La Piramide Invertida
La Piramide Invertida
La pirámide invertida:
                               sobre el eclecticismo medial de Héctor Velarde
       Fecha de recepción: 28 de julio de 2021. Fecha de aceptación: 24 de septiembre de 2021. Fecha de modificaciones: 10 de octubre de 2021
                                                                                               DOI: https://doi.org/10.25025/hart10.2022.06
                                                                            Resumen:
                               Javier Teófilo Suárez Trejo                  El presente artículo se enfoca en las estrategias discur-
                Ha estudiado Literatura Hispanoamericana y                  sivas a través de las cuales el humorista y arquitecto pe-
        Filosofía. Es doctor en Lenguas y Literaturas Italiana              ruano Héctor Velarde (1898-1989) articuló productiva-
        e Hispanoamericana por la Universidad de Harvard.                   mente literatura y arquitectura dando forma a un estilo
      Es docente en la Universidad Nacional Mayor de San                    estético que sobrepasó tanto la dimensión literaria como
       Marcos y la Pontificia Universidad Católica del Perú.                la arquitectónica para configurarse como una propuesta
      Actualmente, es becario postdoctoral en la Universi-                  estético-existencial, a saber, su eclecticismo medial. En pri-
       dad Alberto Hurtado de Chile con un proyecto sobre                   mer lugar, se describe la compleja relación entre Velarde
     estética y políticas educativas en el Perú del siglo XX.               y Luis Miró Quesada, líder de la vanguardia arquitectó-
       Ha sido ganador del Premio Nacional de la Juventud                   nica peruana, con el fin de mostrar que una de las cau-
      otorgado por el Ministerio de Educación del Perú por                  sas del olvido de Velarde es la valoración negativa de su
    el proyecto “Pedagogías poéticas” que promueve el di-                   eclecticismo estético. A continuación, a partir del relato
    seño educativo a través del arte y las humanidades. Ha                  “The Adobe”, se analiza la propuesta velardiana de usar
      publicado diversos artículos sobre literatura, filosofía,             creativamente los materiales locales y extranjeros para
                 arte y educación en revistas especializadas.               la construcción arquitectónica en función de las necesi-
                                      jasuarez@uahurtado.cl                 dades habitacionales y urbanísticas locales. Finalmente,
                                                                            se analizan tres textos que se configuran como muestras
       ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3092-447X
                                                                            estético-literarias del eclecticismo medial de Velarde.
                                                                            Palabras claves:
                                                                            eclecticismo, arquitectura, literatura, adobe, Héctor Velarde, Agrupa-
                                                                            ción Espacio.
El presente artículo ha contado con el apoyo de la Agencia
Nacional de Investigación y Desarrollo del Ministerio
                                                                            Cómo citar:
de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Inovación de
                                                                            Suárez Trejo, Javier Teófilo. "La pirámide invertida: sobre el eclecticis-
Chile. ANID FONDECYT/POSDOCTORADO/Nº PROYECTO                               mo medial de Héctor Velarde". H-ART. Revista de historia, teoría y crítica
3200171.                                                                    de arte (2022). 151-170. https://doi.org/10.25025/hart10.2022.06
                                          H-ART. No. 10. Enero-Abril 2022, 331 pp. ISSN: 2953-2263 e-ISNN 2590-9126. 155-174                             155
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      Abstract:                                                                     Resumo:
      This article focuses on the discursive strategies through                     Este artigo trata as estratégias discursivas com as que
      which the Peruvian humorist and architect Héctor Ve-                          o humorista e arquiteto peruano Héctor Velarde (1898-
      larde (1898-1989) productively articulated literature and                     1989) ligou produtivamente literatura e arquitetura,
      architecture, giving shape to an aesthetic style that sur-                    criando assim um estilo estético que ultrapassa as di-
      passed both the literary and architectural dimensions in                      mensões do meramente literário e meramente arquite-
      order to become an aesthetic-existential proposal, name-                      tónico, o ecleticismo medial, uma proposta estética e exis-
      ly, his medial eclecticism. First, it describes the complex re-               tencial. Primeiro, o artigo fala da relação complexa entre
      lationship between Velarde and Luis Miró Quesada, lead-                       Velarde e Luis Miró Quesada, o líder da vanguarda arqui-
      er of Peruvian avant-garde architecture, in order to show                     tetónica peruana, para mostrar como o olvido de Velarde
      that one of the causes of Velarde’s oblivion is the negative                  é causado pela valoração negativa do seu ecleticismo es-
      assessment of his aesthetic eclecticism. Secondly, based                      tético. Após, baseado em o relato “The Adobe”, o artigo
      on the short story “The Adobe”, the analysis focuses on                       analisa a proposta velardiana que usa criativamente os
      Velarde’s proposal to creatively use local (e.g., adobe)                      materiais locais e estrangeiros para a construção arqui-
      and foreign materials for architectural construction in re-                   tetónica focalizada nas necessidades habitacionais e ur-
      sponse to local housing and urban planning needs. In the                      banísticas locais. Finalmente, o artigo analisa três textos
      third part, three texts are analyzed as aesthetic-literary                    como provas estético-literárias do ecleticismo medial de
      samples of Velarde’s medial eclecticism.                                      Velarde.
      Keywords:                                                                     Palavras-chave:
      eclecticism, architecture, literature, adobe, Héctor Velarde, Agrupación      ecleticismo, arquitetura, literatura, adobe, Héctor Velarde, Agrupación
      Espacio                                                                       Espacio.
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                                                       Javier Teófilo Suárez Trejo
Introducción
                                        H-ART. No. 10. Enero-Abril 2022, 331 pp. ISSN: 2953-2263 e-ISNN 2590-9126. 155-174                         157
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                                                       Javier Teófilo Suárez Trejo
decimonónico (que buscaba recuperar la arquitectura de tiempos pasados), la              11. Harold Bloom, “Clinamen o mala interpre-
                                                                                         tación poética”, en La angustia de las influencias
forma óptima de construir era tener a disposición, como una paleta de colores,           (Caracas: Monte Ávila Editores, 1973), 29-43.
los modelos históricos de la arquitectura conocidos hasta ese momento; el arqui-         12. Entiéndase por “arquitectura moderna” la que
tecto tenía así la libertad de elegir qué estilos utilizar y cómo combinarlos en la      se promovía desde el Congreso Internacional de
                                                                                         Arquitectura Moderna (ciam), cuyas directrices
construcción para producir algo diferente.                                               la AE acataba (Luis Rodríguez, “Introducción” a
         De hecho, el eclecticismo hizo posible la reactualización de estilos del        Espacio en el tiempo). El ciam, fundado en 1928 y
                                                                                         disuelto en 1959, fue el laboratorio de ideas del
pasado, caracterizados por el prefijo neo: neogótico, neobarroco, neocolonial,           movimiento moderno (o estilo internacional)
etc. La crítica que la ae (y el ciam) hacían de esta corriente era que, al privile-      en arquitectura. La organización era enormemen-
                                                                                         te influyente. No solo fue destinada a formalizar
giar el estilo frente a la funcionalidad, los eclécticos terminaban por llevar a cabo    los principios arquitectónicos del movimiento
construcciones que no tomaban en cuenta las necesidades de la ciudad moderna;            moderno, sino que también vio la arquitectura co-
                                                                                         mo una herramienta económica y política que se
el eclecticismo se convertía entonces en una arquitectura sometida al capricho del       podría utilizar para mejorar el mundo mediante el
arquitecto y del propietario de la construcción. Al desconocer estas corrientes la       diseño de edificios y el urbanismo.
                                       H-ART. No. 10. Enero-Abril 2022, 331 pp. ISSN: 2953-2263 e-ISNN 2590-9126. 155-174                     159
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                                                               AE llevaba a cabo el gesto vanguardista europeo par excellence: romper con (y/o
                                                               desconocer) la tradición arquitectónica peruana e, imitando a las (neo)vanguar-
                                                               dias europeas, inaugurar una nueva época.13
                                                                       De hecho, ya para 1951 Sebastián Salazar Bondy, uno de los firmantes
                                                               de la “Declaración”, polemiza cordialmente con sus postulados en términos
                                                               —como se verá— análogos a los de Velarde; hablando de la experiencia poética,
                                                               que bien puede extenderse al ámbito de la arquitectura, Salazar Bondy afirma que
                                                               en lugar de hacer del poema “pura expresión” desarraigada de la realidad concreta
                                                               del poeta, tanto a nivel individual como colectivo, se trata de hacer de la poesía
                                                               “comunicación significativa (cuyo) contenido, lejos de ser un mero alarde de bri-
                                                               llos y resplandores estéticos, constituya ante todo la mejor suerte de comunión
                                                               humana”.14
                                                                       Asimismo, reflexionado críticamente sobre la pureza en la poesía, afirma
                                                               que “el poema llamado puro, en mi experiencia, me impidió siempre dar preci-
                                                               samente aquello que me define: mi mundo, mi personalidad, mi misterio. Y mi
                                                               misterio está arraigado allí donde el hombre diariamente se sacrifica en aras de la
                                                               existencia”.15 En este sentido, aquello que daba sentido a su praxis poética no era
                                                               el poner su poesía “al servicio de un partido o una clase social” —o una agrupa-
                                                               ción— sino que “había que realizarla de tal manera que en ella se reconociera la
      13. Es importante distinguir las vanguardias euro-
      peas de las latinoamericanas, ya que su relación con
                                                               disponibilidad del artista hacia sus semejantes como una permanente oferta de fide-
      el pasado fue distinta: mientras que las primeras        lidad creadora”,16 que no es sino otra forma de comprender el sentimiento cordial
      buscaron, en su mayoría, romper con él e iniciar
      una tradición ex nihilo, las segundas establecieron
                                                               de la vida con el que Gómez de la Serna describía a Velarde.
      complejas y a veces contradictorias relaciones con               La deuda que la teoría de Miró Quesada tiene con la filosofía idealista se
      el pasado con el fin de construir, por ejemplo, una
      renovada y moderna identidad nacional. Sobre es-
                                                               encuentra en el reconocimiento de un espíritu del pueblo que ellos, y los que se
      to último, piénsese en la idea según la cual lo más      adhirieron al manifiesto, buscaban materializar; la arquitectura se convertía así
      nuevo se encuentra en lo más antiguo.
                                                               en la concretización de la esencia del pueblo, entendido como realidad única y
      14. Sebastián Salazar Bondy, “La poesía y el hom-
                                                               absoluta.17 De hecho, la noción de cultura como realidad absoluta y cerrada en
      bre: Carta a la ‘Agrupación Espacio’”, Espacio no. 7
      (1951): 1. Salazar Bondy fue una de las figuras          sí misma de la AE se emparentaba con la de Oswald Spengler, confirmando así la
      centrales de los debates estéticos de mediados del
                                                               contradicción inherente al proyecto de Miró Quesada: vanguardista y conserva-
      siglo xx en el Perú; en 1947 se adhirió al manifies-
      to de la Agrupación Espacio; sin embargo, con “La        dor a la vez.18 Para Miró Quesada “la arquitectura es representación de la esencia
      poesía y el hombre” establece distancias frente al
                                                               de un pueblo, de una época, de una cultura [...]. La arquitectura, entre todas las
      formalismo universalista dominante en el grupo.
      Durante la década siguiente esto le acarreó un con-      artes, es el mejor medio para plasmar el espíritu de un ser histórico, de perenni-
      flicto abierto y constante con Miró Quesada.
                                                               zarlo en el tiempo y el espacio”.19
      15. Salazar Bondy, “La poesía y el hombre”, 1.                   Se ve cómo la ideología de la ae se emparenta con un idealismo estético,
      16. Salazar Bondy, “La poesía y el hombre”, 1 (én-       hegeliano, mientras que el eclecticismo, al que se oponían, se articulaba con el
      fasis mío).
                                                               historicismo de la segunda mitad del siglo xix (con sus aciertos y excesos). De
      17. Wiley Ludeña, Ideas y arquitectura en el Perú
      del siglo xx: Teoría, historia, crítica (Lima: semsa,    allí que, mientras que la ae se enlaza con la tradición de las “teorías de la arqui-
      1997), 46.                                               tectura”, Velarde entrelaza las “ciencias de la construcción” con “las otras artes”
      18. Rodríguez, “Introducción”, xi.                       (teoría incluida); como se verá, este entrelazamiento opera en su obra literaria
      19. Miró Quesada, Espacio en el tiempo, 1.               (hasta ahora no analizada en conjunto con su obra arquitectónica).
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                                                       Javier Teófilo Suárez Trejo
El impulso renovador de la ae, respaldado por el idealismo subjetivista 20. Rodríguez, “Introducción”, xiv.
del ensayo de Miró Quesada, anheló ser parte de una modernidad internacional             21. No es inocente la caracterización de la estética
                                                                                         de Velarde como “medial”; además de dar cuenta
sin preocuparse por conocer concretamente la realidad en la que se situaba. Al           de la importancia del espacio para la construcción,
subordinar el espacio (¿peruano?) al tiempo (internacional), el proyecto de Miró         alude al eclecticismo velardiano como una apuesta
                                                                                         estética que ve en todo lo existente (los estilos, por
Quesada neutralizaba la agencia y el empoderamiento de este espacio histórico,           ejemplo) medios para una producción concreta que
ya que es la temporalidad cultural que la ae propone (e impone) la que guiará su         se sabe histórica y desea ser orgánica. Velarde, lejos
                                                                                         de rupturas vanguardistas, podría caracterizarse,
modo de comprender y experimentar la realidad nacional; comprensión signada,             utilizando un término del crítico de arte francés
sobre todo, por un afán de introducirse en la historia universal y, como se verá, de     Nicolas Bourriaud, como un semionauta de la ar-
                                                                                         quitectura que, en lugar de establecer genealogías
introducir una nueva idea de cultura peruana.20                                          con el fin de generar rupturas, experimenta su obra
         Por su parte Velarde, gracias a lo que es posible denominar un eclecti-         como una construcción personal de un itinerario de
                                                                                         sentido. Según Bourriaud, el artista-semionauta ya
cismo del medio o, mejor aún, un equilibrismo estético, puso a dialogar los esti-        no fabrica solo artefactos sino que “produce relacio-
los que entendía como posibilidades de un espacio histórico específico, a saber,         nes con el mundo con la ayuda de signos, objetos,
                                                                                         formas, gestos, ordenados según las reglas de una
el Perú. Para Velarde es la experiencia material y simbólica de un espacio la que        economía (orden que preside la distribución de un
articula orgánicamente la temporalidad de la construcción (y, en consecuencia,           conjunto) de existencia motivada por una visión del
                                                                                         mundo y del arte” y, asimismo, “inventa recorridos
su apuesta cultural). Mientras que la ae y su fundador subordinaron el espacio al        personales a partir de los signos, imagina itinerarios
tiempo, Velarde buscó su equilibrio medial.21                                            y los señaliza con obras, acciones y proyectos, y se
                                                                                         emplea en trazar líneas de pensamiento en el cam-
         Es importante emprender una minuciosa investigación de las relaciones           po de los fenómenos sociales, culturales, mentales”
entre el eclecticismo medial de Velarde y la (neo)vanguardia que representó la ae        (Formas de vida: El arte moderno y la invención del
                                                                                         sí [Murcia: cendeac, 2009], 109); recuérdense, a
en el arte peruano de la posguerra para visibilizar y comprender las complejas rela-     este propósito, los Itinerarios de Lima de Velarde
ciones entre las propuestas estéticas peruanas, ya que parece que hay una actitud,       (Lima: Asociación Artística y Cultural Jueves,
                                                                                         1971), que no son sino una ruta histórico-arqui-
de enraizado carácter colonial, que 1) impide que el (artista) peruano se inserte        tectónica para recorrer la capital peruana. Para ver
en y utilice crítica y creativamente su tradición y que 2) lo empuja a querer inau-      este ecléctico itinerario de sentido, véase la informa-
                                                                                         tiva “Historia” que Ramón Gutiérrez elabora sobre
gurar una época siguiendo una tendencia extranjera.22 En este sentido, se puede          Héctor Velarde (Héctor Velarde, 12-109).
afirmar que la ae fue una filial del ciam en el Perú que en su momento el propio         22. “Evidentemente, esta situación no es privativa
congreso desconoció irónicamente como agrupación moderna en una carta per-               del discurso arquitectónico. El profesor Sobrevilla
                                                                                         al analizar los estudios peruanos sobre Kant no solo
sonal a Velarde, hecho que, al parecer, irritó sobremanera a Miró Quesada.23             encuentra que todos sus autores prescinden o des-
         En esta carta, el entonces presidente del ciam, el arquitecto español Josep     conocen deliberadamente a otras propuestas for-
                                                                                         muladas en el Perú al respecto, sino que se sustentan
Lluís Sert, le cuenta a Velarde que los integrantes de la ae están tramitando su         exclusivamente en una bibliografía extranjera, sugi-
participación e ingreso a la organización; luego de identificar a la AE con el espa-     riendo así que ‘la historia de los estudios peruanos
                                                                                         sobre Kant’ se inicia con ellos”. Wiley Ludeña, Ideas
cio, afirma que “usted representará el factor tiempo”.24 Desde el punto de vista de      y arquitectura en el Perú del siglo xx, 23.
Sert, los preocupados por el “tiempo” de la modernidad representaban el “espa-           23. Gutiérrez, Héctor Velarde, 32-33. Nótese,
cio” que en su propuesta omitían intencionadamente de tan internacionalistas             sin embargo, que si bien la AE se alineó con el
                                                                                         movimiento arquitectónico internacional, es asi-
que pretendían ser. Velarde expresaba, y esto lo comprendió el español, una visión       mismo una consecuencia de la legislación urbanís-
más útil para el estado de reflexión en que se encontraba el ciam.                       tica peruana de 1946 establecida por el presidente
                                                                                         Fernando Belaúnde, que buscaba un balance entre
         Velarde no pudo asistir al ciam, pero otro de sus miembros, el historiador      las ideas del ciam y el movimiento Ciudad Jardín
de la arquitectura Sigfried Giedion, le envió un cuestionario sobre la relación          en su versión americana. Debe recordarse, además,
                                                                                         que el movimiento moderno en arquitectura no
entre las artes, la arquitectura y el trabajo del arquitecto, al que Velarde respondió   fue un bloque sólido y tuvo diversas vertientes:
con su habitual humor, ratificando sus puntos de vista sobre la integración de las       la americana (estilo internacional) y las europeas
                                                                                         (francesa, holandesa, alemana e italiana, la última,
artes y el papel mediático de la profesión del arquitecto. De la respuesta de Velarde    de abierta celebración del pasado histórico y con
se desprende, justamente, este carácter medial del quehacer del arquitecto cuyo          ambiciones nacionalistas apriorísticas).
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      24. Gutiérrez, Héctor Velarde, 32.              genio no se encontraba solamente en su creatividad individual, sino en la creativa
      25. Gutiérrez, Héctor Velarde, 32.              relación que era capaz de establecer entre todos los medios que tenía a su dispo-
      26. Gutiérrez, Héctor Velarde, 33.              sición tanto en el tiempo como en el espacio en los cuales se disponía a construir.
      27. Gutiérrez, Héctor Velarde, 32-33.                   La respuesta de Velarde —y muy probablemente la prestigiada invi-
      28. Rodríguez, “Introducción”, xv.              tación— generó una dura réplica de Miró Quesada, que se sorprende de las
                                                      claudicaciones del ciam que desde 1928 venía demostrando una posición “rebel-
                                                      demente renovadora”. El ideólogo de la ae critica que en el cuestionario del ciam
                                                      se pregunte “si debe el arquitecto tener en cuenta las razones que determinan el
                                                      gusto del público y debe este dejarse influenciar por ellos en su trabajo”,25 ya que
                                                      esta pregunta delataba una contradicción con la rebeldía que, para él, debía carac-
                                                      terizar a la arquitectura moderna. De hecho, para Miró Quesada el arquitecto
                                                      debería trabajar “con prescindencia y por encima del gusto del público”,26 ya que
                                                      su capacidad creadora no puede subordinarse a los destinatarios de la arquitec-
                                                      tura; de hecho, para el líder de la ae “el artista y el arquitecto en calidad de tal,
                                                      deben crear solo y únicamente en consonancia a su propia sapiencia, sensibilidad
                                                      y creencias”.27
                                                              La visibilización de la estética velardiana —de su eclecticismo medial—
                                                      se revela como una productiva entrada al cuestionamiento creativo de la ae en
                                                      tanto semillero de la (neo)vanguardia en el Perú; en otras palabras, elucidando
                                                      el proyecto estético de Velarde se puede rever al grupo y repensar el relato que
                                                      su creador y promotor construyó. El carácter fundacional de lo moderno en el
                                                      Perú de Espacio en el tiempo y de la ae ha impedido hasta ahora una evaluación
                                                      interdisciplinaria de sus alcances y limitaciones; a propósito de este hecho, Luis
                                                      Rodríguez afirma que el texto de Miró Quesada es,
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existido intentos de articular tradición y modernidad: por ejemplo, el eclecti- 29. Rodríguez, “Introducción”, xv.
cismo de Velarde.
        Asimismo, el lugar de enunciación de la ae seguía siendo, a pesar de su
intención de modernizar la arquitectura peruana (intención que no dudó en
conjugar, contradictoriamente, la idea spengleriana de la cultura como un todo
orgánico y cerrado con la hibridez y apertura cultural que experimenta el arte en
la segunda mitad del siglo xx), el de las clases acomodadas y/o medias limeñas
y universitarias de los años cuarenta y cincuenta. Es importante preguntarse si
realmente este grupo representó un desarrollo histórico con respecto a lo que
se venía haciendo en arquitectura hasta ese momento o si no fue, sobre todo, un
gesto vanguardista que tuvo la fortuna de contar con los medios culturales, polí-
ticos y económicos —no incómodos para los regímenes políticos de turno— que
le permitieron convertirse en una presencia cultural de largo aliento con el poder
de definir y dirigir la noción de cultura nacional que tiene una impronta hasta
nuestros días.
        La ae necesitó crear una noción de cultura que le permitiera renovar los gestos
(coleccionar artículos prehispánicos, por ejemplo) sin transformar las estructuras
de poder en el Perú.29 Si este fuera el caso, la ae representaría más una continui-
dad y un traspaso del poder cultural, político y económico en el Perú: el traspaso
del poder a una intelligentsia limeña, universitaria y clasemediera en su mayoría.
        En este sentido, la ae representó, simultáneamente, un gesto de ruptura
y una política de continuidad y de relevo del poder simbólico; y es la idea de
cultura que la ae propuso la que tiene, desde fines de los cuarenta hasta nuestros
días, una persistente actualidad. Como se ha descrito en líneas anteriores, la cul-
tura imaginada por la ae se nutría de un gesto de reconocimiento a lo prehispá-
nico, pero este reconocimiento adolecía de dos rasgos que a un oído peruano le
suenan familiares:
        1. un intento de universalidad que se fundaba en la mímesis de corrien-
            tes estéticas internacionales que se materializó en una estética cuyos
            destinatarios fueron sobre todo las capas medias y universitarias
            limeñas con anhelos cosmopolitas; y
        2. una política del gesto que reivindicaba contenidos culturales sin nece-
            sidad de conocer las necesidades concretas de la población y promo-
            ver su empoderamiento simbólico y material a través de un proyecto
            nacional viable.
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el adobe es consecuencia de una identidad ecléctica cuya legitimidad no se mide 37. Velarde, “The Adobe”, 16.
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                                                          actual de esta crítica) echarle la culpa a alguien más que reconocer que la mayoría
                                                          de los problemas que los seres humanos tenemos no surgen sino por nuestros pro-
                                                          pios olvidos, por nuestra arrogancia que impide que nos burlemos críticamente
                                                          de nosotros mismos como forma de cambio.
                                                                   El griego Pangalós se burla amistosa y socarronamente del buen limeño,
                                                          —¡de nosotros, preocupados por un examen de admisión universitario muchas
                                                          veces memorístico, consecuencia de un problema mayor en la educación
                                                          peruana!— pero, al mismo tiempo, siente compasión por él y por su tiempo his-
                                                          tórico que ha olvidado la razón de ser de las matemáticas, a saber, el sentido de
                                                          la existencia y la armonía del cosmos en el cual vive el ser humano que parece no
                                                          saber nunca nada. En ese momento, en uno de los pasajes más altos de la prosa
                                                          velardiana, sin dejar por un momento el humor sereno de todo hombre que ha
                                                          establecido una relación cordial con la vida (y por eso no está resentido o amargo
                                                          con ella), el griego le cuenta al limeño qué eran las matemáticas para aquellos
                                                          divinos, y algo olvidados, helenos.
                                                                   Este breve resumen del relato muestra la búsqueda del equilibrio sobre la
                                                          que se sostiene la estética velardiana. El griego dice que los árboles crecen hacia el
                                                          cielo; sus líneas son verticales con lo cual el árbol es la imagen del individualismo,
                                                          de la soledad del ser que es autosuficiente y que no necesita de los otros. Luego,
                                                          señala el griego, existen los animales que caminan con la cabeza ubicada horizon-
                                                          talmente; el movimiento del reino animal es así horizontal y gregario y alude a ese
                                                          vivir en sociedad, en una colectividad indiferenciada cuyo fin es la continuidad de
                                                          la especie y el bienestar de ella.
                                                                   Así, prosigue Pangalós, se tiene un eje vertical y un eje horizontal. Esta es
                                                          la verdadera matemática y es el hombre, creación de los dioses, quien une estos
                                                          ejes, los equilibra en un plano cuyo punto de encuentro es su centro, su corazón:
                                                          “el hombre se encuentra entre dos fuerzas que, cuando se equilibran con igual
                                                          intensidad se anulan, se destruyen, y entonces no queda sino el punto de origen, el
                                                          chispazo de luz, la divinidad concretada en la intersección de esos dos ejes supre-
                                                          mos donde reside la razón, la conciencia, el control de los actos”.45
                                                                   En “La pirámide invertida” sucede algo análogo aunque, en este caso, en
                                                          términos arquitectónicos. Desde el inicio se cuestiona la creencia de que “la arqui-
                                                          tectura moderna no formaba un eslabón más en la cadena continua de los estilos
                                                          arquitectónicos”;46 las pretensiones adánicas de la arquitectura moderna habrían
                                                          tenido como consecuencia la creencia de que, entre la arquitectura del pasado y la
                                                          del presente no había sino “una ruptura sin remedio”.47 Para Velarde, la arquitectura
      45. Velarde, “La escuela”, 261-262.                 moderna habría olvidado la forma piramidal, “principio básico de todo equilibrio
      46. Velarde, “La pirámide invertida”, 99.           (pues) la compresión en las diferentes secciones de una pirámide es poco más o
      47. Velarde, “La pirámide invertida”, 99.           menos igual y uniforme. Esto lo supieron los egipcios que construyeron lo más esta-
      48. Velarde, “La pirámide invertida”, 99.           ble y seguro del mundo para guardar en conserva la carne de sus faraones”.48
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       se trata en el fondo de una sola pirámide, completa esta vez, con sus dos haces,
       como los que existen realmente en el espacio de la geometría pura. [...] La
       arquitectura queda siempre una, aunque queden separadas por un solo vér-
       tice en dos grandes campos, es un mismo cuerpo armónico para tranquilidad
       nuestra. La pirámide sale de la tierra y llega a un punto concreto, luego se abre
       a lo ilimitado, invertida, como un inmenso paraguas volteado.52
entre codos y rodillas; bravo”.55 La estrategia narrativa que consiste en identificar 51. Velarde, “La pirámide invertida”, 101.
la ciudad con un ser vivo le sirve a Velarde para afirmar la urgente transformación 52. Velarde, “La pirámide invertida”, 101-102.
que una ciudad que está experimentando cambios profundos en su composición                 53. Velarde, “La pirámide invertida”, 102.
necesita. A una dogmática conservación de la ciudad, Velarde le opone una ciru-            54. Velarde, Materialismo, 11.
gía plástica.                                                                              55. Velarde, Materialismo, 11.
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cil punto medio, singular contacto de dos pirámides que permite, tomando en 60. Velarde, Materialismo, 132.
cuenta el contexto de enunciación/construcción, hacer justicia a la funcionalidad 61. Velarde, Materialismo, 132.
y la belleza que arte y arquitectura deben proporcionar a quien las experimenta. 62. Velarde, Materialismo, 132.
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condensa una experiencia vital, llámese ella recuerdo, búsqueda personal de una 69. Salazar Bondy, “La poesía y el hombre”, 1.
Bibliografía
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