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INS-MV-Historia Antigua

Dios creó el universo y a los ángeles, incluyendo a Lucifer. Lucifer propuso que los ángeles cohabitaran con los humanos pero Dios se negó, causando la caída de Lucifer. Esto llevó a una guerra entre ángeles leales y los seguidores de Lucifer. Dios exilió a Lucifer y sus seguidores al Infierno.

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INS-MV-Historia Antigua

Dios creó el universo y a los ángeles, incluyendo a Lucifer. Lucifer propuso que los ángeles cohabitaran con los humanos pero Dios se negó, causando la caída de Lucifer. Esto llevó a una guerra entre ángeles leales y los seguidores de Lucifer. Dios exilió a Lucifer y sus seguidores al Infierno.

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o que aquí se transcribe representa una pequeña parte de la Historia tal y como la concibió Dios, más o

menos. No toda está aquí contada, ya que parte de los escritos originales están en paradero desconocido:
algunos se han perdido con el paso del tiempo, otros se han traspapelado, otros han sido robados por
servidores de Valafor, Príncipe de los Ladrones..., y sólo unos pocos se encuentran a buen recaudo, en los archivos
privados del Gran Consejo Divino.

En cualquier caso, esperamos que lo que aquí se describe, tal y como lo recogió Yves (más o menos), les sirva para
comprender un poco mejor este Universo y a las criaturas que en él pupulan.

l principio, Dios concibió el Universo. Y ya que estaba en ello, aprovechó para crearse a Sí mismo.

abía una vez, hace unos cientos de miles de millones de años, en la nada más absoluta, insípida e incolora...
En ese no-espacio surgió una Idea, un Pensamiento que se alzó en medio de una explosión de silencio. Un
Concepto tan poderoso tan poderoso, que creció desmesuradamente extendiéndose de un extremo al otro de
Su propia creación. Y ahora mismo, mientras lees esto, sigue Su expansión.

Esta Idea, que ni siquiera tenía consciencia de su ser, sintió un día, más o menos tras unos cuantos miles de
millones de años, la necesidad de existir. Tras haber creado el primero de los mundos, al que conocemos como
Cosmos, donde se encuentran la Tierra y demás planetas conocidos (y desconocidos) por el ser humano, la Idea se
percató de que aún no tenía Nombre ni Aspecto. Así que decidió crear seres poderosos y darles Nombre y Forma:
los Ángeles.

Y así fue como la Idea concibió al primer Ángel, y a ese primer-nacido, le encomendó la tarea de darle Nombre y
Forma. Este Ángel, no le dio un único nombre sino 100. Nosotros lo resumimos en uno: DIOS.

Y Dios llamó al Ángel Miguel, que significa "el que es como Dios". Y para devolverle el favor, también le dio
numerosos nombres. Así es como Yves, Arcángel del Origen, nombre por el cual se le conoce e invoca, inventó a
Dios después de que Dios lo creara a él.
asada una docena de miles de años de creación caótica y desenfrenada, Dios decidió pasar a otra cosa.
Mientras, el primer mundo creado seguía su evolución. Los planetas se enfriaban lentamente, y la vida
aparecía en algunos de ellos mediante un proceso totalmente natural. Dios se dijo a sí mismo que había
terminado la primera parte de su obra, y decidió pasar a la segunda, ya que, como era propio en Él, no podía estarse
quietecito.

En el vacío de los Limbos, separado por una Marca Intermedia, Dios creó el segundo mundo, el Cielo, formado
por un único planeta infinito, el Paraíso, con el fin de que sus futuros Ángeles mejor pudieran obrar para su
Gloria. En una parte del Paraíso, Dios fundó la Ciudad Eterna, donde residirían Él y sus Ángeles (y, más tarde,
algunas almas buenas, los "elegidos"). Alrededor del Paraíso concibió los Campos Eliseos, a modo de anillos
concéntricos de acceso restringido únicamente a los Ángeles, para que éstos pudieran descansar.

Exceptuando la Ciudad Eterna, el resto del Paraíso era un lugar inexplorado, donde, en el futuro, descansarían las
almas purificadas de los humanos que se hubiesen ganado el derecho a atravesar la Marca que conducía hasta el
Cielo. Aquí, cada alma tendría su propio "Paraíso": todo lo bueno y magnífico que pudiera imaginar.

Dios creó entonces una amplia variedad de Ángeles más o menos a su imagen y semejanza (o, al menos, a la que le
había dado Yves). Estos Ángeles serían los mensajeros de Su Palabra y ejecutarían su Voluntad por todo confín y
todo lugar. Y como era ya costumbre, Dios les dio nueve nombres, a saber:

QuerubinesSerafinesPrincipadosPoderesVirtudes

Para no quebrarse mucho la cabeza, Dios se quedó con el nombre de Ángel para referirse a todos ellos.
De entre los miles y miles de Ángeles creados, Dios eligió a la primera generación de Ángeles de Poder, destinados
a llevar la carga de grandes e importantes responsabilidades.

Así se presentaron ante su Divina Presencia Lucifer, Gabriel, Roque, Kronos, Andromalios y Dominic, y junto a
Yves y bajo su dirección, formaron el primer Consejo Divino.

Muy pronto se les unieron Andrialfo, Jorge, Malfás, Matías, Baal, Bifrón y Jesús, todos ellos Ángeles de Poder en
La Ciudad Eterna. Se expandieron por los mundos existentes (Cosmos y Cielo) y juraron trabajar en armonía.
¿Cómo hubiera podido ser, si no?

ras crear la Ciudad Eterna y poblarla de Ángeles, Dios decidió tomarse unas vacaciones y dejar los mundos
en las manos bondadosas de sus criaturas, serias y trabajadoras.

Dibujado por Dan Smith. Coloreado por Jeff Koke, Derek Pearcy y Richard Meaden

En la Tierra, la evolución seguía su curso desde las primeras bacterias hasta los dinosaurios, llegando finalmente al
momento estelar: la aparición del ser humano. O al menos algo parecido. La verdad es que no era gran cosa ni
tampoco pensaba gran cosa, pero tenía tal potencial que había logrado que todos los Ángeles tuviesen los ojos
puestos en el primer mundo, incluido Dios, que tras estudiarlo detenidamente decidió otorgarles alma, para que
viviesen eternamente hasta el final de los tiempos, impresionado por la perfección alcanzada por estas criaturas.

Especialmente interesado estaba Lucifer: le encantaba observar cómo esas personitas se peleaban, descubrían cosas
nuevas, sobrevivían. Por contra, Yves era el más reservado, como si supiera en qué terminaría todo. Y
probablemente, lo supiera.

Así, a trancas y barrancas, el ser humano evolucionó lentamente bajo la mirada de los Ángeles. Sus rasgos e
inteligencia se perfilaron. Las tribus siguieron con sus batallitas, y aquellos que un día peleaban se unieron para ir
más lejos; y así consiguieron domesticar los animales.

Y éste fue el momento en que Dios terminó sus vacaciones. Aunque el viaje de retorno era lento, mientras que los
humanos evolucionaban rápidamente. Nació el asesinato, la violación, la guerra... la Civilización.

Y Lucifer vio en la Humanidad inmensas posibilidades. Dios dejaba que los humanos se auto-exterminasen, estaba
dejando morir a su más hermosa creación, por supuesto no tan hermosa como los Ángeles, pero con mucha más
libertad individual. Y las mujeres...¡eran tan hermosas!

ue entonces cuando a Lucifer se le ocurrió un innovador proyecto. Y el plan de Lucifer fue la causa de su
caída, o más bien La Caída. Convocó al Consejo Divino en sesión extraordinaria, con Dios sentado en su
trono. Su idea era: si los hombres son libres pero débiles y los Ángeles son poderosos pero no tienen lugar
en la Tierra, por qué no hacer que los Ángeles cohabiten con los humanos; de esta forma se tendría una raza fuerte,
poderosa, mágica, para mayor gloria de Dios.

La respuesta negativa de Dios sorprendió a todo el mundo por su dureza. Se rumorea


que esta respuesta tan tajante se debió a que surgiese de un Ángel y no del propio
Dios. Que Dios rechazara la idea de Lucifer de forma tan absoluta y humillante fue
una auténtica bofetada en el rostro del Ángel más orgulloso de la Ciudad Eterna.
Este reunió a sus partidarios más fieles entre los Ángeles y junto a algunos Ángeles
de Poder que le apoyaron decidió ignorar la prohibición de Dios y atravesar la
Marca Intermedia que unía el Cielo con el Cosmos, el mundo donde habitaba el
hombre. Y cohabitaron con las hijas del ser humano... De esta unión anti-natura
nacieron los primeros Íncubos (machos) y Súcubos (hembras), hijos e hijas de los
Ángeles de Lucifer, los cuales tenían parte humana y parte divina, pero carecían de
alma como la de los seres humanos.

Dios se enteró y, furioso, convocó al Consejo y a Lucifer, y se le exigió que


reconociese sus errores y se humillase ante Él. Lucifer se negó y la ruptura fue un
hecho irreparable. Dios no podía permitir que se cuestionase Su Palabra, que era y debía seguir siendo Ley, ni podía
dar su brazo a torcer, por lo que fue contundente.

ntre los Ángeles surgieron dos bandos, que se enfrentaron en La Ciudad Eterna, en la que se denominaría
más tarde la Primera Gran Guerra. Ante la gravedad de la situación que aumentaba combate tras combate,
Dios intervino: alzó levemente Su Mano, y la guerra fraticida fue instantáneamente detenida. Dios creó un
mundo, el tercer mundo, el Infierno, con un único planeta infinito, (también llamado Infierno), y a él exilió a
Lucifer y sus legiones como castigo (lo que se conoce como la Caída de Lucifer).
Allí donde no había nada, sólo la oscuridad y el frío, en una parte de
aquella inmensidad inexplorada, el ex-Ángel de la Luz construyó en
tan solo 7 años su reino: la Ciudad de Dite, donde residirían el propio
Lucifer y sus Demonios. La Caída había marcado a Lucifer y a sus
Demonios. Los menos mancillados conservaron sus alas, que ya nunca
serían blancas, sino negras como la noche. A los otros, les crecerían
alas membranosas, sombrías y terribles.

En el resto del Infierno, las almas de los hombres condenadas por sus
pecados purgarían sus culpas, sufriendo los más horribles horrores y
dolores. Cada alma tendría su propio Infierno, representado por sus
peores pesadillas, maximizadas hasta sus extremos.

Pero también fue entonces cuando Lucifer descubrió que nunca había
sido tan poderoso. Allí, en ese lugar que ahora podía llamar suyo, su
poder no tenía parangón, excepto quizá con Dios. Y se dio cuenta de
que El Divino, pese a castigarlo con el exilio, le había dado como
presente ese poder, haciéndolo prácticamente su igual. Pero era
dolorosamente consciente de que lo que Dios da, también lo puede
quitar.
Y así fue como comenzó el gran juego, el colosal pulso entre las fuerzas del Bien y el Mal sobre la Tierra. Y la
apuesta a ganar se llama Hombre.

n la Tierra, los seres humanos se organizaban. Surgió la Agricultura y las primeras religiones, y tras unos
miles de años, las canciones, las leyendas, la escritura...

Sobre el -6000 (y pico) Dios observó Su Obra; y vio que era el momento adecuado para darles a conocer una
verdadera religión, aunque ¿eran realmente dignos? Ellos solos se mataban, fornicaban, violaban... y se las daban
de independientes y sabios. Pero Dios decidió que el ser humano nacía bueno, y que era la sociedad la que lo
pervertía.

Así que Dios ideó un experimento: cogería entre ellos a un hombre y a una mujer con un alma y una mente
totalmente vírgenes e incorruptas, y los pondría en unas condiciones ideales. Pues para que la experiencia fuera
perfecta, hacía falta que estuvieran en un ecosistema familiar; y Dios creó el Jardín del Edén, una zona de
acceso completamente restringido dentro del Paraíso. El acceso no estaba permitido a los Demonios bajo ningún
concepto. Es más, aún sin el permiso de Dios, los Demonios no pueden acceder al Jardín del Edén, así como
tampoco pueden hacerlo a La Ciudad Eterna, ya que desconocen el camino a través de las Marcas Intermedias que
les conduzca desde su mundo (el Infierno) hasta el Cielo.

Dios cogió, pues, a un hombre y a una mujer, les llamó Adán y Eva, por ponerles algún nombre, y los trasladó
directamente al Jardín del Edén. Al principio todo fue bien: Dios quería a Adán y Eva, claro está. Eran su pequeño
experimento, la cosa funcionaba y estaba contento. Cambió el código genético de sus mascotas para que fueran
muy superiores a los otros humanos que vagaban sobre la Tierra. Los hizo inmortales, más fuertes, más hermosos,
más inteligentes, más de todo. En suma, los hizo un poquito como "Él".

Los años pasaron y todo iba como la seda. Y luego pasó lo que pasó: lo de la manzana y todo eso. Un Ángel
renegado se adentró en el Jardín del Edén y logró que las criaturas mimadas de Dios cayesen en el pecado. Y Adán
y Eva fueron expulsados del Jardín; despojados de su inmortalidad fueron trasladados a la Tierra con el resto de
seres humanos. El Jardín, abandonado, adoptó una forma bastante más clásica, y el conocimiento de su acceso se
perdió en la memoria de los tiempos. La pareja no se quedó precisamente sola, como nos insinúan las Escrituras (la
tentación es muy fuerte...), sino que se unieron rápidamente con el resto de la humanidad, que no había
interrumpido su lenta pero constante evolución. Era el año -5000 (y pico).

Adán y Eva tuvieron hijos, y estos a su vez tuvieron hijos... Y así, el potencial divino se fue difuminando,
transformando... Hoy en día, los descendientes de Adán y Eva están repartidos un poco por todas partes. Y por
cosas del azar y las leyes de la Genética, de vez en cuando resurge un poquito de la esencia divina y un pobre
humano se encuentra de pronto dotado de poderes... estos humanos tan especiales son conocidos en el universo de
INS/MV con el nombre de Psis. Menos poderosos que los Ángeles o los Demonios, la Historia guarda la memoria
de los épicos combates librados entre ellos, empeñados en demostrar su humanidad masacrándose alegremente.

ras las primeras tribus llegaron las primeras civilizaciones. Y en ellas, los shamanes, ya fueran con uno u
otro nombre, se dedicaban a narrar las Maravillas. Mezclando un poco de tradición con un poco de viejas
creencias, leyendas y con lo sobrenatural y mágico que veían a su alrededor, inventaron unas historias
fantásticas: Dragones, Íncubos, Súcubos, criaturas celestiales, Ángeles y Demonios en su verdadera apariencia. Y
todo esto se lo metían a la gente en la cabeza. Cuando llegaba la noche, la gente soñaba, y todos soñaban con esas
historias.

Así fue como, con un poco de ayuda por parte del Arcángel de los Sueños
y el Príncipe de las Pesadillas, se creó el cuarto mundo, el Mundo de
los Sueños y de las Pesadillas, donde los durmientes dejan su huella,
el único mundo cuya creación no fue obra del barbas. Es por ello, que
este mundo está revestido de un cierto aire de ilegalidad dentro de las
esferas celestiales. Por supuesto, la mayor parte del tiempo no era más
que un débil rastro, un recuerdo que se desvanecía a los pocos segundos...

Pero la fuerza de los sueños de las gentes, noche tras noche, consolidó
esos sueños y el rastro de los sueños no se disolvió, tomando consciencia.
Y por fin esa quimera, fruto del inconsciente de los seres humanos,
portadora de todo el peso de sus fantasías, agrandó cada defecto y cada
virtud, hasta crear cosas que ya no eran hombres por ser demasiado
humanos.

Con el tiempo, estas criaturas nacidas de los sueños y las pesadillas


lograron crear sus propios planetas, el planeta de los Sueños, controlado
por el Arcángel de los Sueños, y el planeta de las Pesadillas, controlado por el Príncipe de las Pesadillas. Así
pudieron seguir nutriéndose de los sueños de los hombres y comunicarse con algunos de ellos.

Entre estos dos planetas existe una Marca Intermedia, conocida y utilizada únicamente por el Arcángel y el
Príncipe Demonio, que la utilizan para perjudicarse mútuamente, como enemigos aférrimos que son. Así, el
Arcángel de los Sueños intenta inmiscuirse en las pesadillas de los hombres para hacerlas más placenteras, mientras
que el Príncipe Demonio se adentra en los sueños más agradables y los convierte en horribles pesadillas, de esas de
las que te despiertas gritando, empapado en sudores fríos...

demás de los planetas de los Sueños y de las Pesadillas, en este mundo surgió otro planeta más: el planeta
de los Dioses. Surgidos también del mismo modo, los Dioses fueron el resultado de una fusión
descontrolada de sueños y pesadillas, que escaparon al control que ejercían tanto el Arcángel como el
Príncipe Demonio. Fueron acumulando más y más poder hasta conseguir crear su propio planeta, llamado Valhalla
por los Vikingos y Olimpo por Griegos y Romanos. Aunque tanto el Arcángel como el Príncipe Demonio hicieron
todo lo posible por tenerlos bajo su control, su independencia fue imposible de evitar, y los Dioses se convirtieron
en estables.
Los planetas de este mundo, lejos de ser infinitos, poseían fronteras, y aquél que las traspasara sin conocer el
emplazamiento de las Marcas Intermedias que los unía caería en el abismo. Los habitantes de este planeta, que se
bautizaron a sí mismos con el nombre de Dioses, se comunicaban con los seres humanos mediante los sueños. Las
sacerdotisas no eran más que sonámbulas dormidas poseídas por su dios, que hablaba por boca de ellas.

n buen día, Jesús, Ángel de Poder como otros, tan Hijo de Dios como los demás, decidió un bonito día
atravesar las Marcas Intermedias que separaban el Cielo de la Tierra (previa autorización por parte de Dios),
para reorganizar las comunicaciones divinas.

En contra de lo que dicen las Escrituras, María no dio a luz a Jesús (todo fue un
embarazo ficticio provocado por Gabriel, durante la misión con nombre clave
"Anunciación"), ya que los Ángeles no se encarnan en seres humanos, sino que el
propio Jesús adoptó forma humana (la de un bebé recién nacido) y sus Ángeles se
ocuparon del resto (simular el alumbramiento y todo el resto).

Y Jesucristo "nació" sobre el 7-6 antes de sí mismo. Jesús tuvo el destino que ya
sabía. Expuso tranquilamente su manera de ver las cosas. A pesar de todo, Jesús
tuvo que abandonar su cuerpo humano y regresar al Cielo, simulando su muerte
en la cruz en el 30 después de él. Como diría después: "No estuvo tan mal".

Ante la sorpresa de todos (excepto la suya propia) la "palabra de Cristo" se


expandió a millares y decenas de millares de personas. Y Dios se dijo que a partir
de ahora estaría con los cristianos, impresionado por el buen hacer de Jesús.

Ahora, Dios tenía un nuevo campo de pruebas. Pero para poder manipular a las
personas hacía falta intervenir más directamente...; y tal y como hizo Jesús, ¿por
qué no hacer lo mismo con los Ángeles, fijando unas reglas para ambos bandos?

Dios se frotó las manos ante las nuevas posibilidades. Pero había que hacer cambios...
Los Ángeles de Poder pasarían a llamarse Arcángeles (los fieles al Señor) y Príncipes Demonio (los que habían
sido arrastrados en la caída del Maligno). Serían los únicos con derecho a bajar a la Tierra con su forma original o
bajo el aspecto que más gustasen, para mejor mezclarse con la población.

Los Ángeles y Demonios comunes, por su parte, tendrían que pedir permiso a su superior para poder atravesar las
Marcas Intermedias y adoptar apariencia humana en la Tierra. Cualquiera que osara infringir estas normas sería
fulminado de inmediato.

El escenario de juego sería el primer mundo creado, Cosmos, donde las fuerzas de Dios y las leales a Lucifer
llegarían a través de las Marcas Intermedias que lo unen con el segundo mundo, el Cielo, y con el tercer mundo, el
Infierno.

Separando el Cosmos del Cielo y el Infierno, Dios diseñó una Marca Intermedia especial, el Purgatorio, para que
sirviese de antesala de acceso a estos dos mundos a las almas inmortales de aquellos seres humanos que hubiesen
muerto al servicio de uno u otro bando. Desde aquí, las almas serían conducidas a su destino, pues desde el
Purgatorio no hay posible vuelta atrás: la comunicación entre el Cosmos y el Cielo o el Infierno a través del
Purgatorio es de un sólo sentido.
Pero hacía falta que Lucifer aceptase el desafío.

Y Lucifer aceptó...

Arcángelde la Gran Verdad


Príncipe de los Hackers
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