Génesis 17:21–22
Abraham e Isaac
Un padre, un hijo y un sacrificio
Abraham y Sara tuvieron un bebé, tal como Jehová lo prometió. Lo llamaron Isaac.
Génesis 17:9; 21:1–3
Ellos amaban a Isaac. Le enseñaron a elegir lo correcto y a confiar en Jehová.
Génesis 21:8
Jehová prometió a Abraham y a Sara que por medio de Isaac su familia crecería para bendecir a
toda la tierra. Pero un día Jehová le dijo a Abraham que llevara a Isaac al monte Moriah y que
ofreciera a Isaac como sacrificio.
Génesis 17:1–8; 22:1–2
Mientras iban hacia la montaña, Isaac preguntó dónde estaba el cordero para el sacrificio.
Abraham dijo que Jehová proveería uno.
Génesis 22:4–8
En el monte Moriah, Abraham edificó un altar y colocó leña sobre él.
Génesis 22:8–9
Como Dios lo mandó, Abraham le pidió a Isaac que se acostara sobre el altar. Isaac confió en
Abraham al igual que el Salvador Jesucristo confió en Su Padre.
Génesis 22:9
Cuando Abraham estaba a punto de sacrificar a Isaac, un ángel de Jehová lo detuvo. Abraham
mostró su fe en Jehová. Abraham supo que siempre seguiría a Jehová.
Génesis 22:10–12
Abraham levantó la mirada y vio un carnero atrapado entre los arbustos. Jehová proveyó el
carnero para el sacrificio.
Génesis 22:13
Abraham e Isaac aprendieron acerca de cómo el Padre Celestial ofrecería a Su Hijo Jesucristo
como sacrificio. El Señor Jesucristo confiaba en Abraham porque él obedeció. Abraham confiaba
en la promesa del Señor de que un día su familia crecería mucho más que el número de estrellas
en el cielo.
Génesis 22:17–18; Jacob 4:5