Respirar Hondo
La respiración abdominal profunda es una de las técnicas más poderosas que
existen para reducir el estrés. Si se usa adecuadamente, es eficaz como un
tranquilizante, pero mucho más rápida. Solo hay que respirar profundamente se
expande y se relaja, envía al cerebro el mensaje de que “todo va bien”, y se
convierte en una señal para que todo el cuerpo afloje la tensión.
A medida que aumenta el estrés y la tensión abdominal, la respiración se
vuelve poco profunda y agitada. Se respira sobre todo con la parte alta del
pecho, lo que provoca en alguna gente hiperventilación y la sensación de que
no tiene suficiente aire. La respiración poco profunda también modifica los
gases del torrente sanguíneo, de modo que se desequilibra la proporción de
oxígeno y dióxido de carbono. En el mejor de los casos produce cansancio y,
en el peor, pánico. Todo esto se corrige con una respiración abdominal lenta,
ya que respirar más aire ayuda a calmar la ansiedad.
Para aprende a efectuar la respiración abdominal profunda es conveniente
hacer el ejercicio tumbado. Luego se puede practicar en cualquier postura y
casi siempre que uno necesite relajarse.
Empieza por apoyar una mano sobre el pecho y la otra sobre el abdomen (justo
encima del ombligo). Inhala lenta y profundamente por la nariz. Trata de dirigir
la respiración directamente al estómago, de modo que se levante la mano que
tienes sobre el abdomen. La que tienes sobre el pecho casi no debe moverse.
Exhala por la boca con una especie de silbido silencioso.
Si tienes dificultades para respirar por el abdomen y la mano no se levanta,
prueba lo siguiente; aprieta la mano sobre el abdomen mientras exhalas y
después inhala para que vuelva a levantarse. O bien, ponte una guía de
teléfono sobre el ombligo y respira de modo que ésta suba y baje. Otra
posibilidad es acostarse boca abajo y respirar de manera que la cintura suba y
baje.
Si la mano del pecho se levanta junto con la del estómago, trata de apretar con
aquella. Dirige el aire hacia abajo, lejos de la presión que ejerces sobre el
pecho.
Cuando domines la respiración abdominal profunda, empléala cada vez que
sientas estrés o tensión. Respira lenta y profundamente de forma que suba y
baje el abdomen. Para evitar la hiperventilación, respira solo cuando lo
necesites. A medida que te relajes, concéntrate en el sonido y en la sensación
de respirar. Sigue respirando profundamente entre dos y cinco minutos.
McKay,M. / Fanning, P. (2000). The Oaklama, CA.: New Harbinger Publications, Inc.