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Revista Chagual 10

Este documento presenta una editorial del director del Jardín Botánico Chagual sobre las actividades realizadas durante el año 2012, con énfasis en la educación ambiental y el conocimiento del patrimonio vegetal chileno. Se destaca el trabajo con escuelas certificadas ambientalmente a través de visitas guiadas lúdico-pedagógicas. También se menciona la visita de autoridades del Ministerio de Medio Ambiente interesadas en colaborar en la conservación de especies y en difundir el conocimiento generado por la investigación. El director conclu
Derechos de autor
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Revista Chagual 10

Este documento presenta una editorial del director del Jardín Botánico Chagual sobre las actividades realizadas durante el año 2012, con énfasis en la educación ambiental y el conocimiento del patrimonio vegetal chileno. Se destaca el trabajo con escuelas certificadas ambientalmente a través de visitas guiadas lúdico-pedagógicas. También se menciona la visita de autoridades del Ministerio de Medio Ambiente interesadas en colaborar en la conservación de especies y en difundir el conocimiento generado por la investigación. El director conclu
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Año X, número 10

Diciembre 2012

10
Año X, número 10
Diciembre de 2012

Directora
Antonia Echenique Celis
Foto portada:
Editores Odontoglossum crinitum Rch.b.f
M. Victoria Legassa Classen y Andrés Moreira-Muñoz (Sergio Elórtegui Francioli)

Editor invitado
Sergio Elórtegui Francioli

Edición de estilo
Carolina Teillier Arredondo

Diseño y diagramación
Gabriel Valdés Echenique & Alejandra Norambuena Montiglio

Impresión
Andros Impresores
Santa Elena 1955, Santiago, Chile

Precio de suscripción: $ 5.500 + envío


Precio compra directa: $ 6.000

Se ofrece y acepta canje de publicaciones análogas


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© Corporación Jardín Botánico Chagual


ISSN: 0718-0276
Inscripción Nº 136.662
Comodoro Arturo Merino Benítez 3020, Vitacura,
Santiago, Chile.

La reproducción parcial o total de esta revista debe


ser autorizada por los editores.
mvlegassa@gmail.com
amoreira@geo.puc.cl

www.chagual.cl
Conte nidos
EDITORIAL
Año X, número 10 / Antonia Echenique 3
Diciembre 2012
ACTUALIDAD
Jardines botánicos y conciencia medioambiental

10
/ Thomas Heyd 4

INTERNACIONAL
El Orquideario del Jardín Botánico de Quito
/ Sergio Elórtegui Francioli 17

GÉNEROS CHILENOS
Estado del conocimiento de las orquídeas chilenas
/ Patricio Novoa 24

DIVERSIDAD
Orquídeas del valle de Angol y la cordillera de Nahuelbuta
/ Christian Romero, Cristian Atala Bianchi & Guillermo Pereira Cancino 28

CONSERVACIÓN
Orquídeas, la efímera belleza de Torres del Paine
Proyecto “Las orquídeas del Parque Nacional Torres del Paine:
monitoreo y ecoturismo para la conservación de la biodiversidad”
/ Osvaldo J.Vidal,  Viviana Bauk & Marcela Vásquez 32

EDUCACIÓN
Estudio fenológico de Bipinnula fimbriata en Dunas de Concón
(litoral de Chile central):  Aportes científicos de la escuela para la puesta
en valor de un santuario de la naturaleza
/ Genoveva Medel Bravo, Maddalena Muzio Vitali & Bruce Swain Harrison 35

FLORICULTURA
Mejoramiento genético de orquídeas chilenas
Protocolo de micropropagación de Gavilea glandulifera
/ Ximena Calderón Baltierra 40

GAJES DEL OFICIO I


Gavilea insularis, la orquídea de Masafuera
Crónica de un reencuentro
/ Sergio Elórtegui Francioli 48

GAJES DEL OFICIO II


Conociendo las orquídeas chilenas. Entrevista con Gosewijn
/ Mélica Muñoz Schick 53

MICRODIVERSIDAD
Musgos, hepáticas y antocerotas:
un mundo de aplicaciones por conocer y conservar
/ Jorge Cuvertino-Santoni, Eduardo Olate & Gloria Montenegro 61

PROPAGACIÓN
Efecto de la temperatura de cultivo sobre la germinación de mericarpos
y semillas de Tarasa umbellata
/ Ángel Cabello & Daniela Suazo 69

CONGRESOS, SEMINARIOS Y TALLERES


Primer Seminario de Viveros Ornamentales
/ Estela Cardeza 76

LIBROS
Recomendados por la revista Chagual 78

ACTIVIDADES DEL PROYECTO


Noticias vinculadas al Jardín Botánico Chagual 79
Chloraea disoides Lindl. Foto: Christian Romero
EDITORIAL 3

Editorial

E n una perspectiva anual, durante este año 2012 el Jardín Botánico concentró parte de su esfuerzo en el desarrollo
y la consolidación de uno de sus tres objetivos estratégicos: la educación medioambiental y el conocimiento del
patrimonio vegetal de la zona central de Chile.
Trabajamos sistemáticamente con niños de colegios de la Región Metropolitana, en especial con colegios con certifica-
ción ambiental, SNCAE (Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Establecimientos Educacionales), establecimien-
tos que han sido evaluados por estándares ambientales en su currículum pedagógico, gestión y relaciones con el entorno.
Junto con la Fundación Sendero de Chile, aunando esfuerzos, capacidades y experiencias en el ámbito educacional
y medioambiental, desarrollamos un interesante programa de visitas guiadas que se caracterizaron por su naturaleza
lúdico-pedagógica, aplicada a estudiantes de la educación básica. Todo ello con el fin de sensibilizar a estas nuevas
generaciones sobre la importancia de ir desplegando una cultura para la sustentabilidad, la promoción de valores y la
conservación del medioambiente; y sobre todo para aprender a apreciar nuestro patrimonio natural mediante el cono-
cimiento empírico de las especies —sus nombres, sus formas y hábitos—, así como también para la familiarización con
sistemas simples de propagación de algunas especies nativas.
Al finalizar estas actividades nos propusimos que esta rica experiencia pedagógica se profundizara y sistematizara
durante el próximo año, y dimos a conocer esta voluntad de acción a esferas gubernamentales como el Ministerio de
Medioambiente.
En este contexto, visitaron el Jardín Botánico por primera vez tanto la ministra del Ministerio de Medioambiente,
Ignacia Benítez, como el subsecretario Ricardo Yrarrázabal, quienes con mucho interés conocieron in situ el quehacer
de la institución. Percibimos una genuina actitud de colaboración en el desarrollo de este proyecto, especialmente en
el área de manejo y propagación de especies vulnerables que forman parte de las colecciones del Jardín Botánico; e
igualmente, en el conocimiento que se deriva de la actividad investigativa que se realiza en el laboratorio, y que estará
a disposición de la ciudadanía a través de un renovado sitio web institucional.
Otro aspecto destacable en el quehacer del Jardín Botánico es la colaboración con la población escolar y docente
más allá de su propia área, pues se incorporaron a actividades lúdicas y medioambientales otras comunas de la Región
Metropolitana, como Maipú y áreas aledañas (Quebrada de la Plata). Para el Jardín Botánico, la difusión de los valores
medioambientales y el conocimiento del patrimonio natural más allá de sus fronteras es un reto necesario y de gran
potencial, que además promueve un cambio de actitud en niños demasiado acostumbrados a ambientes urbanos y muy
alejados del ámbito natural. Sin duda, esto enriquece la calidad de vida de los santiaguinos.
Todo ello augura, por primera vez, un interés de parte de instituciones de Gobierno relacionadas con nuestros
quehaceres, en pro del desarrollo de nuestra misión y del proyecto mismo en un mediano plazo.

Antonia Echenique Celis


Directora Ejecutiva
Jardín Botánico Chagual
4 ACTUALIDAD

Jardines botánicos y conciencia medioambiental1

Thomas Heyd
Departamento de Filosofía
Universidad de Victoria, Canadá
heydt@uvic.ca

California, de la zona central de Chile, y del sur y suroeste


Introducción de Australia.3 Pero en el jardín Strybing, el aire húmedo y
frío que llega desde el cercano océano Pacífico también me
permite adentrarme en una arboleda de secuoyas centena-

P asear por el Jardín Botánico Marimurtra, que pende


sobre las rocas de la Costa Brava, en Catalunya, es
recorrer un peculiar país de las maravillas.2 Poco después
rias, similares a las arboledas de abetos tipo Douglas que
conozco de mi hogar actual en la costa oeste de Canadá.
Entrar en un jardín botánico es entrar en lo que Mi-
de atravesar un área donde crecen especímenes subtropi- chel Foucault llama una “heterotopía”, es decir, un espacio
cales, con algunas secciones dedicadas a la flora endémica que compite con todos los otros espacios y es “tan perfecto,
de las islas Canarias y otras secciones plantadas con cactus meticuloso y bien ordenado como [nuestros espacios or-
de México y California, contemplo las esbeltas palmeras dinarios] son desordenados, mal construidos y confusos”;
chilenas y, no mucho más allá, unas imponentes araucarias es entrar en un espacio a la vez perfecto y real (Foucault
de los Andes. Luego, justo al girar la esquina, me sale al 1986). Los jardines botánicos nos ofrecen espacios que
encuentro el entorno de mi infancia: el maquis que cubre jamás encontraríamos en entornos agrícolas o urbanos, ni
los montes semiáridos de las costas del mar Mediterráneo. tampoco en la naturaleza virgen, ya que resultaría imposible
Y a medida que continúo recorriendo el camino, los hallar tal diversidad de especies y, menos aún, procedentes
carteles me informan de que estoy atravesando la malle de todos los lugares del mundo, en el espacio limitado de
australiana, el finbos sudafricano, el chaparral californiano un entorno natural. Estos espacios creados por la mano
y el espinal chileno. humana son también diferentes del resto de jardines, en
Nueve zonas horarias más hacia el oeste, en el Stry- tanto que las plantas que los componen no están simple-
bing Arboretum, un jardín botánico situado en el parque mente dispuestas para ofrecernos un conjunto decorativo
Golden Gate de San Francisco, encuentro una muestra de pensado para deleitar la vista de quienes las contemplan.
plantas procedentes de las cinco áreas de “clima medite- Los jardines botánicos parecen profundamente paradójicos:
rráneo” de nuestro planeta, es decir, plantas de los países nos presentan una naturaleza que no surge de manera natural,
que rodean el mar Mediterráneo, de Sudáfrica, del sur de y que es producto humano sin ser artificial.4

1
Traducción de Marta Tafalla. Revisión de Carmen Rodríguez Cameselle.
2
Véase <http://www.jbotanicmarimurtra.org/>.
3
Véase <http://www.strybing.org/>.
4
En ese sentido comparten algo de las tensiones ontológicas que también se hallan, por ejemplo, en paisajes restaurados y en jardines
japoneses (véase Heyd 2002). El profesor Frank Felsenstein, de la Ball State University, señala que el “gabinete de curiosidades”, que “era
muy popular entre literatos y científicos en los siglos XVII y XVIII”, también podría “ser descrito como ‘artificios que no son artificiales’”
(carta de Frank Felsenstein a Thomas Heyd, 19 de mayo de 2005).
J a r d i n e s b otá n i co s y co n c i e n c i a m e d i oa m b i e n ta l • H e y d 5

Figura 1. Jardín de helechos, Royal Botanic Garden Edinburgh © S. Elórtegui.

Estas características desconcertantes nos conducen de la palabra para definirlo como un espacio cerrado o
a cuestionarnos qué es un jardín botánico, qué funciones vallado.6 Sin embargo, dado que existen muchos jardines
cumple y cuál es su significado en nuestras sociedades. A que no cumplen de manera clara con el requisito de
continuación comienzo por intentar responder qué es un estar cerrados, es necesario buscar otros criterios, como
jardín y qué distingue a un jardín botánico del resto de por ejemplo que el jardín es un espacio diseñado, o que
jardines; posteriormente propongo considerar los jardines contiene plantas vivas, o que se encuentra al aire libre.7
botánicos desde tres perspectivas distintas; y concluyo con No obstante, la facilidad con que pueden encontrarse
una discusión sobre las maneras en que los jardines botá- contraejemplos para cada una de estas propuestas plantea
nicos pueden contribuir a hacernos ver las plantas como la duda de que realmente sea posible hallar una definición.
sujetos, y no como simples objetos. Así que, finalmente, uno acaba por aceptar aquella con-
cepción inspirada en la teoría de los juegos de lenguaje
de Wittgenstein, según la cual un jardín debería tener
algunas de las características claves, pero sin que ninguna
Jardines y jardines botánicos de ellas sea necesaria ni suficiente.8 De esta manera, po-
demos definir los jardines como un tipo de espacio que
puede estar delimitado de maneras más o menos explícitas,
En qué consiste un jardín en tanto que jardín es una cues- puede tener plantas pero no es necesario que las tenga, puede
tión debatida.5 A menudo se recurre al origen etimológico estar explícitamente diseñado pero también puede haberse

5
Según la Gran Enciclopèdia Catalana (1988), el jardín es “Espacio de terreno delimitado, ordenado y plantado con plantas ornamentales
(a diferencia del jardín agrícola, que tiene plantas productivas) que se destina a esparcimiento de los usuarios de una vivienda (jardín
privado) o de todo el vecindario (jardín público)” (traducción del catalán por Carmen Rodríguez Cameselle).
6
Véase Van Erp-Houtepen 1986.
7
Véase, por ejemplo, Miller 1993, cap. 1; Ross 1988, cap. 2; y Hunt 1998. Véase también Leddy 1988. Igualmente, resulta de interés
Turner 2005 (debo esta sugerencia a Beverly Brown).
8
Ross (1993) argumenta de manera similar.
6 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 4 -16 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

pedias no nos ayudan mucho para determinar su carácter


específico. La Nueva Enciclopedia Británica, por ejemplo,
dice que un jardín botánico es el lugar de “una colección
de plantas vivas diseñada principalmente para ilustrar las
relaciones entre grupos de plantas” (New Encyclopaedia
Britannica 2002: 407).11 En un diccionario de jardinería de
horticultura se admite la dificultad de definir lo que es un
jardín botánico, y eventualmente hace referencia a un texto
producido por la Unión Internacional para la Conservación
de la Naturaleza (IUCN), que lo define como “un jardín que
contiene colecciones de plantas ordenadas y conservadas
científicamente, por lo general documentadas y etiquetadas,
y que permanece abierto al público para usos recreativos,
educativos y de investigación”.12 Un énfasis similar en la
función es el que ofrece la Enciclopedia de historia y diseño
de los jardines del Jardín Botánico de Chicago, que define los
jardines botánicos como “colecciones de plantas vivas que
en la actualidad poseen cuatro funciones básicas: la investi-
gación científica, la educación en botánica y en horticultura,
el ocio y la estética paisajística” (Sim 2001: 172).
Observando la evolución histórica de los jardines
botánicos, nos damos cuenta de que proceden de los
jardines medicinales medievales, pequeños jardines con
diversas plantas curativas adjuntos a los monasterios.
Figura 2. Araucaria Araucana proveniente de la cordillera de Nahuelbuta, Como sostenía magistralmente John Prest (1981), el
Chile. Cultivada en el Royal Botanic Garden Edinburgh © S. Elórtegui.
descubrimiento, a fines del Renacimiento, de plantas
antes desconocidas procedentes de tierras lejanas, llevó
generado de maneras menos sistemáticas, etcétera.9 Quizás a los europeos a intentar recrear el Jardín del Edén. La
la idea más fundamental es que un jardín está cuidado, o suposición era que esas tierras descubiertas en América y
lo ha estado, y no es enteramente “salvaje”,10 aunque uno otros lugares, nuevas para los europeos, podían contener las
puede plantearse cuál es el grado de “cuidado” necesario especies perdidas, presentes originalmente en aquel famoso
para que podamos hablar de jardín. (Un espacio donde se primer jardín. Una amalgama de la noción del Edén y de
han plantado árboles y hortalizas en un momento dado, jardines míticos, tal como los describían Virgilio y otros
y luego se ha dejado a su aire, ¿continúa siendo un jardín autores de la antigüedad clásica europea, llevó a fusionar
un año después? ¿Y cinco años después? ¿Y al cabo de la idea del Edén con la idea de los jardines vallados que
diez o cincuenta?) los antiguos griegos conocían como “paraíso” (noción que
Los jardines botánicos son jardines, pero de un tipo adoptaron tras sus propios viajes transcontinentales a Asia
especial. Las definiciones que encontramos en las enciclo- y su encuentro con la cultura persa).13

9
Qué características son consideradas “clave” depende de las particularidades culturales de la sociedad que está implicada en la creación
de ese espacio en cuestión, así como de los propósitos de quienes están discutiendo el concepto. Dicho de manera breve, definir qué
cuenta y qué no cuenta como jardín depende de manera contundente de factores de interpretación.
10
Debo esta observación a John D. Ambrose (carta de John D. Ambrose a Thomas Heyd, 26 de mayo de 2005). Véanse también Pollan 1992.
11
Véase también el apéndice con una definición proveniente del PROA temática, Gran Enciclopèdia Catalana.
12
New Royal Horticultural Society Dictionary of Gardening 1992: 375, que cita Botanic Gardens Conservation Secretariat, Botanic Gardens
Conservation Strategy (International Union for the Conservation of Nature (IUCN) Botanic Gardens Conservation Secretariat, 1989).
Como señala Ambrose, la documentación sobre las colecciones de plantas en los jardines botánicos incluye información sobre la pro-
cedencia de los especímenes salvajes, la verificación de su identidad, cómo sobreviven los inviernos duros, etcétera. Estas características
ofrecen una importante “diferencia básica respecto a los jardines de muestra” de diseño (carta).
13
Hargrove argumenta que la introducción de especies exóticas en los jardines europeos obligó “a los entusiastas de la jardinería a aceptar
un nuevo estándar de belleza más salvaje” (1989: 83).
J a r d i n e s b otá n i co s y co n c i e n c i a m e d i oa m b i e n ta l • H e y d 7

Pero los jardines botánicos actuales tienen también mundo natural. A continuación hago una introducción
entre sus predecesores otras variedades de jardines que se más amplia de estas tres perspectivas.
desarrollaron posteriormente. Por ejemplo, se hacían jar-
dines en los que se reunía una gran diversidad de plantas
exóticas, y se mantenían como un almacén viviente, pen-
sados para abastecer a los poderes coloniales en expansión, Tres perspectivas
especialmente Gran Bretaña, de plantas productivas (como
el cacao o el té) para diseminarlas por los territorios que
habían ocupado por todo el mundo.14 Algunos jardines con a) Los jardines botánicos como exposiciones recreativas
plantas “exóticas” como los limoneros, instalados en puntos
cruciales (como el extremo más meridional de Sudáfrica) En la cultura europea, los jardines botánicos han desarrollado
jugaron un papel extremadamente importante al proteger una importante función recreativa; y lo han hecho de mane-
a los marinos británicos de los estragos del escorbuto. Aún ras muy diversas, incluso como fuente de inspiración para
más, tal como menciona Loren Russell, “muchos de los la poesía.18 Actualmente, debido al crecimiento urbanístico
grandes jardines botánicos actuales son descendientes direc- y la consecuente reducción de espacios naturales vírgenes,
tos de propiedades privadas, cuyas colecciones [resultaron ha ido ganando en popularidad, tanto entre el público en
de] una combinación de codicia (o consumo conspicuo) general como entre algunos expertos en jardinería, la idea de
y entusiasmo por la historia natural. [Eran] equivalentes a que las colecciones de plantas de los jardines botánicos sean
los ‘gabinetes’ de historia natural, que luego darían lugar consideradas como exposiciones con una función recreativa.
a los museos de historia natural”.15 Ya en 1956 se argumentaba en la American Journal
Eventualmente, algunos jardines que contenían of Botany que, debido a la pérdida de importancia de los
grandes colecciones de plantas se convirtieron en insta- jardines botánicos desde un punto de vista puramente
laciones de investigación asociadas a universidades. Sin científico, esos lugares deberían ser promovidos para que
embargo, con el giro hacia una investigación cada vez contribuyeran al bienestar humano por otras vías, inclusive
más dependiente de técnicas de laboratorio, mantener como “instalaciones […] para un recreo pasivo, educativo,
colecciones de plantas vivas se fue haciendo relativamente cultural y meditativo” (Seibert 1956: 738). La idea de que
irrelevante para la investigación botánica,16 con la conse- los jardines botánicos obedecen a propósitos recreativos
cuencia de que en muchos lugares los jardines botánicos encontró eco un año después en la misma revista, en un
vieron muy reducidas sus fuentes de financiación. 17 artículo que lamentaba que no se estaba haciendo lo su-
Recientemente ha tenido lugar un renacimiento de los ficiente para llegar al público. La sugerencia del autor era
jardines botánicos de dos maneras independientes: por desarrollar un programa de cursos para un público amplio,
una parte, como espacios de recreo, y por otra, para la abordando temas que iban desde técnicas de horticultura
conservación de especies en peligro de extinción. Aunque hasta el reconocimiento de especies de plantas, haciendo
los jardines botánicos pueden cumplir mejor o peor con así “la botánica socialmente útil y ampliamente interesante”
tales funciones, yo propongo un tercer tipo de función (Avery 1957: 271).
para estos espacios, la función de ser modelos para una Algunos directores de jardines llegan a defender la idea
relación de colaboración entre los seres humanos y el de “abrir las puertas de los jardines” no solo a los jardineros y

14
Véanse Drayton 2000 y Brockway 1979; pero véase Endersby 2000 para otras motivaciones de la creación de jardines botánicos. Véase
también Maldonado Polo 2000.
15
Carta de Loren Russell a Thomas Heyd, 24 de mayo de 2005.
16
Russell (carta) cree, sin embargo, que “es correcto decir que la investigación actual es MÁS dependiente del material vivo de lo que
lo fue en el pasado [cuando muchos de los trabajos publicados se basaban en herbarios de materiales secos]. No obstante, la investi-
gación actual es a menudo muy corta de miras, de manera que se adquieren o se cultivan materiales vivos para un proyecto y cuando
este finaliza se los elimina. La mayor facilidad para viajar ha hecho parecer ineficaz conservar materiales para investigaciones futuras. La
teoría es que cuando uno necesita algo simplemente sale al campo […]. En el pasado, la conservación de colecciones vivas se justificaba
más bien por un propósito educativo, especialmente en el nivel del estudio para la licenciatura. Además, normalmente solo requería
trabajadores baratos y poca inversión. Todo esto ha cambiado, y hoy es más difícil encontrar financiación”.
17
Hill (1915) contiene un relato de principios del siglo XX sobre la historia y las funciones atribuidas a los jardines botánicos. Para una
valoración más reciente véase O’Malley 1992.
18
Por ejemplo, véase Hassler 1973, cap. 2. Véase también Sterns 2002.
8 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 4 -16 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

Figura 3. Invernadero “Casa de las Palmeras” del Kew Gardens Londres © S. Elórtegui.

a los aficionados con intereses científicos, sino a una clientela tan alejada de su concepción original como re-creaciones
interesada en que allí haya “tiendas de regalos, puestos con del edén. En tanto que tales, sus colecciones de plantas eran
venta de comidas, celebraciones de boda, servicios funerarios, valoradas por razones externas, de inspiración religiosa: la
fiestas corporativas, programas infantiles y giras en autobu- reconstrucción del paraíso. Por supuesto, hay significativas
ses turísticos […]” (Robinson 1996: 20). Este enfoque se diferencias de actitud cuando pasamos de concebir los
defiende, en parte, porque se percibe la necesidad de atraer jardines botánicos como espacios diseñados para la recu-
a grandes cantidades de visitantes para cuadrar las cuentas peración completa de la flora edénica (prelapsariana),21 a
de los jardines, pero también, supuestamente, con el fin de percibirlos como enciclopedias botánicas vivas, o como
“dar relevancia” a los jardines botánicos. La consecuencia exposiciones con la función de entretener en parques
final de estas tendencias, dado el potencial inherente de temáticos calidoscópicos; y sin embargo, estos enfoques
tales jardines como atracciones turísticas, sería asimilarlos a comparten una misma concepción de esos espacios como
parques temáticos.19 Para bien o para mal, estas perspectivas códigos, archivos o museos vivientes.
reflejan la tendencia creciente, desde principios del siglo XX, El tema subyacente en tales enfoques de los jardines
a integrar todos los bienes (incluidos los bienes culturales) botánicos es que algunos seres humanos, en algún momento,
en una red global de consumo.20 recolectaron diversas especies exóticas y locales, las sacaron
Lo que resulta interesante es que la idea de que los de sus entornos salvajes y las introdujeron en espacios dise-
jardines botánicos pueden cumplir funciones recreativas, ñados para la exposición, y ahora los descendientes de esos
e incluso convertirse en parques temáticos, quizás no está especímenes se muestran a públicos académicos y legos como

19
Los jardines botánicos se diferencian claramente de los parques temáticos, como el paradigmático Disneylandia, que simulan el mundo
real con materiales falsos, pero tienen parecido en cuanto a su pretensión de entretener. Para una discusión sobre parques temáticos
tales como Disneylandia, véase Eco 1986; para una discusión sobre los términos simulacro y simulación, véase Baudrillard 1988. Baudri-
llard argumenta que nuestro mundo contemporáneo se está convirtiendo en gran medida en algo similar a un parque temático. Veáse
también Heyd 2000.
20
Russell (carta) menciona que “existe otro propósito para reunir plantas extrañas: la introducción comercial de plantas ornamentales [o
a veces incluso comestibles]”.
21
Es decir, la flora completa que suponemos existía en el Jardín del Edén antes de “la Caída” de la humanidad en el pecado.
J a r d i n e s b otá n i co s y co n c i e n c i a m e d i oa m b i e n ta l • H e y d 9

“exposiciones” de formas naturales útiles de algún modo, humanos, consiste en concebir los jardines botánicos como
o desde el punto de vista de la religión (reconstituyendo refugios de los estragos producidos por las actividades y la
el paraíso edénico), o para completar la historia natural, falta de escrúpulos del ser humano, que está diezmando
o para funciones recreativas o de entretenimiento. Desde la biodiversidad vegetal a una velocidad cada vez más
esos puntos de vista, la relación entre los seres humanos y alarmante. Sin embargo, el papel que puedan representar
las plantas que tiene lugar en los jardines es una relación de los jardines botánicos en la conservación de especies de
un sujeto con sus posesiones, es decir, de sujeto con objeto. plantas es un tema en discusión. Algunos argumentan
que la preservación de la diversidad genética solo es posi-
ble in situ, y que la preservación ex situ carece de sentido
b) Los jardines botánicos como lugares para la conservación por dos razones: 1) por la pérdida de diversidad genética
de plantas que se produce en la población relativamente reducida de
un jardín botánico, y 2) porque tal preservación resulta
La reducción de espacios naturales, en tanto que implica la inútil si el hábitat del que se ha extraído la planta ha sido
eliminación de los hábitats de especies salvajes, ha llevado a destruido.23 Otros, en cambio, aceptan que los jardines
proponer que los jardines botánicos podrían servir para la botánicos deberían ser partícipes activos en una estrategia
conservación ex situ de plantas.22 Esta segunda perspectiva, integral para la conservación de las plantas, pero intentan
claramente menos centrada en los intereses puramente reorientar la gestión de esos lugares.24

Figura 4. Enseñando botánica en el Royal Botanic Garden Edinburgh © S. Elórtegui.

22
Tal como proponen la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) y la Organización Mundial de Conservación
(WWF) en su Botanic Gardens Conservation Strategy.
23
Según el profesor Melzheimer (1996). Véase también Folsom 1996. Folsom se plantea si la conservación con el fin de la reintroducción
es una meta realista y éticamente defendible; también plantea preocupaciones éticas acerca de coleccionar plantas en general y espe-
cíficamente plantas de otros países.
24
Véase Maunder et al. 2001. John D. Ambrose señala que “una tercera concepción razonable es que ex situ solo debe ser vista como una meta
a corto plazo, en el contexto de la empresa mucho mayor que es restaurar los hábitats y devolver las especies en cuestión a la naturaleza
[…]. Si las plantas no regresan a la naturaleza, entonces son esencialmente ‘muertos vivientes’” (carta). Véase también Ambrose 1991.
10 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 4 -16 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

Figura 5. Royal Botanic Garden Edinburgh en invierno © S. Elórtegui.

La estratégica inclusión de los jardines botánicos en los jardines botánicos, y podría abarcar desde una actitud
los planes para la conservación de la naturaleza de la IUCN que concibe las plantas como meros objetos, hasta otra que
(IUCN & WWF 1989) encaja bien con la idea, ya mencio- las trata como sujetos de pleno derecho.
nada, de re-crear en ciertos lugares la diversidad de especies
que, supuestamente, una vez poblaron el Jardín del Edén.
Ahora estarían reunidas y conservadas en lugares definidos, c) Los jardines botánicos como lugares de interacción entre
bajo la mirada protectora de sus guardianes humanos (los humanos y plantas
jardineros). Desde esta perspectiva, los jardines botánicos
funcionan como reservas de biodiversidad. Visto así, la Prosiguiendo con la gradación que sugerimos anterior-
relación que tiene lugar en los jardines entre seres humanos mente, podemos considerar una tercera perspectiva desde
y plantas es una relación entre sujetos, en tanto que tutores la que concebir los jardines botánicos. Si tomamos una
(stewards) y sus tutelados; es decir, esta relación podría de- perspectiva que lleva lo más lejos posible la noción de
nominarse como tutela (stewardship). Concebir los jardines que las plantas podrían ser sujetos,25 ¿cómo entendere-
botánicos como reservas de biodiversidad significa que las mos entonces la relación entre seres humanos y plantas
plantas preservadas en ellos se guardan para algún propó- en un jardín botánico? Ciertamente, no podemos dejar
sito, aunque indefinido. ¿Cuál podría ser este propósito? de vernos a nosotros mismos como sujetos, pero no
¿Regeneración de especies ex situ? ¿Exposición museística necesariamente tenemos que tratar a los no-humanos
para generaciones futuras? ¿O preservación como un fin como meros objetos. Existe la posibilidad de concebir a
en sí mismo? Todavía no resulta del todo claro cuál es la los otros, sean seres humanos o seres no-humanos, como
actitud hacia las plantas que representa esta concepción de compañeros, con los que poder relacionarse de forma

Pollan (2001) presenta una forma interesante de pensar en las plantas como sujetos. Katz (1997) ofrece una discusión sobre la naturaleza
25

como sujeto en un sentido amplio. Véase también Heyd 2005a.


J a r d i n e s b otá n i co s y co n c i e n c i a m e d i oa m b i e n ta l • H e y d 11

cooperativa o colaboradora.26 De hecho, los jardines en Podría objetarse que los jardines no dependen necesa-
general han sido a veces descritos como tentativas de riamente de la cooperación con las plantas, ya que algunos
colaboración entre “naturaleza” y “cultura.”27 John Dixon de ellos, como los jardines japoneses secos, no contienen
Hunt, por ejemplo, habla del jardín como de un “lugar planta alguna. Los jardines botánicos, sin embargo, son
de conflicto o diálogo”, donde “lo más importante (de distintos en este aspecto, porque poseen un claro compro-
esos conflictos y diálogos) es que tienen cabida ambas, miso con su contenido botánico, es decir, con sus plantas.
naturaleza y cultura” (1998: 272). Donald Crawford ha Además, en contraste con otros jardines, por ejemplo los
elaborado, además, la noción de una relación dialéctica que incluyen topiarios, los jardines botánicos son espe-
en el contexto de naturaleza y arte, que podría aplicarse ciales porque presentan las especies botánicas como tales,
a los jardines.28 permitiendo una expresión más libre de la espontaneidad
Según Crawford, “En una relación dialéctica, los natural de su material: las plantas. (Esto resulta particu-
dos términos de la relación designan fuerzas en conflicto. larmente evidente en los invernaderos, donde el bienestar
Es común […] aplicar esta relación a casos en los que la de las plantas es claramente prioritario al bienestar de los
interacción conflictiva da lugar a un tercer objeto” (1983: seres humanos).31 En los términos de Crawford se podría
49).29 Normalmente, los seres humanos intentan tener bajo decir que (idealmente) en los jardines botánicos “se alcanza
su control las plantas de sus jardines, procurando eliminar una dialéctica de naturaleza y arte a través de una síntesis
ciertas especies, consideradas malas hierbas, y apoyan el de fuerzas opuestas, la artificial y la natural, pero sin que
crecimiento de otras, consideradas útiles o decorativas. Así, lo natural ni lo artificial pierdan su identidad como tales”
los jardines, en tanto que espacios híbridos surgidos de la (Crawfrod 1983: 57, cursivas mías).
interacción entre seres humanos y plantas, pueden ser vistos Así, mi propuesta es que los jardines botánicos, en
como el producto de fuerzas (relativamente) en conflicto, en tanto que son sitios creados para presentar las plantas como
la medida en que los seres humanos intentan imponer sus tales, pueden ser concebidos como lugares que explícita-
objetivos sobre las (más o menos resistentes) plantas que pue- mente ofrecen la posibilidad de una colaboración entre
blan un jardín. Sin embargo, hay diferencias entre diversos arte humano y espontaneidad natural. Desde esta tercera
jardines —igual que en los demás objetos manipulados por perspectiva, los jardines botánicos constituyen lugares
los humanos— en cuanto al grado en que se les permite la especialmente adecuados para reflexionar sobre la relación
libre expresión de sus características o rasgos específicos a sus entre los seres humanos y la naturaleza de las plantas;
‘materiales’ (las plantas). La colaboración, en cualquier caso, son sitios en los que los humanos y los no humanos son
ha de ser preponderante en la relación entre seres humanos y concebidos como sujetos que interactúan.32 En términos
plantas, porque esas colectividades que son los jardines solo aristotélicos, se podría decir que en los jardines botánicos
pueden existir si los jardineros trabajan con, y no en contra los seres humanos proporcionan (algunas de) las condicio-
de, la naturaleza de las plantas que las constituyen.30 nes medioambientales, que serían las “causas eficientes”,

26
Véase también Passmore (1974), especialmente el capítulo 2, donde discute una tradición en el pensamiento europeo que postula
la posibilidad de la “cooperación [humana] con la naturaleza”, perseguida para el bien conjunto de los seres humanos y la naturaleza
no humana. Passmore señala que “‘desarrollar’ la tierra, en este sentido de atender a la relación del ser humano con la naturaleza, es
actualizar sus potencialidades, dar a luz a lo que podía ser, y de este modo perfeccionarla” (1974: 32). En el capítulo 2 hace además un
balance histórico de la idea de cooperación con la naturaleza, señalando sus orígenes pelágicos, y se refiere a su posterior desarrollo
en los tiempos mod ernos por J. G. Fichte, P. Teilhard de Chardin y Herbert Marcuse.
27
Mi concepción es que la naturaleza debe ser contrastada con los objetos artificiales creados por el ser humano, más que con la cultura,
pero no puedo extenderme ahora sobre ello (véase Heyd 2005b). Véanse también Pollan 1992 y Ambrose & Kock 1993.
28
Las relaciones dialécticas generan soluciones nuevas, y posiblemente interesantes, a partir de la oposición de elementos contradictorios.
Por ejemplo, la simultánea necesidad de proteger los propios intereses, por una parte, y el deseo de unas buenas relaciones de vecindad,
por otra, pueden generar el impulso de aceptar compromisos que no habrían existido de otra manera.
29
Estoy en deuda con Tom Leddy por llamar mi atención sobre el artículo de Crawford como un punto de referencia para este texto.
30
Miller (1998: 279), advierte, sin embargo, que el término colaboración “solo resulta apropiado para el jardín si uno reconoce que implica
una respuesta o una interacción de un tipo muy distinto que la que se da entre colaboradores humanos”, debido a que las fuerzas
naturales que operan en el jardín carecen de intención y de juicio.
31
Véase, por ejemplo, Wright (2003), quien nos recuerda que “en un invernadero, las necesidades de las plantas tienen prioridad sobre
el confort de los visitantes humanos”.
32
Véase también Hargrove 1989. Este autor afirma del jardín no formal, resultante de la importación de especímenes botánicos a Europa,
que “las plantas fueron elevadas al estatus de entidades autocontenidas y autoorganizadas, que merecen admiración y estudio por sí
mismas” (Hargrove 1989: 83).
12 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 4 -16 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

mientras que las plantas proporcionan la especificidad de Además de referirse a los ensayos que son propios
sus especies, que serían las “causas formales”. de un proceso de investigación científica, el término ex-
perimentar también posee el significado de ‘actividad que
nos propicia una experiencia’. (Este significado también
era común en inglés en el siglo XVII, y se ha preservado
Colaboración con la naturaleza igualmente el término casi homónimo en francés expéri-
menter). En consecuencia, podríamos decir que los jardines
botánicos son lugares para la experimentación de una doble
En el estudio de los jardines existe una larga tradición que manera: en la medida en que se ensayan nuevas relaciones
tiene en cuenta la colaboración necesaria para su realiza- de las plantas con su entorno, y en la medida en que esas
ción. Dixon Hunt (2000) ha referido cómo dos humanistas combinaciones generan nuevas experiencias.
italianos, Bartolomeo Taegio y Jacopo Bonfadio, de manera Podemos especificar un poco más en qué consisten
aparentemente independiente, describieron el arte del jar- estos “experimentos”. Se puede suponer que en los jardines
dín como la creación de una “tercera naturaleza” a través de botánicos se realizan experimentos de colaboración a nivel
la cooperación activa entre los seres humanos y la naturale- de especies de plantas particulares, en la medida en que los
za. Se entendía que el arte del jardín era un rival tanto de la jardines botánicos permiten la expresión plena a sus diversos
naturaleza perteneciente a los dioses (la naturaleza salvaje, especímenes. Esto diferencia al jardín botánico de otros jar-
asumida como “primera naturaleza”), como de los paisajes dines, ya que en muchos jardines se imponen restricciones
creados por los seres humanos mediante la agricultura, el al desarrollo de las plantas para mantener el valor decorativo
urbanismo, etcétera (‘naturaleza artificial’, originalmente del jardín. Esto significa limitaciones en a) el grado en que
denominada “segunda naturaleza” por Cicerón).33 Prosigo cada planta puede expresarse, y b) la diversidad de especies
el análisis de la noción de colaboración con la naturaleza incluidas. (En los jardines no botánicos se restringe la plena
considerando los jardines botánicos como sitios para la expresión de las plantas mediante la poda y se limita la varie-
experimentación y como modelos. dad al permitir que se desarrolle solo una pequeña selección).
Los jardines, por supuesto, son algo más que colec-
ciones de plantas individuales: son creaciones de lugares
Sitios para la experimentación particulares en el espacio. Por ello, los jardines botánicos
también se pueden concebir como experimentos en la
Los jardines botánicos pueden ser considerados como sitios reproducción de comunidades de plantas (o ecosistemas)
para la experimentación en dos sentidos. Los jardines en distribuidos por el espacio de una determinada manera.
general son lugares donde ensayar y descubrir qué funciona Para cada tipo de ecosistema representado, se pueden ensa-
y qué no funciona. Michael Pollan escribe: “para la natura- yar particulares ordenaciones del espacio con el fin de crear
leza, tanto como para la gente, el jardín siempre ha sido una las mejores condiciones para la expresión y la interrelación
suerte de laboratorio al aire libre donde experimentar, donde de las especies, tal como normalmente tienen lugar en las
intentar crear nuevos híbridos y mutaciones” (Pollan 2001: comunidades de plantas que existen en la naturaleza, para
185). Esto es especialmente cierto de los jardines botánicos, así representarlas de manera adecuada. Por ejemplo, en el
ya que normalmente intentan acoger especies que, debido a Jardín Botánico de Barcelona, concebido por Joan Pedrola
las diferencias en el clima, la competencia entre plantas, la como una red de espacios triangulares (fitoepisodios), las
falta de progenitores en las proximidades, etcétera, nunca especies de los pantanos se muestran en el triángulo inferior,
habrían prosperado en las áreas donde los jardines se en- flanqueadas por dos espacios en los que se hallan las plantas
cuentran.34 Pero los jardines botánicos también se pueden más relacionadas, especies que necesitan mucha humedad,
ver como espacios experimentales de otro tipo. y así progresivamente.35

33
Véase también Cicerón, De natura deorum 2.152 (Venice, 1508; Paris, 1511; Basel, 1531).
34
Pero véase Robertson (1996), quien defiende la importancia de las plantas nativas en los jardines botánicos, incluidas las malas hierbas.
35
El sistema de parrillas triangulares de Joan Pedrola reúne, por un lado, estrictas consideraciones científicas de orden taxonómico, y
por el otro, modelos esquemáticos de la distribución geográfica de los ecosistemas de plantas, tal como se encuentran en los espacios
naturales originales. Véase Pedrola 1992; véase también Brown 2001. El sistema de parrillas triangulares del Jardí Botànic de Barcelona
fue concebido originalmente por Pedrola, y la arquitectura de paisaje fue realizada por Carlos Ferrater y José Luis Canosa.
J a r d i n e s b otá n i co s y co n c i e n c i a m e d i oa m b i e n ta l • H e y d 13

En cualquier caso, la experimentación en los jardines ‘experimentos’ más amplios fuera de ellos: por ejemplo, en
botánicos requiere un espíritu diferente del que promo- los jardines domésticos, en los parques de las ciudades, y
vía Francis Bacon, quien argumentaba que debemos quizás, hasta cierto punto, en las zonas agrícolas.
manipular la naturaleza para que nos revele sus secretos. Afortunadamente, la suposición de que habría que
Los experimentos en los jardines botánicos, en cambio, dar un papel educativo a las colecciones de los jardines
implican a las plantas y a los seres humanos en situaciones botánicos se ha difundido ampliamente y ha encontra-
de colaboración y convivencia: se ensayan nuevas fitoa- do eco en una variedad de programas, tanto para niños
daptaciones, mientras que se establecen nuevos espacios como para adultos.39 A la luz de lo discutido aquí, esos
experimentales para el encuentro entre seres humanos y programas deberían tomar en consideración cuestiones
especies vegetales. como las siguientes: ¿En qué deberíamos centrarnos
para percibir los jardines botánicos como lugares donde
humanos y plantas interactúan como sujetos? ¿Cómo
Modelos podemos evitar que los jardines botánicos se perciban
como meras exposiciones de colecciones de plantas para
Los jardines, entendidos como una “tercera naturale- el entretenimiento, o como meros depósitos de especies
za”, es decir, como lugares reales que son híbridos de de plantas? ¿Cómo deberíamos concebir el espacio en los
naturaleza y actividad humana, pueden ser vistos como jardines botánicos para que nos lleve a reflexionar sobre
representaciones,36 en sentido general, del potencial para la posibilidad de concebirnos como compañeros —a pesar
la colaboración entre seres humanos y plantas. Dado su de la diferencia entre reinos animales y vegetales— en la
contenido principalmente botánico, estos jardines resultan aventura de la vida, y no simplemente sus propietarios
ser representaciones especialmente paradigmáticas de esa o sus protectores?
potencialidad de colaboración (y menos de explotación).37
Además, estos jardines nos recuerdan, por la clara presen-
cia de la diferencia entre vegetal y humano, que los seres
humanos —por una parte— compartimos el atributo de Sumario y conclusión
la vida con otras especies, y —por otra parte— hemos de
reconocer la diversidad en que se presenta la vida.38 En este
sentido se puede afirmar que los jardines botánicos facilitan Las plantas de los jardines botánicos se pueden situar en
la percepción de las plantas como sujetos. un continuum en cuyos extremos se oponen los sujetos a
Tales ejemplos pueden, a su vez, facilitar nuestra los objetos. De acuerdo con la primera perspectiva, los seres
percepción de otros espacios en nuestro entorno, en los humanos son concebidos como sujetos que se relacionan
que se pueden establecer relaciones de colaboración, y con las plantas simplemente como objetos que existen para
no de mera explotación, con la naturaleza. Por lo tanto, ser conocidas y/o disfrutadas por nosotros. La segunda
aunque los ‘experimentos’ de percepción que nos facilitan perspectiva nos presenta a los seres humanos como sujetos
los jardines botánicos están limitados, naturalmente, en el que se ocupan de proteger a las plantas en cuanto seres con
tiempo y en el espacio, pueden servir como modelos para trayectoria propia pero sin capacidad de actuar y que, por

36
Al menos hasta la invención del jardín paisajista inglés, los jardines a menudo se construían con funciones explícitamente representa-
cionales; las áreas centrales debían representar las jerarquías presentes en la sociedad humana a través de diseños regulares y fáciles
de comprender, mientras que los laberintos, por ejemplo, representaban los bosques y, en general, lo salvaje. Véase Hunt 2000; véase
también Ross 1993.
37
Katahira (2003: passim y [¿, especialmente?] 83), ofrece una crítica de la apreciación de los jardines a través de la imposición de un código
externo, porque podría conducir a una pérdida de “especificidad”. El enfoque aquí propuesto no comete este error, ya que propone
un recorrido de lo específico a lo general, y no a la inversa.
38
Es posible argumentar que los jardines representan a sus componentes mediante lo que Nelson Goodman llama “ejemplificación”.
Véase la distinción de Goodman (1972) entre denotación y ejemplificación como dos modos de referencia o representación.
39
Véanse, por ejemplo, Bennett 1988 y Hammatt 2001. Beverly Brown (Carta de Beverly Brown a Thomas Heyd, 8 de junio de 2005)
me ha ofrecido estas observaciones procedentes de su experiencia educativa: “Yo les digo a mis estudiantes que cada planta tiene una
historia que contar. Muchos de nosotros no somos muy buenos ‘en el lenguaje de las plantas’ y no entendemos lo que intentan decirnos.
(¿Se trata de un clima seco o húmedo? ¿Buena nutrición? ¿Suficientes polinizadores o ninguno? ¿Frutos dispersos por el viento? ¿Por los
animales? ¿Un clima duro para vivir en él?, etc.)”.
14 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 4 -16 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

pueden servirnos como modelos para la creación de otros


sitios en los que nuestra propia creatividad y la esponta-
neidad de la vida vegetal se pueden engranar de maneras
mutuamente productivas en vez de destructivas.40
El filósofo ecologista Aldo Leopold afirmaba que
necesitamos desarrollar una ética de la tierra de modo que
el homo sapiens pase de ser “conquistador de la comunidad
de la tierra a simple miembro y ciudadano de a pie”.41
Si nos concebimos a nosotros mismos como sujetos y
al resto de seres del mundo natural como meros objetos
nos alienamos de la parte no-humana de nuestro mundo,
convirtiéndonos, por lo tanto, en extranjeros en la tierra.
Los jardines botánicos, como modelos de una forma de
cohabitar con la naturaleza que no está basada en la ex-
plotación, pueden ayudarnos a encontrar un hogar entre
las otras especies de la tierra.42

AGRADECIMIENTOS

Este artículo surgió de conversaciones con Joan Pedrola,


durante una corta pero fascinante visita guiada al Jardí
Botànic Marimurta en Blanes, Cataluña. Estoy muy agra-
Figura 6. Alumnas reconociendo la flora de Juan Fernández en el Jardín Bo-
tánico Nacional en Viña del Mar, después de una expedición al archipiélago decido, respectivamente, a Marta Tafalla, quien me hizo
(2005) © S. Elórtegui. la excelente traducción, y a Carmen Rodríguez Cameselle,
quien me ayudó a modificar el texto de tal manera que fuera
lo tanto, forman parte de una “naturaleza necesitada” de significativamente más comprensible. También les debo
la cual los humanos han de compadecerse. Desde el tercer gracias a diversas personas que amablemente me hicieron
punto de vista la relación es más equitativa: aunque los comentarios útiles y estimulantes, y me propiciaron sus
humanos necesariamente nos concebimos como sujetos a sugerencias bibliográficas (véanse las notas al pie).
nosotros mismos, la relación de colaboración entre huma- Publicado originalmente en Enrahonar 45, 2010,
nos y plantas abre la posibilidad de que la vida vegetal, tal pp. 53-69
como se halla presente en el jardín botánico, también pueda
ser concebida como sujeto, puesto que desde este punto de
vista el aspecto central es la interacción entre entidades que
colaboran y se influencian recíprocamente (mientras que Apéndice: lecturas para continuar
cada ser sigue conservando al mismo tiempo su trayectoria
o forma de ser específica). Los jardines botánicos se ofrecen
como lugares de experimentación que muestran colabora- Thomas Heyd también tiene publicados los siguientes
ciones entre seres humanos y plantas. Esas ejemplificaciones libros, en los que se adentra más en las relaciones entre
de colaboración entre la vida vegetal y los seres humanos humanos y naturaleza: 2007. Encountering nature: toward

40
Véase también Robertson, quien afirma que el jardín botánico es “un lugar especialmente apropiado para explorar […] nuestra relación
con la naturaleza” (1996: 17); véase, además, Shoemaker 1994.
41
Véase Leopold 1999 (texto original en Leopold 1981).
42
Resulta interesante que, según parece, el simple hecho de estar en un jardín botánico puede tener un efecto positivo en la reducción
del estrés. Véase, por ejemplo, Kohlleppel et al. 2002.
J a r d i n e s b otá n i co s y co n c i e n c i a m e d i oa m b i e n ta l • H e y d 15

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INTERNACIONAL 17

El Orquideario del Jardín Botánico de Quito

Sergio Elórtegui Francioli


Biólogo, Programa de Doctorado
de Ciencias de La Educación
Pontificia Universidad Católica.
Profesor Colegio Sagrada Familia.
Corporación Taller La Era.
kelortegui@hotmail.com

E cuador está entre los 17 países más ricos del mundo


en especies botánicas nativas; un estudio actualiza-
do sobre la flora ecuatoriana clasificada determina la
convirtiéndolo en el punto de partida para abordar las
orquídeas de la región. El Jardín Botánico de Quito posee
18.600 metros cuadrados y está ubicado en el centro del
existencia de 17.000 especies. De estás, 4250 correspon- núcleo urbano de la ciudad en el Parque “La Carolina” y
den a orquídeas clasificadas; repartidas en 219 géneros actualmente es administrado por la Fundación Botánica
que pertenecen a ambientes que van desde la selva, a la de los Andes.
vegetación subtropical, islas, páramos y la alta montaña.
Aproximadamente 1 de cada cuatro plantas ecuatorianas
corresponde a una orquídea, lo que convierte a este país en Colecciones permanentes
“el país de las orquídeas”. En comparación Chile cuenta A. Humedales de Sierra
con cerca de 50 especies descritas válidas, que por cierto B. Bosque Nublado
dan enormes problemas a los taxónomos locales. Para el C. Palmetum
D. El Jardín de Bromelias
Ecuador tal número de especies, aparte del beneficio en
E. El Páramo
biodiversidad, le impone una enorme carga a la investiga- F. Matorral Seco Espinoso
ción botánica a la vez que debe asumir la responsabilidad G. Orquidearios
en su conservación. H. Jardín de las Rosas
I. Jardín de Carnívoras
En este contexto uno debería suponer para Ecuador J. Invernadero Amazónico
una larga tradición de jardines botánicos –sin desmerecer K. Jardín Etnobotánico
a jardines municipales y colecciones que existen gracias L. Estación Bioenergética Educativa
esfuerzos de privados con larga data. Sin embargo el Jardín
Botánico de Quito es uno los más jóvenes de América
Latina, fundado en 1989. Surge gracias a un convenio
suscrito entre el Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales, Orquideario
el Club de Jardinería y el Municipio de Quito que cedió
el antiguo vivero municipal para convertirlo en un jardín
botánico. Ahora bien, su reciente aparición contrasta con Las orquídeas suelen ser plantas con requerimientos muy
la seriedad, gestión y decisión con la que encaró el tema de específicos, por lo que no es fácil su cultivo ex situ. Los
la investigación, educación y conservación botánica. Esto jardines que poseen colecciones a menudo deben invertir
se hace patente, por ejemplo, en el caso de las orquídeas; en recintos que imiten el entorno donde estas habitan:
18 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 17-23 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

orquidearios. La estructura principal del Orquideario de


Quito (Figura 1) se logró construir a partir de agosto de
1995 gracias a una importante donación de la señora Gi-
sela Neustaetter. Su estructura es metálica y está dividida
en tres cuerpos: un invernadero cerrado de 185 m2 para
plantas de calor, un invernadero de 462 m2 para plantas
de frío y un área central de 493 m2 cuadrados cubierta por
un domo, para eventos culturales, científicos y sociales.
Los dos invernaderos están cubiertos de policarbonato y
su interior está revestido con rocas volcánicas y troncos
de helecho.
Tres cascadas enriquecen el paisaje interior y ya se han
transferido pequeños arbustos nativos, rodeados por otras
especies como bromelias, aráceas, helechos, cyclantáceas,
etcétera, a fin de configurar el hábitat indispensable. El
riego consiste en un sistema computarizado de aspersión
y nebulización con controles electrónicos. En este am-
biente se han aclimatado unas 3.000 plantas de orquídeas
cultivadas por la Asociación de Orquideología de Quito
y otras rescatadas de sectores intervenidos por la industria
petrolera ecuatoriana. La meta de las instalaciones para los
próximos años es tener 100.000 plantas.
Figura 1. Orquideario de Quito, estructura principal © S. Elórtegui. Como suele ocurrir, “toda empresa tiene nombre
de persona”. Durante mi visita al jardín tuve la suerte de
conocer a uno de sus grandes impulsores: Juan del Hie-
rro, creador de la Asociación de Orquideología de Quito.
Investigador, cultivador autodidacta y filántropo (especie
extinta en Chile), ha construido una de las mayores colec-
ciones de orquídeas del Ecuador. A su gestión se debe en
gran parte la existencia del Orquideario de Quito; no solo
de su edificación, sino también de su enriquecimiento en
especies. Así como en Juan del Hierro, igual mérito recae
en el actual curador de la colección, el ingeniero agrónomo
Jorge López, especialista en orquídeas.
Jorge López explica que “muchos intentos de orqui-
dearios han terminado en desastre por exceso de cuidado.
El sustrato para orquídeas epífitas (sobre el 90% de las
especies tropicales) debe ser pobre, ya que todo lo que
necesitan lo toman de la humedad del aire; sus estomas
los abren por la noche para incorporar el CO2 […] y el
grave problema es el exceso de riego y la consiguiente
pudrición de las raíces”.
La mayoría de las especies de la colección pertenecen
a géneros epífitos (Figura 2); es decir, orquídeas que tienen
solo raíces aéreas y crecen enclavadas en árboles, y litófitas,
que utilizan rocas como soporte (Figura 3). Las raíces están
colgando y tienen como característica un tipo de cofia en la
parte terminal, revestida por un tejido esponjoso llamado
Figura 2. Spilotantha pacyura (Rchb.f.) Luer 2006 © S. Elórtegui.
velamen, dotado de clorofila, que desarrolla la fotosíntesis
E l O r q u i d e a r i o d e l J a r d í n B o t á n i c o d e Qu i t o • E l ó r t e g u i 19

Figura 3. Orquídea litófita creciendo en la roca © S. Elórtegui. Figura 4. Laboratorio del Orquideario del Jardín Botánico de Quito © S. Elórtegui.

y absorbe el vapor húmedo de la atmósfera. Muchas tienen vación de la Flora Amazónica, con más de 350 especies
la forma típica con engrosamientos basales que contienen de orquídeas amazónicas; y en Zamora, el Orquideario
mucílagos apto para retener el agua y los elementos nutri- Palphinia, con otro centenar de especies.
tivos llamados pseudobulbos. La lección que nos deja la iniciativa quiteña a los
El Jardín Botánico de Quito cuenta además con jardines botánicos chilenos es muy simple: “las orquídeas
laboratorios para la propagación de orquídeas nativas con nativas son un tema serio” y que requiere toda nuestra
problemas de conservación, a cargo de Tatiana Jaramillo, atención. Ya hay iniciativas interesantes, de parte del Jardín
directora técnica del jardín. Actualmente el laboratorio Botánico Nacional de Viña del Mar, por ejemplo, pero
funciona en un proyecto conjunto con el Kew Gardens creo que aún estamos lejos de una cultura de valoración
de Londres y el programa Orchid Seed Stores for Sustai- de las orquídeas chilenas. No puede dejar de llamarnos la
nable Use (OSSSU), de cultivo de orquídeas a través de atención que la mayoría de los chilenos piensen que las
germoplasma (Figura 4). orquídeas son plantas que pertenecen a selvas tropicales
lejanas y desconozcan que hay orquídeas creciendo en la
periferia de nuestras ciudades. Por último, hay que decir
que el estudio y la conservación de estas especies beneficia
Proyecciones y se encadena con los ecosistemas de los que forman parte…
incluidos nosotros.

El Orquideario de Quito se ha convertido en pocos años en


el punto de partida de una creciente industria del turismo
científico y de intereses especiales. Esta actividad, aparte de Agradecimientos
promover el conocimiento de la megabiodiversidad local,
deja grandes divisas que finalmente permiten conservar
territorios de selva primaria y sus comunidades ancestrales. A Carolina Jijón, directora del Jardín Botánico de Quito,
Tal es el caso de la Reserva Orquideológica El Pahuma, de y a Tatiana Jaramillo, directora técnica, por la gentileza de
600 hectáreas, con cientos de especies nativas; la Reserva recibirme; a Juan del Hierro, por su acogida y la determi-
Ecológica Bombolí, con más de 600 especies; en Puyo, el nación taxonómica de las especies de este artículo; y a Jorge
Jardín Botánico y de Orquídeas del Centro de Conser- López por compartir sus conocimientos.
20 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 17-23 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

Masdevallia Ruiz & Pavón 1794

Origen: género de América del Sur y América Central con más de 500 especies. Se encuentran distribuidas
desde el sur de México hasta el sur de Brasil, con las concentraciones más altas de especies en las sierras centrales
de Colombia, Ecuador (200 especies), Perú y Bolivia.

Etimología: su nombre, Masdevallia, se debe a José Masdeval, médico y botánico de la corte de Carlos III de
España.

La mayoría de las especies crecen en las selvas altas y montañosas. Estas orquídeas se forman en ramilletes desde
un corto rizoma del que aparecen diminutos pseudobulbos, cada uno con una hoja suave y carnosa hendida con
unos penachos; estas hojas, de verde intenso, son ovadas o lanceoladas. Se pueden encontrar entre las raíces de
algunas especies epífitas, colgando debajo de la planta. Las flores terminales, con largas espuelas, tienen básica-
mente una forma triangular, se desarrollan en unos pedicelos cortos y miden unos 6 cm de anchura.

Género Spilotantha y Alaticaulia (ex Masdevallia). En mayo de 2006, Carlyle Luer, estudioso de Pleurothallidi-
nae, publicó una revisión sustancial del grupo Masdevallia y elevó al rango de género a muchos de sus subgéneros.

Masdevallia rosea subsp. echinata


Masdevallia veitchiana Rchb.f. © S. Elórtegui. (Luer&Andreetta) Luer. © S. Elórtegui. Spilotantha pacyura (Rchb.f.) Luer 2006 © S. Elórtegui.

Alaticaulia cinnamomea (Rchb.f.) Luer 2006


Masdevallia caudivolvula Kraenz © S. Elórtegui. © S. Elórtegui.
E l O r q u i d e a r i o d e l J a r d í n B o t á n i c o d e Qu i t o • E l ó r t e g u i 21

Stelis Swartz 1799

Origen: género de orquídeas epífitas originarias de las regiones tropicales


del Norte, Centro y Sudamérica. Comprende unas 500 especies.

Etimología: su nombre, Stelis (muérdago), hace referencia al hábito


epifítico de estas especies.

Plantas con una sola hoja oblongo-lanceolada estrecha, con apariencia de


cuero, que se desarrolla desde un tallo rastrero. La mayoría de las especies
desarrollan largos y densos racimos de pequeñas flores en diversos tonos
de blanco. Estas flores son fotosensitivas: solo se abren con la luz del sol;
algunas se cierran totalmente por la noche.

Stelis eublepharis Rchb. f.


© S. Elórtegui.

Dracula Luer 1978

Origen: género con 118 especies, incluidas algunas de las


más extrañas y a la vez mejor conocidas orquídeas de la
subtribu Pleurothallidinae. Estas orquídeas estuvieron en el
género Masdevallia, pero en 1978 las segregaron en este nue-
vo género. Se distribuyen en Centroamérica y en el Noroeste
de los Andes, casi la mitad de ellas en Colombia y Ecuador.

Etimología: su extraño nombre, Dracula (no Drácula),


‘pequeño dragón’, en latín, hace referencia a su extraño
aspecto, con dos largas espuelas que salen de los sépalos, y
colores generalmente oscuros.

Especies epífitas y terrestres. Tienen preferencia por la sombra


y las temperaturas frescas. Estas orquídeas forman ramilletes
desde un corto rizoma, con un paquete denso de tallos. No
tienen pseudobulbos. Con cada tallo se desarrolla una hoja
grande, delgada y aguda, terminada en un mucrón; estas
hojas, glabras y de color de verde oscuro a claro, sustituyen
las funciones del pseudobulbo ausente, y tienen funciones
de almacenamiento de nutrientes. Las flores terminales,
con largas espuelas, tienen básicamente forma triangular
y un aspecto extraño debido a los largos apéndices de cada
sépalo. Los pétalos son pequeños y gruesos. El labelo es
pequeño, y la parte basal y carnosa (hipochilo) es hendida.
La parte terminal (epichilo) es redondeada y cóncava. Son
polinizadas por moscas.
8 Dracula chiroptera Luer & Malo © S. Elórtegui.
22 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 17-23 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

Phragmipedium Rolfe 1896

Origen: género de unas 20 especies monopodiales


terrestres, epífitas o litófitas de orquídeas de la subfa-
milia Cypripedioideae. Se distribuyen en la América
tropical, desde México, y hacia el sur por Bolivia y
Brasil. Se encuentran muy amenazadas debido a la
destrucción de su hábitat. Todos los miembros del
género Phragmipedium están incluidos en el Apéndice
Pharagmipedium besseae Dodson & J.A. Kuhn © S. Elórtegui. I del Convenio sobre el Comercio Internacional de
Especies Salvajes en Peligro de Extinción.

Etimología: el nombre Phragmipedium (Phrag.), que procede de los términos griegos phragma = ‘valla’ o ‘división’
y pedilon = ‘zapatilla’, alude a las paredes de separación en el ovario, y a la forma del labelo.

Las especies del género Phragmipedium muestran un único estaminodio largo, parecido a una placa; pétalos
parecidos a bigotes y un ovario trilocular. El labelo con forma de saco está curvado hacia adentro en los márge-
nes. Las hojas son puntiagudas y miden alrededor de 80 cm de longitud. No presentan pseudobulbos. El tallo
llega a los 80 cm de altura, y presenta una inflorescencia de 2 a 3 flores.

Odontoglossum K. F. Humboldt 1816

Origen: género que contiene alrededor de 330 especies


perteneciente a la subtribu Oncidiinae, originario de las
montañas de América del Sur, en la región de los Andes.

Etimología: el nombre procede del griego odontos =


‘diente’ y glossos = ‘lengua’, ya que el labelo presenta
en su centro unas callosidades en forma de dientes.

Son plantas epífitas con pseudobulbos comprimidos.


La mayor parte se sitúa en altitudes comprendidas entre
los 1.500 y 3.000 m. Son orquídeas, por lo general, de
bosques nubosos fríos.

Las Odontoglossum se pueden hibridar con géneros


cercanos, lo que da lugar a especies intergenéricas
tales como Colmanara, Odontocidium, Burregeara y
Vuylstekeara.

Odontoglossum crinitum Rchb. f. © S. Elórtegui.


E l O r q u i d e a r i o d e l J a r d í n B o t á n i c o d e Qu i t o • E l ó r t e g u i 23

Epidendrum Linneo 1737

Origen: género de unas 1.000 especies de orquídeas,


en su mayoría de hábitos epífitos, de la subtribu Lae-
liinae. Se encuentran en la América tropical, desde
Florida, hasta el norte de Argentina. Debido a las
grandes diferencias de vegetación, tamaño de flor y
apariencia, muchas especies de este grupo se han se-
parado para formar sus propios géneros; es el caso de A

Barkeria, Dimerandra, Encyclia y Oerstedella.

Etimología: el nombre del género Epidendrum (Epi.)


procede de las palabras griegas ept = ‘sobre’, y dendron
= ‘árbol’, que hacen referencia a los hábitos epifíticos
de las especies aquí incluidas.

Es un género de plantas que puede soportar una gran


diferencia de temperaturas, de calor a temperaturas
frías. Se caracteriza por grandes inflorescencias que
llevan docenas de flores diminutas pero muy elaboradas.
El número de especies del género varía según el taxo-
nomista. En un tiempo el género Epidendrum incluía
las especies ahora clasificadas como el género Encyclia
(alrededor de 250 especies), Osterdella (de 40 a 70
especies, muchas de zonas aisladas y quizás extintas en
la naturaleza), Psychilus (15 spp.) y Nanodes (30 spp.).

A. Epidendrum porphyreum Lindl. B. Encyclia sp. © S. Elórtegui. B


24 GÉNEROS CHILENOS

Estado del conocimiento de las orquídeas chilenas

Patricio Novoa
Jardín Botánico Nacional
pnovoa@jardin-botanico.cl

L a familia Orchidaceae, con 25.000 a 30.000 especies,


es la segunda más abundante del planeta. En Chile,
por cierto, crecen orquídeas desde la provincia de Arica
por Chile en enero-febrero de 1709. Esos cuatro dibujos
fueron el Tafel (dibujo) XVII, Epipactis froribus uno versu
dispositis vulgo Nuil, que más tarde daría origen a Brachystele
hasta Tierra del Fuego. unilateralis; el Tafel XVIII, Epipactis flore albo vulgo gavilu,
En nuestro país se han descrito por lo menos 254 que más tarde daría origen a Gavilea leucantha; el Tafel
especies de orquídeas desde que el sacerdote francés Louis XIX, Epipactis flore virescente et variegato vulgo piquichen,
Feuillée (1714) dibujara las primeras cuatro en su paso que más tarde daría origen a Chloraea piquichen; y el Tafel

Figura 1. Tafel XVII, Epipactis froribus uno versu dispositis vulgo Nuil Figura 2. Tafel XVIII, Epipactis flore albo vulgo gavilu.
E s t a d o d e l c o n o c i m i e n t o d e l a s o r q u í d e a s ch i l e n a s • NO V O A 25

XX, Epipactis amplo flore luteo vulgo gavilu, que más tarde desde la primera revisión de la familia para Chile hecha por
daría origen a Chloraea gavilu (ver Figuras 1, 2, 3 y 4). Lindley en 1840, pero fundamentalmente por la destacada
Desgraciadamente estos dibujos de Feuillée fueron bióloga argentina Maevia Correa (1969), quien revisó el
usados por algunos botánicos europeos como tipos para género Chloraea para Chile y su país. La doctora Correa
describir otras especies de orquídeas chilenas, con lo cual sinonimizó fuertemente grupos enteros como la subsección
hicieron ilegales y superfluos sus nombres, de acuerdo con Alares sensu Reiche de Chloraea, donde pasó a la sinonimia
lo indicado actualmente por el Código de Nomenclatura de Chloraea galeata, C. cuneata y C. bidentata 14 especies.
Botánica. Entre esas especies están algunas de las más Asimismo, pasó otras 9 especies a la sinonimia de C. vires-
conspicuas y antiguas orquídeas del país. cens, 7 a la sinonimia de C. gavilu, 5 especies a la sinonimia
El notable naturalista francés Jean-Baptiste Lamarck, de C. longipetala, 5 a la sinonimia de C. viridiflora, 5 a la
quien formuló la primera teoría de la evolución y acuñó el sinonimia de C. magellanica, 4 a la sinonimia de C. multi-
término biología para designar la ciencia de los seres vivos flora y 4 a la sinonimia de C. chrysantha, y otras especies que
(Lamark 1809), usó tres de los cuatro dibujos de Feuillée permanecieron válidas quedaron con 3 o menos sinónimos.
para designar sus Limodorum luteum, L. piquichen y L. Es probable que el principio que aplicó la doctora Correa
venosum (Lamark 1792). No obstante, más tarde estos mis- haya sido el de juntar grupos en una sola entidad o en un
mo dibujos los usaron Lindley para crear Chloraea gavilu pequeño número de especies, para que más tarde, con la
(Lindley 1827) y C. piquichen (Lindley 1840), y Poeppig ampliación del conocimiento, nuevas revisiones basadas
(1838) para crear Gavilea leucantha, esta última más tarde en el conocimiento de las plantas in situ permitieran una
considerada especie tipo del género Gavilea. Urge buscar rehabilitación de especies buenas. Por cierto, la doctora
una solución nomenclatural para estas importantes especies Correa revisó el material chileno basándose en colectas de
de nuestro catálogo. herbario, lo cual fomenta la tendencia a sinonimizar a causa
Hoy las especies válidas se reducen a 57. Esta signifi- de la pérdida del color de las orquídeas en las carpetas, así
cativa disminución ocurrió debido a una fuerte sinonimia como a la escasa información ecológica y fenológica que

Figura 3. Tafel XIX, Epipactis flore virescente et variegato vulgo piquichen. Figura 4. Tafel XX, Epipactis amplo flore luteo vulgo gavilu.
26 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 24 -27, 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

posee el material de herbario, por definición. Este criterio En esta especie y sus variedades coexisten individuos
ha sido usado por numerosos botánicos en las primeras de perigonio blanco, amarillo, otras de labelo subredondo o
revisiones de grupos complejos. subrombeo, que medran en diferentes hábitats y que poseen
La revisión de la doctora Correa dejó 49 especies distinta fenología, todas las cuales fueron vinculadas a la
válidas, las que han aumentado a 57 con las adiciones descripción de Chloraea multiflora por Lindley, generando
de Ormerod (2002), Nieuhuenhuizen (1993), Ravenna una suerte de complejo de especies en el que actualmente
(2001) y Chemisquy (2009), quien recientemente revisó está sumida Chloraea multiflora.
las especies chileno-argentinas del género Gavilea. Urge una nueva revisión de la familia para Chile (y
Una revisión general del catálogo da cuenta de que, eventualmente de la subtribu Chloraeinae para el Cono
de las 57 especies válidas actualmente, solo 43 (75%) no Sur de América), que reconozca las nuevas adiciones, espe-
poseen problemas nomenclaturales o ambigüedades en su cialmente aquellas hechas sobre la base del conocimiento
descripción. Trece especies (23%) son dudosas, problemáti- in situ de las plantas, y que, asimismo, rescate especies
cas o están insertas en complejos de especies, y una especie perdidas en la sinonimia. También es conveniente rehabi-
debe ser transferida de género. litar la separación de los géneros Chloraea y Gavilea en las
Originalmente, la descripción de muchas especies secciones, subsecciones y divisiones propuestas primero
fue muy ambigua o se hizo con base en caracteres poco por Kraenzlin y luego mejorada por Reiche, por supuesto
destacables o contrastantes. Esto coadyuvó a que las claves revisando la descripción de algunas subsecciones y tam-
resultaran ambiguas, especialmente en la separación de bién la división propuesta por M. Correa para el género
algunas subsecciones de Kraenzlin (1904) y Reiche (1910). Gavilea. Esta división de los géneros es más bien utilitaria,
Es el caso de las subsecciones Homoglossae y Heteroglossae pues es muy práctica al momento de determinar especies
de la sección Euchloraea, que se diferencian por la presencia en terreno por parte de aficionados y especialistas, y no
de apéndices en el dorso del labelo (Homoglossae) y en am- implica separaciones filogenéticas a menos que estas sean
bas caras del labelo (Heteroglossae), aunque con diferente en el futuro soportadas por análisis de ADN.
distribución. Esta característica es extraordinariamente
cambiante en numerosas especies de ambas subsecciones,
en las que están ubicadas algunas de las más conspicuas
especies chilenas (por supuesto, no es un atributo bueno REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
para separar).
En relación con la ambigüedad de la descripción
original, destaca el caso de Chloraea decipiens Poepp., cuyo Chemisquy A. 2009. Gavilea  gladysiae (Chloraeeae: Orchida-
protólogo indica que la especie posee 5 variedades que se ceae), a new orchid from Southern Argentina and Chile.
indican a continuación (textual): Brittonia 61(3): 201-205, figs. 1-2.
Correa M. 1969. Chloraea, género sudamericano de Orchidaceae.
Darwiniana, tomo 15, 3-4: 374-500.
Variedad α: flores sulfúreas, labelo sub-rombeo, crece en Feuillee L. 1714. Journal des observations physiques, mathema-
campos pedregosos subandinos.
tiques, et botaniques... Tomo II. París. Rue S. Jacques, chez
Variedad β: flores blancas, tercera parte más grande, labe- Pierre Giffart, Libraire, Graveur du Roy & de l’Académie
lo subredondo, crece en campos pedregosos subandinos. Royale de Peinture & de Sculpture.
Variedad γ: flores blancas; sépalos laterales poco engro- Kraenzlin F. 1904. Orchidacearum. Genera et species. Exposuit.
sados, obtusos, crece en campos pedregosos subandinos. Berlín. Mayer & Müller. 140 pp. + XV Tafel.
Lamarck JB. 1809. Philosophie zoologique, ou Exposition des
Variedad δ: flores pálidas, magnitud similar a var. α, labelo
considérations relatives à l’histoire naturelle des animaux;
más anguloso, crestas elevadas por ambos lados, ápice
à la diversité de leur organisation et des facultés qu’ils on
erizado, quizás especie individual. Crece en lugares áridos
obtiennent; aux causes physiques qui maintiennent en eux
entre Valparaíso y Reñaca.
la vie et donnent lieu aux mouvemens qu’ils exécutent; en-
Variedad ε: flores sulfúreas magnitud similar a variedad fin, à celles qui produisent les unes le sentiment et les autres
β, labelo subredondo, obtuso, solo en la base con pelos
l’intelligence de ceux qui en sont doués, París, Dentu; 2
como cerdas y laminillas. Aquí ver icon citado de Feuillée.
volúmenes, in-8°, I volumen, 422 pp.; II volumen, 450 pp.
Crece en praderas de Valparaíso. Primavera.
Lamarck JB. 1792. Encycl. [J. Lamarck et al.] 3(2): 516.
E s t a d o d e l c o n o c i m i e n t o d e l a s o r q u í d e a s ch i l e n a s • NO V O A 27

Lindley J. 1827. Brand. Quart. Journ. Roy. Instit. N. S. i. 48.


Lindley J. 1840. Gen. Sp. Orchid. Pl. 400.
Nieuwenhuizen van, GW. 1993. Discovery of a surprising orchid
in Talca, Gayana Botanica 50(1): 11-16.
Ormerod, P. 2002. Orchidaceae fragmentae 4. Oasis 2(2): 7.
Poeppig, EF. 1833. Fragm. Syn. Pl. 17.
Poeppig, EF. 1838. Nov. Gen. Sp. Pl. (Poeppig & Endlicher) ii.
13. t. 119. 1838.
Ravenna, PF. 2001. Ravenna, P. New or noteworthy Chloraea species
(Orchidaceae). Onira. Vol. 5 Jan. 23, 2001. Nº 12. Pag. 44-45.
Reiche K. 1910. Orchidaceae chilenses. Ensayo de una monogra-
fía de las orquídeas de Chile. Anales del Museo Nacional
de Chile, segunda sección botánica, entrega nº 18, 85 pp.
28 DIVERSIDAD

Orquídeas del valle de Angol y la cordillera de Nahuelbuta

Christian Romero
Laboratorio de Biotecnología de Hongos.
Departamento de Ciencias y Tecnología Vegetal.
Campus Los Ángeles. Universidad de Concepción.
Casilla 234, Los Ángeles, Chile.

Laboratorio de Anatomía y Ecología Funcional de Plantas.


Instituto de Biología,
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
neo_roku@live.cl

Guillermo Pereira Cancino Cristian Atala Bianchi


Laboratorio de Biotecnología de Hongos. Laboratorio de Anatomía y Ecología Funcional de Plantas.
Departamento de Ciencias y Tecnología Vegetal. Instituto de Biología,
Campus Los Ángeles. Universidad de Concepción. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Casilla 234, Los Ángeles, Chile.

L a comuna de Angol, ubicada en la Región de la Arau-


canía, a los pies de la cordillera de Nahuelbuta, se
encuentra en una ubicación privilegiada; por eso es posible
encontrar una gran diversidad de especies vegetales nativas,
algunas de las cuales incluso se observan en las áreas que
bordean el límite urbano de la ciudad.
Definitivamente, las especies más fascinantes de nuestro
país y el mundo son las orquídeas, plantas perennes herbáceas
que habitan en casi todos los ambientes existentes en nuestro
planeta (Chase 2005). En Angol, cada año, en los meses
de octubre y noviembre, los caminos se embellecen con la
floración de las 30 especies de orquídeas que existen en el
territorio de la comuna y que actualmente se encuentran
protegidas por el decreto municipal 1331, publicado el 8
de junio del año 2011, gracias a los esfuerzos de la Oficina
de Informaciones Turísticas de la Municipalidad de Angol
y a uno de los autores de este artículo, el también angolino
Christian Romero. Juntos logran que las orquídeas de Na-
huelbuta sean declaradas Símbolo de la comuna de Angol,
con base en un estudio bibliográfico presentado al Concejo
Municipal, en el que se exponen los problemas asociados a la Figura 1. Chloraea nudilabia. Sin duda, una de las más bellas orquídeas de
conservación y reproducción de estas especies, y la posibilidad Nahuelbuta © C. Romero.
O r q u í d e a s d e l va l l e d e A n g o l y l a c o r d i l l e r a … • R o m e r o , A T A L A & P EREIR A 29

Figura 2. Chloraea cuneata y Chloraea disoides. Ambas especies en peligro crítico de extinción se encuentran en la comuna de Angol © C. Romero.

de que muchas de estas plantas estuviesen dentro del territorio la línea temática de Gestión Ambiental Local, con el asilo
angolino (Novoa et al. 2006; van Nieuwenhuizen, comunica- de la Agrupación Medioambiental y Cultural de Angol, la
ción personal). La verdad es que nunca imaginamos el tesoro Ilustre Municipalidad de Angol y la Corporación Nacional
que descubriríamos conforme fueron pasando los meses.Así Forestal. El objetivo del proyecto, que incluía en el estudio el
se inició un proceso de investigación en terreno buscando los área silvestre protegida correspondiente al Parque Nacional
sitios donde crecen las orquídeas de Nahuel-buta, proceso Nahuelbuta, era determinar el número de especies de orquí-
encabezado por Christian Romero, quien recibió el apoyo de deas presentes en el territorio de Angol (Tabla 1).
la Municipalidad de Angol, mediante la Oficina de Informa- La temporada 2012 se pudo identificar 29 especies
ciones Turísticas del Municipio. Aun así se requería mayor de orquídeas, 3 de ellas nuevas, nunca antes registradas en
apoyo para seguir adelante con la investigación, por lo que nuestro país (Romero 2012). Entre los hallazgos destacan
se decidió recurrir a otras fuentes de financiamiento. El 24 las especies Chloraea cuneata y Chloraea disoides, ambas
de noviembre de 2011, la Secretaría Regional Ministerial catalogadas en Peligro Crítico de Extinción (Novoa et
(SEREMI) de Medioambiente comunicó la aprobación del al. 2006, Elórtegui & Novoa 2008); Chloraea cuneata
proyecto “Investigación, protección e información de la di- actualmente solo crece en la cordillera de Nahuelbuta y
versidad de orquídeas de Nahuelbuta, símbolo de la comuna se conocen 4 poblaciones, mientras que Chloraea disoides
de Angol”, postulado al Fondo de Protección Ambiental en es una especie completamente nueva en la cordillera de

Tabla 1. ESPECIES IDENTIFICADAS EN LA ZONA DE ESTUDIO

1 Brachystele unilateralis 12 Chloraea gavilu 23 Chloraea volkmanni


2 Chloraea barbata 13 Chloraea aff. gavilu 24 Chlorogavilea galeata x longibracteata
3 Chloraea aff. barbata 14 Chloraea grandiflora 25 Codonorchis lessonii
4 Chloraea chrysantha 15 Chloraea lamellata 26 Gavilea araucana
5 Chloraea chrysochlora 16 Chloraea longipetala 27 Gavilea leucantha
6 Chloraea aff. chrysochlora 17 Chloraea longipetala var. lutea 28 Gavilea longibracteata
7 Chloraea aff. crispa 18 Chloraea multiflora 29 Gavilea lutea
8 Chloraea cuneata 19 Chloraea aff. multiflora 30 Gavilea odoratissima
9 Chloraea disoides 20 Chloraea nudilabia 31 Gavilea venosa
10 Chloraea galeata 21 Chloraea philippi 32 Habenaria paucifolia
11 Chloraea gaudichaudii 22 Chloraea virescens
30 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 2 8 - 31, 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

Figura 4. Cholorogavilea, hibrido intergenérico descubierto en las cercanías del


río Picoiquén, una de las más grandes rarezas que esconde la cordillera de
Nahuelbuta © C. Romero.

febrero del 2012, Christian Romero y la Municipalidad de


Angol se adjudicaron un proyecto para investigar sobre las
metodologías de reproducción y propagación de algunas
Figura 3. Gavilea leucantha. El más reciente descubrimiento de la Iniciativa especies de orquídeas presentes en la comuna, proyecto
Orquídeas de Nahuelbuta © C. Romero. financiado por el Grupo SAESA, que entrega este dinero
como forma de compensación por los daños ambientales
Nahuelbuta, pues de ella solo se tenia registro en la región en los que incurrirá al instalar una línea de alta tensión de
de Valparaíso (Novoa et al. 2006). la central de paso a instalarse en el río Picoiquén.
Con el inicio de la temporada de floración 2012-2013 Así, bajo el alero de la Universidad de Concepción,
han llegado buenas nuevas para las orquídeas de Nahuel- campus Los Ángeles, en donde Christian ha recibido un
buta, pues recientemente se encontró la especie Gavilea fuerte apoyo de sus profesores, y sumado al financiamien-
leucantha, aumentando así a 30 el número de especies to otorgado por SAESA y la Municipalidad de Angol, se
que crecen en la comuna de Angol. Es muy probable que están reproduciendo algunas orquídeas de Nahuelbuta,
esta cifra siga aumentando conforme se amplíe el área de haciendo pruebas de germinación de semillas y clonación
investigación, además de registrar nuevamente los lugares de plantas. Pero también se están diversificando las líneas
ya estudiados, pues las orquídeas no florecen todos los de investigación en torno a las orquídeas de Nahuelbuta,
años (Reiche 1910, Elórtegui & Novoa 2008), y lo que fue que constituyen su propio mundo y cautivan a quienes
posible observar el pasado año podría ser diferente a lo que han tenido la posibilidad de conocerlas a fondo. “Las or-
este año podremos encontrar. Es importante considerar que quídeas son un mundo aparte de todas las plantas, tienen
en nuestro país no hay claridad en cuanto al número de personalidad propia, son caprichosas y esquivas, pero no
especies de orquídeas existente (Elórtegui & Novoa 2009), serían tan interesantes, ni yo más feliz de estudiarlas, si no
y es ahí donde radica la importancia de esta iniciativa. fuesen así”, nos cuenta Christian Romero.
Conforme aumenta el número de especies de orquí- Las proyecciones de la Iniciativa Orquídeas de
dea, nace también la preocupación sobre cómo comenzar a Nahuelbuta y los proyectos que la sostienen son prome-
reproducirlas y ayudar así a la conservación y preservación tedoras. Angol está decidido a conservar su patrimonio,
de estas plantas. Las orquídeas poseen un gran problema del que ahora son parte las orquídeas de Nahuelbuta, y
para su reproducción, y es que sus semillas, para poder seguirá adelante en pos de cumplir este objetivo. Junto a
germinar, necesitan asociarse a ciertos hongos del suelo, la municipalidad seguirá Christian Romero, quien ya se
asociación simbiótica que les permite suplir las carencias ha comprometido con este trabajo. Hoy ya se están termi-
nutricionales que sufren sus minúsculas semillas (Mcken- nando los proyectos que le dieron el primer empujón a esta
drick et al. 2000, Alexander & Hadley 1985, Otero et al. iniciativa, por lo que es necesario seguir buscando nuevas
2004). Esta vez la respuesta llega desde la cooperación de fuentes de financiamiento, para continuar con esta bella
la Municipalidad de Angol y agentes privados: el 22 de labor y recorrer el largo camino que aún queda.
O r q u í d e a s d e l va l l e d e A n g o l y l a c o r d i l l e r a … • R o m e r o , A T A L A & P EREIR A 31

Es bueno saber que no todo es destrucción, y que en


muchas partes de nuestro país existen lugares en donde sus
pobladores aprenden a valorar lo que tienen y se aferran
a ello para mantener su identidad. Angol es un ejemplo
a seguir; hoy son las orquídeas, pero mañana, en otras
comunas de nuestro país, pueden ser muchas de las otras
especies amenazadas que alberga el territorio nacional. Este
es un ejemplo de cómo una pequeña idea puede obtener
grandes logros; solo se necesita motivación personal.

Agradecimientos

Ilustre Municipalidad Angol, Corporación Nacional Fo-


restal de Chile (CONAF), Fondo de Protección Ambiental
del Ministerio de Medioambiente, Agrupación Medioam-
biental y Cultural de Angol, Jaime Espejo, Patricio Novoa
y Ramón Reyes.

Referencias bibliográficas

Alexander C & G Hadley. 1985. Carbon movement between


host and mycorrhizal endophyte during the development
of the orchid Goodyera repens Br. New Phytologist 101:
657-665.
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data. The Board of Trustees of the Royal Botanic Gardens,
Kew 2005. Blackwell Publishing Ltd., Oxford, Inglaterra,
y Malden, Estados Unidos.
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raíso. Taller La Era, Viña del Mar, Chile, 83 pp.
Mckendrick SL, JL Leake, DL Taylor & D Read. 2000. Symbio-
tic germination and development of myco-heterotrophic
plants in nature: ontogeny of Corallorhiza trifida and
characterization of its mycorrhizal fungi. New Phytologist
Figura 5. Chloraea gavilu, y Gavilea longibracteata. Ambas especies se están
145: 523-537. usando como modelos para diseñar los protocolos de reproducción. © C.
Novoa P, J Espejo, M Cisterna, M Rubio & E Domínguez. 2006. Romero.
Guía de campo de las orquídeas chilenas. Corporación
Chilena de la Madera, Concepción, Chile, 120 p.
Otero JT, JD Ackerman, P Bayman. 2004. Diversity in mycorr- Nacional de Chile, segunda sección botánica, entrega
hizal preferences between two tropical orchids. Molecular 18, 85 pp.
Ecology 13: 2393-2404. Romero C. 2012. Orquídeas de Nahuelbuta, símbolo de la comu-
Reiche K. 1910. Orchidaceae chilenses. Ensayo de una mo- na de Angol. Fondo de Protección Ambiental. Ministerio
nografía de las orquídeas de Chile. Anales del Museo de Medioambiente, Gobierno de Chile, 80 pp.
32 CONSERVACIÓN

Orquídeas, la efímera belleza de Torres del Paine.


Proyecto “Las orquídeas del Parque Nacional Torres
del Paine: monitoreo y ecoturismo
para la conservación de la biodiversidad”

Osvaldo J.Vidal
Doctor en Ciencias Naturales
de la Facultad de Ciencias Forestales
y Medio Ambientales
de la Universidad de Friburgo, Alemania,
asesor científico del proyecto.
Marcela Vásquez osvaldo.vidal@me.com Viviana Bauk
Administradora Turístico-Cultural Ingeniera de Ejecución Agropecuaria
de la Universidad de Valparaíso, de la Universidad de Magallanes,
coordinadora en terreno del proyecto. coordinadora general del proyecto.

P ara quienes hayan tenido el privilegio de visitar el


Parque Nacional Torres del Paine, no habrá lugar a
dudas acerca de que la belleza paisajística que alberga este
bosques y emerge luego hacia la superficie, con celeridad,
para saludar a la primavera: son las orquídeas, un pequeño
grupo de plantas que, más allá de la elegante hermosura que
lugar es extraordinaria. El macizo montañoso al que el nos regalan, guardan, aún celosas, los secretos de su afanosa
parque debe su nombre, postal de Chile por antonomasia, existencia en estos remotos parajes australes.
se alza abruptamente hasta poco mas de 3.000 m de altitud, Las orquídeas representan a una familia de plantas
generando una diversidad de paisajes representativos de vasculares muy diversa. Se estima que este grupo alberga
la zona austral de Chile que incluye extensos lagos, ríos, en el mundo unas 25.000 especies diferentes, concentradas
montañas, valles, ventisqueros y glaciares. Estos paisajes principalmente en zonas tropicales. Son plantas herbáceas,
sostienen una variedad de ecosistemas, tales como la extensa la mayoría de hábitos perennes; viven sobre el suelo (terres-
y llana estepa patagónica, bosques con árboles centenarios, tres) o usan otras plantas como sustrato para establecerse
matorrales ricos en especies nativas y pantanos fríos, entre (epífitas). Son atractivas para fines horticulturales y se
otros, dominados por especies endémicas tan emblemáticas distinguen, entre otras plantas, por la peculiaridad de sus
como el coirón, el calafate, la lenga, el neneo o el notro. flores, especialmente por las transformaciones que sufre el
Esta representativa heterogeneidad le dio el mérito para labelo, o “pétalo central”, que presenta complejos colores y
obtener en 1978 su galardón de Reserva Internacional de formas, a veces como si imitasen a los insectos que las poli-
la Biosfera, otorgado por la UNESCO. nizan. Las orquídeas desarrollan complicadas interacciones
Aunque para cualquier observador la belleza de los con sus polinizadores (abejas, avispas), así como también
paisajes de Torres del Paine es patente, existe otra belleza con hongos del suelo, con los que sus raíces mantienen
menos evidente, minúscula e inexplorada, pero tan sublime relaciones simbióticas.
como la de las montañas o los valles. Esta belleza se oculta Las especies de Chile conforman un pequeño grupo
durante los meses de invierno bajo el frío suelo de los dentro de la gran familia de las orquídeas. Se estima que
O r q u í d e a s , l a e f í m e r a b e l l e z a d e T o r r e s d e l P a i n e • V ID A L , B A U K & V ÁSQ U EZ 33

existen unas 49 especies, prácticamente todas endémicas


del país, con un enorme potencial científico y educativo.
De entre las especies de orquídeas chilenas se estima que
al menos 10 habitan los diversos ecosistemas de Torres
del Paine, incluida la primera variedad de flores albinas
descrita en la naturaleza en Chile (Chloraea magellanica).
Estas especies se han encontrado principalmente en ma-
torrales y bosques, en suelos que contienen abundante
materia orgánica.
En Torres del Paine las orquídeas han sido muy poco
estudiadas, lamentablemente. Los antecedentes sobre sus
patrones distribucionales o los hábitats que prefieren son
escasos; y de momento, nada se conoce sobre su biología
reproductiva, los insectos que las polinizan o los organismos
con los cuales establecen relaciones simbióticas.
De acuerdo con prospecciones del grupo de vo-
luntarios de la Agrupación Medio Ambiental Torres del Figura 1. La “Orquídea Porcelana” (Chloraea magellanica) es una de las es-
Paine (AMA Torres del Paine, ver recuadro), muchos de pecies más abundantes y llamativas en el Parque Nacional Torres del Paine.
Como el resto de las orquídeas del parque, emerge desde el suelo con la
los senderos turísticos están colmados de orquídeas, lo primavera, luciendo un sorprendente atractivo. Fotografía: Claudio F. Vidal.
cual las potencia como producto de interés para turistas
interesados en la naturaleza, como aquellos especialistas
en plantas (botanizing) y “safaris” fotográficos. Actividades
como estas podrían incrementar el interés por las orquídeas
en Torres del Paine y su valoración, y redundar en planes e
iniciativas que promuevan su conservación e investigación
científica. Esta valoración urge particularmente tras los
catastróficos incendios que afectaron vastas superficies del
parque, y que degradaron sus hábitats y las condiciones
que requieren para desarrollarse.
La conservación de las orquídeas en Torres del Paine
se puede impulsar, además, con modestas pero concretas
medidas que ayudarían a desentrañar secretos sobre su
biología y ecología, que han permanecido desatendidos
durante años: a) implementar un muestreo sistemático en
Torres del Paine para determinar el grado de rareza de las
especies; b) desarrollar una base de datos con información
morfológica (tamaños, cantidad de flores) y fenológica
(tiempos de floración); c) caracterizar los hábitats y las
condiciones de sitio en que se establece cada especie para
conocer sus requerimientos ecológicos; y d) determinar
potenciales amenazas sobre sus poblaciones (pastoreo por
ganado doméstico, pisoteo por turistas).
La investigación sobre las orquídeas del Paine apenas
comienza. Hasta ahora solo están definidos sus atributos
taxonómicos y aspectos distribucionales básicos, pero se
espera incrementar su conocimiento mediante sucesivas
campañas de investigación que desentrañen progresivamente
Figura 2. Gavilea littoralis. La belleza efímera y casi etérea de las orquídeas
los secretos que aún esconde —para la ciencia— la biología en Torres del Paine, contrasta sólo en su diminuta escala la constante e
de estas plantas, más allá de su sublime y efímera belleza. imponente hermosura del macizo montañoso. Fotografía: Claudio F. Vidal.
34 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 32- 3 4 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

Sobre AMA y el proyecto


de las Orquídeas

La Agrupación Medio Ambiental Torres del Paine (AMA


Torres del Paine), con base en el Parque Nacional Torres
del Paine, tiene como objetivos principales la educación
ambiental, la restauración de senderos turísticos y la in-
vestigación científica.
Esta crónica ha sido elaborada para divulgar la di-
versidad de especies de orquídeas de Torres del Paine en el
contexto del proyecto “Las orquídeas del Parque Nacional
Torres del Paine: monitoreo y ecoturismo para la conser-
vación de la biodiversidad”, financiado por el Fondo de
Protección Ambiental del Ministerio del Medio Ambiente.
El proyecto, aún en desarrollo (2012), ha detectado 9
especies en Torres del Paine, incluida la primera orquídea
de flores albinas registrada en Chile. Con la ayuda de 20
voluntarios de Alemania, Canadá, Chile, China, Escocia,
Estados Unidos, Polonia, Francia e Inglaterra, se han car-
tografiado más de 3.000 plantas adyacentes a los senderos
3a turísticos. 3 de octubre de 2012.

Referencias bibliográficas

Novoa P, J Espejo, M Cisternas, M Rubio & E Domínguez. 2006.


Guía de campo de las orquídeas chilenas. Corporación de
la Madera, Concepción, Chile.
Vidal OJ. 2007. Flora. Torres del Paine, 2.ª edición. Fantástico
Sur, Punta Arenas, Chile.
Vidal OJ, C San Martín, V Bauk, S Mardones & CF Vidal. 2012.
3b The orchids of Torres del Paine Biosphere Reserve: the
need for species monitoring and ecotourism planning for
biodiversity conservation. Gayana Botánica 69: 136-146.

Figuras 3a y 3b. Gavilea lutea, una orquídea frecuente en los


senderos de caminata del parque. Fotografías: Claudio F. Vidal.
4 Figura 4. Gavilea araucana. Fotografía: Claudio F. Vidal.
EDUCACIÓN 35

Estudio fenológico de Bipinnula fimbriata


en Dunas de Concón (litoral de Chile central):
aportes científicos de la escuela, para la puesta
en valor de un santuario de la naturaleza1

Genoveva Medel Bravo


Maddalena Muzio Vitali
Bruce Swain Harrison
Alumnos de segundo medio (2010), participantes en los
Talleres de Ecología del Colegio Sagrada Familia de Reñaca
maddalenamuziov@gmail.com

La población se observó durante un año, con registros


INTRODUCCIÓN de las fenofases —vegetativas, floración y fructificación—
cada dos semanas. Los resultados permitieron determinar la
duración e intensidad relativa de las fenofases, los periodos

E  l cohabitar con especies nativas junto a un Santuario


Natural es un privilegio que la escuela no puede
desaprovechar; es tarea de esta el repensarse en función de
de máxima floración y fructificación, y su correlación con
la temperatura y con la variación de la precipitación.

una ciencia para “vivirla” y a la vez entender la importancia


social de su acción directa en la investigación y conservación
de la naturaleza. Descripción de la especie
El objetivo de este trabajo, realizado como parte del
Taller de Ecología del Colegio Sagrada Familia de Reñaca,
dirigido por el profesor Sergio Elórtegui, es determinar el Bipinnula fimbriata (Phil.) I. M. Johnst. Cont. Gray
patrón fenológico de Bipinnula fimbriata (orchidaceae) Herb. 85: 28. 1929.
en la única población presente en la duna libre holocé-
nica del sector Santuario Dunar de Concón (32° 56’ S Planta perenne con escapo de hasta 70 cm de altura, con
y 71° 32’ W); espacio con una comunidad vegetal que raíces carnosas, gruesas y largas. Hojas de la roseta basal
presenta una mayor riqueza florística en comparación con carnosas, de forma elíptica o angostamente lanceolada, con
otros sistemas dunares, y al cual se le suman graves pro- ápice agudo y márgenes lisos, algo acanalada por el nervio
blemas de conservación por causa de la expansión urbana. medio, con el haz brillante, de 15-20 cm de largo por

1
Trabajo presentado por los alumnos, en formato póster, en el II Congreso de Flora Nativa, Valparaíso, Chile.
36 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 35 - 39, 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

Figura 1. Bipinnula fimbriata © S. Elórtegui. Figura 2. Flor de Bipinnula fimbriata © S. Elórtegui.

3-4 cm de ancho. Inflorescencia terminal con 5-15 flores, rrollan una espiga floral con 20 o más flores, las cuales per-
racemosa; flores dispuestas en espigas sueltas, rodeadas manecen 22,8 ± 7,39 días (Cisternas & Lehnebach 2001).
por una bráctea foliosa de 2,5-2,8 cm de largo, sésiles,
resupinadas por torsión del ovario en 180°. Sépalos verdes,
los laterales de 1,8-2,0 cm de largo, prolongados en una
cinta angosta cuyos márgenes están provistos de fimbrias METODOLOGÍA Y RESULTADOS
gruesas de 0,8-0,9 cm de largo, a veces ramificadas. Pétalos
ovales anchos obtusos y cóncavos, de color verde en la
mitad basal y blancos con nervadura marcada de verde en Área de estudio y clima local
la mitad apical. Labelo blanco oval suborbicular, con ápice
truncado y margen ligeramente dentado; disco marcada- La vegetación del área de Concón forma parte del complejo
mente recorrido por 7 crestas verdes, continuas en la base de dunas litorales chilenas, compuesto por tres grandes
y luego interrumpidas hasta convertirse en dientes falcados. unidades regionales, esquema establecido por Kohler (1970)
Ginostemio blanco, ancho, curvo, ligeramente alado, [faltan los datos en la bibliog]. El área de Concón parece
con la entrada de las fosas de color amarillo intenso ribe- estar ubicada en la zona de transición entre las unidades
teado de rojo (Reiche 1910). regionales de dunas del norte y del centro de manera que
B. fimbriata, endémica de Chile, habita desde Co- probablemente presenta elementos florísticos de ambas y
quimbo hasta el Maule (VII Región). En Valparaíso se en- una mayor riqueza de plantas que otros sistemas de dunas.
cuentra exclusivamente en el borde litoral, preferentemente Las Dunas de Concón presentan un patrón de zonación
en terrenos arenosos estabilizados, asoleados y expuestos a característico (Luebert 2005); en él se distinguen cuatro uni-
la brisa marina, asociándose a Carpobrotus aequilaterus y dades morfológicas claramente diferenciadas de oeste a este.
Bahia ambrosioides (Elórtegui & Novoa 2009). Climatológicamente, esta zona se caracteriza por una
Es una de las primeras orquídeas en florecer en Chile tendencia mediterránea, que en términos simples se puede
(fines de julio a mediados de octubre). Los individuos desa- definir como una zona con meses secos y una marcada
E studio fenológico de B i p i nn u l a f i mbr i ata EN D U N A S DE … • M e d e l & M U ZIO 37

estacionalidad, es decir, con veranos secos e inviernos fríos estos son: alta humedad de origen advectivo que originan
y lluviosos (Di Castri & Hayek 1976). Para comprender el nieblas, vientos denominados de mar a tierra y relieve
clima local de las Dunas de Concón es necesaria la incorpo- abrupto que genera una barrera frente a las masas de aire
ración de elementos climáticos locales que la influencian; (Pliscoff 2005) (Figura 3).

CLIMOGRAMA VIÑA DEL MAR


ESTACIÓN TORQUEMADA
Precipitaciones (mm) Temperaturas (ºC)

400,0 30
350,0
25
300,0
20
250,0
200,0 15
150,0
10
100,0
5
50,0
0,0 0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Precipitaciones 0,7 1,7 6,1 17,8 19,2 125,2 80,5 62,1 38,6 12,5 5,5 1,8
Temperaturas 17,3 16,8 15,6 14 12,6 11,3 10,4 10,8 12 13,1 14,1 16,7

Figura 3. Climograma de las Dunas de Concón.

Figura 4. Remanente del Campo Dunar Las Dunas de Concón 2012. Área de trabajo de este estudio. Foto: Javiera Correa.
38 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 35 - 39, 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

Estudio fenológico

El estudio de las fenofases se realizó a lo largo de todo un


año, desde marzo de 2010 a marzo de 2011. La frecuencia
de observación la hicieron quincenalmente alumnos del
Taller de Ecología del Colegio Sagrada Familia de Reñaca,
junto a investigadores, en 5 cuadrantes de 2 m2, ubicados
en el área total de la población holocénica de 30 x 20 m,
a 105 m de altitud. El periodo inicial de cada etapa de la
fenofase se definió cuando al menos 5% de los individuos
la presentaron, y el peak cuando al menos 50% de los indi-
viduos se encontraban en esta. El análisis de la información
y su representación se basó en estudios similares para zonas
mediterráneas (Arroyo et al. 1981).

Resultados

El desarrollo vegetativo comenzó tempranamente con


la aparición de roseta a mediados de mayo y alcanzó su
mayor tamaño a fines de julio, momento en el que hubo
un desarrollo sostenido de vara de inflorescencia hasta Figura 5. Frutos de Bipinnula fimbriata © S. Elórtegui.
mediados de agosto (Figura 6).
La floración se concentró en agosto y septiembre.
El mayor porcentaje de floración se presentó la primera iniciar el crecimiento de roseta. Situación destacable para
quincena de septiembre, con 81,6%; luego declinó leve- esta especie dada la extrema aridez del sustrato de arena
mente a 68,4% en la primera quincena de octubre, para holocénica, con un ausente desarrollo de suelo y elevadas
decrecer rápidamente a 14,9% a comienzos de noviembre temperaturas estivales del área sin cubierta arbustiva.
y desaparecer a mediados del mismo mes. La fructificación La fructificación alcanzó su peak en noviembre, lo que
apareció tempranamente a fines de agosto, con 11,2% precedió a una rápida desecación de roseta y dehiscencia
creciendo sostenidamente hasta llegar a 95,6% la primera (liberación de semillas) de los frutos a principios de diciem-
quincena de noviembre (Figura 7). bre, fecha en que el aporte hídrico es nulo; esto reafirma
la idea de una actividad precautoria de reserva energética.
Los datos de esta investigación son coincidentes para
otras poblaciones de la especie bajo condiciones edáficas no
Discusión tan extremas en Los Molles, Zapallar y Ritoque (Elórtegui
& Novoa 2009).
El registro fenológico en B. fimbriata mostró una clara El contexto de esta investigación releva no solo la
correspondencia con el patrón climatológico estacional, importancia florística de este sitio único, sino que además
cuya mayor expresión y secuencia porcentual coincidió con abre un horizonte de posibilidades en lo que respecta a
el periodo posterior al mayor aporte hídrico invernal por la participación de la escuela local en la construcción de
lluvias y a temperaturas moderadas en ascenso de agosto conocimiento científico mediante el trabajo de campo y
y septiembre. la valoración y gestión para la conservación biológica. Los
Sin embargo el periodo de crecimiento de la planta contextos no formales de exploración fuera del aula, libres
fue anterior a la ocurrencia de precipitaciones, lo que nos de principios escolarizantes, fomentan en mayor medida
sugiere el uso de sus reservas del año anterior (geófita) para el conocimiento vinculante y una actitud positiva hacia la
E studio fenológico de B i p i nn u l a f i mbr i ata EN D U N A S DE … • M e d e l & M U ZIO 39

40
35
30
25
Tamaño (cm)

20
15
10 Tamaño de varas

5 Tamaño de hojas

ma
y jun jun jul jul ag
o
ag
o
se
p
se
p oc
t
oc
t
no
v
28 12 27 12 27 11 26 10 25 10 25 09
Días de muestreo Figura 2. Crecimiento de hojas y varas.

70

60

50
Tamaño (cm)

40

30

20 Nº de flores

10 Nº de frutos

ma
y jun jun jul jul ag
o
ag
o
se
p
se
p oc
t
oc
t
no
v
28 12 27 12 27 11 26 10 25 10 25 09
Días de muestreo Figura 3. Cantidad de flores y frutos.

ciencia. Este tipo de conocimiento lleva consigo que cada es- Elórtegui S & P Novoa. 2009. Orquídeas de la región de Valpa-
tudiante implicado disfrute con la gestión y optimización de raíso. Taller La Era, Viña del Mar, Chile, 83 pp.
su aprendizaje, al desarrollar actitudes de gusto y disfrute en Luebert F. 2005. Comunidades vegetales de las Dunas de Con-
su proceso de aprendizaje (Vicente & De la Fuente 2004). cón, en Elórtegui S (ed.), Dunas de Concón: el desafío de
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Pliscoff P. 2005. El clima de las Dunas de Concón, en Elórte-
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cerrectoría Académica, Universidad Católica de Chile, zaje a través del Programa Pro&regula. Revista Electrónica
Santiago, 127 pp. de Investigación Psicoeducativa 2(1): 145-156.
40 F LO R I C U LT U R A

Mejoramiento genético de orquídeas chilenas.


Protocolo de micropropagación de Gavilea glandulifera
(Poepp.) M.N. Correa

Ximena Calderón Baltierra


Claudia Alonso
Facultad de Recursos Naturales Renovables,
Laboratorio de Biotecnología de Plantas Superiores,
Universidad Arturo Prat
Santiago, Chile
ximena.calderon2011@gmail.com

giras tecnológicas, dirigimos numerosas tesis, asistimos a


Antecedentes diversos congresos nacionales e internacionales, genera-
mos una red de cooperación internacional y un plan de
negocio, y personalmente he escrito dos libros (Calderón

E n el presente artículo se señala en forma muy resumi-


da la investigación que he realizado con orquídeas de
Chile desde 1998 con un escaso número de investigadores
2012a, 2012b).
Todas las actividades se realizaron con la participación
de empresas nacionales asociadas, especialmente el empre-
nacionales y con recursos estatales. sario Enrique Matthei, único productor y exportador de
Tres proyectos nacionales (dos FIA, Fundación para la orquídeas chilenas en el país en la actualidad.
Innovación Agraria, y un FONDEF, Fondo de Fomento al En este artículo se resume un protocolo de micro-
Desarrollo Científico y Tecnológico), en los que participé propagación específico para Gavilea glandulifera, que se
como investigadora principal y/o directora, permitieron aplicó a los géneros Bipinnula y Chloraea, e hizo posible
generar suficiente conocimiento para declararnos expertos. iniciar muchas actividades de investigación con el banco
En el marco del proyecto FONDEF D06i 1079 colectamos de germoplasma de orquídeas chilenas de la Universidad
plantas desde la VII Región hasta la XII; creamos bancos Arturo Prat (UNAP).
de germoplasma en laboratorio y en invernadero; estable-
cimos protocolos de micropropagación y masificación por
inmersión temporal; estudiamos el desarrollo de embriones
cigóticos; desarrollamos embriogénesis somática; aislamos Introducción
e identificamos las micorrizas asociadas a cada especie y
logramos conocer su fenología; y establecimos protocolos
de fertirriego y manejo fitosanitario. Asimismo, estudia- Gavilea glandulifera es una especie endémica que se distri-
mos la fisiología de la floración y la fotosíntesis, los genes buye entre la cuesta de Cavilolén e Illapel (zona sur de la
involucrados en la floración, y la ruta de control; usamos IV Región). La floración se produce de noviembre a enero
la mutagénesis física para el acortamiento de la floración; y actualmente se desconoce su estado de conservación (No-
investigamos el cultivo de tejido haploide y los protoplas- voa et al. 2006), pero se ha estudiado mucho su taxonomía
tos; y obtuvimos híbridos inter- e intraespecíficos, tanto (Novoa et al. 2006), nomenclatura (Chemusquy 2009) y
alopátricos como simpátricos. Igualmente, realizamos filogenia (Cisternas et al. 2012).
M e j o r a m i e n t o g e n é t i c o d e o r q u í d e a s ch i l e n a s • C a l d e r ó n & a l o n s o 41

En Chile, el trabajo con especies nativas de la familia quien también, al dirigir varias tesis, generó conocimiento
Orchidaceae no ha sido grandemente desarrollado; por este sobre la fenología y el manejo en invernadero.
motivo, la investigación realizada en biología reproductiva En esa época éramos las únicas investigadoras na-
(Valdivia et al. 2010), biología (Verdugo et al. 2007) y cionales que trabajaban en generar conocimiento con
fisiología de la floración (Salinas et al. 2010) ha sido muy orquídeas chilenas.
importante —y lo seguirá siendo— para desarrollar un En un segundo proyecto FIA (PI-C-2003-1-A-081)
manejo sostenible de esta especie a nivel nacional. fui directora los dos primeros años (2003-2004), porque
El objetivo de este trabajo fue desarrollar un proto- luego renuncié a la Universidad de Talca. En ese período
colo de micropropagación a partir de semillas inmaduras desarrollamos la inmersión temporal con asesoría del
y maduras en condiciones asimbiótica in vitro. Se evaluó doctor Marcos DaQuinta (Vogel & Calderón 2007), ex-
su desarrollo en tres medios de cultivo: Gamborg et al. perto cubano, y dirigí varias unidades de investigación en
(1968), Lichter 1981 y Knudson (1946), que contenían criopreservación y encapsulación de embriones.
un mismo nivel de hormonas y micronutrientes. Las se- El primer FONDEF (D06i 1079) “Obtención de
millas se incubaron en condiciones de fotoperíodo 16/8 h variedades comerciales de orquídeas de climas fríos” (2007-
L/O. Los resultados permitieron desarrollar 11 estados 2012), ejecutado en Chile por la Universidad Arturo Prat
del desarrollo modificado por otros autores (Yamazaki & (UNAP), bajo mi dirección general, contó con la participa-
Miyoshi 2006). ción de una red de investigadores extranjeros: la doctora Jutta
El desarrollo de G. glandulifera en medio asimbiótico Lüdwig-Müller, de la Techcnischen Universitat, Dresden,
contribuirá a su futura conservación y propagación en los Alemania, para la determinación endógena de hormonas
suelos de Chile central-austral. por HPLC y GC-MS y transferencia tecnológica; el doctor
Dagoberto Castro Restrepo, de la Universidad Católica de
Oriente, Medellín, Colombia; el ingeniero Enrique Rondón,
del Centro de Bioplantas Cerro Ávila, de Cuba, para asesoría
La historia sobre inmersión temporal para garantizar la masificación del
producto final; y el doctor Mokio Aoyama, de la Universidad
de Hiroshima, Japón, para el desarrollo de técnicas cromo-
El proyecto FIA A 081-093 (1998-2001), de tres años de sómicas (Aoyama et al. 2013) y transferencia tecnológica.
duración, fue ejecutado por investigadores de la Universi-
dad de Talca (Ximena Calderón Baltierra), de la Univer-
sidad Católica de Valparaíso (Gabriela Verdugo), BTA de
PUC (Ximena Álvarez, Álvaro García) y el empresario En- Micropropagación de Gavilea
rique Matthei. Nos dedicamos a estudiar solamente la Chlo- glandulifera (Poepp.) M. N. Correa
raea crispa que crece entre pinos en Los Ríos de Yahuilo,
Yumbel. Todos los avances de investigación en laboratorio
estuvieron a mi cargo, como investigadora principal. Con Materiales y métodos
mi asistente de investigación, María Paz Jofré, y teniendo
numerosas tesis de pregrado a mi cargo, generamos pro- Los ensayos se realizaron en la Facultad de Recursos
tocolos de micropropagación de esta especie, crecimiento Naturales Renovables de la Universidad Arturo Prat, en
en invernadero, adaptación a su región de origen (donde el laboratorio de Biotecnología de Plantas Superiores,
florecieron a los 3 años en lugar de 5) y embriogénesis ubicado en Santiago.
somática. Presentamos algunos resultados en congresos Inicialmente se realizaron mediciones morfométricas
nacionales e internacionales, así como en actividades de (largo y ancho) de las cubiertas seminales y protocormos
difusión, pero no publicamos. En una gira tecnológica de semillas inmaduras y maduras de G. glandulifera prove-
a Perth, Australia, nos capacitamos en técnicas de aisla- nientes de la XI Región, cosecha 2009. Estas se observaron
miento, purificación y cultivo de micorrizas, y comenzó bajo microscopio óptico (Carl Zeiss, modelo Axiostar plus,
el desarrollo de una red de cooperación internacional con Alemania), usando una escala en µ.
expertos en orquídeas australianas. Los estudios a nivel de Las cápsulas inmaduras, lavadas en agua potable, se
invernadero y ensayos de campo estuvieron a cargo de la esterilizaron superficialmente con una solución de hipo-
investigadora de la Universidad Católica de Valparaíso, clorito de sodio al 30% (1% cloro activo) con adición de
42 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 4 0 - 47, 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

surfactante Tween 20 (2 gotas/50 mL), durante 18 minutos


en agitación. Posteriormente se lavaron con abundante agua RESULTADOS
bidestilada hasta eliminar el exceso de hipoclorito de sodio,
se sumergieron en alcohol al 99% y se flamearon durante
2 segundos. Luego se procedió a cortar e inocular en los Parámetros morfométricos
medios de cultivo modificados de Knudson, B51 y NLN3.
Las semillas maduras secas se esterilizaron con una solución La evaluación de estos parámetros para semillas inmaduras
de hipoclorito de sodio al 10% con adición de 1 gota de señala que el largo de la cubierta seminal es en promedio
Tween 20, durante 4 minutos en agitación. Posteriormente 564 µ (Tabla 1) y sigue la expansión del protocormo hasta
se lavaron con abundante agua bidestilada estéril; y luego, tomar contacto con el ancho de la cubierta seminal.
en condiciones estériles, se inocularon en los medios de Las semillas maduras tienen en promedio 29,2 µ de
cultivos antes mencionados, con una misma concentración diferencias con el largo de las cubiertas seminales de inma-
de hormonas, vitaminas y aminoácidos. Se dejó incubando duras. El ancho del protocormo aumenta 30,8 µ y el largo
en condiciones de fotoperíodo 16/8 h L/O a 20 °C + 2 tiene poca variación en ambos tipos de semilla (Tabla 2).
(incubadora Pi-Tecnología, modelo Bioref-19, hecha en
Chile) a una intensidad de luz de 62,41 µmol s-1 m-2.
Tabla 1.
Se realizaron muestreos mensuales y quincenales Promedio de parámetros morfométricos
con toma de microfotografías (Canon, Power Shot A 640, medidos en semillas inmaduras de G. glandulifera (5x)
hecha en China).
El proceso de germinación de las semillas se dividió Largo Ancho Largo Ancho
Cubierta seminal Cubierta seminal Protocormo Protocormo
dentro de las siguientes 11 categorías que son una modifi- 564* 210,2 199 121,4
cación de lo descrito (Yamazaki & Miyoshi 2006). 80** 39,92 40,24 23,66
*Los promedios corresponden a N = 100.
**Desviación estándar.
Estado de no germinación. No hay
Estado 0 crecimiento del embrión. Tabla 2.
Promedio de parámetros morfométricos medidos
Estado de pregerminación. El embrión se en semillas maduras de G. glandulifera (5x)
Estado 1 hincha hasta rellenar la cubierta seminal.
Estado de germinación. El embrión emerge Largo Ancho Largo Ancho
Estado 2 desde la cubierta seminal. Cubierta seminal Cubierta seminal Protocormo Protocormo
593,2* 213,2 204,2 152,2
Estado globular. El embrión está
Estado 3 completamente desalojado de la cubierta 100,03** 40,55 29,17 31,00
seminal. *Los promedios corresponden a N = 100.
**Desviación estándar.
Estado germinación. El embrión desalojado
Estado 4 de la cubierta seminal se presenta
polarizado.
Estado torpedo. El embrión se forma tipo Se evaluaron los mismos parámetros morfológicos
Estado 5 torpedo. en unidad de área. La Tabla 1 muestra que el área de la
Estado torpedo con rizoides. El embrión cubierta seminal fue de 379504,39 y el área del protocormo
Estado 6 forma rizoides sobre la superficie del
protocormo. 77810,97. Las semillas maduras tienen mayor área tanto de
la cubierta seminal como de los protocormos (391.178,55
Estado postorpedo. El embrión se diferencia
Estado 7 en forma de botella invertida. y 98897,34 (Tabla 2).
Estado tallo. Se observa producción de
Estado 8 clorofila en el ápice.
Estado preplántula. Se observan Estados de desarrollo registrados en semillas maduras e
Estado 9 separaciones de lo que serán las hojas. inmaduras de G. glandulifera
Estado plántula. Plántula con varias hojas y
Estado 10 una raíz.
Ambos tipos de semilla se evaluaron durante 8 meses. Las
semillas inmaduras llegaron a estado 4, en el medio K1, en
Estado 11 Estado planta. Planta con varias raíces.
el primero y el segundo mes. En el medio B51 y oscuridad
M e j o r a m i e n t o g e n é t i c o d e o r q u í d e a s ch i l e n a s • C a l d e r ó n & a l o n s o 43

LARGO Y ANCHO CUBIERTAS SEMINALES LARGO Y ANCHO CUBIERTAS SEMINALES


Y PROTOCORMOS EN SEMILLAS INMADURAS DE Y PROTOCORMOS EN SEMILLAS MADURAS DE
G. glandulifera G. glandulifera

micras micras
700,0 800
600,0
500,0 600
400,0
400
300,0
200,0 200
100,0
0,0 0
LCS ACS LP AP LCS ACS LP AP
Parámetros morfológicos Parámetros morfológicos

Figura 1. Promedio de parámetros morfométricos de semillas inmaduras de Figura 2. Promedio de parámetros morfológicos de semillas maduras de G.
G. glandulifera. glandulifera.
LCS: Largo cubierta seminal; ACS: Ancho cubierta seminal; LP: Largo proto- LCS: Largo cubierta seminal; ACS: Ancho cubierta seminal; LP: Largo proto-
cormo; AP: Ancho protocormo. Los valores corresponden a un promedio cormo; AP: Ancho protocormo. Los valores corresponden a un promedio
de 100 mediciones. de 100 mediciones.

llegaron al estado 6 en la misma fecha; y entre el tercer mes y Al octavo mes las plántulas estuvieron listas para ser
el cuarto, en luz, llegaron al estado 6 en este mismo medio. transferidas a condiciones ex vitro (Figura 3). Las plántulas
Las semillas maduras llegaron mayoritariamente al crecieron en invernadero, completamente adaptadas a
estado 2 en el mismo tiempo de incubación y en mucho condiciones ex vitro (Figura 4).
menor grado al estado 4. Esto se debe a la heterogeneidad
del material de estudio cuando se realizan muestreos al azar.
Al quinto mes las semillas inmaduras incubadas en Análisis microscópico
medio B51 y condiciones de luz llegaron al estado 8, y en
oscuridad solo alcanzaron el estado 7. El análisis microscópico de semillas inmaduras al segundo
En el sexto y el séptimo mes las semillas inmaduras mes de incubación permitió ver la formación de rizoides
incubadas en condiciones de luz en medio B51 alcanzaron translúcidos, estado 6 (Figura 5), en el medio B51 y en
el estado 9. condiciones de oscuridad. A la misma fecha de incubación

3 4

5a 5b 5c

Figura 3. Plántula lista para ser transferida a condiciones ex-vitro. Figura 4. Plántulas adaptadas a condiciones de invernadero. Figura 5a. formación de rizoides
en extremo basal. Figura 5b. Desarrollo de rizoides, observe la formación de almidón en la zona cercana a la base. Figura 5c. Desarrollo inicial de pelos de
origen epidérmico y de una célula.
44 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 4 0 - 47, 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

las semillas maduras mostraron polarización del protocor-


mo (estados 3 y 4).
Tabla 3.
Al tercer mes de incubación las semillas inmaduras Promedio de valores de potencial agua (bares)
en condiciones de luz y oscuridad mostraron el estado 6 encontrados para Gavilea glandulifera

(Figura 5), con formación de rizoides (Figura 5a).


Variaciones de potencial agua (bares) en tejidos
En el medio K1 tanto semillas inmaduras como in vitro y diferentes medios de cultivo
maduras desarrollaron el estado 4 en condiciones de luz,
y solo las maduras se desarrollaron en condiciones de os- Tipo de Hojas Raíces Medio
medio
curidad. En el medio NLN3 se registró el desarrollo de las
B 51 -25,5 -16,5 -9,5
semillas inmaduras en condiciones de luz y oscuridad, pero
solo llegaron al estado 4 (Figura 6). En el mismo período MS -22,7 -15,6 -7,4
alcanzaron el estado 7 en medio B51 en condiciones de NLN3 -27,2 -17,3 -6,4
oscuridad (Figura 7).
Al quinto mes de incubación hubo plántulas de
2,5 mm de largo promedio en medio B51 (Figura 8); en
cambio en K1, en condiciones de luminosidad y oscuridad, cambio, las semillas inmaduras alcanzaron el estado 9 en
estaban en estado 4. condiciones de luz y la incubación se prolongó hasta el
En el sexto mes de incubación las semillas inmaduras séptimo mes (Figura 10).
cultivadas en medio K1 en condiciones de luz alcanzaron Siguiendo la metodología de Calderón (2001b), se
el estado 6 (Figura 9); y las semillas inmaduras cultivadas midió el potencial agua en los tejidos y medios de cultivo,
en medio B51 oscuridad, el estado 8. En medio B51, en como se señala en la Tabla 3.

6a 6b

7 8

Figuras 6a y 6b. Estado 4 de la germinación. Figura 7. Germinación en estado 7, medio K1. Figura 8. Plántula obtenida en medio B51, estado 10.
M e j o r a m i e n t o g e n é t i c o d e o r q u í d e a s ch i l e n a s • C a l d e r ó n & a l o n s o 45

Un potencial agua más negativo en el medio aumenta


el transporte de asimilados y el crecimiento de las raíces; en
consecuencia, disminuye el crecimiento de las hojas y la re-
lación superficie foliar/peso seco de la planta. Sin embargo,
en un ambiente cerrado —como es el cultivo in vitro— no
hay problema de escape de agua por evaporación, puesto
que esta se mantiene en el frasco.
Las plantas que crecen en medio B51 tiene una alta
relación masa radicular/masa total, señalando su eficiencia
en el uso de agua, lo cual es coherente puesto que hemos
determinado que son plantas C4 (Salinas et al. 2010).
9a

DISCUSIÓN

Los medios de cultivo utilizados en este estudio han sido


favorables para la germinación asimbiótica in vitro, en
especial el medio Gamborg modificado, en el cual se
concentran 99,5% de las plántulas (estado 10). Otros au-
tores han determinado que la adición de carbón activado
(1-2 g/L) puede estimular la germinación y el crecimiento
de las orquídeas, principalmente en especies que liberan
sustancias fenólicas al medio de cultivo. Así se ha logrado
la germinación asimbiótica in  vitro en las 4 especies de 9b

orquídeas terrestres cubanas estudiadas, una de las cuales


resultó favorecida por el efecto del carbón activado, ger-
minada a las 8 semanas de cultivo (Rodríguez et al. 2001).
Para muchas especies de orquídeas, las más altas
frecuencias de germinación se alcanzaron con semillas
inmaduras más que por cultivo de semillas maduras
(Lichter 1981). En este trabajo se observa una igualdad
en el proceso de germinación; sin embargo, el máximo
estado alcanzado corresponde a semillas inmaduras de
G. glandulifera en estado 8 y 9 en medio B51 y estado
6 en medio K1. La alta frecuencia de germinación co-
rrespondiente a los estados 2 y 3 (39,8%) se obtuvo con
semillas cosechadas 70 días después de la polinización 10

manual; y solo se observó una mínima germinación con Figura 9a. Estado 6 de germinación en medio K1. Figura 9b. Germinación
semillas cosechadas 100-120 días después de la polini- de semillas inmaduras en estado 6, medio K1. Figura 10. Germinación de
semillas inmaduras estado 9, medio B51.
zación (Calderón 2012b). En este estudio las cosechas
se realizaron durante la preantesis floral; además, estos
autores determinaron que la alta frecuencia de formación
de protocormos, así como de rizoides y estado de vástago, ridad en la segunda semana de incubación; y los estados
se observaron solo en el medio ND (Dutra et al. 2008). 5 y 6 (Dutra et al. 2008) fueron bajos en este medio en
Sin embargo, se ha demostrado que Bletia purpurea, fotoperíodos 16/8 h L/O y 0/24 h L/O. Posteriormente
en el medio K1 con 0,1% de carbón activado, obtiene adicionamos carbón activado, puesto que se acorta el
relativamente altos porcentajes del estado 4 en luz y oscu- proceso de desarrollo a plántula.
46 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 4 0 - 47, 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

La fuente de nitrógeno ha mostrado tener efecto sobre


la germinación de diferentes especies de orquídeas (Dijk & Referencias bibliográficas
Eck 1995), si bien en los medios B5 y NLN no se incluyó
la fuente de nitrógeno inorgánico (nitrato y amonio). Aun
así fue efectiva en la germinación de G. glandulifera, lo cual Aoyama M, C Alonso & X Calderón. 2013. Chromosome
podría indicar que el nitrógeno no tiene un rol principal number of some terrestrial Orchids in Chile. Asia Pacific
en el comienzo de la germinación de la semillas, como po- Orchids conference (APOC 11). Poster. Okinaka, Japón.
drían tenerlo otros nutrientes y factores medioambientales. Calderón X. 2012a. Diseños florales con orquídeas chilenas.
En cuanto a la disponibilidad de fosfato, en Dactylorhiza Gráfica Metropolitana, Santiago de Chile, 127 pp.
majalis en presencia de una alta concentración de fosfato se Calderón X. 2012b. Mantención de variabilidad de orquídeas
obtuvieron los mayores pesos frescos (Dijk & Eck 1995). chilenas. Gráfica Metropolitana, Santiago de Chile, 101 pp.
Esto sugiere que a mayor concentración de fosfato mayor Chemusquy A. 2009. Novedades nomenclaturales en el género
será el estado de desarrollo en las plántulas. Gavilea (Orchidaceae, Chloraeinae), con especial énfasis en
La germinación de las semillas de muchas orquí- las especies chilenas. Darwiniana 47(2): 315-320.
deas terrestres es a menudo inhibida por incubación a Cisternas M, G Salazar, G Verdugo, P Novoa, X Calderón &
la luz (Calderón 2012b, Valdivia et al. 2010, Yamazaki M Negritto. 2012. Phylogenetic analysis of Chloraei-
& Miyoshi 2006, Light & MacConaill 1998), Sin em- nae (Orchidaceae) based on plastid and nuclear DNA
bargo, este trabajo concluye que no existen diferencias sequences. Botanic Journal of the Linnean Society. 168:
en las condiciones lumínicas; en este caso se registraron 258-277.
los mayores estados de desarrollo en semillas cultivadas Dijk E & N Eck. 1995. Anexic in vitro nitrogen and phosphorus
en condiciones de luz (estado 9) y semillas en estado de responses of some Dutch marsh orchids. New Phytologist
oscuridad (estado 8). 131: 353-359.
Hoy la germinación asimbiótica se considera una Dutra D, TR Johnson, PJ Kauth, SL Stewart, ME Kane & L
eficiente vía para la producción de plántulas; sin embargo, Richardson. 2008. Asymbiotic seed germination, in vitro
en la naturaleza, las semillas de las orquídeas dependen de development, and greenhouse acclimatization of the threa-
la infección de hongos micorrícicos para apoyar su germi- tened terrestrial orchid Bletia purpurea. Plant Cell Tissue
nación y el futuro desarrollo de las plántulas. and Organ Culture 94: 11-21.
Gamborg O, R Miller & K Ojima. 1968. Nutrient requirements
of suspension cultures of soybean root cells. Experimental
Cell Research 50: 151-158.
CONCLUSIONES Knudson L. 1946. A nutrient for the germination of orchid seeds.
American Orchid Society Bulletin 15: 214–217.
Lichter R. 1981. Another culture of Brassica napus in a liquid
Los tres medios evaluados fueron propicios para la germi- culture medium. Zeitschrift für Pflanzenphysiologie
nación de las semillas; sin embargo, el mayor estado de 103(3): 229-237.
desarrollo se alcanzó en el medio B5 modificado. Light, MHS & M MacConaill. 1998. Factor affecting germinable
Desde el segundo al cuarto mes se mantuvo el esta- seed yield in Cypripedium calceolus var. pubescens (Wild.)
do de desarrollo 6, en semillas inmaduras, cultivadas en Correll and Epipactis helleborine (L.) Crantz (Orchidaceae).
medio B5. Botanical Journal of the Linnean Society 126: 3-26.
Las semillas inmaduras obtuvieron los mayores esta- Novoa P, J Espejo, M Cisternas, M Rubio & E Domínguez. 2006.
dos de desarrollo en el medio B51; sin embargo, las semillas Guía de campo de las orquídeas chilenas. Corporación
maduras también obtuvieron un estado de desarrollo 8 al Chilena de la Madera, Concepción, Chile, 120 pp.
séptimo mes de incubación. Rodríguez, L., Valles, J., Gonzáles, R., Alvarado, K., Telles, E.,
Existió una variación de los estados del desarrollo Díaz, A. y Sánchez, E. 2001. Germinación asimbiótica in
alcanzados en cada medio de cultivo: resultó más favorable vitro de semillas de cuatro especies de orquídeas cubanas.
el medio B5 modificado. Biotecnología Vegetal: 1(2):115-116.
Se concluye que esta especie se ha adaptado a una Salinas P, J Delatorre, S Espinoza, P Espinoza, R Leyton & X
amplia variedad de condiciones de luz para la germinación Calderón. 2010. Fisiología de floración en variedades comer-
de las semillas y el desarrollo de las plántulas. ciales de orquídeas chilenas de climas fríos. 61° Congreso
M e j o r a m i e n t o g e n é t i c o d e o r q u í d e a s ch i l e n a s • C a l d e r ó n & a l o n s o 47

Agronómico de Chile. 56th Anual Meeting-SIHT Reunión


Anual. 11° Congreso de la Sociedad Chilena de Fruticultura.
26-29 de septiembre, Santiago de Chile. Libro de resúmenes.
Tokuhara K & M Mii. 1993. Micropropagation of Phalaenopsis
and Doritaenopsis by culturing shoot tips of flower stalk
buds. Plant Cell Reports 13: 7-11.
Valdivia C, M Cisternas & G Verdugo. 2010. Reproductive
biology aspects of two species of the genus Gavilea (Orchi-
daceae, Chloraeinae) in populations from Central Chile.
Gayana Botanica 67(1): 44-51.
Verdugo G, J Marchant, M Cisternas, X Calderón & P Peñaloza.
2007. Características morfométricas de germinación de
C. crispa Lindl. (Orchidaceae) usando análisis de imagen.
Gayana Botanica 64(2): 232-238.
Vogel H & Calderón X. 2007. Informe técnico y de difusión final
“Mejoramiento genético de orquídeas chilenas del género
Chloraea sp”. http://bibliotecadigital.innovacionagraria.cl/
gsdl/collect/iniciati/index/assoc/HASH016f.dir/FIA-PI-C-
2003-1-A-081_IF.pdf ]
Yamazaki J & Miyoshi K. 2006. In vitro asymbiotic germination
of immature seed and formation of protocorm by Cepha-
lanthera falcata (Orchidaceae). Annals of Botanny 98: 11.
48 GAJES DEL OFICIO I

Gavilea insularis, la orquídea de Masafuera.


Crónica de un reencuentro

Sergio Elórtegui Francioli


Biólogo, Programa de Doctorado
de Ciencias de La Educación
Pontificia Universidad Católica.
Profesor Colegio Sagrada Familia.
Corporación Taller La Era.
kelortegui@hotmail.com

C on un biogeógrafo amigo siempre bromeamos res-


pecto a que mucha de la exploración naturalista
que hoy se desarrolla se hace a unos metros del auto en la
carretera o a través de senderos muy bien demarcados (me
incluyo en este grupo, en ocasiones); las fotos publicadas de
las mismas escenas repetidamente dan cuenta de esto. Sin
desmerecer las maravillosas especies que crecen al borde de
los caminos, y aun teniendo en alta estima la integridad
física, el estudio de la orchidaceae Gavilea insularis (Figura 1)
presentó la oportunidad de esa exploración naturalista en
solitario, a lo old fashion, o bien en su sentido más épico.
Luego de varios días de navegación se arriba (en mi
caso, en la Navidad del 2010) a la isla de Masafuera en el
archipiélago Juan Fernández. En ella habitan estacional-
mente unos pocos pescadores de langostas (los masafueri-
nos), en la boca de una angosta quebrada. En este lugar se
“deshilacha” finalmente el entramado social y cultural en
el que vivimos y queda uno varado como náufrago cuando
el barco… desparece en el horizonte. Desde ese momento
en adelante, todo es incierto.
La labor de esta expedición consistió en trabajo de
campo para actualizar la cartografía vegetal de la isla y, en
particular, evaluar el estado de la población de Gavilea
insularis precisando además, aspectos de su anatomía y flo-
ración. De dichos estudios expogo aquí detalles anatómicos
Figura 1. Planta de Gavilea insularis © S. Elórtegui.
de la flor y observaciones sobre polinización.
G av i l ea i ns u l ar i s , l a o r q u í d e a d e m a s a f u e r a • E l ó r t e g u i 49

Figura 2. Archipiélago de Juan Fernández, isla de Masafuera © S. Elórtegui.

Gavilea insularis Correa

Correa. Revista del Museo de la Plata, Universidad Na-


cional de la Plata. Tomo XI, n.º 55, p. 75, 1968.

Hierba de 10-15 cm de altura. Raíces fasciculadas de 7-8


cm de largo. Hojas de 5-9 cm de largo por 1,5-2,5 cm de
ancho, lanceoladas, subagudas, reticuladas, dispuestas en
roseta basal. Inflorescencia de 2-4 cm de largo con 3-10
flores pequeñas, posiblemente blancas (Obs.); brácteas
lanceoladas, agudas, cubriendo apenas el ovario. Sépalo
dorsal de 9 mm de largo por 3 mm de ancho, lanceola-
do, 3-nervado, agudo; sépalos laterales de 10 mm de lar-
go por 3 mm de ancho en la base, lanceolados, agudos,
membranáceos, 5-7 nervado. Pétalos de 8 mm de largo
por 2,8-3 mm de ancho, oblongo, agudo, 3-nervado con
algunas verrugas en la base de los nervios. Labelo de
7 mm de largo por 7 mm de ancho, obdeltado a trilo-
bado con 5 nervios centrales longitudinales cubiertos de
apéndices capitados; hacia los lados, nervios oblicuos con
escasas laminillas bajas de borde engrosado y verrugas;
ápice truncado. Floración: fines de diciembre a primera
quincena de enero. Localidad de Colecta: en cerro Cor-
respondencia, (actualmente llamado sector La Cuchara),
isla Masafuera, Archipiélago Juan Fernández, Chile (Figura
2). Estado de conservación: no evaluado. (Tomado de
Elórtegui & Novoa 2009)

En el presente, la única población de orquídeas re-


gistrada (Danton 1998) vive a 1.100 m de altitud (sobre
la cota de la nieve) en un sector de meseta denominado La
Cuchara (Figura 3). Para llegar a este lugar se requiere un Figura 3. Isla de Masafuera, sector La Cuchara © S. Elórtegui.
50 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 4 8 - 52 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

viaje de medio día en mula, bordeando algunos abismos gura 4) que fue la estación de trabajo y «casa» durante 25
y luego por lomajes cubiertos por un mar de helechos días. Clima del refugio desde el 28 de diciembre al 21 de
(con neblina y sin sendero, cualquier dirección es igual). enero: 4 días soleados, 7 con lluvia y el resto con neblina
Finalmente se llega a un pequeño refugio de madera (Fi- y vientos fuertes.

Historia del estudio de Gavilea insularis

Única orquídea descrita para el archipiélago de Juan Fer-


nández endémica de Masafuera, fue descubierta y colectada
el 28 de enero de 1956 por Guillermo Kuschel a 1.200 m
de altitud, en el cerro Correspondencia, de la isla Alejan-
dro Selkirk. En 1968 fue descrita por Maevia Correa a
partir de un ejemplar seco conservado en el herbario de la
Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad
de la Plata, en Argentina. Su descripción, hecha por una
persona distinta del recolector, sobre un ejemplar seco,
impidió precisar algunos detalles como por ejemplo el color
de las flores. Nunca fue vuelta a ver en terreno hasta su
redescubrimiento por la expedición botánica de Philippe
Danton, el 23 de diciembre de 1997, aproximadamente
en el mismo sector de la colecta original entre bosquecillos
del helecho Lophosoria quadripinnata (J. F. Gmel.) C. Chr.
Danton y su equipo —entre ellos, el zoólogo del
Museo Nacional de Historia Natural Juan Carlos To-
rres— realizaron un censo de la estación y hallaron 92
individuos (55 florecidos y 37 sin flores). El aspecto general
Figura 4. Refugio a 1100 msnm © S. Elórtegui. de la estación es de una pradera de altura, frecuentada
por cabras y en parte invadida por bosquetes de helechos
enmallados en bloques de roca volcánica (Danton 1998).
Actualmente, guardaparques de la Corporación Nacional
Forestal (CONAF) mantienen una vigilancia estacional
de la población.
Esta nueva expedición del 2010 permitió actualizar el
estado de conservación de la población con nuevos datos
(artículo en revisión), pero en primer lugar me permitió
estar frente al sujeto-objeto de estudio y cohabitar en su
compañía por un tiempo prolongado de observación.
Detrás de esta gratificante acción de “estar cara a cara”
aparentemente tan ingenua y “poco académica”, subyace
sin embargo una profunda reflexión ética de coexistencia,
y que por lo demás cobra cada día más fuerza al interior de
la academia con interesantes y serios lazos entre ciencia y
filosofía (Rozzi 2008). En relación a la filosofía de la ciencia
sería dar un paso fuera del racionalismo activo y caminar en
paralelo por una oxigenante poética del espacio (Bachelard
Figura 5. Anatomía estructural de la Gavilea insularis. 1957). Lo interesante de esto —y los naturalistas lo entien-
G av i l ea i ns u l ar i s , l a o r q u í d e a d e m a s a f u e r a • E l ó r t e g u i 51

Figura 6. Interior de la
flor de Gavilea insularis.

den bien— es que la comprensión científica a partir de la


construcción del “dato duro”, tiene su origen más puro en
un estado de total observación (contemplación) de parte
del sujeto… y por tanto subjetiva. Y más subjetiva aun si
es que lo vivo observado es considerado como otro sujeto.
Esta cohabitación permitió, primero, una mejor
aproximación a su anatomía estructural y funcional a través
del dibujo in situ (Figuras 5 y 6) segundo, evaluar y precisar
la distribución y abundancia de la especie; y tercero, la
problematización, a través de la observación directa y de
trampas, de la probable ausencia de polinizadores.
Se encontraron 138 individuos (55 florecidos, 22
con botones, 15 solo con roseta y 46 plántulas) en un
área no superior a un kilómetro cuadrado del área total
muestreada correspondiente a la meseta noreste de la isla.
Las plantas estudiadas (muestra de 35 individuos) poseen
flores que apenas dejan entrever su interior y que jamás Figura 7. Flores de Gavilea insularis © S. Elórtegui.
se abren por completo (Figura 7), lo que eventualmente
dificulta la entrada de polinizadores o insectos con lenguas
suficientemente largas (no conocidos hasta la fecha). Esto autogamia (autofecundación) presente en otras especies
sugiere que las pocas fotografías de flores existentes, y sin continentales.
ninguna mala intención, fueron mecánicamente abiertas Esta aparente ausencia de polinizadores, asociada a
para mostrar mejor su interior. Aun así, la mayoría de las una distribución muy restringida y regular en la ocurrencia
plantas estudiadas fructificó, lo que sugiere un proceso de de plantas y considerando que el piso de vegetación de ma-
52 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 4 8 - 52 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

torral del helecho Lophosoria quadripinnata (J. F. Gmel.) C.


Chr. ocupa una extensión mucho mayor (Moreira-Muñoz
& Elórtegui en prensa), nos lleva a varias preguntas: ¿cuál
es el porcentaje de viabilidad y dispersión de sus semillas?
O, más interesante aun, ¿cuál es la data de su llegada y de
dónde proviene? ¿Es pariente de Gavilea lutea (Comm. Ex
Pers.) M. N. Correa?
Lo interesante de este tipo de expediciones —más
allá de los exiguos datos que se recogen y el sinnúmero de
nuevas preguntas— es esta dimensión poética de cohabitar
el espacio salvaje. La experiencia es tan intensa que se nos
regala algo así como “ciudadanía”, y está la posibilidad de
“quedar habitando por siempre” en ellos… y cada vez que
se cierran los ojos se puede volver ahí.

Agradecimientos

Debo agradecer de forma encarecida a Iván Leiva, adminis-


trador del Parque Nacional Archipiélago Juan Fernández,
y a su familia, por todo el apoyo prestado a este trabajo;
a la comunidad de masafuerinos, que me acogió el resto
del tiempo que pasé en Masafuera; y particularmente al
guardaparque de la CONAF Danilo Arredondo y su fami-
lia, por el apoyo logístico y la acogida que me brindaron.

Referencias bibliográficas

Bachelard G. 1957. La poétique de l espace. Presses Universitaires


de France, París.
Danton P. 1998. Redécouvere de l´orchidée de iles de Robinson
(Chili): Gavilea insularis M.N. Correa. Bull mens. Soc.
linn. Lyon, 67 (8): 226-232.
Elórtegui S & P Novoa. 2009. Orquídeas de La Región de Val-
paraíso. Ed. Taller La Era, Viña del Mar, Chile.
Moreira-Muñoz A & S Elórtegui (en prensa) Islands Endemism:
the Juan Fernández Archipelago. En: Hobohm C (ed.)
Endemism in Vascular Plants. Series Plant and Vegetation,
Springer, Dordrecht.
Rozzi R, Armesto J & Frodeman R. 2008. Integrando las ciencias
ecológicas y la ética ambiental en la conservación biocul-
tural. Environmental Ethics. Vol. 30: 9-16.
GAJES DEL OFICIO II 53

Conociendo las orquídeas chilenas.


Entrevista con Gosewijn

Mélica Muñoz Schick


Curadora emérita Museo Nacional de Historia Natural
mmunoz@mnhn.cl

G osewijn van Nieuwenhuizen es, aparte de un nombre


casi impronunciable,1 una figura mítica en el cono-
cimiento de las orquídeas de Chile. En su primera visita a
Chile, en 1985, se acercó a consultar el Herbario a la Sección
Botánica del Museo Nacional de Historia Natural. Habló de
su intención de recorrer el país en la búsqueda de orquídeas,
ya que conocía las europeas, terrestres al igual que las chilenas,
y había visto cómo día a día se iba transformando su hábitat
debido a la expansión de las ciudades. Deseaba conocer
lugares prístinos donde ello no sucediera aún.
Su interés se apoyaba en su pura pasión, ya que su
trabajo lo hacía en forma particular y no estaba sostenido
por ningún proyecto; además, su contextura delgada y baja
no resultaba muy auspiciosa para resistir tanto terreno. Aun
así, gracias a su fuerza de voluntad, realizó seis expediciones
que abarcaron todo Chile (Tabla 1), todas ellas con no
pocas dificultades y solo fotografiando las especies. En
muy pocas ocasiones recolectó algún ejemplar raro para Figura 1. Gosewijn van Nieuwenhuizen en Los Vilos, durante su primer viaje
el Herbario Nacional. Los resultados de sus expediciones a Chile (1985).

Tabla 1.
Expedición 1 8/10/1985-19/1/1986 Ollagüe (21°S), límite con Bolivia, a Isla Navarino (55°) al S de Isla Grande de Tierra del Fuego.
3/9/1989-11/1/1990 Chile central (30°-39°S).
Expedición 2 13/2/1990-20/2/1990 Norte Grande (18º-23ºS)
Expedición 3 2/10/1991-10/2/1992 Norte (18°S)-48°S para explorar la región de Aysén.
18/10/1993-14/3/1994 Entre Paposo (25°S) e Isla Picton (55°S).
Expedición 4 7/6/1994-14/6/1994 Altiplano (para Aa nervosa).
Expedición 5 18/10/1995-18/12/1995 Chile central (33°-38°S).
Expedición 6 9/1/1999-18/3/1999 Entre Santiago y Chiloé (las varias formas de Brachystele unilateralis).

1
En Chile lo llamamos Jósevin.
54 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 53 - 6 0 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

Sin embargo, la semilla que dejó ha entusiasmado a varios


botánicos y ya son varios los libros, artículos y proyectos
de cultivo que promueven la divulgación de esta familia.
Como un homenaje a quien tanto se preocupó de dar
a conocer esta familia en Chile he querido presentar esta
entrevista que se realizó vía correo electrónico, para conocer
aspectos anecdóticos de sus expediciones a nuestro país.

¿Dónde ha encontrado orquídeas en Chile?

Por todo el país, de Visviri al Cabo de Hornos. Chile


alberga orquídeas desde el nivel del mar hasta el altiplano;
en desiertos y pantanos. En Chile vi la orquídea más austral
del mundo, y probablemente la que vive más alto sobre el
nivel de mar (4.400 m).

¿Cuál considera su hallazgo más importante?

La Bipinnula apinnula. Una orquídea antes desconocida de


la precordillera de Talca, bastante curiosa por, al parecer, no
caber en ninguno de los géneros de orquídeas conocidos
hasta ese momento en Chile. De inmediato sospeché que
Figura 2. Bipinnula apinnula: las primeras flores conocidas de esta especie des- era algo novedoso, aunque en esta fecha [1989] no conocía
cubierta en noviembre de 1989. Foto 195-06 © GosewijnWJvN, 6-12-1989. aún todas las especies descritas: ¿podría ser una Chloraea
o Gavilea aberrante? Tenía rasgos de ambas, pero lo dudé
porque difería mucho. Por algún tiempo la consideré un
quedaron plasmados en un completo “Resumen del co- enigma, hasta encontrar más al sur la escasa Bipinnula volk-
nocimiento sobre las Orquidáceas Chilenas”, con Clave mannii; bastante diferente a las Bipinnula que conocía, pero
de las especies, datos de colecta y observaciones originales sorprendentemente similar a la orquídea desconocida. Me
respecto al colorido y diferencias entre ellas. Este trabajo, di cuenta: ¡ella debía ser una Bipinnula también!, a pesar de
bellamente ilustrado con fotografías, se conserva en la que le faltaban las plumas tan características de Bipinnula
Sección Botánica del Museo. (dando razón a su nombre, que significa ‘dos-plumitas’).
De cada uno de sus viajes volvía al Museo contando Por ser encontrada, asimismo, después, en otras montañas
sus logros o sus dificultades para encontrar las especies. adyacentes, sin formas variables, era claro que se trataba
Lo impresionaba el poco conocimiento que tenían los de una nueva especie verdadera; ni siquiera una subespecie
encargados de las áreas protegidas en ese entonces, y él los de volkmannii, pues además de la ausencia de los sépalos
introducía en el conocimiento de estas plantas. También plumados eran distintos otros aspectos. (Figura 2) Por esa
lo hacía con todos los que colaboraban con él para acceder ausencia bauticé a la especie apinnula (‘sin plumitas’) y
a los lugares que deseaba, ya que no contaba con medios como tal fue publicada en 1993.
para arrendar vehículos, y además quería tener contacto
con las personas de cada lugar. Uno de sus mayores logros
fue el descubrimiento de una Bipinnula “sin plumas”, a ¿Cuál fue su experiencia más extraña?
la que bautizó como B. apinnula en su publicación de la
revista Gayana Botánica en 1993. En 1993-1994 me quedé ocho meses en Sudamérica, hasta
Su objetivo siempre ha sido publicar un libro a todo junio, para conocer una de las orquídeas más extrañas del
color, que contenga sus conocimientos sobre las orquídeas mundo y sin duda la más extraña de Chile. Después de la
chilenas, pero por diversas razones esto aún no ha resultado. floración de la última especie “normal” de verano salí por
C o n o c i e n d o l a s o r q u í d e a s ch i l e n a s . E n t r e v i s t a c o n G o s e w i j n • Mu ñ o z 55

algunos meses al Ecuador, y volví a tiempo para tratar de


encontrar la Aa nervosa. Realmente es una orquídea loca en
muchos sentidos, no solo por su nombre (Aa), más corto
y raro, sino también por florecer en invierno, por crecer a
mayor altitud que cualquier otra orquídea (hasta 4.400 m)
o esconderse en pantanos fríos (llamados bofedales), don-
de no sobresale de la vegetación plana que la rodea. Los
bofedales más prometedores se encontraban muy cerca de
la aldea de Parinacota. Era fácil encontrar los bofedales,
pero ¿cómo encontrar una orquídea apenas visible que no
había visto nunca? La vegetación misma parecía musgosa
pero era dura, hasta punzante. Fui observado por una
serie de niños que me preguntaron qué estaba haciendo. Figura 3. Aa nervosa: la orquídea de mayor altitud que vive casi enterrada,
Les expliqué y de inmediato afirmaron que sabían de qué con detalle de las flores; otras algo quemadas por el frío. Foto 276-12 ©
GosewijnWJvN, 10-6-1994.
planta se trataba. Lo dudé, temiendo más daño que éxito
por la ayuda que me prestaron... De repente, uno me
llamó y efectivamente la hubo encontrado, para mi terror
arrancándola por completo. Resultó que la mayor parte de
la planta se encontraba bajo tierra. Luego los demás niños
pudieron encontrar algunas más, aunque la primera había
sido la mejor. Se la pedí a los niños para poder fotografiarla.
Pero ya no existía, se la comieron por ser el tallo grueso una
delicia local... ¡Qué desgracia inimaginable! Supongo bota-
ron los restos menos palatables. Añadieron que llamaban
la planta loco-loco. Loca de verdad. (Figura 3)

¿Siempre tuvo éxito en sus exploraciones?


Figura 4. La camioneta todo-terreno atrapada en el barranco. Foto 217-16
© GosewijnWJvN, 24-11-1991.
Claro que no. Por encontrar varias especies del extraño géne-
ro Bipinnula (las orquídeas plumadas) desarrollé un interés
especial por ellas y trataba de encontrar otras. No era fácil,
pues una se había visto solamente una vez en una parte de auto se encontraba atrapado entre las rocas; no podía retro-
la costa de muy difícil acceso, al sur de Antofagasta. Aquí, ceder ni avanzar sin malograrse (Figura 4). Ya nos veíamos
en pleno desierto de Atacama, nadie esperaría la presencia volviendo a pie, pero el chofer nos ordenó colocar piedras.
de plantas tan delicadas. Sin embargo, bien por encima de En un principio no resultó nada, pero tras mucho esfuerzo y
la costa existe una maravilla climática: es allí donde la ca- tiempo logró cambiar la dirección. Regresamos en la noche.
manchaca (densa niebla marina) choca eternamente contra “La Bipinnula taltalensis la vi finalmente en 1993,
los acantilados, formando una zona húmeda aunque nunca aunque cortada... Estudiando imágenes satelitales esperaba
llueva. Allí se descubrió la Bipinnula taltalensis, una sola vez. encontrarla, probablemente más al sur. Allí la CONAF
“En 1991, mi primer amigo chileno (de 1985) aficio- [Corporación Nacional Forestal] había reconocido el
nado al desierto (Jorge E. Rodríguez M. de Antofagasta), excepcional valor ambiental de esa estrecha zona verde
estaba tan fascinado por mi relato que me regaló una expe- y establecido un área de protección. Me facilitaron otra
dición en vehículo todoterreno para llegar al lugar donde oportunidad para buscar aquella orquídea evasiva. Sin em-
la orquídea fue descubierta, hacía unos 70 años... A pesar bargo, no era necesario: uno de los guardas, siempre atento
de emplear un chofer perito, resultó demasiado difícil. Te- para aumentar el herbario que estaba preparando, la había
níamos que bajar por un barranco seco muy rocoso. Poco encontrado —y cortado—, suponiendo que era una clase
antes de llegar sobre la costa llegamos a una caída profunda de Alstroemeria. Afortunadamente la planta, guardada entre
seca, donde abruptamente se terminó el intento. Peor, el papel de diario, no estaba seca por completo, y aún podía
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En efecto, lo encontré; y él, probablemente contento por


la distracción, me dio permiso para pasar la noche bajo
su techo, en una construcción bastante grande, que pudo
ofrecer poco en cuanto a comodidad, pero no me impor-
taba. Sí encontré un montón enorme de frazadas y dormí
muy contento (veinte como colchón, diez como tapa).
“Todos los visitantes llegan en la madrugada para
observar los géiseres y sus vapores al amanecer, cuando
están lo más espectaculares. En la mañana ya no había
nadie, y era una sensación particular andar por esta zona
completamente solo. De verdad ya no estaba tan especta-
cular; pero los colores asoleados, mucho más fantásticos.
Figura 5. Bipinnula taltalensis, flor medio seca recién guardada entre papel de
diario. Planta encontrada por el Sr. Guido Gutiérrez de la CONAF, una de las Guiado por un mapa topográfico detallado me dirigí a la
orquídeas más escasas de Chile. Foto 238-04 © GosewijnWJvN, 20-11-1993. escondida zona verde, indicada por la foto satelital. Sin
duda la descubrí, siendo aún más impresionante que el
estudiarla, así como el sitio donde todavía permanecían las Tatio mismo, por los colores fuertes del arroyo que corría a
hojas vivas (Figura 5). lo largo, causados por algas y minerales (Figura 6). Fue un
“Las imágenes satelitales sirven mucho para descubrir, privilegio haberlo podido ver, pero, a pesar del complicado
en el desierto o la cordillera, vegetación aislada donde puede esfuerzo para llegar, orquídeas no encontré”.
haber plantas interesantes. En 1991 ya estaba muy contento
de poder encontrar de este modo localidades prometedoras
para buscar la Aa nervosa. Descubrí una bastante cerca de Algunas experiencias habrán sido, además, peligrosas o
los famosos géiseres del Tatio. En el pasado ahí trataron de angustiosas…
capturar energía geotérmica y se dijo que todavía existían
algunas instalaciones donde permanecía un guardia. Por lo Sí, no puedo negarlas. Encontré mi primera orquídea en
tanto, había una posibilidad de pernoctar, aunque de forma Chile en 1985, cuando adquirí mi primer conocimiento
primitiva: todo mejor que estar afuera durante las noches de la flora chilena, tratando de seguir por todo el país la
amargamente frías de esta altura (unos 4.200 m). Me las primavera del norte al sur. En la mañana había salido a pie
arreglé para acompañar a un grupo de turistas, pero en vez de un Valparaíso exuberante para explorar la costa suroeste
de continuar con ellos a los géiseres fui a buscar al guardia. de la ciudad. En la tarde volví a otro mundo. De repente

Figura 6. Arroyo de Tatio, fuertemente coloreado por algas y minerales. Foto 214-19 © GosewijnWJvN, 16-11-1991.
C o n o c i e n d o l a s o r q u í d e a s ch i l e n a s . E n t r e v i s t a c o n G o s e w i j n • Mu ñ o z 57

me encontré en una situación feroz con nadie en las calles, el intento por la noche. Sin haber qué beber, poco a poco
todas las puertas cerradas y los cierres metálicos bajados. pasó el cansancio. Bajando el próximo día, en una parte
Más allá solo vi policías en pares, que me ordenaron regresar rocosa tuve que abandonar mi mochila con todo mi equipo
a donde alojaba. Era una casa medio particular y felizmente fotográfico, faltándome la energía para bajar más por su
me dejaron entrar. Me aconsejaron con fuerza no viajar al peso. Más muerto que vivo llegué al pueblo, a salvo pero
día siguiente a Santiago como era mi plan, sería demasiado lejos de estar sano. Ya no tenía la salud para subir otra vez
peligroso: declararon dos días de paro nacional. No pude y recuperar mi cámara. Al otro día me fui por una semana
imaginarme mucho peligro e intenté viajar aun así; hasta a Santiago arreglando cualquier cosa hasta sentirme lo
enterarme de las noticias el próximo día: “QUEMARON suficientemente repuesto. Con más té que nunca (muy
2 VIVOS”, refiriéndose a la tripulación de un bus que sí pesado, pero sí tranquilizante) volví al sitio donde había
había salido a la calle… dejado mi mochila, y gracias a Dios ¡todavía estaba! Bajé
“Justo escapé a un gran incendio en 1999. Guiado a Los Queñes más rápido que nunca, mas mientras con-
por mi nuevo GPS, en aquel entonces todavía una rareza tinuaba a Santiago hubo un accidente en los trabajos al
con la cual no obstante había soñado por años, había pie de mi ruta, donde —me dio mucha pena— estaban
proyectado una ruta de varios días desde Los Queñes, construyendo un camino utilizando dinamita. Empezó un
en el río Teno, por los altos de la montaña, a Termas del incendio que destruyó toda la montaña, esa que me había
Flaco en el Tinguiririca. Ya conocía ambos lugares, sobre dado tanta felicidad por tantos años, encontrando una
todo los alrededores de Los Queñes, donde había subido multitud de orquídeas y en cada visita otras nuevamente.
la primera parte de la ruta muchas veces en casi quince Era el lugar más rico en cuanto a orquídeas que conocí en
años, sabiendo dónde encontrar agua, etcétera. Pero fue todo Chile. El incendio continuó por muchas semanas más,
un verano demasiado seco y la primera fuente resultó estar destruyendo la naturaleza en varios kilómetros cuadrados.
seca. Aun así continué, hasta donde siempre había habido Me di cuenta: volviendo más tarde habría perdido todo mi
una fuente corriente amplia, mucho más arriba. Llegué equipo; y bajando más tarde, mi vida.
poco antes del atardecer, demasiado agotado por el can- “En 1989 otro accidente más triste me impresionó
sancio, el calor y la sequía. Sin embargo, ya no había agua mucho. El dueño de la viña San Pedro de Molina se había
aquí tampoco, no más que unos musgos húmedos, ni una enterado de mis investigaciones y como gran aficionado a
gotita. La situación se había hecho seria, pues estaba con la naturaleza chilena me ofreció hacer algunas excursiones
mucha sed y apenas me quedaba té en mi cantimplora. Era juntos, utilizando su jeep. Gracias a él conocí varias partes
claro que ya no podía seguir más, pero por mi estado no de Chile por primera o única vez y encontramos una or-
podía bajar tampoco. Lo ensayé, pero tuve que abandonar quídea que no vi nunca más (Figura 7). El último día, a

Figura 7. Chloraea barbata: la escasa orquídea barbuda. Foto 190-36 © GosewijnWJvN, 11-11-1989.
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poca distancia después de despedirnos en la Panamericana, reponer baterías en faros, etcétera. La mayor oportunidad
murió en su jeep, me contaron más tarde en Curicó. Nunca fue visitar a solas la isla Picton, tierra interdicta a cualquier
perdí a un amigo nuevo tan pronto y tan horriblemente. persona desde el conflicto en los años setenta y ochenta
“Menos seria una vez vivida, pero más atemorizante con Argentina sobre la soberanía de ella, Lennox y Nueva.
en el momento mismo, fue una locura que cometí sobre En un Zodiac me llevaron a la ribera, prometiendo venir
las termas de Chillán también en 1989. Comencé bien el a buscarme nuevamente en la tarde. Un favor muy, muy
día observando orquídeas extrañas de flores enteramente amable, y efectivamente descubrí la orquídea más austral
verdes, que crecían entre las mismas fumarolas, al alcance del mundo, bien que es muy común en todo el sur de
de sus vapores sofocantes y calientes. ¡Qué plantas raras! Chile (nivel del mar en Magallanes, alta montaña en Talca).
Subí bastante por encima de las fumarolas, tratando de Solo olvidaron avisarme en cuanto a la presencia de minas
cruzar una pendiente fuerte de color café que resultó de explosivas… Probablemente ni siquiera lo sabían ellos mis-
material arcilloso. Sería muy peligroso pisarla, por el gran mos, ya hacía tanto tiempo… Fue por eso que las descubrí
riesgo de deslizarse causando una caída descontrolada de demasiado tarde, cuando ya me encontré en medio de un
cien metros o más. No obstante, en vez de buscar otro campo minado. De repente vi entre la mojada vegetación
camino, observé largo rato una serie de rocas en medio alta, de juncos, etcétera, un letrero caído y gastado, pero
de la arcilla, del mismo color más obscuro, como una aún se podía leer ¡¡MINAS!! Qué susto, seguramente ya
ruta de piedras que podía pasar saltando. En pendientes, había pasado otros… ¿¿¿Cómo escapar??? Apenas logré
a menudo voy así, más seguro que andar por material reconocer el camino que había hecho. Este debía ser seguro.
suelto. Dudé por la mayor inclinación y altura, pero De buena suerte nunca sentí una explosión. Supongo que
ganó la confianza en mi experiencia. Sin embargo, esta nunca lo habría sentido”.
vez las ‘rocas’ no resultaron piedras sino acumulaciones
de arcilla de color diferente… Se pulverizaron al mo-
mento de pisarlas. Tuve que parar de saltar: continuar era ¿Cuáles fueron, por el contrario, sus experiencias más
demasiado peligroso. Pero tampoco podía regresar por gratas?
las ‘piedras’ ya no existentes… Mientras contemplaba mi
situación imposible sentí cómo los restos de la ‘roca’ en Durante mi primer viaje, en 1985, traté de penetrar en
que me encontraba se deslizaban… Tenía mucho miedo. la cordillera de los Andes a varias partes, preguntando en
Lo calculé. La única opción que veía era correr lo más ciudades del Valle Central por la existencia de (micro) buses
rápido posible por las ‘rocas’ que quedaban, y pasarlas que entraran más lejos. De tal modo llegué a El Abanico,
antes del derrumbe completo. Así lo hice, causando una un pueblo en el río Laja llamado así por el abanico enorme
avalancha de arcilla... Todos los días se aprende algo. de tuberías que llevan aguas a una gran central hidroeléc-
”Otro gran susto tuve en el volcán Osorno, en 1985. trica. Sus alrededores resultaron ya extremamente ricos en
Subiendo (haciendo dedo) por el camino al refugio, ya me orquídeas, y me hablaron de la posibilidad de ir más allá,
había dado cuenta de un letrero de CONAF que adver- acompañando a trabajadores que cada mañana eran lleva-
tía de un estrecho pozo profundo volcánico, al lado del dos a un parque nacional, Laguna del Laja. Situado en la
camino. Volviendo a pie para estudiar la vegetación, no frontera con Argentina, para un extranjero no resultó tan
seguí el camino demasiado tortuoso sino busqué mi ruta evidente poder entrar. Tuvimos que pasar varias barreras y
propia por la lava relativamente fresca y por tanto muy yo mostrar mis documentos. Al final llegamos al parque,
pesada para pasar. Además me fijé en la escasa vegetación donde fui llevado al jefe para explicar a qué había venido.
de notros y tineos —no orquídeas, ya, aunque había más Conté de mi viaje por todo Chile y mi interés creciente por
arriba, en lava más corroída—. De repente me encontré las orquídeas: hasta la fecha había encontrado una decena
delante de un agujero de dos o tres metros de diámetro sin de especies. Le pregunté si había orquídeas en el parque.
fondo: apenas me salvé agarrando algunos notros (¡cómo Pero tuvo que negarlo: “orquídeas no hay”. Eso no obs-
me gusta este arbusto!). Sin duda, otro pozo volcánico tante, dijo que el parque era muy valioso con respecto a la
quizás no conocido. diversidad leñosa: en esta época el conocimiento de especies
”Creo que el momento más peligroso que viví fue productivas todavía era el mayor interés de la CONAF.
cuando la Armada de Chile en Magallanes me hizo un Ofreció que un joven guardaparque me acompañara como
gran favor. En 1994, gracias a buenos contactos, me au- guía. Me guió a un salto lindo e impresionante, sin notar
torizaron acompañarlos en viajes por el canal Beagle para las varias orquídeas que pasamos... Cambiamos los papeles,
C o n o c i e n d o l a s o r q u í d e a s ch i l e n a s . E n t r e v i s t a c o n G o s e w i j n • Mu ñ o z 59

y más tarde volvió bastante entusiasmado donde su jefe.


Sonreía yo, sin pensar más.
”Cuatro años más tarde volví al mismo parque y
resultó que no se habían olvidado de mí. No tanto por
reconocerme (bastante gente nueva) sino por la leyenda.
Esta vez el jefe mandó a varios guardaparques que me
acompañaran para que les enseñara; algunos de buena
gana, pero no todos. Sin embargo el entusiasmo crecía al
encontrar más y más orquídeas; pocas veces fui acompa-
ñado con tanto interés; se sentaron conmigo estudiando
aquellas flores singulares.
”Otros cuatro años después, en 1993, fui recibido
como un viejo amigo y fue muy grato descubrir que dos
de los que me acompañaban anteriormente se habían
convertido en grandes aficionados y conocedores de estas
plantas. Con una hermana, la más aficionada, fuimos los
cuatro por varias excursiones más exitosas, encontrando
hasta la muy escasa Bipinnula volkmannii (Figura 8). Una
tarde, tras un encuentro impresionante con varios cón-
dores, bajamos demasiado tarde de la montaña. Al final
hubo que bajar por un escarpado bosque denso en una
oscuridad total, una experiencia bastante atemorizante.
Uno de ellos, por su interés y afán, más tarde fue nom-
brado jefe de otra unidad de la CONAF donde todavía
trabaja junto a su hermana. Ella, Jacqueline Vergara de Los Figura 8. Bipinnula volkmannii, una de las orquídeas más notables y raras,
Ángeles, desde entonces mantenía una correspondencia aunque talvez más bien por su habitat poco visitado. Foto 243-01 © Go-
sewijnWJvN, 17-12-1993.
valiosa y fuimos a varias excursiones más durante otras
expediciones mías. ‘Orquídeas no había’, pero hasta la
fecha el número de especies conocidas de Laguna del Laja
ha pasado las veinte, es decir, la tercera parte de todas las seguir viajando hacia el sur… Hui de regreso al mucho
especies conocidas en Chile. más acogedor Chile, ya desde lejos disfrutando la vista de
”En 1985 tuve que abandonar mi primer intento de sus sierras y verdes como volviendo a casa. Sin alternativa,
viajar por todo Chile de norte a sur. Por su geografía ya regresé a Coyhaique para la última opción: tomar un avión
me había dado cuenta de que sería muy complicado, pero a Punta Arenas. Sin embargo, recién pasada la Navidad,
no era razón para no intentarlo. Llegado a Coyhaique por la agencia de viajes me dio mala noticia: todos los vuelos
la recién construida carretera Austral (nada de carretera estaban completos por muchos días hasta bien avanzado
todavía, ¡qué aventura!) me contaron que efectivamente el Año Nuevo… Podía imaginarse.
existía la posibilidad de seguir en barco de Caleta Tortel ”Creo que al verme perder todas mis esperanzas me
al río Baker (entre los dos campos de hielo patagónicos) comporté bastante porfiado. Le expliqué a la señora de la
y a Puerto Natales, pero no dentro de pocas semanas. agencia mi recorrido largo por el país, suplicándole pensar
Además, no era claro cómo llegar a Caleta Tortel. Por en otra solución. No veía ninguna, me dijo, pero sí mostró
tanto continué según el recorrido previsto a Chile Chico, interés por mis experiencias y hablamos bastante rato.
siendo toda la Región de Aysén tierra botánica casi virgen Todo cambió cuando le conté de lo que había visto ahí
y muy prometedora. Para continuar, la alternativa única mismo, en Coyhaique. Sobre la insospechada cantidad de
era pasar por Argentina y volver a Chile cuanto antes. orquídeas subiendo a la montaña obtusa que domina la
Pero esta solución resultó un desastre. Llegué hasta Perito ciudad, el cerro Mackay, hasta encontrar en su cima casi
Moreno en la pampa demasiado seca argentina y de pronto plana un increíble bosque fabuloso, densamente cubierto
me sentí muy solo y abandonado. Allí la gente no sabía por cortinas de líquenes como nunca había visto antes
nada, nada era posible y no había esperanza alguna de sobre una alfombra de miles y miles de orquídeas blancas...
60 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 53 - 6 0 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

despliegue de varios halos a la vez, tocándose y cruzándose,


¡cambiando según la elevación del Sol! (Figura 9).
”En la mañana el conjunto estaba más espectacular,
incluyendo además dos soles falsos (a ambos lados del
verdadero) y fragmentos de un arco iris alrededor del Sol
(normalmente está opuesto). (Contrario a los arco iris, los
halos no tienen origen en gotitas de agua sino en cristales
diminutos de hielo.)
”Nunca había visto algo similar ni en la literatura,
aunque en verdad durante los siglos pasados unos muy
pocos casos han sido descritos y dibujados. Hoy en día se
ha visto más frecuentemente en ambas regiones polares.
Sin embargo, hacia el medio día el espectáculo aquí se de-
sarrollaba en formas muy diferentes; nunca se pueden ver
así en los polos (Norte ni Sur): cerca de los trópicos (San
Pedro se encuentra casi en el trópico de Capricornio) el Sol
sube mucho más. Así, el arco superior de la foto crecía hasta
nuevamente formar un halo circunscrito elíptico, esta vez
efectivamente circunscribiendo el halo más común circular
que ya se nota en la foto. Científicamente, esta fue la fase
más notable, por su gran escasez y calidad. [Otras fotos
publicadas en el libro “Atmospheric Halos” de Walter Tape,
Universidad de Alaska, págs. 62 y 67]. Me considero muy
privilegiado de haberlo vivido. Me impresionó mucho”.

Figura 9. El increíble “Despliegue de Halos” con sol falso. Foto 205-16 ©


GosewijnWJvN, 18-2-1990.
Gracias.
De nada; fue un placer.
Mientras que contaba eso veía que sus ojos se mojaban:
yo estaba describiendo el mundo de su juventud; había
vivido en el Mackay y lo adoraba. Me sentía feliz al traer
esa felicidad a ella. No dijo más, solo que volviese en la
tarde. Cuando volví había arreglado todo: un vuelo a Puerto
Montt, enseguida a Punta Arenas y para más tarde otro de
vuelta a Santiago, a tiempo para coger mi vuelo de regreso a
Europa. No sé cómo lo hizo, pero aún le agradezco mucho
haber salvado mi viaje”.

¿Y la experiencia más maravillosa?

Vivir un fenómeno natural extremamente raro y especta-


cular. Se trataba de una aparición celestial, mejor dicho
meteorológica, consistente en arcos blancos o coloreados
por todo el cielo. Empezó el 17 de de febrero de 1990 cerca
de San Pedro de Atacama, con un arco elíptico alrededor del
sol, que ahora sé que se llama un halo circunscrito. Similar
a un halo más corriente, pero no redondo y mucho más
intenso. Al día siguiente la manifestación seguía con un
MICRODIVERSIDAD 61

Musgos, hepáticas y antocerotas:


un mundo de aplicaciones por conocer y conservar

Jorge Cuvertino-Santoni, Eduardo Olate & Gloria Montenegro


Departamento de Ciencias Vegetales, FAIF.
Pontificia Universidad Católica de Chile
sjorgeandres@uc.cl
eolate@uc.cl
gmonten@uc.cl

L as Briófitas (musgos, hepáticas y antocerotas), en tér-


minos generales, son plantas sin flores, fotoautrótofas,
poiquilohidras, cuya fase predominante y duradera es el ga-
Existen alrededor de 20.000 especies de Briófitas en el
mundo: 14.000 especies de musgos (Bryophyta), 6.000 es-
pecies de hepáticas (Marchantiophyta) y 300 de antocerotas
metofito haploide (Fig. 1a y 1b). El esporofito, producido por (Anthocerotophyta) (Asakawa et al. 2009). Así, este extenso
la fecundación de una ovocélula por parte de un anterozoide grupo de plantas representa cerca del 8% de la diversidad
nadador, está conformado, en la mayor parte de los casos, por conocida del reino vegetal. En Chile se han descrito hasta
un pie, una seta y una cápsula donde se producen esporas ha- el momento alrededor de 1.500 especies (890 musgos, 553
ploides. Estas son dispersadas en el ambiente por el viento, agua hepáticas, 14 antocerotas) (Hässel & Rubies 2009, Müller
o animales, para luego germinar dando origen a una nueva 2009), cuyas tasas de endemismo a nivel regional pueden
planta haploide. También presentan propagación vegetativa a sobrepasar el 50% (Villagrán et al. 2003, Bell & Cuver-
partir de yemas, fragmentos y tubérculos rizoidales. No poseen tino-Santoni 2003, Cuvertino-Santoni 2005), siendo las
raíces, por ello su nutrición está fuertemente influenciada regiones australes del país aquellas más biodiversas respecto
por los aportes meteóricos y las deposiciones atmosféricas. a este componente de la flora (Rozzi et al. 2008). De los
Además, se diferencian del resto de las plantas por poseer géneros de hepáticas y musgos chilenos más ricos podemos
ciertas características que los hacen excelentes indicadores citar, entre las hepáticas (Marchantiophyta), Chiloscyphus
medioambientales: viven en un amplio rango de ecosistemas, (Lophocoleaceae), Plagiochila (Plagiochilaceae) y Riccardia
hábitats, y micro hábitats específicos, incluso substratos sobre (Aneuraceae); y entre los musgos (Bryophyta), Bryum (Br-
los cuales las plantas vasculares no pueden sobrevivir. De hecho, yaceae), Andreaea (Andreaeaceae) y Syntrichia (Pottiaceae)
muchas especies son capaces de vivir en condiciones de suelos (Hässel & Rubies 2009, Müller 2009). El tomo VII de la
nutricionalmente pobres, y están adaptadas para reanudar Historia física y política de Chile, de Claudio Gay, destaca
prontamente su crecimiento frente a períodos intermitentes de entre los primeros estudios más exhaustivos de nuestras
humedad favorables para la fotosíntesis (Slack 2011). Briófitas. En esta obra, el trabajo de Montagne (1850)
62 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 61- 6 8 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

1a 1b

Figuras 1a y 1b. Ilustraciones de musgos y hepáticas de Ernst Haeckel en su obra Kunstformen der Natur.

constituye la primera recopilación en español de casi 300 ción de Funaria hygrometrica (Hueñoquintúe) y Marchantia
especies de Briófitas chilenas con detalladas descripciones polymorpha (Paillahue) en la preparación de filtros amorosos.
botánicas. Otras fuentes de información más recientes, En cuanto a usos medicinales tradicionales, no existen ante-
generadas en Chile, han sido recopiladas por Ardiles et al. cedentes escritos en Chile. Sin embargo, Núñez (2011, Mu-
(2009) y Larraín (2012). seo Nacional de Historia Natural; comunicación personal)
En cuanto a la utilización de estas plantas, diversos constató en 1982 el uso de compresas de musgos secos entre
autores señalan usos tradicionales como especies de uso los habitantes de Piruquina, en las cercanías de Castro, para
medicinal y comercial en varias regiones del mundo aliviar heridas cuando estas comienzan a fupurar (supurar).
(Saxena & Harinder 2004, Frahm 2004, Glime 2007). La base química de estas propiedades se encuentra en
Frahm (2004) señala que actualmente el uso económico los compuestos del metabolismo secundario presentes en
de las Briófitas incluye la turba esfañosa y Sphagnum como este grupo de plantas (Tabla 1). Al respecto, Sabovljevic et al.
sustrato para cultivos hortícolas y para la limpieza de derra- (2009) consideran a las Briófitas como una importante reserva
mes de petróleo, entre otros. El mismo autor menciona el de productos naturales o compuestos secundarios nuevos, y
desarrollo comercial de productos basados en extractos para mencionan que muchas de estas plantas han mostrado una
el cuidado de los pies (refrescante y desodorizante), y una actividad biológica interesante. Asimismo Zhu et al. (2006)
crema antimicótica para caballos. Sphagnol, un producto sugieren que las Briófitas son una de las más significativas y
de la destilación de la turba esfañosa, es reconocido por su prometedoras fuentes de antibióticos y compuestos biológi-
utilidad en el tratamiento de afecciones cutáneas y también camente activos. Entre las actividades biológicas reconocidas
como producto benéfico para calmar la irritación producida en estas plantas es posible citar sus propiedades como repe-
por la picadura de insectos (Grieve1931). lente de insectos, insecticida, citotóxica, fitotóxica, alergénica
1b
Wilhem de Mosbach, en su Botánica indígena (1992), (dermatitis), neurotrófica, antiobesidad, relajante muscular,
menciona el uso de algunas especies de Briófitas chilenas antibacteriana, antimicótica, antitumoral y anti-VIH (Saxena
agregando su nombre en mapudungún. Reporta la utiliza- & Harinder 2004, Asakawa et al. 2009).
Mu s g o s , h e p á t i ca s y a n t o c e r o t a s • C uv e r t i n o - Sa n t o n i , O l a t e & M o n t e n e g r o 63

En el Perú, Bolivia y Alemania, algunas experiencias sobre Artemia salina (Crustaceae) en una dosis inferior al
de invernadero y de campo han demostrado la eficacia de acaricida coumaphos (Labbé et al. 2007).
extractos de Briófitas en el control de patógenos de ciertas Extractos de Balantiopsis cancellata (Marchantio-
hortalizas y cultivos (Frahm 2004). Dicho autor describe phyta) han mostrado un fuerte efecto inhibitorio del
que en experiencias in vivo demostraron que la aplicación crecimiento de Cladosporium herbarum al utilizar incluso
de extractos de Briófitas sobre lechugas, a diferentes con- concentraciones más bajas que la recomendación de pro-
centraciones, actuaron como antialimentarios contra cara- ductos comerciales. También ha mostrado una acción letal
coles y babosas, y que la aplicación de extractos de hepáticas sobre Artemia salina similar a la conseguida con aplicacio-
sobre plantas de tomate, pimentón y trigo, antes y después nes de coumaphos (Labbé et al. 2005).
de su inoculación con Phytophtora infestans, Botrytis cinerea Las propiedades antibacterianas de Sphagnum mage-
y Erysiphe graminis, muestran variados efectos positivos llanicum (Bryophyta) han sido testeadas por Montenegro
dependiendo de las especies y de las concentraciones de et al. (2009), a través del extracto etanólico de plantas re-
extracto utilizadas. colectadas en la provincia de Llanquihue. Los resultados de
En Chile, los estudios en bioprospección y actividad este estudio muestran un efecto positivo sobre la inhibición
biológica en Briófitas han sido conducidos con relativo del crecimiento de algunas cepas bacterianas, pero a altas
éxito. Riccardia polyclada ha mostrado una actividad concentraciones de extracto. Del mismo modo, Wallach et
antialimentaria moderada contra Spodoptera littoralis al. (2010) obtuvieron resultados positivos contra bacterias
(Lepidoptera), así como también una inhibición sobre Gram (+), Gram (–) y hongos al utilizar extractos obtenidos
el crecimiento de Cladosporium herbarum (Fungi; As- con una mezcla de acetona y hexano a partir de plantas
comycota). Sin embargo, ha mostrado una acción letal frescas de Sph. magellanicum.
La Brioflora chilena, en particular aquella del ex-
tremo austral, posee valiosas peculiaridades. Entre ellas,
Tabla 1. la antigüedad de sus taxa, las fuertes afinidades con los
Principales clases de metabolitos secundarios
encontrados en Briófitas territorios gondwánicos y los notables grados de ende-
y actividades biológicas atribuidas mismo locales (Villagrán et al. 2003, Bell & Cuvertino
Fuente: adaptado de Chung-Fen y Hong-Xiang 2009.
2003, Cuvertino-Santoni 2005), incluso a nivel de géneros
Actividad biológica
monotípicos, tales como Vetaforma y Ombronesus. Por ello
atribuida este grupo de plantas representa un importante recurso del
Clase de Moléculas cual es necesario promover su conservación y protección,
Deterrente de insectos y moluscocida

compuesto descritas
químico (N.º aprox.) investigando sus potenciales aplicaciones mediante la
bioprospección, una de las estrategias reconocidas por el
Tolerancia al congelamiento

Millennium Ecosystem Assessment (2005) para estos fines,


particularmente aplicable en países en vías de desarrollo.
Tolerancia a la sequía

En el ámbito global, las poblaciones de algunas especies


de Briófitas han disminuido en tiempos recientes, creando
UV-absorbente
Antimicrobiana

inquietud respecto a las prácticas sobre uso del suelo y a los


Fitotóxica

efectos del cambio climático sobre ellas (Slack 2011). En


Chile, aun cuando no existen estudios publicados al res-
Bencenoides 150 x x x pecto, existen diversas especies endémicas de los ecosistemas
de climas mediterráneos y templados descritas 100 o 150
Bibenziles y
Bis-bibenziles 270 x x x x años atrás, que probablemente se han visto afectadas por
una disminución poblacional y empobrecimiento genético.
Derivados de ácidos
grasos 25 x x Adicional al posible efecto del cambio global, se debe con-
siderar la expansión urbana, industrial y agroalimentaria, y
Flavonoides 360 x x x
la explotación desregulada de las turberas en nuestro país,
Fenilpropanoides 65 x x x
como posibles causas de deterioro de los ecosistemas y
Compuestos que poblaciones de Briófitas que los habitan. En algunos casos
contienen azufre 20 x
y nitrógeno las comunidades briofíticas de zonas húmedas pueden con-
Terpenoides 1400 x x x tribuir enormemente en la producción de biomasa y de esta
64 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 61- 6 8 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

2a

2b 3

Figuras 2a y 2b. Protonema de musgo visto al microscopio y Polytrichaceae Figura 3. Musgo pinito ilustrado en la Historia física y política de Chile, de
en condiciones in vitro. Claudio Gay.

forma conferir un carácter vegetacional, como lo demuestran Network, cuyos objetivos son desarrollar técnicas, difundir
diversas clasificaciones de los humedales patagónicos resu- información, establecer las necesidades en capacitación y
midas en Promis (2010). En dicho artículo se mencionan promover colaboraciones en torno a la conservación de
por ejemplo las “turberas dominadas por musgos marrones”, Briófitas (Ebesconet 2011).
las “turberas esfañosas” y la “turberas de matosas dominadas El cultivo y propagación in vitro de Briófitas posee una
por Sphagnum spp., Dicranaceae (Bryophyta) y hepáticas”. historia de casi 100 años. En efecto, el cultivo de Marchantia
No obstante, las Briófitas sean un elemento constitutivo de polymorpha durante el primer cuarto del siglo XX parecía ser
estos ambientes, no existe un conocimiento acabado de la una técnica de rutina (Hohe & Reski 2005). Esta actividad
riqueza específica de comunidades briofíticas. Arroyo et al. plantea otras alternativas de innovación comercial en el ám-
(2005) resaltan la necesidad de incrementar el conocimiento bito del mercado ornamental de plantas de interior, cubiertas
de estas plantas, para evaluar así la biodiversidad de las zonas vegetales y muros vegetales, plantas de acuario y terrariums.
húmedas en el sur de Sudamérica. Al respecto, en el Departamento de Ciencias Vegetales de la
Una de las medidas frente a la pérdida de biodiversidad Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Pontificia
es la conservación ex situ, particularmente in vitro. Existen Universidad Católica de Chile se están llevando a cabo
numerosas iniciativas que incluyen este tipo de conservación pruebas con el objetivo de establecer protocolos de micro-
para Briófitas, en especial en Europa, lideradas por Kew propagación de Briófitas, ya sea con fines de conservación o
Gardens (Inglaterra), National Botanic Gardens (Irlanda), de producción intensiva sustentable. Actualmente se cuenta
The Museum of Natural History and Archaeology (Trondheim, con unas 20 especies, representativas de la flora de Tierra del
Noruega) y la Universidad de Belgrado (Serbia). Estas institu- Fuego y de la zona de los canales patagónicos, bajo condi-
ciones conforman la European Bryophyte Ex situ Conservation ciones asépticas de cultivo (Figura 2b); entre estas el musgo
Mu s g o s , h e p á t i ca s y a n t o c e r o t a s • C uv e r t i n o - Sa n t o n i , O l a t e & M o n t e n e g r o 65

4a

pinito, Dendroligotrichum dendroides subsp. dendroides, una


de las Polytrichaceae terrícolas de sotobosque que alcanza
mayor tamaño a nivel mundial, llegando algunos individuos
a medir 60 cm de alto (Figura 3). Endémico de los bosques
templados chileno-argentinos, este musgo se distribuye en
Chile desde las provincias de Arauco y Bío-Bío hasta la
Provincia Antártica Chilena (Müller 2009). Su uso como
follaje ornamental ha sido documentado y es ampliamente
conocida su extracción directa como producto forestal no
maderero (Tacón-Clavaín 2004, Delgado et al. 2008, Ortiz-
Cartes et al. 2008). En un estudio preliminar (Olate et al.
2012) se pudo concluir que las esporas son un excelente 4b

explante para la iniciación del cultivo, que contrarresta las Figuras 4a y 4b. Niños participan en un taller de Microbosques. Obra de
teatro basada en las criptógamas.
dificultades debidas a agentes contaminantes (hongos, bac-
terias) cuando se utilizan fragmentos vegetativos. También
se ha concluido que la fase filamentosa (protonemática) del
ciclo de vida de este musgo representa un material adecuado Pintué (Paine, Región Metropolitana). El proyecto con-
para la propagación mediante el repique y la “siembra” en templó muestras fotográficas de estos organismos, una obra
medio líquido con bajos contenidos de nutrientes y sacarosa teatral, charlas y excursiones en el bosque esclerófilo de la
(Figura 2b). Reserva Privada Altos de Cantillana (Figura 4a y 4b), con el
Indispensable en la promoción de la conservación auxilio de microscopio óptico, lupa estereoscópica y lupas
de estas plantas y de otros organismos poco conspicuos, botánicas. Más de 200 participantes pudieron apreciar y
son las actividades de difusión científica y su uso como maravillarse con la diversidad de formas, colores, tramas,
elementos para la educación ambiental y el ecoturismo. Un aromas y seres vivos que encierran los microbosques, en
ejemplo de esto es el Proyecto Microbosques, financiado una experiencia inédita en la zona central de Chile.
por el Fondo de Protección Ambiental del Ministerio del Experiencias similares se conducen desde inicios de
Medioambiente, que en el curso del año 2012 desarrolló este siglo en el Parque Etnobotánico Omora (Isla Navarino)
talleres de formación para guías y estudiantes de ecoturismo en colaboración con científicos chilenos, estadounidenses
de la Universidad Nacional Andrés Bello, focalizándose en y europeos. Dentro de los productos editoriales que se
Briófitas, Hongos y Líquenes, lo cual ha contribuido al han desarrollado en el parque y que resaltan el valor de
desarrollo de la conciencia ambiental entre los estudiantes las Briófitas y Líquenes de la región magallánica destacan,
de enseñanza básica de las escuelas rurales de Rangue y “Ecoturismo con Lupa en el Parque Omora” (Rozzi et al.
66 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 61- 6 8 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

Figura 5a. Crucero Stella Australis en los fiordos


5a
y canales de Tierra del Fuego.

5b

Figura 5b. Pasajeros musgueando.

2012) y “Los Bosques en Miniatura del Cabo de Hornos” bioprospección es un instrumento válido que permite
(Goffinet et al. 2012). Recientemente, desde el año 2010 valorar nuestro patrimonio natural mediante la generación
y en la misma región, la empresa de navegación Cruceros de conocimiento y la búsqueda de aplicación en los cam-
Australis incluye, en sus recorridos en el Archipiélago pos farmacéutico, agronómico y biotecnológico. Existen
Fueguino y Parque Cabo de Hornos, momentos para la herramientas complementarias a la bioprospección para la
observación e información sobre las particularidades de conservación ex situ de estas plantas, tales como el cultivo
estos organismos (Fig. 5a y 5b). in vitro, que permite, además, el desarrollo de protocolos
para una producción intensiva sustentable, necesarios
para el mercado de plantas ornamentales de interior. Las
actividades de divulgación naturalística permiten ampliar
Conclusiones el conocimiento y el interés del público por este grupo de
plantas; ofreciendo oportunidades de desarrollo local al
incluir de modo atractivo la observación de las Briófitas
En términos de riqueza y abundancia en ciertos ecosis- entre los elementos de trabajo, particularmente en el ám-
temas de nuestro país (por ejemplo, extremo austral), bito del ecoturismo y del turismo de intereses especiales.
las Briófitas son un importante componente de la flora Finalmente, es necesario incrementar los esfuerzos dirigidos
y de la vegetación. Aún existe poco conocimiento sobre hacia el conocimiento taxonómico y ecológico de estas
la química de nuestras especies y tampoco se tiene in- plantas, evaluar sus posibles aplicaciones y promover su
formación de base sobre su estado de conservación. La adecuada protección.
Mu s g o s , h e p á t i ca s y a n t o c e r o t a s • C uv e r t i n o - Sa n t o n i , O l a t e & M o n t e n e g r o 67

Protonema = corresponde al estado inicial, filamentoso


Agradecimientos y haploide, en el ciclo de vida de las Briófitas, luego de la
germinación de una espora.

Agradecemos a Cruceros Australis-Cape Horn & Patago- Rizoide = estructura filamentosa con la que las Briófitas
nia, por proveer transporte y soporte logístico en Tierra se fijan al sustrato donde crecen.
del Fuego; a la Reserva Natural Altos de Cantillana, a la
Corporación de Desarrollo Cultural y Patrimonial Acu-
leufú (Aculeo) y al Fondo de Protección Ambiental del
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PROPAGACIÓN 69

Efecto de la temperatura de cultivo sobre la germinación


de mericarpos y semillas de Tarasa umbellata

Ángel Cabello Daniela Suazo


Jardín Botánico Chagual Jardín Botánico Chagual
ancale@gmail.com dsuazoh@gmail.com

(hierba anual, endémica, altitud 1.800 a 3.700 m; Chile, II


Introducción Región); T. reichei (Phil.) Krapov. (arbusto perenne, endé-
mica, altitud 0 a 100 m; Chile, VII Región); T. tarapacana
(Phil.) Krapov. (hierba anual, altitud 3.000 a 4.000 m;

T arasa umbellata Krapov., abutiloncillo, pertenece a la


familia Malvaceae, tribu Malveae. El género Tarasa
Philippi presenta 30 especies, anuales y perennes, que
Argentina, Bolivia y Chile, regiones I y II); T. tenella (Cav.)
Krapov. (hierba anual o bianual, altitud 2.500 a 3.800 m;
Argentina, Bolivia y Chile, regiones I y II); y T. umbellata
habitan en un rango de elevación de entre 800 y 4.200 m Krapov. (arbusto perenne, endémica; Chile, Región VII).
de altitud, desde el centro del Perú hasta el sur de Chile y T. umbellata es un arbusto pequeño, de tallos
Argentina adyacente, con dos especies disyuntas en México delgados, flexibles, arqueados e intrincados, a menudo
central (Tate 2002, Tate & Simpson 2003, 2004). apoyados o semienterrados en el suelo. Sus ramas alcan-
En lo que Zuloaga et al. (2008) denominan Cono- zan hasta 2,5 m de altura en zonas abiertas y alrededor
sur, que incluye Argentina, sur de Brasil, Chile, Paraguay de 6 m cuando se apoyan en árboles. Sus flores, de color
y Uruguay, Krapovickas y Marticorena (2008) afirman blanco, se encuentran agrupadas, de 7 a 9, en inflo-
que habitan 18 especies del género Tarasa Phil., 9 de ellas rescencias axilares umbeliformes (Figura 1). Sus frutos
endémicas de esta zona.
En Argentina habitan 11 especies del género Tarasa
(Cuadrado y Miño 2006), algunas de ellas también pre-
sentes en Chile.
En Chile habitan 10 especies (Krapovickas y Marti-
corena 2008): Tarasa antofagastana (Phil.) Krapov. (hierba
anual, altitud 1.500 m a 3.600 m; Argentina y Chile, en
regiones II y III); T. congestiflora (I. M. Johnst.) Krapov.
(hierba anual, altitud 2.000 a 3.800 m; Chile, Región I); T.
humilis (Gillies ex Hook. & Arn.) Krapov. (hierba perenne,
altitud 900 a 3.300 m; Argentina y Chile, regiones VII,
VIII, IX y Región Metropolitana); T. martiniana Krapov.
(hierba anual, altitud 3.000 m; Chile, Región II); T. oper-
culata (Cav.) Krapov. (subarbusto, perenne, altitud 1.500
a 3800 m; Chile, regiones I y II); T. pediculata Krapov. Figura 1. Inflorescencias axilares umbeliformes de Tarasa umbellata.
70 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 69 -75 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

(Figura 2), esquizocárpicos,1 están formados por hasta


12 mericarpos2 (Figura 3), de contorno redondeado-
reniforme, cuya parte basal mide 2 Í 2 a 2,5 mm, y
presentan una arista curva de 2,5-4,5 mm, con una breve
escotadura en la cara abaxial, cubierta de pelos estrellados.
Sus semillas son reniformes (Figura 4), de 1 Í 1,5 mm
(Marticorena et al. 2007).
T. umbellata es una especie muy escasa, que estuvo
desaparecida más de 100 años, y fue vuelta a encontrar
el año 2006, cerca de la ciudad de Talca, en un rodal de
bosque nativo higrofítico, en una zona de vega donde
2 dominaban Drimys winteri, canelo; Crinodendron patagua,
Figura 2. Fruto esquizocárpico de T. umbellata. En la parte superior se obser- patagua; Maytenus boaria, maitén; Luma chequen, chequén;
van las aristas curvas de los mericarpos. Aristotelia chilensis, maqui; y Myrceugenia exsucca, pitra
(Marticorena et al. 2007).
Debido a esta desaparición, la especie prácticamente
no ha sido estudiada. Dado el escaso número de ejemplares
encontrados (incluso es posible que sea solo uno), Marti-
corena et al. (2007) proponen que sea considerada en la
categoría “En peligro crítico”. Se hace imperativo investigar
sobre su propagación, no solo por la posibilidad de incre-
mentar los individuos in situ, sino también para mantener
ejemplares ex situ a los cuales recurrir si fuera necesario ante
la pérdida accidental (incendio u otro evento) de los pocos
individuos existentes.
3
Por lo expresado en el párrafo anterior, esta investiga-
ción pretende incrementar el conocimiento de esta especie en
Figura 3. Mericarpos: se aprecia la arista curva.
lo que se refiere a su propagación por semillas, específicamente
al efecto de la temperatura de cultivo y de la cubierta de la
semilla sobre el porcentaje y la velocidad de germinación.

MATERIAL Y MÉTODOS

Material

Tanto para el análisis de las semillas como para el en-


4 sayo de germinación se utilizaron semillas colectadas el
Figura 4. Corte longitudinal de mericarpo mostrando en su interior la semilla,
año 2006 en el lugar denominado Parcela La Zunilda
de forma reniforme. (35º28’48’’S/71º36’05’’W; 130 msnm), sector Puertas

1
Esquizocarpo: fruto indehiscente originado por un gineceo de dos o más carpelos concrescentes que llegando a la madurez se des-
compone precisamente en monocarpos (Font Quer 2001). Fruto esquizocárpico: fruto originado en un ovario sincárpico que al llegar
a la madurez se descompone en porciones llamadas mericarpos, que pueden ser los carpelos o partes de los mismos (Weberling &
Schwantes 1987).
2
Mericarpo: cualquiera de los fragmentos en que se descompone un fruto esquizocárpico (por lo tanto, de dos o más carpelos), tanto
si el ovario del que procede es súpero como si es ínfero, y lo mismo si los fragmentos corresponden a sendos carpelos como si son
parte de ellos (Font Quer 2001).
E f e c t o d e l a t e m p e r a t u r a d e cu l t i v o s o b r e L A … • C a b e l l o & Sua z o 71

Negras, al sureste de la ciudad de Talca, único lugar cono-


cido donde está presente esta especie.3

Análisis de las semillas

Se determinó el número de mericarpos y semillas por


kilogramo, y el contenido de humedad de mericarpos y
semillas. Además, en estas últimas se determinó el con-
tenido de humedad luego de haberlas remojado en agua.
En la determinación del número de mericarpos y
de semillas por kilogramo se pesaron cuatro muestras de
Figura 5. Placas Petri con semillas (izquierda) y mericarpos (derecha), tal
25 mericarpos o de 25 semillas limpias cada una, y por como fueron dispuestas en la cámara de cultivo. Cada placa Petri correspon-
regla de tres se obtuvo el resultado para cada muestra, de a una repetición del respectivo tratamiento.

correspondiendo el resultado final al promedio de ellas.


En la determinación del contenido de humedad de los y semillas, respectivamente, en placas Petri con papel filtro
mericarpos y las semillas se pesaron dos muestras de 15 (Figura 5) y en oscuridad. Previamente, frutos y semillas se
mericarpos y 15 semillas; igualmente, el promedio de remojaron 24 horas. La germinación se evaluó durante 60
las muestras correspondió al valor final. El peso de cada días, y al levantar el ensayo se realizó una prueba de corte
muestra se determinó mediante una balanza eléctrica, con para verificar el estado de las semillas que no germinaron.
una precisión de cuatro decimales. Con la germinación registrada día a día se determinó
Para la determinación del porcentaje de contenido el porcentaje y la velocidad de germinación, esta última a
de humedad se tomó como base el peso húmedo de las través del valor máximo (Czabator 1962). El porcentaje de
muestras; luego se secaron a 105 °C durante 17 horas, en germinación, o capacidad germinativa (CG), corresponde
una estufa de aire forzado, y se determinó el peso seco. El al porcentaje acumulado de germinación al término del
cálculo del contenido de humedad (CH) de cada muestra ensayo; y el valor máximo (VM) es el cociente máximo
se realizó empleando la siguiente fórmula: entre el porcentaje de germinación acumulado hasta un
período determinado y el número de días en que se logró
CH % = ((peso húmedo – peso seco)/peso húmedo)*100 dicho porcentaje. El VM determina la energía germinativa
(EG, porcentaje de germinación acumulado al día en que
Además, se obtuvieron por separado el peso de los se produce el VM) y el período de energía (PE, número
mericarpos completos y el de de cada componente por sí de días en que ocurre el VM).
solo (pericarpio y semillas). Los resultados de capacidad germinativa y valor máxi-
Para evaluar si las semillas absorbían agua se toma- mo, previamente transformados a grados según Bliss, se
ron dos muestras de 15 semillas cada una, se remojaron analizaron estadísticamente mediante un ANDEVA (aná-
durante 24 horas, se pesaron, se secaron en la estufa de lisis de varianza) y un test de comparación de medias (test
aire forzado y se pesaron nuevamente para determinar el de Duncan) para determinar diferencias entre tratamientos.
contenido de humedad.

Efecto de la temperatura de cultivo sobre la germinación RESULTADOS Y DISCUSIÓN


de mericarpos y semillas

Para determinar el efecto de la temperatura sobre la Análisis de las semillas


germinación de mericarpos y semillas se los sometió a
temperaturas de cultivo de 10, 15, 20 y 25 °C. En cada Los resultados de los análisis físicos de las semillas fueron
temperatura se instalaron tres repeticiones de 25 mericarpos los siguientes:

3
José Antonio Valdivieso Elissetche, ingeniero civil en Minas. Consultor ambiental.
72 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 69 -75 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

N.º mericarpos/kg, 583.538


N.º semillas/kg, 963.295
CH mericarpo, 8,68%
CH semilla, 7,72%
CH semilla 24 h remojo, 33,94%

Para verificar los valores obtenidos, ya que no exis-


ten referencias bibliográficas sobre ello en esta especie, se
compararon con los determinados en el Laboratorio del 6
Jardín Botánico Chagual para otro lote de semillas de T.
umbellata, colectado en el vivero Pumahuida, ubicado en
la Región Metropolitana, de un ejemplar plantado del
mismo origen que las semillas ocupadas en el ensayo. Los
valores determinados para dicho lote de semillas, 603.659
mericarpos/kg y 1.092.466 semillas/kg, se encuentran en
un rango normal de variación. Dado el pequeño tamaño
de la muestra colectada en el vivero Pumahuida, no se
pudo determinar el contenido de humedad y, por lo tanto,
no hay cómo comparar los resultados obtenidos en esta
investigación.
7
Los contenidos de humedad determinados en el
ensayo, aunque bajos, son normales para las semillas de
muchas especies. El contenido de humedad de las semi-
llas luego de 24 horas de remojo en agua muestra que la
cubierta de las semillas no impide el ingreso del líquido
al interior de ellas, por lo cual se descarta la necesidad de
aplicar un tratamiento pregerminativo con ácido sulfúrico
o escarificación mecánica.

Efecto de la temperatura de cultivo sobre la germinación


8
de mericarpos y semillas

El inicio de la germinación de las semillas cultivadas a


20 °C se produjo a las 24 horas; para las tres temperaturas
de cultivo restantes, ocurrió a las 48 horas. En el caso de los
mericarpos, también a 20 °C ocurrió el período más corto
de inicio de la germinación, 48 horas; con las temperaturas
de cultivo de 25, 15 y 10 °C, la germinación se inició a los
3, 4 y 10 días respectivamente (Figuras 6-9).
Las capacidades germinativas variaron entre 37,3
y 56,4% para las distintas temperaturas de cultivo a que
9
fueron sometidas las semillas; para los mericarpos las
capacidades germinativas variaron entre 54,7 y 64%. El
Figura 6. Corte a mericarpo permite observar emergencia de la
análisis estadístico de los valores de capacidad germinativa, radícula de la semilla en su interior.
con un nivel de confianza del 95% no arrojó diferencias Figura 7. Emergencia de la radícula en una semilla.
Figura 8. Desarrollo inicial de la radícula en mericarpos.
significativas ni entre semillas y mericarpos, ni entre las Figura 9. Corte longitudinal de semilla en proceso de germinación:
distintas temperaturas de cultivo (Tabla 1). se observa el embrión y tejido de reserva.
E f e c t o d e l a t e m p e r a t u r a d e cu l t i v o s o b r e L A … • C a b e l l o & Sua z o 73

En cuanto a los valores máximos, variaron entre 2,21 En consecuencia, y de acuerdo con los resultados
(con un 30,79% de EG y 14 días de PE) y 7,74 (46,6 % obtenidos para el lote de semillas de T. umbellata empleado
EG y 6 días PE) para los mericarpos, y entre 7,87 (32,0 en esta investigación, la temperatura óptima de cultivo
% EG y 3,7 días PE) y 16,11 (53,33 % EG y 3,3 días PE) resultó ser 20 °C, que combina alta germinación con
para las semillas (Tabla 1). mayor velocidad. Con esta temperatura la germinación se
El análisis estadístico de los resultados obtenidos para inició a las 24 horas para las semillas y a las 48 horas para
los valores máximos mostró que no existe una interacción los mericarpos, y finalizó a los 8 y 14 días respectivamente.
entre el material de propagación (mericarpos y semillas) y La eliminación de las cubiertas para sembrar directa-
la temperatura de cultivo (Tabla 1). mente las semillas es lenta y difícil debido al escaso tamaño
Al analizar solamente el material de propagación se de los mericarpos y de las semillas. Por ello, probablemente,
observa que la velocidad de germinación de las semillas la siembra de mericarpos sería lo más aconsejable, aunque
es significativamente mayor que la de los mericarpos. En el término de la germinación se retrase una semana.
cuanto a las temperaturas de cultivo, a 20 °C la velocidad En el Jardín Botánico Chagual se sembraron semillas
de germinación es mayor y difiere significativamente del y mericarpos de T. umbellata en cajas de almácigos (Figura
resto de temperaturas (Tabla 1). 10), debido a su pequeño tamaño, y las plántulas emergidas

Tabla 1. Resultados del ensayo de germinación

Temperatura (ºC) CG1 (%) VM2 EG3 (%) PE4 (días)


10 37,3 a* 2,21 d 30,79 14,0
15 53,9 a 7,34 b 45,63 6,0
Mericarpos b
20 58,5 a 7,74 a 46,60 6,0
25 56,4 a 4,68 c 34,66 8,0
10 54,7 a 7,87 d 40,00 6,3
15 57,3 a 10,33 b 41,33 4,0
Semillas a
20 64,0 a 16,11 a 53,33 3,3
25 58,7 a 10,76 c 32,00 3,7
1
CG: capacidad germinativa. VM: valor máximo. EG: energía germinativa. PE: período de energía.
2 3 4

* Letras distintas implican diferencias estadísticamente significativas entre los tratamientos

En general, las semillas de todas las especies germinan


dentro de un rango de temperaturas; existen una tempera-
tura mínima, una óptima, una máxima y una temperatura
letal. Con la temperatura mínima la germinación es lenta y
distanciada entre una y otra semilla, lo que genera plantas
poco uniformes en el vivero; sin embargo, el porcentaje de
germinación puede ser semejante al obtenido con tempe-
raturas más altas, si el ensayo se mantiene por un período
prolongado. Con la temperatura óptima se obtienen los
más altos porcentajes de germinación y las mayores veloci-
dades de germinación, con lo que en el vivero se obtienen
plantas muy uniformes al germinar las semillas en un corto
período, que es lo que busca el viverista. Con la tempera-
tura letal mueren todas las semillas; y con la temperatura
máxima la germinación es mínima, debido a la mortalidad Figura 10. Emergencia de plántulas de T. umbellata provenientes de semillas
de la mayor parte de las semillas. sembradas en almácigo.
74 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 69 -75 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

en las estacas ha sido rápido y en alto porcentaje, y han


formado un buen sistema radical (Figura 13). Algunas de
las plantas producidas formarán parte de las colecciones
del Jardín Botánico Chagual y otras se emplearan como
plantas madres para la obtención de frutos y semillas, y
así cumplir con unos de los objetivos de la institución, la
conservación ex situ.
Actualmente el Jardín Botánico Chagual cuenta con
dos ejemplares plantados, provenientes de una donación y
del mismo origen que las semillas empleadas en los ensayos,
que se han desarrollado rápidamente al ponerlos en tierra:
11
alcanzaron, en pocos meses, alrededor de 2 m, e iniciaron
la floración y el desarrollo de frutos (Figura 14).

CONCLUSIONES

Los contenidos de humedad de las semillas son bajos,


7,72%, pero normales en el rango de variación entre las
distintas especies.
Se descarta el tratamiento de la cubierta de la semilla,
ya que esta no impide el ingreso del agua hacia los tejidos
12
internos.
La temperatura óptima de germinación correspondió a
20 °C, ya que obtuvo el porcentaje y la velocidad más altos.
No hubo diferencias estadísticamente significativas en
cuanto a porcentaje de germinación entre las temperaturas
de cultivo ensayadas (10, 15, 20 y 25 °C), pero sí las hubo
para la velocidad de germinación: la más alta a 20 °C y la
más baja a 10 °C.
Si bien la germinación de los mericarpos fue esta-
dísticamente semejante a la de las semillas, la velocidad
de germinación fue menor, aunque no tanto como para
no recomendar su siembra en el vivero y evitar así la eli-
13
minación de las cubiertas de las semillas, que no es fácil
ni de bajo costo.
Figura 11. Plántulas de T. umbellata repicadas a speedlings.
Figura 12. Planta de Tarasa umbellata de 2 temporadas de vivero.
Figura 13. Estaca de tallo de T. umbellata, enraizada.

AGRADECIMIENTOS

se repicaron en speedlings de celdillas de poco volumen (Fi-


gura 11). Una vez que alcanzaron un desarrollo adecuado, El Jardín Botánico Chagual agradece al señor José Antonio
se trasplantaron a bolsas de polietileno con sustrato franco Valdivieso Elissetche, Ing. Civil en Minas, la donación del
arenoso (Figura 12). También se ha probado la propagación lote de semillas de Tarasa umbellata con las que se realizó esta
por estacas, mediante ramillas obtenidas de plantas de dos investigación, que permitió obtener plantas en vivero para
o tres temporadas de vivero. El inicio de raíces adventicias destinarlas a las colecciones. También agradece al señor J.
E f e c t o d e l a t e m p e r a t u r a d e cu l t i v o s o b r e L A … • C a b e l l o & Sua z o 75

Figura 14. Plantas cultivadas y establecidas en el Jardín Botánico Chagual.

A. Valdivieso E. la donación de dos plantas que actualmente Fabaceae (Senna-Zygia)-Zygophyllaceae, pp. 2463-2519.
se encuentran en el Jardín Botánico Chagual, de las cuales Monographs in Systematic Botany, Missouri Botanical
se obtendrán semillas esta temporada, lo que permitirá Garden, 3.888 pp.
continuar con la propagación de esta especie amenazada. Marticorena A, JA Valdivieso & C Baeza. 2007. Nuevo hallazgo
de Tarasa umbellata Krapov. (Malvaceae). Gayana Botánica
64(2): 211-216.
Tate J. 2002. Systematics and Evolution of Tarasa Philippi (Mal-
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optar el grado de doctor en Filosofía, Universidad de Texas.
Tate J & B Simpson. 2003. Paraphyly of Tarasa (Malvaceae) and
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Península. Barcelona. 1244 pp. Omega, Barcelona.
Krapovickas A & A Marticorena. 2008. Malvaceae, en Zuloaga Zuloaga F, O Morrone & M Belgrano (eds.). Catálogo de las
F, O Morrone & M Belgrano (eds.). Catálogo de las plantas vasculares del Conosur (Argentina, sur de Brasil,
plantas vasculares del Conosur (Argentina, sur de Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay). Monographs in Systematic
Chile, Paraguay y Uruguay). Volumen 3: Dicotyledoneae: Botany, Missouri Botanical Garden, 3.888 pp.
76 SEMINARIOS Y ACTIVIDADES CHAGUAL

Seminario

Primer Seminario de Viveros Ornamentales “Innovar


y compartir”

Organizado por la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de


la Pontificia Universidad Católica (PUC), la Facultad de Agronomía
de la Universidad de Talca y el Vivero Pocochay.

PUC, Campus San Joaquín,


25 y 26 de octubre de 2012

Estela Cardeza

El Primer Seminario de Viveros Ornamentales “Innovar y compartir” dejó en evidencia que la producción y
comercialización de plantas ornamentales en Chile se perfila hoy como una industria dinámica y promisoria.
Aún así, el manejo de los viveros se realiza en forma bastante aislada; existe contactos e intercambio de infor-
mación en el ámbito privado y personal, pero no en forma regular ni institucionalizada. Una de las finalidades
del seminario fue propiciar la discusión sobre este punto, analizando si la creación de una instancia de este
tipo podría resultar provechosa.
La exposición del Dr. Mark Bridgen, profesor y director de la Universidad de Cornell (Nueva York), apun-
tó directamente a este tema destacando los beneficios que en Estados Unidos se han recogido mediante la
creación, en 1951, de la IPPS (International Plant Propagators’ Society, Sociedad Internacional de Propagadores
de Plantas), que agrupa a muy variados grupos de profesionales de la producción de plantas. La finalidad básica
de esta organización es fomentar la búsqueda de nuevas modalidades de producción, de comercialización y
otros aspectos que hacen al rubro, y a la vez favorecer el intercambio de información entre sus miembros.
Las otras presentaciones, a cargo de profesionales chilenos, versaron sobre los siguientes asuntos:
La industria de plantas ornamentales en Chile y los desafíos actuales y futuros de la industria ornamental
para el mercado masivo. Estos temas estuvieron a cargo, respectivamente, de Juan Carlos Puiggros, del Vivero
Multiplant, y de Claudio García, de Easy Chile.
La flora nativa en el mercado ornamental, desarrollo e introducción de nuevas especies, y su uso en
cubiertas vegetales. Abordaron estos temas Lysette Mersey, de Viveros Chile, y Eduardo Olate, de la Univer-
sidad Católica de Chile.
Aspectos relacionados con la producción, tales como el manejo de plantines de calidad y el control
de plagas en invernaderos y parrones, presentados por Dick Houter, del Vivero Dos Carilleras, y el asesor
Alejandro Duimovic.
Flavia Schiappacasse, ingeniera agrónoma de la Universidad de Talca, y el ingeniero forestal y paisajista
Cristóbal Elgueta, expusieron, respectivamente, sobre el manejo de las Proteas en el jardín, y sobre las nuevas
formas y caminos que está lentamente explorando y adoptando el paisajismo para incorporar variables que
le aseguren una mayor sostenibilidad.
El plenario final, con la participación de los expositores y de firmas comerciales como Ball Chi-
le e instituciones relevantes como el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y el Instituto de Desarrollo
Agropecuario (INDAP), abordó nuevamente la eventual necesidad de contar con una institución que
congregue, apoye e integre a los distintos productores de plantas. En general las opiniones favorecie-
ron la iniciativa, y quedó planteada la inquietud para ser considerada nuevamente en un futuro próximo.
P rimer S eminario de V iveros O rnamentales “ I nnovar y compartir ” 77

El sábado 27 de octubre hubo visitas a dos viveros y un jardín: el Vivero Multiplant, de Juan Carlos Puiggros;
el Vivero Pocochay, de Annemarie Kamp; y el maravilloso jardín de Ignacio García, en las Salinas de Pullally,
excelentes ejemplos de un manejo profesional cuidadoso y eficiente.
La vinculación entre productores de plantas y servicios de jardinería en la Región Metropolitana y el
Jardín Botánico Chagual (JBCh) puede resultar muy beneficiosa. Ante la situación de fragilidad y amena-
za del patrimonio vegetal de la zona de clima mediterráneo del país, el proyecto JBCh viene trabajando,
en sus 10 años de existencia, en las áreas de difusión, propagación de plantas e investigación de la flora
nativa de la zona. Esto lo le posibilita hoy hacer aportes de interés para la comunidad de producto-
res, mientras que, su vez, podría beneficiarse ampliamente al recibir información sobre los avances que
vienen logrando otras instituciones abocadas también a la investigación para la producción de plantas.
78 LS EI BMRI O
N SA R I O S Y A C T I V I D A D E S C H A G U A L

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LIBROS

ECOTOURISM WITH A HAND biodiversidad de altos de hábitos de nidificación de las aves del
LENS AT OMORA PARK. achibueno. Guía para identificar bosque templado andino de chile.
Ricardo Rozzi y varios autores. especies. Tomás Alberto Altamirano, José Tomás Ibarra,
Fotografías de Adam M. Wilson Pablo Bravo Monasterio, Gabriela Baeza Felipe Hernández, Isabel Rojas, Jerry Laker y
y colaboradores. 2012. Ediciones Horta, Gonzalo Gallardo Ramírez. 2011. Cristián Bonacic. 2012 FPA. MMA. Serie Fauna
Universidad de Magallanes. Chile. Impresora Linares. Australis. FAIF PUC.
ISBN: 978-956-9160-01-1 Reg. Prop. Int. 212.976

ecología y ciencias the nature principle. Los Bosques eN Miniatura humedales costeros de
naturales. Historia del Human restoration and del Cabo de Hornos. chile. Aportes científicos a su
conocimiento del patrimonio the end of nature-deficit Ecoturismo con lupa gestión sustentable.
biológico de Chile. disorder. Bernard Goffinet, Ricardo Rozzi, José Miguel Fariña y Andrés
Fabián M. Jaksic, Pablo Camus y Richard Louv. 2012. Algonquin Lily Lewis, William Buck, Francisca Camaño (Eds.). 2012. Ediciones
Sergio A. Castro. Book. Massardo. 2012. Ediciones Universidad Católica de Chile.
2012. Centro de Investigaciones ISBN-13: 978-1616201418 Universidad de Magallanes. Chile. ISBN: 978-956-14-1259-0
Diego Barros Arana, DIBAM, CASEB. ISBN: 978-956-9160-01-1

autralian backyard homeostasis. Un continuo Mantención de la variabilidad de


naturalist. movimiento de adaptación. orquídeas chilenas
Peter Macinnis. 2012. National Felipe Monsalve. 2012. Editorial Ximena Calderón Baltierra. 2012.
Library of Australia. Electa. ISBN: 978-956-351-723-1
ISBN: 9780642277428 ISBN 9569083018
ACTIVIDADES DEL PROYECTO 79

Figura 1. En el marco de los convenios con instituciones de edu-


cación superior (P. Universidad Católica de Chile, Universidad de
Chile, Universidad Central, Instituto Nacional de Capacitación - IN-
ACAP, Centro de Formación Técnica del Medioambiente IDMA),
entre los años 2007 y 2013, 35 alumnos han realizado sus prácticas
en el JB Chagual. 2a. Claudia Abarca y 2b. Paulina Valdés, alumnas de
Ingeniería Forestal de la U. de Chile, realizan labores de laboratorio
en el transcurso de sus prácticas profesionales.

2a

2b

Figura 2. En su práctica profesional como técnico en Agricultura


Ecológica de IDMA, Pablo González desarrolló un programa de tra-
bajo para obtener humus mediante lombrices.

1a 1b

1c 1d
80 R E V I S TA C H AG UA L 10 : 79 - 8 0 , 2 012 , S A N T I AG O, C H I L E

Figura 3. Durante el curso Flora Nativa I - Zona Cen-


tral, consistente en clases presenciales y salidas para re-
conocimiento de especies en Parques Nacionales, sitios
naturales y viveros especializados, un grupo de alumnos
propaga plantas nativas. Este curso y posteriormente
Flora Nativa II - Zona Sur, fueron impartidos por María
Teresa Eyzaguirre.

3a

3b 4a

3c 4b

Figura 4. Visitas guidas. Bajo el lema: “Conservemos la Biodiversidad de


la Zona Central de Chile” y en asociación con la Fundación Sendero de
Chile, durante el año 2012 se desarrollaron en conjunto16 visitas guiadas
a colegios, desde pre-kínder a octavo básico. En la fotografía, alumnos de
distintos cursos del Colegio Sofía Infante Hurtado de la Comuna de Mai-
pú. Además se llevaron a cabo 8 visitas guiadas de senderismo accesible
dirigidas a personas con discapacidad física. 4c

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