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La mujer en la revolución
Las mujeres han sido las grandes olvidadas, sin embargo, su papel en la historia de
todas las civilizaciones ha sido fundamental.
Aunque muchos escritos sitúan el comienzo del movimiento feminista décadas
después, en el siglo XVIII se produjeron las primeras manifestaciones públicas de
las mujeres por la lucha de sus derechos, se originó un fuerte protagonismo por su
parte en los hechos revolucionarios.
En estos años, se iniciaron marchas armadas de mujeres en Francia cuya
pretensión era conseguir no ser excluidas de la vida política y alcanzar una
educación igualitaria para hombres y mujeres, sin embargo, sus peticiones fueron
rechazadas.
Revolución francesa
Con la Revolución Francesa, se motivó la Declaración de los Derechos del Hombre
y del Ciudadano de 1789, este hecho provocó el malestar de muchas mujeres que
vieron cómo fueron excluidas de esta declaración.
la labor de la escritora francesa Olympe de Gouges (1748-1793) Según ella replicó el
texto “Historia del movimiento de liberación de la mujer”, el texto decía que la de
la Declaración escrita sobre la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la
Ciudadana en 1791.
Por su parte, la escritora y filósofa inglesa Mary Wollstonecraft (1759-1797),
también desempeñó un papel importante a través de su Vindicación de los
Derechos de la Mujer, texto que con el tiempo ha sido considerado por muchos
como el fundador del feminismo.
Con esta primera ola del feminismo el objetivo era evitar la desigualdad tanto en la
educación como en la jerarquía de derechos entre hombres y mujeres. La
reivindicación dio sus frutos y años después las mujeres fueron incluidas en la
Declaración de los Derechos Humanos. Este logro conllevó que se iniciase una
corriente de pensamiento que consideraba que las diferencias entre hombres y
mujeres no eran naturales, como se pensaba hasta ese momento, sino culturales.
Por lo que una educación igualitaria haría pareja a ambos sexos.
El fruto principal de estos años fue que el problema de la mujer pasó de tratarse de
una queja individual a un problema colectivo estos movimientos no fueron bien
vistos y se inició una persecución y represión hacia ellos.
De este modo, se prohibió la aparición de mujeres en cualquier tipo de actividad
política e incluso algunas de sus líderes fueron encarceladas y ejecutadas, como fue
el caso de Olympe de Gouges, guillotinada en 1793 a principios del siglo XIX.
El Código Civil Napoleónico de 1804 se extendió por toda Europa y, a través de él
se negaban todos los derechos conseguidos por la mujer durante los años
anteriores, además de dictaminar una serie de leyes discriminatorias, se
consideraba que las mujeres debían prestar obediencia a sus maridos, y que por
naturaleza debían estar excluidas del derecho de ciudadanía. Asimismo, el hogar
pasó a ser definido como el ámbito exclusivo de la actuación femenina. Además, se
prohibieron las reuniones de más de cinco mujeres
A pesar de la represión, muchas mujeres siguieron organizándose de forma
clandestina. En la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, surgió la
denominada Segunda ola del feminismo. Esta segunda ola se inició principalmente
en Estados Unidos, Reino Unido y algunos países de América Latina, aunque poco
a poco fueron influyendo en el resto de países.
El feminismo empezó a convertirse en un movimiento social de carácter
internacional. Uno de los principales objetivos que se persiguieron fue el derecho al
voto, de ahí que esta segunda ola también sea conocida como sufragismo.
En Estados Unidos, el movimiento feminista estuvo inicialmente relacionado con el
movimiento abolicionista, ya que años atrás hubo mujeres que unieron sus fuerzas
en la lucha contra la esclavitud. En 1848 se aprobó en Nueva York la Declaración de
Seneca Falls, también conocida como la Declaración de Sentimientos, en la que
apelaban a una única ley natural que consideraba que los hombres y mujeres son
creados de la misma manera y deben tener acceso a los mismos derechos. En este
sentido, podemos destacar la labor de las activistas Lucretia Mott (1793-1880) y
Elizabeth Cady Stanton (1815-1902).
En estos momentos la lucha se centraba en conseguir derechos civiles iguales a los
del hombre como la igualdad de educación, así como acceder al sufragio universal.
Consideraban que alcanzando el derecho a voto tendrían más fácil ir consiguiendo
el resto de los propósitos. Además de mediante escritos y publicaciones, las
mujeres comenzaron a defender sus derechos en masa, y de este modo es como se
empezaron a producir las primeras manifestaciones feministas.
Finalmente, en 1920, lograron el sufragio femenino. En Europa, el movimiento
sufragista más importante se produjo en Reino Unido, el sufragio se consiguió en
1918, pero con muchas limitaciones, y no fue hasta diez años después cuando las
mujeres consiguieron este derecho en igualdad de condiciones que los hombres. Al
llegar a su fin la primera Guerra Mundial, las mujeres fueron consiguiendo el
derecho al voto en otros países del mundo. En el caso de España llegaría finalmente
en 1931 con la Segunda República. De las grandes potencias europeas solamente
Francia e Italia se quedaron atrás, consiguiendo el sufragio femenino en 1944 y
1945, respectivamente.