SÍNTOMA
El síntoma es el operador fundamental de transformación subjetiva.
¿Cuál es el síntoma?
Desde los aportes de Freud, en “Inhibición, síntoma y angustia” (pág. 87) dice que el
síntoma es una formación sustitutiva, es decir, se arma un síntoma a partir de una
satisfacción de una moción pulsional interceptada. Es el resultado de un proceso represivo.
La inhibición sin embargo son limitaciones de las funciones yoicas, como trabajar, comer,
la función sexual sufre diversas perturbaciones según Freud citó.
La represión parte del yo, quien, eventualmente por encargo del superyó, no quiere
acatar una investidura libidinal incitada en el ello. El yo genera una señal de displacer
frente a una escena que rompe con cierta armonía, genera angustia señal, y consigue
activar el mecanismo de defensa de la represión para evitar el devenir consciente de la
representación que era la portadora de la moción desagradable. La angustia crea a la
represión, siendo el yo el genuino almácigo de la angustia.
Freud va a decir que siempre que hay represión, hay retorno de lo reprimido, y es allí donde
se termina de formar el síntoma como una satisfacción sustitutiva. Primero hay una lucha
defensiva contra la moción pulsional desagradable (el yo se defiende de esta moción
pulsional desagradable) que al haber represión, se termina a veces mediante la formación
de síntoma (ej conversión histérica). Entonces, la lucha del yo contra la moción pulsional se
continúa en la lucha contra el síntoma. El yo primero se defiende de la moción pulsional y
después se defiende del síntoma. En ese punto se ubica la lucha defensiva secundaria.
Pero luego, como el yo tiende a la síntesis y es una organización, intenta cancelar la
ajenidad y el aislamiento del síntoma (la extraterritorialidad). La extraterritorialidad del
síntoma dice Freud, el síntoma como una especie de huésped, el síntoma como una parte
de cada uno de nosotros, es huésped en nuestra casa, y sin embargo es un huésped mal
recibido. El síntoma como sustituto de una satisfacción pulsional interceptada, que se
presenta mutilada, desplazada, inhibida y no reconocible como tal, es llamado cuerpo
extraño. El síntoma se presenta como una extranjeridad de carácter parasitario que vive
en el interior del yo. En la lucha defensiva secundaria contra este sustituto, el Yo intentará
cancelar la ajenidad y el aislamiento del síntoma, incorporándolo a su organización. Es
decir, el Yo intentará absorberlo, subsumirlo, sin permitirle el acceso a la motilidad. El
síntoma comienza egodistónico, como algo ajeno al yo, y luego lo vuelve egosintónico
al incorporarlo al yo, para volver el síntoma ventajoso.
De esta manera, se produce la ganancia secundaria de la enfermedad, cuando el yo se
satisface de las ventajas del síntoma. Esta ganancia hace que los mecanismos de defensa
se vuelvan estereotipados y que sean siempre los mismos. Adquirir esta ventaja hace que el
neurótico siempre esté enfermo, si bien se quiere liberar del displacer del síntoma, no se
quiere liberar de la ganancia secundaria. Por eso surge la contradicción de querer
deshacerse del síntoma, pero a la vez es algo complejo de lograr porque anudado a él hay
una satisfacción puesta en juego.
En ese punto la cura es vivido como un peligro, porque viene a cuestionar la unidad yoica
Freud en “el yo y el ello” Reacción terapéutica negativa el paciente a medida que
avanza el tratamiento y se va llegando a la profundidad del síntoma y avanza en la cura,
empeora y los síntomas se encrudecen, se ve el carácter del yo de querer mantener la
unidad a toda costa.
Lacan en el Sem. 12, clase 5 de mayo explica que en el síntoma se esconde un saber
respecto de la posición subjetiva del paciente. El síntoma es algo que señala, el sujeto sabe
que eso le concierne, pero no sabe lo es. En un momento Lacan se pregunta: “En qué
medida nosotros como analistas sabemos de qué se trata, (...) como podemos nosotros
creernos capaz de que sabemos lo que es” Lo que establece Lacan es que el saber no está
en los analistas, sino en el analizado. Y a su vez, esto mismo es aquello que define como el
campo de lo analizable.
En el sem. 10 (el grifo de Piaget) Lacan explica que el proceder analítico no parte del
enunciado del síntoma, sino del reconocimiento de que eso funciona así. El síntoma queda
constituido cuando el sujeto se percata de él. No hay modo de hablar de él. Es decir,
agarrar el síntoma por las "orejas" si no es asimilado el síntoma por el sujeto. Para que el
síntoma salga del estado de enigma, es decir que se entienda que el síntoma funciona así
porque el síntoma es una cuestión de saber, es suponerle un saber al síntoma. El saber del
síntoma está en el paciente, el paso a dar es que se perfile algo tal que le sugiera que HAY
UNA CAUSA PARA ESO.
EL objeto a es LA CAUSA, LA CAUSA DEL DESEO, en tanto objeto perdido que instaura la
falta.
el propio fenómeno del síntoma indica que nos encontramos en el plano para vincular la
posición del objeto a tanto con las relaciones de ANGUSTIA como con las relaciones del
DESEO la causa implicada en la cuestión del síntoma es una pregunta, de la que el síntoma
no es el efecto. ES SU RESULTADO. El efecto es el DESEO. Es un efecto único y bien
extraño él es quien no explicará o al menos nos hará escuchar el efecto primordial de esta
causa es el objeto a, este efecto es el DESEO, que no tiene nada de efectuado, PUES
CLARO PORQUE SINO NO SE FORMARIA EL SÍNTOMA.
El analizado supone un saber al analista sobre qué es lo que le pasa, lo ubica como sujeto
supuesto a saber - y es cuestión del analista redoblar eso y convencer al sujeto de que el
saber lo tiene él.
Es decir, un síntoma se constituye como tal en la medida en que el analista pasa a formar
parte de ese síntoma, como su destinatario, como a quien se le está dirigido el síntoma,
como aquel que se ubica en el lugar de saber de ese síntoma, no porque sepa, sino porque
hay un llamado del padeciente, hay un llamado al saber, hay una pregunta, un pedido de
ayuda, hay una demanda, que impulsa a quien padece a reconocer el padecimiento y pedir
ayuda. –
Parafraseo de Lombardi en “Que es la clínica psicoanalítica”.
Cuando decimos que el analista pasa a formar parte de ese síntoma hablamos de la
formación de la neurosis de transferencia, en donde el analista por falso enlace pasa a
ser el centro de esa neurosis, en donde el paciente repite todo el pulsional patógeno con la
persona del analista. (Conf. 27 la transferencia - Freud) Esta neurosis es artificial. Es
decir, el síntoma tiene capturada la libido, una libido que no está disponible para la vida. El
analista por falso enlace, va a buscar producir el aggieren (sacar afuera), y disputarle la
libido al síntoma. En ese punto se ubica el fenómeno transferencial, en donde se sale a
buscar cual es la fijación pulsional que se está ejerciendo en el síntoma. Lo que se busca
con esto es que no sea la represión la manera de resolver el conflicto psíquico, y también
poder darle rienda a esa satisfacción pulsional.
Este síntoma se vuelve analizable en la medida en que entra en transferencia. Se busca
que los síntomas adquieran un nuevo significado transferencial, en este punto podemos
situar lo que ubica Freud en Recordar, repetir, reelaborar, en donde sostiene sustituir la
neurosis ordinaria por una neurosis de transferencia, de la que puede ser curado en el
trabajo terapéutico.
Lombardi en “tres versiones de la angustia” el síntoma es una bitácora-brújula-, bien
distinta a la angustia, no señala ningún pasaje decisorio e irreversible al acto, más bien es
una vacilación, un ir y venir, una coexistencia de opciones contradictorias que implican un
desgarramiento sin pérdida: una división en lugar de opción. El neurótico enferma por no
elegir, elige no elegir.
Lacan en el Sem. 10 de la angustia, ¿qué tiene eso de original, ese acting out y esa
demostración de aquel deseo ignorado? El síntoma es parecido. El acting out es un
síntoma. El síntoma, también, se muestra como distinto de lo que es. Lo demuestra el
hecho de que debe ser interpretado. el síntoma no puede ser interpretado directamente, se
necesita la
transferencia, o sea, la introducción del Otro. no forma parte esencial de la naturaleza del
síntoma que deba ser interpretado. No llama a la interpretación como lo hace el acting out,
contrariamente a lo que podrían ustedes creer. el acting out llama a la interpretación,
pero la cuestión es, ciertamente, saber si ésta es posible. Les mostraré que sí, pero plantea
dudas, tanto en la práctica como en la teoría analíticas. En su naturaleza, el síntoma no es
como el acting out, que llama a la interpretación, puesto que - demasiado a menudo se lo
olvida - lo que el análisis descubre en el síntoma es que el síntoma no es llamada al
Otro, no es lo que muestra al Otro. El síntoma, en su naturaleza, es goce, no lo olviden,
goce revestido, sin duda, no los necesita a ustedes como el acting out, se basta a sí mismo
A diferencia del síntoma el acting out, por su parte, pues bien, es el esbozo de la
transferencia. Es la transferencia salvaje. No hay necesidad de análisis, como ustedes se lo
figuran, para que haya transferencia. Pero la transferencia sin análisis, es el acting out. El
acting out sin análisis es la transferencia. De ello resulta que una de las cuestiones que se
plantean
sobre la organización de la transferencia
(Desgrabación del teórico 7) el síntoma implica la relación directa del sujeto con el cuerpo y
el significante, cómo el significante afecta al cuerpo, toca al cuerpo, corta al cuerpo.
Conecta también con la posición icc del sujeto. El síntoma es una manifestación de la
estructura. Es la puesta en forma del malestar bajo la forma estructural que para cada cual
puede tener.
Entonces, el síntoma lo ubicamos como esa posición del hablante, del padeciente, donde él
se manifiesta justamente como no pudiendo tomar la palabra, como padeciendo el
significante en lugar de poder usarlo, vacilando, dividiéndose ante eso. Y el síntoma es
entonces revelador de esa posición icc del sujeto. Lo simbolizamos con la $ barrada, pero
de la división, para graficar la división y en ese sentido el sujeto coincide con el síntoma
cuando eso está en el plano clínico. En el plano clínico quiere decir cuando la división se
vuelve difícil o incluso imposible de soportar. Es algo que juega en la intersección entre lo
simbólico y lo real, a diferencia de la inhibición que puede quedar más desde lo imaginario.
¿Qué podemos decir acerca de la psicosis?
En “de una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis” de Lacan,
expresa que para que la psicosis se desencadene, es necesario que el Nombre-del-padre
precluido, es decir que sin haber llegado nunca al lugar del Otro, sea llamado allí en
posición simbólica al sujeto. Es decir que el sujeto sea llamado a dar respuesta frente a una
contingencia.
Es a partir de la falta del significante primordial del NDP, que se abre el agujero que abre en
el significado, que se inicia la cascada de los retoques del significante de donde procede el
desastre creciente de lo imaginario.
Lombardi, el empleo fundamental de la fantasía
Freud en pegan a un niño hace notar que así como la fantasía prolifera, también admite una
formula breve. una cadena significante breve "pegan a un niño". A su vez destaca que la
fantasía y la pulsión son bien diferentes, porque tiene varias capas (los tres momentos de la
fantasía de pegan a un niño), se expresa de modo breve e inextensible y mediante las
capas que tiene la fantasía logra hacer un lugar a un intervalo fundamental para la
constitución del sujeto del deseo en la neurosis. La elaboración freudiana del texto apunta al
corazón estructural de la fantasía. Freud nos explica que el desarrollo de esa fantasía exige
reconocer distintas fases, Es importante lo que se elide, lo que se ha suprimido en el texto
de cada frase, lo que el sujeto se sustrajo de la frase de cada fase. (lo que se reprime).
PEGAN A UN NIÑO
PRIMERA FASE: “el padre pega a un niño que yo odio” (Preconciente)
La primera fase de la fantasía el niño azotado nunca es el fantaseador; lo regular es que
sea otro niño, casi siempre un hermanito, cuando lo hay. La fantasía seguramente es
sádica. El niño fantaseador nunca es el que pega. Quien pega es el padre. La primera fase
de la fantasía de paliza se formula entonces acabadamente mediante el enunciado: «El
padre pega al niño». Es preconciente. Se manifiesta en la asociación libre. Consiste en un
recuerdo infantil. No es completamente sexual, ni completamente sádica. En este fase la
niña se nos aparece enredada en las excitaciones de su complejo parental (Situación
edipica): la niña está fijada con ternura al padre y en una actitud de odio y competencia
hacia la madre, una actitud que subsiste junto a una corriente de dependencia tierna Ahora
bien, la fantasía de paliza no se anuda a la relación con la madre. Están los otros hijos, de
edad apenas mayor o menor. Con ellos debe compartir con ellos el amor de los padres, Así
ser azotado significa una destitución del amor y una humillación y por eso es una
representación agradable que el padre azote a este niño odiado. Ello quiere decir: «El padre
no ama a ese otro niño, me ama sólo a mí». Este es entonces el contenido y el significado
de la fantasía de paliza en su primera fase. Es evidente que la fantasía satisface los celos
del niño y que depende de su vida amorosa, pero también recibe vigoroso apoyo de sus
intereses egoístas. Por eso es dudoso que se la pueda calificar de puramente «sexual»;
pero tampoco nos atrevemos a llamarla «sádica». Esta primera fase viene a satisfacer los
celos de la niña. Sin embargo, ninguna de estas primeras elecciones de objeto incestuosas
puede escapar a la represión. Tras el proceso represivo sobreviene el sentimiento de culpa,
por lo que esa primera fase por medio de la cc de culpa que halla como castigo la inversión,
se convierte en la segunda fase “no, no te ama a ti, por eso te pega”.
SEGUNDA FASE: “Soy azotado por mi padre” Inconsciente
La persona que pega sigue siendo la misma, el padre, pero el niño azotado ha devenido
otro; por lo regular es el niño fantaseador mismo. La fantasía se ha teñido de placer en alto
grado y su texto es ahora: «Yo soy azotado por el padre». Tiene un indudable carácter
masoquista. Esta segunda fase es la más importante, pero nunca ha tenido una existencia
real. Es radicalmente Icc: En ningún caso es recordada, nunca ha llegado a devenir
conciente. Se trata de una construcción del análisis, mas no por ello es menos necesaria.
Aquí la persona que pega es la misma, el padre, pero el niño azotado devino otro, el mismo
fantaseador. El texto es “yo soy azotado por mi padre”. La fantasía de esta segunda fase
pasa a ser la expresión directa de la cc de culpa ante la cual sucumbe el amor al padre. La
fantasía deviene masoquista (es la cc de culpa lo que transmuta el sadismo en
masoquismo), pero ello no alcanza: además necesita la moción de amor, la cual sufre un
retroceso a la organización pregenital sádico anal de la vida sexual. Es decir, a causa de la
represión toda subrogación psíquica del amor incestuoso deviene o permanece inconciente
y la organización genital misma experimenta un rebajamiento regresivo. «El padre me ama»
se entendía en el sentido genital; por medio de la regresión se muda en «El padre me pega
(soy azotado por el padre)». Este ser-azotado es ahora una conjunción de conciencia de
culpa y erotismo. Goce Masoquista en relación al amor del padre. Sustitución regresiva
sádica – anal: donde “ser pegado por el padre” equivale a “ser amado”. + Culpa: ubicándose
como objeto de castigo por su deseo incestuoso: SUJETO PASIVO FRENTE A LA ACCIÓN
DEL VERBO: “SER PEGADO”. En la enunciación está presente el sujeto. El sentimiento
deculpa es transformado en “necesidad de castigo” (amor y castigo a la vez). La frase “yo
soy golpeado por mi padre” revela el núcleo estructural del Edipo, que es la perversión
fundamental del neurótico, el masoquismo. La perversión en juego es una pére-versión, un
retorno al padre que forma parte de la estructura de la fantasía y permite distinguirla
netamente de la pulsión. La fantasía en esta fase consiste en invocar el nombre del padre
en vano, por puro deseo, por sostener esa pura concupiscencia que es la fantasía, como
soporte del deseo del Otro primordial
TERCERA FASE: “Pegan a un niño” Conciente
La tercera fase se aproxima de nuevo a la primera. Tiene el texto conocido por la
comunicación de los pacientes, es conciente. La persona que pega nunca es la del padre; o
bien se la deja indeterminada o es investida por un subrogante del padre (maestro). El niño
azotado nunca es el fantaseador y en lugar de un solo niño azotado, casi siempre están
presentes ahora muchos niños, en general varones. Ahora la persona propia del niño
fantaseador ya no sale a la luz en la fantasía de paliza. Si se les pregunta con insistencia,
las pacientes sólo exteriorizan: «Probablemente yo estoy mirando». La fantasía es ahora
portadora de una excitación intensa, inequívocamente sexual y como tal procura la
satisfacción onanista. Esta es la primera fase en el orden del relato, pero tercera forma
lógica para Freud en tanto residuo. La forma es sádica, pero la satisfacción es
masoquista.
(identificación del fantaseador con los azotados).
EL VERBO DE LA FANTASÍA ESTÁ FORMULADO EN IMPERSONAL. EL SUJETO ESTÁ
RADICALMENTE BORRADO. NO HAY AGENTE ACTIVO DEL VERBO: lo que acentúa la
participación de la pulsión.: Es decir que allí el sujeto no aparece sino como identificado a la
mirada ($<>a). “Probablemente yo estoy mirando” confiesa. Pero en la cadena significante
de esta fase, el sujeto esta borrado. Sin yo, sin rostro, sin nombre, sin sexo y hasta sin
número, nada de eso puede precisarse respecto de la víctima ni del victimario. Nada de lo
que permite ubicarse en el registro del reconocimiento simbólico o imaginario especular. La
violencia es simbólica, el látigo es meramente significante.
¿Cómo subsiste entonces el deseo? porque lo que ha sido elidido también forma parte de la
estructura de la fantasía; lo que quedó enterrado en las otras fases, menos manifiestas,
sigue activo. La fórmula $<>a responde la pregunta freudiana “¿Dónde está el sujeto en la
fantasía?” Esa invocación se hace en las condiciones de desconocimiento, de represión,
que caracterizan a la neurosis: el neurótico es un sin-nombre, se presenta como un sujeto
borrado, un sujeto de la tercera fase, que ha reprimido su posición de enunciación y su
nombre y apellido de padre en tanto termino libidinal al que sin embargo esta radicalmente
fijado de por vida, en alguna parte del nudo estructural que desconoce.
PUNTOS IMPORTANTES A DECIR
Síntoma---> algo que se repite, es una formación de compromiso entre el principio de placer
y la realidad. El síntoma no es de yo, se inhibe el yo, el síntoma es un cuerpo extraño del yo
que después se incorpora como propio, lo incorpora. El síntoma es un cuerpo extraño,
inasimilable, egodistónico, lo incorpora para que no haya nada extraño. Vuelve a ser
egodistónico, que ahí el paciente consulta. Funciona y después no funciona, el yo lo
incorpora en su afán de síntesis, se identifica, después empieza a molestar y se vuelve
egodistónico. Al principio es egocéntrico porque el yo lo incorpora. Lo que se inhibe es el yo,
el síntoma lo incorpora. Está ubicado entre lo real y lo simbólico, el síntoma es goce
revestido (sem 10), el corazón del síntoma es la pulsión y eso es lo real del síntoma. Es
satisfactorio, no necesita de otro.
La parte simbólica es esa fantasía de ser una cosa en vez de otra, por eso es interpretable.
Viene de lo real y está entre lo simbólico y lo real.
El síntoma es ineliminable, porque es la forma que tiene de gozar e icc. Pero podemos
hacer un uso, no eliminarlo.
En la inhibición si se elimina (tca, inhibición histérica a la comida), es una inhibición se
elimina rápido, cuando se empieza a poner palabras. La inhibición es el síntoma metido en
el museo, nadie lo cuestiona.
El síntoma es extraterritorial, como formación de compromiso, egosintónico y egodistónico.
La primera definición la da en tres ensayos--> práctica sexual de los enfermos.
El síntoma es la sustitución del padre x el caballo, en vez de tenerle miedo al padre le tiene
miedo al caballo. La sustitución es lo que lo hace síntoma.
El conflicto es la ambivalencia, no tramita en el objeto que debería, lo sustituye.
Caps más importantes, son el cap 2, pág 87 es indicio y sustituto etc. La represión parte del
yo, a veces del súper yo.
El síntoma afirma su existencia fuera del yo x el proceso de la represión (pág 93) por eso es
extraterritorial, el síntoma como cuerpo extraño, hay lucha defensiva. El yo tiene una
energía desactualizada, por eso tenemos emociones tiernas no sexuales (se re cuida) es la
careta frente al mundo exterior. Intenta cancelar que el síntoma sea un cuerpo extraño,
tiene esta compulsión a la síntesis, aspira a unificar, a que no haya problemas, por eso el
título el yo y sus vasallajes.
Es inamovible, es jodido moverlo a síntoma.
En la paranoia el síntoma es jodido, y en obsesivo tmb, el superyó está jodiendo a lo loco.
La ganancia secundaria de la enfermedad viene de la cuestión del yo por incorporarse al
síntoma y refuerza la fijación del síntoma al yo, y eso es una resistencia también. El síntoma
es eso que se repite.
Comente la relación de la transferencia con el síntoma en Recordar, repetir y elaborar
u otros textos de Freud.
Tenemos dicho que el analizado repite en vez de recordar, y repite bajo las condiciones de
la resistencia; ahora estamos autorizados a preguntar: ¿Qué repite o actúa, en verdad? He
aquí la respuesta: Repite todo desde cuanto las fuentes de sureprimido ya se ha abierto
paso hasta su ser manifiesto: sus inhibiciones y actitudes inviables, sus rasgos patológicos
de carácter. Y, además, durante el tratamiento repite todos sus síntomas. En este punto
podemos advertir que poniendo de relieve la compulsión de repetición no hemos obtenido
ningún hecho nuevo, sino sólo una concepción más unificadora. Y caemos en la cuenta de
que la condición de enfermo del analizado no puede cesar con el comienzo de su análisis, y
que no debemos tratar su enfermedad como un episodio histórico, sino como un poder
actual.
Recordemos que la condición para que el síntoma sea analizable, tal como lo dice Lacan en
el seminario 10, es que sea en transferencia. Conseguimos ,casi siempre, dar a todos los
síntomas de la enfermedad un nuevo significado transferencial, sustituir su neurosis
ordinaria por una neurosis de trasferencia, de la que puede ser curado en virtud del trabajo
terapéutico. La transferencia crea así un reino intermedio entre la enfermedad y la vida, en
virtud del cual se cumple el tránsito de aquella a esta. El nuevo estado ha asumido todos los
caracteres de la enfermedad, pero constituye una enfermedad artificial asequible por
doquiera a nuestra intervención.
¿Cómo explica que Lacan considera que el síntoma (y no la inhibición, la angustia o
la fantasía) es lo analizable en las neurosis, las perversiones y las psicosis?
En primer lugar tenemos que pensar porque la inhibición, la angustia o la fantasía no son
analizables, interpretables. De la inhibición, Lacan dice que es el síntoma en el museo, el
síntoma que está ahí, pero solo para ser mirado, hace falta algo, cierta implicación del
sujeto para que este se vuelva sintoma analitico y asi analizable. La angustia es nuestra
brújula, no es sin objeto, es causa de deseo no habría allí algo para analizar, además
también nos refiere Lacan que la angustia es sin red, sin red de significantes, por lo tanto
que sujeto a analizar habría en la angustia, como podríamos analizarla?. y la fantasía, la
podremos interpretar pero cuando forma parte del síntoma, por sí sola no se si saldría a la
luz o no tendría más estatuto que el de revelación de.
Veamos que dice Lacan al respecto del Síntoma en el seminario 12, en la clase del 5
de Mayo de 1965: “La estructura del síntoma. La afonía de Dora (síntoma que aparece en el
transcurso de su análisis con Freud, cada vez que el Sr K está lejos, de viaje) solo es
reconocible para representar al sujeto Dora, respecto a ese significante que no tiene otro
estatuto que el de significante. El correcto funcionamiento de ese síntoma, que se articula
“sola con ella” es decir, sola con la Sra K. Dora no puede hablar cuando se encuentra sola
con la Sra K (véase cómo trata el tema Lacan en Intervención sobre la transferencia).
Un síntoma es en función del momento (ej tos de Dora) en que esta tos toma función de
significante, de advertencia, advertencia a que hay algo que surge en esta ocasión y que no
habría surgido de otra manera.
Dos puntos interesantes entonces respecto del síntoma, el significante y el saber.
La categoría del saber, y es ahí donde yace lo que nos permite distinguir radicalmente la
función del síntoma (saber no sabido/saber sabido/ saber como la verdad en ese momento
para ese sujeto) En esta dimensión del sintoma analitico, analizable, hay algo por saber y
esto puede ser extendido a todo campo, también al de la sintomatología psiquiatria, en la
medida en que el análisis introduce allí algo nuevo, una dimensión nueva, que es
precisamente que su estatuto es el del significante. El síntoma está estrechamente ligado
con algo, que se sabe, pero no se puede hacer saber.
En la psicosis se sabe que hay un significado, hasta un significado que vive allí, pero que no
se está seguro de nada
En la neurosis… para cuando el encuentro con ese saber?
Y en el perverso para quien el deseo mismo se sitúa propiamente hablando, en la
dimensión de un secreto poseído, vivido como tal, y que como tal desarrolla la dimensión de
su goce
El psicoanalista se introduce, introduciendo como Sss, es el mismo, recibe el mismo,
soporta el mismo el estatuto del síntoma. Un sujeto es psicoanalista en la medida en que
entra en el juego significante
¿Qué definiciones del síntoma encontramos en el texto Fantasías histéricas y su
relación con la bisexualidad?
En el texto las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad vincula estrechamente
al síntoma con la fantasía: “de estas fantasías, las hay tanto inconscientes como
conscientes, y tan pronto como han devenido inconscientes pueden volverse también
patógenas, vale decir, expresarse en síntomas y ataques.”
En el mismo texto Freud refiere que la fantasía pudo haber sido consciente y luego devenir
inconsciente. Las fantasías que encontramos en los síntomas y que muchas veces forman
parte de, son siempre inconscientes y están en íntima conexión con el deseo sexual infantil.
Así lo dice Freud en ese texto:
“la fantasía inconsciente mantiene un vínculo muy importante con la vida sexual de la
persona; en efecto, es idéntica a la fantasía que le sirvió para su satisfacción sexual durante
un período de masturbación. El acto masturbatorio (en el sentido más lato; onanista) se
componía en esa época dé dos fragmentos: la convocación de la fantasía y la operación
activa de autosatisfacción en la cima de ella. Como es sabido, esta composición consiste en
una soldadura.”
La fantasía, tal como lo dice en el Caso Dora, es lo que le otorga el sentido al síntoma, eso
que hace que el síntoma tenga capacidad de repetirse.
Los síntomas histéricos no son otra cosa que las fantasías inconscientes figuradas
mediante «conversión», y en la medida en que son síntomas somáticos, con harta
frecuencia están tomados del círculo de las mismas sensaciones sexuales e inervaciones
motrices que originariamente acompañaron a la fantasía, todavía consciente en esa época
La técnica psicoanalítica permite, primero, colegir desde los síntomas estas fantasías
inconscientes y, luego, hacer que devengan concientes al enfermo. Y por este camino se ha
descubierto que el contenido de las fantasías inconscientes de los histéricos se corresponde
en todos sus puntos con las situaciones de satisfacción
El nexo de las fantasías con los síntomas no es simple, sino múltiple y complejo. Un
síntoma no corresponde a una fantasía ni a múltiples de estas, también encontramos esta
referencia en el Caso Dora. Dora figuraba con su tos el encuentro sexual entre su padre y la
sra K, cuando Dora tosía su padre no era impotente. Dora necesitaba de la potencia de su
padre, porque ya el Sr K no le servía, pues él le había declarado su amor en la escena del
lago y ahí dejó de servirle como Hombre-falo para acceder a la Sra K. (véase textos
Intervención sobre la transferencia y sem 5 - Lacan)
Definiciones de Freud en el dicho texto:
“1. El síntoma histérico es el símbolo mnémico de ciertas impresiones y vivencias
(traumáticas) eficaces.
2. El síntoma histérico es el sustituto, producido mediante «conversión», del retorno
asociativo de esas vivencias traumáticas.
3. El síntoma histérico es —como lo son también otras formaciones psíquicas— expresión
de un cumplimiento de deseo.
4. El síntoma histérico es la realización de una fantasía inconsciente al servicio del
cumplimiento de deseo.
5. El síntoma histérico sirve a la satisfacción sexual y figura una parte de la vida sexual de la
persona (en correspondencia con uno de los componentes de la pulsión sexual).
6. El síntoma histérico corresponde al retorno de una modalidad de la satisfacción sexual
que fue real en la vida infantil y desde entonces fue reprimida.
7. El síntoma histérico nace como un compromiso entre dos mociones pulsionales o
afectivas opuestas, una de las cuales se empeña en expresar una pulsión parcial o uno de
los componentes de la constitución sexual, mientras que la otra se empeña en sofocarlos.''
8. El síntoma histérico puede asumir la subrogación de diversas mociones inconscientes no
sexuales, pero no puede carecer de un significado sexual.”
La naturaleza del síntoma histérico es la realización de la fantasía inconsciente
TRANSFERENCIA
- recordar, repetir, reelaborar
El principal recurso para domeñar la compulsión de repetición del paciente y transformarla
en un motivo para recordar, reside en el manejo de la transferencia. Le abrimos la
transferencia como una palestra (un lugar como para actuar) donde tiene permitido
desplegarse con una libertad casi total, donde escenifique para el psicoanalista todo
pulsional patógeno que permanezca escondido en la vida anímica del analizado
Es necesario sustituir la neurosis ordinaria por una neurosis de transferencia, de que puede
ser virtuosa para el trabajo analitico, constituye asi una enfermedad artificial asequible por
cualquier lado para la curso del tratamiento
Lombardi "el empleo fundamental de la fantasía en la neurosis" dice que la terapia
analitica abarca dos etapas, una primera en que la libido es esforzada a pasar de los
síntomas a la TRANSFERENCIA y concentrada en el analista como objeto y la segunda que
apunta al desprendimiento, a la separación del analizante de ese objeto
En “Sobre la dinámica de la transferencia”
Freud dice que es normal e inteligible que la investidura libidinal acabada en la expectativa
de alguien que está parcialmente insatisfecho se vuelve hacia el analista. Esta investidura
se atendrá a modelos, es decir que se anudara a clisés preexistentes en la persona en
cuestión (clisé repetitivo, condiciones de amor que se recibieron en la infancia y donde las
pulsiones se satisfacen).
De este modo es que se insertará en la persona del analista en una de las series psíquicas
que el paciente ha formado hasta ese momento.
En la cura analítica la transferencia se nos aparece siempre, en un primer momento, solo
como el arma más poderosa de la resistencia, tenemos derecho a concluir que la intensidad
y tenacidad de la resistencia es un efecto y expresión de la transferencia.
Es preciso diferenciar entre transferencia positiva/amorosa, sentimientos amistosos que son
susceptibles de conciencia y la de sus prosecuciones inconscientes. La solución del enigma
es que la transferencia sobre el analista es apropiada como resistencia dentro de la cura
cuando es una transferencia negativa/hostil.