EL ECO UNIVERSAL DE UNA VIDA SANTA:
TESTIMONIOS
TEODORO LOPEZ
El 26 de junio de 1975 Dios llamó a su presencia a Mons. Josema-
ria Escrivá de Balaguer. A partir de ese día, especialmente con ocasión
de los aniversarios de esa fecha, ha sido continuo el crescendo de mani-
festaciones y testimonios en torno a la vida y a la obra de Mons. Escri-
vá de Balaguer: cardenales y obispos, teólogos y juristas, hombres de
letras, etc., han ido valorando el significado y la aportación del Funda-
dor del Opus Dei en la hora actual de la Iglesia. El medio habitualmen-
te utilizado para esos testimonios ha sido la prensa de todos los países.
Esta es precisamente la fuente sobre la que se estructura mi contribu-
ción a este volumen de escritos. Las páginas que siguen no son, en efec-
to, sino el fruto de un espigar entre esos testimonios, subrayando las
ideas fuerza o los aspectos del mensaje de Mons. Escrivá de Balaguer
que más han llamado la atención a ese nutrido grupo de personas.
Un testimonio singular
Vamos a comenzar destacando un testimonio que tiene, indudable-
mente, una muy especial significación tanto por la singular personali-
dad de su autor como por las circunstancias que siguieron a su publica-
ción. El 25 de julio de 1978 el diario JI Gazzettino de Venecia publica-
ba un artículo bajo el titulo Buscando a Dios en el trabajo ordinario.
El ejemplo de Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus
Dei 1. Su autor era el Patriarca de Venecia, Cardenal Albino Luciani.
Quizá fue éste uno de sus últimos articulo s de prensa. En efecto, poco
1. A. LUCIANI, Cercando Dio nel lavoro quotidiano. L'esempio di Josemaría
Escrivá de Balaguer fondatore delrOpus Dei, en «11 Gazzettino», Venecia, 25-VII-
1978.
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días después comenzaba el Cónclave en el que nuestro autor seria ele-
gido para ocupar la Sede de San Pedro bajo el nombre de Juan Pablo l.
Con ocasión de esta elección la prensa se hacía eco de un detalle que
no pasó inadvertido: poco antes de iniciarse el Cónclave el cardenal
Luciani había estado orando largamente ante la tumba del Fundador
del Opus Dei 2.
El articulo del díario veneciano tiene el estilo sencillo, ameno y
penetrante tan peculiar de su autor. Según nuestras noticias, Albino
Luciani no conoció en vida al Fundador del Opus Dei. Su articulo, en
efecto, no manifiesta trato o encuentros personales con Mons. Escrivá
de Balaguer. Evidentemente conocía a socios del Opus Dei y los apos-
tolados de la Obra en Italia, pero lo que el articulo refleja es, sobre
todo, una detenida lectura de las obras del Fundador y, en consecuen-
cia, una profunda penetración espiritual en aspectos muy centrales del
espíritu del Opus Dei. Comienza su escrito apuntando dírectamente al
núcleo del mensaje: la llamada universal a la santidad. Una anécdota le
sirve para introducír el tema: «En 1941, el español Víctor García Hoz
escuchó del sacerdote con el que acababa de confesarse: "Dios le llama
por los caminos de la contemplación". Se quedó estupefacto. Siempre
había oído que la "contemplación" era asunto de los santos destinados
a la vida mística, y que solamente la lograban unos pocos elegidos,
gente que, por lo demás, se apartaba del mundo. En cambio, yo -escri-
be García Hoz-, en aquellos años ya estaba casado, tenia dos o tres
hijos y la esperanza -confIrmada después- de tener más, y trabajaba
para sacar adelante a mí familia.
»¿Quién era aquel confesor revolucionario, que se saltaba a cuerpo
limpio las barreras tradicionales, proponiendo metas místicas incluso a
los casados? Era Josemaria Escrivá de Balaguer, sacerdote español,
fallecido en Roma en 1975, a los setenta y tres años. Es conocido,
sobre todo, por ser el Fundador del Opus Dei, asociación extendida
por todo el mundo, de la que los periódicos se ocupan con frecuencia,
pero con muchas imprecisiones».
Esta «revolucionaria» doctrina de Mons. Escrivá de Balaguer lleva
al cardenal Luciani a comparar su mensaje con el de San Francisco de
Sales, fIgura que él había estudiado muy detenidamente. Encuentra ele-
mentos comunes, y concluye con esta sagaz observación: «Sin embar-
go, en algunos aspectos, Escrivá supera a Francisco de Sales. También
éste proponia la santidad para todos, pero parece que enseña solamen-
te una espiritualidad de los laicos, míentras que Escrivá ofrece una
espiritualidad laical. Es decir -continúa diciendo- Francisco sugiere
casi siempre a los laicos los mísmos medíos utilizados por los religio-
sos, con las oportunas adaptaciones. Escrivá es más radícal: habla
2. Cfr. «ABC», Madrid, 30-VIII-1978.
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incluso de «materializar» -en el buen sentido- la santificación. Para
él, 10 que debe transformarse en oración y santidad es el trabajo mate-
rial mismo». De ahí que, para el Fundador del Opus Dei, 10 que llama-
ba la unidad de vida fuese «una condición esencial para los que inten-
tan santificarse en medio de las circunstancias ordinarias de su trabajo,
de sus relaciones familiares y sociales». Para ayudar a comprender este
importante aspecto de la vida cristiana, el Patriarca de Venecia se sirve
de uno de sus divertidos recursos pedagógicos, que manifiesta a la vez
la agudeza con que captó el mensaje del Fundador del Opus Dei: «El
legendario barón de Münchausen contaba la fábula de una liebre mons-
truosa con dos grupos de patas: cuatro debajo de la tripa y cuatro
sobre el lomo. Perseguida por los perros y sintiéndose casi alcanzada,
se daba la vuelta y seguía corriendo con las patas de refresco. Para el
Fundador del Opus Dei, es un monstruo la vida de los cristianos que
pretendiesen tener dos grupos de acciones: uno, hecho de oraciones,
para Dios; otro, hecho de trabajo, diversiones y vida familiar, para sí
mismos. No -dice Escrivá-, la vida es única y hay que santificarla en
su conjunto. Por eso habla de espiritualidad materializada».
Se detiene a considerar algunos aspectos de la vida del Fundador
del Opus Dei. Destaca su sentido de responsabilidad en el aprovecha-
miento del tiempo: los libros que nos transmiten buena parte de su
mensaje espiritual fueron escritos, dice, «utilizando retales de tiempo»;
desarrolló en los primeros años de su sacerdocio una intensa y variada
actividad pastoral en Madrid, pues «no perdía ni un minuto». Sin
embargo, «su gran trabajo fue fundar y desarrollar el Opus Dei». Una
ilusión alentaba su esfuerzo: «el deseo de hacer santos, con alegria, con
espiritu de servicio y de gran libertad».
Este recuerdo entrañable de Juan Pablo 1, ha puesto de relieve algu-
nas ideas fundamentales del espiritu que Mons. Escrivá de Balaguer
extendió por el mundo. La lectura de otros muchos testimonios, que
prolongan el del Cardenal Luciani, nos ha hecho descubrir una especie
de «constantes» que, de un modo o de otro, se dan en todos y que
vamos a elegir como espina dorsal o esquema para nuestro articulo. En
tomo a esas «constantes» situaremos los distintos testimonios que
transcribiremos a continuación.
La vida santa de Mons. Escrivá de Balaguer
«No recuerdo a nadie que, con tanta espontaneidad, con naturali-
dad tan admirable, uniera en un solo haz 10 natural y 10 sobrenatural;
Dios y el hombre; el hombre y Dios. Esa dificilisima empresa de tener
presentes las inspiraciones sobrenaturales en medio de las más men-
guadas trivialidades de la humana existencia, se cumplía en el fundador
del Opus Dei sin la menor apariencia de esfuerzo, sin rechinamientos a
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la hora de ajustar las inquietudes del más allá con las realidades del
más acá. Ignoro cuáles fueron los caminos que le llevaron a una tan
perfecta unión de los dos mundos. Entiendo que para él no había tales
"dos mundos", sino uno solo» 3. Estas palabras, escritas pocos dias
después del tránsito de Mons. Escrivá de Balaguer y en las que un ilus-
tre periodista y diplomático recuerda su amistad con el Fundador del
Opus Dei, pueden enmarcar una larga serie de testimonios que tienen
este factor común: la santidad de vida de Mons. Escrivá de Balaguer.
De estos testimonios se hace eco el Decreto de Introducción de la
Causa de Beatificación y Canonización cuando dice que esa fama de
santidad «se ha ido progresivamente extendiendo, con significativa
espontaneidad. Son millares las cartas -de eminentes personalidades y
de gente común- llegadas al Santo Padre desde los más lejanos rinco-
nes de la tierra, con el fin de pedir la apertura de la Causa de Beatifica-
ción y Canonización del Siervo de Dios. Entre esas cartas, nos place
recordar la de la Conferencia Episcopal del Lazio, con sus expresiones
de gratitud por los frutos que sembró en Roma el celo sacerdotal de
Mons. Escrivá. Personas de todas las condiciones sociales y de las más
variadas nacionalidades atestiguan el cúmulo de favores, grandes y
pequeños, espirituales y materiales, recibidos del Cielo por el recurso a
la intercesión del Siervo de Dios» 4.
Los testimonios proceden, en efecto, de todos los continentes. Así,
el Cardo Otunga, Arzobispo de Nairobi, afirma que Mons. Escrivá de
Balaguer «ha sido sin duda alguna uno de los grandes santos de todos
los tiempos (...). Fe, amor, trabajo, servido, alegria y juventud son
tesoros cristianos que la vida de Mons. Escrivá de Balaguer y la asocia-
ción por él fundada pueden redescubrir para el mundo moderno. Esta-
ba plenamente convencido de que el alma joven de Africa responderia
especialmente a estos ideales. Igualmente vio con claridad que llegaría
un momento en el que generaciones de africanos, en una especie de
nueva Pentecostés, saldrían de Africa para llevar la alegría y la juven-
tud de la fe católica a otras partes del mundo» 5.
El afán ilusionado en cumplir la voluntad de Dios es una caracterís-
tica de la santidad. El Catedrático de Historia, Federico Suárez Verde-
guer, subraya esta faceta de la vida del Fundador: «Si la santidad de un
hombre radica en su voluntad, Mons. Escrivá de Balaguer fue un san-
to: durante toda su vida no tuvo otra voluntad que hacer la de Dios, y
3. M. AzNAR, Responso personal de gozo y de esperanza por Don José María
Escrivá, en «La Vanguardia», Barcelona, 6-VII-1975.
4. Decreto di Introduzione della Causa di Beatificazione e Canonizzazione del
servo di Dio Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer,fondatore delfOpus Dei, en "Ri-
vista Diocesana di Roma", marzo-abril 1981.
5. M. ÜTUNGA, Opus Dei in Africa -aforcefor good, en «Sunday Nation», Nai-
robi, 3-11-1980.
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la tuvo muy fuerte, nada ni nadie, ningún obstáculo, ninguna incom-
prensión, ni desengaño, ni calumnia, ni sufrimiento, ni enfermedad,
pudo desviarle de lo que vio ser el querer de Dios. Durante once años
estuvo esperando ver lo que Dios queria que hiciese de su vida, buscan-
do con la oración y la penitencia la manifestación del designio de Dios
sobre él. Sabiamente conducido por la gracia, dócil a la acción del
Espiritu Santo, se encaminó al sacerdocio por creer que de esta manera
aseguraba mejor el servicio que Dios esperaba de él» 6.
Varios escritos destacan la abundancia de carismas, de gracias
especiales, que recibió Mons. Escrivá de Balaguer, así como su fideli-
dad a esos dones. Por ejemplo, ante el hecho de la difusión del Opus
Dei por todo el mundo, el Cardo Rosales -Arzobispo de Cebú, en Fili-
pinas- escribe: «No puede haber otra explicación: Mons. Escrivá
correspondió plena y heroicamente a las gracias especiales que Dios le
concedió. Sobre todo fue un buen sacerdote, o con sus propias pala-
bras "un sacerdote cien por cien". Y Dios sabe cómo nuestro turbado
mundo necesita hoy buenos sacerdotes. (...) Seria muy beneficioso para
los cristianos beber abundantemente de los numerosos escritos de
Mons. Escrivá y responder con decisión a su llamada a ser santos en
medio del trabajo diario en el mundo» 7.
Son, en este mismo ámbito, muy expresivas las palabras del Dr.
Javier Echevarria, Secretario General del Opus Dei, que vivió tantos
años a su lado: «Como ocurre siempre que dejamos actuar a Dios en
nuestra alma, El entró con violencia en el corazón del Padre, y halló
generosa cabida: una aceptación sin condiciones a los designios que el
cielo quisiera cumplir. Luchó desde entonces para mantenerse perseve-
rantemente fiel y, en esa pelea, se fue dilatando su corazón -así obra el
Señor en las almas-, con latidos divinos al ritmo humano, mientras
adquiria la profundidad, la anchura, el calor y la caridad a la medida
del corazón de Cristo, que tanto pedia y ardientemente deseaba» 8.
«A mi entender -escribe Mons. W. Onclin, Secretario de la Comi-
sión Pontificia para la Revisión del Código de Derecho Canónico-
Mons. Escrivá había recibido de Dios carismas en tres direcciones:
para redescubrir la llamada universal a la santidad (doctrina que será
confirmada por el Concilio Vaticano 11, concretamente por la Const.
Lumen gentium, cap. V); para fundar y presidir una importante Aso-
ciación a la cual pertenecen ya más de 70.000 personas, hombres y
mujeres de 80 nacionalidades; y para llegar él mismo a una vida santa
6. F. SUÁREZ VERDEGUER, Siervo bueno y fiel, en «Palabra,., Madrid, junio
1976.
7. J. ROSALES, A prlest through and through, en «The Visayan Times,., Cebú
(Filipinas), 30-V-1980. •
8. J. EcHEVARRÍA, La fidelidad en la continuidad, en «ABC,., Madrid, 27-VI-
1976.
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que frappait a todos aquellos que, como yo, tuvieron la suerte de tra-
tarle de cerca» 9.
En términos parecidos se expresa el Obispo de Córdoba, Mons.
Infantes Florido: «Junto a una gran humanidad -un gran corazón-
Monseñor Escrivá de Balaguer puso en contribución su corresponden-
cia absoluta a la gracia divina, una fidelidad impresionante a la misión
que Dios le confió: así actuó siempre el fundador del Opus Dei. Habló
con el fuego de Cristo y de la Iglesia, poniendo ese contagio de amor
que le inundaba. Presentó la ley de Dios, no como norma que aprieta
sino como camino que libera al hombre de sus pecados, ·de sus injusti-
cias, de sus pasiones. Habló como quien vive el gozo pascual» lO.
El Prof. J. Orlandis, Catedrático de Historia del Derecho, que
conoció y trató desde los años 40 a Mons. Escrivá de Balaguer, desta-
ca una característica esencial a la santidad crÍstiana: «El Fundador del
Opus Dei se.sentía cada vez más urgido por el ansia de adorar a Dios y
de reparar con todas sus fuerzas esa falta de sentido de adoración, que
constituye el signo más negativo de la humanidad de nuestra época.
Vivia un trato intimo y familiar con la Santísima Trinidad y con cada
una de las tres Divinas personas, y también con esa "trinidad de la tie-
rra", que formaron -con Jesús- Maria y José» ll. Señala a continua-
ción otro aspecto importante, relacionado con el Sacramento de la
Penitencia, que atestigua la finísima sensibilidad del alma de Mons.
Escrivá de Balaguer: «Exhortaba ardientemente a los cristianos -di-
ce- a no sustraerse, con suicida inconsciencia, al amor misericordioso
del Dios que perdona. El, que se definía a sí mismo como "un pecador
que ama a Jesucristo", sentia la necesidad del perdón de Dios y lo bus-
caba en el Sacramento, una o más veces por semana. Y así, otra vez
más, fundando como siempre la doctrina que anunciaba sobre la auten-
ticidad de su propia vida, exhortaba a todos a acudir frecuentemente a
la confesión sacramental y la recomendaba también a los niños, desde
la edad del discernimiento» 12.
«La Obra fundada por Mons. Escrivá de Balaguer -observaba
Paul Ourliac, Director del Instituto de Estudios Políticos de Toulouse-
tiene ya cincuenta años: la fama de santidad del Fundador no cesa de
extenderse; su sencillez y su firmeza aportan a nuestra época atormen-
tada e inquieta la enseñanza que necesita» 13.
Testigo de la vida de Dios en medio del mundo: así le califica Giu-
9. W. ONCLlN, L'Opus Dei: un reve devenu réalité, d.e Rappel», Charleroi (Bél-
gica), 5-X-1978.
10. J. A. INFANTES FLORIDO, Frutos de santidad, en 4<ABC», Sevilla, 2-X-1980.
11. J. ORLANDlS, Mons. Escrivá de Balaguer, maestro de vida cristiana, en
4<Nuestro Tiempo", Pamplona, noviembre 1975, p. 31.
12. Ibidem.
13. P. OURLlAC, Le cinquantenaire de ropus Dei. Une sainteté pour notre
temps, en d.e Journal,., Rhone-Alpes, 27-V-1979.
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seppe Molteni en L'Osservatore Romano. «Un testigo amable, cordial,
con una alegria contagiosa, destacado cultivador de la Teología y del
Derecho, pero todavía más experto conocedor del corazón humano y
solicito pastor de almas. Con los brazos siempre abiertos, imitando a
Cristo, para acoger a todos, con comprensión y afecto, sin discrimina-
ción alguna, sin prejuicios, ni exclusiones de parte» 14. Y Mons. Franz
Hengsbach, Obispo de Essen, escribía en 1976: «Su vida se encontraba
profundamente impregnada de amor a la Iglesia y al Santo Padre.
Creía con todas sus fuerzas en la existencia de la Iglesia, una, santa,
católica, apostólica y romana. En su interior vivía de esta fe: en el Papa
encontramos a Pedro y en Pedro al Señor. Su vida y su Obra, a la que
lleno de sentido sobrenatural llamó Opus Dei, estaban impregnadas de
su preocupación apostólica por los hombres, por su vida en gracia y
por la oración. En lo más hondo de su alma estaba convencido del pri-
mer lugar que ocupa lo sobrenatural. Sin descanso enseñó a sus hijas e
hijos cómo hacer apostolado en la vida profesional de cada uno. Pero
sobre todo, otro aspecto de lo mismo, les enseñaba lo que era el amor
de Dios y el encuentro con Cristo en la adoración y en la oración. De
este modo, Mons. Escrivá de Balaguer ha prestado un servicio único a
la Iglesia desde 1928. En este siglo tan turbulento, su Obra es una de
las iniciativas que llenan de esperanza a la Iglesia» 15.
Mons. Pohlschneider, Obispo de Aquisgrán, describe, con riqueza
de detalles, manifestaciones concretas de la vida santa de Mons. Escri-
vá de Balaguer: «Cuando el 27 de junio me llegó la noticia telefónica
del inesperado óbito del Fundador y Presidente General del Opus Dei
me senti hondamente afectado y conmovido. Me daba la impresión
como si de repente se hubiera apagado un astro muy brillante en el fir-
mamento de la Iglesia. Cada vez que coincidí con él -durante el Conci-
lio Vaticano 11, p. e., o el mismo año pasado- me pareció, realmente,
un hombre excepcional, de gran talento espiritual. Pero los impulsos
que desde su corazón emanaban hacia los que le rodeaban eran todavia
de. mayor fuerza que su inteligencia. Sin proponérmelo, automática-
mente, pienso en lo que la Iglesia dice en el introito de la misa de San
Juan Bosco, el gran padre espiritual de los jóvenes: "Dios le dio sabidu-
ria y entendimiento en abundancia y una amplitud de corazón igual a
la orilla del mar". Esta latitudo cordis en la cual caben todos y todo,
pero especialmente el amor a Dios y al prójimo, fue la caracteristica de
este sacerdote. Amaba, en el real sentido de la palabra, a los hombres y
se preocupaba por ellos. Si hablaba de la preocupación apostólica por
la salvación de los hombres, daba la impresión de que, no sólo le tem-
14. G. MOLTENI, Mons. Josemaria Escrivá de Balaguer, testimone di vita cristia-
na, en «L'Osservatore Romano», 28-VI-1975.
15. F. HENGSBACH, Gin in J. Escrivá de Balaguer ein moderner Heiliger von
uns? en «Ruhrwort Jg.» 17, Nr 34, 23-VIII-1975.
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bIaba el corazón, sino que todo su cuerpo se agitaba. Su celo por las
almas no conocía fronteras. No se detenía ní ante pueblos, ní países ni
continentes. Le preocupaba el bienestar de la persona en su totalidad,
también en el aspecto temporal, pero especialmente en el de su bien
eterno. Al fm y al cabo, todo su pensamiento anclaba en lo sobrenatu-
ral. Para él, su fe católica fue la fuente inagotable de la fuerza; es decir,
la fe en la divina revelación tal como Cristo nos la ofreció y la Iglesia la
cuida y transmite. En ese punto no conocía ni concesiones ni compro-
misos al espíritu cambiante del tiempo. A sus ojos, los imprescindibles
supuestos para toda obra sacerdotal fructifera eran, sobre todo, la fide-
lidad al Papa y a los obispos» 16.
Por último, entresacamos dos testimonios que subrayan el hecho
de que el ejemplo de su vida y el aliento de su palabra ha encendido el
fuego del amor de Dios en multitud de almas, alguna ya camino de los
altares. «Entre tantos millares de personas que han seguido el ejemplo
y la enseñanza de Mons. Escrivá de Balaguer -escribía en 1975 el
Cardo Baggio, Prefecto de la S. Congregación para los Obispos- dos
están en camino de ser elevados a los altares: se trata de un ingeniero
argentino, Isidoro Zorzano, y de una joven española, Montserrat Gra-
ses, cuyo proceso de beatificación se encuentra en fase avanzada. El
sacerdote que les ha abierto el camino de la santidad está ahora junto a
ellos, y los testimonios que de todas partes del mundo y de personas de
toda condición han acompañado su piadoso tránsito de esta vida,
hacen pensar, también para él, en el día en que será oficialmente decla-
rada la ejemplaridad para toda la Iglesia de su luminoso Camino sobre
la tierra» 17.
El Prof. Pedro Lombardía, Presidente de la Asociación Internacio-
nal de Canoni~tas, recuerda, de modo concreto, el camino que animaba
a recorrer en la lucha por conseguir la santidad al afrrmar que Mons.
Escrivá de Balaguer «enseñó lo que vivió y enseñó a vivirlo, de una
manera concretisima, con un lenguaje vivo, plástico, ejemplificando.
Con la fuerza de su ejemplo y de su palabra arrastró a miles de perso-
nas al trato confiado con Dios que es nuestro Padre, a la contempla-
ción del misterio de la Santisima Trinidad y de la Humanidad de Cris-
to, a la adoración de Jesucristo en el Sagrario, a encontrar en la Misa el
centro de la vida interior, a amar a la Santisima Virgen y a San José, a
tratar confiadamente con los Santos Angeles Custodios, a ser fieles a la
Iglesia y al Papa, a trabajar mucho y bien... » 18.
16. J. POHLSCHNEIDER, Msgr. Escrivá de Balaguer y Albás. Eindrücke bei
Begegnungen mit dem Opus-Dei-Gründer, en «Deutsche Tagesposb, Würzburg,
1l/12-VII-1975.
17. S. BAGGIO, Profllo di Monsignor Josemarla Escrivá de Balaguer. Opus Dei:
una svolta nella spiritualita, en «Avvenire», Milán, 26-VII-1975.
18. P. LoMBARDfA, Un hombre de Dios, en «Nuestro Tiempo», Pamplona,
noviembre 1975, p. 16.
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Llamada universal a la santidad
La santidad de vida del Fundador del Opus Dei se forjó en estrecha
unidad con la proclamación del llamamiento que Dios hace a todos
-hombres y mujeres- a esa misma santidad.
Sin duda constituye este tema un capítulo fundamental del mensaje
espíritual del Opus Dei y así lo manifiestan una larga serie de hombres
que han tomado su pluma a raíz del fallecimiento de Mons. Escrivá de
Balaguer. Unánimemente se le ha reconocido el mérito de ser pionero
del Concilio Vaticano 11 en un punto tan trascedental del mensaje cris-
tiano. En el Decreto de Introducción de la Causa de Beatificación y
Canonización se hace especial hincapié en este punto: «Por haber pro-
clamado la vocación universal a la santidad, desde que fundó el Opus
Dei en 1928, Mons. Josemaria Escrivá de Balaguer ha sido unánime-
mente reconocido como un precursor del Concilio precisamente en lo
que constituye el núcleo fundamental de su Magisterio, tan fecundo
para la vida de la Iglesia» 19. En efecto, como hace notar el Cardenal
Baggio, «desde los comienzos del Opus Dei su Fundador proclamó que
la santidad no es un ideal para privilegiados, sino para todos aquellos
que se esfuerzan en vivir el Evangelio hasta sus últimas consecuencias,
cualquiera que sea su situación en la vida, y siempre atentos al Magis-
terio de la Iglesia. A muchos parecía eso una herejía (aunque hubiese
bastado recordar la Introducción a la vida devota de San Francisco de
Sales); después del Concilio Ecuménico Vaticano 11 esta tesis se ha
convertido en un principio indiscutible» 20.
Con palabras del Decano de la Facultad de Derecho Canónico de
la Universidad de Lovaína, Mons. W. Onclin, «el gran mensaje que
Mons. Escrivá de Balaguer -"viejo como el Evangelio y como el Evan-
gelio nuevo", decía- nos ha dejado por herencia es que la santidad no
se reserva a los privilegiados, y que todos los caminos de la tierra pue-
den ser divinos, porque el eje de la espiritualidad específica del Opus
Dei es la santificación del trabajo ordinario. Esta llamada ha sido com-
prendida y puesta en práctica, con una sorprendente unidad de espíritu,
tanto por campesinas peruanas como por ingenieros japoneses, médi-
cos españoles o estudiantes belgas o nigerianos. Para todos, una hora
de trabajo o de estudio puede convertirse en una hora de oración si el
fin es servir y dar gloria a Dios» 21. Y es que, como escribe el Cardenal
19. Decreto di introduzione della Causa di Beatificazione e Canonizzazione del
servo di Dio Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer,fondatore delfOpus Dei, en "Ri-
vista Diocesana di Roma", marzo-abril 1981.
20. S. BAGGJO, Profilo di Monsignor Josemaría Escrivá de Balaguer. Opus Dei:
una svolta nella spiritualitd, en «Avvenire», Milán, 26-VII-1975.
21. W. ONCLlN, Mgr. Escrivá de Balaguer. Un grandfondateur disparu, en «La
Libre Belgique», Bruselas, 2-VII-1975.
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Sin -Presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas- «El mensa-
je de Mons. Escrivá de Balaguer y de la Asociación fundada por él no
es otro que la llamada universal a la santidad. Mucho antes del Conci-
lio Vaticano 11, este sacerdote santo había hablado constantemente de
la obligación de cada persona bautizada de buscar la santidad en
medio de sus diarias ocupaciones» 22.
«Mons. Escrivá -escribe el Cardenal Rosales- dijo con toda clari-
dad que el amor de Dios abraza al mundo, a cada uno. En otras pala-
bras, dijo que la llamada a la santidad es universal; que los trabajado-
res de las fábricas, los chóferes, los jardineros, los artistas de cine, los
periodistas, están todos llamados a ser santos y a ser verdaderos san-
tos: hombres de oración y mortificación y de un firme amor a Cristo, a
nuestra Señora, a la Iglesia, a los Sacramentos y al Santo Sacrificio de
la Misa» 23.
El Prof. Philippe Delhaye, Secretario de la Comisión Teológica
Internacional, abordaba el mismo tema con estas palabras: «¿Es posi-
ble la santidad para el hombre de la calle, en medio de nuestra sociedad
materialista? Sin duda, responde Mons. Escrivá de Balaguer con una
serena sonrisa: pues a todos ha dirigido Cristo estas palabras: Sed per-
fectos como mi Padre celestial es perfecto. Esta llamada universal a la
santidad ha sido recordada más tarde por el Concilio Vaticano 11. En el
camino abierto por el Opus Dei la santidad es presentada como una
meta para todos, sin ser por eso devaluada: Paradoja: es más asequible
ser santo que sabio, pero es más fácil ser sabio que santo, explicará su
Fundador. Pero antes de 1928, la santidad no parecía tan asequible,
porque se pensaba que responder a la llamada de Dios equivaldria a ser
sacerdote o a abandonar el mundo. El Opus Dei ha ensanchado el aba-
nico de posibilidades: en adelante se puede encontrar la santidad no só-
lo en el claustro, sino también en la fábrica, en la oficina, en la escuela,
en el campo, en el lecho del dolor o en medio de los trabajos cotidianos
del hogar... » 24.
«¿De dónde arranca esta conmovedora doctrina de que la santidad
es para todos? -se preguntaba en 1978 Mons. Quintero Arce-. Más
de treinta años antes del Concilio Vaticano 11 -contestaba-, el Funda-
dor del Opus Dei, Mons. Escrivá de Balaguer, enseñaba esta verdad y
alentaba para llevarla a la práctica a cristianos de toda condición» 25.
22. J. SIN, Opus Deifounder remembered here, en «Bulletin Today», Manila, 29-
VI-1976.
23. J. ROSALES, Msgr. Escrivá: Proflle of a Saint, en «Philippines Evening
Express», Manila, 26-VI-1976.
24. Ph. DELHAYE, Dans le sillage dufondateur de ropus Dei, en «La Libre Bel-
gique», Bruselas, 7-VII-1980.
25. C. QUINTERO ARCE, En el 50 Aniversario del Opus Dei. Abriendo nuevos
caminos, en «El Imparcial», Hermosillo (México), 25-X-1978.
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EL ECO UNIVERSAL DE UNA VIDA SANTA
«Defendió y difundió por todas partes la verdad de que todos los
cristianos estamos llamados a la santidad. Todos, seglares y sacerdo-
tes. y esta clara conciencia de la igualdad radical de la vocación cris-
tiana se unia en él a un sentido exquisito de la dignidad de la vocación
sacerdotal». Son palabras que escribía, a propósito del Fundador del
Opus Dei el Cardenal Agnelo Rossi, Prefecto de la S. C. para la Evan-
gelización de los Pueblos 26.
En las circunstancias ordinarias de la vida
Buscar la santidad en medio del mundo, con toda sencillez, con la
naturalidad propia de quien está en su sitio, con toda normalidad. Son
muchos los testimonios que ponen de relieve esta caracteristica que
acompaña a todos aquellos que viven con hondura la verdad de que la
vocación a la santidad está dirigida a todos los hombres. Como escribe
E. Giovannini -que fue Rector de la Universidad de Friburgo- «El
Opus Dei no tiene dogmas particulares, tendencias o acentos particula-
res, sino sólo el esfuerzo por realizar la vocación cristiana del laico. Si
se quisiese a toda costa endosarle al Opus Dei lo que en el lenguaje
actual se llama un carisma, se debería decir que el Opus Dei tiene el
carisma de la normalidad» 27. «Esto es -aftrma P. Berglar-la obra de
Josemaria Escrivá de Balaguer: volver a poner en claro esta normali-
dad en el mundo y hacer que se reconozca a Dios, llamando a todos a
la santidad, a bios a quien satisface el "hombre como tú y como yo".
Esta fue la misión del Fundador del Opus Dei. Vivirla mediante una
vocación especiftca en la vida diaria es la esencia del Opus Dei, es Opus
Dei. Con ello, por directa intervención de Dios, ha venido algo al mun-
do, mejor dicho: ha sido redescubierto lo que 35 años después de la
fundación de la Obra, fue predicado por el Concilio Vaticano 11, algo
que ya no desaparecerá nunca más del mundo» 28. «En el comporta-
miento de Mons. Escrivá -recuerda Leonardo Urbani- había lo que se
puede deftnir como un auténtico carisma de normalidad» 29.
De ahí que, como recuerda Mons. Marc Lallier -Arzobispo de
Besancon- «Verdaderamente, la vocación de un socio de la Obra es la
de todo bautizado, a la cual se unen una vocación y una espiritualidad
específtcas para santíftcarse y ayudar a los demás a hacerlo en medio
26. A. ROSSI, Mensagem universal de Mons. Escrivá, en «O Estado de S. Pau-
lo», Sao Paulo, 27-VI-1976.
27. E. GIOVANNINI, Santificarsi nella vita quotidiana. Immutato lo spirito
delfOpus Dei in 50 anni di esistenza, en «Giomale del Popolo», Lugano, 4-X-1978.
28. P. BERGLAR, Die Befreiung des Christen zur Normalitiit. Vor 50 Jahren
wurde «Opus Dei» gegründet, en «Deutsche Tagespost», Würzburg, 29/30-IX-1978.
29. L. URBANI, Messaggio aperto. A cinquant'anni dallafondazione delfOpus
Dei, en «Studium», Roma, noviembre-diciembre 1978.
SCRIPTA THEOLOGICA 13 (1981 / 2-3) (823) 471
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TEODORO WPEZ
de su trabajo profesional, en su estado de vida, llegando hasta las últi-
mas consecuencias de las exigencias del Evangelio» 30.
Mons. Derisi -Canciller de la Pontificia Universidad Católica de
Buenos Aires- destaca esta misma idea cuando escribe: «La visión y
el carisma de Mons. Escrivá es haber descubierto y puesto de manifies-
to esta verdad del Evangelio: que todo hombre o mujer puede y debe
santificarse alli donde Dios lo ha puesto. Haber hecho llegar al hombre
actual la llamada del Señor y haberlo hecho consciente de su responsa-
bilidad como laico en el pueblo de Dios: ése es su mensaje. (... ) No es
necesario apartarse del mundo para alcanzar la santidad. Ese aleja-
miento será, en todo caso, una manera especial de realizar la santidad:
la de los monjes y religiosos. Pero la santidad no es exclusiva de ellos,
pues todos los hombres, sin excepción, están llamados a la santidad, de
acuerdo al dicho de Cristo: Sed perfectos como mi Padre celestial es
perfecto» 31.
«No se entendería el fenómeno teológico y pastoral del Opus Dei
-escribe un obispo alemán- si no se comprendiese este carácter laical
de la asociación, intentándola clasificar como un moderno desarrollo
de las órdenes religiosas -por cierto consideradas por el Fundador del
Opus Dei como imprescindiblemente necesarias y muy altamente valo-
radas-o El Opus Dei se basa en la honda convicción, desarrollada has-
ta sus últimas consecuencias, de que Dios llama a una plenitud de vida
cristiana a los totalmente normales cristianos corrientes, allí y precisa-
mente allí, donde los ha colocado, en medio del mundo, como el Conci-
lio Vaticano 11 muchos años más tarde proclamó solemnemente» 32.
«Por tanto -ahora es el escritor italiano Cesare Cavalleri en
Corriere della Sera- el cristiano no puede comprometerse con situa-
ciones que contradicen las virtudes cristianas. Es la llamada universal
a la santidad solemnemente proclamada por el Concilio Vaticano 11 y
que Mons. Escrivá de Balaguer ha defendido con su ejemplo, su predi-
cación y sus escritos desde los años 30. Santidad que debe buscarse no
en la huida del mundo, aspecto especifico del carisma monástico, pero
que sería un desorden para el seglar cristiano. Explicaba el Fundador
del Opus Dei que comprometerse a buscar la santidad, a pesar de los
errores y de las miserias personales, quiere decir comprometerse con la
gracia de Dios a practicar la caridad, que es la plenitud de la Ley y el
vinculo de la perfección. Y la caridad no es una cosa abstracta: quiere
decir dedicación real y total al servicio de Dios y de todos los hombres;
30. M. LALLlER, L'Opus Dei a cinquante ans, en «France Catholique Ecclesia»,
24-XI-1978.
31. O. DERlSI, Josemaria Escrivá de Balaguer y la santificación del laico en su
trabajo, en «La Prensa», Buenos Aires, 2-X-1980.
32. J. POHLSCHNEIDER, Gottes im Werk Al/tag der Menschen Zum 50. Geburts-
tag des Opus Dei, en «Theologisches», Abensberg, noviembre 1978.
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EL ECO UNIVERSAL DE UNA VIDA SANTA
al servicio de Dios que nos habla en el silencio de la oración y en el rui-
do del mundo; y al servicio de los hombres, cuya existencia se entrela-
za con la nuestra» 33. En forma semejante escribe en Viena Juan Bau-
tista Torelló: «En el celibato o -en su mayoria- en el matrimonio, los
socios del Opus Dei buscaban y buscan la perfección de la vida cristia-
na: a través de la contemplación en el medio de la calle, por la santifi-
cación del trabajo profesional ordinario y por un apostolado que, abar-
cando la vida entera, eleva la normal amistad a las alturas de la cari-
dad. Se han abierto los caminos divinos de la tierra. La santificación
de las actividades seculares con libertad y responsabilidad personales,
sin tendencias clericalizantes, sin una especial missio canonica y sin rei-
vindicaciones eclesiásticas, se ha convertido en el objetivo y en la razón
de vida de miles de hombres y de mujeres en los más diversos campos
culturales, sociales y nacionales» 34.
Si bien la llamada universal a la santidad es, después del Concilio,
una constante en la predicación de la Iglesia, la enseñanza del Funda-
dor del Opus Dei aporta al servicio de esta meta cristiana un camino
muy concreto y peculiar. «Lo que continúa siendo revolucionario en el
mensaje espiritual de Mons. Escrivá de Balaguer -subraya el Cardenal
Baggio- es la manera práctica de orientar hacia la santidad cristiana a
hombres y mujeres de toda condición, en una palabra: al hombre de la
calle. El modo de concretar, en la práctica, este mensaje se basa en tres
novedades caracteristicas de la espiritualidad del Opus Dei: 1) ante
todo, los seglares no deben abandonar ni despreciar el mundo, sino
quedarse dentro, amando y compartiendo la vida de sus conciudada-
nos; 2)quedándose en el mundo, los seglares deben saber descubrir el
valor sobrenatural de todas las normales circunstancias de su vida,
incluidas las más prosaicas y materiales; 3) en consecuencia, el trabajo
cotidiano -es decir, el que ocupa la mayor parte del tiempo y caracte-
riza la personalidad de la mayoría de las personas- es lo primero que
hay que santificar y el primer instrumento de apostolado» 3S. Propia-
mente, la peculiaridad de la enseñanza de Mons. Escrivá de Balaguer
consiste en este punto en predicar una espiritualidad laical. Es un
aspecto ampliamente destacado por los comentaristas.
«La atracción que el Opus Dei ejerce sobre muchas personas -ha-
cía notar ya en 1975 el Cardo Franz Koenig-, se debe quizá a su espi-
ritualidad profundamente laical. Mons. Escrivá de Balaguer comenzó a
predicarla ya en 1928, fecha fundacional de la Obra. Con ello anticipa-
33. C. CAVALLERI, JI crericalismo e duro a morire, en «Corriere della Sera»,
Milán, 26-VII-1975.
34. J. B. TORELLÓ, «Die Wege der Erde... » Zum Tode des Gründers des Opus
Dei, en «Die Furche», Viena, 12-VII-1975.
35. S. BAGGIO, Profllo di Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer. Opus Dei: una
svolta nella spiritualitd, en «Avvenire», Milán, 26-VII-1975.
SCRIPTA THEOLOGICA 13 (1981 /2-3) (825) 473
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TEODORO LOPEZ
ba mucho de 10 que después, con el Concilio Vaticano 11, se ha conver-
tido en un bien común de la Iglesia. Mons. Escrivá de Balaguer ha
dicho muy claramente a las personas que han seguido su camino que el
lugar del cristiano está en medio del mundo; ha luchado contra el falso
espiritualismo que es casi la negación de la convicción central de la fe
cristiana, la ·Encarnación de Dios» 36.
Señalar el peculiar camino que los laicos deben recorrer atendiendo
la llamada universal a la santidad -la espiritualidad 1aical- constituye
un punto esencial de la teología de11aicado. La predicación y la labor
pastoral de Mons. Escrivá de Balaguer, y especialmente el Opus Dei,
significan una aportación decisiva en este sentido. El Cardo González
Martín, Arzobispo de Toledo, destaca este aspecto: «Mucho antes del
Concilio Vaticano II trabajó él, como nadie, en la promoción de11aica-
do, en la auténtica y profunda promoción, no en las ridículas y tristes
experiencias que tanto han abundado y siguen haciendo acto de pre-
sencia en los años del postconcilio; y en el campo del ecumenismo, y en
el diálogo con el mundo moderno, y en el reconocimiento efectivo de la
sana autonomía de las realidades temporales» 37. En términos pareci-
dos se expresa el Cardo Ursi, Arzobispo de Nápo1es: «Mons. Escrivá
de Balaguer había ya visto en 1928 aquello que el Concilio habria de
enseñar después solemnemente con la Consto Lumen gentium sobre la
misión de los laicos a los que corresponde santificar el mundo ah intra,
es decir, en el interior de las estructuras temporales, como la familia, el
trabajo, los afanes sociales» 38.
«1osemaría Escrivá de Balaguer -escribe un obispo colombiano-
ha sido llamado pionero de la santidad de los laicos, porque con sus
enseñanzas y con su apostolado, y con la fundación del Opus Dei, se
adelantó en muchos años a los planteamientos teóricos y doctrinales
sobre la acción de los laicos en la Iglesia expresados por el Concilio
Vaticano 11. Sorprende su claridad de visión, con medio siglo de antici-
pación, acerca de la responsabilidad de los seglares y acerca de la nece-
sidad de realizar una labor profesional vivida por el cristiano como el
mejor medio para santificarse y como fundamento de un apostolado
eficaz y auténtico, sin cambiar de condición ni estado, dentro de la
naturalidad sencilla de quien da de esa manera un testimonio de su
fe» 39.
36. F. KOENIG, 11 significato delfOpus Dei, en «Corriere deUa Sera», Milán, 9-
VII-1975.
37. M. GoNZÁLEZ MARTÍN, ¿Cuál sería su secreto?, en «ABC», Madrid, 28-
VIII-1975 .
38. C. URSI, 1 Cinquant'anni delfOpus Dei. Servire veramente la Chiesa, en «11
Mattino», Nápoles, 26-VI-1979.
39. F. HE NAO BOTERO, Un sacerdote que solamente hablaba de Dios, en ((El
Colombiano», (Colombia), 17-VIII- 1975.
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EL ECO UNIVERSAL DE UNA VIDA SANTA
Si bien se destaca con toda justicia la aportación del Fundador del
Opus Dei a la espiritualidad, a la teología del laicado, es necesario
advertir que no era un teórico, lo que realmente le preocupaba eran las
almas. La santidad del pueblo de Dios -escribe el Cardenal-arzobispo
de San Juan de Puerto Rico- fue pasión constante de Mons. Escrivá
de Balaguer; y agrega: «Uno de esos frutos de santidad, tipico de la
fecundidad divina de la Iglesia, ha sido la vida y el trabajo de Mons.
Escrivá de Balaguer, cuya existencia ha querido Dios que se consumie-
ra por una pasión fundamental al fundar y hacer el Opus Dei: recordar
al entero Pueblo de Dios que la santidad no es cosa para privilegiados,
sino que pueden ser divinos todos los caminos de la tierra, todos los
estados, todas las profesiones, todas las tareas honestas» 40.
Con toda claridad ha captado esta fundamental faceta del Funda-
dor Mons. Infantes Florido cuando escribía: «Fue su único objetivo y
continúa siéndolo desde el cielo, encender el fuego espiritual, acudir al
corazón del hombre para llenarlo de Dios, para santificarlo. Hablando
de santidad es como el Fundador del Opus Dei comienza y termina lo
que dice y escribe, con su personal estilo y generosa entrega, su alegria,
su interés y su vitalidad (...). De la búsqueda de la santidad surge la
principal tarea de la Obra: proporcionar a sus socios -y a todas las
personas que lo deseen- formación espiritual y doctrinal: facilitar el
cultivo de la vida interior» 41.
La santificación del trabajo
Un componente esencial de la espiritualidad laical predicada por el
Fundador del Opus Dei es la santificación del trabajo. Constituye éste
un aspecto destacado de su doctrina sobre la llamada universal a la
santidad en las condiciones ordinarias de la vida, y así ha sido recono-
cido en multitud de testimonios. Su Santidad Juan Pablo 11 aludía a
este tema cuando, dirigiéndose a varios centenares de socios del Opus
Dei, decía: «Vuestra institución tiene como finalidad la santificación de
la vida permaneciendo en el mundo, en el propio puesto de trabajo y de
profesión: vivir el Evangelio en el mundo, viviendo ciertamente inmer-
sos en el mundo, pero para transformarlo y redimirlo con el propio
amor a Cristo. Realmente es un gran ideal el vuestro, que desde los
comienzos se ha anticipado a esa teología dellaicado, que caracterizó
después a la Iglesia del Concilio y del postconcílio» 42.
40. L. MONTE, La santidad del Pueblo de Dios, una pasión de Mons. Escrivá de
Balaguer, en «El Visitante», Puerto Rico, 11-11-1979.
41. J. A. INFANTES FLORIDO, Frutos de santidad, en «ABe», Sevilla, 2-X-1980.
42. JUAN PABLO 11, El sublime e incomparable sacramento de la Eucaristía, en
«L'Osservatore Romano» (ed. castellana), 26-VIII-1979.
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TEOOORO LOPEZ
El Cardo Parente, en un artículo publicado en L'Osservatore Roma-
no, y después de una larga exposición de los puntos capitales de las
enseñanzas de Mons. Escrivá de Balaguer, situaba su doctrina sobre el
trabajo en conexión con la más genuina tradición de la Iglesia: «Un
hombre capaz de esta profunda visión de Dios y del mundo -dice-
traducida en fecundo apostolado, se muestra digno heredero y testigo
del patrimonio teórico y práctico de la Iglesia de Cristo, y uniéndose a
El llega a decir palabras y a crear una vasta movilización de almas de
gran actualidad, corrigiendo, sin estilo de catedrático y apologeta, las
aberraciones demagógicas modernas, restituyendo al trabajo su digni-
dad humana y su sacralidad divina fijadas para siempre en el taller de
Nazaret» 43.
«En muchas ocasiones o reuniones, en un diálogo afectuoso y
paterno -narra el Cardenal Pignedoli, Presidente del Secretariado para
los no cristianos- millares y millares de personas se conmovían al pen-
sar que encontraban a Jesús, como en Nazaret, en su trabajo diario, en
la aparente monotonia de lo ordinario: ése es el núcleo de la enseñanza
del Fundador del Opus Dei» 44. Es de hecho la concreción de esa «nor-
malidad» en la santidad, de esa naturalidad con que se ha de vivir el
Evangelio en el lugar querido por Dios para cada cristiano.
«El secreto de la santidad» había llamado Mons. Escrivá a la rela-
ción entre trabajo y santificación personal. «El trabajo, en la enseñan-
za del Fundador del Opus Dei -hará notar el Cardenal Baggio- es la
materia prima que hay que santificar, el instrumento de la santificación
propia y de la santificación de los demás. Así la vida del cristiano no se
hace con idealismos descamados, sino que es un esfuerzo concreto de
colaboración en la construcción de una sociedad más justa, un esfuer-
zo que ennoblece todas las actividades humanas, desde las más visto-
sas a las más humildes e inadvertidas» 4S.
Mons. C. Colombo, después de mostrar la preocupación actual de
la Iglesia por desarrollar una espiritualidad del trabajo, escribe: «Nos
encontramos frente a un pensamiento fundamental de quien en 1928
fundó el Opus Dei para trazar a los laicos el camino que posibilita dar
valor sobrenatural a su trabajo. Desde 1928 Mons. Escrivá enseñaba
que para los laicos -llamados por Dios a vivir y desenvolverse en
medio de las estructuras temporales- es su trabajo profesional la mate-
ria prima y el instrumento de su santificación, es decir, del ejercicio de
todas las virtudes humanas y cristianas. Una expresión suya tipica es
43. P. PARENTE, Le radici della spiritualitd del Fondatore delfOpus Dei, en
«L'Osservatore Romano», 24-VI-1979.
44. S. PIGNEDOLI, Mons. Escrivá de Balaguer. Un'exemplaritd spirituale, en «11
Ve1tro», Roma, septiembre 1975.
45. S. BAGGIO, Profilo di Monsignor Josemaría Escrivá de Balaguer. Opus Dei:
una svalta nella spiritualitd, en «Avvenire», Milán, 26-VII-1975.
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EL ECO UNIVERSAL DE UNA VIDA SANTA
que los laicos deben santificar la profesión, santificarse con la profe-
sión y santificar a los demás con la profesión; en una palabra, son lla-
mados a santificarse, no a pesar de sus obligaciones profesionales en el
mundo, sino precisamente a través de estas obligaciones porque todos
los cristianos están llamados a la santidad en su estado de vida, como
enseña explicitamente el capítulo V de la Constitución conciliar Lumen
gentium» 46.
El cristiano, viviendo en medio del mundo, aspira a colocar a Cris-
to Señor Nuestro en la cumbre de todas las actividades honestas. «No
es dificil prever -afirma el mósofo Prof. Inciarte, Catedrático de la
Universidad de Münster-Ias consecuencias de la difusión de la doctri-
na y del espíritu del Opus Dei: basta pensar que la asociación está en
constante desarrollo. No se trata de esperar -a no ser en perspectiva
escatológica- una total penetración en el mundo del ideal cristiano de
vida (...), pero es necesario para esto que un número cada vez mayor de
personas tome conciencia del deber que les corresponde, como cristia-
nos, de aspirar a la santidad en el camino que ya está recorriendo:
aquél de sus ocupaciones cotidianas» 47.
También el Cardenal Lercaro -que fue Presidente del Consilium
postconciliar para la Liturgia- subrayaba con fuerza esta idea central
en el espíritu del Opus Dei: «El núcleo central de la espiritualidad del
Opus Dei es la santificación de toda la vida humana a través del traba-
jo, que se convierte también en medio y ocasión de apostolado, esto es,
el modo en el que el laico cristiano lleva a Dios en el mundo. Ahora
bien, en la base de una acción tan exquisitamente humana se encuentra
un profundo empeño de santidad personal. Estas crisis mundiales son
crisis de santos, ha escrito Mons. Escrivá de Balaguer haciéndola una
constante de su enseñanza, que no puede no ser alimentada por una
profunda vida sacramental, esto es, litúrgica. La Misa es el centro y
raíz de la vida interior, afirmaba el Fundador del Opus Dei en el surco
de la mejor tradición eclesial (...). He aquí por qué la acción santifica-
dora de los cristianos no puede no brotar y no consumarse de y en la
liturgia» 48.
En el diario Le Figaro, el conocido escritor y mósofo G. Thibon
escribía en 1976: «El principio que domina la espiritualidad de Mons.
Escrivá de Balaguer se resume en esto: presencia del cristiano en el
mundo temporal, santificación del trabajo, sobre todo, del trabajo pro-
46. C. COLOMBO, Gil insegnamenti di Mons. Escrivá Fondatore delrOpus Dei. 11
lavoro come luogo di santita, en «Avvenire», Milán, 26-VI-1980.
47. F. INCIARTE, Nellavoro U/:la via al/a santificazione, en «11 Tempo», Roma,
26-VI-1979.
48. G. LERCARO, Significato del/a presenza dei cristiani nel mondo, en «Corrie-
re della Sera», Milán, 25-VI-1976.
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TEODORO LOPEZ
fesional, cosa que implica el rechazo de la dicotomía tradicional entre
la acción y la oración, entre 10 profano y 10 sagrado)) 49.
Con razón hace notar el historiador alemán Peter Berglar que «la
santificación del trabajo es algo más que un trabajo correcto, diligente:
es un trabajo en que el amor a Dios se funde con el amor a los hombres
y al mundo. Por eso el trabajo tiene que estar empapado de la cercanía
de Dios. Si la tierra no puede producir nada sin agua, sin lluvia y sin
sol, la santificación del trabajo, la santificación en el trabajo, la santifi-
cación del mundo a través del trabajo es imposible sin la unión conti-
nua con Dios en la oración y en los sacramentos. Lá nueva unidad de
vida a la que está llamada y capacitada cada persona, sobre todo cada
cristiano, consiste en la inseparable unidad de estar en el mundo y a la
vez estar en Dios: estar con Dios en el mundo; en cada movimiento, en
cada aliento, despierto y dormidO)) so.
«También el Fundador del Opus Dei era un contemplativo en
acción, uno de esos hombres cuya insondable interioridad mística se
vuelca en la actividad más extrovertida, en la tarea apostólica más efi-
cav). Así escribía el poeta chileno José Miguel Ibáñez sobre las pági-
nas de El Mercurio. Y continúa: «Este rasgo suyo ha quedado impre-
so, por designio de Dios, en la espiritualidad de su Obra: sus hijos aspi-
ran todos a ser contemplativos en medio del mundo, a vivir una vida de
oración ininterrumpida en medio de las tareas ordinarias de la jornada:
el trabajo, la vida del hogar, la acción apostólica en todas las encrucija-
das del mundo. La predicación, la vida y la obra de Mons. Escrivá de
Balaguer rompen los clásicos esquemas dualistas de contemplación y
acción: ambas cosas llegan a ser una sola, fundidas en la llama de la
filiación divina y del amor sobrenatural. Para decirlo con su enérgica
expresión: trabajo porque contemplo, contemplo porque trabajo, en una
indestructible unidad de vida que traslada la celda del contemplativo a
la calle, a la fábrica, a la universidad, al taller, al hogar, según el estilo
de los primeros cristianos, vigorosamente renovado en las estructuras y
formas de vida del mundo actuab SI.
«Lo que el Opus Dei exige -se lee en La Prensa, de Buenos Aires,
bajo' la pluma de Mons. Derisi- es precisamente la santificación del
cristiano en su trabajo, cualquiera que él sea, no sólo por la intención y
espíritu que lo anima, sino por la misma perfección humana con que se
realiza. (... ) Por todo lo cual los científicos y universitarios del Opus
Dei -así como los que ejercitan trabajos manuales- han de esforzarse
en una seria formación científica que los haga sobresalir y ser testigos
49. G. THIBON, La sainteté du quotidien, en «Le Figaro», Paris, 25-VI-1976.
50. P. BERGLAR, Die Befreiung des Christen zur Normalitiit. Vor 50 Jahren
wurde «Opus Dei» gegriindet, en «Deutsche Tagespost», Würzburg, 29/30-IX-1978.
51. J. M. IBÁÑEz LANGLOIS, Monseñor Escrivá de Balaguer, en «El Mercurio»,
Santiago de Chile, 13-VII-1975.
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eminentes, constituirse los mejores de su gremio. Así los queria Mons.
Escrivá tanto a los sacerdotes como a los laicos. Porque en este último
caso, se trata de santificar una labor auténtica y seriamente científica,
profesional y universitaria. El espíritu sobrenatural habría de encarnar-
se en una seria labor académica del más elevado nivel para dar un testi-
monio vivo de que las ciencias humanas, lejos de oponerse, se integran
y articulan de un modo admirable. El espíritu cristiano que debe santifi-
carlo exige, por su propia índole, ejercer la tarea laboral o profesional
con dedicación y perfección. He aquí el mensaje del Opus Dei al mun-
do» S2.
Tiene especial significación el testimonio de algunos dirigentes de
asociaciones católicas que, habiendo vivido durante años la ilusión de
ser generosos en su vida cristiana, encontraron en las enseñanzas del
Fundador del Opus Dei·un camino que encauzaba sus sinceras inquie-
tudes. Alfredo López, que fue Presidente de la Acción Católica Espa-
ñola, comenta con gratitud: «Este mensaje venturoso consiste en
devolvernos el sentido de la dignidad de nuestra tarea, sea ella la que
fuere, y hacernos comprender que desde todos los lugares limpios de la
tierra, altos o bajos, grandes o pequeños, brillantes o grises, se puede y
se debe servir a Dios y a los hombres labrando con este servicio la pro-
pia santidad» S3. y el diplomático Luis Coronel de Palma, Presidente
de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia, subraya-
ba también en el diario Ya de Madrid, la relación entre el trabajo coti-
diano y el apostolado laical: «El apostolado laical, en la concepción del
Fundador del Opus Dei, es el de esos hombres y mujeres corrientes que
ejercen cualquier profesión u oficio, que trabajan como los demás y no
se distinguen de ellos por ningún otro signo exterior. Viven con natura-
lidad su vida cristiana, y la irradian a través de su testimonio y de su
palabra entre sus compañeros de trabajo, entre sus amistades y en los
círculos hasta donde llega su influencia, como un fermento que renueva
la masa, como el alma que vivifica el cuerpo, según la bella metáfora
que usa el Concilio citando la Epístola a Diogneto, uno de los docu-
mentos más primitivos del cristianismo» S4.
Amor a la libertad
Son numerosísimos los textos e intervenciones de Mons. Escrivá de
Balaguer en que manifiesta su ardiente defensa de la libertad en las
52. O. DERISI, Josemaría Escrivá de Balaguer y la santificación del laico en su
trabajo, en «La Prensa», Buenos Aires, 2-X-1980.
53. A. LóPEZ, Estuve cerca de Monseñor Escrivá, en «Ya», Madrid, 9-VII-1975.
54. L. CORONEL DE PALMA, Monseñor Escrivá de Balaguer, un apóstol de la
familia cristiana, en «Ya», Madrid, 27-VII-1975.
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cuestiones temporales, por entender que es ésta una propiedad irrenun-
ciable del existir secular cristiano, y numerosísimos son también los
textos en que pone de relieve la naturaleza exclusivamente sobrenatural
del Opus Dei. No pasó inadvertido este rasgo caracteristico del talante
espiritual del Fundador del Opus Dei a los que le trataron en su vida o
meditaron sus escritos y publicaron después su testimonio.
«Un papel determinante en el mensaje de Mons. Escrivá -se dice
en el Decreto de Introducción de la Causa de Beatificación y Canoni-
zación-, lo desarrolla el amor a la verdadera libertad, valor tan aguda-
mente sentido por la mentalidad contemporánea. En particular insistió
sobre la libertad en las cuestiones temporales, indispensable en la
acción de los cristianos en el mundo; quiso que siempre se ejercitase
con la consiguiente responsabilidad y en el respeto a las normas esta-
blecidas por la fe y la moral, según los dictámenes del Magisterio de la
Iglesia. Respetó escrupulosamente las legítimas opciones de todos los
cristianos en materias opinables. Así defendió una propiedad irrenun-
ciable de la vocación secular cristiana y salvaguardó la fmalidadexclu-
sivamente espiritual del Opus Dei» ss.
«La extensión, el número y la calidad de los socios del Opus Dei
-comentaba el Cardo Luciani- ha hecho pensar en no se sabe qué
intenciones de poder y de férrea obediencia de gregarios. La verdad es
lo contrario: sólo existe el deseo de hacer santos, pero con alegria, con
espiritu de servicio y de gran libertad (...). Cuando en 1957, una alta
personalidad felicitó a Escrivá porque un socio había sido nombrado
ministro en España, recibió esta respuesta más bien seca: ¿ Qué me
importa que sea ministro o barrendero? Lo que importa es que se san-
tifique en su trabajo. En esta respuesta está todo el pensamiento de
Escrivá y el espíritu del Opus Dei: que uno se santifique con su trabajo,
aunque sea de ministro, si tiene ese puesto: que sea santo de verdad. Lo
demás importa poco» S6.
«Una de las cosas que más me han emocionado al conversar con
Mons. Escrivá de Balaguer -comentaba Mons. Onclin- aparte de su
valor humano, de su entusiasmo y de su sentido sobrenatural, es su
amor por la libertad, palabra que nunca pronunciaba sin añadir otra:
responsabilidad. Sin libertad -repetia- no se puede amar a Dios. Esta
libertad se vive en la Obra en todos los campos -económico, politico,
social, cientifico, artistico, etc.- en la medida en que Dios las ha deja-
do a la libre discusión de los hombres. El Opus Dei -decía- no está
55. Decreto di introduzione del/a Causa di Beatificazione e Canonizzazione del
servo di Dio Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer,fondatore delrOpus Dei, en "Ri-
vista Diocesana di Roma", marzo-abril 1981.
56. A. LUCIANI, Cercando Dio nel lavaro quotidiano. L' esempio di Josemaria
Escrivá de Balaguer fondatore delrOpus Dei, en di Gazzettino,., Venecia, 25-VII-
1978.
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EL ECO UNIVERSAL DE UNA VIDA SANTA
vinculado a ningún país, a ningún régimen, a ninguna tendencia políti-
ca, a ninguna ideología. Si esto no fuera así, seria·muy dificil explicar
su atractivo para personas de cultura, raza y mentalidad tan diferen-
tes» 57.
Y es que, como hacía notar el Cardenal Koenig, para Mons. Escri-
vá de Balaguer, «la vocación cristiana era hacer endecasílabos de la
prosa de cada día, hacer las cosas pequeñas cada día con más amor,
para que estas cosas pequeñas se llenen de la grandeza de Dios. Con
ello ha vuelto a tratar un tema del que han hablado las grandes perso~
nalidades de la piedad cristiana. Está claro que esta valoración de las
cosas humanas ha de tener consecuencias en el trabajo profesional de
los socios del Opus Dei. Estas personas no pueden tomar una postura
indiferente ante la vida pública y se tienen que interesar activamente
por lo que sucede en el mundo. Pero nada queda tan lejos de este inte-
rés como cualquier forma de clericalismo (...). Precisamente porque el
Fundador del Opus Dei valoraba tanto la libertad y responsabilidad
personales, su Obra presenta un aspecto tan pluralista. Aquí se han
reunido personas con las más variadas opiniones profesionales, políti-
cas, económicas, para vivir la unidad de lo católico» 58. .
Este amor a la libertad se alimenta también, como de fuente cauda-
losa, del respeto y veneración ante la dignidad de la persona humana.
Así lo hace notar el Cardenal Pignedoli: «De este modo -comenta- se
afirma la primacía de la existencia cristiana. Es la defensa de la impor-
tancia primaria y fundamental de lo que Mons. Escrivá de Balaguer lla-
ma espontaneidad apostólica de la persona, de la libre y responsable
iniciativa del cristiano, fielmente unido al Magisterio de la Iglesia. La
importancia decisiva 'corresponde a la persona, a la acción del Espíritu
Santo en las almas, al respeto de la dignidad y de la libertad que pro-
vienen de la filiación divina del cristiano. Pero esta doctrina de la pri-
macia de la persona y de su espontaneidad apostólica careceria de fuer-
za de persuasión si no estuviese constantemente apoyada, como en
contrapunto, por un' duro telón de fondo: el amor a la libertad ( ...). ,En
el Opus Dei el amor a la libertad es un hecho y no un mero enunciado
teórico: por.eso se ama la necesaria consecuencia de la libertad,elplu-
ralismo: En el Opus Dei -escribe su Fundador- el pluralismo es que-
rido y amado, no sencillamente tolerado y en modo alguno dificulta-
do» 59.
«Al recordar el límpido ejemplo de coherencia humana y de virtud
57. W. ONCLlN, Mgr. Escrivá de Balaguer. Un grandfondateur disparu, en «La
Libre Belgique», Bruselas, 2-VII-1975. ' .
. 58. F. KOENIG, JI significato delfOpus Dei, en «Corriere della Sera», Milán, 9-
VII-1975. .
59. S. PIGNEDOLl, Mons. Escrivá de Balaguer. Un'esemplaritd spirituale, en «11 .
Veltro», Roma, septiembre 1975. .
SCRIPTA THEOLOGICA 13 (1981 / 2-3) (833) 481
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TEODORO LOPEZ
sacerdotal del Fundador del Opus Dei -escribe R. Cortesini, Catedrá-
tico de Cirujía en la Universidad de Roma-, me parece un deber
subrayar -justamente cuando la sociedad civil y también la religiosa se
encuentran cruzadas por tensiones- cómo ha ayudado a cuantos le
conocieron y a través de sus escritos a descubrir que el camino de la
libertad verdadera y del respeto de la legítima autonomía de cada per-
sona constituyen premisa indispensable para el encuentro con Cristo,
para reconocer a Jesús que pasa a nuestro lado» 60.
«Hombre nuevo para los tiempos nuevos de la Iglesia del futuro
-escribe el conocido mósofo Cornelio Fabro-, Josemaría Escrivá de
Balaguer ha captado por connaturalidad -y también por luz sobrena-
tural- la noción originaria de la libertad cristiana» 61.
«Esta pasión por la libertad -hace notar el Cardenal Baggio-, que
brotaba de él por su vital inserción en la unidad orgánica del Cuerpo
místico de Cristo, la Iglesia, y que se proyectaba en la madurez de los
seglares formados en su escuela, es una herencia rica y fecunda que el
Fundador del Opus Dei deja confiada a los socios y a todos los cristia-
nos conscientes; de ese modo puede darse vida a un legítimo y pruden-
te pluralismo, tal como lo ha deseado el Concilio Ecuménico (... ). Estas
ideas explican por qué los hijos y alumnos espirituales de Mons. Escri-
vá de Balaguer son unánimes y solidarios en los ideales de santidad y
apostolado, mientras adoptan las más diversas posiciones en el campo
político e ideológico, manifestando así por tanto un amplio pluralismo
de opciones humanas. El secreto está en que, como dice el Fundador,
en las cosas temporales están de acuerdo en no estar de acuerdo, coin-
cidiendo solamente en la común fe cristiana y en la búsqueda de la san-
tidad en medio del mundo» 62 .
Una importante manifestación de su amor a la libertad la consti-
tuye su profundo respeto a la conciencia de cada persona, su actitud
ecuménica. «Hombres de semejante mentalidad y libertad de espíritu
-comenta Torelló- vivían ya el pluralismo y el ecumenismo mucho
antes de que se comenzara a hablar de estos temas (el Opus Dei ha
sido la primera asociación católica que aceptó a los no católicos como
cooperadores). Ya desde los primeros tiempos de la fundación, ideales
humanos comunes, ansias de mejorar la formación en el mundo de la
juventud, de la cultura y del trabajo, llevaron a los socios del Opus Dei
a colaborar con personas no pertenecientes a la Asociación, e incluso
con no cristianos. Así surgieron en todo el mundo muchas iniciativas
60. R. CORTESINI, Un uomo che amava la liberta. Ricordo di Monsignor Escrivá
de Balaguer, en «11 Popolo», Roma, 31-VII-1975.
61. C. FABRO, Nel secondo anniversario della morte. Un maestro di liberta cris-
tiana: JosemarÍa Escrivá de Balaguer, en «L'Osservatore Romano», 2-VII-1977.
62. S. BAGGIO, Profilo di Monsignor Josemaría Escrivá de Balaguer. Opus Dei:
una svol¡a nella spiritualita, en «Avvenire», Milán, 26-VII-1975.
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EL ECO UNIVERSAL DE UNA VIDA SANTA
sociales y formativas, todo tipo de labores al servicio del progreso
empeñadas en conseguir una sociedad más humana. Son instituciones
. que no pueden calificarse de eclesiásticas, ni de confesionales, pero que
irradian el espíritu de Jesús por todo el mundo, de Nigeria a Inglaterra,
de Australia a Canadá, de Filipinas a Japón, de todos los paises suda-
mericanos a todos los paises europeos» 63.
La razón es clara -escribe Leonardo Urbani-: «Si el mensaje de
Mons. Escrivá, nuevo como el Evangelio y como el Evangelio viejo, es
una invitación a la santidad para todo cristiano llamado a vivir entre
las realidades terrenas, es también un mensaje abierto a todos los hom-
bres. También aquí, en el panorama ecuménico, vuelve a florecer el tra-
bajo, la dignidad de todo tipo de trabajo, desde el momento en que de
por sí no existe un trabajo más importante o noble que otro (...). En
muchas ocasiones, con amigos no católicos, Mons. Escrivá decía que
respetaba su postura y que habria dado la vida por defender la libertad
de sus conciencias; pero esto después de haber subrayado que el catoli-
cismo es la fe verdadera. Este mismo contexto de motivos, que respe-
tan las cosas en su estado natural, aclara el espíritu por el cual los no
cristianos pueden ser admitidos como cooperadores del Opus Dei:
"Padre Santo -Mons. Escrivá estaba hablando con Juan XXIII-, en
nuestra Obra siempre han encontrado todos los hombres, católicos o
no, un lugar amable: no he aprendido el ecumenismo de Vuestra Santi-
dad". El se rió emocionado, porque sabía que, ya desde 1950, la Santa
Sede había autorizado al Opus Dei a recibir como asociados Coopera-
dores a los no católicos y aun a los no cristianos» 64.
La importancia que la Obra ha tenido en el ámbito ecuménico es
subrayada también desde Colombia por Mons. Puccini: «Obviamente
-dice- cada socio de la Obra, al llevar la semilla de Jesucristo en el
corazón, en el afán que da la plenitud de la vida bautismal, como com-
promiso cristiano, tenía una preocupación salvadora por cada uno de
sus amigos, colegas, parientes, compañeros, etc., muchos de los cuales
eran personas no creyentes o personas olvidadas de su fe ... La amistad
verdadera y el cariño humano y sobrenatural fue el camino para que
centenares y millares de estas personas tuviesen afecto al Opus Dei y
ayudasen con su trabajo, con sus limosnas y con su entusiasmo. La
IgI~sia se encontró de esta forma con un gran hecho de orden ecuméni-
co. A petición del Fundador del Opus Dei, tan enamorado del aposto-
lado ad fidem, la Iglesia dio su aprobación y el Opus Dei procedió a la
admisión como cooperadores de muchos no católicos y no cristianos,
63. J. B. TORELLÓ, «Die Wege der Erde... II. Zum Tode des Grú'nders des Opus
Dei, en «Die Furche», Viena, 12-VII-1975.
64. L. URBANl, Messaggio aperto. A cinquant'anni dallafondazione delfOpus
Dei, en «Studium», Roma, noviembre-diciembre 1978. La anécdota que relata está
tomada de J. ESCRlvÁ DE BALAGUER, Colloqui, Milán, 1973, n. 22.
SCRIPTA THEOLOGICA 13 (1981/2-3) (835) 483
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TEODORO LOPEZ
poniendo !lna piedra miliar en el proceso del Ecumenismo, en el más
auténtico de los sentidos y siendo también un precedente del espíritu
conciliar del Vaticano 11» 65. «Su corazón de sacerdote -escribe Mons.
L. Rodriguez, Arzobispo de Arequipa- estaba siempre abierto a todo
el mundo y llamaba poderosamente la atención su mirada penetrante,
atenta y cariñosa, para todos. En su conversación, fluía a primera vista
su amor por la libertad de los demás y por la propia, que ejercitaba a
pleno pulmón. Ahora, desde el cielo, impulsa el crecimiento de una
semilla pequeña que ha arraigado ya en tantos corazones» 66.
Al servicio de la Iglesia y de todos los hombres
«En el texto quirógrafo del Papa Paulo VI entregado a Mons.
Escrivá de Balaguer durante una audiencia privada -escribía en el
Imparcial de México el Arzobispo de Hermosillo- destacan dos notas
distintas del Opus Dei: una es el amor encendido a la Iglesia y a su
Cabeza visible que lo distingue; otra, el celo ardiente por las almas,
que lo empuja hacia los arduos y difíciles caminos del apostolado de
jJ1~esencia y de testimonio en todos los sectores de la vida contemporá-
nea,con palabras de Paulo VI. Este encendido amor al Papa, Cabeza
visible de la Iglesia, que lo ha caracterizado, ha cubierto de dolor la
conmemoración del cincuenta aniversario del Opus Dei por el inespera-
do fallecimiento del Santo Padre Juan Pablo 1, tan querido en todo el
mundo y al que tos socios del Opus Dei han venerado y querido tam-
,Qiée., .~ndoel ejemplo de Mons. Escrivá de Balaguer, que ofreció su
. .. . . ;...."y .lÍ,lÜ ·vmasque tuviera, añadía habitualmente- por la Iglesia
' . . .. .. ~ ;po..¿..,Papa.· Es significativo que Mons. Alvaro del Portillo,
~;JPrefidmte General ~I Opus Dei, haya recordado este ejemplo
délJ:;updador, pidíendo a sus socios que en este Aniversario fuera
:~ .ia; ~por el próximo Papa, al que ya ~ quiere en el Opus
:~! ;eqn .,tQdíl cl alma, sea quien sea, como acostumbraba a enseñar
;~ohs. :,E~vá de Balaguer» 67.
:.~ ; ~ijir'b!4'#lesitiComo ella quiere ser servida constituía una cons-
,~~sio~én la.'vida del Fundador del Opus Dei. Es un aspecto des-
~~riyarioste~timonios. «Quien ha tenido la fortuna de conocer
~8hrienteá Mons. Escrivá de Balaguer, Fundador del Opus Dei
¡ )~.:9l,C~dena1 Ursi-Ie ha oído siempre decir que la única aólbi-
",. ~. U.'JroCClNl. Gran pr.ecedente de Ecumenismo, en «El Heraldo», Barranqui-
4 4~-K~.l980. ;· ..
. ' :~lí: L. RQDRfGUEZ. Un curso en la historia. en «El Pueblo», Arequipa (Perú), 21-
1X:19.80. " .
. ;'·-fJ1.V. QUINTERO ARCE, En el 50 Aniversario del Opus Dei. Abriendo nuevos
camirios. eñ «El Imparcilll», Hermosillo (México), 25-X-1978.
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EL ECO UNIVERSAL DE UNA VIDA SANTA
ción de la asociación es la de servir a la Iglesia como ella quiere ser
servida. Quien tenga un conocimiento de la vida de la Iglesia en este
medio siglo -el Opus Dei ha cumplido ya cincuenta años el pasado 2
de octubre- puede advertir que objetivamente el deseo del Fundador se
ha hecho realidad, la realidad de un servicio nuevo y precioso a la
Esposa de CristO» 68. Y el Cardenal Miranda, Arzobispo de México;
recuerda: «De todas nuestras fraternas conversaciones con Mons. Es-
crivá de Balaguer, así como de la meditada lectura de sus escritos, que
tanto bien han hecho y hacen a las almas, podemos atestiguar lo que
siempre hemos visto en sus hijos en estos treinta años de labor de la
Obra en nuestro país: su acendrado amor al Romano Pontífice y a la
Iglesia toda; su preocupación siempre presente por el bien de las almas
y su fidelidad inconmovible a la doctrina de Cristo y al Magisterio
Eclesiástico (...). Es grande el servicio que el Opus Dei ha prestado y
presta a toda la Iglesia; son muchas las almas que al conocer el espíritu
del Opus Dei mejoran notablemente la forma de vivír su vida cristiana,
y por ello agradecemos muy especialmente al Señor que haya sido
nuestra querida Arquidiócesis de México la primera en que se comenzó
en América esta verdadera Obra de Dios» 69.
«Su amor a la Iglesia -comenta el Cardenal González Martin~ era
amor al Papa, a los obispos, a los sacerdotes, al Magisterio eclesiástico,
al culto litúrgico y a la devoción privada, y desde ahí a los hombres de
toda condición porque para ellos era esa Iglesia tan amada, y mal
podía ser querida ésta si no lo eran a la vez todos los que, dentro o fue-
ra del redil, eran, en la intención del Salvador, beneficiarios de sus
dones. Esto es amor a la Iglesia, quererla tal como es en sí, sin echar
agua al vino, y quererla para todos» 70.
Con claridad de palabra y rotundidad de obras, Mons. Escrivá de
Balaguer, en palabras de la Introducción de la Causa de Beatificación
y Canonización, «vivió el propio ministerio como servicio desinteresa-
do a la Iglesia, y enseñó a sus hijos, repartidos por el mundo, a actuar
en firme unión con la Jerarquía ordinaria y en absoluta fidelidad al
Magisterio, de modo que, en todas las diócesis donde trabaja el Opus
Dei, la fidelidad al Romano Pontífice y la lealtad a la Jerarquía son
inconfundibles caracteristicas suyas» 71. Este amor a la Iglesia Santa y
al Romano Pontífice le llevó, ante las dificultades por las que atravesa-
68. C. URSI, 1 Cinquanfanni delfOpus Dei. Servire veramente la Chiesa, en «11
Mattino», Nápoles, 26-VI-1979.
69. M. D. MIRANDA, Mons. Escrivá de Balaguer. Una amistad que nos unió
para siempre, en «El Imparcial», Hermosillo (México), 16-VI-1979.
70. M. GoNZÁLEZ MARTÍN, ¿Cuál sería su secreto?, en «ABC», Madrid, 28-
VIII-1975.
71. Decreto di introduzione della Causa di Beatificazione e Canonizzazione del
servo di Dio Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer,fondatore delfOpus Dei, en "Ri-
vista Diocesana di Roma", marzo-abril 1981.
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ba la Iglesia, conocidas de todos, a ofrecer a Dios repetidamente su
vida. «Gracias, Dios mío, por el amor al Papa que has puesto en mi
corazón, escribió en los primeros años de su ministerio sacerdotal. Y
repetía a menudo que ofrecía su vida por la Iglesia y por el Papa» 72.
«Una vida ofrecida por la Iglesia y por el Papa», llamará el Carde-
nal Pignedoli a la vida de Mons. Escrivá de Balaguer. «El gran amor
que Mons. Escrivá de Balaguer tenia por la Iglesia -escribe- le llevaba
a detestar cualquier forma de clericalismo (... ). Sufria en su alma los
sufrimientos de la Iglesia y se alegraba con sus gozos. Le dolía profun-
damente la actual desorientación de muchas almas, rezaba y trabajaba
con renovado celo, y pedía oraciones (...). Pero su fe no le permitía
estar triste y menos aún desalentado. Ofrecía sus sufrimientos y toda
su vida por la Iglesia y por el Papa y seguia trabajando contento -sem-
brador de paz y de alegria- lleno de optimismo, infundiendo a su alre-
dedor seguridad y consuelo» 73. Dios aceptó este repetído ofrecimiento
el 26 de junio de 1975, dando así la última plenitud a la vida de un
hombre de Iglesia que, como escribiria Mons. Onclin, «en todas las cir-
cunstancias, en todo 10 que hizo, buscaba servir a la Iglesia y servir a
los hombres, sin servirse de la Iglesia» 74.
De hecho, «con la gracia y la misericordia de Dios -escribe M.
Peláez- se dedicó plenamente al Opus Dei para servir a la Santa Igle-
sia y a todas las almas con corazón romano y universal. Toda su vida
y toda su enseñanza son una confirmación de cómo el Opus Dei debe
su existencia y su desarrollo a' la explícita voluntad de Dios, cuyo
designio de salvación alcanza cada día más a todos los hombres» 7S.
Este amor a la Iglesia adquiere especial concreción y relieve en su
amor a la persona del Romano Pontífice y en su adhesión a la Sede de
Pedro. «Un sacerdote español muy romano», se le llama en la Rivista
Diocesana di Roma, donde Angelicchio escribe: «¿Por qué quiso
Mons. Escrivá de Balaguer ser muy romano? ¿Cuál ha sido la razón
para que quisiera con todas sus fuerzas, como repetía a sus hijos,
romanizar la Obra que hafundatkJ? Sin duda para tener él mismo y
para dar a la nueva fundación idéntico aire al que Cristo quiso dar a su
Iglesia y a su Vicario estableciéndolo en Roma. Para el Fundador del
Opus Dei, romanidad es sinónimo a la vez de unidad y de universali-
dad, es manifestación de amor y de obediencia al Papa, obispo de
Roma, es expresión de docilidad y servicio a la sede apostólica, es
72. G. MOLTENI, Mons. Josemaría Escrivá de Ba/aguer, testimone di vita cristia-
na, en «L'Osservatore Romano,., 28-VI-1975.
73. S. PIGNEDOLI, Mons. Escrivá de Ba/aguer un'esemp/aritd spirituale, en «11
Veltro,., Roma, septiembre de 1975.
74. W. ONCLIN, Mgr. Escrivá de Ba/aguer. Un grandfondateur disparu, en «La
Libre Belgique», Bruselas, 2-VII-1975.
75. M. PELÁEZ, Sacerdoti e /aici de/fOpus Dei. Al servizio delta Chiesa e di tutti
gli uomini, en «Studi Cattolici», abril-mayo 1979, p. 268.
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deseo de impregnarse en el espíritu de la primitiva cristiandad y de la
Iglesia de los mártires que en Roma aportaron la mayor contribución a
la salvación y al incremento de la fidelidad a la Esposa de Cristo y al
Primado de Pedro» 76.
Una expresión más de este amor a la Iglesia es la preocupación
constante, el cariño y la veneración por los sacerdotes. «Quiero agra-
decer aquí de modo general -escribía el historiador y arzobispo espa-
ñol Mons. López Ortiz- el esfuerzo de D. Josemaria y de sus hijos
sacerdotes para ayudar espiritualmente al clero secular de todas las
diócesis de España. Sé que éste es también el sentimiento de los Prela-
dos que han visto surgir, entre sacerdotes suyos, vocaciones al Opus
Dei. Como Obispo de Tuy-Vigo primero, y como Vicario General Cas-
trense después, he comprobado cómo los sacerdotes diocesanos que se
vinculan a la Obra, están aún más estrechamente unidos a sus Obispos
y les obedecen con fidelidad ejemplar, y con heroísmo si es preciso» 77.
El Cardo Bueno Monreal, Arzobispo de Sevilla, afirmaba en 1970,
refiriéndose a los primeros años de la Obra en los que él había conoci-
do al Fundador, que «el concepto de Iglesia que existía en la mentali-
dad del momento daba la imagen de una comunidad compuesta exclu-
sivamente por el Papa, los obispos y los sacerdotes, sin que los seglares
contasen en la vida eclesial: era una visión puramente clerical. De ahí
que la idea del Fundador del Opus Dei fuese una innovación auténtica-
mente revolucionaria: seglares que hacen labor apostólica en sus luga-
res de trabajo, que llevan a Cristo a la sociedad, que.forman parte acti-
va e importante del pueblo de Dios. Lo que ahora es normal, el papel
de los seglares en la vida de la Iglesia, entonces no se concebía, y Mon-
señor Escrivá de Balaguer se adelantó e inició un desarrollo que hemos
presenciado a lo largo del Concilio y en todos estos años» 78.
El Cardo M. Otunga, Arzobispo de Nairobi, considera providencial
la labor del Opus Dei en Africa «por el nuevo espíritu de juventud, de
juventud espiritual para la gente de todas las edades, repleta de los
generosos ideales evangélicos de amor y de servicio (... ). Los socios del
Opus Dei, como personas normales laicas que tienen que trabajar para
vivir, siguen sus diversas profesiones en el ámbito de nuestra era tecno-
lógica. y puesto que les mueve el amor de Dios, es lógico que se esfuer-
cen por desarrollar su trabajo lo más perfectamente posible, y muchos
de ellos tengan puestos de responsabilidad en las tareas seculares (; .. ).
El mismo espíritu cristiano les ayuda particularmente a usar la tecnolo-
gía moderna para el verdadero progreso humano. Así, trabajando den-
76. F . ANGELlCCHIO, en «Rivista Diocesana di Roma», Roma, julio-agosto
1975.
77. J. LóPEZ ORTlZ, Recuerdos de una amistad, en «Palabra», Madrid, agosto-
septiembre, 1978.
78. J. M. BUENO MONREAL, en «ABe», Sevilla, 7-XII-1970.
SCRIPTA THEOLOGICA 13 (1981 / 2-3) (839) 487
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tro de las diversas profesiones, pueden ayudar a evitar situaciones que
no están en consonancia con la dignidad personal y natural del hombre
o con su fin sobrenatural. Una nación no podría tener mejores ciudada-
nos, más dedicados al bien común. La Iglesia no podría tener mejores
testigos de su fe o mejores apóstoles» 79.
«No me es posible, escríbe Mons. Ph. Delhaye, hacer balance de
los cincuenta primeros años de servicio a la Iglesia de la obra de Mons.
Escrivá. Las realidades del espíritu se abarcan mal con estadísticas;
Pero, como observador desde fuera que soy, me han impresionado
algunos hechos sorprendentemente. En primer lugar, la sorpresa -ple-
namente inhabitual- de ver cómo casi sesenta universitarios -médi-
cos, ingenieros, abogados, economistas, profesores, etc.- que, abando-
nando por completo sus carreras civiles, acaban de ser ordenados
sacerdotes del Opus Dei. Estos sacerdotes no representan más que el
dos por ciento del número total de socios, que no cesa de crecer: el
Opus Dei no ha experimentado crisis de vocaciones» 80.
Una de las manifestaciones del amor al Papa y a la Iglesia del Fun-
dador del Opus Dei era, como recuerda el obispo peruano Mons. J.
Larrea, «su insistencia en pedir oraciones y sacrificios por el Romano
Pontífice, en quien veía al Vice-Cristo, representante de Dios en la tie-
rra. Por eso solía decir que la Obra, si no servía a la Iglesia no serviría
para nada. Su mayor empeño consistía en secundar los deseos de los
obispos, en todos los lugares donde se extendía el Opus Dei» 81. Efecti-
vamente -lo subraya Mons. Descamps, que fue Rector de la Universi-
dad de Lovaina y Secretario de la Pontificia Comisión Bíblica-, «toda
la vida y obra de Mons. Escrivá son una aportación y un servicio a la
Iglesia». Y después de recordar que el Opus Dei mantiene múltiples
actividades al servicio de la Iglesia, afirma: «Es más importante, sin
embargo, el apostolado personal de cada uno de los socios del Opus
Dei, y su esfuerzo por imitar el ejemplo de Cristo en todas partes del
mundo, sin distinguirse de los demás, pero fortificados por la gracia de
los sacramentos y la oración. No olvidemos que Jesús pasó toda su
vida en la tierra siendo artesano en un pueblo. Este apostolado del
Opus Dei, como el de los primeros cristianos, no sabe de estadísticas,
pero es eficaz» 82.
En la conmemoración. del cincuenta aniversario de la fundación de
la sección de mujeres del Opus Dei, el Papa Juan Pablo 11, en carta
79. M. OrUNGA, Opus Dei in Africa-aforcefor good, en «Sunday Nation», Nai-
robi, 3-11-1980.
80. Ph. DELHAYE, Dans le sillage dufondateur de ropus Dei, en «La Libre Bel-
gique», 7-VII-1980.
81. J. LARREA, El Fundador del Opus Dei, en «El Comercio», Quito, 2-VII-
1980.
82. A. DESCAMPS, Mgr. Escrivá en de hernieuwing van de Kerk, en «Gazet van
Antwerpen», l-VII-1980.
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EL ECO UNIVERSA L DE UNA VIDA SANTA
dirigida al Presidente General, deCÍa: «Deseo que este generoso empe-
ño eclesial estimule cada vez más a las asoCÍadas de la Obra, para que,
en plena fidelidad a Cristo y a la Iglesia, en el espíritu de las normas y
orientaciones dadas por el venerado Fundador, en leal y sincera cola-
boración con la jerarquía, continúen dando un constante y creciente
testimonio de fe cristiana, cristalina y fuerte, en la sociedad actual» 83.
• • •
Podemos acabar esta ya larga transcripción de voces y textos sobre
el Fundador del Opus Dei con este otro, procedente de Alemania, que
mira hacia el futuro: «Después de la muerte del Fundador, el 26 de
junio de 1975 -escribe Mons. Pohlschneider-, ha empezado para el
Opus Dei "la etapa de fidelidad y continuidad", según palabras del
nuevo Presidente General, Dr. Alvaro del Portillo. Fidelidad al espíritu
que Dios confió al Fundador de la Obra. El Opus Dei está delineado
firmemente en sus estructuras, así como lo concibió su Fundador,
como jurista inteligente. Pero las estructuras solas no pueden nunca
garantizar la existencia. El espíritu es lo que vivifica. Tenemos la con-
fianza de que el espíritu del Fundador nunca perecerá en su Obra. La
extensión maravillosa que ha experimentado el Opus Dei precisamente
en los últimos tres años se puede explicar solamente partiendo de esa
fidelidad incondicionada al carisma fundacional dado por Dios y ade-
más de la patente ayuda que el Fundador concede, ahora desde la eter-
nidad, a través de su intercesión por la Obra. El número de personas en
todos los continentes que se dirigen a él con personal confianza y en
devoción privada con sus pequeñas intenciones y grandes problemas es
ya incalculable. Considerado sobre el trasfondo de la Historia de la
Iglesia, con seguridad Mons. Escrivá de Balaguer tenía razón cuando
recordaba a menudo que el Opus Dei era muy joven. Cincuenta años
son para una institución como la Obra apenas un comienzo. Pero pre-
cisamente por eso es más alentador el ver cómo muchos hombres ya en
Europa y Asia, Africa, Australia y América a través del Opus Dei han
llegado a dedicar su vida entera a Cristo, firmemente arraigados en el
amor a la Iglesia y al Papa. Se va a necesitar una gran perspectiva his-
tórica para valorar la profunda huella que ha dejado el Fundador del
Opus Dei en la Historia de la Iglesia. Pero ya ahora se puede decir con
seguridad: una realidad teológica, pastoral y ascética como hoy día
representa el Opus Dei en la Iglesia mundial no es "confeccionable".
Ninguna construcción, por audazmente sociológica o sicológica que
sea, es suficiente para explicar su existencia y extensión» 84 .
83. JUAN PABLO 11, Carta al Presidente General del Opus Dei.
84. J. POHLSCHNEIDER, Gottes Werk im Al/tag der Menschen Zum 50 Geburt-
stag des Opus Dei, en «Theologisches», Abensberg, noviembre 1978.
SCRIPT A THEOLOGICA 13 (1981 / 2-3) (841) 489
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