Los Mazahuas
¿Quiénes son?
Los mazahuas son un grupo de indígenas que habita en el estado
de México y Michoacán. No hay certeza sobre el origen del
nombre, algunos estudios lo relacionan con el primer gobernante
—mítico— de este pueblo Mazatecuhtli; para otros, es una
derivación del náhuatl mázatl, "venado", o bien
de Mazahuacán "donde hay venado”.
Este pueblo proviene de las migraciones nahuas a finales del
periodo Posclasico y de la fusión racial y cultural de los
asentamientos tolteca-chichimecas. Se asentaron en la zona
de San Felipe del Progreso desde entonces.
El censo del año 2000 identificó a 101 759 hablantes de
esta lengua (46 709 hombres y 55 050 mujeres). Se encuentran
asentados en la región noroccidental y centro-occidental del
Estado de México, mayoritariamente en municipios rurales.
Desde principios del siglo XVI los mazahuas han ocupado esta
zona, que está integrada por una serie de montañas, lomas y
valles en los que predomina el clima frío
Origen de la palabra
La palabra mazahua es un vocablo náhuatl que significa "gente
del venado". Las raíces del pueblo mazahua provienen de la
fusión racial y cultural de los asentamientos tolteca-chichimeca.
¿Dónde habitan?
Actualmente, los mazahuas constituyen el pueblo indígena
originario más numeroso en el Estado de México; los municipios
que concentran mayor parte de esta población son: San Felipe
del Progreso, Ixtlahuaca y Atlacomulco.
Historia
La llegada del pueblo mazahua a la región central de México fue
registrada en las crónicas chichimecas, las cuales señalan que
arribaron con los pueblos matlatzinca y ocuilteca al Valle de
Toluca. Especialistas en la materia consideran que fueron una de
las cinco tribus de la migración chichimeca comandada por
Xólotl, ocurrida en el siglo XIII.
Fray Bernardino de Sahagún describe que tenían las mismas
costumbres que los del Valle de Matlatzinco, considerándolo una
derivación de los otomíes porque ambos provienen de los
chichimecas.
El Centro Ceremonial Mazahua, ubicado en el municipio de San
Felipe del Progreso, permite a este pueblo indígena difundir su
cultura; así mismo, muestra testimonios materiales de su propia
historia.
Actividades Económicas
La economía de las comunidades mazahuas se basa en
la agricultura de bajo rendimiento, particularmente de
maíz, cuyo cultivo constituye su actividad económica
fundamental, la cual se complementa con los ingresos obtenidos
por la elaboración de artesanías, así como los que consigue la
población migrante, en actividades de los sectores secundario y
terciario.
La artesanía mazahua es amplia y variada; se puede observar
desde la elaboración de tapetes, colchas, manteles, servilletas
y el quexquemetl atuendo más significativo, principalmente, los
cuales son bordados a mano por mujeres que dan vida a figuras
zoomorfas, fitomorfas, principalmente, los cuales son bordados
a mano por mujeres que dan vida a figuras zoomorfas,
fitomorfas y geométricas, en cálidos tonos y acabados.
Sobresale la cerámica de alta temperatura que realizan los
artesanos mazahuas del municipio de Temascalcingo con diseños
sencillos y llamativos.
Así mismo, el trabajo de filigrana de la región de Plateros en el
municipio de San Felipe del Progreso, trabajo que se ha
proyectado fuera del contexto local con artículos como pulseras,
charolas, árboles de la vida, anillos, aretes y prendedores, en
donde también reflejan su cosmovisión.
La falta de empleos, el bajo rendimiento de la parcela agrícola y
la presión demográfica, son causas de la migración tanto
temporal como permanente, de hombres y mujeres mazahuas
hacia los centros urbanos, principalmente a las zonas
metropolitanas de las ciudades de Toluca y México.
Vestimenta
El vestido de la mujer mazahua, constituye una preservación
cultural, está compuesto de falda de manta blanca que remata
con bordados de motivos zoomórficos o florales. Sobre esa
falda, usa otra de satín, de colores fuertes, como el amarillo,
rosa mexicano, morado, verde, lila y azul rey.
La mujer mazahua también utiliza una faja de lana muy larga,
hecha a mano, que alcanza para darle varias vueltas a su
cintura. La blusa es del mismo material y color que los de la
falda. El vestido se adorna con un collar de cuentas de papelillo,
de numerosos hilos, cuyo color contrasta con propio vestido.
El adorno se complementa con grandes arracadas de filigrana y
con cintas que utiliza en sus trenzas, que pueden ser de color
rojo, verde o guinda.
La indumentaria del hombre consta de camisa, pantalón de
manta blanca y huaraches; en algunos lugares es común que se
amarre una faja en la cintura semejante a la de la mujer. Sin
embargo, este tipo de vestimenta paulatinamente entra en
desuso, debido a su remplazo con prendas industrializadas.
Usos y Costumbres
El pueblo mazahua ha conservado sus expresiones culturales
mediante la lengua, la tradición oral, la música, la danza y las
artesanías; su forma de vestir, su visión del mundo y sus
prácticas rituales y religiosas, las cuales han sido transmitidas
de una generación a otra, y más recientemente en su Centro
Ceremonial Mazahua.
La lengua materna constituye el principal vínculo de
comunicación e identidad dentro de la familia y la comunidad.
Sin embargo, el desuso de la lengua es más frecuente,
ocasionando con ello que en los censos de población el número de
hablantes de esa lengua sean menor en proporción a la población
total.
En la organización social tradicional de las comunidades
mazahuas, destacan las figuras vinculadas a sus prácticas
religiosas, como los mayordomos, fiscales y mayordomitos, que
son elegidos de acuerdo a sus costumbres y con la periodicidad
que marca el cargo. Sus funciones, por lo general se refieren a
la organización de sus ritos y festividades.
Otra característica importante la constituye la faena que es una
forma de organización social para realizar trabajos de beneficio
comunitario.
La unidad social entre los mazahuas la constituye la familia, que
puede ser nuclear o extensa. Entre ellos un compromiso de
matrimonio requiere de por lo menos tres visitas previas a la
casa de la novia, por parte de la familia del novio.
Como parte importante de sus tradiciones, conservan cantos y
alabanzas en su lengua materna; además, ejecutan
diversas danzas tradicionales como son: las pastoras, concheros,
santiagueros, romanos y los viejitos; éstas se encuentran
vinculadas a las ceremonias de tipo religioso.
Palabras en Mazahua
Según Jacques Soustelle, el idioma del pueblo mazahua
pertenece a la familia lingüística otomí-pame, cuyas variantes
principales se encuentran asentadas en la zona del Valle de
Toluca, donde se han combinado intercambiando términos, lo que
ha dado lugar al surgimiento de diferencias dialectales y
acusaciones mutuas de no hablar "buen mazahua".
La lengua es un fenómeno que ha evolucionado a través del
tiempo. Una lengua no cambia al azar, ya que obedece a ciertos
procesos, por ejemplo: desde una escritura ideográfica hasta la
creación de alfabetos que identifican fonemas para llegar a las
palabras, a continuación te mostramos algunas palabras en la
lengua Mazahua.
PALABRA EN SIGNIFICADO EN
LENGUA INDÍGENA ESPAÑOL
Ajens ´ e Cielo; arriba
B ´ epe Cuñada
Chjinza Huarache
Eb ´ e Peinar
Ejé Llover
Mbijmi Inyectar
Abogar por una
Ñante
persona; abogado
Mirar hacia arriba, al
Ñasa
cielo
Pejo Barro
Pimi Inyectar
Rrabi Tortilla de trigo
Palabras escritas en el Diccionario Mazahua - español, el cual se
terminó de imprimir en el mes de agosto de 1997 por el Colegio
de Lenguas y Literatura Indígena con el fin de rescatar y
preservar esta lengua que resume las raíces y costumbres del
pasado mexiquense.
Ubicación Geográfica
El pueblo mazahua o "jñatjo" es el más numeroso de la
entidad, al haber identificado el Censo de Población y Vivienda
2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI), a 132 mil 710 personas hablantes de su lengua. Se
encuentra asentado en la región noroccidental y centro-
occidental del Estado de México, mayoritariamente en 13
municipios rurales que son: Almoloya de Juárez, Atlacomulco,
Donato Guerra, El Oro, Ixtapan del Oro, Ixtlahuaca, Jocotitlán,
San Felipe del Progreso, San José del Rincón, Temascalcingo,
Valle de Bravo, Villa de Allende y Villa Victoria.
Desde principios del siglo XVI, los mazahuas han ocupado esta
zona, que está integrada por una serie de montañas, lomas y
valles en los que predomina el clima frío.
De los municipios donde se asienta el pueblo mazahua, nueve
tienen un alto grado de marginación: Almoloya de Juárez,
Donato Guerra, Ixtapan del Oro, Ixtlahuaca, San Felipe del
Progreso, San José del Rincón, Temascalcingo, Villa de Allende y
Villa Victoria; dos, un grado medio: El Oro y Jocotitlán; dos, un
grado bajo de marginación: Atlacomulco y Valle de Bravo, lo que
significa que se trata de una región y un pueblo con grandes
necesidades sociales y económicas.
Presencia en el Estado de Culiacán
El único estado mexicano (alejado del estado de México y del
estado de Michoacán) que reconoce a los mazahuas como una
etnia propia, es Coahuila. La Ciudad de Municipio de
Torreón tiene una comunidad mazahua urbana que oscila entre
las 500 y 900 personas. Los mazahuas emigraron del sur hacia el
norte en el siglo XX, los torreonenses de origen indígena se
declaran mayoritariamente mazahuas.
Artesanías
Existen diversos productos artesanales entre los que se
encuentran fajas, cobijas, cojines, manteles, tapetes, chalecos,
gabanes, morrales y quexquémitl de lana. En algunos lugares se
especializan en la elaboración de ciertos productos, así, en San
Felipe del Progreso y Villa Victoria elaboran cepillos y escobas
de zacatón; en Temascalcingo producen ollas, cazuelas y macetas
de barro rojo; en Atlacomulco hacen sombreros de paja.
Festividades
Par los católicos existen diversas celebraciones religiosas, entre
las que se encuentran las dirigidas al santo patrón del municipio,
comunidad y en algunos casos de cada barrio; las procesiones a
los santuarios de Chalma, la Basílica de Guadalupe y San Juan de
los Lagos; la fiesta del día de la Santa Cruz; El Día de Muertos y
el ritual del Encendido del Fuego Nuevo, relacionado con la
siembra del maíz. Aunque hay otras celebraciones relacionadas
con el cultivo del maíz, entre las que se encuentran, la bendición
de semillas el 2 de febrero, la fiesta de San Isidro Labrador
para pedir las lluvias, la fiesta de xita o de los viejos de jueves
de Corpus Christi y la bendición de los elotes para solicitar
permiso para comerlos en el mes de septiembre, entre otras.
Cada festejo implica una compleja organización y participación
comunitaria, a veces desde cada una de las viviendas, con la
preparación de alimentos y ofrendas, y rituales domésticos, que
en su conjunto representan formas colectivas de
fortalecimiento de la unidad familiar y comunitaria, así como de
la identidad mazahua.
MIGRANTES MAZAHUAS EN LA CIUDAD DE MEXICO
El perfil laboral de la población mazahua en la ciudad de México
se ha transformado. Desde la década de los cincuenta hasta los
setenta donde la incorporación de estos inmigrantes se dio
principalmente en el sector secundario y terciario de la
economía, hasta la actualidad en que se orientan cada vez más al
sector informal. En términos generales se puede decir que:
- En los años cincuenta y sesenta la tendencia ocupacional se
orientó hacia las fábricas, la burocracia, la industria de la
construcción y el comercio establecido. La ciudad se encontraba
en un contexto de crecimiento donde se requería abundante
mano de obra.
- En los años setenta, la población de indígenas migrantes se
incorpora al trabajo doméstico, como macheteros, estibadores,
diableros, etc; la presencia de mazahuas y otomíes en el
comercio informal se hace más notoria. Las redes de paisanos
determinan la integración ocupacional de los recién llegados.
- En la década de los ochentas como efecto del modelo
económico implantado, tanto los indígenas migrantes, como gran
cantidad de la población de la ciudad, ven reducidas las
oportunidades de un empleo formal. Las migraciones indígenas
que llegan a la ciudad se insertan al comercio informal con
diferentes giros y comienzan a ser visibles en la vía pública, ya
no sólo como vendedores ambulantes sino algunos como
limpiaparabrisas y limosneros en los camellones de las calles. Lo
que antes se veía como normal, ahora toma dimensiones mayores.
- En los noventas se agudiza la situación económica, la movilidad
de los indígenas hacia sus diferentes destinos en busca de
alternativas para sobrevivir los sigue conduciendo a la zona
metropolitana de la ciudad de México y ellos, como buenos
frutos del neoliberalismo, sólo tienen la calle como oportunidad
para trabajar.
Según datos del CATIM (Centro de Atención al Indígena
Migrante), dependencia del Gobierno de la Ciudad de México,
actualmente son 11 las organizaciones mazahuas de vendedores
ambulantes; casi un tercio de las 35 de todas las étnias en la
ciudad.
Las mujeres mazahuas, llamadas despectivamente -al igual que
las mujeres otomíes- ¨marías¨, tienen una presencia muy añeja
en la ciudad, víctimas predilectas en el pasado de las camionetas
de la policía de vía pública, (las popularmente llamadas ¨julias¨),
han ejercido el comercio informal desde hace varias décadas.
Sólo hace falta recordar los puestos de perones con chile en
polvo, las semillas de chilacayote, las palanquetas. Muchos
puestos de dulces a la salida de las estaciones del metro son
también de estas mujeres mazahuas originarias de San Antonio
Pueblo Nuevo, municipio de San Felipe del Progreso, Estado de
México. También de allá son las pocas mujeres que aún
conforman la cooperativa ¨Flor de Mazahua¨, descendientes
directas de aquéllo que fue el ¨Centro Mazahua¨, creado en
1972 por el gobierno del presidente Luis Echeverría con la
intención de que las ¨marías¨ se capacitaran en la elaboración
de muñecas y textiles artesanales, para que así con un trabajo
formal se alejaran del comercio en la calle.
La condición laboral de estos grupos indígenas los margina del
acceso a los servicios de salud, educación y vivienda. Los lugares
en donde viven se encuentran principalmente en predios,
edificios y vecindades deterioradas de las delegaciones
Cuauhtémoc y Venustiano Carranza, así como en algunos
municipios conurbados. Si en la década de los cincuenta hasta los
setenta las zonas receptoras de ésta fueron Naucalpan y Ciudad
Nezahualcóyotl, hoy en día, los municipios de Ecatepec, Chalco y
Chimalhuacán, son el destino de numerosos grupos indígenas que
son más pobres y con menos posibilidades de vivir mejor, a
diferencia de áquellos que llegaron en las décadas antes
mencionadas.
La actividad comercial de los indígenas en la vía pública, con
todas las desventajas que se pueden tener, ha significado su
sobrevivencia en la ciudad; han huido de su lugar de origen que
no les ofrece alternativas de desarrollo sólo para encontrar
condiciones similares a las de los demás pobres de ésta ciudad,
la ciudad de México.
Lengua
El Jñatjo, también conocido como mazahua, es una lengua
indígena nacional de la familia lingüística oto-mangue, tiene dos
variantes lingüísticas, que se encuentran en un grado de riesgo
mediano de desaparición, y reporta 136,717 hablantes en 14
municipios del Estado de México y en 4 de Michoacán.
Gastronomía
Desde el punto de vista del indígena Mazahua, la dieta
tradicional de la región no ha cambiado pero la alimentación se
ha hecho cada vez más deficiente y, en consecuencia el
contenido nutricional de la comida ahora, es para ellos,
notablemente insuficiente para los individuos de todas las
edades. Se sabe que la dieta continúa siendo la misma, en la que
utilizan alimentos producidos para su autoconsumo como: maíz,
frijol, calabaza, jitomate, tomate, chícharos, habas y arroz, que
algunas veces se complementa con productos de origen animal
como el borrego, cerdo, la carne de pescado y aves de corral.
Los quesos, lácteos, y carnes de diversos tipos son producto de
las actividades pecuarias de cada familia o, en su caso, de otras
familias de la comunidad; la producción lechera, aunque poco
significativa si es suficiente para el auto consumo e incluso para
la producción de un pequeño excedente normalmente destinado
al trueque, de la misma forma la disponibilidad de la carne es
esporádica y propia para ocasiones especiales. La mayoría de los
campesinos indígenas no cuentan con los recursos suficientes
para complementar su dieta con recursos cárnicos adquiridos en
el mercado, más allá de ello, sus prioridades son otras en los
hábitos alimenticios. La riqueza gastronómica de esta comunidad
se basa en el mole de guajolote acompañado de arroz y frijoles,
lo tamales agrios de maíz azul con canela y azúcar, tamal blanco
relleno de pollo, rajas o carne de puerco, tamales de hongos tipo
gachupín, hongo de cerro (parecido al hongo seta, pero criollo),
hongos de oreja (silvestres), guajolote, barbacoa. La comida
cotidiana se basa en sanreje o sandeje (hierba de agua), papa
juilona, papa de agua, quelites, berros, salsa sopa o arroz
frijoles, papas con nopales, acociles, sopa de pasta con salsa de
chile chilaca, hongos, habas verdes, charales, sardina en salsa
roja porque era más fácil obtener el chile seco que el verde.
Aunque se tienen animales de granja solo se crían para venta o
autoconsumo cada tres o cuatro meses o principalmente en sus
fiestas. El animal más común que se puede consumir en la
comunidad de forma cotidiana es la gallina chachalaca que es un
ave muy delgada, con poco plumaje y carne dura, pero el precio
para adquirirla es muy económico. Los hábitos alimenticios de la
comunidad mazahua han cambiado por la incorporación en la
dieta de productos procesados o industrializados. Estos hábitos
se pueden observar mayormente entre los integrantes de
población joven mientras que en la población adulta presenta
cierta resistencia a agregarlos a la dieta. Dentro de la dieta, lo
que más se consume es el maíz, con el que preparan atole,
tamales, tortillas que son acompañadas con frijoles y chile. En
época de lluvia, se recolectan quelites a los que agregan
charales, acociles, hongos, papas y/o huevo. En cuanto a los
postres o cocina dulce, encontramos principalmente el pinole, un
polvo granulado hecho de maíz negro con azúcar, el cual sirve
como golosina o en atole.
Centros Ceremoniales
Con decreto del 31 de octubre de 2003, establecido en el
Gobierno del Dr. Jorge Jiménez Cantú, con la participación
activa del Consejo Supremo Mazahua, para dar relevancia a la
cultura que representa, aprovechando el macizo forestal que
existe en la zona, principalmente de pináceas.
Se localiza en el poblado de Santa Ana Nichi, municipio de San
Felipe del Progreso, México en una superficie de 19.5 has.
propiedad de Gobierno, a 22 km de la cabecera Municipal al sur
de San Felipe del Progreso y a 75 km de la Ciudad de
Toluca. Goza de un clima templado-húmedo y alberga fauna de
conejo, tuza, ardilla, víbora y aves diversas.
La unidad, cuenta con un conjunto arquitectónico constituido por
3 naves que sobresalen sin romper la armonía de los valles y
bosques que conforman su estructura natural; una de éstas se
utiliza como museo y alberga los objetos prehispánicos de la
Colonia y artesanías actuales.
En otra nave se exhiben una gran dotación de telares y el último
se desatina al Consejo Supremo de los Mazahuas, donde se
celebran las Ceremonias y Asambleas tradicionales de esta
Cultura, lo que acontece el primer domingo de cada mes.