Trampas vitales
Una trampa vital es un patrón que se inicia en la infancia y se repite durante toda la vida.
Empieza como algo que nos transmiten nuestras familias u otros niños/as. Si alguna vez
fuimos abandonados, criticados, sobreprotegidos, maltratados o rechazados, en cierta
manera nos perjudicaron y la trampa vital conforma una parte de nosotros. Estas trampas
determinan cómo pensamos, sentimos, actuamos y nos relacionamos con los demás.
Conllevan sentimientos intensos tales como la ira, tristeza y ansiedad e incluso cuando ya
lo tenemos todo (matrimonio, posición social, éxito profesional) a menudo somos
incapaces de saborear la vida o de valorar nuestros éxitos.
Pero, ¿todas las trampas vitales son iguales y funcionan del mismo modo? Estos autores
identifican 11 trampas vitales.
Las dos primeras se relacionan con la inseguridad e indefensión familiar en tu infancia:
1) Abandono: “Creo que todas las personas me van a dejar y me voy a quedar solo. Esto
puede pasar porque las personas de mí alrededor se morirán, se marcharan para siempre
o me abandonaran. Como consecuencia, me aferro a las personas que me rodean y
finalmente termino forzando su distanciamiento”.
2) Desconfianza y abuso: “Tengo la expectativa de que las personas se burlarán de mí, me
mentirán, manipularán,humillarán, se aprovecharán o me harán daño físico. Siempre
tiendo a pensar lo peor de la gente. Evito relacionarme con los demás, y cuando lo hago
establezco uniones superficiales en las que no me abro o busco que me traten mal”.
Las siguientes trampas se basan en la habilidad de funcionar independientemente en el
mundo:
3) Dependencia: “Soy incapaz de enfrentarme a la vida cotidiana si no recibo ayuda de los
demás. Busco figuras fuertes de las que depender para que gobiernen en mi vida”.
4) Vulnerabilidad: “Vivo con el miedo de que en cualquier momento ocurrirá un desastre,
bien sea natural, delictivo,médico o financiero. No me siento seguro en el mundo. Mis
miedos excesivos controlan mi vida y gasto mi energía en sentir un poco de seguridad”.
Hay dos trampas vitales que se relacionan con la intensidad de tus relaciones emocionales
con los demás:
5) Privación emocional: “Mis parejas nunca me entienden, comprenden o quieren. Me
atraen las personas frías egoístas por lo que nunca termino de estar contenta/o con mis
relaciones. Me siento estafado y mi estado de ánimo fluctúa entre enfado por la
insatisfacción, dolor y soledad”.
6) Exclusión social: “Soy diferente a los demás y me siento aislado del mundo. Cuando era
pequeño no tenía un grupo de amigos con los que jugar. Ahora de mayor, evito
relacionarme en grupo y hacer nuevos amigos”.
Hay dos trampas vitales relacionadas con la autoestima:
7) Imperfección: “Soy internamente imperfecto y defectuoso. Si me conocieran tal y como
soy, no me podrían querer”.
8) fracaso: “Soy un inútil en la escuela, trabajo y deportes. En comparación a mis
amigos/as y familiares, soy un fracasado”.
Las siguientes dos trampas vitales tratan de la autoexpresión y de la habilidad para
manifestar lo que se desea:
9) Subyugación: “Sacrifico mis necesidades y deseos para agradar a los demás o para
satisfacerlos. Permito que me controlen para evitar la culpa y para huir del miedo”.
10) Las normas inalcanzables: “Me esfuerzo por satisfacer unas elevadas expectativas que
yo mismo me he impuesto. Suelo poner excesivo énfasis en la posición, dinero,
rendimiento, belleza, orden o reconocimiento, todo ellos a expensas de la felicidad, el
placer, la salud, la resolución de conflictos y de unas relaciones satisfactorias.
Además, a veces impongo normas rígidas y juzgas a las otras personas”.
La última trampa vital, se asocia a habilidad para aceptar los límites reales de la vida:
11) Grandiosidad: “Me siento especial. Tengo que hacer, decir o tener todo lo que quiero
inmediatamente. No suelo hacer caso a lo que los demás consideran razonable. Suelo
tener dificultades con la autodisciplina”.
Según los autores, las características fundamentales de las trampas vitales son: 1) son
patrones que se repiten durante toda la vida 2) son auto-destructivas y dañinas para la
persona 3) luchan por sobrevivir, son muy resistentes al cambio.
¿Cómo romper con las trampas vitales?
Ante dichas trampas es posible aceptarlas y mantenerlas, evitarlas o compensarlas
(pensar, sentir y actuar de manera contraria a la trampa, negando su existencia). Y por
tanto, el proceso de cambio supone, una ruptura con tales estilos de pensar, sentir y
actuar, lo que genera un malestar inicial, resultado de la natural resistencia a
desvincularse de aquello conocido, aunque insatisfactorio, y adentrarse en nuevas formas
de entender y comportarse. Este proceso requiere identificar las trampas existentes,
comprender el origen de las mismas, entrando en contacto con el dolor y sufrimiento
experimentado, rebatiendo la trampa vital, desahogando el dolor experimentado y
satisfaciendo las necesidades insatisfechas, modificando los patrones de conducta
personal e interpersonal asociados a dicha trampa, persistir en el cambio siendo paciente y
perdonarse por los errores que se hayan cometido. Gonzalez de la Garza M. (2014).