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Europa y La Fe Hilaire Belloc

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HILAIRE BELLOC EUROPA ~ * A FE Buenos Aires CAPITULO I éQué fué el Imperio Romano? La historia de la civilizacidn europea es la de cierta instituciéa politica gobernada desde Roma que unié a Europa y fué, ea deter minado momento, su expresién, Esa institucin fue informads en Su origen por la influencia ereciente de una religién definida y organizada, que acepld, ¥ con la gue, por iltimo, se fusiond. Ta entidad, una vez aceptatla esa religion, después de haberla hecho su manifestacién oficial y liege de haberla recibido en todas sus partes hasta que deviniere el espirity del caujunto, S18 modi- ficéndose lentamente, en Ja iluminacién del orden espiritual y en la decrepitud def orden fisico Pero no legé a morir, y su subre Yivencia fué asegurada por Ja religion, que era su alma nucva. Resurgié y vive atin, Tal insticucién fue’ conocida, al principio, por el hombre bajo la denominaciin de ves publica; hoy 1a Hamamos a Imperio Romano, Va religiin que ta informs y In salyé se la- anaba a la sazén, se Huma ain y se amar siempre fa Iglesia Catdliea, Europa es la Iglesia, y fa Iglesia es Europa. cuanio at valor histérieo de esta verdad histériea, es indi- forente qe le sea presentada, ya a im hombre que rechaza de plano el dogma catolica, ya a'un hombre que cree en todas las cosas que la Iglesia ensefla, Un individuo alejado, en distancia, en tiempo © en actitud mental, del objeto que vamos ahora a examinar, advertird Ja realidad’ de esta verdad, como Ja haria él yte estaba impregnate de espiritu interior ¥ que Eormuba parte infinia de ia Europa ctistiana. EL pagano oriental, el ateo contem- purdneo, alyiin supuesto estidianle en algdn futuro remato, leyendo Nistoria sobre un punto de! eval Ja religion catdliea se hatlase ale- 23 jada completamente, y a quien los hibitos y costambres de muestra ivilizacién sean, por To tanto, completamente ajenos; ctds uno, en Proporcién a su cienci, entenderdn, como lo entiende hoy al estudiante estélico nacido en Europa, Ia verdad de que Furopa y Ia iglesia Catélica fueron y som una sola cosa. Los tinices que no Jo enticnden (0 00 To adiiten) son tos histatiadares cuya fra especial, local y temporal consiste en aponerse 2 ta Iglesia Caté- fica, o mantenesse contra ella en aversién tradicional. Esta clase de hombres es numerosa; han formnado, en Jas universidades pro- testantes o en otras de jatz anticatdlico, una verdadera escuela de Historia hipotética e irteal, cuyos fimdadores sin unos pocos ¥ cuyos copistas sou insumerables: y cca escuela de Historia itreat se ensefia dogmiticamente todavia en los centras anticatilicgs de Europa y dé todo ef mundo, Abora bien: nuestra pugna contra esta esctiela se empetiard, no por sit anticarolieidad -—eso corresponde a otra esfera de pen sainiento—, sino porgite es antibistérica Desatender a ta verdad de que ef Imperin Romano con sus ins thucienes ¥ en espirity fud el nico arigen de fa civitizacién earo- peas olvidar o desvirtuar Ie verdad de que ef Inipesio acxpté ott st madurez ua deterrainada veligion; ocultar el hecho de que esta religion no era um simple estado de 4nimo, sino wna corpo racion bien delimitada y muy bien organizada; presentar en Jos primeros sigios a an inecstinte cristione em Tagar de ta Tylesia existente; sugerir que fa Fe era un vago acuerdo entre sistent dotes de opiniones fndividuales, en vez de expaner histdricamente In que era en tealidad, esta és, ta doctrina fijara par te antoridad de una institucidn ; detae cle identificar esa institucién con ta actual, con Ja que vemos hoy y que leva el mismo nombre, Ja Tglesia Ca~ iétiea; cragerar te insignificante influencia barbara procedente de) exterior del Imperio y que nada fogrd en Ia modifieacion de sit espiritn,; pretender que ef Smperio o au religion han dojado. da ser alguna vez, ¢ sea pretender que alguna wer ha Rabid sole cida de continuidad entee el pasarto y el presume de Eurupa, son, en_suina, partes integrantes Ge una misnta falsedad historica De totlo ayuelto por Jo cual nosotras tos eurepeos somos disc ‘tintos del resto de Sa hurvanidad, yméa bay que no haya sido pecu- fiat, en su oigen, def Imperio Romano, o que no pueda demos- tearse que 42 derivads de algo que le fuera peculiar, 24 En cuanto al orden de los objetus materiales: nuestros rodados, los ingredientes de nuestros edificias, el ladrillo, el vidrio, el mor tero, la piedra; nuestra cocina, nuestros alimentos y nuestras bebi- das; en cuanto a Ins formas: el arco, 1a columna, el puente, la torre, el pozo, el camino, el canal; en cuanto a la expresién o el aliabeto, Tas mismas palabras de la mayoria de nuestros numerosas dialectos y lenguas; el orden de la secuencia tégica de nuestro pensamiento, todo ¢mana de aquella tinica fuente. el mismo modo en cuanto a los implementos: et serrucho, cl martillo, cl cepillo, el fonnén, Ja lima, Ja azada, el arado, el rastrillo, la hoz, a eseala; tadus nos khan venido del mismo origen, Nuestras institucionas tienen lu mis- me historia. Tas divisiones y subdivisiones de Europa, la parraquia, al condado, fa provincia, las tradiciones nacionales fijadas en sus timites, el emplazamiento de las grandes ciudades curupeas, las rutas de comunicacién entre las mmismas, fas universidades, los par- lamentos, los juzgaros y su_jurispradencia; absolutemente todo ello se deriva en su integridad del viejo Tmperia Romano, nuestra, fuente originaria, Puede objetarse aqul que una conexidn tan intima entre los prin- cipios mandanos de nuestra civilizaciOn con la religién catdtica 0 universal connota la limitacién de esta hima y hace de ella un mero objeto humano, En cualgaier caso, la acusaciou no tendrfa valor historicu, porque en Ja Historia no nos incumben los reclamos sobrenaturales, sino que debemos guiamnos por sina secuencia de hechos probados del orden natural. Mas: si pasamos de la esfera histévica a fa teologia, el argumento carece asimismo de consistencia. Cada manifestacién, de la inffuencia divina entre los hombres debe cuntar con cireuns- tancias humanas de lugac y tiempo, La Iglesia pudo surgir, de acuerdo con ef platt dela providencia divina, en cualquier togar; dc hecho, surgi en la atta corriente griega de Levante, ¥ en su continente posee aun hoy Jas caracteristicas del noble garbo helé- nico. Pudo surgir en cualquier tiempo; de hecho, surgié. justa- mente al comienzo del sistema unido de Ja Roma Imperial, que estainos por exarinar, Pudo haber vestido los ornamentes y usada para su expresion hablada, tanto el ropaje ccmo el idioma de cualquier ofta de nuvstras grandes civilizaciones vivas 0 inserts; de Asiria, del Egipto, de Persia, de China o de la India. 25 De hecho, no abstante, la Tglesia, en su nacimiento y desatrollo, ‘conté con cireunstancias tales que su avio exterior y su idioma fueron log del Mediterraneo, esto es de Grecia y Roma: del Impesio. | . ‘Ahora bien: aquellos que falsifiquen Ja historia imbuidos de un prejticio consciente o inconsciente contra ta Iglesia Catdlica, Jo haran en varias maneras, algunas de las cuwles estarin siempre en contradiccién con fas demés. Porque Ja verdad es una y el error es milkiple y variado. if atage 2 la Iglesia pucte compararse al ataque violento y continuo, pero iucohcluso, del bétharo contra alguna fortaleza de hombres civitizados; ase ataqae puede dirigirse desde distintas durecciones, tantas cuantas son las infinitas que Nevan a un punto. Hoy se nos ataea desde ef norte, mafiana desde el sud. Las direc- cicnes son visiblemente eotttradictorias; y- su contradieciém st ex- phiea por el hecho de que cada una es dirigida contra un conten- diente central y estable Asi, algunos exagerarin cf poder def Imperio Romano como institucién pagana; argilirin que Ja Iglesia Catdlica era ajena al negocio pagano; que ef Tmperio eta grande y admirable antes del advenimiento det catolicismo, y que se torné débit y despreciable después de aceptar ef Credo. Representarén a la Fe como a una enfermedad de Oriente que se introduce en el cuerpo de una fitme sociedad occidental, cuy2 transformacién no logré tanto come sit icuefaccién y disolucién. Otros tomarén ¢} rumbo diameiralmente contrario y hablarin de un vil Imperio Rontano caido antes del advenimiento de los birbaros fuertes y numerosos (germanos, por supuiesto}, poseedores de toda dase de esplindidas cualidades pa- ganas, que vienen a ser, generalmente, las de tos protestantes del siglo XIX. Esos bérbaros som ofrecidos en contraste con el piltrido cuerpo eatélica del Imperio Komano, en cuyo ataque se les pre- senta, Otras adoptan un modc aun més simple, Consideran al Emperio y a sus iustituctones como muertos desde cierta fecha, y discuten el surgimiento de una dueva sociedad, sin considerar stis origenes caidticos ¢ imperiales. No hay uada mas comin, por existente hacia cl 200, afects pron- 10% profundamente af Imperio, En Ja generacién’ siguiente se infiltré en él. Ya estaba traasformando la. civilizacién europea. Hacia el 300 la labor estaba cumplida, Cuando cl Imperio cata, In Tglesia Catélica to toméd y lo preservd. ~Cual {ud el proceso de esta decadencia.? Para responder a tal pregunta debemos observar tres aconte- cimientos que signieron: 1: ¢ gran ineremento de la soldadesca Barbara mercenaria en el Imperio; 2°: el debilitamiento del poder central, comparado con los potteres locales de Ia clase, pequiefia pero cada vez mis pudiente, de los grandes terratenientes; 3: el ascen= so de la Iglesia Catdlica desde una posicién oficial que se Ie habia permitido (y que pronte se convirtiera en predominante) al com- pleto dominio de la sociedad. Estos tres fendtmenos tuvieron lugar a un mismo Gempo; oc rrieron dentro del lapso de unos 200 afids, aproximadamente, desde €1 300 hasta el 500. Terminado sti curso, el Imperio oceiden- tal ya no era gobemado como una sociedad desde 1 centro in (ET fragmento de Muratori, que se remonia. a waa época anterior al siglo TH, y San Ignaciu, que tanibién usa I palabra catélice, sc hallahan ‘tan proximos al tiempo del Eyangrito como yo al de la Guerra de Crimes. 58 perial. Los jefes accidenteles de algunas fuerzas auxiliares del ejétcito romano, obtenidas de reclutamientes entre lox bérbaros, se babian cstablecido en varias provincius y se bacign Hamar reyes. La Iglesia Catdlica era en todas partes Ja seligién de Ta gran mayotla; estaba ligada y usaba frecuenlemente Ins engranajes Oficiales y el sistema impositivo imptrial que contintaban intactos, Su proyeccién se hahia hecho mucho mayor qte Ia de los demas organismos del Estado Romano en la entidad central y tipica que daba su cargeter al mundo curopeo, Este proceso se lata corminmente fa cafda del Insperfo Romane. 1Qué fud exa caida? :Qué fné lo que realmente sucedié durante aquells gran transformaciin? 59 CAPITULO IIT éQué fué la caida det Imperio Romano? E] estado social que he descripto, la sociedad ordenada y unida del Imperio Romano, se transformé posteriormente en una. situa- cién muy distinta; Ia sociedad de Jas Mamadas Edades Oscuras. De elias surgid, a su ver, después de sciscientos aios de aventuras y peligros, el gran frato de la civilizacién medieval. Apenas ha- hia aceptado el Imperio Romano el producto de sa desarrollo, al Megar a su madurer (por producto significo a la Iglesia Ca- télica), cuando comenzS a envejecer y a sufir una profanda tran- ion, Pero esa transici6n, que amenazaba ser su muerte, resulté finalmente una mezcla de visién y transformacién. En cualquier sociedad debemos esperar, en analogia con todas fas cosas vivientes, la sticesién inmediata de madurez y decaden- Gia: y al Finalizal ese cielo, deberd solrevenir la muerte, Una plauta, después de Negar a la culminaciéa de su fructividad, decae yapidamente, Es ast que podemos imaginarnos el praceso de la Jarga historia de la civitizacién mediterranea, Cuande hubo esta: do cn su fase final y mas completa, fud justo esperar una religién final y completa que satisficiera su larga bisqueda resolviendo al mismo tiempo sus antiguos enigmas; pero después de tal descu- brimiento, hiego que el fruto de tai madurez se hubiese desarrollado, eta menester espetar un fin. Pero, para fortuna singular de nuestra zaciin europea, ese fin no llegd, En modo extrafio fué detenida, Ja disolucion, Fué evitada fa muerte, ¥ cuanto mAs nos acefeamos a contemplar la iinica historia de era salvacién —la salvaciin de toda Jo que podia salvatse en una sociedad antiquisima y fatigada—, mas advertimos que ¢sa salvacidn no pudo aperarse sino por inter- medio de la Tglesia Catdlica, Todo lo dems, después del ait 20 de Nuestro Sefior: el vacio fantaseo filoséfico, el reelutamiento de si 61

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