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GOLSE

Este documento discute el autismo y los trastornos del desarrollo invasivo desde las perspectivas de proceso autistizante y plasticidad inicial. Se centra en datos recientes de neuroimagen y cómo estos pueden articularse con concepciones psicodinámicas. También explora el valor predictivo de síntomas observables en niños menores de 18 meses para identificar aquellos en riesgo de desarrollar autismo.

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GOLSE

Este documento discute el autismo y los trastornos del desarrollo invasivo desde las perspectivas de proceso autistizante y plasticidad inicial. Se centra en datos recientes de neuroimagen y cómo estos pueden articularse con concepciones psicodinámicas. También explora el valor predictivo de síntomas observables en niños menores de 18 meses para identificar aquellos en riesgo de desarrollar autismo.

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Sobre el autismo y de 

los trastornos invasores del desarrollo. Del “proceso autistizante” al autismo de scanner. 
                                                                                                                 Bernard Golse y Stephan Eliez 

El presente trabajo se centra en la perspectiva del autismo como fracaso grave en el proceso establecimiento de
la intersubjetividad, tomando los datos recientes de la neuro-investigación por imágenes  en lo que  concierne al
lóbulo temporal superior y sobre la base del PILE (programa internacional para el lenguaje del niño)
implantado por Golse y V. Desjardins. La última parte de este trabajo contiene puntuaciones y comentarios de
S. Eliez que permiten restituir el concepto de comodalización sensorial en el seno de las actuales
investigaciones sobre el neuro-desarrolllo.

Sérge Lebovici  decía: “El Psicoanálisis no tiene ninguna razón para temer los formidables avances actuales de
las neurociencias. Los espera con impaciencia, en la medida en que estos nuevos datos no podrán más que
servir como nuevas puertas de entrada en nuestro modelo psicopatológico, que es necesariamente
multifactorial”. 
Luego de recordar el concepto de “proceso autistizante” propuesto por Hochmann (1990) y la noción de
plasticidad inicial del los trastornos  autistas o del espectro autista, desearía sobre todo tomar los
descubrimientos recientes en neuro-imagen dentro  de este mismo campo, y mostrar cómo estos nuevos datos
pueden articularse con una concepción psico-dinámica de estas patologías.

PROCESO AUTISTIZANTE Y PLASTICIDAD INICIAL DE LOS TRASTORNOS


El autismo infantil ha sido considerado ya sea en términos de déficit en tal o cual función neuro-psicológica
(por ejemplo a nivel de la decodificación de las emociones o del acceso a una “teoría de la mente”) o en
términos de defensa (organización defensiva en torno a las angustias de tipo arcaico y como evitación del
acceso a la intersubjetividad cuya dolorosa o imposible puesta en práctica en los niños autistas daría lugar a
angustias primitivas catastróficas).
Además de este acercamiento psico-dinámico y esta noción de la problemática autista como deficitaria, R.
Diatkine, propuso otra dirección de trabajo que trascendía la oposición entre déficit y defensa ( sin resolverla
del todo)  suponiendo que el autismo era una estrategia existencial patética donde el objetivo no era otro que
permitir a los sujetos afectados (saludi es que es posible utilizar este término) vivir, haciendo una economía
absoluta de toda relación de objeto.
El concepto de proceso autistizante
J. Hochmann indica que probablemente existe, antes de que se produzca el encapsulamiento autista, un primer
período durante el cual los procesos son todavía plásticos y no fijos, sea cual sea la supuesta etiología. Todo
sucede como si las primeras disfunciones en la interacción del niño y del adulto, perturbaran la adecuación de
las respuestas interactivas del otro configurando rápidamente un círculo vicioso que retroalimenta y aumenta las
dificultades interactivas. Dentro de este modelo importa poco esclarecer si la dificultad principal se encuentra
del lado del niño o del adulto. Solamente cuenta, en realidad, el hecho de que toda la espiral interactiva sufre y
se ve rápidamente afectada. Además tiene mucha importancia la rapidez de la acción terapéutica ya que es
mucha más fácil re-encauzar el proceso durante este período de plasticidad inicial previo a la cristalización de
los trastornos que luego quedan fijados, sea cual fuere la causalidad supuesta (genética, cognitiva, relacional o
mixta). Todo sucede como si los primeros trastornos interactivos del niño o del adulto perturbaran la
adecuación de las respuestas interactivas del otro generando un círculo vicioso auto-agravante.
En este modelo que hace del autismo una enfermedad de la inter-relación no importa demasiado si la dificultad
principal se sitúa del lado del niño o del adulto., solamente cuenta el hecho de que toda la espiral de la inter-
relación se ve rápidamente dañada y que la rapidez de la intervención terapéutica es de suma importancia ya
que es mucho más fácil re-encauzar el proceso durante este período de plasticidad inicial. 
Las investigaciones realizadas dentro del marco del “PILE”(Programme International pour le language de l
´enfant- Programa Internacional acerca del Lenguaje del Niño), ilustran concretamente esta hipótesis ya que las
filmaciones familiares muestran que los niños que más adelante devendrán autistas poseen de hecho
capacidades que seponen en marcha  dentro de los dominios de la comunicación, la socialización y la proto-
simbolización.Sin embargo, y a diferencia de lo que sucede con  los niños sanos, durante los 18 primeros meses
de la vida, esas aptitudes no se ponen en marcha de manera progresiva, homogénea y lineal, sino, por el
contrario, en “dientes de sierra” ascendentes,hasta el momento de la aparición de la patología, como si cierto
equilibrio se rompiera por agotamiento.
Estos datos son extremadamente interesantes. En principio muestran que no puede afirmarse el riesgo de
establecer una patología autista a partir de una sola observación que podría se errónea, y que , la atención debe
ponerse sobre las variaciones observables en cada aptitud y su desarrollo. Además, relativizan enormemente la
distinción entre autismo primario y secundario y favorecen las nociones de autismo “progrediente” y
“regrediente”, congruentes con el concepto de “proceso autistizante”.
Finalmente, abre una vía hacia la prevención, más legítima y ética que la predicción, cuyos efectos secundarios
son a veces catastróficos.
Las enseñanzas del CHAT (Checlist for Autistic Toddlers- Escala para deambuladores autistas)
Con la ayuda de esta herramienta de evaluación estandarizada aplicable a niños a partir de los 18 meses,   S.
Baron-Cohen y col. (1992) investigaron de manera longitudinal una cohorte de niños en riesgo. Esta
investigación mostró el valor predictivo de tres síntomas: las fallas en la coordinación de la atención, la
ausencia de exactitud proto-declarativa, y la ausencia de juego de simulación.
Este estudio muestra el valor predictivo de algunos signos que pueden relevarse desde los 18 meses. La
especificidad del CHAT es satisfactoria, pero su sensibilidad sería solamente del 38% ( de allí la enorme
cantidad de falsos negativos).
Indudablemente, un mejor conocimiento de la semiología precoz del autismo implica un progreso significativo
que permite, más allá de la consideración etiológica, detectar los niños en riesgo y ofrecerles propuestas
terapéuticas, pedagógicas y de crianza adaptadas.de esta manera se ayuda tanto a los niños como a sus padres a
evadir ese “proceso autistizante” del que hablábamos. 
¿Puede entonces sostenerse el diagnóstico de autismo antes de los 30 meses? Esto sólo es posible en los casos
que reúnen el conjunto de los elementos del síndrome autista mucho antes de esa edad. Sin embargo, en la
mayor parte de los casos el cuadro se presenta incompleto y fluctuante, y es necesario descartar una crisis
evolutiva en el desarrollo del niño, ya sea un síndrome depresivo precoz, o un retardo mental ligado a una
lesión cerebral.
Además resulta prudente hablar de “niños con riesgo de desarrollar un autismo” o , mejor aún, de “síndrome de
evitación relacional”, antes de enunciar prematuramente un diagnóstico de autismo, tan pesado en cuanto a sus
consecuencias. No se trata de ninguna manera de retener información frente a los padres que tienen todo el
derecho de conocer lo que pensamos respecto a la problemática de su hijo, sino, solamente de movilizarlos sin
dramatizar y, sobre todo, de no decir más que lo que  uno sabe, sin plantear seudo-certezas portadoras de una
verdadera amenaza iatrogénica.
Muchos equipos intentaron poner en práctica un equivalente del CHAT para aplicarlo durante el primer año de
vida. Allí las dificultades fueron aún mayores. En referencia a esa época de la vida es necesario tener la
modestia de relevar, más que un riesgo de autismo, una suerte de plataforma de vulnerabilidad a partir de la
cual podrían jugarse destinos psicológicos y psicopatológicos diversos ( evolución hacia un déficit, psicosis no
autista, desarmonía evolutiva, tendiente, muchas veces hacia una cierta normalización) siempre que no se deje
caer sobre el niño y sus padres el espectro de una fatalidad autista y que se de lugar a los efectos del encuantro,
por definición, imprevisibles.
Desde el punto de vista psicopatológico, la cuestión sigue siendo conocer qué significación debe darse a estas
manifestaciones precoces de autismo infantil y, en el estado actual de cosas, sólo la exploración
psicoterapéutica y psicoanalítica de estos síntomas puede enseñarnos acerca de este punto esencial.
En el marco de esta reflexión se sitúa la delicada cuestión acerca de la distinción entre estructuras autistas
auténticas y simples mecanismos autistas susceptibles de aparecer transitoriamente en tal o cual patología de
otra naturaleza, por ejemplo neuropediátrica.
El período de plasticidad inicial
Durante mucho tiempo se ha debatido acerca de la posibilidad de distinguirlos autismos primarios de aquellos
llamdos secundarios, es decir aquellos que se hacen evidentes luego de un primer período de desarrollo normal.
La cuestión es difícil de resolver ya que obscurece de dos maneras: por una parte puede pensarse que pequeños
signos precursores, demasiado mínimos para ser detectados, o que todavía no han sido relevados como
indicadores, han pasado desapercibidos  y llevan entonces a hablar de un autismo secundario, por otra parte es
posible que el el hecho de que los padres no conuslten tempranamente, desemboca en la reconstrucción de una
historia precoz idealizada por los padres, y sin embargo, ya desde el comienzo patológica.
Algunos trabajos de investigación brindan una suerte de objetivación experimental del concepto de “proceso
autistizante”. LO importante es considerar que esta plasticidad clínica inicial indica la existencia de una
plasticidad cerebral subyacente la cual debe llevarnos a interpretar con la mayor precaución los resultados de
los estudios de neuro-imagen, de los que hablaremos más adelante.
Para concluir recordaría la preocupación ética que debe animar el diagnóstico precoz de niños autistas o en
riesgo de evolucionar hacia un autismo , lo cual supone una formación especial del personal implicado en dicha
instancia diagnóstica y además subraya la importancia de desarrollar modalidades de intervención terapéutica
precoz, cuya eficacia parece cada vez más cierta.
No son ciertamente los psiquiatras infantiles quienes primero reciben a estos niños, sino más bien los pediatras
y todos aquellos profesionales presentes en todos los centros de cuidado y educación de estos pequeños. Todas
estas personas, al igual que los estudiantes de medicina deben entonces estar informadas y ,de alguna manera,
adiestradas en esto del diagnóstico precoz de la problemática autista. El objetivo central es la prevención y no la
predicción, cuyas consecuencias podrían ser nefastas. Nunca insistiremos lo suficiente  acerca del hecho de que,
a medida que se acrecientan las posibilidades de diagnóstico precoz , se hace más necesaria una formación
particular y específica en cuanto al manejo ético de la información recogida a través de las diferentes
herramientas de diagnóstico.
Es  importante recordar que todos los signos de detección precoz son de muy poca utilidad si los profesionales
involucrados en el diagnóstico no admiten ue un bebé, aún muy pequeño, puede estar enfermo. Si no podemos
hacernos a esta idea seremos funcionales a la comprensible negación de los padres que desea, pr lo menos en un
primer momento,  evitar el sufrimiento de confrontarse con la toma de conciencia de una situación cuya
gravedad presienten.

AUTISMO DE KANNER O AUTISMO   DE  ESCANER


RESONANCIA MAGNÉTICA Y AUTISMO
El  servicio de Psiquiatría Infantil que dirijo EN EL Hospital Necker- Niños enfermos, funciona como una de
las cinco unidades de evaluación del Centro de investigación sobre autismmo Île-de-France (CRAIF)
recientemente creado y es por esto que el consultori de autismo de mi servicio (coordinado por el Dr. L. Robel)
y el hospital de día de evaluación y orientación terapéutica trabajan en estrecha colaboración con el servicio de
diagnóstico neurológico por imágenes (Prof. F. Brunelle). de este hospital universitario. Alguno de los niños
evaluados con reonancia magnética (IRM) por M. Zilbovicius y N. Boddaert, investigadores con los cuales
trabajo en estrecha colaboración.
Trataré de mostrar en qué razonamiento de conjunto se integran sus resultados que han sido noticia en 2004  y
que, sin lugar a dudas, fueron mal interpretados y explotados de manera simplista por los medios y por algunos
padres de niños autistas. Estos resultados de estudios de neurimagen funcional, tienen en efecto, un lugar en una
aproximación conjunta muy específica del Hospital Necker donde surge en este momento un verdadero polo
transdisciplinario en torno a los trastornos del desarrollo neurológico y psíquico. Este polo incluye los servicios
de Neuro-pediatría,  Génetica Humana, Pediatría metabólica, Neuro-imagen, y el Servicio de Psiquiatría
Infantil que dirijo desde 2002 luego de haber trabajado en San Vicente de Paul.
 Me gustaría explicar aquí la manera en que estos resultados de estudios en neuro-imagen pueden integrarse en
nuestra reflexión sobre la psicodinámica de los estados autistas; es decir, poner a la vista el pensamiento
existente en la actualidad en nuestro grupo respecto a la articulación entre neurociencias y psicoanálisis en
materia de autismo infantil.Luego de haber presentado los trabajos de resonancia magnética funcional

 de M.  Zilvicius, N. Boddaert y colaboradores, diré algunas palabras acerca de nuestra concepción del papel de
la co-modalidad perceptiva del bebé en el proceso de acceso a la intersubjetividad, antes de concluir de manerea
totalmente optimista respecto de los formidables avances de la época actual.
Personalmente estoy persuadido de que no considerar el psicoanálisis de niños y no tener en cuenta los avances
de las neurociencias es verdaderamente suicida para el psicoanálisis en general, posición que intento que sea
comprendida por la Asociación Psicoanalítica Francesa.
Dos estudios IRM de 2004 o el autismo de escáner
-Advertencias preliminares sobre la IRM funcional
Digamos solamente que se trata de una técnica no invasiva derivada de la tomodensitometría (escáner) y basada
en la técnica de resonancia nuclear magnética. Esta técnica permite no solamente obtener una imagen del
órgano estudiado sino también mostrar las modificaciones de volumen ligadas a la actividad de dicho órgano,
modificaciones esencialmente relacionadas con las variaciones del torrente sanguíneo debidas a la actividad o
inactividad de las zonas implicadas. A nivel cerebral la resonancia magnética funcional (IRMf) muestra las
modificaciones que se producen en las zonas morices en caso de actividad motriz, o de las diferentes zonas
sensoriales cerebrales a partir de la recepción de un flujo sensorial ( auditivo, visual…)s necesario aclara que en
el estado actual de cosas la IRMf no pude realizarse en situación librte, ya que la cabeza del sujeto debe
encontrarse dentro del resonador lo que genera importantes restricciones ( posición acostado, relativamente
inmóvil y con la cabeza dentro de un enrejado lo cual, evidentemente, implica enormes dificultades con los
niños autistas más o menos excitados: necesidad de premedicación,  en algunos casos anestesia general)
El reconocimiento de la voz humana por parte de sujetos autista adultos
Estudios recientes de IRMf han mostrado que, en los adultos normales, el Surco Temporal Superior (STS) es la
zona específica para el procesamiento de los estímulos orales y el área fusiforme (AFF) corresponde al
reconocimiento de los rostros, siendo tanto el reconocimiento de la voz como el del rostro humano dos ejes de
la interacción social. El trabajo citado compara los resultados obtenidos de cinco adultos autistas de sexo
masculino con aquellos obtenidos en ocho adultos testigos de las mismas edades que los autistas.
 El diagnóstico de autismo fue establecido según el DSM IV.
 El protocolo consiste en la escucha pasiva de dos muestras sonoras separadas por intervalos de
silencio de 10 segundos: sonidos vocales y sonidos no vocales provenientes de elementos
ambientales.
En los sujetos testigos, los autores registraron una activación más importante del STS con los sonidos
vocales que con los no vocales, mientras que los sonidos no vocales n o activaron ninguna otra  región
de manera específica.
En el caso de los sujetos autistas, en cambio, no hubo ninguna activación del STS en 4 de ellos y
activación cortical idéntica ante sonidos vocales y/o ambientales.
Los autores precisan que sería necesarios ulteriores estudios para establecer si esta falta de sensibilidad a
los sonidos vocales es la causa o la consecuencia de la activación anormal del córtex temporal.

Las anormalidades del STS en los niños autistas en los niños autistas
 La morfometría Voxel  (VBM) es un estudio de IRM D a alta resolución.
 El trabajo al que hacemos referencia consiste en una comparación de 21 niños autistas primarios
con 12 niños testigo.
 Los autores señalan una que, en los niños autistas, se constata una disminución signficativa  de la
concentración de sustancia gris a nivel del STS.
 También observan una disminución significativa de la sustancia blanca a nivel del polo temporal
derecho y del cerebelo.
 Estos resultados paracen compatibls con la idea de una hiperperfusión de estas diferentes zonas
en los niños autistas.
De aquí surgen dos preguntas:
 Se puede ser autista y no presentar estas anomalías del STS en la IRM?
 La salida del autismo se acompaña de una normalización progresiva de las imágenes
obtenidas en la VBM, o ésta ocurre a través de procesos de compensación ligados a la
plasticidad cerebral?
Los autores concluyen: “ Las áreas multimodales del STS se encuentran implicadas en os niveles más
altos de integración cortical de la información sensorial y límbica”

Intersubjetividad, desmantelamiento (inter-sensorial) y segmentación (intra-sensorial)


La idea es mostrar que estos resultados no nos complican en nuestra visión como psiquiatras
infantiles o psicoanalistas de niños.
Nuestro punto de partida: el autismo como fracaso del acceso a la intersubjetividad
 Ya sea que nos refiramos a una intersubjetividad primaria dada desde el inicio o a una
intersubjetividad adquirida secundariamente a partir de una indiferenciación inicial postulada
por la mayor parte de los modelos psicoanalíticos clásicos, o aun si nos referimos a una dinámica
progresiva que permite que la actividad intersubjetiva se estabilice progresivamente a partir de
núcleos de intersubjetividad primaria, en todos los casos el proceso de acceso a la
intersubjetividad puede ser comprendido como el movimiento de diferenciación que permite al
niño comprobar y sentir profundamente que él y el otro son dos sujetos diferentes .Desde  esta
perspectiva el autismo infantil aparece siempre como una falla masiva de este proceso de acceso
a la intersubjetividad.

El   Programa Internacional por el Lenguaje del Niño (Proyecto PILE)


Este programa fue  puesto en marcha en el Hospital Necker que estudia los precursores corporales y
comportamentales del acceso del niño al lenguaje verbal. Se trata de una investigación multiaxial que a
punta sobre todo a analizar las producciones orales, la mirada y los movimientos del bebé cuando se lo
expone a la palabra del adulto en situación diádica o triádica. Entre las diferentes hipótesis que sustentan
nuestra investigación y que dan lugar a la recolección de datos preliminares muy estimulantes, quisiera
remarcar los procesos de atención, de integración y desmantelamiento, y de segmentación.

Debemos señalar que no hay percepción posible en la inmovilidad: es necesario que el objeto a percibir se
encuentre en movimiento para que pueda ser percibido, ya sea que se mueva por sí mismo o que el mismo
proceso de percepción sea el que imprime movimiento a un objeto estático. 

El concepto de atención. Este término ha devenido polisémico a partir de los clínicos e investigadores que lo
utilizan entre los que se encuentran los cognitivistas y los psicoanalistas.

Freud desde 1911  insistió en el carácter activo de la función perceptiva, afirmando que los órganos de los
sentidos o reciben pasivamente la información externa, sino, por el contrario, “yendo” hacia ella a través de
los órganos de los sentidos. En este trabajo pionero y precursor Freud subrayaba que el aparato psíquico sólo
puede trabajar  sobre pequeñas cantidades de energía y que, por esta misma razón necesita extraer del
ambiente, de manera cíclica, pequeñas cantidades de información. (Diríamos hoy, a la manera de un radar, lo
cual subraya especialmente el aspecto rítmico dl proceso).

A la luz de los conocimientos actuales es dable pensar que la sustancia reticulada del tronco cerebral puede
participar en este filtrado periódico de las percepciones. En todo caso, todos los datos de la neurofisiología
moderna apuntan en el mismo sentido que esta intuición freudiana acerca de la dimensión
fundamentalmente activa de la percepción. En el proceso de atención, lo que permite la instauración de la
co-modalidad perceptiva propia del bebé es el equilibrio entre el par integración / desmantelamiento y el
proceso de segmentación, y es esto lo que abrirá la vía hacia la intersubjetividad.

El concepto de desmantelamiento descripto por Meltzer (1980) a partir de su actividad de terapeuta de niños
autistas y de su reconstrucción del mundo inicial que el pudo deducir, designa un mecanismo que permite al
niño clivar el mundo de las sensaciones  jsegún el eje de diferentes sensorialidades, a fin de escapar a la
vivencia emergente de un único estímulo, activando en cambio de manera instantánea, pero separadamente
los cinco sentidos a las vez  ( siendo esto verosímil, no sólo para los niños autistas sino también para los
bebés normales cuyo modo de funcionamiento atraviesa, según lo sabemos hoy, una serie de mecanismos
autistas transitorios). Se trata entonces de un proceso inter-sensorial  cuyo opuesto, la integración, permite,
por el contrario, que el niño comience a percibir que existe una fuente común de sus diferentes sensaciones
que es externa a él.(pensamos aquí en la mamada como “situación de atracción consensual máxima” según
lo expresa Meltzer  y como acceso a una percepción unidimensional del ambiente).Evidentemente esto pone
en evidencia la importancia del juego entre integración y desmantelamiento.

La segmentación permite experimentar cada estímulo sensorial como un fenómeno dinámico y no estáticoe
trata entonces de un fenómeno intra-sensorial y no inter-sensorial como lo es el par integración-
desmantelamiento. Podemos pensar en dos tipos de segmentación: una segmentación central y otra
periférica.

La segmentación central sería la descripta por Freud que es la que evocamos cuando pensamos en los
fenómenos de atención tomando la imagen del radar.
La segmentación periférica sería por una parte, una competencia propia del bebé, efectuada a través de sus
diversos “esfínteres” sensoriales y, por otro lado el fruto de una co-construcción interactiva entre el adulto y
el bebé. El bebé es, en efecto, capaz de segmentar él mismo sus diferentes flujos sensoriales a nivel de la
periferia de su cuerpo.

El ejemplo más claro es, sin duda, es el del parpadeo que permite una segmentación del flujo visual.
Según sabemos por los testimonios de adultos que han padecido autismo , durante la vigencia de su
aislamiento en la coraza autista les era casi imposible parpadear . Es válido preguntarse si el
golpearse los ojos u obstruirse los oídos que se observa en algunos niños 

autistas o gravemente  carenciados cumple también esta función de segmentación periférica de las
funciones visuales o auditivas. En lo que conciertes a otras funciones sensoriales desprovistas de
“esfínter” sensorial, como el gusto, el olfato y el tacto, las cosas son más difíciles de conceptualizar
pero los estereotipos de golpeteos, lamidas y olfateos que Meltzer describe en el proceso de
desmantelamiento, pueden ser entendidos dentro e esta perspectiva.

Por otra parte la segmentación periférica de los diferentes flujos sensoriales puede también ser la
característica de la dinámica de las interacciones precoces. Citaremos aquí un interesante trabajo
de Friemel y Nguyen (2004)  que muestra el impacto de la calidad de las interacciones precoces en
la modalidad de las exploraciones del bebé acerca de su ambiente. Cuando las interacciones son
armoniosas existe una suerte de maduración reconocible de estas modalidades de exploración: el
primer mes de vida estaría consagrado a la fijación de la mirada sobre objetivos indeterminados, al
decir de los autores, que podríamos definir como rápidamente cambiantes (ya sea porque el bebé
no fija su mirada  o porque la manipulación de la madre lo incita a cambiar sin cesar su focalización
visual); durante el segundo mes el bebé estaría en condiciones de fijar su mirada sobre el rostro de
la madre; durante el tercer mes el bebé evolucionaría hacia el descubrimiento de diversos objetos
externos gracias a una dinámica conjunta de sus miradas y las de la madre y, apoyándose en el
reconocimiento del rostro materno. Si las interacciones son inadecuadas, o simplemente neutras,
esta maduración no se observa y, según la óptica de este trabajo, puede decirse que la
segmentación visual permanece caótica o anárquica. Debemos agregar que, esto que sucede en
cuanto a la mirada, es válido probablemente para los otros flujos sensoriales.

Finalmente, y a esto quería llegar, el equilibrio dinámico entre integración/ desmantelamiento y


segmentación, que se juega en la base de los procesos de atención, debe ser considerado como
ocupando el corazón mismo de los procesos perceptivos, ya que solo una segmentación de los
diferentes flujos sensoriales  según ritmos compatibles, permite la integración de las sensaciones, y
también el acceso a la inter-subjetividad, y, la forma en la que el bebé reconoce el rostro y la voz de
su madre es central y absolutamente esencial.

Inversamente, la forma en que la madre habla a su bebé o en la que le presenta su rostro la


convierten en un “director de orquesta” de las diferentes segmentaciones sensoriales de su bebé
según ritmos compatibles con la posibilidad de integración de sus sensaciones ( percepción a-
modal), posibilitando un avance progresivo hacia una inter-subjetividad estable. En caso de que esa
función maternal no sea suficientemente eficaz, el bebé sólo podrá aferrarse a un objeto (interno o
externo?), fijo ( eventualmente de tipo autista?) que obstaculiza simultáneamente sus procesos de
atención, de integración y de segmentación rítmica y, por consiguiente su acceso a una percepción
a-modal efectiva.
Pero el bebé también es un magnífico director de orquesta capaz de  quitar a su madre directora de
orquesta su propia percepción a-modal, lo cual hace referencia a lo que Hochmann  denomina
como proceso autistizante.

La zona temporal descripta como anormal en los estudios realizados en pacientes autistas, sería una
zona precisamente consagrada  a la organización a-modal de las percepciones, lo cual resulta
acorde con la consideración de la patología autista como obstáculo para el acceso a la inter-
subjetividad, entendiendo que las anomalías encontradas en la IRMf  pueden sin  duda ser la
consecuencia de un modo de funcionamiento por fuera de la percepción a-modal , y no sólo la
causa del mismo. A esto habría que agregar que siendo las zonas cerebrales a las que se les atribuye
la intervención en el reconocimiento de la voz y del rostro próximas al STS y estando en estrecho
contacto con él, es dable imaginar funcionamientos dialécticos entre las diferentes regiones,
pudiendo ellas encontrarse, según el caso, en el origen de la patología autista , o, por el contrario,
constituyendo un eslabón intermedio en su forma de exteriorización.

Algunas convergencias neuro-psicoanalíticas que pueden señalarse a modo de conclusión

 El acceso a la intersubjetividad es imposible sin percepción a-modal

 No hay percepción a-modal posible sin la voz y el rostro de la madre como organizadores de
esta modalidad perceptiva.( De allí el impacto de las depresiones maternas )

 El STS parece ser el lugar de agenciamiento cerebral de la percepción a-modal y de allí su


importancia central ya sea como disfunción primaria, o como eslabón intermedio en el
funcionamiento autista. 

 Esta visión de las cosas ofrece una suerte de validación experimental del “proceso
autistizante”  conceptualizado por J. Hochmann.

 Sabemos acerca de la eficacia de los antidepresivos aún en casos de depresión reactiva


exógena, ya que, a fuerza de funcionar durante largo tiempo bajo un régimen de duelo,   se
crean las condiciones bioquímicas de la depresión. De la misma manera, cuando durante
largo tiempo el funcionamiento se da por fuera de la percepción a-modal (co-modalidad
perceptiva), pueden crearse las condiciones cerebrales de la organización autista y podrían
aparecer las modificaciones registradas en el STS a través de la IRMf.

COMENTARIOS, REPOSICIONAMIENTO Y DESARROLLOS (por Stephan Eliez)

Comentarios generales 

Tomo en cuenta lo señalado por B. Golse acerca de que es la capacidad del bebé para detectar
estructuras en movimiento, rítmicas , temporales, la que lo conduce hacia el registro de estructuras
fijas. Esto se comprueba al observar que la captación de la atención del bebé se logra a través del
movimiento, el cambo de prosodia de la voz y hasta el ritmo de las caricias de la madre. Algunos
trabajos muestran que el cerebro se ve alterado muy precozmente en los niños autistas. Ahora
bien,  Richard Ivry (2002) muestra que el cerebro actúa como verdadero metrónomo,  un
sincronizador de nuestras funciones psíquicas. En algunos trabajos sobre la psicosis en los adultos,
Nancy Andreasen (1998) , ha visto en la alteración del cerebro, que sobreviene mucho más
tardíamente en los esquizofrénicos,  una de las causas fundamentales de los problemas del curso
del pensamiento. Para calificar lo que sería un déficit de sincronización síquica, ella ha elegido el
término “dismetría cognitiva”. Más adelante volveremos sobre otras consecuencias de la pérdida de
la sincronización perceptiva.

Estoy convencido que los trabajos que exploran con nuevas herramientas la percepción  en los
sujetos autistas, podrán asistirnos para desarrollar nuestra visión al respecto. Debemos agradecer a
B. Golse su esfuerzo para establecer un lazo entre psicoanálisis y neurociencias.

Investigaciones recientes   

De esta masa confusa de datos que provienen de las investigaciones de las neurociencias sobre el
autismo, parecen desprenderse algunas nociones cruciales para el clínico y, finalmente, las
observaciones surgidas de la utilización de las nuevas herramientas nos permiten integrar nuevos
conocimientos a través de un movimiento de ida y vuelta  entre la experiencia de la situación clínica
y  la comprensión de los sustratos biológicos. Esto nos dará, en un futuro , la oportunidad de
detectar y tratar más precozmente- y yo diría también con mayor eficacia-  tanto el autismo como
los trastornos invasivos del desarrollo. Me gustaría enumerar algunos de estos datos.

El interés que se ha puesto en los últimos años sobre las fases precoces del desarrollo que pueden
desembocar en un autismo nos ha enseñado que los signos motores sutiles, las modificaciones
sensoriales, y las anomalías del comportamiento social pueden ser detectadas desde los primeros
meses de vida. Estas observaciones condujeron a los investigadores en neurociencia y neuro-
imagen a interesarse en el desarrollo cerebral precoz y relacionar los conocimientos adquiridos
sobre niños, adolescentes y adultos a fin de delinear una trayectoria del desarrollo cerebral del niño
autista, desde el nacimiento hasta la adultez.

Los estudios realizados en niño a partir de los 2 años han sido objeto de publicaciones. Pero, como
generalmente el autismo no es reconocido clínicamente antes de edades entre los 2 y 4 años, no
existe todavía ningún estudio en neuro-imagen realizado entre el momento del nacimiento y los 2
años. Esos trabajos se basan, evidentemente en datos retrospectivos, recolectados entre bebés que,
según algunos, desarrollaron posteriormente un autismo.

Investigaciones sobre los neuropéptidos cerebrales

Debemos recordar el trabajo de Karin Nelson (2001) que compara el dosaje sanguíneo de neuro-
péptidos en análisis efectuados durante los primeros días de vida y archivados luego durante 10
años. Se emplearon 4 grupos para las comparaciones: un grupo de niños autista, un grupo con
retraso mental simple, un grupo de niños con parálisis cerebral  y un grupo control.

La elección de los neuro-péptidos medidos se determinó por las características neuro-patológicas de


personas autistas, entre las cuales se encuentra una disminución de las células de Purkinje  en el
cerebelo, anomalías de maduración dendrítica y celular en el tronco cerebral, las olivas inferiores, el
hipocampo y la amígadala. 

Es importante señalar que en niños con retraso mental simple presentan un aumento en estos
neuropéotidos; no así los niños con parálisis cerebral. Si bien estas anomalías cuantitativas de los
neuropéptidos remarcan una alteración precoz de los procesos de desarrollo cerebral, las mismas
no son específicas de la patología autista, y no se las ha encontrado relacionadas con la gravedad de
los síntomas.

Datos que conciernen al desarrollo cerebral


Un trabajo importante que documenta los cambios precoces del desarrollo cerebral durante los
primeros años de vida es el de Eric Courchesne (2003). Para hacer este trabajo, se hizo un análisis
longitudinal de las medidas del perímetro craneano en niños con patología autista severa y con
trastornos invasivos del desarrollo. Comparados con las normas de la población general, los niños
autistas presenta un perímetro craneano (PC) que se encuentra en el percentil 25 al momento del
nacimiento ( es decir inferior a la media) y en seguida muestran un rápido aumento hasta alcanzar
el percentil 84 entre los 6 y 14 meses. Este mismo estudio sugiere que los niños que presentan
características autistas más severas muestran también un aumento del PC más importante, lo cual
los conduce a pensar que entre los autistas severos el “hiper-crecimiento” cerebral podría ser más
precoz y a la vez más rápido. Además, el PC al final del primer año se encuentra estrechamente
relacionado con anomalías  volumétricas cerebrales y cerebelosas a los 5 años. La aceleración del
crecimiento del PC en un PV superior a la media, constituyendo así una manifestación clínica que
precede a la aparición de la sintomatología autística clásica.

A los 3 años, 9 niños autistas sobre 10, presentarán un aumento de las regiones frontotemporales
en lo que concierne a la materia gris, y de las frontoparientales en lo concerniente a la materia
blanca.

El cerebelo parece seguir un desarrollo diferente a lo largo del tiempo. La materia gris cerebelosas
no sufre ningún aumento y el vermis VI-VII se encuentra ya reducido a la edad de 3 o 4 años . La
materia blanca cerebelosa es excesiva y esto conduce a la hipótesis acerca de la existencia de de
posibles extensiones axonales aberrantes dentro del cerebelo, probablemente debidas a la
desaparición de las células de Purkinje, que resultarían en una reducción del vermis y el cerebelo
que persistiría en la edad adulta. S ha propuesto también, que la hipertrofia blanca del cerebelo
podría dar lugar , en conjunción con la disminución del efecto inhibidor de las células de Purkinje en
los núcleos de la base, a una hipertrofia e “hipercrecimiento” secundario del lóbulo forntal.

Luego de esta fase de hipertrofia cerebral precoz, en los niños y adolescentes autistas, asistimos a
un estancamiento del desarrollo cerebral de la materia gris y blanca que conduce a una hipertrofia
cerebral en el adulto autista, debida probablemente a las conexiones axonales reducidas que
afectan los volúmenes de materia gris frontotemporales al igual que la estructura y la organización
de la materia blanca frontoparietal. Por todo lo anterior se produciría una alteración selectiva  de
las vías largas interhemisférica e interlobulares mientras que las conexiones interlobulares locales
serían, de manera compensatoria, sobre-exigidas, llegando a una activación anormalmente intensa
y excesivamente localizada en ciertas tareas de atención visual.

El proceso de crecimiento excesivo seguido de una atrofia acelerada afectan a la am´ñigdala,


mientras que el hipocampo se ve preservado. Esta observación es compatible con las descripciones
de L. Kanner que señalaba la capacidad de los autistas para aprender geografía o recitar   listas de
hechos señalando, desde las primeras descripciones clínicas , la integridad de la capacidad de
memoria explícita.

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