Somos la sal de la tierra
Introduccin
Al revisar los diarios locales y nacionales, llama la atencin cada da la cantidad de homicidios, y dems hechos violentos, que se reportan una y otra vez. No s realmente cual es la reaccin que esta situacin provoca en cada uno de ustedes, pero s s que esta situacin es totalmente diablica, porque no se corresponde con el diseo de Dios para nuestras vidas.
Lectura
Mateo 5: 1-13 El Sermn del Monte y las Bienaventuranzas.
Desarrollo
Jess, es el maestro por excelencia. Cada una de sus palabras constituye una enseanza de vida eterna para nosotros. El sermn del monte es un buen ejemplo de sus enseanzas con relacin a cmo debemos conducirnos en nuestra vida, y las consecuencias de cada una de nuestras actitudes en funcin, no solo de nuestra propia vida, sino de ser de bendicin para aquellos que nos rodean. Bienaventurado significa feliz, feliz, feliz, Tres veces feliz. El nmero tres significa la plenitud. As que una persona bienaventurada es una persona feliz, feliz, feliz, que ha alcanzado la plenitud de la felicidad. Ha llegado a la cima. As que al leer las bienaventuranzas encontramos la manera o camino en el cual podemos llegar a alcanzar esa felicidad tan ansiada por todos y cada uno de nosotros. Sin embargo, la felicidad o bienaventuranza de la que habla el Seor Jess dista mucho de lo que el mundo ha querido vendernos como felicidad. No est basada en la posesin de bienes materiales o ttulos humanos. La bienaventuranza o felicidad que viene de Dios est basada en actitudes ante la vida, en la prctica de la justicia, la misericordia, la paz, por mencionar solo algunas.
Sin embargo, aunque las Bienaventuranzas son un tema extenso a travs del cual Dios ha querido bendecirnos, hoy nos detendremos en unas palabras que Jess expres despus de describir este camino a la felicidad por decirlo de alguna manera. Y esas palabras estn relacionadas con la cotidianidad, con un elemento de uso diario y comn como es la sal. En el verso 13 de mateo encontramos las siguientes palabras de Jess:
Vosotros sois la sal de la tierra; Pero si la sal se ha vuelto inspida, Con qu se har salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera Y pisoteada por los hombres
Entonces detengmonos en algunos aspectos que destacan dentro de estas palabras de Jess. 1. LA SAL: a. Qu es la sal? Cientficamente se denomina Cloruro de Sodio, y est compuesta por varios minerales. Es incolora o blanca cuando se presenta en forma pura. Est formada por pequeos cubos y constituye uno de los elementos ms abundantes de la tierra. b. Qu caractersticas tiene la sal? La sal tiene varias caractersticas que podramos muy bien relacionar con nuestra vida de creyentes. Es blanca, purificadora, sazonadora y preservadora. Cada una de estas caractersticas podramos relacionarlas con la gloria de Dios, la santidad, la vida del Reino y la guerra espiritual. i. Porque con la Gloria de Dios. Porque solo por la majestad, misericordia y omnipotencia de Dios nosotros hemos podido llegar a ser sal de la tierra. l nos escogi an antes de la fundacin del mundo para este propsito. (Efesios 1:3-6) ii. Porque con la Santidad. Porque aquellos que decidimos vivir conforme a la ley del Seor, empezamos a recorrer el camino de la santidad,
renunciando a lo que Dios aborrece pero acercndonos a todo aquello que le agrada como ofrenda agradable a l. (1 Tesalonicenses 3:11-13). iii. Porque con la vida del Reino. Porque en estos ltimos tres aos, Dios ha sido bueno con nosotros, nos ha llevado a un nivel de crecimiento espiritual de tal magnitud que muchos velos de religiosidad y tradicin han sido quitados de nuestras vidas para poder contemplar al Seor cara a cara y hacer que la palabra del Padre Nuestro se cumpla: Venga a nosotros tu Reino. (Mateo 6:9-10). iv. Porque con la Guerra Espiritual. Porque Dios nos ha preparado progresivamente para hacerle frente a las tinieblas de tal manera que estas tienen que retroceder porque el poderoso de Israel, el Grande en Batalla, el Seor de los Ejrcitos Celestiales est con nosotros, est de nuestro lado. (Efesios 6:10-12). 2. FUNCION DE LA SAL a. Sin embargo, ac debemos detenernos y volver un momento a las palabras con las cuales inici esta reflexin. Los titulares de los diarios y las noticias de la televisin, el twitter y hasta las redes sociales, nos hablan de una situacin contraria al diseo de Dios para nuestras vidas. Jess mismo declar: Yo soy la resurreccin y la vida. Pero da tras da, momento tras momento, escuchamos noticias de muerte. Muerte fsica, muerte poltica, muerte econmica, muerte familiar, muerte emocional, muerte profesional. Escuchamos una y otra vez Malas Nuevas, en vez de las Buenas Nuevas que Jess nos ense. Entonces, salta una reflexin ms. Qu est pasando? Quin es el o los responsables de esta situacin? Y como cristianos, en muchas ocasiones, tomamos la va ms rpida: El diablo, ese es Satans. Es que el pecado ha tomado el mundo. Estamos en los ltimos tiempos. Amados, Jess tiene una respuesta diferente para esta situacin. l nos dej una misin muy especfica, nos caracteriz de una manera muy particular: Vosotros sois la sal de la tierra. La responsabilidad es nuestra. Si la oscuridad avanza, es porque la luz se apaga. Si las tinieblas ganan terreno es porque nosotros, la sal de la tierra, no estamos sazonando y preservando al mundo con
palabras y acciones de bendicin. Esta es nuestra funcin. Qu est diciendo? Nosotros los culpables? Y el diablo, donde queda el diablo? No es culpa del diablo? Amados, esta palabra de Mateo 5:13 ha inquietado una y otra vez mi corazn. He aqu un ejemplo: Supongamos que compramos una carne. Llegamos apurados del mercado y la colocamos en el lavaplatos o algn lugar de nuestra cocina. Y hacemos otras cosas, importantes tambin, como preparar almuerzo, lavar, limpiar, atender a los nios. Pero la carne sigue all. Esperando. Pasan un par de horas y cuando ya la vamos a Adobar nos damos cuenta que es la hora de ir a la congregacin, y as pasa el tiempo. Llegamos cansados y nos
acostamos a dormir. La carne sigue en el lavaplatos. Esperando. En la maana nos agarra el tarde, corremos de un lado al otro, nos vamos al trabajo. Llegamos al medioda. Qu creen que ha pasado? Por supuesto, la carne empieza a oler mal, seguramente comienza a tomar un color poco agradable. Sencillamente se ha daado. De quin es la responsabilidad? De la carne? Nuestra? Es igual en el plano espiritual. El pecado y la corrupcin siguen avanzando porque nosotros hemos perdido nuestro sabor. Hemos abandonado nuestra funcin de sazonar la tierra. Nos hemos vuelto inspidos, porque nos hemos dejado envolver por el torbellino del mundo. Amados, nosotros somos la sal de la tierra. Nosotros necesitamos tomar nuestra identidad como sal, y recomenzar la conquista de nuestra familia, de nuestra comunidad, de la ciudad, de la nacin, del mundo entero. Si no tomamos nuestro lugar, las consecuencias son obvias. Jess mismo las enunci: Ya no sirve para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Qu final tan triste! Amados, yo no quiero ser echada fuera, me niego a ser pisoteada por los hombres. Yo quiero ser parte de la historia de reforma que se est escribiendo. Y estoy segura que cada uno de los que est ac en esta noche tambin quiere ser parte de esa historia. Cada uno de nosotros ha sido llamado a ser parte de
esa sal que detiene el avance de la corrupcin al tiempo que da sabor a la vida. Un sabor a gloria, a victoria, a vida eterna, a vida de Reino.
Conclusin
Amado, amada, amigo, amiga, yo no s cul es la situacin especfica que t ests viviendo hoy da. Quiz en tu familia la separacin, los problemas o la escasez financiera han ganado terreno y ests a punto de declarar la muerte familiar, por decirlo de alguna manera. Quiz sean los problemas en tu trabajo los que te han tomado ventaja y han empezado a corromper tus esperanzas. Quiz sea el desnimo de ver tanto homicidio a tu alrededor y la inoperancia de los cuerpos de seguridad para detener esta tragedia. Quiz la enfermedad ha tomado ventaja en tu vida o en la de algn familiar o amigo cercano y te sientas desilusionada e impotente ante tal situacin. Hoy te planteo un reto. Recobremos nuestra identidad como sal de la tierra. Volvamos a la fuente que es Cristo, regresemos al mar de su uncin, y dejemos que l nos devuelva el sabor. Levantmonos en autoridad y pongamos un alto a la corrupcin que siembra el pecado a nuestro alrededor. Seamos SAL DE LA TIERRA. Sazonemos nuestras vidas, las de nuestras familias, las de la ciudad con la palabra eterna que fluye de la boca de Dios. Preservemos el mundo del pecado, compartiendo las buenas nuevas de salvacin a todo el que nos rodea. Declaremos nuevamente que la sangre de Cristo tiene poder para vencer toda enfermedad, toda ruina, toda opresin, toda cautividad. Seamos SAL DE LA TIERRA. Amn. LLAMAMIENTO