Examen final de Historia Política y Social Latinoamericana
Universidad de Belgrano
Alumno: Matias Alfonso
Profesor: Fernando Suarez
Fecha de entrega: 10 de julio de 2023
Objetivos:
*Realice un ensayo interpretativo con tema libre que transcurra durante el período
1945-2010. El mismo debe incluir al menos dos países latinoamericanos en el análisis
(Argentina excluida, aunque puede incorporarse como un tercero). El ensayo deberá
contar con una hipótesis explicativa explícita (por ejemplo: la desigualdad económica
atentó contra la consolidación de la democracia). Se valorará el uso de fuentes
documentales adicionales, así como la calidad y rigurosidad de la investigación.
Tema escogido: Las artes como movimiento contestatario de las dictaduras en
los 70’ y 80’
Países: Argentina, Chile y Uruguay
Introducción
En este trabajo se buscará analizar el ya supuesto hecho de que las artes y medios de
comunicación fueron el principal opositor a los gobiernos militares de la década del 7º y
80 en Argentina, Chile y Uruguay. Para esto, debemos situarnos décadas antes,
vislumbrando las condiciones políticas y económicas previas a los respectivos golpes,
las medidas que tomaron las dictaduras para cada caso y cada área y la respuesta de sus
afectados.
Planteo además que esta censura estaba inspirada en décadas de “desvío” de las
generaciones jóvenes de los valores de dios, patria y familia que los militares defendían.
Este no fue para nada un fenómeno local ni surgido exclusivamente como modo de
respuesta a las ascendentes dictaduras, sino más bien una ramificación de un fenómeno
global. Todo esto es bien resumido si vemos al plano social, los jóvenes se alineaban al
despreciado “movimiento hippie” en contra de la conservadora sociedad gerontocrática
que los lideraba y guiaba a su país a una inminente destrucción, del cual ellos no
querían ser parte, pues practicaban la no violencia. Sus consumos es donde esta rebelión
hacia eco, con la importación de géneros musicales disruptivos como el rock and roll, el
punk o el heavy metal, la compra de revistas de humor o para adultos como Playboy o
MAD y las películas que demonizaban la sociedad del “terror rojo” (Poiger, 2000). Ni
que hablar también del protagonismo tomado por las clases medias y altas en la
conquista de derechos afroamericanos, inspirados en su amplia mayoría en discursos
que señalaban al capitalismo como el culpable de su opresión. Es este el punto central
donde girará en torno el trabajo desarrollado, adaptado al contexto de los países del
Cono Sur.
Desarrollo
Un primer punto de desacuerdo con la hipótesis se ve en el análisis de la situación
uruguaya en los años antes del golpe formal. El presidente constitucional Jorge Pacheco
Areco adoptó ni bien asumió (en 1967) las Medidas Prontas de Seguridad contra la
libertad de expresión, clausurando el diario Época y el semanario El Sol por sus
afiliaciones al comunismo internacional y sus publicaciones claramente socialistas.
También el humor era considerado especialmente por la prensa de izquierda una
herramienta de comunicación política, satirización de los políticos y partidos
tradicionalmente de derecha y nuevos estandartes de reclamaciones frente a la crisis
económica, el fraude electoral y la censura en sí, donde algunos personajes ficticios
trascendían las páginas y protagonizaban discursos de lucha (Von Sanden, 2015)
El 15 de Abril de 1972 el Congreso suspende garantías individuales además de ceder
enormes atribuciones a las fuerzas armadas para poder así declarar el estado de guerra
interno. Finalmente, el 27 de junio de 1973 el presidente Bordaberry lanza el decreto
n°464/973 mediante el cual disuelve las Cámaras de Diputados y Senadores, restringe la
libertad de expresión y prensa sin ningún tapujo (Articulo 3°) y otorga todas las
funciones ejecutivas, legislativas y judiciales al Consejo de Estado, compuesto por él,
sus ministros esenciales y los lideres de las fuerzas armadas, gestando así el golpe.
La música por el contrario fue una de las mas beneficiadas en este desolador contexto.
Para los que tenían un vínculo con la militancia política y recurrieron al exilio, porque el
vivir de la música aún podía darse del otro lado del charco. Esta es la salida que
eligieron algunos como Daniel Viglietti, Alfredo Zitarrosa (Uruguay); Mercedes Sosa,
Horacio Guarany (Argentina) o José Asunción Flores (Paraguay). Otros simplemente
fueron instados a bajar el tono de sus canciones, evitando incurrir en letras que hicieran
alusión al suicidio, pensamientos no católicos, reclamos por minorías, rebeldía juvenil o
marxismo y revolución. En algunos casos más extremos como el de Argentina, se
prohibieron las bandas de origen inglés.
Sin duda alguna, un fenómeno que puede parecer extraño es que el número de clausuras
se redujo después del golpe de estado de 1973, lo cual se ha leído simplemente como
“un indicador de los resultados que alcanza la dictadura con su política, un indicador del
éxito de la autocensura que se imponen los medios impresos” (Albistur, 2019).
Milanesio (2021) lleva este caso al ejemplo argentino donde no hubo una censura
progresiva, sino que la Junta Militar soltó todas sus políticas al unísono y con directas
amenazas de encarcelamiento, escarmiento o destierro a quienes las incumpliesen,
operando principalmente con las cabezas de cada grupo editorial o canal de televisión,
generando así el efecto miedo y autocensura deseados.
En los 3 países se crearon instituciones estatales que suponían el intermediario entre el
productor y la sociedad civil, donde todo se filtraba gracias a la fuerte influencia
conservadora y de las esferas eclesiásticas. La sexualidad, los contenidos suicidas,
defensa de las minorías étnicas, historia marxista y revolucionaria y hasta modas como
el pelo lago.
La sincronía de los gobiernos dictatoriales en Latinoamérica sirvió sin duda en este
efecto de autocensura, pues la única forma de seguir pensando sin temor a represalias
era desde el exterior y lo mas cerca posible de casa. La caída del gobierno democrático
argentino en 1976 y la colaboración de La Junta en la persecución de disidentes de estos
países (Centro Clandestino Automotores Orletti) cerró la puerta a los exiliados
paraguayos y uruguayos en Buenos Aires, teniendo que buscar un nuevo destino
dejando única alternativa Cuba o Europa. La dificultad de esta vida en el exilio obró en
el menguar de los discursos opositores.
Preservar la moral en los medios de comunicación y en las artes era una tarea aun mas
larga y complicada que la lucha en contra de las guerrillas, porque aquellas esferas eran
naturalmente rebeldes, turbulentas y difíciles de controlar.
Conclusión
No podemos negar que los 3 gobiernos dejaron en mayor o menor cantidad, una
seguidilla de desapariciones, torturas y violaciones de derechos humanos que no pueden
repetirse jamás. Nunca sabremos tampoco que porcentaje de la sociedad civil de la
época era consciente de estos sucesos, pero si sabemos que el gobierno nunca dudo en
querer mantener un perfil bajo absoluto, disfrazándolo con atentados o militancia
comunista. Por esto mismo, en su mayoría evitaban chocar y atacar a figuras con peso
público y cuya desaparición generara una verdadera incertidumbre y repudio colectivo,
manteniendo sus ilícitas actividades al margen de la sociedad que no tenía un escudo
mediático que los salvara del terror.
*Algunas de las expresiones artísticas más prominentes de la época. entendidas como
música, cine, la literatura y hasta el teatro o la pintura.
*Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti y Eduardo Galeano
Cristina Peri Rossi y Mario Delgado Aparaín
https://www.lr21.com.uy/politica/1113101-mario-delgado-aparain-en-dictadura-fue-
conmovedor-ver-como-la-gente-resistia-en-silencio “Escribir era imposible que no se
convirtiera en un acto de resistencia. Muchos participábamos, sin querer, de un mismo
lenguaje, lleno de códigos y de escrituras entrelíneas”
*En Argentina, que los artistas reclamen por los desaparecidos ya en la propia dictadura
contrarresta el relato victimizante que la sociedad civil “no sabia lo que estaba pasando”
*Gustavo Santaolalla, León Giecco, María Elena Walsh.
*Desventuras en el País Jardín-de-Infantes. El rock como prohibido
Es verdad que no toda censura procede "de arriba" sino que, insisto, es un antiguo
deporte de amanuenses intermedios. Pero el catonismo oficial favorece —como la
humedad a los hongos— la proliferación de meritorios y culposos. Unos recortan y
otros se achican. Y entre todos embalsamamos las mustias alas de cóndor de la
República. No es ejemplo actual sino intemporal, digamos, el del taxista calvo que
"fusilaría a los muchachos de pelo largo". El del culto librero que una vez, al pedirle un
libro feminista, me reprochó: "Vamos, no va a ponerse a leer esas cosas..." ("Nena, eso
no se toca.") O el del director de una sala que exigió a un distinguido coreógrafo que no
incluyera "danza demasiado moderna ni con bailarinas muy desvestidas". ("Nene, eso
no se hace.")
Bibliografía
Albistur, G. et al. (2019). Dictadura y resistencia. La prensa clandestina y del exilio
frente a la propaganda del Estado en la dictadura uruguaya (1973-1984). Editorial
bibliotecaplural.
Milanesio, N. (2021). El Destape. La cultura sexual en la Argentina después de la
dictadura. Siglo Veintiuno editores.
Poiger, U. (2000). Jazz, Rock and Rebels. University of California Press
Von Sanden, C. (2015). No fue chiste. Humor gráfico durante el período autoritario
previo a la dictadura cívico-militar en Uruguay (1967-1973). Revista de la Red de
Intercátedras de Historia de América Latina Contemporánea
Walsh, M.E. (1979). Desventuras en el país Jardín-de-Infantes. Diario Clarín.