Libertad Demitrópulos nació en Libertador General San Martín (departamento
de Ledesma, provincia de Jujuy) el 21 de agosto de 1922. Murió en Buenos Aires
el 19 de julio de 1998. Libertad era su nombre artístico y Eleuteria el que le vino
de nacimiento. Hija de madre salteña y padre griego, cursó la primaria y la
secundaria como pupila en un colegio de monjas en Salta. Allí fue castigada más
de una vez por ir a leer a la biblioteca sin autorización. A sus 20 años, regresó a
Ledesma como maestra normal y, tiempo después, cursó la carrera de Letras en
la Universidad de Tucumán.
Es Manuel J. Castilla quien le presenta el que luego fuera su marido y padre de
sus hijas, Joaquín Gianuzzi. Es también Castilla quien la respalda para publicar
su primer libro de poemas, Muerte, animal y perfume. Pero, quizá, lo más
interesante comienza en 1945 cuando Demitrópulos se suma a militar en las filas
del peronismo y en 1951 cuando comienza a trabajar en el Hogar Escuela Eva
Perón de Ezeiza donde conoció a Evita. Gran parte de esta experiencia aparece
reflejada en la biografía Eva Perón titulada Eva Perón y publicada en 1984 por el
Centro Editor de América Latina. 
Luego del golpe de estado del 55, tanto Demitrópulos como su marido pierden
sus empleos y ella queda postergada y desplazada dentro de la escena cultural y
literaria nacional. Además del compromiso político, uno de los aspectos más
interesantes de su vida está relacionado con la anticipada lucha feminista que 
lleva a cabo a partir de 1970 al impulsar la Fundación Feminista Argentina junto
a importantes referentes como María luisa Bemberg.
                              Cada vez que te amo
Cada vez que te amo me suceden las cosas
más tristes, me aprisionan de lejos,
me golpean a espaldas, veo mariposas.
Cada vez que cumplo con mi sangre en morir
estoy sin perros, paseándome en espejos.
No puedo consolarme ni dejar de sufrir.
Cuando no te amo y ya me he muerto,
me siento alegre porque me has dejado
crecer de noche y en lo descubierto.
Grito cuando te olvido, sin embargo.
Soy un caballo en pelo y desbocado.
Yo me persigo en un bosque largo.
                                Bailarina de Delfos
Me alejo de mi corazón
y de pronto la alegría me deja sorda.
Corro ciega, hechizada por el cuerpo,
en un empuje del alma
y los mirlos de mis ojos
arden con un olor de ébano.
Así como si en Siria o en el Líbano,
o en la roja Delfos, el sol se estremeciera,
es el clamor de mi sangre negra.
Quiero gritar, irme volando,
retenerme en mi espíritu,
amarme como nunca, asesinarme.
Y me agita la música
sin mi mortal corazón,
en medio de toda la tristeza.
¡Con qué pasión el movimiento
me contiene sin el tiempo!
Mas la tristeza
es siempre la nota más profunda,
aunque mi locura de alegría
ruede en el desorden de mi alma
y me aniquile
como una música.
Yo conozco otra tarde en este cuerpo,
otra tristeza más muerta.
                              Cuadro de la muerte
En medio de la noche estoy soñando
que yo me cuento un sueño en el que he muerto:
me veo en tres espacios y me vierto
en cuerpos sucesivos, transitando.
Allá, mi cuerpo azul, amarillando,
tiembla en la luz del sueño, como abierto.
Me da miedo de verme y lo despierto
con este triste cuerpo, sollozando.
Más allá, mi terrible cuerpo muerto
parece un perro loco delirando,
una siesta de pascua y aguacero.
Llueve blanco y estoy en un desierto.
Aún no está dios, ni hasta quién sabe cuándo.
Soy un monstruo y me silba un chalchalero.
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1668-
81042007000200011
MUERTE, ANIMAL Y PERFUME
La poesía: Un aspecto poco conocido de la obra de Libertad Demitrópulos *
Herminia Terrón de Bellomo
… El estudio de su poesía permite, siguiendo en esto a Foucault en su teoría
acerca del "autor", caracterizar su modo de ser, y además, referir "el estatuto
de este discurso en el interior de una sociedad y en el interior de una cultura".
EL YO LÍRICO
En las tres partes que conforman el libro podríamos decir que el yo poético
"dialoga" con la muerte, a veces enfrentándola, a veces evitándola y otras
doblegándose ante su presentida proximidad. Es decir: no hay un solo
concepto                        de                    muerte                       ---
En la poesía de Demitrópulos la actividad onírica resulta muy interesante, ya
que va unida a un recurso que consideramos innovador para la época y para la
zona: el desdoblamiento del hablante: "/ En medio de la noche estoy soñando /
que yo me cuento un sueño en el que he muerto:/ me veo en tres espacios y
me vierto/ en sucesivos cuerpos, transitando./ , dice en la primera estrofa de
"Cuadro                    de              la                  muerte"
El sueño prefigura un tiempo: "en medio de la noche" y un sujeto de la acción:
"yo me cuento un sueño" y un espacio experimentado tridimensionalmente; la
referencia al cuerpo es múltiple y móvil: "en sucesivos cuerpos transitando". En
la siguiente estrofa, en cambio, la multiplicidad corporal se reduce a dos: el
cuerpo del sueño y el de la vigilia. El yo se sitúa ahora entre el sujeto que actúa
y el objeto cuerpo observado "a la luz del sueño" y además hace actuar al
objeto / cuerpo de vigilia / puesto que -despierto / solloza -, el "triste cuerpo", de
ahí       la      visión        del      hablante       en           tres   espacios.
Se podría inferir que este cuerpo, por los matices "azul, amarillando", se trata
del cuerpo ya cadáver. Sin embargo, el sueño le otorga movimiento: "tiembla
en la luz del sueño". Hacia el final del verso, la expresión "como abierto"
sugiere connotaciones eróticas, que se relacionarían con el temblor con que es
visto el cadáver, en el sueño. Esta imagen amedrenta al yo que rompe el
hechizo del sueño, para volver al plano de la vida "con este triste cuerpo".
En las estrofas finales, el "terrible cuerpo muerto" se aleja de la escena, el
cuerpo de vigilia pierde su estatuto protagónico y aparece más nítida la voz del
hablante lírico. No resulta sorpresivo, ya que la propiedad locativa del "allá" y
luego "más allá" iba desdibujando los cuerpos y dando lugar a la voz.
En la estrofa siguiente, el cuerpo es comparado con un animal, "un perro loco
delirando", lo que implica una contradicción entre la rigidez de un cuerpo
muerto y el movimiento que conlleva la imagen del perro loco. Esta irrupción
manifiesta la tensión con que se estructura la poesía en el anhelo de ir
perfilando el plano triangular de significaciones sugerido en el título del libro: -
muerte               -                animal-                hasta             ahora.
PERFUME
Al comenzar el estudio de la tercera parte del libro de poemas de Libertad
Demitrópulos, es fácil advertir que aquí se completa su visión de mundo, pues
vuelve su hacer poético hacia la tierra en que nació. Lo que demuestra su
conciencia latinoamericana, la que parte de la tradición poética universal y se
nutre     de      las   actuales     corrientes     literarias   de     su     época.
..
Huancoiro, arroz azul, pelo de choclo
Bajo la lluvia (...)
Se encuentra aquí un procedimiento importante al utilizar expresiones que
corresponden a diferentes registros lingüísticos de procedencia popular
(huancoiro en lugar de abejorro o moscardón) y otros de procedencia culta, que
alternan en el poema. Estas estrategias, que no utilizó en los textos anteriores,
y además, la nominación elegida para el insecto, no instaura solamente una
expresión del habla coloquial, sino que se trata de la inclusión de lo cultural en
los         procesos          de         conformación            del         lenguaje.
En este poema, el sujeto enunciativo lírico en primera persona no se da a
conocer, se hace referencia a un insecto sin establecer la relación yo / tú, por lo
tanto,    no     hay    marcas     que   puedan      individualizar    al    hablante.
................
DOS VIDAS PARA UNA MUERTE
                         Ya va a venir el día, ponte el alma.
                                    César Vallejo
TENGO ángeles negros en mi cuerpo
con bocas de la mujer y brumas.
Tumultuosos espíritus del crimen
locamente me oprimen
hasta que veo mi espectro en las espumas. Ya no puedo amar sino en sombrío
callejón del sueño que desmaya;
amar mi dolor a muerte junto a un río
revuelto de tristeza,
cuando dios, mi enemigo, mira y calla. Un día mataré desamparada
la sórdida rosa que me calma.
Y he de quedar por siempre en el desierto,
más triste que dios muerto.
Es hora de vivir, me pondré el alma. Me pondré el dedal y las pasiones,
la zamba del olvido y del dejarte,
y los perros, los gatos, los ratones.
Yo sola todavía
me pondré, como era, la otra parte.
HUANCOIRO BAJO LA LLUVIA
HUANCOIRO, arroz azul, pelo de choclo
bajo la lluvia. Los perros están ochando,
y el huancoiro sigue
su corazón
en tornasol.
Su corazón a caballo
cruza un cementerio de sol.
Su música negra retinta,
lento dolor.
El huancoiro, ya ciego, se huele
su corazón
en tornasol.
El huancoiro tiene alas de infierno,
convoca velorios
y llama en la lluvia su toro de amor.
SEGUNDA ODA DE AMOR
"Tengo un dolor telaraña
y un sentimiento cuaresma;
el dolor está en la caña
y el sentimiento en Ledesma."
AH! padres, si Ledesma
vive o si se muere
con vuestra sangre y dioses
y amarillos parientes,
habrá que sepultarla
y enterrarnos por siempre
bajo sus callejones,
esperando que lleguen
de Calilegua como
esperábamos siempre,
con hombres de la sangre,
mujeres de la muerte.
En carnaval quedaba
un tendal de indios muertos;
para la zafra todos
no poníamos huesos
y el Chañi, como ronca
eternidad, tendiendo
una mano va la caña
y la otra agorero.
Y por los callejones
los bombos y mis perros.
Yo tenía mis hermanos,
a cada uno un duende
la casa nos dejaba
junto a los urendeles.
Por un tiempo de azúcar
venía otro de muerte
las almas se gritaban
desesperadamente
 la tierra y el espíritu,
 soledad de agua ardiente.
 El trágico pin-pin
 y los ríos cristalinos
 me han doblado en la sangre
 temblores de matacos.
 Por Ledesma se viene
 el trópico braceando
 y nos arrastra a todos
 en bocas del verano...
 ¡Qué se cumpla la vida,
 qué se cumpla la muerte!
 ¡las puntas de mi sangre
 que sin dioses se pierde!
 Y los polvaredales
 y los bambúes verdes
 y si Ledesma vive
 y si Ledesma muere.
 ………….
 https://campodemaniobras.blogspot.com/2021/06/libertad-demitropulos-de-
 muerte-animal.html
martes, junio 08, 2021
 Libertad Demitrópulos / De "Muerte, animal y perfume"
 Final de amor en guerra
 Sorda navidad con tangos melancólicos.
 Ha terminado el amor en guerra.
 Te seguiré, amor, paisaje frío, hacia la cólera
 de los sueños que están penando
 detrás de tu locura de tantos años.
Te seguiré, lo digo en esta medianoche,
a ras de un tango bravo que me están tocando
para que no blasfeme de la soledad,
Y tú, paisaje frío, dentadura bermeja,
clama al viento blanco del amor en guerra,
por mi juventud rendida y mi vida ocupada
por tus hambres azules y terrestres.
Oh, puro como un aire de zamba,
maldito
amor, paisaje frío: tengo que seguirte.
Oda de agosto al río San Francisco
Mediodía que llora sus gacelas,
el viento que lo dora al borde del olvido
y muerde sus costados donde muere
en penumbras el río San Francisco.
Río San Francisco, animal y dorado,
solo en el instinto y sobre tu lomo ciego,
estupor de tu brote, duerme -tornasolado-
la sangre de tu ímpetu.
Río San Francisco, sobre Ledesma
las arenas de los indios muertos con la tembeta
y oscuro de tambores, duerme desamparado,
desamparado y solo
río cristiano y padre.
Y duerme
ungido por la cruz de los jesuitas.
Río San Francisco, tras el vaho de tu cuerpo
ruedan bocas marchitas
que como sueños vienen de tu oro invadido.
Y por entre tus pies de cedro
todo ha sido detenido,
todo ahogado por el viento
de Ledesma. Dorado de bambúes el viento
de Ledesma. Miel caliente, libre,
este viento de Ledesma.
Danza del rococo
Sonidos duendes guanacos,
palabras polvaderales,
danza su muerte el rococo
como un loco
con sus perros, sus finados y matacos.
Cada vez que suena la caja,
raja en un solo de erquencho
dulce, y demonios le gimen
algún crimen
taciturno como víbora que baja.
Lagañoso de mujeres
el funeral de la tierra
con bombos danza y olvido,
ya perdido
su corazón pendenciero de quereres.
Rocoso dueño del mundo,
subterráneo macho y hembra
lunar, cantando la vida
desprendida
de una vidala y amarillo profundo.
Panza en la noche se pierde.
Puesto que no ha de volver,
raja un bajo, rompe un frío;
como el río
para siempre es sombra de un pedazo verde.
………..
https://escuchara.com.ar/el-ganso-negro/cuerpo-de-azucar-cuerpo-del-que-se-
sirve-los-comensales-de-libertad-demitropulos/
EL GANSO NEGROLITERATURANÚMERO 22
Cuerpo de azúcar, cuerpo del que se sirve: Los comensales, de Libertad
Demitrópulos
por Estefanía Herrera
                                                          Por Ledesma se viene
                                                            el trópico braceando
                                                          y nos arrastra a todos
                                                          en bocas del verano...
                                (Segunda Oda de amor, Libertad Demitrópulos)
En    1967     Libertad   Demitrópulos    publica   su    primera    novela: Los
Comensales. Ubicada dentro de las novelas de testimonio y resistencia, en ella
la autora ficcionaliza la problemática de los trabajadores del ingenio Ledesma,
pero también da voz y espacio a otras identidades históricamente relegadas,
como las mujeres y los pueblos originarios. 
Libertad nació en Ledesma, lo cual la llevó desde joven a comprender el
conflicto social en torno a las plantaciones azucareras, los abusos de poder, las
diferencias sociales, étnicas y de género. Su narrativa reconstruye el pasado,
pero desde los oprimidos.
La novela inicia con el Acta del Archivo capitular de Jujuy donde se expone la
llegada de Miguel de Ledesma y Balderrama y sus ayudantes al Fuerte que
denominarán primero Balderrama y luego Ledesma. En este sentido,
observamos cómo desde el principio, Demitrópulos rompe con las narrativas
tradicionales puesto que hace operar a modo de prólogo dicha acta. Los
Comensales se divide en dos partes y en la primera, encontramos nuevamente
otro tipo textual que inicia el relato; en este caso el telegrama con el que
Valentín Riquelme Torán anoticia a su padre sobre el suicidio de María Rosario
Valero. 
La escritora solitaria, como solía definirse, rompe la linealidad del tiempo
narrativo ya que inicia con un presente en Buenos Aires para luego viajar hacia
un pretérito en Balderrama y concluir con en el presente del mismo espacio.
                                y siendo mujer se desangró, multiplicó su vientre
                                     y, “aquí me quedo”, dijo inaugurándolo todo
                                          (Madre antigua, Libertad Demitrópulus)
La novela brinda múltiples ejes de análisis, sin embargo, en este caso me
detendré en las representaciones de una de las identidades oprimidas sobre
las que la autora trabaja: las mujeres.
—Yo la ayudé a salir del paso -dijo el hombre moreno.
—Pero se servía de ella, ¿no?
—Se equivoca -respondió Suárez muy suelto de cuerpo-. Tengo mujeres a
patadas.
—¿Cómo explica que esa mujer estuviera viviendo con Ud.?
—Vivía bajo mi techo pero yo no hacía uso de ella, ya lo dije.
                                                                       (pp. 9-10)
De esta forma explica en la comisaría Luciano Suárez su vínculo con Rosario.
Charito había huido del pueblo con él hacia Buenos Aires, después de unos
años de parir al hijo que tuviera de Valentín y de que éste los haya
abandonado. Una vez más, mujeres enamoradas, embarazadas y
abandonadas por los hijos de “buenas familias” que deben soportar no sólo el
dolor, sino también la mirada enjuiciadora de todo un pueblo porque al hombre
se le entiende y disculpa “la caída” pero a la mujer, no. En este caso, luego de
un tiempo, Charito deja a su hijo al cuidado de su madre y escapa a la gran
cuidad “devoradora de hombres”. 
El cuerpo de Rosario o Charito es lo que ambos hombres deben reconocer.
Ese cuerpo yerto de “la mujer que les había pertenecido”; ese, que desde niña
“como un animalito defendía”, ese mismo cuerpo que según su madre había
sido el motivo que la había perdido y “lo peor es que esa fuerza demoníaca
parecía ser su alegría”. 
Históricamente, debido al sistema patriarcal que nos atraviesa, los cuerpos de
las mujeres han sido objeto de consumo. En los cañaverales, “la mujer es una
prenda que se gana jugándose la vida, para las horas del amor o la brutalidad”
(p.37). Durante el carnaval, “las niñas son guardadas por sus padres bajo siete
llaves” (p.30). 
Las mujeres llevamos “siglos y siglos de servidumbre carnal y mental” (p.23).
Libertad se hace eco de eso y a través de su narrativa resiste y denuncia. De
alguna manera, ese cuerpo de Charito es el cuerpo de todas, es esa mercancía
que se sirve para que los comensales, se sirvan de él.
………
Se reedita la primera novela de Libertad Demitrópulos
16/02/2023
Por: Alma Rodríguez
Los comensales de Libertad Demitrópulos fue reeditada recientemente por
Eudeba dentro de la colección “Serie de los dos siglos” dirigida por Sylvia Saítta y
José Luis de Diego con prólogo de Jorge Bracamonte.  Tardíamente valorada y
rescatada, Libertad Demitrópulos es una de esas escritoras que ha padecido la
proscripción fuera y dentro de la literatura.
 Víctima de distintas anacronías editoriales, muchas de sus obras fueron
publicadas o leídas a destiempo: La mamacoca, por ejemplo, obra que data de
1994, fue publicada en 2013. Tal vez porque su forma de escribir no respeta los
cánones de la narrativa tradicional o porque en sus historias se abordan
temáticas relacionadas con una temprana mirada feminista o, quizás, por sus
abordajes políticos en relación con ciertos temas. Precisamente, lo más
interesante de Demitrópulos está en los personajes, sujetos sociales marginales,
aplazados e invisibilizados y, dentro de ellos, las distintas mujeres quienes cobran
un relieve a partir de la mirada anticipada con respecto a su época. ..
En la narrativa de Demitrópulos conviven diferentes géneros y allí reside una de
sus originalidades: poemas, relatos populares o fragmentos del discurso jurídico o
periodístico se alternan para sumar a la historia contada. Lo mismo ocurre al
narrar fragmentariamente o desde distintos puntos de vista de los diferentes
personajes.
Como si se tratara de una Jujuy actual, en Los comensales aparece cuestionada
la familia Blaquier, dueños de Ledesma y cómplices fundamentales de la última
dictadura cívico militar clerical argentina. De hecho, gran parte de la historia
transcurre en un escenario que remite a dicho ingenio. La novela, publicada por
primera vez en Buenos Aires, en 1967, por la editorial Testimonio, comienza con
un fragmento del Archivo Capitular de Jujuy, texto que brinda un marco histórico a
la narración.
En su libro, Quién pudiera llegar a Ma Noa, publicado por Plus ultra en 1981,
Demitrópulos afirma: “la verdad no la da únicamente la documentación
historiográfica irrefutable, comprobada, sino también la dimensión imaginaria, la
fantasía del escritor y de todo hombre que pueda situarse en esa dimensión A
esto yo llamo la transhistoria, que es la que crea personajes y hechos ignorados,
subyacentes, anónimos que la historia no ha recogido porque se ocupa
solamente de héroes y prohombres.” Es así que la ficción en Demitrópulos va en
busca de la verdad histórica a través del híbrido de géneros y la recolección de
materiales diversos.
En el caso de Los comensales, la historia de Rosario, es mucho más que su
propia historia: es la historia de mujeres que padecen abusos, es la historia de un
pueblo que sufre a partir de una huelga y es también la historia que desarticula el
accionar de hombre y de mujeres víctimas dentro de ese entramado político y
social.  La novela no sólo va exponiendo estos vínculos con el entramado en esa
provincia, sino que cuestiona y problematiza el lugar de las mujeres que allí son
víctimas de la prostitución. En un país conmocionado, previo al ascenso del
yrigoyenismo, aparecen expresiones como “Desde los escritorios del ingenio se
gobierna la provincia” o “Moralidad, señores, es lo que falta a nuestros
gobernantes” en relación a la provincia de Jujuy y resultan dichos tan vigentes
como certeros.   
…………
https://piglia.pubpub.org/pub/23x0zbav/release/2
DEMITRÓPULOS, Libertad. Río de congojas, Fondo de Cultura Económica,
Ciudad de México, 2014
Prólogo by  Ricardo Piglia
Río de congojas
A pesar de nuestra pobre historia colonial —o a causa de ella—, la literatura
argentina puede jactarse de tres obras maestras que reconstruyen
imaginariamente la conquista española del Río de la Plata. Río de las
congojas de Libertad Demitrópulos es una de ellas —quizá la más pasional y la
más lírica—; las otras dos, inolvidables, son Zama de Antonio Di Benedetto y El
entenado de Juan José Saer. Las tres forman una suerte de inesperada trilogía
y se instalan en un territorio fantasmal, que está en el principio de nuestra
memoria histórica, delimitado por Buenos Aires, Asunción y Santa Fe.
Escritas a la manera de las crónicas de Indias, sus procedimientos renuevan la
forma de la narración apoyándose en tradiciones prenovelísticas. A diferencia
de otras novelas que se detienen en la minuciosa reconstrucción de época,
estos libros buscan sobre todo definir una voz y una entonación. Fue Marguerite
Yourcenar quien planteó, en ese sentido, el problema de la novela histórica con
mayor lucidez. “No se ha puesto de relieve que, aun cuando poseemos del
pasado una masa enorme de documentos escritos y documentos visuales, nada
en cambio nos queda de las voces anteriores a las primeras grabaciones
fonoeléctricas de finales del XIX” (“Tono y lenguaje en la novela histórica”).
En la literatura, se sabe, el efecto de verdad depende del lenguaje. El estilo y
las formas de enunciación de un relato definen mejor que nada la realidad de
una trama que intenta reconstruir el pasado. El libro de Libertad Demitrópulos
hace de la música verbal la clave de la historia, los narradores circulan y se
intercambian y van construyendo una trama compleja y abierta. Blas de Acuña,
centenario ya, rememora los hechos en la intemperie sin fin de un paraje
desolado junto a las ruinas de la primitiva ciudad de Santa Fe. Junto con él —ya
aludido en el título—, el río Paraná es uno de los protagonistas de la narración,
y el fluir lento de la corriente se entrevera con el ritmo cadencioso de la prosa.
La heroína de la novela, la mestiza María Muratore, casada con Blas y amante
de Garay, viaja con la expedición que va a refundar Buenos Aires. En ese
itinerario, se disfraza de hombre, une el amor con la guerra y vive múltiples
aventuras contadas con la rapidez y la vehemencia irónica de la mejor literatura
picaresca. Participa en fugas, raptos, enfrentamientos, es vendida y comprada,
huye y se pierde en el río pero reaparece vestida de soldado y muere con el
nombre de Fernán Gómez. Su cuerpo de mujer —como en las grandes
epopeyas mitológicas— persiste con la luminosidad final de la pasión. “Abrió la
armadura, retiró la ropa y ahí fue que aparecieron las dos palomas de ojos
rosados que eran sus tetitas. […] Sí, dos pechos de hembra, tibios y saltarines,
bañándose de sangre. Fernán Gómez: mujer; hembra. […] Se intrigó: ¿por qué
se hacía pasar por varón esa mujer? ¿Qué tanto hacía que ella se desvestía por
las noches sintiéndose lo que era y ocultando sus ansias, sola, en la hamaca?
¿Qué tanto se ceñía el busto y achicaba las caderas y peinaba su pelo largo y
negro en las oscuridades de la intimidad?”
Narrada con una prosa de gran intensidad, Río de las congojas revisa las
tradiciones y las leyendas de nuestra ficción del origen. Sensible a los avatares,
las estrategias de sobrevivencia y los modos de vida de los protagonistas
secretos de la Historia, el libro de Libertad Demitrópulos me ha hecho recordar
las preguntas del poema de Brecht: “¿Quién construyó Tebas, la de las siete
puertas?/ En los libros figuran solo los reyes./ ¿Acaso arrastraron ellos los
bloques de piedra?/ […] Quienes edificaron la dorada Lima ¿en qué casas
vivían?/ ¿Adónde fueron la noche que se terminó la Gran Muralla, sus
albañiles?”.
¿Y a Buenos Aires, entonces, quiénes vinieron a fundarla de nuevo en 1580?
¿Qué hombres, y qué mujeres, a quienes la historia ha olvidado? Río de las
congojas se plantea en sus páginas, implícitamente, esos interrogantes, y su
respuesta es a la vez sentimental, poética y política.
Agosto 25, 2014
https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-5528-2015-02-
08.html
DOMINGO, 8 DE FEBRERO DE 2015
TANTA SANGRE QUE SE LLEVÓ EL
RÍO
Por su búsqueda de un estilo que permite entretejer las voces de los desplazados y
marginados, Río de las congojas es una novela histórica diferente. Y también de las pocas
que en la literatura argentina abordó la conquista y la colonización del Río de la Plata.
Rescatada en la Serie del Recienvenido, dirigida por Ricardo Piglia, permite también volver
a enfocar la figura de su autora, la singular Libertad Demitrópulos, una escritora de culto
que renunció a la poesía por la narrativa pero no a un tono de fuerte lirismo experimental.
  Por Laura Galarza
“Hay que leer lo que no se ve en la superficie.” Así define Ricardo Piglia el espíritu de la Serie
del Recienvenido, que dirige para la Editorial Fondo de Cultura Económica y que se convirtió en
una especie de canon personal abierto a los lectores. “La serie intenta una pausa, un cambio
de velocidad en la vorágine de circulación de libros en el mercado.” En este caso la elegida
para ser rescatada es Río de las congojas, de Libertad Demitrópulos, una novela escrita en
1981 y que Piglia ubica junto con Zama, de Antonio Di Benedetto, y El entenado, de Juan José
Saer, como las tres obras maestras que reconstruyen imaginariamente la conquista española
del Río de la Plata.
Río de las congojas transcurre en Santa Fe, a orillas del río Paraná, donde se cuenta –anclada
en diferentes voces– la historia de María Muratore, mestiza amante de Juan de Garay (“El
hombre del brazo fuerte”), con quien viajará en la expedición que va a refundar Buenos Aires.
María está casada –aunque bajo protesta– con el también mestizo Blas Acuña. (“¿De qué sirve
la vida atada a un hombre que no amo?”) María es una mujer fuerte, con un pasado triste y que
de algún modo representa a todos los excluidos que a Demitrópulos le interesa contar:
huérfana, criada por un tutor que quiere desposarla, expulsada luego de la muerte de éste por
sus hijas, se va de Asunción a vivir a Santa Fe y cae en la casa de la modista Isabel Descalzo,
quien será –ella y su descendencia, hijos, nietos y bisnietos– quienes mantendrán vivo el mito
de María Muratore. A su vez, Isabel termina casada con Blas Acuña, otra de las voces de la
novela, que al momento de la narración ya es un abuelo que vive aferrado a “su muertecita”. La
muertecita, que fuera el amor de su vida en el pasado, no es otra que María Muratore, a la que
atesora enterrada en el fondo de su casa.
Libertad Demitrópulos nace en 1922 en Ledesma, Jujuy. Desde los 18 años trabaja como
maestra hasta radicarse definitivamente en Buenos Aires, donde estudia Letras y conoce al
poeta Joaquín Gianuzzi, con quien se casa y vive hasta la muerte de Demitrópulos, en 1998.
Un año antes de morir– había sufrido ocho operaciones del corazón–, al recibir el premio Boris
Vian por Río de las congojas, Demitrópulos se definió a sí misma como “una escritora solitaria”.
Tiempo más tarde, en un documental sobre su vida emitido por Canal 7, Gianuzzi habla de su
mujer con admiración: “Una personalidad fuerte, valiente, leal a sus convicciones que no
abandonó jamás. No hacía política literaria, no tenía mucha prensa pero tenía un consenso de
mucho respeto hacia su obra y hacia su persona”. Demitrópulos comienza por la poesía.
Publica Muerte, animal y perfume en 1951 (el mismo año en que se casa con Gianuzzi) aunque
será el primer y último libro de poesía que escriba. “No quería competir con él”, dijo Moira
Gianuzzi, una de las dos hijas de ambos. Y el poeta lo recuerda de ese modo en el documental.
“Ella lo decía un poco en broma, que era una forma de mantener la división del trabajo en el
hogar, pero después la atrapó la narrativa.” Así es que luego vinieron las novelas Los
comensales (1967), La flor de hierro (1978), Sabotaje en el álbum familiar (1984) y Un piano en
Bahía Desolación (1994). También publica la biografía Eva Perón, inspirada en el trabajo que
hace Demitrópulos en la escuela de Eva Perón (dicen quienes la conocieron que se hizo
militante en los años ’40, cuando vio la explotación de los zafreros en el ingenio Ledesma), y
una crónica, que en 1986 ya aborda el tema del narcotráfico: Quién pudiera llegar a Ma-Noa.
El mito que se cuenta en Río de las Congojas afirma que María Muratore muere peleando en
batalla disfrazada de hombre. “En la mediamuerte de las guazbaras, cercándonos los indios y
dándoles nosotros la guerra, se apersonaba la María al campamento, hombro a hombro con los
varones; venía a darles fuerza y a preparar la pólvora. Juan de Garay voceaba con ánimo las
órdenes, y nosotros, la tropa, íbamos ya corriendo entre las llamas, ya azuzando los caballos,
cada uno en su mandamiento de las armas dadas, cargando la bocona y disparando sobre esa
ola marrón hasta el fin de los alaridos.” Es –también– por este uso peculiar del lenguaje que a
poco de empezar a leer Río de las congojas el lector entiende que está ante una novela
histórica diferente. “En la literatura, se sabe, el efecto de verdad depende del lenguaje”, dice
Piglia en el prólogo. Demitrópulos recrea la lengua entreverando el tono poético –al cual se ve
que nunca renunció– con la historia y la memoria. “Ella suspira al recordar esas cosas de su
patria y permite que se le humedezca la pizarra de sus ojos hasta nomás enturbiarlos (cosa
que brillen); entonces va y saca del pecho uno de esos pañuelos como mariposas tan finos y
delicados, con sus iniciales bordadas, seca la humedad de las pestañas para que no le moleste
la contemplación de lo que a mí me está vedado.”
Otra de las particularidades de esta obra –que conjuga dimensión histórica con experiencia
literaria– son los sucesivos cambios en los planos temporales. Sin embargo, estos tiempos
parecen unidos por la memoria de la gente. “Lo que yo quiero es que el lector piense: ¿cómo,
ésta no se había muerto?, en ese sentido sigo la idea de la novela de aventuras”, ha dicho
Demitrópulos en relación con su estilo. Aunque también en este caso la memoria pareciera
funcionar como metáfora del presente en que fue escrita la novela. Sobre el final hay un
desaparecido que se lleva el río y “nadie podía explicar a dónde llevó su cuerpo la corriente”.
Sumado al epígrafe del poeta griego Yannis Ritsos, que alude a la necesidad simbólico-cultural
de que los pueblos entierren a sus muertos.
La historia que a Libertad Demitrópulos le interesa contar no es la de los libros de historia, sino
aquella que se teje en los márgenes. “Al mestizo –decía Garay– tenerlo aislado; comida
bordeando la escasez; dormir lo mínimo; ayuno riguroso; rezo suficiente; nada de cantar ni
fumar ni holgar. Un día pasados muchos años –seguía diciendo–, en pago adjudicarle una poca
de tierra, la más árida y seca, bien retirada de la plaza y del centro de la ciudad. Y si protestan
quitársela. Si amenazan prenderlos. Si revolucionan, colgarlos.” Demitrópulos es una
experiencia de lectura particular, una autora que hay que conocer. En estos tiempos donde aún
buscamos afuera la razón de nuestra existencia como pueblo, Demitrópulos acierta al escribir:
“El mestizaje no es únicamente un alboroto de sangre: también una distancia dentro del
hombre, que lo obliga a avanzar, no sobre caminos, sobre temporalidades”.