MANUAL 2                teología ii
Guía de inducción para        Mayo
estudiantes del SEPAD
                                 2021
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                           BIENVENIDA
Bendiciones ¡
En esta oportunidad quiero expresar mi más cordial bienvenida a esta materia
TEOLOGIA II.
Si llegaste hasta este curso quiere decir que tu esfuerzo no ha sido en vano y
haz superado un escalón mas para el alcance de tu meta teológica.
Prof. Yesenia Duarte Carrizo
                                                        Asignatura Teología 2021
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                                                     Teología II
            Descripción de la materia
      La creación de Dios y la caída del hombre. Incluye las doctrinas de
antropología, hamartiología y angelología.
       Un estudio de la creación del universo y la vida, el hombre, su origen,
naturaleza, y caída con las consecuencias y destino final. Se incluye un estudio de
los ángeles buenos y malos, su origen, naturaleza, obra y destino como se revela
en las Escrituras
                Objetivos de la materia
OBJETIVOS
CONOCIMIENTOS
    Conocer por la información bíblica el origen, naturaleza, característica y obra
     de los ángeles.
    Entender el origen, naturaleza, caída, obra y destino del hombre.
    Comprender el origen, naturaleza y consecuencias del pecado
ACTITUDES
    Apreciar la enseñanza bíblica relacionada con la doctrina de los ángeles.
    Sentir el asombro de reconocer que Dios es el creador del universo y la vida.
    Apreciar la gravedad del problema del pecado
HABILIDADES
    Desarrollar Hes para explicar la doctrina de los ángeles.
    Definir la terminología bíblica relacionada con la doctrina del hombre.
    Definir la posición ortodoxa relacionada con la doctrina del pecado
                                                        Asignatura Teología II 2020
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                                                                        Teología II
                                          SATANÁS
A. LA PERSONALIDAD DE SATANAS
Puesto      que    Satanás        no     se      manifiesta        en      forma    corpórea,        el    hecho
de su existencia debe aceptarse, como en el caso de la Divinidad y de
todas las huestes angélicas, a base de la evidencia ofrecida en las
Escrituras.      Cuando      se    considera              esta    evidencia       notamos       lo    siguiente:
1. Satanás fue creado como una persona.
          En Colosenses 1: 16 se declara que la creación se llevó a cabo por
Cristo y que «todas las cosas que hay en los cielos y las que hay en la
tierra,     visibles    e     invisibles,            sean         tronos,      sean      dominios,           sean
principados, sean potestades», todo fue creado por El y para El. El
tiempo de la creación de los ángeles no es revelado más allá del
hecho de que este evento precedió probablemente a la creación de
todas las cosas materiales y que a su vez fue precedido el mismo por
la existencia eterna de Dios, de la cual se da testimonio en Juan 1:1-2.
Entre todas las huestes celestiales sólo hay un ser cuya creación se
menciona en particular: Satanás. Esto indica la supremacía de la que
él    disfruta     respecto        a         todas         las     criaturas       invisibles        de      Dios.
En    Ezequiel      28:11-19       leemos         la      lamentación        que    se    dirige      al     «Rey
de   Tiro»;      pero   si bien         es     cierto       que     este     pasaje      podía       tener    una
aplicación       inmediata     y       parcial       al     rey    de       esa    ciudad,      es     evidente
también que las palabras del profeta tienen en vista al ser que es
supremo entre todas las criaturas de Dios, pues del personaje aquí
mencionado             se     dice      que      «está     lleno     de      sabiduría,         y     acabado        en
hermosura»;             que       había        estado    «en       Edén,      en     el     huerto       de     Dios»
(probablemente el primitivo Edén de la creación original de Dios, y no
el Edén de Génesis 3); que fue creado según el plan divino y ungido
como        el    querubín          sobre        el   monte        santo,     el    cual,       de     acuerdo       al
simbolismo bíblico, representa el trono o el centro donde Dios ejerce
su poder en el gobierno de todas las cosas.
Esta descripción, que no podría corresponder a la persona y experiencia de
ninguno de los reyes de Tiro, es posible aplicarIa solamente a Satanás, tal como él
era antes de su pecado y de su correspondiente caída del lugar que había
ocupado.
2.     Satanás              desempeña             todas         todas       las      funciones            de        una
persona.
De     las        muchas             porciones          bíblicas      que         ponen         de      relieve      la
personalidad                de          Satanás          pueden             notarse            las       siguientes:
a) Isaías 14:               12-17.        Contemplando          a Satanás como                  si estuviera         ya
terminada         su        carrera        y     como      si      hubiera        sido     ya        definitivamente
juzgado en el fin de los tiempos, el profeta le da el título de «Lucero,
hijo de la mañana», y lo trata como a un ser que ha caído de su
estado       original         y    de     su     primitiva      gloria.     El     que     «debilitaba         a    las
naciones»         (v.       12)    es     también       culpable      de     haber        opuesto        su    propia
voluntad a la de Dios en cinco particulares aquí revelados; y tanto en
este     pasaje         como         en    Ezequiel        28:15      se     dice        que     el    pecado        de
Satanás          fue        un     propósito          secreto      que      estaba        escondido            en    lo
profundo de su corazón, pero que Dios lo descubrió y lo reveló (cf. 1
Ti. 3:6).
b) Génesis 3:1-15. Es por los eventos narrados en este pasaje que
Satanás recibió el título de «Serpiente», ya que fue por medio de la
serpiente que él se manifestó a Adán y Eva. Cada palabra por él
pronunciada y cada designio que él revela en esta historia de la caída
de nuestros primeros padres es una evidencia de la personalidad de
Satanás (cf. 2 Co. 11:3, 13-15; Ap. 12:9; 20:2)
c)   Job     1:6-12;      2:1-13.       Una    revelación     peculiar     de    estos     pasajes     es
que Satanás tiene acceso a Dios (cf. Lc. 22:31; Ap. 12:10) tanto como
a los hombres (Ef. 6:10-12; 1 P. 5:8), y que él manifiesta todas las
características de una verdadera personalidad.
d)   Lucas        4:1-13.        La     personalidad     de       Satanás       se   revela     también
cuando se enfrenta en el desierto con el Hijo de Dios, quien es el
postrer Adán. El que había ambicionado ser «semejante al Altísimo»
(Is. 14:14) y que había recomendado este mismo propósito al primer
hombre       (Gn.        3:5),        está    ahora     ofreciendo       todas       sus   posesiones
terrenales a Cristo, con la condición de que El se postre a adorarlo. La
autoridad     y     el     poder        que    Cristo    rechaza      en    esta      ocasión       serán
recibidos y ejercidos en el futuro por el personaje que las Escrituras
denominan         el     Hombre          de     Pecado      (2     Ts.     2:8-10;     1      Jn.    4:3).
e) Efesios 6:10-12. La táctica de Satanás y su lucha contra los hijos
de Dios se presentan en este pasaje como una prueba positiva de la
personalidad       de     tan     poderoso       enemigo.        Las Escrituras       no   dicen     que
Satanás esté guerreando contra los hombres no regenerados; ellos le
pertenecen y, por lo tanto, están bajo su autoridad (Jn. 8:44; Ef. 2:2; 1
Jn. 5:19).
B. EL PODER DE SATANAS
Aunque Satanás se encuentra moralmente caído y ya fue juzgado en
la cruz (Jn. 12:31; 16:11; Col. 2:15), él mantiene todavía su elevada
posición y no ha perdido sino un poco de su poder, el cual, tanto en
relación con su persona como con la autoridad que él ejerce, es revelado por las
Escrituras de la manera que señalamos a continuación:
1.    Su      poder       personal   no       puede       ser     del        todo      estimado.
De acuerdo a su propia declaración, que por cierto Cristo no negó,
él tiene poder sobre los reinos de este mundo, los cuales, habiendo
sido entregados a él, puede darlos según los dictados de su propia
voluntad (Lc. 4:6). Se dice que Satanás tenía el poder de la muerte
(He. 2:14), pero que este poder ha sido ya entregado a Cristo (Ap.
1:18). Satanás tenía el poder sobre la enfermedad, como en el caso
de Job (Job 2:7), y pudo zarandear a Pedro como a trigo (Lc. 22:31; 1
Co. 5:5). La Biblia también revela que Satanás debilitaba a las gentes,
hacía temblar la tierra, trastornaba los reinos, puso el mundo como un
desierto, asoló las ciudades y a sus presas nunca abrió la cárcel (Is.
14:12-17). Contra el poder de Satanás ni aun el arcángel Miguel se
atrevió a usar juicio de maldición (Jud. 9); pero hay victoria para el
Hijo de Dios por medio del poder del Espíritu y de la sangre de Cristo
Jesús (Ef. 6: 10-12; 1 Jn. 4:4; Ap. 12:11). Satanás ejerce su autoridad
y poder solamente dentro de la voluntad permisiva de Dios.
2. Satanás es ayudado por demonios. El poder de Satanás aumenta por la
innumerable hueste de demonios, quienes hacen su voluntad y le sirven. Aunque
él no es omnipresente, omnipotente u omnisciente, él tiene contacto por todo} el
mundo a través de los espíritus malignos.
Los      demonios     juegan    un   papel    muy     importante        en     el   control   de
Satanás sobre la tierra y hacen que su poder esté presente por todas
partes     (Mr.   5:9).   Son   capaces      de   morar    y    controlar      tanto    animales
como hombres (Mr. 5:2-5, 11-13) y aparentemente desean estar en cuerpos
físicos (Mt. 12:43-44; Mr.5:10-12). A veces los demonios solamente tienen
influencia sobre los hombres, y en otros casos los poseen de manera que sus
cuerpos físicos y también su lenguaje está controlado por demonios (Mt. 4:24;
8:16,28,33; 9:32; 12:22; Mr. 1:32; 5:15-16, 18; Lc. 8:36; Hch. 8:7; 16:16).
Al     igual         que     Satanás,       son      totalmente            malvados       y      maliciosos       y
afectan de esa manera a aquellos a quienes ellos controlan (Mt. 8:28;
10:1; Mr. 1:23; 5:3-5; 9:17-26; Lc. 6:18; 9:39-42). En numerosos casos
muestran que saben que Jesucristo es Dios (Mt. 8:28-32; Mr. 1:23-24;
Hch. 19:15; Stg. 2:19).
De         la        misma       manera           que       Satanás,             los     demonios             están
completamente               enterados      de     que     están       destinados         al    castigo       eterno
(Mt.    8:29;         Lc.    8:31).   Son       capaces     de        traer      desórdenes        físicos     (Mt.
12:22; 17:15-18; Lc. 13:16), así como enfermedad mental (Mr. 5:2-13).
Si     bien          algunos     desórdenes          mentales             pueden       deberse         a     causas
físicas,        no    hay duda        de    que algunas formas de                       enfermedad mental
son debidas a un control demoníaco. La influencia demoníaca puede
guiar a una falsa religión, al asceticismo y a la incredulidad (1 Ti. 4:1-
El hecho de la influencia de demonios en los cristianos es evidente
(Ef. 6:12; 1 Ti. 4:1-3). Parece haber una diferencia entre el poder y la
influencia de demonios sobre la gente no salva y aquellos que son
nacidos de nuevo, debido al hecho de que el Espíritu Santo mora en
el cristiano. Mientras que los demonios pueden tomar posesión de una
persona         no     salva    y pueden          oprimir       a    una      persona         salva,       hay una
diferencia en la duración y en el poder de la influencia demoníaca
sobre aquellos que han nacido de nuevo. La obra de Satanás como
un     todo      sería      imposible      si   no      fuera       por    los    innumerables             demonios
que llevan a cabo sus deseos, y continuamente se entabla una lucha
de tremendas proporciones entre los santos ángeles y los demonios.
C . CONCEPTOS FALSOS SOBRE SATANAS
Hay dos errores muy corrientes en cuanto a la persona de Satanás;
y puesto que solamente él los está aprovechando para la realización
de su propósito, es razonable llegar a la conclusión de que ellos son
de origen satánico.
1.   Muchos       creen     que     Satanás        no    existe    en   realidad          y        que   su
supuesta persona no pasa de ser un principio de mal, o influencia, que
se manifiesta en el hombre y en el mundo en general. Lo erróneo de
este concepto se demuestra al tomar en cuenta que hay la misma
evidencia     abundante       respecto       a    la    personalidad        de    Jesucristo         como
en cuanto a que Satanás es una persona real. Las Escrituras, que son
la única palabra de autoridad en esta materia, consideran que tanto
Jesucristo    como      Satanás       son    seres      personales;     y    si     la    personalidad
de   Jesucristo    es      aceptada     en       base   a   lo    que   la       Biblia   enseña,        la
personalidad      de      Satanás     debe        aceptarse       también        sobre        el    mismo
testimonio.
2. Otros creen que Satanás es la causa directa de los pecados de
cada persona. Pero esta idea no está en armonía con la verdad: a)
porque,      en   primer     lugar,    el    propósito      principal   de        Satanás           no   es
promover el pecado en el mundo. El no tenía en un principio el intento
de convertirse en un demonio, sino el de ser «semejante al Altísimo»
(Is. 14:14); él no tiene tanto el ánimo de destruir como el de construir y
realizar su gran ambición de autoridad sobre este sistema mundial, en
cuyo programa se incluye cultura, moralidad y religión (2 Co. 11: 13-
15).    La     idea     de       que        Satanás           es     actualmente          la     causa      directa        del
pecado       es    falsa:        b)     porque           la   Biblia       dice     que        los    pecados        vienen
directamente del corazón depravado del hombre (Gn. 6:5; Mr. 7:18-23;
Stg. 1:13-16).
B. LA OBRA DE SATANAS
Isaías 14:12-17             es uno de los muchos pasajes que dan testimonio
acerca de la obra de Satanás. Este pasaje revela el original y supremo
propósito de Satanás. El deseaba ascender al cielo, exaltar su trono
sobre     las     estrellas           de         Dios     y    ser        semejante        al        Altísimo.       En     la
consecución           de     este          fin     él     echaría          mano      de         sabiduría        y    poder
inmensurables;             debilitaría             las        gentes;            haría     temblar          la        tierra;
trastornaría los reinos; convertiría el mundo como un desierto; asolaría
las ciudades y rehusaría poner en libertad a sus presos. Aunque cada
una de estas declaraciones es en sí aterradora, hay entre ellas dos
que merecen especial atención:
1.     «Seré      semejante            al        Altísimo»         (v.    14).     Esta        expresión     indica         el
principal motivo que le guía en todas sus actividades después de su
caída. Según lo que tenemos revelado en las Escrituras, el curso de
las actividades de Satanás después de su caída moral puede trazarse
solamente siguiendo la línea de lo que ha sido su motivo supremo:
«ser     semejante          al        Altísimo».          Este       fue    el      propósito         que    con          toda
seriedad él recomendó a Adán y Eva (Gn. 3:5), y al aceptar el ideal
satánico,       ellos      se    independizaron                de        Dios,     quedaron          dependiendo           de
sus propios recursos y el centro de su vida llegó a ser su propio yo.
Además, esta actitud de Adán y Eva llegó a ser su misma naturaleza,
la cual han transmitido a su posteridad, al grado de que todos sus
descendientes son llamados «hijos de ira» (Ef. 2:3; 5:6; Ro. 1:18), y
ellos deben nacer otra vez (Jn. 3:3), y cuando ya son salvos, tienen
que       pasar        por     grandes        conflictos      si      desean         rendir          su      vida
completamente a la voluntad de Dios.
También el deseo de Satanás de ser «semejante al Altísimo» se ve en su pasión
de ser adorado por Cristo (Lc. 4:5-7). Cuando por un breve momento el Hombre
de Pecado «se asiente en el templo de Dios como Dios, haciéndose parecer Dios»
(2 Ts. 2:3-4; Dn. 9:27; Mt. 24:15; Ap. 13:4-8), el propósito supremo de Satanás se
habrá realizado bajo la voluntad permisiva del Señor.
2. «A sus presos nunca abrió la cárcel» (v. 17). Esta expresión se
refiere    al        poder    presente       de    Satanás         tanto    sobre        los    inconversos
como a su incapacidad para ayudarles en su eterno juicio. Toda la
profecía de donde se extrae esta declaración trata de lo que será la
obra de Satanás ya consumada, en los días de su juicio final. No
puede dudarse .de que en esta profecía hay mucho que tendrá su
cumplimiento en el futuro; sin embargo, sabemos que actualmente el
diablo está haciendo todo lo que puede para impedir que los no salvos
sean libertados del poder de las tinieblas y trasladados al reino del
amado      Hijo       de     Dios    (Col.   1:    13).    Satanás         anima     a    «los       hijos    de
desobediencia» (Ef. 2:2), ciega la mente de los hombres para que no
les   resplandezca            la    luz   gloriosa     del    Evangelio         (2    Co.       4:     3-4)     y
mantiene        al     mundo        inconsciente     en     sus     brazos      (1    Jn.      5:19,      V.M.).
Se    revela          asimismo       que,    como         parte     de     su      estrategia,         Satanás
procurará imitar las cosas de Dios, lo cual va muy de acuerdo con su propósito de
ser «semejante al Altísimo».
Por lo tanto, él promoverá la creación y difusión de muchos sistemas religiosos (1
Ti. 4:1-3; 2 Co. 11:13-15). Y en relación con esto es necesario recordar que
Satanás puede promover ciertas formas de religión que estén basadas en
ciertos textos extraídos de la Biblia, que exalten a Cristo como un
caudillo    e        incorporen      todos   los     aspectos       de     la   fe   cristiana,        con     la
excepción de uno solo: la doctrina de la salvación por la sola gracia de
Dios, a base de la sangre derramada por Cristo en la cruz. Tales
errores     satánicos            están    presentes         en       el    mundo          el     día     de     hoy      y
multitudes       son       engañadas           por    ellos.     Debemos             poner       a     prueba         esos
sistemas religiosos por la ac- titud que ellos adoptan hacia la gracia
divina que salva a través de la sangre eficaz del Cordero de Dios (Ap. 12:11).
Evidentemente la enemistad de Satanás es contra Dios. El no es, de
ningún modo, enemigo de los no redimidos; y si dirige sus «dardos de
fuego» contra los hijos de Dios, esto se debe solamente a que ellos
participan de la naturaleza divina y, de consiguiente, él puede a través
de ellos atacar a Dios. Asimismo debe recordarse que los hijos de Dios no son
atacados por «carne» o «sangre», sino que su conflicto se desarrolla en la
esfera      de      su       relación          celestial       con        Cristo.         Esto        significa       que
posiblemente        el       creyente          no    sea    conducido            a     practicar        lo    que      es
inmoral,     pero       él       puede     fallar     completamente              en       lo     que     toca     a     la
oración,     al     testimonio           cristiano      y      la     victoria        espiritual.        Debiéramos
tener siempre presente que tal estado de fracaso espiritual es tan deshonroso a la
vista de Dios como lo son aquellos pecados espontáneamente condenados por el
mundo.
C. EL DESTINO DE SATANAS
La Palabra de Dios es tan explícita al referirse a la carrera y destino
de Satanás como lo es cuando nos habla del origen de este ser
extraordinario.          Hay          contra        Satanás         cinco        juicios        progresivos           que
podemos distinguir en las Escrituras:
1. La caída moral de Satanás. Aunque el tiempo de este evento, que
aconteció en el remoto pasado, no se nos ha revelado, la caída moral
de   Satanás           y         su    consecuente          separación               de        Dios     se      indican
claramente        en       las    páginas       de     la   Biblia        (Ez.       28:15;      1     Ti.    3:6).    Es
evidente,    no        obstante,         que    él no       perdió        su      posición        celestial,      ni la
mayor parte de su poder, ni su acceso a Dios.
2. El juicio de Satanás en la cruz. Por medio de la cruz Satanás fue
juzgado        de      una       manera           completa        (Jn.     12:31;       16:11;     Col.      2:14-15);
pero      la    ejecución             de    la    sentencia       queda        pendiente        todavía      para      el
futuro.        En    el     jardín          del    Edén       Dios       predijo       esta     sentencia       y     su
respectiva ejecución (Gn. 3:15).
3.     Satanás            será        arrojado       del      cielo.       A     mediados          de     la        Gran
Tribulación y como resultado de una guerra en el cielo, Sa- tanás será
arrojado de las alturas y limitado en sus activi- dades tan sólo a la
tierra. Entonces él actuará con grande ira, sabiendo que no tendrá sino un poco de
tiempo para continuar su obra (Ap. 12:7-12; cf. también Is. 14:12; Lc. 10:18).
4. Satanás será confinado al abismo. Durante los mil años del reino
de     Cristo       sobre        la    tierra     Satanás         estará       atado    en    el    abismo;         pero
después         será       suelto          por    «un     poco     de      tiempo»       (Ap.      20:1-3,     7).     El
propósito para confinarle al abismo es para hacer imposible que actúe y continúe
engañando a las naciones.
5. La condenación final de Satanás al final del milenio. Después de
haber promovido una rebelión en contra de Dios, durante el «poco de
tiempo» que estará en libertad, Satanás será lanzado en el lago de
fuego      para      ser     atormentado                día   y    noche        para     siempre        jamás        (Ap.
20:10).
Asignatura Teología II Enero – Marzo 2020