TIPOS DE LIDERES
Existen diferentes tipos de liderazgo en el entorno de
laboral, y cada uno de ellos con sus ventajas y
desventajas. En el mundo de las organizaciones raramente
existen recetas que sirvan para todos los trabajos, las
empresas y los equipos por igual, dado que lo que funciona y lo
que no depende en gran parte del contexto. Sin embargo,
conocer estos tipos de liderazgo ayuda a orientarse en estos
temas.
La cultura de la empresa, los objetivos que se persiguen o la
personalidad de los empleados, entre otros factores,
determinan qué estilo de liderazgo encaja mejor con la
compañía. Dentro de algunas organizaciones, incluso,
coexisten diferentes estilos de liderazgo según las tareas o los
objetivos que se deben cumplir.
Así pues, como todo depende del contexto en el que nos
encontremos, si queremos exprimir al máximo la posibilidad de
tener a un buen líder o lideresa al frente de un equipo u
organización, en primer lugar es necesario conocer los tipos de
liderazgo, ya que no existe uno que sea claramente superior a
los demás.
Tipos de liderazgo: ¿cuáles son los
principales?
Es importante entender que el estilo o tipo de liderazgo que
ejercen los supervisores o los altos cargos en la empresa,
siempre tendrá consecuencias en los trabajadores, aunque no
nos demos cuenta o confundamos estos efectos con la
personalidad intrínseca de cada persona. Tener claro esto es
muy importante, ya que los líderes son agentes que, por
su poder de decisión, se encuentran en una posición
privilegiada a la hora de influir sobre los demás, para bien o
para mal.
Que llevemos muchos años en la misma organización y
siempre hayamos visto a las mismas personas comportándose
del mismo modo no significa que este rango de conductas no
puede ser modificado: variando el tipo de liderazgo pueden
aflorar dinámicas de trabajo y de relación muy diferentes, y en
este cambio de mentalidad participará gran parte de la
organización.
Liderazgos "buenos" y "malos"
Un tipo de liderazgo positivo puede mejorar el rendimiento de
los empleados, su bienestar o aumentar los benéficos de la
empresa. Por el contrario, un estilo negativo o perjudicial puede
crear estrés o burnout en los subordinados, bajar su
autoestima o provocar pérdidas para la empresa.
Han sido muchos los investigadores que han prestado atención
a este fenómeno y son muchas las teorías que hablan sobre
ello. A continuación, os presentamos los tipos de liderazgo
más habituales.
1. Liderazgo laissez-faire
El tipo de liderazgo laissez-faire, también conocido
como liderazgo delegativo, es un estilo de no intervención y
falta de feedback regular. El nombre hace referencia a la
palabra francesa “dejar pasar” o “dejarlo ser”. El líder
laissez-faire interviene solo cuando es necesario y con la
menor cantidad de control posible. Es un estilo no autoritario
que se basa en la teoría de que los empleados con mucha
experiencia, entrenamiento y motivación, necesitan menos
supervisión para ser productivos. Ya que estos trabajadores
son expertos y poseen las competencias para rendir de manera
independiente, son capaces de cumplir con las tareas con muy
poca vigilancia.
Ventajas
Para algunos empleados, la autonomía es liberadora, mejora
la creatividad y ayuda a sentirse más satisfecho con el trabajo
que se realiza. Este tipo de liderazgo puede ser usado en
situaciones donde los subordinados son apasionados y gozan
de una alta motivación intrínseca.
Por otro lado, en ocasiones este tipo de liderazgo permite que
las personas más especializadas en su trabajo o que aportan
un mayor valor añadido no se vean constreñidas por las
formalidades y una excesiva rigidez organizativa y hagan lo
que mejor saben hacer.
Desventajas
Hay que tener en cuenta que no todos los empleados
poseen esas características. Este estilo no es apropiado
cuando se trabaja con empleados que no poseen las
competencias arriba mencionadas. Muchas personas no son
buenas a la hora de asignarse sus propios plazos de
entrega, gestionarse sus propias tareas y resolver los
problemas que puedan ir surgiendo. Dicho de otro modo, tienen
un estilo de trabajo mucho más pasivo en el que todo depende
de que tengan instrucciones muy específicas y, en situaciones
de ambigüedad, no tienen por qué aplicar el sentido común o
tienden a trabajar menos a la espera de más información.
En estas situaciones, los proyectos o las fechas de entrega
pueden no cumplirse cuando los miembros del grupo no son
dirigidos correctamente o no se benefician
del feedback apropiado.
Muchos estudios parecen demostrar que el tipo de liderazgo
laissez-faire puede llevar a una falta de control, un
incremento de los costes de la compañía y una productividad
pobre, sacrificándolo todo por la posibilidad de tener un buen
ambiente de trabajo a corto plazo (a largo plazo los problemas
surgidos de la falta de rendimiento hacen mella en el clima
organizacional).
2. Liderazgo autocrático
El liderazgo autocrático permite que los supervisores tomen
decisiones y fijen las directrices sin la participación del grupo.
Es decir, en este tipo de liderazgo, el poder es algo explícito,
que queda plasmado en un rol en el que se dan órdenes
directas y que deben ser obedecidas en cualquier caso.
El líder concentra todo el poder y nadie desafía sus
decisiones. Es un ejercicio de liderazgo unidireccional, lo
único que tienen que hacer los subordinados es obedecer las
directrices que marca el líder.
Ventajas
Puede ser efectivo en ambientes de trabajo en los que las
decisiones necesitan tomarse rápidamente. También parece
ser altamente efectivo con empleados que requieren una
vigilancia estrecha sobre las actividades, ya que al eliminar la
tendencia de los trabajadores a relajarse, puede aumentar la
productividad y velocidad en las tareas.
Desventajas
Las desventajas del líder autocrático son evidentes. No tiene
en cuenta la opinión de los trabajadores y los empleados
son simplemente personas que deben acatar órdenes, por lo
que se puede llegar a un punto en el que no hay flexibilidad,
dado que nadie quiere ser responsabilizado por no seguir las
intrucciones incluso en casos en los que el contexto cambia y
las vuelve poco adecuadas.
Además, bajo la aplicación de este tipo de liderazgo, algunos
empleados pueden sentirse infravalorados y suelen mostrar
poco compromiso afectivo hacia la compañía, pudiendo llegar a
abandonar la empresa o rendir menos.
Por todo esto, es un estilo de liderazgo que, poco a poco, está
siendo desterrado de las empresas punteras, en las que son
importantes la adaptabilidad y la necesidad de reaccionar
rápidamente a los cambios, además de ofrecer un buen clima
laboral en el que sea posible conservar talento.
3. Liderazgo democrático
Habitualmente llamado liderazgo participativo, este tipo de
liderazgo se caracteriza por crear entusiasmo entre los
trabajadores al priorizar la participación de todo el grupo. El
líder promueve el diálogo entre sus seguidores para tener en
cuenta las opiniones del grupo, pero la decisión final la toma el
superior.
Ventajas
Este tipo de líder se gana al equipo porque los empleados
contribuyen en el proceso de decisión. Por tanto, los
empleados suelen sentirse como parte de la compañía y de los
cambios que puedan producirse en la organización, mejorando
su afiliación y compromiso con la empresa, del mismo modo
que su productividad y capacidad de innovación. De esta
manera, por ejemplo, da más incentivos para quedarse en la
organización, por lo que facilita la retención del talento.
Desventajas
Pese a que existe cierto consenso a la hora de afirmar que este
tipo de liderazgo tiene muchas ventajas, algunos
investigadores piensan que también tiene sus desventajas. Por
ejemplo, muchas veces no se pueden superar los desacuerdos
entre dos o más partes del grupo o el camino se hace más
lento a la hora de alcanzar una meta, en comparación con otros
estilos de liderazgo. Además, este tipo de liderazgo requiere
que el líder posea gran habilidad para mantener la
motivación y la colaboración de quienes le siguen, así como
plena confianza en sí mismo. De lo contrario, el equilibrio de un
conjunto de individuos se podría quebrar.