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03 Lectura 2 - La Ciencia de La Enseñanza

Este documento describe las leyes y principios de la enseñanza en la Escuela Sabática. Explica que los maestros deben enseñar la Biblia, desarrollar el carácter de los estudiantes, inspirarlos para el servicio y llevarlos a la regeneración. También cubre la ley de la adaptación y la importancia de enseñar de una manera que se conecte con la experiencia de los estudiantes.

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03 Lectura 2 - La Ciencia de La Enseñanza

Este documento describe las leyes y principios de la enseñanza en la Escuela Sabática. Explica que los maestros deben enseñar la Biblia, desarrollar el carácter de los estudiantes, inspirarlos para el servicio y llevarlos a la regeneración. También cubre la ley de la adaptación y la importancia de enseñar de una manera que se conecte con la experiencia de los estudiantes.

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Lectura 2

LA CIENCIA DE LA ENSEÑANZA1
“Se han confiado responsabilidades sagradas a los obreros de la Escuela Sabática, la cual de-
bería ser un lugar donde mediante una comunión viva con Dios, los hombres y las mujeres, los jó-
venes y los niños se preparen de tal manera que sean una fortaleza y una bendición para la igle-
sia. Ellos deberían ayudar a la iglesia a elevarse y avanzar cuanto les sea posible, acrecentando
de continuo su poder”1

El propósito de la enseñanza en la Escuela Sabática

“Enseñar es la ciencia que transmite conocimiento para que alguien aprenda o adquiera una
habilidad. Ese conocimiento puede ser un hecho, una verdad, una doctrina de la religión, precep-
tos morales, historia de vida o los procesos de un arte. Se puede enseñar mediante el uso de pa -
labras, señales, objetos, acciones o ejemplos; y la enseñanza puede tener como objetivo la ins-
trucción o impresión, el entrenamiento de la mente, o el aumento de la inteligencia, la implantación
de principios, o la formación del carácter; pero, cualquiera que sea la sustancia, el modo o el obje-
tivo de la enseñanza, el acto en sí, fundamentalmente considerado es siempre sustancialmente el
mismo: es la transmisión de conocimiento. Es retratar en la mente del otro el cuadro mental de
nuestra mente, moldear en el pensamiento y el entendimiento del alumno la comprensión de algu-
na verdad que el profesor conoce y desea transmitir”.2

1. Enseñar la Biblia. Enseñar la Biblia comprende los mismos principios pedagógicos básicos
de la instrucción académica. Pero, la Biblia enseña a tratar con el desarrollo del carácter por me-
dio de la transmisión del conocimiento bíblico. El carácter es producto del interés y propósito inteli-
gentemente creados por la información. Los ideales cristianos fundamentales crecen de la asocia-
ción personal íntima espiritual. Cuando esos principios son implantados y transferidos de las im-
presiones espirituales al alma condescendiente y profundizados por la palabra y vida, se incentiva
al alumno a buscar el conocimiento.

Los maestros de Escuela Sabática deben empeñarse en conocer la verdad y los métodos pa-
ra transmitirla de manera tan plena, que el conocimiento captado por ellos, y los métodos para
transmitirla puedan ser tan provechosos, que su trabajo se haga todavía mejor que la enseñanza
de los asuntos comunes de la escuela.

2. Desarrollar el carácter. El maestro de la Escuela Sabática tiene el supremo objetivo de ins-


truir el desarrollo de uma vida y carácter de acuerdo con el carácter de Jesucristo. Siendo así, los
métodos de enseñanza en la Escuela Sabática deben trascender a los que tratan simplemente
con la información o con el entrenamiento mental y manual. Alguien dijo: “Enseñar es tomar en un
momento una idea viva de su propia mente y plantarla en la mente de otro a fin de que crezca”.
Sin embargo, enseñar no puede transmitir al alumno la naturaleza religiosa; solo puede desarrollar
la naturaleza religiosa en el alumno. Cada persona nace con ciertos elementos que forman el fun-
damento de su naturaleza intelectual, social y religiosa. Los sentimientos innatos de admiración,
reverencia y dependencia son el fundamento de su vida religiosa. Esos elementos pueden ser de-
sarrollados en la fe, la esperanza y el amor, de los cuales Pablo dice que son los elementos más
permanentes del carácter cristiano. Aunque sea verdad que el individuo es naturalmente religioso,
no es por naturaleza un cristiano. “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es”. (Juan 3:6). Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual”
(1ª Corintios 15:46). Por eso, es deber del maestro entrenar, instruir y conducir el alumno a Cristo
y desarrollar en él un carácter cristiano.

3. Inspirar para el servicio. El maestro de la clase de Escuela Sabática tiene un grupo listo,
preparado y esperando la instrucción. Nadie está allí por obligación. Las personas van para ser

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instruidas, conducidas, ayudadas y fortalecidas para la vida y el servicio cristianos. Es un grupo
que no se encontrará en otro departamento de la iglesia. Están allí no meramente para escuchar,
sino para formar parte activa en la discusión de la verdad; para aprender como ser mejores cristia-
nos y más activos. El maestro conciente de su responsabilidad tiene en los miembros de su clase
de la Escuela Sabática un grupo de siervos del Maestro, que llevan su nombre, hombres y muje-
res, jóvenes y ancianos, que están buscando encontrar medios más eficientes de representarlo.
No obstante conducir el conocimiento de la verdad requiere tacto, y mayor tacto aún reclutar para
el servicio a quien se le enseñó la verdad, para que dé a conocer la verdad a sus semejantes.

4. Resultar en regeneración. La enseñanza en la conquista de almas resultará en la regenera-


ción. Los maestros de Escuela Sabática enseñan la verdad y junto con la enseñanza debe haber
un llamado para responder al mensaje de la verdad. Los verdaderos maestros de Escuela Sabáti-
ca son, de esta forma, educadores y evangelistas. Su sagrado privilegio no es solo aclarar la ver -
dad en la mente de los alumnos, sino también infundir la verdad en su vida, a fin de que se haga
un principio fundamental de toda actividad. Dios prometió su Espíritu para ayudar al maestro en la
sagrada tarea de enseñar, recibir la enseñanza de Cristo y revelársela a los estudiantes. Cuando
se les hace un llamado a los alumnos para que permitan que la verdad actúe en su corazón, el Es-
píritu Santo traerá convicción al corazón y la mente y habrá alegría en su salvación. Como norma
ese llamado será personal y no público, una invitación de corazón a corazón para entregar la vida
y permitir que el Maestro de los maestros la modele.

Debido al carácter espiritual, el trabajo del maestro de Escuela Sabática es más destacado e
importante que el de un maestro de una clase común. Al tratar con cuestiones espirituales, el co-
razón se desarrolla no solo en lo de hoy, sin también en lo eterno. La obra de enseñar realizada
por el maestro de Escuela Sabática puede ser una fuerza que mantenga y proteja al alma del
alumno en la hora de la tentación, de la prueba, de la persecución o de la aflicción; así, el maestro
debe conocer la verdad no solo en forma práctica, sino también histórica. Debe conocer los mejo-
res métodos para transmitir esa verdad a otros, caso contrario, si es débil e ineficiente, su trabajo
caerá por tierra y el alma se perderá eternamente.

El conocimiento de la Escritura es fundamental para el cristiano, para la vida y para desarro-


llar el carácter cristiano, pero una persona puede ser estudiante atento de la Biblia por años y nun-
ca ser fiel a Dios o aceptar a Cristo como Señor y Maestro. Los maestros de Escuela Sabática de-
ben mostrar a los alumnos la belleza y la fuerza de la verdad, conforme está revelada en las lec -
ciones de la Biblia, a fin de que la comprensión se ilumine, y entonces, a su debido tiempo, hacer -
les llamados para que respondan a la verdad y permitan que su poder obre en su vida; se obten-
drán así resultados difícilmente soñados por muchos maestros de Escuela Sabática.

Leyes de enseñanza

Las mismas leyes básicas de la pedagogía académica son las de la enseñanza de la Biblia

1. La ley de la adaptación. La mente puede recibir un conocimiento nuevo solamente a través


de ideas ya conocidas. Por lo tanto los maestros deben adaptar la lección que enseñarán para
que esté conectada con el conocmiento, para que pueda ser ilustrada por él y por las experiencias
actuales del alumno. Esa ley fundamental requiere el reconocimiento de un principio también bási-
co, o sea, “el lenguaje usado en la enseñanza debe ser común al profesor y al alumno”.

Los hechos ya conocidos del alumno son un vehículo en el cual alguna idea viaja para un
nuevo desarrollo mental a fin de que la propia mente vaya adelante a una realización mayor. La
comparación y la ilustración también son bastante usadas en la adaptación del arte de la enseñan-
za. El nuevo material puede ser comparado o ilustrado por historias de la Escritura, por la natura -
leza, geografía o historia secular con la cual el alumno está familiarizado. Se pueden comparar o

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contrastar las experiencias nuevas con las experiencias pasadas en la vida del alumno. El maes-
tro eficiente sabe que es inútil presentar material nuevo que no esté conectado, es decir, ilustrado
por algo que el alumno ya conozca. Si el alumno vivió toda su vida en una ciudad grande y nunca
tuvo la oportunidad de aprender los procesos simples de la agricultura, la lección de la parábola
del semabrador tendrá poco o ningún significado para él. Para que realmente aprenda esa lección,
debe ser interpretada por medio de ilustraciones comunes a su experiencia.

Cristo siempre estructuró sus parábolas para que sean comprendidas por sus oyentes. Pre-
sentó las verdades de la Biblia en términos de trigo y hierbas dañinas, ovejas y pastores, familia,
viñas y viñadores, fiestas de casamiento y ropas de fiesta, perlas, tesoros, etc. Implantó lecciones
de verdad en el corazón de sus oyentes adaptando sus verdades a lo que ellos estaban familiari-
zados. El Maestro de los maestros basó la mayor parte de sus enseñanzas en la ley de la adapta -
ción. Los maestros de Escuela Sabática exitosos sabrán que es fundamental hacer lo mismo.

La ley de la adaptación provee motivo para dividir a los alumnos de Escuela Sabática en gru-
pos. La ley de la adaptación provee el fundamento para agrupar a los miembros en clases de
acuerdo con su capacidad mental y no solo de acuerdo con la edad.

En la división de Jardín de Infantes, los niños son muy sensibles a las sugerencias y la imita-
ción, siendo así, el maestro de éxito adapta las lecciones espirituales colocando arena sobre la
mesa (en cierta época un recurso visual) o mediante algunos dibujos o figuras puede sugerir la
historia de la lección; y al tocar los objetos, y participar de las músicas con gestos expresan su
respuesta.

En la división de los Primarios la imaginación vívida es una de las características que se des-
tacan; así el buen maestro adapta las lecciones espirituales a las ilustraciones y usa muchas his-
torias que apelan a la imaginación e ilustran las verdades que enseña.

En la división de los Juveniles los alumnos súbitamente son literalistas. Se apegan a los he-
chos literales. Los hechos concretos sobre personas, cosas y lugares, que en las divisiones de los
menores no tienene significado, los juveniles los devoran ávidamente. Los maestros de ese grupo
adaptan sus lecciones incluyendo cosas literales.

Una característca que se destaca al inicio de la adolescencia es la duda. ¿Cómo lo sabes?,


¿Quién lo dijo? ¿Lo puedes probar? Son preguntas comunes y el buen maestro de esa clase trae
la prueba y produce su testimonio. En vez de decir: “Dios siempre responde la oración de manera
milagrosa, dice: Lean este libro: “Keith Argraves, Paratrooper” [un libro sobre un paracaidista ad-
ventista del séptimo día durante la Segunda Guerra Mundial] Él estaba en misión en el norte de
África. Uno de los motores de su avión dejó de funcionar cuando estaba a 160 km de la playa. Kei-
th Argraves oró en alta voz y mientras oraba el motor comenzó a funcionar otra vez y no paró has-
ta alcanzar su destino. El maestro sabio que enseña en ese nivel adaptará sus lecciones dando
muchas pruebas y testimonios.

En la clase de los jóvenes los alumnos son más prácticos. Los apelativos son la razón y la ló-
gica. En la clase de los adultos, las diferentes vocaciones de la vida dejan sus marcas en el pen-
samiento de los miembros y es un arte maravilloso ser capaz de aplicar la ley de la adaptación a
los agricultores, comerciantes, carpinteros, amas de casa, médicos y enfermeros.

2. La ley de la comprensión plena. La comprensión plena es el proceso de adquiriri una nueva


idea o una serie de nuevas ideas sacadas de una idea antigua. La ley de la comprensión plena si -
gue naturalmente a la ley de la adaptación. Esta capacita a los alumnos a comprender la nueva
idea por la comparación y por la ilustración. La comprensión plena establece la idea nueva en la
mente a fin de que a su vez se use para conectar e ilustrar otra idea nueva.

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Por ejemplo, “Dios es amor” es una verdad un tanto abstracta para la mente del niño. Este
puede comprender el amor de la madre. Así el maestro, siguiendo la ley de la adaptación, comien-
za la lección hablando de las madres y de lo que hacen por sus hijos a quienes tanto aman. Ella
los alimenta, los visten y mantiene un hogar confortable para ellos. Aunque los alumnos no hayan
visto a todas las madres de los niños con quienes juegan, saben que sus colegas tienen madres
porque ven lo que hacen por sus hijos. Entonces el maestro pregunta: ¿Quién hace brillar el sol,
que las flores se abran, crecer las frutas, caer la lluvia? Los niños responden naturalmente, “Es
Jesús”. Entonces el maestro sigue: Jesús hizo el sol y la luna. Jesús hizo las frutas y las flores.
¿Ustedes se sienten felices cuando el sol brilla y cuando ven las lindas flores y las frutas? ¿Se
sienten felices cuando mamá les da alimento y cuando los viste con ropas lindas y limpias? ¿Por
qué mamá trata de hacerlos sentir felices? Porque los ama. ¿Por qué Jesús trata de hacerlos
felices? Porque él también los ama. ¿Qué hacen los pajaritos cuando están felices? ¿Jesús tam-
bién ama a las aves?

Cuando usted usa la ley de la adaptación el niño puede comprender que “Dios es amor”. El
maestro entonces sigue y establece una nueva idea por la ley de la comprensión plena y hace al
niño repetir: “Jesús hizo el sol. Jesús hizo las frutas y las flores. El sol me hace feliz. Las frutas y
las flores me hacen sentir feliz. Entonces yo sé que Jesús me ama. Jesús ama a mamá, ama a
papá, Jesús ama a los pajaritos, Jesús ama a todo el mundo.

Esa nueva idea ahora queda incorporada en la mente del niño, y a su vez se podrá usar como
punto de conexión o de contacto para lecciones sobre la reverencia y la obediencia.

De acuerdo con la ley de la comprensión plena, la enseñanza va de lo simple a lo complejo,


de lo concreto a lo abstracto, de lo material a lo espiritual y de lo conocido a lo desconocido.

3. La ley de la correlación. La correlación es el proceso de colocar las verdades y las leccio-


nes que ya se aprendieron en una debida relación con las verdades y lecciones nuevas que se en-
señarán.

A medida que se enseñan las historias del Antiguo y del Nuevo Testamento, las personas y
las experiencias deben estar correlacionadas con el lugar y los alrededores. Así la historia se rela-
ciona con la geografía. Posteriormente, cuando las lecciones enseñen sobre la ley de Dios, las
personas y los lugares ya están aprendidos y se pueden relacionar con las lecciones sobre el culto
al Dios verdadero, sobre la observancia del sábado y la obediencia a las autoridades, la paciencia,
la moral, la honestidad, la confianza y el contentamiento. Así la historia y la geografía se pueden
relacionar con las lecciones espirituales.

El maestro eficiente investigará cuidadosamente el bosquejo de la lección del trimestre o, si el


estudio de un libro abarca más de un trimestre, estudiará todo el libro como si fuera el tema de en -
señanza de la primera lección. Hará un bosquejo del objetivo que se quiere alcanzar, y trazará el
plan para la estructura del conocimiento de la Escritura que desea desarrollar durante varias lec-
ciones. En torno del conocimiento de la Escritura que ya está fijado en la mente de los alumnos, el
maestro reunirá hechos nuevos y así aplicará el principio de la correlación. Los alumnos que ya
aprendieron paso a paso las lecciones están familiarizados con un catálogo veraz de materiales
que el maestro podrá usar para correlacionar las lecciones de cada semana. Se debe tener cuida-
do para que los detalles interesantes no perjudiquen la lección real, algunos puntos pueden ser
suficientemente interesantes, pero si no estuvieran relacionados con la lección, pueden perjudicar
en vez de ayudar en la enseñanza de la lección. Así como una cocinera de experiencia sabe cómo
juntar y combinar los ingredientes para una comida sabrosa, el profesor debe correlacionar los he-
chos de la historia, de la geografía, literatura, ley, ética y filosofía para hacer la lección interesante.

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Abajo se encuentran algunas sugerencias para que los maestros de Escuela Sabática usen la
ley de la correlación:

 Familiarizarse con la historia bíblica a fin de poder seleccionar con rapidez experiencias re-
lacionadas con la geografía o con el tema de la lección.

 Enseñar la historia bíblica y otras lecciones a partir de un bosquejo cuidadosamente prepa-


rado. Hacer el bosquejo de cada lección especificando por ítems los puntos a ser correla-
cionados con la lección actual.

 Si fuera posible hacer una correlación de la lección de Escuela Sabática con las lecciones
estudiadas en las escuelas. Así se podrá incluir geografía, historia y el conocimiento de los
alumnos sobre los eventos actuales.

 Usar una breve revisión de la lección o de las lecciones anteriores dará al maestro la opor-
tunidad de correlacionar las verdades de los hechos aprendidos en el pasado con la lec-
ción actual.

 Elegir himnos para el programa de Escuela Sabática que tengan relación con los eventos o
con la aplicación de la lección.

 Usar un cuadro para el blanco de las ofrendas de Escuela Sabática que esté relacionado
con el proyecto especial que beneficiará los proyectos del décimotercer sábado de la Es-
cuela Sabática.

 En la división de los menores, decorar la sala de acuerdo con la estación del año o con el
tema general de la lección.

Presentamos una ilustración del uso de esas sugerencias. Si la lección fuera sobre la “Entre-
ga de la Ley”, inicie la Escuela Sabática con el himno: (“Creer y observar”) “Al andar con Jesús”.
Tal vez puede colocarse en la pared una foto grande presentando una escena de Arabia. Cuando
llegue el momento de estudiar la lección, un alumno puede mostrar la ubicación geográfica del
Monte Sinaí, otro, la posición de los países de alrededor, otro las leyes sobre la purificación, otro
alumno puede hablar de los límites puestos al pie de la montaña. Otro alumno puede describir la
escena de Dios descendiendo al monte, otro la tremenda solemnidad con la cual las palabras de
Dios resonaban a través de los desfiladeros formados entre las montañas y el temor del pueblo, y
todavía otro pude recitar un mandamiento escrito por el dedo de Dios en la piedra; y así en ade-
lante hasta que todos los mandamientos hayan sido recitados. La gran lección central es la natu-
raleza eterna de la ley del amor de Dios. Entonces cierre la Escuela Sabática con el himno: “Dios
es nuestro Padre amado”.

El propósito fundamental de la enseñanza en la Escuela Sabática es desarrollar en el carácter


del alumno los principios de la verdad que lo llevarán a hacerse cristiano. No importa cual sea el
tema de la lección o la variedad de detalles interesantes, subyacentes y entretejidos; del comienzo
al fin está el hilo rojo que une, en un todo completo, la historia del plan del amor de Dios para la
salvación de los pecadores. Ningún bosquejo de la lección estará completo hasta que haya sido,
de alguna forma, relacionado con Cristo.

4. La ley de la concentración. En el estudio de la leyes de la adaptación, de la comprensión to-


tal y de la correlación demostramos que enseñar no es solo transmitir una cantidad de conoci-
miento a la mente de la clase, antes, es adaptar las ideas nuevas con las viejas a fin de que la
mente las pueda usar. Los alimentos del supermercado no son lo mismo que la comida preparada.
Para disfrutar del alimento debe estar bien seleccionado, debidamente preparado y servido. De

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manera semejante, la acumulación de conocimiento de la Escritura no garantiza una enseñaza efi-
ciente. El hecho de tener ladrillos, madera y piedras no aseguran la construcción de una casa. La
buena enseñaza debe ser selectiva. Del volumen de conocimiento disponible, se debe seleccionar
y enfatizar el tema sobresaliente. Dar el mismo énfasis a cada punto posible de la lección sería
cansador. La ley de la concentración requiere que el tema central sea seleccionado y seguido ínti-
mamente durante el estudio de la lección.

No solo el maestro tendrá un tema para enseñar, sino tendrá un objetivo en mente. No puede
haber enseñanza eficiente a menos que el maestro trabaje en un objetivo bien planeado. En el ca-
so que en la clase haya alumnos no convertidos, el maestro trabajará para satisfacer sus necesi-
dades, si todos fueran cristianos, preparará la enseñanza a fin de confirmarlos en la fe.

En armonía con la ley de la concentración, el maestro usará ilustraciones adecuadas y pre-


sentará la lección de tal manera que dé claridad y poder a esa verdad o al principio central. No de-
be permitir que las cuestiones irrelevantes lo aparten de la verdad central, no importa cuan atra-
yentes puedan ser las otras verdades de la lección. Tampoco permitirá una discusión sin un objeti-
vo. Para ilustrar: Si la lección trata sobre Daniel en el foso de los leones, el tema a destacar será
“El celoso cuidado de Dios por su pueblo”. Los presidentes y sátrapas envidiosos, el decreto del
rey y la fidelidad de Daniel serán todos discutidos porque tienen relación con el tema. Pero si la
discusión pasa a la diferencia entre las leyes judías y las medopersas, con tacto el maestro cerra-
rá esa discusión y llevará los pensamientos de la clase de vuelta al tema central. Si la discusión se
desvía a la forma de vestirse de las personas y si Daniel se vestía como un judío o babilonio, el
maestro cerrará la discusión con tacto, porque ese asunto no es pertinente al tema; y retomará la
discusión del tema elegido. Al final del período destinado al estudio de la lección, cada miembro
de la clase sabrá con seguridad que Dios es celoso en el cuidado de su pueblo.

La concentración corrige los métodos sin propósito de enseñanza. Cada lección tendrá viva
relación con la lección vital del sábado o sábados anteriores. Debe haber control continuo del ob-
jetivo. Como también concentración en la verdad principal. La historia del pasado es útil hoy sola-
mente en la medida que provea una lección valiosa en este momento y preparación para las nece-
sidades futuras. Debe haber un objetivo definido en cada lección. La enseñanza fallará en su obje-
tivo supremo si las verdades centrales de una serie de lecciones no apuntan en la dirección de un
objetivo mayor.

La lección de cada Escuela Sabática debería ser definida sobre la lección de las semanas an-
teriores y así, cada semana, cada lección, mediante un énfasis en la verdad principal, esclarece el
objetivo final de las lecciones del trimestre. El alumno que aprende a aislar las lecciones semanal -
mente, tal vez sobre el “Amor de Dios” está obteniendo una variedad de lindas perlas, sin un hilo
en el cual enhebrarlas. La ley de la concentración ciudadosamente seguida provee el hilo en el
cual se enhebran y atan las lindas gemas de la verdad.

Los dos grandes principios de la enseñanza

La afirmación: “Dios cuidó de Daniel y lo protegió mientras estaba en la cueva de los leones”
es una afirmación específica. Lo mismo ocurre con: “Dios cuidó de David y lo protegió”, y “Dios
cuidó de Elías y lo protegió”. Esas afirmaciones influirán en determinadas personas en circunstan-
cias especiales.

Por otro lado, la afirmación: “Dios cuida de sus hijos fieles y los protege” es una afirmación ge-
neral. Incluye experiencias de personas como Daniel, David y Elías. Cada vez que hacemos una
afirmación general que aplica más de una experiencia particular, realmente debemos expresar
una ley.

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El pensamiento y la razón llevan a la expresión de afirmaciones generales, y las personas
pensantes se deleitan en afirmar y examinar las leyes generales en vez de casos especiales, no
obstante son los ejemplos particulares los que hacen posible la ley general.

En la enseñanza, el objetivo mayor es descubrir las leyes generales al comparar y clasificar


las experiencias particulares. Hay dos grandes principos generales de enseñanza por los cuales
se alcanza este objetivo, el principio de la deducción y el principio de la inducción.

 Deducción. En la deducción primero se afirma la ley general después se comprueba por


ejemplos específicos. El maestro que emplea esos principios habla la mayor parte del tiem-
po y utiliza el método llamado de discurso, predicación o exposición. Podemos ilustrar ese
método con el símbolo del embudo. Si el maestro queda en pie frente a la clase y hace la
declaración general “Sabemos que Dios se preocupa por nosotros y protege a los que lo
sirven fielmente”, y sigue probando su regla general al presentar las experiencias específi-
cas de Daniel, David y Elías está usando en el principio deductivo de enseñanza. Esa es la
forma más fácil para el maestro, y a veces, la única forma de enseñar en una clase grande,
o predicar a una audiencia grande. Requiere menos tiempo de preparación de parte del
maestro, pero también requiere que el alumno piense menos; y así el resultado de la ense-
ñanza es menos eficaz.

 Inducción: En la inducción los ejemplos específicos se presentan primero, entonces, se los


estudia y compara a fin de revelar la regla general que se aplica a todos. La inducción, por
lo tanto, es el principio que se descubre. Los alumnos toman parte en la discusión. El ma-
estro, mediante preguntas hábiles, plantea la ley general de los alumnos. El principio de la
inducción puede ilustrarse por el símbolo de una tapa que se saca.

En la enseñanza inductiva, el profesor queda frente a los alumnos y presenta la lección dicien-
do: “Hoy vamos a descubrir cual es la actitud de Dios hacia los que lo sirven fielmente”. Entonces
prosigue y pide a los alumnos que presenten hechos específicos de la vida de Daniel, David y
Elías. Enseguida pregunta qué actitud de Dios fue común a todas esas experiencias y la respues-
ta obtenida será la declaración general: “Dios cuida y protege a los que son fieles a él”.

Exige más tiempo del maestro preparar el bosquejo con las preguntas e inducir a los alumnos
a descubrir el principio general subyacente, pero ellos tendrán que pensar más; y la alegría de
descubrir combinada con el pensamiento, deja su marca fijando más el aprendizaje.

 Ejemplo de enseñanza deductiva: “En esta mañana deseo probar por la Palabra de Dios
que el alma no puede existir fuera del cuerpo. Leo Génesis 2:7 que dice: “Entonces Jehová
Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el
hombre un ser viviente”. Pueden notar, que el Señor usó en la creación del hombre el pol-
vo de la tierra y el aliento de vida, para formar el ser viviente.

“Al referirse a la muerte, David nos dice en el Salmo 146:4 “Pues sale su aliento, y
vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos”. Aquí vemos que los ele-
mentos combinados para formar el alma viviente fueron separados y ¿dónde está el alma?
Tomo un poco de tierra y lo mezclo con un poco de agua, como resultado se formó barro.
Pongo el barro en el fuego, el agua se evapora y desaparece, solo queda la tierra. ¿Dón-
de quedó el barro? No puede existir, solo existe si el agua está mezclada con el polvo. De
la misma manera, el alma no puede existir salvo que el cuerpo y el aliento de vida perma-
nezcan juntos”.

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 Ejemplo de enseñanza inductiva: “En esta mañana deseo que ustedes descubran la ley
que rige la existencia del alma. ¿Podrían por favor leer Génesis 2:7 y me dicen las sustan-
cias que Dios usó para hacer un alma? El alumno le responde: “Polvo de la tierra y aliento
de vida forman un alma viviente”.
o Maestro: Por favor, lean el Salmo 146:4 y díganme que sucede cuando el hombre
muere”.
o El alumno lee y responde: “Sale el espíritu y el cuerpo vuelve al polvo”.
o Maestro: ¿A dónde va el espíritu?
o Alumno: “El texto no menciona el alma, pero ella no podría haber ido a ningún lu-
gar.
o Maestro: Bien, veamos qué tengo en mi mano.
o Clase: Una lámpara.
o Maestro: Giro la bombilla en el portalámparas y acciono el interruptor. ¿Qué pasa?
o La clase: Se produce luz.
o Maestro: Vemos aquí que la electricidad más la lámpara resultan en luz, ¿Es co-
rrecto?
o La clase: Sí.
o Maestro: Bien, ahora desconecto el interruptor, ¿qué queda?
o La clase: La lámpara.
o Maestro: ¿Dónde está la luz?
o La clase: No existe más.
o Maestro: Muy bien, ¿qué aprendemos sobre la relación de la luz con la lámpara?
o La clase: La luz no puede existir si la electricidad no llega a la lámpara.
o Maestro, dirigiéndose al alumno: “Entonces para dónde fue el alma?
o Alumno: Ahora entendí. El alma no puede existir sin la combinación del cuerpo y el
aliento de vida.

Como vimos, la enseñanza deductiva comienza con la ley general y termina con ejemplos es-
pecíficos, y la enseñanza inductiva comienza con ejemplos específicos y descubre la ley general.
En la enseñanza deductiva el profesor “expone el contenido; en la enseñanza inductiva las pre-
guntas exigen que el alumno participe y extraiga la ley general.

Hay lugar y hora para los dos principos de enseñanza, pero todos tienen que concordar que el
principio de la inducción hace pensar más a los alumnos; y así el aprendizaje es mayor. Donde
hubo más aprendizaje, hubo mejor enseñanza.

Métodos de enseñanza

El método que se usará depende de qué principio de enseñanza se seguirá para determinada
lección y para determinada edad de los alumnos. La matematica superior no se la enseña a los
alumnos de Jardín de Infantes o de primer grado. Tampoco los niños aprenden a analizar oracio-
nes antes de aprender a leer, el maestro no puede enseñar a un grupo de doscientos o trescientos
alumnos exactamente como lo haría con un grupo de siete u ocho alumnos. Por lo tanto, los méto-
dos de enseñanza deben adaptarse a la lección, al alumno y a las circunstancias.

 El método de preguntas. En las manos del maestro de experiencia, el método de preguntas


se parece a una aguja con un hilo que pasa por las perlas de la verdad en el hilo de la lec-
ción. Coloca en las manos del maestro una ventaja distinta desde el inicio. Así como Jesús
condujo su clase en la zona rural y preguntó: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del

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Hombre?” Ellos respondieron con varias interpretaciones de algunos profetas antiguos. En-
tonces Jesús preguntó: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Pedro respondió por inspi-
ración: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mat. 16:13-16).

La pregunta aquí revela “el punto de contacto”. Ellos ya sabían bien lo que decían las perso-
nas en relación a Cristo. Con qué facilidad, con su pregunta, Cristo obtuvo la respuesta que bus-
caba de Pedro. Queda claro así, que el método de pregunta y respuesta, también llamado método
de discusión, es la fibra del principio inductivo de enseñanza. El cuidado en la preparación de las
preguntas, de la primera a la última, integrará a toda la clase en el progreso continuo de la lección,
punto por punto, hasta el clímax en la conclusión. La primera pregunta debe despertar el interés.
La última debe cerrar y hacer la aplicación de la lección. Hacer el cuestionario es un arte y todo
maestro debe convertirse en artista en este aspecto. Los evangelios dan muchos ejemplos de pre-
guntas tan vigorosas que se recuerdan muchos años después. “¿Qué te parece, Simón? Los re-
yes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos, de sus hijos o de los extraños?
(Mateo 17:25). “El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres?” (Marcos 11:30). “¿Crees
tú en el Hijo de Dios?” (Juan 9:35).

“Por medio del uso adecuado de preguntas el maestro puede revelar de manera sistemática el
tema que va a considerar. Controla el orden de los temas y puede dar el énfasis debido a cuestio-
nes importantes, como debería hacer toda buena enseñanza. También capacita al maestro a dar
instrucciones complementarias de incidentes concretos, o reafirmar un hecho olvidado que ayuda-
rá al alumno a avanzar en el tema y llegar a conclusiones claras”.3

Y una conclusión puede ser la respuesta a preguntas como la que Cristo propuso a Pedro. “Si-
món, hijo de Jonás, ¿me amas?” y, como Pedro, el alumno puede responder: “Sí, Señor; tú sabes
que te amo” (Juan 21:16).

“No es el mejor plan que sólo los maestros hablen. Ellos deberían inducir a los miembros de la
clase a decir lo que saben. Y entonces el maestro, con pocas palabras y breves observaciones o
ilustraciones, debería imprimir la lección en sus mentes”.4

 El método especial de investigación. Este método también se lo llama “Método de Semina-


rio”. Básicamente, es el plan donde los miembros de la clase reciben la tarea de cubrir cier-
ta parte o aspecto de la lección. Se exige una investigación antes de presentar un informe
a la clase. De vez en cuando ese método puede utilizarse en cualquier división. Se debe
tener cuidado de no consumir demasiado tiempo con ese aspecto, pero se debe permitir el
tiempo necesario para la presentación del informe. Se necesita de habilidad para hacer
acotaciones en estos informes para que las preguntas de la lección estén conectadas al to-
do. Obviamente, hay diversos materiales de los temas para las investigaciónes. Las perso-
nas, costumbres, geografía, etc., ofrecen campos interesantes y provechosos para esa ta-
rea. El interés de los alumnos aumentará al realizar la investigación y buscar la información
bajo su responsabilidad. Esos informes así preparados pueden hacerse con el propósito de
ayudar a los alumnos a participar antes del inicio de la Escuela Sabática, y también puede
ser una variación benvenida para la enseñanza regular.

1
White, Elena de. Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, p.11.
2
John Milton Gregory, The Seven Laws of Teaching [Las siete leyes de la enseñanza]. New York, Pilgrim Press, p. 2, 3.
3
Martin G. Brumbaugh, citado en Better Methods for Sabbath School Teachers [Los mejores métodos para el maestro
de Escuela Sabática]. Takoma Park, Md., Departamento de la Escuela Sabática de la Asociación General de los Adven-
tistas del Séptimo Día, p. 175.
4
White, Elena de. Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, p. 128.

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El esfuerzo distinto que realiza el alumno al buscar información para considerar el tema ha-
ce de este método un decidido recurso de apoyo al principio de la inducción.

 El método expositivo. Una definición objetiva de este método de enseñanza sería: “el méto-
do de discurso”. En algunos casos es el método de la predicación; sin la preparación orde-
nada que realiza el ministro. Es el uso útil de la historia cuando se lo aplica en la división
de los niños. Para los adultos y jóvenes es totalmente una explicación y aplicación verbal
de la lección.

El maestro bien entrenado podrá conseguir conducir las preguntas por el método expositi-
vo mientras instruye la clase y la nutre. La debilidad inherente de este método está en el
peligro que corren los alumnos al no prepararse para las preguntas que hace el profesor.
Ciertamente incentiva la negligencia en el estudio diario de la lección o de cualquier tipo de
estudio. Si el maestro no hace preguntas, el alumno no tendrá necesidad de prepararse
para responderlas. Algunos maestros revelan una preparación superficial en su método de
enseñanza de la lección en forma expositiva.

El departamento de Escuela Sabática y Ministerio Personal de la Asociación General no re-


comienda el método expositivo, solamente se debe usar en algunas situaciones, cuando
hay muchas visitas en la clase o cuando un evangelista o pastor está conduciendo la clase
bíblica para los recién bautizados o para los que se preparan para el bautismo. En esas
clases será muy útil el uso juicioso del método de preguntas, eligiendo preguntas que se
puedan responder con un nombre, un lugar o un versículo simple. El método expositivo es
la fibra del principio deductivo en la enseñanza, el que estimula menos el pensamiento y
que deja como resultando un aprendizaje menor.

 El método de escuela sabática oral. A ese método también se lo puede llamar método de
catecismo. El maestro no sabe la lección, solamente conoce las respuestas a las pregun-
tas del folleto de la lección. Hasta el mismo estudio diario de la lección no considera los as-
pectos cuestionables. Infelizmente, muchos maestros de Escuela Sabática lo utilizan y eso
ejerce una influencia mortal en el interés por la Escuela Sabática.

En el método de escuela sabática oral el maestro meramente lee las preguntas y los miem-
bros recitan las respuestas. Tanto el maestro como la clase quedan esclavizados por las
lecciones de la Escuela Sabática. El maestro inicia con la primera pregunta y sigue conse-
cutivamente hasta que la última haya sido respondida. Muchas veces esos maestros con-
cluyen el estudio de la lección antes del tiempo destinado para el estudio. El trabajo de la
memoria conectado con ese método tiene su valor, pero desarrolla hábitos indolentes en el
maestro y en los alumnos y vuelve el estudio de la lección tan estereotipado que hay pocas
ideas originales, si es que las hay, fuera de lo que consta en la hoja de la lección. Ese es el
peor método de enseñanza.

El maestro debe tener cuidado de no confundir el método de escuela sabática oral con el mé-
todo de preguntas y respuestas. Este último hace uso de preguntas cuidadosamente preparadas
para extraer del alumno el conocimiento o falta de él, y el estudio del asunto. El método de escue -
la sabática oral meramente catequiza al alumno, de acuerdo con la rutina de las preguntas pre-
sentadas en la lección.

El buen maestro de Escuela Sabática, muy pronto reconocerá la necesidad de combinar el


uso de estos métodos de acuerdo a las necesidades de la lección y de la capacidad de los miem-
bros de la clase. Pero, aprenderán más y más por medio del uso de preguntas y respuestas, de la
discusión y del método de investigación especial; pues son factores distintivos del principio inducti-
vo en la enseñanza, que estimula más el pensamiento y resulta en un aprendizaje mayor.

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Cuando no se activa el pensamiento, no hay aprendizaje y no hay verdadera enseñanza.
Poco pensamiento, poco aprendizaje, poca enseñanza.
Más pensamiento, más aprendizaje, mejor enseñanza.

Asegúrese de anotar en la tarjeta de actividades del alumno que usted cumplió esta tarea.

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