LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
1CONTRATOS ASOCIATIVOS
Universidad Nacional de la Amazonia Peruana
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Derecho Comercial I
Manuel Alejandro Fuertes Dávila, Daniel Elías Ruiz Núñez, Blanca Almendra Trigozo
Parra y Piero Fernando Wong Zárate.
Iquitos
2021.
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
AGRADECIMIENTO:
No queremos nunca dejar de dar gracias a Dios por siempre estar presente en cada paso
que damos, pues su omnisciencia nos ilumina y nos brinda la fuerza necesaria para salir
adelante frente a cualquier adversidad.
Es muy grato poder extender nuestros agradecimientos a nuestros padres, aquellos que
son nuestro motor y motivo, ya que su amor nos acompaña siempre en cada meta
trazada, en cada escaño que seguimos escalando para lograr la superación.
Queremos también agradecer a su persona, excelentísimo Dr. Martín Tafur Boullosa, ya
que, a pesar de no poder estar en las aulas, deja sus enseñanzas y magistrales clases en
cada momento que se le requiera, siempre presto a absolvernos cualquier duda,
orientándonos siempre a seguir por el camino de la rectitud en la abogacía.
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN......................................................................................................................5
I. CAPÍTULO I: MARCO LEGISLATIVO........................................................................7
II. CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO............................................................................8
1. CONTRATOS ASOCIATIVOS........................................................................................8
i. Características..............................................................................................................10
2. LA ASOCIACIÓN EN PARTICIPACIÓN....................................................................11
2.1. Antecedentes de la Asociación en Participación.........................................................11
2.2. Denominaciones y tratamiento legislativo en el Derecho comparado...................13
2.2.1. La asociación en participación en el ordenamiento italiano..............................14
2.2.2. La asociación en participación en el ordenamiento español..............................14
2.2.3. La asociación en participación en el ordenamiento alemán..............................15
2.2.4. La asociación en participación en el ordenamiento peruano.............................16
2.3. Naturaleza jurídica...................................................................................................17
2.3.1. Sociedad momentánea......................................................................................17
2.3.2. Sociedad Oculta................................................................................................18
2.4. Definición..................................................................................................................25
2.5. Elementos del contrato.............................................................................................28
2.6. Características..........................................................................................................30
2.6.1. Carácter contractual........................................................................................30
2.6.2. No requiere mayor formalidad que la de constar por escrito........................30
2.6.3. Comunidad de fin.............................................................................................31
2.6.4. Ausencia de personalidad jurídica..................................................................31
2.6.5. Ausencia de formación de un patrimonio independiente...............................32
2.6.6. Existencia de un socio oculto, por recaer la gestión exclusivamente en el
asociante32
2.6.7. El asociado tiene derecho a la rendición de cuentas al final del contrato.....33
2.7. Diferencias entre la Sociedad y el Contrato de Asociación en Participación.......33
2.8. Extinción del Contrato de Asociación en Participación.........................................34
3. CONSORCIO...................................................................................................................34
3.1. Base legal:.................................................................................................................34
3.2. Definición de Consorcio:..........................................................................................35
3.3. Administración del Consorcio.................................................................................35
3.4. Objeto del Consorcio:...............................................................................................37
3.5. Relación con terceros y responsabilidad en el Consorcio......................................39
3.6. Criterio de Complementariedad..............................................................................41
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
3.7. Definición de Contrato de Consorcio:.....................................................................41
3.8. ¿Dónde está regulado el Contrato de Consorcio?..................................................41
3.9. Tratamiento legal en la normativa de Contrataciones...........................................41
3.10. El Consorcio en las Contrataciones con el Estado..............................................43
3.11. Sistemas de Participación:...................................................................................44
3.12. Derechos y Obligaciones.......................................................................................45
3.12.1. Asociado................................................................................................................45
3.12.2. Asociante...............................................................................................................45
3.13. Ventajas y desventajas del Contrato de Consorcio............................................46
3.14. Participantes dentro del Consorcio:....................................................................46
3.15. Impedimentos........................................................................................................46
3.16. Responsabilidad del Consorcio............................................................................47
3.17. Relación con terceros y responsabilidad en el Consorcio..................................47
3.18. Características......................................................................................................48
3.19. Factores que afectan al proceso de establecimiento de un Consorcio...............50
3.19.1. Participación de resultados en el Consorcio...................................................50
3.20. Extinción del Consorcio.......................................................................................52
III. CONCLUSIONES........................................................................................................53
IV. BIBLIOGRAFÍA..........................................................................................................54
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
INTRODUCCIÓN
El mundo está cambiando, y eso es un hecho. La globalización y los avances sociales
hacen que las personas tiendan a buscar oportunidades de éxito y mejora. Por ello, y
aprovechando expectativas de mejoras en el comercio actual, surge la idea de la
asociación en participación, las cuales son contratos de carácter asociativo en el cual las
partes se asocian manteniendo cada uno su propia identidad o personalidad jurídica para
realizar un negocio común con el objetivo último de obtener un beneficio económico.
Su importancia es la facilidad con la que propicia la conjugación de esfuerzos y recursos
para la realización de un fin lucrativo común, sin necesidad de garantizar a los
aportantes una remuneración o beneficio determinado, sino que éste dependerá de que el
o los negocios perseguidos culminen satisfactoriamente.
Asimismo, de acuerdo al artículo 438° de la Ley N° 26887 – Ley General de
Sociedades, se toca el tema de contratos asociativos, nuestro tema a desarrollar, como
aquel que “crea y regula relaciones de participación e integración en negocios o
empresas determinadas, en interés común de los intervinientes”. Se diferencia el tema
de aportes con contribuciones, la cual es distinta de los demás tipos de sociedad, puesto
que la contribución a la que está llamado a realizar cada asociado, no acarrea una
transferencia de propiedad, más bien, es una cesión temporal a un negocio específico
con la finalidad de la obtención de un beneficio económico común.
En esta monografía, se tocará los además el contrato de Consorcio, el cual lo regula el
artículo 445° de la misma ley, definiéndolo como un contrato asociativo en virtud de
dos o más personas que se asocian para participar en forma activa y directa en un
determinado negocio o empresa, con el propósito de obtener un beneficio económico,
pero manteniendo cada una su propia autonomía, correspondiéndole a cada miembro
realizar las actividades propias del consorcio que se le encargue y aquellas a las que se
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
ha comprometido, vinculándose individualmente con terceros en el desempeño de la
actividad asignada dentro del consorcio.
I. CAPÍTULO I: MARCO LEGISLATIVO
Antes de entrar a fondo en el tema, primero se debe mencionar aquellos antecedentes
que sirvieron como base para la actual regulación de este tipo de contrato, es decir,
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
como se encontraba regulado esta forma de contrato en la antigua Ley General de
Sociedades. Respecto de los contratos asociativos en la antigua Ley General de
Sociedades, posteriormente derogada en diciembre de 1997, sólo se había regulado el
contrato de asociación en participación, a pesar que la práctica comercial indicaba el uso
frecuente y difundido de los denominados contratos de joint venture o consorcios, los
que sin embargo se daban bajo la forma de contratos innominados; es decir, aquellos
contratos que no cuentan con una denominación prevista en la ley; como resultado de la
estrechez de la figura de la asociación en participación, en los casos que la existencia de
socios ocultos no era deseada o permitida; así por ejemplo, en la contratación con el
Estado, se exigía actuar directa y abiertamente, más aun estableciendo la
responsabilidad solidaria de todos los contratistas cuando éstos actuaban conjuntamente
(Estado Peruano, 1996).
A continuación, analizaremos las características de los contratos asociativos, en
particular, la asociación en participación y el consorcio; así como también las
diferencias existentes entre ambas figuras jurídicas, tal como han sido regulados en la
Ley General de Sociedades vigente. Sin embargo, antes es necesario indicar que a pesar
de la gran difusión de la figura del joint venture o consorcio, este tipo de contrato
asociativo no se había regulado anteriormente en ley alguna como consorcio o Joint
Venture (Estado Peruano, 1997). La razón de ello está dada porque algunos sostenían no
sin poco fundamento que su regulación no era necesaria ya que las partes le dotaban a
través del acuerdo de voluntades de contenido y que en todo caso el documento del
contrato determinaba las características, obligaciones y derecho de cada una de las
partes participantes en el consorcio. Sin embargo, por una cuestión de orden y
sistemática la Comisión Reformadora de la Ley General de Sociedades (en adelante,
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
LGS) optó por incluir en la ley actualmente vigente las figuras del consorcio y la
asociación en participación como contratos asociativos.
También es importante indicar que no han faltado opiniones en el sentido que a la figura
del consorcio o joint venture le correspondía una ubicación distinta al que ocupa
actualmente en la LGS, así por ejemplo en un código de comercio o en un código de la
empresa y no en la LGS.
La Comisión Reformadora de la LGS, por cuestiones de tradición jurídica, considerando
que la ley anterior había incluido en su articulado a la asociación en participación, y
además si bien ni el consorcio ni la asociación en participación constituyen una persona
jurídica distinta a los miembros que han decidido "cooperar o asociarse" para el negocio
común, estas figuras o mecanismos contractuales implican una "sociedad"
entendiéndose como una participación, cooperación o asociación comercial conjunta
para la explotación de un negocio común.
En cuyo caso, el contrato asociativo determina las reglas que van a regir la relación
entre las partes. Sin embargo, cabe precisar que, en el caso de los llamados
contratos asociativos, la participación o la asociación de las partes ya sea a través
de los joint venture o de la asociación en participación, implican una asociación
específica y determinada para un negocio común en concreto y no una relación
de socios dentro de una misma entidad legal.
II. CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO
1. CONTRATOS ASOCIATIVOS
Para Farina (Farina, Contratos Comerciales Modernos, 1997), los contratos asociativos
son contratos plurilaterales en sentido funcional y de colaboración.
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
En los contratos de colaboración existe una función de cooperación de una parte hacia
otra, o recíprocamente, para alcanzar el fin que ha determinado la celebración del
negocio, el mismo que puede ser una gestión a realizar, un resultado a obtener o una
utilidad a conseguir y repartir. Los contratos asociativos, por su parte, suponen un
interés de las partes en conseguir también una finalidad común, y esto es lo que los lleva
a vincularse jurídicamente a fin de satisfacer sus propios intereses particulares.
Hay formas de colaboración empresarial que no necesariamente se instrumentan con
contratos asociativos, no obstante, lo cual, el hecho de que tanto en los contratos de
colaboración como en los de asociación exista una finalidad común esencial para los
contratantes hace que afirmemos que dichas figuras se encuentran en relación de género
a especie.
Al respecto, Richard (Richard, 1990) diferenciando entre contratos plurilaterales
estructurales y contratos plurilaterales funcionales, señala que los segundos persiguen
un fin común, y de por sí son contratos de colaboración y organización, ofreciendo la
posibilidad que intervengan más de dos partes por lo que también se les denomina
contratos abiertos o con posibilidad de serlo.
Entonces, podemos decir que se considera contrato asociativo, aquel que crea y regula
relaciones de participación e integración en negocios o empresas determinadas, en
interés común de los intervinientes. El contrato asociativo no genera una persona
jurídica, debe constar por escrito y no está sujeto a inscripción en el Registro.
Los contratos asociativos han sido regulados en el Libro Quinto de la nueva LGS, y
dentro de ellos encontramos a la Asociación en Participación y el contrato de Consorcio.
Estos contratos son de uso muy frecuente, ya que las operaciones objeto del
contrato pueden ser de cualquier naturaleza, no necesariamente comerciales; pueden
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
tener por objeto obras de construcción, arrendamiento o agricultura, entre otras
actividades.
Como se aprecia se trata de un contrato de gran versatilidad, especialmente por cuanto
no requiere de mayores formalidades, pues es suficiente un contrato escrito, que no se
inscribe en los Registros Públicos y no adquiere personería jurídica alguna, como es en
el caso de las sociedades.
A estos contratos también se les conoce como contratos de colaboración, contratos
plurilaterales, contratos de organización, o contratos asociativos.
Para la ley peruana, el joint venture y la asociación en participación son contratos de
carácter asociativo en el cual las partes se asocian manteniendo cada uno su propia
identidad o personalidad jurídica para realizar un negocio común con el objetivo último
de obtener un beneficio económico.
i. Características
a) Es un contrato cuyo objetivo principal es crear y regular relaciones de
participación, integración o negocios.
b) El contrato no genera una persona jurídica.
c) Debe constar por escrito.
d) No está sujeto a inscripción en registros públicos.
e) Las partes están obligadas a efectuar las contribuciones en dinero, bienes o
servicios establecidas en el contrato.
f) En caso no se hubiera establecido el monto de las contribuciones, las partes
estarán obligadas a efectuar las que sean necesarias para la realización del
negocio o empresa y en proporción a su participación en las utilidades.
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
La ley actual establece dos formas de contratos asociativos, la asociación en
participación y el consorcio o joint venture utilizado referencialmente en la legislación
local pero no definido aún por ley alguna, salvo por la LGS vigente y que es materia de
esta exposición.
2. LA ASOCIACIÓN EN PARTICIPACIÓN
2.1. Antecedentes de la Asociación en Participación
Los antecedentes del contrato de asociación en participación se encuentran en el
contrato de comenda del derecho romano. Por medio de este contrato, el comendador
confiaba dinero o mercancías al comendatario para su utilización comercial en un viaje,
una vez concluido el viaje se repartían las pérdidas y las ganancias en la proporción
convenida.
Según Díaz Bravo (Díaz Bravo, 1994), el auge de este tipo de contrato en la alta edad
media parece haber sido involuntariamente propiciado por la prohibición del préstamo
con intereses.
Sin perjuicio del hecho de que la asociación de dos o más personas para compartir la
suerte de un negocio es tan antigua como el comercio mismo, es evidente que la figura
de la asociación en participación ha debido ir esbozándose a lo largo del tiempo para
llegar a ser el instituto con las características jurídicas que conocemos, y respecto de las
cuales -se podría decir que- ha existido consenso al momento de regular.
En lo que concierne a los antecedentes del contrato de asociación en participación, la
doctrina parece coincidir en que el origen de esta figura se halla en un instituto
denominado "commenda", que se desarrolló en la época medieval. Entre otros autores,
comparten esta posición se encuentran Broseta, Mantilla Molina, Garrigues y Miquel.
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
La commenda medieval constituía una forma de colaboración económica que
presuponía la entrega de aportes (en dinero o servicio) para participar en los beneficios
que se obtuvieran de una actividad o empresa, con una limitación del riesgo de pérdida
al valor del aporte. Como se puede observar, la commenda no solo ha ejercido
influencias como origen de la asociación en participación, sino que incluso es común
afirmar su fuerte influjo en la configuración de la sociedad en comandita.
De acuerdo a lo afirmado por Anaya, era común en la práctica comercial desarrollada en
Italia y en Alemania que se realizaran negocios en los que los intervinientes se
vincularan para una especulación accidental. En el caso italiano, tal operación se
realizaba bajo dos modalidades:
i) La commenda unilateral, que es aquella en la que existía un comerciante
capitalista que realizaba los aportes, mientras la otra parte solo se encargaba
de realizar la gestión del negocio; y
ii) La commenda bilateral, que es la commenda con aportes de ambos
partícipes, en la que se formaba una comunidad patrimonial accidental,
donde una sola de las partes realizaba actuaciones frente a los terceros.
Puede apreciarse que en cualquiera de las formas como los contratantes hubieran
instrumentado el objetivo que los convocó, la commenda no generaba un ente con
personalidad jurídica distinta de ellos. En esta figura era esencial la confianza entre los
participantes, más aún cuando constituye una nota distintiva de esta institución el hecho
de que solo una de las partes era la que realizaba los actos de gestión (precisamente
atendiendo a la ausencia de personalidad jurídica). Al respecto, Broseta precisa que eran
el mantenimiento secreto u oculto del contrato de commenda y las relaciones que ésta
generaba sus características distintivas. La primera de las características ha sido
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
adoptada por la asociación en participación, tema que abordaremos en extenso cuando
tratemos las características de esta figura.
De acuerdo a esto, la asociación en participación aparece como un instituto propio de la
tradición jurídica romano-germánica. Es de señalar que, en la tradición anglosajona,
paralelamente, se generó otra institución denominada partnership. Consideramos que
hacer a continuación una breve referencia a la partnershipes pertinente en la medida que
es necesario deslindar los orígenes de ambas figuras, pues por la forma como están
diseñadas y operan, las partnership constituyen también contratos asociativos.
Para Sergio Le Pera, la partnership designa la relación que existe entre dos o más
personas que realizan un negocio en común y la de éstos con terceros, sin que su
conformación importe el nacimiento de una persona jurídica. La partnership nació como
una forma de representación, pues cuando alguno de sus miembros (partners) realizaba
actos jurídicos, los terceros podrían asumir que los hacía en representación de todos, de
tal modo que ante un incumplimiento de la persona con la que se contrató, se
encontraban habilitados para dirigirse contra todos los conformantes de la partnership,
como si fueran responsables solidarios. La segunda característica esencial de la
partnership era la ausencia de limitación de su objeto, de tal modo que este tipo de
contratos podrían ser pactados para que las partes lleven a cabo proyectos comunes,
pero de manera general, sin definir con precisión su objeto.
2.2. Denominaciones y tratamiento legislativo en el Derecho comparado
Las denominaciones que ha recibido la figura han sido variadas, dependiendo de los
ordenamientos, aun cuando en general lo que finalmente se reguló fue coincidente en la
mayoría de ellos.
La Ley General de Sociedades actualmente vigente en el Perú y la Ley de Sociedades
anterior, el Código Civil italiano de 1942, así como la Ley General de Sociedades de
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
México de 1934 denominan al instituto de estudio "asociación en participación". Los
Códigos de Comercio de España y Colombia autores como Garrigues denominan a este
tipo de contrato como “cuentas de participación". En el ordenamiento jurídico argentino
y en el Código de Comercio francés esta institución es conocida como "sociedad
accidental o en participación". El ordenamiento alemán no solo no la denomina
"asociación en participación" sino que distingue entre "sociedad accidental" y "sociedad
en participación", regulándolas en cuerpos normativos diferentes.
2.2.1. La asociación en participación en el ordenamiento italiano
El Código Civil italiano (que es más que nada un cuerpo normativo de Derecho Privado
en general), dedica los artículos 2549 al 2554 al tratamiento de la figura de la asociación
en participación. De acuerdo a como está regulada la figura en dicho ordenamiento, el
asociado hace una contribución al asociante y éste promete darle participación en las
utilidades de su empresa en general o de uno o más negocios en particular, de tal forma
que la gestión del negocio siempre corresponde al asociante y a favor del asociado
puede pactarse un derecho de control o fiscalización sobre el desarrollo de la empresa.
En el ordenamiento italiano la principal diferencia con las sociedades estriba en el
hecho de que en éstas la contribución de las partes ingresa a un patrimonio
independiente -toda vez que los contratos de sociedad dan lugar al nacimiento de un
sujeto de derecho diferente-, mientras que en el caso de las asociaciones en
participación la aportación es a favor del asociante, y lo que se incrementa es el
patrimonio personal de éste, por cierto, no necesariamente a título de transferencia de
dominio.
2.2.2. La asociación en participación en el ordenamiento español
El Código de Comercio español dedica un título independiente al tratamiento de las
llamadas "cuentas en participación", sin hacer mención a su naturaleza contractual.
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
Llama la atención la forma en que está redactada la norma que define la figura, pues el
artículo 239 establece que "podrán los comerciantes interesarse los unos en las
operaciones de los otros, contribuyendo para ellas con la parte de capital que
convinieren, y haciéndose partícipes de sus resultados prósperos o adversos en la
proporción que determinen".
De la primera parte de la norma transcrita se puede apreciar que la intención del
legislador es dejar sentado que la motivación de las partes al contratar es el ánimo de
cooperación y, yendo más allá de lo que establecen otros ordenamientos, no solo declara
que el que realiza el aporte es el asociado, sino que en principio se dejaría entender que
al ser ambas partes las aportantes, el negocio les pertenece a ambas. No obstante, la
norma se ocupa de aclarar que las cuentas en participación no pueden dar lugar a la
adopción de una razón social común, pues el único crédito comercial que puede ser
utilizado en la operación del negocio es el del comerciante que tiene a cargo la gestión
del mismo. Es este último quien realiza a nombre propio las actuaciones y asume
individualmente la responsabilidad por las mismas. No se ocupa el legislador español,
en los cinco artículos que conforman el título, de hacer referencia alguna al régimen de
los aportes que realizan las partes, pero de hecho establece que necesariamente el
beneficio del partícipe no gestor será aleatorio, y dependerá exclusivamente de los
resultados que se produzcan, no pudiendo por ende establecerse una renta fija.
2.2.3. La asociación en participación en el ordenamiento alemán
Caso particular es el del ordenamiento-alemán, que en el Código Civil - (BGB} regula
el tema de los contratos, entre los cuales se ocupa del contrato de sociedad (que no
necesariamente dará lugar a una persona jurídica, pues este último tema es regulado en
otro libro del mismo nombre), y en el Código de Comercio regula tipos especiales de
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
sociedades, entre las cuales encontramos a las sociedades colectivas, en comandita y la
sociedad en participación.
Así, mientras a las sociedades accidentales se les aplican las normas contenidas en el
BGB, las sociedades en participación se rigen por las normas contenidas en el Código
de Comercio. La diferencia entre una y otra figura tiene que ver con la determinación o
no del negocio para el cual cada una se constituye, puesto que mientras las sociedades
accidentales -como su nombre lo indica- son constituidas para uno o más negocios
específicos y aislados, en las sociedades en participación la entrega de fondos es
destinada a la realización del comercio, empresa o explotación, en general. Al igual que
en el Derecho italiano, la gestión corresponde exclusivamente al titular de la empresa,
que es el único que adquiere derechos y contrae obligaciones con terceros para efectos
del negocio.
2.2.4. La asociación en participación en el ordenamiento peruano
En el caso peruano, la anterior Ley General de Sociedades, aprobada por Decreto
Supremo N° 003-85-JUS del 13 de mayo de 1985, introdujo en un único Título de la
Sección Sexta solo la figura de la asociación en participación, dedicándole nueve
artículos, del 398 al 406 inclusive. La forma como se ha regulado este instituto en la
anterior ley y en la actual es prácticamente la misma. Una diferencia puede ser que en la
anterior ley no se mencionaba expresamente la naturaleza contractual de la asociación
en participación, no obstante, lo cual se utiliza la expresión "convenir", para hacer
referencia al acuerdo entre asociante y asociado, con lo cual para la ley anterior se
trataba también de un acuerdo de partes. El objeto de este contrato en ambas
regulaciones es el mismo: la aportación de bienes y servicios por parte del asociado a
fin de participar en los resultados de uno o varios negocios del asociante, sin que este
acuerdo deba tener mayor formalidad que la de constar por escrito. El asociante es
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
entonces el único titular del negocio, y es quien tiene la gestión del mismo, pero
establece la posibilidad de que se le otorgue en el contrato al asociado facultades de
controlo fiscalización (entiéndase que solo en relación con los negocios a los cuales el
asociado ha destinado su aporte), que no son las mismas que el derecho legal a
rendición de cuentas.
Como adelantamos, la mayor diferencia entre una ley y otra se encuentra en el hecho de
que la nueva Ley de Sociedades regula no solo el contrato de asociación en
participación, sino también el contrato de consorcio, bajo un título correspondiente a los
llamados contratos asociativos. Es respecto del contrato de consorcio que la ley. actual
realiza una innovación, atendiendo al hecho de que la finalidad común del negocio no
solo podría manifestarse a través de una operación en la cual uno solo de los
participantes es el que gestiona y es el dueño del negocio. Los caracteres esenciales de
la Asociación en Participación hacen que la figura contractual no sea adecuada para el
caso en que el interés de los contratantes sea el de participar de manera activa en un
negocio conjunto, aun cuando mantengan su propia autonomía. Lo que ocurre es que las
partes pueden estar interesadas precisamente en que todas ellas sean conocidas como
intervinientes activos de un negocio, como por ejemplo, cuando las condiciones y
habilidades de las partes pueden determinar la contratación con ellas como una unidad,
sin que sean precisamente una persona jurídica (el caso de las licitaciones públicas es un
ejemplo perfecto de esto).
2.3. Naturaleza jurídica
Diversas son las explicaciones que dan los especialistas en la materia sobre la naturaleza
jurídica del contrato de asociación en participación, pero dos son las mas discutidas por
la doctrina. La primera considera que se trata de una asociación momentánea y la
segunda que se trata de una sociedad oculta.
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
2.3.1. Sociedad momentánea
Según esta corriente, las partes celebran un contrato para construir la
sociedad con la finalidad de realizar determinados actos jurídicos; una vez
que dicha actividad es realizada, la sociedad desaparece.
2.3.2. Sociedad Oculta
Esta corriente considera que la asociación en participación es un contrato por
medio del cual se constituye una sociedad que no se exterioriza como tal
frente a terceros.
Sobre la naturaleza jurídica de la asociación en participación, la doctrina es unánime al
afirmar su carácter contractual, pues es evidente que este tipo de negocio nace de un
acuerdo de las partes con el propósito de hacer concurrir sus atribuciones patrimoniales
hacia "un fin común". Ahora bien, sobre la clase de contrato que da origen a las
asociaciones en participación, existe una disquisición teórica en cuanto a si ubicarlos en
una categoría cercana al tipo de actos jurídicos plurilaterales que dan origen a las
sociedades, o si clasificarlos como negocios con prestaciones recíprocas.
A fin de explicar la naturaleza jurídica del acto constitutivo de la sociedad (que tiene
como carácter distintivo el generar una persona jurídica distinta), Ascarelli sostiene que
el negocio por el cual se genera una sociedad es un contrato plurilateral, que se
distingue por la existencia de dos o más partes que manifiestan su voluntad para unirse
en un negocio común, de modo tal que se cree un sujeto de derechos distinto.
Así, las partes de ese contrato plurilateral poseen: i) intereses contrapuestos y ii)
comunidad de fin, posición que es compartida por Broseta, quien señala que aquélla
constituye incluso una nueva categoría contractual. Es evidente que los sujetos
concretos que intervienen en un contrato de sociedad, además del interés en el objeto
social, tienen también un interés individual relevante, constituido por los beneficios que
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
esperan obtener de la repartición de las utilidades que genere la actividad de la sociedad.
En el caso de las sociedades, el fin social tiene mayor relevancia que la finalidad
individual perseguida con la celebración del contrato constitutivo de sociedad, pues el
fin institucional asignado a la persona jurídica que constituye la sociedad, trasciende
incluso a los sujetos concretos que manifestaron voluntad para la creación de la
sociedad.
La otra posición deja de lado el carácter social propio del negocio de la asociación en
participación para afirmar que, aunque existe -en efecto- una finalidad social análoga a
la de los actos constitutivos de sociedades, este elemento teleológico institucional
(finalidad social) no subsume ni se superpone a la importancia de la finalidad
individual. De acuerdo a ello, algunos autores afirman la naturaleza sinalagmática del
contrato de asociación en participación. Nos explicamos. De acuerdo a la doctrina
civilista más autorizada, existe sinalagma cuando se verifica un nexo de reciprocidad
entre las promesas realizadas por las partes de un contrato, lo que significa que la
prestación a la que se compromete una de las partes es causa de la prestación a la que se
compromete la otra, sin que ello necesariamente importe un desplazamiento
patrimonial. De acuerdo a ello, se dice que las asociaciones en participación constituyen
contratos sinalagmáticos donde el interés individual en la obtención de beneficios tiene
una mayor relevancia que el propio interés social.
Brunetti señala que la asociación en participación es un contrato de intercambio en la
medida que los intereses del asociante y del asociado son disímiles y recíprocos: las
prestaciones de ambas partes se producen, respectivamente, como consecuencia de la
otra. Cárdenas y Olcese piensan que la asociación en participación pertenece a la
categoría de los contratos de intercambio: "A través del contrato de participación, el
partícipe se obliga a entregar dinero o a transferir la propiedad, el uso o el usufructo de
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
determinados bienes a favor de la otra parte, conformada por los administradores,
quienes a su vez se obligan a realizar y dirigir las actividades para las cuales se contrató,
cuidando de utilizar los bienes recibidos del partícipe, en la forma más eficaz posible.
De lo expuesto puede advertirse que existe una recíproca conexión entre las
prestaciones de ambas partes, pues por un lado las prestaciones de los partícipes
servirán a los administradores para llevar a cabo adecuadamente el negocio materia del
contrato y, de otro lado, la gestión de los administradores servirá para que éstos den un
uso apropiado y rentable a los bienes o dinero entregados por los partícipes". Este
mismo criterio es seguido por Messineo, quien califica a la asociación en participación
desde el punto de vista estructural como un contrato con prestaciones recíprocas,
oneroso, consensual y no formal, que se destaca más por los caracteres diferenciales
respecto de la sociedad, que por sus afinidades con ella.
En el caso de los contratos constitutivos de sociedad este carácter sinalagmático es
impredicable, pues como afirman Una Bigliazzi y otros: "La categoría de los contratos a
título oneroso no coincide con la de los contratos con prestaciones correlativas. Hay
contratos a título oneroso (por ejemplo, el contrato -sociedad- por el cual las partes
aportan bienes y servicios en común) en que las prestaciones no se colocan la una como
fundamento de la otra, no están coligadas recíprocamente según un nexo de
correlatividad, sino que más bien convergen hacia un fin común".
Mantilla Molina afirma que "la asociación en participación queda comprendida dentro
del concepto general de sociedad, si bien claro es, con características que la diferencian
de las demás sociedades strictu sensu". Llega a esta conclusión pues en la asociación en
participación se encuentra la existencia del fin común, que es un carácter esencial de las
sociedades, la necesidad de hacer aportaciones para su realización e igualmente la
vocación a las ganancias y a las pérdidas. Para el referido autor no tiene mayor
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
importancia que la ley prive del efecto de la creación de personalidad jurídica a este tipo
de contratos pues -a su entender- la personería jurídica es un carácter secundario, al
extremo que la sociedad romana existía sin personalidad jurídica, y en el caso del
sistema anglosajón la partnership tampoco da origen a un nuevo sujeto de derechos.
Broseta es de la opinión que "las cuentas en participación no constituyen un contrato de
sociedad irregular [...]. Ni tampoco un contrato de naturaleza asociativa, porque si bien
entre ellas existe una comunidad de fin entre gestor y partícipe (obtener y repartir
beneficios o soportar las pérdidas), carecen de dos requisitos esenciales a las figuras
asociativas: un patrimonio común y una organización colectiva que, como tal, e
integrada por derechos y obligaciones de base colectiva se manifieste externamente a
terceros.
Entendemos por ello que esta figura contractual constituye un contrato de colaboración
o de cooperación económica entre el gestor y los partícipes, ligados ambos por una
comunidad de fin y de intereses, lo que la aproxima a la sociedad sin que pueda
identificarse con ella. Ahora bien, si se niega la naturaleza de contrato asociativo es
porque utiliza el término en su sentido estricto, esto es, para Broseta contrato asociativo
equivale a contrato de sociedad.
Por otra parte, hay quienes llegan a señalar que las asociaciones en participación "por
sus especiales características, están a medio camino entre una sociedad y un contrato de
colaboración", puesto que pese a que las asociaciones en participación no dan lugar a
una persona jurídica distinta ni a un patrimonio independiente, pueden llegar a calzar en
un concepto amplio de sociedad en el cual, frente a los contratos conmutativos, la
finalidad del contrato no se agota en un simple intercambio de prestaciones sino más
bien está orientada a la consecución de una finalidad común a todos los intervinientes.
21
LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
A entender de Díaz Bravo el factor decisivo de la importancia de la asociación en
participación es la facilidad con la que propicia la conjugación de esfuerzos y recursos
para la realización de un fin lucrativo común, sin necesidad de garantizar a los
aportantes una remuneración o beneficio determinado, sino que éste dependerá de que el
o los negocios perseguidos culminen satisfactoriamente. En esta medida, no existen
compromisos de rendimiento o de reembolso, sino que los partícipes se sujetan al álea
de que el negocio para el cual se verificó el aporte efectivamente llegue a importar
beneficios. La aleatoriedad del resultado que obtendrá el asociado de su intervención, es
un elemento que hace también asemejar la asociación en participación a los contratos
constitutivos de sociedad.
Toda vez que el beneficio de afrontar entre varios un riesgo demasiado grande
constituye una razón que llevaría a la contratación asociativa, consideramos que el fin
común siempre subyace al contrato, lo que no obsta al hecho de que lo más relevante es
la finalidad individual que se persigue con la celebración del contrato.
El sustento de tal afirmación radica en que todos los contratantes, ya sean asociantes o
asociados, desean que el o los negocios para los cuales se celebró la asociación en
participación, se realicen bien, pues de ello dependerán sus rendimientos en el negocio.
No existe, por ende, una total y absoluta desvinculación entre los contratantes -aun
cuando la gestión recaiga solo en aquellos que tengan la condición de asociantes-
(máxime si es posible pactar a favor de los asociados un derecho de fiscalización, sin
perjuicio de la rendición de cuentas establecida legalmente).
Para Garrigues el estímulo asociativo consiste en la conjugación de los intereses
contrapuestos: "El de obtener un aumento patrimonial sin los inconvenientes que tiene
el préstamo para quien necesita dinero, obligación de pagar un interés fijo y de restituir
íntegramente el capital recibido. Este deseo armoniza con el contrario del otro
22
LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
contratante, el de participar en las ganancias de una empresa mercantil sin verse
obligado a intervenir en su gestión ni arriesgar mayor capital que el aportado". Hemos
de resaltar que el citado autor no plantea el tema en términos de intercambio, es decir,
de una situación basada en la persecución de intereses necesariamente contrapuestos de
los partícipes, sino que muy por el contrario, desarrolla una idea de armonización de
intereses, que acerca a este tipo de contrato más a los objetivos propios del contrato
sociedad.
Pero la conjugación de los esfuerzos no sería posible sin la necesaria afectación
patrimonial. Sobre este tema, resulta cuestionable la posición de cierta parte de la
doctrina en relación a que existiría algún tipo de limitación para que las aportaciones no
se lleguen a efectuar a título de transferencia de dominio, razón justificante para que en
nuestra ley se haya denominado al desplazamiento patrimonial del asociado al asociante
"contribución". Si esa es la razón por la cual la norma se refiere a contribución y no a
aporte, y aun cuando el tema sea harto discutible, diremos que no encontramos a tal
distinción ninguna utilidad en tanto no existe razón para limitar el interés de las partes
en que la entrega del aporte sea a través de la transferencia de propiedad, más aún
cuando las motivaciones comerciales pueden ser de distinta índole y sería posible, en
todo caso, pactar en el contrato asociativo una cláusula resolutoria que determine el
momento de la reversión de la propiedad, por ejemplo, estableciéndose que ésta se
producirá ante el hecho de la disolución de la asociación en participación.
La palabra "contribución" evocaría la idea de entrega a título de liberalidad, la misma
que por naturaleza no es obligatoria y se produce a cambio de nada. No ocurre esto en
los contratos asociativos, puesto que por el solo hecho de la celebración del contrato se
producen efectos para las partes en cuanto a la obligatoriedad de la entrega de aquello
que se comprometieron a aportar. En los contratos asociativos en general, esta
23
LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
obligación tiene como contrapartida la expectativa de las partes de llegar a percibir
finalmente un beneficio económico, consistente en el reparto de las utilidades que
resulten del negocio para el cual se asociaron, fin individual que justamente los lleva a
contratar, y que coexiste con una finalidad colectiva que es la que caracteriza y define a
este tipo de negocios.
Es necesario resaltar sobre este punto que un incentivo para que los terceros –que no
forman parte del contrato asociativo- instauren relaciones jurídicas es precisamente el
conocimiento de que la contraparte (exclusivamente el asociante) es titular de un
derecho de propiedad, que bien pudo haber sido transferido como consecuencia del
contrato asociativo. Un argumento en contra de esta posición es aquel que sostiene que
la transferencia a título de propiedad no haría más que poner en riesgo la suerte de
limitación de responsabilidad que implicaría para el asociado entrar en el negocio sin
mostrarse a los terceros contratantes como parte del mismo. No olvidemos que este
fenómeno de colaboración se instrumenta de una forma particular: mientras en la
sociedad cada socio participa directamente y en igualdad de condiciones en el ejercicio
de la empresa, en la asociación en participación, el elemento de "participación" varía
sustancialmente.
El argumento resulta erróneo, pues si bien las aportaciones realizadas a través de
transferencias de dominio podrían dar pie a develar de alguna forma la existencia de una
asociación en participación, ello ni para los asociados ni para los terceros contratantes
tendría mayor relevancia. En el caso de los primeros, el riesgo del negocio se sujetará
siempre (y aun conociéndose de su intervención) al aporte; y para los segundos, el
conocer que existen asociados en nada varía el régimen de responsabilidad, según el
cual ante ellos siempre responderán solo los asociantes.
24
LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
El hecho que los asociados participen en el riesgo del resultado del negocio, pero no así
en la gestión del mismo ha determinado que en más de una oportunidad se haya tendido
a comparar los efectos de este negocio para los asociados con aquellos que se derivan de
la sociedad en comandita, respecto de los socios comanditarios. La principal
característica de las sociedades en comandita es la distinción de la responsabilidad que
asumen las dos clases de socios que pueden existir: el socio colectivo y el socio
comanditario. De conformidad con el artículo 278 de la Ley General de Sociedades,
mientras el socio colectivo responde solidaria e ilimitadamente por las obligaciones
sociales, los socios comanditarios responden solo hasta por la parte del capital que se
hayan comprometido a aportar, y -en principio- no participan en la administración.
Parece ser que las características comunes de las condiciones de socio comanditario y
asociado en una asociación en participación justificarían la comparación que se realiza
entre ambas figuras. Sin embargo, somos de la opinión que tal comparación no puede
llegar a realizarse satisfactoriamente debido a que la situación en uno y en otro caso es
cualitativamente distinta. Mientras el socio comanditario es parte del ente-sociedad, el
asociado que celebró un contrato de asociación en participación no lo es. Messineo
expresa la diferencia desde el punto de vista económico de la siguiente forma: "Uno y
otro [socio comanditario y asociado] realizan la función de proporcionar capitales (en
sentido amplio}; pero el financiador-asociado recibe, como compensación el derecho de
crédito a las utilidades, sobre un negocio que no le pertenece; el comanditario es
directamente cointeresado en el negocio, como componente de la sociedad.
Por ello es que se diferencia la naturaleza de los derechos a las utilidades a favor de los
asociados (en el caso de la asociación en participación) de los derechos a las utilidades a
favor de los socios (en el caso de las sociedades en general y de la sociedad en
comandita en particular). En efecto, las utilidades de la sociedad son directamente
25
LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
percibidas por ella (Messineo llama a esto "pertenencia común'), y los socios tienen
derecho a las utilidades contra la sociedad, en proporción a su participación en el
capital. En cambio, en la asociación en participación, la participación se concreta en el
derecho a las utilidades entendido como un derecho de crédito frente al asociante, pues
es este último quien percibe las utilidades y existe el correspondiente derecho personal
del asociado a obtener del asociante la parte convenida.
2.4. Definición
Este tipo de contrato se encuentra regulado en nuestra Ley General de Sociedades,
específicamente en los artículos 440 al 443.
En palabras de LAROZA se afirma que “(...) Los contratos de asociación en
participación y de consorcio son clasificados por la Ley en el rubro de contratos
asociativos, son aquellos en que la colaboración empresarial se expresa con una
característica especial: la existencia de una finalidad común, que es primordial para
todos los contratantes” (Laroza, 2000).
Del mismo modo, mediante Casación N° 3204-2001-LIMA se señaló que “la asociación
en participación es un contrato asociativo (…), no contando con personalidad jurídica,
razón o denominación social, obrando el asociante en nombre propio, razón por la que
no existe relación jurídica entre los terceros y asociados (…)”.
A partir de lo señalado, dejamos por sentado que el Contrato de Asociación en
Participación pertenece al grupo de contratos asociativos; en ese sentido, será
importante tener ello presente a lo largo del desarrollo del presente trabajo. Ahora bien,
lo que se busca en este tipo de contratos es la participación de una persona (denominada
Asociado) en el resultado de uno o varios negocios de otra (denominada Asociante), que
le permite esta participación a cambio de una determinada contribución. Al asociante le
corresponde de forma exclusiva la gestión de los negocios; mientras que el Asociado
26
LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
participa en el resultado (utilidades o pérdidas), sin responder o tener vinculación
alguna con terceros (Durán, 2006).
Como se señaló anteriormente, es importante indicar que a diferencia del joint Venture,
la asociación en participación ya tenía una regulación propia en nuestro ordenamiento
legal, por lo que su tratamiento en la LGS resulta mas sencillo, pues parte de ya de una
experiencia concreta en nuestra realidad.
Ante todo, cabe distinguir entre las diversas figuras en las que se presenta el elemento
participación, al respecto resulta didáctica a la clasificación realizada por Farina
(Farinas, 1997):
a) Negocios en participación,
b) Asociación en participación (Garriguez, 1987),
c) Sociedad en participación.
A los efectos, los dos primeros casos constituyen contratos bilaterales a los que no
puede atribuírseles la naturaleza jurídica de la sociedad, y a su vez los dos primeros se
diferencian en que los negocios parciarios o de participación, admiten la participación
en los beneficios de una empresa a la que, por ejemplo, aportan su trabajo o un
determinado aporte. En cambio, como desarrollará más adelante, la asociación en
participación para la ley peruana es un contrato asociativo; pues no sólo se establecerá
una participación en las utilidades, sino que el acento se encuentra en su carácter de
colaboración (Francesco).
La asociación en participación es considerada por algunos, una sociedad momentánea,
es decir, constituida para la celebración de un sólo acto jurídico o de un número
determinado de actos jurídicos, realizados los cuales desaparece la asociación que a
tales efectos se había constituido o desaparece la "sociedad" oculta establecida para la
27
LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
realización de un número determinado de actos comerciales pero que no se revela como
sociedad frente a terceros, permaneciendo como un simple pacto válido entre los socios,
inoponible frente a terceros quienes se supone no lo conocen.
Todavía hay quienes consideran a la asociación en participación como una clase
particular de sociedades, sin embargo, para la mayoría de los tratadistas se trata de un
contrato afín a la sociedad mercantil que tiene distinciones esenciales respecto de ella.
Una diferencia importante de la asociación en participación con relación a la
constitución de una sociedad es la facilidad y simpleza con la que se puede conjugar
esfuerzos y recursos para la realización de un fin común, sin necesidad de cumplir
demasiados formalismos y exigencias legales obligatorias.
Para Díaz Bravo (Graf, 1983), es acertada la opinión de la mayoría de los tratadistas que
se inclinan por el carácter no societario y puramente contractual de la asociación en
participación, ya que si bien es cierto existen en la asociación en participación ciertos
caracteres operativos esenciales de las sociedades cuales podrían ser el fin común, las
aportaciones y la vocación a los resultados aleatorios; en cambio, carece de los rasgos
corporativos y formales propios de las sociedades, así por ejemplo, no hay voluntad en
el asociante y el asociado de constituir una corporación o sociedad ajena a ellos, lo que
supone la negativa a conformar un nuevo patrimonio con las aportaciones, no habrá
tampoco obviamente un capital social ni divisiones del mismo atribuibles a cada uno de
ellos en forma de acciones o participaciones, no existirán órganos deliberantes ni de
vigilancia y por último y principalmente, no se constituirá una nueva persona jurídica,
pues además no tiene razón ni denominación social, ni requiere su inscripción en los
registros públicos para su existencia.
28
LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
El artículo 440 de la ley define a la asociación en participación como aquel contrato por
el cual una persona denominada asociante concede a otra u otras personas denominadas
asociados, una participación en el resultado o en las utilidades de uno o de varios
negocios o empresas del asociante, a cambio de determinada contribución.
2.5. Elementos del contrato
Partes
Asociante
La persona que aporta bienes o capital en busca de un rendimiento
económico.
Derechos y obligaciones del asociante
Disponer del aporte del asociado en la forma convenida.
Dirigir el negocio objeto del contrato.
Hacer la liquidación de beneficios en su oportunidad.
Percibir las ganancias en la forma convenida.
Cargar las pérdidas según lo pactado.
a) Asociado
La persona que recibe la aportación y la destina al objeto pactado.
Derechos y obligaciones del asociado
Efectuar la aportación convenida.
Exigir la ejecución de las operaciones pactadas.
No inmiscuirse en la gestión del negocio.
Percibir las ganancias y retirar el capital al cumplimiento del contrato. e. En caso
de pérdidas, soportar la parte que le corresponde.
Objeto
29
LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
Debemos tener presente que el Contrato de Asociación en Participación busca
integrar a varias partes, a fin de lograr un negocio; por ello, el Asociado
participará en el resultado del negocio del Asociante, a propósito de la
participación, a cambio de una contribución.
Fin o motivo
El fin de este contrato es facilitar la obtención de un crédito para que la
realización de una actividad económica que produzca ganancias.
i. Forma
Debe constar por escrito, aunque no está sujeto a inscripción en registros
públicos.
2.6. Características
De acuerdo al artículo 441 de la LGS es un contrato en virtud del cual el asociante
concede u otras personas, denominadas asociantes, una participación en el resultado o
en las utilidades de uno o varios negocios a cambio de una determinada contribución.
En tal sentido cabe señalar que:
2.6.1. Carácter contractual
Tal y como adelantamos, la anterior Ley General de Sociedades no establecía
expresamente el carácter contractual de la asociación en participación, lo que no ocurre
en el caso de la regulación actualmente vigente, pues la Ley N° 26887 da cuenta de la
naturaleza contractual en su artículo 440.
El objeto de este contrato es acordar la realización de uno o varios negocios en común,
no obstante, lo cual existen ciertas condiciones especiales que diferencian este tipo
contractual de otros contratos asociativos.
30
LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
2.6.2. No requiere mayor formalidad que la de constar por escrito
Este contrato no está sujeto a la inscripción en los Registros Públicos y solo requiere
que conste por escrito. Esto es así porque aun cuando exista, como veremos en el
siguiente punto, una comunidad de fines entre los intervinientes, la asociación en
participación no genera una personalidad jurídica distinta y no tiene mayor relevancia
para los terceros saber de su existencia ni de la manera como se encuentran organizadas
las relaciones internamente.
2.6.3. Comunidad de fin
Esta característica la hace en el fondo compartir con la sociedad el hecho de que las
partes se proponen obtener un fin lucrativo común consistente en el reparto de
ganancias resultantes de aquel o aquellos negocios para los cuales el asociado realizó el
aporte. Podría sostenerse -como se ha hecho- que esta característica de la existencia de
un fin común se contrapone a la situación de que es el asociante el dueño del negocio,
mientras el asociado solo realizaría una actividad especulativa.
Desde un punto de vista económico es innegable que quienes participan en un negocio -
ya sea a través de una sociedad o por medio de un contrato asociativo tienen un único
interés frente a los terceros, el interés en que el despliegue de la actividad sea el medio
para la consecución de beneficios, que finalmente revertirán en beneficio de todos.
2.6.4. Ausencia de personalidad jurídica
La asociación en participación carece de personalidad jurídica, carácter que se deriva de
la naturaleza contractual ya comentada. La personalidad jurídica es una ficción del
Derecho por el cual éste entiende la existencia de una única subjetividad jurídica en una
organización humana, constituyéndose un centro de imputación de derechos y
obligaciones allí donde existe una pluralidad de sujetos individuales organizados y que
pretenden unir sus esfuerzos para la realización de un fin común. Pero es el
31
LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
ordenamiento el que otorga este efecto ante determinados supuestos, y no la simple
voluntad de las partes.
En este punto, parece interesante citar lo afirmado por Anaya en relación a que "la
doctrina sostiene que la naturaleza societaria de la cuenta en participación adopta, para
superar el escollo de la falta de personalidad jurídica, una de las dos siguientes
posiciones: o niega relevancia a la personalidad, o sostiene que se trata de una sociedad
interna". A nuestro juicio, la sociedad se define por su carácter de persona jurídica, es
consustancial a ella, y no podría entenderse la existencia de una sociedad allí donde el
ordenamiento no reconoce una personería jurídica. En cuanto a la categoría "sociedad
interna", ésta se origina de una suerte de distinción entre sociedad-contrato y sociedad-
persona, a través de la cual la sociedad es contrato en su faz interna y persona en su faz
externa, siendo en la faz interna donde se presentan los elementos característicos de la
sociedad.
Esto, que puede parecer un caos, no es otra cosa que el argumento forzado de aquellos
quienes quieren sostener a toda costa la naturaleza societaria del contrato de asociación
en participación y que no terminan más que confundiendo las cosas.
2.6.5. Ausencia de formación de un patrimonio independiente
Tan cierto es que no existe una persona jurídica distinta que, al momento de asumir
responsabilidades, las asumirá exclusivamente el que haya celebrado el negocio, aun
cuando se hubiere realizado a favor del mismo. Responderá con su patrimonio
individual pues en la medida que no existe un centro de imputación jurídica
independiente, no existe una distinción patrimonial. Incluso, es de señalar que las
aportaciones realizadas pasan a formar parte del patrimonio del asociante. En este punto
debemos comentar que no encontramos ninguna justificación para que se afirme que no
sería posible que el aporte se efectúe a título de transferencia de propiedad, así como
32
LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
mediante un contrato de uso, usufructo o comodato. Lo esencial es que el
desplazamiento patrimonial tenga como beneficiario al asociante, cosa que se justifica
en la medida que es él quien realizará la gestión del mismo.
2.6.6. Existencia de un socio oculto, por recaer la gestión
exclusivamente en el asociante
Este carácter se produce porque aun cuando la aportación de bienes o servicios para el
ejercicio en común de una actividad económica se realiza tanto por el asociante como
por el asociado, la conjunción de esfuerzos nunca se manifiesta frente a terceros (nota
que hace clara la diferencia entre la asociación en participación y el contrato de
consorcio). Esto es así debido a que la ley establece que la gestión recae exclusivamente
en el asociante, quien además es el titular del negocio, mientras el asociado nunca va a
poder realizar actos de gestión directa aun cuando tenga un interés común y permanente
en el negocio.
Por ello es que la Ley dispone en el artículo 441 que los terceros no adquieren derechos
ni asumen obligaciones frente a los asociados ni éstos frente a aquéllos, el asociante
actúa en nombre propio y las relaciones jurídicas se generan solo entre él y los terceros.
2.6.7. El asociado tiene derecho a la rendición de cuentas al final del
contrato
En la medida que el asociado no interviene en la gestión, obviamente la ley debía
conferirle algún mecanismo que le permita defender sus intereses, y por ello se prevé en
el artículo 441 de la Ley General de Sociedades que los asociados tienen derecho a la
rendición de cuentas al término del negocio realizado. Sin perjuicio de ello, el mismo
artículo deja abierta la posibilidad de que las partes adopten mecanismos particulares de
fiscalización o control, los mismos que –al igual que el derecho de rendición de cuentas-
forman parte de las relaciones internas propias del contrato.
33
LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
2.7. Diferencias entre la Sociedad y el Contrato de Asociación en
Participación
Como se ha venido diciendo a lo largo del trabajo, al hablar de los antecedentes del
Contrato de Asociación en Participación, éste es una forma de tránsito entre la sociedad,
que constituye una persona jurídica, y la relación puramente contractual. Por ello, una
de las características del contrato materia de investigación, es que no constituye el
nacimiento de una nueva persona jurídica. Pero, ¿en qué se diferencia de una sociedad
constituida como persona jurídica?
En el Contrato de Asociación en Participación falta el ius fraternitatis, peculiar
en la sociedad. Pues entre los empresarios partícipes no existe verdadera
colaboración personal en una actividad económica común. Se participa en un
resultado económico de un negocio o empresa, pero no se colabora
personalmente en un quehacer común. Es el Asociante quien hace y dirige las
operaciones “en su nombre y bajo su responsabilidad”.
La colaboración económica o contribución del Asociado, no da lugar a la
formación de un fondo patrimonial común ni a la atribución de la personalidad
jurídica. Lo contribuido por el asociado pasa al dominio del gestor o asociante,
sin perjuicio de que aquél pueda conservar contra éste un derecho de crédito.
2.8. Extinción del Contrato de Asociación en Participación
Aun cuando en la Ley General de Sociedades no se haya establecido expresamente las
causas de la extinción, a decir de Rodrigo Uría (Uría, 1995), podemos considerar las
siguientes:
1. El mutuo acuerdo de las partes.
2. Por Rescisión o Resolución, según sea por causal existente al momento de
celebrarlo o sobreviniente a su celebración, respectivamente. Conforme lo
establecen los artículos 1370 y 1371 del Código Civil.
34
LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
3. El transcurso del tiempo de duración fijado en el contrato.
4. El término de la operación o empresa para cuyo fin se firmó el contrato.
5. La muerte o incapacidad del socio gestor, de no existir pacto de continuar el
contrato con sus herederos. Esto incluye la declaratoria de insolvencia y
extinción de la empresa asociante, en el caso de personas jurídicas.
3. CONSORCIO
1.1. Base legal:
Ley de Contrataciones del Estado, D. Leg. Nº 1017.
Reglamento de la Ley de Contrataciones del Estado D.S. Nº 184- 2008-EF.
Directiva Nº 016-2012-OSCE/CD
1.2. Definición de Consorcio:
El consorcio es un contrato asociativo por medio del cual dos o más personas se asocian
para participar en forma activa y directa en un determinado negocio.
Según el Corpus Juris Secundum -compilación de jurisprudencia norteamericana- el
joint venture es una creación jurisprudencial norteamericana que suele ser descrita como
una asociación de personas que buscan llevar a cabo con fines de lucro una empresa
comercial individual(1O). El CJS agrega que en numerosos casos se ha acogido o bien
la definición de "combinación especial de dos o más personas que conjuntamente
buscan obtener una utilidad en una empresa específica, sin actuar bajo la designación de
partner ship o corporation", o bien la de "asociación de personas que buscan llevar a
cabo una empresa comercial individual con fines de lucro, para lo cual combinan sus
bienes, dineros, efectos, habilidades y conocimientos".
La afirmación, repetida en numerosos textos, de que el joint venture es producto de la
jurisprudencia norteamericana es muy discutible, pues ya en 1873 en Bélgica se conocía
y utilizaba la incorrectamente llamada asociación. No crea una persona jurídica, no se le
35
LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
exigía una formalidad específica, pudiendo probar su existencia de cualquier manera; su
propósito estaba restringido a una o más operaciones específicas y no funcionaban bajo
un nombre comercial.
1.3. Administración del Consorcio
Sin duda uno de los temas más importantes del contrato de consorcio es la manera como
se define la toma de decisiones en su organización.
Una primera solución está en las decisiones unánimes, proscribiendo para sus acuerdos
el principio de la mayoría propio de los acuerdos sociales. En otras palabras, solo se
adoptarán decisiones si el conjunto total de los integrantes del consorcio se encuentra de
El problema es aún más complejo si los miembros del consorcio se han integrado en
situación de idéntica paridad. En suma, el problema consiste en cómo resuelven los
conflictos cotidianos que amenazan el ''funcionamiento del contrato", o si se prefiere de
la organización, y que pueden conducir a la inoperancia y a la eventual resolución
contractual.acuerdo. Se trata de una solución poco operativa que puede entorpecer el
funcionamiento del consorcio. Más atractiva resulta la rotación temporal, anual, de la
gerencia u otro órgano deliberante del consorcio. No obstante, esta alternativa no está
exenta de inconvenientes, pues puede presentarse eventualmente un conflicto de
intereses entre quien ejerce o controla la administración y los intereses del consorcio.
Para prevenir este problema conviene que quien ejerce la administración haga
previamente una declaración de intereses potencialmente en conflicto con el consorcio,
y en todo caso se complemente con una cláusula que contenga un mecanismo
expeditivo de solución de estos conflictos.
Otra solución a la que se puede apelar es el arbitraje, figura que garantiza soluciones
técnicas, rápidas y seguras de controversias. Sin embargo, tratándose de un conflicto
surgido en la conducción de la administración y con el propósito de no paralizar la
36
LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
marcha del consorcio, las partes pueden prever esta contingencia introduciendo en su
convenio arbitral la designación de un administrador temporal quien ejercerá las
funciones hasta solucionar el conflicto.
No siempre un administrador se encuentra a cargo de la conducción del consorcio,
puede ser que sus integrantes prefieran la integración de un comité compuesto por
representantes de cada uno de los consorciados, quienes tienen a su cargo la dirección
de los negocios ordinarios y la gestión de la empresa conjunta. No obstante, pese a la
adopción de esta alternativa igual es indispensable, por razones prácticas, la designación
de un representante de los consorciados con poderes suficientes de todos y cada uno de
los miembros, lo cual desde luego se puede concretar en un solo acto y documento.
En la práctica la representación y conducción suele ser puesta en manos de aquella
sociedad que tiene mayor intervención en la empresa que es objeto del consorcio o que
tenga mayor participación en los resultados.
Una cuestión no abordada por la ley, y al parecer desconocida también para la
jurisprudencia nacional, lo constituye la posibilidad de la administración judicial del
consorcio. En el Derecho argentino la jurisprudencia la ha aceptado, pero solo limitada
al control de la marcha de los negocios a los fines de preservar los derechos de una de
las partes, cuando ésta ha acreditado que existen discrepancias y desavenencias entre las
partes con relación a las operaciones conjuntas que vienen realizando, correspondiendo
en tales circunstancias la designación de un interventor informante.
1.4. Objeto del Consorcio:
Manteniendo cada uno su autonomía. Conviene en primer término distinguir entre
objeto del contrato de consorcio y objeto del consorcio. El objeto del primero lo mismo
que de cualquier contrato es el conjunto de obligaciones que genera su celebración. Lo
que diferencia el contrato de consorcio del resto de contratos no es el tipo de
37
LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
obligaciones sino la combinación de éstas. Así, cada tipo contractual tiene su propia
combinación de obligaciones; por ejemplo, si se combina la obligación de trasladar la
propiedad de un bien con la obligación de pagar un precio en dinero por dicha
transferencia estaremos frente a una compraventa y no ante un arrendamiento, cuya
combinación obligacional será distinta. Los contratos civiles suelen contener
combinaciones obligacionales simples o lineales a las que en ocasiones se le añaden
cláusulas de garantía o alguna otra obligación complementaria pero no más. No sucede
lo mismo con los contratos mercantiles en los que las combinaciones obligacionales se
complejizan a tal punto que se van generando figuras completamente atípicas.
Piénsese, por ejemplo, en el management empresarial o la franquicia en los que las
concurrencias de obligaciones no solo son numerosas, sino complejas e
interdependientes. Pero, además, como ya se dijo en este trabajo, algunos contratos
mercantiles como los de colaboración empresarial generan organizaciones,
administraciones que se utilizan para ejecutar el contrato.
El objeto del consorcio, dicho genéricamente, es la colaboración entre empresas.
Puntualmente el objeto del consorcio será la empresa o negocio que las partes se hayan
propuesto realizar con dicha colaboración. Las combinaciones de obligaciones que es
objeto del contrato de consorcio es lo que hará posible dicho negocio o empresa. De ahí
que las obligaciones contenidas en el contrato tengan una relación directa con el
negocio o empresa, es más que el conjunto de ellas constituya la configuración misma
de ésta.
En suma, el consorcio como contrato de colaboración tiene como elemento fundamental
la comunidad de fin u objeto, no la existencia de distintos intereses.
Todo conflicto de intereses se subsume a la comunidad de fin u objeto y coincide con la
causa en este tipo de contratos.
38
LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
El tema tiene importancia si consideramos que a menudo los contratos de colaboración
y en especial los de consorcio se celebran entre empresas competidoras, situadas
vertical u horizontalmente en el proceso económico. Es lógico, en consecuencia, que las
cláusulas habituales tengan por contenido fijar un precio común, una misma zona de
mercado, unas fuentes iguales de aprovisionamiento, unas condiciones comerciales o de
servicio idénticas, un desarrollo tecnológico compartido, unas políticas coincidentes de
distribución; es decir, el contrato de joint venture visto a través del prisma concurrencial
puede resultar un ejemplo paradigmático de acuerdo colusorio contrario.
Derecho de la Competencia y por tanto prohibido por la ley. Sin embargo, tales
cláusulas o acuerdos celebrados en el marco del objeto del consorcio, no serán
necesariamente ilícitas, debiendo ser evaluada su conveniencia y sintonía con el objeto
del contrato, pero sobre todo su impacto en el mercado. Todo lo cual es una difícil tarea
del ente regulador, pues no siempre es fácil determinar la legitimidad de estas cláusulas.
1.5. Relación con terceros y responsabilidad en el Consorcio
No admite duda que cuando el administrador del consorcio contrata con terceros, dentro
del marco de sus facultades, obliga a todos los consorciados. En cuanto a su relación
con terceros, la regulación legal no ha sido muy acertada. El texto de la norma dice:
"Cada miembro del consorcio se vincula individualmente con terceros en el desempeño
de la actividad que le corresponde en el consorcio, adquiriendo derechos y asumiendo
que la situación descrita por la norma se dé, sin duda no es lo más frecuente.
A menudo el consorcio se vinculará colectivamente con terceros, mediante su
representante y no aisladamente como sugiere la ley.
La propia ley reconoce esta posibilidad en el segundo párrafo del citado artículo al
decir: "Cuando el consorcio contrate con terceros ...". De igual modo tampoco es
frecuente, en la práctica, que la responsabilidad del consorcio sea individual. Por el
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
contrario, en los contratos que celebra el consorcio lo común será la solidaridad de la
responsabilidad.
Sin embargo, conviene tener presente que incumplida la o las obligaciones asumidas por
los consorciados a través de su representante, el acreedor deberá promover una demanda
contra todos sus integrantes, pues estamos ante un supuesto de litisconsorcio pasivo, tal
como lo señala el artículo 92 del Código Procesal Civil.
En armonía con los elementos descritos y con los intereses de las partes, ordinariamente
los contratos de consorcio contienen las siguientes cláusulas.
Objeto -en el sentido de fin- del consorcio, lo cual delimitará las atribuciones de
los administradores.
Duración del contrato, que en el caso del Derecho peruano no tiene límite
expreso en el tiempo. Si el contrato no fija tiempo de duración, deberá
entenderse que el plazo es el mismo que el necesario para que se cumpla el
objeto.
Designación del administrador con indicación de las atribuciones y poderes de
éste.
Determinación del régimen de los órganos que gobernarán el consorcio.
Domicilio-en el que se remitirán las comunicaciones al consorcio. Así mismo, la
designación del domicilio de los consorciados.
Determinación de los aportes o "contribuciones", como lo prefiere la ley, con
indicación de su forma y oportunidad de entrega a que se obliga cada
consorciado. Huelga decir que estas contribuciones pueden ser en dinero, bienes
o servicios.
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
Causales de resolución parcial-exclusión de un consorciado-, así como
resolución total del consorcio.
Requisitos de incorporación de nuevos consorciados.
Participación que cada consorciado tendrá en las actividades comunes, así como
en los resultados.
Mecanismos para la solución de conflictos extrajudiciales y cláusula arbitral.
Forma y oportunidad en que debe someterse a la aprobación de los consorciados
la gestión realizada por el administrador del consorcio.
1.6. Criterio de Complementariedad
Por complementariedad de recursos, capacidades y aptitudes se entiende que es el
empleo conjunto de habilidades o competencias provenientes de recursos individuales
disponibles que permiten desarrollar adecuadamente y en forma competitiva una cierta
actividad.
1.7. Definición de Contrato de Consorcio:
El contrato de consorcio es un contrato de colaboración empresarial, por medio del cual
dos o más personas (naturales y/o jurídicas) se asocian para participar en forma activa y
directa en uno o más negocios o empresas sin descuidar sus propias actividades y sin
perder su personalidad jurídica si así la tuvieran. Todo ello con el propósito de obtener
un mayor beneficio económico, siempre y cuando cada miembro realice las actividades
del consorcio a las cuales se hubiese comprometido.
1.8. ¿Dónde está regulado el Contrato de Consorcio?
El contrato de consorcio se encuentra regulado en la Ley 26887 denominado “Ley
General de Sociedades”, en los artículos 438, 439, 445, 446, 447 y 448.
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
En el Perú, los contratos asociativos se encuentran regulados en la Ley General de
Sociedades y, como regla general, se debe de tener en claro que no generan una persona
jurídica, por lo que deben constar por escrito y no requieren ser registrados.
1.9. Tratamiento legal en la normativa de Contrataciones
Durante el proceso de selección:
Promesa formal de consorcio: Documento obligatorio, cuya omisión determina la
descalificación técnica. (Ficción jurídica
a) Durante la ejecución contractual:
Contrato de consorcio: Documento obligatorio para la firma del contrato
Según la Ley General de Sociedades peruana (“LGS”) El Consorcio es un contrato por
el cual dos o más personas naturales o jurídicas, nacionales y/o extranjeras se asocian
para participar en forma activa y directa en un determinado negocio con el propósito de
obtener un beneficio económico, manteniendo cada una su propia autonomía.
Desde un punto de vista contractual, el consorcio no origina la creación de una persona
jurídica independiente a la de sus miembros, llamados los consorciados. En lo que
respecta a su forma, el contrato de consorcio debe constar por escrito, no siendo
necesaria su inscripción en ningún registro público como es el caso de las sociedades.
Las contribuciones realizadas por los consorciados permanecen en propiedad exclusiva
de cada uno de ellos.
Asimismo, la ley peruana deja una amplia libertad a las partes para configurar las
cláusulas que rigen al consorcio, es decir los derechos y obligaciones que se
compromete a ejecutar cada consorciado, el régimen de sus contribuciones, los
porcentajes de participación, el reparto de utilidades o asunción de perdidas, entre otros
aspectos relevantes para los consorciados.
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
Desde un punto de vista de la responsabilidad, de acuerdo a la LGS cada consorciado es
individualmente responsable por las operaciones que realiza frente a terceros. Esto
quiere decir por ejemplo que si al consorciado “A” se le asigna la construcción de un
puente en una obra y si dicho puente presente una avería, siendo el consorciado “A”
responsable individualmente, el cliente sólo podrá reclamar a “A” y no a los otros
miembros del consorcio. Sin embargo, en la práctica es muy común que las partes que
contratan con consorcios exijan que los miembros sean solidariamente responsables, lo
cual también es una exigencia de la ley peruana relativa a las contrataciones con el
Estado. En el caso de solidaridad el cliente podría reclamar tanto a “A” como a los otros
miembros del consorcio en la medida en que son solidarios.
1.10. El Consorcio en las Contrataciones con el Estado
Como se ha señalado, en diversas ocasiones, las personas naturales o jurídicas,
nacionales o extranjeras, al no cumplir de manera individual con acreditar suficiente
experiencia en un proceso de contratación con el Estado, deciden participar a través de
la conformación de un consorcio con el fin de complementar sus experiencias, recursos,
capacidades y aptitudes, logrando de esta manera cumplir con los requerimientos
exigidos por el Estado.
Según la ley de contrataciones con el Estado que se aplica a la mayoría de
contrataciones de este tipo, salvo por ejemplo en el caso de recursos naturales y obras
públicas de infraestructura ante PROINVERSION, es necesario que los integrantes del
consorcio cuenten con inscripción vigente en el Registro Nacional de Proveedores
(“RNP”) del Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (“OSCE”) y
presenten un documento denominado “Promesa Formal de Consorcio”. Este deberá
consignar al representante legal en común del consorcio, domicilio, las obligaciones que
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
asumirán los consorciados durante la ejecución del contrato y los porcentajes de sus
participaciones.
En el caso que el consorcio sea adjudicado con el otorgamiento de la Buena Pro, será
necesario que los consorciados perfeccionen la “Promesa Formal de Consorcio” a través
del “Contrato de Consorcio”.
En lo que respecta a la acreditación de la experiencia de los integrantes del consorcio, la
normativa peruana exige que se tome en cuenta dicha experiencia de cada integrante del
consorcio de manera proporcional a su porcentaje de participación en el cumplimiento
de las obligaciones en el contrato de consorcio. Asimismo, si un consorciado participa
exclusivamente en cuestiones de administración (p. ej. tramitación de importaciones,
obtención de la carta fianza, facturación), su experiencia no podrá ser tomada en cuenta
para la evaluación de la propuesta.
Como fue mencionado, la ley obliga solidariamente a los consorciados a responder
frente al Estado por la falta de suscripción del contrato, incumplimiento del mismo y los
daños y perjuicios causados. En ese sentido, de más está decir que es necesario tomar
las precauciones del caso al elegir los integrantes del consorcio ya que un
incumplimiento de uno de ellos frente al Estado puede generar la responsabilidad de los
otros.
1.11. Sistemas de Participación:
El contrato deberá establecer el régimen y los sistemas de participación en los
resultados del consorcio; de no hacerlo, se entenderá que es en partes iguales. En cuanto
a la forma del contrato de consorcio se puede afirmar lo mismo que respecto de los
contratos asociativos. La ley expresa literalmente que estos contratos deben constar por
escrito y no están sujetos a inscripción en el Registro (artículo 438). Veamos los
alcances de esta norma. Debemos entender que la "exigencia" de que conste por escrito
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
solo cumple una función probatoria. Tallo que se desprende de la complementación de
este texto normativo con el artículo 144 del Código Civil, que establece que cuando la
ley impone una forma y no sanciona con nulidad su inobservancia, constituye solo un
medio de prueba de la existencia del acto. Conviene tener presente que la ley dice "..,
solo un medio de prueba", y no el medio de prueba, con lo que debe entenderse que es
el medio ideal, idóneo, pero no el único medio probatorio.
Sobre este tema hay autores que han expresado posición contraria sosteniendo que la ley
ha pretendido indicar que no hay otro medio de prueba que el indicado por la ley. Como
se desprende de lo antes expresado no compartimos esta posición. básicamente porque
afirmar que el acto se puede probar solo por el medio indicado por las leyes condenarlo
a una suerte de ineficacia cuando tal instrumento probatorio se pierda. Recuérdese lo
que afirmaba Carnelutti: no hay derecho sin prueba.
En cuanto al elemento subjetivo, debemos decir que aun cuando su regulación se
encuentre en la LGS las personas habilitadas para constituir este tipo de contratos no
son solo las sociedades. No hay limitación alguna para que las personas naturales
también celebren estos contratos. No obstante, pese a que no hay un requisito respecto
del tipo de personas, puede decirse que el consorcio es un contrato intuito personas, es
decir, aquel que se celebra en función de las personas. Si bien es cierto el aporte, la
contribución de las partes al negocio o empresa es importante, no lo es menos el hecho
de que estamos frente a un contrato de integración en el que el factor confianza es
también fundamental.
Confianza en la conducta de las partes y en las partes mismas y en valor que ellas
generarán al negocio haciéndolo posible.
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
1.12. Derechos y Obligaciones
1.12.1. Asociado
a. Efectuar la aportación convenida.
b. Exigir la ejecución de las operaciones pactadas.
a. No inmiscuirse en la gestión del negocio. -
c. Percibir las ganancias y retirar el capital al cumplimiento del contrato.
d. En caso de pérdidas, soportar la parte que le corresponde.
1.12.2. Asociante
a. Disponer del aporte del asociado en la forma convenida.
b. Dirigir el negocio objeto del contrato.
c. Hacer la liquidación de beneficios en su oportunidad.
d. Percibir las ganancias en la forma convenida.
e. Cargar las pérdidas según lo pactado.
1.13. Ventajas y desventajas del Contrato de Consorcio
De estos dos tipos de contratos cada uno de ellos tiene sus ventajas y desventajas y
dependerá de cada negocio en concreto cuál de dichos contratos elegiremos con la
finalidad de desarrollar un proyecto determinado.
Existen además aspectos tributarios que se deberán de analizar cuidadosamente para
evitar cualquier incidencia tributaria excesiva en el negocio.
Incremento del poder de negociación y compra.
Reducción de costos y gastos.
Más y mejores créditos.
Reducción de riesgos.
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
Mejoramos nuestra imagen.
Posibilidad de importar y exportar.
Mejora del servicio al cliente.
1.14. Participantes dentro del Consorcio:
No hay reglas en cuanto al número de empresas necesarias para establecer un consorcio.
El tamaño del consorcio dependerá en gran parte de su objetivo, puede ser aconsejable
limitar el número de empresas en las etapas iníciales. De la experiencia acumulada
podemos mencionar que los consorcios que han funcionado son 8 a 12 empresas
participantes.
1.15. Impedimentos
Si uno de los integrantes del consorcio está impedido de ser participante, postor y/o
contratista del Estado, la propuesta técnica se considera como no presentada. De lo
contrario, constituye una causal de nulidad de contrato.
1.16. Responsabilidad del Consorcio
Los integrantes del consorcio se encuentran obligados solidariamente a responder frente
a la Entidad por los efectos patrimoniales que esta sufra como consecuencia de su
actuación.
Durante el proceso de selección las infracciones se imputarán a la parte quelas haya
cometido, aplicándose sólo a esta la sanción a que hubiere lugar, siempre que
pueda individualizarse durante la ejecución contractual las infracciones se
imputarán a todos los integrantes del consorcio, aplicándose a cada uno de ellos
la sanción que le corresponde, sin excepción alguna. los integrantes del
consorcio se encuentran obligados solidariamente a responder frente a la entidad
por los efectos patrimoniales que esta sufra como consecuencia de su actuación.
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
1.17. Relación con terceros y responsabilidad en el Consorcio
No admite duda que cuando el administrador del consorcio contrata con terceros, dentro
del marco de sus facultades, obliga a todos los consorciados. En cuanto a su relación
con terceros, la regulación legal no ha sido muy acertada. El texto de la norma dice:
"Cada miembro del consorcio se vincula individualmente con terceros en el desempeño
de la actividad que le corresponde en el consorcio, adquiriendo derechos y asumiendo
obligaciones y responsabilidades a título particular" (artículo 447). Aun cuando es
posible que la situación descrita por la norma se dé, sin duda no es lo más frecuente. A
menudo el consorcio se vinculará colectivamente con terceros, mediante su
representante y no aisladamente como sugiere la ley.
La propia ley reconoce esta posibilidad en el segundo párrafo del citado artículo al
decir: "Cuando el consorcio contrate con terceros ...". De igual modo tampoco es
frecuente, en la práctica, que la responsabilidad del consorcio sea individual. Por el
contrario en los contratos que celebra el consorcio lo común será la solidaridad de la
responsabilidad.
Sin embargo, conviene tener presente que incumplida la o las obligaciones asumidas por
los consorciados a través de su representante, el acreedor deberá promover una demanda
contra todos sus integrantes, pues estamos ante un supuesto de litisconsorcio pasivo, tal
como lo señala el artículo 92 del Código Procesal Civil. Cada miembro del consorcio se
vincula individualmente con terceros en el desempeño de la actividad que le
corresponde en el consorcio, adquiriendo derechos y asumiendo obligaciones y
responsabilidades a título particular. Cuando el consorcio contrate con terceros, la
responsabilidad será solidaria entre los miembros del consorcio, sólo si así se pacta en el
contrato o lo dispone la ley.
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
1.18. Características
Cada empresa que participa en la formación del consocio mantiene su
autonomía.
Nos permite hacer negocios conjuntos.
Nos permite trabajar con empresas formales con RUC.
Puedes estar en cualquiera de los Regímenes Tributarios (RUS, RER o RG).
El consorcio es dirigido por todos los integrantes a través del comité de gestión.
Es un contrato asociativo. - como tal pertenece al rubro de los contratos de
colaboración empresarial.
Es un contrato típico. - nuestra legislación lo contempla. Aparece como tal
regulado en la actual Ley General de Sociedades, en el Libro Quinto, artículo
445° al 448°.
Es un contrato plurilateral. - es porque frecuentemente son más de dos las partes
que intervienen en la celebración del contrato; sin embargo, dicha pluralidad
puede ser eventual, ya que este contrato puede ser también celebrado por dos
partes, esto es como un contrato bilateral.
Es eminentemente oneroso. - definitivamente, y al ser ésta su característica
principal la búsqueda del lucro las partes celebran el contrato motivado por
interés económico individuales.
Es principal. - para su celebración no se requiere de ningún otro contrato que se
halla celebrado con anterioridad (ya que tiene una vida jurídica autónoma, y, por
ende, no depende jurídicamente de otro contrato).
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
Es consensual. - se perfecciona por el acuerdo de las partes, no reviste
formalidad alguna, debe sí constar por escrito, pero no está sujeto a inscripción
en el Registro, esta solo es necesaria para obtener la personalidad jurídica.
Es sinalagmático.- pues existe generalmente contraprestaciones bilaterales
reciprocas entre las partes (consorciados).
No genera el nacimiento de una persona jurídica distinta a la que puede tener los
consorciados; en tal razón, este contrato no tiene denominación ni razón social.
Cada parte contratante (consorciado) participa activa, directa y abiertamente en
el negocio o empresa materia de este contrato, realizando las actividades a las
que se ha obligado. Cada consorciado asume la administración de forma activa y
directa de lo que se ha comprometido en el contrato.(ejemplo, consorcio
turístico).
En su relación con terceros, cada consorciado asume derechos y obligaciones a
título particular al realizar las operaciones del consorcio, respondiendo frente a
ellos de modo individual. «No solidaridad», 447° de la LGS. Se admite la
responsabilidad solidaria de los consorciados frente a terceros, sólo si ello se ha
pactado en el contrato, o cuando lo establece la Ley.
Los bienes que los consorciados puedan aportar al negocio o empresa objeto del
consorcio, permanecen en propiedad de estos mismos. pero si durante la
ejecución del consorcio se hubieran adquirido bienes conjuntamente, éstos se
sujetan a las reglas de bienes adquiridos en copropiedad, tal como lo establece el
artículo 446° de la LGS.
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
Es un contrato que está sujeto a plazo, siendo éste determinado o determinable,
lo que dependerá de un plazo previamente estipulado o, hasta la conclusión de
un negocio especifico que las partes (consorciados) acuerden.
Sistema de participación, cada consorciado tiene derecho a recibir utilidades y
beneficios que resultaren del negocio o empresa objeto del contrato de
consorcio. La LGS deja librada, en su artículo 448°, a la autonomía de la
voluntad, la forma de repartirse los resultados económicos. Pero en el caso que
las partes no hubieran determinado tal régimen y los sistemas del reparto, la
referida norma prevé que ésta se hará en partes iguales.
1.19. Factores que afectan al proceso de establecimiento de un Consorcio
Falta de confianza.
Falta de un dirigente entre las empresas que dé impulso al proyecto.
Retiro de algunas empresas en las etapas iniciales por tener otros intereses.
Problemas vinculados con la movilización de la contribución financiera de los
miembros.
Dudas de las empresas participantes.
2. Participación de resultados en el Consorcio
Otro elemento importante en este contrato es el derecho que tienen s consorciados a
participar en los resultados del negocio. Desde luego hay libertad para determinar los
términos de la distribución de los resultados: en ¡te sentido no es obligatorio que las
partes tengan idéntica participación o le ésta sea proporcional a sus aportes, por el
contrario éstas pueden fijarse la libertad. Lo único obligatorio es que los consorciados
tengan una participa>n. Tanto así que la ley establece que de no haberse consignado un
régimen, participación, se entenderá que es en partes iguales.
Están pueden ser:
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
Voluntarios. - cuando median la voluntad de las partes, persigue líneas
particulares.
Obligatoria. - bajo el auspicio y promoción del Estado, señala el autor que “el
consorcio obligatorio está categóricamente sobre la línea de la tutela de los
intereses generales
3. Tipos de consorcio:
A. Consorcio con Contabilidad.
En este consorcio cada una está formalmente constituida, entonces a través de su
representante legal, tramitará su RUC ante la Sunat y con él declarará ante el fisco el
IGV y el Impuesto a la Renta, como cualquier otra empresa en marcha.
En tanto que, por su parte, cada participe del consorcio mantiene su independencia
jurídica y autonomía gerencial, y declara independientemente el IGV y el Impuesto a la
Renta.
B. Consorcio sin Contabilidad Independiente
Es aquella en la cual los consorciados entregan su producto al consorciado operador
(presta su RUC) y este a los clientes. En consecuencias los consorciados evitan pago del
IGV
Los ingresos y costos serán de la siguiente manera:
Según la cuota establecida en el contrato, de lo contrario, se entenderá que los
consorciados recibirán las ganancias en partes iguales.
Se podría establecer que los consorciados obtengan utilidades según la mayor o menor
participación que tengan en la actividad económica a desarrollar. Y las distribuciones de
las ganancias se harán de acuerdo a los aportes.
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
4. Extinción del Consorcio
El contrato de consorcio puede extinguirse por las siguientes causas:
Por cumplimiento del objeto -fin- del consorcio.
Por la imposibilidad sobreviniente de lograr el objeto del consorcio.
Por extinción del plazo, siempre que no existan vínculos contractuales con
terceros que queden pendientes de cumplimiento.
Por la muerte, disolución o quiebra de uno de los consorciados cuya
contribución al consorcio resulte esencial (artículo 1434 del Código Civil). - Por
reducción a uno del número de consorciados.
Por acuerdo de las partes.
Dado que la ley no ha incluido ninguna norma referida a la extinción del consorcio,
debe apelarse, en este caso como en otros en los que la ley sea para ofrecer una
solución, a una interpretación finalista. En efecto, como hemos expresado varias veces
en este trabajo, en vista de la inclusión de contrato en la Ley General de Sociedades
deberá entenderse que el legislador ha querido que en caso de vacío o duda se apliquen
las normas societarias en lo que resulte compatible. Por lo demás, ésta ha sido la
solución ofrecida3 por la propia ley cuando se refiere a los aportes (artículo 439).
III. CONCLUSIONES
a) Se considera contrato asociativo, aquel que crea y regula relaciones de
participación e integración en negocios o empresas determinadas, en interés
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LOS CONTRATOS ASOCIATIVOS
común de los intervinientes. El contrato asociativo no genera una persona
jurídica, debe constar por escrito y no está sujeto a inscripción en el Registro.
b) Los contratos asociativos han sido regulados en el Libro Quinto de la nueva
LGS, y dentro de ellos encontramos a la Asociación en Participación y el
contrato de Consorcio.
c) Sobre la naturaleza jurídica de la asociación en participación, la doctrina es
unánime al afirmar su carácter contractual, pues es evidente que este tipo de
negocio nace de un acuerdo de las partes con el propósito de hacer concurrir sus
atribuciones patrimoniales hacia "un fin común".
d) El consorcio es un contrato asociativo por medio del cual dos o más personas se
asocian para participar en forma activa y directa en un determinado negocio.
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