Reflexiones sobre el trabajo
de la Comisión para la
Verdad y la Reconciliación
de Sudáfrica (trc) y los
sitios oficiales de memoria:
el caso del Freedom Park*
/ Reflections on the work
of the Commission for
Truth and Reconciliation
Commission of South
Africa (trc) and the official
sites of memory: the case
of the Freedom Park
* Recibido: 25 de mayo de 2012. Aceptado: 28 de junio de 2012.
Tla-Melaua, Revista de Ciencias Sociales. Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México / issn: 1870-6916 / Nueva Época,
Año 6 No 33, Octubre 2012 — Marzo 2013, pp. 142-159.
142 Tla-melaua – revista de ciencias sociales
María del Rayo Ventura Navarrete**
resumen Abstract
El trabajo de los mecanismos de la The work of transitional justice
justicia transicional, incluyendo las mechanisms such as truth commis-
comisiones de la verdad, no termi- sions does not end by the submission
na con la publicación de los repor- of the final reports, but its success
tes finales; su éxito depende de la depends on the implementation of
implementación de las recomenda- recommendations by governments.
ciones por parte de los gobiernos. This paper explores the role of the
Este artículo explora el papel del Freedom Park, a product of the rec-
Freedom Park como producto de las ommendations made by the South
recomendaciones hechas por la Co- Africa’s Truth and Reconciliation Com-
misión de la Verdad y la Reconciliación mission (trc), in the construction of
de Sudáfrica (conocida por sus siglas the official memory. It analyses how
en inglés como trc) en cuanto a la the erection of sites of memory such
construcción de la memoria oficial. as monuments can be used to foster
Se analiza la forma en que los sitios nation-building and reconciliation in
de memoria, como los monumentos, the post-apartheid period. The arti-
pueden ser usados para promover la cle focuses on Nelson Mandela and
construcción nacional y la reconci- Thabo Mbeki´s presidential period
liación en el período post apartheid. from 1994 to 2008.
El artículo se centra en el período
correspondiente a los gobiernos de keywords
Nelson Mandela y Thabo Mbeki, es
decir, entre 1994 y 2008. South Africa, truth commission, of-
ficial memory, Freedom Park, nation
palabras clave building, and human rights.
Sudáfrica, Comisión de la Verdad y
la Reconciliación de Sudáfrica, me-
moria oficial, Freedom Park, construc-
ción nacional y derechos humanos.
** Investigadora independiente residente en Pretoria, Sudáfrica. (venturama@yahoo.com)
Nueva Epoca – Año 6, No 33 – Octubre 2012 / Marzo 2013 143
sumario 1. Introducción
2. Freedom Park
3. Día Conmemorativo
4. Veneración a los Héroes Nacionales
5. La Restauración de la Dignidad
6. Comentarios finales
1. Introducción1
De acuerdo con Misztal, la memoria es una facultad por medio de la cual
recordamos algunos detalles del pasado y olvidamos otros.2 Halbwachs
agrega que cada individuo tiene memorias conectadas a un marco social,
dado que recordamos como parte de una comunidad o un colectivo.3 Es
decir, al formar parte de un grupo es inevitable que nuestra experiencia per-
sonal en relación con la memoria sea moldeada “por la consciencia colec-
tiva y los procesos compartidos” con el colectivo del que formamos parte.4
Por tanto, podemos afirmar que el grupo construye nuestra memoria colec-
tiva, la cual se convierte a su vez en la pauta para recordar y conmemorar
en el presente ciertos aspectos del pasado. Esta relación del individuo con el
grupo nos refiere a la existencia de arenas de articulación de la memoria en
las cuales los distintos actores claman por el reconocimiento de sus propias
narrativas.
Tanto las narrativas individuales como las colectivas son susceptibles de
ser controladas por quienes detentan el poder, con el fin de construir una
memoria “oficial” que permita reunir a diferentes grupos en torno de una
nación. Así, la memoria oficial surge como la narrativa nacional dominante,
empleada estratégicamente por las élites políticas, las cuales revisan la histo-
ria nacional para mantener o alterar el status quo.5
En este proceso, la élite puede apoyarse en la construcción de monu-
mentos conmemorativos y museos, así como en la publicación de nuevos
libros de texto y la modificación de los calendarios de ceremonias. También
puede realizar otras actividades simbólicas como exhumaciones de víctimas
de regímenes anteriores o el cambio de nombre de las calles. Puede recurrir
1
Las reflexiones contenidas en este artículo se fundamentan no sólo en la investigación bibliográfica,
sino también en la observación personal y la experiencia de la autora; quien en distintas ocasiones,
durante 2006 y 2012, visitó el Freedom Park.
2
Misztal, Barbara A., Theories of Social Remembering, Berkshire, Open University Press, 2003, p. 13.
3
Halbwachs, Maurice, On collective memory, Chicago, Chicago University Press, 1992.
4
Coombes, Annie, History After Apartheid: Visual Culture and Public Memory in a Democratic South Africa,
London, Duke University Press, 2003, p. 12.
5
Misztal, Barbara A., op. cit., p. 14.
144 Tla-melaua – revista de ciencias sociales
María del Rayo Ventura Navarrete |
igualmente a los discursos, entre otros factores. Ashplant añade que aquellos
que ostentan el poder materializan su versión de la memoria por medio
de la celebración de rituales nacionales. Asimismo, después de incidentes
violentos como guerras y violencia contra civiles instigada por regímenes
dictatoriales pueden buscar formas de expresión oficial de duelo.6
No hay que perder de vista, sin embargo, que el proceso de creación de
la memoria oficial implica riesgos. La élite puede escoger unilateralmente
aquellos eventos relevantes para sus propios intereses, lo cual implica ignorar
o dejar de lado todo aquello que no conviene a sus propósitos. Esto significa
que dicha élite explota la memoria oficial en beneficio de su agenda polí-
tica, pero no garantiza que las ideologías oficiales controlen por completo
la mente de todos los individuos. En tal sentido, los trabajos de Hobsbawm
revelan que al analizar dicha problemática se debe considerar las esperan-
zas, necesidades e intereses de los distintos grupos.7
En consecuencia, la construcción de la memoria oficial puede conver-
tirse en un campo de batalla entre los actores sociales. Dichos actores inclu-
yen a los individuos, las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), los
grupos religiosos y las asociaciones de víctimas. Cada uno de ellos puede
optar por la realización de actos conmemorativos de carácter privado, como
la construcción de monumentos para honrar sus propios héroes y la con-
ducción de ceremonias privadas. Incluso, dichos grupos pueden realizar sus
actividades en los antiguos monumentos que no fueron destruidos durante
el período de conflicto, lo cual da pauta para que aquellos que no se sienten
identificados con la nueva memoria oficial continúen honrando a sus héroes
en dichos espacios de la memoria.
Además de considerar a los actores nacionales, también es necesario
tener en cuenta que el contexto internacional interviene igualmente en
la construcción de la memoria oficial. Se puede tomar como ejemplo el
período de la Guerra Fría, durante el cual se construyeron muchas memo-
rias oficiales en torno de las narrativas del capitalismo y el socialismo. En
ese contexto, el gobierno del apartheid8 clasificó a sus “enemigos” como terro-
ristas, pues sostenía que cooperaban con los comunistas. Sin embargo, esta
visión comenzó a cambiar con el inicio de la transición democrática suda-
fricana. Así, a comienzos de la década de 1990 se otorgó mayor énfasis a
6
Ashplant, T. G. et al., “The Politics of war memory and commemoration”, en Ashplant, T. G., Dawson,
Graham y Roper, Michael, The Politics of War Memory and Commemoration, London, Routledge, 2000, p. 7.
7
Hobsbawm, Eric, Nations and Nationalism since 1870, Cambridge, Cambridge University Press, 2000,
pp. 10-11.
8
Fue el sistema de segregación racial y explotación adoptado como política oficial por el gobierno de
Sudáfrica en 1948. Permaneció vigente hasta principios de 1990. Básicamente, el apartheid implicó la
separación de la población blanca respecto del resto de los grupos de la población: africanos, coloureds
y población de origen asiático. Dicha separación fue consagrada en varias leyes que conformaron a su
vez un entramado legal capaz de reglamentar cada aspecto de la vida cotidiana.
Nueva Epoca – Año 6, No 33 – Octubre 2012 / Marzo 2013 145
| Reflexiones sobre el trabajo de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica (trc)
los derechos humanos y se dio pasó al establecimiento de mecanismos de
justicia transicional tales como la Comisión de la Verdad y la Reconciliación
de Sudáfrica (en inglés South Africa’s Truth and Reconciliation Commis-
sion, conocida por sus siglas en ese idioma como TRC, como se usará en
adelante).
Cuya define a las comisiones de la verdad como organismos de investiga-
ción creados para asistir a las sociedades que han experimentado violencia
política o guerra civil, con el fin de enfrentar el pasado, sanar las heridas
ocasionadas durante los períodos de conflicto y evitar que se repitan.9 La
figura de las comisiones de la verdad surge entonces para tratar de investigar
las causas de la violencia, exponer a los perpetradores de las graves violacio-
nes a los derechos humanos, y ayudar a las víctimas y sus familias.
Existe una relación cercana entre las comisiones de la verdad y los pro-
cesos de remembranza. Las comisiones de la verdad como mecanismo de
justicia transicional pueden proveer las bases para el surgimiento de una
memoria común que tome en cuenta la diversidad de experiencias y propor-
cione a su vez importantes formas simbólicas de remembranza (monumen-
tos, memoriales, etc.) y de compensación.10 Se trata entonces de intentar
enfrentar las atrocidades del pasado para evitar repeticiones en el futuro y
para sembrar el camino a la reconciliación.11
Este intento de unir el pasado con el presente y el futuro por medio
del análisis de las graves violaciones a los derechos humanos debe ser un
proceso que incluya a todos los actores implicados. Las comisiones pueden
actuar como una plataforma para dar voz a las voces silenciadas e iniciar el
proceso de sanación. Así, las víctimas y sus familias tienen la oportunidad de
expresar cómo quieren ser recordados en el futuro. No obstante, el éxito de
dicha empresa no sólo radica en las comisiones, ya que la habilidad de los
individuos para perdonar y de los gobiernos para seguir las recomendacio-
nes juega un papel crucial en el proceso.
En el caso sudafricano, la demanda social de justicia ante las violaciones
a los derechos humanos cometidas durante el apartheid sembró la semilla
para el establecimiento de la TRC. El clamor de la sociedad obligó a que
las élites que negociaron la transición democrática resolvieran la creación
de este organismo mediante la Constitución Interina de 1993 y, posterior-
mente, mediante la Promotion of National Unity and Reconciliation Act, número
34 de 1995.
9
Cuya, Esteban, “Las Comisiones de la Verdad en América Latina.” [Consulta: 16 de junio de 2012].
Disponible en http://www.derechos.org/koaga/iii/1/cuya.html.
10
Villa-Vicencio, Charles. “Truth Commisions”, en Villa-Vicencio, Charles y Doxtader, Erik (ed.),
Pieces of the Puzzle. Keywords on Reconciliation and Transitional Justice, Cape Town, Institute for Justice and
Reconciliation, 2004, p. 93.
11
Ibídem, p. 7.
146 Tla-melaua – revista de ciencias sociales
María del Rayo Ventura Navarrete |
El establecimiento de la TRC en 1995 marcó un parteaguas para los suda-
fricanos, ya que por primera vez se reconocerían públicamente las viola-
ciones de derechos humanos cometidas en el pasado. La TRC abordó la
problemática por medio de tres comités: Amnistía, Violación a los derechos
humanos12 y Reparaciones y Compensaciones. Este último tuvo un papel
central para el tema de este trabajo. Su principal función consistió en ase-
gurar que las víctimas de violaciones a los derechos humanos consiguieran
asistencia para enfrentar lo sucedido a ellos mismos o a sus seres queridos.
Dentro de dicho marco de acción, el Comité de Reparaciones y Com-
pensaciones reconoció públicamente las atrocidades del pasado y emitió
recomendaciones que subrayaban la importancia de la reparación.13 Bási-
camente, en el reporte de la TRC se proponen tres tipos de compensaciones:
interina urgente, que permitía a las personas el acceso urgente a servicios; la
individual, que contemplaba el pago, en un plazo de seis años, del costo de
la vida diaria e incluía el acceso a servicios; y, finalmente, las simbólicas, las
cuales involucran medidas que faciliten los procesos comunales de remem-
branza y conmemoración.14
La inclusión de las reparaciones simbólicas en las recomendaciones
hechas por la TRC es una muestra de la importancia de comenzar el proceso
de sanación y compensación de las víctimas en situaciones post-conflicto. En
este sentido, los gobiernos post apartheid se han dado a la tarea de realizar
acciones simbólicas como dar nuevos nombres a las calles y construir ciertos
espacios de memoria, incluyendo monumentos conmemorativos. Este artí-
culo se enfoca en uno de ellos, el Freedom Park.
2. Freedom Park
Resulta necesario resaltar que antes de las primeras elecciones multirraciales
de 1994, Sudáfrica contaba con 4,000 monumentos 15 el 98% de los cuales
12
El Comité de Amnistía recibió aproximadamente 7,060 solicitudes. Principalmente, este comité pre-
sentó problemas administrativos y de investigación y una fuerte resistencia por parte de las principales
fuerzas políticas como el Inkatha Freedom Party (IFP). En tanto que el Comité de Violaciones a los
derechos humanos recogió, analizó y evaluó cerca de 21,000 solicitudes y examinó cerca de 2,000 du-
rante 80 audiencias públicas.
13
Leseka, Mpho, “From Rhetoric to Responsibility: Making Reparation to the survivors of past politi-
cal violence in South Africa. Chapter 2 The TRC´s Recommendations on Rehabilitation and Repara-
tion”. [Consulta: 16 de junio de 2012]. Disponible en http://www.csvr.org.za/wits/papers/papr2r2.htm
14
Truth and Reconciliation Commission of South Africa Report, Vol. 6, Cape Town, Juta&Co, 1998, pp. 97-172.
15
La palabra monumento proviene de la palabra en latín momentum, la cual significa recordar. Estos
pueden ser dedicados a un personaje famoso o un evento fundacional de la nación, como el día de la
Independencia. En el contexto de la justicia transicional, los monumentos pueden ser consagrados a las
memorias silenciadas de un pasado violento, con el fin de acomodarlas como parte de la nueva narra-
tiva nacional. Los monumentos pueden ser construidos por un grupo que no se sienta representado en
los monumentos oficiales. En dicho espacio público es posible realizar rituales destinados a reforzar los
lazos entre los nacionales o los miembros de la comunidad.
Nueva Epoca – Año 6, No 33 – Octubre 2012 / Marzo 2013 147
| Reflexiones sobre el trabajo de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica (trc)
estaban consagrados al hombre blanco.16 Es decir, la mayoría de los monu-
mentos representaba la historia de los blancos, más específicamente de los
afrikáners,17 lo cual significaba una pobre e injusta representación del resto
de los grupos poblacionales: las personas de origen asiático, los coloureds y los
africanos.
La edificación de nuevos sitios de memoria durante el período post apar-
theid se convirtió en un elemento crucial para materializar el nuevo proyecto
de construcción nacional. Por lo tanto, eslóganes como “unidad en la diver-
sidad” y la “nación arcoíris” fueron citados reiteradamente durante la presi-
dencia de Nelson Mandela (1994-1999)18 para sentar los primeros cimientos
de una nación diferente. Durante la administración de Thabo Mbeki (1999-
2008) se dio mayor énfasis a las reformas económicas y la reintegración
de Sudáfrica al continente africano. Sin embargo, a pesar de la diferencias
entre ambas administraciones, el desarrollo de una nueva memoria oficial
fue un punto común para impulsar la construcción nacional.
La memoria oficial que se trató de fomentar era una de tipo incluyente
que promocionaría el respeto a las diferencias y similitudes de las religiones,
las lenguas, las costumbres y las tradiciones de las distintas comunidades.
16
Soudien, Crain, “Emerging Discourses around Identity in New South African Museum Exhibitions”,
Interventions: International Journal of Postcolonial Studies, Vol. 10 (2), London, Routdledge, 2008.
17
En 1652, Jan Van Riebeeck llegó al Cabo y estableció un puesto de abastecimiento para los barcos
de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales (conocida por sus siglas en holandés como VOC).
Este sería el origen de la Colonia del Cabo, controlada por la VOC y poblada gracias a una serie de
olas migratorias protagonizadas por personas provenientes de Holanda, Francia y Alemania, cuyos
descendientes constituyen el grupo poblacional conocido posteriormente como afrikáner. En el siglo
XVII la VOC se declaró en quiebra y el gobierno holandés tomó el control de la Colonia. Dicha co-
lonia pasó a manos del poder colonial inglés tras una invasión de la zona. Como una forma de luchar
por su supervivencia como grupo y de buscar su independencia respecto del poder colonial inglés, los
afrikáners recurrieron al mito de que ellos constituían el pueblo “elegido”. No obstante, el grupo tuvo
que someterse totalmente a la autoridad inglesa cuando perdió la Guerra Anglo-Boér (1899-1902).
El sometimiento a la autoridad inglesa propició un debate continuo sobre la mejor manera para que
los afrikáners aseguraran su supervivencia: la asimilación a la cultura inglesa o el apego a los ideales
afrikáners. La discusión adquirió mayor relevancia cuando la Constitución de 1910 unificó a Sudá-
frica bajo un solo gobierno. Sin embargo, la unificación no terminó con los deseos de los afrikáners
de un nacionalismo “puro” afrikáner. En 1948, Daniel Francois Malan (del National Party o NP)
sería el encargado de materializar la nación imaginada de los afrikáners luego de su elección como
Primer Ministro. Una de las principales banderas del NP fue la implementación del apartheid. Bajo el
régimen del apartheid, un elemento esencial para formar parte del Estado como miembro activo era
ser afrikáner y por ende, hablar afrikáans. Otro elemento fundamental fue el religioso, pues para ser
parte del Estado era necesario pertenecer a la iglesia calvinista. Finalmente, la manipulación de la
historia se convirtió en otro factor central del fortalecimiento de la incipiente nación afrikáner. Así,
los afrikáners se proclamaron pobladores “originarios” (a pesar de que pruebas posteriores realizadas
con carbono 14 mostraron que los pueblos bantú se habían establecido cuatrocientos años antes de la
llegada del hombre blanco a la zona).
18
Antes de las primeras elecciones multirraciales de 1994 se acordó que se conformaría un Gobierno de
Unidad Nacional (GNU). Dicho gobierno se constituyó a partir de miembros del African National Con-
gress (ANC), el National Party (NP) y el Inkatha Freedom Party (IFP). Sin embargo, dicho gobierno no
duró el tiempo estipulado porque en 1996 el NP anunció su salida del GNU. De esta manera, cuando la
TRC emitió sus reportes, la figura política central era el entonces presidente Nelson Mandela.
148 Tla-melaua – revista de ciencias sociales
María del Rayo Ventura Navarrete |
Esto significó un rompimiento con el viejo paradigma, teniendo en cuenta
el pasado de abusos contra los derechos humanos, la polarización racial y
la violencia de la era del apartheid. De ahí que se requiriera reconciliar a esa
sociedad dividida.19
En este contexto sociopolítico, la TRC recomendó la creación de nuevos
espacios de memoria, como parte de los esfuerzos por reparar los abusos
cometidos en el pasado. El gobierno de Mandela retomó algunas de esas
consideraciones. De esta manera se determinó la creación del Freedom Park a
través de la National Heritage Act Número 25 de 1999. Al analizar los objetivos
de dicho espacio de la memoria podemos percatarnos de su papel dentro de
la construcción nacional, ya que se establece como promotor de esta última,
la reconciliación y la creación de una identidad nacional incluyente.
Para entender la manera en que el Freedom Park incorpora estos ele-
mentos en su espacio geográfico es necesario explicar a grandes rasgos la
distribución de los elementos expuestos al público. El espacio se divide en
dos partes: la primera, consiste en cuatro secciones: Sikhumbuto, que significa
monumento en siswati20 y es un espacio para invocar la asistencia de los
ancestros; Moshate, que es un punto de reunión para eventos de alto nivel;
Isivivane (de la raíz zulú viva, “venir juntos”), un lugar consistente en 9 rocas
que representan las nueve provincias de Sudáfrica, donde los espíritus de
aquellos que murieron durante la lucha por la libertad encuentran paz y
donde también se realizan rituales; y finalmente, el Muro de los Nombres,
un muro especial donde se inscriben los nombres de aquellos que murieron
durante las guerras pre-coloniales,21 la esclavitud, las Guerras de Resisten-
cia, la Guerra Sudafricana y las guerras mundiales; dicho muro puede llegar
a albergar cerca de 120,000 nombres.
Actualmente, la segunda parte del Freedom Park se encuentra en cons-
trucción. Esta contará con los siguientes elementos: //hapo mostrará una
exhibición interactiva que expondrá la historia de África del sur desde hace
3.6 millones de años, los Archivos Panafricanos albergarán información
impresa y archivos electrónicos, y Vhuwaelo será un jardín donde los indivi-
duos podrán meditar y conectarse al mundo espiritual.
Cada una de las áreas señaladas brinda la posibilidad de explorar ele-
mentos prácticos de la conmemoración en lo relativo a la construcción
nacional post apartheid. A continuación, se analizan específicamente tres
19
Por reconciliación podemos entender el proceso de sanación, comprensión y reconocimiento de la ver-
dad, aunado al otorgamiento de reparaciones y a la búsqueda de la justicia y la memoria. Véase Villa-
Vicencio, Charles. “Reconciliation”, en Villa-Vicencio, Charles y Doxtader, Erik (ed.), op. cit., pp. 6-9.
20
Existen 11 lenguas oficiales en Sudáfrica: inglés, afrikaans, sepedi, isindebele, setswana, xitsonga,
tshivenda, sesotho, isizulú, isixhosa y siswati.
21
Se usa este término ya que la administración del Freedom Park utiliza oficialmente dicho concepto
para indicar la inclusión de nombres provenientes antes del período colonial.
Nueva Epoca – Año 6, No 33 – Octubre 2012 / Marzo 2013 149
| Reflexiones sobre el trabajo de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica (trc)
fenómenos de remembranza que han tenido lugar en el Freedom Park: el día
conmemorativo, la veneración a los héroes nacionales y la restauración de la
dignidad de aquellos cuyos restos deben ser aún encontrados.
3. Día Conmemorativo
A través de los desfiles, las exhibiciones, la música, el reconocimiento de
héroes y la realización de rituales, un gobierno puede hacer parte a la
población de los intentos de creación de una nueva memoria oficial. Tam-
bién la selección de los días conmemorativos para una comunidad juega
un papel importante en la confrontación de un pasado violento. En espe-
cial, para los gobiernos que llegan al poder luego de períodos de conflicto
dicha actividad puede ser usada como una herramienta para promover la
cohesión social y sembrar o reactivar (según sea el caso) la semilla de una
identidad nacional.22
En el caso de Sudáfrica, un ejemplo ilustrativo es el Día de la Reconcilia-
ción, celebrado todos los años el 16 de diciembre.23 Esa fecha está dedicada
a fomentar la unidad y promover la reconciliación entre los diferentes gru-
pos raciales que conforman el país. En ese marco, dentro de las instalaciones
del Freedom Park se realiza una conmemoración con el fin de promover la
construcción nacional. Al analizar los discursos del Doctor Wally Serote, ex
director del Freedom Park podemos apreciar cómo dicha práctica se encuen-
tra relacionada íntimamente con los propósitos del Freedom Park:
El papel del Freedom Park es promover la conversación del presente
con el pasado para ayudar a sanar las heridas que el pasado abrió.
Esto se puede lograr por medio del proceso de sanación de la pena y
el sufrimiento ocasionado por el pasado colonial y el apartheid.24
Este reconocimiento público del pasado violento constituye un paso en el
largo proceso de sanación de la nueva Sudáfrica. Durante las celebracio-
nes del 16 de diciembre, el gobierno y la sociedad sudafricana interactúan
mediante la celebración de rituales destinados a sanar a la joven nación.
Esta idea se conecta directamente con la personificación simbólica que la
22
Jelin, Elizabeth, “Public Memorialization in Perspective: Truth, Justice and Memory of Past Re-
pression in the Southern Cone of South America”, The International Journal of Transitional Justice, Vol. 1,
Oxford, Oxford University Press, 2007, p. 142.
23
Durante el gobierno del apartheid, el 16 de diciembre se conmemoraba para recordar a los voortrekkers
que derrotaron a los zulúes en la batalla conocida como Blood River en 1838. Actualmente, este día es
conmemorado como el día de la Reconciliación entre los diferentes grupos poblacionales que compo-
nen Sudáfrica. Es un día en que el gobierno busca impulsar la unidad nacional.
24
“Commemoration of National Day of Reconciliation, 16 december 2004”, p. 8. [Consulta: 17 de junio
de 2012]. Disponible en www.freedompark.co.za.
150 Tla-melaua – revista de ciencias sociales
María del Rayo Ventura Navarrete |
TRC hiciera de Sudáfrica como una persona enferma que necesitaba cura-
ción. El caricaturista sudafricano, Jonathan Zapiro capturó dicha simbolo-
gía de la siguiente manera:
Figura 1
El cuerpo herido representado necesitaba sanar de las heridas que le fueron
infligidas durante el apartheid. En su mayor parte, esas heridas corresponden
a los atropellos cometidos por el régimen en contra de los civiles y los movi-
mientos de liberación. No obstante, no debe soslayarse el hecho de que las
manos de los movimientos de liberación no estaban limpias tampoco. Estos
grupos también cometieron arbitrariedades, aunque de menor grado, en
contra de aquellos considerados colaboradores del antiguo gobierno. Dicha
información fue confirmada en los reportes de la TRC, donde se establece
que muchos de los abusos cometidos por estos movimientos tuvieron lugar
durante su período de exilio. Si bien es importante subrayar que las arbitra-
riedades en que incurrieron los movimientos de liberación no se comparan
en grado ni en extensión con los abusos cometidos por el régimen del apar-
theid, lo cierto es que toda esta serie de atropellos combinados provocaron las
heridas del enfermo representado en la caricatura superior.
Estas heridas pueden en parte ser sanadas por medio de la celebración
de rituales. Al respecto, es importante reflexionar acerca de rituales y su
vínculo con la sanación del pasado. Turner y Maissoneuve señalan que los
rituales juegan un rol importante en el mantenimiento y consolidación de
los lazos sociales porque por medio de ellos es posible canalizar sentimientos
como el amor y el odio. También es posible manejar las explosiones de felici-
dad y violencia.25 Gobodo-Madikizela agrega que, en las culturas africanas,
25
Turner, Víctor, “Entre lo uno y lo otro: el periodo liminar en los rites de passage”, La Selva de los Sím-
Nueva Epoca – Año 6, No 33 – Octubre 2012 / Marzo 2013 151
| Reflexiones sobre el trabajo de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica (trc)
cuando la sangre humana se derrama por causas no naturales como un
asesinato o accidente, se debe realizar un ritual de limpieza. Dicha ceremo-
nia debe incluir a la comunidad y a los miembros de la familia y tiene por
objetivo limpiar las manchas de sangre del hecho violento.26 Es una creencia
africana que quienes murieron violentamente no descansan en paz hasta
que se realizan ciertos rituales.27
La metáfora del cuerpo enfermo es debatida por algunos autores debido
a que consideran que esta no puede vincularse a la sanación de una nación.
Hambers y Wilson, por ejemplo, se muestran en contra de la idea de yuxta-
poner el trauma individual y el nacional porque esto sólo sirve para los inte-
reses de construcción nacional de los políticos.28 Ellos afirman que las nacio-
nes carecen de psiques colectivas. Sin embargo, estos argumentos parecen
ignorar el hecho que la nación está formada por individuos. Lo que afecta a
la mayoría de los ciudadanos tiene un impacto en la nación. De tal manera,
se puede argumentar que las experiencias traumáticas como la violación a
los derechos humanos tienen un impacto en los individuos y por extensión
en el colectivo de la nación.
A pesar del debate sobre el uso de la metáfora del cuerpo enfermo, tanto
la TRC como el gobierno de Nelson Mandela subrayaron la importancia de
la sanación y la reconciliación, así como la necesidad de construir una nueva
identidad nacional. En la búsqueda de estos objetivos, el primer gobierno
post apartheid reconoció un nexo entre la vida y la muerte. Esto es relevante
en el contexto africano porque en las culturas africanas tradicionales no se
traza una frontera definitiva entre la vida y la muerte. Existe por el contrario
un vínculo permanente entre ambos mundos. Quienes se van del mundo de
los vivos se convierten generalmente en ancestros que deben ser recorda-
dos y respetados por sus familias y comunidades. Sin embargo, no todos los
muertos se convierten en ancestros. De acuerdo con Zahan, dicho estatus
lo logran los miembros de la familia que alcanzaron una gran longevidad y
que tuvieron integridad moral, física y mental, por lo cual gozan del derecho
de guiar a los familiares vivos.29
La figura de los ancestros es retomada en las celebraciones del Día
de la Reconciliación realizadas cada año en el Freedom Park. Durante
bolos, Madrid, Siglo XXI Editores, 1980, p. 50 y Maisonneuve, Jean, Las conductas rituales, Buenos Aires,
Nueva Visión, 2005, p. 103.
26
Gobodo-Madikizela, Pumla, “Eugene de Kock, and symbols of blood and dirt”, en Verwoed, Wil-
helm and Chied Mabizela, Mahlubi (ed.), Truth Drawns. Commentary on the Truth and Reconciliation Commis-
sion through cartoons, Claremont, David Philip Publishers, 2000, p. 112.
27
One step backwards, two steps forward: Towards diversity, unity, reconciliation and nation building,
Pretoria, The Freedom Park Trust.
28
Hamber, Brandon y Wilson, Richard. “Symbolic closure through memory, reparation and revenge in
post-conflict societies”, Journal of Human Rights, Vol. 1(1), Taylor and Francis, March 2002. [Consulta: 7
de febrero de 2012]. Disponible en www. Wellesley.edu/journalofhumanrights.
29
Zahan, Dominique, Religion, spiritualité et pensée africaines, Paris, Payot, 1970, pp. 76 y 81.
152 Tla-melaua – revista de ciencias sociales
María del Rayo Ventura Navarrete |
la inauguración de dicho espacio de la memoria se celebró un ritual en
el Isivivane por medio de la quema de incienso y polvo de tabaco, el cual
fue posteriormente rociado mientras se evocaba a los espíritus de aquellos
que murieron durante la lucha por la libertad de Sudáfrica. Este ritual fue
encabezado por el entonces presidente Thabo Mbeki y un curandero tra-
dicional. Como Annie Coombes señala, realizar este tipo de cultos permite
de cierta forma que ese sitio de la memoria cobre vida en un momento
coyuntural determinado.30 No obstante, debe aclararse que la celebración
de ceremoniales así no es exclusiva del Freedom Park. Como ya se ha seña-
lado, es parte de la cultura de los diferentes grupos africanos. Sin embargo,
con el acto presidido por Mbeki, esos rituales fueron elevados por primera
vez a un rango nacional, como parte de un proceso de revaloración de lo
africano que habría sido impensable durante el largo período de opresión
del apartheid.
Si bien el otorgamiento de rango nacional a esos rituales se puede con-
siderar en cierto sentido un avance simbólico en la construcción nacional,
también puede generar cuestionamientos. En realidad, se trata de una cos-
tumbre específica de algunos grupos de la población sudafricana, pues no
todos los grupos poblacionales practican esos rituales. En general, la pobla-
ción blanca no evoca a los espíritus de los ancestros. Se puede por tanto
argumentar que mientras la intención del Freedom Park es promover la unidad
y la reconciliación, la consagración de este tipo de prácticas puede excluir
a algunos grupos de la población. Esta situación refleja las dificultades que
una sociedad como la sudafricana puede enfrentar para acomodar a cada
uno de los grupos como parte de un todo.
4. Veneración a los Héroes Nacionales
Aunado a los días conmemorativos como marcadores de conmemoración,
Jelin señala que la veneración de los héroes puede ser usada como símbolos
de identificación por parte del Estado.31 No obstante, el culto a los héroes
nacionales presenta ciertos problemas. Primeramente, la determinación de
quién debe ser venerado implica un proceso selectivo, el cual está sujeto a
críticas. Quienes seleccionen a los personajes en cuestión deben contar con
credibilidad pública y ser un reflejo de los diferentes grupos que conforman
un país, aunque muchas veces esto es difícil de lograr. En segundo lugar, es
fundamental que los individuos seleccionados como héroes nacionales sean
30
Coombes, Annie, History After Apartheid: Visual Culture and Public Memory in a Democratic South Africa,
London, Duke University Press, 2003, p. 12.
31
Jelin, Elizabeth, “La lucha por las memorias”, Revista Telar. [En línea]. No. 2-3, San Miguel de Tu-
cumán, Argentina, Universidad de Tucumán, 2005. [Consulta: 21 de agosto de 2008]. Disponible en
http://www.filo.unt.edu.ar/centinti/iiela/revista_telar/revistas/telar2-3.pdf
Nueva Epoca – Año 6, No 33 – Octubre 2012 / Marzo 2013 153
| Reflexiones sobre el trabajo de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica (trc)
reconocidos por todos los ciudadanos por haber prestado un importante
servicio a favor de la nación. Sin embargo, debe reconocerse que es difícil
que cada uno de los sudafricanos esté de acuerdo con las nominaciones de
héroes nacionales. Finalmente, la naturaleza humana implica imperfeccio-
nes. No obstante, los miembros del comité deben escoger personas cuyas
credenciales no puedan ser debatidas por cuestiones morales. Todo eso se
aprecia en el Freedom Park.
La importancia de los héroes nacionales fue rescatada en el Muro de los
Nombres como parte de la creación de la memoria oficial post apartheid. Los
individuos cuyos nombres están inscritos ahí son reconocidos a causa del
papel que jugaron en la lucha por la libertad de Sudáfrica. Estos nombres
corresponden a personajes famosos como Oliver Tambo,32 pero también
se incluyen algunos sudafricanos menos “reconocidos”. Adicionalmente, el
Muro presenta una peculiaridad: no sólo están consagrados héroes sudafri-
canos, sino que se reconoce también a extranjeros que contribuyeron en la
lucha contra el régimen del apartheid. Un ejemplo ilustrativo es la inclusión
del Che Guevara y de nombres de cubanos.33
La selección de los nombres que habrían de ser incluidos o excluidos
del Muro ha generado controversias. Las tensiones al respecto reafirman el
hecho que la construcción de la memoria es un terreno controversial porque
cada actor pretende el reconocimiento de su verdad en relación del pasado.
Por ejemplo, el grupo afrikáner Afriforum protestó porque muchos de los
miembros blancos de lo que durante el apartheid era la South African Defence
Force (SADF; Fuerza de Defensa Sudafricana, en español) no quedaron ins-
critos en el Muro de los Nombres. Afriforum señaló la paradoja de que se
hubiesen incluido nombres cubanos mientras que los soldados de la SADF
fueron excluidos. He aquí un ejemplo de controversia sobre quién debe ser
recordado y por qué.
Para Afriforum el reconocimiento de los soldados de la SADF es conside-
rado fundamental porque durante la era del apartheid estos fueron elevados
32
Oliver Tambo fue un destacado miembro del ANC. Participó como miembro fundador de la ANC
Youth League (ANCYL) en 1944. Asimismo, Tambo realizó un trabajo destacado en el exilio al expo-
ner la lucha contra el régimen del apartheid en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Obtuvo
además el apoyo de algunos gobiernos africanos para establecer en sus territorios campos de entrena-
miento para el brazo armado del ANC, Umknonto we Siswe (MK). Durante la década de 1960, Tambo
fue nombrado presidente del ANC y fue reelegido en el cargo nuevamente en la década de 1980.
33
Los cubanos participaron en la batalla de Cuito Cuanavale (1987-1988) en Angola. Las tropas del ré-
gimen del apartheid ingresaron a Angola para invadir la zona y evitar con esto que cualquier movimiento
armado catalogado como “rebelde” pudiera lanzar ataques desde dicha zona geográfica. Básicamente,
el papel de los cubanos consistió en luchar conjuntamente con tropas “rebeldes” provenientes de la ac-
tual Namibia y Angola, con el fin de detener el avance de las tropas armadas del régimen del apartheid
en la zona. Mientras que los movimientos de liberación sudafricanos lucharon contra los angoleños
fieles a dicho régimen. A raíz de dicho enfrentamiento, tuvieron lugar negociaciones de paz, las cuales
culminaron con la salida del ejército del régimen del apartheid de Angola y Namibia.
154 Tla-melaua – revista de ciencias sociales
María del Rayo Ventura Navarrete |
por los blancos a la calidad de héroes que luchaban contra los “terroristas”
(es decir, contra cualquier organización o individuo que se opusiera al sis-
tema del apartheid), quienes eran asociados con tendencias comunistas.34 El
African National Congress (ANC, antiguo movimiento de liberación y hoy par-
tido en el poder —Congreso Nacional Africano—) mostró un enfoque total-
mente opuesto al de Afriforum, argumentando que los miembros del antiguo
ejército fueron responsables por serias violaciones a los derechos humanos
tanto en territorio sudafricano como más allá de sus fronteras. Para el ANC,
el reconocimiento de las SADF habría significado una burla a la lucha de
liberación en general y a su movimiento en particular.
Esta tensión entre distintos grupos sociales y el gobierno muestra con
claridad los obstáculos presentes en torno al proceso de construcción de una
memoria oficial. Lo cierto es que ambos conceptos son debatidos y deman-
dan una actitud de tolerancia y paciencia por parte de todos los actores
sociales. En realidad, la participación de los diferentes grupos sociales por
medio de un proceso incluyente y transparente es esencial para que se sien-
ten las bases de una nación y para que la reconciliación sea una realidad.
Aunado a esto, debe considerarse que la restauración de la dignidad de los
caídos durante el período de conflicto constituye otro elemento crucial en el
difícil proceso de construcción nacional, el cual se vincula directamente con
la creación de una nueva memoria oficial.
5. La Restauración de la Dignidad
Durante las audiencias de la TRC se reconoció públicamente que las fuerzas
de seguridad del apartheid torturaron y mataron a muchos activistas políti-
cos tanto en Sudáfrica como en el exilio.35 Muchos de los disidentes fueron
enterrados en lugares encubiertos. La TRC recomendó la exhumación de
los cuerpos de las víctimas, lo cual significó que los perpetradores debían
reconocer la existencia de dichos lugares e informar de su localización. La
exigencia de declarar la verdad de los hechos del pasado fue especialmente
enérgica para quienes deseaban obtener la amnistía otorgada por la TRC.
Como parte del reconocimiento de la memoria de las víctimas, la bús-
queda de los cuerpos representa una forma simbólica de restaurar su dig-
nidad y la de sus familias. Para cerrar el ciclo de luto que implicaron estos
decesos violentos se requiere que las familias afectadas recuperen los restos
mortales de sus familiares. Aquellos cuerpos que fueron localizados pudie-
34
The Freedom Park News, March 2007.
35
Existe también evidencia de que el ANC en el exilio cometió violaciones a los derechos humanos en
contra de aquellos considerados como informantes o insurrectos, lo cual implicó castigos e incluso la
muerte.
Nueva Epoca – Año 6, No 33 – Octubre 2012 / Marzo 2013 155
| Reflexiones sobre el trabajo de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica (trc)
ron al fin ser sepultados, pero otros nunca fueron encontrados. En muchos
casos, la falta de un cuerpo que sepultar impide a los deudos de la víctima (e
incluso a la sociedad en general) concluir el proceso de duelo.
Ante tal circunstancia, se celebró en el Freedom Park un ritual simbólico de
retorno de espíritus (véase el apartado de Día Conmemorativo de este artí-
culo). Dicho ritual tiene sus raíces en la creencia africana de que los espíritus
humanos trascienden la muerte y por ello deben regresar a casa.36 Posterior-
mente, se realizaron ceremonias similares fuera de Sudáfrica, con el fin de
conectar simbólicamente las actividades celebradas en nuestro monumento
de análisis con otras zonas geográficas donde aún se encuentran algunos res-
tos de personas desaparecidas. Por ejemplo, del 26 al 29 de marzo de 2008
se llevó a cabo en Zambia una ceremonia destinada a liberar los espíritus
de aquellos que murieron en el exilio para que regresaran a casa y de esta
forma se pudiera lograr el cierre de un ciclo para sus familiares.37
Otro ejemplo de cómo el Freedom Park ayudó a cerrar los ciclos de duelo
y a restaurar la dignidad de las víctimas y sus familias es la historia de Lizzie
Sefolo, cuyo esposo, Harold Sefolo fue asesinado por las fuerzas de segu-
ridad en 1987. El cuerpo de Harold fue hecho estallar en pedazos en el
antiguo bantustán38 de Bophuthatswana y los restos fueron abandonados
en un depósito de cadáveres de Garankuwa. Más tarde, sus restos fueron
enterrados en Winterveld sin consentimiento de su familia. Después del des-
mantelamiento del apartheid, la administración del Freedom Park colaboró en
la exhumación de Harold Sefolo. Esto ayudó a concluir el proceso de duelo
de su viuda, quien al respecto declaró lo siguiente: “Estoy feliz porque los
restos fueron encontrados. Es el fin del camino. Ahora podemos traer su
espíritu a casa. El estará con su familia”.39
Las exhumaciones y el retorno simbólico de los espíritus han servido
para reconocer públicamente la pena y el sufrimiento de las víctimas de la
violencia generada por el apartheid. Las historias de esas víctimas han sido
incorporadas a la memoria oficial, o al menos se ha intentado incorporar
parte de sus narrativas acalladas en el pasado.
La restauración de la dignidad de las víctimas de derechos humanos
implica un cambio drástico en la forma de categorizar a los individuos. En el
pasado, quienes participaban en la resistencia contra el régimen del apartheid
eran llamados “terroristas”. Este término se usó ampliamente en el contexto
36
Rites of Passage and their Normative Significance in South Africa, Pretoria, The Freedom Park Trust, 2007.
37
“Freedom Park Trust calls on families who lost a loved one in Zambia during the Struggle”, [Con-
sulta: 3 de octubre de 2010]. Disponible en http://www.freedompark.co.za/
38
El término bantustán fue utilizado en los años 1970 para designar a las ya existentes reservas para
africanos. Sin embargo, esta denominación fue cambiada posteriormente, para contrarrestar las críticas
internacionales. Se utilizaron entonces los términos “hogares patrios” y “estados nacionales emergentes.
39
The Freedom Park News, April 2007, p. 5.
156 Tla-melaua – revista de ciencias sociales
María del Rayo Ventura Navarrete |
de la Guerra Fría. Sin embargo, después de 1994 la forma de clasificar a los
disidentes cambió de manera radical, y los antiguos “terroristas” se convier-
ten en héroes y heroínas.
Un ejemplo de esta drástica transformación en el papel asignado oficial-
mente a quienes lucharon contra el apartheid es el caso de Solomon Mahlangu,
quien fuera miembro del Umkhonto weSizwe (MK), brazo armado del ANC.
Mahlangu fue capturado en Johannesburgo por la policía y fue ahorcado el
6 de abril de 1979. En la era post apartheid él es recordado como mártir de
la lucha de liberación, ya que su nombre ha sido incluido en el Muro de los
Nombres del Freedom Park. Incluso, en el marco del proceso de cambio de
nombre de algunas de las principales calles de Pretoria, la antigua avenida
conocida como Hans Strydom se llama ahora Solomon Mahlangu.
6. Comentarios finales
Sin lugar a dudas, la edificación de monumentos es una clave fundamental
de los procesos de construcción de la memoria oficial, la cual tiende un
puente entre el pasado, el presente y el futuro. Este proceso se encuentra en
continua evolución. La memoria oficial es susceptible de transformarse de
un momento histórico a otro, y también de un lugar a otro.
En la mayoría de los casos, la memoria oficial será moldeada por un
grupo dominante en la sociedad. Sin embargo, eso no significa que otros
grupos o actores sociales carezcan de una memoria propia. Si la élite en el
poder intenta generar un proceso inclusivo que conduzca hacia la construc-
ción nacional, debe asegurar una participación activa de todos los grupos
sociales en la construcción de la memoria oficial.
En este sentido, los gobiernos de Mandela y Mbeki fueron muy cuida-
dosos y trataron de no ofender a los grupos minoritarios. Esto se debe en
gran medida a la especial naturaleza de la transición sudafricana, la cual fue
negociada. Por esta razón, el gobierno de Mandela impulsó la idea de que
con la transición democrática no había ganadores ni tampoco perdedores.
Como representación simbólica de que ningún grupo debía considerarse
como “el perdedor” en la transición, se optó por no destruir monumentos
del pasado, incluso cuando tuvieran un contenido muy polémico. Tal es el
caso del Monumento Voortrekker,40 ubicado en Pretoria, a pocas millas del
40
El monumento ilustra parte de la historia afrikáner, especialmente el episodio conocido como el Gran
Trek. Para entender este episodio, debemos recordar que la colonia del Cabo fue establecida en 1652
por la Compañía Holandesa de las Indias Orientales (conocida por sus siglas en holandés antiguo como
VOC) con el fin de abastecer a sus barcos que fueran en camino hacia el oriente. Cuando la VOC que-
bró en 1795, el gobierno holandés tomó el control de la Colonia del Cabo. Sin embargo, en septiembre
de 1795, los británicos ocuparon temporalmente la zona, debido a que el ejército francés había ocupado
las Provincias Unidas (hoy Holanda) y los ingleses querían evitar que Francia se apoderara del Cabo,
por tratarse de un punto importante en las rutas comerciales marítimas. En 1802, las antiguas Provin-
Nueva Epoca – Año 6, No 33 – Octubre 2012 / Marzo 2013 157
| Reflexiones sobre el trabajo de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica (trc)
Freedom Park. La construcción del Voortrekker comenzó en 1938 y culminó
hasta 1949. Este monumento fue edificado con el fin de venerar a los héroes
afrikáners, los cuales son mostrados como los “padres” de la civilización en
Sudáfrica, mientras que los pobladores originarios, especialmente los zulúes,
son representados como salvajes e inferiores.
A pesar de que el sentido simbólico con que fue construido en prin-
cipio chocaba con el planteamiento de una nación que incluyera a todos
los grupos, el gobierno optó por conservar el Voortrekker, aunque tratando de
re-contextualizar su significado, en un esfuerzo para conectar la memoria
oficial del pasado con la nueva memoria. De hecho, se generó un plan oficial
para conectar el Freedom Park con el Monumento al Voortrekker, con lo cual se
ilustra el significado de conectar el pasado con el presente para cimentar
las bases del futuro. Este plan fue finalmente puesto en marcha durante el
gobierno de Jacob Zuma (presidente desde 2009), con la construcción de
un camino que conecta ambos sitios de la memoria, pero hasta el 2012 no
había sido abierto al público.
Lo anterior muestra las dificultades para acomodar las distintas versio-
nes del pasado, lo cual se refleja en el Freedom Park. Este conflicto continuo
sigue dando pie a numerosos debates. Por ejemplo, el reconocido historia-
dor afrikáner Herman Giliomee opina que el Freedom Park no cumple la fun-
ción de representar la memoria de la nueva Sudáfrica porque lo considera
como un monumento del ANC.41 Este cuestionamiento no se puede desligar
del hecho de que la representación de la memoria es finalmente una repre-
sentación de quién tiene el poder de representación. Por tanto, los sitios de
memoria nos refieren a aquello que es representado y de qué manera en los
viejos y nuevos espacios de la memoria.42
Aunado a la controversia sobre qué representar y quién está empode-
rado para emprender dicha tarea, no debe soslayarse que la construcción
cias Unidas firmaron el tratado de Amiens, por medio del cual Inglaterra les devolvió El Cabo en 1803.
Entre 1806 y 1814, los ingleses volvieron a invadir la zona y se establecieron ahí de forma permanente.
Una de las medidas más importantes tomadas por la metrópoli inglesa en sus territorios coloniales fue
la abolición de la esclavitud en 1834. Esto fue mal visto por los colonos, quienes se habían acostumbrado
a explotar a los esclavos. Es a partir de este hecho que tiene lugar la importante migración de colonos
blancos conocida como el Gran Trek (1836-1854). Los migrantes partieron de la colonia del Cabo para
llegar a tierras interiores. Estas zonas ya habían sido pobladas por los pueblos bantú, aunque como
consecuencia directa del Mfecane varias poblaciones estaban abandonadas. Ello ocasionó que estos
viajeros, los voortrekkers se declararan dueños de estas tierras “deshabitadas”. Sin embargo, la ocupa-
ción no siempre fue pacífica, ya que tuvieron que luchar con los pueblos locales como los ndebele y los
zulúes que habitaban las tierras interiores de la actual Sudáfrica. Véase Davenport, Rodney y Saunders,
Chistopher, South Africa. A Modern History, London, MacMillan Press, 2000, p. 43.
41
Baines, Gary, “Site of struggle: the Freedom Park fracas and the divisive legacy of South Africa’s
Border War/Liberation Struggle”, Social Dynamics, Vol. 35, No. 2, September 2009, Taylor and Francis- UNISA
Press, p. 338.
42
Ralphs, Gerald, “Memory, Conscience and the Museum in South Africa: The Old Langa Pass Office
and Court”, South African Historical Journal, No. 60 (2), Taylor and Francis Group-UNISA Press, 2008,
p. 271.
158 Tla-melaua – revista de ciencias sociales
María del Rayo Ventura Navarrete |
nacional y la reconciliación son procesos de larga duración, los cuales man-
tienen fuertes nexos con la construcción de la versión oficial de la memoria
post apartheid. No sólo se debe reconocer la diversidad de los grupos de la
población de Sudáfrica. El ejercicio debe ir más allá, ya que se deben buscar
similitudes entre esos grupos, a fin de facilitar que puedan, de alguna forma,
identificarse como parte de un conjunto más amplio.43 De esta manera, sería
posible que se sintieran identificados con el colectivo imaginario llamado
Sudáfrica, como una forma de impulsar la reconciliación.
43
Gibson, N. J., “Making art, making identity”, South African Historical Journal, No. 60 (2), Taylor and
Francis Group- UNISA Press, 2009, p. 597.
Nueva Epoca – Año 6, No 33 – Octubre 2012 / Marzo 2013 159
El reciente libro del doctor y director de la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales, Guillermo Nares Rodríguez, logra teorizar varias ciencias de forma
amena y con un sentido de reciprocidad académica en cuanto a desglosar
dos problemas que circundan todas las esferas de la sociedad: “Violencia y
Derechos Humanos”. Esta publicación, expedida por nuestra facultad uni-
versitaria, deja de lado el discurso jurídico presente en el derecho, y adopta
una panorámica más holística e interdisciplinaria al abordar esta temática.
Para fines prácticos, es necesario hacer mención breve sobre el vasto
currículum del autor. Guillermo Nares Rodríguez es Doctor en Derecho
con mención honorífica por la Benemérita Universidad Autónoma de Pue-
bla. Maestro en derecho constitucional y amparo con mención honorífica
por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Investigador del Sistema Nacio-
nal de Investigadores, investigador del Consejo Nacional de Ciencia y Tec-
nología, profesor de tiempo completo en posgrado y director de la Facultad
de Derecho y Ciencias Sociales de la Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla por dos periodos.
Para cerrar esta síntesis curricular, Guillermo Nares Rodríguez ha reci-
bido el premio “José María Lafragua” debido a su ejercicio de la docencia
otorgado por el Ilustre Colegio de Abogados del Estado de Puebla, con lo
cual queda más que reconocida su labor y experticia. Con respecto a la obra,
en primer lugar debo resaltar que el libro —por su calidad de contenido
tanto para profesionistas como para el estudiante de sociología, derecho, cri-
minología, relaciones internaciones, consultoría jurídica— tiene relevancia
social mediante el recurso a ciencias fundamentales en el estudio y análisis
crítico de un fenómeno inexorable como la violencia.
En cada capítulo se encontrará una panorámica amplia sobre los apor-
tes del derecho y las ciencias sociales, los cuales conducen al lector a pro-
fundizar y aplicar los conocimientos adquiridos en su formación; su lectura
incluye elementos discursivos propios de una filosofía cuya consecuencia es
imputarle un verdadero sentido a las palabras desde la semántica.
En segundo lugar, se destaca el carácter interdisciplinario en función de
soluciones mediáticas sobre problemas de inseguridad, menores infractores,
discurso del derecho, funciones de las ciencias penales, políticas públicas,
gestión de desarrollo económico y educativo, efectividad de la norma, pre-
vención de delitos y contra la discriminación a ciertos sectores poblacionales.
Si hablamos de violencia, sin duda también se habla de protección garante a
los derechos humanos. La racionalidad de los nuevos procesos de sentencia
ha adquirido gran énfasis para la erradicación de todo abuso de autoridad.
Si la ley por un lado es dogmática para los abogados, éstos a su vez son
conscientes de que la toma de decisiones requiere de la pericia de otras
ciencias. La criminología, el derecho, la política criminológica, la sociología,
la victimología y la psicología tienen como prioridad la prevención de con-
160 Tla-melaua – revista de ciencias sociales