0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos) 217 vistas97 páginasLa Escuela Viva Olga Cossettini
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PUBLICACIONES DE LA REVISTA DE PEDAGOGIA
pirgeroR
LORENZO LUZURIAGA
LA ESCUELA ACTIVA
10
OBRAS PUBLICADAS:
Dr, Deeroly y @. Boon
INICIACION GENERAL AL METODO DECROLY (2 of): § 8—
Bawara R, afeguire
BL PLAN DE LOS GRUPOS DE BSTUDIO (29 64): § 3—
Ototilae Guitien do Ressano
108 CHNTHOS DE INTERES EN LA ESCULA (2* of.): $ 8.50
W. H. Kilpatrick, H. Rugg y C. Waskburne
[EL NUBVO PROGRAMA RSCOLAR (2+ ed.) : $ 2.50
Maria Lasea Nevarro de Lueuriaga
EL METODO DEL. TRARASO POR EQUIPOS (2+ ei.): § 2.50
MB. Wells
UN PROGRAMA DESARROLLADO EN PROYECTOS (24e4.): § 3—
J. Dlaget yg. Helier
LA AUTONOMIA EN LA ESCUELA (24 00.) : § 8.60
A. J. Layneh
BL TRABAJO INDIVIDUAL SEGUN EL PLAN DALTON (2r0d.) $3.60
1, Dumas, B. Playol, M. A. Carrot
LAS ACTIVIDADES DIRIGIDAS: } 3.50
O1ga. Cossettint
UA ESCUBLA VIVA (20 08.) : $ 8.50
F. Bovesce
LA ESCUBLA PUBLICA RENOVADA: § 3.—
eouaido
LA LITERATURA INFANTH
8h
©. Wosnburne
LA ESCUELA INDIVIDUALIZADA: $ 8.50
iiicltnlytaimtniiii iii tie eign
OLGA COSSETTINI
Dinecrora ne ta Escurts Exeemimentat
Ds. Gasnuet, Canaasco, Avssxot, Rosana
LA
ESCUELA VIVA
PROLOGO DE
FRANCISCO ROMERO
(SEGUNDA EDICION)
EDITORIAL LOSADA, S.A.
BUENOS AIRESAdquisides tos derechos exclusives para
tados log paises de lengua castellana
Queda hecho et depssito que
previone la ley nam. 11.723
Copyright by Baltorlat Losada, §, A,
Buenos ives, 1945
Marcas y caractoristieas gréticas registrades
PRINTED IN ARGENTINA
Avtos Grétloas Bartolomé 1, Chitesino
“Ameghino 828 - Avellaneda
Buenos Aires
PROLOGO
Una de las més frecuentes —y naturales
presiones de ta crisis actual es la desorientacién en
muchos entre los mejor intencionados, que peno-
samente buscan su camino y pugnan sin descanso
por hallar los comienzos adecuados para tas nuevas
tareas inevitables, Consecuencia de soba justifica-
da de ta situacién presente, este desconcierto es uno
de sus sintomas més visibles en lo que toca al ré-
gimen individual, al cerrado recinto de cada uno,
y atestigua la calidad de esas almas que padecen
en generosa apropiacién, el mal del mundo. Por
todas partes, cuando nos aproximamos a estos es-
picitus en tensidn, escuchamos las mismas pregun-
tas: gqué hacer? zpor dénde empezar? Este ha-
cerse carne en muchos {a crisis presente me parece
la sefial de un cambio, que si bien no surge sin
duda en nuestros dias, cobra ahora una intensidad
sin paralelo en lo anterior. La historia se desen-
volvia antes como si se hiciera ella sola y por si;
hasta los que mds pesaban en los acontecimientos
se sentian arcasteados por su curso, vivian la his
toria mucho como accién y escasamente como de-
signio y cesponsabilidad. Y sucedia a veces que los
ex-
7ore a cosserrint
grandes propésitos y fines —como aquellos, po-
dria deciese que péstumos, de elevado eucopeismo,
con que se justificaba Napoledn en Santa Hele-
na— aparecian como explicaciones mds 0 menos
Fraguadas y por lo regular poco convincentes. Aho-
a la historia se hace cada vez mds conciencia, mds
deber intimamente vivido, y no solo por los con-
ductores, por los que oficialmente asumen una
funcién rectora. Una singular conviccién de uni-
versal responsabilidad recae sobre los individuos,
sobre los que hasta hace poco se contentaban con
recibir consignas; nadie consiente ya que lo arcas-
tre el curso histérico, acaso porque todos compren-
den oscitramente que no estamos en [a historia como
en un carcil, sino que es la historia la que esté en
nosotros, corriente icrestafiable que nos atcaviesa por
nuestro centro mas intimo.
La propensién ceeciente a encarar el porvenic
como deber irrenunciable de cada uno, con el con-
secutivo sentimiento de total responsabilidad a que
me he referido antes, importa el abandono de la
cémoda actitud en que se deja a los demés que asu-
man el riesgo de la delantera, y es, desde este punto
de vista, superacién y ganancia, Peco sobreviene
otro peligro que es muy propio de estos dias. Cada
uno se plantea, aunque sea con superficialidad y
vaguedad sumas, el problema total: advierte que
la historia es asunto suyo, y pasa a imaginar que
st obligacién seré comprendee y gobernar el curso
histérico entero. De esta actitud, que por si y en-
cajonada en severos limites de prudencia no tiene
nada de ilicita, derivan dos consecuencias que son
males tipicos de nuestro tiempo. Una de ellas es
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ocean
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LA ESCUBRLA VIVA
creer que lo que se siente como un vasto desbara-
juste social depende del encaje defectuoso de unas
pocas piezas mal ajustadas; bastard limac y aceitar
estas piezas, enmendar el desajuste, para que la
mdquina empiece a funcionar maravillosamente,
De aqui ciectas actitudes simplistas, idénticas en la
ingenuidad y sélo diferentes en buscar por un lado
© por otro los resortes enfermos, en un empefio
muy pacecido al de la mente médgica, siempre en
petsecucién de la formula capaz de obrar el pro-
digio. La segunda consecuencia, consecuencia de
segundo grado porque en parte proviene de la an-
terior, consiste en menospreciar las faenas parciales,
las realizaciones accesibles de inmediato a cada uno,
porque se supone que hallada y aplicada la fér-
mula suprema, esmeciladas y engrasadas las pocas
piezas chireiantes, todo lo demés se nos daré por
afadidura, todo en lo sucesivo se ordenaré a ta
perfeccién en forma milagrosa —o, mejor dicho,
milagreca. Hay en el fondo de todo esto un opti
mismo un tanto infantil: se acepta sin examen
previo que las cosas humanas siguen de suyo una
marcha satisfactoria, teabada tinicamente por oca-
sionales impedimentos, por ésta 0 aquella rueda
te la maquinaria que altera ta armonia del con-
junto, ;
La verdad es que ta maquinaria social entera,
y no sélo su plan o sus comandos, requiere con-
tinuo eajuste y perfeccionamiento, Existe un per-
petuo avance de Ia conciencia social, que exige
paso a paso un funcionamiento mas estricto, mds
limpio, mds eficaz. Y tiene que haber correlativa-
mente, para que tal conciencia se satisfaga, una
9orca Cosserring
afinacién de cada parte det mecanismo, incluso de
las més menudas y escondidas, y también, sin du
da, una adecuada modificacién en el diseio total
en vista de responder a las necesidades nuevas. El
orden ideal no es sino la promocién de ciertos im-
pecativos practicos y éticos, que se convierten en
imperativos sociales en la medida en que la con.
ciencia contin se hace cargo de ellos y aspica enér-
gicamente a su matecializacién. En cuanto imp
fativos morales, son sin tiempo; valen sin condi
cién, aunque acaso sélo aniden en unas pocas
almas. Pero cuando prenden en la conciencia social
se aduefian de ella, pugnan por realizarse en [a
vida, por solidificarse en reglas de conducta y en
sanciones efectivas. Cualquier reforma en las socie.
dades no es una restitutio ad integrum, porque no
#3 lo normal —aunque pueda see la excopcién
gue se dé en to social una enfermedad que haya
abolido a salud peeexistente: creee otra cosa os
caer en una ilusidn retrospectiva por el estilo de la
gue supone que nuestros antepasados tlegaban con
frecuencia a centenarios teas una vida mas saluda.
ble que la nuestra. El perfeccionamiento social
ocurre, pues, en la proporcién en que la realidad
social se adapta y conforma a las existencias de la
conciencia comin —alumbrada quizés por el ges.
to descubridor de los mejores— y esta conciencia
@ su vez se agranda acogiendo cordial y pawtlatina-
mente lo que responde al interés colectivo y lo que
vale fueca de ella sin limite ni tiempo.
Todo conato de reforma ha de comenzar di
ciendo al mismo tiempo “reformemos" y “refor-
mémonos”. Un mero cambio en la disposicién del
10
LA ESCUELA VIV 4
conjunto seré fatalmente un mero cambio formal,
acaso una nueva ordenacién de los parciales des
éedenes consuetudinarios, que los corrobore y ro-
bastezca por fo mismo que se da por supuesto que
la reforma posible queda realizada. Pecado de for-
malismo, que es uno de los mds graves, y entre
nosotros de los mds temibles. La sinceridad de
cualquier amplio programa reformista se garanti-
za ante todo mediante ta cantidad de concreta re-
forma que acreditan en su cuenta personal sus
propugnadores, porque no hay sincera voluntad de
mejocamiento en to genecal sin un afdn correspon-
diente de mejorar lo que de cerca nos toca y nos
concierne. : . -
La gran faena colectiva no es sino composicién
© integracién de muchos particulares quehaceres.
Ensanchar los geandes marcos para que quepa en
ellos mayor suma de justicia debe sec la aspicacién
de todos, pero no estd a cada instante en la mano
de cada uno. Si estd al alcance de cualquiera ta
obra bien hecha, el cumplimiento entusiasta y ar-
doroso del deber prdximo, el ejemplo y ta incita-
cién. Toda crisis es agudizacién y ampliacién de
1a conciencia, y tiene su natucal consecuencia en un
esfuerzo encaminado a que {a realidad se conforme
a la nueva situacién intima. La crisis actual pro-
duce actitudes diversas dentro de la.genecal insatis-
faccién, y entre ellas he anotado como tipicas las
de los que se interrogan en una incertidumbre do-
lorosa, y la de los que expeditivamente proponen
recetas simples, unas veces con recta intencién y
otras porque desean que la reforma se cumpla sin
reformarse ellos. Productos del tiempo, unos y
11OLGA cossErrint
otros colaboran sin duda en la tarea histérica, Por
mi parte, prefiero a los que —acaso compartiendo
Ia angustia de los peimeros y el ansia de bien uni-
versal de los segundos— no alargan su duda ante
la enceucijada. ni lo remiten todo al semiprodigio
de las soluciones diltimas. La vida humana, los
problemas de ta vida, componen una especie de
circulo; no importa tanto hallar el verdadero co-
mienzo, porque probablemente no hay comienzo
verdadero como decir: “por aqui hay que empe-
zac”, 0 “por aqui empiezo yo”. Entre los fieles al’
deber inmediato estén los verdaderos reformado-
res, que son los reformadores de cada dia; son los
que inician ta reforma por donde pueden —o por
donde quieren—, los que se eligen su tumbo y
ellos mismos se forjan fos instrumentos que han
de manejar con sus manos. Sobre éstos no hay du-
da posible: su empefto da fe de su buena voluntad.
Quiecen de veras, y aun son en verdad los tinicos
que quieren, porque todo querer verdadero es ya
un empezar a hacer. No se ilusionan anticipando
deslumbrantes realizaciones, porque la faena indi-
vidual es dura, limitada, con sus mejores logros
@ largo plazo; ni se complacen en la vanagloria
personal del éxito, porque los resultados mayores
vendrén cuando el intento pase a encarnar en mu-
chos y el mérito se diluya en el anonimato. Y por
cierto no es caso raro que quienes sienten con ut-
gencia el deber social busquen ex profeso el andni-
mo, convencidos de que fa obra sera buena y grande
an la medida en que muchos la sientan suya. He
tenido 1a suerte de conocer a unos cuantos de estos
creadores que se decidieron por el insteumento de
12
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i
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i
LA ESCUBLA VIVA
la “modestia metédica”, y que, enamorados de la
propia tarea, no se preocuparon de inscribie en ella
‘st nombre, antes bien distribuyeron entre los de-
més ef mérito que a ellos en primer lugar —o a
ellos tinicamente— correspondia.
Yen este punto nos encontramos con nuestra
Olga Cossettini, que pertenece a la familia de los
que quieren los fines y se buscan los medios y cum-
plen una tarea cotidiana bajo el signo de la peren-
nidad. Mujee acreedora a aquellos “loores a las
claras mujeres” de que gustaba el Renacimiento; y
por mds de un motivo, pues si es clara en el sentido
de preclara o insigne, lo es también porque es ella
misma clatidad y obea de claridad ta suya, Y ésa
es la impresion principal que se recibe en la Escuela
que ella inspira y gobieena: Ia de una luz potente
y blanca, repartiéndose sobre todos y sobre todo,
infundiéndose y adentrdndose hasta convertirse en
luz propia de cada alma y de cada cosa. Quienes
s6lo conocen ese magnifico volumen donde se han
recogido algunas de las realizaciones de su Escue-
ta*), saben ya bastante de Olga Cossettini y de su
mundo, y probablemente se habrin sorprendido y
edmirado, Peco este precioso haz de documentos
de ninguna manera basta para dar idea cabal de la
labor de Olga Cossettini y de sus animosas colabo-
radoras, Obra de vida, hay que verla viviente, en
la jornada diacia, en la palpitacién de cada ins-
tante; en su hacerse més que en sus productos —
1) “BI niffo y eu expresién’’. Escuela Experimental Doc-
tor Gabriel Coseskon Publication del Ministerio de. Inte
cién Pablica_y Fomento, Santa Fe, Repiblica Argentina,
MCMXL.
3OLGA cossErerrint
por singulares que éstos sean con frecuencia. Lo
mds sorprendente es el aspecto y la conducta de los
nifios, teanquilos, seguros de si, dueftos de su ex-
presién, sin sombra de timidez ni de engreimien-
10; conscientes de lo que representa su Escuela, de
la excepcional dignidad de su pequeiia repiblica
infantil, pero tomando todo eso tan en serio que
no se les ocurre envanecerse: entre tantos quehace-
res gratos y apasionantes no les queda tiempo para
a vanidad. Una de las pruebas del caro tino de
Olga Cossettini esté en la sencillez, en ta natura-
lidad confiada de sus nifios: gran conquista entre
nosotros, que, chicos y grandes, aprovechamos el
més insignificante pretexto paca encaramarnos en
{a pedanteria y la solemnidad. Los nifios de Olga
tendrian motivo licito para unos adarmes de enva-
necimiento, y aun excusa para unas arcobas, por-
que reiteradamente pueden comprobac la extraneza
y la admitacién de tos visitantes, Acaso el secceto
de que alli no arcaigue esta maleza consista en la
indole, autenticidad y calidades de la ensefanza
misma; en que todos esos contenidos de saber con-
creto y de altas esencias sociales y artisticas que se
teasladan a los nifios, van teansidos de significa
do efectivo y directo. Una honda comprensién
de alma infantil ha sabido encontrar los recut-
sos para que los hechos de la experiencia cercana
y los del saber elaborado, fas normas de la convi-
vencia y las creaciones del acte, tegen al nifio
sin mediaciones, le hablen en su propio lengua-
je, se le muestren en, viva y patente presencia.
Todo lo conteario, pues, de ponerle delante ma-
jestuosamente toro eso, revestido de esa pompa
14
ese
‘
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siianitaiiaiiois
LA ESCUELA VIVA
verbal que favorece cierto respeto protocolar, més-
cara acostumbrada de la indiferencia y el distan-
ciamiento.
En general, los nifios de esta Escuela feliz, con
su sencillo aplomo, con su sereno atareamiento,
con el tono de sus explicaciones y aun con sus
silencios, con algo indefinible en sus gestos y sus
miadas, pregonan que han hallado en la Escuela
algo definitive y fundamental, algo que les era
necesario y debido, y de abi esa curiosa situacién
de tranquilidad y equilibrio que transparentan, en-
tre tantas ocupaciones que van enciqueciendo y
afinando sus almas y sus cuerpos. éEn qué con-
siste este hallazgo dichoso y esencial? Sin duda,
desde cierto punto de vista, en la propia Olga y
el mundo que le ha sido dado organizar con su
inteligencia y con su instinto de excelsa educa-
dora, con su amor al nifio y con un sentido y
un tacto que no son sino los utensilios que cons-
ciente e inconscientemente se ha buscado ese amor.
Pero desde otro punto de vista, desde el punto de
vista intimo y tiltimo, el hallazgo es otto: los ni-
fios se han encontrado a si, han hecho las paces
consigo mismos; se han reconocido, como en un
espejo, en las instancias de universalidad y de cul-
tura que han visto desfilar ante ellos. Ast como
no hay acaso otro fin para la historia que el de
realizar la idea de la humanidad, tal como pensa-
ba Herder, asi no hay quizés mejor pedagogia
que ta ensayada ya por Séceates, cuando buscaba
al hombre —lo humano universal y permanente—
en los hombres teansitorios que se ponian a su
alcance, La tarea del educador, mds que en introdu-
15oLGA cosseTTINt
cir saber 0 normas desde fuera, consiste en sacar @
uz el hombre esencial, en revelar al hombre sit
propio ser escondio, en ponerfo en condiciones
fue se afieme y actualice, en mostrarle ta cultura
como cosa entrafiablemente suya, en reconciliarle con
Tos dems y con fa historia pot fas races comunes &
idénticas. Lo més admicable para mi en la Bscueta
de Olga es que alli ocurre en modo eminente es
Goble misterio del reencuentro y de la reconciliacién.
FRANCISCO ROMERO
16
i secon SRA
seannanscocctteenutinttiiotati
sioeiehesiesmiahiaiinatci
CapfruLo IT
NUESTRO PLAN DE TRABAJO
La educacién tiende a formar capacidades que
ponen al hombre en condiciones de desenvolverse
como individuo y como ser social, es decir, que
dirige las actividades del ser que educa hacia la
realizacién de valores, practicos, formales e ideales.
El nifio inicia el desarrollo -de esas actividades
primero en el hogar y Iuego en la escuela. Ambas
fuerzas combinadas ayudan a su formacién, estruc-
turan los medios por los cuales el individuo, al in-
tegrar Ia comunidad en que actia, deja de signifi-
cat un elemento, para transformarse en una vida
susceptible de portar valores y de acrecerlos en con-
tacto con el mundo nuevo, el mundo social.
El vivir simplemente es una forma inferior de
humanidad. El hombre en cuanto individualidad
especificamente humana, dotado de espiritu con po-
sibilidades de realizar los més altos valores, no
vive, con-vive; es decir, que en esta participacién
con: otras vidas exige la existencia de lazos comu-
nicativos que, a su vez, requieren y procuran mé-
dios ¢ instrumentos de mayor comunicacién.
17OLGA cossEeET.rINt
‘José Gaos hace referencia,a lo humano, la vida
humana, como esencial conveniencia —y en el con-
vivir entra un influirnos mutuamente, un confor
mmarnos los humanos con-vivientes. “El individuo
Ihumano nace en el medio de una cultura preexis-
tente a él; Ia persona humana se forma en un pro-
eso inicialmente de asimilacién de los contenidos
de esta cultura y de asimilacién a sus formas” *)-
Bstamos en relacién con la naturaleza en torno
y con el medio social al que nos unen medios como
2 lenguaje, los habitos, Ia cultura y los ideales
ambientes.
El nifio, que desde la nifiez “puede vivir valores
estéticos, Iégicos y religiosos, lo mismo que com-
prende la utilidad del amor o del poder" *), al He-
gar a la escuela trae consigo un conocimiento y una
experiencia que, si bien est circunscripta al contor-
no materno y a su medio fisico limitado, es ya una
experiencia'y un conocimiento, valores que la es-
cuela utilizar’ para acrecentarlos y promover la
creacién de otros.
Teniendo en cuenta que el nifio, al ingresar a la
escuela, no puede tener una conducta social sino a
medias determinada y que necesitara de un perio-
do de tiempo para formarla, interesa a la educacién
iniciarlo en la adquisicién de esa conducta, no olvi-
dando que recibe una personalidad ya iniciada en
la familia, en el hogar. Corresponde, pues, a la
3) José Gros, Filosofia y Pedagogia, en la Revista
“Bducacién y Culeura”, México, enero de 1940.
3)" SPRANGER, Las Ciencias del Espiritu y fa Escuela,
Publicaciones de la Revista de Pedagogia, 2° ed. Buenos
‘Aires, Losada 1942.
18
Sear Te TT umemmeummennmeccn:
sinensis
LA ESCUELA ViIVa
escuela una nueva tarea, ya que en ella lo individual
adquiere su sentido espiritual-humano en Io social,
es decit, que en este nuevo perfodo de actividad hu-
mana infantil, Ia accién educativa “interviene en
el proceso de la experiencia sensible al de la refle-
xin” 1), “cultura de las emociones y tendencias
elementales con las que nuestra vida animica reac-
ciona frente a las impresiones externas; enlace de és-
tas en una unidad de espiritu y cardcter” *).
Recordemos el valor del lenguaje del nifio en ese
convivir de la escuela; su desarrollo en la colabora-
sién espiritual con aquellos que forman parte de su
mundo, sin dejar de ser espontinea formacién es-
piritual.
La escuela, en general, cuenta con dos medios
donde los valores se hacen realizables: lo que Ila-
mamos contorno natural, barrio, Iugar, paraje,
donde es posible verificar las primeras valoraciones
cientifcas y estéticas; y el mundo,o medio social
donde se realizan Jas formas de la conducta o valo-
res éticos,
La escuela est obligada a contar, fundamental-
mente, con estos dos medios para cumplir con su
finalidad educadora, En cada uno de ellos, contor-
no natural y medio social, su obra tenderd a acre
centar en el nifio el m4ximo de su auto-expresién
cteadora, en contacto con mundos que les permiti-
rin, ala vez, adquitir conocimiento y experiencia
para la vida de mafiana.
Esta accién continuada, este contacto permanente
*) y *) WILHELM DILTHEY, Fundamentos
ter de Petagogia, Lota, Buenos Aires 3° ae 1983.00
19OLGA cossEeEtTrTiINti
con Ia naturaleza en torno y medio social, acumula
experiencias de un valor muy superior a toda teo-
tizacién, por més clara que ella sea.
Las bases con que Ja escuela debe contar son: un
nifio con sus primeros rasgos y un contorno de
Gerto orden o nivel. La escuela toma esos procesos
¥ los contintia, ya que el nifio crece y se desenvuelve
Vitatmente; el medio tiene su dinamica, sus formas
‘miltiples que cambian, se modifican, no siempre
hhacia formas estimativamente mejores. |
La escuela pondra de relieve los valores que ni la
familia ni el medio fisico ni el espiritual alcanzan
‘a mostrar por fuerza propia. El nifio posee su len
gquaje al llegar a Ta escuela, pero Ia escuela lo matiza
¥ enriquece, El nifio llega con sus cantos y sus
Juegos y 1a escuela Jos recoge, dindoles nueva cali-
dad, un nuevo valor estético. El nifio trae su cono-
Gmiento, posee una ténica, tiene un comporta-
miento, que Ia escuela recogers transformindolos
“bienes”, en conducta moral. ;
og forzoso decir que la escuela actual ha olvidado
la importancia de miltiples valores, derivando su
conducta hacia una exageracién de los valores cog-
noscitivos; es decir, sin que participen mas que en
jIninima parte los valores éticos y sociales, sin los
tales Ia ciencia es instrumento y no motivo de for-
macién.
‘No es extrafio, por lo tanto, que la escuela, con
su fisonomia actual, deforme y no forme, y el nifio
se convierta en un ser sin originalidad, sin iniciati-
va ni direccién e integre ese mundo mediocre que
pesa con grave destino en Ja sociedad.
Porque, hasta ahora, Ia escuela responde a un
20
|
5
:
:
i
:
|
|
:
i
:
4
|
i
|
eo
LA ESCUELA VIVA
programa que est obligada a cumplir a plazo fija-
do; programa desprovisto de una total orientacién
que tenga como base los intereses de la infancia y
conduzca al nifio hacia el conocimiento de 1a so-
ciedad adulta,
La idea de la formacién del individuo —tal co-
mo la concibe la filosofia contemporinea— y el
conectarlo con el medio social, estimulando su es-
piritn de solidaridad, exigen uma reconstruccién
radical del programa,
Para dar a conocer en lineas generales nuestro
plan de trabajo, necesitamos que el maestro aban-
done por un momento aula, escuela, horario y pro-
grama y salga con sus nifios a la calle, recorra la
vecindad —esta vez lo més proximo a Ia escuela— y
se detenga a mirar el cielo, los 4rboles, la influe
cia de la Iluvia © de la sequia que se prolonga, etc.
Y observe a la gente que anda, y se detenga a con-
versar con la mujer que pasa con un cesto de ver-
duras en el brazo, o con el jardinero que poda los
rosales y que se asome al taller del herrezo y, en
silencio, contemple 1a estrella que nace del metal
enrojecido y converse con el obrero, y admixe el
milagtoso trabajo de sus manos rudas en Ia forja
de arabescos y filigranas de un portén colonial, y
después de haberse saturado de paisaje y de gente,
vuelva a la escuela y una vez en su aula, deje a
los nifios reaccionar naturalmente, respetando esa
expansién a veces ruidosa —nunca indisciplinada
y siempre profundamente saludable— por querer
decir a su manera lo que ha visto y ofdo, Io que
sabe, lo que piensa y lo que cree, A poco de es-
cucharlos, el maestro descubrir4 que en el breve pa»
21oLG A cosseEtrTrTiINt
seo, han obrado sobre el espiritu de los nifios dos in-
fluencias: La que viene del mundo fisico —natura-
leza en torno— y la del mundo social, en cuyo seno
se han ido realizando los valores de la conducta
moral y Ia creacién humana. '
Observard también, a poco de haber vivido asi
y adoptado un tono de amistad y de confianza
que sus alumnos se expresan por primera vez. ori-
ginalmente —ya en la composicién, ya en el dibu-
jo— y descubriré, con intimo gozo, que sus nifios
han creado.
Llegard entonces a formular su sintesis diciendo:
Dos mundos, el fisico y el social, ejercen su in-
fluencia en el nifio y crean una zona de influencias
directa y reciproca con a escuela, siendo el resultado
de esas confluencias la creacién.
En nuestros nifios se traduce en poemas, dibujos,
plastica, construcciones. Hay que agregar, claro es-
té, Ja influencia de Ia mtisica del canto y de los
juegos populares y del lenguaje mismo que, en cuan-
to realizaciones del espiritu, han ido envolviendo a
nuestro nifio y haciendo paulatino el ingreso en sus
mundos afectivos.
Surgen a la vez las relaciones sociales en contac-
to con corporaciones artisticas, comerciales e indus-
triales y son cultivadas también en Ja escuela, con
las actividades creadas por una sociedad de nifios
que abarca, en pequefio, todas las actividades de ta
sociedad.
En este contacto constante con el mundo fisico
y el mundo social, realizadas las experiencias y va-
loraciones cientificas y estéticas ¢ iniciados en al
mundo de las formas de la conducta, maestro y
22
|
|
LA ESGUELA VIVA
alumno encontrarin mundos nuevos, fuera del 1i-
mite circunstancial que le ofrece Ios elementos para
Ia realizacién de las mismas experiencias y de los
mismos valores, en un horizonte mas amplio, entre
un mundo del nifio y un mundo universal. Ensan-
chamiento de la vida, camino del desenvolvimiento
de su plenitud vital.
‘Tomamos las relaciones entre el mundo fisico,
naturaleza en torno, y el mundo fisico mediato, es
decir, el que rodea a otras gentes, de otros climas,
de otros patses. Naturaleza y paisaje con sus con-
tenidos de ciencia y valor estético.
Y el mundo social no conduce al nifio adoles-
cente al conocimiento no utilitario de la vida del
hombre y de los pueblos, sino que lo pone en camino
de llegar a comprender que la vida es esencialmente
humana y que el hombre es un ser activo y creador
de sus propios valores espirituales, Nuestro progea-
ma en esta edad —12 a 14 afios— toma el estudio
de la historia y de la geografia, de Ia ciencia y del
arte, como medios que conducen a Ja formacién in-
tegral del espiritu juvenil que aflora —y para lo-
grarlo— en esta nueva etapa de la vida del espiritu,
no lo abandona ni lo deja a merced de un libro de
texto abierto al azar en cualquier pagina y si lo
acompafia a mirar, a ver, a comprender; Inego Io
conduce por el camino de la investigacién, hasta en-
contrar Ia raiz, histérica del hecho que estudia.
Llega a conocer, por ejemplo, el valor y la sig-
nificacién del congreso indigenista realizado en Mé-
xico, partiendo él mismo, para Iegar a la esencia
23oLGA cosseEerrint
del problema, a través de la significacién histérica
de las razas aborigenes que poblaron la tierra ame-
ricana.
Llega a comprender el valor de las relaciones en-
tre los pueblos de América y el nuestro, partiendo
del tiltimo tratado de intercambio,
iene una idea general de la crisis econémica que
trae consigo Ia guerra visitando nuestro puerto y
estableciendo las diferencias entre las estadisticas del
movimiento actual con las del tiempo de paz, y de-
duce, como consecuencia, el problema de la des-
ocupacién y sus detivados.
Penetra com sentido humano en el conocimiento
del mundo del color y de la forma, viviendo el con-
tenido estético del mundo en torno y pasando al
estudio de las obras de arte, aprende a situarlas en
Ia historia de acuerdo con su contenido, estructura
y significacién social.
‘Aprende a gustar 1a miisica escuchando compo-
siciones de los mas celebrados autores, y esto Io Tleva
al estudio de la vida de los grandes maestros.
Conoce el valor del romance del Siglo de Oro es-
pafiol, por ejemplo, teatralizéndolo, asi como Ilega
al corazén de nuestro folklore también por el tea-
tro, por la misica y por la danza.
Ejercita su conducta como miembro ya integran-
te de la sociedad, aportando su ayuda en Ia pric-
tica de la asistencia social, Hevando al seno de la
sociedad, por intermedio de las Misiones Infantiles
de Divulgacién Cultural, su teatro, sus experiencias
clentificas su creacién, que se traduce en poemas,
teatro, dibujo, plastica y construcciones.
En sintesis nuestro plan tiende a organizar la
24
LA ESCUELA VIVA
tarea de la escuela en torno a fos intereses y a las
actividades espontaneas del nifio.
Forma su programa de conocimientos con los ma-
teriales que toma del contorno y que coordina y
unifica, teniendo en cuenta que la ciencia no es ca-
sillero de materias aisladas.
Para una adecuada comprensin de 1a sociedad
actual, mantiene contacto con ella, y procura, por
todos los medios el acrecer espiritual del nifio nu-
triendo sus raices que son la fuente de vida de Ia
ereacién.
25Cap{ruLo IL
SOLIDARIDAD
ALUMNO Y MAESTRO
No es muy (facil descubrir, a simple vista, en el
aula, a los maestros, especialmente a los mejor do-
tados,
Mientras paseamos la mirada por las mesas es-
cuchamos su voz que nos dice “Aqui estoy”, y lo
vemos surgir de entre un grupo de cabezas inclina-
das sobre un libro, sobre un'mapa, sobre un cua-
demo, en una comunién tal que nos quedamos
contemplando el grupo con intimo gozo.
A. veces nos cuesta distinguirlo cuando salen de
excursién,
—2Se van solos? — preguntamos.
—Aqui voy —nos dice la maestra surgiendo de
entre el grupo compacto que la rodea, tomandola
del brazo; y el grupo sale y se aleja con alegria de
pAjaros que van a volar.
'Y cuando la maestra ayuda a sembrar y a reco-
ger; cuando ayuda a estudiar, y a comprender; cuan-
do acompafia a cantar, a jugar y a refr, siempre y
26
LA ScUERLA VIV 4
siempre, esas maestras y esos nifios estén hablando
un Ienguaje de serenidad y de gracia, estan creando
una forma nueva de vida, con tal ritmo de belleza,
que no recordamos haber leido en ningiin tratado
de pedagogia una descripcién que se asemeje a lo
que nos es dado ver y sentir frente a las nuestras,
rodeadas de sus nifios.
iCudnta serenidad y cuanta gracia!
Si estin los nifios en el aula estudiando, se
agrupan en torno a la maestra, Si entramos en ese
instante, nos ofrecen un asiento y nos invitan a
escuchar.
‘A veces, el tema parece, a primera vista, vulgar y
aburrido, pero en labios de estos nifios y con estas
maestras, la vulgaridad se torna jerarquia y el abu-
rrimiento, interés.
Pero squé dicen? ;Cémo se expresan? ;Acaso son
distintas estas maestras a las otras y estos nifios a
los demés?
jAcaso crean un mundo de engafio y de ficcién?
Una atmésfera de encantamiento que se rompe al
punto?
JEs natural esa serena actitud del maestro y ese
estar feliz del nifio?
—Estamos escuchando los poemas que escribié
Abel; hizo muchos progresos en este tiltimo tiempo
gsabe? {Por qué, Abel, no lees a Ia sefiorita tus
poemas? :Quiere escucharlos? y cuando Abel ini-
cio Ia lectura, cincuenta ojos estan fij
con expresién de gozosa espectativa,
Un dia una de esas maestras esté ausente y Ilega
un grupo de maestros a visitar'la escuela y entra a
esa aula, donde los nifios, sentados en torno a la
27OLGA cossEerrint
mesa familiar, dan Ja leccién como si la maestra
estuviese presente.
Estudiando, la nombran a cada momento: la se-
fiorita nos explicé asi: la sefforita nos leyé tal co-
sa; la sefiorita... y la invocacién de la maestra
ausente tiene acento de plegaria en labios de estos
nifios.
YY esta el otro grupo de nifios que, grandecitos
ya, confiesan sin rubor que se volverian a primer
grado si a su maestra se la sacasen para mandarla
a ensefiar a los pequefios que recién ingresan, y son
estos mismos nifios los que escriben poemas utili-
simos y hacen dibujos sugeridos por “La Pastoral”,
de Beethoven, después de haberla escuchado en nues-
tros conciertos,
'Y son esas maestras y esos nifios quienes contraen
el compromiso de ensefiar a los demas compafieros
sus experiencias del laboratorio y durante muchas
tardes improvisan en el aula una pequefia sala de
experiencias y ensefian, con paciente solicitud, a
descubrir, a través del microscopio, un mundo aan
no revelado para ellos.
'Y son estas mismas maestras a quienes sorprende
Ia noche atin en la escuela atareadas las manos en la
preparacién de los titeres; otras, trayendo mufiecos
y vestidos que se incorporan al elenco, otras que
destinan horas fuera del “horario” para adelantar
a los més atrasados. Mientras muchos nifios pasan
el dia en la escuela, escribiendo poemas y comedias,
estudiando en la biblioteca, pintando el teatro de
titeres, instalando 1a luz, cuidando el jardin y el
hhuertos 0 bien cosiendo con'la maestra, con ropas en
desuso, cien y mas prendas para dar a los nifios lac-
28
LA ESCUELA VIVA
tantes que pueblan los hogares pobres de la ve-
cindad.
Lejos de esas maestras y esos nifios que viven asi
esta Ia idea de que “tenemos que cumplir” o “de-
mostrar que trabajamos”, y si, en cambio, hay en
todos ellos una permanente actitud de “dar”, dar
sin egoismos, dar con placer con alegria.
Solamente asi creemos que es posible que nazca
en Ja escuela ese espiritu que hace exclamar a algu-
nos visitantes, al despedirse, después de haber pa-
sado un dia en Ia escuela:
—Ahora nos volvemos al otro mundo, al nuestro.
Pero zeual de los dos mundos es el verdadero?
GEI que crea al nifio un ambiente de libertad dis-
ciplinada © aquel que le impone una disciplina?
gAquel que le permite expresarse, dar su opinién
y discutir o aquél que le obliga siempre a callar
y a repetir? .
JAquel que crea un estado de gracia entre maes-
tro y discipulo'y le permite jugar y reir o aquél
que le obliga a esconder su alegria y disimular su
risa y el maestro es frio y extraiio ser parado frente
ad?
Podria asegurar que, en nuestra escuela, el alma
de esas maestras no envejece, por esa adhesion ex-
quisitamente humana que ellas obtienen viviendo
intensamente cuando ensefian y atrayendo a ese rit-
mo el espiritu de sus alumnos, cuando, en fin, un
clima de trabajo, de cuyo contenido nace la divina
alegria de haber creado.
29OLGA cossrrring
VIDA DEL AULA
La escuela esta organizada por grupos mixtos de
6 a 14 afios. Nuestra familia escolar es de qui-
nientos alumnos.
Cada grupo con no més de treinta y dos en los
inferiores y de veintiocho en los superiores, traba-
ja en mesas con capacidad para seis alumnos.
Solamente en casos especiales la agrupacién Ia de-
termina la maestra: casos de indisciplina, por ejem-
plo, o cuando predomina la tendencia a agruparse
Jos de un mismo sexo, como ocurre generalmente
con los varones no habituados desde pequefios a
trabajar con las nifias.
La vida del aula la comparten los alumrios en
comin, no existiendo jerarquia de determinado sexo.
Cada alumno se expresa dentro de un amplio
campo de libertad, Estudia y trabaja, y el esfuerzo
minimo constantemente controlado por esa irradia-
cién de cada esfuerzo hacia la causa comin estimmu-
la y mejora, elevando el nivel de Ia aplicacién y
de la conducta,
Por ejemplo, en la mesa A de un cuarto grado
observamos a dos varones que estén bajo la tutela
de dos nifias; éstas velan constantemente sobre su
aplicacién. El efecto que el control ejerce sobre sus
camaradas desaparece o se atentia hasta hacerse in-
sensible, porque el trabajo se hace en comin, Se
ayuda, se aconseja, se cortige, se estimula y rata
vex se acusa,
La maestra que esta siempre presente, aconseja,
30
LA ESCUELA VIVA
corrige, aprueba o desaprueba sin intervenir dema-
siado directamente,
En las horas en que es necesario que los pequefios
grupos se fusionen en uno solo en torno a la maes-
tra, ésta es una compafiera més, con mayor expe-
riencia, mayor conocimiento, a quien es necesario
recurtir, muchas veces, para que explique, aclare 0
amplie; compafiera, amiga de confianza con quien
se juega, se rie, y se divierte, simpatia inagotable,
sal de la vida nuestra en 1a escuel:
Las excursiones frecuentes, diarias en los grados
inferiores durante el tiempo bueno estrechan los
vineulos de amistad entre los escolares, de tal ma-
nera que son casos comunes que se organicen grupos
voluntarios, y fuera del horario escolar se trasladen
hasta un lugar cercano —el rio o Ia barranca— a
dibujar, a continuar sus observaciones sobre una
especie vegetal descubierta anteriormente con la
maestra y regresan, después de dos o tres horas de
ausencia, con una acuarela a punto de terminar 0
una serie de descubrimientos hechos sobre el objeto
de sus investigaciones.
Es bueno destacar que no son nifios selecciona-
dos ni excepcionales; son nifios cuyo ‘gran porcen-
taje no tiene otro medio de influencia educadora
que la escuela. Ahora bien, lo que estos nifios no
tienen de comin con los dems es Ia escuela, Ia es-
cuela que los deja vivir siendo nifios, que los pro-
tege contra la incomprensién del hogar, que acepta
sus trabajos como resultado de un esfuerzo honra-
do, que los alienta a ser cada dia mejores, trabajan-
do junto a ellos en el aula, en el huerto, en la
revista, en todo,
31OLGA cossErETTINtG
Es la escuela la que aclara sus dudas la que con-
testa a sus preguntas, a veces preguntas tremendas
que es “pecado” contestarlas segtin determinado pre-
juicio y que, sin embargo, el maestro, si es honrado,
ho deja en suspenso o desvia el curso de la conver-
sacién o las contesta crudamente porque el macs-
tro honrado y discreto puede hacer de la verdad mis
Aspera una ensefianza noble y bella.
Cierta vez con nifios de doce y de trece afios, se
hablé de Ia vida.
—iQué es la vida? ;Cémo nace una’ flor, un
pajaro, un nifio?
iQué inquietante mundo de por qués bulle en
Ia mente de cada nifio! Y bien, 1a maestra explicd
con palabra sabia, honda y buena qué es el nacer y
los nifios escucharon Avidos Ia verdad y 1a escribie-
ron Iuego ast:
“Yo no podia comprender cémo nacian los ni-
fos porque era muy chico, y cuando mi curiosidad
me Ilevaba a preguntar a mis padres, me decian: ‘si,
te compramos en una casa donde hay muchos nifios
y te trajo la cigiiefia en el pico”.
“Pero yo tenia curiosidad de saber, mi curiosi-
dad era tan grande que me metia en todo y queria
escuchar conversaciones de bocas que lo explicaban
maliciosamente y eran sucias, pero hoy comprendo
porque Io sé bien, por boca de mi maestra, y veo
que es una cosa sagrada y no hay por qué avergon-
zarse de decirlo”. — Ronaldo P. (12 afios).
“Creia que los nifios nacian porque las cigiiefias
los traian en cada casa dormidos, para que al lado
32
LA ESCUELA VIVA
de Ja que iba a ser su madre despertaran a una nue-
va vida,
“Ofa tantas cosas sobre esto que a veces pensaba
que los nifios eran dejados en cada puerta, para ha-
cer la felicidad de ese hogar.
“Tenia ‘necesidad de saber, porque lo poco que
sabia me lo habian contado con malicia.
‘Yo necesitaba una explicacién pura como nos la
dié la sefiorita Leticia”. — Lucinda S. (14 afios).
Y otra vez y a cada momento se habla de un
mundo de cosas que el nifio quiere saber y que el
maestro ensefia a comprender.
Un dia, un grupo de nifios recorrieron el puerto
de Rosario. {Cudnto detenerse y cunto mirar las
enormes estibas y el grano dorado que a granel co-
rrfa desde el vientre enorme de los galpones hasta
Ia bodega del vapor!
—"Miles, millones de toneladas producen nues-
tros campos...”
YY el por qué asoma otra vez, vido, en la boca
de estos nifios; esta vez es Juan quien nos hace esta
pregunta
—iPor qué, si hay tanto trigo, el pan es tan
caro?
Enmudecemos y por un momento desviamos
nuestra mirada hacia las mil palomas que se asien-
tan a recoger el grano que ha logrado escapar a la
avidez de la sin-fin insatisfecha,
Después explicamos; —EI comercio, el intercam-
bio, la fiebre del oro, el agio... y Juan, que pa-
rece no habernos escuchado, dice como monologan-
33uLGaA cossErETTINt
do: —Mi pap gana, tres pesos por jornal y somos
cinco; dos kilos de pan poco nos aleanza.. .””.
Un nudo nos cierra la garganta. Vamos tan apre-
tados, tan juntos, como un solo latido y una sola
emocién.
Solamente viviendo asi el nifio abre su alma, cree
en el maestro y se siente feliz en su escuela,
Porque la escuela no cierra sus ojos ni sus oidos
al imperioso reclamo de un nifio y en la medida
de su posibilidad le resuelve sus grandes y graves
problemas, tan importantes como los del adulto y
estimulada por los ejemplos de solidaridad que re-
ibe de estos seres humildes que viven en torno su-
yo, va cumpliendo poco a poco su destino.
‘Uni dia nos Ilega Ja noticia de que ha ocurrido
una desgracia en casa de José Alberto y Elisita, her-
manitos sin padre y cuya madre es un pobre ser
mutilado por el dolor y la miseria.
Hoy ha enloquecido la hermana mayor que sos-
tenia el hogar. Ha estado dos dias sn més cuida-
dos que los que le prodigaron los vecinos tan pobres.
como ellos, pers ya no es posible esperar mis, el
médico ha ordenado una caja de inyecciones que
cuesta 10 pesos, {Qué hacer? {A quién recurrir?
y los buenos vecinos inician entre ellos una colecta
—aqui un a moneda, alld otra— y la pobre enfer-
ma encuentra su primer alivio.
Mientras tanto, José Alberto y Elisita no han
regresado a la escuela. Estén flacos de hambre y
temblorosos de miedo y de angustia.
Pero un dia conseguimos traerlos y no ya por
las cuatro horas establecidas en el horario escolar.
El comedor, con su horario de 9 a 17 horas les
34
LA ESCUELA VIVA
permite pasar el dia en 1a escuela, alimentarse y vi
vir con derechos de nifio, Hoy José Alberto y Eli-
sita son nifios sanos y alegres que asisten diaria-
mente a Ia escuela, José Alberto ayuda a la maes-
tra en las tareas del aula, Todos los dias colabora
en los trabajos de un grupo de compaiieros. Es fre-
cuente escuchar su voz, diciéndoles:
—Esto lo leiste bien, puedes seguir—. O bien:
—{No se fijaron en la direccién que hoy trae el
viento? Vayan a la calle y observen.
O: —Les voy a explicar lo que lef esta mafiana
en Ia biblioteca sobre el musgo que encontramos
ayer en la excursién—. Y, a veces: —{Por qué no
atiendes, Manuel; estés cansado?— Y cuando ter-
minan de trabajar Ies dice: —Bueno, ahora vamos
todos a jugar —y, seguida del grupo, se lanza a la
carrera hasta el patio de tierra.
ALIADOS Y AMIGOS
La Cooperadora no existe con el 'tinico fin de
reunir fondos para hacer frente a las muchas nece-
sidades de la escuela.
Si es fecunda su ayuda material, también lo es
su aporte moral, Ia leal disposicién de su conducta
pata con Ia obra que realizamos, su adhesién in-
condicional y su amplio apoyo.
Esta presente en todos los actos que se organi-
zan, dispuesta a prestar su colaboracién en toda
obra que se emprenda, haciendo causa comin con
las alegrias y los pesares que a la escuela le toque
vivir.
35OLGA cosserTriINt
Desde ef afio 1937, fecha en que pudo librarse
de algunos elementos que entorpecian su labor, ha
podido realizar una obra tan intensa y de tal bene-
ficio, que, para justificarla, bastaria citar solamen-
te la organizacién y sostenimiento de la biblioteca,
a Ja que ha dotado, hasta el presente, de tres mil
quinientos ejemplares, y permanece abierta durante
todo el afio, con personal en los meses de vacacio-
nes, cuyos honorarios-corren por su cuenta.
Ha organizado, también, un taller de encuader-
nacién y de carpinteria con capacidad para veinte
alumnos, proveyéndolo de los iitiles necesarios para
su normal funcionamiento.
Ha creado un consultorio odontolégico y médico
que presta servicios a nuestra poblacién escolar.
Cumple anualmente con una importante obra de
asistencia social y, con la ayuda del gobierno escolar
de la provincia, sostiene un comedor para treinta
alumnos,
Sin mencionar de su obra sino aquello de ma-
yor trascendencia, cabe destacar que todo lo cum-
ple sdlo con una entrada media mensual de ciento
veinte pesos, de la que hay que descontar los
meses de vacaciones, en que no percibe las cuotas
de sus socios.
{Cémo puede producir tanto un capital tan pe?
quefio?,
Es que Ia escuela estrecha sus vinculos de amis-
tad con otras instituciones y otras gentes,
No hace mucho tiempo, el “Rotary Club” de
Rosario, atraido por Ia publicacién de nuestro li-
bro El nifio y su expresién quiso premiar nuestra
36
LA ESCUELA viva
labor, prestindonos su ayuda para Ia creacién del
comedor escolar,
La Cruz Roja (filial Rosario) suministra vein-
te litros diarios de leche.
Los médicos Alberto Dutruel y Felipe Garcia
Ortézar, voluntariamente, atienden el consulto-
rio médico y controlan el estado de los nifios, en
especial aquellos de salud precaria y que concurren
al comedor escolar.
En los casos en que Ia intervencién del médico
es urgente —accidentes, afecciones cutaneas, ete—
el Hospital Alberdi nos auxilia y nosotros corres-
pondemos, interesando a nuestras alumnas en la
confeccién de ropitas para la sala de Maternidad
del Hospital, asi como también para el de Nifios,
a los que enviamos una apreciable partida de pren-
das para bebé, todos los aiios.
El Centro Estudiantil Cooperative compra las
telas y lanas necesarias y las profesoras de costu-
1a Dora de Salvi y Maria de Medina, dirigen los
trabajos de las nifias,
37Capfruto IIL
LAS EXCURSIONES
En el capitulo “Solidaridad”, hacemos mencién.
del valor educativo de las excursiones.
‘No intentaremos repetir aqui su importancia.
Aunque el maestro en general se vea privado de
poder realizarlas cada vez que sea necesario, no
desconoce su valor, su influenca sobre el nifio y
Ia benéfica influencia del aprendizaje hecho en for-
ma tan directa,
EI aprender se realiza tanto mejor cuanto mis
esté en relacién con Ia actividad lena de contenido
y de entusiasmo,
Psicolégicamente, sélo se aprende lo que se vive.
El querer saber de un nifio de seis a ocho afios,
limitado casi exclusivamente por el interés hacia
el mundo externo, sin haber despertado sino ex-
cepcionalmente al mundo psiquico, abre al maestro
camino para Ilevar al nifio hacia 1a formacién de
un espiritu investigador y cientifico, por medio de
a exploracién de la realidad, con ese agregado de
gracia y de poesia que es expresién del alma infan-
til no falseada por un afm indudablemente cruel,
38
LA SC U ELA viva
de interponer siempre, entre el nifio y el mundo, el
libro, el mapa, la ;figura, el ejemplar disecado el
herbario, cuando a la vuelta de la escuela o un
poco més alld esté riendo bajo el sol toda esa
verdad que el nifio ansia ver y tocar,
No podré olvidar nunca Ia escena ocurrida no
hha mucho en un tranvia con ocasién en que un
grupo de alumnos salia en viaje de excursién,
Tha sentado al lado de un nifio nuestro, inteli-
gente y vivaz, un grave sefior que lo interpelé asi:
—2Y ustedes, adénde van?
—Vamos al parque, a recoger semillas con las
que haremos trabajos.
—Mejor seria que aprovecharan el tiempo estu-
diando en la escuela, en vez de perderlo de un lado
a otro,
EI nifio lo miré asombrado, pero sin perder su
gracia y su aplomo, le contesté:
—Mire, sefior, yo no tengo Ia culpa de que
usted no haya podido aprender como nosotros,
porque nosotros necesitamos salir a ver las cosas
para aprenderlas mejor.
La respuesta del nifio es més clara que toda una
leccién de pedagogia.
Las salidas diarias en dias de sol, de los peque-
fos, los prepara para esa serena admiracién frente
a la vida, que caracteriza a los que la han escru-
tado, descubriendo la verdad que empez6 siendo
simple e ingenua curiosidad; que empez6 por des-
cubrir el color de una hoja de otofio, el canto de
un grillo, el nacimiento de una mariposa, el olor
de Ia menta, el picor de Ia ortiga, la lombriz y la
arafia, el gorrién y Ia torcaz, el cofrecillo de una
39OLGA cossrerrint
flor y ese poema de belleza que es el corazén ma-
duro de una semilla de tasi.
Nada hace més feliz a un nifio que este vivir
junto a un arbol, hundir Los pies en la arena, per-
seguir un insecto, arrancar una flor.
"Y todo este ‘‘vivir” va nutriendo su alma de
saber, de conocer, de amar,
Mundo y natura que penetran por sus ojos, por
sus oidos, por su piel y que despiertan um dia
como conocimiento, como ciencia impregnada de
belleza eterna,
El asombro que provocan los poemas y dibujos
de nuestros nifios tiene su respuesta en ese vivir de
cada dia y que se revela muy especialmente en esa
edad de los diez a los catorce afios, en que el im-
pulso intelectual se ensancha y se abre al mundo
de lo espiritual,
Es entonces cuando, animado de una curiosidad,
de un deseo de saber, apasionado a veces, nutre su
espiritu de nuevos conocimientos y emociones, que
nacen de su contacto con personas y destinos, ini-
ciando su lenta “experiencia de la vida”.
Cuando Ia escuela estimula y orienta esos con-
tactos con ese mundo fisico y social, al que el nifio
pertenece y al que se incorpora aprendiendo a vivir,
Ta escuela Jo educa en los primeros pasos de su co-
nocimiento consdiente, en ese mundo en el que me-
diante sus actividades individuales y sociales y el
cultivo de determinados valores ¢ ideales, va ade-
cuando su conducta.
La actividad del nifio dentro de 1a comunidad,
con su iniciativa y con su expresién original, serd
creadora y a Ia escuela Ie corresponde provocarla
40
LA ESCUELA VIVa«
y dirigirla, respetando en el nifio esa aptitud na-
tural.
La inercia y 1a rutina de Ja escuela tienden a
Timitar, cuando no a entorpecer, Ja realizacién de
esta experiencia en el mundo social en que el nifio
acti.
‘Mientras el maestro no se modifique en su con-
tenido sustancial de maestro y Ia escuela continue
viviendo al margen de la vida, seguird siendo un
organismo rezagado, inadaptado a las necesidades
del mundo en marcha. jCémo la escuela puede
modificar su espiritu y con él su programa de tra-
bajo? Nos ayuda a contestar un juicio de Harold
Rugg, Profesor del Teachers College, Columbia
University, Nueva York, quien dice):
“No existe conflicto entre Jos intereses y capa-
cidades del nifio y el estudio de Ja sociedad; am-
bos deben desempefiar un papel en Ia seleccidn y
valoracién de las actividades y materiales de la ins-
truccién, Los intereses y capacidades determinan la
organizacién, disposicién, orden, y tratamiento. El
andlisis social determina el amplio campo del con-
tenido total; los materiales que han de incluirse o
excluirse del ambiente que rodea a los nifios, El
estudio de las fuerzas propulsoras de Ja civilizacion
contemporinea y su desarrollo y tendencias, junto
con el conocimiento del aprender y el desarrolio del
nifio, pueden ofrecer una visién orientadora, segu-
ra, de a direccién en que se debe mover continua
mente la actividad del alumno, Ia discusién de la
clase, etc,
2) Et nasvo programa exclar, Editorial Lotads, S. A.,
Buenos Aires, prow
41OLGA cosSsSETTINI
Mientras el alumno se esti desarrollando, me-
diante la actividad més viva y cteadora que la escue-
Ta pueda estimular, la atencién del maestro fluctuard
constantemente entre la utilizacién de las activi-
dades creadoras del nifio y los resultados esperados
en Ia sociedad adulta. Por otra parte, la ensefianza
debe estar alerta en todos los estadios de 1a escuela
para mantener el méximo de espontaneidad en Ia
autoexpresién que es humanamente posible conser-
var",
42
Capfruto IV
APLICACION DEL PLAN DE TRABAJO
Nos hemos referido al plan general de trabajo
y al valor de las excursiones como base y punto de
partida para 1a aplicacién del plan.
Plan y excursiones promueven una serie de ac-
tividades que hemos agrupado de la siguiente
manera
Actividades estéticas, comprenden la musica, el
canto, el teatro, el dibujo, la plastica, los juegos.
Actividades manuates, comprenden:
a) construcciones de madera
b) juguteria: semillas, corcho, madera, cartén,
lata, alambre, ete.
©) costura: prendas para uso personal, prepa-
racién de ropas’para a sala de maternidad
de los Hospitales Alberdi y de Nifios y para
Ios cursos de Puericultura que se organizan
bajo Ia direccién del médico.
d) encuadernacién de libros propios y de la
Biblioteca,
43o
LGA cossErerTTINt
e) jardineria, cultivo de flores, -exposicién y
venta, .
f) huerta y granja: cultivo, cria y venta,
g) practica y cocina,
Actividades sociales, comprenden:
a) Practica de convivencia social constantemen-
te en juego, en el Centro Estudiantil Coope-
rativo, que mantiene en actividad a cuatro-
cientos alumnos con sus distintas comisio-
nes, con sus reuniones, asambleas, debates,
etcétera a
b) redaccién e impresién de la revista “La Voz
de la Escuela”. .
¢) Exposicién de material didéctico, acuarelas,
juguetes, flores, ete, ,
4) Misiones infantiles de divalgacién cultural,
que ponen al nifio en contacto directo con el
pueblo. ;
e) Reuniones piblicas en celebracién de acon-
tecimientos histéricos, cientificos y sociales.
£) Cursos de Puericultura que ponen a las ni-
fias de 12 a 14 affos, en contacto con la
madre y el nifio lactante.
Actividades domésticas e higiénicas:
a) higiene diaria de la persona después del re-
creo o de una excutsin,
b) cuidados del aula, patio, jardin, huerta
granja, ;
©) ejercicios deportivos y juegos que estimulen
en el nifio habitos higiénicos,
d) Ia organizacién del cuerpo de “explorado-
res” con su programa de “camping” y con fi-
44
L
4 ESCUELA Viva
nes de estudio y juego, contribuye a ejerci-
citar en los nifios las actividades sociales,
fibicas e intelectuales que ayudan a asegurar
los beneficios de la salud,
Actividades intelectuales al aire libre, compren-
den las excursiones. Siendo Ia excursién el
punto de partida del conocimiento, se lleva a
cabo en todos los grados con toda la fre-
cuencia necesaria, Sirve de aprendizaje serio,
abarcando todas las asignaturas. Se realizan
sin apresuramiento; se va a trabajar, a apren-
der, a estudiar.
Actividades intelectuales del aula: tienen como
fin principal elaborar el material recogido en
las excursiones,
Los nifios de seis a diez afios exploran el
mundo en torno: historia y geografia del
Jugar, vida de sus habitantes, plantas y
animales,
Enlace del presente con el pasado.
EI conocimiento de la vida econdmica, cul-
tural y social de la ciudad los Ilevaré al
conocimiento econémico, cultural y social del
pais con sus relaciones internacionales, puen-
te entre el mundo del nifio y el mundo
universal,
El aula serd el laboratorio donde esas ideas
maduran al caloride una sabia direccién, de
un permanente entusiasmo; trabajo serio,
reflexivo, ameno, “nacido” no impuesto;
trabajo que trenace cada mafiana con un
“querer hacer" cada vez mejor.
45oLGaA cossSETTINE
Actividades de ta expresién: comprenden Ia lec-
tura, la redaccién, conversacién, narracién,
dramatizacin y todas aquellas otras activi-
dades que estimulen en el nifio el sentido de
Ia belleza, de 1a emocién y del valor hu-
manos.
‘Al dar.a conocer a continuacién los puntos
principales de un programa de trabajo cumplido
con dos grupos de alumnos —6 a 10 y ll a 14
afios— (la escuela aun no ha cumplido un ciclo
de aplicacién de su experiencia) nos proponemos
Hevar al lector a conocer cémo hemos aplicado el
plan general durante tres afios, ya que el programa
si bien se sujeta a ese plan general de trabajo, sus
materias y sus temas mantienen una adecuada rela-
cién con la vida mediante una sucesién de activi
dades y de experiencias surgidas del vivir de cada
dia.
‘De tal manefa, que el que corresponda a un de-
terminado afio dentro de las lineas generales que Ie
marca el plan, puede diferenciar su contenido de
aquel afio anterior.
Insistimos en que al publicar nuestras activida-
des y experiencias correspondientes a tres afios ¥ a
dos ciclos, cteemos aportar sobre todo al maestro,
una fuente de informacién que lo leve a compren-
der cémo es posible que Ia escuela cumpla con su
plan de instruccién y de educacién, utilizando los
materiales que la vida pone constantemente a sv
alcance, descargando el “programa” de toda ma-
teria intitil y enriqueciéndolo en su significacin y
contenido, conectando 1a escuela con Ia sociedad y
46
LA ESCUELA viva
logrando alcanzar en el nifio el més alto grado de
expresién creadora,
Lo ideal seria establecer un plan individual de
trabajo con las caracteristicas propias de cada alum-
no, pero siendo esto muy dificil de alcanzar en’
nuestras escuelas —por el niimero de sus alumnos
y el costo que demandaria el sostenimiento de tal
sistema— deseamos demostrar que es posible fa-
cilitar medios al alumno, para desenvolverse en li-
bertad, siempre que el maestro sea un experto guia
que preserve al nifio de todo artificio escolar, y Io
ejercite en la preparacién para la vida.
PRIMER CICLO
Nuestros nifios del primer ciclo —6 a 10 afios—
cumplen actividades que estén en relacién con el
aula, Ia escuela, el barrio y la ciudad.
Empiezan explorando todos los rincones cerca-
nos: observacién diaria del tiempo, aspecto de la
naturaleza en torno. Recoleccién de semillas, hojas,
flores, insectos, Alimentacién de los animalitos de
la granja, cuidados del jardin, del huerto, etc, Cla-
sificacion y otdenacién del material recogido en las
excursiones; fijacién de impresiones y de ideas por
medio de Ja conversacién dialogada, con una mi-
nima participacién de la maestra; por medio del
juego, con la imitacién del movimiento y ruido de
las hojas en los arboles, del canto de los pajaros,
etcétera; del dibujo y del color, con el empleo dia-
rio del lépiz y de Ia acuarela.
Primeros ejercicios de céleulo: contar Arboles,
47OLGA cosserrinti
hojas, ramas, semillas; pesar periédicamente los
conejitos y las palomas del corral, utilizando bol-
sitas con decenas de bolitas, etc.
Empleo frecuente del “almacén" y de la “tien-
da”, juego agradable que inicia al nifio en Ia préc-
tica de pesos y centavos, metros y centimetros y
ejercicios de descuento que realizan sin dificultad,
al finalizar el segundo afio de su aplicacién:
‘Vamos a la “‘tiendita” para efectuar algunas
compras. Matia se encarga de compras. Néstor des-
empefia el papel de vendedor con acierto, Francis-
co, Elvira, Dardo son los primeros en resolver la
factura que les plantea Maria, Estos ejercicios de
comprar y vender, en que nos hemos iniciado, los
Ievamos a cabo practicamente. En esta forma, los
nifios sienten interés en resolverlos, pues al mismo
tiempo que juegan, aprender a operar con pesos y
centavos” *).
Sin apresuramiento, se inician en el aprendizaje
de la lectura y de Ia escritura, sin sujetarse al rigo-
rismo de un método determinado. En sus pascos,
en sus observaciones diarias, en medio de una ale-
gria que no cesa, entre manchas de color y contor-
nos expresivos, surgen las preguntas: jCémo se
escribe “‘cielo celeste” “viento suave” “hoja ama-
rilla”, etc., etc., y empieza el dibujo de la frase y
con 4, ef aprender a leer y a escribir como un tra-
bajo natural y ameno que se hace con gusto y
cuyos frutos se recogen en setiembre o en octubre,
creando sus ptimeros “‘poemas", como ellos dicen.
“Siempre en progresién ascendente se desenvuel-
de Carlota Caballero, primero inicial.
48
LA BSCUELA VI 4
ve la vida ide estos nifios Los més inteligentes y
capacitados dirigiendo al resto que en forma mis
Ienta se encaminan al mismo fin.
Pequefios poemas surgen de su charla graciosa,
que luego escriben en sus cuadernos, Rosita ha es-
cxito hoy:
“BL malvén parece una sombrilla japonesa,
Los alelies parecen bailarinas.
La flor del duraznero es una copita rosada que
juega con. el viento.
Las margaritas son sefioritas coquetas”.
‘A diario, surgen expresiones Menas de gracia;
hoy me he complacido escuchando a Oscar, dicien-
do en alta vox Ia que luego va a escribir:
“Yo quiero saltar y jugar.
Mi cara es linda y fresca como una hoja bri-
Mante,
‘Muchas ganas de saltar y de brincar hacen mo-
ver mis pies"’*),
Los pequefios terminaron los trabajitos escri
tos y Ios dibujos que mandarin a los nifios san-
tiaguefios,
Héctor dibujé el rio y una barca —que sepan
que tenemos un rio grande y lindo— me dice
mientras trabaja,
Florencio pensé mucho antes de escribir y des-
pués me dijo: —Voy a escribir sobre el cielo y
anoté lo siguiente:
“EL azul del cielo es lindo.
Mi bandera tiene ese mismo color.
1) Del diatio de Marta Araujo, primer grado.
49oLGA cossEerriNnt
Algunos nifios tienen los ‘ojos azules.
El jazmin del cielo también es azul” *)
Pequefiitos, mimosos, bullangueros, estos nifios
van poco a poco credndose habitos de orden, so-
siego y trabajo, sin imposiciones absurdas, ni dis-
ciplinas crueles.
La maestra es su compafiera de todas las horas.
Todo se conversa con ella: asuntos de la escuela
y problemas de familia.
“Me dice Luisa: —jPor qué no lee el poema
que hizo Roberto? Déselo a la sefiorita que Io fea..
Dice: “En este mes de setiembre, ‘la primavera
no Ilegé cantando, Hegé Morando Los pajaros le
preguntaron: —{Por qué lloras, primavera her-
mosa?
—Porque he perdido al sol, hermanos mios”.
—Si, sefiorita, dice Roberto, lo escribi porque
cuando empez6 setiembre jse acuerda? Ios dias eran
feos y grises y el sol se habia perdido, pensé que
Ia primavera estaria triste” *).
“Durante el recreo nos hemos quedado con un
grupo de chicos a tomar la leche y hemos conver~
sado". Parece que ya las penurias se sienten en al-
gunos hogares y esta gente que es tan sufrida, todo
Jo acepta con paciencia aunque sin resignacién.
—AI carnicero le debemos cinco meses y al ver-
dulero cuatro, Al que menos le debemos es al pa-
nadero, tres meses, dice Elba,
2) Del diario de Envina Echoverrla, primer geo,
3. BU GRKS ot NEM beiter seguhdo" gato, nifos
ae Kno ator
50
LA ESCUELA Viva
Irma agrega: —el patrén de mi papa Ie debe
ya tres meses y dice que él tampoco tiene dinero.
‘Me angustia oitlos contar estas cosas; jellos tan
nifios, tan buenos y humildes!
Para disipar nuestra tristeza, salimos; Ia tarde
apacible nos invita y regresamos con las manos
Henas de flores, semillas y pequefios caracoles que
recogimos en el rio” *),
En este segundo afio de la escuela, el campo de
observaciones y de trabajos se amplia.
Empieza a esta edad —ocho afios— a perfilar
u cardcter, a{marear una tendencia, una predilec-
cién, una predisposicién ya hacia el dibujo, ya a la
expresin escrita, el lenguaje, el canto, la manua-
lidad etc, Aparecen los investigadores precoces,
aquellos que, lupa en mano, descubren larvas in-
verosimiles, hnuevecillos microscépicos que coleccio-
nan en el vivero de la escuela o en improvisados
viveros individuales.
Los paseos diarios, el mirar juntos y juntos sen-
tir y estimar todo cuanto cae bajo su mirada ob-
servadora y atenta, guiados por la maestra que los
conduce con afectuosa comprensién, crea un senti-
miento de confianza, y de amistad.
“El miércoles invitamos a Carlota,
No es posible que sus chiquitos pierdan esta
escena encantadora
Es un grupo de chivitas mamando inquietas,
Los nifios miran mamar a las chivitas ¢ infor-
man con toda naturalidad,
de eget tistio de Netida Benitez, segundo grado, nifios
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