Modulo 4-1
Modulo 4-1
IN TR ODUCCIÓN AL MÓDULO
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Introducción a la unidad
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Introducción
Contratos internacionales
¿Quién y cómo se regulan los contratos internacionales?
06:11
En este módulo veremos cuestiones que hacen al derecho patrimonial internacional, especialmente las
vinculadas con el comercio internacional o actuación internacional de las empresas como sujetos
protagonistas de los contratos internacionales, la responsabilidad civil, la organización jurídica de la
empresa (sociedades) y algunos aspectos de DIPr respecto de los concursos.
Objetivos del módulo
Comprender la importancia de utilizar adecuadamente las distintas normas y criterios que rigen
las relaciones entre tratados de DIPr.
Advertir la importancia que reviste la aplicación de las normas internacionales y las derivadas
de los procesos de integración y percibir sus relaciones con el derecho interno en materia de
derecho civil internacional, responsabilidad extracontractual, de las relaciones de las familias y
el patrimonio, teniendo además en cuenta los principios específicos que rigen las relaciones
transfronterizas en materias de alimentos, menores y temas novedosos como la maternidad
subrogada.
Película: El fundador
Es una película que narra la historia del origen de la franquicia McDonald’s, que hoy cuenta con una enorme
cadena de restaurantes alrededor del mundo.
El Diario EMPRESARIAL (08 de diciembre de 2017). EL FUNDADOR PELÍCULA COMPLETA EN HD
(Español Latino) Y LA HISTORIA DE MC DONALDS- RAY KROC [Video]. YouTube.
https://www.youtube.com/watch?v=xFbwD4tig3A
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Introducción a la unidad
Objetivos de la unidad
Contenidos de la unidad
2 Ley aplicable.
3 Normas de conflicto.
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Ya sea en el sector de la Jurisdicción internacional como en el sector del Derecho aplicable, el CCCN
consagra este principio para los contratos internacionales, con una clara excepción en materia de contratos
de consumo (art. 2654, jurisdicción; art. 2655, ley aplicable).
Como se puso de manifiesto en el Módulo introductorio, la primera cuestión que debe analizarse frente a un
caso internacional (caso de derecho privado con elementos extranjero, caso multinacional) es la
JURISDICCIÓN INTERNACIONAL.
En primer lugar, habrá que buscar si existen tratados internacionales que regulen la jurisdicción internacional
en el caso (contrato internacional).
El Protocolo de Buenos Aires regula la jurisdicción subsidiaria, es decir, en caso de que no se hubiera
pactado en el contrato la jurisdicción o que dicho acuerdo fuera inválido. El art. 7 del Protocolo establece los
criterios de: domicilio del demandado, lugar de cumplimiento y del domicilio del actor si demuestra que
cumplió.
Los Tratados de Derecho civil internacional de Montevideo de 1889 y 1940 regulan la jurisdicción
internacional en materia de acciones personales entre los países que los han ratificado, por lo que resulta
aplicable a las acciones fundadas en obligaciones contractuales.
El art. 56 en ambos tratados establece la jurisdicción concurrente entre los jueces del domicilio del
demandado y los jueces del país a cuya ley está sujeto el acto jurídico materia del juicio, receptando la teoría
del paralelismo, también conocida como del forum causae.
El CCCN argentino, que será la fuente normativa que utilizará el juez argentino en
todos los casos en que no haya un tratado aplicable, recepta en forma general
los acuerdos de elección de foro en el art. 2605 en materia patrimonial e
internacional, por lo que la norma es aplicable a los contratos internacionales.
Los acuerdos no están permitidos en los casos de jurisdicción exclusiva y
cuando está prohibido por ley[1].
El art. 2609 del CCCN establece que los tribunales argentinos tienen jurisdicción exclusiva en materia de
derechos reales, validez de inscripciones en registros en la Argentina y inscripciones o validez de patentes,
marcas, diseños o dibujos y modelos industriales y demás derechos análogos sometidos a depósito o
registro cuando el depósito o registro se haya solicitado o efectuado o tenido por efectuado en la Argentina.
Por su parte, el art. 2650 del CCCN regula específicamente la jurisdicción subsidiaria en contratos
internacionales.
La norma establece que si no hay acuerdo válido de elección de foro, habrá jurisdicción concurrente entre:
Los jueces del domicilio o residencia habitual del demandado. Si hay varios demandados
serán competentes los jueces del domicilio o residencia habitual de cualquiera de ellos.
También son competentes los jueces del lugar donde se ubica una agencia, sucursal o
representación del demandado, siempre que esta haya participado en la negociación o
celebración del contrato
En caso de que la acción la inicie el consumidor, serán competentes, a elección del actor, los jueces, lugar
de celebración del contrato, del cumplimiento de la prestación del servicio, de la entrega de bienes, del
cumplimiento de la obligación de garantía, del domicilio del demandado o del lugar donde el consumidor
realiza actos necesarios para la celebración del contrato. También son competentes los jueces del Estado
donde el demandado tiene sucursal, agencia o cualquier forma de representación comercial, cuando estas
hayan intervenido en la celebración del contrato o cuando el demandado las haya mencionado a los efectos
del cumplimiento de una garantía contractual.
Los acuerdos de jurisdicción no se admiten en los contratos de consumo (art. 2654 del CCCN).
En el sector del DERECHO APLICABLE a los contratos internacional se manifiesta con toda su fuerza el
pluralismo metodológico de la disciplina.
Los contratos no solo están regulados a través de norma material, de conflicto y de policía, sino que también
existe una pluralidad de fuentes, ya que no solo es necesario analizar si existe un tratado internacional con
normas materiales o con normas indirectas, sino que la autonomía de la voluntad es también fuente de
derecho, junto a los usos del comercio internacional y las reglas de soft law o nueva lex mercatoria que
resulte aplicable en la materia; además de los usos del comercio internacional, pueden resultar aplicables
leyes modelo, guías de buenas prácticas, principios, contratos tipo, etc.
Este pluralismo se evidencia particularmente en los contratos de compraventa internacional de mercaderías,
en virtud de las disposiciones de la Convención de compraventa internacional de mercaderías suscripta en
Viena en 1908 (la Argentina es parte).
Pero también surge de la reglamentación establecida en la fuente interna argentina, en el art. 2651 del CCCN.
Este artículo establece la regla básica: los contratos se rigen por el derecho elegido por las partes.
Según el inciso c), esa determinación puede hacerse a través de la autonomía de la voluntad material, que
implica la incorporación de cláusulas materiales que regulen las obligaciones y que incluso pueden
desplazar las normas coactivas del derecho estatal aplicable.
También las partes pueden pactar la aplicación de usos y prácticas comerciales internacionalmente
aceptadas, las costumbres y los principios del derecho comercial internacional (inc. d).
Este inciso refiere especialmente a la llamada lex mercatoria, que es una fuente de normas de
autorregulación propia del comercio internacional, ya que en su establecimiento intervienen los propios
actores del comercio, las empresas que contratan internacionalmente, los bancos, las compañías de
trasporte, etc.
La referencia en el contrato a una cláusula de Incoterms (por ejemplo, FOB) torna obligatoria su aplicación
como cláusula incorporada al contrato, como autonomía de la voluntad material (inc. d, art. 2651).
Como tercera fuente reguladora de los contratos internacionales podría resultar aplicable un tratado con
normas materiales (es decir, normas que reglamentan en forma directa el contrato) que denominamos
normas materiales uniformes porque tienden a la unificación del derecho material a determinados contratos
(el ejemplo más conocido es la Convención de compraventa que mencioné anteriormente, pero también en
materia de transporte marítimo internacional y transporte aéreo internacional existen tratados con normas
materiales).
Las cuestiones que no estuvieran reguladas por la autonomía de la voluntad material, los usos del comercio
internacional o las normas materiales uniformes quedarán sometidas al derecho del Estado que resulte
aplicable, en virtud de la elección de las partes (autonomía de la voluntad conflictual) o, en su defecto, el
derecho que indique la norma indirecta del sistema de DIPr del foro (de fuente convencional –tratado– o de
fuente interna).
Sin perjuicio de la regulación de fuente privada (autonomía de la voluntad, usos del comercio internacional) o
de la que brinden los tratados internacionales, todas las situaciones de DIPr, inclusive los contratos, se
asientan en alguna legislación nacional, es decir que no existe el contrato sin ley.
En consecuencia, si las partes no ejercieron la autonomía material, si no existieran usos del comercio
internacional ni normas materiales uniformes aplicables a un determinado contrato, o aquellos aspectos que
no fueron objeto de regulación en dichas fuentes, el contrato quedará regulado por un derecho estatal.
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La determinación del derecho puede provenir de la elección de las partes (autonomía de la voluntad
conflictual).
Si las partes no lo eligieron, será el juez que investigará las normas indirecta que describa el caso y a través
del medio técnico (punto de conexión) determinará la ley aplicable.
En el ámbito espacial de los Tratados de Montevideo de derecho civil de 1889 y 1940 que mencioné
anteriormente, el punto de conexión es “lugar de cumplimiento” (art. 33 y art. 37, respectivamente) y la
calificación de “lugar de cumplimiento” se hace por una norma especial de calificación autárquica contenida
en los arts. 34 y 38, respectivamente.
En los casos que no entran en el ámbito de aplicación de los Tratados de Montevideo, el juez argentino
aplicará el art. 2652 del CCCN, que también somete la regulación de los contratos a la ley del lugar de
cumplimiento, haciendo una calificación en la misma norma que hace referencia a la teoría de la prestación
característica.
La teoría de la prestación característica surgió en la doctrina y la jurisprudencia originariamente de Suiza y
Alemania y luego casi todos los países la han adoptado para determinar la ley aplicable. Se considera
característica aquella prestación que tipifica el contrato, esto es, que hace que sea un tipo de contrato y no
otro, una compraventa y no una locación de cosas. La obligación del vendedor: entrega de la cosa y la
obligación del locador: mantenimiento en el uso y goce de la cosa objeto de la locación, son las prestaciones
características de estos contratos. Normalmente, el pago del precio no es la prestación característica, pues
es común a muchos contratos, por lo que no permite tipificarlos.
Como consecuencia de esta calificación, el lugar de cumplimiento será el lugar designado en el contrato, o
el que resultare de la naturaleza de la relación. En su defecto, será el domicilio del deudor de la prestación
característica.
La autonomía de la voluntad en el DIPr responde a la facultad de las partes en un contrato internacional para
decidir las normas que regularán sus relaciones contractuales. El art. 2651 del CCCN contempla
expresamente esta facultad.
El ejercicio de la autonomía de la voluntad conflictual implica que las partes designan un derecho estatal
para regular sus obligaciones, de esta manera dejan de lado la norma indirecta que debería aplicar el juez
argentino (ya sea en fuente interna o internacional).
El ejercicio de la autonomía de la voluntad material implica que las partes pueden crear reglas específicas
respecto de sus obligaciones, de esta manera pueden desplazar las normas dispositivas e incluso las
imperativas del derecho aplicable. Pueden también someterse a reglas estándar (INCOTERMS) o a un
cuerpo normativo no estatal, como podrían ser los Principios de UNIDROIT sobre los contratos comerciales
internacionales.
La elección del derecho puede hacerse mediante una cláusula en el contrato o en cualquier momento antes
o después de su celebración. Incluso puede modificarse el derecho aplicable por autonomía de la voluntad,
pero esta modificación no puede afectar la validez del contrato ni los derechos de terceros.
El ejercicio de la autonomía de la voluntad material implica que las partes pueden crear reglas específicas
respecto de sus obligaciones, de esta manera pueden desplazar las normas dispositivas e incluso las
imperativas del derecho aplicable. Pueden también someterse a reglas estándar (INCOTERMS) o a un
cuerpo normativo no estatal, como podrían ser los Principios de UNIDROIT sobre los contratos comerciales
internacionales.
Cabe recordar que de acuerdo a la última parte del art. 2651 del CCCN la autonomía de la voluntad no está
autorizada en los contratos de consumo.
Solo en caso en que no se pueda determinar el lugar de cumplimiento, el art. 2652 fija como punto de
conexión subsidiario el lugar de celebración del contrato. Este punto de conexión queda relegado a los casos
en que el lugar de cumplimiento no puede ser determinado.
Principio de proximidad
El art. 2653 incorpora un criterio novedoso para nuestro sistema de DIPr para determinar el derecho
aplicable: el principio de proximidad.
Este principio implica el sometimiento del caso al derecho del país con el cual el contrato tenga un vínculo
más estrecho, en comparación con el punto de conexión de la norma indirecta “rígida”.
Este principio funciona como una cláusula de escape o de excepción a la aplicación del derecho señalado
como aplicable por la norma de conflicto del art. 2652 (lugar de cumplimiento o lugar de celebración), porque
el juez que entiende en el caso considera que este tiene vínculos poco relevantes con esos ordenamientos y,
en cambio, tiene contactos más relevantes con otro derecho. Sin embargo, esta determinación no puede
hacerla el juez solo, sino que debe haber pedido de parte.
En cualquier caso, si las partes han elegido un derecho (autonomía de la voluntad conflictual), esta
disposición no será aplicable.
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Cierre de la unidad
Modelo Factura_comercial.pdf
511.5 KB
Diario del exportador (s/f). Documentos utilizados en el Transporte Multimodal: El FIATA Multimodal
Transport Bill of Lading (FBL)
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Ambos recursos tienen la finalidad de acercar al estudiante modelos de los documentos que se utilizan en el
comercio internacional, para que en el ejercicio profesional puedan reconocerlos en un caso real.
Bibliografía
Fernández Arroyo, D. y Fresnedo de Aguirre (2003). Obligaciones contractuales: aspectos
generales. En Derecho Internacional Privado de los Estados del MERCOSUR. Buenos Aires:
Zavalía, pp. 949-977.
Introducción a la unidad
Objetivos de la unidad
Las modalidades contractuales específicas no tienen una interna se aplican en forma subsidiaria, es
regulación particular en la fuente interna argentina, por lo decir a aquellos aspectos que no estuvieran
que se aplican las normas generales de los contratos contemplados en los tratados u otras normas
internacionales. aplicables.
Los contratos específicos que tenga regulación de fuente Es muy importante analizar en estos
convencional estarán sujetos a esa regulación específica y contratos cómo se relacionan las distintas
las normas de fuente fuentes aplicables.
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Las modalidades contractuales específicas no tienen una regulación particular en la fuente interna
argentina, por lo que se aplican las normas generales de los contratos internacionales.
Los contratos específicos que tengan regulación de fuente convencional estarán sujetos a esa regulación
específica y las normas de fuente interna se aplican en forma subsidiaria, es decir, a aquellos aspectos que
no estuvieran contemplados en los tratados u otras normas aplicables.
Jurisdicción internacional
En el DIPr argentino no hay normas específicas que regulen la jurisdicción en los contratos de compraventa,
por lo que nos remitimos a lo expresado respecto de la jurisdicción contractual.
En los contratos de compraventa se aprecia claramente el pluralismo metodológico del DIPr. No solo porque
hay que considerar los diferentes métodos normativos, sino también por la multiplicidad de fuentes
aplicables, por lo que es necesario determinar la relación entre las fuentes y su jerarquía.
Los contratos de compraventa están regulados principalmente por normas materiales uniformes y por usos
del comercio internacional, también hay un campo muy amplio para la autonomía de la voluntad.
De acuerdo a la jerarquía propuesta por la Dra. Noodt Taquela[1] e inspirada en la del Dr. Boggiano respecto
de la interpretación y aplicación de las normas de la Convención de Viena de 1980 sobre los contratos de
compraventa internacional de mercadería (Viena 1980), la autonomía de la voluntad es la primera regulación
del contrato que hay que tener en cuenta.
El art. 6 establece de manera muy amplia la autonomía de la voluntad, ya que autoriza a las partes a
establecer excepciones a cualquiera de sus disposiciones o incluso excluir la aplicación del propio tratado.
Para sustraer un contrato de la regulación del tratado es necesario que las partes pacten una cláusula
específica en ese sentido.
La primera posibilidad hace referencia a la autonomía de la voluntad material, por lo que a los fines prácticos
podemos sostener que las cláusulas contractuales son las primeras reglas para tener en cuenta.
En segundo lugar, habrá que aplicar los usos del comercio internacional. Los usos más conocidos y
pactados en la compraventa son los INCOTERMS (FOB-FAS-CFR-CIF, entre otros) que regulan ciertas
obligaciones de las partes relacionadas con la entrega de la mercadería (lugar de entrega, trasmisión de
riesgos, contratación del flete y del seguro si corresponde), pero existen otros usos del comercio que
pueden resultar aplicables. El art. 9 de la Convención establece la aplicación obligatoria de los usos en
dos casos cuando son pactados por las partes (art. 9.1), en cuyo caso se consideran aplicables por su
incorporación al contrato como autonomía de la voluntad material y cuando existe un uso que las partes
conocían o debían tener conocimiento y que se apliquen a ese tipo de contratos (art. 9.2); en ese caso
los usos del comercio son aplicables aunque no estén pactados.
El tercer lugar resultan aplicables las normas materiales de la Convención. El tratado contiene normas
materiales que tienden a uniformar o unificar el derecho que rige la compraventa. El tratado regula ciertos
aspectos del contrato de compraventa: la formación del contrato y las obligaciones. Además, contiene dos
normas que refieren a la forma del contrato.
De acuerdo al art. 4 la convención no regula los efectos del contrato sobre la propiedad de las mercaderías
ni sobre la validez del contrato.
Las cuestiones no reguladas por la autonomía material, los usos del comercio internacional o las normas
materiales de la convención de Viena serán regidos por el derecho del Estado que resulte aplicable.
Esa determinación puede ser hecha por las propias partes a través de la autonomía de la voluntad
conflictual, es decir, que las partes pueden pactar el derecho aplicable.
En defecto de elección o si esta no fuera válida, se aplicará la ley del país que señale la norma indirecta
pertinente. En consecuencia, el juez deberá analizar si resulta aplicable un tratado internacional que regule la
materia a través del método conflictual; por ejemplo, actualmente la Argentina es parte del Tratado de
Montevideo de Derecho Civil Internacional de 1940 y de su homónimo de 1889, que regula los contratos en
general y aplicará la ley del lugar de cumplimiento teniendo en cuenta la calificación del punto de conexión
que establece el tratado (ver material unidad XII).
Si el caso no estuviera en el ámbito espacial de ninguno de estos tratados, aplicará las normas de ley
aplicables de la fuente interna argentina que regula los contratos en general arts. 2652 y 2653 del CCCN, que
también utilizan el punto de conexión lugar de cumplimiento de la prestación más característica.
Para que las Convenciones de Viena de 1980 y de Nueva York de 1974 y su Protocolo puedan aplicarse a un
contrato de compraventa, este debe ser internacional. Un contrato será internacional cuando los
establecimientos del vendedor y del comprador se encuentren en Estados diferentes (art. 1.a Viena 1980 y
2.a Nueva York 1974). Los tratados no califican “establecimiento”. Debe entenderse por establecimiento
tanto el lugar donde se lleva a cabo la actividad principal como otras explotaciones menores, la sede de la
sociedad, todas las sucursales, agencias o asientos, siempre que desarrolle allí actos propios del negocio.
En consecuencia, una empresa puede tener varios establecimientos, pero a los fines de estas convenciones
se tendrá en cuenta el que guarde una relación más estrecha con el contrato y su cumplimiento (10.a Viena y
2.c NY); si una de las partes no tiene establecimiento se tendrá en cuenta su residencia habitual (art. 10.b
Viena y 2.b NY). La internacionalidad debe quedar exteriorizada al momento de celebrarse el contrato.
Los tratados no definen compraventa ni mercaderías. Hay contratos en que las partes se comprometen a la
prestación de determinado servicio, además de la entrega de las mercaderías. Las Convenciones se aplican
a estos contratos a menos que la prestación de servicios constituya la parte principal del contrato (3.2 Viena
6.1 NY).
El carácter civil o comercial del contrato es irrelevante y respecto de las mercaderías, el art. 2 de Viena y el
art. 4 de Nueva York excluyen de su ámbito de aplicación las compraventas a consumidores; en subastas;
las ventas judiciales; de valores mobiliarios, títulos o efectos del comercio y dinero; de buques,
embarcaciones, aeronaves y autodeslizadores y la compraventa de electricidad.
La Convención de Viena regula a través de normas materiales la formación del contrato en la Parte II y las
obligaciones de vendedor y comprador en la Parte III.
Jurídica Omeba. Apéndice VII. Buenos Aires, Ed. Omeba, 1996, pp. 161/195
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El productor o fabricante comercializa sus productos y servicios en el mercado por medio de canales propios
o a través de terceros.
El contrato de agencia es un contrato de duración por el cual una parte, el agente, se obliga a promover
negocios en interés exclusivos del principal, proponente o comitente, en una zona determinada y a cambio
de una retribución que puede ser una comisión o un sobreprecio. Se trata de una relación estable y el agente
actúa en nombre propio a menos que el principal le haya otorgado mandato.
El contrato de distribución es de tracto sucesivo. En este contrato una parte, el distribuidor, se obliga a
comprar a la otra, el productor o concedente, ciertas cantidades de mercaderías en forma regular para
revenderla en una zona determinada, por cuenta y riesgos a cargo del distribuidor. La ganancia consiste en el
margen entre el precio de compra y el de venta. El proveedor se obliga a proveer la mercadería en tiempo y
forma.
En los contratos de distribución o colaboración en la práctica es habitual que las partes adopten contratos
tipo o modelos de contrato.
La Cámara de Comercio Internacional provee una serie de contratos modelo o contratos tipo que las partes
pueden adoptar y adaptar a sus necesidades.
En estos contratos de colaboración la expresión “representación comercial” no significa necesariamente
que el agente, distribuidor o franquiciado actúa en nombre del productor o principal, sino que tiene
autorización para comercializar sus productos, pero no está en la esencia de estos contratos la
representación legal o mandato. Es decir, que la actuación de la empresa que realiza la comercialización de
los productos en general se hace a nombre propio.
En defecto del ejercicio de la autonomía de la voluntad, a los fines del derecho aplicable, es necesario
determinar en cada contrato cuál es la prestación característica a fin de ubicar el lugar de cumplimiento del
mismo (art. 2652 del CCCN); si este no está determinado y no surge de la naturaleza de la relación, será el
domicilio del deudor de la prestación característica. En el contrato de agencia la prestación característica
será la prestación a cargo del agente; en la distribución, el distribuidor. La franquicia es quizás la que puede
acarrear algún tipo de duda acerca de cuál de las partes entre franquiciante y franquiciado será el deudor de
la prestación característica.
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El comercio internacional utiliza cada vez más la contratación a través de contratos de adhesión. Esta
modalidad facilita la tarea de la empresa que contrata en masa al evitar toda la etapa previa de negociación
de las condiciones contractuales. En muchos tipos de contrato la negociación individual sería impracticable,
en cambio, la contratación por adhesión reduce los tiempos y costos, por ejemplo, en materia de seguros,
transporte, franquicias, préstamos, etc.
En el comercio internacional la modalidad de contratación con cláusulas predispuestas es cada vez más
frecuente. En este tipo de contratos una de las partes redacta las cláusulas y establece condiciones
generales de contratación que la otra parte no puede discutir, sino que solo puede decidir si contrata o no
contrata. Cuando decide contratar, aunque conoce las cláusulas, no las consiente libremente. Por ello, parte
de la doctrina considera que no puede tratarse un contrato tradicional de la misma manera que un contrato
de adhesión y que el legislador nacional o internacional y los jueces deben controlar los abusos y
desequilibrios que introducen las condiciones generales.
Hay una diferencia evidente entre los contratos de adhesión celebrados en empresas y particulares de los
que son celebrados entre empresas. En el primer caso, estamos frente a un contrato con parte débil, pero en
el segundo esto puede presentar variantes, y aunque una parte pueda resultar más débil que la contraparte,
no se trata de un caso que por definición es desequilibrado y por ello la autonomía de la voluntad sigue
siendo la regla, con las excepciones que correspondan.
Contratos celebrados con consumidores. Jurisdicción internacional.
Derecho aplicable. Limitaciones a la autonomía de la voluntad
En este tipo de contrato sin duda nos encontramos con contratos que por definición son celebrados con
partes débiles y que deben ser protegidas para evitar el desequilibrio en la contratación.
Los Estados establecen normas internas de protección de los consumidores. Esta normativa es
generalmente de orden público.
Las normas de DIPr argentino son los arts. 2654 y 2655, que regulan la jurisdicción internacional y la ley
aplicable.
En fuente interna, el art. 2654 del CCCN establece jurisdicción concurrente y elección del consumidor entre
lugar de celebración, lugar de cumplimiento del servicio, entrega de bienes, de la obligación de garantía, del
domicilio del demandado o del lugar donde el consumidor realiza actos necesarios para la celebración del
contrato.
También son competentes los jueces del Estado donde el demandado tiene sucursal, agencia o cualquier
forma de representación comercial cuando estas hayan intervenido en la celebración del contrato o si el
demandado las mencionó a los fines del cumplimiento de una garantía.
La acción contra el consumidor solo puede interponerse ante los jueces de su domicilio y no se admite en la
materia los acuerdos de elección de foro.
Respecto del derecho aplicable, el art. 2655 del CCCN establece como regla general que los contratos de
consumo se rigen por el derecho del Estado del domicilio del consumidor, en los siguientes casos: “a. si la
conclusión del contrato fue precedida de una oferta o de una publicidad o actividad realizada en el Estado
del domicilio del consumidor y este ha cumplido en él los actos necesarios para la conclusión del contrato;
b. si el proveedor ha recibido el pedido en el Estado del domicilio del consumidor; c. si el consumidor fue
inducido por su proveedor a desplazarse a un Estado extranjero a los fines de efectuar en él su pedido; d. si
los contratos de viaje, por un precio global, comprenden prestaciones combinadas de transporte y
alojamiento”.
Fuera de esos casos, los contratos de consumo se rigen por el
derecho del país del lugar de cumplimiento, y en caso de no poder
determinarse, el contrato se rige por el derecho del lugar de
celebración.
En los contratos de trabajo también se da la desigualdad entre las partes en el aspecto económico y en la
negociación. Las normas de protección del trabajador son de orden público y por ello la autonomía de la
voluntad se encuentran prácticamente prohibida.
Se aplican a este tipo de contratos lo manifestado respecto de los contratos con consumidores, pero los
contratos laborales tienen algunas particularidades. En especial por la existencia de sindicatos que
defienden los derechos de los trabajadores, en los que es necesario afiliarse. En algunos aspectos, la
prohibición total de la autonomía, sobre todo respecto de la posibilidad de elegir normas más favorables al
trabajador, puede ser un perjuicio; sin embargo, podríamos afirmar que la autonomía de la voluntad está
vedada en estos tipos de contratos.
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El derecho privado argentino considera que “hay contrato de transporte cuando una parte llamada
transportista o porteador se obliga a trasladar personas o cosas de un lugar a otro, y la otra, llamada
pasajero o cargador, se obliga a pagar un precio o flete”.
En el contrato de transporte hay una obligación de resultado, que es la de trasladar y entregar la carga en
destino. Esta es la prestación que caracteriza el contrato y está a cargo del transportista o porteador.
El transporte será internacional cuando afecte a dos o más ordenamientos jurídicos. La doctrina en general
considera que será internacional cuando origen y destino en el transporte están en países diferentes. En
algunos casos se ha sostenido que es igualmente internacional el contrato de transporte en que origen y
destino están en el mismo país si en la ruta se pasa por diferentes Estados, pero no es lo que sostiene la
doctrina mayoritaria.
De cualquier modo habrá que ver en cada caso y en cada modalidad de transporte si existen normas
reguladoras, especialmente de carácter internacional, que califiquen o definan cuándo se considera que el
contrato es internacional.
Los Tratados de Montevideo de 1889 no regulan en forma específica el contrato de transporte terrestre, por
lo que se consideran aplicables las normas que regulan los actos jurídicos, en particular las que refieren a
prestación de servicios (arts. 32 y 34) respecto de la ley aplicable y el art. 56, que determina la jurisdicción
internacional en acciones personales.
En fuente interna no hay regulación especial del transporte terrestre internacional, por lo que le serán de
aplicación las normas generales de contratos.
Sin embargo, habrá que tener en cuenta que si el transporte es de personas, regirán las normas relativas a
los contratos de consumo, arts. 2654 y 2655 del CCCN.
En cambio, si se trata de transporte de carga y no puede considerarse contrato de consumo, habrá que
aplicarse los arts. 2650 a 2653 del CCCN.
El contrato de fletamento por viaje o de transporte de mercadería general o bajo conocimiento se rige por la
ley del lugar de cumplimiento, que es el lugar de entrega de la carga (art. 603).
El contrato de transporte de pasajeros se rige por la ley argentina, siempre que se celebre en la Argentina o
que su cumplimiento se inicie o termine en puerto argentino, o cuando sean competentes los tribunales
argentinos (art. 604). Los contratos de locación de buque y fletamento por tiempo se rigen por la ley del
pabellón (art. 602).
El art. 614.2 establece que son nulos los acuerdos de elección de foro que pretendan excluir la intervención
de los tribunales argentinos. También son competentes los tribunales argentinos en todos los casos en los
cuales el buque pueda ser embargado (forum arresti); los tribunales argentinos son competentes en los
contratos de utilización de buques o fletamento cuando las obligaciones respectivas deban cumplirse en
territorio argentino, en forma concurrente con los tribunales del domicilio del demandado a opción del actor
(art. 614.1).
El contrato de transporte aéreo está regido por la Convención de Varsovia de 1929, Convención para la
unificación de ciertas reglas relativas al transporte aéreo internacional, la convención ha sido modificada por
una serie de protocolos.
El art. 28 establece que tienen jurisdicción internacional, a elección del actor, los jueces del domicilio del
transportador, o el lugar de celebración o el lugar de destino.
De acuerdo al art. 32, la convención es irrenunciable y no son válidos
los acuerdos de elección de foro.
Los Tratados de Montevideo no regulan el transporte aéreo, solo lo menciona el TMDComI 1940 en su art.
15, que extiende el régimen del transporte terrestre al transporte mixto o multimodal.
En fuente interna, el Código Aeronáutico regula el derecho aeronáutico; sin embargo, no hay normas de
conflicto que regulen las situaciones internacionales. Los arts. 197 a 199 declaran la competencia de la
legislación nacional para regular la circulación aérea y el funcionamiento de aeropuertos y la aplicación de la
ley argentina a los hechos ocurridos, los actos realizados y los delitos cometidos en aeronaves argentinas
sobre territorio argentino o espacio aéreo internacional.
En consecuencia, el contrato de transporte se regirá en los aspectos no regulados en tratados por la ley que
determinen las normas de DIPr de fuente interna.
El transporte sucesivo, uni o multimodal, implica el transporte realizado con la utilización de un único
documento de transporte o “conocimiento directo”. Es un documento en virtud del cual el transportista recibe
la carga en un determinado lugar y se obliga a llevarla hasta su destino final, subcontratando un nuevo medio
de transporte entre un punto intermedio y el destino final.
Aparecen varios problemas. El problema principal es que en general los OTM son insolventes, además
cuando hay un problema con la carga muchas veces alegan que ellos no son responsables porque no hacen
efectivamente el transporte. Por otro lado, la situación de los propietarios de la carga es bastante
preocupante, porque cuando tratan de reclamar a los transportistas efectivos, estos les contestan que
nunca contrataron con ellos.
Toda la problemática deriva en la proliferación de muchos proyectos de leyes y convenciones sobre el tema,
pero que no logran una regulación uniforme.
El Tratado de Montevideo de Derecho Comercial Terrestre Internacional de 1940 incluyó normas materiales
en la sección de transporte sucesivo o multimodal.
Hace referencia al transporte internacional por servicios acumulativos y los reputa únicamente “cuando se
celebra mediante la expedición de carta de porte única y directa, aunque se realice mediante la intervención
de empresas de diferentes Estados”. Esta disposición se aplica al transporte mixto y multimodal (art. 15).
El art. 14 indica como aplicable a esta categoría la ley donde se entrega o debió entregarse la carga al
consignatario.
En fuente interna, la Argentina aprobó una Ley de transporte multimodal, con el N.° 24291 del 9/12/1997, que
regula el transporte multimodal interno y el transporte multimodal internacional de mercaderías "cuando el
lugar de destino previsto contractualmente por las partes se encuentre situado en jurisdicción de la
República Argentina" (art. 1). La jurisdicción corresponde al lugar de cumplimiento (art. 41).
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Bibliografía
Introducción a la unidad
Objetivos de la unidad
Conocer los medios de pago en el comercio internacional a través de los contratos bancarios
internacionales y títulos valores.
Contenidos de la unidad
1 Contratos bancarios internacionales.
2 Títulos valores.
Los medios de pago, si bien se relacionan con una documentaria. Aunque hay otros que también
operación internacional como la compraventa (contrato se utilizan, como las cobranzas simples, las
base), son operaciones separadas y como consecuencia transferencias de fondos, las tarjetas de
será necesario distinguir el contrato base del medio de crédito, las cuentas bancarias en el exterior.
pago.
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Los contratos bancarios tienen la función de servir como medios de pago internacionales. Los más
utilizados son el crédito documentario y la cobranza documentaria. Aunque hay otros que también se utilizan,
como las cobranzas simples, las transferencias de fondos, las tarjetas de crédito y las cuentas bancarias
en el exterior.
Estos medios de pago, si bien se relacionan con una operación internacional como la compraventa (contrato
base), son operaciones separadas que implican la realización de un nuevo contrato en los cuales participa
una entidad bancaria que es independiente del contrato base.
Generalmente, estos contratos no están regulados en los códigos nacionales y sí lo están en casos internos
sin normas de DIPr especiales, por lo que es necesario aplicar normas generales sobre contratos.
Son los operadores bancarios quienes desarrollaron la normativa de estos contratos a través de reglas y
usos uniformes que son aplicables por la remisión que se hace a ellas en los propios contratos bancarios.
Ejemplos de ellas son Reglas y usos uniformes del crédito documentario, revisión de 2007, publicación CCI
600, vigente desde 1/1/1994; las Reglas uniformes para la cobranza de documentos, publicación CCI 522,
vigente desde el 1/1/1996; las Reglas uniformes para los reembolsos de banco a banco, publicación CCI
525, vigente desde el 1/7/1996 y las Reglas uniformes sobre garantías autónomas, 1991, publicación CCI
458.
Existe acuerdo en la doctrina de que si las partes no eligen el derecho aplicable, los contratos bancarios se
rigen por la ley del domicilio del banco; esta regla se deriva de la teoría de la prestación característica, que es
la que debe realizar el banco. Este criterio es insuficiente para determinar el derecho aplicable cuando en la
relación participa más de un banco. Si la entidad bancaria tiene sucursales o filiales, habrá que tener en
cuenta el domicilio de la filial o sucursal.
Crédito documentario: Concepto. Relación con las
partes de la compraventa internacional. Función de los
bancos intervinientes. Reglas y usos uniformes de la
Cámara de Comercio Internacional. Ley aplicable al
crédito documentario
En este contrato los bancos solicitan el auxilio de bancos corresponsales que se encuentran en la plaza del
vendedor-beneficiario.
En la operativa de este contrato es el comprador el que solicita al banco de su plaza la apertura del crédito
documentario a favor del vendedor. El banco asume la obligación de pago frente al vendedor. También
interviene un banco de la plaza del vendedor, el banco corresponsal o avisador, que en los créditos
documentarios confirmados agrega su garantía de pago.
Toda la operatoria se rige por las Reglas y Usos Uniformes; sin embargo, pueden tener lagunas o ser
aplicadas en forma diferente en la jurisprudencia o en las prácticas bancarias, por ello es necesario la
determinación del derecho aplicable a los aspectos no regulados por la autonomía de la voluntad material y
los usos uniformes.
Quienes sostienen la aplicación de un solo derecho para toda la operatoria del crédito documentario adoptan
diferentes criterios respecto de cuál debe ser esa ley. Algunos sostienen que será la ley del domicilio de
beneficiario (vendedor en la compraventa), otros dicen que debe aplicarse la ley del domicilio del banco
emisor y algunos se inclinan por la ley del banco corresponsal si es confirmador del crédito.
Teniendo en cuenta el punto de conexión, lugar de cumplimiento que recepta la fuente interna argentina y los
Tratados de Montevideo, debe aplicarse la ley del domicilio del deudor de la prestación característica que
será la del banco corresponsal si el crédito es confirmado o del banco emisor si es no confirmado.
Otros sostienen que hay que tener en cuenta la relación en que se dé el conflicto, y si se puede separar de
las demás, habrá que buscar el derecho que regule esta relación.
Cobranza documentaria de documentos en el
extranjero: Concepto. Ley aplicable: Reglas uniformes
de la Cámara de Comercio Internacional
La cobranza documentaría es un contrato en el cual intervienen los bancos, pero no asumen la obligación de
pago alguno, se obligan a entregar la documentación comercial que indica el ordenante (vendedor) contra el
pago o aceptación de la letra de cambio por el girado (comprador). En este contrato los bancos solicitan el
auxilio de bancos corresponsales que se encuentran en la plaza del comprador. Se utiliza como medio de
pago en la compraventa internacional.
La cobranza documentaria o remesa documentaria es una orden dada por el vendedor-exportador a un banco
de su plaza para cobrar del comprador-importador una suma determinada contra entrega de los documentos
remitidos. El vendedor-exportador es el ordenante, el banco remitente es un banco de la plaza del vendedor,
el banco cobrador y eventualmente el banco presentador son de la plaza del comprador, girado en la letra de
cambio que se libra para la cobranza documentaria. Es bueno tener presente que el ordenante de la cobranza
documentaria es el vendedor, a diferencia del crédito documentario, en el que el ordenante es el comprador.
Las Reglas uniformes relativas a las cobranzas, Publicación522 de CCI (URC 522) distinguen entre cobranza
simple y cobranza documentaria: la cobranza simple (clean collection) implica la transmisión de
documentos financieros, a los que no se agregan documentos comerciales y la cobranza documentaría
(documentary collection), en cambio, incluye la transmisión de: a) documentos financieros acompañados de
documentos comerciales, o b) documentos comerciales no acompañados de documentos financieros.
Documentos comerciales son facturas, documentos de expedición, de propiedad o cualquier otro que no
sea financiero, y documentos financieros son letras de cambio, cheques, pagarés y documentos similares.
[1]
Según la definición de Vivante el título valor es el “documento necesario para ejercer el derecho literal y
autónomo que está expresado en el mismo”. Este concepto tiene la ventaja de reflejar los caracteres propios
que poseen tradicionalmente los títulos de crédito: la necesidad, que implica que pare ejercer el derecho, hay
que poseer y exhibir el documento; la literalidad implica que el derecho cartular está determinado por lo que
expresa el documento y la autonomía, significa que cuando es transmitido cada nueve adquirentes recibe un
derecho original y autónomo, desvinculado de la situación jurídica que tenía el transmitente, por ello un
obligado cambiario no puede oponer las defensas que tenía frente a otros tenedores legitimados.
Algunos de estos caracteres han entrado en crisis merced a las nuevas tecnologías, de manera que algunos
títulos han dejado de ser “documentos necesarios” como las acciones.
Estos caracteres de los títulos de crédito deben tenerse muy presentes al estudiar las cuestiones de DIPr, ya
que las soluciones inspiradas en el método conflictual aparecen imbuidas de los caracteres del títulos de
crédito.
En el comercio internacional, los títulos cambiarios o papeles de comercio se utilizan como medios de pago.
Especialmente las letras de cambio, que aparecen solas o combinadas con otros medios de pago
contractuales como el crédito documentario o la cobranza simple o documentaria.
También puede aparecer combinado con un crédito documentario, cuando el vendedor (beneficiario del
crédito) acepta financiar la compraventa y en consecuencia el banco emisor o el confirmador, si fuera el
caso, acepta la letra de cambio librada por el vendedor y pagarla al vencimiento.
La capacidad para obligarse se rige por la ley del lugar donde se contrae la
obligación (art. 1). La forma y todos los actos cambiarios se rigen por el lugar
donde se realicen (art. 2). Todas las obligaciones resultantes de la letra de
cambio se rigen por la ley en que fueron contraídas (art. 3); aparece muy
claramente el carácter de la autonomía.
La autonomía también queda reflejada en la norma material del art. 4, que establece que la invalidez de una
obligación cambiaria, según la ley aplicable a esta, no afecta la validez de las demás obligaciones
válidamente contraídas según el derecho que se aplica a cada una de ellas.
El art. 5 establece que en caso de que no conste el lugar donde una obligación fue contraída, esta se regirá
por la ley del lugar de pago, y si este tampoco se indicara, se regirá por la ley del lugar de emisión.
El art. 8 es la norma que establece la jurisdicción internacional: son competentes en la materia los tribunales
donde la obligación debe cumplirse o los del domicilio del demandado a elección del actor. Si hubiera varios
demandados hay que interpretar que puede iniciarse la acción ante los jueces del domicilio de cualquiera de
ellos.
Las soluciones que establecen los arts. 2659 a 2661 del CCCN están inspiradas en la CIDIP I, en
consecuencia la forma del giro y demás actos se rige por la ley del lugar donde se realizó el acto (2659). Las
obligaciones se rigen por la ley del lugar donde fueron contraídas (2660.1); la invalidez de una obligación
cambiaria, según la ley aplicable, no afecta la validez de las demás obligaciones válidamente contraídas
según el derecho que se aplica a cada una de ellas (2660.2) y en caso de que no conste el lugar donde una
obligación fue contraída, esta se regirá por la ley del lugar de pago, y si este tampoco se indicare, se regirá
por la ley del lugar de emisión (2660.3).
El art. 2661.1 del CCCN establece que la ley del lugar de pago determina las medidas que deben adoptarse
en caso de robo, hurto, extravío, etc.
En materia de cheques, el TMDCTI de 1940 los regula en los arts. 33 y 35 entre la Argentina, Paraguay y
Uruguay.
El art. 33 somete varios aspectos del cheque a la ley del lugar de pago o domicilio del banco. En todo lo
demás se aplican las normas sobre letras de cambio.
En fuente interna, se aplican los arts. 2658 a 2662 del CCCN. Este último artículo
es el único específico para cheque y establece todos los aspectos que quedan
sometidos a la ley del domicilio del banco girado: naturaleza del cheque;
modalidades y efectos; término de presentación; personas contra las cuales
puede ser librado; las formas en que puede girarse (para abono en cuenta,
cruzado, etc.); derechos del tenedor sobre la provisión de fondos; si el tenedor
puede exigir o está obligado a recibir un pago parcial; derechos del librador para
revocar u oponerse al pago del cheque; necesidad de protesto u otro acto para
conservar los derechos; medidas en caso de robo, hurto, falsedad, extravío,
destrucción o inutilización material del documento y todas las situaciones
referidas al pago del cheque.
La jurisdicción internacional en la materia corresponde a los jueces del domicilio del demandado o del
domicilio del banco girado, a opción del actor (2658.2).
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Cierre de la unidad
Créditos documentarios. (s/f). El Crédito Documentario según la UCP 600. Recuperado el 18 de Diciembre
de 2018.
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BBVA Banco Francés. (2018). Cartas de Crédito de Exportación. Recuperado el 18 de Diciembre de 2018.
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El material tiene el objeto de acercar al estudiante al conocimiento de los documentos reales, para que
puedan reconocerlos en la vida profesional.
Bibliografía
Noodt Taquela, M. y Villa Adriana V. (2003). “Cobro del papel comercial”. En Derecho
Internacional Privado de los Estados del MERCOSUR coordinado por Fernandez Arroyo, Diego,
Buenos Aires, Zavalía, pp. 1135-1148.
Noodt Taquela, M. (2003) Títulos valores. En Derecho Internacional Privado de los Estados del
MERCOSUR coordinado por Fernandez Arroyo, Diego, Buenos Aires: Zavalía, , pp. 1199-1237.
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Introducción a la unidad
Objetivos de la unidad
1 Jurisdicción internacional.
En esta materia aparece el gran dilema de regular la Los ordenamientos jurídicos generalmente tienen
cuestión en una norma omnicomprensiva de una una regulación general y luego aparecen
pluralidad de categorías que se encuentran en este regulaciones especiales en ciertos ámbitos,
ámbito o dictar regulaciones en forma fraccionada, aunque en la mayoría de los casos estas
atendiendo a las particularidades de cada categoría. regulaciones especiales aparecen en regulaciones
de fuente convencional.
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Sin embargo, pueden sintetizarse los criterios mayoritariamente aceptados en la materia; en forma
concurrente son los tribunales del país, del domicilio del demandado y del lugar donde ocurre el hecho
generador del daño y, en la actualidad, sin duda se admite en general la jurisdicción de los jueces del Estado
donde se verifican los efectos dañosos directos, que en muchos casos habilitan la intervención de los
tribunales del Estado donde se encuentra el domicilio de la víctima. Aunque el forum actoris por sí mismo no
ha sido receptado como criterio general, aunque aparece en el Protocolo de San Luis en materia de
responsabilidad civil emergente de accidentes de tránsito entre los estados partes del MERCOSUR[1] y en el
Convenio en materia de responsabilidad civil emergente de accidentes de tránsito[2] ratificados por la
Argentina.
Consideración aparte merece la cuestión de la posibilidad de que se celebren acuerdos de elección de foro
en casos de responsabilidad civil no contractual, ya que no se encuentra expresamente receptada en la
normativa vigente, Código Civil y Comercial de la Nación (CCCN), pero tampoco ha sido prohibido.
Los tratados internacionales que regulan la materia en forma general y en los que la Argentina es parte son
los Tratados de derecho civil internacional de Montevideo de 1889 y de 1940, ambos tratados regulan la
jurisdicción internacional en el art. 56, que versa sobre “acciones personales”, con lo que quedan incluidas
las acciones fundadas en relaciones contractuales como extracontractuales.
El Código Civil y Comercial de la Nación Argentina vigente a partir del 1.° de agosto de 2015, regula la
jurisdicción en la materia en el art. 2656.
El art. 2656 del CCCN adopta el criterio tradicional que atribuye jurisdicción a los tribunales del lugar del
hecho generador del daño y que ha sido receptado en forma pacífica en el derecho comparado y se
establece en forma concurrente con el del domicilio del demandado. La norma recepta la posibilidad de abrir
jurisdicción en el lugar donde el hecho “produce sus efectos daños directos”.
Por su parte, ambos Tratados de Montevideo sobre Derecho Civil Internacional
de 1889 y de 1940, en el artículo 56 (en ambos tratados), en coordinación con los
arts.38 y 43 respectivamente, establecen la jurisdicción concurrente de los
tribunales del domicilio del demandado del país donde se produce el hecho
generador del daño. La norma del Tratado de 1940 también admite la prórroga de
jurisdicción post litem.
La posibilidad de iniciar la acción de responsabilidad ante los tribunales del domicilio del actor se ha
reflejado en los tratados ratificados por nuestro país que regulan la responsabilidad civil emergente de
accidentes de tránsito ya mencionados, no así en fuente interna.
El art. 2602 del CCCN amplía la garantía de acceso a la jurisdicción a favor de la víctima a través del instituto
del foro de necesidad.
Respecto de los acuerdos de elección de foro en la materia, si bien no surge expresamente del art. 2656 del
CCCN, la autonomía de la voluntad en este aspecto debe ser admitida en las condiciones de la disposición
general contenida en el artículo 2605 del CCCN con las adaptaciones propias de la categoría de que se
trata[3].
[1] Protocolo de San Luis en materia de responsabilidad civil emergente de accidentes de tránsito
entre los estados partes del MERCOSUR. Potrero de los Funes, San Luis, 25 de junio de 1996.
CMC/Dec. 1/96. (Ley 25.407).
[2] Convenio en materia de responsabilidad civil emergente de accidentes de tránsito. Buenos Aires,
8 de julio de 1991. (Ley 24.106).
[3] Villa, Adriana V. “Algunas reflexiones sobre la jurisdicción internacional en materia de responsabilidad civil
no contractual y los acuerdos de elección de foro en el Código Civil y Comercial de la Nación”, ponencia
presentada en el XXVIII Congreso Argentino de Derecho Internacional, 8 y 9 de septiembre de 2016, La
Matanza, posición receptada en el punto de las conclusiones.
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En esta materia aparece el gran dilema de regular la cuestión en una norma omnicomprensiva de una
pluralidad de categorías que se encuentran en este ámbito o dictar regulaciones en forma fraccionada,
atendiendo las particularidades de cada categoría.
La Argentina es parte de los Tratados de Montevideo sobre Derecho Civil Internacional de 1889 y de 1940,
que regulan en una única categoría las “obligaciones que nacen sin convención” y la someten a la ley del
lugar donde se produce el hecho lícito o ilícito de que proceden (art. 38 y 43 respectivamente).
El art. 43 del TMDCI de 1940 distingue las obligaciones puramente legales, al referir a las relaciones
jurídicas a que están sujetas (por ejemplo, las obligaciones alimentarias).
El art. 2657 del CCCN establece que, salvo disposición en contrario para casos no previstos en los artículos
anteriores, la responsabilidad civil se rige por el derecho “del país donde se produce el daño,
independientemente del país donde se haya producido el hecho generador del daño y cualesquiera que sean
el país o los países en que se producen las consecuencias indirectas del hecho en cuestión” y agrega que
“cuando la persona cuya responsabilidad se alega y la persona perjudicada tengan su domicilio en el mismo
país en el momento en que se produzca el daño, se aplica el derecho de ese país”.
El artículo regula la responsabilidad no contractual y se aparta del criterio localizador tradicional al adoptar el
criterio más actual que está centrado en la víctima o presunta víctima y el lugar donde se producen los
efectos dañosos y no el hecho generador.
Surge la duda de si la solución que aporta la norma será suficiente para abarcar todos los casos que puedan
darse y qué pasaría en los casos en que hay daños difusos o plurilocalizados en los que el lugar donde se
produce el hecho generador tiene una gran fuerza de localización.
La multiplicidad y diversidad de casos que pueden presentarse justificaría la flexibilidad en cuanto a la
determinación del derecho aplicable, por ello debería tenerse especial consideración a la aplicación de la
norma general del art. 2597 del CCCN, que recepta el principio de proximidad, que autoriza al juez a apartarse
del punto de conexión de la norma indirecta cuando verifica que el caso se encuentra más estrechamente
vinculado a un derecho diferente.
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El Protocolo de San Luis en materia de responsabilidad civil emergente de accidentes de tránsito entre los
estados partes del MERCOSUR[1] y el Convenio en materia de responsabilidad civil emergente de accidentes
de tránsito[2] ratificados por la Argentina regulan solamente la responsabilidad emergente de accidentes de
tránsito. Consagran el principio tradicional en materia de derecho aplicable, y se regirá por la ley del país
donde se produjo el accidente. Sin embargo, si en este participaron personas domiciliadas en el mismo
Estado, se aplicará el derecho del país del domicilio común.
La jurisdicción internacional corresponde a los jueces del domicilio del demandado, del lugar del accidente o
del domicilio del actor.
[1] Protocolo de San Luis en materia de responsabilidad civil emergente de accidentes de tránsito entre los
estados partes del MERCOSUR. Potrero de los Funes, San Luis, 25 de junio de 1996. CMC/Dec. 1/96. (Ley
25.407).
[2] Convenio en materia de responsabilidad civil emergente de accidentes de tránsito. Buenos Aires, 8 de
julio de 1991. (Ley 24.106).
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En algunas materias específicas encontramos tratados que regulan la responsabilidad civil a través de
normas materiales, y muchos de ellos regulan la jurisdicción internacional.
Argentina es parte del Convenio sobre daños causados a terceros en la superficie por aeronaves extranjeras,
que en su artículo 20 autoriza los acuerdos de elección de foro con los límites allí impuestos.
Por su parte, en el ámbito de la Unión Europea se encuentra vigente la Convención de Roma de 1980 sobre
ley aplicable a obligaciones contractuales, que utiliza principalmente el método indirecto. La regla general
contiene un punto de conexión flexible definido como “el derecho del país con el cual la obligación presenta
los lazos más estrechos” (artículo 3.1.) y luego se establece una presunción general en forma subsidiaria
entre el derecho del Estado de la residencia habitual común del alegado responsable y de la víctima al
tiempo del daño, o, en su defecto, el derecho del Estado en el cual el hecho generador y el daño se producen
o amenazan producirse.
Algunos otros tratados son la Convención internacional para la unificación de ciertas reglas relativas a la
competencia civil en materia de abordaje, de Bruselas, 1952, y del Convenio relativo a la responsabilidad civil
en la esfera del transporte marítimo de materiales nucleares, de Bruselas, 1971. Asimismo, el Convenio
Internacional de Responsabilidad Civil por daños ambientales vinculados al petróleo, de Bruselas, 1969, el
Convenio Internacional para la Prevención de la Contaminación por Mar de Londres, 1954, y el Convenio
Internacional para la Prevención de la Contaminación del Mar por vertiente de desechos y otras Materias, de
1972.
Otros convenios más específicos (se refieren a la contaminación por
buques, vinculados a los hidrocarburos) son el Convenio de Londres
de 1973, aprobado con sus Anexos y su Protocolo facultativo de
1978, el Convenio internacional sobre cooperación, preparación y
lucha contra la contaminación por hidrocarburos de 1990 y el
Convenio de Londres de 1992 sobre responsabilidad civil nacida de
daños producidos por la contaminación por hidrocarburos.
En el ámbito del derecho aeronáutico, podemos mencionar el Convenio sobre daños causados a terceros en
la superficie por aeronaves extranjeras, de Roma, 1967, y además hay convenios clásicos sobre relaciones
contractuales de transporte aéreo internacional, como el Convenio de Montreal de 1999, que contienen
disposiciones sobre transporte benévolo.
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Bibliografía
Introducción a la unidad
Objetivos de la unidad
Contenidos de la unidad
1 Organización: personas jurídicas internacionales
En esta unidad veremos muy brevemente algunas interamericana sobre sociedades mercantiles,
cuestiones que hacen a la actuación de la empresa, CIDIP II Montevideo, 1979 y art. 118.1 de la Ley
especialmente en cuanto a su organización como general de sociedades). El lugar de constitución ha
persona jurídica y las cuestiones de DIPr sido definido como el lugar donde se cumplen los
relacionadas con la insolvencia transfronteriza. requisitos de forma y fondo para la creación.
Para determinar el factor que regula la ley “personal” Respecto a las quiebras, se entiende que habrá una
de las sociedades, las regulaciones más modernas quiebra internacional cuando hay un patrimonio
y que adopta el ordenamiento argentino sostienen disperso en varios países o existen activos en
que es el derecho del lugar de constitución (art. 2 de varios estados o pasivos en varios países.
la Convención
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Para determinar el factor que regula la ley “personal” de las sociedades se han dado varias respuestas.
Las regulaciones más modernas y que adopta el ordenamiento argentino sostienen que es el derecho del
lugar de constitución (art. 2 de la Convención interamericana sobre sociedades mercantiles, CIDIP II
Montevideo, 1979 y art. 118.1 de la Ley general de sociedades). El lugar de constitución ha sido definido
como el lugar donde se cumplen los requisitos de forma y fondo para la creación.
Otra postura es aplicar la ley de la nacionalidad, que se determinará por el contrato social, y en su caso por la
ley en que se reúnan los accionistas, o en su defecto por la ley en que se radique la junta o consejo directivo.
O puede actuar en forma indirecta, a través de la constitución de una filial. Esto supone la constitución de
una sociedad nueva que es jurídicamente independiente de la principal, pero económicamente dependiente
de esta.
La Argentina es parte de la Convención interamericana sobre sociedades mercantiles (CIDIP II) que se
aplica a las sociedades mercantiles constituidas en cualquiera de los Estados parte. El art. 2 ya citado
establece que la existencia, capacidad, funcionamiento y disolución se rige por el derecho del lugar de
constitución y califica el lugar de constitución como aquel en que se cumplen los requisitos de forma y
fondo requeridos para su creación. Las sociedades debidamente constituidas en un país serán reconocidas
de pleno derecho en otro Estado (art.3) aunque admite que el país de ejercicio exija que se acredite su
constitución.
La Ley general de sociedades regula la actuación de las sociedades extranjeras en la Argentina en los arts.
118 a 124.
La primera parte del art. 118 LS establece el lugar de constitución a los fines de regir la existencia de la
sociedad.
La sociedad debidamente constituida se halla habilitada para realizar actos aislados y estar en juicio (118.2),
es decir, que no debe cumplir ningún requisito, solo acreditar que está debidamente constituida. En el ámbito
de la Ciudad de Buenos Aires (CABA), y en virtud de las resoluciones generales dictadas desde 2003, deberá
inscribirse en el Registro de actos aislados y la IGJ verificará que no se trate de ejercicio habitual ni fraude a
la ley argentina.
La sociedad extranjera que desee realizar en forma directa y habitual los actos comprendidos en su objeto
social deberá cumplir con los requisitos de la última parte del art. 118 LS: inscribirse en el registro
correspondiente, fijar domicilio, acreditar existencia, designar representante, acreditar la decisión de la
sociedad de establecerse en el país (118.3 LS). Además, deberá en el ámbito de CABA acompañar un
certificado de vigencia de la inscripción en el país de constitución, que pueden actuar y tienen activos en el
país de constitución (Res. Gral. 7/2015, arts. 206-219).
La sociedad extranjera que quiera constituir una filial en la Argentina o que desee participar como socio en
una sociedad argentina deberá acreditar su existencia, inscribir el contrato social y sus reformas e inscribir
al representante (art. 123 LS), además deberá acompañar un certificado de vigencia de la inscripción en el
país de constitución, que pueden actuar y tienen activos en el país de constitución (Res. Gral. 7/2015, arts.
245-246).
El art. 124 LS es una norma de policía que tiene por finalidad evitar el fraude a la
ley argentina. Esta norma establece que la sociedad extranjera cuya sede o
principal objeto deba cumplirse en la Argentina será considerada sociedad local.
Ello implica que estas sociedades no serán consideradas debidamente
constituidas, sino que deberán cumplir con la ley argentina a ese fin. De la
redacción de la norma surge que es suficiente con que se dé uno de los
supuestos para aplicarla al caso.
Respecto al requisito de que el principal objeto se cumpla en nuestro país, debe interpretarse que dicho
objeto se cumple “únicamente” en la Argentina, por lo tanto, si la sociedad tiene representaciones y
sucursales en otros países, quedarán regidas por el art. 118 LS.
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En líneas generales, se entiende que habrá una quiebra internacional cuando hay un patrimonio disperso en
varios países o existen activos en varios Estados o pasivos en varios países.
Los sistemas de DIPr pueden establecer como criterio atributivo de jurisdicción en los procesos
concursales, los jueces del domicilio del deudor o los de la sede de la sociedad o establecimiento principal o
donde el deudor tenga su centro de intereses o los lugares donde existan bienes. En la medida en que se
establezca uno o más criterios, estaremos frente a un caso de juicio único o pluralidad de juicios.
La Ley de Concursos y quiebras (LCQ 24522) atribuye jurisdicción internacional al tribunal del domicilio del
deudor (art. 3 LCQ). Otro criterio atributivo de jurisdicción está en el art. 2.2 LCQ, que faculta a los tribunales
argentinos a decretar el concurso o quiebra cuando hay bienes del deudor en nuestro país. Algunos autores
sostienen que además de bienes debe haber acreedores locales para abrir jurisdicción en la Argentina.
Estas reglas se aplican tanto a los concursos como a la quiebra.
Unidad o pluralidad de masas. Preferencia de los
acreedores locales. Concepto de acreedor local y
acreedor extranjero. Pertenencia a un concurso
extranjero. Requisito de la reciprocidad
Hay que analizar también la ley aplicable a los procedimientos concursales, que en general se va a regir por
la lex fori, a pesar del carácter bifronte del derecho concursal, que contiene normas procesales y de fondo.
Por eso es muy importante la influencia de la jurisdicción internacional en esta materia.
A pesar de esta regla, algunos aspectos no se someten a la lex fori, como son las cuestiones sustanciales
de la verificación de los créditos que quedan regulados por la ley que rige la relación jurídica que origina el
crédito.
El sistema de pluralidad de juicios acarrea la pluralidad de masas, que implica que los bienes que hay en un
país responden preferentemente a los créditos de los acreedores locales. Esto es el llamado sistema de
preferencias nacionales.
Cuando hay unidad de quiebra puede haber unidad o pluralidad de masas. En el sistema de unidad la
totalidad de los bienes responden a la totalidad de los créditos, en cambio, el sistema de pluralidad de
masas responde al fin de establecer el sistema de preferencias locales.
Las normas argentinas de fuente interna están en la Ley de concursos y quiebras (LCQ 24522), arts. 2.2, 3 y
4.
El art. 4 de la LCQ dice que acreedor extranjero es aquel cuyo crédito es pagadero en el extranjero y da un
tratamiento diferente al acreedor extranjero según si pertenece o no a un concurso abierto en el extranjero.
Si no pertenece, podrá verificar su crédito en el concurso abierto en nuestro país (art. 4.3 LCQ). Para ello
deberá acreditar la reciprocidad, es decir, que deberá acreditar que un acreedor cuyo crédito es pagadero en
la Argentina podría hipotéticamente verificar su crédito en un proceso abierto en el país donde es pagadero
el crédito, lo que implica que deberá acreditarse (probarse) en la quiebra el contenido del derecho extranjero
en la materia.
Los casos que se dan en la práctica son en su mayoría de quiebra única, por lo que se aplica el art. 4.3 de la
LCQ y se permite verificar a los acreedores extranjeros.
Respecto de la aplicación del requisito de reciprocidad, hay controversia en la doctrina si se aplica solo en
las quiebras o también en los concursos.
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La ley modelo propone soluciones apropiadas para regular en forma armónica los concursos cuando por el
domicilio del deudor, los acreedores, situación de los bienes en distintos países y pluralidad de juicios
estamos frente a una caso de DIPr.
Especialmente hay que atender a la regulación de los tres aspectos: jurisdicción, ley aplicable al proceso y al
fondo, extraterritorialidad de los actos procesales, etc.
Bibliografía