RESÚMENES
1.1. LA RENOVACIÓN DE LA LÍRICA EN EL FIN DE SIGLO: ANTONIO MACHADO: LOS GRANDES TEMAS
POÉTICOS.
Movimientos literarios destacados: Modernismo y Generación del 98. Se desarrollan paralelamente y
se manifiestan a veces en los mismos autores.
Origen del Modernismo: Surgió en Hispanoamérica a finales del XIX y fue difundido por Rubén Darío.
Temas del Modernismo: Se caracteriza por expresar sentimientos como el desarraigo, la soledad, el
tedio. Prevalece la melancolía y, a veces, la angustia. El hastío vital se manifiesta en el escepticismo,
el pesimismo, la insatisfacción. Presencia de lo otoñal, lo crepuscular, de la noche. En España
prevalecerá un Modernismo intimista, simbolista, herencia de Bécquer y Rosalía de Castro. El propio Juan
Ramón Jiménez afirmó que “la poesía española contemporánea empieza, sin duda, en Bécquer”.
Denominación de Generación del 98: su nombre se toma del llamado “Desastre del 98” como se
denominó a la pérdida por parte de España de las colonias de Cuba, Filipinas y Puerto Rico) es un
movimiento propiamente español, que se caracteriza por la preocupación por los problemas de España.
ANTONIO MACHADO: LOS GRANDES TEMAS POÉTICOS.
CONCEPCIÓN DE LA POESÍA PARA ANTONIO MACHADO (1875-1939): en su Poética de 1931 la define
así: “La poesía es la palabra esencial en el tiempo”, “una honda palpitación de espíritu”, “la poesía es
el diálogo del hombre, de un hombre con su tiempo”.
TEMAS Y SÍMBOLOS DE SUS PRINCIPALES OBRAS:
1) Soledades en 1903, que en la edición de 1907 pasó a titularse Soledades, galerías y otros poemas.
TEMAS y SÍMBOLOS de este libro modernista de carácter simbolista:
La INTROSPECCIÓN y la indagación en el papel del poeta, que es descifrar el “misterio” que
subyace en el fondo de su alma (como en la poesía de Bécquer).
Sin embargo, el poeta nunca llega a deslindar una nítida imagen de sí mismo, ni a través del
diálogo consigo mismo: “Converso con el hombre que siempre va conmigo”- dirá en el conocido
poema “Retrato”, que encabeza Campos de Castilla), o del diálogo —monólogo desdoblado—
con ELEMENTOS DE LA NATURALEZA: la noche, una mañana de primavera, la fuente, la tarde.
El poeta desea intemporalizar, eternizar en la memoria del poema esos instantes fugaces de la
propia historia.
Son recurrentes los sueños, la búsqueda, Dios.
Símbolos de su introspección:
la tarde (“clara”, “triste y polvorienta”, “destartalada”, con connotaciones de vejez,
tristeza):
la noria;
el agua;
la fuente;
las galerías;
los espejos.
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Siente angustia por la contemplación del paso del tiempo que lleva a la muerte (se advierte la
huella indudable de Jorge Manrique).
Evoca con melancolía los recuerdos infantiles (paraíso perdido, reino de la fantasía), el amor
insatisfecho, la soledad (siente la angustia de estar solo). Dirá en Nuevas Canciones: “¡Oh,
soledad, mi sola compañía!”.
La soledad también se proyecta en el paisaje desnudo. Logra la fusión íntima con el paisaje (los
jardines sombríos, el ocaso, el otoño); es un paisaje emocional personificado. Es evidente el
influjo de Bécquer y Rosalía de Castro.
Otros símbolos recurrentes:
El camino. El poeta se identifica con un caminante, peregrino, viajero que camina sin descanso
tras la búsqueda de un absoluto, de una quimera: “He andado muchos caminos”, “yo voy
soñando caminos”.
El limonero (en recuerdo de los que los existentes en el Palacio de las Dueñas donde se crio) es el
símbolo de la infancia: paraíso perdido, reino de la fantasía. La nostalgia de la juventud nunca
vivida, del amor encuentra su correlato en los álamos, chopos, ciruelos en flor, encinas
floridas.
El agua: el diálogo con la fuente hace cristalizar en la memoria los recuerdos dormidos. El agua
quieta puede representar la muerte, de igual forma que el mar, como ya señaló Jorge Manrique
(poeta admirado por el autor), simboliza la muerte.
La noria encarna el eterno cavilar del hombre; como la tarde, es un símbolo de la monotonía
rutinaria de la vida. El manantial: simboliza la autenticidad, la pureza.
La colmena, cera, abeja, miel encarnan: la fe, los sueños, los deseos.
2) En 1912 publicó Campos de Castilla, poco antes de la muerte de su esposa. En ediciones posteriores
se ampliará con nuevos poemas.
TEMAS:
El amor a su mujer fallecida: sobresalen dos poemas “A José María Palacio”, “A un olmo seco”.
La rama verde incipiente de este último representa la esperanza de recuperación de Leonor.
Cuadros de paisajes y gentes de Castilla y reflexiones sobre la realidad española. Su paisaje
preferido es Soria. El símbolo de la Castilla mítica: roble. Castilla es el símbolo de España, antes
guerrera y mítica, hoy derrotada.
Algunos poemas versan sobre el pasado, el presente o el futuro de España. El futuro de España
lo esboza en el poema “El mañana efímero”, donde censura la España falsamente pintoresca,
confinada en devociones hipócritas: “La España de charanga y pandereta,/cerrado y sacristía”.
Confía en una España redentora basada en el trabajo y la inteligencia: “ España de la rabia y de la idea”.
El tema del cainismo es uno de los tópicos de la generación del 98: la maldad intrínseca del
hombre, la codicia como origen de todos los males. Una importante sección del libro es el
romance titulado: “La tierra de Alvargonzález”, en la que los dos hijos mayores asesinan al padre
buscando heredar.
Critica a los burgueses inútiles, al hombre del casino provinciano.
Se critican actitudes humanas: la ignorancia, la hipocresía y la vanidad, la envidia:
Españolito que vienes
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al mundo, te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.
Almudena Grandes en su novela El corazón helado evoca estos versos.
De la sección del libro: Proverbios y cantares y Parábolas destaca el conocido poema:
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.
La metáfora machadiana señala que el fluir vital del mundo, como camino, no está hecho, sino
que se forma en el mismo instante de su paso y desaparece, también, en ese mismo instante.
Está presente también la búsqueda de Dios. Se evoca con nostalgia la fe perdida.
3) En 1924 publica Nuevas canciones, obra breve y heterogénea. Muestra mayor interés por la filosofía.
4) Canciones a Guiomar. Guiomar, nombre de la esposa de Jorge Manrique, es el nombre utilizado por
el poeta para referirse a Pilar de Valderrama, con quien mantuvo una discreta relación.
5) Cuando estalla la Guerra Civil surgen así sus “Poesías de Guerra”: una veintena de composiciones
(coplas, romances, canciones y sonetos). Destaca el soneto “La muerte del niño herido” y “El crimen
fue en Granada” (elegía a la muerte de Federico García Lorca).
Al morir, el poeta llevaba en un bolsillo un papel arrugado con su último verso: “Estos días azules y este
sol de la infancia”.
1.2. LA EVOLUCIÓN POÉTICA DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ: EN BUSCA DE LA «POESÍA PURA».
CONCEPCIÓN DE LA “POESÍA PURA”:
Juan Ramón Jiménez es el poeta dedicado por entero a su labor artística, a la que denomina su
Obra, dedicada (“A la minoría, siempre”, famosa dedicatoria suya). La poesía es una constante
búsqueda de la palabra, de la expresión poética perfecta. Bien expresivos son estos versos:
“Intelijencia (sic), dame/ el nombre exacto de las cosas!/ Que mi palabra sea/ la cosa misma”.
Su poesía se define como un triple deseo: de belleza, de conocimiento y de eternidad (“un vuelo
cotidiano” en palabras del poeta). Es representación de la Belleza, de la Perfección y del mismo
Dios, identificado con la Naturaleza (panteísmo), con la Belleza absoluta o, incluso, con el propio
poeta creador.
EVOLUCIÓN POÉTICA:
Su obra reúne características modernistas y vanguardistas, sin olvidar la influencia becqueriana
de sus primeras obras. El propio Juan Ramón Jiménez afirmó que “la poesía española
contemporánea empieza, sin duda, en Bécquer”.
Evoluciona desde el Modernismo hacia la una poesía de índole metafísica.
De 1918 data un famoso poema en el que Juan Ramón Jiménez resume así la evolución de su
poesía hasta ese año:
1ª etapa: a- Época sensitiva. Desde sus comienzos hasta 1915 , aproximadamente: “Vino,
primero, pura, /vestida de inocencia”.
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a) Comienza a escribir muy tempranamente: los primeros poemas, que datan de 1898
(tenía diecisiete años). Son muestra de un posromanticismo becqueriano y un
modernismo sensorial. La crítica no le fue favorable y el autor los rechazaría más
tarde.
b) Obras: su primer gran libro: Arias tristes (1903), además de Jardines lejanos,
Pastorales o Baladas de primavera.
Influencias: neorromanticismo, intimismo simbolista.
Temas: soledad, de melancolía, el paso del tiempo y de la muerte.
Poesía sencilla de formas, contenida, llena de emoción, con un lenguaje
sobrio.
Versificación: predominio de octosílabos y de asonancias, tenue
musicalidad.
c) Obras en las que Juan Ramón Jiménez adopta los «ropajes» del Modernismo: (“Y la fui
odiando, sin saberlo”); se trata de un Modernismo intimista, que tiende a la confesión
sentimental: La soledad sonora, Poemas májicos y dolientes, Sonetos espirituales.
Características: utilización del color y de otros elementos sensoriales,
adjetivación brillante, numerosas imágenes.
A esta época corresponde también su memorable Platero y yo publicado en 1914, que
consta de auténticos poemas en prosa.
b - Época intelectual. Se inicia con el Diario de un poeta recién casado, en 1916, y se prolongaría
hasta que abandona España en 1936: «Mas se fue desnudando./ Se quedó con la túnica / de su
inocencia antigua».
Obra que rompe definitivamente con el Modernismo Diario de un poeta recién casado (1916). El
autor lo consideraba su “mejor libro”. Ese año viaja a Nueva York con motivo de su boda.
Características:
Es una «poesía desnuda», en la que se elimina lo anecdótico, han desaparecido el léxico
modernista, la adjetivación sensorial, los ritmos sonoros.
Los versos son preferentemente libres, sin rima o con leves asonancias.
Se incluyen también poemas en prosa con heterogeneidad de materiales (frases en inglés,
anuncios, etc.) que influirán en la poesía de vanguardia.
Otras obras de este periodo: Eternidades (1918), Piedra y cielo (1919) Poesía (1923) Belleza
(1923), La estación total; su título alude a lo que es ya la obsesión dominante del poeta: el
anhelo de abolir el tiempo y de llegar a una posesión «total» de la belleza, de la realidad y del
propio ser. En suma, ansia de eternidad.
c - Época «suficiente» o «verdadera», según sus propias palabras. Desde 1936 hasta su muerte.
Obras: Dios deseado y deseante (1948-1949). En el libro En el otro costado figura el largo poema
en prosa «Espacio».
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Rasgos generales de estilo:
Predominio del sustantivo y la tendencia a sustantivar palabras.
Uso abundante de adjetivación de valor cromático y sensorial, con empleo de sinestesias y
metáforas aposicionales.
Vaguedad e imprecisión mediante el uso de puntos suspensivos y abundantes
interrogaciones. Paradojas y oxímoron.
Predomina el presente de indicativo.
Símbolos destacables en su poesía: el ocaso, el otoño (melancolía y decadencia), a veces unidos
para expresar dolor y nostalgia. La niebla y la lluvia simbolizan el miedo a la madurez, la tendencia
a refugiarse en la infancia. La rosa es símbolo de perfección.
2) LA GENERACIÓN DEL 27: COHESIÓN GRUPAL Y NÓMINA DE AUTORES.
Celebración del tricentenario de Góngora en el Ateneo de Sevilla en diciembre de 1927. De izquierda a derecha,
Rafael Alberti, Federico García Lorca, J. Chabás, M. Bacarisse, José María Martínez, M. Blasco Garzón, Jorge
Guillén, José Bergamín, Dámaso Alonso y Gerardo Diego.
Marga Gil Roësset (escultora e ilustradora), Rosa Chacel (novelista), Josefina de la Torre (poeta y actriz),
Ernestina de Champourcín (poeta), María Zambrano (filósofa), Concha Méndez (poeta), María Teresa León,
Maruja Mallo (pintora).
La denominación de Generación o Grupo poético del 27 procede de la conmemoración en diciembre de
1927 del tricentenario de la muerte del poeta culterano Luis de Góngora, pues estos poetas
revalorizaron la obra de este poeta barroco. Los actos fueron patrocinados por Ignacio Sánchez Mejías
en Sevilla, adonde el torero llevó a sus amigos poetas.
Presentado ya el grupo, su asentamiento académico tuvo lugar en 1932, con Poesía española. Antología
1915- 1931, preparada por Gerardo Diego, aunque en realidad era una antología consultada... entre los
convocados. Se dio cabida, junto a ellos, a Unamuno, los dos Machado y Juan Ramón Jiménez. En la
segunda edición (1934), titulada Poesía española. Antología (Contemporáneos).
Se suele denominar así a un conjunto de poetas que, en apenas dos lustros de actividad creadora, se
convirtieron en el más notable grupo literario de la época. Citaremos algunos de sus integrantes y alguna
de sus obras: La voz a ti debida de Pedro Salinas, Cántico de Jorge Guillén, Manual de espumas de
Gerardo Diego, Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre, Romancero gitano y Poeta en Nueva York de
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Federico García Lorca, Marinero en tierra de Rafael Alberti, La realidad y el deseo de Luis Cernuda, de
quien serán herederos los poetas Jaime Gil de Biedma, Ángel González.
No olvidaremos a Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, es frecuente añadir a Dámaso Alonso con Hijos de
la ira y a Miguel Hernández con Cancionero y romancero de ausencias.
La vinculación entre los diversos miembros de este grupo poético es bastante estrecha por diversas
circunstancias:
-Su parecida procedencia social: proceden en su mayoría de la burguesía acomodada. Casi todos siguen
estudios universitarios, conocen idiomas, son cosmopolitas.
-La habitual colaboración en las mismas revistas poéticas: la Revista de Occidente que publicó además
libros fundamentales de los poetas del 27 y otras revistas: Litoral, Mediodía, La Gaceta Literaria.
- La convivencia de varios de ellos en la Residencia de Estudiantes: La Residencia de Estudiantes fue
lugar de alojamiento de Lorca, Dalí, Buñuel, Severo Ochoa, Gabriel Celaya… Por este lugar pasaron
dictando cursos y conferencias, además de los intelectuales españoles de mayor prestigio, pensadores y
artistas extranjeros eminentes: Einstein, Marie Curie, Le Corbusier, Ravel, Valéry, Marinetti, Aragon… La
Residencia era, por lo tanto, un centro cultural de primer orden. No debe olvidarse tampoco el talante
liberal y tolerante de que hacía gala. Tal talante se correspondía con la vinculación de los fundadores de
la Residencia a la Institución Libre de Enseñanza.
- La semejante actividad profesional: vivirán profesionalmente de la literatura como profesores,
editores, impresores o críticos. De ahí que, no sin ironía, Juan Ramón Jiménez se refiriera a ellos alguna
vez como “los poetas-profesores”.
- Su entusiasmo por Góngora, especialmente en los poetas: Alberti, Gerardo Diego o Miguel Hernández.
Adoptan de él la importancia de la metáfora entendida como el acercamiento insospechado entre dos
objetos alejados que crea entre ellos una relación nueva y sorprendente.
- Alternancia de lo culto y lo popular (que convive en poetas como Lorca, Alberti o Gerardo Diego). La
del 27 fue una generación que no rompió con el pasado sino que recibió, apreció y reelaboró el
material literario del folclore y la poesía tradicional. Asimilaron diversos recursos estilísticos
(repeticiones, paralelismos sintácticos, sufijos apreciativos, como los diminutivos) propios de la poesía
tradicional, de ahí su “neopopularismo”. En la métrica, el verso libre y la prosa poética conviven sin
dificultad con las estrofas más clásicas, como el soneto y la lira.
Admiran a Bécquer y sienten fervor por los clásicos (Garcilaso, Manrique, Fray Luis, Quevedo, San Juan
de la Cruz y, sobre todo, Góngora). En Luis de Góngora, los poetas del 27 veían al escritor puro
entregado a la creación poética autónoma, una especie de adelantadísimo precursor de la estética
vanguardista.
Se sienten próximos a las vanguardias, defienden el cultivo de la metáfora y la imagen, entendidas
como el acercamiento insospechado entre dos objetos alejados que crea en ellos una relación nueva y
sorprendente. Por ejemplo, hay ecos futuristas en los poemas dedicados al fútbol por Gerardo Diego y
Rafael Alberti o al ciclismo por el mismo Alberti. El interés por el cine es importante en todos ellos. En el
ultraísmo y creacionismo destaca Gerardo Diego. Y la huella surrealista se observa en Cernuda, Lorca
(Poeta en Nueva York), Alberti (Sobre los ángeles).
Autores principales:
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Pedro Salinas (1892-1951). Nació en Madrid y optó por una poesía intelectual y filosófica, y concebida
como un modo de acceso a las honduras de la realidad y la esencia de la vida. Apreciaba la autenticidad,
belleza e ingenio. Sus obras más destacadas son: La voz a ti debida, El contemplado y Confianza.
Rafael Alberti (1902-1999), nació en el Puerto de Santa María. Fundó la revista revolucionaria Octubre.
Tras la Guerra Civil se exilió a Argentina. En 1983 recibió el Premio Cervantes por el conjunto de su obra
literaria. Sus obras más destacadas son: Marinero en tierra y Sobre los ángeles.
Federico García Lorca (1898-1936), nació en Granada. Cultivó el teatro y la poesía, aunando lo culto y lo
popular, lo tradicional y lo vanguardista. Le obsesionan temas como la soledad o el destino trágico, y la
lucha de los seres marginados. Murió asesinado al comienzo de la Guerra Civil. Sus obras más destacadas
son: Canciones, Poema del cante jondo y Romancero gitano.
Vicente Aleixandre (1898-1984), nació en Sevilla. Recibió el premio Nobel de Literatura en 1977.
Miembro de la RAE, su poesía estuvo marcada por el surrealismo y trató temas sociales y filosóficos. Sus
obras más destacadas son La destrucción o el amor, Sombra del Paraíso e Historia del corazón.
Luis Cernuda (1902-1963), nació en Sevilla, y fue alumno de Pedro Salinas. Se exilió a Inglaterra donde
dio clases en universidades. Marcado por su homosexualidad, esta le provocaba una profunda
frustración, reflejada en su poesía. Sus obras más destacadas son La realidad y el deseo y Donde habite el
olvido.
Gerardo Diego (1896-1987), nació en Santander en 1896 y fue catedrático de Literatura. Cultivó la poesía
tradicional y vanguardista (creacionista). Lo caracterizaron el dominio del lenguaje y de los recursos
técnicos y expresivos. Sus obras más destacadas son el Romancero de la novia y Manual de espumas.
Jorge Guillén (1893-1984), nació en Valladolid y fue profesor en distintas universidades europeas y
americanas. Tras la guerra, se exilió a América. Persiguió la poesía pura con un punto de vista optimista
del mundo. Su lenguaje es elaborado y preciso. Toda su obra se recoge bajo el título general de Aire
nuestro.
Dámaso Alonso (1898-1990) nació en Madrid y llegó a ser presidente de la RAE. Tuvo tres pasiones:
poeta, lingüista y crítico literario. Se queja de la injusticia y de la pobreza y se pregunta acerca del
sentido de la vida. Su obra más destacada son El viento y el verso e Hijos de la ira.
Más tarde se abrió la nómina a prosistas, cineastas o pintores, y allí estaban los nombres de José
Bergamín, Luis Buñuel o Salvador Dalí.
Una asociación destacable fue el Lyceum Club Femenino, creado por María de Maeztu en 1926 en
Madrid. Duró hasta 1939 y agrupó a unas 500 mujeres formidables, lo mejor de nuestra sociedad,
escritoras, juristas, artistas, pensadoras, como Clara Campoamor, María Lejárraga, Rosa Chacel, María
Zambrano, Victoria Kent, Maruja Mallo… Todas ellas tan competentes o más que los hombres de la
época y luchando por un proyecto de modernización social que truncó la guerra. Últimamente han
empezado a englobarlas dentro de la generación del 27, en un tímido intento de otorgarles el
protagonismo que merecen. Pero la escritora Laura Freixas prefiere definirlas como la generación del
26, el año de fundación del Lyceum, ya que en el acto que da nombre a la generación del 27, el
homenaje a Góngora en Sevilla en diciembre de 1927, sólo participaron varones, dentro de la tónica
sexista habitual.
Las denominadas Sinsombrero fueron: María Teresa León, Maruja Mallo, Concha Méndez, María
Zambrano, Josefina de la Torre, Margarita Manso, Ernestina de Champourcín, María Zambrano, Rosa
Chacel, Ángeles Santos o Marga Gil Roesset …
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3) LA «POÉTICA» DE LA GENERACIÓN DEL 27: ENTRE TRADICIÓN Y VANGUARDIA.
Aunque los poetas siguen caminos personales, en todos ellos se distingue una evolución poética:
Influencias que se perciben en ellos:
Siguen el magisterio de Juan Ramón Jiménez.
Especial influjo neopopularista, de la poesía clásica y popular., como en Alberti (Marinero en
tierra, en Gerardo Diego (El romancero de la novia) y en García Lorca (Poema del cante jondo,
Romancero gitano).
Influencias neopopulares en Lorca:
El poeta se forma en la música de las tradiciones folclóricas andaluzas. Participó
con Manuel de Falla en el concurso de Cante Jondo y puso en marcha la
reivindicación del cante jondo.
Recibe influencias de grandes poetas como: Petrarca (perceptible en el romance
“Muerto de amor”), Garcilaso de la Vega, San Juan de la Cruz (de su obra Cántico
espiritual, preferentemente en los Sonetos del amor oscuro, también de Bécquer
y Rosalía de Castro. Además, se percibe el influjo del simbolismo de Antonio
Machado (con quien mantuvo un encuentro en 1916 en Baeza).
Se advierte en él el influjo del pensamiento de la Institución Libre de Enseñanza,
del pensamiento krausista visible en el panteísmo lorquiano, y en su sentimiento
de solidaridad con el sufrimiento del otro en Poeta en Nueva York.
Rasgos del neopopularismo en Lorca, en el Romancero gitano, son el uso de
recursos de repetición como: EL ESTRIBILLO, REDUPLICACIÓN, EPANADIPLOSIS,
PARALELISMO Y ANÁFORA : “El niño la mira, mira/el niño la está mirando”, “El aire la
vela vela” del “Romance de la luna, luna”; “por el monte, monte, monte”, en “San
Miguel”; “verde que te quiero verde/verde viento, verde rama” de “Romance
sonámbulo”; “dejando un rastro de sangre/dejando un rastro lágrimas” del “Romance
sonámbulo”; “Yo me la llevé al río”/ “yo me la llevé del río” en “La casada infiel”; “voces
de muerte sonaron/cesaron” en “Muerte de Antoñito el Camborio”.
Se acercan a la poesía pura (mayor concentración conceptual).
Influjo de las vanguardias:
UNA FIGURA CAPITAL en la introducción de las vanguardias en nuestro país es RAMÓN
GÓMEZ DE LA SERNA:
Fue famoso por su famosa tertulia de los sábados en el café Pombo.
Colaboró activamente en la revista Prometeo.
Creó su propio ismo: Ramonismo. Se caracterizaba por la utilización de imágenes y
metáforas, los juegos de ingenio, el humorismo, la imaginación.
Características de las greguerías: el autor las definió con esta sencilla fórmula:
metáfora + humor = greguería. Su mayor originalidad está en haber mirado lo cotidiano
como insólito.
Utilización de la metáfora, basada en el acercamiento de dos realidades muy distintas
entre sí.
Se sirven del verso libre.
La huella futurista está presente en:
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Poemas de Pedro Salinas como los dedicados a la bombilla eléctrica en el poema “35
bujías”: “castillo de cristal”, “artificial princesa, amada eléctrica”; o el poema dedicado a
la máquina de escribir: “fantasías de metal/ “entre todas/sostienen el mundo”.
Rafael Alberti de Cal y canto, donde canta al telegrama, al billete de tranvía, y en Yo
era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos, donde hay continuas referencias a
Chaplin, Buster Keaton, Harold Lloyd, Stan Laurel y Oliver Hardy, entre otros actores de
cine cómico nortemericano. También dedica poemas al ciclismo y al portero de fútbol
Poemas dedicados al fútbol por Gerardo Diego y Rafael Alberti o al ciclismo por el mismo
Alberti.
La huella del cubismo se advierte en el interés de Jorge Guillén por los objetos sencillos
de la vida cotidiana en Cántico.
El ultraísmo y el creacionismo se advierten en Gerardo Diego: Imagen, Manual de
espumas.
La tendencia surrealista se observa en:
Vicente Aleixandre (Pasión de la tierra, La destrucción o el amor).
Rafael Alberti (Sobre los ángeles), libro que surge a raíz de su (crisis amorosa con
Maruja Mallo,
Está presente en Cernuda (Los placeres prohibidos). Para el poeta el
surrealismo fue un movimiento de liberación de la conciencia, ya que el
surrealismo era una protesta total contra la sociedad y contra las bases en que
ésta se hallaba sustentada: contra su religión, contra su moral, contra su política.
Poeta en Nueva York, de García Lorca.
Los temas son: la opresión padecida por la raza negra, el tema de la infancia
perdida, la visión apocalíptica de la sociedad norteamericana; el hombre,
responsable de la muerte industrializada de la naturaleza.
Amante de la naturaleza, a Lorca le sorprende negativamente la metrópoli:
civilización deshumanizada, donde prima la insolidaridad, la explotación y el
racismo. Esta ciudad industrial vive de espaldas y en contra de la naturaleza.
Nueva York es una ciudad de insomnes, de borrachos, donde la luz del amanecer
es aplastada por «cadenas y ruidos». Es “arquitectura extrahumana”, “geometría
y angustia”, con “calles de aristas”, donde los rascacielos cubren el cielo y la
llegada de la aurora.
En el poema «La aurora», se describe la ciudad de Nueva York, con una visión de
desgarradora del amanecer, donde las gentes están sometidas al poder del
dinero.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
SÍMBOLOS RECURRENTES: presencia de lo roto, de lo mutilado. Hueco, traje,
máscara: en los ojos del poeta han quedado reflejados seres vestidos, pero que
no tienen cuerpos que vestir, esto es, carecen de vida auténtica, porque sólo son
apariencias. Metales: los metales: aluminio, níquel y alambre, así como agujas,
alfileres, clavos. Destaca el símbolo de la moneda, que se «aloja» incluso en el
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vientre de las muchachas americanas. Alcohol: símbolo negativo, de muerte.
Nueva York es una ciudad de borrachos, que expresa su alienación.
La generación del 27, hasta la Guerra Civil, publica sus libros principales. Durante la Guerra Civil se da
en ellos el compromiso político. La mayoría (salvo Gerardo Diego que se alineó con el bando franquista)
defiende la causa republicana y sus versos se convierten en armas: es la poesía de combate
(Romancero de la Guerra Civil, con composiciones de Manuel Altolaguirre, Emilio Prados (Cancionero
del pan y el pescado), Alberti (Entre el clavel y la espada), Aleixandre, Miguel Hernández).
-Tras la Guerra Civil, se produjo la dispersión y final del grupo:
García Lorca muere fusilado en 1936,
Muchos marchan al exilio (Alberti, Salinas, Cernuda, en los que se advierte una temática común: el
exilio mismo y la añoranza de la patria perdida.
Miguel Hernández muere en la cárcel en 1942.
Las obras de Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, que se quedan en España tras la guerra, sirven
de engarce con los jóvenes poetas que empiezan a publicar en los años cuarenta. Dos títulos
serán capitales en la poesía española de posguerra: Hijos de la ira (1944) de Dámaso Alonso, y
Sombra del Paraíso (1944).
El poeta Luis Cernuda será considerado un maestro por muchos autores de diferentes
generaciones, desde Jaime Gil de Biedma hasta los “poetas de la experiencia” de hoy en día,
pasando por los “novísimos” de los años setenta.
4) TRAYECTORIA POÉTICA DE FEDERICO GARCÍA LORCA: DEL NEOPOPULARISMO AL SURREALISMO.
Lorca manifiesta una exigente actitud ante la creación poética: inspiración y trabajo riguroso han de ir
unidos. En 1933 en su conferencia “Juego y teoría del duende”, Lorca reflexionó sobre el fenómeno
estético y poético. Describe tres figuras que se corresponden con tres categorías estéticas: la musa es la
inteligencia y explica la poesía de Góngora; el ángel es la inspiración o la imaginación y explica la poesía
de Garcilaso de la Vega; el duende es un poder misterioso, inefable, con el que hay que luchar como lo
hacen los poetas místicos, que se relaciona con la conciencia trágica del vivir, que es el dolor mismo.
Lorca milita en esa poética del duende que hace que sus poemas sugieran elementos irracionales y
misteriosos que buscan atravesar “el corazón como una espada” (como le dijo a Jorge Guillén en una
carta de 1926).
Gran lector y conocedor de la literatura clásica y de la poesía popular y también de las últimas tendencias
estéticas, desde bien temprano su poesía alcanzó una voz personal, tanto en la visión del mundo como
en un lenguaje propio. En su poesía convivirán el esteticismo de la poesía pura y la expresión más
sincera y humana, lo culto y lo popular, la tradición clásica española y las formas vanguardistas.
LOS TEMAS DE SU POESÍA: el universo poético de García Lorca está vertebrado por unos temas
nucleares que se reiteran a lo largo de toda su obra: la frustración, el amor, la esterilidad, la muerte, el
tiempo y la rebeldía. El tema central de su obra es la frustración, el de la anulación de los deseos del
individuo por parte de la realidad. El tema del amor es recurrente e inseparable del deseo, del erotismo,
del sexo. Pero el amor se enfrenta a la destrucción: la pena, el lamento o el dolor son sentimientos Otro
tema esencial es la esterilidad. También la temática metafísica (obsesión por el paso del tiempo, la
muerte…) es central en su obra. El tema de la muerte está en continua tensión con la vida, es la gran
frustración del hombre y un castigo porque conlleva la nada y el olvido. Hay en el poeta también una
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conciencia de solidaridad con todos los desposeídos y humillados de este mundo (gitanos, negros,
trabajadores, homosexuales…)
ESTILO: El gran logro de García Lorca es la creación de una lengua poética propia. Destacan
sobremanera la personificación y la metáfora. Crea un mundo de símbolos: la luna es el más recurrente
(lo hereda del Romanticismo y lo renueva como: mensajera de la muerte, agente de Eros, diosa de la
fecundidad); el agua es símbolo erótico y de fecundación, pero también agente de la muerte (agua
quieta en aljibes, pozos, estanques); el caballo se identifica con la vida, el eros, la destrucción que el
amor puede aparejar; los metales (cuchillos, puñales, agujas…) remiten a lo más sombrío y violento.
TRAYECTORIA POÉTICA: Se suelen distinguir tres etapas, marcadas por su viaje a Nueva York (1929-
1930).
-1ª Etapa. Entre 1921-1928.
Su primera obra es Libro de poemas (1921), una selección antológica de poemas de juventud, de
evidente impronta machadiana, en los que expresa un amor sin esperanza y abocado a la tristeza; se
aprecia la influencia de Rubén Darío y Juan Ramón Jiménez. Esta obra muestra también su querencia por
los metros y los temas de la poesía popular consolidada en otros libros compuestos entre 1921 y 1924
(especialmente, en las Canciones y en el Poema del cante jondo); pero ya allí la inspiración popular se
hallaba tamizada por la peculiar estética de un autor siempre audaz en la invención metafórica y
atento por igual a las novedades vanguardistas.
Entre 1921 y 1924 compone Poema del cante jondo, Suites y Canciones. Es el momento de la poesía pura
y neopopularista. El Poema del cante de jondo (que aparece en 1931) es un libro cuyo tema es “la
Andalucía del llanto”, lleno de quejas, dolor y muerte. Lorca expresa su propio dolor de vivir a través del
dolor que expresan los cantes “hondos” de su tierra. Habla de los cantes, paisajes y gentes de Andalucía.
Ese gusto por los temas populares y la capacidad para crear un universo simbólico propio cristalizarán,
de hecho, en el Romancero gitano (escrito entre 1924 y 1927 y publicado un año después), que otorga al
pueblo gitano una condición mítica, confiriéndole un destino trágico. Se aúnan en él la tradición culta,
la audacia vanguardista y los ritmos populares. Los personajes están marcados por la frustración o
abocados a la muerte: Soledad Montoya, Antoñito el Camborio, el “Emplazado”, Juan Antonio el de
Montilla… Según Lorca, en el libro “hay un solo personaje real, que es la Pena negra que se filtra en el
tuétano de los huesos y en la savia de los árboles”.
-2ª Etapa. Entre 1929-1930. Compone poemas a raíz de su estancia en Estados Unidos (1929-1930), que
se publicaron póstumamente en 1940 con el título de Poeta en Nueva York. Su estancia en el país
coincide con el momento del crack de la Bolsa neoyorkina.
Este poemario impone un nuevo rumbo a la evolución poética de Federico García Lorca, aunque su
simpatía por los habitantes del Harlem rescate algo de ese interés perenne por los menos favorecidos.
Esa simpatía es, a su vez, denuncia de los males de una sociedad anónima y desarraigada, cifrada en
una urbe que sumerge a sus habitantes, y al propio poeta, en un estado de angustia, desasosiego y
confusión. Así lo muestra un poemario edificado sobre un cúmulo de imágenes frenéticas, de tono
apocalíptico y parcialmente inspiradas en esa atmósfera onírica, alucinada, que envuelve tantas de las
obras artísticas (poéticas, pictóricas o cinematográficas) del Surrealismo. Se sirve también del verso
libre para expresar su visión negativa de ese mundo deshumanizado.
La ciudad le impresiona negativamente. El poeta se rebela contra aquel mundo definido así: “Geometría
y angustia”. La ciudad es un espacio hostil y destructor de los valores humanos y naturales. Es el
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símbolo del materialismo salvaje de la sociedad industrializada. Los temas tratados son el poder del
dinero, la injusticia social, la deshumanización y la esclavitud de las personas por las máquinas.
Declaró el poeta: “Yo quería hacer el poema de la raza negra en Norteamérica y subrayar el dolor que
tienen los negros de ser negros en un mundo contrario; esclavos de todos los inventos del hombre
blanco y de todas sus máquinas”. En la raza negra ve el poeta “lo más espiritual y delicado de aquel
mundo”. La temática social se incorpora a su obra. La soledad, la frustración y la angustia del poeta han
sintonizado con otras personas que sufren.
La oposición civilización / naturaleza es la que enfrenta a blancos y negros. El poeta lamenta que esa
sociedad deshumanizada esté destruyendo su pureza, su identidad propia, colonizados, dominados
también culturalmente por los blancos: “Borrachos de anís olvidaban el musgo de las aldeas”. Son, para
Lorca, proletarios, explotados: «cocineros», «camareros», «y los que limpian con la lengua / las
heridas de los millonarios». No quieren ser negros, y así, los mulatos untan su piel para «blanquearla».
La «Oda al rey de Harlem» es una llamada a la "negritud” a la «ciencia del tronco y el rastro”. Exhorta a
los negros a rebelarse, a matar «al rubio vendedor de aguardiente».
Crítica, asimismo, a la religión, concepción bien negativa del Papado en ”Grito hacia Roma”.
La muchedumbre de martillo, de violín o de nube,
ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,
ha de gritar frente a las cúpulas,
ha de gritar loca de fuego,
ha de gritar loca de nieve,
ha de gritar con la cabeza llena de excremento,
ha de gritar como todas las noches juntas,
ha de gritar con voz tan desgarrada
porque queremos el pan nuestro de cada día,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da sus frutos para todos.
El poeta identifica la religión con el mundo blanco (cristiano). Denuncia que el cristianismo no está del
lado de quienes sufren, sino de los opresores.
Lorca acusa al Papa de complicidad con los opresores. La Iglesia no se solidariza nunca con el que sufre.
Roma ha olvidado y traicionado el mensaje fraternal de Cristo. Es más que posible que el
desencadenante del poema fuera la firma del Pacto de Letrán, ente Mussolini y Pío XI. La voz poética
exige la vuelta a los verdaderos valores cristianos, que la Iglesia ha adulterado.
El hombre que desprecia la paloma debía hablar,
debía gritar desnudo entre las columnas,
y ponerse una inyección para adquirir la lepra
y llorar un llanto tan terrible
que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante.
El capitalismo depredador es el tema de «Nueva York, oficina y denuncia»:
Pero yo no he venido a ver el cielo.
He venido para ver la turbia sangre,
la sangre que lleva las máquinas a las cataratas
Todos los días se matan en Nueva York
cuatro millones de patos,
cinco millones de cerdos,
dos mil palomas para el gusto de los agonizantes,
un millón de vacas,
un millón de corderos
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y dos millones de gallos
que dejan los cielos hechos añicos.
Yo denuncio a toda la gente
que ignora la otra mitad,
Os escupo en la cara.
Solo a través del amor por lo elemental y lo puro es posible la salvación del mundo moderno. Anuncia
el poeta el día en que la naturaleza destruirá las fuerzas que la aplastan: “Que ya las cobras silbarán
por los últimos pisos,/que ya la Bolsa será una pirámide de musgo”.
El poeta llega a sacrificarse, a inmolarse: “Y me ofrezco a ser comido por las vacas estrujadas”.
3ª Etapa. Entre 1931-1936: Tras Poeta en Nueva York, García Lorca proyectó sus esfuerzos de manera
prioritaria sobre el teatro. Sus últimos libros poéticos revelan en parte la continuidad de esa armonía
entre neopopularismo y vanguardia que caracteriza su obra: la exploración de la herencia oriental en el
Diván del Tamarit, la emoción elegíaca en el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (torero amigo de los
poetas del 27) –obra en la que los metros populares se combinan con algunas imágenes de indudable
inspiración surrealista-; se aprecia en él la influencia de las Coplas por la muerte de su padre, de Jorge
Manrique.
La concepción trágica del amor, heredera de la poesía de San Juan de la Cruz y de Shakespeare, impera
en los Sonetos del amor oscuro (1936). El “amor oscuro” parece aludir a su propia condición de
homosexual, pero también late una concepción primigenia del amor primitivo, una pasión interior que se
convierte en una incesante herida del amante atormentado.
5.1. DE LA POESÍA EXISTENCIAL Y SOCIAL (CELAYA, HIERRO Y BLAS DE OTERO) AL «GRUPO POÉTICO DE
LOS 50».
A partir de 1939 la poesía aparece marcada por las circunstancias derivadas de la guerra civil y de la
inmediata posguerra: el exilio o la muerte de una buena parte de los poetas de las generaciones
precedentes.
POESÍA EXISTENCIAL. DE LOS AÑOS 40.
Se distinguen dos corrientes poéticas: poesía arraigada y poesía desarraigada.
A) La poesía arraigada. Principales rasgos:
Publicaron en revistas como Escorial o Garcilaso. De ahí que a los poetas de esta corriente se les
llame también «garcilasistas».
Sigue una línea poética de exaltación nacionalista y de evasión de la realidad.
La vida y el mundo tienen sentido y se sienten serenamente «arraigados» en la realidad. Imágenes
armónicas del mundo.
Su expresión será mesurada y serena, a imitación del modelo estético de Garcilaso.
Los principales representantes de esta corriente son: Leopoldo Mª Panero, Luis Felipe Vivanco, Luis
Rosales: La casa encendida.
B) En cambio, la poesía desarraigada:
Está vinculada a la revista Espadaña.
Surge en aquellos poetas que se sienten angustiosamente instalados en la España del momento. Para
ellos el mundo es caos y angustia, y la poesía una frenética búsqueda de ordenación, lejos de toda
armonía y toda serenidad.
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Obras sobresalientes: Sombra del paraíso, de Vicente Aleixandre; Hijos de la ira, de Dámaso Alonso.
En ella encierra una concepción angustiada de la existencia, una visión del hombre como criatura
«desnortada» y acosada por el odio y la injusticia. Bien ilustrativo es el poema “Insomnio”, de Dámaso
Alonso: “Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas)”.
C) Además, durante la década de los cuarenta se iniciaron dos movimientos poéticos que se sitúan a
contracorriente:
Una lírica vanguardista en torno a una revista, Postismo (1945. Fue considerada subversiva y
la revista fuera prohibida por la censura tras su primer número. Principal representante:
Carlos Edmundo de Ory.
Una lírica esteticista, centrada en la revista Cántico, que recibe la influencia de Jorge Guillén y de
otros poetas del 27. Destacan Ricardo Molina, Pablo García Baena y Juan Bernier.
POESÍA SOCIAL DE LOS AÑOS CINCUENTA: GABRIEL CELAYA, JOSÉ HIERRO Y BLAS DE OTERO.
LA POESÍA SOCIAL Se trata de una poesía social derivada de la poesía desarraigada. Sus principales
características son:
Es una literatura que se propone denunciar, o al menos dar testimonio, de miserias e injusticias.
Surge así una “poesía comprometida”, con contenido ético, diametralmente opuesta a la poesía
pura, que pretende “transformar el mundo”, crear una conciencia solidaria. El tema de España es
tratado desde una perspectiva política, pero dentro de los límites de la censura.
Conciben la poesía como un arte de comunicación con «la inmensa mayoría». Por ello hay un
distanciamiento de todo esteticismo mediante un lenguaje desnudo de recursos retóricos.
Los más destacados poetas sociales de los cincuenta son:
Blas de Otero (1916-1979).
Concibe Blas de Otero la poesía como apelación, a su vocación dialogante-en palabras del poeta Luis
García Montero. Sus versos son vitales: “Escribo/hablando, sencillamente”. “El poeta tiene que decir cosas,
gritar-si es preciso- pero bellamente”. En “Cartilla poética” dirá: “Entre yo y ella (la poesía) hay un contrato
social”.
Temática: Su poesía se centra en el hombre.
Dios es para el poeta una búsqueda, a la manera de los místicos; su grito no encuentra respuesta. Muy
significativo es el poema “Hombre”: “Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte… “Oh Dios. Si he de morir, quiero
tenerte despierto. Esto es ser hombre: horror a manos llenas. ¡Ángel con grandes alas de cadenas!”.
Símbolos: el hombre es una isla o navío, rodeado de un mar amenazador, el de la muerte. El río (herencia de
Jorge Manrique) es la vida. Pide el poeta la salvación: “Ancléame en tu mar”; el cielo, Dios, es la salvación hacia la
que el Hombre, “árbol desgajado”, tiende sus ramas, sus brazos.
Su poesía abarca varias etapas:
a) La primera, en la que cultivó una poesía desarraigada, existencialista, de tono desgarrado. Se centra
en la búsqueda angustiosa del sentido de la existencia humana . Obra relevante: Ancia (1958) (título
formado por la sílaba inicial del primero, y la última del segundo): Ángel fieramente humano (1950) y
Redoble de conciencia (1951).
b) Su segunda etapa es la que corresponde a su poesía social: Pido la paz y la palabra (1955). El título
del poemario apunta a que estos términos, paz y palabra, denuncian sus contrarios: la guerra y el
silencio. Publica después En castellano (1960); ambos libros fueron recogidos en Que trata de España
(1964 aparecido en Cuba).
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El poema prólogo de Pido la paz y la palabra, concluye con la siguiente afirmación: Yo doy todos mis versos por
un hombre en paz.
Muy significativo es el poema “A la inmensa mayoría”:
Y un buen día (el poeta) bajó a la calle: entonces/comprendió y rompió todos su versos.
Yo doy todos mis versos por un hombre/ en paz.
c) La tercera etapa se caracteriza por una búsqueda de nuevas formas poéticas. Mientras (1970) e
Historias fingidas y verdaderas (1970).
Los recursos estilísticos de la poesía de Otero: abundancia de vocablos connotativos que remiten a la ruina, la soledad, abundancia
de palabras construidas por derivación con el prefijo des-(implica negación, aniquilación): desgajado, desarraigado, despojo,
desmantelado. Palabras que denotan privación o negación: no, sin, nunca, nadie. Ansia y luz: alas, mariposa, cielo, pájaro.
Obstinación y violencia: borbotones, dentelladas, sajar, cercenar, garras zarpazos, estallar. VOCATIVO, IMPERATIVO, DICCIÓN
INTERROGATIVA O EXCLAMATIVA. Tecnicismos marineros o palabras creadas por el propio autor: anclear. Es frecuentísima la
utilización del gerundio. Adverbios en –mente (que alargan el sentimiento sugerido): desesperadamente, definitivamente. Valor
conversacional. Frases hechas y giros lingüísticos propios del habla coloquial. Encabalgamientos (que transmiten una impotente
violencia). Uso de la reiteración. Efecto rítmico, construye un tono obsesivo. Paralelismo y uso del contraste. Abro los ojos: me los
sajas vivos. Máximo aprovechamiento de los recursos fónicos: la aliteración.
Gabriel Celaya (1911-1991). Su verdadero nombre era Rafael Múgica. Entre 1927 y 1935 vivió en la
Residencia de Estudiantes, donde conoció a los poetas de la Generación del 27 y se vinculó a los postulados
estéticos del surrealismo.
La poesía del autor se caracteriza por ser siempre directa, coloquial. Un libro destacado es: Cantos Íberos
(1955), en el que toma partido con un tono beligerante de incitación y arenga ante los problemas del
mundo que le rodea. Dirá: «La poesía es un arma cargada de futuro». “Poesía necesaria como el pan de
cada día, como el aire que exigimos trece veces por minuto”. “Tal es mi poesía: poesía-herramienta”.
José Hierro (1922-2002). Una obra destacable es Quinta del 42 (1953).
El propio José Hierro ha señalado “dos caminos” en su poesía: el de los “reportajes”, poemas que dan testimonio de
algo “de manera directa”; el de las “alucinaciones”, composiciones en que “se habla vagamente de emociones”.
Elemento unificador de su rica trayectoria sería el conflicto entre un hondo amor a la vida y una lúcida
conciencia del dolor y de las limitaciones. Tema cardinal es el tiempo. El símbolo más recurrente de su
poesía es el mar, representación de lo eterno.
LA GENERACIÓN DEL
50.
La Generación del 50, Generación del medio siglo o de los niños de la guerra son denominaciones que se
dan a escritores nacidos en torno a los años veinte y que empiezan a publicar en torno a finales de los años
cincuenta. Fanny Rubio ha propuesto denominarlos la "oleada de los 60", porque en realidad es por
entonces cuando empiezan a estar activos con sus versos y poemarios, pero la denominación ha tenido
poco éxito.
Son poetas intelectuales, de origen burgués y con formación universitaria. Jaime Gil de Biedma se incluyó
en esta generación, al definirla como "señoritos de nacimiento / por mala conciencia escritores / de poesía
social".
Características:
No renunciaban al tono social y crítico, a la crítica y la denuncia, pero añaden a su poesía una
dimensión estética (su lenguaje es más cuidado). Incluyen, además de la lucha política, temas
hondamente humanos como el amor, el dolor o la muerte. También muestran su preferencia por
los temas de la vida cotidiana; hay realismo en sus poemas.
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Son también culturalistas, pues les influyen autores extranjeros como T.S.Eliot o Cavafis. De sus predecesores
nacionales, admiraban a Luis Cernuda preferentemente. El tema metapoético aflora en sus versos.
Los poetas más representativos de esta corriente son: Claudio Rodríguez, Francisco Brines, José Ángel
Valente, José Agustín Goytisolo, poeta de conciencia ética (Palabras para Julia y otras canciones); Jaime
Gil de Biedma, Carlos Barral, Antonio Gamoneda (Arden las pérdidas), José Manuel Caballero Bonald.
Ángel González (1925-2008).Obras destacadas: Áspero mundo, Palabra sobre palabra, Tratado de
urbanismo.
Temas predominantes: El paso del tiempo y la temática amorosa y cívica. “Ángel representó la calidad de
una poesía cívica imprescindible” (Luis García Montero).
Rasgos estéticos muy característicos de este autor son: distanciamiento desdeñoso e irónico.
José Ángel Valente (1929-2000). Cultiva una línea más intelectualizada. Punto cero es precisamente el
título que dio a su obra completa.
Jaime Gil de Biedma (1929-1990). Fue un poeta muy influyente en los poetas siguientes y más jóvenes,
los poetas de la experiencia.
Concepción de la poesía. Declaró el poeta: “En mi poesía no hay más que dos temas: el paso del tiempo y
yo”. “Yo escribo poesía porque no quiero morir del todo”. Son temas recurrentes la pérdida de la
juventud y la aproximación a la vejez; la sensualidad, el hedonismo, la preocupación por la belleza.
Su poesía es dramática, semejante al «flujo de conciencia» en la narrativa o el «monólogo dramático». El
poeta utiliza su propia voz, su propio personaje (desdoblamiento del yo poético); lleva a cabo la reflexión
distanciada e irónica sobre aspectos autobiográficos, lo que le sirve para describir con sarcasmo e ironía el
mundo de la burguesía al que él perteneció. Critica el régimen franquista y los convencionalismos
burgueses y exalta la libertad y el amor. Toda su obra se caracteriza por su visión desencantada del
mundo.
Obras: Compañeros de viaje (1959), Moralidades (1966) y Poemas póstumos (1968) y publicadas en
conjunto como Las personas del verbo.
Inolvidable es su poema “No volveré a ser joven”: “Que la vida iba en serio/ uno lo empieza a
comprender más tarde./ Envejecer, morir, /es el único argumento de la obra”.
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