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Un Tratamiento Contra El Miedo

El documento presenta el Salmo 46 como un poderoso tratamiento contra el miedo. Explica que la oración eleva la conciencia y permite superar dificultades. Analiza el salmo versículo por versículo, explicando que Dios es un refugio seguro y nuestra fortaleza interna. Afirma que aunque las circunstancias externas cambien, manteniendo la fe en Dios no habrá motivos para el miedo.

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Un Tratamiento Contra El Miedo

El documento presenta el Salmo 46 como un poderoso tratamiento contra el miedo. Explica que la oración eleva la conciencia y permite superar dificultades. Analiza el salmo versículo por versículo, explicando que Dios es un refugio seguro y nuestra fortaleza interna. Afirma que aunque las circunstancias externas cambien, manteniendo la fe en Dios no habrá motivos para el miedo.

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UN TRATAMIENTO CONTRA EL MIEDO

La Biblia enseña la verdad espiritual en muchas diferentes maneras. Da una enseñanza directa sobre Dios, tan clara y
precisa como ningún libro de filosofía que alguna vez haya sido escrito. Expone el Gran Mensaje indirectamente a través
de la narrativa histórica y por medio de estudios biográficos, porque la Biblia incluye el conjunto más maravilloso e
interesante de biografías humanas que alguna vez se hayan escrito. Contiene una colección inigualable de ensayos y
tratados sobre la naturaleza de Dios y la naturaleza del hombre, los poderes del alma y el significado de la vida.

Considera la sección de apertura de San Juan en el Evangelio, por ejemplo, o el capítulo 11 de Hebreos, o el 12.º y 13.º
de Corintios I, o el 5.º , 6.º y 7.º de Mateo, por nombrar solo algunos. Cada uno de estos capítulos, de una manera
diferente, entrega una enseñanza directa y simple de la Verdad, insuperable en cualquier trabajo fuera de la biblia.

Pero es en sus oraciones y tratamientos que la Biblia es trascendente. Contiene un gran número de las oraciones más
grandes que se hayan escrito – comenzando por supuesto, con aquella que llamamos la oración del “Padre Nuestro”.
Plegarias como estas nunca se han encontrado en otro lugar, porque van directamente a las profundidades del alma
humana, satisfaciendo cada necesidad que pueda surgir y proporcionando para cada posible temperamento y cualquier
concebible contingencia, de hecho, atienden a “todos los tipos y condiciones de los hombres “.

Entre todas las bellas y profundas oraciones de la Biblia no hay ninguna que supere el maravilloso poema que llamamos
el salmo 46. Este es un inspirado tratamiento que te permitirá superar cualquier tipo de dificultad; si puedes sintonizarte
en el nivel de conciencia para alcanzarlo. Es el tratamiento supremo de la Biblia, contra el miedo.

Ahora el objeto de la oración o el tratamiento es justamente elevar la consciencia, y una buena oración es el
instrumento que nos permite hacerlo. No debemos esperar comenzar nuestra oración con una comprensión. Si ya
tuviéramos la comprensión, no deberíamos necesitar la ayuda de la oración; no necesitamos una escalera para alcanzar
la altura en la que ya estamos ubicados. La escalera se emplea para permitirnos elevarnos, paso a paso, a una altura
sobre el suelo a la que nuestros músculos nunca nos llevarían por sí solos; y así entonces, una buena oración es una
escalera sobre la cual podemos subir gradualmente del bajo nivel del miedo, la duda y la dificultad, a la altura espiritual
donde estas cosas se derriten en la Luz de la Verdad.

Nuestro salmo comienza, al igual que casi todas las oraciones de la Biblia, con una expresión de fe en Dios. Esto es
extremadamente importante en la práctica. Necesitas afirmar constantemente que crees en Dios, no simplemente como
un vago concepto abstracto, sino como un poder real, vívido y presente en la vida, siempre disponible para ser
contactado en el pensamiento; nunca cambia y nunca falla. No se puede enfatizar demasiado que no es suficiente dar
esto por sentado. No es suficiente aceptar la Verdad de una vez por todas, o una vez a la semana; debes reafirmarlo
continuamente en pensamiento y palabras si es necesario. Debes recordarte constantemente a ti mismo que aceptas
esta verdad, que crees en ella y que tu convicción es lo suficientemente buena como para basar en ella tu vida y tus
esperanzas.

Todo esto es un tratamiento y un tratamiento muy poderoso, además. Es el tratamiento lo que realmente cambia el
alma al eliminar esos miedos subconscientes que son la causa de todas tus dificultades. Y así, el inspirado escritor
comienza su oración diciendo, sin rodeos, Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de
problemas. Verás que no permite dudas sobre esto. No adopta la actitud tímida, casi de disculpa, que algunos teólogos
modernos parecen considerar apropiados para tratar con Dios. Él dice firmemente que Dios ES, que Él de hecho existe; y
luego enumera tres hechos concernientes a Dios. Él dice que Él es nuestro refugio; él dice que Él es nuestra fortaleza; y
él dice que Él es “una ayuda segura en momentos de problemas”. Este versículo es realmente tremendo, ¿verdad? Si
atravesamos la corteza de la familiaridad que tiende a ocultarnos el significado real y estudiamos estas palabras con una
mente fresca, nos sorprendemos con todo lo que implican.

Nota que él dice que Dios es nuestro refugio. Él no dice que tal puede ser el caso, o que es una piadosa esperanza sobre
la cual tendemos a inclinarnos; sino así liso y llano, Dios es nuestro refugio.
Ahora detente un momento para considerar todo lo que Dios es. Repasa brevemente los principales aspectos y atributos
de Dios tal como los conoces, y luego considera que este Ser infinito es nuestro refugio. Es decir, este Poder Ilimitado de
Sabiduría y Amor es un refugio al que podemos acudir en cualquier tipo de dificultad. Muchas almas devotas pensaban
en Dios como un monarca distante que habitaba en los cielos, al cual había que temer; pero por el contrario, la Biblia
dice que Dios es un refugio para aquellos en dificultad. Luego dice que este Poder Omnipotente es nada menos que
nuestra fuerza.

Esto trae la idea aún más vívidamente. Dios no es simplemente un poder inigualable que vendrá a nuestro rescate, sino
que en realidad, el será nuestra propia fuerza, operando a través de nosotros, para superar las dificultades cuando lo
invoquemos de la manera correcta.

Todo estudiante de la Verdad debe comprender que Dios siempre actúa a través de nosotros, cambiando nuestra
consciencia. En la metafísica divina aprendemos que Dios nunca hace nada para nosotros, o por nosotros, sino a través
nuestro. El escritor lleva estos puntos en la manera familiar de la Biblia al agregar, “una ayuda segura en momentos de
problemas”. La afirmación inicial es seguida, en la manera más científica, por un excelente ejemplo del uso de lo que en
metafísica se llama la “negación”.

Los siguientes dos versos son una negación de que no hay ningún poder en las condiciones para hacernos ser, o hacer, o
someternos, a algo que no sea la completa armonía general, que es la Voluntad Divina para todos nosotros. Dice, por lo
tanto, que no tendremos miedo, como siguiendo lógicamente nuestra afirmación inicial, aunque la tierra sea removida y
aunque las montañas sean llevadas al medio del mar; aunque sus aguas rugan y se turben, aunque las montañas
tiemblen a casusa de su braveza.

La “tierra”, por supuesto, significa manifestación. Es el término de la Biblia para todas las manifestaciones o expresiones
de uno: el cuerpo, el hogar, la vida comercial, los parientes y los asociados, todos están bajo el encabezado de la tierra o
el suelo. Sabemos que todas estas cosas externas no son más que la expresión de estados internos de consciencia, y aquí
el salmista nos hace decir que, aunque la tierra sea removida, aunque todas estas cosas externas parezcan hacerse
pedazos, nuestra salud se descomponga, nuestro dinero desaparezca, nuestros amigos nos abandonen, aun así, no
vamos a tener miedo. Esta actitud es extraordinariamente valiosa. Cuando las cosas van mal, declara constantemente
que no tendrás miedo ni te sentirás intimidado por ninguna condición externa. Cuanto más miedo tengas, más
necesidad hay de hacer esto. El momento más importante para decir: “Dios es mi refugio, no voy a tener miedo”, es
cuando tus rodillas están temblando. El salmista dice que, aunque las montañas sean llevadas al medio del mar, y las
aguas rugan y se turben, hasta que las mismas montañas parezcan temblar, él no tendrá miedo.

La montaña, en la Biblia, siempre significa oración, la consciencia elevada, y esta cláusula nos hace declarar que incluso
cuando en medio de nuestras oraciones las cosas parecen empeorar, de modo que las mismísimas oraciones están casi
inundadas por nuestro terror, o duda, o desesperación; aun así, vamos a aferrarnos a la verdad acerca de Dios, sabiendo
que aunque sea después de cuarenta días, las aguas disminuirán, si solo nos aferramos al pensamiento de Dios.

Las aguas, por supuesto, son siempre la personalidad humana, y más especialmente las emociones. El hombre que
escribió esto, vamos a estar de acuerdo, tenía conocimiento del corazón humano, sus dificultades y sus necesidades. Hay
un río cuyas corrientes alegrarán la ciudad de Dios, el lugar sagrado del tabernáculo del Altísimo. Este es el río capital
mencionado varias veces en las escrituras; el río de vida que fluye desde el trono de Dios. Significa la comprensión de la
Verdad que es en verdad el “Aguas de la Vida” para aquellos que la alcanzan.

El río como símbolo es bastante interesante. En primer lugar, es sinónimo de propósito. Un río significa propósito
porque siempre va a algún lado. Un río no se queda en un solo lugar, como un lago o incluso un océano, sino que
siempre está en camino hacia un destino. En este sentido, es un verdadero tipo de vida dedicada, que se supone que
todo estudiante de la Verdad Divina está viviendo. Con en esta enseñanza, si realmente significa algo para nosotros, ya
no estamos a la deriva como un tronco a la merced de la marea, sino que definitivamente nos dirigimos por el camino de
la comprensión y la libertad.
“La ciudad de Dios” es la consciencia del hombre. Tu consciencia, que es tu identidad en la vida, es llamada en la Biblia,
una “ciudad”. “Si el Señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia”. Ahora, la consciencia en la cual la Luz de la
Verdad comienza a brillar nuevamente después de un ataque de miedo o infelicidad, es una ciudad purificada por ese río
sagrado, y se convierte en una ciudad alegre, una ciudad de Dios o del bien, un lugar sagrado para los tabernáculos del
Altísimo. Dios está realmente en medio de una ciudad así, y cuando Dios, es decir, nuestra comprensión de Dios, se
encuentra en medio de nuestra consciencia, entonces, verdaderamente no seremos conmovidos.

“Dios está en medio de ella; ella no será conmovida: Dios la ayudará al clarear la mañana”. Aquí el salmista agrega uno
de esos toques simples, expresados en el lenguaje más directo e infantil, que van directamente al corazón. Él dice: “Dios
la ayudará, al clarear la mañana”. Esta hermosa promesa debería eliminar las últimas huellas de miedo y duda que
pueden persistir en los rincones oscuros del alma. El ritmo métrico del poema se conserva mediante una reiteración del
tema general en el siguiente verso. “Bramaron los paganos, se tambalearon los reinos; pronunció su voz y la tierra se
derritió”. Los paganos, significan tus propios pensamientos equivocados, esos temores, dudas, autoreproches y
debilidades de todo tipo, que se interponen entre tú y tu comprensión de Dios: las fuerzas paganas que atacan la ciudad
santa de tu alma, a veces se sitúan durante días y semanas, y a veces incluso la capturan y la ocupan por un tiempo. Sin
embargo, solo por un tiempo, si te mantienes firmemente con Dios mediante la constante oración, porque tarde o
temprano, tan cierto como que Dios vive, el reino del error se conmoverá. Él “pronunciará su voz” a través de tus
oraciones y afirmaciones, y vendrá tu salvación.

La tercera y última estrofa de nuestro tratamiento es un ejercicio de acción de gracias y alabanza. Estos tratamientos
bíblicos se construyen con el máximo cuidado y de la manera más científica. Por lo general, aunque no siempre – ya que
no debe haber reglas duras y rígidas en la oración – comienzan con una afirmación de fe en Dios. Luego analizan el
miedo y la preocupación, mostrando que Dios no tiene parte en tales cosas y que, por lo tanto, nosotros no debemos
temerlas. Continúan recordándonos el amor, el poder y la sabiduría de Dios y de nuestra capacidad, como hijos de Dios,
para invocar su poder en cualquier tipo de peligro o problema. Nos hacen ver estas verdades con una habilidad literaria
insuperable, usando las más diversas imágenes y ejemplos para ese fin; entonces, comúnmente terminan, como casi
siempre deberían ser las oraciones, con una canción de alabanza y acción de gracias.

Ahora el salmista nos hace decir que el Señor de los ejércitos está con nosotros: el Dios de Jacob es nuestro refugio. Esto
destruye la sensación de que Dios está lejos. El “Señor de los Ejércitos” es el título para Dios que enfatiza su gran fuerza
y poder. Técnicamente deberíamos decir que es el aspecto de la omnipotencia de Dios. Entonces aquí declaramos que la
Omnipotencia está con nosotros y que actúa a través de nosotros; y él cuidadosamente agrega que también es Dios de
Jacob. Ahora, Jacob representa el alma que aún no ha sido redimida, el alma todavía lucha en la dificultad y la
consciente imperfección. Israel, “el Príncipe de Dios”, es el alma que se ha dado cuenta de su naturaleza divina; pero
Jacob todavía está en medio de sus problemas. Entonces el salmista aquí nos recuerda que Dios es el Gran Poder, el
Señor de los Ejércitos, tanto para Jacob como para Israel.

“Ven, mira las obras del Señor, que ha hecho desolaciones en la tierra; que hace cesar las guerras hasta los confines de
la tierra; él rompe el arco, y corta la lanza en pedazos y quema el carro en el fuego”. Aquí, continúa con acción de
gracias, diciendo, en efecto: Consideremos el poder y la gloria de este Dios que siempre está con nosotros; cómo su
acción en oración transforma nuestras condiciones y deja desolados o destruye nuestros problemas y preocupaciones;
cómo hace que las guerras – un nombre espléndido para esa inquietud y miseria que arruina las vidas de tanta gente –
cesen en cada parte de nuestra consciencia; cómo él rompe todas las cosas de las que tenemos miedo, no solo
quitándolas del camino por un momento, sino destruyendo absolutamente cualquier poder que hayan tenido alguna
vez.

“Cuando capturaste un regimiento enemigo en esos días, rompiste sus arcos y sus lanzas, y quemaste sus carros, los
pusiste fuera de acción completamente”. Ese regimiento nunca podría molestarte de nuevo. “Quédate quieto y sabrás
que Yo Soy Dios: Yo seré exaltado entre las naciones, seré exaltado en la tierra”. Esta es probablemente la frase más
maravillosa en toda la Biblia. Realmente es toda la Biblia en pocas palabras. “Quédate quieto y sabrás que Yo Soy Dios”.
Esto es lo último que queremos hacer cuando estamos preocupados o ansiosos. La corriente del pensamiento humano,
que Pablo llama la mente carnal, nos apresura hacia sus propios fines y parece mucho más fácil nadar con ella
aceptando las dificultades, recordando agravios, deteniéndose en los síntomas, que resueltamente apartarse en
pensamiento de estas cosas y contemplar a Dios, que es la única manera de salir de los problemas.

Entrénate a elevarte por encima de esta avalancha de error – el error siempre se apresura, para hacerte caer, es su
estrategia maestra; dales la espalda a las condiciones, por malas que parezcan, “quédate quieto y sabrás que Yo Soy
Dios”.

Incluso en tus oraciones hay un tiempo para un tratamiento vigoroso y también hay un tiempo para dejar el trabajo
activo y, “habiendo acabado todo, estar firme”, quédate quieto y sabrás que Yo Soy Dios . Esto, por supuesto, no
significa simplemente no hacer nada, o ir a poner preocupaciones con algo trivial como leer una novela o un periódico.
Es estar quieto sabiendo que Dios es Dios. Tal “quietud” es el reverso de la pereza o la inacción. La inmovilidad en Dios
es la acción más silenciosa pero más poderosa de todas. El Señor de los ejércitos está con nosotros; el Dios de Jacob es
nuestro refugio. Aquí nuevamente la simetría métrica obliga al poeta a cerrar su maravilloso poema con una repetición
del tema general. Espiritualmente, también, es un final más poderoso y efectivo para nuestra oración. El Dios del poder,
que ayuda a los mortales débiles y frágiles en el día de la angustia, está obrando a través de nosotros, por tanto, todo
estará bien.

YO SOY PERFECTO

In document Metafisica 4 En 1 - Conny Méndez.pdf (página 97-99)

Esta es la afirmación que expresa la más absoluta lealtad al Padre, a nuestro Yo Superior, y al Cristo en nosotros. YO SOY
PERFECTO (o Perfecta). Sin embargo, los hay entre ustedes quienes no se sienten sinceros al expresarse así. Les voy a
explicar, que si sienten dudas, es porque están contemplando a la Conciencia terrena, lo que llamamos la conciencia
carnal, y lo que es ésta jamás quiere aceptar lo espiritual. Es justo y natural. Se nos ha dado una conciencia carnal,
terrena, para que podamos funcionar en lo material. Si no tuviéramos un intelecto y una conciencia terrena ¿cómo
podriamos manejarnos en la Tierra? Seríamos fantasmas y no nos sentiríamos como si perteneciéramos a la Tierra.
¿Comprenden ustedes? Luego, sucede que ella (la conciencia terrena y carnal) siempre está viendo los horrores que
hacen los humanos, las guerras, las venganzas, los robos y atracos, los crímenes, los engaños, el odio, el desamor, el fin,
todo lo que vemos a diario en todas partes, en los periódicos, en la

televisión, radio, etc. Y ella piensa con suma razón: “¿Y cómo vamos a aceptar

el dicho de que somos perfectos? ¡Pero si somos infames! ¿Dónde está lo

perfecto?”. Y esto que acabo de decir seguramente que ustedes, en especial los y

las principiantes lo encuentran perfectamente justificado.

Pues no, NO está justificado. A pesar de todo lo que aparenta justificarlo, ustedes ya saben que decirlo, o pensarlo
siquiera, equivale a un decreto categóricamente negativo. Ustedes ya saben que la Gran Verdad está en el espíritu, y
que el espíritu es Perfecto. Ustedes ya saben que si declaran infame al Ser, y a través del Verbo ser, soy, somos, son,
están mintiendo además de que están sentando un decreto o ley que ha de manifestárseles en la vida. Y aquí está el
clavo del asunto. Si ustedes, al declarar y decretar que algo es infame e imperfecto, saben muy bien que eso va a
manifestarse, pues declaren o decreten lo contrario, que es la Verdad, y también lo verán manifestado. Sobre todo que

el repetirlo va formando el “momentum”, o ímpetu que le dará más y más fuerza


para manifestarse lo más rápidamente. A medida que lo repiten; a medida de que ustedes se recuerden a ustedes
mismos que el Yo Superior es Perfecto y que esa es la verdad, van grabándolo en el subconsciente, creándolo en
consciente, afirmando con el supraconsciente y... el Verbo se hace carne; manifestándolo en todos los vehículos que
ahora están creyendo la manifestación imperfecta.

Para que se vayan acostumbrando a la afirmación comiencen diciendo: “YO

SOY POTENCIALMENTE DIVINO Y PERFECTO”. Así están declarando

la Verdad de todas las maneras, pero no se ofenden los oídos carnales que están creyendo la mentira de la imperfección.
Además se ganan dos puntos maravillosos con esa afirmación. El primero es que se nos eleva la conciencia, cosa que
tanto insistimos en que hagan ustedes, segundo que da una euforia y una alegría tan agradable que es de recomendarle
que empleen la afirmación para curarse del mal humor y de la murria cuando les ataque.

MEDITACIÓN

Hay cuatro pasos en la meditación. Son cuatro galerías que se suceden cuando uno medita.

La primera es la Imagen. Comenzamos a meditar y tenemos una imagen de lo que queremos saber, pensar, descubrir,
etc. Digamos que vamos a pensar en el Cristo Interior. La idea con que comenzamos se llama la Imagen. Es borrosa,
mental y sentimentalmente hablando.

A los veinte segundos de estar pensando en la imagen nos viene una idea distinta, más clara, más satisfactoria. Esta se
llama el Ideal. Ya tenemos una idea más lúcida de nuestro Cristo Interior. No es una figura, entiéndase. Es un
sentimiento, una comprensión.

A los veinte segundos de estar meditando sobre este sentimiento, o sea que mientras estemos sintiendo aquel
sentimiento, siempre que no le quitemos la mente, pasa a la conciencia, o sea que vemos y sentimos más claramente. Ya
casi podemos explicarnos en palabras. Se lo podríamos referir a un tercero. Le

diríamos algo así: “Entrré a un lugar más amplio, más abierto, más puro, donde no existe sino amor entre los seres”.

A los veinte segundos tenemos una euforia; una felicidad, una gran paz, satisfacción, consuelo, contento, y ya estamos
sonriendo y con la cara iluminada. Cualquier tercera persona que nos ve nos diría: Esa es la realización. La idea se ha
identificado con nuestro ser.

Emmet Fox dice: “NO ANALICES EL AMOR DE DIOS; SIÉNTELO”, y yo no quisiera tener que analizárselo a ustedes, sólo
que a mí me fue muy útil la explicación que les acabo de dar y quiero que a ustedes también les sea útil y conveniente.

Ahora saben ustedes que no necesitan más de sesenta segundos para estar en contacto con Dios. Un minuto, ni más ni
menos. SI TIENEN EL INTERÉS Y LA PACIENCIA DE MANTENER LA MENTE EN UN SOLO PUNTO DURANTE 20 SEGUNDOS,
SENTIRÁN LOS PASOS QUE LES HE EXPLICADO.

Ya comprenden ahora por qué dice el Dr. Emmet Fox que uno puede esablecer su contacto con Dios aunque sea en
medio de Times Square, y que NO ES

INDISPENSABLE AISLARSE EN NINGÚN LUGAR O ESTADO DE SOLEDAD PORQUE SI ASÍ LO ACOSTUMBRAS, VERÁS QUE
EL DÍA QUE MÁS NECESITAS DE DIOS TE ENCONTRARÁS EN MEDIO DE UN TUMULTO O UN TERREMOTO.

Todo lo que hace falta es voltear el pensamiento hacia Dios, y a los veinte segundos ya se está en el SILENCIO, o sea ese
estado misterioso de que tanto hablan y ponderan los místicos pues el Silencio es simplemente un estado de paz, de
amor, de confianza en Dios. Un instante de intimidad con Él.

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