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Filosofía en Vez de Perifar

Este documento discute cómo la filosofía puede funcionar como un "fármaco natural" para calmar el dolor y aliviar problemas emocionales al abordar sus causas subyacentes. Examina cómo la filósofa Ilaria Gaspari usó la lectura y práctica de las enseñanzas de las primeras escuelas filosóficas griegas como una forma de terapia para superar un doloroso proceso de duelo. También explora cómo filósofos como Epicuro y Spinoza veían a la filosofía como una "cur
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Filosofía en Vez de Perifar

Este documento discute cómo la filosofía puede funcionar como un "fármaco natural" para calmar el dolor y aliviar problemas emocionales al abordar sus causas subyacentes. Examina cómo la filósofa Ilaria Gaspari usó la lectura y práctica de las enseñanzas de las primeras escuelas filosóficas griegas como una forma de terapia para superar un doloroso proceso de duelo. También explora cómo filósofos como Epicuro y Spinoza veían a la filosofía como una "cur
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FILOSOFÍA EN VEZ DE PERIFAR

¿Qué es un fármaco? Phármakos, del griego, significa remedio y, a su vez, veneno. Acostumbramos
anestesiar dolores para seguir sobreviviendo. No vamos a la raíz del dolor, a su causa, le huimos,
con la esperanza de que si no lo sentimos entonces la causa desaparece. Mala noticia. La causa no
atendida posiblemente se convierta en veneno. Por no vista ni integrada se convierte en un gran
peso, nos transformamos en camellos que llevamos a cuestas nuestra carga existencial. Entonces
tomamos más fármacos y analgésicos. Y ya no tenemos la causa no atendida sino, encima, el
umbral de tolerancia a la medicación cada vez más elevado, que nos lleva a incrementar las dosis
para sentir su efecto.

Entonces, ¿puede la filosofía ser un fármaco natural que calme, alivie y vaya disolviendo dolores,
en la medida que atendemos las causas desde diferentes ópticas, centrándonos en el valor de las
preguntas más que en las respuestas, como en los juegos de espías, detectives y arqueólogos que
jugábamos de niños, cuando jugar era asunto serio?

Ilaria Gaspari, Doctora en Filosofía, habría transitado este camino para hacer frente a un proceso de
duelo que implicaba que quien era su pareja de muchos años, le comunica, de un día para otro, que
ya no quiere estar más con ella y, al saberse abandonada -teniendo que optar por una mudanza
inmediata al no poder solventar esa vivienda- decide sumergirse en la lectura de algunas escuelas
filosóficas. Transforma esto en un Phármakos al volver esas enseñanzas en vivencias. Las pasó por
el tamiz de la razón y la emoción. Se propuso un método. Dedicó una semana a leer las enseñanzas
de cada una, luego las llevó a la práctica en otra semana y por último tomó apuntes. Como resultado
de ese viaje introspectivo fue encontrando cura, cambiando su posicionamiento existencial, y dio a
luz el libro "Seis semanas con los filósofos griegos" (lo estoy leyendo y es apasionante, hermoso, un
gran compañero, como esa mascota que te mueve la cola cuando llegás a casa).

En ese viaje y en el ejercicio de su profesión como filósofa fue encontrando nuevas preguntas y
respuestas (siempre provisoras), como puede ser: ¿cuál es el valor de la amistad?¿qué deberíamos
recuperar de las primeras escuelas de filosofía?, ¿por qué es necesario seguir enseñando filosofía en
la escuela y que puede aportarnos la filosofía?, ¿qué significa que la filosofía sea una cura?, ¿cómo
puede ayudarnos la filosofía a ser más felices?, ¿qué puede aconsejarnos la filosofía sobre el
amor? , ¿cómo nos ayudan los filósofos a afrontar el miedo o la ansiedad?

Nos cuenta que las primeras escuelas de filosofía eran comunidades libres dentro de las que se
encuentran la Pitagórica y la Epicúrea (puesto que en otras, al mencionarse la libertad y democracia
no incluía las mujeres ni a los esclavos), donde se seguían enseñanzas de un maestro, enseñanzas no
solo de pensamiento sino de vida. Eran ejercicios espirituales, un modo de cambio, de orientar la
propia postura ante el mundo, modificar la forma en que lo interpretamos. Refiere que la palabra
"Escuela" proviene de Scholé, que en griego, significa tiempo libre. Por lo que el tiempo en la
escuela, para aprender, sería desde el ocio, la contemplación, diversión y descanso (ya sabemos que
a partir de la revolución industrial se sistematiza este modelo sedentario, rígido y estructurado de
enseñanza con modelo similar al las fábricas que sería la norma en Occidente).

Ilaria menciona que recuperar esta idea de Escuela sería recuperar el lugar donde poder ser libres
para convertirnos en nosotros mismos. Menciona que para ello se empezaría a practicarla, más que
enseñarla, en la primaria, con los niños. Una enseñanza que al vivirla nos otorga una forma
particular de ver el mundo. De esta forma podríamos desarmar nuestra segunda naturaleza que son
los hábitos, que nos calman porque constituyen un caparazón protector respecto al mundo. Probar,
por ejemplo, sugerencias como "no recorrer los caminos principales sino encontrar los caminos
secundarios" (de la escuela Pitagórica). Ser conscientes de que nuestro Yo está formado por muchos
yoes más pequeños que cambian, a cada momento, que tienen sus razones para ello y sus causas
para estar de una manera determinada.

Menciona que la cura que ofrece la filosofía es más sutil y compleja, vinculada a hacernos
preguntas en vez de proporcionar respuestas (sería como ir a terapia en vez de tapar el síntoma con
un analgésico).

Trae a Epicuro como el gran filósofo de la cura, quien decía que "es vano, es inútil, el discurso de
aquel filosofo que no cura algún dolor en el alma humana". Que la filosofía cura porque cuida de
nosotros al darnos un respiro de nuestras preocupaciones. Epicuro desarrolla un Tetrafármaco
(razonamiento compuesto de cuatro partes: 1) No hay que temer a los dioses; 2) La muerte no es
motivo de preocupación; 3) Lo bueno se consigue con facilidad; 4) El dolor se puede soportar), un
antídoto contra la esclavitud del miedo. Nos insta a no ser pasivos respecto a las vivencias que nos
trae el mundo, mencionando a Spinoza y su visión de la potencia del ser humano que está llamado a
persistir en el ser, convertirnos en dueños del tejido de causas y efectos que estructuran nuestra
vida. Spinoza señala que "nos hacemos más perfectos en el júbilo, en el júbilo del conocimiento".
La alegría sería, en este sentido, un movimiento de ascensión, hacia un grado más intenso en la
existencia. Entendiendo la filosofía como una terapia de júbilo.

Señala que la filosofía nos enseña a desear, el comportamiento filosófico nos lleva a buscar la raíz
de las cosas. Así como Eros (el primer filósofo) se concibe de Poros, que es alguien astuto que
consigue las cosas, y de Penia, que es la pobreza, alguien a la que le faltan las cosas, Eros es
deseante; desde el vacío y la carencia se mueve por el deseo, deseamos aquello de lo que tenemos
una carencia.

Para Spinoza el amor se liga a algo externo, no se puede amar si no se tiene a quien o a qué amar,
porque el júbilo de amar es concomitante a una causa externa y por eso hay tensión en el amor.

Respecto a la ansiedad o el miedo menciona que Spinoza desarrolla el concepto de afecto, que es el
modo emocional a través del cual podemos conocer el mundo. Conocimiento afectivo,
conocimiento emotivo, no solamente racional.

La ayuda profesional es Phármakos, el amor que ayuda al paciente a salir de la esclavitud del
miedo.

Para agendar consulta para psicoterapia online enviar Whatsapp a 099 911 842.

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