene, es


poco probable que esté agradecido por lo que ha de
recibir.
Frank A. Clark3

Si quiere cambiar su vida, pruebe la gratitud.


Cambiará su vida poderosamente.
Gerald Good4
La aritmética más difícil de dominar es la que nos
permite contar nuestras bendiciones.
Eric Hoffer5

Dios le dio un regalo de 86400 segundos al día. ¿Ha


usado sólo uno para decir “gracias”?
William Arthur Ward6

Una falta de disposición de contar sus bendiciones fue


uno de los problemas más grandes de Charlie. Creo que
todos estaríamos de acuerdo que él seguramente no estaba
tan siquiera un poco agradecido, si lo estuviera en realidad.
En vez de agradecerle a Dios que él tenía un empleo,
resentía no tener uno mejor. En vez de darse cuenta que
sus padres hicieron lo mejor que pudieron por él, creía que
no lo amaban lo suficiente como para proveerle mejores
oportunidades. Él comparaba todo en su vida con aquellos
que tenían más que él, pero nunca se dio cuenta cuánto
más tenía comparado con la mayoría de la gente en el
mundo.
¿Qué sucedió con Charlie a la larga? Sí perdió un empleo
más y estuvo al borde de perder otro, cuando un hombre
cristiano del trabajo lo invitó a él y su familia a la iglesia.
Julie ya asistía regularmente a la iglesia, pero Charlie
siempre rehusaba ir. Esta vez dijo “sí”, y resultó ser lo
correcto en el momento correcto. Había estado miserable
ya lo suficiente; él estaba listo para un cambio. Cuando
llegó la oportunidad al final del servicio para recibir a
Jesucristo como su salvador, Charlie tomó un paso valiente
y se unió a muchos más en decir “sí” a Jesús.
Gradualmente, al pasar de los años, mientras Charlie
aprendió sobre la nueva manera de pensar y la vida nueva
que Jesús nos ofrece, entonces cambió. Él y Julie luego
tuvieron dos hijos maravillosos, y Charlie mantuvo su
empleo y hasta fue promovido muchas veces. Me encantan
las historias con finales felices, ¿y usted? Quisiera que la
historia de cada uno terminara en victoria, pero
tristemente, muchas no son así. La oportunidad de una vida
grande está disponible para todos, pero no todos están
dispuestos a hacer lo que se necesita para tenerla.
Las cosas buenas están disponibles para todos nosotros,
porque en Dios no hay favoritismo, haciéndole el bien a uno
y a otro no. No importa cuán mal le haya ido la vida hasta
ahora, ella puede cambiar. Recuerde siempre que usted
puede vencer al mal con el bien. La oscuridad no puede
vencer a la luz mientras que mantengamos la luz
encendida. Encienda la luz en su mente y llene su mente
con pensamientos positivos, llenos de esperanza,
agradecidos y de gratitud. Mientras lo hace, experimentará
una energía divina llenar su alma. Estará en sus palabras,
sus actitudes y sus acciones. Todo en la vida se conecta con
la mente, y es allí donde ganará o perderá la batalla de
tener la vida que siempre ha querido.

¡Piénselo!

No importa por lo que está atravesando, usted tiene la


oportunidad de disfrutar su vida.
Disfrutar su vida comienza con los pensamientos que
escoge.
Renovar la mente no es una decisión de una sola vez: es
una decisión diaria de tener pensamientos positivos,
llenos de esperanza y agradables a Dios.
Si está dispuesto a hacer lo que se necesita, usted
puede tener una vida grandiosa, porque cada parte de
su vida está conectada a su mente.
CAPÍTULO 2

Mente, boca, estados de ánimo y


actitudes

Nunca está usted muy viejo para fijar otra meta o


tener un sueño nuevo.
C. S. Lewis

¿Le gustaría estar de buen humor todos los días?


Seguramente está pensando: Sí, claro que quisiera. ¿A
quién no? Pasé muchos años siendo controlada por una
diversidad de estados de ánimo y creyendo que no tenía
una decisión en cuanto a cómo me sentía. Envidiaba a toda
las “personas felices”. Usted sabe a las que me refiero; se
despiertan cantando y saltando todos los días. SIEMPRE
son felices y ni siquiera tienen que hacer un esfuerzo para
ser así. Lo contemplaba antes. Algunas personas nacen con
un temperamento que se les hace fácil a ellas ver el lado
positivo de las cosas, pero aún ellas tienen que tomar
decisiones acerca de sus pensamientos y actitudes hacia la
vida. Cualquier persona, sin importar cuán inclinada
naturalmente sea hacia los buenos estados de ánimo, puede
tener pensamientos amargados y negativos si no escoge de
una manera distinta.
Su mente, boca, sus estados de ánimo y actitudes están
todos conectados intricadamente. Primero, usted piensa, y
luego sus pensamientos se convierten en las palabras que
usted habla, y los dos juntos le afectan a usted
emocionalmente y se convierten en estados de ánimo y
actitudes. Si de verdad quiere estar de buen humor de
manera habitual, puede comenzar con escoger pensar en
las cosas que generan buenas emociones en vez de las
malas.
Si usted desea una estabilidad emocional mayor y la
capacidad de mantener una buena actitud consistente sin
importar las circunstancias, entonces fíjela como meta y no
se dé por vencido hasta que la alcance. Como dijo C. S.
Lewis: Nunca está usted muy viejo para fijar otra meta o
tener un sueño nuevo”.1 Mientras camine con Dios,
siempre puede comenzar de nuevo. Nunca es demasiado
tarde para un comienzo nuevo. ¡Su historia pasada no tiene
que ser su destino!

Crea

Tener de manera consistente pensamientos buenos y


agradables a Dios, hablando palabras beneficiosas, y
disfrutar de la estabilidad en el estado de ánimo y actitud
no son cosas fáciles de hacer necesariamente, pero sí es
posible. He estado trabajando hacia esta meta
personalmente por casi cuarenta años, y aunque no haya
llegado a la perfección, he progresado maravillosamente.
Por ejemplo, Dave ya no tiene que contemplar en qué
estado de ánimo me encontraré al despertarse él en la
mañana. Tengo días exitosos, y también tengo días en los
que siento que he fallado miserablemente, pero creo que
con la ayuda de Dios puedo seguir creyendo. Soy una
persona orientada en cuanto a las metas, y el logro, aun en
dosis pequeñas, me motivan a seguir hacia adelante.
Siempre animo a las personas a ver cuánto han progresado
en vez de cuánto les falta por llegar. El diablo quiere que
nos enfoquemos en nuestros fracasos, pero Dios quiere que
nos enfoquemos en nuestros éxitos.
El diablo quiere que nos enfoquemos en
nuestros fracasos, pero Dios quiere que
nos enfoquemos en nuestros éxitos.

Un camino comienza con un paso y luego con otro. Sin


importar cuán largo parezca el viaje, si toma suficientes
pasos en la dirección correcta, eventualmente llegará al
destino deseado. No dude en comenzar sólo porque parece
que aún le queda mucho por llegar. Es mejor pasar la vida
moviéndose hacia la dirección correcta un paso a la vez que
no tener dirección alguna. Sin importar cuáles puedan ser
sus problemas, las cosas pueden mejorar con la ayuda de
Dios.
Nunca tiene usted que tener miedo de pedirle algo a
Dios. ¡Él se deleita cuando le pedimos!
La Palabra de Dios nos dice:

Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no


podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo
que deseáis, porque no pedís.
Santiago 4:2

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os


abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que
busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
Mateo 7:7-8

Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando,


creed que lo recibiréis, y os vendrá.
Marcos 11:24

Las Escrituras son una invitación abierta a experimentar


milagros en su vida si tan sólo creyera. Es importante notar
que creer viene antes de recibir. Estos versículos nos dan
tres pasos para la oración contestada: pedir, creer y recibir.
No se nos dice que recibiremos lo que queremos o
necesitamos de manera inmediata. La Escritura
simplemente dice que lo recibiremos. Lo primero de la
oración es pedir; lo segundo, esperar y continuar creyendo;
y finalmente, la manifestación del resultado deseado. ¡Los
que no pueden pasar por la segunda parte jamás verán el
milagro! La única cosa que tenemos que hacer ahí es
seguir creyendo que Dios está obrando y que nuestro gran
avance puede llegar en cualquier momento.
Creer es un beneficio grande cuando se trata de
mantener un buen estado de ánimo y actitud. Cuando usted
cree, se aviva la esperanza. Y una de las cosas grandes de
la esperanza es que la esperanza trae gozo. El apóstol
Pablo lo dice de la siguiente manera en Romanos 5:2:

Por quien también tenemos entrada por la fe a esta


gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la
esperanza de la gloria de Dios.

¿Habrá alguna área de su vida en la cual usted ha


perdido la esperanza de ver cambio? Si es así, entonces
¡que este sea un punto de resurrección! Con la ayuda de
Dios, usted puede resucitar su fe y esperanza: usted puede
creer de nuevo que no hay nada más allá de lo que Dios
puede hacer. ¡Todas las cosas son posibles con Dios!

Responsabilícese

Mientras creemos y esperamos para que Dios haga lo que


sólo Él puede hacer, es importante que seamos guiados por
el Espíritu Santo en hacer cualquier cosa que Dios pueda
pedirnos que hagamos.
Somos llamados a ser personas responsables que se
deleitan en la obediencia a Dios. Creo que uno de los
problemas más grandes que enfrentamos en el mundo hoy
es que muchas personas no se responsabilizan por sus
vidas. Es fácil pensar que nuestros problemas son la culpa
de otro, pero esa manera de pensar nunca resuelve
nuestros problemas. He visto personas con esta mentalidad
pasiva, incluyendo a mi propia madre y hermano,
arruinarse la vida muchas veces.
Por causa de la pasividad al lidiar con mi padre abusivo,
todas nuestras vidas fueron afectadas de una manera
negativa y devastadora. Mi hermano terminó con muchos
problemas emocionales severos que lo acecharon hasta que
se suicidó trágicamente. Las cosas pudieron haber sido
distintas para mi hermano, pero tristemente rehusó
responsabilizarse por sí mismo. Siempre quiso que otro
hiciera por él lo que se suponía que hiciera por sí mismo.
Tuvo problemas de abuso de drogas y alcohol, y aunque
intentamos ayudarlo, hubo algunas decisiones que sólo él
podía tomar, y no estuvo dispuesto a tomarlas.
Mi madre se sentía tan culpable y vivía con tantos
remordimientos que eventualmente tuvo una crisis nerviosa
seguida por un desorden de ansiedad de toda la vida. Estos
problemas como resultado de la falta de disposición de
confrontar a mi papá y defenderse a sí misma y a sus hijos.
Simplemente no cumplió con su responsabilidad, y el
resultado final fue renunciar a la vida buena que Dios
deseaba que ella tuviera.
Cuando le pregunté a mi mamá por qué permaneció con
mi papá, sabiendo lo que me hacía, me dijo: “Yo pensaba
que no podía mantenernos a todos financieramente, y
pensaba que no podría enfrentar el escándalo y lo que los
demás pensarían si supieran la verdad”. Su falta de
disposición de tomar acción al final le destruyó la vida, y
estaba conectado directamente a sus pensamientos.
Conozco los peligros de la pasividad porque he visto lo
que le hace a la gente. La pasividad de mi madre y su
desobediencia a Dios no sólo le hizo un daño tremendo a la
vida de mi hermano y mía, sino también le arruinó la vida a
ella. Jesús nos enseña a ser responsables, activos, alertas,
energéticos y llenos de entusiasmo. Las personas vagas y
apáticas no ganan la carrera ni se llevan el premio en la
vida.
Puede que seamos responsables o no por la condición
actual de nuestras vidas. Muchas cosas suceden que están
fuera de nuestro control y puede que no tengamos la culpa
de ellas, pero una cosa sí es cierta: No tenemos que
aguantarlas de brazos cruzados. En otras palabras,
podemos ir en contra de las cosas que no son apropiadas al
rehusarnos a permitir que nos sobrevengan, y tener la
actitud de que vamos a vencer todo obstáculo con la ayuda
de Dios. Para que suceda eso, no podemos ver a nuestros
problemas y pensar: Esto jamás cambiará, o pobre de mí.
¿Por qué me tuvo que suceder esto? Ahora se me arruinó la
vida. Podemos compadecernos de nosotros mismos y dar
pretextos, pero mientras lo hagamos, no progresaremos.
Quiero asegurarle que usted sí puede escoger en qué ha de
pensar. Hará falta entrenar de nuevo la mente y formar
hábitos nuevos, pero usted lo puede hacer con la ayuda de
Dios. Por favor, no espere más para que otro le mejore la
vida. Responsabilícese de mejorarse a sí mismo. Pídale a
Dios que le ayude, y luego comience a dejarse guiar por Él.
No insinúo que cada cosa que esté mal se puede arreglar
de la noche a la mañana. De hecho, buscar remedios
rápidos en sí es una decepción. La mayoría de las cosas
toman más tiempo de lo que usted pensaba que tomarían, y
si no está comprometido todo el camino, no llegará usted a
su destino final.

La estabilidad

Una de las cosas que aprecio de mi esposo, Dave, es que es


extremadamente estable. Nunca tengo que contemplar qué
estado de ánimo tendrá a la hora de levantarse. Esto ha
sido muy importante para mí, porque me crié en un hogar
que fue todo lo contrario. Los malos humores siempre
estuvieron presentes. Siento mucho decir que aprendí y
continué el mismo comportamiento que despreciaba. Dave
ha compartido que se acuerda haber manejado a casa una
noche, y pensado: ¿Quisiera saber en qué estado de ánimo
estará Joyce esta noche? Eso es triste, y más triste aún que
nunca lo sabía ni yo misma. Simplemente me dejaba llevar
por mis sentimientos, cualesquiera que hayan sido. Si las
circunstancias eran placenteras y todo iba como yo quería,
mi estado de ánimo era bueno, pero que Dios nos ampare si
tal no fuera el caso. Las mujeres controlan a menudo el
ambiente emocional del hogar, y yo me encargaba de que la
nuestra fuera desagradable. En mi defensa, permítame
decir que fui engañada por la falta de conocimiento, y que
estoy extremadamente agradecida de Dios por haberme
enseñado la verdad que me ha libertado.
Como la mayoría de la gente, no estaba completamente
al tanto de lo mala que fue mi actitud, porque la justificaba
en mi propia mente al poner excusas. No me daba cuenta
cuán negativamente mis malos estados de ánimo estuvieran
afectando la gente a mi alrededor que me amaba. Yo sabía
que era infeliz, y esa realidad me abrió los ojos para darme
cuenta que algo no estaba bien. Al llegar a tal extremo y
pedirle a Dios que me mostrara qué estaba mal, Él contestó
mi oración. Mientras Dios comenzaba a abrirme los ojos a
la verdad, lloré por días mientras me daba cuenta cuán
difícil les resultaba a los demás tener una relación conmigo
y cuánto de mi vida se desperdiciaba en malos estados de
ánimos. A ese punto, aún no estaba al tanto que todos mis
estados de ánimo estaban conectados a mis pensamientos,
pero por lo menos me enfrentaba a la verdad, y ese es el
punto de partida de cada gran avance personal. Si usted no
es feliz y le pregunta a Dios por qué, le puedo prometer
que Él no le dirá que no es por causa de sus circunstancias.
Él le dirá que es su postura mental y emocional hacia las
circunstancias, y que usted tiene la oportunidad de
responsabilizarse por el cambio de ellas. Él siempre nos
ayuda, pero no lo hace todo para nosotros sin una
participación de nuestra parte.

Sea transformado

La transformación significa un cambio minucioso, y es justo


lo que nos ofrece Jesús mediante su muerte y resurrección.
Él nos ofrece una nueva manera de vivir, una llena de cosas
buenas en las cuales no nos conformamos al mundo y sus
costumbres superficiales y externas. Una manera de pensar
y actitud nuevas siempre le antecederán a esta manera
nueva de vivir. El pensamiento correcto y actitudes
correctas son el mapa que nos permite llegar a nuestro
destino. Romanos 12:2 dice:

El pensamiento correcto y actitudes


correctas son el mapa que nos permite
llegar a nuestro destino.

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por


medio de la renovación de vuestro entendimiento,
para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de
Dios, agradable y perfecta.

En esta escritura singular encontramos la contestación a


cómo podemos tener una vida agradable que está llena de
cosas buenas. Una buena vida no es una que está
completamente libre de problemas, sino una de la cual
siempre se puede disfrutar porque le creemos a Dios y
tenemos pensamientos llenos de esperanza y una buena
actitud. Romanos 12:2 es un versículo importante de la
Escritura que debemos comprender. La simpleza de su
mensaje es que Dios tiene un plan bueno, agradable y
perfecto para usted y para mí, y la manera que lo podemos
experimentar es aprender a renovar nuestra mente y
pensar como Dios piensa. Si quiere tener lo que Dios quiere
que usted tenga, aprenda a pensar como Dios piensa.
La mente, la boca, los estados de ánimo, las actitudes y
el comportamiento están definitivamente conectados.
Preste atención particularmente a los pensamientos que le
pasan por la mente, porque energizarán todo lo demás que
hace usted. Puede impulsar su día con pensar cosas buenas
a propósito como uno de sus primeros actos del día.
Pensarlos y hablarlos es la combinación que le recomiendo.
Este ejercicio sólo toma unos minutos, pero le será valioso
durante todo el día. Puede meditar en y confesar cosas
tales como:
Este es el día que ha hecho Dios, y me lo disfrutaré.
Puedo lidiar con cualquier cosa que viene hacia mí hoy
por medio de Cristo que me fortalece.

Hoy estoy energético y soy creativo.


Tengo favor con Dios y el hombre dondequiera que vaya.
Todo lo que toque prospera y tiene éxito.
Disfruto de ser una bendición a los demás.
Estoy agradecido de todo lo que Dios ha hecho por mí.
Dios está obrando en mis problemas, y puedo esperar
pacientemente porque su tiempo es perfecto.

Una mente y una boca negativas producirán estados de


ánimo y actitudes negativos, y, con toda probabilidad, un
día miserable. Pero el acercamiento positivo de enfocar su
mente en una dirección edificante no puede producir nada
menos que un efecto bueno sobre usted y su día completo.
Esto no quiere decir que no tendrá que lidiar con algo
desagradable durante el día, y cuando lo haga, puede que
tenga que tomar aún más decisiones sobre cómo pensará
en aquellas situaciones. Pero la buena noticia es que usted
puede escoger cómo pensar, las palabras que quiere hablar
y la actitud que tendrá hacia la vida. Su actitud le
pertenece y nadie le puede obligar a tener una mala si no la
desea. Cualquier persona que tiene una mala actitud se
lastima a sí misma más que a nadie, y dificulta cualquier
progreso positivo en su vida. ¡Una mala actitud y una
buena vida simplemente no se mezclan!

Su actitud le pertenece y nadie le


puede obligar a tener una mala si no la
desea.

¡Piénselo!

Su mente, su boca, sus estados de ánimo y sus


actitudes están todos conectados intricadamente.
Sin importar lo que usted experimenta, usted es
responsable de su propia vida.
Una mente transformada conlleva a estados de ánimo,
actitudes y comportamientos transformados.
Tener pensamientos agradables a Dios y confesarlos
durante cada mañana es un ejercicio que puede
cambiarle el día entero.
CAPÍTULO 3

Cómo pensar cuando se le dificulta la


vida

Propóngase mantenerse feliz, y su gozo y usted


formarán un ejército invencible en contra de las
dificultades.
Helen Keller

No hay duda alguna que el pensamiento positivo es mucho


más fácil cuando la vida no es difícil, pero es
contraproducente pensar que es imposible. El gozo en la
adversidad es un principio poderoso que nos ayuda a vivir
por encima de las nubes. El sol siempre resplandece en
algún lugar por encima de las nubes negras de la vida, y si
por fe lo podamos ver, no nos derrumbaremos ante los
pensamiento de desánimo y la depresión.
En el libro de Robert Schuller Tough Times Never Last,
But Tough People Do (Los tiempos fuertes nunca perduran,
pero la gente fuerte sí), nos cuenta la siguiente historia:

Me acuerdo que un invierno mi papá necesitaba leña,


y encontró un árbol muerto y lo taló. En la primavera,
para su pesar, salieron retoños alrededor del tronco.
Él dijo: “Ciertamente pensaba que estaba muerto.
Todas las hojas se le habían caído en el invierno.
Hacía tanto frío que las ramitas se partían tan
ciertamente como si no hubiera vida alguna en ese
árbol viejo. Pero ahora me doy cuenta que aún había
vida en la raíz principal”. Me miró y me dijo: “Bob,
que nunca se te olvide esta lección importante. Nunca
tales un árbol en el invierno”. Nunca tome una
decisión negativa en el momento oscuro. Nunca tome
sus decisiones más importantes cuando está en su
peor estado de ánimo.
Espere. Sea paciente. La tormenta pasará. La
primavera vendrá.

Es más difícil pensar y hablar de manera positiva


durante los “inviernos” de nuestra vida, pero es de mucha
ayuda recordar que la primavera le sigue al invierno. Unos
de los refranes favoritos de nuestra familia es: “Esto
también pasará”. Cantar de los Cantares 2:11-12 nos anima
a buscar la primavera en el invierno cuando dice: “Porque
he aquí ha pasado el invierno, se ha mudado, la lluvia se
fue; se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la
canción ha venido, y en nuestro país se ha oído la voz de la
tórtola”.
El invierno es meramente un tiempo en que las cosas no
marchan bien. Tal vez está pasando por una dificultad
financiera, problemas relacionales o enfermedad. No es
posible vivir la vida y que el invierno no llegue de manera
regular, pero sí es posible buscar la primavera en medio de
él. Es de mucha ayuda durante los tiempos difíciles
recordar que ellos no durarán para siempre.

Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la


alegría.
Salmo 30:5b

¿Se ha dado cuenta alguna vez que enojarse u oprimirse


por causa de los problemas nunca los cambia? A veces no
tomamos el tiempo de ver el fruto de nuestras acciones,
pero si lo hiciéramos, ciertamente veríamos que la
preocupación es inútil. Podemos aprender a disfrutar del
viaje de la vida, aun cuando nos lleva en una dirección que
no habíamos planificado.
Una mala actitud es como un neumático vacío. Si no lo
cambia, no llegará a ninguna parte. Preocuparse y enojarse
es como sentarse en una mecedora todo el día meciéndose.
Lo mantiene ocupado y hasta llega a cansarlo, pero no le
lleva a ninguna parte. Mary Engelbreit dijo: “Si algo no le
gusta, cámbielo. Y si no lo puede cambiar, cambie su
manera de pensar acerca de ello”.1 Le sugiero que si las
circunstancias no le hacen feliz, por lo menos permita que
sus pensamientos lo hagan por usted.

Su actitud le pertenece y nadie le


puede obligar a tener una mala si no la
desea.

Es muy importante para cada uno de nosotros aprender


cómo tener la victoria en medio de nuestros problemas. La
Palabra de Dios nos enseña que somos más que vencedores
en medio de nuestras pruebas y tribulaciones (Romanos
8:37). Cuando estoy en medio de la dificultad, a menudo
voy a Romanos 8:35-39, y me recuerdo a mí misma que no
importa cuando difícil sea la vida, Dios me ama. Intento
recordármelo en todo tiempo, tal vez parezca una oveja que
es llevada al matadero, pero en medio de estas cosas, soy
más que vencedora. Para mí, simplemente significa que
siempre nos podemos asegurar de una victoria eventual.
Podemos pasar por cosas difíciles, pero seguir los
principios que Dios nos ha trazado en su Palabra nos sacará
adelante seguros cada vez.

Mi mente fue secuestrada


Al escribir los primeros capítulos de este libro, he
experimentado un padecimiento físico que me ha
incomodado mucho. Es una de esas “enfermedades
misteriosas”. Usted sabe, las que los médicos no pueden
explicar y ningún medicamento parece aliviar. Son las que
más detesto, ¿y usted? Comienzo a preguntarme si sólo
estoy imaginándome los síntomas, pero el malestar me dice
que no lo estoy. Mientras le exhortaba a usted a
mantenerse positivo durante la dificultad, pasé por dos días
en que sentía que me habían secuestrado la mente. No
podía enfocarme casi en nada sino en cómo me sentía, y
una incapacidad para enfocarse no es de mucha ayuda al
escribir un libro.
¿Qué hice? Tuve que hacer lo que le estoy
recomendando a usted. Seguí adelante, esforzándome en
Dios para regresar mi mente a lo que sé que es la verdad
en mi corazón. La Biblia nos enseña a desechar los
pensamientos incorrectos (vea 2 Corintios 10:5), pero hay
días que siento que he pasado todo el día desechándolos y
vuelven a surgir. Experimentará días como estos, y le insto
a no darse por vencido en esos días ni creer que nunca
podrá pensar correctamente. Créame, usted no es el único
que pasa por esos días. Sólo siga diciendo: “Este es un
ataque y pasará”. Fíjese, la mente es el campo de batalla en
que peleamos en contra de las mentiras de Satanás.
Cualquiera cosa que él diga es contrario a lo que dice la
Palabra de Dios, o hasta puede usar la Escritura fuera de
contexto.
Mientras Jesús soportaba la prueba y la tentación en el
desierto antes de comenzar su ministerio público, el diablo
le dijo: “Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito
está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos
te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra”
(Mateo 4:6). Satanás cito la Escritura, pero la usó de una
manera errónea. Jesús le respondió inmediatamente:
“Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios”
(Mateo 4:7). Nadie puede ganar la batalla en su mente a
menos que conozca la Palabra de Dios. La Palabra de Dios
es verdad, y lo podemos creer por encima de cualquier
cosa.
Estoy segura que hubiera escuchado y seguido mis
pensamientos durante mi lucha de dos días, no hubiera
tenido autoridad alguna de escribir un libro acerca de la
mente. Sin embargo, sé, por estudiar la Escritura, que
Satanás ataca en cualquiera momento que intentamos
avanzar o hacer cualquier cosa buena, y entonces debemos
pararnos firmes. Cuando lo hacemos, eventualmente se
apartará y esperará hasta el momento oportuno (vea Lucas
4:13). El apóstol Pablo lo dice bien cuando dijo: “Porque se
me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los
adversarios” (1 Corintios 16:9). A cualquiera que desea
pasar por la vida sin oposición le espera una desilusión
enorme.
En realidad la oposición nos es un beneficio, porque nos
obliga a escoger o usar la fe y pararnos firmes en Cristo, o
darnos por vencido. Cada vez que escogemos
correctamente, se le dificulta un poco más al diablo
engañarnos la próxima vez. Él nunca dejará de intentarlo,
pero vamos a ser cada vez mejores reconociendo sus
ataques y resistiéndolos.

Construido para la batalla

Dios nos ha equipado y ungido para realizar cosas difíciles.


Él nos permite pasar por la dificultad para poderle dar
gloria a Él. Él se da a conocer como fuerte por medio de
nosotros. Él le dijo a Pablo que su poder se perfecciona en
nuestra debilidad (vea 2 Corintios 12:9). Podemos pensar
que no podemos superar la dificultad, pero aquellos
pensamientos no son correctos, conforme a la Palabra de
Dios. Él nos ha prometido que jamás permitirá que nos
sobrevenga lo que no podamos soportar (1 Corintios
10:13).
Durante las dificultades de la vida, uno de los
pensamientos que usualmente persisten es no puedo
hacerlo, simplemente es demasiado, es demasiado difícil.
Cuídese de ese tipo de pensamiento y cuando lo reconozca,
acuérdese que es una mentira y remplácelo con su propio
pensamiento, inspirado por Dios tal como: Puedo hacer lo
que tengo que hacer porque Dios está conmigo. Esta
temporada invernal se acabará y la primavera llegará.
Tal vez tenga usted que verse de una manera nueva. Si
se desilusiona o se desanima con facilidad, o si suele darse
por vencido fácilmente, dese cuenta que no está solo en las
batallas. De hecho, sus batallas le pertenecen al Señor, y Él
peleará por usted mientras confíe en Él. Vea en Cristo,
caminando juntamente con Él en su vida en vez de estar
débil y solo.
En los primeros años de nuestro matrimonio, me
desanimaba con facilidad y cada vez que me volvía así, lo
primero que yo hacía era hablar negativamente. “Nunca me
funciona nada”, “No importa cuánto me esfuerzo parece
que no puedo hacer nada bien”, o “Nunca tendremos
dinero alguno”. Mi negatividad le daba duro a Dave, pero él
siempre se mantuvo esperanzado y positivo. Durante
nuestras dificultades, él se mantenía lleno de paz y feliz,
mas yo, al contrario, era totalmente miserable. A veces la
vida se le dificulta a uno, pero podemos aprender cómo
navegar por aquellos momentos exitosamente sin perder la
paz y el gozo. Los pensamientos que permitimos entrar a
nuestras mentes, y las actitudes que escogemos tener,
determinan si tenemos miseria o gozo. Estoy agradecida
que Dios me ha cambiado, y si usted necesita cambiar en
esta área, Él puede cambiarle también.

Cómo pensar cuando se muere un sueño


Cuando uno tiene un sueño o una meta para su vida, y
finalmente se vuelve obvio que tienen que cambiar de
direcciones, esto puede resultar ser deprimente o
emocionante. Muchos años atrás, intenté ser la secretaria
de mi pastor. Se me dijo que el puesto no era precisamente
para mí y me dejaron ir. Decir que eso me dejó devastada
es poco, pero si me hubiera quedado en aquel puesto que
yo pensaba que quería, no estaría haciendo lo que hago
hoy. Cuando las cosas no salen como usted las había
planificado, no tiene por qué desanimarse ni deprimirse;
sino que puede creer que Dios le tiene algo mejor y
sentirse emocionado por ver lo que es. No se “case” con su
propio plan. El corazón del hombre piensa su camino; mas
Jehová endereza sus pasos (vea Proverbios 16:9).

Cuando las cosas no salen como usted


las había planificado puede creer que
Dios le tiene algo mejor y sentirse
emocionado por ver lo que es.

Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre;


mas el consejo de Jehová permanecerá.
Proverbios 19:21

Antes solía desanimarme cuando mis planes no salían


bien o no alcanzaba mis metas, pero finalmente me di
cuenta que si verdaderamente quería servir a Dios con mi
vida, no debería importar lo que hacía, mientras que fuera
la voluntad suya para mí. Tal vez tenemos demasiados
planes propios, y son nuestras propias expectativas las que
nos desilusionan. Podemos y debemos orar aún: “Hágase tu
voluntad, oh Dios, y no la mía”.
Una de las maneras que encontramos la perfecta
voluntad de Dios para nosotros es darnos cuenta de qué
funciona y qué no. Si algo no resulta, no se dé por vencido,
perdiendo meses deprimido; simplemente táchelo de su
lista de posibilidades y proceda a la próxima. ¡La decisión
es suya! Me gusta esta cita de Charles Stanley: “La
desilusión es inevitable. Pero para desanimarse hay que
tomar una decisión”.2
A veces veo que encontrar la perfecta voluntad de Dios
es como intentar buscar el atuendo nuevo perfecto. Voy de
compras y me pruebo muchas prendas. Veo cómo me
quedan y cómo se me ven. Veo si son cómodas o no. ¿Están
muy apretadas o tal vez muy grandes? No me deprimo
porque sé que puede que las primeras no me resulten. Me
disfruto el ir de compras, y eventualmente encuentro la
prenda perfecta para mí. De igual manera, puede ver sus
sueños que tiene para su vida. ¡Siga soñando y teniendo
metas hasta que encuentre lo que mejor le queda!

Cómo pensar en la dificultad financiera

Los fondos insuficientes pueden presionar hasta lo mejor


de nosotros, pero podemos navegar por la tormenta si
pensamos correctamente durante la dificultad. Evite pensar
en lo peor e intente pensar en lo mejor.
Si ha perdido su empleo, entonces busque
agresivamente otro empleo, esperando siempre que será
mejor que el último.
Si necesita dinero, esté dispuesto a trabajar en lo que
sea hasta que pueda laborar en lo que realmente desea
laborar. Cuando resistimos la vagancia y la apatía, Dios se
sube a bordo y hace que cosas maravillosas sucedan. Mi
hija me contó recientemente una historia acerca de un
hombre que ella y su esposo conocieron cuando
comparaban precios para realizar reparaciones menores a
su casa. El hombre había perdido su empleo hacía siete
años, pero trabajaba en todo, desde recortar grama,
limpiar casas, hasta reparaciones menores. Él tiene
destrezas de alto nivel en un campo específico, pero como
no podía hallar empleo en dicho campo, determinó que
trabajaría en lo que fuera y estaría agradecido de las
oportunidades que recibía. Mi hija se asombraba al ver la
buena actitud que él y su esposa tenían. Al final se
sintieron guiados por Dios a bendecir la pareja
financieramente de una manera sustancial, pero estoy
seguro que si hubiera estado amargado y quejándose eso
no hubiera sucedido.
Quisiera saber cuántas bendiciones y provisiones hemos
pasado por alto en la vida tan sólo por tener la actitud
incorrecta. ¿Cuán a menudo está Dios esperando
meramente para ver cómo respondemos a la dificultad
antes de que se mueva para ayudarnos?
Sé cuán aterrador puede resultar cuando el mes dura
más que el dinero, porque Dave y yo lo llegamos a
experimentar varias veces en nuestras vidas, pero puedo
decir con toda honestidad que Dios siempre nos proveyó.
Hubo veces que tuvimos que hacer cosas que no
queríamos. Una vez nos mudamos a un apartamento más
pequeño y más económico. En otra ocasión, rompimos
nuestras tarjetas de crédito y vivimos con muy poco por
más de un año para poderlas pagar por completo. Creo que
Dios es fiel siempre, pero Él vela por nuestra fidelidad en
ser buenos mayordomos de lo que tenemos.
Piense en maneras de ahorrar en cuanto a los gastos en
vez de pensar en todo lo que no tiene. Piense en todas las
posibilidades que tiene frente a usted en vez de lo que
quedó atrás. Piense en manera en las que puede bendecir a
otro, porque lo que usted hace por los demás vuelve a
usted multiplicado muchas veces más (Lucas 6:38). En vez
de vivir en miedo debido a la economía, viva por fe en Dios
y siéntase seguro de que Él es capaz de ayudarle.
Cómo pensar cuando una relación es difícil

Todos nos topamos con aquellos momentos donde no


estamos seguros de poder continuar con una relación por
causa de las dificultades que experimentamos a la hora de
llevarnos bien. Pero le recomiendo evitar pensar: Me doy
por vencido con esta persona; nunca cambiará. La mentira
de “nunca” que Satanás nos ofrece frecuentemente es
justamente eso: ¡una mentira!
Como todas las cosas son posibles con Dios (Mateo
19:26) no hay nadie que no pueda cambiar. Claro, las
personas tienen que estar abiertas al cambio para que Dios
pueda obrar en sus vidas, pero si no lo están, aun podemos
creerle a Dios que las guiará para que estén abiertas y
dispuestas.
Esto no quiere decir que somos llamados por Dios a
mantenernos en relaciones amorosas abusivas o dolorosas,
pero como Dios nunca se da por vencido con nosotros no
debemos darnos por vencido con los demás.

Como Dios nunca se da por vencido con


nosotros no debemos darnos por
vencido con los demás.

Nunca abandoné la esperanza de que mi papá pudiera


ser salvo, y cuando tenía como unos ochenta años, se
arrepintió de todos sus pecados y recibió a Cristo como su
salvador. Vi un cambio genuino en Él. Durante los muchos
años que oré por mi padre, no lo veía a menudo, pero la
distancia no estorba la oración.
Es fácil pensar en todas las maneras que creemos que
alguien debe cambiar y lo que deberían hacer para mejorar
la relación, pero quizás deberíamos pensar en lo que
podemos hacer nosotros para mejorarla. Siempre queremos
que el otro cambie, pero también deberíamos abrirnos a
permitir que Dios nos muestre las maneras en que podemos
cambiar. Pablo les escribió a los creyentes en Roma,
instruyéndoles a ser adaptables si querían vivir en unidad
(vea Romanos 12:16). Es bueno querer la paz, pero vaya
más allá y sea usted el pacificador. No piense en todo lo
que está mal en la persona con quien está experimentando
una lucha, pero también piense en sus puntos buenos.
Cómo pensamos en las relaciones es muy importante, y
pensar correctamente puede ayudar a mejorar cualquier
relación.

Cómo pensar acerca de sí mismo

Dios tiene pensamientos buenos hacia usted y es


importante que aprenda a pensar en usted mismo de la
misma manera que piensa Él. La Palabra de Dios declara
que dos no pueden andar juntos a menos que estén de
acuerdo (vea Amós 3:3), y no podemos andar con Dios a
menos que aprendamos a estar de acuerdo con Él.
La gente en general suele pensar en sus fallas más que
en sus fortalezas, pero es mucho mejor considerar ambas
cosas. No queremos ignorar nuestras debilidades y fingir
que no existen, pero podemos desanimarnos fácilmente, y
quizás hasta deprimirnos, si no tomamos en cuenta también
las cosas buenas acerca de nosotros.
El apóstol Pablo nos advirtió a no pensar más de
nosotros de lo que debemos (vea Romanos 12:3), pero no
dijo que debemos pensar menos de nosotros. Piense de esta
manera: Tengo talentos, dones y habilidades que Dios me
ha dado, y estoy agradecido por ellos. Mi intención es
usarlos para su gloria. También tengo debilidades, pero le
creo a Dios para mostrarme su fortaleza en medio de ellas.
Jesús vino por los débiles, por los que lo necesitan, y
definitivamente lo necesito. Soy nada sin Cristo, y no puedo
hacer nada sin Él, pero también puedo hacerlo todo por
medio de Él.
La vida se nos puede dificultar cuando vemos todo lo que
está mal en nosotros y todas las cosas que aparentemente
no podemos hacer bien. El diablo nos recordará de ellas
frecuentemente, y por esa razón debemos educarnos bien
en cuanto a los pensamientos que Dios tiene hacia nosotros
y meditar en ellos a menudo.
Sí, a veces la vida es muy difícil, pero no demasiada
difícil para el hombre o la mujer de Dios. Somos equipados
a soportar, estar firmes, pacientes, misericordiosos y
gozosos en esos momentos. Aunque la vida sea difícil, no
pensemos sólo en esos momentos. La vida es también
maravillosa, asombrosa y un viaje emocionante, así que
pensemos en los momentos buenos más que en los malos,
porque siempre vencemos al mal con el bien (vea Romanos
12:21).

¡Piénselo!

A veces la vida se nos dificulta, pero podemos aprender


a manejar aquellos momentos sin perder la paz y el
gozo.
En realidad la oposición nos es un beneficio, porque
nos obliga a escoger o usar la fe y pararnos firmes en
Cristo, o darnos por vencido.
Cuando se enfrente a la dificultad, escoja pensar:
Puedo hacer lo que tengo que hacer porque Dios está
conmigo. Esta temporada invernal se acabará y la
primavera llegará.
Si algo no resulta, no se dé por vencido, perdiendo
meses deprimido; simplemente táchelo de su lista de
posibilidades y proceda a lo próximo.
Durante los momentos difíciles, evite pensar en lo peor
y comience a pensar en lo mejor.
CAPÍTULO 4

Escoja su actitud

En cada cosa que usted haga, está escogiendo una


dirección. Su vida es un producto de sus decisiones.
Dr. Kathleen Hall

Me topé con una historia de una decisión increíble que la


comunidad de Newtown, Connecticut, tomó luego del
trágico tiroteo en la escuela elemental Sandy Hook
sacudiera su comunidad en diciembre de 2012. Todo
comenzó con una familia que tomó una decisión
importante.
Cuando Tim y Julie escucharon por primera vez que
hubo un tiroteo en la elemental, hubo una preocupación
natural. Aunque sus dos hijos estaban seguros en otras
escuelas, tenían amigos cuyos hijos estaban en Sandy
Hook.
Tan pronto salió la noticia y la gravedad de la situación
comenzó a esparcirse, Tim se acordó de las palabras de Dr.
Martin Luther King Jr.: “El odio no puede echar fuera al
odio; sólo lo puede hacer el amor… he decidido aferrarme
al amor. El odio es una carga demasiada grande de llevar”.
Con aquellas palabras frescas en su mente, Tim encendió
su computadora y diseñó volantes con estas palabras:
SOMOS SANDY HOOK, ESCOGEMOS EL AMOR.
El mensaje de este volante sencillo se esparció entre
toda la comunidad. Hasta hubo carteleras con aquellas
palabras impresas en ellas. La gente de Newton decidió
abrazar el mensaje. En vez de la amargura o el enojo, ellos
escogieron abrazar al amor y el perdón al verse cara a cara
con una tragedia incalificable.1
Por causa de esta decisión de amar, a la mayoría de la
gente se le hizo más fácil lidiar con esta tragedia terrible
en la elemental Sandy Hook. Ellos escogieron una actitud
de amor en vez de una de odio. Me encanta la declaración
de Dr. King: “El odio es una carga demasiada grande de
llevar”. Cuán mejor estaría el mundo si más personas
adoptaran una actitud de amor. Tenemos regularmente
oportunidades para odiar, pero también podemos escoger
amar. Esta capacidad de escoger es lo que nos hace libres.
Una decisión correcta puede traer una multitud de
bendiciones y gozo a un sinnúmero de personas, al igual
que, una decisión incorrecta puede traer dolor, tragedia y
miseria sin igual.
Las personas cuyos hijos asistían a Sandy Hook
escogieron el amor y la restauración, pero otras tantas
escogieron el odio, la destrucción y la temeridad:

Hitler escogió su destino, asesinando a millones y,


finalmente, a sí mismo. Lee Harvey Oswald escogió
matar a un presidente y herir a una nación. Los
terroristas del 11 de septiembre escogieron un sendero
que cambió al mundo. Un asaltabancos escoge la fecha,
el lugar y la hora, y se roba a sí mismo de su integridad
y a su familia, y finalmente paga el precio en tiempo
tras las rejas.

Pero aun en medio de gran sufrimiento, las buenas


decisiones se pueden tomar. Considere esto:

En la Segunda Guerra Mundial, Oskar Schindler salvó a


1200 judíos al ponerlos a trabajar en su fábrica,
gastando su fortuna completa en sobornos y compras
en el mercado negro de provisiones para sus
trabajadores, con tal de mantenerlos vivos hasta el final
de la guerra.2

Abraham Lincoln escogió el sendero difícil de liberar a


un pueblo en esclavitud.

Madre Teresa lo abandonó todo por ayudar a los pobres


y se convirtió en una figura mundial.

El poder de escoger es bastante asombroso y tiene


efectos de largo alcance. Debemos todos pensar más en
serio sobre las decisiones que tomamos y el impacto que
causan.

Mantener una buena actitud

Escoger vivir con una actitud buena, agradable a Dios,


positiva y de amor es algo que ojalá cada uno de nosotros
haremos. No debemos estar brincando entre lo bueno y lo
malo, lo agradable a Dios y lo desagradable a Él, lo positivo
y lo negativo, y el amor y el odio. Como lo dice la Palabra
de Dios: “Escoge la vida” (vea Deuteronomio 30:19). Escoja
lo que producirá la vida para usted y para todos cuyas
vidas influenciará en su vida.
El afamado tenor Luciano Pavarotti recordó que su papá
le dio un consejo bastante sabio acerca del poder de
escoger. Cuando Pavarotti era joven, trabajaba
diligentemente bajo la tutela de Arrigo Pola para
desarrollar su voz. Sin embargo, también se matriculó en la
universidad, en la escuela de pedagogía, sin saber si la
música le funcionaría como carrera. Al graduarse, Pavarotti
estaba inseguro en cuanto a qué carrera ejercer: la música
o la pedagogía.
Le preguntaba a su padre: “¿Qué debo hacer? ¿Debo
cantar o enseñar?”. Su papá le contestó con estas palabras:
“Si tratas de sentarte en dos sillas, te caerás entre ellas.
Para la vida, debes escoger una sola silla”.
Aunque le tomó muchos años más de ensayos continuos
y trabajo arduo antes de que hiciera su primera aparición
profesional, Luciano Pavarotti nunca se arrepintió de la
decisión de ejercer la música de todo corazón. Más
adelante en la vida diría: “El compromiso, esa es la clave.
Escoja una silla”.3
Luciano escogió una carrera y nosotros escogemos una
actitud con la cual vivir, pero el principio es el mismo. No
es sabio contentarse con tener una buena actitud sólo
cuando las cosas están como nos gustan, y luego hacer la
transición a una mala actitud cuando no lo están. No hace
falta valor ni fuerza real para tener una buena actitud
cuando todo marcha bien, pero mantenerla durante toda la
vida sin importar las circunstancias, requiere un
compromiso fuerte.
Me resulta emocionante saber que puedo escoger mi
actitud. Mi género fue escogido; no tengo opción en cuando
al color de mis ojos, a mi estatura, y a muchas cosas más;
pero mi actitud es algo que sí puedo escoger. Los
pensamientos buenos siempre le preceden a una buena
actitud, y no podemos tener el uno sin el otro. Una buena
actitud hace que la vida parezca buena aun si es difícil.
Puede que la gente piense cómo sería posible ser feliz con
los problemas que usted tiene, pero su secreto es
simplemente mantener una buena actitud. Una actitud que
dice que las cosas estarán bien al final. Una actitud que
guarda esperanza mientras que los demás se rinden.
Puede que piense: Bueno eso suena bonito, pero en
realidad hacerlo es muy difícil. En realidad, nos es más
difícil tener una mala actitud que tener una buena. Vi a mi
padre tener una mala actitud por toda su vida, y fue uno de
los seres humanos más infelices y miserables que jamás
llegué a conocer. Su vida interior o pensamientos y la
actitud que producía lo dejó con un ceño continuo. Aun
cuando contestaba el teléfono con “hola”, sonaba como si le
hubiera irritado contestar. No todos los que tienen una
actitud agria son tan negativos como lo era él, pero tener
una en sí nunca será productivo.
Nuestra actitud afecta nuestra postura y expresiones
faciales. Digamos que alguien que llamaremos Rut tiene
que limpiar su casa el lunes, pero no lo quiere hacer. En
realidad, es tonto tener una mala actitud acerca de algo
que de todas maneras tenemos que hacer. Como ya lo
tenemos que hacer, ¿por qué no hacerlo con una buena
actitud para que hallemos algún gozo en hacerlo? Pero Rut
no había llegado a entenderlo aun. Ella tenía la costumbre
de permitir que sus pensamientos y emociones corrieran
rampantes y controlaran su actitud.
Rut limpia, pero lo hace con una mirada de asco en el
rostro y con los hombros caídos, expresando claramente su
disgusto por la tarea que está haciendo. Todo el día piensa
en lo duro que está trabajando y cómo desearía estar por
ahí con los amigos, pasándola bien, o acostada en el sofá
viendo televisión.
Rut tenía un hogar espacioso y hermoso por el cual
podía haber estado expresándole gratitud a Dios mientras
limpiaba. Ella podía haber estado disfrutando de todas las
cosas buenas que Dios le había provisto, pero su mala
actitud y autoconmiseración la habían cegado. Su estado de
ánimo se empeoraba cada día más. Para cuando su familia
llegaba a su hogar, estaba tan enojada que comenzaba a
encontrar algún tipo de falta en cada integrante de la
familia. Ella le decía a su esposo que él no la ayudaba lo
suficiente, aunque él tenía un trabajo que le requería
mucho físicamente. Le decía a su hijo que siempre era un
desordenado y sólo le dificultaba el trabajo a ella. Su hija
estaba castigada por no esforzarse más en la escuela.
¡Hasta el perro se metió en problemas por salpicar el agua
en el piso mientras bebía!
Me acuerdo de aquellos días en que yo permitía que una
actitud egocentrista y de autoconmiseración me arruinara
el día y causara estar irritable con mi familia. Le puedo
asegurar que cualquier cosa que tenga que hacer para
mantener una buena actitud ahora vale la pena. Es más
beneficioso para mi salud y para todos los que están
alrededor de mí, al igual que hace la vida más disfrutable.

Actitudes a evitar

Por causa de las muchas experiencias que tuve con la


autoconmiseración, es una de las actitudes que evito
definitivamente, y les animo a otros a hacer lo mismo. La
autoconmiseración es verdaderamente una miseria; en
realidad es idolatría, porque torna nuestra mirada hacia
nuestro interior y nos idolatramos. Pensamos en nosotros
mismos sin cesar y en todas las maneras que somos
maltratados o desventajados. Si verdaderamente vemos lo
que tienen los demás, hay muchos otros que seguramente
tienen mucho menos que nosotros. Cuando le permitimos a
nuestra mente dar vueltas y vueltas acerca de todo lo que
no nos gusta de nuestras vidas, no tenemos paz interior.

La autoconmiseración es
verdaderamente una miseria.

Leí sobre un estudio que realizaron en la universidad de


Duke acerca del tema de la paz mental. Hubo varios
factores en la lista que contribuyeron a la estabilidad
mental y emocional, pero hubo dos que realmente me
llamaron la atención: decidir no gastar energía peleando
contra las cosas que no puede cambiar, y negarse a vivir en
la autoconmiseración. Ambas decisiones ayudaron a
preservar la paz mental y contribuyeron a una vida más
feliz.4
Puede que su vida no sea perfecta, y tal vez no se le
aprecia tanto como debiera, pero tener pena de sí mismo
nunca lo logrará. Use su energía en algo útil en vez de algo
inútil. La autoconmiseración es una trampa. Es como estar
en la cárcel en aislamiento. Lo único que pensamos es en lo
malo que somos. Vivimos en la oscuridad del egoísmo y no
vemos cuán verdaderamente bendecidos somos en muchas
maneras.
Una actitud de impaciencia es otra actitud a evitar. Trae
mucho estrés a nuestras vidas, porque la verdad
simplemente es que tenemos que esperar por todas las
cosas que queremos y deseamos, así que lo mejor sería
esperar pacientemente. He aquí una historia corta que nos
puede dar un consejo de cómo hacerlo.

Un hombre observaba a una mujer en el


supermercado con una niña de tres años en el carro
de compras.
Mientras pasaban por el área de las galletas dulces,
la niñita le pidió a su mamá por las galletas dulces, y
su mamá le dijo que no. La niñita comenzó
inmediatamente a lloriquear y quejarse. La mamá le
dijo en voz baja: “Mira, Mónica, sólo nos faltan la
mitad de los pasillos; no te desesperes. No falta
tanto”.
Pronto llegaron al pasillo de los dulces, y la niñita
comenzó a gritar por los dulces. Y cuando se le dijo
que no podía tener alguno, comenzó a llorar. La madre
dijo: “Ya, ya, Mónica, sólo nos faltan dos pasillos más,
y luego pagaremos en la caja”.
Cuando llegaron al estante justo antes de la
registradora, la niñita comenzó a pedir una goma de
mascar, y seguido hizo un berrinche terrible al
descubrir que no se le compró la goma de mascar. La
mamá dijo pacientemente: “Mónica, pasaremos por la
caja en cinco minutos y luego puedes ir a casa y
tomarte una buena siesta”.
El hombre las siguió al estacionamiento y detuvo a
la mujer para felicitarla. “No pude evitar darme
cuenta cuán paciente es usted con su pequeña
Mónica”, dijo él. A lo que la madre respondió:
“Yo soy Mónica… mi hijita se llama Tatiana”. (autor
desconocido)

A veces nos tenemos que hablar a nosotros mismos


durante la dificultad para así poder convencernos
continuamente que sí podemos ser pacientes y superar la
dificultad. El fruto de la paciencia está en nosotros como
hijos de Dios, pero tenemos que usar el dominio propio
para que pueda manifestarse. Si decimos lo primero que
nos llega a la mente (lo cual nunca es una buena idea),
probablemente no nos dará gusto esperar. La carne es
simplemente impaciente, pero gracias a Dios que se puede
controlar y hasta retener.
Algunas personas piensan un paso más allá de donde
realmente se encuentran. Lo cual puede causar frustración.
Una de las mejores maneras de ser paciente es mantener
su mente enfocada en lo que está usted haciendo
actualmente. No esté tan enfocado en su destino que no
logre disfrutar el viaje. Vivimos en una sociedad tan
acelerada donde todo se nueve tan rápidamente, y es fácil
envolverse en el ciclo del “apuro”. Sin embargo, no es
bueno para nosotros, y usualmente causa que perdamos los
estribos cuando las cosas no salen como quisiéramos. ¡No
hace falta mucha imposición ni inconveniencia para que
estallemos!
Dicen que la práctica hace el maestro, así que vamos a
practicar teniendo una actitud paciente con las situaciones,
las personas y nosotros mismos. Sobre todo, seamos
pacientes con Dios cuando esperamos en Él para hacer
algo que le hemos pedido que haga. Dios tiene un tiempo
perfecto para todo, y Él no se apresurará, así que cálmese y
disfrute de la espera.

Dios tiene un tiempo perfecto para


todo, y Él no se apresurará, así que
cálmese y disfrute de la espera.

No caiga en una actitud de “esto es demasiado difícil; no


lo puedo hacer”. Sólo una persona débil decide que algo
está demasiado difícil antes de tan siquiera intentarlo. O tal
vez lo intentan unas cuantas veces y luego se rinden. Aun
eso es menos que lo mejor de Dios, porque su Palabra nos
dice que no nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a
su tiempo segaremos, si no desmayamos (vea Gálatas 6:9).
El desmayarse en realidad toma lugar en nuestras mentes,
y luego nuestra voluntad de salir adelante se desvanece.
Nadie puede tener éxito si no piensa que puede tenerlo.
Mantener una actitud de “yo puedo” es el precursor de la
terminación de cualquier proyecto. Sería asombroso si
pudiéramos contar todas las oportunidades que ha pasado
por alto tanta gente en una vida simplemente porque
piensan que el trabajo o sacrificio involucrados en hacer
algo sería “demasiado difícil”.
La lista de actitudes que debemos evitar puede seguir y
seguir. Otras que podemos considerar son las actitudes de
la queja, del egoísmo, la envidia, la terquedad, o la
vagancia. Resumiendo, debemos trabajar juntamente con
Dios, manteniendo una actitud agradable y positiva en todo
tiempo. Las cosas positivas le suman a nuestras vidas, y las
negativas le restan, así que seamos lo suficientemente
sabios para tomar la mejor decisión. Escoja su actitud
sabiamente, porque, como se ha dicho, eso determina su
felicidad. Nadie con una actitud mala llegará lejos en la
vida, ni tampoco será feliz.
Oí una historia de una mujer de noventa y dos años,
quien fue internada en un hogar de ancianos luego de que
su esposo por setenta años falleciera. Ella esperó muchas
horas en el vestíbulo mientras el personal hacía todos los
arreglos y preparaba su habitación.
Como esta anciana era legalmente ciega, un empleado
amable le describió la habitación con lujo de detalle
mientras se hacían los preparativos finales. “¡Ya me
encanta!”, exclamó la paciente nueva.
“¿Cómo le puede encantar? Todavía no ha visto tan
siquiera su habitación”, dijo el empleado.
Y entonces fue que la mujer dijo algo verdaderamente
extraordinario: “Eso no tiene nada que ver. La felicidad es
algo que usted decide de antemano”.5 Me encanta esa
actitud, ¿cierto? No importó cómo estuvieran puestos los
muebles ni dónde estuviera localizada la habitación; ella
tomó una decisión: la misma decisión que usted y yo
podemos tomar hoy. ¡Escojamos ser felices!

¡Piénselo!

La actitud que usted escoge va a determinar la vida que


usted tendrá.
En realidad es más difícil tener una mala actitud que
tener una buena.
No esté tan enfocado en su destino que no logre
disfrutar el viaje.
Usted puede practicar tener una actitud paciente y
unos pensamientos que honren a Dios.
Una actitud de “yo puedo” es clave para la terminación
exitosa de cualquier proyecto.
CAPÍTULO 5

Cualquiera puede ser feliz

No se entregue a la desesperación. Somos la gente de


la resurrección y “aleluya” es nuestra canción.
Papa Juan Pablo II

Hay una gran cantidad de tristeza en este mundo que


podría evitarse si la gente aprendiera a pensar en la
manera que Dios nos instruye a pensar. En realidad,
podemos hacernos felices a nosotros mismos si sabemos
cómo hacerlo y estamos dispuestos. Muchos de nosotros
hemos pensado de nosotros mismos que no somos felices
un sinnúmero de veces, así que ¿por qué no comenzar a
pensar de nosotros mismos que sí lo somos? Henri Nouwen
dijo: “El gozo no nos sucede así porque sí. Tenemos que
escoger el gozo y seguir escogiéndolo cada día”.1 Si
escogemos preocuparnos e imaginarnos lo peor que pueda
suceder, entonces perdemos la oportunidad de la felicidad.
He oído decir que los niños son felices porque no tienen un
archivo en la mente llamado “Todas las cosas que pudieran
salir mal”.
Estoy segura que usted ha oído la declaración “la
percepción lo es todo”, y hasta cierto punto realmente es
cierto. Cómo vemos las cosas afecta nuestros estados de
ánimo y determina si nos sentiremos tristes o alegres, no
como somos en realidad. Si no le caigo bien a alguien, pero
yo lo creo, entonces soy afectada por lo que creo, no por su
opinión de mí.
No estoy sugiriendo que nunca nos enfrentaremos a la
realidad. Los hechos son los hechos, pero la verdad, la cual
Dios nos revela mediante el estudio de su Palabra, puede
cambiar los hechos. Podemos escoger seguir el consejo de
Dios y creer lo mejor acerca de nuestra realidad actual, y al
hacerlo permaneceremos felices mientras Dios obra todo
para nuestro bien (vea Romanos 8:28). Dale Carnegie dijo:
“No es lo que usted tiene, o quién es, o dónde está, o qué
está haciendo que le hace feliz o infeliz. Se trata de lo que
usted piensa”.2

La gente usualmente es tan feliz como lo son en sus


mentes.
Abraham Lincoln3

Ha sido mi experiencia que casi siempre puede usted


disfrutar de las cosas si se propone firmemente que lo
hará.
L. M. Montgomery, Ana, la de Tejas Verdes4

Podemos ver por estas citas y otras semejantes a ellas


que la gente a través de la historia ha descubierto el
impacto que tienen los pensamientos sobre la felicidad.

El valor del gozo

El gozo es extremadamente valioso. ¡La Biblia declara que


el gozo del Señor es nuestra fortaleza (vea Nehemías 8:10)!
No entregue el suyo tan fácilmente.
¿A qué precio está dispuesto a vender su gozo? En su
libro I Once Was Blind But Now I Squint (Antes yo era
ciego, pero ahora soy bizco), Kent Crockett cuenta la
historia de cómo su esposa accidentalmente entró a la
bomba de servicio completo en vez de la de autoservicio en
un puesto de gasolina. No se dio cuenta que estaba
pagando unos cincuenta centavos más por galón por el
servicio adicional.
Cuando llegó a la casa y le dijo a su esposo que había
pagado siete dólares más de lo que esperaba, él se molestó
por el alto costo. Sacó los cálculos en su mente y dedujo
que pudieron haber llevado su carro por ciento veintiocho
millas más si tan sólo hubieran pagado por el autoservicio.
Estaba molesto porque el puesto de gasolina había cobrado
tanto más por el servicio completo.
Pero luego se dio cuenta de algo. Dijo que Dios le mostró
que había vendido su gozo ¡por siete dólares! Seguramente
su gozo valía más que eso.5
Esta es una historia muy impactante que me deja
asombrada de cuán a menudo he vendido mi gozo hasta por
menos. Jesús dijo que Él nos dejó su gozo.

Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para


que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.
Juan 17:13

Tenemos gozo en nosotros como un regalo de Jesús, pero


no siempre nos apropiamos de lo que tenemos y usamos
todo lo que tenemos. ¿Puede el gozo ser obstruido y
obstaculizado por las dificultades de la vida? La respuesta
es sí, puede ser, pero no siempre tiene que ser así. Todo
depende en qué escogemos enfocarnos.

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz.


En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he
vencido al mundo.
Juan 16:33

La dificultad nunca es agradable, pero pensar


correctamente en medio de ella nos animará. Aunque
tengamos pruebas, podemos enfrentarlas con coraje,
confiados en el amor de Dios y su promesa de ayudarnos.
Me parece que el gozo y la felicidad (la cual es parte del
gozo) provienen más de lo que creemos que de lo que nos
sucede.
¿Estaría dispuesto a hacer algunos cambios en su
enfoque a la vida y hasta desarrollar algunos hábitos
nuevos si le permitiera tener más gozo y disfrute?
Tal vez si estudiáramos los hábitos y actitudes de
personas felices podríamos ver algunas cosas que tal vez
tengamos que cambiar si verdaderamente queremos ser
felices. Si valorizamos el gozo, entonces no podemos
sentarnos pasivamente y desear ser felices; podemos
perseguirlo agresivamente y estar dispuestos a hacer los
ajustes que hagan falta.
Una de las cosas que aprendí en mi búsqueda de la
felicidad fue que no podía responsabilizar a otro por mi
gozo. Primero, no es justo para ellos y, segundo, ellos no
tienen la capacidad de hacerlo todo el tiempo. Dios quiere
que nosotros, primeramente y más importante,
encontremos nuestro gozo en Él, y no nos permitirá
conseguirlo constantemente de otra fuente. Si pudiéramos
hacerlo, dependeríamos de esas personas de una manera
que sólo le pertenece a Dios. Ciertamente, las personas
pueden hacer cosas que nos hacen felices, pero nuestra
experiencia también prueba que ellas también pueden
desilusionarnos. La próxima vez que usted se enoje con
alguien porque no le hace feliz, tal vez querrá ajustar su
actitud y tomar responsabilidad por su propio gozo.
Otra cosa que aprendí fue que la complicación y el estrés
eran devastadores para mi gozo, y la única manera de
aminorarlos era trabajar para simplificarme la vida. Usted
puede que piense que esto le es imposible, pero en realidad
no lo es. Si hacemos las cosas que Dios realmente nos ha
asignado hacer, Él siempre nos dará la gracia de hacerlas
llenos de paz y de gozo. Sin embargo, si nos complicamos la
vida al sumarle todas las cosas que la gente pretende que
hagamos, la historia cambia. Nuestro enfoque hacia la vida
es muy importante. ¡Pruebe el enfoque sencillo!

1. Si alguien le hiere los sentimientos o lo decepciona,


escoja perdonarlo en vez de enojarse.
2. Si las cosas no salen como usted quiere, confíe que
Dios está en control y que lo que Él hace será mejor de
lo que usted había planificado.
3. Cuando surge un problema, crea lo mejor en vez de lo
peor.
4. No desperdicie su energía preocupándose, porque no le
hace bien alguno.
5. No compre más de lo que usted pueda pagar
cómodamente.
6. Sea el ser único que usted es y nunca se compare con
nadie más.
7. Cuando peca contra Dios, arrepiéntase, reciba su
perdón, y no desperdicie su tiempo en sentirse
culpable.
8. Cuando usted no le cae bien a algunos, ore por ellos.
Puede ser que el verdadero problema sea que no se
gustan a sí mismos.
9. Si su agenda está sobrecargada, ¡entonces cámbiela!
10. Si está cansado siempre, entonces descanse más.

El enfoque sencillo a los problemas apremiantes deja


espacio para el gozo en medio de ellos, y se resuelven más
rápidamente.
Tome un tiempo para orar y pedirle a Dios que comience
a mostrarle las cosas que usted podría cambiar para
aumentar su gozo. Se ha dicho que sólo un tonto espera
seguir haciendo lo mismo vez tras vez y obtener un
resultado distinto.
“Si” y “cuando”

En su artículo del blog “The Psychology of Happiness” [La


felicidad de la psicología], Kim Gaines Eckert, una
consejera cristiana, habla de cómo la gente piensa que
sería feliz “si”:

Si tan sólo pudiera encontrar la persona correcta y


casarme, entonces seré feliz… si pudiera tener aquella
casa nueva o carro nuevo o bote nuevo o trabajo
nuevo… si tan sólo pudiera embarazarme y tener un
hijo… si pudiera tener otro bebé… si pudiera
renunciar al trabajo y quedarme en casa con mis
hijos… si pudiéramos mudarnos más cerca de la
familia y tener ayuda… si pudiera rebajar quince
libras… si pudiera viajar más… si tuviéramos lo
suficiente para retirarnos.

Mencioné unos momentos atrás que Satanás ofrece las


“mentiras del si” a nuestras mentas, esperando que
siempre podremos esperar a ser felices en algún otro
momento. Él conoce el valor del gozo verdadero, y es
peligroso para él.
Eckert también dijo que cuando obtenemos aquellas
cosas que pensamos que nos hubieran hecho feliz, somos
felices hasta que no lo somos. Me encanta esa declaración.
Ella comparte que los psicólogos le llaman “la trotadora
hedónica”, en la cual la eficacia de un placer nuevo se
desgasta al pasar el tiempo. Mientras más tenemos o
hacemos aquellas cosas que nos hacen sentirnos bien, más
necesitamos para poder lograr el mismo nivel de felicidad.6
Es como la tolerancia que se desarrolla con el tiempo en las
adicciones, que necesitamos tres de algo ahora en vez de
los dos que una vez nos satisfacían.
Desintoxique su cerebro

Si usted tiene un hábito de toda la vida de pensar cosas que


envenenan o matan su gozo, entonces puede que necesite
una desintoxicación del cerebro. Desintoxicarse es bastante
común hoy día. Los doctores y nutricionistas han
descubierto que muchas de las enfermedades son causadas
por las toxinas que están albergadas en nuestros cuerpos y
tienen que salir. Esto se logra de varias formas, pero al fin
y al cabo, los resultados para mucha gente son asombrosos.
Desintoxicar el cerebro al reemplazar los pensamientos
tóxicos por unos saludables también tiene un
increíblemente buen efecto en cada área de nuestras vidas.
La Dra. Caroline Leaf lo comparte de la siguiente manera:

La investigación médica apunta cada vez más al hecho


de que el pensamiento y controlar conscientemente su
vida de pensamientos es una de las mejores maneras,
sino la mejor manera, de desintoxicar su cerebro.
También le permite despojarse de aquellos
pensamientos y emociones tóxicos que pueden
consumir y controlar su mente.

Se me hace interesante que la investigación médica y


científica ha tomado siglos para descubrir lo que Dios le dio
a las personas desde el principio de los tiempos. Se nos ha
dado la mente de Cristo y eso quiere decir que con su
ayuda podemos pensar como Él pensaría (1 Corintios 2:16).
La Dra. Leaf continúa al decir:

Cambiar su manera de pensar es esencial para


desintoxicar el cerebro. Controlar conscientemente su
vida de pensamientos significa no permitir que sus
pensamientos hagan un alboroto en su mente. Quiere
decir aprender a participar de manera interactiva con
cada pensamiento que usted tiene, y analizarlo antes
de decidir si lo acepta o lo rechaza.
¿Y cómo lo hace? Al “observar” sus procesos
mentales. Puede que suene como algo extraño y hasta
imposible de lograr. Después de todo, no es como si
usted pudiera abrirse el cráneo como si se tratara de
un huevo y observar lo que está sucediendo dentro de
su cerebro.
Sin embargo, es posible observar sus procesos
mentales. De hecho, no es tan sólo posible, es
esencial.
Por ejemplo, considere lo siguiente:
¿Cuántas declaraciones de “podría haber”, “pudiera
haber”, “debía haber” ha hecho hoy?
¿Cuántas “si sólo” fueron parte de su vocabulario
interno hoy?
¿Cuántas veces ha repetido en su cabeza una
conversación o situación que le dolió, o hasta una que
ni siquiera ha acontecido?
¿Cuántos argumentos ha creado del futuro
impredecible?
¿Cuánto la especulación le ha consumido a su día?
¿Cuán pasiva es su mente?
¿Cuán honesto es usted consigo mismo?
¿Cuán distorsionada es su manera de pensar? ¿Está
usted formando una identidad personal alrededor de,
por ejemplo, una enfermedad? ¿Habla sobre “mi
artritis”, “mi esclerosis múltiple”, “mi problema
cardíaco”?
¿Hace usted comentarios tales como “nada me sale
bien nunca”; “todo lo que toco se daña”; “siempre la
riego”?
Si usted contestó que sí aunque sea a una sola de
éstas, su cerebro necesita una desintoxicación ahora
mismo.7
Eso quiere decir que usted tiene que comenzar a
remplazar los pensamientos incorrectos con los correctos,
o como me gusta decirlo de otra manera: “Comience a
remplazar sus pensamientos viejos con los pensamientos de
Dios hallados en su Palabra”. Esto, por supuesto, es un
proceso que en realidad transcurre a lo largo de nuestra
vida, pero cada pensamiento tóxico que se remplaza con
uno saludable libera más gozo en nuestra vida, al igual que
salud en nuestro cuerpo.
En mi libro The Secret to True Happiness [El secreto
para la felicidad verdadera] comparto algunos puntos
clave, y quisiera mencionar tres de ellos en este libro.

Poner a Dios primero:

No entiendo como alguien puede ser consistentemente feliz


si no cree en Dios. Curiosamente, algunas personas que no
creen hacen de su misión en la vida el disminuir la fe de los
demás. Son infelices y quieren hacer infelices a los demás
también.
Se cuenta la historia de una dama que tuvo que viajar
extensivamente por su negocio, y la mayoría de los viajes
involucraban vuelos aéreos. Pero volar la ponía muy
nerviosa, así que siempre llevaba su Biblia consigo para
leerla en los vuelos largos, porque le ayudaba a relajarse.
En un viaje, estaba sentada a lado de un hombre.
Cuando él la vio sacar su Biblia, soltó una risita con gesto
de incredulidad, y volvió a lo que hacía. Después de un
tiempo, volteó hacia ella y le preguntó: “¿Usted no cree
realmente todo lo que está escrito en ese libro, verdad?”.
La dama respondió: “Claro que sí. Está en la Biblia”.
Él dijo: “Pues, ¿y qué del hombre que fue tragado por la
ballena?”. Ella respondió: “Oh, Jonás. Sí, creo esa historia.
Está en la Biblia”. Él le preguntó: “Pues, ¿y cómo supone
usted que él haya sobrevivido todo ese tiempo dentro de
una ballena?”. La dama respondió: “Pues, realmente no sé.
Parece que tendré que preguntarle cuando yo llegue al
cielo”.
“¿Y qué si él no está en el cielo?”, preguntó el hombre de
manera sarcástica.
“¡Entonces usted puede preguntárselo!”, respondió la
dama.
Puedo decir con seguridad que el hombre en esta
historia no era un hombre feliz. Puedo percibir la amargura
en sus comentarios y preguntas. Es una tragedia terrible
cuando uno lo encuentra difícil de creer.
Crea como un niño pequeño y ponga a Dios primero en
su vida, y la felicidad será más fácil de alcanzar. Dios es la
fuente de todas las cosas buenas, y eso incluye el gozo.
Jesús dijo que Él vino para que pudiéramos tener vida y
vida en abundancia (Juan 10:10). Recomiendo comenzar
cada día hablando con Dios acerca de su día y pidiendo su
ayuda en todo lo que usted tiene que hacer.
Fue una experiencia que me cambió la vida cuando me di
cuenta que Dios quiere que cada uno de nosotros seamos
completamente felices y disfrutemos la vida a plenitud.
Había crecido sin disfrutar realmente de nada, y en
realidad nunca tuve la oportunidad de ser una niña libre de
preocupaciones. Gracias a Dios, Él me ha dado la
oportunidad de serlo como adulta. Crea que Dios le ama, Él
está por usted, Él está con usted, y Él se deleita en
ayudarle. Siéntase libre de hablar con Él acerca de lo que
sea, porque Él se interesa en todo acerca de usted. Él
quiere oírle reírse y verle disfrutar de su vida.

Saber quién es usted:

Como hijo de Dios, es importante entender que usted se


convierte en una nueva criatura en Cristo cuando lo recibe
como su Salvador y Señor.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura
es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas.
2 Corintios 5:17

Me encantan los comienzos nuevos, y eso es lo que Jesús


nos ofrece. No importa el mal que tal vez haya hecho en su
pasado, usted es una creación nueva ahora. Las cosas
viejas han pasado y todas las cosas son hechas nuevas. ¡La
verdad por sí sola nos hace muy feliz!
Jesús cargó todos nuestros pecados sobre sí y nos dio su
propia justicia. Por medio de Él hemos sido justificados con
Dios. Ahora Dios nos ve justos ante Él. Ya no tenemos que
sentirnos “mal” acerca de nosotros mismos.

Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo


pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia
de Dios en él.
2 Corintios 5:21

Leer esta escritura debe hacernos reír a carcajadas.


¡Qué buenas noticias! Somos hechos justicia de Dios,
aprobados y aceptables para Él. ¡Asombroso! Si usted se ha
sentido mal acerca de sí mismo, deseado que fuera otra
persona más aceptable, o se ha comparado con otras
personas, aquellos días han llegado a su fin si usted sabe
quién es en Cristo. Él nos da una identidad nueva, y todo lo
que tenemos que hacer es creerlo y recibirlo por fe.

Conocer el poder que le pertenece como creyente:

Sentirse incapaz y abrumado obstaculiza su felicidad, pero


Dios nos ha resuelto ese problema si tan sólo lo creemos. El
apóstol Pablo oró por la Iglesia pidiendo que pudieran
conocer el poder que se les había dado como creyentes
(vea Efesios 1:19). Si creemos que somos incapaces,
entonces lo seremos, y si no podemos lidiar con los retos en
nuestra vida, entonces no podremos. Nuestros
pensamientos nos afectan de maneras sorprendentes. Ellos
son una clave en la regulación de nuestros niveles de
energía. ¡Piense débilmente y será débil… piense
fuertemente y será fuerte! Somos fuertes en Cristo, no en
nosotros mismos. Cuando tiene que hacer algo, no se mire
a sí mismo y preguntarse si usted es capaz: mire a Jesús y
sepa que en Él usted es capaz. He aquí la promesa de Dios
para usted:

¡Piense débilmente y será débil…


piense fuertemente y será fuerte!

He aquí os doy potestad de hollar serpientes y


escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada
os dañará.
Lucas 10:19

¡Cualquiera puede ser feliz si cree y piensa


correctamente! Hagamos un compromiso de pensar como
Dios piensa para que seamos la gente que Él quiere que
seamos y vivamos la vida llena de gozo que Él compró para
nosotros con la vida de su hijo Jesucristo.

¡Piénselo!

Si valorizamos el gozo, entonces no podemos


simplemente sentarnos pasivamente y desear ser
felices; debemos perseguirlo agresivamente y estar
dispuestos a hacer los ajustes donde hagan falta.
Usted no puede responsabilizar a otro por su gozo. Es
una decisión que usted tiene que tomar.
Simplificar su vida es una gran manera de aumentar su
gozo.
Crea como un niño pequeño y ponga a Dios primero en
su vida, y la felicidad será más fácil de alcanzar.
CAPÍTULO 6

El poder del enfoque

Concentre todos sus pensamientos en la tarea actual.


Los rayos del sol no queman hasta que son atraídos a
enfocarse.
Alexander Graham Bell

Si usted quiere hacer algo, pero tiene su mente en algo


más, limita usted su poder y capacidad. Aprender a
enfocarse es tal vez uno de los retos más grandes en el
mundo hoy.

Ningún caballo llega a ninguna parte sin que antes le


pongan el arnés.
Ni el vapor ni el gas mueven algo hasta que no se
confinan.
Ningún Niágara se convierte en luz ni energía eléctrica a
menos que pase por el túnel.
Ninguna vida crece hasta que sea enfocada, dedicada y
disciplinada.
Henry Emerson Fosdick1

Para que yo pueda hacer un buen trabajo escribiendo


este libro, tengo que dejar fuera todo lo demás y
enfocarme. Necesito estar a solas y sin distracciones. Hay
veces que tengo que tomar decisiones difíciles para así
poder ser capaz de cumplir con el llamado sobre mi vida.
Recién obtuve un nueva perrita, porque el perro que tuve
por doce años murió. Como no había tenido un cachorrito
desde hacía mucho tiempo, se me había olvidado cuánto
trabajo dan. No sólo eso, sino que la perrita que obtuve era
tremenda como ella sola. En realidad, tenía mente propia y
no estaba muy aplicada a la obediencia, aunque la había
enviado a tres sesiones de entrenamiento extensivo. Ya
cuando tenía ocho meses, tuve que enfrentarme a los
hechos. No era la perrita correcta para mí, porque yo no
podía enfocarme apropiadamente en el trabajo que Dios me
ha llamado a realizar y también cuidarla. Tuve que tomar la
decisión difícil de salir de ella.
Pasaron unos cuantos meses y decidí intentar con otro
perrito, y la que obtuve esta vez era dulce, mimosa y
obediente; ¡aprendió rápidamente y era muy linda! (¡Ser
linda es muy importante!) Pero aun cuidar de ella era muy
difícil debido a mis viajes y agenda. Sin embargo, mi hija se
ofreció para compartir el deber de criar a la perrita
conmigo, y ahora es una situación perfecta. Tengo la
perrita cuando quiera que la desee, y la llevo a su casa
cuando no puedo. Tal vez Dios me bendijo con una situación
absolutamente perfecta, porque estuve dispuesta a
sacrificar mi deseo para así poder mantenerme enfocada en
su voluntad para mi vida. Recuerde siempre que Dios
promete darnos los deseos de nuestro corazón si hemos de
deleitarnos en Él (vea Salmo 37:4). Aun si tiene que
deshacerse de algo que quisiera tener o hacer, Dios es
capaz de remplazarlo con algo mejor de lo que usted se
pueda imaginar.
El enfoque requiere entender que usted no puede tener
demasiadas prioridades importantes, o que nada se
convierta en una prioridad importante. Cuando hacemos
demasiadas cosas a la vez, al final no hacemos nada bien.

Cuando hacemos demasiadas cosas a la


vez, al final no hacemos nada bien.
Si tiene una meta, algo que verdaderamente quiere
lograr, tendrá que enfocar sus pensamientos, energías y
tiempo hacia eso en particular. Es inútil “desear” poder
hacer algo; si verdaderamente desea hacer algo, ¡tiene que
enfocarse y hacerlo! He escrito más de cien libros a lo
largo de los pasados treinta y cinco años, porque siento que
Dios quiere que deje un legado al cuerpo de Cristo.
Naturalmente, he tenido que sacrificar otras cosas para
lograrlo, pero no me siento privada. En realidad me siento
realizada, porque creo que he hecho lo que fui diseñada a
hacer.
El mundo está lleno de personas insatisfechas y no
realizadas, y sospecho que se debe a que no se entregaron
a lo que estaban supuestas a hacer. Dios nos ha dado a
cada uno dones y habilidades, y debemos nutrirlos y
desarrollarlos. Pablo les escribió a los romanos, diciéndoles
que se entregaran a cualquiera que haya sido su don (vea
Romanos 12:6-8). Soy talentosa como oradora, pero no soy
talentosa como músico. En los primeros años de mi vida
intenté tocar la guitarra, pero fue una pérdida de tiempo.
No podemos lograr una cosa tan sólo porque queremos
hacerlo. Dios sólo nos ayuda a hacer lo que Él quiere que
hagamos. Averigüe lo que es y entréguese a eso.
El escritor de Eclesiastés dijo que debemos prestarle
atención a lo que hacemos (vea Eclesiastés 5:1). No sé
usted, pero a veces se me hace difícil. Mi mente tiende a
vagar, y tengo que volver a ubicarla. Mientras más
permitimos que nuestras mentes corran salvajemente, más
salvajes se volverán, pero pueden ser entrenadas a
enfocarse con algún esfuerzo diligente. Usted nunca
controlará sus pensamientos si no cree que puede. En
cualquier momento usted puede dejar de pensar en algo en
lo cual no quiere pensar y comenzar a pensar en algo en lo
cual sí quiere pensar. Le digo a la gente: “Si no quiere
pensar en algo, entonces piense en algo más”.
También es posible mantener su mente enfocada en una
cosa todo el tiempo, sin embargo, toma práctica.
Richard Carlson expresó en Don’t Sweat the Small
Stuff… and It’s All Small Stuff (No se preocupe por las
pequeñeces… y son todas pequeñeces): “Cuando usted
hace muchas cosas a la vez, es imposible ser orientado al
momento presente. Así que, no sólo se está perdiendo
mucho de disfrutar el potencial que produce lo que está
haciendo, sino que también se vuelve mucho menos
enfocado y efectivo”.

Volver a priorizar

Mantener nuestras prioridades en un orden apropiado es


muy importante, y he encontrado que para poder hacerlo,
tengo que hacer cambios y ajustes con mucha regularidad.
A veces la vida se me llena demasiado sin que me dé cuenta
cómo sucedió. Decimos “sí” a una cosa y a otra, le hacemos
un favor a un amigo, sentimos que debemos asistir a un
evento porque no queremos que nadie se nos ofenda, y
sigue y sigue. No pensamos completamente en lo que cada
compromiso requiere de nosotros, o cuánto tiempo y
energía necesitará, y pronto nos sentimos presionados.
Estamos frustrados porque no estamos haciendo las cosas
que sí deberíamos hacer, y nos encontramos haciendo
muchas cosas que ni siquiera queremos hacer en realidad.
Cuando esto sucede, es hora de volver a priorizar.
Nosotros hacemos nuestras agendas, y somos los únicos
que podemos cambiarlas.

Es inútil quejarse acerca de algo si


usted puede cambiarlo pero no está
dispuesto a hacerlo.
¿Está usted dispuesto a hacer un cambio? A menudo les
hago esa pregunta a la gente, porque algunas cosas nunca
cambiarán a menos que las cambiemos. Es inútil quejarse
acerca de algo si usted puede cambiarlo pero no está
dispuesto a hacerlo. Más importante que las muchas cosas
que intentamos atascar en nuestro día es si tenemos paz o
no. Si no tenemos paz, entonces no tenemos poder alguno.
Lo único que tenemos es frustración, complicación y
muchos proyectos sin terminar.
Si usted mira a través del lente de una cámara y lo que
ve no está enfocado, usted toma el tiempo para enfocar el
lente antes de tomar la foto. Debemos hacer lo mismo con
nuestras vidas, si nuestras prioridades se han desenfocado.
Vea a su mente como el lente de la cámara, y ajuste su
manera de pensar para que invierta su energía en algo que
verdaderamente quiere hacer.
La Palabra de Dios habla acerca de la necesidad de
enfocarse frecuentemente, así que tiene que ser
importante. El apóstol Pablo tuvo una meta, y sabía él lo
que tenía que hacer para proseguir hacia adelante. Estoy
segura que pidieron y esperaron mucho de él, pero en
medio de todo, pudo enfocarse en su meta principal, la cual
era la madurez espiritual (vea Filipenses 3:10-14). ¡Pablo
quería ser lo que Dios quería que fuera! La Iglesia está
llena de personas que quieren ser fuertes contra la
tentación, pero aun así nunca hacen de estudiar la Palabra
de Dios una prioridad, así que fallan vez tras vez.
El autor de Hebreos dijo que quitaran la mirada de todo
lo que los hubiera distraído de fijar la mirada en Jesús, el
Autor y Consumador de nuestra fe (vea Hebreos 12:2).
Mantenga a Jesús siempre en el centro de todo lo que usted
haga, y niéguese a permitir que cualquier cosa lo distraiga
de Él.
Pablo les escribió a los romanos y les dijo que se
enfocaran y buscaran aquellas cosas que agradan al
Espíritu (vea Romanos 8:5). Primero tenemos que poner
nuestra mente en la dirección correcta antes de poder
caminar en la dirección correcta. El enfoque requiere
poner y mantener puestas nuestras mentes en lo que es
importante para nosotros en cualquier momento dado. Las
distracciones son abundantes. El diablo las usa para evitar
que demos buen fruto y sean realizados, pero con la ayuda
de Dios y algo de determinación, ¡podemos enfocarnos!
No se desanime si encuentra con frecuencia que usted
ha permitido que sus prioridades se desorganicen; sólo
enfóquese de nuevo y vuelva a encaminarse. Determínese a
terminar las cosas que comenzó y entréguese a lo que
verdaderamente quiere hacer.

Una mente disciplinada

La Escritura nos dice que Dios nos ha dado una mente


sana, y eso es una mente de disciplina y autocontrol (vea 2
Timoteo 1:17). Me alegra saber que tengo una, pero como
la mayoría de nosotros, aún la estoy desarrollando. Tengo
que ser honesta y decir que entregarme a lo que hago en la
actualidad puede ser muy difícil a veces, y oro diariamente
que Dios me ayude a enfocarme. Mi mente suele estar
ocupada y a menudo está un paso adelantada comparada
conmigo. Mis hijos me bromean porque me han conocido
que comienzo a abrir la puerta del automóvil antes de que
se haya detenido completamente. ¡Ayer me distraje y me
tragué el enjuague bucal! (¡No muy sabroso que digamos!)
Aprender a disfrutar y estar completamente presente en el
momento dado es un reto para mí, pero es uno con el cual
no me daré por vencida. He experimentado el poder del
enfoque, y también conozco la miseria de ser atolondrada,
y no me conformaré con menos del pensamiento enfocado.
¡El momento más grande en nuestras vidas es el momento
actual! Tenemos que vivirlo a plenitud y disfrutarlo
completamente.
Tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia
lo que tienes delante.
Proverbios 4:25

Mientras menos ruido tenemos alrededor nuestro, más


fácil es enfocarnos. Suelo intentar estar sola por largos
períodos cuando escribo mis libros, pero en este viaje
mientras escribo, varios integrantes de mi familia están
conmigo. Estoy en una habitación sola, pero puedo
escucharlos en la otra parte de la casa. Oigo risas y me
pregunto qué será lo divertido, y luego soy tentada a salir
para ver qué sucede. Si lo hago, entonces interrumpo mi
enfoque y me toma más tiempo volverme a enfocar.
No podemos ser ermitaños siempre, pero no hay nada
malo con pasar tiempo a solas para enfocarse en lo que es
importante para usted.

¿Qué sucede si me pierdo algo?

Creo que nos desviamos a menudo simplemente porque


queremos involucrarnos en todo lo que acontece. ¡No nos
queremos perder nada! Oigo la risa y pienso: Quiero ser
parte de la diversión. Pero cuando se publique mi libro,
ellos que se estaban divirtiendo tal vez habrían querido
escribir un libro. Simplemente no podemos hacerlo todo.
Debemos escoger lo que es más importante para nosotros y
enfocarnos en ellos.
Poder enfocarse significa que tengo que decir “no” a las
cosas que quisiera decir “sí”. Sin embargo, cuando las
comparo con las metas principales en mi vida, me doy
cuenta que aún tengo que decir “no”. La manera más
sencilla de lo que le presento es que usted no puede tener
todo lo que quiere y tener todo lo que vale algo. Tomar
decisiones sabias es la clave del éxito. Escoja hacer ahora
lo que le satisfará después. Si escojo dejar de escribir e ir a
ver de qué se trata la risa, puede que me divierta ahora,
pero le aseguro que después cuando no haya alcanzado la
meta de hoy, lo lamentaré. La única manera de vivir sin
remordimientos es hacer lo que sabe que debe hacer,
cuando sabe que lo debe hacer.

La mentalidad de un campeón

Llamada a menudo la excampeona mundial del fútbol,


Mia Hamm dice que a menudo le preguntan: “Mia,
¿qué es lo más importante que puedan tener los
futbolistas?”. Sin vacilación alguna, contesta: “La
resistencia mental”. Y ella no se refiere a algún rasgo
innato. Cuando once futbolistas lo tumban a usted,
cuando está cansado o lesionado, y los árbitros están
en su contra, no puede dejar que nada de eso afecte
su enfoque. ¿Cómo lo hace? Tiene que aprender cómo.
“Es”, dice Hamm, “uno de los aspectos más difíciles
del fútbol y con el cual batallo en cada juego y
práctica”.2

Es imposible ser un campeón en cualquier área sin el


poder del enfoque, y es algo que nunca viene sin oposición.
He visto partidos de golf y me he dado cuenta que los
campeones son los que no permiten que un mal tiro les
haga enojar. Ellos saben que deben permanecer enfocados
si han de tener alguna esperanza de ganar. He visto a los
jugadores de fútbol americano ser tumbados, y beisbolistas
caerse, pero los grandes no se enfocan en la caída; se
enfocan en ganar el juego. El enfoque requiere que se
levante uno después de una caída y que siga como si nada
hubiera sucedido. Los campeones nos tienen tiempo para
revolcarse en sus errores.
Es imposible ser un campeón en
cualquier área sin el poder del enfoque.

Independientemente que usted sea un campeón del golf,


una madre campeona, o un maestro campeón, es
imperativo que aprendamos a enfocarnos en lo actual, y eso
quiere decir despojarse de los errores pasados (sin
importar cuán recientes sean).
También he aprendido que los superestrellas exitosos de
los deportes siempre juegan en su mente antes de jugar en
la realidad. Conozco un ex mariscal de campo que pasó
días enteros trazando jugadas y repasándolas vez tras vez
en su mente. Cuando practicamos mentalmente, es más
fácil ejecutar físicamente. Me encuentro haciendo lo mismo
antes de conducir un seminario de enseñanza. Repaso mis
notas vez tras vez durante el seminario de tres días.
Durante esos tres días, sólo estoy enfocada en lo que fui a
hacer allí. No permito que las distracciones innecesarias
me desvíen. Mi equipo ministerial sabe que esos no son
días adecuados para que me cuenten sus problemas, a
menos que no haya otra opción. No quiero que nada luche
por mi atención, porque quiero que las palabras que yo
hable sean como un rayo láser llegando a los corazones de
los que escuchan.
Todos queremos ser campeones en algo. Queremos ser
ganadores en la vida. Queremos tener éxito. Pero
tristemente, muchas personas no comprenden lo que esto
requiere. No disciplinan sus mentes, hábitos, cuerpos o
finanzas, y luego quieren saber por qué han fallado. La
disciplina es la herramienta que Dios nos da para
ayudarnos a ser quienes decimos que queremos ser y hacer
lo que decimos que queremos hacer. La disciplina es
nuestra amiga, no nuestra enemiga. Aprenda a disciplinar
su mente y practique enfocarse. Puede que tome tiempo y
esfuerzo, pero cuando alcance una medida de éxito,
encontrará la vida ser más fácil y más satisfactoria.
Admito que enfocarse es más difícil para unas personas
que para otras. Hay desequilibrios químicos que causan
problemas en esta área para algunos individuos. Para estas
personas, muchos estímulos o actividad no son una buena
idea. Tienen que ayudarse a sí mismos al crear un espacio
donde puedan trabajar que no impida su progreso. Conocí
un niño que tenía trastorno de déficit de atención, y su
maestro lo sentó en la primera fila justo frente a su
escritorio, porque era el lugar donde menos se podía
distraer. Conozco una adolescente que tiene que estar a
solas en un cuarto para hacer la tarea porque se distrae
fácilmente. Sin embargo, antes de reclamar un desorden
químico y decidir que simplemente no puede enfocarse
bien, asegúrese que no esté meramente lidiando con una
falta de disciplina mental.

Cuanto antes, mejor

Encuentro que cuando tengo un proyecto en el cual de


verdad tengo que enfocarme, mientras más temprano
comienzo en el día mejor me resulta. Si espero hasta que
haya tenido que lidiar con demasiadas otras cosas, puede
causarme un estrago mental. Entonces no me siento tan
refrescada como quisiera para el proyecto que es mi
prioridad principal.
Es importante que usemos nuestro tiempo de manera
sabia o lo desperdiciaremos en cosas que no nos ayudan a
hacer lo que tenemos que hacer. Por ejemplo, cuando
intenta prestarle atención a un proyecto, alguien o hasta
varias personas, tal vez le hagan una pregunta que ellas
sienten que necesita ser contestada inmediatamente, pero
para que pueda usted contestarla de manera adecuada,
tiene que hacer tres llamadas para obtener la información
que usted necesita. No todas las personas le contestan el
teléfono, así que tiene usted que mantener el suyo
encendido para así poder recibir la llamada de vuelta y,
mientras tanto, a usted le llegan más llamadas y mensajes.
Le llegan cinco llamadas telefónicas que no esperaba.
¿Tiene que contestar usted tan sólo porque ellos llamaron,
o puede usted decidir no contestar la llamada en ese
momento y devolverle la llamada más tarde? Con
demasiada frecuencia, he decidido atender la llamada y al
final pasé treinta minutos en el teléfono con alguien que
habla y habla acerca de algo que es su prioridad, y no la
mía. Hay veces que voy de camino a algún lugar y necesito
mantenerme enfocada, cuando se me acerca alguien que
necesita “un segundo” de mi tiempo. Nadie necesita jamás
tan sólo un segundo, así que es mejor pedirle a la persona
contactarse con usted después y mantenerse enfocado. No
podemos evitar todas estas situaciones, pero podemos
aprender a manejarlas mejor si verdaderamente queremos
enfocarnos en lo que es nuestra prioridad.
Intente atender sus prioridades mientras su mente está
fresca y sin llenarse de demasiadas cosas adicionales.
Como nuestros pensamientos están conectados a todos los
demás sentimientos y decisiones, es mejor mantenerlos en
paz y calma en vez de volar en diez direcciones distintas.
Sólo tenemos cierta cantidad de energía para cualquier día
en particular, y si la dividimos entre demasiadas cosas,
terminamos haciendo un esfuerzo débil en todo, en vez de
un esfuerzo enfocado y creativo en unas pocas cosas.
Cuando me desperté esta mañana, mi meta principal
para el día fue trabajar en mi libro. Tenía una meta de
terminar cierta cantidad de palabras al finalizar el día si
fuera posible. Había tenido alguna dificultad al comenzar a
escribir esta mañana, porque tuve que lidiar con unas ocho
cosas adicionales antes de comenzar. ¿Se pudieron haber
evitado algunas? Si soy honesta con usted y conmigo
misma, tengo que admitir que pudieron haberse evitado.
Creo que unas de las cosas más difíciles para nosotros
aprender es cómo separar lo que realmente tenemos que
hacer de las cosas en las cuales terminamos involucrados,
cosas que probablemente debimos haber evitado. Pero con
la ayuda de Dios y un poco de determinación, ¡podemos
lograrlo!
“Cuanto antes, mejor” es mi eslogan nuevo cuando se
trata de trabajar en mis metas principales para cada día.
Cualquier persona exitosa tiene que desarrollar una
capacidad de escoger las cosas más importantes por
encima de las menos importantes. No son meramente gente
afortunada cuyas vidas no tienen interrupciones, pero han
simplemente aprendido a tomar mejores decisiones.
Decidamos juntos tomar las mejores decisiones todos los
días y escoger lo que es excelente y de mayor valor. Esto lo
oró Pablo para las iglesias, y yo oro esto para usted…

Quiero que entiendan lo que realmente importa, a fin


de que lleven una vida pura e intachable…
Filipenses 1:10 (NTV)

¡Piénselo!

Si tiene una meta, algo que realmente quiere lograr,


tendrá que enfocar sus pensamientos, energías y
tiempo hacia ella.
Averigüe para qué Dios le ha dotado y entréguese de
corazón a ello.
Para poderse mantener enfocado en la vida, es
importante volver a priorizar en su camino.
No lo puede hacer todo. Escoja lo que es importante
para usted y enfóquese en ello.
La disciplina es la herramienta que Dios nos da para
ayudarnos a ser quienes decimos que queremos ser y
hacer lo que decimos que queremos hacer.
SECCIÓN 2

Cómo sus pensamientos afectan


el mundo a su alrededor
CAPÍTULO 7

¿Querría ser usted amigo de usted


mismo?

La única manera de tener un amigo es serlo usted.


Ralph Waldo Emerson

Nuestros pensamientos y actitudes afectan a nuestras


amistades de muchas maneras. Por ejemplo, una actitud
positiva atrae a muchos amigos, mientras que alguien que
es negativo puede encontrarse aislado y solo. Como dice el
viejo refrán: “Usted puede atrapar a más moscas con miel
que con vinagre”.
Dudo seriamente que las personas que piensan y hablan
de manera negativa estén al tanto de cuánto afecta su
negatividad a sus relaciones. Para ser honesta, las únicas
personas que disfrutan de una persona negativa son las
personas que también son negativas. Cualquiera que es
feliz, o quiere serlo, descubrirá rápidamente que estar con
personas negativas y agrias no les ayuda a alcanzar o
mantener el gozo. De hecho, pueden tener un efecto sobre
los demás de agotarles el gozo.
He admitido abiertamente que pasé muchos años siendo
una persona negativa. En son de broma he dicho que si
antes tenía dos pensamientos positivos seguidos ¡a mi
cerebro le hubiera dado un calambre! Sólo puedo mirar
hacia atrás y darme cuenta que durante aquellos años de
mi vida yo estaba sola y tuve muy pocos amigos. No tenía
idea alguna del porqué no le caía bien a la gente, pero
ahora sé que mi actitud agria fue una de las razones.
Mi esposo fue, y es, muy positivo, y siempre ha sido una
buena influencia en mí en esta área. Recuerdo haberme
irritado con él al principio porque siempre era tan alegre e
ilusionado cuando la vida me parecía ser tan oscura y
triste. Aunque a veces él me frustraba, lo necesitaba
desesperadamente y eventualmente su actitud positiva me
ayudó. La mejor manera de despojarse de la oscuridad es
exponerla a la luz. Dave fue una luz para mí, en que su
gozo eventualmente me dio hambre de cambiar mi propio
comportamiento. Una de las mejores maneras que podemos
ministrarles a las personas es salir al mundo y ser una
influencia positiva y de gozo sobre ellas. Si reconoce que es
usted una persona de pensamiento negativo, lo mejor que
puede hacer es evitar pasar tiempo en exceso con otras
personas negativas, y pasar gran cantidad de tiempo con
personas positivas e ilusionadas. No acepte la mentira que
usted no puede ser feliz porque tiene demasiados
problemas. Si alguien puede ser feliz, usted puede ser feliz,
porque las promesas de Dios son para cualquiera que las
crea y las reciba por fe.

La mejor manera de despojarse de la


oscuridad es exponerla a la luz.

¿Atrae gente hacia usted?

¿Es usted el tipo de persona con quien otros desean tener


una amistad? Viéndolo de una manera más personal, ¿es
usted el tipo de persona con quien usted querría tener una
amistad? Si no quisiera yo tener una amistad conmigo
mismo, ¿cómo puedo esperar que otro quiera tenerla
conmigo? Quiero ser el tipo de persona que a los demás les
alegran conocer y llamarse su conocido o amigo. Quiero
que la gente se alegre de toparse conmigo en Starbucks y
de haber tenido unos minutos para conversar conmigo.
Cuando estoy en una reunión, me gustaría ser procurada
por los demás, porque les agrada mi actitud y el estar
conmigo les añade a su gozo.
Estoy segura que usted siente lo mismo, pero también
deberíamos darnos cuenta que si queremos tener ese tipo
de efecto positivo sobre las personas, tenemos que ser
personas positivas. No creo que alguien diga que no quiere
caerles bien a los demás, pero también tienen que darse
cuenta que no suceden las cosas buenas de manera
accidental. Si queremos ser agradables a los demás,
¡podemos escoger ser agradables! Tenemos que ser
amables y hacer cosas que hagan que las personas se
sientan bien acerca de sí mismos cuando pasan tiempo con
nosotros. Una vez oí que aunque la gente no se acuerde de
lo que usted le dijo, sí se acuerda de cómo usted los hizo
sentir.
Mi entrenador personal es una persona muy agradable,
positiva y alentadora, y siempre tengo anhelo de verlo. Su
actitud hace que la experiencia de ejercitarse sea tan
agradable. Aun cuando los ejercicios en sí son usualmente
difíciles, me hace sentir como si estuviera increíblemente
fuerte por medio de los comentarios positivos que me hace.
Me dijo recientemente que estoy funcionando como una
mujer de cincuenta y cinco años a pesar de tener setenta.
¡Me cae tan bien!
Por otra parte, tuve otro entrenador hace unas semanas
que no era ni muy positivo ni alentador. Cuando corregía mi
forma, lo hacía de una forma bastante negativa y
condescendiente. Él de verdad pensaba que me estaba
ayudando, pero la verdad era que me estaba desanimando.
Puede que necesitaba su consejo, pero me lo pudo haber
dado de una manera más alentadora y quizás en dosis más
pequeñas. La corrección excesiva quebranta el espíritu de
una persona y la debilita. También fue muy tacaño con sus
cumplidos o elogios. Sólo ocasionalmente llegué a oír la
palabra “bien” salir de él, y aun en ese entonces no lo decía
con mucho entusiasmo que digamos. No es difícil darse
cuenta por qué no disfruté trabajar con él ni una fracción
de cómo lo disfruto con mi entrenador actual.
Si alguien tiene un empleo donde lidia con el público o
tiene clientes, es tonto ser negativo y esperar salir
adelante.

Dé lo que espera recibir

En vez de enfocarme en mí misma cuando estoy con otros,


necesito enfocarme en ellos. Le he pedido a Dios darme el
don de consciencia. Quiero entrenarme a mí misma de
realmente ser consciente de las personas a mi alrededor,
sus necesidades y cómo les hago sentir. Quiero saber qué
me están tratando de comunicar, y eso puede ser distinto a
lo que están diciendo. Personas que son inseguras o
emocionalmente heridas, a menudo tienen miedo de revelar
sus necesidades con honestidad, así que se comunican de
manera más vaga. Ellas esperan que leamos entre líneas,
por decirlo así. Quieren que las conozcamos y lo que
necesitan, pero tienen tanto miedo al rechazo que no se
comunican de una manera directa. La única manera que
usted realmente las “oirá” será si las escuchamos con
nuestros oídos espirituales al igual que con los oídos de
nuestra cabeza.
Jesús percibió muchas cosas acerca de la gente que no
eran obvias para los demás porque él tenía el don de
consciencia. Pudo fijarse que la gente dolía y siempre tomó
el tiempo de detenerse y ayudarles. Cuando tomamos el
tiempo para ayudar a la gente, o escucharla genuinamente,
la hace sentirse valiosa.
Jesús se fijó en un paralítico acostado al lado de un
estanque esperando un milagro: este hombre había estado
allí treinta y ocho años. Jesús se detuvo a hablar con él y
ofrecerle ayuda, pero me pregunto cuántos más habían
pasado por ahí durante aquellos largos años, sin fijarse en
el paralítico ni interesarse en ayudarle (vea Juan 5).
Jesús nos enseñó a amar al prójimo como a nosotros
mismos, y contó una historia que nos ayuda a entender lo
que esto significa. A un hombre, le golpearon y le robaron,
y le dejaron por muerto a la orilla del camino. Dos
religiosos lo vieron, pero pasaron por el otro lado del
camino. ¿Se ha usted cruzado la calle, o evitado un pasillo
en la tienda, para evitar intencionalmente a alguien con
alguna circunstancia desagradable tan sólo porque usted
no se quería involucrar? Es más que probable que la
respuesta sea “sí”. Un hombre se detuvo a ayudarle y usó
su propio dinero para asegurarse que el hombre fuera
cuidado hasta recuperarse, y Jesús dijo que él fue el único
que verdaderamente mostró amor por el hombre (vea
Lucas 10:27-36).
Si usted no querría ser amigo de usted mismo, entonces
comience a cambiar. Deles a otros lo que espera recibir.
Una de las leyes espirituales que se nos enseñan en la
Palabra de Dios es que cosechamos lo que sembramos (vea
Gálatas 6:7). Cuán emocionante, ¿verdad? Si queremos
ganar algo, lo único que tenemos que hacer es dárselo a
otros y eventualmente volverá a nosotros. Vea la vida como
una rueda y dese cuenta que lo que usted coloca sobre la
rueda eventualmente volverá a usted. Cuando nacemos de
nuevo, Jesús nos da un comienzo nuevo. Mediante una
relación con Él, podemos aprender cómo colocar cosas en
la rueda de la vida que queremos que vuelvan a nosotros
eventualmente.
No estoy diciendo que si soy grosera con alguien una
vez, que volverá a mí. Gracias a Dios, podemos reconocer
nuestro mal y pedir perdón y remover aquellas cosas de la
rueda, pero si continúo maltratando a las personas, volverá
a mí. Dave y yo hemos bromeado a menudo acerca del
principio de la rueda. Si yo, jugando, le tiro una toalla
mojada, me dice: “La acabas de colocar en la rueda y tú
sabes lo que significa eso”. Antes de que se acabe el día
¡puedo esperar que me tiren una toalla mojada! Sé cómo
funciona el principio de la rueda, y quiero recordarlo
cuando lidio con las relaciones personales.
Frecuentemente me encuentro con personas que se
sienten solas, pero después de estar alrededor de ellas por
un corto período sé por qué. Hablan acerca de sí mismos y
sus problemas sin cesar, y su actitud general hacia la vida,
el trabajo, el gobierno, la iglesia, hacia sí mismos y los
demás es completamente negativa y gruñona. Hasta tienen
el ceño fruncido marcado en sus rostros, y mucho de su
lenguaje facial y corporal le deja saber al mundo que son
individuos insatisfechos. Admito que no me agrada estar
alrededor de ellas, y no ejercen una buena influencia sobre
mí. No me siento mejor después de estar con ellas, pero sí
me siento agotada. Estos tipos de personas negativas
también son muy dados a la crítica. Dale Carnegie, autor
del libro Cómo ganar amigos e influir sobre las personas,
dijo: “Cualquier tonto puede criticar, condenar y quejarse; y
la mayoría de los tontos lo hacen”.1
Si no me agrada estar alrededor de personas amargadas
y criticonas, ¿cómo le agradaría a alguien estar alrededor
mío si me comporto de la misma manera? Podemos
aprender mucho sobre cómo tratar a los demás al observar
cómo nos sentimos cuando se nos trata mal. Trabajé en un
lugar por varios años donde el jefe trataba a la mayoría de
la gente como inferiores a él e insignificantes. Sabía que
Dios me quería allí durante aquella temporada de mi vida,
pero honestamente no entendía por qué me había colocado
en un lugar donde se me maltrataba. Muchos años después,
luego de estar en el ministerio y haber tenido a varios
cientos de empleados, me di cuenta que había yo aprendido
una gran lección durante aquellos años. Aprendí cómo
tratar a la gente si quería que me respetaran y les cayera
bien. También aprendí que si queremos agradar a Dios, ¡no
podemos maltratar a sus hijos!
¿A quiénes conoce usted que le hacen sentir muy bien
cuando está con ellos? Ahora pregúntese por qué, y
comience a seguir su ejemplo. No siempre he sido la mejor
oyente del mundo. Soy muy buena hablando, pero no tanto
escuchando. Uno de los pastores con quien más disfruto
estar es un gran oyente. Cuando hablo con él, actúa como
si cada palabra que digo valiera el esfuerzo escucharla.
Nunca me hace sentir que tengo que apresurarme o como
si él no pudiera esperar a alejarse de mí. Raras veces me
interrumpe, porque está más enfocado en lo que digo que
en lo que él quiere decir. La lección es sencilla: Si quiero
hacer sentir a los demás como él me hace sentir, ¡entonces
necesito hacer lo que hace él!
Conozco a unas cuantas personas más que siempre me
hacen sentir increíble, porque me animan y me felicitan por
los menos unas cuantas veces cada vez que las veo. Puedo
seguir su ejemplo, y estoy aprendiendo a hacerlo. Escoja
como amigos a quienes usted quisiera parecerse, y no las
personas a quienes no quiere parecerse.

Usted puede llegar a ser como las personas con


quienes pasa el tiempo

Mientras visitaba y pasaba tiempo con varios confinados en


una cárcel, un amigo me compartió que la mayoría de los
confinados conectaron sus comienzos en su vida criminal
con dejarse influenciar por el grupo de personas
equivocado. No se negaban a responsabilizarse por los
crímenes que cometieron, pero compartieron que sus
problemas comenzaron cuando se integraron a una
pandilla, o se involucraron con el hombre o la mujer
equivocada.
Cuando tenía de ocho a doce años, vivía en un vecindario
donde la mayoría de los niños eran mayores que yo, y me di
cuenta que estar alrededor de ellos me llevó a hacer cosas
que no debía hacer. Me influyeron a comenzar a fumar
cigarrillos cuando tenía nueve años y a mentirles a mis
padres con frecuencia acerca de las cosas que hacíamos.
Hasta me convencieron a robarles dinero a mis padres para
dárselo a ellos. Es asombroso lo que hacemos para ser
aceptados y sentir que pertenecemos. Como seres humanos
creados para la conectividad, corremos el peligro de tomar
decisiones seriamente incorrectas para evitar sentirnos
solos, pero al final terminamos solos de todas maneras,
lidiando con los problemas que creamos de las malas
decisiones que tomamos.
Sólo piense en una mujer que quiere desesperadamente
casarse y tiene miedo que su edad sea un obstáculo para
lograrlo. Ella conoce a un hombre que está interesado en
ella, pero no es cristiano como lo es ella, y no tiene interés
alguno en llegar a serlo. Él tiene varios hábitos que la
preocupan a ella, como beber demasiado y el juego, y tiene
un temperamento fuerte. Pero en su desesperación, ella se
convenció a sí misma que Dios quiere usarla a ella para
cambiarlo a él, y dentro de unos meses se casan. No hace
falta que pase mucho tiempo para ella darse cuenta que
cometió un error serio, pero ahora ella se enfrenta a toda
una vida de miseria ¡y todavía se siente sola!
Piense en una joven universitaria que quiere ser
aceptada en cierta sororidad y compromete sus valores
para ser aceptada por el grupo. Está bien emocionada de
haberse integrado al grupo; después de todo, es el más
prestigioso de todo el recinto. Pero cómo se sentirá cuando
la expulsen de la universidad por consumo de alcohol como
menor y adicción a las drogas, siendo que ninguno de esos
problemas habían sido una tentación antes de conocer a
sus “amigas nuevas”.
Aprenda a permitirle a Dios que se involucre en la
elección de sus amistades, y tendrá algunas de ellas que le
harán mejor persona.
Puede que usted no sea una persona negativa o grosera,
pero si se rodea de personas así por períodos largos, se le
empezarán a pegar los malos hábitos. Es como estar
alrededor de personas que fuman cigarrillos, cigarros o
pipas. Puede que usted no sea el que fume, pero si está
cerca del humo, de todas maneras apestará usted al humo.
Mi nuera me dijo una vez que ella sabe cuándo mi hijo
ha parado en casa con los niños, porque llegan a su hogar
con el olor a mi perfume. Esto me pone a pensar:
¿Llegamos a casa con olor a Jesús? ¿Somos gente positiva
con una fragancia de aroma agradable? Segunda de
Corintios 2:14-15 lo dice esta esta manera:

Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en


triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros
manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento.
Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los
que se salvan, y en los que se pierden.

Los alborotadores

El alborotador siembra conflictos; el chisme separa a


los mejores amigos.
Proverbios 16:28 (NTV)

En varias ocasiones, en mis casi cuarenta años de


ministerio, he tenido que lidiar con alborotadores
(problemáticos). Puede que usted pregunte: Joyce, ¿eran
cristianos? La contestación es “sí”, pero eran cristianos que
vivían más conformes a lo que pensaban y a cómo se
sentían que por lo que enseña la Palabra de Dios. Las
personas que no son sabias permiten que lo que ellas
piensan fluyan así porque sí de sus bocas. Por ejemplo,
cuando no están de acuerdo con una decisión que se ha
tomado en el trabajo, lo primero que hacen es crear
problemas al sembrar semillas de contienda y
murmuración. Puede que causen que otras personas tengan
una mala opinión con respecto a algo en lo cual nunca
debieron haberse involucrado.
Me sorprende que cuando no estamos de acuerdo con
una decisión que se ha tomado, siempre sentimos que
estamos correctos en nuestras opiniones y que los que
tomaron aquella decisión están mal. A menudo le digo a la
gente que no necesita tener una opinión en una área en la
cual no tienen responsabilidad, y también necesito
recordarme aún a mí misma a veces de lo mismo. A veces,
un restaurante donde como con frecuencia remueve algo
del menú que “a mí” me gusta ¡y me irrita! He preguntado
por qué y se me ha dicho que era una opción que raras
veces se vendía y perdían dinero en ella. Eso, claro, no se
me había pasado por la mente. Después de todo, si “a mí”
me gusta, seguramente a los demás también, así que
¿alguien me podría explicar por qué la quitarían del menú?
Como no soy responsable de las ganancias del
restaurante, puedo tener todas las opiniones que quiera en
cuanto a las opciones en su menú, pero mi opinión es una
mal informada. No nos cuesta nada tener una opinión, pero
si cada negocio siguiera el consejo nuestro podrían
terminar en quiebra. Mucha más humildad y mucho menos
orgullo nos caería muy bien a todos y disminuiría la
contienda en el mundo.
A través de los años, he aprendido cuán verdaderamente
peligrosa es la contienda, y personalmente evito a los
alborotadores que la causan. Es como una raíz venenosa
que se esparce rápidamente y da fruto malo donde quiera
que llega. También resisto agresivamente permitir entrar a
mi vida alguna contienda ni raíz de amargura. Tengo
oportunidades de ofenderme tal como cualquiera otro, pero
he aprendido que no tengo por qué “ofenderme”. Esa
ofensa se la devuelvo a Satanás, el que la incitó.
Recientemente lidiamos con una persona que había
hecho enojar a varias personas en nuestras oficinas
ministeriales. Guardaba una ofensa en su corazón que
había estado ulcerándose desde hacía mucho tiempo, y
aunque solía ser un individuo bastante positivo y feliz, se
volvió negativo y estuvo causando contienda y división.
Gracias a Dios, cuando fue confrontado, se dio cuenta
inmediatamente que había permitido que se le envenenara
la actitud con el pensamiento equivocado. Estuvo muy
arrepentido y rápidamente se disculpó con todos los que
había influenciado. Me encantaría poder decir que esto es
lo que sucede siempre; sin embargo, la gente que permite
que una raíz de amargura entre a su alma no es siempre
tan fácilmente persuadida a responsabilizarse de su mala
actitud y hacer restitución. Tristemente, va con frecuencia
de mal en peor hasta perder sus amigos y su empleo.

Cuídese de la justificación

Cuando le han ofendido y participa de una contienda, es


sabio examinar sus pensamientos. Si se da cuenta que
justifica tener una mala actitud, le animo a darse cuenta
que justificar cualquier mal comportamiento que la Palabra
de Dios condena es algo peligroso. Nos mantiene en el
engaño y nos incapacita para aceptar y reconocer nuestras
fallas. A nadie le agrada decir: “Me equivoqué; por favor,
perdóname”; pero es una de las oraciones de cinco
palabras más poderosas del mundo. Trae paz a la
confusión; el gozo reemplaza a la frustración y la miseria, y
hace sonreír a Dios. Él se deleita cuando seguimos sus
caminos en vez de a nuestros pensamientos, sentimientos y
comportamientos carnales. Dios me ha cambiado
dramáticamente en el transcurso de mi vida y ministerio, y
estoy a la expectativa de que continúe haciéndolo. Pero en
cada instante, se me ha requerido enfrentar una verdad
acerca de mí que al final me liberaba. Si nosotros
permanecemos en su Palabra, conoceremos la verdad, y la
verdad nos hará libres (vea Juan 8:31-32). La
autojustificación es peligrosa porque nos impide ver lo que
Dios quiere que veamos para que las cosas mejoren en
nuestras vidas.
Cuando intento justificarme, siempre encuentro una
excusa a mi mal comportamiento. Sé que el
comportamiento está mal, y es más que probable que lo
condenaría en otro, pero me he dado un pase libre. El
apóstol Pablo dijo que juzgamos a los demás por lo que
hacemos nosotros mismos (vea Romanos 2:1). La única
manera que esto es posible es si justificamos nuestro
comportamiento en nuestra manera de pensar al encontrar
una excusa del por qué lo hacemos. Nos excusamos, pero
cuando se trata de otros, ¡puede que pensemos que no hay
excusa! Por ejemplo, puede que piense que no hay excusa
para que Dave se irrite conmigo, y fervientemente se lo
digo. Pero si yo me irrito con él y me confronta, puede que
me excuse al decir que no me siento bien o he tenido un día
fuerte. Si fuéramos tan misericordiosos con los demás
como lo somos con nosotros mismos, estoy segura que
todos se sentirían más amados.
El mensaje en este capítulo es muy sencillo: Si quiere
amigos, sea el tipo de persona con el cual otros quisieran
estar. Si se da cuenta que usted es bastante negativo o que
ha permitido que las desilusiones de la vida echen a perder
su actitud, pídale a Dios que comience a cambiarlo.
¡Enfrentarse a la verdad es la puerta hacia la libertad!

Si quiere amigos, sea el tipo de


persona con el cual otros quisieran
estar.
Piense en esto: ¿Tiene usted amigos que le ayuden a ser
una mujer persona?, ¿y es usted el tipo de persona con el
cual quisiera tener amistad?, ¿o se alejaría de alguien así
como usted? ¿Cómo puede usted ser un mejor amigo? ¿Es
usted la fuente de contienda en alguna situación? Si tiene
que hacer un cambio, entonces haga el cambio
rápidamente. ¡Gracias a Dios que siempre podemos
cambiar! Enfrentarse a la verdad y cambiarse conforme a
ella es lo que hace a una persona sabia. Una tonta evita la
verdad y justifica su comportamiento aunque Dios lo haya
juzgado en su Palabra.

¡Piénselo!

La gente negativa tiene un efecto negativo sobre otros


que les agota el gozo.
Dé lo que usted espera recibir: esperanza, estímulo,
gozo y risa.
Vea la vida como una rueda y dese cuenta que lo que
usted coloca sobre la rueda eventualmente volverá a
usted.
Sea el tipo de persona con el cual otros quisieran estar.
CAPÍTULO 8

Su pensamiento afirmativo

Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es


él.
Proverbios 23:7

Puedo decir sin vacilación alguna que aprender el poder de


los pensamientos y cómo están conectados a todas las
áreas de mi vida fue, y aún es, asombroso para mí. No sólo
afectan cómo les hablamos a otros, sino también cómo nos
hablamos a nosotros mismos. Y mantener un pensamiento
afirmativo apropiado nos afecta en todos los aspectos de
nuestras vidas.
Es la voluntad de Dios que usted se ame a sí mismo de
una manera saludable y equilibrada. Si se disgusta y se
irrespeta a sí mismo, su pensamiento afirmativo será
negativo y devastador en su crecimiento espiritual y
progreso en la madurez espiritual. No tenemos que
enamorarnos de nosotros mismos o ser el centro de nuestro
propio universo, pero sí tenemos que mantener una
autoimagen sana. Esto sólo es posible al conocer al amor
de Dios personalmente, al igual que a su gracia, perdón,
misericordia y su bondad sufrida. ¡Podemos amarnos a
nosotros mismos porque Dios nos ama! Puede que no
amemos, y quizás no debemos, todo lo que hacemos,
porque todos pecamos y fallamos al alcanzar los estándares
perfectos de Dios. Pero podemos amar a la persona que
Dios ha creado que sea, en la que siempre estamos en el
proceso de ser convertidos por medio de Cristo.
De la manera como nos hablamos a nosotros mismos
sobre nosotros mismos es de vital importancia a nuestra
autoimagen así como nos relacionamos con otros. Todos
nos hablamos a nosotros mismos, pero algunas personas
nunca han aprendido justamente cuánto sus propios
pensamientos influyen sobre cómo se sienten acerca de sí
mismos y cuán importante es en todas las áreas de sus
vidas. Usted mismo, ¿se quiere? Una de las cosas más
importantes que he aprendido durante mi jornada con Dios
es que no puedo tener una buena relación con alguien más
si no tengo una buena relación conmigo misma. Aquí vemos
claramente la conexión mental. Mis pensamientos acerca
de mí misma están conectados con mis pensamientos y
actitudes hacia los demás.
Si soy áspera, dura y legalista, criticona y condenadora
conmigo misma, entonces así mismo seré con los demás.
Algunas personas esperan más de sí mismas de lo que
posiblemente pueden lograr, al hacerlo, se presionan
terriblemente a sí mismas. Si nosotros mismos nos lo
hacemos, usualmente les haremos lo mismo a los demás.
Una madre que es perfeccionista no sólo esperará
perfección de sí misma, sino que también la esperará y la
demandará de sus hijos. Una madre joven que tiene
tendencias perfeccionistas me contó esta historia:

Un día mientras vacacionaba con mi familia, tuve que


pedirles perdón porque tuve una actitud de mal
humor con ellos. Luego de pedirles perdón, tomé un
tiempo para preguntarle a Dios por qué me estaba
comportando de aquella manera con ellos cuando en
realidad no me habían hecho nada para merecer el
tipo de comportamiento que mostraba. Me mostró que
aquella mañana tuve pensamientos de culpabilidad,
porque tiendo a ser más lenta al hacer las cosas
comparada con otras personas. He sido así toda mi
vida y sufría mucho con la culpa por causa de ello.
Hay momentos que me doy cuenta que no tengo que
ser como más nadie, y soy capaz de aceptarme a mí
misma como hija de Dios que es amada por él, pero
ese día en particular había caído de vuelta a los malos
hábitos. La manera en que pensaba y sentía sobre mí
misma salió de mí en forma de un mal
comportamiento hacia mi familia.

Si tomamos el tiempo para hacerlo, podemos casi


siempre conectar el comportamiento incorrecto con alguna
manera de pensar incorrecta.

Podemos casi siempre conectar el


comportamiento incorrecto con alguna
manera de pensar incorrecta.

Recibir misericordia

¿Qué tipo de pensamiento tiene cuando su comportamiento


en menos que perfecto? Si comete un error, ¿son sus
pensamientos: No soy lo que debo ser; soy una persona
mala? ¿O piensa usted: Me arrepiento por cometer un
error, pero estoy agradecido por la misericordia de Dios
que es nueva cada mañana?
Dios no quiere que vivamos bajo la tiranía de
expectativas poco realistas. No quiere que estemos
presionados, pero Él desea que recibamos misericordia por
nuestras fallas. Como seres humanos, cometeremos errores
y probablemente los cometeremos todos los días. Jesús vino
por los que son necesitados, imperfectos y débiles. Vino
para ayudar, rescatar, liberar y salvar.
Si pudiéramos manifestar la perfección, no
necesitaríamos un salvador. Sí tenemos debilidades, pero
no tenemos que odiarnos a nosotros mismos por causa de
ellas. Debemos darles a los demás que son imperfectos la
misma misericordia que Dios nos da. No rechace a la gente
porque no cumplen con un estándar poco realista que usted
les ha puesto.
Se sabe muy bien hoy que muchas personas tienen
trastornos alimenticios, problemas de automutilación y
adicciones de todo tipo, y hasta se intentan suicidar porque
sienten que la presión de las expectativas de los demás es
simplemente demasiada. Tal vez sus padres o maestros
nunca están muy satisfechos con sus notas en la escuela, o
su rendimiento en los deportes, o cómo mantienen sus
dormitorios, o su apariencia personal. Seamos
misericordiosos con los demás, y nosotros mismos, de la
misma manera que Dios es misericordioso y paciente con
nosotros.

Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no


sacrificio, no condenaríais a los inocentes.
Mateo 12:7

¿Cómo podemos determinar si somos demasiado duros


con nosotros mismos o los demás? ¿Cuán a menudo nos
enojamos con nosotros mismos, y al final con los demás,
porque nuestro rendimiento es menos que excelente?
¿Demanda usted sacrificios de usted mismo o de los demás
como pago por los errores pasados? Pasé años de mi vida
sacrificando mi gozo para pagar por mis errores. Puedo
decir con toda seguridad que estaba casi siempre enojada
conmigo misma por algo que sentía que hacía o no hacía.
Pensaba que no tenía derecho alguno de disfrutar de la
vida por causa de mis fallas, pero gracias a Dios,
finalmente aprendí que Jesús me ofrece cosas buenas que
no me merezco, y no tengo que pagar por mis pecados
porque Él satisfizo la deuda que tenía por medio de
ofrecerse a sí mismo. Cuando dejé de intentar hacerme a
mí misma pagar por mis errores, me di cuenta que era
mucho más fácil dejar de intentar a hacer que otros
pagaran por sus errores.
Pasé la mayoría de los primeros veinte años de mi
matrimonio con Dave molesta por algo que él o los niños no
hacían. Cuando me di cuenta cuán mal era mi
comportamiento hacia ellos, quise cambiar, pero no podía
hacerlo, hasta que pude entender que estaba enojada
conmigo misma también. Sólo podemos darles a los demás
lo que tenemos dentro de nosotros. Cómo pienso acerca de
mí misma es cómo pienso acerca de los demás, y la actitud
que tengo hacia mí misma es la que pasaré a mi familia y
amistades. Si no sé cómo recibir misericordia y perdón, no
se los daré a los demás, y si me presiono a mí misma para
actuar de manera perfecta, les haré lo mismo a las
personas con quienes me asocio.
Cualquiera puede aliviar la presión de sus vidas
inmediatamente al decidir tomar una actitud hacia sus
propias debilidades y fallas, al igual que a las de los demás.
Cuando aprendí al fin ser más misericordiosa conmigo
misma y los demás, se alivió mucha de la presión y
frustración en mi vida. Pasar por la vida demandando algo
que es imposible tener jamás es una trampa para la miseria
perpetua.
Me tomó años aprender a recibir la misericordia de Dios,
sólo porque nunca me la dieron cuando era niña. Pero
cuando comencé a reconocer y recibir la misericordia de
Dios, me convertí en una persona más feliz. Mis relaciones
mejoraron, porque las personas quieren tener relaciones
con aquellos que las aman y las aceptan sin presionarlas a
ser algo que ellas no saben ser.
Hay varias razones por las cuales la gente encuentra
difícil recibir misericordia. He enumerado algunas a
continuación. Observe si alguna de ellas ha afectado su
vida.

1. Nunca se les dio misericordia en la niñez.


2. Tienen temperamentos de perfeccionista y usualmente
ven lo que está mal en vez de lo que está bien.
3. Puede que hayan recibido mala enseñanza acerca del
carácter de Dios. (Observe: ¡Dios no está enojado con
usted! Sin embargo, si usted tiene una actitud legalista
y religiosa, pensará que Dios espera de usted cosas que
no lo está, y usted estará constantemente presionado
por el miedo de que Dios esté enojado o disgustado.)
4. Sienten que la misericordia no es justa. Es extendida a
los que no la merecen, y es muy difícil para muchos
entenderlo.

Si usted reconoce algunos de estos que impiden el fluir


de la misericordia, puede pedirle a Dios que le ayude a
vencerlos para que pueda recibir la misericordia que tan
libremente da. Cuando empieza a pensar correctamente
acerca de la misericordia de Dios en su vida, cambiará la
manera que usted mismo se ve. Por ejemplo, veamos la
última razón en la lista.
No fue justo para Jesús llevar nuestros pecados sobre sí
y ser castigado por el mal que otros cometieron, pero lo
hizo. La vida no es justa, pero Dios sí lo es, y hay una
diferencia muy grande entre ambos. Puede que la vida no
trate de manera justa a todos, pero puede confiar en que
Dios siempre traerá justicia. Nos recompensará por cada
cosa que hacemos en obediencia a Él, aun si no
entendemos por qué nos pide hacerlo.
No parece justo que Dios me pida que perdone
completamente a mi padre, que abusó sexualmente de mí, o
hasta ir al extremo de cuidarlo en su vejez, pero Dios me
bendijo grandemente por hacerlo. Cuando me di cuenta
cuánto nos perdona Dios cada día, comprendí su
misericordia abundante hacia mí; en cambio, pude
mostrarle misericordia y perdón a mi padre. Le resultará
más fácil a usted ser misericordioso con los demás una vez
esté completamente consciente de cuánta misericordia le
ofrece Dios a usted. Uno no puede ganarse la misericordia,
sino no sería misericordia. ¡La misericordia puede ser
recibida con gratitud! Recomiendo pasar unos cuantos
minutos al día pensando cuán misericordioso es Dios con
usted, y luego planificar ser misericordioso con los demás
en el transcurso de su día. Podemos prepararnos a nosotros
mismos para la acción correcta mediante el pensamiento
correcto intencional.

Le resultará más fácil a usted ser


misericordioso con los demás una vez
esté completamente consciente de
cuánta misericordia le ofrece Dios a
usted.

Sea más amable consigo mismo

¿Es usted amable consigo mismo? ¿Se dice a sí mismo


cosas amables acerca de usted, o está más inclinado a
meditar en todas sus fallas? Si queremos caminar con Dios,
tenemos que aprender a pensar cómo piensa Dios. ¿Qué
piensa Dios acerca de usted? Él piensa que usted es
maravilloso y que tiene grandes posibilidades. No se ciega
a nuestras fallas, pero Él las ve a la luz de nuestra vida
entera y no tan sólo un evento en el cual no nos portamos
bien. Si ama a Dios, esto es lo que más le importa, y el
amor cubre una multitud de pecados (vea 1 Pedro 4:8). No
se enfoque en todas sus fallas, porque Dios no lo hace. Le
puedo asegurar que hay más de lo correcto en usted que de
lo incorrecto, pero tal vez nunca se ha tomado el tiempo
para verlo.
He aquí unas cosas que Dios dice acerca de usted en su
Palabra:

Eres una creación nueva en Cristo, las cosas viejas


han pasado y todas las cosas son hechas nuevas.
2 Corintios 5:17

Jesús se hizo pecado por usted y lo ha hecho a usted


la justicia de Dios en Él.
2 Corintios 5:21

Él lo escogió cuidadosamente a usted. Lo ha escogido


para que sea suyo en Cristo porque lo ama a usted.
Efesios 1:4-5

Usted tiene la mente de Cristo, la capacidad de


pensar como Él piensa.
1 Corintios 2:16

Usted tiene dones, talentos y habilidades.


Romanos 12:5-6

Dios tiene un plan para su futuro.


Jeremías 29:11

Dios lo ha aceptado a usted y nunca lo rechazará.


Efesios 2:6

Estás completamente perdonado y Dios se ha olvidado


de sus pecados.
Hebreos 10:17
Usted es la morada de Dios.
1 Corintios 3:16

Dios lo creo a usted y todo lo que Él crea es bueno.


Génesis 1:31

Dios nos llama su amigo.


Juan 15:15

Somos llamados sus amados.


Romanos 9:25

Parece más natural para nosotros pensar en lo que está


mal con nosotros en vez de lo que está bien. Como
creyentes en Jesucristo, somos advertidos frecuentemente
en las Escrituras sobre los peligros del orgullo, lo cual es
pensar que somos más importantes, o mejores, que los
demás. Sin embargo, podemos darnos cuenta que somos
importantes para Dios y su plan en general para la
humanidad sin pensar que somos mejores que los demás.
Somos nuevas criaturas en Él, y tenemos que pensar
acerca de nosotros mismos como corresponde.

Dios nos ve como justos con Él


mediante Cristo Jesús.

Aun recientemente Dios me recordó a creer que su


voluntad para mí es pensar cosas buenas acerca de mí en
vez de meramente ver mis fallas. Nunca quiero ignorar mis
fallas, o tomar posesión o responsabilizarme por ellas. Pero
a la misma vez, si es todo en lo que pienso, me volveré
negativa y desanimada acerca de mí misma, y mi
pensamiento afirmativo y autoimagen impropios se
reflejarán en mis otras relaciones. Dios nos ve como justos
con Él mediante Cristo Jesús. Nos ve y piensa de nosotros
como estar en Cristo, y deberíamos aprender a hacer lo
mismo. En nuestra humanidad, no tenemos valor alguno, y
podemos hacer muy poco, pero “en Cristo”, somos gente
maravillosa que ha sido creada de nuevo en Cristo Jesús.
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para
buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para
que anduviésemos en ellas (Efesios 2:10). ¡Dios quiere que
nos veamos tal como Él nos ve! ¡Quiere que tengamos una
buena vida!
Dios nos ha provisto una buena vida, pero nuestras
mentes y actitudes tienen que ser renovados si queremos
en realidad verla en nuestro diario vivir. Uno de los
versículos más importantes de las Escrituras acerca de
nuestros pensamientos es Romanos 12:2:

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por


medio de la renovación de vuestro entendimiento,
para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de
Dios, agradable y perfecta.

Yo era cristiana por alrededor de veinte años de mi vida


antes de tan siquiera oír esta Escritura o tener idea alguna
de que mis pensamientos importaban. Ciertamente no tenía
idea alguna que tuviera yo opción en cuanto a lo que
pensaba y mi mente estuviera conectada en realidad con
mis palabras, actitudes y comportamiento. Creo que puedo
decir que mi relación con Dios nunca pasó del nivel de
preescolar hasta que pude entender el poder de los
pensamientos y las palabras. Tal vez esto sea nuevo para
usted también, y si lo es, entonces está embarcándose en
un comienzo nuevo que será verdaderamente maravilloso.
Sé que para mí, entender la conexión de la mente fue uno
de los mayores avances en mi vida espiritual.
Desarrollar una buena relación consigo mismo le
ayudará de muchas maneras. Usted pasa cada momento de
su vida consigo mismo, así que es claro que si no se quiere
a sí mismo, entonces usted no será feliz. Con la ayuda de
Dios no sólo puede pensar mejor acerca de sí mismo, sino
también puede tomar el tiempo para hacer cosas por sí
mismo que las puede disfrutar. Dios quiere que ayudemos a
los demás y estemos disponibles para hacer una variedad
de buenas obras que Dios ha planificado; sin embargo, si
nunca toma el tiempo para hacer algo para usted,
rápidamente se desgastará por siempre dar y nunca recibir.
Comenzará a sentir como si la gente se estuviera
aprovechando de usted, pero esa actitud incorrecta puede
ser evitada simplemente si toma el tiempo para hacer las
cosas que usted disfruta, juntamente con hacer cosas para
los demás.
A menudo esperamos que los demás hagan cosas para
nosotros y es lindo cuando lo hacen, pero aun si no lo
hacen, aún podemos hacer las cosas para nosotros para así
poder mantener una vida emocional equilibrada y
saludable. Cuando usted se siente desgastado o que se han
aprovechado de usted, puede ir donde Jesús por un consejo
y puede que le oiga decir: “Tome el día libre y disfrútelo”.
Si se trata mejor a usted mismo en sus pensamientos y
acciones, le puedo asegurar que comenzará también a
tratar a los demás mejor. Lo que sucede dentro de nosotros
saldrá de nosotros, en palabras, actitudes y
comportamientos. En vez de sólo estar irritado por causa
de la vida desequilibrada suya, haga algo para cambiarla.
Es su vida, ¡y Dios espera que usted la maneje sabiamente!

¡Píenselo!

La manera que hablamos y pensamos acerca de


nosotros mismos nos afecta en cada área de nuestras
vidas.
Es la voluntad de Dios que usted se ame de una manera
saludable y equilibrada.
Cuando deja de intentar hacerse a sí mismo pagar por
sus errores, es mucho más fácil dejar de intentar
hacerles a los demás pagar por los suyos.
Le será mucho más fácil ser misericordioso con otros
cuando ya esté completamente consciente de cuánta
misericordia le ofrece Dios.
Dios le ama. Él piensa que usted es maravilloso, y Él ha
llenado su vida con posibilidades grandes.
CAPÍTULO 9

Acciones irreflexivas

Edificar puede ser la tarea lenta y laboriosa de la vida


de años. Destruir puede ser la acción irreflexiva de un
solo día.
Winston Churchill

Hacemos muchas cosas sin pensar y eso es, tal vez, una de
las cosas más peligrosas que podemos hacer. Las acciones
irreflexivas traen consigo dolor mental y emocional, y el
deterioro y destrucción de las relaciones, al igual que en
otras áreas. La gente les dice cosas a los demás sin
pensarlo, causando dolor y tal vez les arruina el día.
Hacemos las cosas sin pensarlas, como decir cosas en el
momento menos adecuado, hacer compras impulsivas,
varios compromisos sin considerar seriamente si podemos
cumplir con ellos o no. Muy a menudo practicamos lo que
llamo “comer sin sentido”, comer sin estar completamente
consciente de lo que hacemos. Nos detenemos para hablar
con un compañero de trabajo que tiene un plato de dulces
en su escritorio, y mientras hablamos, comenzamos a
comer, sin sentido alguno, tres chocolates. Pasamos por un
plato de galletas dulces sobre una mesa en una mueblería,
de todos los lugares posibles (me pasó una vez) y sin
pensarlo tomamos una y ¡comenzamos a comer mientras
estamos de compras!
Tenemos muchas “acciones irreflexivas”, pero este libro
no sólo se trata de aprender a pensar, sino también hacerlo
a propósito y correctamente.
Cuán a menudo tiene usted que pedir perdón por algo, y
decir algo como: “Perdóneme por lastimarlo: simplemente
no estaba pensando”. Nuestras vidas serían mucho mejor si
formáramos un hábito de pensar antes de hablar o actuar.
Me imagino que tomará toda una vida de disciplina
continua para poderlos lograr a plenitud, pero al menos
podemos comenzar a movernos en la dirección correcta.
En su libro El hombre espiritual, Watchman Nee habló
mucho acerca de los peligros de la mente pasiva. Fue de
sus enseñanzas que primero comencé a darme cuenta que
podemos comenzar a pensar por nosotros mismos, en vez
de simplemente meditar pasivamente en cualquier cosa que
aparezca en nuestras mentes. Algunos pensamientos no son
ni buenos ni malos; ¡simplemente son inútiles! Los
llamamos “pensamientos grises”. Provienen de algo que
vimos, recordamos, o tal vez no podemos encontrar la
fuente de la cual provienen. También me refiero a ellos
como pensamientos brillantes y pensamientos oscuros. Los
oscuros causan daño: son muy destructivos y usualmente
negativos. Gracias a Dios, hay pensamientos buenos que
arrojan la luz en nuestras mentes y nos dan sentimientos
buenos y energía positiva.
Por ejemplo, si voy manejando en el auto por el autopista
y pienso: Qué muchos pájaros hay sobre el tendido
eléctrico, eso es un pensamiento gris acerca de algo que
observé. Sin embargo, si voy por la carretera y pienso: No
hay manera que Dios me pueda amar después de hacer
todas las cosas que he hecho mal, esa es una mentira
oscura inyectada en mi mente por el diablo, quien espera
prevenir que yo pueda recibir el amor y perdón de Dios. Si
voy en el mismo auto, por la misma carretera, y pienso:
Cosas buenas sucederán en y a través de mí hoy. Dios me
ama y me da su favor todo el día, ese es un pensamiento
bueno que permite que la luz entre a mi alma.
¡Intente siempre encontrar pensamientos buenos y
brillantes!

El campo de batalla de la mente

Muchos cristianos hoy no quieren escuchar nada sobre el


diablo. Ellos lo consideran un tema de conversación
desagradable, pero pensar de esta manera abrirá una
puerta a la decepción y el error. El diablo está vivo y activo
en el planeta Tierra, y deberíamos estar consciente de él y
aprender cómo lidiar con él de manera agresiva. La verdad
básica es que el diablo es un mentiroso, y usa nuestra
mente como un campo de batalla para guerrear con
nosotros. Él es la fuente de los pensamientos oscuros y
dañinos. Su meta es prevenir que disfrutemos del plan
bueno que Dios tiene para nosotros, él tiene éxito si nunca
aprendemos a reconocer cómo ataca nuestras mentes. La
Escritura nos enseña que nuestra mente es un campo de
batalla donde se está librando una guerra.

Pues aunque andamos en la carne, no militamos según


la carne; porque las armas de nuestra milicia no son
carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción
de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez
que se levanta contra el conocimiento de Dios, y
llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a
Cristo.
2 Corintios 10:3-5

Vemos en estos versículos que definitivamente estamos


en guerra y tiene que ver con la esfera de nuestros
pensamientos. ¡Esta guerra es una espiritual! Los
pensamientos no pueden ser vistos, pero vemos los
resultados de ellos. Los pensamientos operan en el reino
espiritual, tal vez por esta razón, no podemos darnos
cuenta cuán poderosos son. Tendemos a ignorar lo que
nuestros ojos no pueden ver, y aun así la Palabra de Dios
nos enseña tanto acerca del reino espiritual invisible como
del reino natural visible.

Los pensamientos no pueden ser vistos,


pero vemos los resultados de ellos.

Las escrituras en 2 Corintios no dicen de plano que el


diablo pone estos pensamientos en nuestras mentes, pero
todo lo malo proviene de él. Así que es lógico pensar que si
los pensamientos son destructivos, o nos van a obstaculizar
o robarnos de lo mejor de Dios para nosotros, fueron
iniciados por el diablo. Y hay otras escrituras que debemos
considerar que nos dicen de plano que Satanás instiga los
pensamientos malos.
El apóstol Juan escribió que Satanás puso el
pensamiento de traicionar a Jesús en el corazón de Judas
(vea Juan 13:2). Ananías y su esposa, Safira, vendieron un
terreno con la intención y compromiso de entregar el
dinero para ayudar a los indigentes y los pobres, pero ellos
engañosamente se quedaron con una parte del dinero para
sí. Hechos 5:3 dice: “Y dijo Pedro: ‘Ananías, ¿por qué llenó
Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y
sustrajeses del precio de la heredad?’”.
En mi opinión, le haría mucho bien a cada cristiano
hacer un estudio completo y bien informado acerca de
nuestro enemigo el diablo y cómo obra. No tenemos que
tenerle miedo nunca, porque Dios nos ha dado poder y
autoridad para lidiar con él, pero no podemos ignorar sus
maquinaciones. Pablo les escribió a los corintios y los
instruyó a perdonar para que Satanás no tomara ventaja
sobre ellos, y siguió al decir que no ignoraran sus
maquinaciones (vea 2 Corintios 2:10-11). Quería que
estuvieran informados acerca de cómo Satanás operaba y
qué hacer para evitar ser engañados por él.
Llevaba muchos años de cristiana antes de que se me
enseñara algo sobre el diablo o el hecho de que él ataca a
las personas en sus pensamientos. Cuando comencé a
aprender, el conocimiento no me asustó; me empoderó a
reconocer de dónde provenían mis pensamientos y si debía
aceptarlos o rechazarlos.
Un día, estuve hablando con un joven que es un miembro
activo en una denominación grande y muy conocida.
Hablábamos muchas cosas acerca de la Palabra de Dios y
las misiones, y disfrutamos de la conversación. Pero cuando
mencioné algo acerca de cómo el diablo intenta
prevenirnos que hagamos algo en el campo misionero, el
joven guardó un silencio total, y pude percibir que hablar
del diablo lo había incomodado. No pude evitar pensar
cuánto sumaría a su vida y caminar con Dios si él supiera
verdaderamente quién es su enemigo y cómo resistirle.
Algunos predicadores y maestros de la Biblia no dicen
nada o muy poco acerca de cosas como el diablo, los
demonios y la guerra espiritual. A menudo dicen:
“Preferiría predicar acerca de la luz que de la oscuridad”.
En realidad, estoy de acuerdo que normalmente es el mejor
plan, pero como maestros de la Palabra de Dios, somos
responsables de producir creyentes que son bien
informados que sepan cómo reconocer cuando el diablo
está obrando, y cómo resistirlo.

¿De qué ha estado pensando?

En vez de ser gente “irreflexiva”, podemos entrenarnos a


nosotros mismos a pensar acerca de lo que estamos
pensando. Si su estado de ánimo comienza a sucumbir, o
una actitud no le agrada a Dios, haga un inventario de sus
pensamientos actuales y seguramente encontrará al
culpable. Disfruto saber que puedo hacer algo acerca de
mis problemas, y espero que usted también. Me es muy
emocionante darme cuenta que no tengo que sentarme
pasivamente y permitir que el diablo me llene la mente con
pensamientos venenosos y destructivos, pero puedo
aprender a reconocerlos, y por un hecho sencillo de mi
voluntad, puedo pensar en algo más que sería beneficioso.

Podemos entrenarnos a nosotros


mismos a pensar acerca de lo que
estamos pensando.

Esta mañana pasé un tiempo revisando mi calendario


para las próximas tres semanas. Vi todos los comentarios
que tuve, y las compartí con Dave. Poco tiempo después,
me sentí presionada y levemente irritada. Cuando me
detuve para pensar en lo que estaba pensando, me di
cuenta que estaba viendo todo lo que tenía que hacer como
un bulto enorme en vez de creerle a Dios para darme su
fuerza y capacidad un día a la vez. Dios nos da gracia (su
poder y capacidad) diariamente para realizar las cosas que
tenemos que hacer si le creemos, pero no nos da gracia
para depositarla en el banco, por decirlo así. Cuando nos
preocupamos por las cosas que aún no han pasado,
estamos por cuenta nuestra. Dios no nos ayuda con
aquellas cosas, porque su voluntad es que vivamos a
plenitud y disfrutemos del hoy, mientras le creemos a Él
completamente por el futuro.

Preocuparse, preguntarse y divagar

Cuando nos preocupamos, dejamos que nuestras mentes


divaguen por ahí desde el pasado al presente al futuro, y
nos preguntamos o razonamos acerca de qué nos ha de
suceder, y perdemos nuestra paz. La intención de Dios es
que mantengamos nuestras mentes en lo que estamos
haciendo actualmente. No quiero decir que nunca tomemos
el tiempo para aprender de pasado o hacer planes para el
futuro. Pero cuando lo hacemos, debería ser algo que
hagamos intencionalmente, y no como resultado de una
mente salvaje que nunca se enfoca en nada. Todos estos
tipos de pensamientos nos presionarán, porque no son la
voluntad de Dios. El profeta Isaías dijo que Dios guardará
en perfecta paz cuando nuestras mentes estén fijadas en Él.

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo


pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
Isaías 26:3

El escritor de los Proverbios afirmó que el hombre de


bien estará contento de sus caminos (vea Proverbios
14:14).
¿Quiere usted ser lleno de paz, guardado por Dios y
estar satisfecho? Entonces tiene que darse cuenta que eso
comienza con los pensamientos que escoge. Su mente está
conectada a cada sentimiento que tiene y cada acción que
toma.
Si usted mismo se entrega a la preocupación y el
razonamiento, sus pensamientos puede que suenen así:
¿Cómo puedo yo hacer todo lo que tengo que hacer? ¡Mi
vida es imposible! Esto es más de lo que pueda soportar.
En vez de preocuparse por el futuro, puede pensar cosas
como: Dios me ama, y Él se encargará de todo en mi futuro.
Me dará la fuerza y capacidad de hacer cada cosa que
necesito cuando surja. No estoy meramente haciéndole
sugerencias a seguir, pero en realidad yo hago lo que le
estoy aconsejando hacer.
En este momento preciso de mi vida, estoy lidiando con
un asunto físico que no es serio, pero es molestoso. Luego
de seis semanas de varios doctores y medicamentos, aún no
se ha ido del todo. Mis pensamientos quieren vagar, y
cuando se lo permito, así es como suenan: ¿Y si esto nunca
se va? Esto me está presionando y dificultándome todo lo
demás. No sé qué haré. Estoy frustrada. Sin embargo,
cuando escojo mis pensamientos conforme a las promesas
de Dios, así es como suenan: Esto es incómodo, pero hay
millones de personas ahora mismo con situaciones peores
que esta. Esto pasará. Dios me proveerá una contestación.
Mi asunto de salud no se ha ido del todo, pero estoy mucho
mejor que hace dos semanas. Creo que el poder sanador de
Dios está obrando en mí ahora, y estoy mejorando cada
momento más.
Los pensamientos “irreflexivos” nunca van en una
dirección que nos ayudarán. Son inútiles en el mejor de los
casos y atormentadores en el peor. Cuando comienza a
hacer un esfuerzo de pensar por sí mismo, puede que usted
sienta que nunca lo logrará. Puede asemejarse a un animal
salvaje. Tomará tiempo, paciencia y ayuda de Dios, la cual
recibe por pedírselo y confiar en Él en todo tiempo.
Aprender a escoger sus propios pensamientos también
requiere la sabiduría de no condenarse a sí mismo cuando
no tiene éxito. La culpa y la condenación le roban la
energía y no logran nada. Lo mantienen dando vuelta a la
misma montaña, por decir. Sin embargo, la persona que es
determinada y paciente heredará las promesas de Dios.

Porque os es necesaria la paciencia, para que


habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la
promesa.
Hebreos 10:36

Sea considerado

Como nuestros pensamientos afectan la manera en que nos


relacionamos con la gente y el mundo alrededor nuestro, es
da gran ayuda aprender a “ser considerado”. Tome el
tiempo para planificar su día antes de comenzarlo. Claro
que no sabemos qué nos traerá cada día, pero espero que
todos tengamos algún tipo de plan. Ser intencionalmente
pensativo acerca de su día es muy distinto a preocuparse
por él. Uso mi día de hoy como un ejemplo. Planifico
escribir hasta la una de la tarde (13 horas). Durante ese
tiempo, necesito silencio así que intencionalmente no me
involucraré en otras cosas. A la una de la tarde, me vestiré,
me peinaré y me maquillaré e iré a una cita que tengo.
Sigo mi propio consejo para hacer ciertas cosas que me
agradan en medio del trabajo. Planifico ser amable con la
gente y elogiar a la gente con quien entro en contacto.
Cualquier momento que estemos en público, deberíamos
verlo como una oportunidad de representar a Jesús a los
demás. Es sabio ser considerado, porque todos los que
conocemos seguramente están liberando algún tipo de
batalla. Sonríales a todos, porque es una señal de
aceptación, y recuerde que la sonrisa es la prenda más
hermosa que puede llevar.
Cuando salga hoy, en vez de estar meramente consciente
sólo de mí misma, planifico estar consciente de los demás y
sus necesidades. Después de mi cita, tengo una reunión
con Dave, y le preguntaré acerca de su día y escucharé
pacientemente mientras me hable acerca de su swing de
golf y lo nuevo que haya aprendido seguramente será “la
clave” que le contestará todo lo que lleva años buscando
(lleva cuarenta años buscando y cada dos o tres veces al
mes tiene algo nuevo). Vamos a encontrarnos con dos
parejas más para cenar. Esta es también una oportunidad
de bendecirlos. Quiero ser considerada y estar interesada
en lo que están haciendo en su ministerio en vez de tomar
toda la noche hablando acerca de mí y lo que estoy
haciendo yo. Cuando estoy con la gente, planifico hacerla
sentirse importante, y una de las maneras que puedo
hacerlo es mostrar un interés genuino en ellos. Esta
mañana, me encontraba pensando que dividiríamos la
cuenta. Pero luego decidí pensar por mí misma, y pensé
acerca de la Escritura que dice que es mejor dar que
recibir, así que decidimos pagar por la cena, porque es otra
manera que podemos ser considerados con los demás.
Pensar sobre las partes de mi día de las cuales tengo
conocimiento me ayuda a comportarme de una manera que
le agrada a Dios en vez de simplemente reaccionar a las
cosas en el hábito de no pensar las cosas. Hoy sucederán
cosas que no estoy planificando, pero tengo la intención de
responder de manera tranquila ante aquellos asuntos que
no he planificado. Espero que pueda ver que ser
considerado acerca de las personas y los eventos le
ayudará de muchas maneras.
Todos queremos amigos que sean considerados, y la
mejor manera de tenerlos es ser con otros como queremos
que sean con nosotros. Tengo algunos amigos que puedo
decir con toda honestidad que son personas muy
consideradas, y otros que no lo son. Podemos ser más
considerados al observar a las personas que lo son.
Esta mañana recibí un vídeo corto de tres minutos vía
correo electrónico de una pareja que apoyamos
financieramente que tiene un ministerio maravilloso en
Rusia. Nos dijeron que oran por nosotros aun antes de
bajarse de la cama por la mañana, y hablaron
repetidamente sobre cómo aprecian nuestra asociación con
ellos. Fui animada, por decir lo menos. El hombre dijo que
aunque ora por nosotros cada mañana, esta mañana al orar,
tuvo la idea de ir a su estudio de grabación y hacer el
vídeo. ¡Qué considerado! Tuvo que salir de la casa y viajar
a su estudio para poder grabar un vídeo de tres minutos
tan sólo para animarme. Creo que Dios nos da buenas ideas
a todos de manera que podemos bendecir a los demás, pero
puede que no sostengamos el pensamiento lo suficiente
como para actuar.
Cuando las cosas buenas le llegan a la mente, guárdelas
y pregúntele a Dios si debe actuar al respecto. Cuando las
cosas malas le llegan a la mente, rechácelas tan rápido las
reconozca, porque no podrán ayudarle ni a usted ni a los
demás. Cuando tiene un pensamiento acerca de ser una
bendición a los demás, y ese pensamiento bueno es seguido
inmediatamente de un pensamiento malo, desalentándole
de no hacer lo bueno, dese cuenta que aquel segundo
pensamiento es producto del diablo que intenta detenerlo.
Comprometámonos a escoger el bien y resistir al diablo
continuamente, tal como Dios nos instruye en su Palabra
(vea Deuteronomio 30:19).
¡La mejor manera de resistir las acciones irreflexivas
que siempre nos lastiman a nosotros o a los demás es llenar
nuestro día siendo considerado a propósito! Mark Twain
dijo supuestamente: “La amabilidad es el lenguaje que los
sordos pueden oír y los ciegos pueden ver”.1
Le exhorto a comenzar “Operación amable”, y hacer
cosas como permitirle a alguien se le adelante en la fila del
supermercado, decir “por favor” y “gracias” todo el día,
diciéndole a la gente que usted la aprecia, limpiar detrás
de usted en vez de dejar un reguero para alguien más, y ser
más amable de lo que siente ser.

¡Piénselo!

Nuestras vidas serían mucho mejor si formáramos el


hábito de pensar antes de hablar o actuar.
La Escritura nos dice que nuestra mente es un campo
de batalla donde se está librando una guerra.
En vez de estar “irreflexivo”, usted puede entrenarse a
pensar en lo que está pensando.
Sea intencional en su manera de pensar: tome el
tiempo de planificar su día antes de comenzarlo.
CAPÍTULO 10

El poder de la perspectiva

No pienso en toda la miseria, sino en la belleza que


aún permanece.
Anne Frank

Libros se han escrito y películas se han producido acerca


de Anne Frank. Estas palabras siempre resaltan cuán
grande era su perspectiva en medio de las atrocidades del
Holocausto. Esto no sucedió porque ella era pesimista ni
estuviera enfocada en todo lo que estaba mal en su vida,
sino porque tenía una capacidad rara de ver la belleza en
medio de eventos horripilantes. Creo que la mayoría de las
personas que leen su historia dirían: “Quisiera ser así”. No
seremos así con sólo desearlo, sino que es decidir a
propósito cómo veremos la vida.
Cada uno de nosotros tiene una perspectiva de la vida.
Vemos las cosas y pensamos acerca de cosas de una
manera específica. Algunos son muy rápidos para ver los
problemas y magnificarlos, mientras que otros han tomado
una decisión de minimizar el impacto de dificultad al
buscar la belleza, lo bueno en la vida y en las personas. De
una escala del uno al diez, ¿dónde se colocaría en cuanto a
su manera de pensar? Diez sería perfecto, y uno sería
ligeramente mejor que un cero. Creo que yo estaría cerca
de un siete, y algunos días un ocho. Todavía me falta crecer
más, pero si mantengo una perspectiva buena, puedo ser
feliz debido al hecho que ya no estoy en un uno en la escala
como lo estaba antes. Muchos años han pasado desde que
Dios comenzó a enseñarme el poder de los pensamientos y
cómo pensar a propósito en vez de manera pasiva. Y me
siento feliz de tener la experiencia que ahora tengo para
que pueda compartir apasionadamente con usted lo que he
aprendido acerca de la conexión de la mente.

¿Nacida afortunada?

¿Fue Anne Frank sólo una niña optimista que simplemente


nació con una gran visión de la vida? Puede que haya
tenido algunos “genes felices” que no todos tenemos, pero
todavía tuvo que escoger y tomar decisiones acerca de
cómo iba pensar y lo que iba a decir. Demasiadas personas
esperan pasivamente para que algo bueno les llegue,
cuando deberían escoger agresivamente hacer lo que es
correcto, incluyendo pensar correctamente.
Hay una fábula que se cuenta acerca de un padre de una
familia pudiente que llevó su hijo al campo para poderle
mostrar cómo viven los pobres. El padre y el hijo pasaron
varios días en una finca con una familia que la mayoría
considerarían extremadamente pobre.
Después del viaje, cuando el padre le preguntó al hijo
qué había observado, él respondió: “¡Vi cuán bendecida es
esa familia! Nosotros tenemos una piscina en nuestro
jardín, pero ellos tienen un arroyo que no tiene fin.
Tenemos linternas importadas, y ellos tienen las estrellas
de la noche. Compramos nuestra comida, pero ellos
cultivan la suya”. El papá se quedó sin palabras mientras
su hijo comentaba: “Gracias, papá, por enseñarme lo pobre
que somos”.1
La perspectiva es algo maravilloso. El padre de esta
historia vio sólo lo que a los pobres les hacía falta, mas el
hijo vio lo que sí tenían. El niño, al verlo a través de un
lente distinto, claramente sintió al final que su familia era
más pobre que las personas de las cuales fueron a
aprender.
El joven en esta historia fue asegurado de tener una vida
maravillosa que no se basaba en las circunstancias.
Cualquiera que aprende de la vida como lo hizo él, que
puede ver lo bueno en todo, no puede ser vencido por las
circunstancias.
En nuestra cultura estadounidense hoy, quisiera saber
cuántas millones de veces alguien piensa: ¡El mundo está
hecho un desastre! Lo oigo a cada rato y seguramente
usted también. Bajan la cabeza un poco, luego niegan con
la cabeza en consternación, y dicen con una voz de enojo o
depresión: “¡El mundo está hecho un desastre!”. Oírlo
nunca me hace sentir mejor, ¿y a usted? Para ser honesta,
me cansa la misma actitud vieja y el panorama sombrío.
Puede que esté pensando: Bueno, Joyce, ¡el mundo está
hecho un desastre! Aunque sí es verdad que tenemos
problemas, no puedo darme por vencida al creer que las
cosas buenas también están pasando, y personalmente
quisiera escuchar más sobre ellas.
El pecado abunda en estos días, y dado el caso, las
circunstancias nunca son buenas. Sin embargo, hablar de
manera incesante sobre los problemas en el mundo de hoy
no hará que se desaparezcan. No estoy diciendo que
debemos ignorar la violencia y quedarnos de brazos
cruzados sin hacer nada más que cantar felizmente y
sonreírnos. Tenemos que orar, tenemos que estar
informados, y tenemos que tomar acción que sea inspirada
por Dios para ver las cosas mejorar. Pero no tenemos que
repetir una y otra vez cuán malas están las cosas y
comportarnos como si Dios fuera incapaz de cambiar las
cosas.
Cuando las circunstancias están malas en cualquier
sociedad o en la vida personal de alguien, enfocarse en
ellos y decirles cosas negativas acerca de situaciones que
ya son negativas no aumenta nuestro gozo personal ni el de
nadie más. La gente necesita esperanza, y podemos tomar
la decisión de estar comprometidos con dársela. La
próxima vez que alguien le diga cuán malas están las cosas
en el mundo, dígale algo así: “Sí, las cosas están malas,
pero sí creo que Dios tiene un plan para su pueblo”.
Cualquiera que le haya dicho esto responde: “Sí, usted
tiene la razón”. Simplemente hay que recordarles algo que
se empujó a la parte posterior de su mente por causa de las
cantidades masivas de información negativa que les llega.

La gente necesita esperanza, y


podemos tomar la decisión de estar
comprometidos con dársela.

Póngase los espejuelos de Dios

Jesús nos enseña por palabra y ejemplo de ser positivo


acerca de los problemas de la vida, al igual que los
apóstoles. Jesús dijo que en el mundo tendríamos
tribulación, pero que deberíamos alegrarnos porque Él ha
vencido al mundo (vea Juan 16:33). ¡Asombroso!
Recuérdese de esto cuando la vida parece triste. Cuando
los discípulos estuvieron en una tormenta severa y Jesús
estuvo dormido en la popa, ellos se asustaron grandemente
y sólo estuvieron enfocados en la tormenta. Pero Jesús les
reprendió por su falta de fe, y les preguntó por qué se
molestaban si Él estaba con ellos (vea Marcos 4:36-40).
Jesús quería que ellos lo vieran a Él mucho más grande que
la tormenta.
Aparentemente Anne Frank vio a Dios cuando otros sólo
vieron la persecución. Tuvo que haber estado mirando a
través de los espejuelos de Dios. El Señor ve las cosas
distintas a cómo nosotros a menudo las vemos. Vemos
problemas, pero Él ve posibilidades. Nosotros vemos
desorden, pero Él ve milagros. Vemos finales, pero Él ve
nuevos comienzos. Vemos dolor y presión, pero Él ve
crecimiento espiritual. Puede que piense: ¿No le importan a
Dios todos los problemas horripilantes en el mundo? Sí,
ciertamente, y permítame asegurarle que Dios tiene un
plan bueno no sólo para la sociedad en general, sino
también para cada uno de manera individual. Sosténgase
de aquella verdad bíblica, y no permita que nada que
suceda en el mundo se la arrebate.
Estoy estudiando el libro de Éxodo, y me di cuenta que
cuando todas las plagas terribles que fueron desatadas
sobre Egipto debido a la desobediencia de Faraón, el
pueblo de Dios se mantuvo a salvo. Éxodo dice que cuando
Dios envió algo llamado “tábanos chupasangre” (y me
alegra que esos no existan hoy día, a menos que los hayan
renombrado “mosquitos”), Él apartó la tierra de Gosén para
los israelitas, donde no llegaron los tábanos (vea Éxodo
8:21-22). No importa con cuántos tábanos chupasangres se
encuentre todos los días, ¡no tienen que ser un problema
para usted!
Y cuando mataron todo el ganado, Dios hizo una
distinción entre el ganado de Israel y el ganado de Egipto.
Luego declaró que ninguna pertenencia de los israelitas
perecería (vea Éxodo 9:4). Cuando Egipto se vino abajo con
granizo pesado, sólo en la tierra de Gosén, donde estaban
los israelitas, no hubo granizo (Éxodo 9:26).
Y cuando la oscuridad arropó la tierra de Egipto que la
gente no podía ver lo suficiente para poderse bajar de la
cama, todos los israelitas tuvieron luz natural (vea Éxodo
10:23).
Me doy cuenta que la gente al leer esto, u otras personas
que puede que conozca, ha sufrido pérdida de propiedad
debido a inundaciones, huracanes o incendios y sería fácil
decir: “Espere un segundo, Dios no los cuidó a ellos”. Mi
punto es que aunque hasta Anne Frank y muchos
semejantes a ella a través de la historia soportaron mucho
sufrimiento, su perspectiva les permitió tener gozo en
medio de la agonía. Nuestras actitudes pueden hacer que
sea más difícil o más fácil de lidiar con nuestros problemas;
depende de nosotros.

Nuestras actitudes pueden hacer que


sea más difícil o más fácil de lidiar con
nuestros problemas; depende de
nosotros.

Esto lo he visto muy de cerca. Nuestro ministerio se ha


involucrado fuertemente con alivio de desastres, y he visto
individuos que se amargan culpando a Dios, pero he visto a
otros que siempre encuentran algo de lo cual Dios los libró
o está haciendo por ellos. Ni tengo que decirle cuál de los
dos eran más felices.
Pienso que Anne Frank escogió por sí misma. No pudo
hacer nada respecto a su situación, pero pudo controlar su
actitud y al hacerlo, se convirtió en alguien a quien Dios
podía usar para ser un ejemplo al mundo. Sólo piénselo:
aunque hayan pasado unos setenta años desde que falleció,
Anne Frank es bien conocida hasta hoy. No he leído un libro
acerca de alguien de esa época proclamando su actitud
negativa, desesperanzada y amargada, ¿no es cierto?
Encuentro estas cosas muy alentadoras, y me da
esperanza con respecto a lo que veo suceder en el mundo
de hoy. Permítame decir firmemente que Dios tiene un plan
para su pueblo, y debemos pensar, hablar y comportarnos
como si creyéramos como cree Él. ¡Aprendamos a mirar a
través de los espejuelos que mira Dios! ¡Aprendamos a
tener su expectativa!

El efecto a largo plazo de la perspectiva


Como nuestra perspectiva involucra nuestros procesos de
pensamiento, debemos ser sabios en darnos cuenta que
también afecta nuestros estados de ánimo. Si estoy de mal
humor, tal vez necesite un ajuste de perspectiva. Quizás
estoy viendo demasiado lo que me falta y no lo
suficientemente lo que sí tengo. O tal vez estoy viendo lo
que la gente no hace por mí, en vez de lo que sí hace por
mí. Nuestra perspectiva en cualquier cosa, especialmente
en los eventos o personas que no son de nuestro agrado,
tiene un efecto a largo plazo. Como vemos los eventos que
sucedieron tan lejanos como en nuestra niñez, así pueden
estarnos afectando aún de una manera negativa.
Cuando aprendí a pensar del abuso en mi niñez como
algo que fue desafortunado, pero algo que podía ser usado
por Dios para el bien, el dolor comenzó a menguar y
comencé a sanar emocionalmente. Mientras resentía
profundamente a mi padre por haberme abusado
sexualmente y a mi madre por no haberme protegido, tuve
una herida en mi alma que no podía ser sanada. Pero
cuando decidí entender cómo mi padre fue criado, y el
temor de mi mamá, su debilidad de carácter, realmente
comencé a sentir más pena por ellos que por mí misma.
Si está lidiando con un corazón roto o un alma herida,
intente pedirle a Dios que le ayude a hacer la conexión
entre su perspectiva y sus sentimientos actuales. Si está
dispuesto a cambiar su manera de ver la situación (y no es
siempre fácil), comenzará a progresar hacia la integridad
en vez de permanecer quebrantado. La vida nos quebranta
a todos de una forma u otra, y depende de nosotros si nos
mantenemos quebrantados y amargados, o le permitimos a
Dios hacernos mejores y más poderosos.

Si está dispuesto a cambiar su manera


de ver la situación (y no es siempre
fácil), comenzará a progresar hacia la
integridad en vez de permanecer
quebrantado.

Permítame tomar un momento para decir que entiendo


completamente que es más fácil para mí escribir acerca de
ver las cosas dolorosas de una manera positiva que lo que
resulta hacerlo. Sin embargo, es posible y es, de hecho, la
única opción que tenemos, a menos que queramos
permanecer miserables. Aunque abrir heridas viejas con el
propósito de limpiarlas es doloroso, es más doloroso
permanecer herido y quebrantado por toda nuestra vida.
No podemos hacer nada acerca de nuestro pasado, pero
podemos hacer algo con nuestro futuro. Le exhorto a no
permanecer estancado en un lugar doloroso cuando Dios le
ofrece sanidad. Nunca es demasiado tarde para un nuevo
comienzo.

Perspectiva y poder

Yo creo que Anne Frank fue empoderada por su perspectiva


acerca de sus circunstancias. La habilitó para permanecer
esperanzada, lo cual es vital en tiempos difíciles. La
Palabra de Dios dice que “la esperanza que se demora es
tormento del corazón” (Proverbios 13:12). Cuando estamos
desesperanzados, todo lo demás nos enferma. Donde no
hay esperanza, se acomoda el letargo y comenzamos a
experimentar atrofia. Mientras más tiempo estamos
desesperanzados, más negativos nos volvemos. Todavía me
resulta asombroso que tenemos el poder de cambiar todo lo
negativo que sentimos y podemos pasárselo a los demás de
manera involuntaria simplemente escogiendo ver las cosas
como las ve Dios. No debemos negar nuestras
circunstancias, pero tampoco debemos darle el control de
nuestras actitudes y comportamiento. Dios nos ha dado a
cada uno poder para vivir por encima de las circunstancias,
pero sólo si escogemos tener una perspectiva esperanzada
y positiva.
Si decidimos ver las cosas que son consideradas como
problemas de una manera positiva, puedo asegurarle que
alguien le dirá inmediatamente que usted no es realista.
Pero lo bueno de la fe es que lo mantiene gozoso y
energizado mientras le crea a Dios para cambiar la realidad
actual. Hasta puede que alguien diga: “No sea tan infantil”,
pero es justo lo que Dios nos dice que tenemos que ser si
nuestra intención es disfrutar de la vida que Él ofrece. En
el caso de Anne Frank, su actitud increíblemente buena
nunca la libró de sus circunstancias; de hecho, ella y su
familia fueron descubiertas en su escondite, y fueron
llevadas al campo de concentración donde eventualmente
ella murió de tifus, tal como muchos niños más.
Puede que usted diga: “¿De qué le sirvió su perspectiva
positiva?”. Estoy segura que ella era mucho más feliz que la
mayoría de los que estuvieron a su alrededor. Ella guardó
un diario de sus días hasta donde le fue posible, y cuando
se descubrió luego de la guerra, fue traducido
eventualmente a más de setenta idiomas, y es ahora uno de
los recuentos más leído del Holocausto. Sé que su actitud
ha inspirado a millones de personas y les ha ayudado a
lograrlo en medio de sus dificultades. Eso de por sí es algo
bueno, y siempre podemos encontrar algo bueno si tan sólo
tomamos el tiempo de buscar.
El apóstol Pablo sufrió grandemente. Fue azotado en
varias ocasiones y encarcelado unas cuantas veces por
ningún crimen, aparte de creer en Cristo Jesús y exhortar a
los demás a que hicieran lo mismo. Hay varios versículos de
la escritura en Corintios 4 que quisiera citar y comentar al
respecto.

… que estamos atribulados en todo, mas no


angustiados; en apuros, mas no desesperados;
perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero
no destruidos.
2 Corintios 4:8-9

No suena como si las circunstancias de Pablo pudieron


haber sido peores, pero aun así en medio de ellas, vemos
un rayo de esperanza y una actitud que se negaba a darse
por vencida y ceder a una manera de pensar negativa.
Cualquiera que se niegue a darse por vencido sin importar
cuán difícil puede ser la vida es una persona mejor y más
poderosa que alguien que no tiene retos.
A menudo digo que he tenido dos tipos de fe en mi vida,
y creo que las necesitamos a ambas. Una es el tipo de fe
que pide y recibe una contestación agradable inmediata.
Dios la entrega rápida y milagrosamente, y nos
emocionamos grandemente. El segundo tipo de fe es uno
que no recibe la contestación que había esperado, pero de
todas formas cree que Dios es bueno y que está obrando en
maneras que aún no pueden ser vistas. Aunque no tan
emocionalmente fascinante, es mi opinión personal que el
segundo tipo de fe es la fe mayor. No podemos escoger de
qué manera obrará Dios. A veces nos libra de algo difícil, y
en otros momentos, nos da la gracia para soportarlo con
una buena actitud. Por lo que Dios nos permita atravesar o
no es solamente decisión suya y sólo suya, porque Él
conoce y entiende las cosas que nosotros no entendemos.
Vivimos la vida yendo hacia adelante, pero sólo la
podemos entender al revés. Cuando pasamos por algo,
puede que no le veamos sentido alguno. El dolor que
sentimos nos impide entender, pero luego, podemos mirar
nuevamente a los eventos dolorosos y entender claramente
que la decisión de Dios era mejor para nosotros que lo que
hubiéramos escogido. También existe la posibilidad que
nunca entenderemos, pero aun en ese momento el corazón
de la fe se dobla en adoración, sabiendo que la confianza
requiere que a veces puede que tengamos algunas
preguntas que no serán contestadas.

Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro


hombre exterior se va desgastando, el interior no
obstante se renueva de día en día. Porque esta leve
tribulación momentánea produce en nosotros un cada
vez más excelente y eterno peso de gloria.
2 Corintios 4:16-17

Si fuera yo a decir lo que Pablo decía, tal vez suene así:

No permitiré que el temor de lo que pueda suceder


me haga rendirme. Puedo ver que mis circunstancias
no son las mejores y están tomando repercusión sobre
mi cuerpo, pero algo maravilloso se está llevando a
cabo dentro de mí. En las cámaras privadas de mi
alma, me siento fuerte, como si estuviera creciendo
espiritualmente. Creo que me estoy convirtiendo en
mejor persona.
Lo que está sucediendo ahora no durará para
siempre. También esto pasará, y dejará un depósito de
algo glorioso, algo que jamás hubiera podido
planificar o hasta imaginar.

Si le ayuda, por qué no copiar esta traducción que le he


ofrecido y ponerla en algún lugar donde lo pueda leer
fácilmente en cualquier momento que necesite un ajuste de
perspectiva. Puede que le ayude a enfocar nuevamente su
lente de vida y verla como la veía Pablo.
Para ponerle el toque final a la perspectiva de Pablo, él
dice esto:
… no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las
que no se ven; pues las cosas que se ven son
temporales, pero las que no se ven son eternas.
2 Corintios 4:18

Cuando lo que veo me desanima, a menudo voy a estas


Escrituras y recuerdo que hay cosas que no podré ver con
mis ojos naturales. Son cosas mucho mejores de lo que
pueda ver. La decisión es nuestra: podemos escoger creer
las promesas de Dios y esperar que algo bueno suceda, o
no creer; pero recomiendo encarecidamente creer.
¡Siempre ha probado ser la mejor manera de vivir!

¡Piénselo!

Usted puede ser rápido para ver todos los problemas y


magnificarlos, o puede tomar una decisión de
minimizar el impacto de dificultad al buscar la belleza,
lo bueno en la vida, y lo bueno en la gente.
Jesús es superior a cualquier tormenta que pueda usted
enfrentar.
Su actitud puede hacer un problema más difícil o más
fácil: la decisión depende de usted.
La mejor manera de cambiar su estado de ánimo es
cambiar de perspectiva.
La confianza requiere que tal vez siempre haya algunas
preguntas que no sean contestadas.
CAPÍTULO 11

¿Qué opina acerca de esa persona?

No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con


justo juicio.
Juan 7:24

Pasamos más tiempo enfocados en lo que las personas


pueden estar pensando acerca de nosotros que en darnos
cuenta qué estamos pensando nosotros acerca de ellas.
Este es un estado de pensamiento que es tan importante,
pero muy a menudo pasado por alto.
¿Ha conocido a alguien que de inmediato le cayó mal? A
todos nos ha pasado, pero honestamente, ¿cómo nos puede
caer mal si apenas lo conocemos, o tal vez no lo conocemos
en absoluto? Es porque hemos permitido que una actitud o
mentalidad afecte nuestros sentimientos y opiniones sin tan
siquiera examinar de dónde proviene ese pensamiento o
por qué lo tenemos. Una mujer insegura puede conocer a
una mujer muy bella y sentir un disgusto por ella,
sencillamente porque se siente amenazada por su belleza.
Es importante que lleguemos a la raíz del problema, porque
la Palabra de Dios nos enseña a no juzgar según las
apariencias, o de manera superficial.
Será muy fácil para mí escribir acerca de esto, porque es
un problema que tuve en mi vida. Yo tomaba decisiones
muy rápidamente, y eso puede ser un problema cuando se
trata de las relaciones. Pasé muchos años si tan siquiera
examinar por qué no me caía bien la gente; simplemente
era así y punto. Lo triste es que usualmente sienten nuestro
disgusto o rechazo. Si no lo revelamos en lo que decimos, lo
hacemos con tonos de voz, expresiones faciales y lenguaje
corporal. Iré más lejos aún para decir que creo que las
personas pueden sentir el impacto de nuestros
pensamientos aunque no sepan exactamente qué estamos
pensando.
Frecuentemente cuento la historia de una mujer que me
escribió, diciéndome cómo tenía una planta en su casa que
no era muy atractiva y cada vez que pasaba al lado de ella,
pensaba: A la verdad que esta planta es fea. Cada día que
pasaba se veía peor y peor, hasta que eventualmente se
murió. Después de oír mi enseñanza sobre el poder de los
pensamientos, se acordó de aquella planta y pensó que tal
vez eso haya tenido una influencia sobre ella de alguna
manera.
Algunas personas dicen que no hay investigación
científica que respalde tal idea, pero muchos otros que
pasan tiempo en sus jardines les hablan a sus plantas. El
príncipe Carlos de Inglaterra dijo en 1986 que iba a su
jardín cada día y les hablaba a sus plantas. Obviamente
tuvo a muchas personas con quienes hablar, así que
seguramente no lo hacía porque se sentía solo. Él dijo que
si usted le habla a sus plantas ellas responderán, y es
importante que les hable. La teoría de hablarles a las
plantas para volverlas más saludables se remonta a 1848.
Libros se han escrito sobre el tema, y un álbum de música
de grabó para las plantas, basado en el pensamiento de que
la música les ayudaría a crecer y estar saludables.1
Mientras la mujer que me envió la carta consideraba
cómo sus pensamientos negativos acerca de su planta la
influenció, se dio cuenta que tenía regularmente
pensamientos negativos acerca de su suegra, quien raras
veces la llamaba, y cuando la llamaba, no le hablaba a su
suegra amablemente aun cuando ella lo hacía. Decidió
hacer un experimento, así que ella comenzó a tener
pensamientos amables a propósito acerca de su suegra. A
los pocos días, recibió una llamada de parte de ella, y se
dispuso a ser más amigable que lo normal y comenzó a
hacerle cumplidos en el transcurso del tiempo. El final de la
historia es que ¡se convirtieron en muy buenas amigas!
Hace muchos años, yo estaba con una de mis hijas, que
era adolescente en ese tiempo. Su cabello se veía bastante
extraño aquel día (en mi opinión), y tenía acné en su rostro
que había intentado esconder con demasiado maquillaje. El
maquillaje excesivo sólo llamaba la atención hacia el
problema que ella intentaba esconder. Mientras pasamos el
día juntas, tengo que admitir que cada vez que la miraba
pensaba: A la verdad que no te ves para nada bien hoy; tu
cabello está hecho un desastre y tienes demasiado
maquillaje puesto. Al pasar el día, me di cuenta que parecía
que se deprimía. Le pregunté qué le pasaba y dijo:
“¡Simplemente me siento fea hoy!”. Sólo le tomó a Dios un
milisegundo para decirme que era culpa mía. ¡Ay! Pero Él
tenía la razón, como la tiene siempre, y fue una lección que
jamás olvidaré acerca del poder de los pensamientos.
No estoy diciendo que la gente puede leernos la mente,
pero sí pienso que de alguna manera nuestros
pensamientos, sean buenos o malos, tienen un impacto
sobre los que están alrededor nuestro. Ciertamente se
reflejan en nuestro rostro, en nuestro lenguaje corporal, y
en nuestro comportamiento hacia las personas. Sea más
cuidadoso en cuanto a los pensamientos que tiene acerca
de la gente cuando esté con ella o cuando no lo esté. ¿Por
qué? Porque los pensamientos preparan a uno para la
acción. ¡A dónde va la mente, el hombre seguirá! Es
imposible para mí tener pensamientos malos acerca de
alguien cuando no estoy con él, y luego ser amable y
amigable con él cuando lo vea. Puedo fingirlo, pero
cualquier persona astuta se daría cuenta que algo no está
bien aunque no supiera qué es.
Los pensamientos preparan a uno para
la acción.

Dele una oportunidad a la gente

Si tomamos el tiempo para conocer a la gente de manera


más íntima, puede que nos caiga mejor. Hay muchas
razones por las cuales decidimos demasiado rápido que
alguien no nos cae bien, pero ninguna es válida. Tal vez
tiene un tipo de personalidad que nos recuerda a alguien
que nos hirió en el pasado. Puede que tomemos decisiones
acerca de él basadas en su apariencia, su peinado, o el
automóvil que manejan o cómo se visten. Me tomó unos
cuantos años para darme cuenta que yo rechazaba la gente
que me recordaba a mi padre. Él era un hombre rudo,
negativo y generalmente antipático, así que preferí la gente
que no tuviera ninguna de esas características, aunque yo
misma era así. Si Dave no me hubiera visto más allá de mi
exterior, nunca hubiéramos tenido tan siquiera una primera
cita.
La primera vez que Dave me vio, estaba lavándole el
auto a mi madre frente a nuestra casa, y estaba recogiendo
a un vecino para llevarlo a alguna parte. Decidió
coquetearme y dijo: “Oye, cuando termines de lavar el auto,
¿te gustaría lavar el mío?”. Respondí con firmeza, y con un
tono de voz escueto: “Si quieres tu auto lavado, ¡lávalo tú!”.
Sin embargo, mi exterior áspero no disuadió a Dave. A
menudo ha compartido que le intrigaba, y decidió ahí
mismo que yo era la chica para él. Lo único que puedo
decir es que él definitivamente había dominado la habilidad
de creer lo mejor de la gente. Poco después de aquel
encuentro, me pidió salir con él, y luego de cinco citas, ¡me
pidió que me casara con él (el hombre no perdía tiempo)! A
menudo digo que Dios lo guió a casarse conmigo antes de
que tuviera el tiempo para descubrir cuántos problemas yo
tenía con los cuales tendría que ayudarme pacientemente a
resolver en el transcurso de los próximos años. Hemos
estado casados desde 1967, pero si él me hubiera juzgado
superficialmente, o de vistazo, él se hubiera perdido una
maravillosa oportunidad de servir a Dios juntos.
Quisiera saber cuántas mujeres se quieren casar, pero
rechazan a un hombre tras otro porque esos hombres no
encajan en la idea preconcebida de las mujeres de “el
hombre perfecto”. También quisiera saber cuántos hombres
se quieren casar, pero rechazan a toda mujer de quien no
se sienten atraídos de inmediato. Hay mucho más acerca de
la gente de lo que el ojo pueda ver. Todos tienen una
historia, y si tomáramos el tiempo para conocer a la gente
mejor, la veríamos de una manera distinta a cómo la
veríamos si no lo hiciéramos.
Digamos que Sonia llevaba tiempo orando que Dios la
guiara al hombre con quién había de casarse. Tenía treinta
y tantos años, se sentía sola, y anhelaba fervientemente un
esposo. Un amigo le arregla una cita con Juan, pero de un
sólo vistazo decidió terminantemente que él no era el
hombre para ella. Era un trabajador que no tenía un título
universitario, y además, no era más alto que ella y tenía
diez libras de sobrepeso. ¡Él no era lo que ella tenía en
mente!
Unas pocas semanas después, fue presentada a Jorge. Él
era alto y guapo, se había graduado de una universidad
prestigiosa, y estaba subiendo rápidamente la escalera del
éxito como un corredor de inversiones. Dentro de unos
pocos meses se casaron, pero dentro de un año se
divorciaron. Sonia no sabía que Jorge tenía un
temperamento violento, era manipulador y controlador, y
tenía un vicio de juegos. Ella se impresionó tanto por sus
cualidades superficiales que aunque ella se había dado
cuenta de algunas fallas, puso excusas por todas ellas y dijo
“sí, acepto” por todas las razones equivocadas.
Se le rompió el corazón a Sonia, se sentía como una
fracasada, se sentía más sola que nunca y extremadamente
desanimada. Un sábado por la mañana, estaba sentada sola
en un café, viendo la lluvia caer, pero cuando alzó la mirada
vio a Juan, el hombre que había rechazado rápidamente por
causa de sus cualidades superficiales. Juan se detuvo para
saludarla, y como era un hombre sensible y cariñoso, se dio
cuenta rápidamente que Sonia estaba emocionalmente
herida. Juan comenzó a llamarla para darle seguimiento y
animarla. Le ofreció un oído atento, amabilidad y
comprensión. Dentro de poco, Sonia se dio cuenta que él
era un hombre íntegro y de buen carácter. Él manejaba el
dinero sabiamente, y aunque aún no tenía los cuarenta
años, tenía un auto nuevo y un hogar pequeño muy bonito,
y libre de deudas. Sonia pronto se enamoró profundamente
de Juan, y ninguna de las cosas que antes le habían
molestado le preocupaban ahora en absoluto. Hubiera
podido evitarse un divorcio, mucha agonía mental y
emocional y un año de miseria, si hubiera tenido la
sabiduría de conocer a la gente antes de aceptarla o
rechazarla.
¿Habrá alguien que usted haya decidido que no le cae
bien y ha dejado fuera de su vida sin verdaderamente
tomar el tiempo de conocerlo? Estoy segura que la
respuesta para la mayoría de nosotros es “sí”. Muchas
personas se quejan que no tienen amigos o que se sienten
solas, pero quizás deciden demasiado rápido a quién
deciden permitir entrar a sus vidas y a quién no.
Aquella persona en el trabajo que usted evita todo el
tiempo, porque usted ya ha decidido que no le caen bien,
puede estar dolido y en necesidad de su amistad o un oído
atento. Puede que ella sea la amiga que usted viene
pidiéndole a Dios, pero nunca lo sabrá si no les da una
oportunidad.
Puedo pensar en una cantidad numerosas de personas
que me han impresionado inicialmente, y ahora que me
pregunto por qué, tengo que admitir que no tengo razón
buena alguna. Uno es un hombre que veo con regularidad
en un café que frecuento. Es un hombre mayor con el
cabello blanco muy largo, y parece ser alguien singular.
(Claro, asumo que en mi orgullo yo soy el estándar de la
normalidad. ¡Ay!) Un día pensé: ¿Y si este hombre fuera un
ángel? Al fin y al cabo, la Biblia dice que a veces hemos
hospedado a ángeles sin saberlo (vea Hebreos 13:2). Eso
puede ser demasiado para algunos de ustedes, pero estoy
dispuesta a tomarlo en consideración en mi pensamiento.
Ahora que lo pienso, ¡su cabello blanco largo es algo
angelical!
Jesús fue rechazado por muchas personas porque Él era
un individuo singular. Es algo gracioso pensar que la
mayoría de la gente religiosa de la época, los fariseos,
¡rechazaron al Hijo de Dios! Juan el bautista ciertamente
era singular: vagaba por el desierto vestido como un
hombre salvaje, comiendo langostas silvestres y miel, y
predicando cosas que la gente no estaba acostumbrada a
oír. Con toda honestidad, muchos de los siervos escogidos
de Dios son personas que usted y yo nunca hubiéramos
escogido para realizar la tarea que Dios les asignó. Creo
que me está entendiendo. Muchas personas maravillosas no
encajan en nuestra “manera de pensar” de cómo deben ser.
Quiero que la gente me dé una oportunidad y que tome el
tiempo de conocer mi verdadero “yo”, así que he decidido
que me esforzaré más a hacer lo mismo por ellos.
Jesús no escogió ayudar o hacerse amigo de la gente
basado en la percepción de los demás hacia ella. Todos se
sorprendieron cuando Jesús fue a casa de Zaqueo, porque
Zaqueo era uno de los principales recaudadores de
impuestos, y los recaudadores de impuestos no sólo eran
odiados pero también se conocían por su deshonestidad.
¿Por qué haría eso Jesús? Honestamente, a Él no le importó
lo que la gente pensaba de Él, pero estoy segura que Él fue
muy cuidadoso acerca de lo que Él pensaba de otras
personas. Le dio a Zaqueo una oportunidad, y por haberlo
hecho, Zaqueo declaró solemnemente que daría la mitad de
sus bienes para devolverle a la gente lo que él se había
llevado con deshonestidad (vea Lucas 19:1-8). Muchas
personas florecerían en algo mejor comparado con lo que
actualmente son si tan sólo les diéramos una oportunidad.
Jesús tocaba a los leprosos, y eso era algo que más nadie
hacía (vea Mateo 8). Él le habló a una mujer necesitada en
un pozo, y los hombres judíos no hablaban con mujeres
samaritanas (vea Juan 4). Viajó con una mujer que tuvo
previamente siete demonios y hacían que ella viviera como
prostituta (vea Lucas 8). Él escogió discípulos que nosotros
hubiéramos rechazado como no aptos para el trabajo, y
comió con “publicanos y pecadores” (vea Mateo 9:11).
Jesús rompió todas las reglas del día y nos dio una nueva:
Amarnos unos a otros, así como Él le ama (vea Juan 13:34).

Jesús rompió todas las reglas del día y


nos dio una nueva: Amarnos unos a
otros, así como Él le ama.

Primeras impresiones

En el artículo de Christianity Today (Cristianismo Hoy),


Stephen Brown citó a F. B. Meyer cuando escribió que hay
dos cosas que no conocemos acerca de las personas:
Primera, no sabemos cuánto él o ella se esfuerza por no
pecar. Y segunda, no conocemos el poder de las fuerzas que
le hayan atacado.2 Algo que añadiría es que nosotros
tampoco conocemos qué hubiéramos hecho en las mismas
circunstancias.
Lo que pensamos acerca de los demás impacta
grandemente cómo nos relacionamos con ellos. Nuestros
pensamientos acerca de una persona afectan cómo la
tratamos y cómo permitimos que esa persona nos trate.
Puede que una persona quiera hacer algo amable para
nosotros, pero si ya hemos decidido que no confiamos en
ella, puede que cerremos una puerta de oportunidad que
Dios quiere abrir.
Leí que, en 1884, unos padres que lloraban la pérdida de
su hijo decidieron establecer un memorial en honor a él.
Fueron a la universidad Harvard y se reunieron con el
presidente, Charles Eliot. Eliot pretendió estar sorprendido
cuando esa gente sencilla y sin pretensiones preguntó
acerca de financiar un edificio en nombre de su hijo. Él los
desanimó de la idea, diciendo que sería demasiado costoso.
Él supuso que no tenían el dinero y sugirió que ellos
hicieran algo sencillo y menos costoso. La pareja se negó y
se marchó sin hacer la donación. Sólo un año después, Eliot
fue informado que la misma pareja que él había despedido
sin contemplaciones había establecido un memorial de $26
millones de dólares nombrado Leland Stanford Junior
University, conocido para usted y para mí hoy como
Stanford.3
Eliot se perdió una gran bendición debido a que hizo una
suposición impropia basada en las primeras impresiones.
Sus pensamientos y actitud crueles acerca de la pareja le
costaron más de lo que él podía haberse imaginado en ese
momento.
Es muy importante ver la gente como Dios la ve. Primer
libro de Samuel 16:7 dice: “Porque Jehová no mira lo que
mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de
sus ojos, pero Jehová mira el corazón”. Si estamos
dispuestos, podemos aprender a pensar acerca de la gente
de la manera que Dios piensa acerca de ella.
Reconoceremos a cada persona como una posibilidad
valiosa en vez de como un problema potencial. Ver la gente
de la manera que Dios la ve, y pensar acerca de ella de la
manera que Dios piensa acerca de ella, viene con la
madurez espiritual: es un subproducto de caminar en el
Espíritu en vez de caminar en la carne. A menudo es un
sacrificio, porque puede que queramos tomar el tiempo de
conocerla más profundamente. Entiendo que no podemos
ser mejores amigos con todos los que conocemos, pero por
lo menos podemos dejar de ser groseros con la gente al
evaluarla de un vistazo. Siempre habrá personas con las
cuales podemos relacionarnos mejor que con otros, pero no
debería ser una excusa para tener una actitud de
exclusivista. Todos podemos beneficiarnos al ampliar
nuestro círculo de inclusión.
Nuestras mentes carnales pasan juicio sobre la gente,
sea correcta o incorrecta, basada en las primeras
impresiones. En pocos minutos, formamos pensamientos
acerca de una persona que pueden sabotear una relación
antes de que tan siquiera comience.
Madre Teresa dijo: “Si usted juzga a la gente, usted no
tiene tiempo para amarla”.4 Un fabulista romano, Fedro,
dijo: Las cosas no son siempre como parecen; la primera
apariencia engaña a muchos”.5 Admito que las primeras
impresiones son importantes y todos deberíamos intentar
dar una, pero todos merecen una segunda oportunidad.
El problema de juzgar por las primeras impresiones sin
tener toda la información puede ser un problema serio, aun
con la gente que ama a Dios y toman en serio servirle. Juan
Wesley es considerado ser un gran hombre de Dios, y aun
así cometió este error.
Un día Wesley regañó a un hombre que le dio sólo una
pequeña donación para una noble causa. Luego de ser
reprendido, el hombre le explicó a Wesley que no estaba
dando lo menos que podía; estaba dando todo lo que podía.
De hecho, el hombre llevaba varias semanas sobreviviendo
con tan sólo chirivías y agua.
El pobre hombre continuó explicándole a Wesley que
antes de su conversión, había acumulado muchas deudas.
Ahora estaba escatimando en cuanto a lo esencial y
negándose a lujos personales hasta que pudiera pagarles a
sus acreedores a tiempo. El hombre dijo: “Cristo ha hecho
de mí un hombre honesto, por lo tanto, con todas estas
deudas a pagar, sólo puedo dar unas pocas ofrendas más
allá de mis diezmos”. Luego continuó diciéndole a Wesley
que se sentía obligado a pagar sus deudas para así
mostrarles a sus acreedores de este mundo cómo la gracia
de Dios puede cambiar el corazón del hombre.
Juan Wesley se sintió culpable y le pidió perdón al
hombre inmediatamente.6
Jesús vio las cosas de una manera distinta. Notó a una
mujer depositar dos “blancas”, como se les conocía en
aquellos días (vea Lucas 21:1-4). Hay varias opiniones
acerca de cuánto valdrían en la economía de hoy, pero
sabemos que fue una cantidad muy pequeña. Jesús vio más
allá de la cantidad de dinero que ella estaba dando; Él vio
que ella estaba dando todo lo que tenía. Hagamos un
compromiso de ver más allá de las apariencias superficiales
de la gente y las situaciones. Oremos antes de salir al
mundo cada día para que Dios nos ayude a no formar
nuestros pensamientos y opiniones demasiado rápido de la
gente, no sea que la dejemos fuera de nuestras vidas y
perdamos la oportunidad de conocer a gente maravillosa
que Dios ha puesto en nuestro camino.

¡Piénselo!

La manera que pensamos acerca de la gente afecta


cómo nosotros la tratamos.
Cada persona tiene su historia. Si llega a conocerla,
puede que comience a pensar acerca de ella con una
visión distinta.
Jesús amaba la gente, y nos instruye a hacer lo mismo.
Con la ayuda de Dios, nuestra primera respuesta a la
gente puede ser amarla en vez de juzgarla.
CAPÍTULO 12

Cualquiera puede cambiar

Para los hombres es imposible, mas para Dios, no;


porque todas las cosas son posibles para Dios.
Marcos 10:27

La mejor manera de matar una relación es mirar a la otra


persona y pensar: Nunca cambiarás. Gracias a Dios, Él
siempre cree que podemos cambiar, y por ende, continúa
obrando en nosotros. Seríamos más pacientes y
misericordiosos en cuanto a las fallas ajenas si pensáramos
a propósito: Dios es paciente conmigo y lo seré contigo.
Siempre podemos escoger orar por las personas en vez de
darnos por vencido con ellas.
En los primeros años de mi matrimonio con Dave, mi
comportamiento fue de lo peor en ese momento. Nunca
había estado en una relación sana y, honestamente, no
tenía idea alguna de cómo comportarme. Mis pensamientos
acerca del matrimonio, y qué esperar de una relación,
todos estaban torcidos y eran irreales. Aquí unos ejemplos
de algunos de los pensamientos incorrectos que tenía:

Dave tiene que hacerme sentirme bien acerca de mí


misma.
Dave tiene que hacer más cosas para hacerme feliz.
Alguien me tiene que pagar por el abuso en mi infancia.
No confío en los hombres.
Dave no habla lo suficiente.
Dave no me elogia lo suficiente.
Dave no me hace regalos.
Dave está demasiado involucrado en los deportes.

Estoy segura que usted puede ver el problema. Todos


mis pensamientos se trataban de lo que yo necesitaba y
cómo Dave tenía que enfocarse en mí y hacer todo lo que
yo quería que él hiciera. Tengo que decir que yo era
totalmente egocéntrica, pero también estaba totalmente
inconsciente que había otra manera de vivir. Hasta ese
punto en la vida, mi experiencia había sido que realmente
yo no le importaba a nadie, ni tampoco me iban a cuidar,
así que mi trabajo era velar por mí misma. Si yo no lo
hacía, nadie más lo haría. Esperaba cosas de Dave que Dios
no le permitía darme, porque estaba mirando hacia la
persona equivocada. Dios quiere ser nuestra fuente y,
aunque usa a otras personas para animarnos y ayudarnos,
Él quiere que dependamos y confiemos en Él en lugar de
ellos.
Sorprendente es que Dave haya podido permanecer
conmigo durante todos esos años. Estoy segura que se
sentía vencido a veces, porque no importaba lo que él
hacía, yo no era feliz. No hubiera podido ser feliz, sin
importar las circunstancias que fueran, porque todo lo que
acontecía dentro de mí estaba mal. Mis pensamientos y
actitudes eran incorrectas, y ellos controlaban mis estados
de ánimo y comportamiento. Pensaba acerca de mí.
Pensaba acerca de qué estaba mal en mí. Qué estaba mal
en otras personas. Qué estaba mal en la vida. Pensaba
acerca de lo que la gente no hacía para mí. Cuán
injustamente me había tratado la mayor parte de mi vida.
Estaba casi paranoica acerca de lo que la gente pensaba de
mí.
No tiene que ser un genio para ver cuál era mi problema.
Cuando le he preguntado a Dave qué le permitió quedarse
conmigo, él dice: “¡Yo sabía que Dios podía cambiarte!”.
¡Guau! Él tenía que ser un hombre de fe. Su creencia de
que Dios podría cambiarme fue un factor clave en mi
sanación. Aún no sabía cómo confiar en Dios, así que Él usó
a Dave para hacerlo por mí. Esos años no fueron fáciles
para Dave, y él ha dicho que a menudo lloraba acerca de
nuestra situación, pero sin importar cuán difíciles estaban
las cosas, él siempre creía que Dios me podría cambiar.
Es obvio que hay gente que no cambia, pero podrían
cambiar si abrieran sus corazones y le permitieran a Dios
entrar. ¡Nadie está más allá del cambio! Puede que tome
mucho tiempo para que suceda, pero puede suceder. Mi
padre estaba ya en sus ochentas cuando finalmente
reconoció su comportamiento abusivo y me pidió perdón a
mí y a Dios. Recibió a Cristo, y vi un cambio genuino en él.
Me alegra que no me haya dado por vencida, pero eso no
quiere decir que no fui tentada a hacerlo, o que no hubo
momentos cuando lo hice por un tiempo. Pero el Espíritu
Santo siempre me movía nuevamente a recordarme que
aunque ninguna persona podía cambiar a mi padre, nada
había imposible para Dios.

¡Nadie está más allá del cambio! Puede


que tome mucho tiempo para que
suceda, pero puede suceder.

No tuve relación con mi padre durante algunos años,


porque no hubiera sido sabio o seguro para mí o mis hijos.
Pero la fe transciende la distancia, y podemos creerle a
Dios para que haga lo que es imposible para los hombres
sin importar nuestra localización geográfica. Le sugiero
que ore por las personas que necesitan permitirle a Dios
entrar a sus vidas, y luego “decir lo que usted ora”. Si
usted está orando por alguien, entonces no vaya a almorzar
con un amigo y hable de que usted duda que esa persona
cambie jamás. También es destructivo mirar a la persona
por la que está orando y, tal vez en un arranque de enojo,
gritarle: “Usted nunca cambiará”.
Aun cuando no vea cambio alguno, puede seguir
creyendo que Dios está obrando y guiar sus conversaciones
con los demás en esa dirección. Llene su mente con
pensamientos tales como: Creo que Dios está obrando y
todas las cosas son posibles con Él. Usted se sentirá mejor
y su actitud hacia la persona en cuestión será mejor.

¿Nos damos por vencidos con demasiada


facilidad?

Conforme a la Palabra de Dios, “el amor es sufrido” (vea 1


Corintios 13:4). No fui capaz de amar a mi padre como a un
padre verdadero, o tener sentimientos amables y
placenteros hacia él, pero aun así, podía amarlo con el
amor de Cristo. Dios nos ama sin que lo amemos o no, pero
este es un tipo de amor totalmente distinto a lo que
normalmente pensamos que es el amor. El amor romántico,
el amor paternal y el amor que sentimos por los amigos
están basados todos, o por lo menos en parte, en lo que
otros hacen por nosotros y cómo nos tratan. El amor de
Dios se basa en quién es Él y su decisión de amarnos
incondicionalmente.
Pienso que es importante que entendamos la diferencia
entre estos varios tipo de amor. En el inglés, usamos la
palabra amor para muchas cosas. Amamos las vacaciones,
películas, helados y a nuestras familias, pero cada uno
requiere un compromiso distinto. Al amor de Dios se le
refiere en el griego como ágape, y eso lo podemos tener
cuando todos los otros tipos de amor se hayan desvanecido.
Dios puso su amor en el corazón de Dave cuando él era
joven, y fue con aquel amor que Dave me amó. Dios nos da
su amor, y nos permite amar a otros. Nos permite soportar
algunas dificultades y ser el tipo de gente que no se da por
vencida.
Pienso que soportar significa sobrevivir al problema.
Dave soportó. ¡Él sobrevivió a mis problemas! Yo soporté y
sobreviví a los problemas con mi padre. Si usted se ha dado
por vencido con alguien, usted puede hacer un cambio de
curso ahora y comenzar a creer que Dios puede cambiar al
quien sea.
Con frecuencia he tenido que ir a la Escritura por
consuelo y estímulo para seguir adelante cuando me he
sentido cansada de lidiar con una persona que parece que
jamás mejorará. Esta es una de las escrituras que me han
alentado a menudo:

Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid


así la ley de Cristo.
Gálatas 6:2

He aprendido que no soy responsable de cambiar a las


personas: sólo soy responsable de cumplir la ley de Cristo,
¡la cual es el amor! Creo que nos enfocamos demasiado en
los resultados que obtenemos o no de nuestros sacrificios,
en vez de simplemente ser gente realizada en saber que
estamos haciendo lo que Dios pide de nosotros y los
resultados dependen de Él. Debemos hacer lo correcto
porque es lo correcto, ¡y no tan sólo para obtener
resultados!
Evite los pensamientos que conllevan a la debilidad y a
darse uno por vencido. No piense:

Esto es demasiado difícil.


No puedo hacer esto más.
Nunca cambiaré.
Es demasiado tarde para que esto cambie jamás.
Crea que usted puede hacer todo lo que Dios le pida por
medio de Cristo (vea Filipenses 4:13).
Todos hemos oído historias maravillosas de cómo las
personas han sido cambiadas por Dios. Muchas de ellas
involucran a Dios usando a alguien que estuvo dispuesto a
creer y no darse por vencido con ellas. Permita que Dios le
use. Comience a creer que cualquiera puede cambiar.
Nuestro trabajo no es intentar cambiar a las personas,
sino creer que Dios puede cambiarlas. ¿Intenta usted hacer
el trabajo de Dios y en el proceso no hacer el suyo? Dave
compartió que él sabía que Dios me podía cambiar, pero
también sabía que no lo podría hacer él mismo, así que ni
tan siquiera lo intentó. Puedo decir con honestidad que
nunca percibí una amenaza sutil de Dave que si yo no
cambiaba él se marcharía. Sólo sentí su amor. Tristemente,
la mayoría del tiempo no podía recibirlo, pero eso no lo
detuvo a él de ser quién él era. Siguió ofreciendo amor, y
permaneció gozoso. Dios sigue dando aun si no hemos
aprendido cómo recibirlo, y podemos aprender a hacer lo
mismo en nuestras relaciones con otras personas.
Un hombre al que llamaremos Paco, quien era siempre
un hombre feliz, estaba esperando un autobús una mañana
fría de invierno. Otro hombre estaba vendiendo periódicos
en la esquina donde él esperaba, y como siempre, Paco le
ofreció un saludo amigable. El vendedor de periódicos
frunció el ceño y le dijo algo grosero, pero Paco continuó
siendo amigable y feliz. Otro hombre que estuvo esperando
el autobús le preguntó a Paco: “¿Cómo puede continuar
siendo amigable y amable con ese hombre después de que
le habló así?”. Paco respondió: “¿Por qué debo permitir que
su infelicidad me robe la mía? Oraré por él y permaneceré
como soy”.
Demasiado a menudo permitimos que los problemas y
comportamiento de los demás nos cambien, y esa es una de
las peores cosas que podemos hacer. No nos ayuda ni
tampoco les ayuda a ellas.
Dave no permitió que yo le hiciera infeliz, y eso
eventualmente me hizo bien. Mediante su ejemplo,
finalmente vi que un gozo está disponible para nosotros
que no depende de los demás o de nuestras circunstancias.
¡Yo quería ese gozo! Pero ni siquiera hubiera sabido que
existía si Dave se hubiera dado por vencido conmigo.
Simplemente se quedó y permaneció gozoso. ¿Cuántas
oportunidades nos hemos perdido en la vida sencillamente
porque nos damos por vencidos con demasiada facilidad?
Le puedo asegurar que si Dave hubiera manejado a casa
una noche pensando: Ella nunca cambiará, y no puedo
aguantar esto mucho más, se hubiera perdido muchas de
las oportunidades maravillosas que Dios nos ha dado al
pasar de los años de usar nuestro testimonio para animar a
otros. ¡Nunca tendremos un testimonio si no pasamos por
una prueba!

¡Nunca tendremos un testimonio si no


pasamos por una prueba!

Deje de frustrarse a sí mismo

Por muchos años estuve frustrada gran parte del tiempo, y


gracias a Dios, ahora sí sé cómo evitarlo. La frustración es
causada siempre por lo que la Biblia llama “las obras de la
carne”, las cuales son cuando nuestra energía humana
intenta hacer lo que sólo Dios puede hacer. Deje de intentar
cambiar las cosas que usted no puede cambiar, y la
frustración se desaparece. Tenemos dos opciones en la vida
y ellas son o luchar o creerle a Dios. Como no podemos
cambiar a la gente, podemos cambiar nuestra actitud hacia
ella. Dave pudo haber sentido pena de sí mismo, pero creo
que se dio cuenta cuán miserable era yo y sintió más pena
por mí. Pudo ver más allá de cómo yo le hacía sentir a él a
lo tan infeliz que era yo. Sintió compasión verdadera por
mí, y lo empoderó para no darse por vencido.
Si Dave constantemente hubiera tenido pensamientos
malos acerca de mí, hubiera sentido el impacto de ellos.
Hubiera sentido su rechazo y negatividad. Sin embargo,
como no pasó, nunca sentí nada de eso. Necesitaba
desesperadamente ver a Jesús, y Dave me mostraba cómo
era Él. Quizás finalmente pude creer que yo podía cambiar
porque podía percibir que Dave creyó que podía.
Dave me confrontaba si me volvía lo que él llamaba “más
que insolente” con él, pero definitivamente escogía sus
batallas, y no me confrontaba sobre cada pequeña cosa que
hacía mal.
Usted puede encontrar un alivio casi increíble cuando
enfrenta el hecho de que usted no puede cambiar a otra
persona. A veces lo que queremos de la gente es irreal, y
tenemos que aprender a dejar que ella sea quién es; pero si
verdaderamente tiene que cambiar, Dios es el único que lo
puede hacer. Controlarnos a nosotros mismos debe ser
nuestra meta, no controlar a otro.

Controlarnos a nosotros mismos debe


ser nuestra meta, no controlar a otro.

No podemos cambiarnos a nosotros mismos

Aun cuando un individuo llega al punto de querer cambiar,


no lo puede hacer por sí solo. Sólo Dios puede obrar desde
adentro hacia afuera, y eso es lo que necesitamos. Para que
cualquier cambio de comportamiento dure, tiene que
provenir del corazón. Puedo reunir cualquier disciplina
para cambiar algo de mi comportamiento, pero sólo Dios
puede cambiar mi corazón.
Como dije, cualquiera puede cambiar, pero Dios tiene
que ser invitado para hacer los cambios. Nuestro trabajo es
querer cambiar, y el trabajo de Dios es hacer la obra
mientras creamos y cooperemos con sus instrucciones.
La Biblia dice que cuando Dios le entrega sus enemigos,
entonces usted tiene que destruirlos del todo (vea
Deuteronomio 7:1-2). Me llamó la atención darme cuenta
que no podría destruir mis enemigos del enojo, egoísmo,
amargura, envidia y muchos más, hasta que Dios me los
entregara. Dios lidia con las cosas en nuestra vida una a la
vez; si usted se adelanta a Dios, se frustrará mucho y se
confundirá. No tendrá éxito; luchará y se sentirá derrotado.
Se desanimará y querrá darse por vencido.
Los israelitas no podrían dejar la esclavitud en la que
fueron encarcelados en Egipto hasta que llegara el tiempo
perfecto de Dios. Josué no pudo tomar a Jericó hasta el día
exactamente correcto. Jesús no fue resucitado de la muerte
hasta el tercer día. ¿Por qué el tercer día? ¿Por qué no el
primer día o el segundo? La sencilla, pero a menudo difícil,
respuesta es que simplemente no era todavía el tiempo
correcto. Podemos creer que Dios está obrando aun cuando
no veamos evidencia de ello. Eso es la fe.
Puede que queramos que alguien cambie antes de que
Dios esté listo para eso en particular. Hay muchas cosas
que Dios sabe de las cuales no tenemos conocimiento. He
tenido que aceptar que mi rinconcito en el mundo no es el
único rincón que existe. Dios obra en todo para bien, no tan
sólo en nuestras cosas. Puede que esté frustrada porque
Dios no está haciendo algo que pienso yo que tiene que
hacerse, pero Él está obrando en algo o en alguien que
tiene que estar en su lugar antes de que Él haga lo que le
pedí hacer. Dios tiene una manera perfecta, un plan
perfecto, y no se apresurará. Todas las cosas obran para
bien a su debido tiempo.
Piense en comprar un rompecabezas de 5000 piezas. Lo
compra porque le gusta la imagen en la caja, pero cuando
usted vuelca todas las piezas sobre la mesa, se siente
abrumado. Todas las cosas en nuestras vidas son algo así.
Nos gusta la imagen que Dios presenta en su Palabra de lo
que podemos llegar a ser, pero ¿seremos lo suficientemente
pacientes para ver juntarse la imagen?

La paciencia

Aun después de querer un cambio y comenzar a trabajar


con Dios hacia mi restauración, Dave tuvo que permanecer
paciente porque yo era una obra en proceso, tal como lo
somos todos. Cuando está en una relación con alguien que
necesita cambiar, o si el que necesita cambiar es usted,
¡sea paciente! Alégrese y celebre los cambios que sí ve sin
importar cuán pequeños sean, y le dará ánimo para seguir
adelante y no darse por vencido. Todos estamos cambiando
aun, incluyéndonos a Dave y a mí.
Hace tan sólo tres días, le dije algo a Dave frente a unos
amigos que no debí haber dicho. Le dije con firmeza que él
estaba mal por algo que dijo. Sé que no le gustó, pero no
me dijo nada. Supe inmediatamente que yo estaba mal y no
podía esperar llegar a un lugar donde pudiera pedirle
perdón. Ayer, le pedí a Dave que me hiciera un pequeño
favor, pero habría implicado tener que ajustar sus planes
un poco, y me dijo un firme: “¡No!”. Lo dejé en las manos
de Dios y seguí con mis asuntos, y rápido vino donde mí a
pedir perdón.
En ambos casos, Dios tuvo la oportunidad de
convencernos de nuestro mal comportamiento, y las
situaciones se rectificaron de manera rápida. Pero a
menudo intentamos convencer a alguien de un mal
comportamiento: comenzamos una discusión y nunca se
llega a una solución. Si fuéramos más pacientes y
dispuestos callar y esperar en Dios, muchos cambios se
llevarían a cabo más rápidamente. ¡Es maravilloso cuán
poderosamente puede obrar Dios cuando estamos callados!
El Espíritu Santo es el que convence de pecado y de juicio
(vea Juan 16:8).
Cuando la paciencia y la oración obran juntos pueden
lograr cosas grandes, y mantenemos nuestra paz mientras
esas cosas se logran. ¡Dios puede hacer en un instante lo
que no podemos lograr en toda una vida!

Cambios que he visto

Lamento que hayan personas con quienes me di por


vencida al pasar de los años, porque pensaba que jamás
irían a cambiar. Ahora sé que con Dios, todas las cosas son
posibles. He visto algunos cambios maravillosos en mi vida
y en otros miembros de la familia y amigos. Todos mis hijos
salieron mejor de lo que me había imaginado cuando eran
adolescentes en casa y volviéndome loca. No entraré en
todos los detalles, pero cada uno tuvo su conjunto único de
características de “volver loca a mamá”, de las cuales
estaba segura les impedirían convertirse en adultos
productivos.
Ahora dos de nuestros hijos manejan las actividades
diarias de los ministerios Joyce Meyer al igual que todos los
medios, misiones y operaciones administrativas. Una de
nuestras hijas educa en casa a sus hijos, al mismo tiempo
que se mantiene ocupada en el ministerio. La otra hija
nuestra me asiste a tiempo medio, ayudándome a mantener
mi vida organizada. Por cierto, ella es la que era bien
desorganizada en su juventud que yo pensaba que cuando
se fuera de la casa no podría encontrarse a sí misma…
En cuanto a los cambios en mí… ¡guau! Ni tan siquiera
soy la misma persona que antes fui. Yo bromeo que Dave ha
estado casado con, por lo menos, veinte versiones de mí en
los cuarenta y ocho años que llevamos juntos.
Sinceramente quiero exhortarle, por una última ocasión, de
creer que cualquiera puede cambiar. Como lo dije
anteriormente, tal vez no pueda estar en una relación con
alguien que todo el tiempo está indeciso en querer cambiar,
pero aún usted puede influir mucho en su progreso al orar
y creer que el cambio es posible con Dios. Cuando usted ve
o piensa en las personas que sabe que son difíciles de
lidiar, ¡no piense en ellas o hable de ellas como si nunca
pudieran cambiar! Intente decir: “Dios, yo creo que
__________ puede cambiar, y te pido que sigas obrando en
ellos hasta que lo logren”.

¡Piénselo!

Nadie está más allá del cambio. Puede que tome mucho
tiempo, pero puede suceder.
Podemos amar a otros porque Dios nos ama. Él pone el
ejemplo de cómo amar.
Soportar significa durar más que el problema. Si está
esperando para que el cambio ocurra, no se dé por
vencido.
No podemos cambiar a las personas en nuestras vidas:
sólo Dios puede traer cambio verdadero y duradero.
El cambio sobrenatural siempre viene desde adentro
hacia afuera.
CAPÍTULO 13

¿Por qué no es usted como yo?

De manera que, teniendo diferentes dones, según la


gracia que nos es dada.
Romanos 12:6

Ha mirado a alguien alguna vez y pensado: ¿Qué le pasa a


esa persona? Yo sí, y estoy segura que usted también. ¿Por
qué pensaríamos eso? Usualmente es porque las personas
de la cual estamos pensando sencillamente no son como
nosotros.
Cuando se trata de tener buenas relaciones, es vital que
aprendamos a aceptar las diferencias en todas las
personas. Dios nos creó a todos distintos a propósito. Los
que son distintos a usted no son simplemente personas que
hicieron filas en todas las incorrectas cuando Dios estaba
distribuyendo características. Tengo una amiga que es tan
amable que me sorprende que no se llame “Azúcar”. Estoy
trabajando en eso, pero dudo que pueda ser tan
naturalmente amable como lo es ella. He pensado: ¿Dónde
estaba yo cuando Dios estaba distribuyendo los “genes
amables”? Estaba justo donde tenía que estar, recibiendo lo
que Dios quería que tuviera, al igual que usted y todos los
demás. Recordemos que Dios nos creó a cada uno en el
vientre de nuestra madre cuidadosa e intricadamente (vea
Salmo 139:13-16). No somos errores tan sólo porque no
somos como alguien más.
Dios nos creó a todos distintos a
propósito.

Dos de mis nietas de los mismos padres tienen trece y


quince años. No se parecen, y no se comportan una como la
otra. Una de ellas se parece mucho a mí en el físico y la
personalidad, y la otra es todo lo opuesto. Una es una
persona franca, sensata y sencilla. Si le hace una pregunta,
más le vale que esté listo para una opinión honesta, porque
ella no ablandará la píldora si lo que usted está a punto de
oír no es muy alentador. La otra chica es tan dulce que
suda dulzura, y no importa lo que ella le diga a usted, de
una forma o de otra, logra que suene bien.
Si fuera yo a preguntarle a Emily, la de trece, si le gusta
mi atuendo y no le gusta, ella diría: “¡No!”. Si le pregunto a
Abigail, la de quince, si no le gustara, puede que diga algo
como: “Abuela, casi todo le queda muy bien, y ese se ve
más o menos, pero tiene cosas que hacen que usted se vea
impresionante”.
Mi hija, Laura, le preguntó a Emily el otro día qué estaba
estudiando en la clase de historia y su contestación fue:
“Gente”. “Oh”, dijo Laura, y luego de una pausa larga
decidió que intentaría provocar algo de conversación, y
preguntó: “¿De qué período es la gente?”. Y Emily contestó:
“Primitiva”. Si le hubiera hecho la misma pregunta a
Abigail, hubieran tenido una conversación de treinta a
cuarenta y cinco minutos que incluiría cada pequeño
detalle. Laura me llamó y nos reímos bastante. Fue un
recordatorio fresco justamente de cuán distintos somos y la
importancia de aceptar ese hecho. Pensar que todos
deberían ser como nosotros es uno de nuestros problemas
más grandes en las relaciones, y causa muchos
pensamientos incorrectos y actitudes incorrectas que son
dañinos a los matrimonios, las amistades y las relaciones
laborales sanas y satisfactorias.
Aún me sorprende cuántos problemas tuve para llevarme
bien con la gente hasta que aprendí la lección importante
que no soy el estándar perfecto de lo que debe ser la gente.
Seguramente está pensando: Joyce, a la verdad que usted
tuvo muchos problemas. Sí, los tuve, y me alegra haber
podido ser honesta conmigo misma acerca de ellos, porque
sólo la verdad nos hace libres. He disfrutado de mucha
victoria y muchos avances maravillosos y cambios positivos,
y sé que cualquiera que lo desee también puede tener lo
mismo.
Dave y yo estuvimos de compras una vez cuando
encontró una blusa azul que le gustó y sé asombró que no
me gustara. “¿Qué tiene de malo? ¿Cómo es posible que no
te guste? Te quedaría muy bien”, dijo él. Hubiera habido un
momento en mi vida que, o me sintiera que algo tal vez
estaba mal conmigo por no haberme gustado, o hubiera
fingido que me gustaba tan sólo para hacerlo feliz, o me
hubiera enojado porque me hubiera sentido como si me
estuviera obligando a que me gustara. ¡Ninguna de ellas
son buenas opciones! Pero ahora sencillamente dije
(dulcemente por supuesto): “Simplemente no me gusta”, y
seguí a la próxima tienda. Es muy libertador cuando
sabemos quiénes somos en Cristo y tenemos la confianza
de ser la persona que Él nos hizo ser.
No siento la necesidad de pedir perdón por la manera
que veo las cosas y por lo que me gusta o no me gusta.
Claro, para poder tener esa libertad, tengo que darles
libertad a los demás, y he aprendido hacerlo. Estoy
creciendo todavía, por supuesto, pero al menos entiendo la
importancia del principio y cómo afecta nuestras
relaciones.

El aburrimiento de la monotonía

Si todos en la vida fueran iguales, usted se aburriría. La


verdad es que Dios nos ha creado a todos de maneras
distintas a propósito, y aunque no siempre entiendo por
qué hizo a algunas personas así, sé que soy llamada por Él
a amarlas y aceptarlas, y no pensar que algo está mal con
ellos tan sólo porque no encajan en mi idea de lo “normal”.
Dios ama la variedad y deberíamos aprender a amarla
también.
Sólo contemple cuán aburrida sería la vida si todos y
todo se viera y se comportara exactamente igual. ¿Qué
pasaría si todas las personas se vieran iguales y tuvieran el
mismo temperamento? ¿Qué pasaría si cada árbol y flor
fuera igual, y cada ave, perro, gato, etc.? ¡Aburrido!
Tenemos que aprender a apreciar la variedad de personas
que Dios ha colocado en este mundo, y poder aprender a
cómo pensar acerca de las diferencias en las personas de
una manera que honra a Dios y mejora nuestras relaciones.
¿Cuántas personas dejamos fuera de nuestras vidas,
excluimos, y criticamos, haciéndoles sentirse inferior tan
sólo porque no son como nosotros? Probablemente muchas
más de lo que quisiéramos contar. Todos nos conectamos
con algunas personas más que con otras, pero aun si no
queremos ser el mejor amigo de alguien, podemos apreciar
su singularidad como creación de Dios y hacer cada
esfuerzo de nunca hacerlas sentir insignificantes.

Significado

Una de las mayores necesidades que tienen todos es de


sentirse significante. Queremos sentir que importamos, que
tenemos valor y propósito. Aceptación de los demás nos
ayuda a sentirnos así. Podemos aceptar o rechazar a
alguien sin decir una sola palabra. He estado reflexionando
acerca de mis expresiones faciales cuando alguien o algo
que él hace me parecen extraños. Abro mis ojos así de
grande como si estuviera diciendo: ¿Usted piensa qué? Me
arrugo la boca, lo cual mueve mi nariz a una posición
distinta, y eso dice sin lugar a dudas, ¿Cuál es su
problema? A veces niego con la cabeza en incredulidad,
indicando que no puedo creer en absoluto que la persona
haya hecho algo, piensa algo, o está haciendo algo que yo
no haría. Todo esto se logra sin palabras. Si le añado un
suspiro, gemir, quejido, grito ahogado y lenguaje corporal
descriptivo, he encontrado varias maneras más de dejarle
saber a la gente que creo que tiene algo de malo, y aun así
no he pronunciado una palabra.
Si comienzo a hablar con la persona, o acerca de la
persona, con respecto a sus “maneras”, puedo causar
daños mayores. Lo aterrador es que puedo hacerlo y he
hecho todo eso, y sin siquiera pensarlo dos veces. ¡Guau!
Siento mucho que me haya comportado de esta manera, y
estoy más comprometida que nunca a hacer que la gente se
sienta valiosa.
Hacer que la gente se sienta significante comienza con
cómo pensamos acerca de ella. Tenemos que considerar
cómo pensamos acerca de la gente en nuestras vidas.
¿Habrá alguien que aprobamos al cien por cien?
Probablemente no, pero el porcentaje subiría si tan sólo
nos diéramos cuenta que no tiene que ser como nosotros.
No tiene que pensar como pensamos, gustarle lo que nos
gusta, compartir nuestras opiniones o tomar las mismas
decisiones que tomaríamos en ciertas situaciones. Dios nos
ama y nos acepta a todos, y desea que hagamos lo mismo
con cada uno.

Hacer que la gente se sienta


significante comienza con cómo
pensamos acerca de ella.

Cuando alguien tiene una opinión distinta a la nuestra,


en vez de darle una mirada como si fuera un alienígeno de
otro planeta, por qué no mirarlo y pensar: Respeto su
derecho de opinión, y me doy cuenta que la manera que
veo las cosas tal vez no sea la correcta siempre. Si
pensamos de esa forma, hablaremos de esa manera y nos
comportaríamos así. Cuando le hablamos a alguien acerca
de una idea que tenemos y nos ofrece una que es muy
distinta a la nuestra, por qué no mirarlo y pensar con una
sonrisa: Estoy abierto a otras ideas, y consideraré la suya.
Esto sería preferible a abrir la boca sin pensarlo y decir
bruscamente: “¿Tiene que estar siempre en desacuerdo
conmigo? Es la idea más estúpida que he oído. ¡¿No me
diga que cree que esto funcionaría?!”.
Intente hacer una lista de las personas con quienes más
lidia en la vida, y luego revise la lista a menudo y reflexione
a propósito. Piense cosas a propósito como: [Nombre de la
persona] es valioso, es superdotado, y en mi vida necesito
la variedad que ofrece. Aprecio su singularidad, y quiero
ayudarle a ser todo lo que puede ser.
Tomar este punto de vista positivo acerca de las
personas no quiere decir que no tienen algo en sus
personalidades que tiene que ser cambiado o pulido, pero
sí quiere decir que nos ponemos de acuerdo en no vernos a
nosotros mismos como más importantes y valiosos que los
demás. También quiere decir que estamos de acuerdo que
Dios es sabio, y como Él parece amar la variedad, entonces
también tenemos que abrazarla.

¿Qué tiene Dios en mente?

Si usted hace preguntas, averiguará que la mayoría de la


gente casada lo está con alguien que es muy diferente de
ella en cuanto al temperamento. Si la gente tiene múltiples
hijos, aquellos hijos son distintos el uno del otro.
Trabajamos con personas que son distintas todas,
estudiamos con ellas, vivimos en vecindarios con ellas.
¿Qué tenía Dios en mente? Quiere que nos necesitemos y
dependamos el uno del otro. A cada uno nos da una parte
de un todo, pero nadie lo recibe todo. Dios nos da a cada
uno habilidades y talentos que son distintos a los de las
demás personas. Dave y yo somos taaaaaan distintos, pero
dejamos de pelear acerca de ello hace mucho, mucho
tiempo. Sea lo suficientemente sabio para aceptar lo que no
puede cambiar y dese cuenta que Dios tiene un plan.
Sométase a Él y usted comenzará a beneficiarse del mismo.
Dios me ha dado exactamente lo que necesito al darme a
Dave, pero por muchos años, sólo encontraba fallas en lo
que no me gustaba de él, en vez de hallar el valor en lo que
sí me gustaba.
Dave y yo hablamos a menudo de cuán grandiosa es
nuestra relación ahora, y cuán bueno es porque nos damos
mutuamente la libertad de ser nosotros mismos con
nuestras singularidades. No pierda todo el tiempo que
perdimos nosotros dándole vuelta a la rueda tratando de
obligar a las personas de ser algo que ellas no saben cómo
ser. Aprenda de mis errores y disfrute de la vida antes de
que yo lo hiciera.
Puede que esté pensando en cuanto a las cosas que no le
gusta acerca de alguien, y aun mi sugerencia de la
aceptación hace que usted se encolerice. Si es así, entiendo
completamente. No insinúo que debemos aceptar el
comportamiento pecaminoso y aplaudirlo, pero sí le insto a
aceptar otras cosas que probablemente no cambiará. Por
ejemplo, si su cónyuge o amigo es callado y usted es
hablador, sólo alégrese que tenga a alguien lo
suficientemente callado para escucharle a usted en vez de
decirle que él tiene que hablar más. Si usted es agresivo y
está en una relación con alguien más tranquilo y relajado,
alégrese que tenga a alguien que probablemente se dejará
llevar pacíficamente de lo que usted quiere hacer. Me
acuerdo haberle dicho a Dave una vez: “Deberías ser más
agresivo”. Él dijo: “Deberías alegrarte que soy como soy
porque si no, ¡no estarías haciendo las cosas que haces!”.
¡Vi la luz! Él tenía la razón: Dios me había dado el hombre
correcto para la situación única que tenemos.
A veces pienso que tenemos dificultad en las relaciones
porque tenemos una cosmovisión de cómo deberían ser
todos. Puede que no sea yo una esposa o madre normal
conforme al estándar mundial, pero soy una buena, y creo
que soy una que sigue el plan de Dios. Dave puede que no
sea igual a otros esposos, o hace las cosas que otros
esposos hacen, pero es maravilloso, pacífico, asombroso, y
justo el hombre para mí. Deje de intentar meterse a usted
mismo o a alguien más en una caja en la cual nunca cabrán
y comience a celebrar su singularidad.
Recuerde que la mente está conectada a todo lo demás.
Si quiere mejorar sus relaciones, examine cómo piensa
acerca de las personas en su vida. Pídale a Dios que le
ayude a verlas de la manera que Él las ve y a pensar acerca
de ellas de la manera que piensa Él, y le puedo prometer
que usted será más feliz y sus relaciones mejorarán.

¿Qué piensa usted de mí?

Al principio de esta sección dije que deberíamos pasar más


tiempo pensando sobre qué pensamos de los demás en
lugar de lo que ellos piensan de nosotros. Acabo de ver a
alguien del vecindario que me preguntó si participaría en
un día de limpieza que el área había organizado. Respondí
que no, pero luego me encontraba preguntándome qué
pensaba de mí ya que no ayudaría. Yo sabía que la razón
por la cual no ayudaría era una válida, pero me preocupó lo
que ella pensaba. Conozco la agonía de ser uno que
siempre quiere complacer a los demás, así que comencé a
pensar acerca de la instrucción en la Palabra de Dios de
enfocarnos en agradar a Dios, no en agradar a la gente
(vea Gálatas 1:10; Efesios 6:6). Esto me ayudó a volver a
enfocarme inmediatamente y volver al camino correcto
mentalmente.
¿Ha caído en la trampa de pensar demasiado acerca de
lo que la gente piensa y dice acerca de usted? Creo que a
veces la mayoría lo hacemos. Queremos caerle bien a la
gente, que piense bien acerca de nosotros, y que nos
acepte, eso es bastante normal; sin embargo, si no tenemos
cuidado, podemos permitir que la preocupación por lo que
la gente piensa acerca de nosotros comience a controlarnos
y cause que perdamos la vista del plan de Dios para
nosotros.
¡Lo que pienso acerca de los demás es más importante
que lo que ellos piensan de mí! No soy responsable de sus
pensamientos, pero sí soy responsable de los míos delante
de Dios. Así que decidí pensar a propósito acerca de la
vecina algo que fuera bueno y beneficioso. Por ejemplo:
¡Ella parece una muy buena mujer! Parece estar en sus
sesentas, ¡pero aún está en buena condición física! ¡Me
gusta su peinado! ¡Ella es amigable! Sabía por experiencia
que si pensaba cosas buenas acerca de ella a propósito en
vez de preocuparme por lo que ella pensaba acerca de mí,
le respondería a ella mejor la próxima vez que la viera. Si
continuaba preocupándome de sus pensamientos acerca de
mí, la próxima vez que la viera respondería de manera
insegura, más o menos esperando que dijera algo crítico
acerca de mí al no poder participar en el día de la limpieza.
Pero al meditar cosas buenas acerca de ella, sabía que
disfrutaría de verla nuevamente y tendría unos elogios
esperando, porque ya habrían estado en mis pensamientos.

Cómo pensar acerca de la gente

Lo que pensamos acerca de la gente cuando no estamos


con ella determina cómo la trataremos cuando lo estamos.
Realmente quiero agradar a Dios referente a cómo hago
sentir a los demás, y estoy segura que usted piensa igual.
He pasado muchos años permitiendo que el Espíritu Santo
me enseñe cómo tratar a las personas, y una cosa que aún
estoy aprendiendo es el papel vital que hacen los
pensamientos en el resultado de cada relación. Es
emocionante para mí darme cuenta que me puedo preparar
para la acción al escoger mis pensamientos
cuidadosamente. Si no quiero maltratar a las personas y
dejarlas sintiéndose mal después de estar con ellas,
entonces necesitaré pensar cosas buenas acerca de ellas
antes de pasar tiempo juntos y durante ese tiempo.

Lo que pensamos acerca de la gente


cuando no estamos con ella determina
cómo la trataremos cuando lo estamos.

Recuerde que la gente no siempre recuerda lo que


decimos, pero sí se acuerda de cómo la hacemos sentir.
Planifique hacerla sentir bien. Otra líder femenina y yo
estuvimos conversando sobre cómo queremos crecer más
en el aprecio hacia las ideas de los demás. Ambas somos de
voluntad firme y decisivas, y cuando estamos en las
reuniones y las personas tienen ideas que nos parecen
irrazonables, ambas encontramos difícil mantener lo que
estamos diciendo al expresarlo con nuestras expresiones
faciales. Aun si nos mantenemos calladas, la cara lo dice
todo. Compartí con ella que yo creía que nos podíamos
preparar para tener buenas reacciones faciales a las
opiniones que difieren de las nuestras al planificar a
propósito cómo responderíamos de antemano. Deberíamos
orar para que Dios nos ayude a pensar acerca de la gente
de la misma manera que queremos que piensen de
nosotros.
Antes de entrar a una reunión creativa donde sabemos
que serán compartidas abundante y abiertamente
opiniones distintas, podemos pensar cosas como: Habrá
muchas opiniones distintas ofrecidas hoy y todas son
cordiales y dignas de consideración. O: Todos los que están
en el salón son valiosos, y los trataré como son. O: Cuando
alguien comparte una idea que no me gusta, me acordaré
que él tiene un derecho de tener opinión propia, aun si no
fuera a estar de acuerdo con ella.
Hay innumerables maneras que podemos beneficiarnos
de pensar a propósito de una manera positiva acerca de las
personas. Antes de reunirse con alguien, aunque sea un
amigo para un café, piense en las cosas que usted disfruta
y aprecia de él. La mayoría de nosotros no tenemos que
intentar pensar en las cosas que no nos gustan: nos llegan
a la mente sin invitarlas, pero podemos negarles la entrada
al tener ya nuestras mentes llenas con cosas buenas. Por
ejemplo: Almorzaré con un amigo en un mes. Estoy
encantada que tengo un mes para pensar cosas buenas
acerca de ella, y no puedo esperar ver el efecto positivo
que tendrá sobre nuestro tiempo juntos.

Pensamientos de oración

La oración es lo que hace exitoso cada empresa, y podemos


combinar nuestras oraciones y pensamientos y alcanzar dos
metas a la vez. Mientras pensamos cosas buenas acerca de
un evento o persona, podemos convertir aquellos
pensamientos en oraciones ofrecidas a nuestro Padre
celestial. ¡Inténtelo! “Padre, sé que amas a _________, y
aprecio todas las fortalezas que le has dado. Es divertido
estar con él, es una persona alentadora, y de mucha ayuda.
Gracias por ponerlo en mi vida”.
Las relaciones son una parte importante de nuestras
vidas, y oro que podamos recordar cuánto nuestros
pensamientos las afectan. Sea agresivamente positivo en
cómo usted piensa acerca de la gente. Todos
(incluyéndonos a nosotros) tenemos fallas y debilidades,
pero gracias a Dios, con la ayuda de Dios, podemos
enfocarnos en sus fortalezas.

¡Piénselo!

Es vital que aprendamos a aceptar las diferencias en


todos.
Dios creó a cada uno para ser único. La vida sería
aburrida si todas las personas y todas las cosas se
vieran y se comportaran iguales.
Hacer que la gente se sienta significante comienza en
cómo pensamos acerca de ella.
La mente está conectada con todo lo demás. Si quiere
mejores relaciones, examine cómo usted piensa acerca
de las personas en su vida.
La gente no se acuerda siempre de lo que usted dice,
pero sí se acuerda de cómo usted la hizo sentir.
SECCIÓN 3

Cómo sus pensamientos afectan


su salud física y emocional
CAPÍTULO 14

Sus pensamientos y el estrés

Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en


tu propia prudencia.
Proverbios 3:5

Algunos años atrás tuve que enfrentarme al hecho de que


aunque haya dicho: “Yo le creo a Dios”, mi mente demostró
que realmente no lo hacía. Quería creerle a Él, pero la
verdad era que yo me preocupaba y sentía miedo y
ansiedad en muchas situaciones. Ser honesta conmigo
misma me ayudó a comenzar a lidiar con los hábitos
mentales negativos que estaban obstaculizándome la fe. No
puedo decir que soy completamente libre de preocupación
en este punto de la vida, pero he recorrido bastante hacia
la meta, y mientras menos me preocupo, ¡menos estrés
tengo! No hay dudas de que nuestros pensamientos y
niveles de estrés están estrechamente conectados.
A través de varios artículos que he leído al pasar de los
años, he aprendido que el estrés y la preocupación pueden
afectar nuestra salud física y emocional de muchas
maneras. Físicamente, puede afectar el sistema nervioso
central y causar una variedad de problemas; también
puede afectar el sistema muscular esquelético, causando
dolores de cabeza y tensión muscular. El sistema
respiratorio puede ser afectado adversamente, causando
hiperventilación que puede conllevar a ataques de pánico.
El estrés también puede afectar el sistema cardiovascular
(aumento de ritmo cardíaco, la inflamación de las arterias),
el sistema endocrino (liberación excesiva de hormonas de
estrés), el sistema gastrointestinal (reflujo ácido, úlceras
estomacales, estreñimiento, síndrome de intestino
irritable/diarrea), y el sistema reproductivo (baja
producción de espermatozoides, falta de ciclo menstrual o
ciclo menstrual irregular). Emocionalmente, puede causar
ansiedad, depresión, privación del sueño, y más.
Cuando nos preocupamos, estamos buscando
contestaciones a nuestros problemas, esperando que
encontremos una manera de controlar nuestras situaciones
de la vida, pero la verdad es que de todas formas nunca
estamos en control, porque lo está Dios. En vez de usar
nuestro poder de intentar controlar las situaciones y las
personas, deberíamos usarlo para controlarnos a nosotros
mismos. En vez de preocuparnos acerca de las cosas que
no podemos controlar, ¡debemos controlar nuestra
preocupación!

En vez de preocuparnos acerca de las


cosas que no podemos controlar,
¡debemos controlar nuestra
preocupación!

Nunca podremos bajar nuestros niveles de estrés a


menos que aprendamos a pensar apropiadamente. Cuando
digo apropiadamente, quiero decir creer lo mejor mientras
se confía en Dios para resolver nuestros problemas.
¡Podemos empeorar cualquier problema al preocuparnos
de él!
No es la voluntad de Dios que vivamos bajo la presión
del estrés, y Él nos ha provisto una manera para evitar la
mayoría de él.
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed
también en mí.
Juan 14:1

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el


mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga
miedo.
Juan 14:27

No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión,


con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y
denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, cuidará sus corazones y sus
pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4:6-7 (NVI)

Hubo un momento en mi vida cuando tenía que leer


estos versículos de las Escrituras y pensar: Quisiera poder
hacer eso cuando tenga un problema, pero siempre estoy
tan preocupada. Pero ahora sé que Dios no me creó para
estar siempre tan preocupada, y como me ha instruido a no
preocuparme, ¡tiene que haber una manera que pueda
evitarlo! Y aquí nos topamos con el mismo principio que he
presentado a través del libro: para evitar la preocupación,
tenemos que pensar de manera positiva a propósito. Si
somos pasivos en tiempos difíciles, se nos llenarán las
mentes con la preocupación, el miedo y la ansiedad, pero
podemos escoger evitar el estrés de aquellos hábitos que
nos drenan el poder ¡con decidir cómo hemos de pensar!

Apóyese en Dios

Es muy importante recordar apoyarse siempre en Dios y


pedirle su gracia (fuerza, habilidad) para ayudarle a
realizar cualquier cosa que tiene que hacer. Cuando se
trata de renovar la mente y aprender a pensar como Dios
piensa, le puedo decir que meramente “intentar” en
nuestra propia fuerza no funciona. Necesitamos la ayuda
de Dios en cada paso del camino. Nos ha equipado con la
“mente de Cristo” (vea 1 Corintios 2:16). Ha hecho posible
para nosotros pensar correctamente, pero aun necesitamos
su ayuda. Dios quiere que estemos totalmente
dependientes de Él en vez de ser independientes. Él está
esperando ayudarle: ¡sólo pídaselo!

¡Deje de disgustarse consigo mismo!

Disgustarse es hacer infeliz, desilusionar, o preocupar a


alguien. También se describe por las palabras inquietar,
perturbar, molestar, agitar, aturdir, alborotar y poner
nervioso. No puedo imaginarme que haya alguien que
quiera hacerse esto a sí mismo, pero aun así, es
exactamente lo que hacemos cuando nos preocupamos.
Preocuparse es meditar (pensar) acerca de su problema vez
tras vez. Mientras puede que sea sabio contemplar el
problema y ponderar si hay alguna acción que debe tomar
para mejorar las cosas, no es sabio permitir que el
problema se siente en su mente como una carga pesada por
varios días, interfiriendo con los pensamientos buenos que
puede tener en ese momento.
Mientras más nos preocupamos, más tensión
experimentamos, y más turbados y enojados nos sentimos.
Nuestros pensamientos afectan nuestras emociones, y nos
podemos disgustar o nos podemos calmar por causa de lo
que pensamos. Si pienso continuamente acerca de las cosas
equivocadas, ¡puedo disgustarme tanto que siento que
tendría que gritar! Algunas personas dicen: “Siento que
pierdo la mente”, y es justamente lo que han hecho. Han
entregado el control de sus pensamientos al enemigo que
está empeñado en matar, robar y destruir (vea Juan 10:10).
Lo esencial que tenemos que comprender es que la
preocupación es una pérdida total de tiempo y energía.
Crea estrés en nuestros cuerpos, y el estrés a largo plazo
tiene efectos secundarios destructivos increíbles.
Cuando nos sentimos emocionalmente disgustados,
podemos calmarnos al escoger pensar en algo distinto a
nuestros problemas. Invite a un amigo positivo a almorzar,
escuche alguna música alegre y reconfortante, o vaya a
hacer algo bueno para alguno que tenga una necesidad. He
encontrado que leer algún material acerca de los efectos
del estrés también puede ser de ayuda. Cuando nos
recordamos de los resultados a largo plazo de nuestras
acciones, puede que nos ayude a ser lo suficientemente
sabios para cambiar la manera en que enfrentamos la vida
antes de que hayan daños serios.

Quiero un poco de paz

Por una gran parte de mi vida, no tuve idea alguna de lo


que el estrés me estaba causando, pero me enteré cuando
por fin comencé a experimentar problemas físicos serios.
Estaba trabajando demasiado fuerte y lo había hecho por
demasiado tiempo. No dormía lo suficiente, y no le decía
que no lo suficientemente a la gente cuando tenía que
hacerlo. ¡Mi vida estaba desequilibrada!
Seguía orando por paz y pensando que si la gente y las
circunstancias cambiaran, entonces podría tenerla.
Finalmente aprendí que era yo la que tenía que cambiar y
que realmente no era “mi vida” la que estaba robándome la
paz, sino que yo era la que la estaba entregando a través de
pensamientos y reacciones incorrectas. Mi presión
sanguínea estaba alta, me daba dolores de espalda y de
cuello a causa de la tensión, dolores de cabeza diarios,
reflujo de ácidos, estreñimiento, problemas de sueño, y
eventualmente, una incapacidad de relajar los músculos de
mi cuerpo, lo cual a última instancia me llevó a buscar
algunas contestaciones.
Como la mayoría de nosotros, quería una solución final,
así que fui a ver a un médico, esperando tomar una pastilla
mágica una vez al día para resolver mi problema. Sin
embargo, me disgusté más cuando los doctores me dijeron
que aunque mis síntomas eran reales, la raíz de mis
problemas era el estrés. En realidad me enojé cuando me lo
dijeron, porque veía al estrés como una incapacidad para
manejar mi vida. Me había convencido de que era fuerte y
estaba en control, y que los doctores simplemente no
sabían cuál era el problema, así que lo excusaron tildándolo
de “diagnosis de estrés” de lo cual muchos oyen hablar.
Al continuar experimentando más y más problemas, Dios
finalmente me hizo darme cuenta poniendo un material en
mis manos que realmente me ayudó a entender lo que era
el estrés y cómo comenzar a eliminarlo. Tuve que hacer
varios cambios de estilo de vida, y si usted está tan
estresado hasta el punto que se ha convertido en un
problema, tendrá usted que hacer lo mismo.

Jesús dijo que cuando estamos


trabajados y cargados, ¡nuestra
primera respuesta debe ser venir a Él!

Jesús dijo que cuando estamos trabajados y cargados,


¡nuestra primera respuesta debe ser venir a Él!

Vengan a mí todos ustedes que están cansados y


agobiados, y yo les daré descanso.
Mateo 11:28-30 (NVI)
Venga a Jesús, hable abiertamente con Él acerca de la
manera en que se siente, y pídale a Él revelarle a usted los
cambios que tiene que hacer para poder comenzar a sanar.
Se dice que sólo un tonto piensa que puede seguir haciendo
lo mismo y obtener un resultado distinto. La oración no
siempre resulta en una liberación milagrosa de nuestros
problemas. Generalmente resulta en que Dios nos da la
sabiduría y nos revela lo que tenemos que hacer (con su
ayuda) para efectuar un cambio positivo.
Me gusta esta corta historia que demuestra que la
preocupación es una pérdida:

J. Arthur Rank, un ejecutivo inglés, decidió poner


todas sus preocupaciones en un solo día a la semana.
Él escogió los miércoles. Cuando cualquier cosa
sucedía que le diera ansiedad y agravara su úlcera, la
apuntaba y la colocaba en su caja de preocupaciones y
se olvidaba de ella hasta el próximo miércoles. Lo
interesante del caso es que cuando llegaba el próximo
miércoles y abría la caja de preocupaciones, se dio
cuenta que la mayoría de las cosas que lo habían
perturbado durante los últimos seis días ya se habían
resuelto. Hubiera sido inútil haberse preocupado por
ellas.1

Una vez cuando fui a Jesús acerca del estrés que estaba
sintiendo, Él me dijo: “Joyce, tú piensas demasiado”. Yo
tengo una mente ocupada y tiendo a pensar que las cosas
que había dejado a un lado se resolverían por sí solas.
Mientras he tenido mis reuniones “de careo”, he recibido
muchas ideas sencillas pero aliviadoras de estrés de parte
de Él. Por ejemplo:

Cambiar mi agenda y dejar un espacio en ella para no


terminar ajorada de una cosa a otra sin descanso entre
ellas.
Tomar tiempo para hacer las cosas que me agradan en
vez de ser excesiva en cuanto al trabajo, porque no
importa por cuánto tiempo trabaje, siempre habrá otro
proyecto que realizar.
Tener un plan, pero no enojarme si mi plan se
interrumpe por razones válidas.
Tomar mejores decisiones acerca de lo que como,
porque es verdad que el tipo de combustible que le
echo a mi cuerpo determinará cuán bien funciona para
mí.
Tener una hora regular de acostarme y dormir bien.
No intentar mantener a todos felices todo el tiempo a
expensas de vivir con un estrés dañino.
¡Decir no cuando sea necesario!

Estas son sólo unas pocas cosas útiles que he aprendido


y ahora practico diariamente, pero como puede ver, son
cosas bastante sencillas. Permítame decir nuevamente que
lo primero que debe hacer cuando está listo para recibir
ayuda es ir donde Jesús. Él le guiará y le dirigirá hacia un
nuevo estilo de vida.

La preocupación causa la muerte prematura

Christy Henrich era una adolescente estadounidense que


fue una de los mejores gimnastas del país. Cuando
audicionó para el equipo olímpico en 1988, un juez le dijo
que estaba muy gorda: Christy medía cuatro pies once
pulgadas y sólo pesaba noventa y cinco libras.
Al escuchar la crítica del juez, Christy empezó a dejar de
comer. Algunos días sólo se comía una rebanada de una
manzana. Y si comía más que eso, se obligaba a sí misma a
vomitar para así no aumentar.
Aunque ella no cualificó para el equipo olímpico ese año,
Christy llegó a cuarto lugar en las barras paralelas
asimétricas en el campeonato mundial tan sólo un año
después. Sin embargo, la historia de Christy no tiene un
final feliz. Trágicamente, Christy Henrich murió a la edad
tierna de veinte y dos años en el hospital de Kansas City.
Sus órganos habían fallado, sólo pesaba cincuenta y dos
libras.2
Una de las cosas de las cuales se preocupa la gente,
particularmente las mujeres, es cuánto pesan y cómo se
ven. Aunque queremos mantener un peso normal y
presentarnos de una manera agradable, no podemos todos
estar flacos y parecer como si fuéramos la única persona en
el planeta que está exenta del proceso de envejecimiento.
Haga lo mejor que pueda, pero no se preocupe acerca del
peso y la apariencia. Haga las paces con las partes de su
cuerpo que a usted no le interesa y aprenda a restarles
importancia mientras saca lo mejor de sus partes fuertes.
Por ejemplo, si no le gusta la forma de su nariz, entonces
asegúrese de lucir un peinado maravilloso. Si no le gusta
cómo se le ven las piernas, entonces no se ponga
pantalones cortos. ¡Preocuparse no cambiará nada acerca
de su apariencia! La mayoría de nosotros no llegaremos al
extremo de lo que Christy Henrich hizo y llegar a sufrir la
muerte prematura, pero puede que acortemos nuestra
esperanza de vida al preocuparnos excesivamente acerca
de muchas cosas, incluyendo nuestro peso y apariencia.
Le estoy recomendando que deje de preocuparse y de
pensar excesivamente acerca del peso si es un problema
para usted. Si come bien, eventualmente pesará lo que se
supone que pese. Puede que no pese lo que pesa su amigo
flaco, pero como sea, aprenda a abrazarlo y deje de
preocuparse. Preocuparse nunca ha hecho que alguien
adelgace, pero hay muchas personas que comen cuando
están estresadas, así que puede estarle sumando al
problema en vez de resolverlo.
Haga una lista de las cosas por las cuales usted se
preocupa y ore acerca de ellas diariamente, pidiéndole a
Dios que le ayude a echar su ansiedad sobre Él en cada una
de las áreas. Mientras surjan en su vida situaciones que
normalmente le causarían preocupación, escoja pensar de
manera distinta a como lo ha hecho en el pasado.
El estrés puede ser una fuerza positiva que nos ayude a
desempeñarnos bien en un deporte o entrevista de empleo.
Enfrentado con retos o hasta peligro, el cuerpo se pone en
marcha: las hormonas nos inundan, elevando nuestro ritmo
cardíaco, aumentan nuestra presión sanguínea, aumentan
la energía, y nos prepara para la acción. Los expertos le
llaman a esa respuesta instintiva “lucha o huida”, pero
cuando nos estancamos en ese modo, puede causar
consecuencias serias sobre nuestra salud. Mientras más
dure el estrés, peor resultará para su mente y cuerpo. Dios
nos ha creado para poder manejar cantidades normales de
estrés, pero cuando comenzamos a sentir tensión a causa
de él, especialmente cuando es crónica, es hora de tomar
acción. Dios nos ha dado el regalo maravilloso de la vida, y
deberíamos valorizarla lo suficiente como para protegerla.

El detonante de la tensión

Aprenda a reconocer la tensión y permita que eso sea un


detonante, o una señal para relajarse a propósito. Paso
mucho tiempo escribiendo, y el estrés del pensamiento
profundo mientras entro simultáneamente esos
pensamientos en la computadora, combinado con estar
sentada en la misma posición por muchas horas seguidas,
definitivamente pueden causar tensión. El cuello y los
hombros comenzarán a dolerme levemente, y si ignoro esa
señal, eventualmente el dolor aumentará, y comienzo a
sentirme exhausta. Si me levanto a la primera señal de la
tensión, tomar un breve receso aunque sea de dos a cinco
minutos, y me estiro un poco, me alivia el estrés, y puedo
volver a trabajar.
Cuando converso acerca de algo con alguien, y estamos
entrando en una discusión acalorada, puedo sentir la
tensión mientras cada parte de mi cuerpo comienza a
ponerse rígida. He aprendido a permitir que eso sea un
detonante o una señal para dejar de hablar o llevar la
conversación hacia otra dirección. Si estoy corriendo de
una cosa a otra, puede que comience a sentirme tensa o
abrumada, y ese es un detonante para mí de ir más
despacio.
Todos tenemos estas pequeñas señales que aparecen en
nuestros cuerpos, permitiéndonos saber que nos estamos
sobrecargando, pero tenemos que aprender a respetarlas.
A veces yo las llamo “advertencias”. Son como las sirenas
que suenan, dejándonos saber cuándo se acerca la
tormenta. Para algunos, es como una falta de aliento, un
dolor de cabeza, malestar estomacal, o sudoración, pero
cualquiera que sea, aprenda a reconocer sus advertencias y
respetarlas lo suficiente como para hacer los cambios
apropiados.

El valor de la soledad

Una de las cosas que nuestra sociedad carece es estar a


solas. Vivimos en un mundo ruidoso, ocupado y de mucha
presión, donde se espera más de nosotros de lo que
posiblemente podemos hacer. Es más que probable que el
mundo no cambiará, pero nosotros sí podemos. Una de las
cosas principales que combaten y compensan el estrés es la
soledad. ¡¡¡¡Me encantan los momentos de tranquilidad!!!!
Pero hubo un tiempo en que me ponía inquieta si había
demasiado silencio, pero era adicta al ruido y la actividad.
He descubierto que aunque sólo sean cinco minutos de
silencio y soledad pueden restaurar mi alma a un lugar de
reposo y aliviarme el estrés. Me da tiempo para realmente
respirar profundamente y no hacer nada.
Si programamos más tiempo de soledad y silencio para
nosotros, seguramente podríamos tener menos citas
médicas. Si usted es como era yo, puede que tenga que
desarrollar una habilidad de estar callado. Si es difícil para
usted, entonces comience con unos pocos minutos tres o
cuatro veces al día y gradualmente aumente su nivel de
tolerancia. Mis momentos favoritos de la vida, y los que me
fortalecen, son los de la mañana antes de que todos se
despierten, y de la noche cuando todos los demás se han
dormido. No es que no disfrute de la gente, porque la
disfruto mucho, pero un poco de tiempo de silencio en la
mañana me ayuda a prepararme para estar con la gente, y
tiempo de silencio en la noche me ayuda a recuperarme de
haber estado con ella también. Como todos sabemos, no
todas las personas son llevaderas, y como nunca sabemos
qué nos puede traer el día, ¡es mejor estar listo
espiritualmente!

Nunca he encontrado un compañero tan sociable


como lo es la soledad.
Henry David Thoreau, Walden

Tendemos a pensar que nuestra existencia sólo se


justifica cuando estamos haciendo algo, pero eso no es
cierto. ¡Somos seres humanos, no hacedores humanos! Dios
no nos ama más cuando estamos haciendo algo que cuando
estamos disfrutando del silencio. Nuestras ocupaciones nos
hacen sentir importantes, pero no nos hace más
importantes para Dios.
Finalmente tuve que enfrentar la realidad que me sentía
más aceptable cuando estaba trabajando que en cualquier
otro momento. Un poco de eso proviene de mi niñez
abusiva, un poco de mi temperamento fuerte y orientado al
trabajo, pero ninguno podría ser una excusa para no
cambiar. Cualquiera que haya sido la razón, el resultado
era el mismo. Demasiada actividad sin soledad alguna me
dañaba el futuro y me impedía disfrutar del presente.
Permítame detenerme y decirle “Gracias” a mi Padre
celestial por haberme revelado que Él no me había creado
para meramente “hacer”, sino también para “ser”.

¡Piénselo!

Sus pensamientos y niveles de estrés están


estrechamente relacionados.
Preocuparse sólo empeora el problema. Crea lo mejor y
confíe en Dios para resolver cada situación.
Para evitar el estrés y la preocupación, elija pensar
positivamente a propósito.
Lo primero que debe hacer cuando usted está listo para
recibir ayuda es venir a Jesús. Él le guiará y dirigirá a
un estilo de vida saludable.
Haga una lista de las cosas que le preocupan a usted y
ore sobre esa lista diariamente. Eche su ansiedad en el
Señor.
CAPÍTULO 15

La conexión de la mente y el cuerpo

No hay duda de que las cosas que creamos tienen un


efecto tremendo sobre nuestros cuerpos. Si podemos
cambiar nuestra manera de pensar, el cuerpo se cura
a sí mismo con frecuencia.
Dr. C. Everett Koop

Nuestros cuerpos son como automóviles que Dios nos


proporciona para conducir dentro de ellos alrededor de la
Tierra. Si queremos que ellos funcionen a su capacidad
máxima y duren mucho tiempo, tenemos que elegir pensar
en formas que les ayudarán. Todos nuestros pensamientos,
sean buenos o malos, tienen un efecto en nuestro ser físico.
La mente y el cuerpo están definitivamente conectados.
Hoy pasaré el día con una amiga cercana a quien no veo
muy a menudo y estoy muy entusiasmada por esto. Todos
mis pensamientos son pensamientos felices, y he notado
que me siento físicamente mejor desde hace unos cuantos
días. No necesariamente me sentía mal antes, pero ¡hoy me
siento muy bien! Mi nivel de energía ha aumentado y me
siento fuerte. También he estado lidiando con un problema
menor de salud que ha persistido durante ocho semanas,
pero nadie ha podido proporcionarme un diagnóstico
preciso o recetarme algo para que pueda mejorar. Anoche
me encontré con un nuevo síntoma que arrojó luz sobre el
problema y ahora sé qué hacer para mejorar. He
reemplazado el razonamiento y la preocupación con la
esperanza, y también me ha aumentado la energía.
Los pensamientos esperanzadores y positivos aumentan
la energía, mientras que los negativos la drenan. El
cansancio físico no siempre es el resultado de un
pensamiento equivocado. Desde luego, podemos tener una
dolencia o enfermedad que conduce a una pérdida de
energía, o incluso podemos despertarnos cansados sin
ninguna razón. La semana pasada me dio un virus
estomacal por tres días y me sentía muy mal. Estaba
cansada y débil, y no fue por causa del pensamiento
equivocado. Las cosas no siempre suceden por la misma
razón, pero sí sé, y la tecnología médica y científica lo
verifican, que la mente y el cuerpo tienen una conexión
cercana y que nuestros pensamientos tiene un efecto
directo sobre nuestro cuerpo.

Los pensamientos esperanzadores y


positivos aumentan la energía,
mientras que los negativos la drenan.

La doctora Caroline Leaf ha escrito exclusivamente


sobre el tema. En su libro Switch On Your Brain [Encienda
su cerebro], ella dice:

La investigación muestra que el setenta y cinco al


noventa y ocho por ciento de las enfermedades
mentales, físicas y de comportamiento provienen de la
vida mental de una persona. Esta estadística
asombrosa sugiere que sólo de dos a veinticinco por
ciento de las enfermedades mentales y físicas
provienen del medio ambiente y los genes…
Es posible que tengamos un conjunto fijo de genes
en nuestros cromosomas, pero cuál de estos genes
está activo y cómo se activa tiene mucho que ver con
la forma en que pensamos y procesamos nuestras
experiencias. Nuestros pensamientos producen
palabras y comportamientos, que a su vez estimulan
más pensamientos y decisiones que construyen más
pensamientos en un ciclo sin fin.
Reaccionamos constantemente a las circunstancias
y a los acontecimientos, y al continuar este ciclo,
nuestros cerebros se forman por el proceso o en una
dirección positiva y de buena calidad de vida, o una
dirección negativa y de alta calidad de vida. Así que es
la calidad de nuestros pensamientos y acciones
(conocimiento) y reacciones que determinan la
“arquitectura de nuestro cerebro”: la forma o diseño
del cerebro y la calidad resultante de la salud de
nuestras mentes y cuerpos.
La ciencia y la Escritura muestran ambas que
estamos conectados para el amor y el optimismo, y
cuando usted reacciona por pensar negativamente y
tomar decisiones negativas, la calidad de nuestros
pensamientos sufre, lo cual significa que la calidad de
nuestra arquitectura cerebral sufre. Es reconfortante
y a la vez desafiante saber que el pensamiento
negativo no es lo normal…
El pensamiento tóxico desgasta al cerebro.
El instituto de HeartMath, una organización
investigativa internacionalmente reconocida sin fines
de lucro que ayuda a la gente a reducir el estrés,
discute un experimento titulado “Efectos locales y no
locales de las frecuencias cardíacas coherentes en los
cambios conformacionales del ADN”. Este estudio
mostró que pensar y sentir ira, miedo y frustración
causan que el ADN cambie de forma según el
pensamiento y los sentimientos. El ADN respondió
apretándose y volviéndose más corto, apagando
muchos códigos de ADN, lo cual redujo la expresión
de calidad. Así mismo nos sentimos apagados por las
emociones negativas, y nuestro cuerpo siente esto
también. Pero aquí está lo grande: ¡el cierre negativo
o la calidad pobre de los códigos de ADN se invirtió
por sentimientos de amor, alegría, aprecio y gratitud!
Los investigadores también encontraron que los
pacientes VIH positivos que tuvieron pensamientos
positivos y sentimientos tenían 300 000 veces más la
resistencia a la enfermedad que aquellos que no
tenían sentimientos positivos. Así que la conclusión
aquí es que cuando operamos en nuestro diseño
normal de amor, lo cual es ser conformados a la
imagen de Dios (Génesis 1:26), somos capaces de
cambiar la forma de nuestro ADN para mejor.
Así que cuando tomamos una decisión de una
calidad pobre, cuándo optamos por participar en
pensamientos tóxicos (por ejemplo, la falta de perdón,
amargura, irritación, o sentimientos de poder hacer
frente a lo que sucede), cambiamos el ADN y la
expresión genética subsecuente, la cual entonces
cambia la forma del cerebro nuestro conectándose en
una dirección negativa. Esto pone al cerebro en un
modo de protección inmediatamente, y el cerebro
traduce estos pensamientos tóxicos de pobre calidad
en estrés. Este estrés entonces se manifiesta en
nuestros cuerpos. Pero la parte más emocionante de
este estudio fue la esperanza que mostró porque la
actitud positiva, la buena decisión, conectó
nuevamente todo a su estado original, saludable y
positivo. Los científicos básicamente comprobaron
que podemos renovar nuestras mentes…
[Aquí las dos estadísticas poderosas confirmando
esto] de que la enfermedad mental y física proviene
de la vida del pensamiento:

Un estudio de la Asociación Médica Americana


encontró que el estrés es el factor en el setenta y cinco
por ciento de todas las enfermedades que la gente
padece hoy.
La asociación entre el estrés y la enfermedad es un
colosal ochenta y cinco por ciento.

El punto principal de esta [información] es que la


mente controla la materia. Si entendemos esto,
tenemos un potencial enorme de llegar a la salud
óptima. Si no lo entendemos, seremos nuestros peores
enemigos.1

Los pensamientos positivos mejoran la salud

Hace muchos años una mujer me compartió una


experiencia de recibir sanación de la artritis, y eso es
bastante asombroso. Había padecido grandemente por
muchos años con la dolorosa artritis en varias coyunturas
del cuerpo. La medicina le ayudó algo, pero nada le trajo
una sanación verdadera hasta que oyó la enseñanza acerca
de los efectos devastadores de la amargura y el enojo sin
resolver. Había sido lastimada por su madre y literalmente
la odiaba. Los pensamientos en los cuales meditaba
frecuentemente acerca de su madre estaban afectando
negativamente de maneras las cuales ella no estaba
consciente.
Mediante las enseñanzas de Jesús acerca de la necesidad
de perdonar a nuestros enemigos, ella halló la gracia para
hacerlo, y en el transcurso de los próximos meses, se dio
cuenta que el dolor de la artritis gradualmente se
desaparecía. La inflamación y la rigidez en sus coyunturas
disminuían y continuaron así hasta que se sanó por
completo. No insinúo que cada persona que padece de
artritis está llena de amargura, pero en este caso ella lo
estaba, y la sanación que ella buscaba no podía llegar hasta
que ella se liberara de la misma.
Más y más estudios comprueban que el cuerpo físico
responde negativamente a los pensamientos negativos y
responde positivamente a los pensamientos positivos. Cada
parte del cuerpo humano tiene que hacer un papel crítico, y
si una parte funciona de una manera dañina, entonces el
cuerpo entero puede sufrir las consecuencias a menudo; es
lo mismo cuando una parte del cuerpo funciona de una
manera saludable.
Recientemente, leí una historia acerca de un hombre
llamado Ed. Ed recuerda haber tenido un malestar
estomacal de niño y su abuela le preguntó si tenía un
problema en la escuela. Lo que ella sabía instintivamente
hemos comenzado a comprobarlo científicamente: hay una
relación íntima y dinámica entre lo que sucede en nuestros
sentimientos y pensamientos con lo que sucede en nuestro
cuerpo.
Un especial de la revista TIME mostró que la felicidad, el
optimismo y el contentamiento “parecen reducir el riesgo o
el límite de la severidad de la enfermedad cardiovascular,
enfermedad pulmonar, diabetes, hipertensión, resfriados e
infecciones respiratorias”, mientras que “la depresión, el
extremo opuesto a la felicidad, puede empeorar la
enfermedad cardiovascular, diabetes y todo un ejército de
otras enfermedades”.2

Examinando los pensamientos y emociones


negativos

Cuando se siente irritado o frustrado, ¿dónde experimenta


esos sentimientos en su cuerpo? Cuando va tarde a una
cita, ¿siente un dolor o malestar en el estómago? ¿Se le
tensan los músculos cuando tiene que esperar en una fila
larga y nadie está apurado, sólo usted? Cuando se entera
que alguien a quien usted confió un secreto lo ha contado,
¿experimenta falta de aliento al volverse más y más
ansioso? ¿Qué sucede en su cuerpo cuando se vuelve más
ansioso y enojado? ¿Le ha prestado atención realmente a
cómo se siente físicamente cuando experimenta
pensamientos y emociones negativos? Si no, podría ser un
proceso educativo del cual usted podría aprender mucho.
¿Qué sucede con su ritmo cardíaco? ¿Le da dolor de cabeza
o en el cuello, o comienza a sudar?
He observado que cuando tengo algo en la mente que
me está presionando, no duermo tan bien como de
costumbre y luego al día siguiente me siento cansada. No
me gusta para nada cuando alguien me da un problema de
noche sin que luego pueda resolverlo hasta el día siguiente.
Me gusta lidiar con los problemas inmediatamente y
sacarlos de mi mente. El apóstol Pablo nos dice que no
debemos dejar que el sol se ponga sobre nuestro enojo (vea
Efesios 4:26), y creo que lo mejor es tampoco permitir que
suceda la mismo con nuestras preocupaciones.

Memorias

Prestarle atención a las memorias le afecta a usted. Si dejo


que vague mi mente hasta los instantes específicos cuando
mi padre me abusaba o golpeaba a mi madre, o cuando
gritaba en enojo, o el miedo que experimentaba
constantemente durante mi niñez, mi cuerpo responde con
rigidez y me aprieto los dientes. No me permito hacerlo a
menudo, pero ha habido ocasiones en que mi mente ha
vuelto a una memoria incorrecta, y tengo que recuperarla
rápidamente antes de que me atrape en un lugar doloroso
que no es saludable. Las buenas memorias tienen el efecto
opuesto. Producen paz y relajación, las cuales cooperan
ambas con las propiedades sanadoras que Dios ha puesto
en nuestros cuerpos. Si permito que mis pensamientos de
hoy estén enfocados en lo que me fue mal ayer o en los
errores que he cometido, sólo me mataría la fuerza de hoy.
Por algo el apóstol Pablo dijo que una de sus grandes
inspiraciones era olvidar lo que quedaba atrás y proseguir
hacia la meta (vea Filipenses 3:12-14). Tal vez conocía hace
dos mil años de lo que nos estamos enterando hoy. Vez tras
vez, la Palabra de Dios nos instruye a recordar las cosas
buenas que Dios ha hecho por nosotros. Sospecho que Dios
también conocía lo que los científicos y químicos apenas
están descubriendo acerca de cómo los pensamientos
afectan al resto de nuestras vidas. A la verdad que Dios es
inteligente, ¡y qué pena que no haya más personas
escuchándolo a Él y creyendo lo que Él dice! Siempre me
río cuando un “descubrimiento científico” revela algo que
Dios reveló en su Palabra hace siglos.
Veamos unos cuantos ejemplos de esto en la Palabra de
Dios:
Dios les dijo a los israelitas que recordaran que fueron
una vez esclavos en Egipto, y cómo los había redimido y
liberado (vea Deuteronomio 24:18). Estoy segura que
cuando fueron liberados, fue una ocasión extremadamente
gozosa, y recordarlo a menudo seguramente les ayudaría
de muchas maneras.
Ester puso su vida en peligro cuando fue delante del rey
Asuero sin haber sido llamada, para suplicar por las vidas
de los israelitas a quienes Amán planificaba en secreto
destruir. Cuando funcionó el plan de ella y todos se
salvaron, la gente tomó la decisión de celebrar una fiesta
de dos días para recordar lo que Dios había hecho por ellos
(vea Ester 9:27-29).
Cuando David estuvo luchando con la depresión, recordó
a propósito una vez cuando él guió al pueblo con gritos y
alabanza (vea Salmo 42:4-5). Estoy segura que David aplicó
el mismo principio que le estoy sugiriendo. Él pensaba
acerca de las cosas que lo hacían feliz para poder
despojarse de la depresión que experimentaba.
David encontró la clave a la satisfacción. Él dijo:
Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, y
con labios de júbilo te alabará mi boca, cuando me
acuerde de ti en mi lecho, cuando medite en ti en las
vigilias de la noche. Porque has sido mi socorro, y así
en la sombra de tus alas me regocijaré.
Salmo 63:5-7

Hay muchos casos en la Biblia cuando Dios instruyó a su


pueblo a recordar, relatar y traer a la memoria sus hechos
poderosos y las cosas que Él había hecho por ellos. Cuando
no lo hacían, perdían el aprecio, se volvían egoístas e
independientes, y siempre volvían a las ataduras. Recordar
las cosas buenas en la vida ciertamente ayuda y nos
mantiene en el feliz camino de la gratitud. El simple hecho
es que la gente agradecida es gente feliz, y la gente feliz a
menudo son más felices que la gente triste, desanimada,
desesperanzada y deprimida.
La conexión de la mente y el cuerpo es un hecho
comprobado, y nos da una manera fácil y económica de
mantener la buena salud. Cualquiera puede tener
pensamientos positivos y buenos si así escogen hacerlo.
Me encanta que puedo mejorar mi salud al pensar en
cosas mejores. Nadie quiere ser una víctima, y ciertamente
no queremos ser victimizados por nuestros pensamientos.
Aprender a pensar a propósito y de manera agresiva en vez
de manera pasiva, proveyéndole un espacio vacío para que
lo llene el diablo, es la manera de salir victorioso en vez de
como víctima. Pídale a Dios que le ayude, y comience hoy
en el camino hacia una mente y cuerpo más sanos.

¡Piénselo!

Pensamientos positivos y esperanzados aumentan sus


niveles de energía.
Confronte los asuntos preocupantes inmediatamente.
Lidie con ellos, negándose a permitir que la
preocupación afecte su espíritu, alma y cuerpo.
En vez de enfocarse en lo que está mal, fije su mente en
lo que está bien: las cosas buenas que Dios ha hecho en
su vida.
La gente agradecida es gente feliz, y la gente feliz es
gente más saludable.
CAPÍTULO 16

La conexión de la mente y el
desempeño

Todas las cosas están listas, si lo están nuestras


mentes.
William Shakespeare, Enrique V

Aprender acerca de la conexión de la mente y el


desempeño no curará necesariamente todas nuestras
enfermedades y convertirnos en superhéroes, pero sí
podemos mejorar nuestras vidas de muchas maneras al
aprender cómo pensar apropiadamente. No tan sólo la
mente afecta el cuerpo, sino también afecta nuestro
desempeño en todas las áreas de la vida. Si va a una
entrevista para un empleo, estoy segura que usted quiere
desempeñarse bien y lucir confiado y capaz. Ninguna
compañía quiere contratar a alguien que no tiene confianza
de poder hacer el trabajo para el cual solicita. Los
pensamientos que tiene antes de la entrevista
determinarán, por lo menos en gran parte, cómo usted se
desempeñará durante la entrevista.
Si una persona le teme al fracaso y va a la entrevista con
dudas de conseguir o no el trabajo y teniendo todo tipo de
pensamientos que minimizan su capacidad, seguramente
no será contratado. Aquí hay dos maneras distintas en que
Víctor podría pensar si fuera a una entrevista para un
empleo:
Opción 1: Varios días antes de la entrevista, Víctor
piensa: Dudo que me contraten. Rara la vez que gane
en algo. Soy tímido y me falta confianza en mí mismo, y
tengo miedo que se den cuenta. Me suspendieron de mi
empleo pasado, y dijeron que no fue nada personal,
solo recortes a nivel de toda la compañía, pero sé que
simplemente no les caía bien. Estoy tan nervioso;
espero no temblar frente al entrevistador.
Si estos son los pensamientos de Víctor, también
saldrán en una conversación y hasta harán más daño
que los pensamientos por sí solos. Cuando llega a la
entrevista, se desempeñará precisamente conforme a la
manera en que sus pensamientos le han preparado
para desempeñarse. ¡Víctor no será contratado!

Opción 2: Varios días antes de la entrevista, Víctor


piensa: Creo que Dios me dará el favor cuando vaya a
la entrevista y me contratarán. Estoy confiado en Dios.
Yo creo que Él está conmigo en todo tiempo y permite
que me desempeñe en cualquier tarea que tenga que
ejecutar. Soy buen trabajador y estoy dispuesto a
aprender. Tengo muchas expectativas de la entrevista,
y creo definitivamente que si es el trabajo preciso para
mí, ¡me contratarán!
Si estos son los pensamientos de Víctor, entrará a la
entrevista con la frente en alto y con una sonrisa.
Mirará al entrevistador a los ojos y no permitirá que su
mirada se desvíe de lado a lado debido al miedo y a la
inseguridad. Contestará las preguntas de manera
honesta y calmada. Trasmitirá sinceramente que le
encantaría tener el trabajo y que está listo para
trabajar fuertemente y aprender. El entrevistador
sentirá la confianza y sinceridad de Víctor, y será una
de las personas que definitivamente será fuertemente
considerado para el puesto.
William Shakespeare dijo: “Todas las cosas están listas,
si lo están nuestras mentes”.1 Un trabajo le espera a Víctor,
¡pero su mente tiene que estar lista para recibirlo! El éxito
nos espera a todos, pero nunca lo obtendremos si
pensamos cómo podemos fallar.

El éxito nos espera a todos, pero nunca


lo obtendremos si pensamos cómo
podemos fallar.

Aquí unas citas en las cuales puede meditar que pueden


ser de ayuda:

Tiene que esperar cosas de usted mismo antes de


poderlas hacer.
Michael Jordan2

He aprendido que su mente puede asombrar a su


cuerpo si tan sólo se sigue diciendo a sí mismo: puedo
hacerlo… puedo hacerlo… puedo hacerlo.
Jon Erickson3

Nunca permita que el miedo a poncharse se


interponga en su camino.
Babe Ruth4

A veces, el problema más grande está en su cabeza.


Tiene que creer que puede hacer el tiro al hoyo en vez
de estarse preguntando de dónde vendrá su próximo
mal tiro.
Jack Nicklaus5

La parte más importante del cuerpo de un jugador


está encima de los hombros.
Ty Cobb6

Cada una de las personas citadas arriba es un atleta.


Han aprendido que no pueden ser exitosos en su deporte si
no pueden controlar sus pensamientos. ¡Un desempeño
exitoso requiere pensamientos exitosos!
Para poder desempeñarse exitosamente, un atleta tiene
que entrenar su mente y su cuerpo. Tiene que tener la
habilidad de mantenerse enfocado bajo presión y no
permitir que los pensamientos contraproducentes y de
temor le minen la cabeza. Si un bateador en un juego de
pelota escucha al árbitro gritar: “¡Strike uno!”, él no puede
pensar: Tengo miedo de poncharme. Él tiene que creer que
tendrá éxito la próxima vez que intente darle a la pelota.
Aún si termina ponchado, debería pensar: Le voy a dar la
próxima vez que batee.
Un individuo excesivamente religioso que tiende a ser
crítico, tal vez diga: “Joyce, usted está enseñando
meramente del “control de la mente”, ¡y creo que
simplemente tenemos que creerle a Dios!”. Claro que creo
que tenemos que creerle a Dios, pero la verdad es que
también podemos tomar la decisión de controlar nuestras
mentes para que nuestros pensamientos se alineen con la
voluntad de Dios. Somos socios de por vida con Dios y
podemos seguir las directrices que Él ha establecido en su
Palabra. Una de esas directrices es que aprendamos a
pensar cómo Él piensa, ¡para que seamos y tengamos lo
que Él desea!
Ciertamente no podemos controlar todo nuestro
desempeño y nuestras reacciones a las cosas pensando de
cierta manera. Al fin y al cabo, Dios está en control, y
somos exitosos al depender y confiar en Él, y no meramente
pensando positivamente. Sin embargo, no hay nada en
ningún tipo de pensamiento negativo que pueda ayudarnos
de manera alguna. Aunque yo fuera una jugadora de
béisbol (la cual no soy), y pensaría que voy a dar un
cuadrangular pero termino ponchada, al menos no me
estaría drenado la energía para la próxima oportunidad
mediante hábitos mentales de derrota y que drenan
energía.

Piense en lo que quiere, no en lo que tiene

Seguramente, mientras Moisés dirigía a los israelitas por el


desierto hacia la Tierra Prometida, él pensaba acerca de lo
que podrían tener, no en lo que habían tenido previamente.
Antes de que Dios los liberara, fueron oprimidos como
esclavos en Egipto y habían sido muy maltratados. Pero
mientras viajaban a un lugar mejor, uno de los malos
hábitos que tenían era desanimarse durante los tiempos
difíciles y pensar acerca de las pocas cosas insignificantes
que sí tuvieron de esclavos. ¡Su vida no puede seguir
adelante si su mente retrocede!

¡Su vida no puede seguir adelante si su


mente retrocede!

Pues si hubiesen estado pensando en aquella de


donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver.
Hebreos 11:15

Mire hacia adelante en su manera de pensar. No se


enfoque en sus fracasos y desilusiones, ¡porque hay una
victoria esperando por usted! Cualquier gran atleta ha
desarrollado la habilidad de pensar en la próxima jugada
exitosa que espera y no en la fallida que tuvo. Puede que
examine su desempeño “menos que estelar” para así
aprender de él, pero no tiene que revolcarse en la
negatividad del mismo.
Puede que usted no quiera ser un atleta, pero sí quiere
desempeñarse en cualquier cosa que realice, y los
principios de cómo la mente afecta nuestro desempeño en
todas las áreas de la vida básicamente son todas iguales.

Entrenamiento de fuerza

Para que pueda yo desempeñarme a nivel óptimo, he


descubierto que tengo que entrenar y hacer ejercicios
regularmente. Sé que algunos de ustedes tal vez se
encogen cuando digo “ejercicio”, pero puede relajarse,
porque no le voy a convencer de hacer ejercicios. Sí creo
que es beneficioso para todos, pero en este caso quiero
extraer un principio que estoy aprendiendo acerca de cómo
mi mente afecta mi vida personal durante mis sesiones de
entrenamiento.
He estado entrenando regularmente con un entrenador
desde hace diez años, porque quiero estar lo más en forma
que pueda estar para la obra que Dios me ha llamado a
hacer. Me fue difícil al principio mantener la rutina porque
nunca había hecho ejercicios, y todo lo que hacía me dejaba
extremadamente adolorida (a veces con mucho dolor). No
exagero al decir que creo que estuve adolorida, por lo
menos en un lugar de mi cuerpo, por casi dos años. Muy a
menudo la gente tiene una meta, pero cuando
experimentan la inconveniencia, el malestar, o el sacrificio,
retrocede en vez de continuar hacia adelante. Tuve que
aprender a creer que podía hacer los ejercicios que se me
estaban dando, y me asombraba aprender cuán rápido
nuestros cuerpos se adaptan a hacer cosas nuevas que
nunca hemos hecho antes. Ahora hago los ejercicios con
facilidad que hace unos años me hacían reírme de
incredulidad cuando mi entrenador me los describía al
principio. He aprendido a no pensar y decir: “No puedo
hacer eso”, sino reemplazar aquel pensamiento
contraproducente con uno que me lo permite. Ahora
pienso: Puedo aprender a hacer eso. ¡Mi desempeño se
mejora por mi manera de pensar!
Una de las mejores cosas que mi entrenador me dijo una
y otra vez fue enfocar mi mente en el músculo que estaba
trabajando. Él dijo que en realidad obtendría más beneficio
de él si lo hacía. Tuve dificultad para aprender a hacer
esto, porque mi mente está a menudo en otra cosa. Hago
las cosas con rapidez y con el ejercicio no era diferente,
pero me decía continuamente que tenía que reducir la
velocidad y enfocarme si quería obtener el valor total de
mis esfuerzos. Por fin he mejorado mucho en esa parte,
pero estoy trabajando todavía para enfocarme en el
músculo que estoy trabajando. No importa lo que estemos
haciendo, se requiere el enfoque para tener un rendimiento
óptimo. Tenemos que controlar nuestros pensamientos,
porque los pensamientos afectan el desempeño. Cuando
nos disciplinamos a nosotros mismos a enfocarnos en lo
que hacemos, nos desempeñamos con un mayor grado de
precisión y excelencia. El enfoque, en realidad, ayuda a
liberar la fuerza que tenemos, y el enfoque es
sencillamente dirigir sus pensamientos a lo que hace
actualmente.

No importa lo que estemos haciendo,


se requiere el enfoque para tener un
rendimiento óptimo.

Desempeñarse bien no es meramente una cuestión de


deseo, sino que también requiere disciplina. No hay
escasez de personas al comenzar las cosas. Tienen celo
cuando empiezan, pero les comienza a faltar la disciplina
para continuar hasta obtener el resultado deseado. Ellos
tienen grandes ideas, pero no el suficiente enfoque
disciplinado para continuar. Dave y yo conocemos a un
hombre que opera y es dueño de un gimnasio. La gente
paga una cuota mensual o anual para hacerse miembro y se
pueden ejercitar tan a menudo como les gustaría. Su cuota
se cobra directamente de su cuenta bancaria o a su tarjeta
de crédito. Me dijo él que de todas las personas que se
inscriben y pagan regularmente, sólo el cuarenta por ciento
de ellos aparece para hacer ejercicio.
Uno podría preguntarse por qué siguen pagando la cuota
si no irán al gimnasio. Pienso que es porque los hace sentir
mejor pensar que tal vez vayan, o planifican ir, aunque en
realidad nunca lo hacen. Mañana tal vez sea una de las
palabras más peligrosas en el español. Nos consolamos a
nosotros mismos en nuestra falta de disciplina con la
promesa de hacerlo mañana. Hoy pensamos que iremos
mañana, pero cuando llegue el mañana, nos da pavor ir y lo
posponemos por un día más.
Una de las razones por las que a menudo no
continuamos y completamos lo que comenzamos es porque
nos resulta más difícil de lo que habíamos imaginado que
sería. Cuanto más hace cualquier cosa, más fácil será. Dios
nos ha dado una capacidad asombrosa de adaptarnos a
cosas nuevas. Por ejemplo: Un empleado nuevo que fue
contratado para el equipo de carretera puede encontrar
que se cansa mucho del viaje y le es difícil al principio,
pero después de un tiempo se convierte en parte de su
rutina normal. Y si se queda en casa por mucho tiempo,
está ansioso por volver a la carretera. Si usted está a mitad
de hacer algo que es nuevo para usted y le resulta difícil, le
insto a darle tiempo antes de darse por vencido. Si nos
damos por vencidos demasiado rápido, a menudo nos
perdemos algunas de las mejores cosas de la vida.
El pavor y el rendimiento

Los pensamientos que nos dan pavor de hacer algo que


tenemos que hacer son contraproducentes. No voy a
permitir que me dé pavor ir al gimnasio. Estoy
comprometida a ir, así que ¿por qué debo hacerme la
miserable por el pavor a lo que ya sé que voy a hacer? No
voy a permitir que las cosas más comunes que tengo que
hacer me den pavor, tan sólo porque sé que si me dan
pavor, será difícil para mí hacerlas con una buena actitud.
¿Cuántas cosas le dan pavor hacer sabiendo que tiene
que hacerlas de todos modos? Posiblemente más de lo que
se ha dado cuenta, y por el pavor de hacerlas, usted está
afectando negativamente su propia capacidad de actuar, al
igual que su habilidad de hacer lo que disfruta hacer.
Cuando a usted le da pavor hacer algo, todas las
habilidades naturales que usted utiliza para llevar a cabo la
tarea se ven obstaculizadas por los pensamientos
incorrectos. Nuestros pensamientos nos pueden ayudar en
nuestro desempeño o nos pueden obstaculizar, y depende
de nosotros cuál de ellos será.
En lugar de que le dé pavor cualquier tarea que tiene
ante usted, por qué no piensa de esta manera: Esto es algo
que tengo que hacer, y puedo hacerlo, y lo haré con una
buena actitud. Me niego a que las tareas diarias me den
pavor, y no voy a permitir que pensamientos erróneos me
roben la capacidad para desempeñarme fuertemente y
bien. La gente a menudo anuncia todas las cosas que le dan
pavor a cualquiera que esté dispuesto a escuchar.
“Me da pavor limpiar la casa”. “Me da pavor manejar en
el tráfico cada mañana y cada noche al ir y venir del
trabajo”. “Me da pavor ir al trabajo porque detesto mi
empleo”. “Me da pavor ir al dentista” (bueno, tal vez está
bien que eso le dé pavor). La lista no tiene fin acerca de las
cosas podemos o no dejar que nos den pavor, o escoger un
enfoque con una actitud mental que en realidad nos ayude.
Tener pensamientos de sí puedo, y no pensamientos de
no puedo.
Tener pensamientos de me encanta, y no pensamientos
de lo detesto.
Tener pensamientos de no puedo esperar a, y no
pensamientos de me molesta.
Ahora es el momento de pensar mejor para que se pueda
desempeñar mejor. Saque el máximo partido de sus
habilidades y talentos. Dios se los ha dado a usted, y usted
le puede glorificar con ellos al desempeñarse en los niveles
óptimos.

¡Piénselo!

No sólo la mente afecta nuestro cuerpo, sino que


también afecta nuestro rendimiento en todas las áreas
de la vida.
El éxito nos espera a todos, pero nunca lo tendremos si
pensamos en cómo podemos fallar.
Remplace los pensamientos contraproducentes con los
pensamientos habilitadores para así desempeñar al más
alto nivel.
El buen desempeño no es sólo una cuestión de deseo,
sino también de disciplina.
Si nos damos por vencidos demasiado rápido, a menudo
nos perdemos algunas de las mejores cosas de la vida.
CAPÍTULO 17

¿A dónde se me fue toda la energía?

Las metas le ayudan a canalizar su energía en acción.


Les Brown

Yo creo que Dios nos da a cada uno la capacidad y la


energía correspondiente que nos ayudará a cumplir con
nuestro destino. No nacemos cansados y apáticos. Un bebé
recién nacido parece querer hacer algo e ir a algún lugar
desde el momento en que nace. Si fuera apático y no
tuviera energía lo llevaríamos al médico. Si le falta energía,
¡usted debería buscar la raíz del problema! Muchos de
nosotros nos comportamos como si la energía en nosotros
se hubiera marchado. Cuando eso sucede, yo creo que
puede ser debido a pensamientos fallidos en algún área de
nuestra vida. Podríamos estar atravesando por una
temporada en la que estamos cansados de lo que estamos
haciendo, pero eso no es una indicación de que vamos a
comenzar a hacerlo de una manera poco entusiasta. Hace
una semana, me sentí tan cansada físicamente que no podía
controlar mis pensamientos, tan bien como debía haberlo
hecho, ¡y pensé en el retiro! Tomé un día libre y al día
siguiente pensé: ¿Qué pienso que haría conmigo misma si
me retirara? AMO LO QUE HAGO. Es importante no
reaccionar de forma exagerada a las emociones, ya que
pueden caerse un día y levantarse al siguiente.
Todos nos cansamos a veces de lo que hacemos. Las
mamás se cansan de cuidar a los niños, limpiar la casa y
cocinar. La secretaria de la oficina se cansa de su empleo, y
el presidente de la corporación se cansa de tener tanta
responsabilidad todo el tiempo. Los niños se cansan de ir a
la escuela, y se cansan de ser niños. Ellos quieren crecer y
manejar sus propias vidas, mientras que los adultos desean
a menudo que tuvieran menos decisiones que tomar y ser
más como los niños. La gente en el ojo público quiere más
privacidad y ser normal, y la gente normal quiere ser
conocida y reconocida en público.
¡Las únicas personas que tienen éxito en la vida son las
que pueden hacer lo que saben que es importante con o sin
estímulo emocional para motivarlas! Cuando su energía se
haya marchado, necesita levantarse y recuperarla.

Cuando su energía se haya marchado,


necesita levantarse y recuperarla.

No nos cansaremos de hacer lo que hacemos en la vida


si somos más cuidadosos en cuanto a la forma en que
pensamos acerca de nuestras propias vidas. Mientras más
apreciativa soy por la vida que tengo, más voy a disfrutar
de vivirla.
Recientemente he oído hablar de un hombre que tuvo
que ser despedido del trabajo, y no era por falta de ser
calificado. En realidad, era muy calificado para el puesto y
había trabajado en la compañía durante varios años, pero
se había vuelto malagradecido y desarrolló una actitud de
creerse con derechos. Sus pensamientos estaban tan llenos
de lo que él pensaba que debía recibir y no lo estaba
recibiendo, y cuánto mejor trabajo podría hacer si él fuera
el gerente del departamento en lugar del hombre en su
puesto. Pensaba que se le estaba pasando por alto y siendo
maltratado, y esto llenó su corazón con contienda y
amargura. La verdad era que tenía un muy buen trabajo
con grandes beneficios.
Esperemos que él aprenda de esta experiencia y se dé
cuenta que su pensamiento negativo influyó en su actitud y
comportamiento. Si puede enfrentarse a la verdad,
entonces no tendrá que seguir cometiendo el mismo error
una y otra vez a lo largo de su vida. Con demasiada
frecuencia, las personas así van por la vida culpando a
otros por la totalidad de sus desilusiones, y nunca son
capaces de cambiar porque nunca asumen la
responsabilidad de sus acciones. Al principio duele menos
arremeter en contra de alguien más, que hacer una seria
introspección y enfrentarse a la verdad.
Él puede que haya creído que sus pensamientos eran
privados y que nadie sabía cómo se sentía, pero
exactamente lo contrario, era cierto. Lo que está en
nuestros corazones sale de nuestras bocas y se muestra en
nuestras actitudes y comportamientos. Insinuaba con
regularidad que el gerente del departamento no hacía un
buen trabajo. Una falta de gratitud de su parte dio lugar a
una pérdida de celo y entusiasmo con respecto a su trabajo.
En lugar de hacer el trabajo excelente que hacía una vez,
en sus mejores momentos hacía un trabajo mediocre. Este
tipo de situaciones me entristecen. Veo las capacidades en
la gente y deseo desesperadamente que pudieran ver cómo
sus pensamientos, palabras, actitudes y comportamientos
podrían liberar o encarcelar esas capacidades.
Le exhorto a tener cuidado con el tipo de pensamientos
que permite dar vueltas en su mente cuando usted se
encuentra cansándose de lo que está haciendo.
Manténgase positivo y si llega usted al punto, después de
haber transcurrido un período razonable, que está confiado
que tiene que hacer un cambio, entonces hágalo. Pero no le
eche la culpa a los demás y salga con una actitud amargada
y resentida.
Hay momentos en la vida cuando Dios nos deja saber
que un cambio se aproxima al remover el deseo que alguna
vez tuvimos para poder hacer lo que estamos haciendo. Es
muy sabio dar a estos sentimientos la “prueba de tiempo”
para asegurarse de que no son meras emociones que lo
llevarían a arrepentirse si actuara sobre ellas. Si pasan la
prueba y permanecen durante mucho tiempo, puede que
sea seguro asumir que tiene que considerar en oración un
cambio.

Un maestro constructor fue donde su jefe y le dijo:


“Estoy demasiado cansado como para construir más
casas. He decidido retirarme”. Unos días después, el
contratista se reunió con Carlos, el maestro
constructor, y le dijo: “Por favor, ¿lo consideraría de
nuevo y construiría una última casa? Realmente
necesito que dirija este proyecto. Por favor”.
Después de pensarlo, el carpintero estuvo de
acuerdo y comenzó a trabajar en su último proyecto.
Sin embargo, su corazón no estaba en él. Como
resultado, la mano de obra fue de mala calidad y cayó
muy por debajo de sus estándares usuales. La casa
apenas pasó la inspección.
En el último día del proyecto, el contratista reunió a
sus empleados en el lugar de trabajo y les pidió al
carpintero y su mujer que estuvieran presentes. El
jefe anunció: “Como ustedes saben, este es el último
día que Carlos estará con nosotros. Él ha sido un
empleado fiel de nuestra compañía por años y
queremos hacer algo especial en honor a él. Carlos,
esta casa que ha construido no será vendida. Se la
estamos dando a usted y su esposa como un regalo
por sus años de servicio. Esta será la casa de su
retiro: una de la cual sé que usted disfrutará por el
resto de su vida.1

Carlos dejó que su celo se desvaneciera, y estoy seguro


de que durante la construcción de esta última casa sus
pensamientos podrían haber sido: Este es mi último
proyecto y me retiro después de esto, así que puedo
tomarlo más suave y sólo hacer lo mínimo para acabarlo de
una vez. Si no nos damos de lleno en cada proyecto,
nuestra recompensa no nos va a satisfacer. Estoy seguro de
que Carlos lamentó el mal trabajo que hizo en la casa que
ahora ellos vivían.
A todos nos encanta tener emociones para motivarnos,
pero las emociones están vinculadas a nuestros
pensamientos y, a veces, tienden a ser abundantes, y sin
embargo, estar totalmente desparecidas en otros
momentos. Cuando la emoción se haya ido y la energía
parece estar baja, lo mejor que puede hacer es revisar su
pensamiento y hacer los ajustes que sean necesarios, y
luego reavívese a usted mismo en vez de esperar
pasivamente hasta que un sentimiento le motive.
También es sabio revisar su corazón para asegurarse que
no haya conflictos en él, porque la contienda en cualquier
área definitivamente le robará de mucha de la energía
necesaria y el entusiasmo por la vida. Un amiga vino donde
mí para hablarme de su esposo, diciéndome que ella estaba
preocupada por él porque parecía no tener motivación
alguna para hacer nada. Ella pensaba que tal vez estuviera
enfermo, pero él se negó a ver a un médico. Esta
enfermedad persistió durante más de dos años y era
bastante severa. Parecía estar deprimido, perezoso,
apático, desinteresado en la familia y la vida en general. Mi
amiga y yo oramos juntas acerca de esta situación por unas
cuantas semanas, y nuestro Dios misericordioso y
maravilloso reveló la raíz del problema. Después de que él
había sido confrontado en su lugar de empleo acerca de su
actitud, se dio cuenta que había dejado la contienda entrar
a su corazón durante un incidente que había ocurrido hacía
más de dos años atrás. Y su pensamiento había disminuido
hasta el punto que fue literalmente robando toda su
energía, motivación y ganas de cualquier cosa. Lloró y se
arrepintió profundamente, y fue aliviado inmediatamente
de su carga. Le volvió su energía, y su esposa me sigue
diciendo cuán distinto es ahora.

Pensamientos de miedo

Los pensamientos de miedo también pueden robarnos de


esa energía tan necesitada. El miedo a que algo malo pase
nos drena la energía, pero la fe en Dios de que las cosas
buenas sucederán nos motiva y nos da energía.
Timoteo, que era un protegido del apóstol Pablo, una vez
estuvo cumpliendo activamente con su rol en el ministerio,
pero su celo comenzó a desvanecerse debido a los
pensamientos de miedo. Hubo una gran persecución de los
cristianos en su día, y probablemente había permitido que
su pensamiento fuera a la deriva sobre todas las cosas
malas que le podrían suceder si seguía predicando la
Palabra de Dios audazmente. Los pensamientos de miedo le
drenaron la energía. Pablo le dijo que “se avivara en el
Señor” al recordar el don de Dios (el fuego interior) que le
fue dado en su ordenación cuando Pablo y los ancianos le
impusieron las manos para comisionarlo al ministerio (2
Timoteo 1:5-6). Dios no había cambiado de parecer acerca
del llamado sobre la vida de Timoteo, pero Timoteo
necesitaba ser alentado al respecto. Pablo también le
recordó a Timoteo que Dios no le había dado un espíritu de
temor, sino de poder, amor, y dominio propio (2 Timoteo
1:7). Dios no es la fuente de pensamientos de miedo, sino
Satanás.

Las personas valientes sienten el miedo


y de todos modos actúan.
Dios nos da la capacidad de pensar profundamente. El
miedo puede venir en contra de nosotros, pero la gente
bien informada conoce su origen y lo resisten. Las personas
valientes sienten el miedo y de todos modos actúan. Ya era
hora de que Timoteo dejara de comportarse conforme a lo
que sentía, y empezara a tomar acción acerca de lo que
conocía en su corazón. No seremos capaces de impedir
todos los pensamientos que se presentan en nuestra mente,
pero sin duda alguna no tenemos que aceptarlos y permitir
que nos roben la energía, el entusiasmo y el celo.
Los pensamientos de miedo de Timoteo tuvieron que
cambiarse por los que le ayudarían a recuperar su fe.
Había sido una vez un voraz incendio, y ahora parecía que
se había convertido en cenizas frías, pero no era demasiado
tarde. No todo estaba perdido, porque tenía la opción de
sacudirse la apatía que sentía y levantarse y ponerse en
marcha de nuevo. Gracias a Dios, en última instancia,
Timoteo tomó las decisiones basadas más que en
emociones, y cumplió con el llamado sobre su vida.
Todo pensamiento negativo, o cualquier pensamiento
que podría denominarse impío, nos roba la energía. Los
pensamientos impíos se definirían como todo lo que la
Palabra de Dios nos enseña a no hacer. Cosas tales como
los pensamientos de enojo y venganza, así como
pensamientos de amargura y resentimiento hacia los
demás, serían contraproducente para una vida enérgica.
Los celos y la envidia pudren los huesos, según las
Escrituras, así que no nos ayudarían (vea Proverbios
14:30). Los pensamientos de egoísmo y descontentamiento
no son beneficiosos y deben ser reemplazados por
pensamientos de acción de gracias. Cada vez que tenemos
malos pensamientos, usualmente se convierten en malas
palabras que son habladas por nosotros, y a su vez se
convierten en un estado de ánimo malo que drena la
energía. Espero que usted esté comenzando a conectar los
puntos, por decirlo así, y que se esté dando cuenta que la
raíz de la mayoría de los problemas emocionales que las
personas enfrentan están directamente enlazados a los
pensamientos que han permitido que se alojen en sus
mentes.
Podemos aumentar nuestro nivel de energía
inmediatamente eligiendo pensamientos que crean energía,
y meditar en ellos. Me emociona darme cuenta que yo sea
capaz de hacer algo para mejorar mi nivel de energía. Es
cierto que todas las pérdidas de energía no son el resultado
del pensamiento equivocado, pero aun si la enfermedad
fuera la fuente, los buenos pensamientos no pueden hacer
otra cosa que no sea ayudarnos.

Pensamientos de culpa y condenación

Algunos de los pensamientos que más drenan la energía


son aquellos acerca de los errores del pasado, el fracaso, y
los pecados que producen culpa y condenación. Al diablo le
encanta llenar nuestras mentes con pensamientos de los
fracasos pasados, que no podemos hacer nada al respecto.
Dios, sin embargo, nos ofrece el perdón completo y la
misericordia, así como un comienzo nuevo diariamente.
Elegimos de qué forma pensar. Podemos pensar acerca del
pasado o del futuro. Podemos pensar acerca de lo que
hemos perdido o las oportunidades que tenemos de frente.
Podemos pensar acerca de nuestros pecados, o podemos
pensar acerca de la bondad y la gracia de Dios
manifestadas al enviar a Jesús para pagar por nuestros
pecados y removerlos tan lejos como lo es el oriente del
occidente (vea Salmo 103:12).

Si Jesús lo ha hecho de una vez y por


todas, entonces nunca hay que hacerlo
de nuevo.
La culpa es nuestro esfuerzo humano ofrecido como
pago por nuestros pecados, pero ya han sido pagados por la
muerte, derramamiento de sangre y sufrimiento de Jesús.
Su sacrificio es bueno de una vez y por todas (vea Hebreos
9:28; 10:10). ¡Piense en el poder y la finalidad de esa
declaración! Si Jesús lo ha hecho de una vez y por todas,
entonces nunca hay que hacerlo de nuevo. No hay nada que
podamos añadir a lo que Jesús ha hecho. Sólo podemos
aceptar con humildad y gratitud el completo perdón que Él
ofrece y rechazar la culpa.
Las personas que aman a Dios y quieren agradarle, a
menudo, sufren terriblemente con los pensamientos y
sentimientos de culpabilidad sobre cada pequeña cosa que
hacen mal, o hasta incluso piensan que podrían haber
hecho mal. Yo fui una de esas personas, pero aprender a
alinear mis pensamientos con la Palabra de Dios me ha
hecho libre. Cuando peco, soy rápida para arrepentirme,
recibo el perdón, y cuando llega la culpa, simplemente
pienso, o a veces digo: “Yo soy perdonada por completo y
no hay ninguna culpa o condenación para los que están en
Cristo” (vea Romanos 8:1). Recuerde que la mente es el
campo de batalla, y no hay esperanza de victoria y disfrute
de la vida, a menos que estemos dispuestos a aprender
cómo controlar y manejar adecuadamente nuestros
pensamientos y llevarlos a la obediencia de Jesucristo (vea
2 Corintios 10:5).
La culpa roba la energía posiblemente más que cualquier
otra cosa, sencillamente porque no somos diseñados por
Dios para sentirnos constantemente mal acerca de nosotros
mismos. Dios nos ama y quiere que mantengamos nuestros
corazones tiernos y libres. Cualquier pensamiento que
produce la oscuridad debe ser resistido inmediatamente en
el nombre de Jesús y reemplazado por otro que Dios
aprueba.
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero,
todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo
amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud
alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Filipenses 4:8

Fije su mente y manténgala fija

Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la


tierra.
Colosenses 3:2

Para fijar nuestras mentes en lo que está arriba, no


significa que debemos sentarnos todo el día pensando en lo
celestial. Lo que significa es que nosotros debemos poner
nuestra mente en la voluntad de Dios para nosotros y la
manera de vivir más excelente. Me encanta decirlo de esta
manera: “Donde va la mente, el hombre la sigue”. Usted
puede fijar la mente para las acciones del día con pensar
temprano a propósito en la mañana. En otras palabras,
puede pensar en lo que quiere pensar durante todo el día.
Tal vez sería algo así: Hoy tendré pensamientos que nos
ayudarán tanto a mí como a otras personas. Con la ayuda
del Espíritu Santo, pensaré en cosas que me energizarán y
liberarán el gozo en mi vida. Elijo pensar en lo que puedo
hacer por los demás, en lugar de tener pensamientos
egoístas. Tengo la mente de Cristo [vea 1 Corintios 2:16], y
voy a usarla para pensar como Él pensaría. Esto no quiere
decir que todos los pensamientos erróneos simplemente
desvanecerán, pero le hará más consciente de ellos para
que pueda desecharlos y elegir otros mejores (ver 2
Corintios 10: 4-5).
He aprendido que si estoy cansada, sin energía, o incluso
exhausta, pensando en eso todo el día sólo lo empeorará.
Cuando nos sentimos mal, generalmente pensamos en eso y
hablamos de eso tanto que la manera en que nos sentimos
comienza a consumirnos. Cuando mi esposo no se siente
bien, rara vez quiere hablar de eso. Sin embargo, ¡yo tiendo
a querer que la gente sepa que me siento mal! Estoy
segura de que lo que realmente quiero es cierta simpatía,
pero no me hace sentir mejor, aun si me la dan. Sé que
pensar y hablar acerca de sentirse mal o estar cansado me
mantiene centrada en ello. Si, por el contrario, voy y hago
algo y me despejo la mente de cómo me siento, me olvido
de todo. Para las mujeres, ¡ir de compras a menudo nos
ayuda a olvidar lo mal que nos sentimos! Es asombrosa la
cantidad de energía que puedo encontrar si me encuentro
con una buena venta. Si usted es una mujer que está
leyendo esto, estoy segura de que sabe lo que quiero decir.
¡La energía es muy importante! Afecta nuestros niveles
de creatividad y la capacidad de concentrarnos, y tiene un
gran impacto en nuestro deseo y motivación por hacer las
cosas. Es triste ver cómo muchas personas en el mundo
están cansadas. Puede ser por la falta de sueño, el estrés,
la mala elección de alimentos, y problemas de salud, y cada
uno de esos problemas debe ser abordado. ¡Pero una gran
cantidad de energía se pierde a través de los pensamientos
que drenan la energía! Usted puede cambiar sus
pensamientos por pensamientos productores de energía,
¡así que le recomiendo que comience hoy!

¡Piénselo!

No nos cansaremos de hacer lo que hacemos en la vida


si somos más cuidadosos con respecto a cómo
pensamos acerca de nuestras vidas.
No espere a que un sentimiento lo motive a usted.
Escoja sus pensamientos, reavívese a sí mismo, y haga
lo que Dios ha puesto en su corazón hacer.
El miedo roba su energía, pero la fe la reaviva.
Los pensamientos negativos, como la amargura, la
culpabilidad, el desaliento, el resentimiento, la falta de
perdón, siempre le roban la energía.
SECCIÓN 4

Cómo sus pensamientos afectan


su andar con Dios
CAPÍTULO 18

Pensar acerca de lo que Dios piensa


de usted

La peor soledad es no estar cómodo consigo mismo.


Mark Twain

Hay muchas voces que intentan darle forma a la manera en


que pensamos acerca de cada parte de nosotros: nuestra
apariencia, nuestras capacidades, nuestro potencial y
nuestra identidad. Pero esas voces pueden ser engañosas.
Las opiniones del mundo, las acusaciones de nuestro
adversario y nuestros propios pensamientos y sentimientos,
no nos definen.
La Biblia enseña que la verdadera identidad y el valor de
un creyente se encuentran en Cristo. Nuestra confianza
está en Él (vea Filipenses 3:3). No importa lo que la gente
piense o diga, o cómo se vean nuestras circunstancias;
somos definidos por el hecho de que Dios nos ama y nos
acepta por completo. Para andar con Dios, tenemos que
estar en acuerdo con Él, y eso involucra aprender a pensar
cómo piensa Él.
Los pensamientos incorrectos acerca de nosotros
mismos pueden llevarnos a lo que me refiero como un caso
de “identidad equivocada”. Vi una película acerca de una
mujer que fue enviada a la cárcel por algo que no hizo,
debido a un caso de identidad equivocada. Alguien la
identifica como la culpable, pero estaban equivocados.
Cuando tenemos un caso de identidad equivocada, o
fallamos al conocer nuestro valor como un hijo de Dios,
también podemos terminar en la prisión. Puede ser una
prisión emocional de miedo, odio hacia sí mismo, pobre
autoimagen, falta de confianza, y muchas otras cosas
desagradables. Jesús vino a anunciar libertad a los cautivos
y apertura de cárcel a los que están atados (ver Isaías
61:1).
Él ha abierto las puertas de la cárcel, pero debemos
estar dispuestos a caminar fuera de ellas y aprender una
nueva manera de pensar y vivir. ¡Podemos aprender a
pensar acerca de nosotros mismos como Dios piensa acerca
de nosotros!
Hoy, en nuestra sociedad, escuchamos mucho acerca de
los peligros del robo de identidad. La gente hasta ha
llegado al extremo de sacar pólizas de seguros que la
cubran de semejante fraude y robo. Me he preguntado si lo
que está sucediendo es un reflejo de lo que está pasando
con la gente en la esfera espiritual. Parece que cada vez
más en nuestra sociedad hoy en día las personas piensan
que su identidad se encuentra en el éxito de los negocios,
estatus financiero, estatus social, vecindario en que viven,
nivel de educación, etcétera. Se equivoca. Ella está
buscando una identidad que puede caérsele encima en
cualquier momento. Henri Nouwen dijo de esta manera:

Jesús vino a anunciarnos que una identidad basada en


el éxito, la popularidad y el poder es una identidad
falsa, ¡una ilusión! En voz alta y claramente dice: “No
sé lo que el mundo hace de ustedes; pero ustedes son
hijos de Dios”.1

Jesús es nuestra póliza de seguro en contra del robo de


identidad. Cuando sabemos que estamos en Él, entonces
nuestro valor está asegurado para toda la vida y no puede
ser sacudido por nada. Usted no es amado porque sea
valioso; usted es valioso porque es amado. Quizás usted
haya aprendido a ser su peor enemigo, pero ahora es el
momento de ser su propio mejor amigo.

Usted no es amado porque sea valioso;


usted es valioso porque es amado.

Sally Field dijo: “Me tomó mucho tiempo no juzgarme a


mí misma a través de los ojos de otra persona”.2 Podemos
saber dentro de nosotros mismos quiénes somos como hijos
de Dios, y cuando lo hacemos, nada nos puede hacer sentir
jamás subestimados y sin valor. Medite en esto hoy: ¡Dios le
ama! Si usted lo piensa suficiente, usted comenzará a
creerlo, y cuando eso suceda comenzará a saber cuán
poderoso verdaderamente es usted.
La mayoría de nosotros entramos a nuestros años de
adolescencia y juventud intentando demostrar por medio
de nuestros logros que tenemos valor o que somos
importantes. Pero la verdad es que ya somos importantes
para Dios, aun antes de que logremos algo en la vida. De
hecho, saber que somos importantes para Él es lo que nos
libera para hacer grandes cosas para su gloria, en lugar de
la nuestra.
Esta escritura nos da una idea de esta verdad:

Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes


que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las
naciones.
Jeremías 1:5

Leer una escritura como esta es de mucha ayuda, pero


meditando sobre ella (pensando acerca de ella una y otra
vez) es lo más útil. Renueva nuestra mente y nos enseña a
pensar en formas nuevas que se alinean con la voluntad de
Dios.

¿Qué piensa acerca de usted mismo?

¿Se ha tomado tiempo alguna vez para considerar lo que


piensa acerca de sí mismo? La mayoría de las personas no
lo hacen, pero es algo importante que se debe hacer. Puedo
recordar luchar desesperadamente la mayor parte de mi
vida conmigo misma, pero por fin aprendí a verme a mí
misma como Dios me ve, y eso revolucionó mi vida. Mi
padre me había dicho que no era buena para nada y nunca
llegaría a nada, pero Dios me dice que soy suya y que por
medio de Él, puedo hacer cosas más grandes de lo que
podría maginar. Realmente no es lo que otras personas
piensan acerca de nosotros lo que nos duele, ¡sino lo que
pensamos acerca de nosotros mismos!
Dios por su gracia nos cambia en el interior, y luego el
Espíritu Santo obra con nosotros, ¡enseñándonos a vivir de
adentro hacia afuera! Somos hechos justos ante Dios
mediante la fe en Cristo. Somos santificados, y eso significa
que somos apartados y santificados por Él. Estas y muchas
otras obras maravillosas se logran en nuestros espíritus por
la gracia de Dios. ¡Es su regalo para nosotros! Cuando
aprendamos a creer lo que Dios ha hecho en nosotros,
produciremos el fruto de ello en nuestro diario vivir.
No podemos hacerlo todo bien, pero Dios nos ve como
justos por medio de nuestra fe en Jesús y su obra en la cruz
por nosotros. El mundo coloca etiquetas y asigna valores
que varían a casi todo, pero para Dios todos somos iguales.
Él ama y valoriza a cada uno por igual. ¡Todos somos uno
en Cristo!

¡Yo no soy un error tan sólo porque


cometo errores!

¡Yo no soy un error tan sólo porque cometo errores!


Comience a meditar en eso y hablarlo en voz alta varias
veces al día, y usted será una persona más feliz. No
desperdicie su tiempo pensando una y otra vez acerca de
sus fallas. No se compare con otras personas, pensando
que debe esforzarse para ser como ellos. Oscar Wilde dijo:
“Sea usted mismo; todos los demás ya están tomados”.3
¿Se quiere a sí mismo? Oro que así sea, porque usted
pasará cada momento de su vida consigo mismo. Usted
nunca conseguirá separarse de sí, ni siquiera por un
segundo, por lo que le recomiendo encarecidamente que
haga la paz consigo mismo si no lo ha hecho, y aprenda a
pensar acerca de sí mismo como Dios lo hace.
Ninguno de nosotros podremos jamás llegar más allá de
lo que pensamos de nosotros mismos. Si pensamos que no
podemos hacer algo, entonces no vamos a ser capaces de
hacerlo. Teodoro Roosevelt dijo: “Crea que usted puede y
ya estará a mitad de camino”.4 Y más importante lo que
Jesús dijo en Mateo 21:22 (NVI): “Si ustedes creen,
recibirán todo lo que pidan en oración”.
¿Cree que puede hacer lo que tiene que hacer en la vida
a través de Cristo, que es su fuerza (vea Filipenses 4:13)?
La mayoría de las personas tiene mucha más capacidad que
jamás será liberada en su vida porque dudan de sus
capacidades. Ellas asumen que no pueden, ¡sin tan siquiera
averiguar si pueden!
Un cuento infantil muy popular no sólo es de mucha
ayuda para los niños, sino que también lo puede ser para
nosotros como adultos. Se llama “La historia de la
locomotora que pensó que podría”.

En cierto depósito del ferrocarril se detuvo un tren


extremadamente pesado que debía subir una cuesta
muy empinada antes de que pudiera llegar a su
destino. El superintendente del depósito no estaba
seguro de qué sería lo mejor hacer, por lo que se
acercó a una locomotora grande y fuerte y le
preguntó: “¿Puede usted halar aquel tren sobre la
colina?”.
“Es un tren muy pesado”, respondió la locomotora.
Luego fue donde otra gran locomotora y le
preguntó: “¿Puede usted halar aquel tren sobre la
colina?”.
“Es un cuesta muy empinada”, replicó.
El superintendente quedó muy desconcertado, pero
fue donde otra locomotora que estaba nueva sin
estrenar, y le preguntó a ella: “¿Puede usted halar
aquel tren sobre la colina?”.
“Creo que puedo”, respondió la locomotora.
Así que la orden se hizo circular, y la locomotora dio
marcha atrás de modo que pudiera ser acoplada con
el tren, y mientras iba yendo por los rieles, se repetía
a sí misma: “Creo que puedo. Creo que puedo. Creo
que puedo”.
Se juntaron ambas y la locomotora comenzó su
viaje, y a lo largo de la explanada, mientras rodaba
hacia la cuesta, se seguía repitiendo a sí misma: “Yo…
creo… que puedo. Yo… creo… que… puedo. Yo…
creo… que… puedo”.
Luego alcanzó la cuesta, pero su voz aún podía
oírse: “Yo creo que puedo. Yo… creo… que… puedo.
Yo… creo… que… puedo”. Subía más y más alto, y su
voz se debilitaba más y sus palabras salían más
lentamente: “Yo… creo… que puedo”.
Casi llegaba a la cima.
“Yo… creo”.
Estaba en la cima.
“Que… puedo”.
Pasó por encima de la colina y comenzó a ir más
lento por la ladera opuesta.
“Yo… creo… que… puedo. Yo… creí… que… podría.
Yo… creí… que… podría. Yo creí que podría. Yo creí
que podría. Yo creí que podría”.
Y cantando su triunfo, se precipitó a bajar hacia el
valle.

Vaya por la vida diciendo: “Creo que puedo”, y se


sorprenderá por lo que va a lograr. Cuando tenemos la
confianza, ella nos empodera para ser todo lo que podemos
ser. El pensamiento positivo que está de acuerdo con la
Palabra de Dios libera el poder y la capacidad de Dios en
nosotros. ¿Cuán a menudo dice usted: “No creo que yo
pueda”, pero incluso ni lo ha probado todavía? Mantenga
sus ojos en Jesús, no en sí mismo, y se sorprenderá de lo
que pueda hacer con su ayuda.

¿Es usted un águila que piensa que es un pollo?

Mientras caminaba por el bosque un día, un hombre


encontró un polluelo de águila que se había caído de
su nido. Él lo llevó a su casa y lo puso en su corral
donde pronto aprendió a comer y comportarse como
los pollos. Un día un naturalista pasó por la finca y le
preguntó por qué era que el rey de todas las aves
debería confinarse a vivir en el corral con los pollos.
El granjero respondió que desde que se le había dado
alimento para pollos y había sido entrenada para ser
un pollo, nunca había aprendido a volar. Como ahora
se comportaba como los pollos, ya no era un águila.
“Todavía tiene el corazón de un águila”, respondió el
naturalista. “Y seguramente se le puede enseñar a
volar”. Él levantó el águila hacia el cielo y dijo: “Tú
perteneces al cielo y no a la tierra. Extiende tus alas y
vuela”. El águila, sin embargo, estaba confundida. No
sabía quién era, y al ver a los pollos comiendo su
comida, saltó para estar con ellos de nuevo.
El naturalista llevó el ave a la azotea de la casa y le
instó de nuevo, diciendo: “Tú eres un águila. Extiende
tus alas y vuela”. Pero de nuevo el águila tuvo miedo
del desconocimiento de sí mismo y del mundo, y saltó
hacia abajo una vez más por la comida de los pollos.
Finalmente el naturalista tomó el águila del corral a
un monte alto. Allí elevó al rey de las aves muy por
encima de él y le exhortó de nuevo, diciendo: “Tú eres
un águila. Tú perteneces al cielo. Extiende tus alas y
vuela”. El águila miró a su alrededor y de nuevo hacia
la granja y hacia el cielo. Entonces el naturalista lo
levantó directamente hacia el sol y sucedió que el
águila comenzó a estremecerse. Lentamente, estiró
sus alas, y con un grito triunfal, se remontó lejos a los
cielos.
Puede ser que el águila aún se acuerda de los pollos
con nostalgia. Incluso puede ser que de vez en cuando
vuelve a visitar el corral. Pero de lo que se sabe, él
nunca ha vuelto a llevar la vida de un pollo.5

Podemos ver en esta historia que no importa cuán


convincentemente el naturalista creía que el águila era un
águila, ella continuó comportándose como un pollo hasta
que su propio pensamiento y creencias acerca de sí mismo
cambió. Dios ya cree en usted; ahora puede aprender a
pensar distinto acerca de sí mismo. ¿Es usted un águila que
se ha creído la mentira de que es un pollo? Si es así, ¡es el
momento de salir de la granja y aprender a volar!

¿Qué piensa Dios acerca de usted?


Tal vez nunca se le ha ocurrido tan siquiera que Dios piensa
en usted, pero sí lo hace.

Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; Y


tus pensamientos para con nosotros, no es posible
contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos,
no pueden ser enumerados.
Salmo 40:5

Los pensamientos de Dios hacia nosotros se encuentran


en su Palabra. Su Palabra revela su voluntad. Su Palabra es
su pensamiento escrito para que nosotros lo veamos. El
Salmo 139 es un hermoso salmo de David que nos enseña
mucho acerca de cómo nos ve Dios.

¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!


¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se
multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy
contigo.
Salmo 139:17-18

David declara que los pensamientos de Dios hacia él (y


nosotros) son tantos que son como los granos de arena de
la playa. ¡Son tantos y demasiados para contarlos, y son
preciosos! ¡Dios nunca piensa cosas malas acerca de usted!
¿Cuán impresionante es eso? Es altamente probable que
todos los que conocemos piensan mal de nosotros en
ocasiones, aun si realmente nos aman. ¡Pero Dios nunca
piensa ni un solo pensamiento negativo de nosotros!

Yo creo que Dios tiene su mente fijada


en nosotros todo el tiempo.
Yo creo que Dios tiene su mente fijada en nosotros todo
el tiempo. Como Él es Dios, Él puede pensar en cada uno de
nosotros individualmente al mismo tiempo, todo el tiempo,
y sin embargo, todavía es muy personal.
Estoy segura de que Él piensa más acerca de nuestras
posibilidades que nuestros problemas. Siento que piensa
acerca de cuán lejos hemos llegado, y no a dónde tenemos
que llegar. David habló de cómo Dios lo había creado, y
luego declaró que las obras de Dios ¡son todas
maravillosas! ¡Dios debe pensar que usted es maravilloso!
¡No se sonroje, sólo reciba la buena noticia! Sí, Dios piensa
que usted es maravilloso. ¿Acaso no es grande recibirlo en
su corazón?
En la historia de la creación, después de cada día de la
creación, Dios miró su obra y dijo: “Es bueno”.
En realidad, Él dijo: “Es bueno en gran manera”. (Vea
Génesis 1:31).
En Isaías 55:8-9, aprendemos que los pensamientos de
Dios son más altos que los pensamientos nuestros. Él
piensa cosas mejores que nosotros; por lo tanto, debemos
aprender a pensar como lo hace Él. Dios no sólo tiene
pensamientos para con nosotros, sino que también tiene un
plan.

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de


vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de
mal, para daros el fin que esperáis.
Jeremías 29:11

Me parece bastante asombroso que Dios, quien me


imagino está ocupado dirigiendo el universo, tiene tiempo
para pensar en mí en absoluto, y mucho menos tener un
buen plan para mi vida, pero así es. Es porque usted y yo
somos importantes para Él. Puesto que usted está aquí,
Dios puede usarlo: usted tiene un propósito. Hay cosas que
usted puede hacer que nadie más puede hacer exactamente
de la misma manera como usted. Le encanta escuchar su
voz y cuando lo mira a usted, ¡se sonríe!
A medida que aprenda a pensar como Dios piensa,
mejorará grandemente su caminar con Él y le ayudará a ser
más y más como Él. A medida que aprenda a pensar acerca
de sí mismo como Dios piensa acerca de usted, cambiará
todas las áreas de su vida. De hecho, la forma de pensar
acerca de sí mismo puede ser una de las cosas más
importantes que tiene que examinar. Alinee su pensamiento
con el pensamiento de Dios, y usted estará de camino a una
vida increíble, caminando con Dios en cada paso del
camino.

¡Piénselo!

La Palabra de Dios es la que lo define a usted, no las


opiniones del mundo, las acusaciones de su adversario,
o sus propios pensamientos y sentimientos.
Usted es importante para Dios, incluso antes de lograr
cualquier cosa en la vida.
No es lo que otras personas piensan sobre usted lo que
le ayuda o le hace daño a usted; es lo que usted escoge
pensar acerca de sí mismo.
Cuando aprenda a creer lo que Dios ha hecho por
usted, le hará producir fruto diariamente en su vida.
Mantenga sus ojos puestos en Jesús, no en sí mismo, y
se sorprenderá de lo que puede hacer con su ayuda.
CAPÍTULO 19

Los pensamientos y el
comportamiento

Los pensamientos son bumeranes que vuelven a su


origen. Elija sabiamente cuáles lanzará.
Desconocido

¿Se ha puesto a pensar en los pensamientos como algo que


lanza hacia la atmósfera, esperando ver lo que traerán de
vuelta? Es una idea nueva para mí, pero una muy
interesante. La Palabra de Dios lo respalda cuando dice:
“Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”
(Proverbios 23:7). Todos sabemos lo que es un búmeran.
Usted puede lanzarlo en cualquier dirección y viene de
nuevo a usted. Los pensamientos son así. Puedo lanzar uno
que dice: No soy buena y nunca lograré nada valioso en la
vida, y eso es exactamente lo que viene de nuevo a mí. Nos
comportamos de acuerdo a lo que creemos acerca de
nosotros mismos.
Cuando se trata de la conducta cristiana, creo que
cualquier cristiano serio verdaderamente quiere
comportarse de la manera en que Dios lo exhorta en la
Biblia. Somos enseñados a ser cariñosos, amables, buenos,
humildes, gentiles, generosos, pacientes y con dominio
propio. Somos enseñados a dar buenos frutos en cada área
de la vida. Nuestro comportamiento debería predicar
nuestros sermones para nosotros, y deberíamos usar
palabras sólo cuando sea absolutamente necesario. De
hecho, las palabras sin un comportamiento que lo respalde
pueden hacer mucho más daño que bien. Un hipócrita es
alguien que les dice a los demás qué hacer, pero él mismo
no lo hace. Jesús tuvo muchas conversaciones acaloradas
con las personas religiosas a las que se refería como
hipócritas.

Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como


es digno de la vocación con que fuisteis llamados.
Efesios 4:1

La Palabra de Dios dice que debemos vivir como Cristo


vivió, amar como Él amó, pensar con su mente, y sentir lo
que Él siente. Suena como una tarea de enormes
proporciones, y a menudo convertimos la tarea en una
pesadilla de frustración y esfuerzo fallido sencillamente
porque tratamos de ser buenos mientras que a la vez
tenemos malos pensamientos.

Mira mi aflicción y mi trabajo, y perdona todos mis


pecados.
Salmo 25:18

En la Amplified Bible, esta escritura deja claro que el


pensamiento pecaminoso precede al comportamiento
pecaminoso. No podemos cambiar nuestro comportamiento
a menos que estemos dispuestos a ser primeramente
responsables de los pensamientos en los cuales meditamos.

El pensamiento pecaminoso precede al


comportamiento pecaminoso.

Un paseo consta de muchos pasos. Mientras caminamos


con Dios, estos pasos son decisiones que tomamos en el
camino acerca de muchas cosas. Debemos utilizar nuestra
libertad para escoger la voluntad de Dios. Cuando tomamos
decisiones correctas, la gracia de Dios estará siempre
disponible para ayudarnos a seguir adelante.

Maneras de renovar la mente

Dios nos ofrece una nueva vida, pero su Palabra deja claro
que debemos renovar completamente nuestra mente
(aprender a pensar de manera distinta) antes de poder
experimentar la vida nueva que Él ofrece. Tenemos que
aprender a pensar como Dios piensa, y eso significa que
pensemos conforme a la Palabra de Dios. No nos
conformemos al mundo y a sus maneras de pensar y hacer,
sino que seamos transformados (cambiados por completo)
por medio de la renovación de nuestra mente (vea Romanos
12:2). Esta renovación no se llevará a cabo de forma
automática, pero es algo que tenemos que elegir hacer. Es
un proceso y requiere un compromiso de tiempo y esfuerzo.
Hay una multitud de personas que creen en Jesús, pero
ellas nunca experimentan la victoria en sus vidas debido a
la falta de conocimientos o una falta de disposición para
aplicar los principios que han aprendido. Pasé muchos años
como cristiana que asistía a la iglesia regularmente, antes
de tan siquiera descubrir que mi mente tuviera algo que
ver con mi comportamiento. Me faltaba conocimiento.
Luego, después de adquirir el conocimiento, todavía tenía
que estar dispuesta a pasar por el proceso, y todavía lo
estoy pasando hasta el día de hoy. Nunca tendremos un
sólo día en nuestras vidas que no tengamos que elegir
desechar los malos pensamientos y reemplazarlos con los
buenos.
La buena noticia es que aunque se batalla bastante al
principio, se vuelve más fácil a medida que pasa el tiempo.
Aprendemos a reconocer el pensamiento incorrecto y
destructivo mucho más rápidamente, y como hemos
aprendido el valor de pensar correctamente, podemos
escoger inmediatamente los pensamientos que nos
beneficien y nos ayuden a disfrutar el plan de Dios para
nuestras vidas.
Declarar la Palabra de Dios es una de las maneras más
eficaces para renovar su mente. Mientras que la hablamos
en voz alta, ella comienza a cambiarnos. Estamos
aprendiendo a pensar de manera distinta. También
establecemos lo que elegimos creer en la esfera invisible o
espiritual, y eso libera las huestes celestiales para que nos
ayuden y obren a nuestro favor.

Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en


fortaleza, que ejecutáis su palabra, obedeciendo a la
voz de su precepto.
Salmo 103:20

Como mencioné previamente, la renovación de su mente


es importante para poder entender su identidad como hijo
de Dios. No podemos comportarnos de una manera que no
creemos que sea posible para nosotros. Si creo que es
imposible que jamás llegue a comportarme de la manera en
que Jesús lo hacía, entonces nunca lo haré. Cuando
recibimos a Cristo, Dios siembra la semilla de la conducta
que le agrada en nosotros, y mientras la regamos con la
Palabra y pasamos tiempo con Dios, esas semillas crecen y
producen el fruto del comportamiento que agrada a Dios.
Ya cuando tengamos una nueva imagen de nosotros mismos
y de nuestras capacidades, nuestro comportamiento cambia
sin que luchemos. Tendremos que hacer un esfuerzo, pero
es un esfuerzo basado en y con la gracia de Dios, no una
lucha que produce frustración y fracaso.
Incluiré aquí una lista de cosas para que las medite y
confiese en voz alta acerca de sí mismo. Esto ha sido
recopilado de la Palabra de Dios y por lo tanto es cierto.
¡Prosiga y léala en voz alta!

Me siento muy amado por Dios.


Romanos 1:7; Efesios 2:4; Colosenses 3:12; 1
Tesalonicenses 1:4

Soy fuerte en el Señor y en el poder de su fuerza.


Colosenses 1:11

Yo no tengo un espíritu de cobardía, sino de poder, de


amor y de dominio propio.
2 Timoteo 1:7

Suelto lo que queda atrás y prosigo hacia las cosas


que están por delante.
Filipenses 3:12-14

Tengo favor con Dios.


2 Corintios 13:14

Estoy completo en Aquel que es la cabeza de todos los


poderes.
Colosenses 2:10

Estoy vivo con Cristo.


Efesios 2:5

Soy libre de la ley del pecado y de la muerte.


Romanos 8:2

Estoy lejos de la opresión y el miedo no se me acerca.


Isaías 54:14

He nacido de Dios, y el maligno no me toca.


1 Juan 5:18

Soy santo y sin mancha delante de Él en amor.


Efesios 1:4; 1 Pedro 1:16

Tengo la mente de Cristo.


1 Corintios 2:16; Filipenses 4:7

Tengo la paz que sobrepasa todo entendimiento.


Filipenses 4:7

Tengo al que es más grande morando en mí; mayor es


el que está en mí que el que está en el mundo.
1 Juan 4:4

He recibido el don de la justicia, y reino como un rey


en vida por Jesucristo.
Romanos 5:17

He recibido el espíritu de sabiduría y de revelación en


el conocimiento de Jesús, y los ojos de mi
entendimiento han sido iluminados.
Efesios 1:17-18

Tengo el poder de Dios disponible para mí como


creyente en Jesús.
Efesios 1:19

He recibido el poder del Espíritu Santo para poner las


manos sobre los enfermos y verlos recuperarse, para
echar fuera demonios, hablar en nuevas lenguas.
Tengo poder y autoridad sobre todo poder del
enemigo, y nada podrá hacerme daño de manera
alguna.
Marcos 16:17-18; Lucas 10:17-19

Me he despojado del viejo hombre y me he revestido


del nuevo hombre, el cual es renovado en el
conocimiento conforme a la imagen de aquel que me
creó.
Colosenses 3:9-10

Yo doy y se me da; medida buena, apretada, remecida


y rebosando darán en mi seno.
Lucas 6:38

No me falta nada, porque mi Dios suple todas mis


necesidades conforme a sus riquezas en gloria en
Cristo Jesús.
Filipenses 4:19

Puedo apagar todos los dardos de fuego del maligno al


levantar mi escudo de la fe.
Efesios 6:16

Puedo hacer todas las cosas por medio de Cristo


Jesús.
Filipenses 4:13

Dios me ha llamado de las tinieblas a su luz


admirable.
1 Pedro 2:9

Yo soy hijo de Dios, porque he nacido de nuevo con la


semilla incorruptible de la Palabra de Dios, que vive y
permanece para siempre.
1 Pedro 1:23

Soy hechura de Dios, creado en Cristo para hacer las


buenas obras.
Efesios 2:10

Soy una criatura nueva en Cristo; las cosas viejas han


pasado.
2 Corintios 5:17

Soy un hacedor de la Palabra y bendecido en mis


acciones.
Santiago 1:22, 25

Soy un coheredero con Cristo.


Romanos 8:17

Soy más que vencedor por medio de aquel que me


ama.
Romanos 8:37

Soy un vencedor por la sangre del Cordero y la


palabra de mi testimonio.
Apocalipsis 12:11

Soy partícipe de la naturaleza divina de Dios.


2 Pedro 1:3-4

Soy un embajador de Cristo (lo represento a Él).


2 Corintios 5:20
Soy parte de una generación escogida, real
sacerdocio, una nación santa, un pueblo adquirido.
1 Pedro 2:9

Soy la justicia de Dios en Cristo.


2 Corintios 5:21

Soy el templo del Espíritu Santo; no me pertenezco a


mí mismo.
1 Corintios 6:19

Soy cabeza y no cola; estoy por encima y no por


debajo.
Deuteronomio 28:13

Es la voluntad de Dios que yo prospere y tenga buena


salud.
3 Juan 1:2

Me deleito en la Palabra de Dios y todo lo que hago


prospera y tiene éxito.
Salmo 1:2-3

Jesús me entiende, y aun cuando cometo errores,


puedo orar valientemente y Él me ayuda.
Hebreos 4:15-16

Cuando estoy cansado corro a Jesús y Él me refresca.


Mateo 11:28

Estoy curado por las llagas de Jesús.


Isaías 53:5; 1 Pedro 2:24
Medito en la Palabra de Dios y hago lo que está
escrito en ella, y prospero en mi camino, negocio con
prudencia y tengo un buen éxito.
Josué 1:8

Mientras más se renueva su mente por estas cosas que


Dios dice acerca de usted en su Palabra, más mejorará su
comportamiento.
Ahora, si usted quiere obtener un mayor beneficio de las
confesiones que le acabo de sugerir, puede utilizarlas
diariamente, y cuando le sea posible tome el tiempo para
buscar cada escritura; léalas y medítelas durante unos
minutos. La Palabra de Dios tiene poder en ella para salvar
nuestras almas, cuando nos acercamos a ella con
mansedumbre (vea Santiago 1:21). No puede cambiarse a
sí mismo, ni obligarse a sí mismo a comportarse mejor,
pero puede pedirle a Dios que le ayude, y Él usará su
Palabra para concederle la fuerza y la disciplina que
necesita. Dios nos cambia de un grado de gloria a otro,
mientras estudiamos su Palabra (vea 2 Corintios 3:18). Ya
hemos visto que con la ayuda de Dios, podemos escoger
caminar como caminaba Jesús (comportarnos como lo hacía
Él). La Palabra de Dios nos transforma a la imagen de
Jesús, y nuestro comportamiento cambia para lo mejor.
Renovamos nuestras mentes cuando estudiamos, leemos
y oímos la Palabra de Dios. También renovamos nuestras
mentes cuando la declaramos en voz alta. Mientras más
meditamos en la Palabra de Dios, más se renuevan nuestras
mentes (cambian, se transforman).

Llevando cautivo los pensamientos

La renovación de la mente también requiere que estemos


dispuestos a pensar acerca de lo que pensamos y tomar los
malos pensamientos cautivos a la obediencia de Cristo. Los
pensamientos que tendrán que ser llevados cautivos son los
que vienen del diablo o de nuestra mente carnal. La
Palabra de Dios nos enseña que tenemos una mente carnal
que produce muerte y todo tipo de miseria, y una mente
espiritual que produce vida (vea Romanos 8:6). Si vivimos
según la carne, es porque estamos pensando con la mente
carnal, y si vivimos según el Espíritu, es porque estamos
pensando con la mente espiritual. ¡Los pensamientos
preceden al comportamiento!

Porque los que son de la carne piensan en las cosas de


la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas
del Espíritu.
Romanos 8:5

Si quiero caminar en amor, no puedo pasar un tiempo


excesivo pensando acerca de mí y lo que quiero y necesito.
Tendré que pensar acerca de las cosas que puedo hacer
para ayudar a los demás y mostrarles el amor. Si quiero ser
desinteresado y libre del egocentrismo, no puedo tener mi
mente fijada en mí todo el tiempo. Si quiero perder un poco
de peso, no puedo pensar en la comida en todo tiempo. Si
siento la urgencia de comer, pero sé que realmente no
necesito comer todavía, entonces debería de hacer algo;
debería dejar de pensar en la comida y la sensación de que
“tengo que comer” desaparecerá.
Si quiero salir de las deudas, entonces no debería pasar
horas al día leyendo todos los catálogos de venta y
anuncios que vienen por correo, porque me llenarán la
mente con las cosas que quiero, cosas que probablemente
no necesito de todas maneras.
Si quiero limpiar la casa, entonces no debería pensar
acerca de cuán tediosa será la limpieza. Ponga sus
pensamientos en lo que usted (su ser espiritual) realmente
quiere hacer, no sólo meramente lo que su carne le
demanda en ese momento. Si usted o yo queremos cambiar
algo acerca de nuestro comportamiento, primero tenemos
que cambiar nuestra manera de pensar acerca de ese
comportamiento. Cuando pensamos acerca de algo,
hacemos provisión para ella. Considere este consejo de
Dios por medio del apóstol Pablo.

Sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para


los deseos de la carne.
Romanos 13:14

Por favor, tome tiempo para repasar esta escritura varias


veces (en la versión Amplified Bible en inglés). Respalda
completamente el mensaje de este libro. ¡Hacemos
provisión para el comportamiento equivocado al pensar en
ello! Nuestra excusa para pensar incorrectamente siempre
ha sido creer que no podemos evitar lo que pensamos, pero
eso no es cierto. Cuando finalmente entendí que yo podía
escoger mis propios pensamientos con la ayuda de Dios,
fue el comienzo de un cambio de vida increíble. ¡Usted
puede pensar por sí mismo! Martin Luther King lo dijo de
esta manera:

Mientras la mente está esclavizada, el cuerpo nunca


podrá ser libre.1

Admito que es una batalla al principio, tal como lo es


cualquier cosa que nunca hemos hecho antes, pero pronto
formará usted hábitos nuevos y estará de camino a
manifestar el comportamiento piadoso que usted desea.

¡Píenselo!

Nos comportamos de acuerdo a lo que creemos acerca


de nosotros mismos.
Cuando usted toma las decisiones correctas, la gracia
de Dios está siempre disponible para ayudarle a seguir
adelante.
Es esencial renovar su mente para así poder
experimentar la vida nueva que Dios ofrece.
Mientras más usted lo haga, más fácil será reconocer el
comportamiento malo y destructivo.
Cuando usted tiene una imagen correcta de sí mismo,
su comportamiento cambia sin dificultad.
Mientras más medita en la Palabra de Dios, más se
renueva su mente.
CAPÍTULO 20

La conexión de la mente y la boca

Cuídese de sus pensamientos; pueden llegar a ser


palabras en cualquier momento.
Ira Gassen

La conexión entre lo que pensamos y lo que decimos es


más fuerte que lo que la mayoría de la gente piensa.
¡Nunca cambiaremos lo que decimos si no entendemos
cuán importante es lo que decimos! Las palabras no están
vacías ni son inofensivas. Las palabras son contenedores
llenos de poder, y escogemos si ese poder será negativo o
positivo. Podemos bendecir o maldecir con las palabras de
nuestra boca. Podemos construir o derribar. Podemos hacer
reír a la gente o hacerla llorar. Dios quiere usarnos para
avanzar su Reino. Él quiere que nos asociemos con Él para
presentarle las personas a Él, y así como podemos
aprender a pensar como lo hace Dios, también podemos
aprender a hablar como habla Él.
Madre Teresa dijo: “Las palabras que no dan la luz de
Cristo aumentan las tinieblas”.1 Es importante que
escojamos palabras que le agradan a Cristo, y si así son,
generalmente agradarán a todos. Según el libro de los
Proverbios, tenemos que estar satisfechos con las
consecuencias de nuestras palabras. ¡Las palabras tienen
consecuencias!

La muerte y la vida están en poder de la lengua.


Proverbios 18:21

El apóstol Santiago tuvo mucho que decir acerca del


poder de las palabras. En Santiago 3, él dice que aunque la
lengua es un miembro pequeño, puede jactarse de grandes
cosas. La pequeña chispa de una palabra puede iniciar un
gran incendio. Él dice que la lengua es un mundo de
maldad y un animal salvaje que ningún hombre puede
domar. ¡Guau!
Santiago compara el poder de la lengua con el poder que
tiene un pequeño timón para girar un enorme barco, o
como un pequeño freno en la boca del caballo se usa para
mover su cuerpo entero. Santiago dice que las cosas que
hablamos por nuestras bocas pueden determinar la
dirección de nuestras vidas. ¡Ay, ay! Si creemos eso,
deberíamos hacer algunos cambios rápidamente. No iré
muy lejos como para decir que todo lo que hablamos es con
lo que terminamos, pero sí creo firmemente que las
palabras tienen un poder increíble, y si persistimos en
hablar cosas impías y negativas, sin lugar a dudas
perjudicarán y obstaculizarán el plan de Dios para
nosotros.
Pasaron muchos años antes de que tuviera alguna idea
de que mis propios pensamientos y palabras tuvieran gran
influencia sobre mi vida y comportamiento. Por ejemplo,
debido a que fui abusada y controlada por mi padre, me
decía repetidamente, así como a los demás: “Cuando salga
de esta casa, nadie me dirá qué hacer de nuevo”. Me volví
muy rebelde hacia la autoridad y, sobre todo, a la autoridad
masculina. Cuando Dave y yo nos casamos, aprendí en la
Palabra de Dios que Dios quería que respetara y admirara
las opiniones de Dave y honrarlo como cabeza de nuestro
hogar, pero yo era totalmente incapaz de hacerlo. Yo
quería, ¡pero no podía!
Tomó un poco de tiempo y algunas lecciones fuertes de
parte del Espíritu Santo antes de que aprendiera que me
había encarcelado a mí misma en la rebeldía por causa de
las palabras que había dicho por años cuando era más
joven. En realidad hice un voto conmigo misma que no
permitiría que nadie me dijera qué hacer. Finalmente vi mi
error y me arrepentí, pidiéndole a Dios que me perdonara y
que me ablandara el corazón endurecido hacia la
autoridad. Tomó un poco de tiempo, pero mientras crecía
yo en Dios y cambiaba mi manera de pensar y hablar, mi
mente fue renovada y yo fui liberada.
Puede que usted recuerde hace poco cuando mencioné
que yo fumaba cigarrillos. Yo era adicta; fumé por casi
veinte años, y decía repetidamente: “Yo sé que nunca
podría dejar de fumar, porque si lo hiciera subiría de peso.
Simplemente sería demasiado difícil dejar de fumar”. Años
después, cuando sí deseaba dejar de fumar, me encontré en
una lucha mayor de lo que yo podía manejar por mi cuenta.
Dave decidió dejar de fumar y lo logró, pero yo parecía no
poder liberarme. Mientras oraba acerca del hábito y le
pedía a Dios que me ayudara, Él me llevó a comenzar a
decir en voz alta que yo renunciaba al tabaquismo; que era
un hábito malo, costoso, maloliente, y que no era bueno
para mi salud. Sorprendentemente, dentro de unas pocas
semanas ya no tenía deseo alguno de fumar de nuevo. Me
alegra decir que eso fue hace treinta y cinco años.
Las palabras definitivamente tienen poder. Muchas
personas con adicciones dicen una y otra vez que la
adicción es demasiado fuerte de romper o que nunca serán
libres de ella, y por supuesto terminan teniendo la razón.
Sería de gran ayuda para cualquiera que intente superar
una adicción o romper cualquier mal hábito comenzar a
confesar lo que quieren ver suceder, en vez de confesar que
nunca serán libres.
¿Aprobaría Dios tal comportamiento?
Sorprendentemente, la Biblia afirma que Dios hace lo
mismo. Dios le había prometido a Abraham que se
convertiría en el padre de muchas naciones, pero por
mucho tiempo, Abraham no tenía hijos. Dios cambió su
nombre de Abram, que significa “alto, padre exaltado”, a
Abraham, que significa “padre de una multitud” (vea
Génesis 17:5). Los nombres y sus significados tenían mucho
más peso en los días de Abraham de lo que tiene hoy en
día. Por lo tanto, cada vez que Dios o cualquier otra
persona pronunciaban el nombre de Abraham, declaraba
que Abraham sería de hecho el padre de una multitud.
Leemos en el libro de Romanos que Dios da vida a los
muertos, y llama las cosas que no están en existencia como
si lo estuvieran (vea Romanos 4:17). Dios habla cosas a la
existencia. Usó palabras para crear el mundo, y es con su
Palabra que Él actualmente sostiene y mantiene el universo
(vea Hebreos 1:3). Quizás usted no tenga dificultad alguna
creyendo que las palabras de Dios tienen el poder, pero
duda de que su propias palabras lo tengan. Tal vez le ayude
recordar que usted ha sido creado a la imagen de Dios y se
le ha dicho que lo imitara.

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios


lo creó; varón y hembra los creó.
Génesis 1:27

Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.


Efesios 5:1

Piense antes de hablar

Estoy segura que alguien le ha dicho en algún momento de


su vida: “Piense antes de hablar”. La verdad es que mucho
de lo que pensamos, literalmente, sale de nuestras bocas
sin previsión en cuanto a cómo sonará o lo que pueda crear.
Podemos aprender a disciplinarnos lo suficientemente para
no decir todo lo que pasa por nuestra mente, pero si
meditamos en algo frecuentemente, generalmente
terminamos diciéndolo. Aun si se trata de algo que no
queremos que nadie se entere que estábamos pensando, en
un momento de descuido, se nos escapa por los labios.
Recientemente estaba con una amiga que llevaba algo
que no complementaba la forma de su cuerpo. Mientras yo
más pensaba lo mal que le quedaba, más difícil se me hacía
decírselo. Lamentablemente, terminé diciéndole (¡en amor,
por supuesto!), pero me di cuenta inmediatamente que mi
comentario la hizo sentir mal. Incluso intenté arreglar mi
error diciendo: “Lo que llevas puesto simplemente no te
hace justicia; se vería mejor si la blusa estuviera más corta,
¡bla, bla, bla!”. Al final, simplemente dije: “Siento tanto
haberte dicho eso”. Ella dijo: “Yo sabía que no me lucía
bien, pero era nueva y simplemente quería ponérmela”. El
momento en que tuve el pensamiento acerca de su elección
de ropa, debí haberme susurrado a mí misma: “Joyce, no es
asunto tuyo lo que ella lleva puesto”. Gracias a Dios, somos
muy buenas amigas y ella no se molestó, pero Dios me hizo
saber que yo había sido muy tonta.
Este es un pequeño ejemplo de cómo puedo dejar
escapar las cosas, sin pensar en el daño que hará, y tal vez
usted tiene esa capacidad “maravillosa” también. Pensé
algo, lo dije, lastimó a mi amiga, y todo esto sucedió en
unos pocos segundos. Es aterrador cuán rápidamente las
cosas pueden pasar por nuestras mentes y terminar fuera
de nuestras bocas.
Creo que es casi imposible para nosotros controlar
nuestras bocas a menos que primero aprendamos a
controlar nuestras mentes. No podemos hacer ninguna de
las dos cosas sin la gracia (ayuda) de Dios, así que lo
primero que hay que hacer es orar. El salmista David oraba
regularmente que las meditaciones de su corazón y las
palabras de su boca fueran aceptables a Dios (vea Salmo
19:14). También oró para que Dios estableciera un guardia
sobre su boca y vigilara a la puerta de sus labios (vea
Salmo 141:3). David sabía que necesitaba la ayuda de Dios
en esta área tan importante. Ambas escrituras son buenas
para orar diariamente.

Una palabra es un pensamiento revelado

Cuando hablamos, nuestra vida de pensamientos está


saliendo hacia afuera. Si no queremos que nuestros
pensamientos sean revelados, entonces más nos vale no
pensarlos por demasiado tiempo, porque si lo hacemos, por
lo general encuentran una manera de salir. Jesús dijo que lo
que está en el corazón sale por la boca (vea Mateo 12:34), y
Jesús siempre tiene la razón. No es seguro seguir pensando
acerca de algo si usted realmente no quiere terminar de
decirlo. Claro, hay una posibilidad de que usted se pudiera
controlar a sí mismo y nunca decir lo que piensa, pero creo
que sería mejor no correr el riesgo. Creo que la conexión
entre la mente y la boca puede ser la más fuerte que
experimentemos. Cuando las dos se unen y están de
acuerdo, el resto de nuestro destino está sellado. Si tengo
pensamientos de enojo y hablo palabras de enojo,
comenzaré a sentirme enojada en mis emociones, y más
que probablemente mostraré un comportamiento de enojo
hacia alguien antes de que pase mucho tiempo. ¡La
conexión de la mente es poderosa en verdad!

Cuando hablamos, nuestra vida de


pensamientos está saliendo hacia
afuera.

No siempre podemos decirle a una persona si estamos


pensando algo mal acerca de ella. Pero por lo general
terminamos diciéndole a alguien, y ese alguien puede que
se lo diga a alguien más, y así sucesivamente, hasta que
hemos creado un problema enorme que se podía haber
evitado si tan sólo hubiéramos escogido pensar algo bueno.
Podemos vencer el mal solamente con bondad, nada más
funciona (vea Romanos 12:21).
Al aprender cómo desechar los pensamientos e
imaginaciones equivocadas, aprendí que la única forma de
eliminar los malos y evitar que vuelvan era llenarme la
mente con algo bueno. De esta forma cuando los malos
volvían (y siempre lo hacen), no encontrarían lugar por
dónde entrar.

No tome pensamiento alguno, diciendo…

El apóstol Mateo nos enseña a no preocuparnos y confesar


la preocupación por nuestra boca: “Así que no se
preocupen diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿Qué
beberemos?’ o ‘¿Con qué nos vestiremos?’” (Mateo 6:31,
NVI). Tengo mucha experiencia con la preocupación, y tal
vez usted también. Parece ser algo bastante fácil de hacer
para la mayoría de nosotros. Es interesante la cantidad de
tiempo que gastamos al preocuparnos, porque es
totalmente inútil. Tan pronto ocurre un problema, el
impulso natural es preocuparse, pero rápidamente
podemos cambiarlo por confianza en Dios. La confianza es
el antídoto de Dios para la preocupación y la ansiedad.
Cuando me encuentro preocupándome, suelo decir en voz
alta: “Dios, confío en ti”. Descubrí hace mucho tiempo que
la manera de romper un patrón de pensamiento que yo no
quiero es con decir algo más. Nos da suficiente tiempo para
retomar el control de nuestros pensamientos y redirigirlos.
Es cierto que lo que está en nuestro corazón sale por
nuestra boca, pero también es cierto que lo que hablamos
por nuestras bocas se meterá en nuestros corazones.
Podemos renovar nuestro pensamiento con palabras
intencionales.
Dios nos ha dado el don y la responsabilidad de los
pensamientos y las palabras, así que usémoslos
sabiamente. Pongámoslos a trabajar en nuestras vidas de
una manera que sea agradable a Él.
Nunca ha prestado mucha atención a disciplinar sus
pensamientos, esto puede parecer una montaña que no
está usted seguro si puede hacerle frente, pero si yo puedo
hacerlo, cualquiera puede. Tuve grandes problemas en esta
área. No con los pequeños, sino con los enormes. Poco a
poco, con la ayuda y la persistencia de Dios, he
experimentado cambios importantes en cómo mi mente
funciona.
Parece una tarea bastante fácil ahora el simple hecho de
no pensar en algo que sé no es algo bueno. Claro, no
siempre tengo éxito, pero ahora triunfo más de lo que
fracaso, y ese progreso vale la pena celebrarlo. Estudio
frecuentemente en esta área, ya que es bastante fácil
volver a caer en los malos hábitos y comenzar incendios
con mi lengua que no podría extinguir. Tómese la Palabra
de Dios como se tomaría la medicina. Si usted es débil en
cualquier área, entonces estudie en esa área y comenzará a
mejorar. Estudie los pensamientos, la mente, las palabras,
la boca y la lengua. Usted se sorprenderá cuántos
versículos de la Escritura Dios ha incluido sobre estos
temas. Hay demasiados como para ignorarlos o tomarlos a
la ligera.
Enseño y escribo frecuentemente acerca de este tema,
porque no habría ninguna esperanza de que alguien
disfrute de la vida por la cual Jesús murió para dárnosla,
sin tener conocimiento de estas áreas. El apóstol Pedro dijo
que si queremos disfrutar de la vida, debemos mantener
nuestras lenguas libres del mal y nuestros labios de engaño
(vea 1 Pedro 3:10).
El apóstol Santiago dijo que si alguno se cree ser
religioso y no refrena su lengua, entonces su servicio
religioso de nada sirve (vea Santiago 1:26). Refrenar su
lengua significa controlarla. Dios nos ha dado el fruto de
dominio propio para que podamos ser capaces de permitir
o impedir comportamientos en nuestras propias vidas.
Podemos aprender cuáles conductas nos benefician a
nosotros y al reino de Dios, y cuáles no, y gracias a Dios
podemos escoger consecuentemente.
Puedo decir con gran convicción de que en estas áreas
Dios me ha enseñado algunas lecciones que cambian la
vida que he aprendido, y creo que tendrán el mismo efecto
en usted. Si tiene que hacerlo, lea este capítulo una y otra
vez hasta que sienta que se haya convertido en parte de
usted. Con la ayuda de Dios, aprenda a controlar sus
pensamientos y no permita que su mente divague. No deje
que el diablo la use como un vertedero de basura. Elija sus
pensamientos cuidadosamente, teniendo en mente que se
convertirán en sus palabras y en última instancia, sus
sentimientos y el comportamiento.

Inclina tu oído y oye las palabras de los sabios, y


aplica tu corazón a mi sabiduría; porque es cosa
deliciosa, si las guardares dentro de ti; si juntamente
se afirmaren sobre tus labios.
Proverbios 22:17-18

Esta escritura nos enseña que si guardamos la Palabra


de Dios en nuestra mente, será agradable. La vida nos
saldrá mejor. No sólo pensaremos en la Palabra de Dios,
pero también nuestros labios se acostumbrarán a
confesarla. ¡En lo que nos permitimos meditar y declarar
influencia nuestro destino!
Como veamos el poder de las palabras determinará cómo
las usemos. Aquí algunas sugerencias para reflexionar
concernientes a cómo pensar sobre sus palabras:
Las palabras tienen gran influencia.
Revelan lo que está en su mente.
Las palabras pueden herir o sanar.
Las palabras pueden llevar a alguien a seguir hacia
adelante o a darse por vencido.
Las palabras contienen el poder de la vida y la muerte.
Tenemos que tragarnos nuestras palabras y lidiar con
sus consecuencias.
Dios oye todas nuestras palabras.
Las palabras correctas pueden hacer que los demás se
sonrían.
Las palabras pueden traer consuelo.
Las palabras habladas en ira no son sabias.
Cumpla su palabra con Dios y con los demás.

Mientras más nos demos cuenta del poder y la influencia


que las palabras tienen, más cuidadosos seremos con ellas.

¡Píenselo!

Las palabras no son meramente palabras. Son


recipientes llenos de poder.
Si usted habla y piensa cosas negativas, le dañarán y
obstaculizarán el plan de Dios para su vida.
Si usted está intentando romper un hábito, confiese lo
que desea ver en vez de lo que usted nunca será.
La oración es siempre el primer paso en controlar los
pensamientos que tiene y las palabras que usted dice.
La confianza es el antídoto de Dios para la
preocupación y la ansiedad.
En lo que usted se permite meditar y declarar
influencia su destino.
CAPÍTULO 21

¡Cómo recuperar la mente cuando


siente que la ha perdido!

Estaré en calma; seré dueña de mí misma.


Jane Austen, Sentido y sensibilidad

Con frecuencia oímos a las personas decir: “¡Me siento


como si estuviera perdiendo la mente!”. ¿Qué quieren
decir? Por lo general están preocupadas, ansiosas,
temerosas, y se sienten abrumadas por tener demasiado
quehacer en la vida. Todos nos hemos sentido de la misma
manera a veces y, más que probable, hemos hecho esa
declaración.
Cuando nos sentimos como si estuviéramos perdiendo la
mente, se debe a que no controlamos los pensamientos que
permitimos pasen por ella. Cuando demasiados
pensamientos la inundan y se amontonan uno encima del
otro, y no encontramos solución alguna a ninguno de los
problemas que se presentan, es porque no ejercimos el
dominio propio con nuestros pensamientos a tiempo.
Me gusta la declaración de Jane Austen: “Estaré en
calma; seré dueña de mí misma”.1 Hacerlo es una decisión
que sólo la determinación firme nos ayuda a lograrlo. Dios
nos ha dado toda la paz que necesitamos para vivir sin
presión en un mundo que está lleno de presión por
dondequiera que vamos. Vivimos en el mundo, pero gracias
a Dios no tenemos que vivir como vive el mundo. Podemos
tener la paz de Dios en medio de las tormentas de la vida.
Antes de que podamos disfrutar de la paz mental,
debemos verdaderamente creer que tenemos dominio
propio. ¡Tenemos la capacidad de controlar nuestros
pensamientos, palabras y acciones! Si no lo creemos, nunca
lo haremos. Si alguna vez llega a sentirse que está
perdiendo su mente, el primer paso para recuperarla es
tomar un inventario rápido de los pensamientos que van
corriendo a través de ella y eliminar todos los que están
robándole la paz. Puede que usted esté pensando: Vamos,
Joyce. No es tan fácil. No dije que era fácil, pero sí estoy
diciendo que es posible.
Puedo recordar orar a menudo: “Oh Dios, concédeme la
paz mental. No creo que aguante esto por mucho tiempo
más”. He tenido que aprender que a menudo oro mal. Pido
las cosas que Dios ya nos ha dado, pero no puedo
accederlas por medio de la fe. Por favor, examine esta
escritura cuidadosamente y pregúntese si usted la cree o
no.

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el


mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga
miedo.
Juan 14:27

Esta escritura pone claramente la responsabilidad de


recibir su paz sobre nosotros. Jesús ya nos ha dado paz.
Puede que usted diga: “Bueno, si eso es cierto, entonces
¿dónde está, y por qué no me siento en paz?”. Usted no
puede esperar sentirla para creer que la tiene. Accedemos
a todas las promesas de Dios por creer en ellas. Dios nos
llama a caminar por la fe y no por vista o sentimientos (vea
2 Corintios 5:7). Frecuentemente digo que somos como las
personas que intentan sentarse en una silla en la cual ya
estamos sentados. Sólo imagínense la inutilidad y
frustración de tal esfuerzo. Si está usted en la silla,
entonces simplemente relájese y disfrútelo. Jesús nos dejó
su paz, y si usted lo cree, usted comenzará a disfrutar de
ella.
La paz de Dios es sólo una de las innumerables promesas
que Dios nos ha dado por medio de Jesús. Piénselo: ¿Habrá
otras cosas por las cuales usted le está rogando a Dios pero
ya las tiene? Estoy segura que habrá muchas, pero el
dominio propio es una de ellas. Usted tiene dominio propio,
y está a la espera de que usted lo ejercite. El dominio
propio es un amigo que Dios nos da para ayudarnos a ser la
persona que verdaderamente queremos ser y hacer las
cosas que verdaderamente queremos hacer. Algunas otras
cosas que tenemos en nuestro espíritu como regalos de
Dios son el amor, el gozo, la paciencia, la humildad, la
amabilidad, la bondad, el poder, la misericordia y la
capacidad. Comenzamos a creer que las tenemos, y son
desarrolladas mientras las usamos una y otra vez con la
ayuda de Dios.
Los problemas de la vida que vienen en contra nuestra
son las oportunidades de ejercer las cosas buenas de las
cuales Dios nos ha llenado. Nunca desarrollaré la paciencia
si no tengo una necesidad de ser paciente. Nunca
desarrollaré la misericordia a menos que tenga que dársela
a alguien que realmente no se la merece. Nunca
desarrollaré el dominio propio a menos que sea tentada a
perder el control.

El punto de inflexión

Creo que todos tenemos un punto de inflexión y podemos


aprender a reconocer qué se siente cuando lo estemos
alcanzando. Puede que usted sea capaz de hacer dos o tres
cosas a la vez, equilibrándolas de tal de manera que todas
se realicen sin causarle estrés, pero ¿en qué punto se
abruma usted? ¿Y si aquellas dos o tres cosas se convierten
en diez cosas? ¿Es eso demasiado, o puede aguantar más?
Cada uno de nosotros fuimos creados de manera
distinta, adaptados perfectamente para el llamado sobre
nuestras vidas. Yo tenía una capacidad sorprendente para
realizar varias tareas a la vez en mis primeros años por
causa de lo que Dios me había llamado a hacer. El
ministerio estaba en sus primeros años, en los cuales se
pone el fundamento, y la carga de trabajo que se requería
era bastante pesada. En aquellos días, digamos
teóricamente, yo podía fácilmente maniobrar con cuatro
problemas a la vez y aun así mantener la calma. Hoy es
distinto. Ahora tengo más años y estoy en una temporada
distinta de mi vida. Ahora sólo puedo manejar dos cosas a
la vez. Si voy más allá, empiezo a sentir que estoy llegando
a mi punto de inflexión.
Yo misma me he entrenado para reconocer cuando estoy
al borde de perder mi paz, y doy un paso hacia atrás y
elimino una de las cosas que me está causando el
problema. Después de casi cuarenta años de experiencia
caminando con Dios, ¡ahora sé cuán importante es
mantener mi paz! Por cierto, la Palabra de Dios no dice:
“Cuando esté molesto, vaya y consiga un poco de paz”,
pero sí dice que “mantenga la paz” (vea Éxodo 14:14).
Si no tomo acción para eliminar uno o más de mis
factores de estrés, llegaré a esa zona de peligro con la cual
todos estamos familiarizados. Usted sabe, aquella en donde
sentimos que estamos perdiendo la mente, y luego
perdemos el control de nuestra boca y empezamos a decir
todo tipo de cosas de las cuales nos arrepentiremos más
tarde. Entonces empezamos a comportarnos de manera que
nos avergonzaremos cuando nos calmemos y nos demos
cuenta de cómo actuamos.
Puede que usted piense que tiene que lidiar con todo lo
que es lanzado hacia usted, y no tiene manera alguna de
eliminar cualquiera de las cosas que causan que se sienta
abrumado, pero eso simplemente no es verdad. Dios nunca
nos dará más de lo que podamos soportar. Si estoy
sobrecargada, es mi culpa. No he manejado bien mi
agenda, he dicho que sí a muchas cosas; estoy intentando
complacer a todas las personas que conozco en lugar de ser
guiada por el Espíritu Santo. O tal vez soy adicta al trabajo
que sólo se siente validada cuando estoy trabajando y
puedo quejarme con la gente acerca de cuánto tengo que
hacer.
Si comenzamos el proceso de eliminación cuando
percibimos que estamos alcanzando nuestro punto de
inflexión, el lugar donde estamos a punto de llegar al
borde, por decirlo así, y comenzamos a comportarnos mal,
entonces nunca tendremos que decir o pensar: “Me siento
como si estuviera perdiendo la mente”.

Recuperar el control que se ha perdido

Si no tomamos la decisión de calmarnos lo antes posible,


entonces perderemos el control, pero incluso en ese
momento no es demasiado tarde para recuperar el control
que se ha perdido. En cualquier momento que nos demos
cuenta que estamos fuera de control, podemos recuperar el
control al tomar la decisión de hacerlo. Aquí algunos pasos
que espero le ayuden en el proceso:

Paso 1: ¡Deje de hablar! Cuando nos sentimos


abrumados, usualmente comenzamos a hablar con
cualquiera que nos escuche, y si nadie está alrededor,
somos propensos a hablar de todos modos sólo para
escuchar el sonido de nuestras frustraciones. ¡Nunca
recuperaremos el control a menos que dejemos de
hablar y nos reorganicemos!

Paso 2: Sea lo más realista posible acerca de lo que


está sucediendo en realidad. ¿Se ha permitido
molestarse más de lo que la situación realmente pide?
¿Es el problema que está enfrentando realmente tan
malo como usted se está imaginando que es? ¿Se está
preocupando acerca de cosas que ni siquiera han
sucedido todavía y puede que nunca sucedan?

Paso 3: Mientras empieza usted a calmarse,


pregúntese si alguna de los cosas por las cuales se
siente sobrecargado se puede posponer o quizás
entregársele a otro para que lidie con ello. ¿Podría
obtener ayuda si usted la solicita? ¿Es usted realmente
el único que puede manejar las cosas que lo están
presionando a usted? Sólo una persona tonta piensa
que puede seguir haciendo lo mismo y obtener un
resultado distinto. Así que si usted realmente quiere
cambiar sus circunstancias, tendrá que estar dispuesto
a hacer usted mismo algunos cambios.

Paso 4: Piense acerca de lo que usted está pensando


que lo está frustrando y deje de pensar acerca de ello.
Eche su ansiedad en Dios y permita que le muestre lo
que Él puede hacer. Siga diciendo: “Dios, yo lo suelto.
¡Confío en ti!”. Dígalo hasta que sienta que se está
calmando.

Paso 5: Podemos manejar nuestras emociones y


aprender a vivir más allá de nuestros sentimientos. Ser
el amo o la señora de sí mismo bajo el liderazgo de Dios
es totalmente posible, pero no sucederá mientras
permita que reine la cruda emoción. No podemos evitar
que los sentimientos lleguen, pero no tenemos que
permitir que nos controlen. Somos totalmente capaces
de usar el dominio propio aun en medio de la emoción
más salvaje. Puede ser doloroso para nuestra alma,
pero valdrá el esfuerzo al final. ¡Absolutamente nadie
se respeta a sí mismo cuando está fuera de control!
Paso 6: ¡Resista al diablo cuando aparezca! La raíz de
toda falta de paz es el diablo. No es la gente ni incluso
las circunstancias. Es el diablo que obra a través de las
personas o las circunstancias. El diablo le ha hecho una
trampa para que usted se moleste, y mientras más
rápido se dé cuenta de ello y tome acción para
resistirle, más fácil será.

Si usted ha perdido su mente, ¿dónde está? Realmente


no se ha perdido; usted tan sólo ha entregado
temporeramente el control de la misma, pero se puede
recuperar rápidamente mediante la aplicación de estos
pasos. Propóngase hacer cada uno en una actitud de
oración, porque no tenemos éxito en nada sin la ayuda de
Dios. Sin embargo, cuando ore, resista pedirle a Dios que le
dé algo que Él ha declarado claramente en su Palabra que
usted ya tiene. En vez de pedir paz, agradézcale a Dios que
tiene paz y pídale que le ayude a caminar en ella.

Prevenir la sobrecarga mental

Junto con los pasos mencionados anteriormente, aquí


algunas maneras importantes en que puede evitar la
sobrecarga mental y llevar la vida gozosa y llena de paz por
la cual Jesús murió para dársela:

Manténgase fuerte: Mantenerse fuerte es mucho más


fácil que permitirnos a nosotros mismos debilitarnos y
caer en problemas. Una de las maneras que nos
mantenemos fuertes es pasar regularmente tiempo de
calidad con Dios. Pasar tiempo estudiando la Palabra de
Dios y hablando con Él nos prepara para lo que pueda
estarnos esperando a nosotros en nuestras
circunstancias.
No somos lo suficientemente fuertes como para tener
éxito por nosotros mismos, pero somos fuertes en el
Señor y en el poder de su fuerza (vea Efesios 6:10).
Si tenemos un sistema inmunológico fuerte,
evitaremos un montón de enfermedades, y de igual
manera, si tenemos un espíritu fuerte, nos sostendrá en
los momentos de presión (vea Proverbios 18:14).

Conózcase: Es sabio conocer sus capacidades y


limitaciones. Sé que en esta etapa de mi vida no puedo
manejar tanto como podía una vez y permanecer en
paz, así que simplemente no intento hacerlo. Conózcase
a sí mismo, y confórmese con ser usted mismo, sin
compararse con nadie más. Tengo amigos que pueden
hacer mucho más que yo, pero no estoy obligada a
intentar y hacer lo que ellos hacen. Sólo somos
responsables de hacer lo Dios quiere que hagamos. ¡Él
nunca nos da más de lo que podemos soportar!
No se sienta como un debilucho si tiene que decir:
“Esto es más de lo que puedo manejar”. Es una persona
sabia, de hecho, quien se conoce a sí misma bien, ¡y no
se empuja a sí misma a ser alguien que no es!

Examine sus pensamientos: ¿Están sus propios


pensamientos drenándole la energía? Si es así, cambie
en lo que está pensando, y piense en cosas felices. La
mayor parte de lo que hace que las personas sienten
que están sobrecargadas es un temor de algún tipo que
se manifiesta en la preocupación, la ansiedad y la
presión. Medite en esto: Dios no me ha dado espíritu de
temor, sino de poder, amor y dominio propio (vea 2
Timoteo 1:7). La Palabra de Dios contiene más energía
que su preocupación. Va a sentirse a sí mismo calmarse
mientras se concentra en la Palabra de Dios, la cual
realmente actúa como medicina para el alma.

Convénzase de cambiar: En el caso de que usted


sienta que está perdiendo la mente, dígase a sí mismo
que es una mentira y que tiene dominio propio y una
mente sana. Recuerde que Dios está con usted y que
puede usted hacer lo que tiene que hacer en la vida por
medio de Él. ¿Ha hablado alguna vez con una persona
que estuviera molesta, y logró calmarla al hablar con
ella? Usted puede hacer lo mismo con usted mismo.
¡Podemos hablarnos a nosotros mismos para hacernos
enojar o tranquilizar! Cuando yo siento una pérdida de
paz o una actitud equivocada dentro de mí, digo:
“Tengo que tener una charla conmigo mismo”, y lo
hago. ¡Siempre ayuda!

No se desanime: Si la victoria no llega rápidamente,


no se desanime y dé por vencido. Algunos de los
problemas que tenemos son fortalezas que Satanás ha
tenido durante mucho tiempo. Son áreas que él ha
dominado mediante sus mentiras y engaños, y las
fortalezas deben ser derribadas. Toma tiempo y
voluntad seguir haciendo lo correcto hasta que obtenga
un resultado correcto, sin importar el tiempo que sea
necesario.

No se sienta culpable: Cuando tiene problemas para


mantener su mente en la condición adecuada, no se
sienta culpable. Todo el mundo tiene problemas con
pensamientos equivocados, y a veces el problema
puede ser grave. Como creyentes en Cristo, estamos
creciendo en la madurez espiritual y puede que no
estemos donde tenemos que estar, pero ¡gracias Dios
no estamos donde un día estuvimos!
Acumulando pensamientos de culpabilidad encima
de otros pensamientos problemáticos realmente puede
hacernos sentir como si estuviéramos perdiendo la
mente, así que recuerde vivir en la zona “libre de
culpa” con Jesús, quien ya ha pagado por todos sus
pecados.
Mantenga una buena confesión mientras camine con
Dios. No diga cosas como: “Siento como si estuviera
perdiendo la mente”, o “creo que perderé la mente”, o
“si esto sigue así, perderé la mente”. Usted no perderá
la mente, e incluso si se le ha extraviado, Dios le
ayudará a recuperarla.

¡Piénselo!

El dominio propio es la clave para una vida de


pensamientos agradables a Dios.
Usted vive en este mundo, pero usted no tiene que vivir
como vive este mundo. Usted puede escoger vivir de
una manera distinta.
Haga un inventario de sus pensamientos y elimine
aquellos que le están robando la paz.
Cuando usted siente que ha perdido el control, aún hay
tiempo para recuperarlo.
Jesús ya le ha proporcionado su paz. Todo lo que tiene
que hacer es recibirla.
EPÍLOGO

Como siempre, en el momento en que llegamos al final de


cualquier libro, hemos ingerido una gran cantidad de
información, y probablemente no la recordamos toda. Con
ese pensamiento en mente, me gustaría reiterar lo que
siento es el tema principal de este libro y lo que espero que
haga por usted.
Sus pensamientos afectan todas las áreas de su vida, por
lo que los hace extremadamente importantes. Ellos afectan
especialmente las palabras que decimos, las actitudes y
estados de ánimo que mostramos, nuestras relaciones,
incluyendo nuestra relación personal con Dios, y nuestro
éxito o fracaso en las cosas que hacemos.
Le exhorto a creer lo que Dios cree, aprender a pensar
como pensaría Él, decir lo que dice Él, y tomar las
decisiones que Él le llevará a tomar. Dios, por medio de
Jesús, nos ha proporcionado una vida increíble, en la que
podemos dar mucho fruto bueno para Dios y la humanidad.
Le recomiendo que le pida a Dios diariamente que le
ayude con sus pensamientos y palabras, porque ellos son
más importantes que cualquiera de nosotros pudiera
imaginar. Los justos están llenos de vida, y los malos están
llenos de muerte y miseria de todo tipo. Mientras cierro,
recordemos las palabras de Dios: “… os he puesto
delante la vida y la muerte, la bendición y la
maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu
descendencia” (Deuteronomio 30:19).
SOBRE LA AUTORA

JOYCE MEYER es una de las maestras de la Biblia líderes en


el mundo. Su programa diario, Disfrutando la vida diaria,
se transmite por cientos de canales de televisión y
estaciones de radio en todo el mundo.
Joyce ha escrito más de 100 libros inspiradores. Algunos
de sus superventas son: Dios no está enojado contigo;
Cómo formar buenos hábitos y romper malos hábitos;
Hazte un favor a ti mismo… perdona; Vive por encima de
tus sentimientos; Pensamientos de poder; El campo de
batalla de la mente; Luzca estupenda, siéntase fabulosa y
Mujer segura de sí misma.
Joyce viaja extensamente, teniendo congresos a lo largo
del año, hablando a miles de personas alrededor del
mundo.
INFORMACIÓN DE CONTACTO

Para contactar a la autora escriba:


Joyce Meyer Ministries
P. O. Box 655
Fenton, Missouri 63026
O llame a: (636) 349-0303
1-800-727-9673

Dirección de internet: www.joycemeyer.org

Por favor, incluya su testimonio o la ayuda recibida de este


libro cuando escriba. Sus pedidos de oración son
bienvenidos.

Joyce Meyer Ministries—Canadá


P.O. Box 7700
Vancouver, BC V6B 4E2
Canada
1 (800) 868-1002

Joyce Meyer Ministries—Australia


Locked Bag 77
Mansfield Delivery Centre
Queensland 4122
Australia
+61 7 3349 1200

Joyce Meyer Ministries—Inglaterra


P.O. Box 1549
Windsor SL4 1GT
United Kingdom
+44 1753 831102
OTROS LIBROS DE JOYCE

El campo de batalla de la mente (más de tres millones de


ejemplares vendidos)

Dios no está enojado contigo


Cómo formar buenos hábitos y romper malos hábitos
Hazte un favor a ti mismo… perdona
Pensamientos de poder
Vive por encima de tus sentimientos
Come la galleta… compra los zapatos
Mujer segura de sí misma
Adicción a la aprobación
La revolución de amor

Devocionales

Termina bien tu día


Empezando tu día bien
NOTAS

Capítulo 1: La vida que siempre ha deseado vivir


1 http://www.brainyquote.com/quotes/quotes/t/thomasaed149049.html.
2 Thomas Fuller, Gnomologia (London: T. and J. Allman, 1817); citado en
https://www.goodreads.com/quotes/52802-all-things-are-difficult-before-
they-are-easy.
3 http://www.brainyquote.com/quotes/quotes/f/frankacla165910.html.
4 http://www.goodreads.com/quotes/666437-if-you-want-to-turn-your-life-
around-try-thankfulness.
5 http://www.brainyquote.com/quotes/quotes/e/erichoffer105510.html.
6 http://thinkexist.com/quotation/god_gave_you_a_gift_of-seconds_today-
have_you/227289.html.

Capítulo 2: Mente, boca, estados de ánimo y actitudes


1 http://www.goodreads.com/quotes/812245-you-are-never-too-old-to-set-
another-Goal-or.

Capítulo 3: Cómo pensar cuando se le dificulta la vida


1 http://www.goodreads.com/quotes/178548-if-you-don-t-like-something-
change-it-if-you-can-t.
2 http://www.brainyquote.com/quotes/quotes/c/charlessta451677.html.

Capítulo 4: Escoja su actitud


1 Tim Stan, “In Tragedy’s Aftermath, They Chose Love”, Guideposts
(http://www.guideposts.org/inspiration/angels-on-earth/earth-angels/in-
tragedy’s-aftermath-they-chose-love.
2 “Oskar Schindler: His List of Life”, http://www.oskarschindler.com.
3 Originalmente publicado en Guideposts; citado en “Focus,” Sermon
Illustrations, http//www.sermonillustrations.com/a-z/f/focus.htm.
4 “Duke University Study”, SermonSearch,
http://www.sermonsearch.com/sermon-illustrations/4525/duke-university-
study/.
5 Anónimo, de “Short Stories on Positive Attitude”, Paradise4Women.com,
http://paradise4women.com /short-stories-on-positive-attitude/.

Capítulo 5: Cualquier puede ser feliz


1 http://www.goodreads.com/quotes/396401-joy-does-not-simply-happen-to-
us-we-have-to.
2 http://thinkexist.com/quotation/it_isn- t_what_you_have-or_who_you_are-
or_where/204180.html.
3 http://www.goodreads.com/quotes/69-folks-are-usually-about-as-happy-as-
they-make-their.
4 http://www.goodreads.com/quotes/110985-its-been-my-experience-that-
you-can-nearly-always-enjoy.
5 http://www.kentcrockett.com/cgi-bin/illustrations/index.cgi?topic=Joy.
6 Kim Gaines Eckert, “The Psychology of Happiness”, Christianity Today,
September 2013,
http://www.christianitytoday.com/women/2013/september/psychology-of-
happiness.html.
7 Caroline Leaf, “Controlling Your Toxic Thoughts”, Dr. Leaf,
http://drleaf.com/about/toxic-thoughts/.

Capítulo 6: El poder del enfoque


1 http://www.values.com/inspirational-quotes/4443-no-horse-gets-anywhere-
until-he-is-harnessed.
2 Carol Dweck, “The Mindset of Athletes”, Mindset,
http://www.mindsetonline.com/howmindsetaffects/sports/index.html.

Capítulo 7: ¿Querría ser usted amigo de sí mismo?


1 http://thinkexist.com/quotation/any_fool_can_criticize-condemn-
and_complain- and/202966.html.

Capítulo 9: Acciones irreflexivas


1 http://www.brainyquote.com/quotes/quotes/m/marktwain106287.html.

Capítulo 10: El poder de la perspectiva


1 “I Love Nice Thought Provoking Stories”, Experience Project,
http://www.experienceproject.com/stories/Love-Nice-Thought-Provoking-
Stories/2848792.

Capítulo 11: ¿Qué opine acerca de tal persona?


1 Alexa Stevenson, “Probing Question: Does Talking to Plants Help Them
Grow?” Penn State News, August 25, 2008,
http://news.psu.edu/story/141343/2008/08/25/research/probing-question-
does-talking-plants-help-them-grow.
2 Stephen Brown, Christianity Today, April 5, 1993, p. 17.
3 http://www.sermoncentral.com/illustrations/sermon-illustration-fred-
parker-stories-64295.asp.
4 http://www.goodreads.com/quotes/2887-if-you-judge-people-you-have-no-
time-to-love.
5 http://www.goodreads.com/quotes/209465-things-are-not-always-what-they-
seem-the-first-appearance.
6 Our Daily Bread, July 20, 1992.

Capítulo 14: Sus pensamientos y el estrés


1 Fuente desconocida, citado en “Worry”, Sermon Illustrations,
http://www.sermonillustrations.com/a-z/w/worry.htm.
2 Fuente desconocida, citado en “Stress”, Sermon Illustrations,
http://www.sermonillustrations.com/a-z/s/stress.htm.

Capítulo 15: La conexión de la mente y el cuerpo


1 Dr. Caroline Leaf, Switch on Your Brain (Grand Rapids, MI: Baker Books,
2013), pp. 33–38.
2 Ed y Deb Shapiro, “How Your Thoughts and Emotions Can Affect Your
Body”, Huffington Post, November 29, 2011,
http://www.huffingtonpost.com/ed-and-deb-shapiro/mind-body-
relationship_b_1115165.html?view=print&comm_ref=false.

Capítulo 16: La conexión de la mente y el desempeño


1 William Shakespeare, Henry V, quoted at
http://www.goodreads.com/quotes/ 119936-all-things-are-ready-if-our-mind-
be-so.
2 http://www.brainyquote.com/quotes/quotes/m/michaeljor104651.html.
3 http://www.mindseyesports.com/quotes/.
4 http://www.baberuth.com/quotes/.
5 http://www.brainyquote.com/quotes/quotes/j/jacknickla400460.html.
6 http://www.mindseyesports.com/quotes/.
Capítulo 17: ¿A dónde se me fue toda la energía?
1 Philip Chircop, “Enthusiasm”, A-Mused, November 6, 2012,
http://www.philipchircop.com/post/35151648435/enthusiasm-reflect-on-this-
short-story-and-then.

Capítulo 18: Pensar acerca de lo que Dios piensa de usted


1 https://www.goodreads.com/quotes/521136-jesus-came-to-announce-to-us-
that-an-identity-based.
2 http://www.brainyquote.com/quotes/quotes/s/sallyfield104637.html.
3 http://www.goodreads.com/quotes/19884-be-yourself-everyone-else-is-
already-taken.
4 http://www.brainyquote.com/quotes/quotes/t/theodorero380703.html.
5 “The Eagle”, Theology News and Notes, October 1976; citado en
Multnomah Message, Spring 1993, p. 1; disponible en
https://bible.org/illustration/eagle.

Capítulo 19: Los pensamientos y el comportamiento


1 Martin Luther King, “Where Do We Go from Here?”, Famous Speeches and
Speech Topics, http://www.famous-speeches-and-speech-topics.info/martin-
luther-king-speeches/martin-luther-king-speech-where-do-we-go-from-
here.htm.

Capítulo 20: La conexión de la mente y la boca


1 http://www.goodreads.com/quotes/29553-words-which-do-not-give-the-
light-of-christ-increase.

Capítulo 21: ¡Cómo recuperar la mente cuando siente que la ha perdido!


1 Jane Austen, Sentido y sensibilidad, Vol. III en inglés (London: T. Egerton,
1811); disponible en https://archive.org/details/sensesensibility03aust.
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CONTENIDO

Cubierta
Página del título
Bienvenido
Introducción

SECCIÓN 1: Cómo sus pensamientos afectan su visión de la


vida
Capítulo 1: La vida que siempre ha deseado vivir
Capítulo 2: Mente, boca, estados de ánimo y actitudes
Capítulo 3: Cómo pensar cuando se le dificulta la vida
Capítulo 4: Escoja su actitud
Capítulo 5: Cualquiera puede ser feliz
Capítulo 6: El poder del enfoque

SECCIÓN 2: Cómo sus pensamientos afectan el mundo a su


alrededor
Capítulo 7: ¿Querría ser usted amigo de usted mismo?
Capítulo 8: Su pensamiento afirmativo
Capítulo 9: Acciones irreflexivas
Capítulo 10: El poder de la perspectiva
Capítulo 11: ¿Qué opina acerca de esa persona?
Capítulo 12: Cualquiera puede cambiar
Capítulo 13: ¿Por qué no es usted como yo?
SECCIÓN 3: Cómo sus pensamientos afectan su salud física y
emocional
Capítulo 14: Sus pensamientos y el estrés
Capítulo 15: La conexión de la mente y el cuerpo
Capítulo 16: La conexión de la mente y el desempeño
Capítulo 17: ¿A dónde se me fue toda la energía?

SECCIÓN 4: Cómo sus pensamientos afectan su andar con


Dios
Capítulo 18: Pensar acerca de lo que Dios piensa de usted
Capítulo 19: Los pensamientos y el comportamiento
Capítulo 20: La conexión de la mente y la boca
Capítulo 21: ¡Cómo recuperar la mente cuando siente que
la ha perdido!
Epílogo

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Primera ebook edición: Septiembre 2015


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ISBN 978-1-4555-3243-8

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