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Las Distintas Conciencias HELLINGER

Este documento describe tres tipos de conciencia: la conciencia personal, la conciencia colectiva y la conciencia espiritual. La conciencia personal une a las personas a grupos específicos y define lo que es bueno y malo en términos de pertenencia. La conciencia colectiva prioriza la totalidad del grupo sobre los individuos y asegura que todos los miembros, vivos o muertos, tengan derecho a pertenecer. Superando estas otras conciencias está la conciencia espiritual.
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Las Distintas Conciencias HELLINGER

Este documento describe tres tipos de conciencia: la conciencia personal, la conciencia colectiva y la conciencia espiritual. La conciencia personal une a las personas a grupos específicos y define lo que es bueno y malo en términos de pertenencia. La conciencia colectiva prioriza la totalidad del grupo sobre los individuos y asegura que todos los miembros, vivos o muertos, tengan derecho a pertenecer. Superando estas otras conciencias está la conciencia espiritual.
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La diferenciación de las conciencias Bert Hellinger

Hay 3 tipos de conciencias cada una de las cuales constituye un campo espiritual
.
La primera de ellas es la conciencia personal; es estrecha y tiene un alcance li
mitado. A través de su diferenciación entre el bien y el mal reconoce la pertenencia
de algunos únicamente, excluyendo a los otros.
La segunda conciencia es la conciencia colectiva; es más amplia y también defiende l
os intereses de los que fueron excluidos por la conciencia personal. Por eso está
frecuentemente en conflicto con la conciencia personal. Entretanto, esa concienc
ia también tiene un límite porque abarca solamente a los miembros de los grupos que
dependen de ella.
La tercera conciencia es la conciencia espiritual y supera los límites que las otr
as conciencias establecen a través de la diferenciación entre bien y mal, y entre pe
rtenencia y exclusión.

LA CONCIENCIA PERSONAL.
El vinculo.
Tenemos la vivencia de esta conciencia estrecha como buena y mala conciencia. No
s sentimos bien cuando tenemos buena conciencia y mal cuando tenemos mala concie
ncia.
¿Qué es lo que acontece cuando tenemos buena conciencia y qué cuando tenemos una mala
conciencia? ¿Qué precede a la buena y a la mala conciencia para que sintamos buena o
mala conciencia?
Si observamos exactamente lo que ocurre cuando tenemos buena o mala conciencia p
odemos percibir que tenemos mala conciencia cuando pensamos, sentimos y hacemos
algo que no está en sintonía con las expectativas y las exigencias de las personas y
grupos a los cuales queremos pertenecer y a los que frecuentemente también neces
itamos pertenecer. Eso significa que nuestra conciencia vela para que nos manten
gamos conectados con esas personas y grupos. La conciencia percibe de inmediato
si nuestros pensamientos, deseos y acciones ponen en peligro nuestro vínculo y nue
stra pertenencia a esas personas y grupos. Cuando nuestra conciencia percibe que
nos alejamos de esas personas y grupos a través de nuestros pensamientos, sentim
ientos y acciones, ésta reacciona con un sentimiento de miedo a perder nuestro víncu
lo con estas personas y grupos. Sentimos ese miedo como mala conciencia.
Inversamente, cuando pensamos, deseamos y actuamos de manera que nos movemos en
sintonía con las expectativas y exigencias de esas personas y grupos, sentimos que
pertenecemos y tenemos la certeza de que podemos pertenecer. El sentimiento de
habernos asegurado nuestra pertenencia lo sentimos como bueno y benéfico. No neces
itamos estar preocupados por que se interrumpa de pronto el contacto con esas pe
rsonas y grupos y por experimentarnos solos y sin protección. Sentimos como buena
conciencia el sentimiento seguro de poder pertenecer.
La conciencia personal nos une, por lo tanto, a personas y grupos que son import
antes para nuestro bienestar y nuestra vida. Entretanto, dado que esa conciencia
nos une solamente a determinadas personas y grupos y simultáneamente excluye a ot
ros, es una conciencia estrecha.
Esta conciencia fue de suma importancia para nosotros cuando éramos niños. Los niños h
acen cualquier cosa para pertenecer pues sin esa unión y sin ese derecho a perten
ecer estarían perdidos. La conciencia personal asegura nuestra supervivencia junto
a las personas y grupos que son importantes para nosotros. De ahí que su función se
a, como no podría ser menos, muy apreciada. Vemos también la importancia que la conc
iencia personal ocupa en nuestra sociedad y en nuestra cultura.
En el contexto de lo que es bueno o malo, podemos observar que las diferenciacio
nes que hacemos son diferenciaciones de esa conciencia. Estas diferenciaciones e
stablecen en qué medida algo asegura nuestra pertenencia y en qué medida la pone en
peligro.
Aquello que asegura nuestra pertenencia lo vivimos como bueno. Lo vivimos como
bueno a través de la buena conciencia sin que necesitemos reflexionar mucho acerca
de si es realmente bueno cuando se observa más atentamente a cierta distancia, o
si puede incluso ser malo para otra persona. Aquí lo que denominamos bueno es sola
mente sentido sentido como algo bueno.
Por lo tanto sentimos y defendemos lo bueno de modo irreflexivo, como algo bueno
aunque al observador que está fuera de ese campo espiritual le parezca que es alg
o extraño, que pone en peligro la vida de muchos en lugar de colocarse a su servic
io.
Evidentemente, lo mismo es válido para lo malo. Además, sentimos lo malo con más fuerz
a que lo bueno, porque lo malo está unido con el miedo a perder nuestra pertenenci
a y al mismo tiempo nuestro derecho a vivir.
La diferenciación entre lo bueno y lo malo sirve, por lo tanto, a la supervivencia
dentro del propio grupo. Sirve a la supervivencia del individuo en su grupo.

LA CONCIENCIA COLECTIVA.
Por detrás de la conciencia que sentimos, aun actúa otra conciencia. Es una conci
encia poderosa mucho más fuerte en su efecto que la conciencia personal. Sin embar
go, en nuestros sentimientos es relativamente inconsciente. ¿Por qué? Porque en nues
tros sentimientos la conciencia personal tiene precedencia con relación a esta se
gunda conciencia.
La conciencia colectiva es una conciencia grupal. Mientras que la conciencia per
sonal es sentida por cada individuo y está al servicio de su pertenencia y de su s
upervivencia personal, la conciencia colectiva tiene en su campo de visión la fami
lia y el grupo como un todo. Está al servicio de la supervivencia del grupo entero
, aunque para eso algunos necesiten ser sacrificados. Está al servicio de la total
idad de ese grupo y de los órdenes que aseguran su supervivencia de la mejor form
a posible
Cuando el interés de cada individuo se contrapone al interés del grupo la conciencia
personal también se contrapone a la conciencia colectiva.
La totalidad.
¿Al servicio de qué órdenes está la conciencia colectiva y cómo los impone?
El primer orden al cual sirve esta conciencia es: todo miembro de una familia ti
ene el mismo derecho a pertenecer. Si un miembro es excluido no importan los mot
ivos; más adelante otro miembro de la familia necesitará representar a la persona ex
cluida.
La conciencia colectiva aparece, cuando se la compara con la conciencia personal
, como amoral e inmoral; eso significa que para ella no hay diferencia entre bue
no y malo, y tampoco entre culpable e inocente. Por otro lado, protege a todos d
e la misma manera. Quiere proteger su derecho a pertenecer, o restablecerlo si f
ue negado.
¿Qué acontece cuando ese derecho es negado a un miembro de la familia? De cierta man
era él es reconducido al grupo por esa conciencia en la medida en que otro miembro
dentro de la familia necesita representarlo sin ser consciente de ello.
¿Cómo sucede esto? Otro miembro de la familia asume el destino de la persona excluid
a representándola. Piensa como lo haría esa persona excluida, tiene sentimientos sim
ilares, vive de manera semejante, enferma de un modo parecido, incluso muere de
modo parecido. Ese miembro familiar está de esa manera al servicio de la persona e
xcluida y representa sus derechos. Es poseída, por así decirlo, por la persona exclu
ida sin, por otra parte, perderse a sí mismo. En cuanto la persona excluida recupe
ra su lugar ese miembro de la familia se libera de ella.
No es que la persona excluida quiera ser representada de esa manera, aunque esto
también se da algunas veces, si ella desea algo malo para alguien de la familia.
En primera instancia es la conciencia quien actúa y desea la representación y la imp
licación. Quiere devolver la integridad al grupo.
Aquí existe el peligro de que imaginemos esta conciencia como si fuera una persona
, como si tuviera metas personales y las persiguiera después de una reflexión profun
da. Esta conciencia actúa como un instinto. Un instinto grupal que quiere solament
e una cosa: salvar y restablecer la totalidad. Por eso es ciego en la elección de
sus medios.
La pertenencia más allá de la muerte.
Podemos reconocer a las personas que son influenciadas e impulsadas por esa conc
iencia cuando son atraídas para representar a miembros familiares excluidos. En es
e sentido, necesitamos considerar que nadie pierde su derecho a pertenecer ni si
quiera con su muerte. Esto significa que los miembros de la familia ya muertos s
on considerados por esa conciencia de la misma manera que los vivos. Nadie es se
parado de su familia a través de la muerte. La familia acoge igualmente a sus mie
mbros vivos y muertos. Esa conciencia también puede traer de vuelta a la familia a
los miembros muertos si fueron excluidos, sí, principalmente a ellos. Por lo tant
o, eso significa que alguien, en efecto, pierde su vida a través de la muerte pero
nunca su pertenencia.
¿Quién pertenece? Ahora es hora de enumerar a las personas que pertenecen a la famil
ia abarcada y conducida por una conciencia colectiva común. Voy a empezar con los
que están más próximos: los miembros familiares que están sujetos a esa conciencia perte
necen.
1. Los hijos: es decir, nosotros, nuestros hermanos y hermanas. A nuestros herma
nos pertenecen también los que nacieron muertos, los hermanos que fueron abortados
y frecuentemente los abortos espontáneos; en este último caso, a menudo existe la i
dea de que podemos excluirlos. También forman parte los hermanos de los que se des
conoce la existencia y los que fueron entregados a otras personas. Para la conci
encia todos ellos forman parte completamente, ella se ocupa de recordados y de t
raerlos de vuelta a la familia. Son traídos de vuelta a la familia de manera ciega
, sin tener en consideración las justificaciones y los deseos.
2. Del nivel superior al de los hijos forman parte los padres y sus hermanos bio
lógicos. Aquí también nos referimos a todos sus hermanos y hermanas, tal como se ha en
umerado en el caso de los hijos. También las parejas anteriores de los padres form
an parte. Si son rechazadas o excluidas, aunque estén muertas, serán representadas p
or uno de los hijos hasta que sean recordadas y reconducidas a la familia con am
or.
Sólo el amor libera. Ahora me gustaría interrumpir la enumeración y hablar de cómo los e
xcluidos pueden ser traídos de vuelta. Sólo el amor es capaz de ello.
¿Qué amor? El amor pleno. Éste es sentido como dedicación al otro tal como es. También es
sentido como duelo por la pérdida. Es sentido especialmente como dolor por aquel m
al que, por ventura, hicimos al otro. Lo sentimos también si ese amor alcanza al o
tro, si sirve para la reconciliación, si deja al otro en paz y si éste asume su luga
r. Entonces esa conciencia está al servicio del amor, al servicio del mismo amor p
ara todos los que forman parte de esa familia.
¿Quién más pertenece a la familia? Ahora voy a seguir con la enumeración de aquellos que
pertenecen a la familia porque ellos también son abarcados y protegidos por esa c
onciencia.
3. Del siguiente nivel, superior al anterior, forman parte los abuelos pero sin
sus hermanos, a no ser que éstos tuvieran un destino especial. Las anteriores pare
jas de los abuelos también forman parte.
4. También puede formar parte alguno de los bisabuelos, pero esto es más raro.
5. Además, forman parte de nuestra familia aquellos a través de cuya muerte o de cuy
o destino la familia obtuvo ventajas. Por ejemplo, en el caso de una herencia co
nsiderable. También forman parte aquellos al precio de cuya salud y vida la famili
a se enriqueció.
6. En este contexto, forman asimismo parte de nuestra familia aquellos que fuero
n víctimas de actos violentos a través de miembros de nuestra familia, especialmente
aquellos que fueron asesinados. La familia necesita mirar también hacia ellos con
amor y dolor.
7. Por último, algo que para algunos puede ser un desafío. Si miembros de la familia
fueron víctimas de crímenes, principalmente si perdieron la vida, los asesinos tamb
ién forman parte de nuestra familia. Si son excluidos o rechazados serán también repre
sentados por miembros de la familia por presión de la conciencia colectiva.
Quizás pueda aquí llamar la atención el hecho de que tantos asesinos se sientan atraídos
por sus víctimas, al igual que también las víctimas por sus asesinos. La conciencia c
olectiva no hace diferenciaciones aquí tampoco.

El equilibrio.
Antes de continuar quiero decir algo sobre el equilibrio en esas dos conciencias
. La necesidad de equilibrio entre el dar y el tomar y entre la ganancia y la pérd
ida es también un movimiento de la conciencia.
La conciencia personal que sentimos como buena y mala conciencia se asemeja a lo
s sentimientos de culpa e inocencia y vela sobre el equilibrio entre tales senti
mientos, por lo tanto entre los sentimientos de culpa e inocencia y entre los se
ntimientos de buena y mala conciencia. Aquí debo señalar que podemos alcanzar el equ
ilibrio también de otra manera. En lugar de devolver algo equivalente, como a vece
s no podemos hacerlo, por ejemplo con nuestros padres, podemos también transmitir
hacia adelante algo equivalente, por ejemplo a nuestros hijos.
La expiación.
Nosotros equiparamos también el dar y el tomar a través del sufrimiento. Éste también es
un movimiento de la conciencia. Si causamos un sufrimiento a alguien queremos t
ambién sufrir nosotros mismos para equilibrar, y así después del sufrimiento tenemos n
uevamente una buena conciencia.
Esta forma de equilibrio la conocemos como expiación. Sin embargo, debemos observa
r aquí que es una auto-necesidad porque a través de ella no podemos dar realmente na
da al otro. Ahora bien, a través de esa expiación el otro frecuentemente no se sient
e tan solo en el sufrimiento. Esta manera de equilibrar tiene poco o nada que ve
r con el amor. Es antes que nada algo instintivo y ciego.
La venganza.
Tenemos necesidad de equilibrio cuando alguien nos ha hecho algo malo, entonces
queremos también hacerle algo malo a él o a ella. Aquí la necesidad de equilibrio se t
ransforma en una necesidad de venganza. No obstante, la venganza se equilibra sólo
en un primer momento porque después despierta en todos los implicados nuevas nece
sidades de venganza, perjudicándolos al final.
La cura.
También en la conciencia colectiva existe el movimiento de equilibrio, sin embargo
permanece ampliamente oculto a nuestra conciencia. Quien necesita representar a
l excluido no sabe que está contribuyendo al equilibrio.
El equilibrio aquí es el movimiento de un todo superior que equipara de un modo im
personal, porque aquellos que son atraídos para equilibrar son inocentes, en el se
ntido de la conciencia personal.
Podemos comparar esa forma de equilibrio a un proceso de cura. Aquí también algo que
fue herido es restaurado bajo la influencia de poderes superiores. La concienci
a colectiva quiere reintroducir algo que se perdió y de esa forma traer nuevamente
el orden y curar.
La jerarquía.
Vuelvo a hablar de los órdenes de la conciencia colectiva y diré algo sobre el segu
ndo orden que está al servicio de la conciencia y que intenta restaurarla cuando e
s herida.
Ese orden expresa que cada individuo del grupo debe y necesita asumir el lugar q
ue le pertenece de acuerdo con su edad. Eso significa que aquellos que vinieron
antes tienen precedencia con relación a los que vinieron más tarde. Por ello lo padr
es tienen precedencia sobre los hijos y el primer hijo tiene precedencia sobre e
l segundo. Por lo tanto, cada uno tiene su propio lugar, que le pertenece solame
nte a él. Con el transcurso del tiempo, uno se traslada de abajo a arriba dentro d
e la jerarquía hasta crear su propia familia y dentro de ella inmediatamente asume
con su pareja el primer lugar.
Aquí se impone además otra jerarquía, una jerarquía entre las familias, por ejemplo, ent
re la familia de origen y la nueva familia. Ahora la nueva familia tiene primacía
sobre la antigua.
Este orden también es válido si uno de los padres durante el matrimonio tiene una re
lación con otra persona de la cual nace un niño. Con ello se crea una nueva familia,
que tiene prioridad en relación a la primera.
La familia posterior no anula el vínculo con la anterior, así como una nueva familia
no anula el vínculo con la de origen. Sin embargo, tiene prioridad en relación a el
la.
- La violación de la jerarquía y sus consecuencias: la jerarquía es violada cuando alg
uien que llegó después quiere asumir una posición superior a la que le corresponde den
tro del orden jerárquico. Esa violación del orden jerárquico es en realidad, como se s
abe, el orgullo que precede a la caída.
Las violaciones más frecuentes de la jerarquía las observamos en los niños. En primer
lugar cuando ellos se elevan por encima de los padres; por ejemplo, cuando se si
enten mejores que sus padres y se comportan como si lo fueran, se trata de una v
iolación de la jerarquía sin amor.
Esta jerarquía es violada sobre todo cuando el niño quiere asumir algo que correspon
de a sus padres, por ejemplo, cuando enferma en lugar de ellos y quiere morirse.
Entonces la jerarquía es violada con amor. Sin embargo, ese amor no protege al niño
de las consecuencias que tiene su transgresión del orden.
Lo trágico de ello es que el niño transgrede el orden con buena conciencia. Es deci
r, bajo la influencia de la conciencia personal el niño se siente especialmente in
ocente y bueno al realizar esa transgresión. Esto significa también que a través de el
la se siente perteneciente de una manera especial.
Por lo tanto, aquí esas dos conciencias se oponen. La jerarquía que impone y protege
la conciencia colectiva es violada en sintonía con la conciencia personal. Aquí la
conciencia personal impulsa a alguien a transgredir ese orden y sufrir las cons
ecuencias de esa transgresión.
¿Cuáles son las consecuencias de esa transgresión?
La primera consecuencia es el fracaso. La persona que se coloca por encima de su
s padres, sea con amor o sin amor, fracasa. Esto es válido no solamente dentro de
la familia sino también en otros grupos, por ejemplo en organizaciones. Muchas org
anizaciones fracasan a causa de conflictos internos en los que una persona que s
e ha incorporado últimamente o un departamento creado posteriormente se colocan po
r encima dentro de la jerarquía de otra persona o de otro departamento que tienen
precedencia.
En verdad, el fracaso como consecuencia de una violación de la jerarquía es la muert
e. El héroe trágico quiere asumir algo por aquellos que le precedieron. Pero él no sólo
fracasa: él muere.
Vemos algo semejante en los niños que cargan con algo, queriendo asumir aquello qu
e corresponde a los padres. Estos niños se dicen internamente: mejor yo que tú . ¿Qué es l
que está realmente contenido en esa frase? Esa frase significa yo me muero en tu l
ugar .
La jerarquía es el orden de la paz. Está al servicio de la paz en la familia y en el
grupo. Está, al final, al servicio del amor y de la vida.
El alcance.
¿Hasta dónde alcanza la conciencia colectiva? ¿Solamente pertenecen los muertos a quie
nes conocemos? ¿O esa conciencia quiere traer de vuelta también a los excluidos de m
uchas generaciones atrás? ¿Quizás hasta a nosotros mismos cómo éramos en una vida anterior
? ¿Quizás esté al servicio de un movimiento cósmico para el cual nada que haya existido
puede quedar perdido? ¿Violamos nosotros esa jerarquía a través de nuestra creencia en
el progreso, como si fuéramos mejores que nuestros antepasados, Como si fuéramos su
periores a ellos?
¿Qué es lo que acontece con nosotros si no nos posicionamos internamente en el lugar
adecuado para nosotros, humildemente, en último lugar?
¿Si incluimos en nuestro presente a todos aquellos que fueron excluidos sin import
ar cuáles fueron los motivos y a aquellos que necesitaron morir antes de haber cum
plido su tiempo completo junto a aquellos otros a quienes aún les queda tiempo, en
tonces no estaremos nosotros también completos?

LA CONCIENCIA ESPIRITUAL.
¿A qué responde la conciencia espiritual? Responde a un movimiento del espíritu, el e
spíritu que lo mueve todo, que se mueve y que mueve todo de una manera creativa. T
odo está sometido a este movimiento sin importar si ése es o no nuestro deseo, sin i
mportar si nos sometemos o nos resistimos a él. La pregunta es si nosotros nos per
cibimos en sintonía con este movimiento, si nos sometemos a él de buena gana y si pe
rmanecemos sabiamente en sintonía con él. Es decir, si hemos llegado al punto en el
que sólo nos movemos, pensamos, sentimos y actuamos dándonos cuenta de que estamos s
iendo conducidos, llevados y movidos por él.
¿Qué sucede con nosotros cuando sabemos que estamos en sintonía con ese movimiento? ¿Qué s
ucede con nosotros cuando quizás nuestro deseo es el de alejarnos de ese movimient
o porque su reivindicación nos parece demasiado grande y nos provoca miedo?
Podemos comparar lo que experimentamos en relación a la conciencia espiritual con
aquello que experimentamos con nuestra conciencia personal. Si experimentamos es
tar en sintonía con los movimientos del espíritu nos sentimos bien, sobre todo nos s
entimos calmados y sin preocupaciones. Sabemos cuál será nuestro próximo paso y tenemo
s la fuerza para darlo. Eso sería, por así decirlo, tener buena conciencia espiritua
l.
En relación a la conciencia personal sabemos inmediatamente si estamos en sintonía o
no. Sin embargo ese conocimiento es aquí espiritual. La buena conciencia es aquí la
entrega sabia a un movimiento espiritual.
¿Qué es ese movimiento espiritual? Es un movimiento de dedicación a todo tal como es,
que está de acuerdo con la dedicación del espíritu a todo tal como es. ¿Cómo es que experi
mentamos, entonces, mala conciencia espiritual aquí se trata nuevamente de algo anál
ogo al sentimiento de culpa de nuestra conciencia personal? ¿Cómo sentimos la mala c
onciencia espiritual? La sentimos como inquietud, como bloqueo espiritual. No no
s reconocemos, no sabemos qué es lo que podemos hacer y nos sentimos sin fuerza.
¿En qué ocasiones tenemos especialmente mala conciencia espiritual? Cuando nos desvi
amos del amor espiritual. Por ejemplo, cuando excluimos a alguien de nuestra ded
icación y de nuestra benevolencia. En esos momentos perdemos la sintonía con el movi
miento del espíritu, nos entregamos a nosotros mismos y tenemos mala conciencia.
Sin embargo, como ocurre con la conciencia personal, la mala conciencia está aquí ta
mbién al servicio de la buena conciencia. Ella nos reconduce a través de su efecto h
acia la sintonía con los movimientos del espíritu, hasta que estemos nuevamente calm
ados y nos hagamos uno con su movimiento de dedicación y amor por todos y por todo
, tal como es.

LAS DIFERENTES CONCIENCIAS Y LAS CONSTELACIONES FAMILIARES.


Cuando alguien quiere entender y solucionar un problema personal con la ayuda de
las Constelaciones Familiares, un problema de relación de pareja o el de una fami
lia con un niño, reconocemos inmediatamente cuál es la conciencia que ese problema p
rovoca y preserva y qué es lo que ese problema exige de cada individuo y de su fam
ilia para la solución. Aquí necesitamos ver las diferentes conciencias unidas unas a
otras en el sentido de que todas están al servicio de nuestras relaciones. Se sup
erponen unas a otras y se complementan, de manera que necesitamos ver un problem
a y su solución relacionados con las distintas conciencias y por último con todas a
la vez.
Por ejemplo, si alguien nos pide ayuda podemos reconocer inmediatamente cuáles son
las conciencias que están involucradas en su problema y de qué manera, y cuáles son l
as soluciones que están disponibles.
Al revés, si un facilitador tiene un problema con un cliente, puede preguntarse cuál
es son las conciencias que están involucradas en ese problema y lo que éstas le ofre
cen como solución.

La conciencia espiritual.
En primer lugar observo que las Constelaciones Familiares parten del final del c
amino que han recorrido. Por lo tanto, parten desde el punto de vista de la conc
iencia espiritual. Mirando retrospectivamente el camino recorrido hasta ahora re
conocemos de manera más clara el significado de las otras dos conciencias. Reconoc
emos también hasta dónde alcanzan sus límites. La conciencia espiritual nos conduce más
allá de esos límites.

La diferenciación de las conciencias.


¿Qué lo que más distingue a las diferentes conciencias? ¿Y qué es lo que les impone límites
Es el alcance de su amor.
La conciencia personal está al servicio del vínculo con el grupo limitado, excluye a
aquellos que no pertenecen a ese grupo. No solamente une, también separa. No sola
mente ama, también rechaza.
La conciencia colectiva va más allá de la conciencia personal pues también ama a aquel
los que fueron rechazados y excluidos por la conciencia personal dentro de la fa
milia y dentro de grupos similares. La conciencia colectiva quiere también traer d
e vuelta a los excluidos para que puedan formar parte nuevamente. Por eso su amo
r va más allá. No excluye a nadie.
Ahora bien, su campo de visión no tiene demasiado en cuenta el bienestar de cada u
no. Puede incluso obligar a un inocente que no estaba implicado en la exclusión a
representar al excluido aunque eso suponga imponerle una pesada carga. Esto demu
estra que esta conciencia no es personal sino colectiva pues aspira sobre todo a
la integridad y el orden dentro de un grupo.
Los movimientos del espíritu, al contrario, se dedican a todos por igual. Quien en
tra en sintonía con los movimientos del espíritu no puede hacerlo de otra manera que
no sea dedicándose por igual a todos con benevolencia y con amor, sin importar cuál
sea su destino. Este amor no conoce fronteras, supera las diferenciaciones entr
e mejor y peor, y entre bueno y malo. Por ello supera los límites de la conciencia
personal y los límites de la conciencia colectiva. Está dedicado de manera igual a
cada uno de los miembros y a todos dentro de su familia y de los otros grupos de
los que forma parte.
La conciencia espiritual vela por el amor. Entra en juego cuando nosotros nos de
sviamos de ella.

Las Constelaciones Familiares Espirituales.


¿Qué significa esto para las Constelaciones Familiares? ¿Cómo se muestra ese amor en las
Constelaciones Familiares?
En primer lugar, llamo la atención sobre el hecho de que los movimientos del espírit
u en las Constelaciones Familiares se manifiestan de manera expresiva. Son vivid
os y se hacen visibles a través de los representantes y también a través de aquellos q
ue observan esos movimientos. Esto significa que los movimientos del espíritu son
percibidos en primer lugar por los representantes y a través de ellos también por aq
uellos que observan esos movimientos, y quizás éstos mismos sean atraídos y afectados
por ellos.
Por eso, el procedimiento de las Constelaciones Familiares del espíritu es otro, d
iferente de aquel que muchas personas asocian con ellas. Aquí ya no se coloca a la
familia de manera que alguien elige de un grupo a representantes para los disti
ntos miembros y enseguida los posiciona en un espacio unos en relación a otros. Aq
uí se coloca solamente a una persona, por ejemplo al cliente o a su representante,
y quizás a una segunda persona, por ejemplo su pareja. Y no es que cada uno sea p
osicionado en el sentido habitual, en relación con el otro. Únicamente se le coloca,
por ejemplo a cierta distancia frente al otro. Aquí no existen reglas e intencion
es. El cliente o su representante y las otras personas adicionales son solamente
colocados.
De pronto, son atrapados por un movimiento que no pueden conducir. Ese movimient
o viene de fuera aunque también es vivido como si viniera de dentro. Esto signific
a que esas personas tienen la vivencia de estar en sintonía con una fuerza que pon
e algo en movimiento a través de ellas. Sin embargo eso acontece solamente si perm
anecen concentrados, sin intenciones propias y sin miedo a que aquello aparezca
. Tan pronto entran en juego las intenciones propias, por ejemplo, las intencion
es de ayudar a alguien, o el miedo de que aquello pueda salir a la luz y la inqu
ietud sobre adónde va a conducir, la conexión con los movimientos del espíritu se pier
de. También la concentración de los observadores se pierde. Por ejemplo, se inquieta
n.
Después de un cierto tiempo, a través de los movimientos de los representantes será pe
rceptible si es necesario añadir a otra persona. Por ejemplo, cuando uno de ellos
mira hacia al suelo significa que está mirando a una persona muerta. Entonces se e
lige a un representante que se tumba boca arriba en el suelo frente al primero.
Si un representante mira intensamente en una dirección se coloca a alguien frente
a él justo en el punto hacia donde está mirando.
Los movimientos de los representantes son muy lentos. Cuando una persona se muev
e con rapideces que está siendo impulsada por una intención y ya no se encuentra en
sintonía con los movimientos del espíritu. No está centrada y ya no podemos confiar, n
ecesitamos sustituirla por otro representante.
Sobre todo el constelador necesita abstenerse de sus intenciones e interpretacio
nes y también permitirse ser invadido por los movimientos del espíritu. Es decir, so
lo actúa dejándose llevar claramente hacia el siguiente paso o hasta una frase que él
mismo dice o que ofrece a un representante para que él la diga.
Además, recibe continuamente a través de los movimientos de los representantes indic
aciones sobre aquello que está pasando dentro de ellos y hacia dónde les conducen o
deben conducirlos sus movimientos.
Por ejemplo, un representante se aleja del representante de una persona muerta q
ue está tumbada frente a él o desea cambiar de lugar. El constelador interviene desp
ués de cierto tiempo y le conduce de vuelta a su sitio. Eso quiere decir que el co
nstelador no lo deja todo al criterio de los representantes. Él también, como ellos,
está al servicio de los movimientos del espíritu y muchas veces los sigue de manera
irresistible cuando interviene con una frase o haciendo algo.
¿Hacia dónde conducen esos movimientos del espíritu? Unen lo que antes estaba separado
y son siempre movimientos de amor.
Esos movimientos no necesitan siempre ser conducidos hasta el final. Es suficien
te cuando se hace visible hacia donde conducen. Por eso las Constelaciones mucha
s veces permanecen incompletas y abiertas. Es suficiente con que hayan entrado e
n movimiento, nosotros necesitamos confiar en que ellas proseguirán pues estos mov
imientos no muestran solamente una cosa, por ejemplo, la solución de un problema.
Son movimientos de curación decisivos y, como la curación, por lo general necesitan
también su tiempo. Son el inicio de un movimiento de cura.
Las Constelaciones Familiares en sintonía con los movimientos del espíritu presupone
n que sobre todo el constelador permanece en sintonía con esos movimientos. Es dec
ir, que en primer lugar se dedica a todos con el mismo amor, más allá de los límites d
e la diferenciación entre bueno y malo. Sólo puede hacerlo si antes aprendió a prestar
atención a los movimientos del espíritu dentro de sí mismo, de manera que percibe inm
ediatamente cuándo se ha desviado del amor. Por ejemplo, cuando quiere internament
e atribuir culpa a un hecho o cuando siente lastima de la persona por aquello po
r lo que ella necesita sufrir. Desviaciones de ese amor las experimentamos dentr
o de nosotros continuamente. Sin embargo, seremos reconducidos a la sintonía con e
l amor por todo, tal como es, cuando hayamos aprendido a prestar atención a los mo
vimientos de la conciencia espiritual y a someternos a su disciplina.

La conciencia personal.
Los límites más estrechos en contra del amor son trazados por la conciencia personal
. Pues las diferenciaciones que hacemos habitualmente entre el derecho a pertene
cer o su pérdida son determinadas y aprobadas por esa conciencia.
Es evidente que esa diferenciación tiene un significado importante para nuestra su
pervivencia y no puede ser sustituida por nada dentro de determinados límites. Esa
conciencia pone límites principalmente en los niños. En el caso de los niños la aplic
ación de las formas de pensamiento y comportamiento exigidas por esa conciencia es
importante para su supervivencia, lo es incluso la desconfianza hacia aquellos
que siguen otra conciencia personal, porque pertenecen a otro grupo, y que les l
leva a rechazarlos y a luchar contra ellos.
Esa conciencia en forma de buena conciencia por un lado posibilita y asegura la
supervivencia y por otro lado nos pone en peligro cuando nuestro grupo entra en
conflicto con otros, estableciéndose disputas mortales entre ellos.
En la conciencia personal también está la necesidad de equilibrio. Esa necesidad es
un movimiento de la conciencia, pues tenemos buena conciencia cuando devolvemos
algo equivalente a aquello que nos dieron, de manera que exista un equilibrio en
tre el dar y el recibir. Tenemos también la misma buena conciencia cuando, no pudi
endo devolver a aquellos que nos dieron algo equivalente a lo recibido, se lo tr
ansmitimos a otros.
Conforme a esto, tenemos mala conciencia cuando recibimos sin dar algo equivalen
te o cuando exigimos lo que no nos competen. En esto tiene también la conciencia p
ersonal una tarea fundamental al servicio de nuestras relaciones. Sí, esa necesida
d es la que hace que esto sea posible. Esa necesidad también está al servicio de nue
stra supervivencia pero sólo dentro de determinados límites.
Como mecanismo de equilibrio, la conciencia personal, de modo similar a como sir
ve para unirnos a nuestra familia, sirve también tanto para la supervivencia como
para su opuesto, en ocasiones en las que determinados límites son transgredidos. E
n esas ocasiones conduce también a la muerte.
La conciencia personal se manifiesta, en cuanto al vínculo, como la separación con r
especto a otros grupos, una separación que puede suponer conflictos graves, inclus
o la guerra.
En referencia a la necesidad de equilibrio, se expande hasta alcanzar la necesid
ad de equilibrio en cuanto a pérdidas y a ofensas mutuas, llegando incluso hasta l
a venganza mortal, por ejemplo, la venganza con sangre.
La necesidad de expiación apunta en la misma dirección cuando, para expiar el sufrim
iento y las pérdidas que causamos a otros, nos infligimos también a nosotros mismos
sufrimiento, nos limitamos y no perjudicamos.
A este contexto pertenece también la expiación sustitutiva. Por ejemplo cuando un niño
expía por los padres, pero también cuando la madre o el padre de un niño esperan que él
expíe por ellos. Por ejemplo, cuando enferma o muere en lugar de ellos, como much
as veces observamos en Constelaciones Familiares. Sin embargo, eso acontece de m
anera inconsciente por ambos lados, pues aquí la conciencia colectiva también es imp
ortante.
Se trata siempre de un equilibrio que se opone a la vida y que perjudica o inclu
so sacrifica por buena conciencia o por un sentimiento de inocencia. ¿A qué necesita
mos prestar atención en las Constelaciones Familiares para que permanecer dentro d
e la conciencia personal que está al servicio de la vida? Necesitamos haber dejado
atrás los límites de la diferenciación entre bueno y malo. Si en las Constelaciones F
amiliares permanecernos en la conciencia personal, por ejemplo cuando junto con
el cliente rechazamos a otros, estaremos al servicio de la vida de manera limita
da. En ese caso, igual que esa conciencia, estaremos por un lado al servicio de
la vida y por el otro al servicio de la muerte.

La conciencia colectiva.
¿A que debemos prestar atención en las Constelaciones Familiares en relación con la co
nciencia colectiva?
En primer lugar, a no excluir a nadie ni en nuestra familia ni en la familia del
cliente y a buscar en su familia y en la nuestra a los excluidos, mirándolos con
amor y poniéndolos en nuestro corazón. Podremos hacerlo solamente si hemos dejado at
rás la diferenciación entre bueno y malo, y si también ponemos a nuestros hijos no nac
idos dentro de nuestro campo de visión aunque esto sea difícil para nosotros. En est
e punto, son tan necesarios el coraje como la claridad.
En segundo lugar, a atenernos a la jerarquía. Es decir, que en primer lugar seamos
conscientes de que a través de nuestra ayuda nos convertimos temporalmente en un
miembro de la familia del cliente. Pero hemos llegado los últimos a esa familia y
por eso ocupamos el último lugar dentro de ella.
¿Qué sucede cuando un facilitador se comporta como si ocupara el primer lugar y se c
oloca por encima de los padres del cliente? Fracasa. El cliente también fracasa cu
ando viola la jerarquía y el facilitador quizás le apoye en ello. Esto ocurre, por e
jemplo, cuando de una u otra manera se posiciona con el cliente en contra de sus
padres.
La violación de la jerarquía algunas veces pone también en peligro la vida. Por ejempl
o, cuando el cliente asumió por sus padres algo que no le correspondía de acuerdo co
n la jerarquía. Entonces, a veces, dice a sus padres: yo en lugar de vosotros .
También para el facilitador la violación de la jerarquía puede ser peligrosa. Por ejem
plo, cuando él asume por el cliente algo que éste necesita llevar solo. Entonces se
eleva por encima del cliente y quizás por encima de sus padres; como quizás hizo cua
ndo niño al intentar hacer algo por sus propios padres. Pero esto sucede sobre tod
o cuando el facilitador siente que podría cambiar el destino de un cliente o prote
gerlo. Solamente dentro de la jerarquía el facilitador permanece en su fuerza y el
cliente encuentra la solución adecuada, que aquí tiene un doble sentido.

CONCLUSION.
En las Constelaciones Familiares la conciencia espiritual, a través de su amor por
todos, nos conduce más allá de los límites de la conciencia personal. También nos prote
ge para que no faltemos el respeto a la conciencia colectiva, pues ésta se dedica
a todos de la misma manera. Pone especial atención a la jerarquía porque sabemos que
cuando seguimos los movimientos del espíritu todos somos iguales y equivalentes l
os unos a los otros, todos en el mismo nivel, abajo.
En las Constelaciones Familiares espirituales permanecemos siempre en el amor, s
iempre en el amor total. Solamente las Constelaciones Familiares espirituales es
tán siempre y en todo lugar al servicio, y únicamente al servicio de la vida, del am
or y de la paz.

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