UN LLAMADO A EDIFICAR
Estaremos viendo el capítulo 1 del Libro de Hageo. El título del capítulo es
“Exhortación a edificar el Templo”. Hageo fue un profeta de Dios. Él tuvo que entregarle
un mensaje importante al pueblo de Israel. Quiero llevarlos un poco al contexto histórico de
cuándo se entregó este mensaje.
En el año 605 A.C. comenzó la deportación del pueblo de Israel, en donde
estuvieron cautivos en Babilonia, es decir prisioneros por 70 años aprox. Después de este
tiempo, el Rey de Persia, llamado Ciro, movido por el Espíritu de Dios, indicó que el
pueblo de Israel podía volver y comenzar, en total libertad, a Reconstruir el Templo (Esdras
1).
El pueblo regresó, comenzaron la reconstrucción, durante dos años trabajaron con
mucho ánimo. Pero en un momento, se levantaron los enemigos de Judá y de Benjamín,
quienes escucharon que estaban edificando el Templo, por lo que comenzaron a ver la
manera de evitar que siguieran con el trabajo (Esdras 4). Finalmente, por el temor que
envolvió al pueblo de Israel y los adversarios que se levantaron, la obra cesó. Esdras 4:24
“Entonces cesó la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedó suspendida
hasta el año segundo del reinado de Darío rey de Persia”.
Desde que cesó la obra hasta el segundo año del reinado de Dario, Rey de Persia,
que fue cuando retomaron, pasaron aproximadamente 12 años. Durante este tiempo nada se
hizo en relación con el Templo. Fue, en el Segundo año del reinado del Rey Dario en que
Dios usó a Hageo para hablar al pueblo de Israel y confrontarlos con respecto a lo que
había pasado.
Actualmente, estamos viendo cómo Dios nos está abriendo las puertas para
comenzar con la construcción del templo. Tenemos el terreno, tenemos el permiso de
edificación, y estamos a la espera de poder iniciar este sueño tan esperado. Debemos
movernos para juntar el recurso y llevar a cabo esta obra que sabemos está en el corazón de
Dios. Todos estamos muy felices por eso. Ha sido años de esfuerzo, de larga espera, pero
Dios tiene sus tiempos y está en control de todas las cosas.
Pero hay algo que tenemos que tener claro y es que antes de cualquier edificación
terrenal y humana, DEBEMOS preocuparnos y prestar atención cada día a levantar el
TEMPLO ESPIRITUAL en nuestras vidas para poder continuar con la obra del Señor. La
obra del Señor no puede detenerse y para ello NOSOTROS, debemos estar despiertos
espiritualmente, avivándonos en el Señor, de lo contrario, ante cualquier dificultad que se
nos presente nos detendremos como le pasó al pueblo de Israel.
Muchas veces es necesario que el Señor nos confronte para que podamos volvernos
a sus caminos y así disfrutar de lo que Él tiene preparado para nosotros.
1- EL LLAMADO DE ATENCIÓN
Vamos a ver Hageo 1:2-4 “Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este
pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea
reedificada. 3 Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo,
diciendo: 4 ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas
artesonadas, y esta casa está desierta?
El pueblo de Israel estuvo 12 años sin trabajar en la obra del Señor, sin estar
preocupados de la edificación del templo, sin embargo fueron capaces de utilizar sus
recursos materiales y de “tiempo” para trabajar en la obra, pero de sus propias vidas.
Hay dos cosas importantes que vemos en estos versículos: La forma en la que trata al
pueblo de Israel y cómo los confronta con respecto al Tiempo.
Dios escogió al Pueblo de Israel para que fuese “Su pueblo”, y ahí darles un sentido de
pertenencia. Y vemos en las escrituras que cada vez que El pueblo de Israel estaba haciendo
lo incorrecto, la forma en la que Dios se expresa de ellos es “este pueblo”, por ejemplo lo
menciona en Mateo 15:8 (a) “Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos
de mí”. En Hageo, el pueblo estaba enfocado en otras cosas, y también los llama “este
pueblo”. Cuando no estamos en la voluntad de Dios, algo nos aleja, y hay una separación
entre Él y nosotros. No porque Dios quiera alejarse, sino que nosotros no estamos siendo
obedientes a Él. Y el Señor nos declara en su palabra que no pueden habitar la luz y las
tinieblas. Estará el Señor el día de hoy, hablando de nosotros como “su pueblo”, cuando nos
ve, estará diciendo ahí está “mi hijo”; “mi hija”, ellos que me pertenecen, estará pensando
en nosotros como aquellos que estamos cumpliendo con su voluntad en cada área de
nuestra vida, o estará refiriéndose a nosotros como “este hijo, esta hija, esté pueblo”,
haciendo alusión que estamos distanciados de Él. ¿Estamos haciendo realmente la obra del
Señor, la que nos encomendó, o estamos también en un estado de desánimo, desidia, tal
vez, por todo lo que nos está pasando? Tal vez se han levantados problemas a su el rededor,
en su familia, en su trabajo, puede ser que vea una tormenta muy grande que se está
acercando. No dejemos que las situaciones externas nos paralicen como le pasó al pueblo
de Israel, que estuvieron en receso durante 12 años. No podemos darnos el lujo de dejar de
levantar nuestro templo espiritual, porque la venida del Señor está cerca y hay muchos que
necesitan conocerle aún. Hay mucho trabajo por hacer, no podemos darnos descansos
espirituales. Por el contrario, si hay dificultas alrededor nuestro, es cuando más debemos
acercarnos a Dios, porque en esas circunstancias nuestra fe es fortalecida. Debemos
preocuparnos de lo que Dios está viendo de nosotros. ¿Qué tan cerca estamos de Dios
actualmente? Y ¿con qué esmero le estamos buscando?...”por un momento en tu presencia,
por un minuto nada más…todo daría??
El Señor confronta al pueblo de Israel con el tiempo. La frase que tenían a flor de piel
por decirlo de alguna manera el pueblo de Israel es decir que no había llegado el tiempo.
Recordemos que EL pueblo estuvo 12 años aprox sin hace ninguna obra del templo porque
se levantaron enemigos, ellos empezaron a temer y decidieron no seguir con la
construcción. Cuando se les preguntaba por qué habían parado la construcción su respuesta
era que no había llegado el tiempo, no era el momento oportuno para hacerlo.
El pecado de Israel no fue dedicarse y preocuparse de arreglar sus casas personales,
porque Dios quiere que crezcamos, que avancemos en diferentes ámbitos de nuestra vida,
que nos vaya bien. Sino que el pecado fue darle prioridad a sus vidas, en la carne, en vez de
las cosas del Señor, que son en el ESPÍRITU. Por eso les dice, “¿Es para vosotros tiempo,
para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?”.
Las casas artesonadas hacen referencia a casas de buena estructura, confeccionadas con
Madera de Cedro. La casa de Salomón dice que estaba artesonada, es decir, estaba
decorada, sobre todo los techos, con maderas de buena calidad.
Dios les está diciendo, ustedes indican que el tiempo de arreglar sus casas ha llegado,
¿pero no el tiempo de hacer mi templo? Siendo que hace 12 años atrás ya les di la opción
de comenzar la obra y terminarla.
El Señor hoy también nos confronta con el tiempo, ¿acaso no es el tiempo de
preocuparse de las cosas espirituales más que de la carne? Necesitamos pensar en lo que
vamos a comer, en qué trabajar, Dios nunca nos ha dicho que no nos planifiquemos, pero
no podemos dedicar más tiempo a las cosas terrenales que a las del Espíritu.
Es verdad que después de varios meses en donde el trabajo estuvo escaso, hay que
comenzar a levantarse, emprender, y hacer andar los trabajos. Pero eso no nos puede llevar
a dejar de lado al Señor. No podemos decirle “Señor, hoy es el tiempo que tengo que
aprovechar de levantar mi trabajo, de reunir los recursos, de visitar a mi familia, o aquellos
lugar a los que no pude ir antes”. Usemos parte de nuestro tiempo para ello, pero que no se
transforme en el motor que nos mueva en estos meses post-cuarentena, para no llegar a
decir que es el tiempo de acomodar nuestra vida terrenal, pero no nuestra vida espiritual.
Ante tal llamado de atención de parte de Dios para con el pueblo, el Señor quería
que Israel se diera cuenta en qué estaban pecando. Vemos en el versículo 5 y 7 que repite lo
siguiente: “Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros
caminos”. Dios quiere llamar nuestra atención para que cambiemos y volvamos al camino
que Él diseñó para nosotros. Es tan grande la misericordia de Dios, que incluso, nos guía a
ver en lo que estamos fallando. Muchas veces estamos tan encerrados en nuestro pecado
que ya no somos capaces de ver que estamos mal, peros Dios, en su infinito amor, nos
revela lo que necesitamos saber. Y aquí podemos ver que Dios les dice ¡Ey!, piensen en lo
que han estado haciendo, por donde han ido. Por eso tal vez, en dos versículos le menciona
la misma frase “meditad en vuestros caminos”. Y ¿qué significa esto? Que tenemos que
analizar lo que hemos hecho, las decisiones que hemos tomado, por dónde hemos ido.
¿Qué es lo que hizo el pueblo y qué es lo que nosotros actualmente estamos haciendo
que caemos en lo mismo?
En el versículo 6 y 9 dice 6“Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os
saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a
jornal recibe su jornal en saco roto. 1: 9 “Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis
en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por
cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa.
Todo el trabajo que el pueblo de Israel estaba llevando a cabo, en su vida personal,
estaba siendo en vano y no lo estaban aprovechando. Por mas que se esforzaban y
trabajaban, no estaban disfrutando lo que hacían ni tampoco estaban teniendo los resultados
esperados. ¿Por qué no hay satisfacción en lo que hacemos muchas veces?, por que no
estamos poniendo a Dios en primer lugar. El llamado de Dios es que meditemos en nuestros
caminos, que podamos priorizar su Obra, la edificación de su templo en nuestra vida, que
demos prioridad a las cosas del Espíritu y llevemos una vida de adoración. Recordemos que
“sin Dios nada podemos hacer”. Proverbios 16:1 “pon todos tus planes en manos del
Señor y tendrás éxito”
Una de las promesas del Señor es lo que dice Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente
el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Es fundamental el
orden del Señor para que nos vaya bien y nuestro trabajo no sea en vano. Tenemos que
preocuparnos de las cosas del Señor primero y luego de lo demás. Salmos 127:1 nos
recuerda “Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican”
Que la necesidad post-cuarentena de tratar de volver a la normalidad o adecuarnos a
esta nueva normalidad mejor dicho, no nos lleve a paralizarnos espiritualmente. De lo
contrario nada será de provecho para nosotros. Recordemos lo que dice mateo 16:26 ¿Y
qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero pero pierdes tu propia alma? ¿Hay
algo que valga más que tu alma?
El Señor les dice que no les sirve de nada todo lo que hacen y lo preocupado que están
de sus propios asuntos, por que Él, en un abrir y cerrar de ojos puede cambiar todas las
cosas. (y yo lo disiparé en un soplo.). Además, por más que busquen en otras cosas, nada
encontrarán o bien lo que encuentren siempre será insuficiente porque no se han
preocupado de buscar en el lugar correcto, que es en la casa de Dios, en su presencia.
Recordemos que NADA VALE MÁS QUE ESTAR LLENOS ESPIRITUALMENTE,
que tener la seguridad de que estamos EN CRISTO y disfrutaremos de la eternidad con ÉL.
La cantidad de cosas materiales no determinarán si vamos o no al cielo y si estamos con el
Señor.
Es fundamental que meditemos, que pensemos, reflexionemos en cómo estamos
llevando nuestra vida, porque si seguimos como estamos, es desanimo espiritual, no
buscando con ímpetu al Señor, lo único que tendremos es sequedad espiritual, ya que no
estaremos trabajando en ocuparnos de las cosas del Espíritu.
2- QUÉ HACER ANTE EL LLAMADO
RESPONDER, Es la única manera en que podamos volver al propósito de Dios y a
cumplir su voluntad. No hacer oídos sordos a la advertencia y al llamado de Dios, de lo
contrario no podremos volver al centro, a lo importante.
¿Cómo responder? 1:8 Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y
pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová.
Dios no nos pide algo que no podamos alcanzar, o que nos sea muy difícil de lograr.
El pueblo sabía donde encontrar los recursos que necesitaban, estaban accesibles a ellos,
solo debían ir al monte. Y cuando empezaran a reedificar, estarían cumpliendo la voluntad
de Dios, y Él sería glorificado y por ende, ellos volverían a ser “Su pueblo”.
¿Qué tenemos que hacer nosotros actualmente para poder comenzar a edificar el
templo de Dios en nuestras vidas, BUSCAR A DIOS CONTINUAMENTE. Esto
claramente va a requerir esfuerzo, pero vale la pena.
- Subir al monte: EL monte es en donde la presencia de Dios se manifiesta.
Por ejemplo:
o El Monte Sinaí: El lugar donde nos encontramos con Dios y
recibimos instrucciones. Dios le dio a Moisés los 10 mandamientos.
o El Monte Moriah: El lugar en donde Abraham debía sacrificar a su
hijo.
o El Monte de la Calavera: Donde Jesús fue crucificado.
El monte siempre se caracterizaba por ser un lugar apartado, donde no había
distracción. Debemos por lo tanto, estar tranquilos, sin interrupciones cuando estemos en la
presencia de Dios. Cuando estamos en el monte, en su presencia, recibiremos instrucción,
como Moisés en el Monte Sinaí. Es en el monte cuando le demostramos a Dios que
Estamos dispuestos a darlo todo por Él, como lo hizo Abraham en el Monte Moriah.
Al estar en la presencia de Dios somos transformados. El versículo 8 dice que hay
que subir al monte, luego traer madera. Para tener madera, hay proceso que tiene que
llevarse a cabo. Sacar los troncos, cortar ramas, sacar hojas, pulir y luego se obtiene la
madera. ¿Qué implica esto? Que debemos despojarnos de todo aquello que no nos permite
avanzar, de todo aquello que no nos permite transformarnos en hijos de Luz y nuevas
criaturas. Debemos despojarnos para que podamos disponernos libremente, para la obra del
Señor.
Es en la presencia de Dios donde nos despojamos del viejo hombre y podemos
vestirnos de ropas nuevas. De las ropas nuevas fue que nos exhortó la Pastora Mariela la
semana pasada. Si no estamos en la presencia de Dios jamás menguaremos para que Cristo
viva en nosotros.
Una vez que pasamos por el proceso, obtenemos la madera. Una vez que pasamos
tiempo en la presencia de Dios, seremos materia dispuesta para la obra. ¿Qué tenemos
nosotros para poner a disposición en la obra de Dios?, dones, talentos, recursos.
Recordemos que TODO lo que tenemos le pertenece a Dios. Debemos pedirle a Dios que
nos ayude a usar aquello que nos ha dado para que su nombre sea glorificado.
- Reedifiquemos: después de subir al monte, estar en la presencia de Dios
podremos reedificar. Debemos comenzar a dejarle el primer lugar a Dios
para que Él esté en nuestra vida. Después de 12 años en que el pueblo dejó
de trabajar ¿cómo estaba esa casa? Desierta. Cuando no hemos buscado a
Dios por un tiempo, tenemos muchas cosas que sacar, mucha maleza que
cortar, para que pueda haber un lugar habitable, donde more Dios. Cuando el
lugar esté despejado, cuando estemos buscando de Dios, cuando hayamos
meditado en nuestros caminos y nos volcamos a Dios, ahí el Señor pondrá su
voluntad en nosotros, es decir su Espíritu volverá a avivar en nosotros y
podemos ser para la gloria del Señor. Podremos reedificar cundo tengamos
temor de Dios 1:12 “Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de
Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová su
Dios, y las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová su
Dios; y temió el pueblo delante de Jehová”
Para empezar de nuevo es necesario, tener Temor de Dios. ¿Tenemos realmente
temor del Señor? Reconocemos realmente que Dios es la máxima autoridad y por ende
deseo que mi vida sea conducida de acuerdo a sus indicaciones. El tener temor de Dios
nos lleva a la obediencia.
¿Qué es lo que quiere Dios finalmente con el llamado que hace al pueblo de Israel?
1:14 Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de
Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el
resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su
Dios. En el día veinticuatro del mes sexto, en el segundo año del rey Darío.
Dios quería que su pueblo despertara porque eso los llevaría al cambio y a continuar
con el trabajo. Dios quiere que ¡DESPERTEMOS!
El pueblo de Israel despertó, pero ocurrió un tiempo, no consideraron
inmediatamente lo que Dios les dijo. Cuántas veces eso nos ha pasado eso a nosotros.
Tal vez Dios hace tiempo le ha estado diciendo que despierte, pero al igual que el
pueblo de Israel ha dejado pasar mucho tiempo. ES NECESARIO QUE HOY
DESPERTEMOS DE NUESTRO ADORMECIMIENTO ESPIRITUAL, confiando
en la misma declaración que hizo Dios a Israel 1:13 (b)“Yo estoy con vosotros, dice
Jehová”
Cuando Dios nos llama la atención JAMAS nos dejará solos. El está con nosotros en
el proceso que tenemos que tener. Dios estará con nosotros para que podamos reordenar
nuestras prioridades y continuar con la obra que nos dejó que es ser para la alabanza de
su gloria. Que no nos paralice el temor, que no nos gane el desánimo por las
circunstancias que estamos viviendo. No dejemos que las circunstancias que nos rodeen
tomen control sobre nuestra vida espiritual, llevándonos a preocuparnos mas de la carne
que del Espíritu. Sigamos avanzando en la edificación del altar para el Señor, del
Templo del Señor a nivel espiritual que es a lo que nos ha llamado. No esperemos más
pensando que aún no es el tiempo, como le pasó a Israel. El tiempo es HOY. Y
debemos actuar ya que no sabemos lo que pasará mañana.
La invitación de esta noche es a despertar, subir al monte y comenzar a reedificar
nuestra vida espiritual para que cumplamos con la obra que el Señor nos ha dejado. No
dejemos pasar más tiempo y avivemos el fuego del Espíritu de Dios en nuestras vidas.