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Tesis Georgina Catacora

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UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMON

DIRECCIÓN DE POSGRADO
FACULTAD DE CIENCIAS AGRICOLAS, PECUARIAS y FORESTALES
“Dr. Martín Cárdenas”
AGROECOLOGIA UNIVERSIDAD COCHABAMBA

AGROBIODIVERSIDAD EN SISTEMAS ALIMENTARIOS AGROINDUSTRIAL, INDÍGENA Y


AGROECOLÓGICO EN TRES MUNICIPIOS DE SANTA CRUZ, BOLIVIA

Tesis para optar el título de Magister en


“Agroecología, Cultura y Desarrollo
Endógeno Sostenible en Latinoamérica”

Postulante: Georgina M.Catacora Vargas


Tutor: Dra. Johanna Jacobi

Cochabamba-Bolivia
2016
HOJA DE APROBACIÓN

…………………………………………………
Ing. Agr. Georgina M. Catacora Vargas
POSTULANTE

…………………………………………………
Dra. Johanna Jacobi
TUTORA

…………………………………………………
Dr. Ing. Agr. Freddy Delgado
CO-TUTOR

…………………………………………………
Dr. Prof. Stephan Rist
CO-TUTOR

…………………………………… …………………………………………
Ing. Mag. Jhon Omar Delgado Ing. Freddy Espinoza C
VºBº DIRECTOR POSGRADO VºBº DECANO FCAPyF
FCAPyF
DEDICATORIA
Que todos los esfuerzos – grandes y pequeños,
contribuyan a optar, fortalecer, construir y recrear
sistemas alimentarios y sociedades saludables…
a visibilizar que la alimentación del presente y futuro
nace en la agricultura campesina de base agroecológica…
a renovar la esperanza y la solidaridad
alrededor de la agricultura.
AGRADECIMIENTOS

En la realización de la presente tesis:

Los tutores de esta investigación, Dra. Johanna Jacobi, Dr. Freddy Delgado Burgoa y
Dr. Stephan Rist, fueron una guía y apoyo constante en todo el proceso;

Los/as productores de San Pedro y Sagrado Corazón; los/as comunarios/as de La


Ripiera; y los/as agricultores de Samaipata y Bermejo, compartieron su tiempo, sus
conocimientos y sus experiencias con mucha amabilidad y acogida;

Miguel Ángel Crespo, Sara Crespo y Antonio Sanjinés prestaron una colaboración
muy importante en el contacto inicial con los actores locales y la organización
logística del estudio;

Los colegas del Proyecto R4D fueron la compañía en varias visitas de campo;

El personal administrativo del Centro Universitario AGRUCO-UMSS proporcionó


mucho apoyo en diferentes tareas que involucró la organización y realización del
estudio de tesis;

El Programa Suizo de Investigación en Temas Globales para el desarrollo, facilitó


apoyo financiero mediante el Proyecto R4D.

A todos/as ellos/as, un agradecimiento profundo y sincero.


RESUMEN

La agrobiodiversidad está influida por el grado de especialización de los sistemas


alimentarios. Bajo esta premisa, tres sistemas alimentarios de Santa Cruz, Bolivia –
agroindustrial, indígena y agroecológico – se evaluaron respecto al nivel de
agrobiodiversidad, el potencial de conservación in-situ, y el aporte a la alimentación
familiar. Los resultados muestran que dado el manejo basado en el policultivo, los
sistemas agroecológicos poseen la mayor riqueza de especies e índice de
diversidad; albergan un número de especies nativas significativamente mayor que en
los otros sistemas; y aportan a las dietas familiares con más diversidad de alimentos
y fuentes de nutrientes. El sistema indígena sigue al agroecológico en estas
características, excepto en el porcentaje de la producción destinada al auto-
consumo, el cual es el 100% de la cosecha. El sistema agroindustrial presenta los
niveles más bajos en agrobiodiversidad, conservación in-situ de especies nativas y el
menor aporte a la alimentación, en términos de diversidad de las fuentes de
nutrientes. Esta información contribuye a visibilizar que el sistema agroecológico
tiene mayor potencial de resiliencia socio-ecológica con base su riqueza en
agrobiodiversidad, considerando que ésta es esencial para la mantención de
funciones ecosistémicas relevantes y para la provisión adecuada de alimentos.

Palabras clave: Agrobiodiversidad, sistema alimentario, conservación in-situ, aporte


nutricional, Bolivia.
ABSTRACT

Agricultural biodiversity is influenced by the degree of specialization of food systems.


Under this premise, three regional food systems in Santa Cruz, Bolivia –
agroindustrial, indigenous and agroecological – were evaluated in terms of agro-
biodiversity, potential for in-situ conservation, and the contribution to family diets. The
results show that given the management based on polyculture, agroecological
systems have the highest species richness and diversity index; host a significantly
higher number of natives species in comparison to the other systems; and provides to
family diets the highest diversity of food and nutrients. The indigenous system follows
the agroecological on these characteristics, except for the percentage of production
for self-consumption (which is 100% of the harvested volumes). The agroindustrial
system has the lowest agrobiodiversity index, in-situ conservation of native species,
and the smallest contribution to families’ diets, in terms of diversity of source of
nutrients. This information helps to visualize that agroecological system has greater
potential for socio-ecological resilience based its agrobiodiversity richness, which is
essential for sustaining ecosystem functions and an adequate levels of food supply.

Key words: Agrobiodiversity, food system, in-situ conservation, nutritional


contribution, Bolivia.
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ..................................................................................................... 1

OBJETIVOS Y PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN .............................................. 4


Objetivo general....................................................................................................... 4
Objetivos específicos de investigación .................................................................... 4
Preguntas de investigación ...................................................................................... 4

CAPÍTULO I. MARCO TEÓRICO-METODOLÓGICO ............................................. 5


1.1 ¿A qué nos referimos cuando hablamos de agrobiodiversidad? ..................... 5
1.2 Agrobiodiversidad y sistemas alimentarios ..................................................... 6
1.3 Funciones y relevancia de la agrobiodiversidad en los sistemas alimentarios 9
1.4 Amenazas y desafíos en la conservación y
consumo de la agrobiodiversidad ................................................................... 10
1.5 Metodologías de evaluación de la agrobiodiversidad .................................... 11

CAPÍTULO II. DESCRIPCIÓN DEL CONTEXTO DE ESTUDIO ........................... 13


2.1 Municipio de San Pedro................................................................................. 13
2.2 Municipio de Cabezas ................................................................................... 14
2.3 Municipio de Samaipata ................................................................................ 16
2.4 Sistemas alimentarios estudiados ................................................................ 17
2.4.1 Sistema alimentario agroindustrial ....................................................... 18
2.4.2 Sistema alimentario indígena............................................................... 19
2.4.3 Sistema alimentario agroecológico ...................................................... 21

CAPÍTULO III. MARCO METODOLÓGICO .......................................................... 24


3.1 Aspectos epistemológicos ............................................................................. 24
3.1.1 Transdisciplinariedad .................................................................................. 24
3.1.2 Diálogo de saberes .................................................................................... 25
3.1.3 Investigación participativa revalorizadora ................................................... 26
3.2. Diseño metodológico .................................................................................... 27
3.2.1 Aspectos generales ................................................................................. 27
3.2.2 Niveles, categorías y técnicas de análisis ............................................... 28
3.2.3 Ubicación del estudio .............................................................................. 32
3.2.3 Número y selección de la muestra .......................................................... 33
3.2.3 Análisis de datos ..................................................................................... 35

CAPÍTULO IV. ÍNDICE DE AGROBIODIVERSIDAD ............................................ 36


4.1 Riqueza de especies ....................................................................................... 36
4.2 Índice de diversidad de Shannon ..................................................................... 37
4.3 Índice de dominancia de Berger-Parker........................................................... 39
4.4 Índice de equitabilidad de Simpson ................................................................. 41
4.5 Agrobiodiversidad y productividad ............................................................... 44
4.6 Análisis general sobre el nivel de agrobiodiversidad ..................................... 47

CAPÍTULO V. CONSERVACIÓN IN-SITU DE LA AGROBIODIVERSIDAD ........ 50


5.1 Presencia de especies nativas vegetales y animales ................................... 50
5.2 Acceso al material genético utilizado ............................................................. 52
5.2.1 Sistema agroindustrial ............................................................................. 52
5.2.2 Sistema indígena..................................................................................... 53
5.2.3 Sistema agroecológico ............................................................................ 55
5.3 Rotación del material genético vegetal .......................................................... 56
5.4 Análisis general sobre la conservación in-situ de la agrobiodiversidad ........ 58

CAPÍTULO VI. CONTRIBUCIÓN DE LA AGROBIODIVERSIDAD A LA


ALIMENTACIÓN FAMILIAR ................................................................................. 62
6.1 Volumen de cosecha destinada al auto-consumo ........................................ 62
6.2 Aporte nutricional de la agrobiodiversidad producida .................................... 66

CONCLUSIONES……………………………………………………………………...…69

Bibliografía ........................................................................................................... 73

ANEXOS................................................................................................................ 82
INTRODUCCIÓN

El presente trabajo de investigación de maestría, se enmarca en dos procesos de


investigación complementarios: (i) el proyecto de investigación “Rumbo a la
sostenibilidad alimentaria: Reformando la coexistencia de diferentes sistemas
alimentarios en Sudamérica y África” (resumido como R4D) y (ii) el proyecto de tesis
doctoral titulado ”Producción de soya en Santa Cruz, Bolivia, y su influencia en la
seguridad y soberanía de los sistemas alimentarios locales”, ambos descritos a
continuación.

El Proyecto R4D se realiza entre instituciones suizas adscritas a la Universidad de


Berna (Centro para el Desarrollo y Ambiente, CDE; Instituto de Antropología Social,
ISA; y el Instituto Mundial de Comercio; WTI) junto con la Academia de Ginebra de
Derecho Humanitario Internacional y Derecho Humanos (Geneva Academy), el
Centro para la Capacitación y la Investigación Integrada en el Desarrollo de Tierras
Áridas y Semi-áridas (CETRAD) en Kenia y el consorcio AGRUCO-UMSS y
PROBIOMA en Bolivia.

El Proyecto R4D surge de la preocupación por realizar un trabajo transdisciplinario


entre las ciencias sociales y naturales para una aproximación más profunda a los
sistemas alimentarios. Ello, a su vez, con el propósito de analizar la sustentabilidad
alimentaria más allá de la optimización productiva, sino integrando cuestiones
sociales, culturales, ecológicas, políticas y las interacciones entre éstas. Con base a
ello, el objetivo central del Proyecto es “proporcionar conocimientos científicos
basados en evidencia para la formulación y promoción de estrategias de innovación y
opciones de políticas que mejoren los niveles de sostenibilidad de los sistemas
alimentarios individuales y colectivos”.

Para lograr el objetivo del Proyecto, este se organiza en cinco paquetes de trabajo
(WP, según su nombre en inglés), cada uno enfocado a los siguientes temas: WP1
Contexto – Análisis de políticas y opciones políticas; WP2 Social – Instituciones y

1
actores; WP3 Económico – Actividades, medios de vida y cadenas de valor; WP4
Ecológico – Integridad y resiliencia; y WP5 Integración de resultados, opciones
políticas, evaluación y difusión.

En Bolivia, el Proyecto R4D se aplica a tres sistemas alimentarios cada uno ubicado
en tres diferentes municipios del Departamento de Santa Cruz: sistema agroindustrial
a ser estudiado en el Municipio de San Pedro; sistema indígena en el Municipio de
Cabezas; y el sistema agroecológico en el Municipio de La Guardia y el Municipio de
Samaipata, donde se encuentran miembros de la Plataforma Agroecológica del
Trópico, Sub-Trópico y Chaco.

Por su lado, la investigación doctoral se realiza en el marco del Programa de


Doctorado de Agroecología de la Universidad de Antioquia, Colombia, junto con la
Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología (SOCLA). Esta investigación
tiene por objetivo general el evaluar el impacto de la producción de soya en Santa
Cruz, Bolivia, en el alcance de la seguridad y soberanía de los sistemas alimentarios
locales. Con este fin, las actividades de investigación incluyen: (i) tipificación de los
sistemas de producción de soya en tres municipios representativos de producción en
el Departamento de Santa Cruz (San Pedro, San Julián y Cabezas); (ii)
caracterización del aporte a la seguridad alimentaria en términos de disponibilidad,
acceso, utilización y estabilidad; y (iii) evaluación de la contribución a la soberanía
alimentaria respecto a la autonomía productiva y alimentaria, acceso a los recursos
productivos, adecuación cultural e impactos en la salud de los/as productores. Esta
investigación doctoral, cuenta con la asesoría de profesionales latinoamericanos en
agroecología de la Universidad Nacional General Sarmiento de Argentina, de
AGRUCO-UMSS de Bolivia y de la Universidad de California – Berkeley de los
Estados Unidos.

La investigación de maestría aquí reportada contribuye a ambas iniciativas


académicas. Al Proyecto R4D mediante la generación de información relevante para
el WP4 sobre cuestiones ecológicas, específicamente respecto al conocimiento

2
sobre la agrobiodiversidad existente en diferentes sistema agrícolas. Este
conocimiento resulta de un abordaje amplio más allá de las cuestiones biológico-
ecológicas, ya que también integra aspectos sociales como acceso a semillas y
contribución de la agrobiodiversidad en la alimentación de las familias productoras. El
aporte a la investigación doctoral es a través de la generación de información inicial
pero relevante para el análisis de la influencia del sistema alimentario agroindustrial
(soya producida en tres municipios) a la seguridad y soberanía alimentaria local. Por
tanto, este estudio de maestría proporciona información cuantitativa y cualitativa para
una temática relevante – la agrobiodiversidad, bajo el reconocimiento de su
relevancia en la sustentabilidad alimentaria – y para procesos de investigación-
acción vigentes.

3
OBJETIVOS Y PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN

Objetivo general

Caracterizar la agrobiodiversidad de los sistemas alimentarios agroindustrial,


indígena y agroecológico en los municipios de San Pedro, Cabezas y Samaipata,
respectivamente, del Departamento de Santa Cruz, Bolivia.

Objetivos específicos de investigación

 Determinar el índice de diversidad biológica agrícola existente en los sistemas


alimentarios comúnmente practicados en los municipios de estudio.

 Identificar la presencia de agrobiodiversidad vegetal y animal nativa


conservada in-situ en las unidades de producción agropecuaria de los
sistemas alimentarios estudiados.

 Caracterizar la contribución de la agrobiodiversidad en la alimentación de las


unidades familiares productoras.

Preguntas de investigación

 ¿Cuál es el índice agrobiodiversidad existente en la producción de los


sistemas alimentarios predominantes de San Pedro, Cabezas y Samaipata?

 ¿Cuál es la agrobiodiversidad nativa conservada in-situ de los


agroecosistemas de los sistema alimentarios en estudio?

 ¿En qué medida la agrobiodiversidad contribuye en la alimentación de las


unidades familiares productoras?

4
CAPÍTULO I. MARCO TEÓRICO-METODOLÓGICO

1.1 ¿A qué nos referimos cuando hablamos de


agrobiodiversidad?

Desde la perspectiva de la regulación internacional, la agrobiodiversidad se refiere a


los componentes de la diversidad biológica silvestre y domesticada relevantes para la
alimentación y agricultura. A su vez, la diversidad biológica incluye los: (i) los
recursos genéticos vegetales, animales y microbianos; (ii) los organismos
relacionados indispensables para el funcionamiento y estructura del agroecosistema;
(iii) los factores abióticos y sus interacciones con los componentes bióticos; y (iv) los
aspectos socio-culturales relacionados (Naciones Unidas, 1992).

La definición de agrobiodiversidad tiene al menos tres implicaciones relevantes con


base a Brookfield y Padoch (2007); Catacora-Vargas (2012); y Méndez et al. (2013).
Primero, que al englobar las diferentes formas de vida y sus ecosistemas, también
están considerados otros componentes bióticos y abióticos, naturales y
antropogénicos que sostienen y modifican a la agrobiodiversidad. A partir de aquí, el
segundo aspecto importante es que la agrobiodiversidad está ligada a aspectos
socio-culturales como el acceso a semillas y el manejo agropecuario, es decir, a las
prácticas y conocimientos asociados. Finalmente, una tercera implicación es que la
agrobiodiversidad está influida por las dinámicas del agroecosistema, pero también
por factores ecológicos y socio-económicos de paisajes más amplios, como ser
biodiversidad circundante, circuitos comerciales, programas de apoyo e
infraestructura para la producción, demanda de alimentos, etc. Consiguientemente,
biodiversidad y agrobiodiversidad, en específico, son conceptos integradores y
transversales desde una perspectiva de regulación, conservación y manejo de los
sistemas productivos y alimentarios.

Integrando los elementos descritos, en esta investigación la agrobiodiversidad se


entiende y caracteriza en función a la diversidad de especies y su abundancia

5
relativa dentro de las dinámicas productivas de cada agroecosistema caracterizado.
Complementariamente, se la describe en función de la inclusión de especies
vegetales y animales nativas con el fin de visualizar cuál sistema alimentario
contribuye a la conservación in-situ. Finalmente, analiza la dinámica de acceso al
material genético utilizado y la contribución de la agrobiodiversidad a la alimentación
local, tomando como base de estudio la dieta de las familias productoras. Con ello, la
investigación aporta a un abordaje integral y transdisciplinar de la riqueza biológica
en los agroecosistemas relativos a diferentes sistemas alimentarios.

1.2 Agrobiodiversidad y sistemas alimentarios

Los sistemas alimentarios influyen en la dinámica productiva, la cual a su vez


determina el nivel de agrobiodiversidad existente en la misma. De igual manera, el
grado de diversidad biológica en el predio y espacio local influye en el sistema
alimentario mediante una red de interacciones eco-sociales dentro de paisajes
amplios fuera de la finca o chacra de producción, como se menciona en el anterior
subtítulo. En este punto, es necesario indicar que sistemas alimentarios y sistemas
productivos se refieren a procesos de diferente alcance, por lo que no pueden
utilizarse de manera indistinta.

Sistema alimentario inicialmente se definió como el conjunto de actividades


destinadas a generar y distribuir alimentos en una sociedad determinada. A partir de
esta descripción se reconoció que la generación y distribución están influidas por los
procesos y relaciones alrededor del origen, cantidad y circuitos de los alimentos, los
cuales no son independientes sino interrelacionados y resultado de procesos
histórico-sociales (Malassis, 1979, 1996). Posteriormente, a estas reflexiones se
añadieron elementos derivados de la teoría de sistemas para describirlos como
procesos de organización social para producir, comercializar y consumir alimentos
mediante interrelaciones entre los actores, su estructura y sus variables (Rastoin,
1996). Bajo esta racionalidad sistémica, el análisis de los sistemas alimentarios se
establece como un campo de estudio multi-disciplinario y multi-escala, en el que las

6
actividades agropecuarias son un componente importante, pero no la totalidad del
sistema.

Con base a lo anterior, Rastoin y Ghersi (2010) definen sistema alimentario como la
red de actores interdependientes ubicados en una determinada zona geográfica que
participan directa o indirectamente en la creación de un flujo de bienes y servicios
destinados a la satisfacción de alimentos de uno o más grupos de consumidores, a
nivel local o fuera de la zona considerada. Por tanto, los sistemas alimentarios
comprenden todos los procesos requeridos para generar alimentos, incluyendo los
insumos y productos de cada etapa (Colonna et al., 2013).

A partir de la definición de sistemas alimentarios, las actividades generales incluidas


en el análisis de los mismos se organizan en cinco categorías según Ericksen (2008)
y Universidad de Berna/AGRUCO/CETRAD (s.f.). Estas categorías de análisis de
actividades son: (i) suministro de insumos; (ii) producción; (iii) procesamiento y
empacado; (iv) distribución y comercialización; y (v) consumo. A su vez, el conjunto
de estas categorías se traduce en cuatro niveles de estudio de los sistemas
alimentarios: (1) las actividades y procesos; (2) los resultados de los mismos (a nivel
ecológico, social, económico, político, etc.); (3) los factores determinantes de las
actividades, procesos y resultados; y (4) los actores involucrados.

Complementando a lo anterior, Colonna et al. (2013) presentan una reflexión en la


que adicionan dos dimensiones macro al análisis de las actividades y de los niveles
de los sistemas alimentarios. Estas son: (a) asignación de recursos – como energía,
tierra, flujo de nutrientes, entre otros – que determina la interacción de los sistemas
alimentarios con los ecosistemas; y (b) análisis socio-económico que se circunscribe
al sistema político e institucional donde se inserta y dinamiza el sistema alimentario.

El Proyecto R4D ha integrado todos estas categorías, niveles y dimensiones de


análisis en una conceptualización de sistema alimentario presentada en la Figura 1.
Esta conceptualización incluye las actividades, flujo de operaciones y servicios a lo

7
largo del sistema alimentario, así como los subsistemas que interactúan dentro y
alrededor del mismo: de recursos naturales, informaciones, servicios y político.

Figura 1. Conceptualización de sistemas alimentarios por el Proyecto R4D.


Fuente: Universidad de Berna / AGRUCO / CETRAD (s.f.)

Por su parte, los sistemas productivos (o en el caso de la agricultura, sistemas


agropecuarios), son sólo una parte o fase del sistema alimentario. La fase productiva
incluye: (i) actividades relativas a la producción materias primas, por ejemplo, manejo
de suelo y aguas, manejo de plagas, selección de material vegetativo o animal, etc.;
(ii) insumos requeridos, como ser semillas, fertilizantes, tierra, mano de obra,
maquinaria, etc.; (iii) factores que afectan las actividades de manejo y la provisión y
acceso a insumos, como factores climáticos, modalidades de tenencia de la tierra,
precios de insumos, acceso a tecnología, créditos, tipo de conocimientos aplicados,
etc.; y (iv) productos (materiales y energía) y procesos resultantes (ecológicos y
socio-económicos) del sistema productivo (Ericksen, 2008).

8
El marco de análisis de los sistemas de producción menciona que éstos se
relacionan y son influidos por el mercado, políticas, instituciones, servicios
disponibles y el flujo de información; empero, ninguno de estos factores se
consideran parte intrínseca del sistema productivo sino del contexto. En la actualidad
se reconoce que un sistema de producción agrícola abarca desde fincas individuales
hasta sectores agropecuarios específicos. Los enfoques de género, seguridad
alimentaria y manejo de recursos naturales también son parte del análisis
contemporáneo de los mismos (Dixon et al., 2001).

Si bien la agrobiodiversidad es un componente de todo el sistema alimentario al


relacionase e influir en cada una de las etapas del mismo (por ejemplo, a través de la
complejización o simplificación de la dieta), la presente investigación de maestría se
aboca a la etapa productiva y de consumo familiar.

1.3 Funciones y relevancia de la agrobiodiversidad en los sistemas


alimentarios

Las funciones de la agrobiodiversidad son múltiples a nivel ecológico y socio-cultural.


A nivel ecológico las más relevantes son la conservación del suelo mediante su
protección de factores erosivos (viento y escorrentía) y la provisión de materia
orgánica para la dinamización de los procesos de reciclaje de nutrientes; contribución
al balance hídrico; regulación de poblaciones; polinización; generación de micro-
hábitats para la vida silvestre; conservación in-situ; secuestro de carbono;
desintoxicación química; e incluso adaptación al cambio climático, entre otras (Altieri,
1999; Altieri y Nicholls, 2000; Naciones Unidas, 1992).

A nivel socio-económico, la agrobiodiversidad está muy relacionada con la


estabilidad productiva de los agroecosistemas; provisión de alimento, fibra, energía e
ingresos; soporte a diferentes estrategias de vida (Altieri, 1999; iPES, 2016;
Naciones Unidas, 1992; Perfecto et al., 2009); además de ser un factor en la
generación de productos y mercados diferenciados, como el agroecoturismo,

9
especialmente aplicado en las producciones agroforestales como de café y cacao
(por ejemplo, ver Méndez y Bacon, 2005). Así mismo, agrobiodiversidad es un factor
central de las dinámicas culturales y del conocimiento y en los procesos de co-
evolución Naturaleza-Sociedad (Norgaard y Sikor, 1999; Toledo y Barrera-Bassols,
2008).

Esta entramada de funciones y relevancia de la agrobiodiversidad se hace evidente


en las situaciones de su reducción y pérdida con el consecuente desequilibrio
ecológico de los (agro)ecosistemas (Altieri y Nicholls, 2007), así como el
debilitamiento de la seguridad alimentaria (Chappell y La Valle 2011; Heinemann,
2009). Ambos tipos de efecto macro apuntan al amplio rango de funciones
interrelacionadas de la agrobiodiversidad. Por tanto, su relevancia más allá de ser un
factor ecológico de conservación; sino, un componente esencial en la sustentabilidad
alimentaria en los ámbitos rurales y urbanos.

1.4 Amenazas y desafíos en la conservación y consumo de la


agrobiodiversidad

Los factores que impactan negativamente la agrobiodiversidad son múltiples y están


interrelacionados. Entre ellos la especialización agrícola en monocultivos es el más
importante y afecta la agrobiodiversidad a través de dos vías: uniformización
genética y fragmentación de ecosistemas acompañado con el cambio de uso de
tierras. La uniformización genética se da con el cultivo masivo en grandes
extensiones de variedades híbridas, mejoradas y, en las últimas décadas, también
genéticamente modificadas (Altieri y Nicholls, 2000; IAASTD Ed., 2009; iPES, 2016;
Vandermeer y Perfecto 1997). Esta uniformización trae consigo desequilibrios
ecológicos en el reciclaje de nutrientes, restitución de la materia orgánica del suelo y,
de manera más evidente, en la regulación de poblaciones, entre otros efectos (Altieri
y Nicholls, 2007). Estos desequilibrios paulatinamente contribuyen a la
insostenibilidad del sistema productivo y alimentario por debilitar y eventualmente

10
discontinuar los procesos de auto-regulación esenciales para una actividad
agropecuaria productiva, rentable, conservadora y saludable.

La uniformización de especies y genes también tiene implicaciones socio-


económicas, entre ellas está la simplificación de las dietas. La FAO (1997) reportó
que de las 7 mil especies aptas para la alimentación, un promedio de 120 son
relevantes a nivel nacional y debido a procesos de uniformización de especies a
través de la agricultura agroindustrial, sólo 30 de ellas generan el 90% de las calorías
consumidas globalmente. Como se mencionó antes, la simplificación de la dieta es
un factor relevante en la seguridad alimentaria. Ello se evidencia en países como
Paraguay donde la especialización agrícola – expresada en la homogenización
productiva: el 66% del total de la tierra arable en el 2009 estuvo destinada a la
producción de soya (Catacora-Vargas, et al., 2012) – los índices de inseguridad
alimentaria son crecientes, según análisis de datos de la FAO por Heinemann (2009).

La segunda amenaza a la agrobiodiversidad (íntimamente relacionada a la anterior),


es la fragmentación de los ecosistemas y el cambio en el uso de tierras para la
ampliación de la frontera agrícola y de las manchas urbanas (IAASTD Ed., 2009;
Seto et al., 2011). Con esta fragmentación la regulación climática, conservación de
hábitats y circuitos de la vida silvestre, provisión de alimentos, dinámica socio-
cultural, salud y otras relativas a la (agro)biodiversidad son afectadas adversamente
en el corto y largo plazo. En esto procesos, los más impactados aquellos cuyas
estrategias de vida dependen directamente del entorno natural (MEA, 2005).
Consiguientemente, los desafíos que afronta la agrobiodiversidad no sólo son de tipo
biofísico, sino también socio-económico y cultural.

1.5 Metodologías de evaluación de la agrobiodiversidad

La (agro)biodiversidad ha sido por mucho tiempo evaluada primordialmente desde la


perspectiva de riqueza y abundancia de especies. Es decir, mediante el número de

11
especies existentes en un predio, paisaje o región (riqueza) y la proporción de
individuos de cada especie respecto al total (abundancia), calculada mediante una
fórmula conocida como índice de Shannon (Griffon, 2008). Si bien estos valores son
útiles, resultan incompletos desde una perspectiva técnica y socio-cultural.

A nivel técnico, el enfoque en la riqueza y abundancia de especies se restringe sólo


en lo más básico de la posible diversidad biológica dentro un agroecosistema (S.
Gliessman, 2002). Es decir, aborda la dimensión más simple (diversidad de
especies) y no permite establecer las relaciones ecológicas entre los componentes
de la agrobiodiversidad, las cuales a su vez definen su estructura y función en el
agroecosistema (Griffon, 2008). Con base a esto, el presente estudio aspira a
contribuir a un análisis más integral al complementar la determinación del índice de
Shannon con otros que dan pautas sobre la dominancia de especies, además de
otros factores socio-económicos como se mencionó en los precedentes subtítulos (es
decir, acceso al material genético agropecuario y aporte a la dieta familiar).

Estas complementaciones se basan en el reconocimiento que las mediciones


técnicas de la agrobiodiversidad son importantes; empero, insuficientes para
comprender su dinámica desde una perspectiva integral. Esto a la luz que los niveles
de agrobiodiversidad predial y comunal son el resultado de procesos sociales junto
con los ecológicos (Toledo y Barrera-Bassols, 2008). Por tanto, es relevante la
comprensión de los procesos socio-culturales o al menos de los factores más
relevantes que incluyen la agrobiodiversidad. Ello tiene un doble propósito. Por un
lado, alcanzar una mejor aproximación a los factores que determinan la
agrobiodiversidad del agroecosistema y, por el otro, fortalecer el conocimiento
científico sobre la base del conocimiento y dinámicas y realidades campesinas y
productivas (Altieri, 2004; Love y Spaner, 2007). Esta integración es posible
mediante procesos transdisciplinarios, participativos y revalorizadores que se
describen posteriormente.

12
CAPÍTULO II. DESCRIPCIÓN DEL CONTEXTO DE ESTUDIO

Las siguientes secciones se centran en los aspectos generales y relevantes de los


municipios donde se ubican los sistemas alimentarios de estudio.

2.1 Municipio de San Pedro

La siguiente información general proviene del Plan de Desarrollo Municipal (PDM) de


la gestión 2014-2018 del Gobierno Autónomo Municipal de San Pedro (2013).

San Pedro parte la Provincia Obispo Santistevan del Departamento de Santa Cruz
con una extensión total es 40,075 km2. La actividad económica más importante la
agropecuaria, ocupando el 83,5% de la superficie del municipio en la producción
intensiva y 3,14% en la extensiva. Otros usos son la forestal (1,2%), áreas protegidas
(11,54%) y urbana (0,14%). Según el PDM 2014-2018, este uso de tierra implica un
conflicto con el Plan de Uso de Manejo de Suelos (PLUS) en un 15% de su superficie
por el uso agropecuario en tierras de vocación forestal.

San Pedro se ubica en la llanura aluvial del departamento de Santa Cruz, en una
superficie de topografía bastante plana (2% de pendiente) y una altura que varía
entre 190 a 227 m.s.n.m. A nivel bioclimático se encuentra en una región
termotropical pluviestacional (Navarro, 2011), lo que determina su clima tropical
lluvioso con una época seca con volúmenes de precipitación que permiten dos
temporadas agrícolas al año (verano que inicia en noviembre, e invierno en junio).
Los principales eventos climatológicos son vientos fuertes (hasta de 50 km/hora),
sequía e inundaciones, los que influyen como factores erosivos del suelo.

Hasta el 2012, los pobladores eran algo más de 19 mil habitantes. El 50% de la
población tiene una edad de 15 a 34 años. El costo de la canasta básica familiar es
de aproximadamente Bs. 588 mensuales. En promedio, los ingresos (monetarios y

13
no monetarios) y gastos mensuales son similares, oscilando alrededor de Bs. 794,
dando lugar a un mínimo o ninguna capacidad de ahorro.

La mayoría de la población se dedica a las actividades agropecuarias


particularmente mecanizadas (45%), aunque también se practica la agricultura de
chaqueo (25%) y la combinación de ambas (30%). En estos sistemas, los principales
monocultivos son soya, maíz, sorgo, girasol, trigo, arroz y caña de azúcar. En el caso
de la soya las variedades cultivadas son genéticamente modificadas tolerantes al
herbicida glifosato, cuya productividad promedio en la campania verano 2015/2016
fue de 1.93 toneladas por hectárea en la Zona del Este de Expansión, y 2.22 en la
Zona Integrada (ANAPO, 2016).

Finalmente, a nivel organizativo hasta el 2012, las principales representaciones


sociales son: (i) Asociación CAUPAIN (Central de Asociaciones Unidas de
Productores Agropecuarios Integral del Norte), compuesta por diez asociaciones de
productores de pequeña y mediana escala, (ii) Central de Mujeres Campesinas
Indígenas Originarias Campesinas Productoras del Municipio de San Pedro -
Bartolinas Sisa, que agrupa a trece asociaciones de mujeres campesinas de San
Pedro y (iii) la Central Sindical Única de Trabajadores Campesinos. El municipio
también cuenta con organizaciones territoriales de base (OTBs) y comités de
vigilancia, establecidos a través de la Ley No. 1551, Ley de Participación Popular.

2.2 Municipio de Cabezas

La siguiente información de descripción general, proviene del Plan de Desarrollo


Económico Local (PDEL) 2009-2013 del Plan de Desarrollo Municipal del entonces
Gobierno Municipal de Cabezas (2008).

Cabezas se encuentra en la Provincia Cordillera del Departamento de Santa Cruz.


Tiene una extensión de 17,235 km2. La mayoría de esta superficie de tierra vocación
ganadera (hasta el 2008, el 67% para ganadería extensiva con posibilidad de riego y

14
el 11% para ganadería intensiva). El 3% de la superficie del municipio se destina a la
conservación a través del Área Protegida Municipal Parabanó.

Cabezas se encuentra en una zona bioclimática termotropical xérico seco, en el cual


las lluvias se concentran en el verano siendo seco el invierno. Sus suelos tienen
texturas finas, lo que condiciona a la zona a inundaciones (Navarro, 2011).

La superficie de Cabezas incluye una zona de montañosa y otra llana. La zona


montañosa tiene menor intervención humana por su difícil acceso; mientras que la
zona llana (primordialmente de bosque seco chaqueño) concentra los asentamientos
humanos y la actividad económica, especialmente agrícola de los monocultivo de
maíz, sésamo, sorgo y recientemente soya. Los suelos categoría AI-1
(correspondiente a suelos aptos para agricultura intensiva), incluyen 190,135
hectáreas, las cuales ya están ocupadas. Hasta el 2008, aproximadamente 85 mil
hectáreas de producción agrícola se manejaban con mecanización y 4 mil de forma
manual, esta última especialmente quienes practican la agricultura de subsistencia.

Junto con la agricultura, la ganadería es la actividad más importante. En el 2008,


aproximadamente el 60% de la población se dedicaba a ella. El 37% de la ganadería
es de doble propósito (producción de carne y leche); el 25% de leche (practicada por
las colonias menonitas); y el resto está especializada en ganado de carne. La
ganadería de subsistencia incluye la cría de ganado ovino, caprino, porcino y en
menor grado, el vacuno. Otra actividad de producción animal comercial es la avícola,
con una producción anual de 190 mil pollos al año en el 2008. Entre las limitaciones
productivas más importantes están las prolongadas sequías, poca rotación y
diversificación de cultivos comerciales, que constituye a la compactación de suelos.

Cabezas pertenece a la etno-ecoregión del Chaco Norte, una de las tres del Chaco
boliviano. La mayoría de la población es guaraní del grupo étnico Isoseños,
correspondiente al departamento de Santa Cruz, y que tienen un origen mestizo
entre Ava (guaraní) y Chané (awawak). La diferenciación económica y ejercicio

15
cultural en Cabezas están fuertemente influidos por factores históricos: peonaje en
las haciendas o dispersión geográfica por no poseer tierra. Aproximadamente el 45%
de la población exclusivamente guaraní (Díez Astete, 2011).

Hasta el 2008 la mayoría de la población de Cabezas (70%) no pertenecía a ninguna


asociación de productores. El restante 30% pertenecía a una de las diez
asociaciones existentes entonces.

2.3 Municipio de Samaipata

El Municipio de Samaipata es capital de la Provincia Florida del Departamento de


Santa Cruz. En su totalidad ocupa una superficie aproximada de 2,053.76 km 2.

El municipio se encuentra en la región bioclimática termotropical pluviestacional. De


ello resultan temporadas lluviosas (de noviembre a marzo) y secas (de abril al
octubre) bien marcadas (Navarro, 2011).

Geológicamente, Samaipata corresponde al sistema subandino con formación


tectónica erosiva. Ello determina la propensión de sus pendientes y suelos al
deslizamiento y arrastre de sedimentos. Respecto al paisaje, incluye montana,
colinas, pie de serranía, valles y terrazas (en la ribera de los ríos).

Samaipata es parte de la cuenca internacional del Amazonas a través de dos


cuencas intermunicipales, la del Río Yapacaní (con cinco sub-cuencas) y la del Río
Piraí (con 15 sub-cuencas). A su vez, ambas son parte de la sub-cuenca
interdepartamental del Río Grande. Este número elevado de cuencas contribuye a la
abundancia de recursos hídricos a través de ríos secundario, vertientes y aforos.

El municipio también es parte del Parque Nacional Amboró (PNA), el cual cubre un
superficie de más de 637 mil hectáreas distribuidas entre nueve municipios de cuatro

16
provincias del Departamento de Santa Cruz. El 70% de la superficie es estrictamente
parque natural y el restante 30% área natural de manejo integrado.

El 34% de la superficie de Samaipata está dentro del PNA, lo que hace que tenga
una gran riqueza biológica, especialmente de fauna silvestre. Las actividades
ganaderas ocupan cerca del 30% del área y otro 30% se destina a la actividad
forestal, que incluye la extracción de madera, aprovechamiento de leña y la
recolección de productos no maderables. La superficie restante del municipio se
distribuye entre la agricultura (alrededor del 6%) y la zona urbana.

A pesar de ocupar un área reducida, la agricultura la actividad económica más


importante junto con la ganadería y el turismo. La caza y pesca no son relevantes en
la dinámica socio-económica del municipio. Los principales mercados para la
producción agropecuaria de Samaipata son Santa Cruz de la Sierra y Cochabamba.

La propiedad de la tierra es individual, es casi inexistente la propiedad comunitaria.


Más del 80% de las propiedades son de pequeña escala (de 1 a 50 hectáreas).
Alrededor del 8% son de mediana envergadura (de 51 a 100 hectáreas), y el restante
son de gran escala con superficies mayores a 100 hectáreas.

La población de Samaipata y la influencia cultural es oriental, quechua y europea. En


menor grado existe población aymara y guaraní. La composición demográfica del
municipio está determinada por los procesos paralelos de emigración de la gente
local a Santa Cruz de la Sierra, y la inmigración del interior y exterior de Bolivia.

2.4 Sistemas alimentarios estudiados

Colonna et al. (2013) distingue los siguientes sistemas alimentarios según las
características e interrelaciones entre las actividades que cada sistema alimentario
involucra: (i) sistemas alimentarios domésticos; (ii) sistemas alimentarios locales; (iii)
sistemas de producción de alimentos regionales; (iv) sistemas agroindustriales; y (v)

17
sistemas alimentarios de calidad diferenciada. La investigación se enfocó en tres de
estos sistemas, los cuales – dadas las características del contexto nacional y local
donde se materializan – adquieren denominaciones y características particulares.
Estos sistemas son: (a) sistema alimentario agroindustrial; (b) sistema alimentario
indígena relativo a una combinación del sistema doméstico y local según la
clasificación de Colonna et al. (20013); y (c) sistema alimentario agroecológico,
correspondiente en gran medida al de calidad diferenciada.

2.4.1 Sistema alimentario agroindustrial

En el contexto de la investigación, el sistema alimentario agroindustrial se estudia en


el Municipio de San Pedro. Este municipio se ubica en la denominada Zona Este de
Expansión, establecida entre finales de los 70´s y mediados de los 80´s, con el fin de
ampliar la superficie agrícola como parte del Proyecto “Tierras Bajas” ejecutado por
el gobierno central y el Banco Mundial (Pérez Luna, 2007). Inicialmente este proceso
comenzó con el cultivo de algodón, caña de azúcar y arroz. Actualmente está
especializado en el monocultivo de soya, y en segundo orden en el de arroz y caña
de azúcar.

De manera general, el sistema alimentario agroindustrial se caracteriza por su


enfoque en la producción para mercados masivos con el fin de reducir los costos y
maximizar los beneficios económicos. Se dinamiza a través economías de escala y la
tecnificación de la producción aplicando un paquetes tecnológicos específicos
compuestos por diferentes insumos sintéticos, maquinaria pesada y semillas
comerciales (híbridas, mejoradas o genéticamente modificadas). Las distancias entre
productores y consumidores son considerables y en el proceso de comercialización
interviene un número importante de intermediarios (Colonna et al., 2013).

Otra característica importante de este sistema es la provisión y actualización


constante de tecnología y servicios con el fin de dinamizar la economía monetaria
alrededor de la agricultura (Thompson et al., 2007) y generar ingresos en el corto

18
plazo (Chumacero (Coord.), 2013). En el contexto de San Pedro y los monocultivos
que allí se producen, esta característica se traduce en el mercado de servicios de
asesoramiento técnico, créditos en efectivo o en especie (por ejemplo, a través de
agroquímicos o maquinaria), transporte, almacenamiento y procesamiento.

La prestación y acceso de servicios en el sistema agroindustrial de San Pedro


conlleva una dinámica socio-económica cuyos efectos varían según la capacidad de
inversión de los productores (Suárez et al., 2010). Habitualmente, los productores de
gran escala son los mayores inversores en el mercado de servicios, quienes acceden
a éstos de manera directa y quienes los ofertan a productores de mediana y pequeña
escala. Por tanto, la demanda de servicios se concentra éstos últimos,
particularmente entre quienes no cuentan con tierra ni maquinaria propia. La
dinámica de prestación de servicios – especialmente de crédito – en el sistema
agroindustrial de San Pedro y de la región soyera de Bolivia en general, es una de
las principales razones para la generación de deudas entre los productores de
pequeña escala (Catacora-Vargas, 2007).

La expansión de la tierra agrícola y su concentración en actores con elevada


capacidad de inversión es otro elemento intrínseco del sistema agroindustrial en
Bolivia, particularmente en la dinámica de la soya y otros monocultivos (Colque,
2014). Algunos resultados directos de ello son la severa deforestación, el
encarecimiento de la tierra y la inequidad en el acceso y uso de la misma entre
productores de pequeña (con menos de 50 hectáreas) y gran escala (con más de
500 hectáreas) (Catacora-Vargas et al., 2012; Urioste Estenssoro (Coord.), 2008).

2.4.2 Sistema alimentario indígena

El sistema alimentario indígena fue estudiado en el Municipio de Cabezas. Dadas


sus características actuales, este sistema corresponde a los sistemas alimentario
doméstico y local según la tipificación realizada por Colonna et al. (2013), aunque
también se relaciona con el agroindustrial sin ser parte de este.

19
Con base a lo anterior, los elementos predominantes del sistema alimentario
indígena estudiado son la producción para el auto-consumo. Sólo los excedentes son
comercializados y a través de circuitos sociales inmediatos o locales. El intercambio
de alimentos y semillas es otra práctica importante. El procesamiento artesanal se
practica dentro de las familias con fines de conservación y autoconsumo. Otras
características de este sistema alimentario son la redistribución de los recursos
productivos disponibles, diversificación de actividades económicas y baja inversión.

En el caso específico de la comunidad estudiada en el Municipio de Cabezas, el


sistema alimentario indígena caracterizado tiene una cercana interacción con el
sistema agroindustrial. El propósito de esta interacción es el aprovisionamiento de
alimentos no producidos o insuficientes.

Un aspecto distintivo del sistema alimentario indígena es la forma de tenencia de la


tierra. En la comunidad de estudio, esta proviene de la percepción guaraní del
territorio, identificado como un espacio ecológico-económico. De aquí resultan tres
dimensiones del mismo: Una definida como el “territorio” per se que es de uso
comunitario, tanto para las personas como para los animales domésticos. Es en este
espacio se realizan actividades económicas y alimentarias complementarias, como la
extracción de madera y caza, respectivamente. La otra dimensión del territorio es la
“tierra de cultivo” (o chaco en el lenguaje coloquial), donde se practica una agricultura
de subsistencia especialmente con base a policultivos o cultivos asociados. La última
dimensión es “el lugar de la vivienda” que es el ámbito doméstico familiar de la
familia ampliada e incluye una pequeña huerta (Díez Astete, 2011).

Los sistemas indígenas en general, pero particularmente en las tierras bajas de


Bolivia, atraviesan por un deterioro socio-cultural, incluyendo el alimentario. Los
factores causales más importantes son: (i) la marginalización que es objeto la
agricultura y dinámica indígena; (ii) los cambios demográficos por la migración hacia
las ciudades cercanas en búsqueda de trabajo; (iii) la urbanización que llega hacia

20
los territorios indígenas pero también la que es introducida a través de los programas
de desarrollo estatal y de compensación por la explotación de hidrocarburos, como la
electrificación y la apertura de caminos; (iv) los cambios en los patrones de consumo
de alimentos por la expansión del sistema alimentario agroindustrial; (v) el deterioro
ambiente, entre otros (Colque et al., 2015; Díez Astete, 2011).

2.4.3 Sistema alimentario agroecológico

Siguiendo la categorización de Colonna et al. (2013), el sistema alimentario


agroecológico estudiado en el Municipio de Samaipata, se relaciona con los sistemas
de calidad diferenciada de “alimentos con cualidades naturales”, que incluye a los
biológicos, orgánicos y otros de denominación similar. Con base a la tipificación
realizada por los autores mencionados, el sistema alimentario agroecológico está
vinculado con procesos que generan productos con atributos ecológicos y éticos
(relacionado con la responsabilidad socio-cultural). La diversificación productiva, la
organización a través de redes y los mercados directos son algunas de las
principales características de este sistema alimentario.

Altieri y Nicholls (2000); Gliessman (2015); Nicholls et al. (2013); Norgaard y Sikor
(1999); Sevilla Guzmán (2006), entre otros, proveen mayor detalle sobre las
propiedades de los sistemas alimentarios agroecológicos. A nivel ecológico-técnico,
se encuentra el potenciamiento de la agrobiodiversidad desde el predio hasta la
dieta, por lo que no se practica el monocultivo. También la aplicación de un manejo
destinado a la conservación de suelos y el reciclaje de nutrientes, materiales y
energía. Respecto a la dimensión socio-cultural, resalta la auto-gestión; el
relacionamiento económico mediante circuitos cortos; la pluri-actividad a lo largo del
sistema alimentario, ya la producción como la comercialización es altamente
protagonizada por la familia o asociación productora; la utilización del conocimiento
local; y el auto-consumo. Adicionalmente, los valores de conservación son premisas
centrales, por lo que existe un permanente reconocimiento de la relación intrínseca
entre en entorno biofísico y el componente social.

21
En el Municipio de Samaipata, el sistema alimentario agroecológico está
protagonizado por diferentes actores. Entre ellos, productores individuales o
articulados en iniciativas comunes; productores individuales de nacionalidad
extranjera; consumidores motivados por la alimentación saludable y conservación
ecológica; y el sector público (Gobierno Autónomo Municipal de Samipata y el
Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras a través del Consejo Nacional de Producción
Ecológica, MDRyT-CNAPE).

En consistencia con las características de los sistemas alimentarios agroecológicos


que la literatura reporta, los actores productivos del mismo en Samaipata tienen tres
características comunes. Una es la producción en superficies pequeñas de tierra (no
mayor a 5 hectáreas) con diferentes niveles de agrobiodiversidad.

La segunda característica común es la pluri-actividad, o la realización de múltiples


actividades a lo largo del sistema. En diferentes grados, los/as agricultores/as
agroecológicos, sus familias o asociaciones (si es que pertenecen a alguna),
participan en producción en campo, transformación total o parcial de sus productos,
y en varios casos en el transporte cuando sus mercados de venta éstos están fuera
de Samaipata, o venden su producción directamente al consumidor desde sus
propias parcelas productivas. Finalmente, la cosecha diversificada es otro elemento
común entre los actores del sistema alimentario agroecológico, la cual juega un rol
importante en la alimentación familiar.

Adicionalmente, varios agricultores/as están relacionados con iniciativas de


desarrollo de mercados ecológicos locales, ya sea por medio del MDRyT-CNAPE o
la Plataforma Agroecológica del Trópico, Sub-Trópico y Chaco. En el primer caso, el
apoyo es en la obtención del sello nacional de producción ecológica o en transición
además del apoyo en la participación en ferias locales (por ejemplo, en el puesto del
MDRyT-CNAPE en la feria dominical de Samaipata). El segundo caso se trata de
una iniciativa de varias instituciones cuyo objetivo es fomentar la producción y

22
consumo de alimentos agroecológicos. Para ello han implementado un sello
alternativo de garantía y realizan ferias de promoción y venta en Santa Cruz de la
Sierra (https://plataformaagroecologica.wordpress.com).

23
CAPÍTULO III. MARCO METODOLÓGICO
3.1 Aspectos epistemológicos

Reconociendo que la agrobiodiversidad es en sí y a su vez resultado de sistemas


complejos, y que existe una cercana relación entre agrobiodiversidad y los procesos
socio-culturales, la investigación fue desde un análisis transdisciplinar, diálogo de
saberes (incluyendo el inter-científico) e investigación participativa revalorizadora.

3.1.1 Transdisciplinariedad

Dada la complejidad de la realidad, sus componentes y procesos, el acercamiento a


la misma requiere un abordaje desde diferentes disciplinas y metodologías. La
transdisciplinariedad, se refiere al análisis “más allá de los límites disciplinares”; es
decir, mediante la integración y la aplicación de diferentes saberes, ciencias,
metodologías y niveles de reflexión en los procesos de investigación. Esto, con el fin
de alcanzar una aproximación a la realidad de la forma más sistémica y holística
posible, sustituyendo el pensamiento lógico-lineal por el complejo, y la noción de una
única realidad por otra contextual y relacional (Max-Neef, 2005; Nicolescu, 2010).

La transdisciplinariedad más que un aspecto metodológico es un abordaje


epistemológico porque resulta del reconocimiento que sólo mediante el análisis de la
complejidad de los sistemas es posible tener un mejor entendimiento de la realidad.
En este contexto, se entiende por sistema complejo a aquel que deriva de la
convergencia de procesos de diversa naturaleza cuyas interacciones definen la
estructura y funcionamiento de un sistema (García, 2008). Por ejemplo, el grado de
diversidad biológica en las dinámicas alimentarias, en el caso del presente estudio.
Al reconocer la complejidad y por tanto la multi-dimensionalidad de los componentes
de la realidad, los cuales a su vez son heterogéneos y de mutua dependencia, la
integración e interacción de diversas disciplinas se convierte en la metodología
imprescindible para describir hechos y procesos.

24
El enfoque transdisciplinario adquiere una importancia especial respecto a estudios
sobre (agro)biodiversidad dada su complejidad, múltiples funciones y procesos de
co-evolución eco-social de la que resulta (Vara-Sánchez y Cuéllar-Padilla, 2013).
Para el estudio de la agrobiodiversidad en diferentes sistemas alimentarios, la
transdiciplinariedad fue aplicada integrando aspectos relevantes aportados por la
biología, agroecología, agronomía y nutrición para caracterizar la diversidad vegetal y
animal existente en los lugares de producción agrícola, las formas de acceso a
semillas, y el aporte de la agrobiodiversidad en la alimentación familiar. De esta
manera, fue posible una aproximación en la comprensión del grado de
agrobiodiversidad con la inclusión de aspectos sociales y culturales inter-
relacionados, y no únicamente desde dinámicas lineales especialmente biológicas o
agronómicas.

3.1.2 Diálogo de saberes

A partir de la perspectiva transdiciplinaria, surge la necesidad del diálogo de saberes,


descrito como un abordaje epistemológico y metodológico que reconoce que todo
sujeto y los diferentes tipos de saberes son relevantes para la construcción
compartida de conocimientos (Ghiso, 2000). Desde una mirada práctica, Martínez-
Torres y Rosset (2014) describen al diálogo de saberes como el intercambio entre
diferentes tipos de conocimientos, formas de conocer y bagajes culturales, alejado de
un pensamiento unilateral. El resultado, es la generación de nuevas ideas, maneras
de aprender y modos de acción colectiva. Estos autores indican que la agroecología
y temas conexos como soberanía alimentaria, inherentemente se dinamizan a través
del diálogo de saberes. Tapia y Syndicus (2012) complementan que este abordaje
fomenta la participación, y con ello la consideración de la heterogeneidad de la
realidad.

En el contexto del presente estudio, el diálogo de saberes se aplicó a través la


complementación de las ciencias (o diálogo inter-científico) con conocimientos
locales de los actores relevantes, principalmente agricultores/as y consumidores

25
dentro de las familias de las comunidades productoras incluidas en el presente
estudio. Mediante el involucramiento e interacción de diferentes tipos, fuentes y
formas de conocimiento, fue posible un acercamiento a la vivencia y convivencia de
los actores locales en sus propios contextos eco-sociales. Ello aportó a comprender
de mejor manera algunos de la racionalidad detrás de los diferentes niveles de
agrobiodiversidad en los sistemas alimentarios caracterizados.

De manera más concreta, en esta la investigación el diálogo de saberes se ejercitó a


nivel local mediante la interacción con los actores locales. En una primera instancia
compartiendo el objetivo y alcances de la investigación para avanzar hacia la
planificación conjunto de las visitas y observaciones de campo. Posteriormente, los
resultados fueron devueltos a los y las participantes mediante gráficos explicativos de
los hallazgos. Esto procedimiento contribuyó a una mejor del estudio por parte de los
actores locales y también a generar conversaciones y análisis complementarios de lo
investigado.

3.1.3 Investigación participativa revalorizadora

Como resultado inherente del enfoque transdisciplinar y de diálogo de saberes, la


investigación se realizó desde el enfoque de la investigación participativa
revalorizadora. Este tipo de investigación, como su nombre indica, se centra en
revalidar y recrear los saberes, conocimientos, experiencias y lógicas de los actores
locales desde su propia vivencia y prioridades (Tapia y Syndicus, 2012). En otras
palabras, aspira a una participación interactiva y autónoma en la que los/as
actores/as junto con los /as investigadores/as se involucran en análisis compartidos y
planes de acción (ya sea de investigativos u operativos) (de Boef y Thijssen, 2007).
Como resultado de la participación, el proceso se dirige a generar empoderamiento
local (Baumgartner et al., 2011)

El alcanzar la investigación participativa revalorizadora implica la convivencia desde


la vida cotidiana de las personas, familias y comunidades donde se quiere tener una

26
aproximación a la realidad. Ello permite no sólo tener conocimiento de las
condiciones locales y los códigos de comunicación, sino también la comprensión de
la percepción de los actores involucrados de su propia realidad y de su entorno eco-
social (Tapia y Syndicus, 2012). El enfoque de revalorización adquiere mayor
importancia ante los casos de pérdida de saberes sobre la agrobiodiversidad, lo que
implica la reducción de conocimiento y estrategias adaptadas a los contextos eco-
sociales (Vara-Sánchez y Cuéllar-Padilla, 2013).

Como se describió anteriormente, la presente investigación reconoce que más allá


de las cuestiones biológicas y agronómicas, la agrobiodiversidad es el resultado de la
dinámica eco-social de las estrategias de vida y de los conocimientos asociados; los
cuales son protagonizados y construidos, respectivamente, por los/as agricultores/as
(Altieri, 2004). Por tanto, la agrobiodiversidad y su estudio se dio considerando el
contexto y su múltiples variables, entre ellas económicas, ecológicas, sociales,
políticas, etc. (Delgado, s.f.) y, en cierto grado, el proceso de co-evolución
Naturaleza-Sociedad-Naturaleza según Norgaard y Sikor (1999). Con base a todo lo
anterior, la investigación participativa revalorizadora se implementó a lo largo del
estudio mediante el diálogo con los/as productores facilitados por preguntas guía y
de reflexión, tanto en la fase de investigación per se, como en la devolución de la
información colectada.

3.2. Diseño metodológico

3.2.1 Aspectos generales

Con base al objetivo general y los objetivos específicos, el diseño metodológico


aplicado fue de carácter mixto descriptivo-analítico. Mixto porque integró la
investigación cuantitativa con la cualitativa para generar datos estadísticos
complementados con información de contenido, interpretación de procesos,
perspectivas y racionalidad de los actores locales según su contexto y redes de
relaciones (Harwell, 2011; Páramo, 2013), no sólo enfocada a los datos sino también

27
a los procesos y sus causas, especialmente socio-económicas (Hernández et al.,
2010; Páramo, 2013b). El enfoque utilizado es también descriptivo-analítico porque
incluyó la caracterización del estado de la agrobiodiversidad en diferentes sistemas
alimentarios, y una aproximación a las causas socio-económicas que lo determinan.

3.2.2 Niveles, categorías y técnicas de análisis

Los niveles de análisis fueron tres: (i) índice de agrobiodiversidad; (ii) conservación
in-situ de la agrobiodiversidad vegetal y animal; y (iii) contribución de la
agrobiodiversidad a la alimentación familiar. A continuación se describe la
metodología aplicada en cada uno de ellos.

Índice de agrobiodiversidad

Enfocado a responder la pregunta ¿Cuál es el índice agrobiodiversidad existente en


la producción de los sistemas alimentarios predominantes de San Pedro, Cabezas y
Samaipata? El análisis de la agrobiodiversidad se basó en el cálculo de los índices
tradicionales por ser los más utilizados en estudios relacionados a este tema (por
ejemplo, Leyva Galán y Lores Pérez, 2012; Salmón et al., 2012). Los índices
calculados son la riqueza de especies (S), el índice de diversidad de Shannon (H'),
índice de dominancia de Berger-Parker (BP) y el índice de equitabilidad de Simpson
(E).

Las fórmulas de los índices aplicados son:

Índice de diversidad de Shannon (H')


H' = Σ [ni / N * ln (ni / N)]
Donde:
N = Número total de especies en el sistema
n = Número de individuos de una especie

28
Índice de dominancia de Berger-Parker (BP)
BP = Nmax/N
Donde:
Nmax = Número de individuos de la especie más abundante

Índice de equitabilidad de Simpson (E)


E = (1/D)/S
Donde:
D = Índice de diversidad de Simpson definido como D = 1 - Σ(ni / N)2
S = Número de especies en el sistema

Se utilizaron diferentes índices a fin de disponer de valoraciones complementarias


para entender de mejor manera las dinámicas de la agrobiodiversidad en los
sistemas estudiados, ya que ningún índice por sí solo y de manera aislada tiene esta
capacidad (Morris et al., 2014). El índice de diversidad H', como su nombre indica,
generó información sobre la gama de especies según la proporción del número de
individuos por especies y el número total de individuos de todas las especies en el
sistema. Por su parte, BR es un indicador de la dominancia de una especie sobre
otras según el número de individuos. BR fue seleccionado por ser simultáneamente
biológicamente significativo y de fácil cálculo, siendo calificado como uno de los
indicadores de mejor desempeño de dominancia de especies (Magurran, 2004; May,
1975). Finalmente, E complementa al índice de dominancia expresando la
distribución equitativa de los individuos de las especies. Se optó por aplicar E por
basarse en el índice de diversidad de Simpson (D), considerado altamente
significativo y robusto por su capacidad de captar la varianza de la distribución de la
abundancia de especies (Magurran, 2004).

Los datos requeridos para el cálculo de los diferentes índices se obtuvieron mediante
un diagnóstico participativo consistente en visitas a los predios de producción con
los/as agricultores. Allí se realizaron croquis y muestreos aleatorios para definir la
diversidad y densidad de las especies agrícolas. Los datos colectados en las visitas

29
de campo fueron complementadas con un cuestionario y, cuando fue requerido, por
entrevistas semi-estructuradas para mejorar la claridad de los datos. El Anexo 1
presenta el formato de consolidación de los datos colectados para el cálculo de los
índices de agrobiodiversidad, entre otros.

Conservación in-situ de la agrobiodiversidad

Consistió en responder la pregunta ¿Cuál es la agrobiodiversidad nativa conservada


in-situ de los agroecosistemas de los sistema alimentarios en estudio? Para ello, se
realizó la identificación de variedades vegetales y razas animales nativas. El fin de
esta caracterización fue tener una aproximación a cuál tipo de sistema alimentario
tiende mayor potencial de conservación in-situ.

Las categorías de análisis aplicadas a este nivel del estudio fueron: (i) presencia y
abundancia relativa de especies vegetales nativas; (ii) presencia de especies
animales nativas; y (ii) acceso y rotación del material genético utilizado. De manera
complementaria, se caracterizó el período de rotación del mismo respecto a las
especies vegetales de la agrobiodiversidad presente. Este análisis se enfocó sólo en
los vegetales por tener mayor precisión en la narrativa y memoria de los/as
agricultores/as entrevistados/as.

La colección de información se realizó mediante cuestionarios y entrevistas abiertas.


En el Anexo 1 se encuentra el formato de consolidación de los datos colectados
sobre la conservación in-situ, entre otros.

Contribución de la agrobiodiversidad a la alimentación familiar

Este aspecto responde a la pregunta ¿La agrobiodiversidad producida localmente


contribuye en la alimentación de las unidades familiares de los/as agricultores/as?
Para ello se caracterizó: (i) el volumen de la cosecha destinada al auto-consumo, y
(ii) aporte nutricional de la agrobiodiversidad.

30
El volumen de la cosecha destinada a la alimentación familiar se realizó con base los
volúmenes totales y sub-totales de la cosecha del sistema y por cultivo,
respectivamente, con base a los registros de los/as entrevistados respecto a la última
temporada agrícola. Debido a la imprecisión de datos respecto a la agrobiodiversidad
animal, esta categoría de análisis se enfocó sólo a los cultivos.

El aporte nutricional de la agrobiodiversidad producida (vegetal y animal) en la dieta


de la unidad familiar se determinó a través de la aplicación de la metodología del
“Recordatorio de las 24 horas”. La aplicación de esta metodología consistió de tres
etapas. La primera enfocada a recordar las comidas preparadas en día anterior y los
ingredientes utilizados. En caso que el día anterior correspondiente no representaba
un día habitual de preparación de alimentos (por ejemplo, por ser una fiesta, la
familia comió extraordinariamente fuera de casa, enfermedad, u otro), entonces el
análisis enfocó al menú de dos días antes al cuestionario. La segunda etapa de la
metodología aplicada consintió en recapitular con el/la entrevistado/a la forma de
preparación de cada una de las comidas elaboradas, registradas bajo el formato de
receta. Finalmente, la tercera etapa se enfocó al pesaje de cada uno los ingredientes
utilizados según las proporciones mencionadas. Para ello se utilizó una balanza
eléctrica compacta marca Taylor Modelo 3817.

El análisis de los aportes nutricionales de la agrobiodiversidad se realizó con base a


la Tabla Boliviana de Composición de Alimentos publicada por el Ministerio de Salud
(INLASA, 2005)

En el Anexo 1 se encuentra el formato donde se registraron los datos de volúmenes


de cosecha por cultivo destinada a la alimentación familiar, entre otros colectados en
la investigación. En el Anexo 2 se incluye el formato utilizado para el ejercicio de
“Recordatorio de las 24 horas”.

31
3.2.3 Ubicación del estudio

Siguiendo lo mencionado anteriormente, a continuación se especifican las


comunidades visitadas:

- En el Municipio de San Pedro, las comunidades de San Pedro y Sagrado


Corazón para el estudio del sistema agroindustrial.

- En el Municipio de Cabezas, la comunidad indígena La Ripiera, la cual es


parte del Territorio Comunitario de Origen (TCO) Tekovo Mora. En esta
comunidad se caracterizó el sistema alimentario indígena.

- En el Municipio de Samaipata, las comunidades de Samaipata y Bermejo para


investigar el sistema alimentario agroecológico.

La Figura 2 detalla la ubicación de los municipios visitados.

Figura 2. Ubicación de las comunidades de estudio.

32
3.2.3 Número y selección de la muestra
El estudio reporta los hallazgos de 25 agroecosistemas: (i) diez en el sistema
agroindustrial en las comunidades de San Pedro y Sagrado Corazón del Municipio de
San Pedro, (ii) seis en el indígena en La Ripiera en el Municipio de Cabezas, y (iii)
nueve en el agroecológico en las comunidades de Samaipata y Bermejo del
Municipio de Samaipata (Cuadro 1). En casa agroecosistema se aplicaron dos
encuestas: (a) sobre agrobiodiversidad y temas relacionados (según el formato de
consolidación de datos del Anexo 1) y (b) “Recordatorio de las 24 horas” (Anexo 2).
Adicionalmente se realizaron 16 entrevistas abiertas tipo conversación. El Cuadro 2
provee la lista codificada de los agroecosistemas caracterizados y el tipo de
instrumento aplicado. La investigación se realizó de febrero a julio 2016, cubriendo la
temporada agrícola de verano 2015/2016.

Cuadro 1. Detalle del número de muestra del estudio.

Encuestas Recordatorio
Sistema Entrevistas
Municipio Comunidad agrobiodiversidad de 24 horas
alimentario abiertas (#)
(#) (#)
Agroindustrial San Pedro San Pedro 8 8 4
S. Corazón 2 2 2
Indígena Cabezas La Ripiera 6 6 4
Agroecológico Samaipata Samaipata 4 4 3
Bermejo 5 5 3
Total 25 25 16

El estudio se enfocó en productores de pequeña a mediana escala por dos motivos:


(i) la factibilidad de acceder a ellos en el sistema agroindustrial, ya que los de gran
escala generalmente viven en Santa Cruz de la Sierra; y (ii) facilitar el análisis
comparativo entre los tres sistemas, ya que en el sistema indígena y agroecológico
las superficies de producción son de pequeña escala.

La selección de los agroecosistemas se realizó de forma no-paramétrica, mediante la


referencia y contacto de las mismas personas entrevistadas. Esto siguiendo la
costumbre local de visitar y conversar sólo con aquellas personas dispuestas a

33
contribuir con la investigación. Aproximadamente un 50% de las personas
contactadas en el sistema agroindustrial y un 30% en el agroecológico no aceptaron
participar en la investigación. Según la opinión de productores/as con quienes se
realizó la investigación, esto se debe al recelo que genera proveer datos que puedan
ser utilizados en procesos impositivos y de reversión de tierras. En otros casos, fue la
falta de interés por conversar y compartir información sobre las actividades
productivas por el tiempo que ello resta a las actividades agrícolas.

Cuadro 2. Lista codificada de los agroecosistemas y dietas familiares caracterizados.

Instrumento aplicado

Recordatori

Entrevistas
Sistema

Encuestas
Superficie

agrobiov.

abiertas
o de 24
Código Municipio Comunidad

horas
alimentario (hectáreas)

AI01 Agroindustrial San Pedro San Pedro 20.000 x x x


AI02 Agroindustrial San Pedro Sagrado Corazón 20.150 x x x
AI03 Agroindustrial San Pedro San Pedro 260.000 x x
AI04 Agroindustrial San Pedro Sagrado Corazón 130.000 x x x
AI05 Agroindustrial San Pedro San Pedro 54.000 x x x
AI06 Agroindustrial San Pedro San Pedro 20.000 x x
AI07 Agroindustrial San Pedro San Pedro 50.000 x x
AI08 Agroindustrial San Pedro San Pedro 110.000 x x x
AI09 Agroindustrial San Pedro San Pedro 9.000 x x x
AI10 Agroindustrial San Pedro San Pedro 87.000 x x
ID01 Indígena Cabezas La Ripiera 0.029 x x x*
ID02 Indígena Cabezas La Ripiera 0.005 x x
ID03 Indígena Cabezas La Ripiera 1.026 x x x
ID04 Indígena Cabezas La Ripiera 0.002 x x
ID05 Indígena Cabezas La Ripiera 0.010 x x x
ID06 Indígena Cabezas La Ripiera 0.129 x x
AE01 Agroecológico Samaipata Samaipata 0.550 x x x
AE02 Agroecológico Samaipata Samaipata 0.025 x x x
AE03 Agroecológico Samaipata Bermejo 0.860 x x
AE04 Agroecológico Samaipata Bermejo 3.096 x x x*
AE05 Agroecológico Samaipata Bermejo 7.000 x x
AE06 Agroecológico Samaipata Bermejo 2.186 x x x
AE07 Agroecológico Samaipata Samaipata 3.207 x x x
AE08 Agroecológico Samaipata Bermejo 2.400 x x
AE09 Agroecológico Samaipata Samaipata 1.100 x x
* Dos entrevista realizadas a diferentes personas de la misma unidad familiar.

34
3.2.3 Análisis de datos

Los datos colectados fueron consolidados en Excel para su respectivo análisis


aritmético y estadístico. El análisis estadístico consistió en la determinación de las
diferencias significativas con base a las medias y barras de error según intervalos de
confianza del 95%, siguiendo el análisis descrito por Cumming y Finch (2005) y
Schenker y Gentleman (2001).

35
CAPÍTULO IV. ÍNDICE DE AGROBIODIVERSIDAD

4.1 Riqueza de especies

La riqueza o número de especies dentro de un sistema es un indicador sencillo,


directo y altamente descriptivo del estado de diversificación biológica de sistemas
silvestres y manejados, como el agrícola. En el caso de agroecosistemas
especializados, como los agroindustriales, la riqueza de especies es reducida. Esto
se refleja en los resultados resumidos en la Figura 3. El sistema agroindustrial de
San Pedro tiene la menor riqueza agro-biológica, tanto de animales como vegetales.
En general, los agroecosistemas incluyen tres especies: soya, arroz y otro (se
registró el cultivo de ají, ganado vacuno y gallinas). En contraposición, el sistema
agroecológico en Samaipata contienen la mayor agrobiodiversidad, siendo su
promedio 22 especies con el mínimo encontrado de cinco y el máximo de 55, la
mayoría de cultivos. Por su lado, el sistema indígena de La Ripiera es, en cierto
grado, un intermedio entre el agroindustrial y el agroecológico con un promedio de
once especies. En el sistema indígena prevalecen los cultivos de maíz, frijol y yuca
entre los vegetales, y ganado vacuno y gallinas entre los animales.

Con base a los promedios descritos, el sistema agroindustrial tiene un nivel de


riqueza de especies significativamente más reducidos que los otros. Entre los
sistemas indígena y agroecológico – si bien con promedios significativamente
diferentes – existe una sobre-posición parcial en el número de especies. Esto porque
los sistemas agroecológicos menos complejos y biodiversos, incluyen un número de
especies similar a los encontrados en los sistemas más agrodiversos de La Ripiera
(Figura 4).

36
Figura 3. Riqueza de especies (S) en los sistemas alimentarios estudiados.
Fuente: Elaboración propia.

Figura 4. Análisis de diferencia significativa de la riqueza de especies (S) en los


sistemas alimentarios estudiados.
Fuente: Elaboración propia.

4.2 Índice de diversidad de Shannon

El índice de Shannon (H') provee información sobre la heterogeneidad de especies


relacionada con su abundancia. Por lo que a mayor diversidad de especies y mayor
individuos dentro de cada una, mayor es el valor de H'.

37
La Figura 5 muestra que los tres sistemas analizados son significativamente
diferentes entre sí en términos de agrobiodiversidad absoluta. En promedio, el
sistema agroindustrial presenta un índice H' de 0.39 y el indígena de 1.19. A pesar
que en el sistema indígena el nivel de agrobiodiversidad es evidentemente mayor
que en el agroindustrial, ambos se encuentran por debajo del valor de diversidad
habitual de H', el cual generalmente varía de 1.50 a 3.50 en estudios empíricos
(Magurran, 2004). En todo el estudio realizado, el valor de agrobiodiversidad más
bajo registrado fue de 0.00 en dos agroecosistemas agroindustriales. En uno (AI05)
donde se sólo se cultiva arroz (como especie vegetal) y se crían pocas cerdos (como
especie animal). A pesar de existir dos especies en el agroecosistema, el valor de H'
fue nulo por la diferencia en la proporción de individuos: aproximadamente 36
millones de plantas de arroz versus 3 unidades de cerdos. El otro agroecosistema
(AI05) también con H' igual a cero, incluye dos especies, soya (con
aproximadamente 18 millones de individuos) y ganado vacuno (seis cabezas). Con la
diferencia en el número de individuos por especie en ambos casos, los ejemplos se
tratan básicamente de un solo monocultivo.

El sistema agroecológico, por su lado, en promedio presenta un índice H' de 1.78.


Entre los sistema productivos visitados, el valor máximo registrado es de 2,46 en el
agroesistema AE05 con 55 especies de cultivos, seguido por AE01 con valor H'
similar (2.42) pero con 39 especies entre vegetales (35) y animales (nueve). A pesar
de la diferencia en el número de especies entre los ejemplos mencionados
(aproximadamente el 32% en el número de especies), la variación del valor del índice
de Shannon es muy limitada porque éste toma en cuenta la abundancia de individuos
en cada especie (aspecto que se complementará más adelante).

Los márgenes angostos de diferencia de H' son una de sus limitaciones en la


interpretación de datos, ya que valores similares (como los mencionados) no dan
pautas totalmente claras si se tratan de sistemas con niveles de diversidad próximos
o sustancialmente diferentes (Magurran, 2004). Por ello, la necesidad de relacionar el

38
índice de Shannon con ejemplos empíricos sobre la riqueza de especies y
complementarlo con otros índices. Éstos índices complementarios (de dominancia y
equitabilidad) junto con otros ejemplos de campo son descritos en los siguientes
subtítulos.

Figura 5. Análisis de diferencia significativa del índice de diversidad (H') en los


sistemas alimentarios estudiados.
Fuente: Elaboración propia.

4.3 Índice de dominancia de Berger-Parker

Para una mejor comprensión del nivel de agrobiodiversidad en los sistemas


estudiados, se complementó el análisis de diversidad de Shannon con el índice de
Berger-Parker (BP). Como se describió en la sección sobre el diseño metodológico,
BR es un indicador que expresa la dominancia de especies. Su inclusión es relevante
en los análisis de la agrobiodiversidad de un agroecosistema, ya que esta no sólo se
define por el número absoluto de especies, sino también por la abundancia de
individuos dentro las mismas, así como se ilustró con los ejemplos anteriores.

La Figura 6 muestra que la dominancia de especies en los sistemas de estudio. En


promedio, los agroecosistemas industriales fueron significativamente diferentes al
indígena y agroecológico por incluir menos especies producidas en monocultivo,
involucrando un número de individuos elevado que se sobre-pone al resto.

39
Figura 6. Análisis de diferencia significativa del índice de dominancia (BP) en los
sistemas alimentarios estudiados.
Fuente: Elaboración propia.

Siguiendo lo anterior, los agroecosistemas con menor riqueza o número de especies


generalmente presentan mayores niveles de dominancia de las mismas. Este patrón
se observa en la Figura 7. Los agroecosistemas industriales basados en monocultivo
(generalmente arroz o soya) tienen niveles de dominancia de especies elevados,
incluso llegando al valor máximo de 1.00. Este fue el caso de dos agroecosistemas,
uno de ellos (AI05) incluyendo un estimado de 18 millones de plantas de soya versus
seis vacas en una superficie de 50 hectáreas; y otro (AI02) con un estimado de 7.5
millones de plantas de soya en contraposición a menos de dos mil de ají y tres vacas
en un área de 20,15 hectáreas.

A pesar de tener mayor nivel de agrobiodiversidad, los sistemas indígenas también


tiene niveles elevados de dominancia de algunas especies (generalmente maíz, frijol
y yuca) aunque en números mucho menores que en el sistema agroindustrial. En el
caso de los sistemas productivos con mayor índice de dominancia, la especie más
abundante fue el pasto forrajero Brachiaria sp con algo más de 31 mil individuos
estimados (en ID03); mientras que en otro fue maíz con 117 plantas (en ID01).

40
El sistema agroecológico, por ser más diversificado y producir sobre pequeñas
unidades de tierra (en promedio 2.27 hectáreas en contraposición a 76 hectáreas en
promedio entre las personas entrevistadas en el sistema agroindustrial), involucra
una mayor agrobiodiversidad y menos dominancia de una especie en términos de
número de individuos. Por lo que el mayor grado de agrobiodiversidad en los
sistemas agroecológicos se refleja en una menor dominancia de especies, que varía
de baja a media-alta entre los sistemas caracterizados. Los valores mayores valores
de BP o de dominancia de especies se encontró entre los predios agroecológico en
estadios iniciales, donde las prácticas de asociación de cultivos es aun incipiente.

Figura 7. Índice de dominancia (BP) con relación a la riqueza de especies en los


sistemas alimentarios estudiados.
Fuente: Elaboración propia.

4.4 Índice de equitabilidad de Simpson

El índice de equitabilidad de Simpson (E) es complementario tanto para el índice de


diversidad H' como para el de dominancia BP. Mientras H' describe el nivel de
diversidad biológica, BP indica el grado de dominancia de la especie más abundante

41
y E describe el grado de equilibrio en el número de individuos entre de las especies.
Por ello, es posible tener sistemas con dominancias significativamente diferentes
entre sí (Figura 6), empero con niveles de equitabilidad comparables (Figura 8).

Entre los sistemas agroindustrial, indígena y agroecológico no existen diferencias


significativas respecto a E. Ello porque en los tres sistemas el contraste en el número
de individuos por especies es amplio, independientemente de la riqueza biológica.
Por ejemplo, en la diferencia radical en el número de individuos de plantas de arroz
(120 millones) en comparación con el de cerdos (30 unidades) de un mismo sistema
agroindustrial (en AI04), o de otro agroecológico entre las plantas de hibiscus (10 mil
plantas) y canela (3 plantas) (en AE05).

Figura 8. Análisis de diferencia significativa del índice de equitabilidad (E) en los


sistemas alimentarios estudiados.
Fuente: Elaboración propia.

La Figura 9 provee ejemplos adicionales sobre la distribución del número de


individuos según el área ocupada y el número de plantas respecto a la diversidad de
cultivos presente en algunos agroecosistemas. De manera general se aprecia que el
área ocupada no tiene relación estricta con el número de individuos (ver ejemplos
AI01 y AE07), siendo que la riqueza de especies más numerosas se encuentran
espacios más pequeños y en mayor densidad. Otra apreciación es que a menor
riqueza de especies, menor es la equitabilidad entre ellas (caso de AI01), o dicho de

42
otra manera, a mayor riqueza de especies, la distribución del número de individuos
se hace más equiparable (caso ID01 y AE07).

Distribución de la diversidad de cultivos Distribución de la diversidad de cultivos el


según el área ocupada número de plantas en el sistema

Sistema agroindustrial – AI01

Sistema indígena – ID01

Sistema agroecológico – AE07

Figura 9. Ejemplos de distribución de la diversidad de cultivos en los sistemas alimentarios.


Fuente: Elaboración propia.

43
4.5 Agrobiodiversidad y productividad

Se realizó el análisis de los niveles de producción total por superficie en uso y de la


productividad de las experiencias visitadas en los sistemas agroindustrial y
agroecológico. Con excepción de una experiencia (ID01), no se pudieron establecer
los datos de producción en el sistema indígena por la imprecisión de la información
provista por los/as entrevistados/as. En este análisis sobre rendimientos, se comparó
la productividad total del sistema (consolidando la cosecha de todos los cultivos de la
temporada verano 2015/2016) y se excluyó la biomasa generada por pastos al no
estar directamente relacionada con la productividad de cultivos con potencial de
consumo humano directo.

La Figura 10 muestra que en términos de valores medios, existe mucha diferencia en


los niveles de productividad entre el sistema agroecológico y agroindustrial. Con
relación al agroecológico, también muestra una amplia variación de estos sistemas
respecto al total de la producción por unidad de superficie. El Cuadro 3 y el Cuadro 4
complementan la información de la Figura 10 al proveer el detalle de los tres
agroecosistemas con mayor y menor producción de los sistemas alimentarios
estudiados. Con fines comparativos, en el Cuadro 3 se incluyó la información del
único sistema de producción indígena con el que se cuenta con datos concretos. Es
importante mencionar que los datos de productividad son proyecciones lineales, con
base a los volúmenes totales de producción y la superficie en uso en cada uno de los
agroecosistemas, a fin de poder realizar comparaciones equivalentes.

El sistema alimentario agroindustrial muestra los menores valores de productividad


en comparación al indígena y agroecológico (Cuadro 3, Cuadro 4 y Figura 11). En
una relación directa, los predios más productivos dentro de los sistemas indígena y
agroecológico tienen volúmenes de cosecha mayores en 55 y 48 veces,
respectivamente, que el predio más productivo dentro del sistema agroindustrial. De
igual forma, los predios agroecológicos menos productivos superan a sus homólogos
(los menos productivos) del sistema agroindustrial (Cuadro 4 y Figura 11). De hecho,

44
los valores de productividad más bajos del sistema agroecológico son comparables
con los valores de productividad más elevados del sistema agroindustrial, con la
diferencia que los primeros proveen mayor diversidad de cosecha que los segundos.

Figura 10. Análisis de diferencia significativa de la productividad proyectada con base a los
rendimientos actuales de los sistemas alimentarios agroindustrial de San Pedro y
agroecológico de Samaipata.
Fuente: Elaboración propia.

Cuadro 3. Detalle de agroecosistemas en sistemas alimentarios agroindustrial, indígena y


agroecológico con mayores niveles de productividad en la temporada agrícola 2015/2016.

Productividad
Sistema # Superficie Productividad
Agroecosistema total
alimentario Especies (ha) (ton/ha)
(ton/temporada)
AI02 Agroindustrial 2 20.15 70.23 3.49
AI09 Agroindustrial 1 9.00 28.40 3.16
AI03 Agroindustrial 2 260.00 710.00 2.73
ID01 Indígena 10 0.03 3.53 191.88
AE02 Agroecológico 35 0.03 4.10 163.46
AE01 Agroecológico 35 0.55 51.80 94.20
AE07 Agroecológico 8 3.21 64.76 20.19
Fuente: Elaboración propia con base a los datos de campo obtenidos.

45
Cuadro 4. Detalle de agroecosistemas en sistemas alimentarios agroindustrial y agroecológico con
menores niveles de productividad en la temporada agrícola 2015/2016.

Productividad
Sistema # Superficie Productividad
Agroecosistema total
alimentario Especies (ha) (ton/ha)
(ton/temporada)
AI06 Agroindustrial 2 20.00 42.90 2.15
AI10 Agroindustrial 2 87.00 187.60 2.16
AI01 Agroindustrial 2 20.00 45.00 2.25
AE03 Agroecológico 14 2.40 7.98 3.32
AE03 Agroecológico 18 0.86 3.14 3.66
AE06 Agroecológico 10 2.19 12.04 5.51
Fuente: Elaboración propia con base a los datos de campo obtenidos.

Figura 11. Productividad proyectada con base a los rendimientos actuales de los
sistemas alimentarios agroindustrial de San Pedro y agroecológico de Samaipata.
Fuente: Elaboración propia.

Los mayores niveles de productividad en sistemas agrobiodiversos está reportado en


la literatura (por ejemplo, Miguel et al., 2011; Altieri, 1999; Badgley et al., 2007;
Frison (Coord.), 2016; Pretty et al., 2006; Rodale Institute, 2011). Estos niveles de
productividad son el resultado del uso más eficiente del suelo a través de la inclusión
de diversas especies en una misma unidad de superficie (Altieri, 1999; Gliessman,
2015). A este respecto, otro elemento importante es que las unidades que ocupan
menor área en los tres sistemas estudiados tienen mayores niveles de productividad

46
(ver la relación entre el número de especies, superficie cultivada y productividad en el
Cuadro 3 y Cuadro 4). Esta eficiencia productiva es consistente con lo reportado por
(Rosset, 1999), quien por medio de un estudio extensivo de la literatura encontró que
a menor unidad de superficie mayores son los niveles de productividad.

4.6 Análisis general sobre el nivel de agrobiodiversidad

La riqueza de especies y el nivel de agrobiodiversidad está relacionado con el grado


de especialización productiva (Frison (Coord.), 2016). Es así que los sistemas
convencionales agroindustriales basados en el monocultivo de pocas especies,
separadas espacial y temporalmente, resultan en agroecosistemas mínimamente
diversificados, en oposición al indígena y agroecológico que involucran policultivos.

Siguiendo el análisis anterior, existen diferencias significativas en la riqueza de


especies, los índices de agrobiodiversidad y la dominancia en los sistemas
alimentarios agroindustrial, indígena y agroecológico predominantes en San Pedro,
Cabezas y Samaipata, respectivamente. El sistema más agrobiodiverso es el
agroecológico seguido por el indígena (en Anexo 3 de presente un breve registro
fotográfico). De manera inversa, el sistema con mayor dominancia de especies (por
el predominio de monocultivos intensivos) es el agroindustrial y en segundo lugar el
indígena. El nivel de equitabilidad de especies es similar entre los tres sistemas.

Las causas en la diferencia de los niveles de agrobiodiversidad entre los sistemas


estudiados son de índole socio-económica y cultural. En el sistema agroindustrial, las
elevadas inversiones en tierra y maquinaria – generalmente obtenidas a través de
préstamos (Catacora-Vargas, 2007) – junto con los crecientes costos de producción
empujan a los productores/as a la especialización extrema como estrategia para
generar ingresos en el corto plazo, cubrir sus deudas y dejar un excedente. Por su
parte, el sistema indígena tradicionalmente ha sido de policultivo por lo que la
diversificación resulta una práctica habitual (Díez Astete, 2011). Finalmente, en el
sistema agroecológico se reconoce a la diversificación biológica como un principio

47
fundamental de diseño y manejo de los agroecosistemas a fin de asegurar la
fertilidad de suelos y la regulación de las poblaciones plaga (Altieri y Nicholls, 2013;
Altieri y Nicholls, 2003; Altieri, 1999b). Además que la conservación es un valor
fundamental desde la filosofía agroecológica.

Los índices descritos contribuyen a visualizar los posibles niveles de estabilidad de


las funciones ecosistémicas de los sistemas alimentarios, los que dependen en gran
de la diversidad biológica e influyen en las dinámicas biológico-productivas (Altieri,
1999b; Gliessman, 2015). Por ejemplo, la creación de hábitats alternativos para
organismos benéficos; el reciclaje de nutrientes y fertilidad del suelo; la generación
de biomasa y su incorporación al suelo como materia orgánica (Altieri y Nicholls,
2003; Nicholls y Altieri, 2004, 2008). Totas ellas son posibles y se mantienen en el
tiempo cuando existe diversidad de especies y no sólo de individuos aislados. Por su
parte, los agroecosistemas dominados por pocas especies y con un número elevado
de individuos (como en el caso de los monocultivos agroindustriales) presentan un
dinámica ecosistémica afectada por la especie más abundante, a pesar que el
sistema incluya varias otras especies en números proporcionalmente reducidos.

Otro aspecto a considerar es que los sistemas con niveles de agrobiodiversidad más
elevados tienen mayor potencial de resiliencia socio-ecológica (Nicholls et al., 2013).
Ello por la manutención de las funciones ecosistémicas, la diversificación productivo-
económica y la eficiencia productiva expresada en los volúmenes de cosecha totales
y por unidad de superficie. Esto último se hace evidente en los casos caracterizados
(Cuadro 3 y Cuadro 4). Los sistemas productivos agroindustriales, al incluir la
mayoría un sólo cultivo – soya – han sido severamente afectados por dos procesos.
Por un lado el socio-económico debido a la reducción entre el 20 y 30% de los
precios de venta de la soya (Paz Vargas, 2015) en comparación con la última
temporada agrícola. Otro proceso de afectación es el climático. Los patrones
irregulares de precipitación han sido un factor determinante para la disminución de
los volúmenes cosechas especialmente en los sistemas agroindustriales e indígena.
Esto junto con la reducción de los precios de venta de la soya y los costos invariables

48
de los insumos y maquinaria, han resultado en ingresos limitados en la campaña del
verano 2015/2016 en el caso del sistema agroindustrial.

Los factores climáticos de sequía también han tenido también un impacto muy
severo en los sistemas alimentarios indígenas, a pesar de tener niveles elevados de
agrobiodiversidad. Sin embargo, esta misma diversidad (particularmente la animal)
es la que ha sostenido alimentaria y económicamente a las unidades familiares
durante el período de estudio.

A diferencia de los anteriores sistemas, los/as agricultores/as del sistema alimentario


agroecológico no mencionaron impactos severos ni en la reducción de sus
volúmenes de cosecha ni en sus ingresos a pesar de las variaciones climáticas. Esto
se debe, en gran medida, a sus niveles más elevados de agrobiodiversidad, la cual
contribuye a fortalecer la capacidad buffer de los sistemas alimentarios económico y
climático, y adaptarse de mejor manera ante cambios no esperados. Estos niveles de
estabilidad también han sido observados en otras experiencias de producción de
base agroecológica (por ejemplo, ver Holt-Giménez, 2002).

La diferencia en los niveles de productividad en los sistemas estudiados da


argumentos adicionales sobre la mayor resiliencia socio-ecológica de los sistemas
agrobiodiversos. En estos no sólo los volúmenes de producción son más elevados –
como resultado de la eficiencia del uso del suelo y la preservación de las funciones
ecosistémicas que garantizan cosechas estables, sino también por la diversificación
de los alimentos provistos tanto a las unidades familiares como a la sociedad en su
conjunto. Por tanto, las cosechas de los sistemas agrobiodiversos estudiados
(indígena y agroecológico) superan al agroindustrial en términos de cantidad (según
las proyecciones realizadas) y diversidad de la producción (con base al número de
especies producidas) (información complementaria se provee en el Capítulo VI).

49
CAPÍTULO V. CONSERVACIÓN IN-SITU DE LA
AGROBIODIVERSIDAD

5.1 Presencia de especies nativas vegetales y animales

Los sistemas alimentarios varían en proporciones notorias respecto a la riqueza


absoluta de especies e inclusión de especies nativas (Figura 12). En conjunto, los
diez agroecosistemas agroindustriales suman seis especies (una de origen nativo).
En los seis agroecosistemas indígenas este total equivale a 27 (siete especies
nativas). Mientras que en el sistema agroecológico, los nueve previos visitados
suman 99 diferentes especies (19 nativas) (Cuadro 5).

Figura 12. Presencia y abundancia relativa de especies nativas en la producción de los


sistemas alimentarios estudiados.
Fuente: Elaboración propia.

50
Cuadro 5. Especies nativas en producción en los sistemas alimentarios estudiados.

Especie Sistema alimentario


Nombre común Nombre científico Agroindustrial Indígena Agroecológico

Especies vegetales
Achachairú Rheedia spp x
Ají Capsicum spp. x x
Amaranto Amaranthus Spp. x
Cacao Theobroma cacao x
Capulí Physalis peruviana x
Cedrón (arbusto) Alyosia citrodora x
Chirimoya Annona cherimola x x
Estevia Stevia rebaudiana x
Frijol Phaseolus vulgaris x x
Guapurú Myrciaria cauliflora x
Guayaba Psidium guajava x x
Jitomate Solanum lycopersicum x
Maíz* Zea mays x
Papa Solanun tuberosum x
Pimentón Capsicum annum x
Pitanga Eugenia uniflora x
Tomate Lycopersicun esculentum x
Tomate de árbol Solanum betaceum x
Totaí Acrocomia aculeata x
Yuca Manihot esculenta x x
Zapallo Cucurbita maxima x x
Especies animales
Cuy Cavia porcellus x
Total 1 7 19
* Se incluyó al maíz como especie nativa por ser Bolivia considerado centro segundario de origen
debido al alto nivel de razas nativas: 77 comparadas con las 69 registradas en México (Serratos
Hernández, 2009).

Fuente: Elaboración propia con base a Vavilov (1951); VMA-BIODIVERSITY )2009, 2010).

51
5.2 Acceso al material genético utilizado

5.2.1 Sistema agroindustrial

La dinámica del acceso y rotación del material genético utilizado (vegetal y animal)
varía según el sistema alimentario. En el sistema agroindustrial, las fuentes de
acceso de semilla de los cultivos predominantes son las certificadas y las de uso
propio. Las semillas certificadas están registradas ante el Instituto Nacional de
Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF). Hasta el 2015 se registraron 154 de
soya, once de ellas en el mismo 2015. De este total de variedades sólo tres son de
mayor difusión y uso actual. La más popular es NIDERA 8015 desarrollada por
Syngenta de Argentina, representada en Bolivia por INTERAGRO S.A. Las otras
también utilizadas pero en menor proporción son PARANA registrada a título
individual a nombre de Clovis Wazilewski, y otra denominada Sengüé, cuyo registro
no está disponible en el Informe Anual 2015 del INIAF. Respecto al arroz, son 35
variedades registradas hasta el 2015, de las cuales cuatro fueron nuevos registros en
este año. Del total de variedades, las más producidas son MAC-18 desarrollada por
el Centro de Investigación Agrícola Tropical (CIAT) y en menor grado Saavedra-44
por el entonces Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente
(MDRAyMA) junto con el CIAT. Otra variedad también utilizada es Saciat-39
introducida al mercado por el CIAT (INIAF, 2015).

Entre los productores/as entrevistados/as dentro del sistema agroindustrial (de


pequeña a mediana escala con una superficie máxima de 260 hectáreas), las
semillas de las especies vegetales cultivadas (soya y arroz) provienen de la
reproducción para uso propio alternada con semilla certificada. “Semilla para uso
propio” se refiere a la producida por los mismos agricultores y no declarada ante el
INIAF, autoridad competente y rectora de la certificación, fiscalización, registro y
control del comercio de semillas en el país (Estado Plurinacional de Bolivia, 2011).
Entre los productores entrevistados, la mayoría utiliza hasta el 5% de su cosecha
total como semilla de uso propio. Sólo en el sistema de un productor de pequeña

52
escala (AI09, con 9 hectáreas) se estimó el uso del 16% de su cosecha de arroz
como semilla.

Los/as diez productores/as entrevistados en San Pedro siembran semilla de soya y


arroz de uso propio, ya sea producida por ellos mismos o comprada a terceros. Esto
se realiza con el propósito de abaratar costos. La semilla certificada de soya de
directa importación tiene un costo promedio de USD 1,000 por tonelada y es
adquirida generalmente por los productores de gran escala. La semilla certificada
producida a nivel nacional tiene precio de USD 700 a USD 800, mientras que la
semilla de uso propio en promedio cuesta USD 450. Por tanto, esta última es entre
36% y 44% más barata que la semilla nacional certificada de soya. Respecto a los
precios de la semilla de arroz, los precios son relativamente similares. La semilla
básica certificada de arroz tiene un valor de USD 1,000 por tonelada, mientras que
la semilla de uso propio varía entre USD 120 a USD 450.

La semilla producida para uso propio en algunos casos también es utilizada para el
acceso a otros insumos productivos. Por ejemplo, se identificó un caso de
intercambio de semilla de arroz (2 toneladas) por agroquímicos (en el
agroecosistema AI07).

5.2.2 Sistema indígena

En el sistema indígena el acceso a las semillas es mixto: comercial, no comercial y


por donación. Por un lado, la compra de semillas comerciales es frecuente para la
siembra de maíz y frijol, y en menor grado en los recientes y reducidos parches de
pasto Brachiaria destinado para el ganado. El maíz híbrido Chiriguano-36
desarrollado por el CIAT es el más común. Entre los frijoles, las más populares son
las diferentes variedades “Carioca” y “Negro” registrados por El Vallecito de la
Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (INIAF, 2015). De manera general, los
comunarios entrevistados de La Ripiera desconocen las variedades de cultivos que

53
producen, con excepción de las comerciales ya citadas. Por lo que un análisis mayor
de las mismas no fue posible.

Las fuentes no comerciales de semillas son comunes especialmente entre los


frutales y tubérculos. Por ejemplo, el intercambio, el regalo desde vecinos y el
bosque de donde se obtienen plantas de especies espontáneas como banano,
papaya y guayaba. La reproducción propia de material vegetativo se da
especialmente en tubérculos como la yuca. Finalmente, otra fuente habitual no
comercial de semilla son las frutas que las familias compran para su propio consumo
de las que aprovechan para extraer semillas. Esto es común en la reproducción de
sandía, limón, naranja, mandarina, mango y zapallo.

Complementariamente, las donaciones desde la Gobernación de Santa Cruz, son


otra fuente esporádica de semillas. Empero, los/as entrevistados la describen como
semilla de mala calidad por su bajo porcentaje de germinación.

Las fuentes de provisión de las semillas comerciales son los mercados locales
inmediatos (la comunidad de Mora a aproximadamente 10 kilómetros) y otros más
distantes (el mercado de abasto y las agropecuarias de Santa Cruz de la Sierra).
Como se indicó anteriormente, otro origen de las semillas son las donaciones desde
el sector público. En el caso de compra, lo precios equivalentes por tonelada son de
USD 450 y USD 500 en el caso del maíz, y USD 580 en el caso del frijol. Dado que
en el sistema indígena la siembra de estos cultivos se realiza en superficies muy
reducidas, la inversión real por compra semilla por cultivo gira alrededor de USD 5
por temporada.

Respecto al recurso genético animal, las gallinas, patos, cerdos y cabras son de
reproducción propia una vez comprados por primera vez en un reducido número
inicial. El ganado vacuno presentes en el sistema alimentario indígena de La Ripiera
desde el 2011 mediante un proyecto de compensación por la explotación de
hidrocarburos que entregó cinco cabezas de ganado a cada familia.

54
5.2.3 Sistema agroecológico

En el sistema agroecológico, el acceso a semillas sigue tres dinámicas: comercial,


producción propia e intercambio. Estas formas de acceso se dan de manera
indistinta entre los/as agricultores/as y los cultivos. Las tendencias identificadas en el
acceso a semilla y el material reproductivo entre las personas entrevistadas en
Samaipata se resumen en los siguientes puntos:

- El material reproductivo de café es el cultivo que de manera general proviene


de terceros, especialmente de la institución Centro de Promoción
Agropecuaria Campesina (CEPAC) que trabajaba en la zona.

- El resto de las semillas comerciales es adquirido desde dos fuentes. Una a


través del comercio local de Samaipata, El Torno o Santa Cruz la Sierra. La
segunda fuente es la importación directa desde Europa, Asia o países vecinos
(Brasil y Perú). Esta última es practicada por los productores con mayor
rentabilidad económica y eficiencia productiva, además de ser extranjeros.

- Siguiendo el anterior punto, la inversión en la compra de semillas es elevada


entre quienes utilizan la compra local o importación (mediante pedidos
específicos a agropecuarias) para acceder al material genético que cultivan.
Por ejemplo, en una de las experiencias (AE01) la inversión registrada fue de
USD 780 por temporada.

- Las vías no comerciales de acceso a semilla son el bosque e intercambio con


otros/as agricultores/as. Respecto al primero, el bosque es un proveedor
importante de especies nativas de frutales herbáceos (como capulí) y
arbóreos (por ejemplo, achachairú y guayaba).

- El grado de dependencia en semillas comerciales es variable oscilando entre


extremos amplios. Por ejemplo, en el caso de un sistema en transición

55
agroecológica (AE09) que incluye el cultivo de cuatro especies se registró una
dependencia completa en semillas comerciales. Al contrario, bajo un sistema
de bosque comestible (AE05), la unidad familiar presentó hasta un 87% de
auto-suficiencia en semillas y material vegetativo de propagación (entre
producción para uso propio y recolección del bosque) de las 55 especies que
conforman el agroecosistema.

5.3 Rotación del material genético vegetal

La rotación del material genético vegetal en los sistemas estudiados son afectados
por factores socio-económicos, además de los técnico-productivos. En el sistema
agroindustrial depende de cuatro factores principales: (i) disponibilidad comercial, (ii)
manutención del vigor de las semillas de uso propio, (iii) pureza de la semilla, y (iv)
capacidad de producción. La disponibilidad comercial está definida por las empresas
importadoras y productoras de semilla certificada. Según narrativa de los
funcionarios de las mismas, las variedades comerciales tanto de soya como de arroz
se discontinúan cada tres a cuatro años para ser reemplazadas por nuevas
variedades. Esto coincide con lo expresado por los productores. También es
consistente con las narrativas de innovación tecnológica y de crecimiento económico
sobre las que se basa la agricultura industrializada. Es decir, la “actualización”
tecnológica periódica (en este caso de variedades) como una estrategia de
movilización de la economía monetaria alrededor de la agricultura (Thompson et al.,
2007).

La pérdida de vigor de la planta y de la uniformidad de la cosecha son el segundo


factor de mayor influencia en la rotación del material genético. De ello resulta el
reemplazo de la semilla de uso propio por otra similar “más nueva” o por una
comercial certificada. Esto último en el caso de los productores de mediana escala
con mayor capacidad de inversión. En este proceso, la rotación es generalmente dos
a tres años en el caso de la soya, y de dos hasta cuatro (e incluso siete) en la
producción del arroz.

56
Complementariamente a los anteriores factores, la pérdida de pureza de la semilla de
uso propio es un factor que genera la necesidad de cambio de la variedad utilizada.
Según la narrativa de los productores, esto sucede en la soya cuando
accidentalmente (a través de la maquinaria de cosecha o infraestructura de
almacenaje) se mezcla semilla “nueva” (con mayor vigor) con otra “vieja”. Este es un
evento esporádico en el manejo de la semilla de soya de uso propio. En el caso del
arroz se da cuando en la producción en campo comienzan a emerger
espontáneamente las variedades localmente adaptadas que poseen cascarilla roja,
lo que le da el nombre coloquial de “arroz rojo”. La cascarilla de ésta es de difícil
extracción durante el pelado y la mezcla entre “arroz blanco” con el “arroz rojo”
reduce el precio de venta por motivos estéticos.

Finalmente con relación al sistema agroindustrial, los productores con poca


capacidad de producción de semilla de uso propio compran cada temporada la
semilla que utilizan desde otros productores, no de empresas comerciales. Los
agricultores de pequeña escala son quienes practican este tipo de rotación por su
menor capacidad de inversión, adquiriendo semilla más barata de uso propio de
segunda o tercera generación.

En el sistema indígena la rotación depende, en una tendencia general, de la fuente


de acceso a las semillas. En los cultivos donde es habitual la compra (como maíz y
frijol), esta se realiza generalmente cada año. Los cultivos cuya fuente de semillas
son los frutos comprados para el consumo familiar, esta rotación varía de dos a siete
años en función del éxito en la germinación y crecimiento de las plantas. En cultivos
y frutales de mayor envergadura (como banano, plátano y cítrico) y los obtenidos del
bosque, la rotación es mayor a siete años o no se ha realizado aun.

Como se puede percibir, la dinámica de rotación de semillas en el sistema indígena


de La Ripiera es mucho más sencillo y prolongado que en el sistema agroindustrial.
Esto se debe a que la producción de vegetales en el sistema indígena en su mayoría

57
no está ligada a procesos comerciales sino de auto-abastecimiento según su
tradición productiva (Díez Astete, 2011). El acceso limitado a recursos monetarios
entre las familias es otro factor por la reducida compra de semillas.

Respecto al sistema agroecológico, existen tres dinámicas claras de rotación del


material genético vegetal. La primera, es la anual entre los productores cuya
dinámica económica está relacionada con la venta de su cosecha en los mercados
de Santa Cruz de la Sierra, quienes también son los que importan semilla. La
segunda incluye rotaciones cada cuatro a seis años del material genético de cultivos
perennes con relevancia económica para las familias productoras, como ser café,
durazno y cítricos. Finalmente, la tercera incluye una diversidad de cultivos (entre
hortalizas y frutales) cuya rotación es mayor a siete años e involucra aquellas
especies producidas con semilla de uso propio.

5.4 Análisis general sobre la conservación in-situ de la


agrobiodiversidad

Con base a los datos descritos, es posible distinguir diferencias marcadas entre los
sistemas agroindustrial, indígena y agroecológico estudiados en San Pedro, La
Ripiera y Samaipata, respectivamente, con relación las especies nativas que
albergan y, por tanto, su capacidad de contribuir en la conservación in-situ. La
práctica de policultivos y los períodos de rotación de semillas más prolongados son
factores inter-relacionados que apuntan al mayor potencial de los sistemas indígenas
y agroecológicos para iniciativas de conservación.

De manera general, estas diferencias tienen origen en las dinámicas económicas de


los sistemas alimentarios y en las características socio-culturales de los/as
productores/as. Por ejemplo, respecto a la presencia de especies nativas vegetales y
animales en el sistema agroindustrial, movilizado por las economías de escala, la
producción se centra en la especialización productiva de las especies con mayor
potencial en el comercio local. Es así que cultivos que no cumplen con este requisito

58
aunque sean tradicionalmente parte de la dieta (como el maíz o yuca), no son
integrados en el sistema productivo. Los altos niveles de inversión (por ejemplo, la
maquinaria especializada que tiene un costo unitario mínimo de un cuarto de millón
de dólares) y de kis costos de producción (entre USD 450 a USD 550 por hectárea,
en promedio) son las razones más importantes para el enfoque económico-monetario
que rigen las decisiones en el sistema agroindustrial. Por su parte, el propósito de
auto-abastecimiento, la cercanía a los bosques, la cultura del policultivo y el
reconocimiento explícito de la importancia de la agrobiodiversidad y especies locales
entre las familias de los sistemas indígena y agroecológico, determinan en gran
medida la inclusión de especies nativas en sus dinámicas productivas.

Algo importante que destacar es que la inclusión de especies nativas en los sistemas
alimentarios indígena y agroecológico no necesariamente implica la conservación in-
situ de las variedades locales. Esto es claro en el caso del maíz y frijol que si bien
ambas se consideran especies nativas – en el caso del maíz por ser Bolivia
considerada centro de origen secundario por el elevado nivel de razas que alberga,
(Serratos Hernández, 2009), las variedades utilizadas son comerciales (híbridas en el
caso de maíz) y no nativas. Por lo que en la dinámica actual se conserva la especie,
pero no variedades relevantes para el patrimonio genético nacional. En el caso de las
especies producidas a partir de variedades silvestres (como capulí), otras frutales sin
mejora genética a nivel comercial (como achachairú, guayaba y chirimoya) y árboles
de usos medicinales (como guabirá), la conservación in-situ que implica su inclusión
en los sistemas productivos es relevante.

Con referencia al acceso del material genético, en un breve análisis temporal es


posible notar que dentro de los sistemas alimentarios van emergiendo dinámicas
diferentes a las prácticas habitualmente registradas en el pasado. Esto sucede en el
sistema agroindustrial y en el indígena. Sobre el agroindustrial, estudios empíricos
con productores de soya en el 2007 (Catacora-Vargas, 2007) y en el 2010 (Suárez et
al., 2010) no reportan la dinámica de producción y comercialización de semilla de uso
propio, o al menos no en la magnitud percibida actualmente. Por tanto, se podría

59
decir que la proliferación de semilla de uso propio en el cultivo de esta oleaginosa es
un fenómeno relativamente reciente como resultado del encarecimiento de la semilla.
Con base a los datos reportados por (Suárez et al., 2010) el costo de la tonelada de
semilla certificada de soya en el 2009 era USD 450. Productores relatan que años
recientes cuando el precio de venta de la soya era mayor (USD 300 por tonelada), el
costo de la semilla certificada ascendía a USD 900 por tonelada. Por tanto, entre los
productores pequeños y mediados la necesidad de paliar los costos de producción
de monocultivos agroindustriales ha sido una motivación para la innovación en el
acceso a semilla por vías alternativas. Ello ha sido coadyuvado por la tradición
cultural ya que la mayoría de este grupo de productores son inmigrantes desde valles
y tierras altas del país (Paz Balivián, 2009), donde tradicionalmente se practica la
producción de semilla de uso propio.

A diferencia del sistema agroindustrial, en el sistema indígena de La Ripiera se da un


proceso inverso ya que es notoria la compra de semillas comerciales de los cultivos
más relevantes (maíz y frijol). Esto marca un patrón diferente al descrito en reportes
pasados sobre sistemas indígenas guaraní en otras localidades, Por ejemplo, Díez
Astete (2011) con base a trabajos antropológicos relata la producción biodiversa y la
auto-suficiencia productiva (incluyendo semillas) y alimentaria en localidades
guaraníes del Chaco, aunque con menor cercanía a los centros urbanos en
comparación con La Ripiera. En el caso especifico del presente estudio, la dinámica
de semillas de cultivos que históricamente forman parte de la cultura productiva y
dieta guaraní (como el maíz y frijol) da pautas de los procesos de “hibridación” del
sistema indígena, paulatinamente influido por el agroindustrial.

A pesar de los cambios en los proceso el acceso a semillas en el sistema indígena,


es importante resaltar que el auto-abastecimiento es aun importante, al igual que en
el sistema agroecológico. La Figura 13 muestra que un porcentaje aun importante de
especies producidas en ambos sistemas dependen del auto-abastecimiento de
semillas y de material vegetativo propio. En promedio, el 51% y 41% de las especies
vegetales en las producciones caracterizadas en La Ripiera y Samaipata,

60
respectivamente. A pesar de esta particularidad que aporta a la fortaleza y auto-
sustentabilidad de los sistemas alimentarios, es importante también reconocer que
una de las limitaciones del sistema agroecológico es el limitado acceso a semillas
ecológicas y de producción propia. Si bien el porcentaje de auto-abastecimiento es
considerable, este resulta insuficiente dada la gran diversidad de cultivos que los
sistemas agroecológicos albergan.

Figura 13. Porcentaje de especies cultivadas a partir de semillas de uso propio en los
sistemas indígena de La Ripiera y agroecológico de Samaipata.
Fuente: Elaboración propia.

61
CAPÍTULO VI. CONTRIBUCIÓN DE LA AGROBIODIVERSIDAD A LA
ALIMENTACIÓN FAMILIAR

6.1 Volumen de cosecha destinada al auto-consumo

El aporte a la alimentación familiar de los sistemas agroindustrial, indígena y


agroecológico varía en términos de la cantidad (absoluta y porcentual) y la variedad
de los alimentos. En el sistema agroindustrial la cantidad de cosecha destinada a la
alimentación de las unidades familiares varía de cero (agroecosistema AI05) a 9%
(agroecosistema AI06) (Figura 14). En promedio, en el sistema agroindustrial el 4%
de la producción total se destina a la alimentación (Figura 15). Este valor es
significativamente más bajo en comparación a los otros sistemas evaluados.

En términos absolutos, los volúmenes de cosecha que cada unidad familiar de


producción agroindustrial destina a su alimentación varía de 0.3 a 4.0 toneladas. Sin
embargo, este volumen es únicamente de arroz (Figura 14 y Figura 16), cuyo valor
nutricional es bajo en comparación con otros cereales (INLASA, 2005). El consumo
de soya es mínimo. Sólo una familia (AI09) reportó consumirla en una proporción de
0.05 toneladas de la cosecha. Las otras familias expresaron no consumirla por falta
de acostumbre, no saber cómo prepararla, por su característica de genéricamente
modificada y la alta cantidad de agroquímicos que se usa en su producción.

En el sistema indígena, el total de la producción se destina a la alimentación familiar


(Figura 16). Aunque el volumen absoluto es reducido, este es también biodiverso.

En el sistema alimentario agroecológico, el porcentaje de cosecha destinada al auto-


consumo oscila entre el 1% al 73% (Figura 17), siendo 26% el promedio del sistema
(Figura 15). En términos absolutos ello equivale a un rango de 0.12 a 11.63
toneladas de diferentes cultivos (Figura 17) que en número varían entre 3 (AE09) al
55 (AE05) en las unidades familiares, con un promedio del sistema de 22 especies
en todo el sistema (Figura 16).

62
Por tanto, en términos de cantidad absoluta los sistemas agroindustriales y
agroecológicos proporcionan volúmenes importantes de alimentos a las familias
productoras; empero, respecto a la variedad – el segundo requisito para una
alimentación saludable (Blanco, 2008) – el sistema agroindustrial es muy limitado por
proporcionar sólo una especie de alimento (Figura 16). Los sistemas indígena y
agroecológico cumplen de una manera significativamente diferente con esta
condición.

Figura 14. Destino de la diversidad de cultivos según el volumen total cosechado y


distribución de la diversidad de cultivos destinados al consumo familiar en el sistema
agroindustrial de San Pedro.
Fuente: Elaboración propia.

63
Figura 15. Análisis de diferencia significativa de la proporción del volumen de cosecha
de los sistemas alimentarios estudiados destinados al auto-consumo.
Fuente: Elaboración propia.

Figura 16. Análisis de diferencia significativa de la proporción del número de especies


producidas en los sistemas alimentarios estudiados e incluidas en la dieta familiar
mediante el auto-consumo.
Fuente: Elaboración propia.

64
Figura 17. Destino de la diversidad de cultivos según el volumen total cosechado y
distribución de la diversidad de cultivos destinados al consumo familiar en el sistema
agroecológico de Samaipata.
Fuente: Elaboración propia.

65
6.2 Aporte nutricional de la agrobiodiversidad producida

A pesar de las diferencias en el número de especies y los volúmenes de cosecha


destinados al auto-consumo, en los tres sistemas analizados el aporte nutricional de
la agrobiodiversidad producida es importante. La Figura 18 muestra esta relevancia
mediante ejemplos específicos que ilustran la tendencia dentro de cada sistema
alimentario. En el sistema agroindustrial, el estudio con base al “Recordatorio de las
24 horas” reveló que un elevado consumo de arroz en todas las familias productoras
de este cereal. Esto explica su aporte significativo en las dietas. La desventaja, como
se menciona anteriormente, es que este aporte proviene de una sola fuente de
alimentos.

Figura 18. Ejemplos de unidades productivas específicas que ilustran el aporte nutricional de la
agrobiodiversidad en los diferentes sistemas alimentarios estudiados.
Fuente: Elaboración propia.

66
En el sistema indígena, el aporte de la agrobiodiversidad en la nutrición familiar en
términos de nutrientes es el más bajo a pesar que el 100% de la cosecha se destina
al auto-consumo. Durante el período de realización del diagnóstico de “Recordatorio
de las 24 horas”, se registró escasez de alimentos por las reducidas cosechas a
causa de la sequía y los animales domésticos que consumieron los cultivos. Dada la
falta de forraje por la ausencia de lluvias, el ganado de La Ripiera se alimentó de los
cultivos destinados para las familias, según la narrativa de los entrevistados. A su
vez, esta situación se debe a dos motivos de manejo. Una es la falta de protección
física de los cultivos (por ejemplo, mediante cercas), y también la elevada cantidad
de ganado respecto a la disponibilidad de forraje. Como se mencionó en secciones
pasadas, en la comunidad de La Ripiera el ganado fue introducido como parte de un
proyecto de compensación por la explotación de hidrocarburos. Al momento de la
entrega, varios beneficiarios desconocían sobre el manejo de ganado y el proyecto
se limitó a la entrega de los animales, sin capacitación complementaria. Uno de los
resultados de esta situación es un número elevado de ganado vacuno (140 animales
en marzo 2016) que dado el tipo de vegetación y manejo de la misma en La Ripiera,
sobrepasa la capacidad de provisión de volúmenes adecuados de biomasa para la
alimentación del ganado vacuno y caprino existente en la comunidad.

En el sistema indígena, los datos generados muestran que el mayor aporte


nutricional en la dieta familiar es provisto por las aves (carne y huevos). La compra
de alimentos frescos y procesados es común en este sistema. Entre ellos, sobresale
la compra y el consumo de arroz, el cual reemplaza en gran medida al maíz, frijol y
yuca, alimentos tradicionales de la dieta guaraní. Las causas de este cambio de
dieta, aparentemente son de tipo productivo e histórico-cultural. En primer lugar, la
producción presenta desafíos como los mencionados en los párrafos anteriores, es
decir, escasez de agua y el ganado (vacuno y caprino) que consume los cultivos
durante las etapas de su crecimiento, anulando cualquier posibilidad de cosecha
futura. A nivel histórico-cultural, con base a lo compartido por los/as entrevistados,
durante las épocas de hacienda, las generaciones mayores cumplían un rol de
peones y empleados/as en las casas patronales. Entonces, el arroz era consumido

67
por los hacendados de manera recurrente, mientras que la servidumbre sólo en
ocasiones muy esporádicas (generalmente en Navidad). Por tanto, es posible que el
arroz se haya convertido en símbolo de diferenciación social en el imaginario de
los/as pobladores/as de La Ripiera, quienes ahora tienen la capacidad de consumir
este cereal cuantas veces les sea posible según su capacidad de compra. Otro
motivo complementario a los anteriores, son los precios menores del arroz en el
mercado de abarrotes, en comparación a otras fuentes de carbohidratos.

En el sistema agroecológico, el aporte de nutrientes de la agrobiodiversidad cultivada


es mayor precisamente por los diferentes cultivos y animales incluidos en el sistema
productivo. Debido a que el aporte en nutrientes proviene de varias especies
vegetales, el aporte en vitaminas es mayor con relación a otras dietas en los otros
sistemas alimentarios, particularmente de hortalizas y frutas. Esto da pautas del
potencial de la agroecología a contribuir no sólo a la seguridad alimentaria, sino
también nutricional.

68
CONCLUSIONES

El grado de especialización agrícola impacta en la diversidad de las especies


integrantes de los sistema alimentarios. Esto porque la especialización productiva
está relacionada con la simplificación del agroecosistema. Consistente con ello, el
sistema alimentario agroindustrial estudiado presentó los niveles más bajos de
riqueza de especies (S) e índices de diversidad (H'). Esto por su especialización casi
extrema en dos cultivos: soya y arroz. Los sistemas indígena y agroecológico son
significativamente diferentes al agroindustrial al albergar en promedio diez y 23
diferentes especies, respectivamente. En el sistema agroecológico, el máximo de
riqueza de especies registrada en un solo predio fue de 55, y en un total consolidado
el sistema reportó 99 especies, la mayoría vegetales.

La riqueza y diversidad de especies están relacionadas con los índices de


dominancia (BP) y equitabilidad (E), siendo una vez más los sistemas indígena y
agroecológico los que presentaron una distribución más equilibrada en el número de
individuos por especie.

Dado que la agrobiodiversidad está relacionada con la manutención de los procesos


que garantizan la provisión de servicios ecosistémicos relevantes para la producción
(como reciclaje de nutrientes, fertilidad del suelo, regulación poblaciones de plagas, y
conservación hídrica, entre otros), los sistemas con mayor agrobiodiversidad tienen
correspondientemente mayor potencial de sustentabilidad ecológica.

Los sistemas estudiados también mostraron diferencias importantes en los niveles de


productividad con relación a la superficie de producción y la diversidad existente. Es
así que con base a la superficie utilizada y los volúmenes de producción actuales, la
productividad proyectada (en toneladas por hectárea) de los sistemas indígena y
agroecológico superaron al agroindustrial en un orden de 55 y 48 veces,
respectivamente. En este análisis resaltó que los predios con menor superficie
presentaron las mayores valores de productividad, tomando en cuenta el total de la

69
diversidad de cultivos y sus cosechas. Ello acompañado con la diversificación
productiva inherente de sistemas biodiversos, hace que la agrobiodiversidad
contribuya también a la sostenibilidad socio-económica.

Retomando lo descrito, es posible concluir que los mayores niveles de


agrobiodiversidad se observaron en los sistemas agroecológicos. Dados sus efectos
ecológicos y socio-económicos, la agrobiodiversidad contribuye a un mayor potencial
de resiliencia socio-ecológica de los mismos.

Por otro lado, la inclusión de un mayor número de especies en un sistema


incrementa la posibilidad de integración de especies nativas, y por tanto su potencial
de conservación in-situ. Esta tendencia se observó claramente en el análisis
comparativo del número de especies nativas que alberga cada sistema estudiado. En
el agroindustrial se identificó una especie, en el indígena siete y en el agroecológico
19. Una de las causas agronómicas de estos resultados es el manejo de policultivos
en las dinámicas indígena y agroecológica. Sin embargo, la inclusión de especies
nativas no es sinónimo de conservación de variedades relevantes para el patrimonio
genético nacional. Como se observó a partir de los datos colectados, los cultivos
nativos son producidos con variedades comerciales (híbridas y mejoradas).

Respecto al acceso y la rotación del material genético, se observó que en términos


de volumen, el sistema agroindustrial depende de semillas de uso propio,
específicamente de soya y arroz. Sin embargo, los sistemas indígena y
agroecológico incluyen un mayor número de especies que dependen del auto-
abastecimiento de semillas para su producción. Complementariamente, debido a que
el sistema agroindustrial se suple de semillas comercialmente disponibles, los
períodos de rotación del material genético varía de uno a cuatro años. Al contrario,
en los sistemas indígena y agroecológicos estos períodos de rotación son más
prolongados, variando de cuatro a más de siete años.

70
Tomando en cuenta las características de inclusión de especies nativas en el
sistema, el origen y rotación del material genético, otra conclusión que surge del
estudio es que el sistema agroecológico seguido por el indígena, tiene el mayor
potencial de aportar a la conservación in-situ de especies nativas con importancia
agrícola y alimentaria.

Los niveles diferenciados de productividad no son el único parámetro que releva la


importancia socio-económica de la agrobiodiversidad. La contribución de la misma a
la provisión de alimentos y nutrientes a las familias productoras es otro aspecto con
relevancia social y económica. El aporte de la agrobiodiversidad en la alimentación
familiar de las experiencias caracterizadas varía en el sistema agroindustrial de cero
a 9% del total cosechado, especialmente de arroz. Por motivos culturales y de
percepción de riesgo, la soya básicamente no es consumida por los productores ni
sus familias. En el sistema indígena el 100% de la producción es destinada al auto-
consumo. En el sistema agroecológico, este aporte oscila entre el uno al 73% del
volumen total de la cosecha, compuesto por un mínimo de cuatro a un máximo de 55
especies. Estos valores determinaron la diferencia significativa respecto a la
importancia (en términos de volumen y diversidad) de los alimentos que cada
sistema aporta a las familias. A pesar de estas diferencias, en los tres sistemas el
aporte de nutrientes por la agrobiodiversidad cultivada es importante.

Considerando el conjunto de hallazgos, es posible indicar tres apreciaciones


generales. La primera es que la agrobiodiversidad en todos los sistemas alimentarios
juega un papel importante no sólo a por su influencia en la regulación ecológica sino
también en las dinámicas socio-económicas, particularmente respecto a la
estabilidad ante las variaciones de precios en los mercados de cultivos comerciales
específicos, y al aporte alimentario de las familias productoras. La segunda
apreciación, es que a nivel ecológico y socio-económico, los sistemas agroecológicos
muestran mayores fortalezas y potenciales por basarse en sistemas agrobiodiversos.
Estos potenciales incluyen la diversificación y por tanto estabilidad económico-
productiva, conservación in-situ de especies nativas, y aporte alimentario y

71
nutricional a las familias productoras. En otras palabras, gracias a la
agrobiodiversidad, los sistemas agroecológicos evidencian la multi-funcionalidad de
la agricultura. Finalmente, integrando los resultados, es posible concluir que la
agrobiodiversidad y su manejo es un elemento central para el fortalecimiento de la
seguridad alimentaria y la soberanía alimentaria y productiva.

72
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81
ANEXOS

82
Anexo 1 – Formulario de consolidación de datos sobre
agrobiodiversidad

83
AGRODIVERSIDAD EN SISTEMAS ALIMENTARIOS AGROINDUSTRIAL, INDÍGENA Y AGROECOLÓGICO EN TRES
MUNICIPIOS DE SANTA CRUZ, BOLIVIA

Nombre del/la Tipo de Ubicación: Fecha:


productor/a: ………………………… sistema: ……………………..……… ……………………….…… ……………………….…

Variedad / Semilla propia Medio de Período de Superficie Volumen de Venta Auto-consumo


Especie # individuos
Raza Si /No acceso rotación cultivada la cosecha (Vol.) Vol. Uso
84
Anexo 2 – Cuestionario de “Recordatorio de las 24 horas”.

85
Lugar
Fecha
Encuestador/a

Cuestionario de “Recordatorio de las 24 horas”


El objetivo de estas preguntas es conocer cómo nos alimentamos. Por favor, ¿cuéntenos qué comió ayer?
NOTA: Si ayer fue un día feriado o de fiesta, tomar la información de otro día.

1. ¿Para cuántas personas se cocinó ayer en su casa?

2. ¿Cuál fue el desayuno? ………………………………. ¿A qué hora desayunó? …………….…………………….


¿Dónde desayunó? ………..………………………………. ¿Se cocinó a gas o leña? …………………………………..

¿Qué ingredientes uso? ¿En qué cantidad?


Medida estándar ¿Dónde adquirió?
(ración sólida y líquida) (medida casera)

3. ¿Comieron algo entre ( ) Sí    ¿Qué comieron? ….………………………………………..…


desayuno y almuerzo? ( ) No ¿A qué hora? ….………………………………………..………
¿Dónde? ………………………………………………..…………
¿Se cocinó a gas o leña? ….……………………….………

¿Qué ingredientes
¿En qué cantidad?
uso? Medida estándar ¿Dónde adquirió?
(medida casera)
(ración sólida y líquida)

4. ¿Cuál fue el almuerzo? ………………………………. ¿A qué hora almorzó? …………….……………………….


¿Dónde almorzó? ………..………………………………. ¿Se cocinó a gas o leña? …………………………………..

¿Qué ingredientes
¿En qué cantidad?
uso? Medida estándar ¿Dónde adquirió?
(medida casera)
(ración sólida y líquida)

86
5. ¿Comieron algo entre ( ) Sí   ¿Qué comieron? ….………………………………………..…
almuerzo y cena? ¿A qué hora? ….………………………………………..………
( ) No ¿Dónde? ………………………………………………..…………
¿Se cocinó a gas o leña? ….……………………….………

¿Qué ingredientes uso? ¿En qué cantidad?


Medida estándar ¿Dónde adquirió?
(ración sólida y líquida) (medida casera)

6. ¿Cuál fue la cena? ………………………………. ¿A qué hora cenó? …………….…………………….


¿Dónde cenó? ………..………………………………. ¿Se cocinó a gas o leña? …………………………………..

¿Qué ingredientes
¿En qué cantidad?
uso? Medida estándar ¿Dónde adquirió?
(medida casera)
(ración sólida y líquida)

7. ¿Comieron algo ( ) Sí    ¿Qué comieron? ….………………………………………..…


después de la cena? ( ) No ¿A qué hora? ….………………………………………..………
¿Dónde? ………………………………………………..…………
¿Se cocinó a gas o leña? ….……………………….………

¿Qué ingredientes
¿En qué cantidad?
uso? Medida estándar ¿Dónde adquirió?
(medida casera)
(ración sólida y líquida)

87
Anexo 2 – Memoria fotográfica.

Producción de soya en monocultivo en AI03, sistema alimentario agroindustrial.


(San Pedro, marzo 2016)
Fotografía: Georgina Catacora Vargas

Producción arroz en monocultivo en AI01, sistema alimentario agroindustrial.


(San pedro, marzo 2016)
Fotografía: Georgina Catacora Vargas

88
Sistema de Policultivo en ID01, sistema alimentario indígena.
(La Ripiera, febrero 2016)
Fotografía: Georgina Catacora Vargas

Producción de frijol en cultivo asociado en ID01, sistema alimentario indígena.


(La Ripiera, febrero 2016)
Fotografía: Georgina Catacora Vargas

89
Sistema de Policultivo en ID04, sistema alimentario indígena.
(La Ripiera, febrero 2016)
Fotografía: Georgina Catacora Vargas

Ganado caprino en el sistema alimentario indígena.


(La Ripiera, febrero 2016)
Fotografía: Georgina Catacora Vargas

90
Producción de cultivos asociados en AE 01, sistema alimentario agroecológico.
(Samaipata, mayo 2016)
Fotografía: Georgina Catacora Vargas

Producción de cultivos asociados en AE 01, sistema alimentario agroecológico.


(Samaipata, mayo 2016)
Fotografía: Georgina Catacora Vargas

91
Policultivo de plantas medicinales y aromáticas en AE02, sistema alimentario
agroecológico. (Samaipata, mayo 2016)
Fotografía: Georgina Catacora Vargas

Producción de café asociado con cítricos en AE03, sistema alimentario


agroecológico. (Bermejo, junio 2016)
Fotografía: Georgina Catacora Vargas

92

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