La historiografía del siglo XX
Desde la objetividad científica al desafio posmoderno
Georg G. Iggers
Traducción, edición y presentación de Ivan Jaksié
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La historiografía
del siglo XX
Desde la objetividad Científica
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Georg G. Iggers
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FoNDo DE CULTURA ECONÓMICA
CAPÍTULO 1
EL H1sToR1CIsMo CLÁSICO CoMo MoDELo
DE INVESTIGACIÓN HISTÓRICA
A principios del siglo XIX, en el mundo occidental en general,
la historia experimentó un cambio radical al transformarse en
una disciplina profesional. Hasta entonces habían habido dos
zi-adiciones dominantes en la manera de escribir la historia:
una predominantemente erudita y anticuaria, y la otra esen-
ciahnente literaria. Sólo ocasionalmente estas dos tradiciones
aparecían unidas, como ocurría en la obra de los grandes his-
toriadores británicos del siglo XVIII, Gibbon, Hume y Robert-
son. La nueva disciplina histórica que surgió en las universi-
dades alemanas enfatizó el aspecto erudito de la historia, pero
al mismo tiempo liberó a la erudición del criterio anticuario
más estrecho, y sus mejores representantes mantuvieron un
sentido de estilo literario. Es importante tener en cuenta que
ia nueva profesión cumplía con ciertas necesidades públicas y
:iertos objetivos políticos que hicieron importante comunicar
los resultados de la investigación a un público cuya conciencia
histórica trataba de moldear, y que recurría a los historiadores
para la búsqueda de su propia identidad histórica. Es decir, des-
de temprano existió una tensión entre el ethos científico de la
profesión, que exigía un compromiso por evitar los prejuicios
5- los juicios valóricos, y la función política de la profesión, que
daba por sentado un cierto orden social.
Esta tensión se vio reflejada en la misión educacional que
adoptó la universidad en el siglo XIX. El prototipo de esta
49
LA HISTORIOGRAFÍA DEL SIGLO XX
universidad fue la Universidad de Berlín, fundada en 1810
como parte de la reorganización de la enseñanza secundaria y
superior llevada a cabo por Guillermo von Humboldt en la épo-
ca de reforma que siguió a la desastrosa derrota de Prusia por
parte de Napoleón en 1806 y 1807'. Estas reformas, que algunas
veces han sido descritas como “una revolución desde arriba”,
sentaron las bases para unas condiciones modernas en lo eco-
nómico, legal y social, similares a las efectuadas por la Revo-
lución Francesa, pero que eran implementadas en un marco
que mantenía bastante de la antigua estructura monarquica,
burocrática, militar y aristocrática. El servicio civil, reclutado
principalmente de la clase media con educación universitaria,
jugó un papel central en un orden político en el que las insti-
tuciones representativas funcionaban hasta ese momento sólo
a nivel comunal. Humboldt buscó reformar los Gymnasía y la
universidad con el propósito de proporcionar una formación
intelectual y estética completa cuyo centro pasó a ser conoci-
do como Bíldungfl y a través del cual se proporcionarían las
bases para una sociedad de ciudadanos informados y parti-
cipativos. La intención de estas reformas no era de ninguna
manera democrática. La educación humanística, con su fuerte
apoyo en el latín y especialmente en los clásicos griegos, no
sólo profundizó la brecha entre un Bürgertum educado y la
población en general, sino que también creó una clase de altos
' El témiino Bíldung no es fácil de traducir y debe ser entendido en
el contexto de la cultura intelectual alemana Las traducciones corrientes
de ”cultura"o "educación" son insuficientes. Fritz Ringer intenta defnirlo
como "la perspectiva del aprendizaje como la autorrealización personal a
través de la interacción interpretativa con textos venerados". “El modelo
esencialmente interpretativo de Bildung inspiró a la tradición hermenéu-
tica dominante en la investigación filológica e histórica alemana, como
también la concepción germana de Geísteswíssenschøfien... El objetivo del
Bildung implicaba una perspectiva personal evaluativa (Weltanschauung),
más que una intervención manipulativa de la naturaleza o de los procesos
sociales". Ringer, Fields of Knowledge: French Academic Culture in Compa-
rativa Perspectiva, 1890-1920 (Cambridge, 1992), 2.
50
EI. 1-IIs'roRIcIsMo cI.ÁsIco como Moniato DE IIWESTIGACIÓN Hisrómca
funcionarios públicos que Fritz Ringer ha comparado con los
:nandarinos chinos?
La nueva universidad encarnaba esta fusión del Wissenschafi
y el Bíldung. En contraste con las universidades del antiguo ré-
gimen, cuya principal función era la enseñanza, la Universidad
de Berlín se transfonnaría en un centro en el cual la enseñanza
staría basada en la investigación. Con esto en mente, la Uni-
versidad de Berlin reclutó a Leopoldo Ranke en 1825. Ranke,
quien era un joven profesor en el Gymnasium de Frankfurt/
Oder, había publicado recientemente un libro en el que busca-
ba reconstruir, mediante el examen crítico de los documentos,
una de las grandes transformaciones de la política europea: el
surgimiento, como un factor primordial en la política intema-
cional, del sistema de Estados modemos y del equilibrio de los
grandes poderes que tuvo lugar durante el curso de las gue-
rras italianas de fines del siglo XV y principios del XVI? En un
anexo metodológico del libro,4 rechazó cualquier intento de
escribir la historia a partir de nada que no fueran las fuentes
primarias, llegando a acusar quizás injustamente a todos los
relatos anteriores de las guerras italianas, incluyendo la obra
clásica de Guicciardini, por haber a su juicio ignorado com-
pletamente todo examen crítico de la evidencia. El objetivo de
Ranke era transformar la historia en una ciencia rigurosa prac-
ticada por historiadores entrenados profesionalmente. Como
Tucídides, sobre quien redactó su tesis doctoral, quiso escribir
una historia que combinara una reconstrucción fidedigna del
pasado con la elegancia literaria. La historia debía ser escrita
por especialistas, pero no sólo o primordialmente para ellos,
2 Fritz Ringer, The Decline of the German Mandarina' The German Aca-
.iemic Community, 1890-1933 (Cambridge, Mass., 1969).
3 Geschichten der mmanischen und germanischen Väl/eer von 1494 bis
1514 (Leipzig, 1824); en inglés, Htlstoøy qf the Latin and Teutonic Nations
-londres, 1887).
4 Zur Krífik neuerer Geschíchlschreiber, que se publicó separadamente
ese mismo año.
51
LA I~IIsroR1ocRAi=íA DEL sIGI.o XX
sino que para el público educado más amplio. La historia debía
ser tanto una disciplina cientifica como una fuente de cultura.
El concepto rankeano de la historia como una ciencia rigu-
rosa se caracteriza por la tensión entre la demanda explícita
por una investigación objetiva, que rechaza estrictamente tan-
to los juicios de valor como las especulaciones metafísicas, y
los supuestos filosóficos y políticos implícitos que en realidad
determinaban su investigación. Para Ranke, la investigación
avanzada estaba estrechamente ligada al método crítico. Un
entrenamiento muy acabado en los métodos de la crítica filoló-
gica era una precondición necesaria para ello. Ranke introdujo
el sistema de seminarios en que los futuros historiadores eran
entrenados para el examen crítico de los documentos medie-
vales. El seminario en sí no era algo enteramente nuevo. Jo-
hann Christoph Gatterer había introducido algo parecido en
la Universidad de Göttingen en la década de 1770, pero sólo
con Ranke se transformó en un componente integral del en-
trenamiento de los historiadores. Para 1848 casi todas las uni-
versidades alemanas lo habían adoptado. Aquello que Ranke
concebía como un estudio riguroso suponía una abstinencia
estricta de todo tipo de juicios de valor. Como afirmó en el fa-
moso párrafo introductorio de su libro inicial sobre las guerras
italianas, que le valió su contratación en Berlín, el historiador
se debía abstener de "juzgar el pasado" y limitarse a "mostrar
cómo ocurrieron las cosas en realidad".5 Sin embargo, rechaza-
ba al mismo tiempo cualquier tipo de positivismo que viera el
establecimiento de los hechos como la tarea esencial del histo-
riador. Mientras que para Max Weber, a comienzos del siglo XX,
un enfoque histórico riguroso revelaba el sinsentido ético de la
existencia, para Ranke este revelaba un mundo de significado y
de valores. Por ello escribió que "mientras que el filósofo, que ve
5 Cf. “Preface to the First Edition of Historias ofthe Latin and Germanic
Nations', en Leopold von Ranke, Theory and Practice ofHistory, 86.
52
H HISTORICISMO CLÁSICO COMO MODELO DE INVESTIGACIÓN HISTÓRICA
la historia desde su punto de vista, busca la infinidad meramen-
§ a través de la progresión, el desarrollo y la totalidad, la histo-
na reconoce algo infinito en toda existencia: en toda condición,
en todo ser, algo etemo que proviene de Dios" .Ó La historia, así,
reemplazaba a la filosofía como ciencia que proporcionaba una
comprensión del significado de la vida humana.
Lejos de enfatizar la relatividad y por tanto la falta de senti-
do de todos los valores, la manera "imparcial" (unpartheyischfl
de observar las cosas por la que abogaba Ranke revelaba, de
hecho, el carácter ético de las instituciones sociales en su de-
sarrollo histórico. Aunque Ranke reemplazaba el enfoque fi-
hsófico de Hegel por uno histórico, estaba de acuerdo con
Hegel en que los estados políticos existentes, en la medida
en que eran el resultado del desarrollo histórico, constituían
'energías morales” o "pensamientos divinos”. 9 De esta manera,
lanke tomaba una posición cercana a la de Edmund Burke,
d argumentar que cualquier desafío a las instituciones socia-
ìes y políticas establecidas por vías revolucionarias o reformas
profundas constituían una violación del espíritu histórico.”
El enfoque “imparcial” del pasado, que buscaba simplemente
mostrar "lo que realmente ocurrió", revelaba para Ranke el or-
ckn existente tal como Dios lo había creado. Para Ranke, tal
como para Hegel, la historia del mundo moderno demostraba
h solidez de las instituciones políticas y sociales de la Prusia
de la Restauración, en la que la libertad civil y la propiedad
prada existían y prosperaban bajo el alero de una monarquía
poderosa y un servicio civil ilustrado. De allí la centralidad
¿el Estado para el concepto rankeano de la historia. Es muy
5 “On the Character of Historical Science", en ibíd., ll.
-I En ibíd., 13-15.
S “The Great Powers", en ibíd., 52.
9 “A Dialogue on Politics", en ibíd., 66.
1° Véase Ranke, "On the Relation and Distinction of History and Poli-
13', ibíd., 75-82.
53
LA HISTORIOGRAFÍA DEL sIGI.o XX I
difícil entender la nueva ciencia de la historia, como la enten-
día Ranke, sin tomar en cuenta el contexto político y religioso
desde el cual surgía. Lo que al principio parecía ser una para-
doja, es decir la profesionalización de los estudios históricos
con su exigencia de objetividad estricta, por una parte, y el
papel político y cultural del historiador, por la otra, temiinaba
no siendo una paradoja en absoluto.
l
Ranke fue en último término el modelo para el cultivo profe-
sional de la disciplina en el siglo XIX. Antes de 1848, sin embar- i
go, no era el historiador más representativo de la historiografía
alemana, y mucho menos de la internacional. La tradición ilus-
I
trada de la historia cultural estaba aún en pleno auge en los
escritos de Heeren, Schlosser, Gervinus y otros que adoptaron l
posiciones políticas incluso más abiertamente, y que además
estaban muy conscientes de la necesidad de los métodos filo- i
lógicos críticos, sin por ello transformarlos en un objeto de fe-
tichismo. El intenso interés generado en Europa por la historia
desembocó en proyectos de gran escala con el fin de editar y
publicar las fuentes de las historias nacionales. Ya en el siglo
XVIII, Ludovico Muratori había lanzado en Italia un proyecto 4
de esta naturaleza, el Rerum italicarum scriptores. En Alemania,
el Monumento Gemmniae Historica comenzó en 1819 como l
una vastísima colección de fuentes de la historia medieval ale-
mana. La Collection de documents inéditas sur Vhistoire de France,
y las Chronicles and Memorial; of Great Britain and Ireland
During the Middle Ages hicieron algo parecido para Francia y
las islas británicas. En 1821, la École des Chartes se fundó en
París para entrenar a los historiadores y a los funcionarios de
los archivos en el examen crítico de las fuentes. Aun cuando
esto pudiera sugerir una forma algo estrecha de entender la
erudición, las principales obras históricas en Francia, Gran Bre-
taña y Estados Unidos, como lo muestran los nombres de Jules
Michelet, Thomas Babington Macaulay y George Bancroft, es-
taban dirigidas a un público amplio.
54
EL I-IISTORICISMO CLÁSICO COMO MODELO DE INVESTIGACIÓN HISTÓRICA
Vista desde la perspectiva del papel de los historiadores en
ia vida pública, la historia era quizás más valorada en Francia
que en Alemania. François Guizot, Jules Michelet, Louis Blanc,
Alfonso de Lamartine, Alexis de Tocqueville, Hipólito Taine y
Adolfo Thiers, todos ellos ocupaban puestos significativos en
la política francesa, lo cual no tenía un equivalente en Alema-
nia Esto pudo haber sido así porque los estudios históricos en
Francia estaban menos profesionalizados y por lo tanto menos
çartados de un público educado general de lo que estaban
en Alemania, donde los historiadores se encontraban cada vez
más instalados en universidades y sujetos a las demandas espe-
cificas de la vida académica. La diferencia entre la cultura po-
ñca de Francia y Alemania podría explicar, al menos en parte,
la mayor apertura de los historiadores franceses como Guizot,
Thierry, Blanc, Tocqueville y Michelet hacia los temas sociales,
en contraste con la mayor concentración de los historiadores
alemanes en la historia política y diplomática.
Después de 1848 en Alemania, y antes de 1870 en la ma-
yoría de los países europeos, Estados Unidos y Japón -y un
poco después en el caso de Gran Bretaña y los Países Bajos-,
los estudios históricos experimentaron un proceso de profe-
sionalización. El modelo alemán fue generalmente adoptado:
en Estados Unidos con la inauguración del programa doctoral
en Johns Hopkins en 1872, en Francia ya en 1868 con la fun-
:lación del École Pratique des Hautes Etudes en París, que se
caracterizaba por su énfasis en la investigación. El seminario
empezó a reemplazar, o al menos a complementar, las clases
dictadas. Se crearon varias revistas especializadas que propa-
gaban los nuevos métodos de investigación científica. Así, la
giblicación del Historísche Zeítschrrfl (1859) fue seguida por
el Revue Historique (1876), la Riwlsta Storíca Italiana (1884), el
English Historical Review (1886), el American Historical Review
11895) y otras publicaciones similares en diversos países. Muy
significativamente, el primer número del English Historical
55
LA I-IISTORIOGRAEÍA DEL sIGLo XX
Review partía con un artículo de Lord Acton sobre "Las escuelas
históricas alemanas".“ El American Historical Association (Aso-
ciación de Historiadores Estadounidenses), fundado en 1884,
eligió a Ranke, “padre fundador de la ciencia histórica",'2 como
su primer miembro honorario. Generalmente, la adopción del
modelo alemán implicó una retirada respecto de la historia cul-
tural más amplia, y una tendencia hacia una historia más enfo-
cada en la política. La tensión que observamos en Ranke entre
la exigencia de que la investigación rigurosa evitara los juicios
valóricos y el compromiso real de la historiografía con los valo-
res sociales y políticos, también se reflejó en la nueva historia
profesional. De hecho, el enorme aumento de la investigación
histórica en el siglo XIX estaba estrechamente ligado a un con-
texto social y político específico. No sólo en Alemania sino tam-
bién en Francia, los estudios históricos se llevaban a cabo en
universidades e institutos patrocinados por el Estado. Y a pesar
de la libertad académica de la que gozaba el profesorado, el
proceso de reclutamiento, en el que el Estado jugaba un papel
importante, implicaba un alto nivel de confonnidad.”
El consenso dominante era claramente diferente en Alema-
nia y en Francia, lo que reflejaba sus diferentes culturas políti-
cas, aunque ambas estaban profundamente enraizados en los
valores de las clases medias establecidas, es decir, el Bürgertum
11 Lord Acton, “German Schools of History", English Historical Reviewl
(1886), 7-42.
'Z Herbert B. Adams utilizó esta expresión en “New Methods of Study
in History', en Johns Hopkins University, Studies in History and Political
Science II (1884), 65; véase también Adams, ”Leopold von Ranke”, Ameri-
can Historical Association Papers, III (1888), 104-105.
13 Sobre el reclutamiento de los historiadores en Alemania, véase
Wolfgang Weber, Príester der Klio: Hístorísch-sozíalwrssenschafiliche Studien
zur Herkunfi und Kurriere deutscher Historiker und zur Geschichte der
Geschichlswissenschafi 1800-1970 (Frankfurt am Main, 1984). Desde una
perspectiva comparada, Christian Simon, Stadt und Gesellschdƒtin Frunkreich
und Deutschland, 1871-1914: Situdtion und Werk von Geschichtsprofessoren
un den Universítäten Berlin, München, París 2 tomos (Berna, 1988).
56
à ms-roizrcisivio cuìsrco coivio Momzto DE INVESTIGACIÓN HISTÓRICA
0 burguesía. En los dos países, la historiografía apoyaba cons-
amtemente las posiciones liberales que diferían del conserva-
åuismo de Ranke. En Francia, este liberalismo se identificaba,
` ente después de 1871, con la tradición republicana.
E laico y anticlerical, y se enfrentaba al catolicismo de los
fil'stas.“ En Alemania, luego de la derrota de la Revolución
k 1848, se intentó lograr objetivos sociales y económicos li-
kales desde dentro de la monarquía semiautocrática de los
Hohenzollem. De esta manera, surgió un mito del pasado na-
dmal muy diferente en las historias de Michelet y Lavisse en
Fmncia, que en las de Sybel y Treitschke en Alemania. Lo que
irpresiona es que la profesionalización, con su desarrollo del
chos científico y las prácticas científicas que lo acompañaban,
Evaron en todas partes a un aumento de la ideologización
k las obras históricas. Los historiadores iban a los archivos
en búsqueda de la evidencia que les permitiera justificar sus
pejuicios nacionalistas y de clase, y así darles un halo de au-
Ilidad científica.
En general, la nueva perspectiva histórica, a la que más tar-
& se denominó con frecuencia con el término historicismo
¢Historismus),15 fue bienvenida como un progreso en el ámbito
inelectual. El historicismo era más que una teoría de la histo-
ria. ya que involucraba una filosofía completa de la vida, una
1* Véase William Keylor, Academy and Community: The Foundation of
I: French Historical Profession (Cambridge, Mass., 1975).
15 Véase Georg G. Iggers, "I-Iistoricism: The History and the Meaning
al the Term", journal ofthe History ofIdeas 56 (1995), 129-151. Evito cons-
xitemente el uso del término “historicismo” porque tiene frecuente-
xnte significados contradictorios. Preferiría usar el témiino "historismo"
iãízstorismus), que connota más cercanamente la perspectiva y la praxis
tk los historiadores alemanes del siglo XD( y de la primera mitad del XX
.pe hemos discutido en este libro. Pero el término "historismo" ha prácti-
iflsente desaparecido, al menos en inglés, después de que los escritos de
(roce se hicieron conocidos en traducción en las décadas de 1920 y 1930.
Cxoce utilizaba storicismo en lugar del término más antiguo istorismo, que
:arespondía más cercanamente al uso alemán.
57
LA HISTORIOGRAFÍA DEL SIGLO XX
combinación especial del concepto de ciencia, especiahnente
de las ciencias humanas o culturales, y un concepto del or-
den social y político. Suponía, como lo expresó José Ortega y
Gasset, que "el hombre no tiene naturaleza, sirio que tiene...
l
historia”.16 Pero también creía firmemente que la historia reve-
laba un significado, y que el significado se revelaba a sí mismo
solamente en la historia. Vista de esta manera, la historia era
el único vehículo para estudiar los asuntos humanos. Histo-
riadores y filósofos sociales como Emst Troeltsch y Friedrich
Meinecke usaron el término historicismo para identificar la vi-
sión de mundo dominante no sólo en los medios académicos
alemanes del siglo XIX, sino que también dentro del sólido Biir-
gertum. Meinecke en 1936 se refería al historicismo como "el
punto más alto en la comprensión de los asuntos humanos".”
En teoría, este enfoque abriría todas las esferas de la actividad
humana al estudio histórico.
En los hechos, este enfoque amplió a la vez que restringió
la perspectiva histórica. Es importante recordar que la investi-
gación histórica alemana adquirió su fonna moderna en los dos
primeros tercios del siglo XIX, esto es, antes de la industrializa-
ción o democratización de la sociedad alemana, y que llevaba el
sello de ese tiempo. Sus principales supuestos permanecían aún
inalterados después de 1870, probablemente por tres razones:
el gran prestigio que la investigación histórica alemana había
logrado para entonces, las particulares condiciones políticas
en Alemania luego de la fracasada revolución de 1848-49, y el
curso posterior de la unificación bajo Bismarck, que impidió el
surgimiento de un ethos democrático en Alemania. Sin embar-
go, como hemos visto, el patrón alemán de la ciencia histórica
“José Ortega y Gasset, Historia como sistema y otros ensayos defilosofia
(Madrid, 2008), 48. Este ensayo fue publicado originalmente en Madrid en
194 1 .
17 Friedrich Meinecke, Die Entstehung des Hilstorismus, en Werke III
(Múnich, 1965), 4. En castellano, El histarici.smoysugénes1Ls(Mé›dcoD.F., 1943).
58
EL HISTORICISMO CLÁSICO COMO MODELO DE INVESTIGACIÓN HISTÓRICA
kgó a ser el modelo de los estudios profesionales en otras lati-
mdes, bajo condiciones muy diferentes a las prevalecientes en
Alemania. De modo que los historiadores no alemanes adopta-
ron elementos importantes de las prácticas académicas alema-
nas sin comprender, o querer comprender, las convicciones fi-
hsóficas y políticas básicas que estas conllevaban. Por ejemplo,
Ranke era frecuentemente mal entendido como un positivista
'dispuesto a adherir estrictamente a los hechos, a no predicar
sermón alguno, a apuntar hacia algún fin o adornar la historia,
sino simplemente a decir la verdad histórica".18
La teoría del historicismo mantenía la visión de Ranke de
que “toda época es inmediata a Dios".l9 Sin embargo, no todas
las épocas fueron consideradas por Ranke, quien aún tenía
una amplia perspectiva europea, como de igual interés para
el historiador. Ranke aspiraba a escribir una historia mundial,
pero para él la historia mundial era sinónimo de los pueblos
gerrnánicos y latinos de la Europa central y occidental. “India y
China", señaló, "tienen una larga cronología”, pero en el mejor
de los casos sólo tenían una “historia natura1”2° y no una his-
soria en el sentido en que él la entendía. Después de Ranke, el
enfoque de los historiadores se restringió aún más al examen
de las naciones y a la vida política de estas. Los historiadores
asistían obligadamente a los archivos, que contenían no sólo
Ros documentos oficiales del Estado sino que también mucha
información de carácter administrativo, económico y social,
que por lo general desdeñaban. Y mientras que hubo algu-
nas mujeres historiadoras antes del siglo XIX, se encontraban
13 Herbert Adams, “Leopold von Ranke", 104-105. Véase también
Georg G. Iggers, "The Image of Ranke in American and German Historical
Thought", History and Theory 2 (1962), 17-40; también Novick, Ese noble
marzo.
'9 Leopold von Ranke, "On Progress in History", en The Theory and
.ãfactice ofHistory, 21.
2° Ranke, "On the Character of Historical Science", en ibíd., 16.
59
LA x-nsroR1ocRA1=íA DEL s1GLo XX
ahora casi completamente fuera de una profesión que no les
daba lugar.
Para comienzos del siglo XX, Emst Troeltsch hablaba de
una “crisis del historicismo".21 Le dio voz a la opinión cada vez
más difundida de que los estudios históricos habían demos-
trado la relatividad de todos los valores y revelado la falta de
sentido de la existencia. La "crisis del historicismo”,22 cada vez
más popular como tema de discusión en Alemania después de
la Segunda Guerra Mundial, era vista primordialmente como
el resultado de un desarrollo intelectual. Esta "crisis" se sentía
más profundamente en Alemania porque allí los supuestos fi-
losóficos de principios y mediados del siglo XIX estaban más
claramente fuera de sintonía con las realidades del siglo XX. En
riesgo estaban no sólo el historicismo como visión de mundo
arraigada en el idealismo de la cultura clásica alemana, sino
que toda la cultura del Bürgertum alemán y su ideal de Bildung.
Cada vez más la investigación histórica, que fue tan central en
la formación de una identidad nacional y social en el siglo XIX,
iba perdiendo su relevancia en la vida pública. La creciente
institucionalización de la enseñanza y de la investigación, y la
presión por instaurar la especialización que la acompañaba, fue
por tanto disolviendo graduahnente la cercana relación entre
el Wissenschafiy el Bildung que había caracterizado a la gran
historiografía política del siglo XIX.
21 Emst Troeltsch, "Die Krisis des I-lisrorismus'j Die Neue Rumischau 33
(1922), I, 572-590; Der Histonlsmus und :eine Prableme, Gesammelte Schrzf
ten (Aalen, 1961), tomo 4.
22 Véase Karl Heussi, Die Krisis des Hirtorzlsmus (Tübingen, 1932), y Karl
Mannheim, "I-listorismus", en Kurt I-1. Wolf, ed., Wz'ssenssoziologie: Auswahl
aus dem Werk (Neuwied, 1970).
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