TEOLOGIA I
Maestra:
Msc.
Jesica Hurtado F.
NOMBRE:
Juliette parrales Cortez
Investigación
LOS PACTOS TEOLÓGICOS
La Biblia revela que a Dios le ha placido establecer pactos con los
hombres. Ocho de estos pactos se hallan mencionados en las
sagradas páginas y ellos incorporan los hechos más vitales en la
relación que el hombre ha tenido con Dios a través de toda la
historia de la raza humana. Cada pacto representa un propósito
divino y la mayoría de ellos constituyen una absoluta predicción
tanto como una promesa inalterable del cumplimiento de todo lo que
Dios ha determinado.
Si llevamos nuestra consideración del tema hasta el tiempo cuando
los pactos fueron hechos, descubrimos que ellos siempre anticiparon
el futuro y tenían el propósito de ser un mensaje de certidumbre para
aquellos con quienes el pacto era establecido. Además de los pactos
bíblicos, los teólogos han sugerido tres pactos teológicos que tienen
que ver con la salvación del hombre.
Los pactos teológicos. Para definir el eterno propósito de Dios, los
teólogos han sostenido la teoría de que es el propósito central de
Dios el salvar a los elegidos, aquellos escogidos para salvación
desde la eternidad pasada. De acuerdo a ello, consideran la historia
primeramente como la obra exterior para el plan de Dios en cuanto a
la salvación. Desarrollando esta doctrina, ellos han expuesto tres
pactos teológicos básicos.
1. Se dice que con Adán se estableció un pacto de obras. La
provisión del pacto era tal que, si Adán obedecía a Dios, él sería
guardado seguro en su estado espiritual y recibiría la vida eterna. Se
afirma que este pacto es sostenido por la advertencia concerniente
al árbol del conocimiento del bien y del mal, «porque el día que de él
comieres, morirás» (Gn. 2:17). Se deduce que, si él no hubiera
comido del árbol, no hubiese muerto y, como los santos ángeles,
hubiese sido confirmado en su estado santo. Este pacto está basado
casi totalmente en la deducción y no es llamado un pacto en la
Biblia, y por esta razón es rechazado por muchos estudiosos de la
Escritura por tener poca base.
Los pactos de Dios contenidos en la Biblia se clasifican en dos
clases, aquellos que son condicionales y los que son
incondicionales. Un pacto condicional es uno en el cual la acción de
Dios es en respuesta a alguna acción de parte de aquellos a quienes
va dirigido el pacto. Un pacto condicional garantiza que
Dios hará su parte con absoluta certeza cuando se satisfacen los
requisitos humanos, pero si el hombre fracasa, Dios no está
obligado a cumplir su pacto.
Un pacto incondicional, mientras que puede incluir ciertas
contingencias humanas, es una declaración de cierto propósito de
Dios, y las promesas de un pacto incondicional serán ciertamente
cumplidas en el tiempo y a la manera de Dios. De los ocho pactos
bíblicos sólo el edénico y el mosaico eran condicionales. Sin
embargo, aún bajo los pactos incondicionales hay un elemento
condicional como si se aplicara a ciertos individuos. Un pacto
incondicional se distingue de uno condicional por el hecho de que su
cumplimiento esencial es prometido por Dios y depende del poder y
la soberanía de Dios.
1. El pacto edénico fue el primer pacto que Dios hizo con el hombre
y fue un pacto condicional con Adán en el cual la vida y bendición o
la muerte y la maldición dependían de la fidelidad de Adán.
Gn. 1:26-31 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra
imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del
mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en
todo animal que se arrastra sobre la tierra.
El pacto adámico fue hecho con el hombre después de la caída.
Este es un pacto incondicional en el que Dios declara al hombre lo
que será su porción en la vida por causa de su pecado. Aquí no hay
lugar para ninguna apelación, ni se implica responsabilidad alguna
de parte del hombre. Gn. 3:16-19 A la mujer dijo: Multiplicaré en
gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los
hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. Y al
hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste
del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será
la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu
vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la
tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo
volverás. .
El pacto de Noé fue hecho con Noé y sus hijos.
Este pacto, mientras que repite algunos de los rasgos del pacto
adámico, introdujo un nuevo principio de gobierno humano como un
medio de frenar el pecado. Gn. 9:1-18 Bendijo Dios a Noé y a sus
hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.
El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la
tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre
la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son
entregados. Todo lo que se mueve y vive, os será para
mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he
dado todo. Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis.
Porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de
mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre; de
mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre El pacto
abrahámico es una de las grandes revelaciones de Dios
concernientes a la historia futura, y en él fueron dadas profundas
promesas a lo largo de tres líneas. Gn. 12:1-4 Pero Jehová había
dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu
padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y
te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren
maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se
fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de
edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.
El pacto mosaico fue dado a través de Moisés para los hijos de
Israel mientras que estaban viajando desde Egipto hacia la Tierra
Prometida. Ex. 20:1 Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:
Ex. 31:18 Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el
monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas
con el dedo de Dios. En Éxodo, y ampliado en muchas otras
porciones de las Escrituras, Dios le dio a Moisés la ley que era para
gobernar su relación con el pueblo de Israel.
Los aproximadamente seiscientos mandamientos específicos están
clasificados en tres divisiones principales: a) Los mandamientos,
conteniendo la voluntad expresada de Dios. Ex. 20:1-26
El pacto palestino era un pacto incondicional en conexión con la
posesión final de la tierra por parte de Israel. Dt. 30:1-10
Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la
bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te
arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere
arrojado Jehová tu Dios, y te convirtieres a Jehová tu Dios, y
obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y
tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, entonces Jehová
hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a
recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido
Jehová tu Dios. Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes
más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tú
Dios, y de allá te tomará; y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra
que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te
multiplicará más que a tus padres.
El pacto davídico era un pacto incondicional en el cual Dios
prometió a David un linaje real sin fin, un trono y un reino, todos ellos
para siempre. 2S. 7:4-16
Así el pacto davídico les garantizaba un trono eterno y un reino
eterno. Dn. 7:14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que
todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es
dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será
destruido. Desde el día en que el pacto fue establecido y confirmado
por el juramento de Jehová.
Hch. 2:30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento
Dios le había jurado que, de su descendencia, en cuanto a la carne,
levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, Hasta el
nacimiento de Cristo, a David no le faltó un hijo que se sentase en el
trono. Jer. 33:21 podrá también invalidarse mi pacto con mi siervo
David, para que deje de tener hijo que reine sobre su trono, y mi
pacto con los levitas y sacerdotes, mis ministros. Y Cristo el eterno
Hijo de Dios e Hijo de David, siendo el justo heredero de aquel trono
y el Único que se sentaría en aquel trono, completa el cumplimiento
de esta promesa hecha a David de que un hijo se sentaría en este
trono para siempre. Lc. 1:31-33 Y ahora, concebirás en tu vientre,
y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. 32 este será
grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el
trono de David su padre; 33 y reinará sobre la casa de Jacob para
siempre, y su reino no tendrá fin
El nuevo pacto, profetizado en el Antiguo Testamento y que tendrá
su cumplimiento primario en el reino milenial, es también un pacto
incondicional.
Jer. 31:31-33 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los
cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.
No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano
para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi
pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es
el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días,
dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y
yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.