FACTORES DE RIESGO EN EL EMBARAZO
¿Qué es un embarazo de alto riesgo?
Los embarazos de alto riesgo son todos aquellos en los que existe alguna
patología, ya sea propia de la madre, del feto o de ambos. Esta puede ocurrir
previa al embarazo o desarrollada en el proceso de gestación.
Estos problemas aumentan la probabilidad de que se genere un parto anticipado o
prematuro, poniendo en riesgo principalmente al recién nacido. Especialmente en
lo concerniente a su desarrollo neurológico, según explica el doctor Vásquez.
¿Qué es un parto prematuro?
El doctor Gutiérrez nos señala que todo embarazo que termina antes de las 37
semanas es considerado de pre término o prematuro.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año nacen unos 15
millones de niños prematuros en el mundo, es decir, uno de cada 10 embarazos y
cada 30 segundos un niño morirá como consecuencia de haber nacido prematuro,
especialmente en países en vías de desarrollo.
Los factores que generan riesgo para el embarazo se pueden dividir en cuatro
categorías:
Problemas de salud existentes
Edad
Factores del estilo de vida
Condiciones del embarazo
Problemas de salud existentes
Presión arterial alta. Si bien la presión arterial alta puede ser riesgosa para la
madre y el feto, muchas mujeres con presión arterial alta tienen embarazos e hijos
saludables. La presión arterial alta no controlada, sin embargo, puede provocar
daño en los riñones de la madre y aumentar el riesgo de tener preeclampsia o un
bebé con peso bajo.
Síndrome del ovario poliquístico. El síndrome del ovario poliquístico (PCOS por
sus siglas en inglés) es un trastorno que puede interferir en la capacidad de una
mujer de quedar embarazada y mantener el embarazo. El PCOS puede provocar
tasas más altas de aborto natural (pérdida espontánea del feto antes de las 20
semanas de gestación), diabetes gestacional, preeclampsia y parto prematuro.
Diabetes. Es importante que las mujeres con diabetes controlen sus niveles de
azúcar en la sangre antes de quedar embarazadas. Los niveles altos de azúcar en
la sangre pueden provocar defectos de nacimiento durante las primeras semanas
de embarazo, con frecuencia incluso antes de que la mujer sepa que está
embarazada. Controlar los niveles de azúcar en la sangre y tomar un complejo
vitamínico con 40 microgramos de ácido fólico todos los días puede ayudar a
reducir este riesgo.
Enfermedad renal. Las mujeres con enfermedad renal con frecuencia tienen
dificultad para quedar embarazadas y cualquier embarazo corre un riesgo
significativo de aborto espontáneo. Las mujeres con enfermedades renales
requieren tratamientos adicionales, cambios en la dieta y los medicamentos, y
visitas frecuentes al médico.
Enfermedad autoinmune. Las enfermedades autoinmunes incluyen
enfermedades como el lupus y la esclerosis múltiple. Algunas enfermedades
autoinmunes pueden aumentar el riesgo de una mujer de tener problemas durante
el embarazo. Por ejemplo, el lupus puede aumentar el riesgo de parto prematuro y
nacimiento de un niño muerto. Algunas mujeres podrían observar que sus
síntomas mejoran durante el embarazo, en tanto que otras sufren empujes y
enfrentan otros desafíos. Determinados medicamentos para tratar las
enfermedades autoinmunes también podrían ser dañinos para el feto.
Enfermedad de la tiroides. No tener bajo control los problemas de tiroides
(glándula pequeña en el cuello que produce hormonas que regulan el ritmo
cardíaco y la presión arterial), como una tiroides hiperactiva o hipoactiva, puede
causar problemas en el feto como insuficiencia cardíaca, poco aumento de peso y
defectos de nacimiento.
Infertilidad. Varios estudios descubrieron que las mujeres que toman
medicamentos que aumentan las probabilidades de un embarazo son
significativamente más propensas a tener complicaciones en el embarazo que las
mujeres que quedan embarazadas sin ayuda. Estas complicaciones con
frecuencia involucran a la placenta (el órgano que conecta al feto con la madre) y
sangrado vaginal.
Obesidad. La obesidad puede tornar más difícil un embarazo, al aumentar la
probabilidad de que una mujer desarrolle diabetes durante el embarazo, lo que
contribuye a los partos difíciles.8Por otro lado, algunas mujeres pesan demasiado
poco para su propia salud y la salud del feto en desarrollo. En 2009, el Instituto de
Medicina actualizó sus recomendaciones sobre el aumento de peso durante el
embarazo.9 Las nuevas recomendaciones del Colegio Americano de Obstetras y
Ginecólogos (ACOG por sus siglas en inglés) sugieren que las mujeres con
sobrepeso y obesidad podrían aumentar incluso menos peso del que se
recomienda e incluso así tener un bebé saludable.
VIH/SIDA. El VIH/SIDA daña las células del sistema inmunitario, lo que les dificulta
combatir las infecciones y determinados cánceres. Las mujeres pueden transmitir
el virus al feto durante el embarazo; la transmisión también puede darse durante el
trabajo de parto y el parto, o a través de la leche materna. Afortunadamente, hay
tratamientos efectivos para reducir la transmisión del VIH de la madre al feto, al
recién nacido o al bebé. Las mujeres con cargas virales muy bajas podrían tener
un parto vaginal con un bajo riesgo de transmisión. Una opción para las mujeres
embarazadas con cargas virales (cantidad de VIH activo en la sangre) más altas
es un parto por cesárea, el cual reduce el riesgo de transmitir el VIH al bebé
durante el trabajo de parto y el parto. Es importante recibir cuidados prenatales
tempranos y regulares. Las mujeres que toman medicamentos para tratar el VIH y
tienen un parto por cesárea pueden reducir el riesgo de transmisión a un 2%.
Edad
Embarazo adolescente. Las adolescentes embarazadas son más propensas a
desarrollar presión arterial alta y anemia (falta de glóbulos rojos saludables) y
comenzar el trabajo de parto antes que las mujeres de más edad. Las
adolescentes también podrían estar expuestas a enfermedades de transmisión
sexual o infecciones que podrían afectar el embarazo.12 Las adolescentes
podrían ser menos propensas a recibir cuidados prenatales o a visitar a un
profesional de la salud de manera regular durante el embarazo para evaluar los
riesgos, garantizar una buena salud y entender qué medicamentos y fármacos
pueden usar.
Primer embarazo después de los 35 años. Las madres primerizas de más edad
pueden tener embarazos normales, pero las investigaciones indican que estas
mujeres corren más riesgo de tener:
Un parto por cesárea (cuando el recién nacido nace a través de una incisión
quirúrgica en el abdomen de la madre)
Complicaciones en el parto, incluido sangrado excesivo durante el trabajo
de parto
Trabajo de parto prolongado (que dura más de 20 horas)
Un trabajo de parto que no avanza
Un bebé con un trastorno genético, como el síndrome de Down
Factores del estilo de vida
Consumo de alcohol. El alcohol que se consume durante el embarazo pasa
directamente al feto a través del cordón umbilical. Los Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) recomiendan que las
mujeres eviten las bebidas alcohólicas durante el embarazo o cuando están
tratando de quedar embarazadas.15 Durante el embarazo, las mujeres que beben
son más propensas a tener un aborto natural o el nacimiento de un niño muerto.
Otros riesgos para el feto incluyen más probabilidad de tener defectos de
nacimiento y el síndrome alcohólico fetal (FASD por sus siglas en inglés). El FASD
es el nombre técnico para el grupo de trastornos fetales asociados con beber
alcohol en exceso durante el embarazo. Causa rasgos faciales anormales, baja
estatura y bajo peso corporal, trastorno de hiperactividad, discapacidades
intelectuales y problemas de visión o audición.
Consumo de cigarrillos. Fumar durante el embarazo aumenta el riesgo del feto
de tener un parto prematuro, determinados defectos de nacimiento y el síndrome
de muerte súbita del lactante (SIDS por sus sigls en inglés). El humo de segunda
mano también hace que la mujer y el feto en desarrollo corran más riesgo de tener
problemas de salud.
Condiciones del embarazo
Embarazo múltiple. Los embarazos de mellizos, trillizos o más fetos, conocidos
como embarazos múltiples, aumentan el riesgo de los bebés de nacer prematuros
(antes de las 37 semanas de gestación). Tener un bebé después de los 30 años y
tomar medicamentos para la fertilidad son factores que se han asociado con los
embarazos múltiples. Tener tres o más bebés aumenta la probabilidad de que la
mujer necesite un parto por cesárea. Es más probable que los mellizos o trillizos
tengan un menor tamaño que los fetos únicos. Si los bebés de un embarazo
múltiple nacen de forma prematura, son más propensos a tener dificultades
respiratorias.
Diabetes gestacional. La diabetes gestacional, también conocida como diabetes
mellitus gestacional (GDM por sus siglas en inglés) o diabetes durante el
embarazo, es la diabetes que se desarrolla por primera vez cuando la mujer está
embarazada. Muchas mujeres pueden tener embarazos saludables si siguen el
plan de dieta y tratamiento indicado por un profesional de la salud para controlar
su diabetes. La diabetes gestacional no controlada aumenta el riesgo de tener un
trabajo de parto y un parto prematuros, preeclampsia y presión arterial alta.
Preeclampsia y eclampsia. La preeclampsia es un síndrome marcado por un
aumento súbito de la presión arterial en una mujer embarazada después de las 20
semanas de embarazo. Puede afectar los riñones, el hígado y el cerebro de la
madre. Si no se trata, la enfermedad puede ser mortal para la madre y/o el feto y
causar problemas de salud a largo plazo. La eclampsia es una forma más grave
de preeclampsia, marcada por convulsiones y coma en la madre.
¿Se puede prevenir el embarazo de alto riesgo?
Mantenerse sana es una de las mejores maneras de disminuir el riesgo de tener
un embarazo difícil. Muchos profesionales de la salud recomiendan que las
mujeres que están pensando en quedar embarazadas se sometan a una
evaluación para garantizar que gocen de buena salud para concebir. Durante el
embarazo, también hay medidas que puede tomar una mujer para reducir el riesgo
de tener determinados problemas:
- Tomar al menos 400 microgramos de ácido fólico (un tipo de vitamina B)
todos los días antes y durante el embarazo.
- Recibir las inmunizaciones adecuadas.
- Mantener un peso saludable; llevar una dieta sana; realizar ejercicio físico
de forma regular; y evitar los cigarrillos, el alcohol o las drogas.
- Acudir a las visitas prenatales desde las primeras etapas del embarazo y
visitar a un profesional de la salud de forma regular durante el embarazo.
¿Cómo prevenir un embarazo de alto riesgo?
El doctor Gutiérrez nos explica que desafortunadamente, el 80% de las mamás
que tienen partos prematuros no tienen factores de riesgo que permitirían predecir
una alta probabilidad de tener un parto prematuro.
Debido a esto, su prevención es difícil, sin embargo, puedes seguir las siguientes
recomendaciones:
1. Asistir a los controles prenatales: el doctor Vásquez asegura que es posible
detectar gran parte de los casos oportunamente. “El control prenatal está
estructurado para hacer una búsqueda precoz de los riesgos y así abordarlos de
manera segura y oportuna”, por lo que la clave está en tener un seguimiento
responsable del proceso de gestación.
De acuerdo con el doctor Gutiérrez, la ecografía del cuello uterino a las 22
semanas puede aportar algo a la prevención. Si una madre ha tenido partos
prematuros antes, entonces su riesgo de sufrir nuevamente un embarazo
prematuro se incrementa si el cuello uterino mide menos de 25 mms a las 22
semanas.
2. Escuchar al cuerpo: un parto prematuro tiene los síntomas descritos más arriba,
pero antes de tiempo. Es por eso que hay que escuchar al cuerpo: si algo no anda
bien y es fuera de lo común para su embarazo, la mujer tiene que consultar a su
ginecólogo para descartar riesgo de prematurez o bien, tratar a la madre y a su
hijo con tiempo para evitar secuelas si el parto llega finalmente a producirse.
3. Cambiar los hábitos y tener un estilo de vida saludable: es importante dejar de
consumir alcohol, tabaco y drogas. Empezar a alimentarse de la mejor manera,
ojalá eliminando las grasas saturadas, ciertos alimentos crudos de origen animal y
quesos no pasteurizados, además de preferir frutas y verduras frescas.
Empezar o seguir con una rutina de ejercicio. Si es primera vez que se tiene unan
rutina, partir de a poco, con asesoría de alguien acreditado como kinesiólogos o
matronas.
Ante cualquier duda relacionada con embarazo de alto riesgo, debe saber que la
Clínica INDISA cuenta con una Unidad de Medicina Materno-Fetal que se enfoca
en las mamás con patologías en su embarazo, ya sea para estudio ambulatorio u
hospitalizadas.
Entregando, además de vigilancia fetal estricta y dedicada, los cuidados
necesarios para determinar en conjunto con un equipo multidisciplinario, el
momento más adecuado para que el niño nazca en el mejor escenario clínico
posible.
CUIDADOS DE ENFERMERIA EN LA PRECLAMISIA Y ECLAMPISTA
La preeclampsia es la cuarta causa de mortalidad materna y neonatal a nivel
mundial y la primera razón de ingreso a unidades de cuidados intensivos.
En Latinoamérica y el Caribe es la responsable del 25,7 % de las muertes
maternas.
Sin embargo, el control prenatal, diagnóstico oportuno y manejo adecuado de la
afección ha mejorado la tasa de mortalidad por esta causa.
La escucha activa para reducir la ansiedad de la persona gestante y el manejo de
la hipervolemia, son algunas tareas que enfermeras y enfermeros realizan para
evitar complicaciones en situaciones de preeclampsia.
También, la monitorización de líquidos y el manejo intestinal, de las náuseas y los
vómitos.
Mañana se conmemora el Día Mundial de la Preeclampsia, una enfermedad
hipertensiva considerada la cuarta causa de mortalidad materna y neonatal a nivel
mundial y la primera razón de ingreso a unidades de cuidados intensivos. Sin
embargo, el control prenatal, diagnóstico oportuno y manejo adecuado de la
afección ha mejorado la tasa de mortalidad por esta causa. En ese marco, las y
los profesionales de enfermería tienen importantes funciones en la instancia de
preparto para evitar complicaciones en la puérpera y el bebé.
Factores de riesgo de la preeclampsia
En Latinoamérica y el Caribe, la preeclampsia es la responsable del 25,7 % de las
muertes maternas. Las causas de la preeclampsia aún son desconocidas, pero
algunos autores consideran que existen ciertos factores intervinientes en su
desarrollo como, por ejemplo:
Antecedentes personales y familiares de preeclampsia.
Nuliparidad o multiparidad.
Edad de la madre.
Intervalo inter-genésico prolongado.
Atención de enfermería prenatal en casos de preeclampsia
Durante el embarazo, es posible que la persona gestante experimente episodios
de ansiedad, estreñimiento o vómitos. Para evitar que estas situaciones se
agraven en un contexto de diagnóstico de preeclampsia, la o el profesional de
enfermería puede establecer un plan de cuidados, basado en la terminología
NANDA (síntomas que experimenta la paciente), NIC (intervenciones de
enfermería) y NOC (resultados obtenidos).
NANDA: Ansiedad
La persona gestante experimenta una vaga sensación de malestar o amenaza,
acompañada de una respuesta autonómica (cuyo origen con frecuencia es
desconocido para el individuo). También, un sentimiento de aprensión causado
por la anticipación de un peligro. Es una señal de alerta que advierte de un peligro.
NOC: Aceptación del estado de salud
Indicadores:
Tranquilidad.
Reconocimiento de la situación de salud.
NOC: Control de la ansiedad
Indicadores:
Control de la respuesta de ansiedad.
Ausencia de manifestaciones de una conducta de ansiedad.
NIC: Escucha activa
Actividades:
Mostrar interés por el paciente.
Mostrar conciencia y sensibilidad a las emociones.
Determinar el significado de los mensajes reflexionando sobre las actitudes,
experiencias pasadas y la situación actual.
Evitar barreras a la escucha activa (minimizar sentimientos, ofrecer soluciones
sencillas, interrumpir, hablar de uno mismo y terminar la conversación de manera
prematura).
NANDA: Exceso del volumen de líquidos
Aumento de la retención de líquidos isotónicos. Exceso de volumen de líquidos r/c
compromiso de los mecanismos reguladores m/p edema que puede progresar a
anasarca.
NOC: Equilibrio hídrico
Indicadores:
Presión arterial en el rango esperado.
Ausencia de edema periférico.
Entradas y salidas diarias equilibradas.
NOC: Eliminación urinaria
Indicadores:
Patrón de eliminación en el rango esperado.
Entradas y salidas durante 24 horas equilibradas.
Proteinuria dentro de los límites normales.
NIC: Manejo de la hipervolemia
Actividades:
Comprobar signos vitales.
Observar cambios en el edema periférico.
Realizar un seguimiento de los resultados de laboratorio relevantes en la retención
de líquidos.
Observar indicios de deshidratación (mala turgencia de la piel, retraso del llenado
capilar, pulso débil o a saltos, sed severa, mucosas secas, disminución de la
producción de orina e hipotensión).
NIC: Monitorización de líquidos
Actividades:
Determinar cantidad y tipo de ingesta de líquidos y hábitos de eliminación.
Valorar niveles de albúmina y proteína total en suero
Observar las mucosas, turgencia de la piel y la sed.
Identificar posibles factores de riesgo de desequilibrio de líquidos (por ej.
hipertermia, terapia diurética, patologías renales, insuficiencia cardíaca, diaforesis,
disfunción hepática, ejercicio intenso, exposición al calor, infección, estado
postoperatorio, poliuria y diarrea).
NANDA: Estreñimiento
Reducción de la frecuencia normal de evacuación intestinal, acompañada de
eliminación dificultosa o incompleta de heces excesivamente duras y secas.
NOC: Eliminación intestinal
Indicadores:
Patrón de eliminación en el rango esperado.
Cantidad de heces en relación con la dieta.
NOC: Estado nutricional: ingestión alimentaria y de líquidos
Indicadores:
Ingestión alimentaria oral.
Ingestión hídrica oral.
NIC: Manejo intestinal
Actividades:
Enseñar al paciente las comidas específicas que ayudan a conseguir un adecuado
ritmo intestinal.
Evaluar la incontinencia fecal, si existiera.
Instruir al paciente sobre los alimentos de alto contenido en fibras.
NIC: Manejo de estreñimiento
Actividades:
Vigilar la aparición de signos y síntomas de estreñimiento.
Identificar los factores (medicamentos, reposo en cama y dieta) que pueden ser
causa del estreñimiento o que contribuyan al mismo.
Fomentar el aumento de la ingesta de líquidos, a menos que esté contraindicado.
Instruir al paciente/familia sobre la relación entre dieta, ejercicio e ingesta de
líquidos para el estreñimiento.
NANDA: Náuseas
Sensación subjetiva desagradable, como oleadas, en la parte posterior de la
garganta, epigastrio o abdomen que puede provocar la urgencia o necesidad de
vomitar.
NOC: Estado nutricional: ingestión alimentaria y de líquidos
Indicadores:
Ingestión alimentaria oral.
Ingestión hídrica oral.
NOC: Nivel de comodidad
Indicadores:
Bienestar físico referido.
Bienestar psicológico referido.
NIC: Manejo de las náuseas
Actividades:
Enseñar a realizar una alimentación alta en hidratos de carbono y baja en lípidos,
según sea conveniente.
Animar a que se ingieran pequeñas cantidades de comida que sean atractivas
para la persona con náuseas.
Utilizar una higiene bucal frecuente para fomentar la comodidad, a menos que eso
estimule las náuseas.
Reducir o eliminar los factores personales que desencadenan o aumentan las
náuseas (ansiedad, miedo, fatiga y ausencia de conocimientos).
NIC: Manejo del vómito
Actividades:
Proporcionar apoyo físico durante el vómito (por ej. ayudar a la persona a
inclinarse o sujetarle la cabeza).
Proporcionar alivio (por ej. toallas frías en la frente, lavar cara o proporcionar ropa
limpia y seca) durante el vómito.
Esperar 30 minutos después del vómito para dar líquidos (dando por sentado
tracto gastrointestinal y peristaltismo normal).
Fomentar el descanso.
Limpiar después del episodio del vómito poniendo especial atención en eliminar el
olor.
Preeclampsia
La única cura para la preeclampsia es dar a luz al feto. Al tomar decisiones de
tratamiento es necesario tener en cuenta la gravedad de la enfermedad y la
posibilidad de que la madre tenga complicaciones, cuán adelantado está el
embarazo y los riesgos potenciales para el feto. Lo ideal sería que el profesional
de la salud minimizara los riesgos para la madre y le diera al feto tanto tiempo
como sea posible para madurar antes del parto.
Si el feto llegó a 37 semanas o más, el profesional de la salud en general querrá
adelantar el parto para evitar complicaciones adicionales.
Si el feto tuviera menos de 37 semanas, sin embargo, la mujer y el profesional de
la salud podrían considerar otras opciones que le den al feto más tiempo para
desarrollarse, según la gravedad de la enfermedad. Un profesional de la salud
podría considerar las siguientes opciones de tratamiento:
Si la preeclampsia es leve, tal vez sea posible esperar para dar a luz al bebé. Para
evitar complicaciones adicionales, el profesional de la salud podría indicarle a la
madre que haga reposo en la cama (para tratar de disminuir la presión arterial y
aumentar el flujo de sangre a la placenta).
Será necesario controlar de cerca a la mujer y al feto. Las pruebas que podrían
hacerse a la madre incluyen análisis de sangre y orina para ver si la preeclampsia
está avanzando (como pruebas para evaluar los recuentos de plaquetas, las
enzimas hepáticas, la función renal y los niveles de proteína en la orina). Las
pruebas para el feto podrían incluir un ultrasonido, monitoreo del ritmo cardíaco,
evaluación del crecimiento fetal y evaluación del líquido amniótico.
Podrían utilizarse medicamentos anticonvulsivos como el sulfato de magnesio
para evitar las convulsiones.
En algunos casos, como cuando hay una preeclampsia grave, la mujer ingresará
al hospital para poder controlarla de cerca. El tratamiento en el hospital podría
incluir medicamentos intravenosos para controla la presión arterial y evitar las
convulsiones u otras complicaciones, así como inyecciones de esteroides para
ayudar a acelerar la maduración de los pulmones del feto.
Cuando una mujer tiene preeclampsia grave, el médico probablemente desee que
el feto nazca lo antes posible. Si el embarazo ya superó las 34 semanas, suele
sugerirse el parto. Si el feto tiene menos de 34 semanas, es probable que el
médico le recete corticosteroides para ayudar a acelerar la maduración de los
pulmones.1
En algunos casos, el médico podría provocar el parto antes de tiempo, incluso si
esto significara probables complicaciones para el bebé, debido al riesgo de que la
madre sufra complicaciones graves. Los síntomas de la preeclampsia suelen
desaparecer dentro de las 6 semanas del parto.
Eclampsia
La eclampsia —la aparición de convulsiones en una mujer con preeclampsia— se
considera una emergencia médica. Se requiere tratamiento inmediato, en general
en un hospital, para detener las convulsiones de la madre; tratar los niveles de
presión arterial que son demasiado altos; y dar a luz al bebé.
Podría administrarse sulfato de magnesio (un tipo de mineral) para tratar las
convulsiones activas y evitar convulsiones futuras. También podrían administrarse
antihipertensivos para bajar la presión arterial.
La única cura para la eclampsia es dar a luz al feto.
CUIDADOS DE ENFERMERIA EN EL CODIGO ROJO
Debido al aumento del volumen plasmático que ocurre en la mujer durante el
embarazo, un porcentaje de pérdida dado representa para ella un volumen mayor
que en la mujer no embarazada.
• Los parámetros clínicos que se deben evaluar son, en primer lugar, el estado de
conciencia y la perfusión, pues las alteraciones en el pulso y la presión arterial son
tardíos en la mujer embarazada.
Guía para la atención del choque hipovolémico: “Código Rojo”
Todas las instituciones que atienden pacientes obstétricas deben tener una guía
de atención del choque hipovolémico y realizar simulacros periódicamente6 (nivel
de evidencia III).
En una situación de emergencia, como la hemorragia obstétrica, es necesario que
el equipo asistente esté suficientemente actualizado en las mejores técnicas y
estrategias para salvar la vida y que trabaje de manera coordinada y lógica. De
manera simultánea debe dirigir los esfuerzos hacia objetivos concretos como
salvar a la madre, disminuir la morbilidad que resulta del proceso hemorrágico y
de la misma reanimación y en lo posible, salvar al producto de la concepción.
Para lograr implementar el protocolo en una institución se requiere satisfacer los
siguientes requisitos:
1. El documento del “Código Rojo” debe estar fácilmente disponible para que sea
material de consulta permanente.
2. Se debe garantizar el conocimiento teórico del “Código Rojo” y el entrenamiento
adecuado del personal asistencial y de apoyo involucrado. Esta capacitación debe
ser permanente y periódicamente se deben realizar simulacros, con el fin de
mantener las habilidades y garantizar el entrenamiento del personal nuevo en la
institución.
3. Las instituciones deben respaldar el “Código Rojo” con el fin de garantizar los
recursos necesarios, adecuar los procesos para evitar bloqueos administrativos y
coordinar las actividades con el banco de sangre, el laboratorio y el equipo
quirúrgico en las unidades en que estén disponibles.
4. Cada vez que se aplique el “Código Rojo” se debe evaluar su desarrollo y debe
surgir información que retroalimente el proceso y contribuya a su mejoramiento y
adecuación institucional.
Principios fundamentales del manejo del choque hipovolémico en la gestante
Una vez se haga el diagnóstico de choque hipovolémico, el equipo de atención
médica debe aplicar los siguientes principios:
1. Priorizar la condición materna sobre la fetal.
2. Siempre trabajar en equipo: es indispensable la comunicación entre el líder y el
equipo de trabajo y entre éstos y la familia.
3. Reconocer que el organismo tolera mejor la hipoxia que la hipovolemia; por lo
tanto, la estrategia de reanimación del choque hipovolémico en el momento inicial
se basa en el reemplazo adecuado del volumen perdido, calculado por los signos
y síntomas de choque.
4. Hacer la reposición del volumen con solución de cristaloides bien sea solución
salina 0,9% o solución de Hartman. Se recomienda el uso de cristaloides, porque
las soluciones coloidales como almidones, albúmina o celulosa son más costosas
y no ofrecen ventajas en cuanto a la supervivencia7,8 (nivel de evidencia I).
5. La reposición volumétrica debe ser de 3 mL de solución de cristaloide por cada
mL de sangre calculado en la pérdida.
6. Las maniobras de monitoreo e investigación de la causa de la hemorragia se
deben hacer de manera simultánea con el tratamiento de la misma, en lo posible
detener la fuente de sangrado en los primeros 20 minutos.
7. Si al cabo de la primera hora no se ha corregido el estado de choque
hipovolémico se debe considerar la posibilidad de que la paciente ya tenga una
coagulación intravascular diseminada establecida, porque la disfunción de la
cascada de la coagulación comienza con la hemorragia y la terapia de volumen
para reemplazo y es agravada por la hipotermia y la acidosis.
8. En caso de que la paciente presente un choque severo la primera unidad de
glóbulos rojos se debe iniciar en un lapso de 15 minutos9 (nivel de evidencia III).
9. Se puede iniciar con glóbulos rojos “O negativo” y/o sangre tipo específica sin
pruebas cruzadas hasta que la sangre tipo específica con pruebas cruzadas esté
disponible. Si no hay glóbulos rojos “O negativo” disponibles se pueden utilizar
glóbulos rojos “O positivo”10,11 (nivel de evidencia II-3).
Secuencia temporal del “Código Rojo” (ver anexo 1):
Todo el equipo de salud que atiende pacientes obstétricas debe estar familiarizado
con los signos clínicos del choque.
Minuto Cero: activación del “Código Rojo”
En general, la pérdida de 500 mL rara vez compromete la salud materna. Parece
que la percepción de la pérdida de más de 1000 mL es un buen punto de corte
para iniciar las maniobras de reanimación.
La activación del “Código Rojo” la realiza la primera persona del equipo asistencial
que establece contacto con la paciente que sangra y evalúa los parámetros
descritos en la tabla 2. Determina en su orden: estado del sensorio, perfusión,
pulso y presión arterial.
El grado de choque lo establece el peor parámetro encontrado. Ante signos de
choque y/o un cálculo de sangrado superior a 1000 mL se debe activar
el“CódigoRojo”4 (nivel de evidencia III).
La activación del “Código Rojo” puede ocurrir en el servicio de urgencias, en
hospitalización o en las salas de cirugía, partos o recuperación, y por lo tanto, se
debe definir un mecanismo rápido y eficiente para la activación del mismo,
garantizando que alerte al personal involucrado sin necesidad de realizar múltiples
llamadas; se sugiere que sea por altavoz.
En el minuto cero la activación del “Código Rojo” debe desencadenar varias
acciones en forma automática:
• Alertar al servicio de laboratorio y/o banco de sangre, si éste se encuentra
disponible en la institución.
• Alertar al servicio de transporte. Si la ambulancia está en la institución debe
permanecer allí mientras se resuelve el “Código Rojo”, y si no está, se debe
contactar al centro regulador de remisiones para avisar que se tiene un “Código
Rojo” en proceso.
• Iniciar el calentamiento de los líquidos para uso venoso a 39°C (1000 mL en
microondas o con electrodo en agua, se logra en 2 minutos). Debe estar
claramente definido el funcionario que empezará a calentarlos (la hipotermia
aumenta el riesgo de falla orgánica y coagulopatía).
• Desplazamiento del mensajero u otra persona definida previamente que asuma
tal función al servicio donde se activó el “Código Rojo”.
Minutos 1 a 20: reanimación y diagnóstico
La resucitación inicial en el choque hemorrágico incluye la restauración del
volumen circulante, mediante la aplicación de dos catéteres gruesos y la infusión
rápida de soluciones cristaloides (nivel de evidenciaI).
Después de activado el “Código Rojo” el equipo debe realizar las siguientes
acciones:
• Posicionarse en el sitio asignado para el cumplimiento de sus funciones.
• Iniciar el suministro de oxígeno a la paciente garantizando la máxima FIO2, con
máscara reservorio, Ventury al 35-50% o cánula nasal a 4 litros por minuto.
• Canalizar dos venas con catéteres #14 (café marrón garantiza un flujo de 330
mL/min) o #16 (gris: 225 mL/min). Tomar muestras en tres tubos de tapa roja,
morada y gris, para hemoglobina, (Hb), hematocrito (Hcto), plaquetas,
hemoclasificación, pruebas cruzadas, tiempo de protrombina (TP), tiempo parcial
de tromboplastina (TPT) y fibrinógeno (según el nivel de complejidad). Si el sitio
inicial de atención no cuenta con laboratorio, estas muestras se deben conservar y
enviar debidamente identificadas cuando se transfiera la paciente a otra
institución. Iniciar la administración de 2000 mL de solución salina normal o
Hartman12 (nivel de evidencia III). Clasificar el grado de choque y complementar
el volumen de líquidos requerido de acuerdo al estado de choque (se deben tener
precaución en las pacientes con preeclampsia y con cardiopatías).
• Identificar la causa de sangrado e iniciar su manejo. En el primer trimestre,
descartar el aborto y sus complicaciones, la gestación ectópica y la mola
hidatidiforme; en el segundo y tercer trimestre, identificar las causas placentarias
como placenta previa, abrupcio de placenta y la posibilidad de ruptura uterina; y en
el posparto, utilizar la nemotecnia de las 4 “T”: tono (atonía, 70% de los casos),
trauma (desgarros del canal vaginal 20%), tejido (retención de restos placentarios
10%) y trombina (coagulopatía 1%). Igualmente se debe descartar la ruptura
uterina. En los sitios donde no se dispone del recurso de anestesiólogo se
recomienda el uso de meperidina y diazepam para realizar las maniobras de
revisión del canal (tabla 3). El medicamento de elección para el manejo de la
atonía es la oxitocina administrada en infusión. Si no hay contraindicaciones se
debe administrar metergina simultáneamente. Si con estos medicamentos no se
logra el control se debe adicionar misoprostol (tabla 3).
• Evacuar la vejiga y medir la eliminación urinaria permanentemente. Mantener la
temperatura corporal estable cubriendo a la paciente con frazadas. En choque
severo, iniciar la transfusión de 2 unidades de glóbulos rojos (GR) “O negativo”.
Si no hay disponible, iniciar “O Rh positivo”. Definir si se puede continuar con el
manejo del caso en la institución o si requiere remisión, según la causa
sospechada o definida y el nivel de atención en el que se encuentre. Mantener
informada a la familia y, de acuerdo a las condiciones, contar con su eventual
colaboración en algunos aspectos de la atención o de la remisión.
En el manejo del choque hemorrágico es necesaria la rápida identificación de la
causa y su control, mientras se realizan las medidas iniciales de reanimación.
Tiempo 20 a 60 minutos: estabilización
• En choque grave, iniciar la transfusión de sangre tipo específica sin pruebas
cruzadas.
• Conservar el volumen útil circulante: si el estado de choque persiste, se debe
mantener el reemplazo de líquidos necesarios para mejorar la perfusión y la
recuperación hemodinámica. Una vez cese la hemorragia y se controle el choque
se debe mantener la infusión de cristaloides de 150 a 300 mL/hora. Es prudente
vigilar los pulmones mediante la auscultación frecuente en busca de signos de
edema agudo por sobrecarga de volumen, que en caso de presentarse, se debe
tratar con las medidas clásicas para el mismo.
• Si el diagnóstico es una atonía se deben mantener las maniobras compresivas,
como el masaje uterino bimanual o la compresión externa de la aorta y el
suministro de uterotónicos (tabla 3).
• Garantizar la vigilancia de los signos de perfusión como el estado de conciencia,
el llenado capilar, el pulso, la presión arterial y la eliminación urinaria. Además se
debe vigilar la frecuencia respiratoria.
• Si después de la reposición adecuada de volumen la paciente continúa
hipotensa, hay que considerar la utilización de medicamentos inotrópicos y
vasoactivos.
• Evaluar, de acuerdo a la situación clínica y al nivel de atención en el que se
encuentre la paciente, si puede continuar el tratamiento o es mejor trasladarla a
otra institución.
• Si el sangrado es por atonía y su control es difícil, y se cuenta con los recursos
suficientes para realizar un procedimiento quirúrgico, se debe alcanzar un estado
óptimo de perfusión antes de realizarlo. Es necesario definir la necesidad de
realizar procedimientos, desde el menos hasta el más agresivo: la prueba de
taponamiento uterino, las suturas de B-Lynch, la ligadura selectiva de las arterias
uterinas y, por último, la histerectomía.
• Mantener adecuadamente informada a la familia.
Una resucitación adecuada requiere la evaluación continua de la respuesta,
mediante la vigilancia de los signos clínicos y los controles seriados
hematológicos, bioquímicos y metabólicos.
Tiempo 60 minutos: manejo avanzado
Después de una hora de hemorragia e hipoperfusión, con o sin tratamiento activo,
existe una alta probabilidad de una coagulación intravascular diseminada (CID).
Antes de realizar cualquier procedimiento quirúrgico es necesario garantizar la
recuperación de la coagulación. Se debe proceder así:
• Establecer la vigilancia avanzada para controlar la CID con la reevaluación de las
pruebas de coagulación como el TPT, TP, el fibrinógeno y el dímero D.
• Considerar siempre la decisión crítica: si se asume el manejo de la paciente se
debe disponer de los recursos quirúrgicos, los hemoderivados y la vigilancia en
una unidad de cuidado intensivo (UCI). Si no se tienen estas condiciones se debe
trasladar a la paciente en óptimas condiciones a un nivel superior (nivel III o IV).
• Si el sangrado continúa en instituciones con el recurso del especialista y la
tecnología adecuada, se debe definir la posibilidad de intervenciones avanzadas
como la embolización selectiva o la realización de los procedimientos quirúrgicos,
si éstos no se han realizado aún (ligadura de las arterias uterinas, sutura de B-
Lynch, histerectomía).
• En lo posible, solicitar asesoría del hematólogo para el manejo de la CID.
• Siempre se debe corregir la CID antes de realizar procedimientos quirúrgicos:
-Garantizar que el recuento de plaquetas sea superior a 50.000/mL. Cada unidad
de plaquetas de 50 mL aporta 5000 - 8000 plaquetas por mL.
-Utilizar el plasma fresco congelado si los valores de TP y/o del TPT son 1,5 veces
mayores al del control. Dosis: 12-15 mL/kg. Cada unidad de 250 mL aporta 150
mg de fibrinógeno y otros factores de la coagulación. La decisión de aplicar el
plasma fresco no depende directa y exclusivamente de la cantidad de glóbulos
suministrados, como se recomendaba anteriormente.13
- El crioprecipitado se debe utilizar si el fibrinógeno es inferior a 100 mg/dL y/o el
TPT y el TP no se corrigen con la administración del plasma fresco. Una unidad de
10 a 15 mL aporta 200 mg de fibrinógeno, 100 unidades de factor VIII, 80100 U de
factor de von Willebrand, 50-100 U de factor XIII y fibronectina. Dosis: 2 mL/kg de
peso.
• Evaluar el estado ácido-básico, los gases arteria-les, el ionograma y la
oxigenación. Recordar que la coagulación es dependiente del estado ácido-básico,
de la oxigenación y de la temperatura.
• Conservar el volumen útil circulatorio apoyándose siempre en los criterios
clínicos de choque.
• Mantener las actividades de hemostasia y la vigilancia estricta del sangrado
mientras se traslada la paciente a otra institución o se lleva a cirugía.
• Mantener adecuadamente informada a la familia.
Siempre que se defina el traslado:
Garantizar el transporte adecuado, de preferencia en ambulancia medicalizada,
con el equipo humano acompañante entrenado en “Código Rojo”, que continúe
durante el desplazamiento con la aplicación del mismo, con énfasis en el masaje
activo, las maniobras de reanimación, reemplazo de volumen y administración de
medicamentos (goteo de oxitocina en caso de atonía). En la ambulancia se debe
disponer del equipo de reanimación cardiopulmonar, medicamentos, infusores de
líquidos y oxígeno.
Acompañar a la familia con una explicación clara y objetiva, que proceda de quien
asume el proceso de coordinación del “Código Rojo”.
Organización del equipo de trabajo
Con el fin de evitar el caos durante la asistencia de una situación crítica, como la
hemorragia obstétrica con choque hipovolémico, es necesario organizar al equipo
humano disponible asignando funciones específicas, las cuales se deben conocer
y estudiar previamente en los entrenamientos institucionales. Esta organización
del equipo mejora las condiciones de trabajo y facilita la realización de las
funciones para la recuperación y mantenimiento de la vida de la mujer en choque.
Cada miembro participante en el “Código Rojo” debe cumplir sus funciones con el
fin de evitar la duplicación o la falta de realización de alguna de ellas. La
distribución que se propone considera como ideal que se disponga de cuatro
personas. Será necesario adaptarla de acuerdo a la disponibilidad del equipo
humano de cada institución. El personal debe estar claramente asignado para que
en cada turno cada persona conozca su responsabilidad. Tener disponible un
sistema de tarjetas del “Código Rojo” ayuda al cumplimiento de los objetivos.
• Responsables del “Código Rojo”: ver tarjetas con descripción de funciones en el
anexo.
• Coordinador del “Código Rojo”: debe ser médico general de la institución o
especialista en ginecología y obstetricia, siempre y cuando esté disponible. En
caso de no estar presente el médico, debe ser la persona con mayor experiencia
en el manejo de esta situación. Esta persona se debe ubicar hacia la parte inferior
del cuerpo de la paciente, al lado de la pelvis o de frente a la región perineal,
según sea el caso, para realizar las maniobras necesarias de control del sangrado.
Además debe ocuparse de vigilar el cumplimiento del “Código Rojo”, realizar los
diagnósticos y procedimientos, así como ordenar los medicamentos.
• Asistente 1: puede ser un médico, enfermera profesional o una auxiliar de
enfermería. Se encarga de informar a la paciente acerca de la condición y el
procedimiento a realizar, así como de garantizar la vía aérea permeable,
monitorizar los signos vitales, cubrir a la paciente con frazadas y llevar el registro
clínico del “Código Rojo”.
• Asistente 2: puede ser un médico, enfermera profesional o una auxiliar de
enfermería. Se encarga de garantizar permanentemente el acceso venoso.
• Circulante(s): puede ser una auxiliar de enfermería u otra persona de la
institución que esté capacitada para su función.
Escenarios específicos del choque hipovolémico
1. Paciente que mejora en los primeros 20 minutos con las maniobras iniciales
• Continuar la vigilancia estricta:
-Evaluar signos de perfusión (sensorio, llenado, pulso y PA) mínimo cada 15
minutos durante las siguientes dos horas.
-Vigilar el sangrado vaginal mínimo cada 15 minutos durante las siguientes 4
horas.
- Si fue una hemorragia por atonía uterina, vigilar la contracción uterina y el
sangrado vaginal mínimo cada 15 minutos por las siguientes 2 horas.
• Soporte estricto:
-Continuar los líquidos IV a razón de 150 -300 mL/hora. -Si fue una atonía,
continuar los uterotónicos por 12 a 24 horas.
- Mantener la oxigenación.
- Definir la necesidad de transfusión (hemoglobina <7 g/dL).
2. Paciente que no mejora con las maniobras iniciales
• Continuar la vigilancia estricta de signos vitales y signos de choque mientras se
define el lugar de la atención.
• Continuar con el masaje uterino y los uterotónicos, en los casos pertinentes,
durante el período previo a la cirugía o durante la remisión.
• Definir el nivel de atención.
3. Paciente que mejora en la reanimación inicial, pero recae en choque
posteriormente
• Repasar todos los procesos de los tiempos 1 a 20, 20 a 60 y ubicarse en el
tiempo que calcula para la paciente (pensar siempre en la posibilidad de CID).
• Definir el nivel de atención: si no la remite, debe aplicar vigilancia avanzada:
coagulación, estado ácido-básico, ionograma.
• Definir conducta quirúrgica, previa estabilización, intentando alcanzar la máxima
estabilidad posible.
• Garantizar el soporte posquirúrgico avanzado: unidad de cuidados intensivos y
trombo profilaxis, una vez resuelta la hemorragia y la CID.
4. Paciente menor de edad, testigo de Jehová o hija de padres seguidores de este
credo religioso
• Realizar el manejo integral del “Código Rojo” y utilizar los hemoderivados cuando
estén indicados sin considerar la determinación religiosa de la paciente o de los
padres, ya que predomina el cuidado de la salud sobre los condicionantes
religiosos.
• Existe confusión en el medio con respecto a las implicaciones legales de tomar
esta decisión. Las sentencias de la corte han sido claras al respecto: “El primero
de los derechos fundamentales es el derecho a la vida. Es un derecho inherente al
individuo, lo que se pone de presente en el hecho de que sólo hay que existir para
ser titular del mismo. De otra parte, no se puede ser titular de derechos sin la vida
presente, pasada o futura. Así, resulta la vida un presupuesto para el ejercicio de
los demás derechos”. “No se trata de desconocer la condición de autonomía
relativa del menor adulto, se trata de evitar que sin pretexto de la misma, el menor,
en condiciones extremas de vulnerabilidad (peligro inminente de muerte), adopte
decisiones que atenten contra él mismo y contra su integridad”. “Las creencias
religiosas de la persona no pueden conducir al absurdo de pensar que, con
fundamento en ellas, se pueda disponer de la vida de otra persona, o de someter
a grave riesgo su salud y su integridad física, máxime, como ya se dijo, cuando se
trata de un menor de edad, cuya indefensión hace que el estado le otorgue una
especial protección, de conformidad con el artículo 13 superior. Por lo demás, es
de la esencia de las religiones en general, y en particular de la cristiana, el
propender por la vida, la salud corporal y la integridad física del ser humano; por
ello, no deja de resultar paradójico que sus fieles invoquen sus creencias
espirituales, como ocurre en este caso, para impedir la oportuna intervención de la
ciencia en procura de la salud de una hija menor. No existe pues, principio de
razón suficiente que pueda colocar a un determinado credo religioso en oposición
a derechos tan fundamentales para un individuo como son la vida y la salud”.
• No se recomienda la utilización rutinaria e inicial de sustitutos sanguíneos, ni en
éstas ni en otras pacientes, ya que no se ha encontrado suficiente información en
el manejo obstétrico urgente, se sustentan en reporte de casos, no están
disponibles en la mayoría de las instituciones donde se aplica el “Código Rojo” y,
en otros contextos, se ha encontrado que algunos de ellos pueden aumentar los
riesgos para las pacientes.
EPISIOTOMÍA Y EPISOFFAFÍA Y SUS CUIDADOS DE ENFERMERIA
Cuidados posoperatorios para una episiotomía
Una episiotomía es una cirugía menor hecha durante el parto para ensanchar la
abertura de la vagina.
Un desgarro o laceración perineal a menudo se forma por sí solo durante un parto
vaginal. En raras ocasiones, este desgarro también comprometerá el músculo
alrededor del ano o el recto.
Tanto las episiotomías como las laceraciones perineales requieren puntos de
sutura para reparar y garantizar la mejor cicatrización. Ambas son similares en el
tiempo de recuperación y la molestia durante la cicatrización.
Qué se debe esperar
La mayoría de las mujeres sanan después de una episiotomía sin problemas,
aunque esto puede tardar muchas semanas.
No es necesario retirar los puntos de sutura. El cuerpo los absorberá. Usted puede
volver a las actividades normales cuando se sienta lista, como el trabajo de oficina
o la limpieza de la casa ligeros. Espere 6 semanas antes de:
Utilizar tampones.
Tener relaciones sexuales.
Realizar cualquier otra actividad que pudiera abrir (romper) los puntos de sutura.
Cuidados personales
Para aliviar el dolor o la molestia:
Pídale al personal de enfermería que le apliquen compresas frías inmediatamente
después del nacimiento. Utilizar compresas de hielo en las primeras 24 horas
después del nacimiento disminuye la inflamación y ayuda con el dolor.
Tome baños con agua tibia, pero espere hasta 24 horas después de haber dado a
luz. Verifique que la bañera se limpie con un desinfectante antes de cada baño.
Tome medicamentos como ibuprofeno para aliviar el dolor.
Usted puede hacer muchas otras cosas para ayudar a acelerar el proceso de
cicatrización, como las siguientes:
Utilizar baños de asiento (sentarse en el agua que cubra la zona de la vulva) unas
cuantas veces al día. Espere hasta 24 horas después de haber dado a luz para
tomar un baño de asiento. Usted puede comprar tinas en cualquier droguería que
encajen en el borde del inodoro. Puede sentarse allí en lugar de treparse en la
bañera, si lo prefiere.
Cambiar sus almohadillas cada 2 a 4 horas.
Mantener la zona alrededor de los puntos de sutura limpia y seca. Seque la zona
dando toques con una toalla limpia después de bañarse.
Después de orinar o tener una deposición, rocíe agua caliente sobre la zona y
seque dando palmaditas con una toalla limpia o pañitos húmedos para bebés. No
utilice papel higiénico.
Tome ablandadores de heces y beba mucha agua. Esto evitará el estreñimiento.
También ayudará el hecho de comer mucha fibra. El proveedor de atención
médica puede sugerir alimentos con mucha fibra.
Haga los ejercicios de Kegel. Apriete los músculos que utiliza para contener la
orina durante 5 minutos. Haga esto 10 veces cada día durante todo el día.
Cuándo llamar al médico
Llame al proveedor si:
El dolor empeora.
Usted pasa 4 días o más sin tener una deposición.
Usted expulsa coágulos de sangre más grandes que una nuez.
Tiene flujo con mal olor.
La herida parece abrirse.
Una episiotomía es un corte (incisión) que se hace en el tejido entre la abertura
vaginal y el ano durante el parto. Esta zona se denomina perineo.
Aunque una episiotomía antes era una parte rutinaria del trabajo de parto, ese ya
no es el caso. Si estás planeando un parto vaginal, esto es lo que debes saber
sobre la episiotomía y el parto.
La tradición de la episiotomía
Durante años, se creyó que una episiotomía ayudaba a prevenir desgarros
vaginales más grandes durante el trabajo de parto. Los expertos creían que una
incisión se curaría mejor que un desgarro natural. También se creía que el
procedimiento ayudaba a conservar los músculos y el tejido conectivo que
sostiene el suelo pélvico.
Sin embargo, en la actualidad, se sugiere mediante investigaciones que las
episiotomías de rutina no previenen estos problemas después de todo.
Nuevo enfoque
Episiotomía
Agrandar la imagen
Episiotomía
Ya no se recomiendan las episiotomías de rutina. Aun así, a veces el
procedimiento resulta necesario. Se puede recomendar una incisión si es
necesario que el parto sea rápido por las siguientes razones:
El hombro del bebé está atascado detrás del hueso pélvico
El bebé tiene un patrón de frecuencia cardíaca irregular durante el parto
Se requiere el uso de fórceps o de ventosa durante un parto vaginal
Cómo funciona
Si necesitas una episiotomía, por lo general, no sentirás la incisión ni la sutura de
reparación. Si no has recibido anestesia o la anestesia ha perdido efecto, es
probable que recibas una inyección de un anestésico local para adormecer el
tejido.
El proveedor de atención médica te hablará de diferentes técnicas para mejorar la
comodidad a medida que te recuperas.
Existen dos tipos de incisiones en la episiotomía:
Incisión de línea media. Una incisión de línea media se hace verticalmente. Una
incisión de línea media es más fácil de reparar. Sin embargo, tiene un mayor
riesgo de extenderse hacia la zona anal.
Incisión mediolateral. La incisión mediolateral se realiza en un ángulo de 45°. Una
incisión mediolateral es menos probable que resulte en un desgarro que se
extienda hacia la zona anal. Sin embargo, esta incisión suele ser más dolorosa y
más difícil de reparar.
Riesgos de la episiotomía
La recuperación de una episiotomía es incómoda. A veces, la incisión es más
extensa de lo que hubiera sido un desgarro natural. Es posible que se produzca
una infección. En algunas personas, la episiotomía causa dolor durante las
relaciones sexuales en los meses posteriores al parto.
Una episiotomía de la línea media te pone en riesgo de sufrir un desgarro vaginal
de cuarto grado. Este tipo de desgarro se extiende por todo el esfínter anal hasta
la membrana mucosa que recubre el recto. Puede haber incontinencia fecal.
Cicatrización de una episiotomía
Las suturas que se usan para reparar la episiotomía generalmente se absorben
por sí solas. Podrías tomar medicamentos de venta con receta médica o usar un
analgésico de venta libre o un ablandador de heces. Sin embargo, no se ha
comprobado la eficacia de las cremas o ungüentos para aliviar el dolor de las
heridas por episiotomía.
Durante el período de recuperación, se espera que las molestias mejoren con el
tiempo. Comunícate con el proveedor de atención médica si el dolor empeora.
También llama al proveedor de atención médica si tienes fiebre o si la herida
produce pus. Estos podrían ser síntomas de una infección.
Acepta algo de incertidumbre
Comparte lo que piensas sobre la episiotomía con el proveedor de atención
médica durante las consultas prenatales y cuando comiences el trabajo de parto.
Sin embargo, recuerda entrar en el trabajo de parto con la mente abierta. Lleva
tiempo que el bebé dilate los tejidos vaginales para dar lugar al parto. Sin
embargo, a veces el bebé necesita nacer antes de que los tejidos vaginales
puedan dilatarse por sí solos.
Confía en que el proveedor de atención médica respete tus deseos sobre la
episiotomía y que te diga cuándo es la opción más segura para ti y para tu bebé.