Multitudes queer discursos sobre el sexo y de las tecnologías de normalización de las
Notas para una política de los "anormales" identidades sexuales un agente de control sobre la vida.
Al distinguir entre « sociedades soberanas » y « sociedades
por Beatriz Preciado disciplinarias » Foucault ya había señalado el paso, que ocurre en la
época moderna, de una forma de poder que decide sobre la muerte y la
Revista Multitudes. Nº 12. París, 2003 ritualiza, a una nueva forma de poder que calcula técnicamente la vida en
http://multitudes.samizdat.net/rubrique.php3?id_rubrique=141 términos de población, de salud o de interés nacional. Por otra parte,
precisamente en ese momento aparece la nueva separación
Este artículo trata de la formación de los movimientos y de las teorías homosexual/heterosexual. Trabajando en la línea iniciada por Audre
queer, de la relación que mantienen con los feminismos y del uso político Lorde [1], Ti-Grace Atkinson [2] y el manifiesto « The-Woman-
que hacen de Foucault y de Deleuze. Analiza también las ventajas Identified-Woman » [3] de « Radicalesbians », Wittig llegó a describir la
teóricas y políticas que aporta la noción de “multitudes” a la teoría y al heterosexualidad no como una práctica sexual sino como un régimen
movimiento queer, en lugar de la noción de “diferencia sexual”. A político [4], que forma parte de la administración de los cuerpos y de la
diferencia de lo que ocurre en EEUU, los movimientos queer en Europa gestión calculada de la vida, es decir, como parte de la “biopolítica” [5].
se inspiran en las culturas anarquistas y en las emergentes culturas Una lectura cruzada de Wittig y de Foucault permitió a comienzos de los
transgénero para oponerse al “Imperio Sexual”, especialmente por años 80 que se diera una definición de la heterosexualidad como
medio de una des-ontologización de las políticas y de las identidades. tecnología bio-política destinada a producir cuerpos heteros (straight).
Ya no hay una base natural (“mujer”, “gay”, etc.) que pueda legitimar
la acción política. Lo que importa no es la “diferencia sexual” o la El imperio sexual
“diferencia de l@s homosexuales”, sino las multitudes queer. Una
multitud de cuerpos: cuerpos transgéneros, hombres sin pene, bolleras La noción de sexopolítica tiene en Foucault su punto de partida,
lobo, ciborgs, femmes butchs, maricas lesbianas... La “multitud sexual” cuestionando su concepción de la política según la cual el biopoder sólo
aparece como el sujeto posible de la política queer.
produce disciplinas de normalización y determina formas de
subjetivación. A partir de los análisis de Mauricio Lazzaratto [6] que
A la memoria de Monique Wittig
distingue el biopoder de la potencia de la vida, podemos comprender los
« Entramos en una época en que las minorías del mundo comienzan a
organizarse cuerpos y las identidades de los anormales como potencias políticas y no
contra los poderes que les dominan y contra todas las ortodoxias » simplemente como efectos de los discursos sobre el sexo. Esto significa
Félix Guattari, Recherches (Trois Milliards de Pervers), 1973. que hay que añadir diversos capítulos a la historia de la sexualidad
inaugurada por Foucault. La evolución de la sexualidad moderna está
directamente relacionada con la emergencia de lo que podría denominarse
el nuevo “Imperio Sexual” (para resexualizar el Imperio de Hardt y
La sexopolítica es una de las formas dominantes de la acción biopolítica
Negri). El sexo (los órganos sexuales, la capacidad de reproducción, los
en el capitalismo contemporáneo. Con ella el sexo (los órganos llamados
roles sexuales en las disciplinas modernas...) es el correlato del capital.
« sexuales », las prácticas sexuales y también los códigos de la
La sexopolítica no puede reducirse a la regulación de las condiciones de
masculinidad y de la feminidad, las identidades sexuales normales y
reproducción de la vida, ni a los procesos biológicos que “conciernen a la
desviadas) forma parte de los cálculos del poder, haciendo de los
población”. El cuerpo hetero (straight) es el producto de una división del
trabajo de la carne según la cual cada órgano es definido por su función. representaciones, flujo de las técnicas quirúrgicas, en definitiva flujo de
Toda sexualidad implica siempre una territorialización precisa de la boca, los géneros. Por supuesto, no todo circula de manera constante, y además
de la vagina, del ano. De este modo el pensamiento heterocentrado no todos los cuerpos obtienen los mismos beneficios de esta circulación:
asegura el vínculo estructural entre la producción de la identidad de la normalización contemporánea del cuerpo se basa en esta circulación
género y la producción de ciertos órganos como órganos sexuales y diferenciada de los flujos de sexualización . Esto nos recuerda
reproductores. Capitalismo sexual y sexo del capitalismo. El sexo del ser oportunamente que el concepto de “género” fue ante todo una noción
vivo se convierte en un objeto central de la política y de la sexopolítica antes de convertirse en una herramienta teórica del
gobernabilidad. En realidad, el análisis foucaultiano de la sexualidad feminismo americano. No es casualidad que en los años 80, en el debate
depende en exceso de cierta idea de la disciplina del siglo XIX. A pesar que oponía a las feministas “constructivistas” y las feministas
de conocer los movimientos feministas americanos, la subcultura SM o el “esencialistas”, la noción de “género” va a convertirse en la herramienta
Fhar en Francia, nada de esto le llevó realmente a analizar la proliferación teórica fundamental para conceptualizar la construcción social, la
de las tecnologías del cuerpo sexual en el siglo XX: medicalización y fabricación histórica y cultural de la diferencia sexual, frente a la
tratamiento de los niños intersexuales, gestión quirúrgica de la reivindicación de la “feminidad” como sustrato natural, como forma de
transexualidad, reconstrucción y “aumento” de la masculinidad y de la verdad ontológica.
feminidad normativas, regulación del trabajo sexual por el Estado, boom
de las industrias pornográficas... Su rechazo de la identidad y de la Políticas de las multitudes queer
militancia gay le llevará a inventarse una retroficción a la sombra de la
Grecia Antigua. Ahora bien, en los años 50, asistimos a una ruptura en el El género ha pasado de ser una noción al servicio de una política de
régimen disciplinario del sexo. Anteriormente, y como continuación del reproducción de la vida sexual a ser el signo de una multitud. El género
siglo XIX, las disciplinas biopolíticas funcionaban como una máquina no es el efecto de un sistema cerrado de poder, ni una idea que actúa
para naturalizar el sexo. Pero esta máquina no era legitimada por “la sobre la materia pasiva, sino el nombre del conjunto de dispositivos
conciencia”. Lo será por médicos como John Money cuando comienza a sexopolíticos (desde la medicina a la representación pornográfica,
utilizar la noción de “género” para abordar la posibilidad de modificar pasando por las instituciones familiares) que van a ser objeto de
quirúrgica y hormonalmente la morfología sexual de los niños reapropiación por las minorías sexuales. En Francia, la mani del 1 de
intersexuales y las personas transexuales. Money es el Hegel de la mayo de 1970, el número 12 de Tout y el de Recherches (Trois milliards
historia del sexo. Esta noción de género constituye un primer momento de Pervers), el Movimiento de antes del MLF, el FHAR y las terroristas
de reflexividad (y una mutación irreversible respecto al siglo XIX). Con de las Gouines Rouges (Bolleras Rojas) constituyen una primera ofensiva
las nuevas tecnologías médicas y jurídicas de Money, los niños de los “anormales”. El cuerpo no es un dato pasivo sobre el cual actúa el
“intersexuales”, operados al nacer o tratados durante la pubertad, se biopoder, sino más bien la potencia misma que hace posible la
convierten en minorías construidas como “anormales” en beneficio de la incorporación protésica de los géneros. La sexopolítica no es sólo un
regulación normativa del cuerpo de la masa straight (heterocentrada). lugar de poder, sino sobre todo el espacio de una creación donde se
Esta multiplicidad de los anormales es la potencia que el Imperio Sexual suceden y se yuxtaponen los movimientos feministas, homosexuales,
intenta regular, controlar, normalizar. El “post-moneismo” es al sexo lo transexuales, intersexuales, transgéneros, chicanas, post-coloniales... Las
que el post-fordismo al capital. El Imperio de los normales desde los minorías sexuales se convierten en multitudes. El monstruo sexual que
años 50 depende de la producción y de la circulación a gran velocidad de tiene por nombre multitud se vuelve queer.
los flujos de silicona, flujos de hormonas, flujo textual, flujo de las
El cuerpo de la multitud queer aparece en el centro de lo que podríamos identificación la exclusión de la identidad lesbiana como condición de
llamar, para retomar una expresión de Deleuze/Guattari, un trabajo de posibilidad de la formación del sujeto político del feminismo moderno.
“desterritorialización” de la heterosexualidad. Una desterritorialización - Identificaciones estratégicas: Identificaciones negativas como “bolleras”
que afecta tanto al espacio urbano (por tanto, habría que hablar de o “maricones” se han convertido en lugares de producción de identidades
desterritorialización del espacio mayoritario, y no de gueto) como al que resisten a la normalización, que desconfían del poder totalitario, de
espacio corporal. Este proceso de “desterritorialización” del cuerpo las llamadas a la “universalización”. Influidas por la crítica post-colonial,
supone una resistencia a los procesos de llegar a ser “normal”. El hecho las teorías queer de los años 90 han utilizado los enormes recursos
de que haya tecnologías precisas de producción de cuerpos “normales” o políticos de la identificación “gueto”, identificaciones que iban a tomar
de normalización de los géneros no conlleva un determinismo ni una un nuevo valor político, dado que por primera vez los sujetos de la
imposibilidad de acción política. Al contrario. Dado que la multitud queer enunciación eran las propias bolleras, los maricas, los negros y las
lleva en sí misma, como fracaso o residuo, la historia de las tecnologías personas transgénero. A aquellos que agitan la amenaza de la guetización,
de normalización de los cuerpos, tiene también la posibilidad de los movimientos y las teorías queer responden con estrategias a la vez
intervenir en los dispositivos biotecnológicos de producción de hiper-identitarias y post-identitarias. Hacen un uso radical de los
subjetividad sexual. Esto es concebible a condición de evitar dos trampas recursos políticos de la producción performativa de las identidades
conceptuales y políticas, dos lecturas (equivocadas pero posibles) de desviadas. La fuerza de movimientos como Act Up, Lesbian Avengers o
Foucault. Hay que evitar la segregación del espacio político que las Radical Fairies deriva de su capacidad para utilizar sus posiciones de
convertiría a las multitudes queer en una especie de margen o de reserva sujetos “abyectos” (esos “malos sujetos” que son los seropositivos, las
de trasgresión. No hay que caer en la trampa de la lectura liberal o bolleras, los maricas) para hacer de ello lugares de resistencia al punto de
neoconservadora de Foucault que llevaría a concebir las multitudes queer vista “universal”, a la historia blanca, colonial y hetero de lo “humano”.
como algo opuesto a las estrategias identitarias, tomando la multitud Afortunadamente, estas multitudes no comparten la desconfianza –
como una acumulación de individuos soberanos e iguales ante la ley, insistimos en ello- de Foucault, Wittig y Deleuze hacia la identidad como
sexualmente irreductibles, propietarios de sus cuerpos y que lugar de acción política, a pesar de sus diferentes formas de analizar el
reivindicarían su derecho inalienable al placer. La primera lectura tiende poder y la opresión. A inicios de los años 70 el Foucault francés se
a una apropiación de la potencia política de los anormales en una óptica distancia del Fhar a causa de lo que él llama “tendencia a la guetización”,
de progreso, la segunda silencia los privilegios de la mayoría y de la mientras que al Foucault americano parecían gustarle mucho las “nuevas
normalidad (hetero)sexual, que no reconoce que es una identidad formas de cuerpos y de placeres” que las políticas de la identidad gay,
dominante. Teniendo esto en cuenta, los cuerpos ya no son dóciles. lesbiana y SM habían producido en el barrio de Castro, el “gueto” de San
“Des-identificación” (para retomar la formulación de De Lauretis), Francisco. Por su parte, Deleuze criticaba lo que denominaba una
identificaciones estratégicas, reconversión de las tecnologías del cuerpo y identidad “homosexual molar”, porque pensaba que promovía el gueto
desontologización del sujeto de la política sexual, estas son algunas de las gay, para idealizar la “homosexualidad molecular” que le permitiría
estrategias políticas de las multitudes queer. hacer de las “buenas” figuras homosexuales, desde Proust al “travestí
- Des-identificación. Surge de las bolleras que no son mujeres, de los afeminado”, ejemplos paradigmáticos del proceso de “llegar a ser mujer”
maricas que no son hombres, de los trans que no son ni hombres ni que estaba en el centro de su agenda política. Incluso le permitiría disertar
mujeres. En este sentido, si Wittig ha sido recuperada por las multitudes sobre la homosexualidad en vez de cuestionarse sus propios presupuestos
queer es precisamente porque su declaración “las lesbianas no son heterosexuales [7]. En cuanto a Wittig, podemos preguntarnos si su
mujeres” es un recurso que permite combatir por medio de la des- adhesión a la posición del “escritor universal” impidió que le borraran de
la lista de los “clásicos” de la literatura francesa tras la publicación del a leer en los muros y después hemos empezado a descifrar los grafitis en
Cuerpo Lesbiano en 1973. Está claro que no, cuando vimos cómo el las prisiones, los asilos y hoy en los váteres. Queda por rehacer todo un
periódico Le Monde se apresuraba a cambiar el título original de su nota “nuevo espíritu científico” [9]. La historia de estos movimientos político-
necrológica, por un “Monique Wittig, la apología del lesbianismo” sexuales post-moneistas es la historia de esta creación de las condiciones
encabezado por la palabra “Desapariciones”. [8] de un ejercicio total de la enunciación, la historia de un vuelco de la
fuerza performativa de los discursos, y de una reapropiación de las
- Reconversión de las tecnologías del cuerpo: Los cuerpos de las tecnologías sexopolíticas de producción de los cueros de los “anormales”.
multitudes queer son también reapropiaciones y reconversiones de los La toma de la palabra por las minorías queer es un acontecimiento no
discursos de la medicina anatómica y de la pornografía, entre otros, que tanto post-moderno como post-humano: una transformación en la
han construido el cuerpo hetero y el cuerpo desviado modernos. La producción y en la circulación de los discursos en las instituciones
multitud queer no tiene que ver con un “tercer sexo” o un “más allá de los modernas (de la escuela a la familia, pasando por el cine o el arte) y una
géneros”. Se dedica a la apropiación de las disciplinas de los mutación de los cuerpos.
saberes/poderes sobre los sexos, a la rearticulación y la reconversión de - Desontologización del sujeto de la política sexual. En los años 90 una
las tecnologías sexopolíticas concretas de producción de los cuerpos nueva generación surgida de los propios movimientos identitarios
“normales” y “desviados”. A diferencia de las políticas “feministas” u comenzó a redefinir la lucha y los límites del sujeto político “feminista” y
“homosexuales”, la política de la multitud queer no se basa en una “homosexual”. En el plano teórico, esta ruptura tomó inicialmente la
identidad natural (hombre/mujer), ni en una definición basada en las forma de un retorno crítico sobre el feminismo, realizado por las
prácticas (heterosexuales/homosexuales) sino en una multiplicidad de lesbianas y las post-feministas americanas, apoyándose en Foucault,
cuerpos que se alzan contra los regímenes que les construyen como Derrida y Deleuze. Reivindicando un movimiento post-feminista o queer,
“normales” o “anormales”: son las drag-kings, las bolleras lobo, las Teresa de Lauretis [10], Donna Haraway [11], Judith Butler [12], Judith
mujeres barbudas, los trans-maricas sin polla, los discapacitados-ciborg... Halberstam [13] en EEUU, Marie-Hélène Bourcier [14] en Francia, y
Lo que está en juego es cómo resistir o cómo reconvertir las formas de lesbianas chicanas como Gloria Anzaldúa [15] o feministas negras como
subjetivación sexopolíticas. Esta reapropiación de los discursos de Barbara Smith [16] y Audre Lorde van a criticar la naturalización de la
producción de poder/saber sobre el sexo es una conmoción noción de feminidad que inicialmente había sido la fuente de cohesión del
epistemológica. En su introducción programática al famoso número de sujeto del feminismo. Se había iniciado la crítica radical del sujeto
Recherches sin duda inspirado por el FHAR, Guattari describe esta unitario del feminismo, colonial, blanco, emanado de la clase media-alta
mutación en las formas de resistencia y de acción política: “el objeto de y desexualizado. Las multitudes queer no son post-feministas porque
este número –las homosexualidades hoy en Francia- no podía ser quieran o deseen actuar sin el feminismo. Al contrario. Son el resultado
abordado sin poner en cuestión los métodos ordinarios de investigación de una confrontación reflexiva del feminismo con las diferencias que éste
en ciencias humanas que, bajo el pretexto de la objetividad, intentan borraba para favorecer un sujeto político “mujer” hegemónico y
establecer una distancia máxima entre el investigador y su objeto (...). El heterocentrado.
análisis institucional, por el contrario, implica un descentramiento radical En cuanto a los movimientos de liberación de gays y lesbianas, dado que
de la enunciación científica. Pero para ello no basta con “dar la palabra” su objetivo es la obtención de la igualdad de derechos y que para ello se
a los sujetos implicados –lo cual es a veces una iniciativa formal, casi basan en concepciones fijas de la identidad sexual, contribuyen a la
jesuítica- sino que además hay que crear las condiciones de un ejercicio normalización y a la integración de los gays y las lesbianas en la cultura
total, paroxístico, de esta enunciación (...). Mayo del 68 nos ha enseñado heterosexual dominante, lo que favorece las políticas pro-familia, tales
como la reivindicación del derecho al matrimonio, a la adopción y a la “normales”. En este sentido, las políticas de las multitudes queer se
transmisión del patrimonio. Algunas minorías gays, lesbianas, oponen tanto a las instituciones políticas tradicionales que se presentan
transexuales y transgéneros han reaccionado y reaccionan hoy contra ese como soberanas y universalmente representativas, como a las
esencialismo y esa normalización de la identidad homosexual. Surgen epistemologías sexopolíticas heterocentradas que dominan todavía la
voces que cuestionan la validez de la noción de identidad sexual como producción de la ciencia.
único fundamento de la acción política; contra ello proponen una
proliferación de diferencias (de raza, de clase, de edad, de prácticas (Traducción al castellano: el bollo loco)
sexuales no normativas, de discapacidad). La noción medicalizada de
[1] Audre Lorde, Sister Outsider, California, Crossing Press, 1984.
homosexualidad que data del siglo XIX y que define la identidad por las [2] Ti-Grace Atkinson, « Radical Feminism »,en Notes from the Second Year, New
prácticas sexuales es abandonada en favor de una definición política y York, Radical Feminism, 1970, pp. 32-37 ; Ti-Grace Atkinson, Amazon Odyssey,
estratégica de las identidades queer. La homosexualidad tan bien New York, Links, 1974.
controlada y producida por la scientia sexualis del siglo XIX ha [3] Radicalesbians, « The Woman-Identified Woman », en Anne Koedt, dir. Notes
from the Third Year, New York, 1971.
explotado; se ha visto desbordada por una multitud de “malos sujetos” [4] Monique Wittig, The straight mind and other essays, Boston, Beacon Press, 1992.
queer. [5] Michel Foucault, Historia de la sexualidad, Volumen I, Siglo XXI, Madrid, 1979.
La política de las multitudes queer emerge de una posición crítica [6] Maurizio Lazzarato, Puissances de l'invention. La psychologie économique de
respecto a los efectos normalizadores y disciplinarios de toda formación Gabriel Tarde contre l'économie politique, Paris, Les Empêcheurs de penser en rond,
identitaria, de una desontologización del sujeto de la política de las 2002.
[7] Para un análisis detallado de este uso de los tropos homosexuales, ver el capítulo
identidades: no hay una base natural (“mujer”, “gay”, etc.) que pueda « Deleuze o el amor que no osa decir su nombre », en Beatriz Preciado, Manifiesto
legitimar la acción política. No tiene por objetivo la liberación de las contra sexual, Opera Prima, Madrid, 2002.
mujeres de “la dominación masculina”, como quería el feminismo [8] Le Monde, sábado 11 de enero de 2003.
clásico, porque no se basa en la “diferencia sexual”, sinónimo de una [9] Félix Guattari, Recherches, « Trois millards de pervers », marzo 1973, pp.2-3.
[10] Teresa De Lauretis, Technologies of Gender, Essays on Theory, Film, and
división fundamental de la opresión (transcultural, transhistórica) basada Fiction, Bloomington, Indiana University Press, 1987.
en una diferencia de naturaleza que debería estructurar la acción política. [11] Donna Haraway, Ciencia, cyborgs y mujeres, Cátedra, Madrid. 1995.
La noción de multitud queer se opone a la de “diferencia sexual”, tal y [12] Judith Butler, El género en disputa, Paidós, México, 2001.
como fue explotada tanto en los feminismos esencialistas (de Irigaray a [13] Judith Halberstam, Female Masculinity, Durham, Duke University Press, 1998.
Cixous, pasando por Kristeva) como por las variantes estructuralistas y/o [14] Marie-Hélène Bourcier, Queer Zones, politiques des identités sexuelles, des
représentations et des savoirs, Paris, Balland, 2001.
lacanianas del discurso del psicoanálisis (Roudinesco, Héritier, Théry...). [15] Gloria Anzaldúa, Borderlands/La Frontera : The New Mestiza, San Francisco,
Se opone a las políticas paritarias derivadas de una noción biológica de la Spinster/Aunt Lutte, 1987.
“mujer” o de la “diferencia sexual”. Se opone a las políticas republicanas [16] Gloria Hull, Bell Scott and Barbara Smith, All the Women Are White, All the
universalistas que permiten el “reconocimiento” e imponen la Black Are Men, But Some of Us Are Brave : Black Women's Studies, New York,
Feminist Press, 1982.
“integración” de las “diferencias”en el seno de la República. No hay
diferencia sexual, sino una multitud de diferencias, una transversalidad de
las relaciones de poder, una diversidad de las potencias de vida. Estas
diferencias no son “representables” dado que son “monstruosas” y ponen
en cuestión por eso mismo no sólo los regímenes de representación
política sino también los sistemas de producción de saber científico de los