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Maltrato Animal

El documento discute cómo el maltrato animal es tanto una causa como un resultado de la violencia social. Señala que el maltrato animal puede ser un indicador de violencia doméstica y que los que maltratan animales tienen más probabilidades de generar violencia contra las personas. También destaca la necesidad de un esfuerzo conjunto para prevenir el maltrato animal y transformarlo en violencia social.
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Maltrato Animal

El documento discute cómo el maltrato animal es tanto una causa como un resultado de la violencia social. Señala que el maltrato animal puede ser un indicador de violencia doméstica y que los que maltratan animales tienen más probabilidades de generar violencia contra las personas. También destaca la necesidad de un esfuerzo conjunto para prevenir el maltrato animal y transformarlo en violencia social.
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MALTRATO ANIMAL: ANTESALA DE LA

VIOLENCIA SOCIAL
El maltrato animal es, a la vez, un factor que predispone a la violencia social y, al mismo
tiempo, una consecuencia de la misma. Forma parte de la cascada de la violencia que nos
va alcanzando a todos como individuos y como sociedad. La violencia es “un acto
intencional que puede ser único o recurrente y cíclico, dirigido a dominar, controlar,
agredir o lastimar a otros. Casi siempre es ejercida por las personas de mayor jerarquía,
es decir, las que tienen el poder en una relación, pero también se puede ejercer sobre
objetos, animales o contra sí mismo”.

La violencia inhibe el desarrollo de las personas y puede causar daños irreversibles, adopta
diferentes formas de expresión que pueden variar desde una ofensa verbal hasta el
homicidio. La crueldad es “una respuesta emocional de indiferencia o la obtención de
placer en el sufrimiento o dolor de otros, o la acción que innecesariamente causa tal
sufrimiento; ha sido considerada un disturbio sicológico. La crueldad de los niños, que
incluye a los animales, es un signo clínico relacionado a desórdenes antisociales y de
conducta”.

En las familias en las que hay violencia, ésta es más frecuentemente dirigida hacia los más
débiles, lo que incluye ancianos, mujeres, niños y animales de compañía. El maltrato hacia
los animales es tolerado por aquellos que lo observan; se minimizan sus causas y sus
efectos, y los padres, maestros y comunidades que no dan importancia al abuso animal en
realidad incuban una bomba de tiempo.

Debe hacerse énfasis en que la detección, prevención y tratamiento de la violencia hacia los
animales es un acto de humanidad en sí mismo. Los animales son criaturas que se
encuentran, en relación al ser humano, en un nivel de inferioridad dentro de la escala
evolutiva; esto nos hace responsables de su bienestar, ya que tener supremacía lleva
consigo una obligación, una responsabilidad, que es la de cumplir como guardián de las
especies inferiores en términos intelectuales. Si realmente queremos combatir la violencia,
una parte de nuestra lucha consiste también en erradicar el maltrato a otros seres vivos.

El segundo punto que quiero destacar es el que esta violencia hacia los animales nos puede
servir como detector y señal de alerta hacia la violencia intrafamiliar, ya que la crueldad
hacia los animales y la violencia humana tienen una relación directa. Debemos saber que
los niños que maltratan a sus animales de compañía pueden ser testigos de actos crueles
contra seres humanos o ellos mismos ser víctimas de abuso por alguien mayor y con más
poder.

Estos niños, a la vez abusados y abusadores, están aprendiendo e internalizando la violencia


que ellos mismos perpetuarán al ser mayores y al tener sus propias familias. Este maltrato
puede ser el único signo visible de una familia en la que existe el abuso, y esto puede
ayudar a descubrir al responsable de la violencia en esa familia.

Una persona que abusa de un animal no siente empatía hacia otros seres vivos y tiene
mayor riesgo de generar violencia hacia otras personas. La Asociación Siquiátrica
Americana lo considera como uno de los diagnósticos para determinar desórdenes de
conducta. Si un niño nos habla sobre el maltrato a su animal de compañía, podría estar
hablándonos también de su propio sufrimiento.

Amenazar con lastimar al animal de compañía puede ser una forma de violencia sicológica
que se utiliza contra el niño para que se “porte bien” o como una forma de mantener en
secreto algún tipo de abuso al que éste está siendo sometido. Según los especialistas,
protagonizar u observar actos de crueldad pude llegar a ser tan traumático como ser víctima
de abuso físico y, por lo tanto, es altamente probable que el niño presente un alto riesgo de
convertirse en padre abusivo, quien a su vez puede producir otra generación de niños
violentos.

Algunas de las características que pueden presentar los niños y jóvenes que abusan de los
animales son: sentirse indefensos y bajo el control de otros; usan a los animales como
víctimas para demostrar su autoridad y poder; emplean a los animales como chivos
expiatorios por el enojo que sienten hacia otras figuras de autoridad que los maltratan; ; son
discriminados de algún modo; reciben castigos severos; tienen baja autoestima; sienten
gran recelo contra la sociedad; tienen bajas calificaciones y están aislados socialmente.

Algunas características del contexto familiar de quienes abusan o maltratan animales son:
adultos que fueron abusados sexualmente en la infancia; adolescentes que presentan una
relación con sus padres, familia y compañeros más negativa que los no maltratadotes
(Millar y Knutson, 1997). El abuso hacia los animales es más frecuente en hogares en los
que existen otras formas de violencia, el alcohol o abuso de drogas.

La crueldad origina violencia, y la violencia, delincuencia. En un estudio hecho en Estados


Unidos se comprobó que no todos los maltratadotes de animales se convierten en asesinos
en serie, pero todos los asesinos en serie tienen antecedentes de maltrato a animales (Gena
Icazbalceta). La gran mayoría de los niños puede vivir una etapa en la cual pueden lastimar
insectos como parte de la exploración del mundo; sin embargo, con el correcto
asesoramiento de sus padres, consiguen comprender que los animales son sensibles al
dolor.

La educación que se les da a los niños les ayuda a establecer sus valores y patrones de
comportamiento. Ellos adquieren sus principios morales y éticos imitando a los modelos
que tienen a su alrededor. Tomando en consideración todo lo anterior, solamente podemos
llegar a la conclusión de la imperiosa necesidad que existe del esfuerzo integrado de padres,
profesores, trabajadores sociales, veterinarios, pediatras, asociaciones de protección animal
y sicólogos para prevenir el maltrato a los animales y su posterior transformación en
violencia social.

Ayuda a AnimaNaturalis a transformar el mundo que compartimos animales y


humanos, para construir una sociedad más compasiva, justa y sin violencia.

El maltrato animal es considerado un delito en muchas partes del


mundo. A pesar de esto, las cifras aumentan a diario.

El maltrato animal es definido como un comportamiento irracional de una


persona hacia un animal con el objetivo de causarle sufrimiento, estrés o, incluso,
puede llevarlo a la muerte.

Psicólogos y expertos consideran este tipo de acciones como una antesala a la


violencia social. Estudios demuestran que los asesinos tienen algún precedente de
maltrato animal en su infancia. También revela un indicador de violencia
doméstica.

De acuerdo con cifras oficiales de grupos defensores y protectores de


animales, cada año millones de ellos mueren como consecuencia del maltrato.

Desde ser abandonados hasta la tauromaquia, las peleas de gallo, el tráfico de


animales exóticos y su matanza para uso de pieles o partes del cuerpo son las
formas a la que un animal puede ser expuesto al maltrato.

Maltrato de animales domésticos

En este caso no solo incluye provocarles algún tipo de daño, sino también
abandonarlos, no tenerlo en buenas condiciones de salud, mantenerlo atado, en
un espacio reducido por mucho tiempo o privarlo de la alimentación.

En varios países del mundo el maltrato animal es penado con cárcel o con
costosas multas, por lo que muchos ciudadanos se han visto obligadas a
protegerlos.

Las legislaciones en algunas naciones también establecen prohibiciones, tales


como sacrificar animales. Asimismo, hay países en los que se regula mediante
leyes la adopción.

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Tauromaquia

Esta práctica, calificada como maltrato animal, nació en España en el siglo XII y se
ha expandido alrededor del mundo. Esta "tradición" se centra en lancear al toro
hasta causarle la muerte. El toro no solo es maltratado en el ruedo, sino antes del
"espectáculo" taurino.

El movimiento denominado antitaurino lucha por la eliminación de esta práctica.


Países como Ecuador y Perú han establecido su prohibición. En Colombia más del
40 por ciento de sus municipios y ciudades han logrado suprimir la tauromaquia.

>>Focas ayudan a recopilar datos de los océanos


Peleas de gallo

Consiste en un combate entre dos gallos de un mismo género o raza. Esta práctica
tiene su origen en Asia y fue llevada a América por los conquistadores. Es
considerada por algunos como un deporte tradicional o afición, mientras que los
defensores de animales lo catalogan como un acto de crueldad hacia los animales.

Los detractores argumentan que la pelea les causa sufrimiento a estos animales e,
incluso, las heridas que sufren pueden provocarles la muerte. Pese a esto, sigue
siendo legal en varios países de América Latina.

Tráfico de animales exóticos

El comercio ilegal de animales exóticos es la tercera mafia más lucrativa en el


mundo y es considerada una de los principales causas de disminución de la
biodiversidad que afecta gravemente los ecosistemas en el mundo. Según las
Naciones Unidas genera unos 7.500 millones de euros al año (aproximadamente
más de 8 mil millones de dólares).

No solo se trafican animales vivos, sino también animales muertos o disecados y,


asimismo, se comercia su carne, piel y huevos.

Las pieles, las especies exóticas y el marfil son lo más demandado.


El
comercio ilegal de especies daña el ecosistema. Foto:EFE

La caza furtiva se realiza de forma incontrolada en todo el mundo, pero


especialmente en África central y el sudeste asiático.

Tailandia es uno de los mayores mercados no regulados de marfil, mientras que


Nigeria y República Democrática del Congo son los países con más comercio ilícito
de este artículo.

Se estima, además, que aproximadamente unas 15 mil pieles se venden al año,


mientras que 10 mil pieles de reptiles son vendidas de forma clandestina
anualmente.

Organismos defensores de animales han hecho esfuerzos para detener esta


práctica y sensibilizar a la población, pero la gran demanda y lo difícil que
resulta aplicar las leyes, atrae en gran medida a redes criminales transnacionales.

Experimentación con animales

La experimentación con animales es una de las prácticas más oscuras de la ciencia


y la industria.
No solo son utilizados en la medicina, la física y la biología, sino también en
la industria militar, de las armas, cosmética, del tabaco y la industria química en
general.

Los animales
son utilizados con frecuencia en la industria cosmética. Foto: Shutterstock

Los grupos defensores de animales han logrado develar los horrores a los que
son sometidos los animales en estos laboratorios. Cada vez hay mayor rechazo
dentro de la sociedad y de los científicos -por motivos éticos, económicos y
biológicos- sanitarios y están optando por métodos alternativos al uso de
animales en los laboratorios.
Enterate más de:
Maltrato animal Tauromaquia animales naturaleza

eumed.net-ifaw.org-elpaís.com-animanaturalis.org

Por teleSUR - ys - NA

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En los últimos años hemos sido testigos de una creciente preocupación por nuestras
responsabilidades hacia los animales que empleamos como mascotas, en los laboratorios, en las
granjas o en los zoológicos. ¿Estamos dándoles lo que necesitan? De no ser así, ¿Estamos
haciéndoles sufrir como resultado de ello? ¿Podemos evaluar sus requerimientos? ¿Deberíamos
ofrecerles mejores condiciones?. A estas preguntas podríamos añadir otra ¿Es posible que sean
formas de maltrato indirecto del animal?. Se trata de preguntas importantes, pero no de fácil
respuesta. Parecerá obvio que se debería mantener a los animales en unas condiciones tan
próximas como sea posible a aquellas que imperan en su lugar de origen, pero esto puede ser
económicamente inviable. Lo que es más, el mundo salvaje puede ser de lo más desagradable, un
lugar en el que multitud de animales están condenados a morir de hambre o a ser devorados por
los depredadores. No hay duda, en muchas ocasiones, de que las condiciones de vida en
cautividad se desarrollan en muchas ocasiones en espacios excesivamente desguarnecidos y
reducidos, lo que puede conducir a conductas anormales, como el picoteo de las plumas en las
gallinas y los mordiscos en el rabo entre los cerdos. Se ha citado también como signo de malestar,
los movimientos estereotipados como el incansable andar de acá para allá exhibido por algunos
animales encerrados en jaulas pequeñas en los zoológicos, aunque también podrían ser modos
que han encontrado los animales para hacer frente a su situación. Además de otorgar mayor
espacio a los animales, a menudo se han hecho esfuerzos para que su vida sea mas variada e
interesante. En la actualidad muchos zoológicos disponen de entornos mejorados para ofrecer a
sus animales cosas con las que entretenerse. Una de sus dificultades es que disponen de mucho
«tiempo libre»: mientras que en estado salvaje puede llevarles horas procurarse comida suficiente,
en un zoológico o una granja ésta se les presenta en comederos y es consumida en segundos
(SLATER, 2000), dando a entender que el animal de zoológico o de granja puede evocar
estereotipias. Todavía existe cierta controversia sobre el asunto, pero como señalan IBAÑEZ Y
GONZÁLEZ DE CHAVARRI (2003), existen unas causas genéricas del maltrato animal (Cuadro 1) y
que definen la responsabilidad del ser humano en el sufrimiento animal. KOTTER indica que la
legislación protege a los animales a través de las leyes, que prohíben su abandono, su mal trato, el
exceso de trabajo y las intervenciones quirúrgicas dolorosas innecesarias. Pero estas leyes para la
protección de los animales no contienen más que el mínimo de las obligaciones éticas para los
mismos. Comprende sólo una parte del derecho mediato del animal; esto es, lo que se refiere a
evitar las torturas innecesarias, malos tratos brutales y otros datos de los animales que pueden
causar extremo cansancio físico. Pero apunta, la inexistencia de un derecho al bienestar físico.

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