Material 1
“Una joven ejecutiva de 28 años de edad fue remitida por un psicoanalista ortodoxo para una
terapia de “apoyo”. Había obtenido un master en administración empresarial y se había ido a
vivir a otra capital hace ahora un año y medio para entrar a trabajar en una gran compañía. Se
quejaba de estar “deprimida” por todo: su trabajo, su marido y sus proyectos de futuro.
Anteriormente, había seguido numerosas psicoterapias. Se había visitado con un “conductista”
durante un año y medio, mientras estaba en la universidad. Sus quejas eran de sentimientos
persistentes de estado de ánimo deprimido, inferioridad y pesimismo, que según ella
presentaba desde los 16 o 17 años de edad. Aunque su rendimiento en la universidad fue
aceptable, cavilaba constantemente sobre los estudiantes que eran “genuinamente
inteligentes”. Había salido con muchachos durante su época en el instituto y en la universidad,
pero decía que nunca iría detrás de un muchacho que ella considerara “especial” debido a sus
constantes sentimientos de inferioridad. Cuando veía o se encontraba con un hombre así, se
mostraba tensa y reservada o huía tan pronto como le era posible, culpándose luego y
teniendo fantasías sobre él durante varios meses. Sostenía que las terapias la habían ayudado,
aunque todavía no podía recordar alguna temporada en que no se sintiera deprimida. Justo
después de graduarse se casó con el hombre con el que salía en ese momento. Lo encontraba
razonablemente deseable, a pesar de que no era “especial” y se casó con él principalmente
porque sentía que “necesitaba un marido” de compañía. Poco después de casarse, la pareja
empezó a tener discusiones. Ella criticaba mucho su ropa, su trabajo y a sus padres; él por su
parte, la encontraba repelente, dominante, controladora y triste.
Empezó a pensar que se había equivocado con su matrimonio. Recientemente también ha
presentado dificultades en su trabajo. Se le asignan los trabajos más serviles de la empresa, y
nunca le han encomendado ninguna tarea importante o de responsabilidad. Admite que
frecuentemente hace su trabajo sin poner interés, nunca hace más de lo que le piden y jamás
demuestra ninguna asertividad o iniciativa frente a sus supervisores. Considera a su jefe como
concentrado en sí mismo, desinteresado e injusto, pero, no obstante, admira su éxito. Cree
que ella nunca llegará demasiado lejos en su profesión porque no posee las “conexiones”
adecuadas, como tampoco las posee su marido; pero al mismo tiempo sueña con dinero,
status y poder.
Su vida social se centra en otras parejas, cuyos maridos suelen ser antiguos amigos de su
esposo. Está convencida de que las otras mujeres la encuentran poco interesante y con poca
personalidad, y que la gente a la que sí cae bien no es probablemente mejor que ella”.
1) Describa lo normal y lo patológico.
Lo normal: es aquello que coincide con la adaptación y lo que es normal para la sociedad
Patológico: coincide con la enfermedad y con la inadaptación
2) Distinga quién habla, de qué habla y cómo habla.
3) Discrimine la relación entre ética y psicopatología.
4) Formule hipótesis diagnósticas fundamentadas.
5) Comente aportes propios pertinentes al material y a la materia.