Biotecnología y Biocombustibles
Se puede considerar al biocombustible como un producto de
la biotecnología, debido a que la obtención de este combustible renovable
se hace a partir de organismos o de sus derivados. El uso de la
biotecnología favoreció a las mejoras de rendimiento y obtención de los
biocombustibles, logrando una reducción de los costos de cultivo y
aumentando la eficiencia con respecto a su predecesor, el combustible fósil.
Así, la competitividad aumenta, favoreciendo al cuidado del medio
ambiente. Entre los proyectos en desarrollo se encuentra la obtención de
levaduras OGM para la producción de bioetanol a partir de desechos
agrícolas. La universidad de Purdue, ubicada en Estados Unidos, genero
una levadura que es capaz de producir bioetanol a partir de residuos
celulósicos que habitualmente se desechan o se destinan a la alimentación
animal. Esto fue un gran aporte desde la biotecnología, hacia los
biocombustibles. Esta levadura se denomina OGM, y es capaz de producir
un 40% mas de bioetanol a partir de residuos de la caña de maíz y paja de
trigo. Otro proyecto, contempla la modificación genética de bacterias para
optimizar la conversión de la pulpa de la remolacha azucarera, debido que
la producción de biocombustibles a base de papa o remolacha azucarera no
es aún tan eficiente como se desea. La remolacha azucarera, parece ser una
generadora de biomasa más efectiva. Según experimentos de campo
realizados por Eckhard Boles, de la Universidad Goethe, de Fráncfort, han
arrojado resultados alentadores: todas las partes de dicho vegetal son
utilizables.
En Alemania se desperdician casi todos los componentes de la remolacha
azucarera que ofrece un enorme potencial para la producción de
biocombustibles. El único problema para Boles es que “la biomasa tiene
que ser primero cortada en pequeños pedazos y agregarle azúcar para
agilizar la fermentación”. Pero la dificultad es mayor. La dura y estable
estructura de la celulosa de la remolacha azucarera hace muy difícil partir
la planta, y ello a pesar de que está compuesta de moléculas del azúcar. Si
bien dicha planta se logra partir con métodos termoquímicos, lo que quedan
son diferentes tipos de azúcares indigeribles para las levaduras agregadas
durante el proceso de producción de biocombustibles.
Al noroeste de Washington, otra opción que se está observando
actualmente, es la producción de microbios trasplantando el código
genético completo de una especie de bacterias al cuerpo celular de otro
tipo. La biotecnología ayuda a decodificar los microbios hechos a medida
con genes artificiales, de modo que sean capaces de convertir la luz del sol
en combustible, limpiar desechos industriales o auscultar pacientes en
busca de los primeros signos de enfermedades. Los investigadores
empalman el ADN fabricado en los genes de organismos existentes y
reprograman las bacterias de modo que actúen como fábricas
microscópicas para la producción de biocombustibles. La Facultad de
Medicina de Harvard George Chruch. cofundó LS9 Inc. en San Carlos,
estado de California, empresa que planea usar bacterias E. coli modificadas
para convertir materia vegetal en un combustible semejante a la gasolina.
Los principales genetistas están particularmente entusiasmados con el
potencial de microbios productores de energía que podrían convertirse en
refinerías unicelulares para hacer etanol, biodiésel y otros sustitutos del
petróleo sin usar cultivos alimenticios como el maíz. En el año 2008 , en
Islandia, el Instituto Tecnológico de Tampere ha descubierto en las fuentes
termales del país algunos microorganismos que pueden producir hidrógeno
y etanol (ambos con aplicaciones como biocombustibles) en condiciones
termofílicas. Se estima que, a largo plazo, los avances de la biotecnología
podrán ofrecer aún mayores ventajas en los cultivos bioenergéticos que
aumentarán la eficiencia de los mismos.
Biocombustibles y transgénicos
Todas las empresas que producen cultivos transgénicos Syngenta,
Monsanto, Dupont, Dow, Bayer, BASF tienen inversiones en cultivos
diseñados para la producción de biocombustibles como son el etanol y el
biodiesel. Tienen, asimismo, acuerdos de colaboración en este rubro con
Cargill, Archer Daniel Midland, Bunge, trasnacionales que dominan el
comercio mundial de granos. En la mayoría de los casos, la investigación
se orienta a obtener nuevos tipos de manipulación genética de maíz, caña
de azúcar, soya, entre otros, conviertiéndolos en cultivos no comestibles, lo
cual aumenta dramáticamente los riesgos que ya conlleva en sí la
contaminación transgénica.
A escala mundial, empresas y gobiernos están haciendo una intensa
campaña para presentar los biocombustibles como alternativas
ambientalmente amigables que ayudarían a combatir el cambio climático,
al sustituir una parte del consumo de petróleo dedicado a combustibles para
transporte. Mas la lógica de fondo no es abandonar el petróleo ni cambiar
los patrones de consumo que producen el cambio climático, sino
aprovechar la coyuntura para crear nuevas fuentes de negocios,
promoviendo y subsidiando la producción industrial de cultivos para esos
fines.
Ya hay estudios que muestran que los cultivos industriales de
biocombustibles plantean muchos problemas. Brian Tokar, del Instituto de
Ecología Social de Vermont, Estados Unidos, da cuenta de dos análisis
recientes de las universidades de Cornell y de Minnesota que muestran que
el ciclo completo de la producción de biocombustibles deja un saldo
ambientalmente destructivo. Dado que el procesamiento de estos cultivos
requiere una cantidad significativa de energía el aporte final de energía es
muy limitado.
Aunque los biocombustibles sustituyan en algún porcentaje el uso de
petróleo, se necesitan grandes áreas de producción agrícola industrial
intensiva, incrementando el uso de agrotóxicos que erosionan y contaminan
suelo y agua, además de disputar esas áreas a la producción de alimentos.
Según el investigador Lester Brown (citado por Tokar), "ahora son los
autos, no la gente, los que demandan la producción anual de cereales. La
cantidad de granos que se requieren para llenar el tanque de una camioneta
SUV con etanol es suficiente para alimentar a una persona durante un año".
Las productoras de transgénicos ven en todo esto una excelente
oportunidad para aumentar sus ganancias y justificar la manipulación
genética como si fuera en beneficio ambiental. Sus inversiones en
biocombustibles incluyen el desarrollo de cultivos transgénicos con mayor
contenido de azúcares (para convertir en etanol), de aceites (para biodiesel)
y la insercion de genes que expresan enzimas para facilitar su
procesamiento.
Syngenta trabaja en colaboración con Diversa Corporation para desarrollar
un maíz que produce por sí mismo una enzima que lo convierte en etanol,
la cual proviene de una bacteria extremófila que soporta altas temperaturas,
tomada de la colección de bacterias que esa empresa ha recolectado en
varios países del mundo. Diversa tiene una colaboración similar con
Dupont, que a través de su subsidiaria Pioneer Hi-Bred desarrolla un maíz
con mayor contenido de almidón y celulosa. Para ello están usando una
enzima que proviene de una bacteria manipulada (Zymomonas mobilis), la
cual se encuentra en forma natural en el agave. En ambos casos, la
manipulación genética compromete el uso del maíz como cultivo
alimentario, agregando riesgos a los casos de contaminación que pudieran
ocurrir.
En este contexto es interesante recordar que Diversa tenía hasta 2001 un
acuerdo "de bioprospección" con el Instituto de Biotecnología de la UNAM
para explorar organismos extremófilos y bacterias únicas de México. Este
contrato fue suspendido luego de que una amplia coordinación de
organizaciones y personalidades inició una demanda popular denunciando
el contrato como biopiratería. Pese a esto, Diversa nunca regresó a México
las muestras que tomó durante la corta duración del contrato. Sería
paradójico que las trasnacionales usaran microorganismos extraídos de
nuestro país para primero manipular genéticamente el maíz y luego intentar
venderlo aquí como un producto "ambientalmente amigable".
Lamentablemente, la iniciativa de Ley para el Desarrollo y Promoción de
los Bioenergéticos, que ya han discutido ambas cámaras en el Congreso,
con el aval de todos los partidos, promueve este desarrollo. La justificación
de la iniciativa copia los clichés que se repiten en la propaganda de las
industrias para fomentar esta farsa. Pero además se argumenta que esto
debería significar apoyos para la producción agrícola de pequeña escala. O
sea, si los campesinos que crearon el maíz estuvieran dispuestos a sembrar
transgénicos con maíz no comestible, que contaminaría tarde o temprano su
maíz nativo, inutilizándolo, les darían apoyo oficial. O, si fuera con otros
cultivos, como caña de azúcar, tendría de todos modos que ser a expensas
de la producción de alimentos en las condiciones, y según las demandas de
las trasnacionales de los agronegocios, que comprarán a quien les ofrezca
más barato en cualquier parte del mundo, para eso lo promueven
simultáneamente en muchos países.
En lugar de soberanía alimentaria, lo que promueve son más subsidios para
las multinacionales y más amenazas transgénicas para el maíz y las
economías campesinas.
* Investigadora del Grupo ETC