EL COLEGIO DE MEXICO
[Z¡OI
CENTRO DE ESTUDIOS HISTORICOS
La propagación del matlazahuatl.
Espacio y sociedad en la Nueva España
1736-1746
T E S I S
PRESENTADA POR:
AMERICA MOLINA DEL VILLAR
EN CONFORMIDAD CON LOS REQUISITOS
ESTABLECIDOS PARA OPTAR AL GRADO DE
DOCTOR EN HISTORIA
DIRECTORA DE TESIS DR. BERNARDO GARCIA MARTINEZ
MEXICO, D. F. 1998.
Aprobada por el jurado examinador
Presidente
Primer vocal
Vocal Secretario
AGRADECIMIENTOS
La elaboración de esta tesis fue posible gracias a diversas
instituciones y personas. El Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social (CIESAS) me apoyó en todo momento
y de varias formas. Por ello le debo en gran medida la oportunidad
de realizar estudios de doctorado en Historia en El Colegio de
México. Del mismo modo, el CIESAS me brindó un espacio ideal para
la investigación y redacción del trabajo. Por su parte, en el
Centro de Estudios Históricos de El Colegio aprendí muchas cosas
más del difícil oficio del historiador. Gracias a sus gestiones
CONACyT me otorgó media beca para la elaboración de la tesis
durante 1993 y 1994, cuando ya había concluido los cursos de
doctorado.
Además de este apoyo institucional, en la elaboración de la
tesis recibí la valiosa dirección del doctor Bernardo García
Martínez, quien desde 1993 siguió muy de cerca el avance del
trabajo, tanto de manera individual como a través de los seminarios
que impartió en el Departamento de Historia de la Universidad
Iberoamericana (1993-1994) y en El Colegio de México (1997-1998).
Sin duda, el giro importante que tuvo la tesis fue gracias a estas
enriquecedoras sesiones en los seminarios, así como a su paciente
asesoría. Los doctores Miguel Ángel Cuenya y Pilar Gonzalbo leyeron
con gentileza diversas versiones de la tesis y aportaron valiosos
comentarios. La profesora Elsa Malvido mostró gran interés en mi
trabajo y sugirió algunas ideas en relación con el matlazahuatl.
En el CIESAS tuve la fortuna de contar con la ayuda de muchos
amigos y colegas. A la doctora Teresa Rojas Rabiela, directora de
la ¡institución en 1991, agradezco su apoyo para cursar el
doctorado. Juan Manuel Pérez Zevallos me proporcionó documentos y
bibliografía, así como una infinidad de pistas obre los pueblos
coloniales. De otra querida amiga, Virginia García Acosta, también
recibí apoyo. Los compañeros del Área III, así como Brígida Von
Mentz y Juan Pedro Viqueira, leyeron y comentaron el manuscrito que
dio inicio al proyecto de investigación que ahora culmina en esta
tesis. También me beneficié de la documentación del banco de datos
del proyecto "Historia de los desastres agrícolas", principalmente
del material recopilado en Puebla y Morelia por Celia Salazar,
María del Carmen León y Virginia García. La impresión de la tesis
y el diseño de los cuadros fue gracias a la Unidad de Cómputo del
CIESAS, en especial a Angélica Guzmán.
En el Archivo General de la Nación consulté la mayor parte de
la documentación contenida en esta tesis. La consulta de diversos
rollos y documentos fue más fácil gracias a la ayuda de los
encargados de las galerías I y IV. En el Archivo Histórico de la
Ciudad de México, la Biblioteca "Daniel Cossío Villegas", la
Biblioteca Nacional y la Biblioteca del Museo Nacional de
Antropología e Historia también conté con una excelente atención en
la búsqueda y reproducción de material y bibliografía.
Otros amigos y familiares tuvieron que ver de muchas maneras
con esta tesis. Agradezco a Matilde Souto su asesoría en temas de
comercio exterior colonial y barcos, en una agradable tarde con Ana
y Mónica. Valentina Garza, Rocío Castañeda, Maríajosé Gómez y Sara
Ortelli fueron una agradable compañía en los seminarios, además de
que leyeron y comentaron algunos capítulos. María de la Luz Ayala,
Cecilia Sheridan, Marina Zuloaga, Cecilia Zuleta, Gabriela Tío,
Mabel Rodríguez y Laura Náter me brindaron su amistad y
compañerismo. A una vieja amiga, Irene Márquez, debo la
reproducción íntegra de los registros de entierros del Archivo
Parroquial de Azcapotzalco. En casa recibí el apoyo siempre
entrañable de mi esposo. De otra manera, mis padres, Alicia y
Julio, me alentaron. Seguramente mi interés por estudiar esta
epidemia obedece en parte a la profesión médica de mi padre; en su
biblioteca encontré muchos de los libros de medicina citados en
esta tesis. Tania, mi querida hermana, es otra parte importante de
mis afectos y cariños.
Finalmente, dedico esta tesis a mi hija Mónica, que a sus
escasos Cuatro años vivió de cerca la hechura este trabajo, a
Alicia y, por supuesto, a Luis.
ÍNDICE
Introducción
I. Un escenario de crecimiento en la Nueva España,
1650-1750 14
1. Época de crecimiento y expansión 15
2. Demografía: espejo de la economía 21
2.1 Localidades y áreas de crecimiento acelerado 23
2.2 Localidades y zonas de crecimiento moderado 28
2.3 Localidades y zonas de lento crecimiento
y de estancamiento demográfico 34
3. El matlazahuatl y el contexto agrario de 1730 39
II. Características y síntomas del matlazahuatl 48
1. Los testimonios y obras impresas 48
2. El debate 60
3. Etiología y sintomatología 65
III. Origen y propagación 80
El origen 83
.1 El obraje de Tacuba 95
Modelos de propagación 105
NN
.1 El clima 107
.2 La demografía 117
.3 Variable tiempo distancia: otra lectura del
avance de la epidemia a partir del comercio 125
2.3.1 El patrón de la lana 135
2.3.2 Propagación lineal por caminos 139
2.3.3 Modelo centros-periferia 143
IV. Carestía, escasez y desabasto y desabasto
de alimentos, 1737-1742 153
1. Hambruna-epidemia-hambruna.
Algunas cuestiones historiográficas y conceptuales 154
2. Antecedentes: la crisis agrícola de 1734-1735 165
3. Carestía y desabasto de alimentos
en las ciudades del virreinato, 1737-1742 176
3.1 La capital y otras ciudades del área central 177
3.2 La crisis en las otras ciudades del virreinato 196
V. La deuda fiscal y ventas de tierras
de los pueblos, 1736-1746 204
1. Deudas y más deudas. La despoblación
y Captación de tributos en los pueblos, 1736-1739 206
2. La otra cara de la moneda:
la actuación de los gobernadores indígenas 230
3. Acciones y transacciones
contra los bienes y tierras de los pueblos, 1737-1745 241
VI. Pueblos y haciendas tras la epidemia 255
1. Más cargas comunitarias
y el abandono de los pueblos, 1736-1742 256
2. Características y destinos de los flujos
de población 270
3. Polos de atracción y expulsión:
pueblos y haciendas que pierden y ganan población 286
Conclusiones 298
Fuentes y bibliografía 311
ÍNDICE DE CUADROS Y MAPAS
Cuadro 1: Síntomas del matlazahuatl de 1736-1739.
Testimonios históricos 69
Cuadro 2: Sintomatología de la peste
y tifo exantemático 74
Cuadro 3: Calendario de duración de la epidemia
de matlazahuatl de 1736-1739 148
Cuadro 4: Número aproximado de muertos 151
Cuadro 5: Calendario mensual y anual de eventos naturales,
crisis y escasez registrados entre 1734 y 1742 162
Cuadro 6: Deudas y pagos de tributos, 1736-1746 219
Cuadro 7: Ventas y apropiaciones de tierras
por parte de gobernadores, 1737-1744 238
Cuadro 8: Embargos de bienes, apropiaciones,
ventas y arrendamientos de tierras, 1737-1744 243
2. Mapas
Mapa 1: Expansión y duración de la epidemia, 1736-1739
84
Mapa 2: Calendario de aparición y extinción
de la epidemia por estaciones del año 114
Mapa 3: Número de muertos y duración de la epidemia 119
Mapa 4: Calendario mensual de aparición
del matlazahuatl, 1736-1738 127
INTRODUCCIÓN
En la primera mitad del siglo XVIII ocurrió una de las
epidemias más devastadoras del periodo colonial, el matlazahuatl de
1736-1739, que se extendió por gran parte de la Nueva España y
cobró un gran número de víctimas. A diferencia de las grandes
epidemias del siglo XVI, el matlazahuatl tuvo lugar en un periodo
muy poco conocido por la historiografía. El interés inicial por
estudiar esta epidemia se debió en gran medida a mi experiencia en
la historia de los desastres y las crisis agrícolas. Sin embargo,
estudiar el matlazahuatl de 1736 se convirtió en un gran reto, pues
se trata de un evento de graves repercusiones no sólo demográficas,
sino también de carácter agrario y urbano. Hacer un análisis del
matlazahuatl obligó a cambiar ciertas inercias en mi formación,
como era estudiar sólo las causas y efectos de determinados
desastres en la sociedad colonial. Los problemas que fueron
apareciendo sobrepasaban por mucho esta visión, pues las
repercusiones de la epidemia daban cuenta de procesos históricos de
mayor alcance. El tratamiento de tales problemas se hacía más
complejo porque, como ya dije, estudiar esta epidemia implicaba
adentrarse en un periodo olvidado por los historiadores.
El matlazahuatl de 1736-1739 afectó a la Nueva España en un
momento de grandes transformaciones. La primera mitad del XVIII fue
de crecimiento económico en algunas zonas, lo que trajo consigo
cambios en la estructutura regional del virreinato: la actividad
económica del área central fue desplazada por el Bajío y Norte. El
Bajío empezó a consolidarse como un importante polo productivo y
2
también como enlace comercial entre el altiplano central y el
Norte. En esta última zona se descubrieron minerales que
favorecieron el surgimiento de diversos asentamientos y la
consolidación de lazos de intercambio con el Centro del país. Al
reparar en las formas y ritmos de expansión de la epidemia, la
tesis se adentra de lleno en las características de la estructura
regional de la Nueva España durante las primeras décadas del siglo
XVIII.
Ahora bien, la expansión de la epidemia mostró distintos
escenarios y contextos. Por un lado, detecté lugares y áreas muy
golpeadas por la epidemia, como las ciudades de México y Puebla,
así como el valle de Toluca y el área de Puebla-Tlaxcala. Por otro
lado, descubrí que en el Bajío y Norte el impacto de la epidemia
había sido más breve; la población se recuperó inmediatamente
debido al arribo de población proveniente de otras áreas.
En general, el matlazahuatl apareció en un momento en el que
la población de la Nueva España mostraba un significativo
crecimiento y se recuperaba de la gran depresión del siglo XVI. A
partir de 1650 la población empezó aumentar, aunque a tasas y
ritmos diferenciados. En el Bajío y Norte este crecimiento fue más
acelerado que en el Centro. El impacto demográfico de la epidemia
permitió marcar otro corte en la evolución demográfica regional del
siglo XVIII: alrededor de 1740 y 1750 la población del Bajío
aumentó vertiginosamente; en contraste, a partir de estos años, en
el área central se vivió un retroceso o por lo menos un
estancamiento demográfico.
3
Hacer un estudio general del matlazahuatl permitió detectar
esta diversidad de contextos. Lo anterior, sin embargo, implicó
sacrificar el análisis local y propiamente demográfico. Y conviene
destacar este rasgo del trabajo, porque se basa fundamentalmente en
fuentes de carácter cualitativo, como informes, cartas de
autoridades locales, actas de cabildo, solicitudes de condonación
de tributos, litigios de tierras, quejas contra gobernadores
indios. El criterio de selección fue cronológico, pues privilegié
la revisión de documentos de las décadas de 1730 y 1740. El
resultado fue una enorme cantidad de material que, de manera
directa o indirecta, hacía alusión a la epidemia. Por todo lo
anterior, era evidente que el matlazahuatl no sólo podía ser
estudiado desde la demografía histórica, sino también como un
evento de geografía histórica, de historia urbana y rural,
vinculado con fenómenos y procesos de corto, mediano y largo plazo,
como se verá a continuación.
Los problemas
Los estudiosos interesados en la historia epidemiológica han
enfrentado diversos problemas para identificar el matlazahuatl.
Desde el siglo XVIII han existido diversas opiniones en torno a
esta enfermedad, que ya en los siglos XVI y XVII se había
presentado con “graves repercusiones. La epidemia ha sido
identificada como tabardillo, tabardete, fiebre tifoidea, fiebre
amarilla y tifo exantemático. Los más recientes trabajos de Malvido
4
y Cuenya consideran que se trataba de una peste con manifestaciones
hepatoneumónicas.? De esto se habla extensamente en el capítulo II,
que se refiere a las características y sintomatología de la
epidemia.
Más que detenerse en el estudio médico sobre qué era el
matlazahuat1, la tesis hace énfasis en otra dimensión, a saber el
problema de la propagación, lo que claramente lleva a desarrollar
una perspectiva geográfica del matlazahuatl entre 1736 y 1739. De
acuerdo con la literatura y documentación disponible, los primeros
brotes de la enfermedad aparecieron en agosto de 1736 en un obraje
de Tacuba, extendiéndose inmediatamente a la ciudad de México,
Toluca, Cuernavaca, así como a Puebla, Tlaxcala, Tulancingo, Tula,
Real del Monte, Pachuca, Xalapa y Orizaba. Un año después de su
aparición, entre 1737 y 1738, el Bajío, Occidente y el Septentrión
ya se encontraban contagiados.?
El estudio de la propagación del matlazahuatl permitió
discutir y confrontar las diversas interpretaciones en torno a esta
enfermedad. Así, no sólo presento una descripción del área
afectada, sino que analizo varios patrones de propagación que
l Malvido y Viesca, "La epidemia"; Cuenya, "El matlazahuatl".
2 De acuerdo con Gerhard, entre 1739 y 1742 el matlazahuatl se
extendió a algunas provincias de Coahuila, Nuevo León, Texas,
Sinaloa y California (Gerhard, La frontera norte, 41). En los
registros parroquiales no comprobé estas evidencias. Existen
lagunas de información, situación que impidió detectar el mes
exacto de aparición de la enfermedad. Por lo anterior, en el
análisis de la expansión del matlazahuatl no consideré esos
lugares, sino sólo aquellos de los cuales contaba con la fecha
precisa de su aparición, dato importante para el análisis
cartográfico.
5
arrojaron luz sobre el origen y características de la epidemia.
Para ello consideré la etiología y medios de transmisión de dos
padecimientos que guardan gran similitud con el matlazahuatl de
1736, el tifo exantemático y la peste.
Los modelos de propagación analizados en la tesis se
elaboraron a partir del juego de tres variables: clima, demograf
ía
y comercio. Los tres elementos permitieron problematizar la
etiología, el calendario de aparición y los probables vehículos de
transmisión de la epidemia. Más que dar un respuesta contundente
sobre qué era el matlazahuatl, mi intención es abrir nuevos caminos
de investigación y, sobre todo, aprovechar las posibilidades del
análisis geográfico, con el auxilio de la cartografía, para conocer
los medios de contagio de una epidemia tan grave como el
matlazahuatl de 1736-1739.
Por otro lado, el análisis de la propagación de la epidemia
permitió elaborar una forma novedosa de aproximarse al estudio de
la estructura regional y comercial de la Nueva España. La presencia
de la epidemia mostró relaciones entre distintas zonas, como las
que había entre el Centro,? Bajío, Occidente y Norte. Cabe decir
que en esta parte del trabajo el estudio se basa en la propagación
de la epidemia en estas cuatro regiones: Centro, Occidente, Bajío
y Norte. Estas zonas mantenían estrechos nexos comerciales y
3 Como Centro o área central considero las ciudades, pueblos,
localidades y asentamientos de diverso tipo de los valles de
México, Toluca, Cuernavaca, Tula, Pachuca, Tulancingo, Tepeji del
Río, área de Puebla-Tlaxcala y Orizaba. Esta delimitación surge en
gran medida a raíz del análisis sobre la propagación de la
epidemia, que muestra rasgos y patrones específicos de aparición e
impacto demográfico, aspectos que analizaré en el capítulo III.
6
humanos entre sí; por el contrario, los lugares en donde no se
encontraron indicios de la enfermedad correspondían a zonas
alejadas y con menos contactos regulares con el área central.
El estudio de esta epidemia también permite conocer cuestiones
regionales más específicas, tales como la organizacióny estructura
del mercado y del abasto urbano. Esto llevó a adentrarme en una
segunda dimensión del problema, a saber, los vínculos del
matlazahuatl con dos episodios de carestía y falta de alimentos,
como son los de 1734-1735 y 1739-1742. Tal estudio llevó a
cuestionar el efecto causal de las crisis agrícolas en la aparición
de la epidemia; también fue una oportunidad para reparar en dicho
término, que en muchas ocasiones ha sido usado sin la menor
crítica, considerando que cualquiera alteración en los precios del
maíz desencadenaba una crisis agrícola. En relación con este
supuesto efecto causal, intenté estudiar y vincular la crisis
agrícola de 1734-1735 en las ciudades de México y Puebla con la
aparición del matlazahuatl. Este ejercicio permitió detectar que
esta epidemia se había originado y propagado al margen de esta
escasez, carestía y falta de alimentos.
Para los objetivos del trabajo fue más importante vincular el
impacto demográfico del matlazahuatl de 1736 con la crisis agrícola
de 1739-1742. Durante estos años las ciudades de México y Puebla,
así como algunos lugares del valle de Toluca y del área de Puebla-
Tlaxcala padecieron escasez de granos, pérdidas de cosechas,
carestía, migraciones y despoblación. Además, la drástica
disminución de la población, junto con algunos fenómenos naturales
7
(sequías y heladas) entre 1739 y 1740, provocaron falta de
trabajadores en las labores agrícolas y con ello una disminución en
la producción.
La discusión sobre la relación epidemia-crisis hizo evidente
otro abanico de problemas asociados con procesos agrarios de
mediano y largo plazo, principalmente para el área central. Con
ello, cambié radicalmente el carácter del análisis, pues de una
visión general pasé a un seguimiento más detallado de ciertos
fenómenos locales. La epidemia causó una sensible caída en las
captaciones tributarias de los pueblos del Centro del virreinato,
principalmente en los valles de México y Toluca, así como en el
área de Puebla-Tlaxcala y el área de Tula y Tepeji del Río. Según
se desprende de varios estudios demográficos, en las parroquias del
área central la población indígena disminuyó drásticamente a raíz
del matlazahuatl, lo que afectó de manera inmediata la captación de
tributos. Muchos pueblos obtuvieron el perdón en el pago de tales
contribuciones, mientras que' otros definitivamente no pagaron
tributos o bien erogaron un monto menor con respecto a otros años.
Esta crisis en la captación de tributos se tradujo en una
mayor presión para los pueblos, lo que se manifestó en diversos
fenómenos. Para saldar este déficit, las autoridades locales
embargaron propiedades, se apropiaron, vendieron y arrendaron
tierras. Además, después de la epidemia habían muchas tierras
intestadas o sin dueño, susceptibles de ventas y apropiaciones
ilícitas. Todos estos fenómenos no eran nuevos, como se desprende
de la revisión historiográfica expuesta en el capítulo I, pero se
8
trata de estimar la contribución específica de la epidemia al
agravamiento de tendencias anteriores, como fueron el paulatino
proceso de despojo agrario en los pueblos y el debilitamiento de su
poder corporativo, aspecto que expondré a continuación.
Desde mediados y fines del siglo XVII muchos pueblos empezaron
a perder tierras, mientras que las haciendas extendían su dominio
territorial. La legislación de fines de ese siglo, así como algunos
decretos de principios del siglo XVIII, intentaron frenar la
creciente intromisión de las haciendas, dotando de tierras a los
pueblos mediante la concesión de las famosas 600 varas. Este
fenómeno es complejo y se detalla con mayor amplitud en el capítulo
I. Pero para esta presentación debe mencionarse brevemente, pues
revela que antes de la epidemia ya existía una presión sobre las
tierras y recursos de los pueblos. Después del matlazahuatl, la
disponibilidad de tierras fue más limitada, a pesar de que habían
quedado muchas tierras intestadas. Muchas de estas propiedades
fueron vendidas, arrendadas, embargadas y apropiadas por parte de
autoridades locales y otros propietarios agrícolas. En este
sentido, la epidemia dio entrada a nuevos litigios en torno a la
posesión de las tierras; algunos pueblos demandaron a sus
autoridades locales porque habían hecho uso ilícito de las tierras,
mientras que algunos herederos de las víctimas de la epidemia
reclamaron derechos de propiedad de pequeñas parcelas.
Otro fenómeno de gran importancia para esta tesis se refiere
al poder económico y político de los pueblos. En el siglo XVIII se
dejaban sentir muchos de los problemas del siglo anterior. Hay que
9
decir que los pueblos del siglo XVII estaban inmersos en
situaciones muy críticas. Conflictos políticos frecuentes,
corrupción, demandas económicas exageradas, migraciones,
inestabilidad y deudas crecientes, eran entre otros los problemas
que los aquejaban. Este fenómeno es conocido y ha sido analizado
por diversos estudiosos. Para la sierra norte de Puebla se cuenta
con el trabajo de García Martínez, mientras que Gibson reparó en
este mismo problema para el valle de México y otros estudiosos han
analizado un fenómeno similar en el valle de Toluca.*
La documentación del siglo XVIII sobre los pueblos muestra un
escenario parecido, ya que acarreaban deudas de tributos, escasez
de fondos comunitarios, autoridades que exigían más cargas a sus
pueblos, conflictos políticos entre gobernadores electos
y pasados,
y de vez en cuando los indios huían para librarse de estas
presiones. Así pues, el sentido de adscripción o de pertenencia a
una colectividad empezaba a diluirse y los huidos buscaron cobijo
en las ciudades o las haciendas, en donde el mayordomo o hacendado
empezó a reemplazar la función del gobernador.*
El matlazahuatl de 1736 incidió en este escenario crítico. Las
muertes vulneraron aún más el precario equilibrio al interior de
los pueblos. Las demandas crecientes de pagos de tributos, así como
de otras contribuciones y servicios, empeoraron las condiciones de
vida de los habitantes de estas localidades. Este fenómeno es
%* García Martínez, Los pueblos, 260-263; Gibson, Los aztecas,
168-196; Wood, "Corporate Adjustments", 196-212.
5 García Martínez, Los pueblos, 262-265.
10
analizado en el capítulo VI. En particular estudio la situación que
vivieron varios pueblos del valle de Toluca, en donde además de la
epidemia ocurrieron heladas entre 1739 y 1740 que provocaron
pérdidas de cosechas y hambre. Ante esta coyuntura y las presiones
en el pago de tributos y otros servicios, algunos abandonaron sus
pueblos para librarse del contagio y buscar abrigo y trabajo por
otros rumbos.
Los huidos de los pueblos de la zona de Toluca se desplazaron
a diversos puntos y en las ciudades y haciendas buscaron nuevas
oportunidades laborales. En el capítulo VI también estudio el
carácter y destino de estos desplazamientos de población. A partir
de la documentación disponible analizo si se trataron de
movimientos temporales o permanentes. De este modo, propongo tres
tipos diferentes de movimientos: estampidas colectivas, movimientos
laborales temporales y permanentes. En particular, analizo las
causas que motivaron estas clases de movimientos, como la epidemia,
el hambre, las carencias y presiones económicas al interior de los
pueblos. También identifico los destinos de esta circulación.
En el estudio de estos abandonos de pueblos y desplazamientos
de población me detengo a evaluar el papel de las haciendas.
Algunas de ellas se convirtieron en polo de atracción para los
individuos que huían de sus pueblos, pero otras perdieron población
durante la epidemia y crisis. En esta coyuntura los trabajadores
temporales gozaron de ciertas ventajas, pues de manera libre se
movieron y se contrataron en diversas haciendas. Por su parte, los
hacendados se esforzaron por detener ese movimiento, para
11
garantizar la disponibilidad de mano de obra. Así, recurrieron a
medios forzosos como los repartimientos, pero también buscaron
retener a sus trabajadores mediante la elevación de los jornales y
condonación de deudas. En un momento de declive demográfico, como
el de 1736 y 1742, los hacendados intentaron asegurar más que nunca
una fuerza de trabajo estable y permanente.
Por todo lo anterior, en esta tesis se insiste en que el
matlazahuatl de 1736-1739 es otra vía para estudiar el contexto
novohispano en la primera mitad del siglo XVIII. La estructura
regional, el comercio, el abasto urbano, las relaciones entre
pueblos y haciendas, el gobierno indígena son algunos de los temas
tratados en este trabajo. En síntesis, la tesis intenta mostrar que
el matlazahuatl no sólo puede servir para el estudio de la
demografía y la historia médica, sino también como una excelente
oportunidad para empezar la difícil tarea de conocer mucho mejor la
primera mitad del siglo XVIII mediante la atención de una gama de
problemas de corto y mediano plazo. Así, la contribución de esta
tesis no reside en un análisis demográfico original, sino en su
intento por proponer una perspectiva novedosa para estudiar el
contexto histórico de la epidemia. Esta visión global permitió
ahondar en un mosaico de escenarios y efectos, así como en
estructuras y procesos característicos del periodo.
Estructura del trabajo
Esta tesis consta de seis capítulos. En el primero se presenta
12
un caracterización general del contexto histórico en el que
apareció el matlazahuatl. El propósito es reparar en el vacío
historiográfico sobre la primera mitad del siglo XVIII. Como se
dijo, se pretende definir este periodo a partir de un momento que
considero de ruptura, como fue el quiebre demográfico provocado por
el matlazahuatl de 1736-1739.
En el segundo capítulo presento un balance históriográfico
sobre la epidemia, desde los trabajos más antiguos del siglo XVIII
hasta los estudios históricos-médicos más recientes. El objetivo es
vincular los síntomas y etiología de la enfermedad con el tifo
exantemático y peste, lo que es muy útil para discutir más adelante
las características de la propagación. En el tercer capítulo
desarrollo con mayor amplitud estas ideas considerando el origen y
expansión de la epidemia. Como dije, analizo varios patrones de
propagación, en los que la demografía, el clima y los contactos
humanos y comerciales jugaron un papel fundamental en la aparición
y expansión de la enfermedad. Este capítulo condensa la propuesta
geográfica para analizar la epidemia.
En el cuarto capítulo vinculo el matlazahuatl con las crisis
agrícolas de 1734-1735 y 1739-1742, que afectaron el
aprovisionamiento alimenticio de las ciudades de México, Puebla,
Tlaxcala y Valladolid, así como de otros centros urbanos del Norte
y Sur. La perspectiva general del trabajo permitió discutir esta
vinculación, así como conocer la estructura del mercado y del
abasto urbano en los valles de México, Toluca, Puebla y el Bajío.
Los dos últimos capítulos, el quinto y el sexto, se
13
complementan entre sí, pues estudian las repercusiones de la
epidemia en varios pueblos y asentamientos. En estos capítulos se
deja el enfoque general y se prefiere el local, principalmente del
área central que, sin duda, fue una de las más afectadas por la
epidemia. En primer término, en el capítulo quinto, estudio el
efecto del matlazahuatl en la captación de tributos, cuya
disminución llevó a la apropiación, ventas y arrendamientos de
tierras. El interés del gobierno local y superior por no demorar
demasiado la recaudación de tributos se tradujo en una mayor
presión para los habitantes de los pueblos. Estos fenómenos
agravaron la situación al interior de los pueblos, aspecto que
analizo para el área de Toluca en el capítulo sexto. De este modo,
estudio las causas que alentaron el abandono de los pueblos, así
como el fenómeno de atracción, o sea el destino de estos flujos de
población. La ¡intención de este capítulo es vincular estos
abandononos con fenómenos de más larga duración, como es la crisis
e ¡inestabilidad al interior de los pueblos y las precarias
condiciones de vida que ofrecieron a los sobrevivientes de la
epidemia.
14
CApErUEO I: UN ESCENARIO DE CRECIMIENTO EN LA NUEVA ESPAÑA, 1650-
Este capítulo pretende hacer una caracterización del periodo
en el que se enmarca la aparición del matlazahuatl de 1736-1739 en
la Nueva España. La tarea no es fácil, en virtud del vacío
historiográfico que aún subiste sobre estos años. A diferencia de
otros momentos, la primera mitad del siglo XVIII ha sido poco
atendida por los historiadores colonialistas. En los trabajos sobre
el siglo XVIII este periodo es analizado como antecedente de las
Reformas Borbónicas, sin mostrar especificidades, cambios y
rupturas con respecto a procesos globales. El objetivo de esta
tesis es precisamente ahondar en ese periodo y argumentar en torno
a lo que considero una ruptura, como lo fue el quiebre originado
por el impacto demográfico del matlazahuatl de 1736-1739.
El capítulo consta de tres partes. En la primera, a partir de
una revisión crítica de la bibliografía especializada, presento una
visión general de los años 1650-1750, un periodo de crecimiento y
de transformaciones importantes en la economía y sociedad
novohispana. La segunda parte se centra en la situación económica
y demográfica de cuatro regiones o zonas del virreinato, el Centro,
Bajío, Occidente y Norte, áreas afectadas por el matlazahuatl de
1736-1739. En la tercera parte se vincula el contexto histórico de
la epidemia con procesos agrarios de índole general, como el acceso
a las tierras y al trabajo.
Este capítulo no es exhaustivo en cuanto a la descripción
15
detallada del periodo; su objetivo más bien es mostrar ciertos
rasgos y problemas que estudiaré con mayor detalle en los capítulos
subsiguientes. La idea principal del capítulo es mostrar un marco
de comparación entre la situación anterior y posterior a la
epidemia, cuya especificidad se aclarará en el desarrrollo de esta
tesis. Cabe advertir que el capítulo se basa en material
bibliográfico, sobre todo en estudios de demografía e historia
rural, temas centrales de mi análisis.
1. Época de crecimiento y expansión
El periodo 1650-1750 puede considerarse como un conjunto o
bloque con rasgos específicos. En esos años aumentó la población y
economía del virreinato. Sin embargo, la historiografía novohispana
no ha considerado esos años como un periodo particular, pues se han
establecido otros cortes “cronológicos a partir de varios
acontecimientos políticos, como el ascenso del gobierno borbónico
a principios del siglo XVIII, o bien la implantación de las
reformas ilustradas en la segunda mitad de ese siglo.
De esta manera, los cambios y cortes temporales se establecen
considerando ciertos eventos de índole política y económica, sin
tomar en cuenta tendencias y procesos de más larga duración. Esto
es consecuencia entre otros aspectos del vacío historiográfico de
la segunda mitad del siglo XVII y primera del siglo XVIII.? Por
1. Florescano y Gil se han referido a este vacío
historiográfico en los siguientes términos: "entre 1640 y 1740
ocurre el llamado siglo de la depresión económica, toda una época
16
ello, en gran parte de esta literatura el matlazahuatl de 1736-1739
es tratado de manera tangencial, aunque sin menoscabar su severo
impacto en la población.?
Un gran número de estudios regionales y generales considera el
periodo de la epidemia como parte del desarrollo demográfico y
económico colonial. Por ejemplo, los estudios de demografía
histórica estudian el comportamiento de la población desde mediados
del siglo XVII hasta las primeras décadas del siglo XIX.? Lo mismo
ocurre con los análisis económicos, basados en series cuantitativas
como los diezmos y precios de productos agrícolas, cuyas
fluctuaciones son relacionadas con la dinámica demográfica y con
procesos sociales y económicos.*
ya bautizada pero no estudiada, sin duda la menos conocida del
periodo colonial". Esos años, "aparentemente sin brillo por no
ocurrir hechos importantes, son una época de incubación
fundamental" (Florescano y Gil, "La época", 473-474). Como se sabe,
el trabajo de estos autores cubre los años de 1750-1808, el periodo
de la Reformas Borbónicas.
2? Por ejemplo, en el estudio de Gibson, Los aztecas, aparece
un cuadro sobre las epidemias ocurridas en el valle de México de
1520 a 1810, en el que se menciona al matlazahuatl de 1736 como una
enfermedad severa. Gibson menciona que "el aumento de la población
se interrumpió durante el matlazahuatl de 1736". Gibson, Los
aztecas, 387, 460-463.
3 El periodo cubierto por estos estudios se debe
principalmente a la existencia y disponibilidad de fuentes
seriadas, tales como registros parroquiales y censos. Ejemplos de
estos trabajos son los de Malvido, "Factores de despoblación";
Calvo, Acatzingo; Morin, Santa Inés; Rabell, La población;
Carmagnani, "Demografía y sociedad".
* El estudio pionero es el de Florescano, Precios
del maíz,
relativo a la ciudad de México (1708-1810), que fue publicado por
primera vez en 1969. A partir de este libro se elaboraron otros
trabajos sobre los precios de productos agrícolas, basados en
series de precios y diezmos. Aunque algunos de ellos no tenían como
fin el análisis de los precios, sí ofrecieron series completas
17
Estos trabajos aportan valiosa información sobre la demografía
y la economía colonial. Más adelante se verá que el estudio del
matlazahuatl de 1736 se ha beneficiado ampliamente con estos
estudios. Por el momento se debe preguntar qué elementos podemos
extraer de esta amplia literatura para definir el periodo en
cuestión. Empezaré desde el principio. A partir del trabajo de
Borah nadie dudaba en caracterizar los años de 1650 a 1750 como un
periodo de depresión económica, debido principalmente al derrumbe
de la población ¡indígena que afectó todas las actividades
económicas.? Sin embargo, estudios ulteriores sobre el comercio y
la minería colonial empezaron a cuestionar esta visión, pues se vio
que la caída demográfica no había provocado una crisis interna,
facilitando su comparación con otros mercados regionales. Hay
trabajos sobre los siguientes lugares: Rabell, (San Luis de la Paz,
1675-1805); Galicia (San Miguel El Grande, 1661-1803); Hurtado
(Dolores Hidalgo, 1740-1790); Brading (León, 1700-1860); Medina
Rubio (Puebla, 1540-1795) y García Acosta (ciudad de México, 1741-
1812). El análisis de las series de precios y diezmos permitió
detectar elevaciones súbitas en el precio de productos básicos,
como el maíz, alteraciones que podían originar escasez y hambre. Un
balance de estos trabajos aparece en García Acosta, Los precios,
11-22.
5 El estudio de Borah se publicó en 1951 con el título, New
Spain” n Depression, Berkeley. En 1971 apareció una
versión en español. Para esta tesis utilizo una compilación de
artículos de Borah y Cook, en la cual aparece el estudio de Borah.
(Borah y Cook, El pasado de México). Al igual que Borah, Chevalier
dio cuenta de la depresión de la crisis de mediados del siglo XVII
al encontrar que algunas haciendas y latifundios del Norte
manifestaron una tendencia al aislamiento y autosuficiencia como
consecuencia de la reducción de la demanda (Chevalier, La
formación). Este libro apareció publicado dos años después del
trabajo de Borah y no fue sino hasta 1975 cuando apareció la
versión en español.
18
sino más bien del sistema imperial español.* En tal periodo de
supuesta crisis, según la caracterización de Borah, ocurrieron
importantes transformaciones en la economía y sociedad novohispana.
Como se verá en seguida, de estos cambios y transformaciones hay
que mencionar los siguientes: el auge de la minería, que se
convirtió de una actividad de exportación a una de estímulo
económico interno; la expansión hacia el Norte, debida al
descubrimiento de nuevos minerales, el establecimiento de presidios
y misiones; la consolidación y crecimiento del Bajío, que se
conformó en un punto de enlace comercial entre el área central y el
Septentrión y el desarrollo de las haciendas y del trabajo libre
asalariado. La historia regional ha dado cuenta de todos estos
fenómenos, aunque gran parte de los trabajos se refiere a toda la
etapa colonial o bien a partir de la segunda mitad del siglo
XVIII.”
En la reciente historiografía sobre el siglo XVIII la primera
parte del siglo es considerada como un momento importante de
$ Los estudios de Huguette Chaunu y Lynch sobre el comercio
trasatlántico, así como el de Bakewell sobre la minería en
Zacatecas fueron de los primeros que cuestionaron el planteamiento
de Borah sobre la depresión económica del siglo XVII. Sobre este
debate, véase Florescano y Gil, "La época", 474-476.
” Además del trabajo de Borah, se pueden citar otros estudios
como los de Chevalier, La formación y Gibson, Los aztecas. Ejemplos
de trabajos regionales más o menos contemporáneos son: Haskett,
Indigenous Rulers, Barrett, La hacienda, Martin, Rural Society
(Morelos [XVI-XX]), Wood, "Corporate Adjustments" (Toluca (1550-
1810]); Van Young, La ciudad (Guadalajara [1675-1820]) y Romero
Frizzi, Economía y vida (Oaxaca [XVI-XIX]).
19
consolidación de espacios regionales y de fenómenos agrarios.? Sin
embargo, la bibliografía más útil para conocer el periodo de la
epidemia es la que se refiere al siglo XVII.? De algún modo,
encontré que esos primeros años del siglo XVIII se encontraban más
cerca del siglo XVII que de los años de las Reformas Borbónicas.
Sin duda, esta situación obedece a que a partir de 1650 ocurrieron
diversos cambios demográficos, económicos y sociales que en gran
medida contribuyeron a definir los rasgos principales de la primera
mitad del siglo XVIII.
Durante los primeros cincuenta años del siglo XVIII se
mantuvieron tendencias poblacionales y fenómenos económico-
sociales, cuyos puntos de partida se pueden situarse a mediados del
siglo XVII. El crecimiento económico en algunas zonas, así como el
aumento o descenso demográfico evidentes en los primeros treinta
años del siglo XVIII obedecían a sucesos ocurridos en el siglo
XVII. Lo mismo se puede decir en relación con otros fenómenos, como
la consolidación de las grandes y pequeñas propiedades, el
creciente desarraigo de la población indígena de sus pueblos, la
escasez de tierras de los indios y el trabajo asalariado en las
£ Ejemplos de este tipo de estudios son los de Brading,
Haciendas (León [1700-1860]); Morin, Michoacán (Michoacán [XVIII]);
Tutino, "Los españoles" (valle de México y Toluca ([1750-1810]);
Nickel, Relaciones (Tlaxcala [1740-1914]) y recientemente el
trabajo de Ouweneel, Shadows (Centro de México [1730-1800]).
? En relación con el siglo XVII, se puede citar el libro de
Israel sobre la vida social y política de la Nueva España entre
1610 y 1670. Otro ejemplo es el de García Martínez sobre los
pueblos de la Sierra Norte de Puebla, cuyo análisis cubre del
periodo prehispánico hasta 1700. Israel, Razas; García Martínez,
Los pueblos.
20
haciendas. Todos estos fenómenos eran evidentes en la década de
1730 y se afianzaron a fines del siglo XVIII.
Entre 1650 y 1730 también ocurrieron cambios significativos en
la organización política-administrativa y expansión española hacia
el Septentrión novohispano. La colonización del Norte se había
caracterizado por avances y retrocesos, debidos en gran medida a la
penetración misional y militar, al descubrimiento de minerales y
las incursiones de los indios nómadas. De este modo, en el
Septentrión había un sinnúmero de "islas" o enclaves bajo control
español, separados del área central por zonas consideradas
desérticas y por ser áreas de residencia de indios belicosos. En el
periodo considerado en esta tesis ocurrieron descubrimientos y
avances significativos, así como cambios en el gobierno y
administración
del Noroeste. El descubrimiento de nuevos minerales,
como Cusihuiriachic y Santa Eulalia a fines del siglo XVII y
principios del siglo XVIII atrajo a un sinnúmero de pobladores del
sur hacia esas áreas, favoreciendo la colonización y creación de
nuevos asentamientos.?”
1% Después de un alto temporal a la expansión española en 1650,
durante la segunda mitad del siglo XVII y los primeros treinta años
del siglo XVIII ocurrieron avances en la ocupación y colonización
española del Norte. Entre los acontecimientos de ese periodo debe
mencionarse el descubrimiento y explotación de minerales, como
Cusihuiriachic (1680), Álamos (1700) y Santa Eulalia, Chihuahua
(1703). El real de minas de Parral, descubierto en 1631, propició
el surgimiento de misiones al norte de este mineral. A consecuencia
de la rebelión de los indios pueblo en Nuevo México en 1680, tuvo
lugar un repliegue hacia el sur y se reforzó el sistema de
presidios, dando lugar a la fundación de Paso del Norte, Janos,
Casas Grandes y Namiquipa. Otro suceso importante es que en 1733
las provincias costeras de Nueva Vizcaya, junto con Culiacán,
conformaron un nuevo gobierno: Sinaloa y Sonora. En 1722 los
jesuitas y militares avanzaron hacia Nayarit. Gerhard, La frontera
21
El avance de la expansión hacia el Norte propició un
reordenamiento regional en la Nueva España, principalmente para el
Centro y el Bajío. Por ejemplo, el desplazamiento de zonas
productivas del altiplano central por el Bajío. Este último se
convirtió en la región agroganadera y textil más rica del
virreinato, pues su producción empezó a dominar el circuito
mercantil del Norte e incluso de regiones e importantes
conglomerados urbanos del Centro.*! Una prueba de este fenómeno se
muestra en la propia propagación del matlazahuatl, desde el Centro
hacial el Bajío y Norte. Ahora es necesario profundizar en la
situación económica y demográfica de las cuatro grandes zonas
afectadas por la epidemia.
2. Demografía: espejo de la economía
Los análisis demográficos, basados en los registros
parroquiales, han encontrado que a partir de 1650 la población
empezó a crecer. Con base en diversos cálculos matemáticos, se ha
observado un aumento exponencial de la población a fines del siglo
norte, 18-20; Hadley, Minería y Sociedad, 16-17; Moorhead, The
presidio, 20-22; Ortega, "La colonización", 189-196.
11 Un ejemplo de este desplazamiento fue el de la industria
textil. Durante la primera mitad del siglo XVIII el Bajío empezó a
competir hasta desplazar a los obrajes de Puebla y el valle de
México, antiguos centros productores y comercializadores de lana.
Véase Miño, Obrajes y tejedores; Salvucci, Textiles y capitalismo.
Sobre este mismo fenómeno en la agricultura y ganadería, véase
Brading, Haciendas y Morin, Michoacán.
22
XVII. Sin embargo, estas tasas de crecimiento no fueron generales,
pues variaron según el lugar, como se desprende de varios estudios
regionales. Por ejemplo, entre 1650 y 1694 en las parroquias del
área central las tasas de crecimiento de bautizos fueron del 2%,
mientras en San Luis de la Paz fueron del 2.9% y en Charcas del
9%.*
En algunas zonas del área central estas tasas de crecimiento
de bautizos disminuyeron durante los primeros dos tercios del siglo
XVIII.* El panorama que presentaré a continuación es diverso y
revela que no hubo un comportamiento demográfico homogéneo, aunque
sí dominado por una tendencia a la alza. El criterio que seguiré en
esta presentación no es geográfico, pues distinguí las localidades
y zonas según el tipo de crecimiento económico y demográfico. Así,
se identifican tres grupos: 1) zonas de crecimiento acelerado; 2)
zonas de crecimiento estable, pero sostenido y 3) zonas de
estancamiento demográfico y contracción económica.
12 Para calcular las tasas de bautizos en el área central, se
consideraron las parroquias de Tula, Acatzingo, Zacatelco y
Cholula. Rabell, La población, 70-71.
13 Rabell presenta un cuadro con las tasas medias anuales de
crecimiento en este periodo. Esta información fue extraída de
varias estudios demográficos. De manera resumida presentamos los
siguientes resultados: en Tula la tasa de crecimiento bajó de 2.09
(1653-1690) al 1.55 (1691-1736); en Acatzingo del 1.98 (1650-1705)
al 0.33 (1706-1762); en Zacatelco del 2.97 (1651-1690) al 0.39
(1691-1735); Cholula del 1.97 (1650-1691) al 0.61 (1692-1736) y San
Luis de la Paz del 2.98 (1650-1694) al 2.97 (1695-1735) (Rabell, La
población, 71). Como se aprecia, la parroquia de San Luis de la Paz
tuvo una tasa de decrecimiento notablemente menor que las
parroquias del Centro.
23
2.1 Localidades y áreas de crecimiento acelerado
Entre 1690 y 1736 el Bajío y algunos puntos del área
occidental se consolidaron como ricas regiones productivas, lo que
se tradujo en el debilitamiento de otros polos productivos del área
central. En el Bajío se registraron las tasas de crecimiento de
bautizos más altas. Este aumento solamente fue interrumpido por
situaciones coyunturales, como las originadas por la epidemia de
1736-1739.** Aunque el Bajío fue afectado por el matlazahuatl, el
impacto de esta epidemia sólo significó un freno temporal, pues la
población logró recuperarse inmediatamente.
León fue una de las localidades menos afectadas por la
epidemia de 1737. Desde 1680 la población empezó a crecer, ya que
contaba con abundantes reservas de tierras y una creciente demanda
local y regional de productos rurales.!' Además, León cubría las
rutas de Zacatecas y Guadalajara y fue ampliamente beneficiado por
el auge productivo de los minerales norteños. Para 1719 León ya
figuraba como un lugar importante de tejedores y arrieros, además
14 En San Luis de la Paz el crecimiento de la población se
sostuvo hasta 1736; después de esa fecha ocurrió un descenso.
Rabell, La
población, 70-72.
15 Entre 1680 y 1740 fue la época de oro de los rancheros de
León, debido al crecimiento de pequeños agricultores, arrendatarios
y propietarios, que con sus buenas tierras pudieron aprovechar la
demanda de comestibles de importantes ciudades y centros mineros.
Brading, Haciendas, 259, 263.
24
de centro de transporte industrial y comercial.* El impacto del
matlazahuatl de 1737 fue momentáneo, pues la población rápidamente
logró restablecerse hasta la crisis de 1785-1786.”
Durante el siglo XVIII otras localidades del Bajío también
gozaron de un crecimiento poblacional sostenido. La epidemia de
1737 tampocó significó un retroceso importante; por ejemplo, entre
1760 y 1792 Guanajuato, Celaya y Valladolid aumentaron en
población, fenómeno que sólo se vio detenido por la crisis agrícola
de 1785-1786. Para el Bajío esta última crisis fue más severa,
quizá equiparable al impacto del matlazahuatl de 1737 en el área
central.!? En la segunda mitad del siglo XVIII algunas localidades
de la Sierra Gorda también experimentaron un notable crecimiento,
debido a que sus ricas minas y abundantes tierras se convirtieron
en un frente de expansión y poblamiento. Durante la crisis de 1786
hubo importantes oleadas migratorias hacia los pliegues de la
16 Además de su posición comercial estratégica entre el Bajío
y el Occidente, la villa de San Sebastián de León fungía como sede
de una alcaldía mayor muy extensa, que incluía los distritos de
Pénjamo, San Pedro Piedragorda y Rincón. Una relación de tributos
de 1680 registraba 726 mulatos de todas edades residentes en la
alcaldía mayor, junto con 321 indios en el distrito de León y otros
113 en Rincón y 131 en Pénjamo. León era sobre todo lugar de
residencia de los propietarios locales y rancheros. Brading,
Haciendas, 91, 93-94, 109.
17 Brading, Haciendas, 109.
18 De acuerdo con una lista de los feligreses del obispado de
Michoacáín, en 1736 había 320,000 habitantes. Después del
matlazahuatl de 1737, en 1745 se registraron 315,000 feligreses, lo
que muestra una reducción de 5,000 personas. Esta cifra es baja si
se compara con los 99,128 entierros registrados durante la crisis
agrícola de 1785-1786. Morin, Michoacán, 57,59.
25
Sierra Gorda, principalmente hacia el sur y occidente.??”
Antes del matlazahuatl de 1736-1739, en las localidades antes
mencionadas el número de indígenas había aumentado notablemente.
Aunque este grupo fue mermado por esta epidemia, las curvas de
bautizos rápidamente recuperaron su ritmo de crecimiento anterior.
Como expondré en el capítulo VI, este rápido restablecimiento quizá
obedeció a las oleadas migratorias provenientes del área central,
que resultó fuertemente golpeada por la epidemia.
La región de Guadalajara fue otro polo de crecimiento en la
primera mitad del siglo XVIII. A partir de 1680 la población
indígena empezó a crecer de manera sostenida. Tal aumento fue más
acelerado que en otras regiones del virreinato y para fines del
periodo colonial los indios ya representaban cerca de la mitad de
la población. Este aumento demográfico fue evidente en la ciudad de
Guadalajara, en donde a partir de 1750 la población registró un
aumento vertiginoso. Al igual que en el Bajío, este incremento de
la población respondió más a la inmigración que al crecimiento
natural. La ciudad atrajo a un sinnúmero de pobladores de las zonas
rurales circundantes que llegaban en busca de trabajo y de mejores
condiciones de vida.?”
19 Durante la crisis de 1786 habitantes de Dolores emigraron
a tierra caliente, a la sierra de Michoacán, Ríoverde y San Luis
Potosí. Pero desde tiempo atrás algunas de estas zonas habían
aumentado en población; por ejemplo, entre 1750 y 1760 dos
parroquias enclavadas en la sierra Madre, Tecpan y Atoyac,
triplicaron su número de habitantes. Morin, Michoacán, 62-66.
22 Las tasas de crecimiento más altas en Guadalajara se
registraron en las décadas de 1710, 1760 y 1770. Van Young, La
ciudad, 46-48.
26
Algunas localidades del área central y del Sur de la Nueva
España también experimentaron un crecimiento acelerado antes y
después de la epidemia de 1737. Por ejemplo, en Cuernavaca,
Cuautla, Yautepec, Tepoztlán y Tlaltizapáín el aumento más
importante de la población ocurrió a mediados del siglo XVIII,
justamente después de la crisis de 1736-1739.* En el capítulo VI
también se verá que las tierras cálidas de Cuernavaca atrajeron
población del valle de Toluca que resintió la epidemia con gran
severidad. Esta inmigración se explica en gran medida porque desde
mediados del siglo XVII, el área de Cuernavaca desarrolló una
importante agricultura comercial en manos de pequeños y medianos
propietarios agrícolas.?”*
En el valle de Oaxaca la población también se restableció con
cierta celeridad después del matlazahuatl. A partir del primer
21 En diversos lugares del área de Cuernavaca hubo un punto de
inflexión demográfica a mediados del siglo XVII. La contribución de
ingresos por concepto de tributos siguió un curso similar al de la
población. En 1681 los tributos apenas alcanzaron un tercio del
volumen correspondiente al siglo anterior, mientras que para 1807
casi habían recobrado el nivel de los tributos de la década de
1570. Barrett, La hacienda, 26.
22 En 1743 Cuernavaca contaba con 314 cabezas de familias no
indias y 722 tributarios, cifra que aumentó de manera constante en
el transcurso del siglo. En esa centuria tal incremento se reflejó
en un aumento de sujetos que empezaron a demandar su status como
pueblos independientes (Haskett, Indigenous Ru , 15-16). Las
migraciones hacia las tierras bajas del actual estado de Morelos
fueron comunes en los siglos XVII y XVIIll. En 1600 el
establecimiento de la agricultura comercial, el trabajo en las
haciendas azucareras y los pequeños ranchos en Morelos atrajo a una
corriente constante de migrantes, sobre todo de indios. Al ocurrir
el matlazahuatl se registraron nuevas oleadas migratorias. Yautepec
y Cuautla experimentaron un crecimiento demográfico a raíz de estas
migraciones. Véase Martin, Rural Society, 48, 66-70 y capítulo VI
de esta tesis.
27
tercio del siglo XVII la población empezó a aumentar, de 40,000
habitantes en 1630 a 50,000 habitantes en 1650. Esta tendencia a la
alza se mantuvo durante todo el siglo XVIII.” El ejemplo más claro
es Antequera, en donde la población aumentó en gran medida por el
crecimiento comercial de la ciudad, alcanzando su nivel más alto en
la segunda mitad del siglo XVIII.?** En Oaxaca el año de 1650 fue
el último momento de contracción demográfica, pues en la siguiente
centuria hubo una pausada expansión, interrumpida ocasionalmente
por epidemias. El matlazahuatl de 1737 frenó momentáneamente ese
crecimiento, aunque no de manera dramática. Entre 1734 y 1740 es
clara una disminución en el número de tributarios, más acentuada en
Etla y Cuilapan, que sin duda se debe atribuir a la epidemia. Sin
embargo, para mediados del siglo XVIII la población volvió a
restablecer su crecimiento.?*
23 Con la ciudad de Antequera en el centro, el valle de Oaxaca
comprendía tres regiones: el valle de Etla, el valle de Tlacolula
y el valle de Zimatlán. A partir de una lista de tributarios de
1569, así como de algunos cálculos de Borah y Cook, Taylor estima
una población de 350,000 en el valle al momento del contacto. En
1568 este número había descendido a 150,000. En 1740 el total de la
población se aproximaba a cerca de 70,000 habitantes y para 1790
había 110,000. Taylor, Landlord and Peasant, 9, 17-18.
24 En 1660 había 3,000 habitantes y en 1777 el número personas
era de 19,653. Por desgracia, no se cuenta con información para la
primera mitad del siglo XVIII. Sin embargo, Taylor señala que
durante gran parte del periodo colonial, Antequera era la tercera
ciudad más grande de la Nueva España, después de México y Puebla.
Taylor, Landlord and Peasant, 18-19.
215 En 1729 en la jurisdicción de Etla había 1,156 1/2
tributarios y para 1740 esta cantidad había disminuido a 765 1/2
tributarios. En el mismo periodo la caída en la villa de Oaxaca fue
menor, pues el número disminuyó de 496 a 448 1/2 tributarios. En
cambio, en Cuilapan la disminución fue mayor, de 2,397 tributarios
en 1729 a 1,859 en 1740. A mediados del siglo XVIII la población
tributaria volvió a aumentar, principalmente en la jurisdiccion de
28
Las localidades consideradas en este apartado muestran varios
rasgos similares. En el Bajío, Occidente, Cuernavaca y Oaxaca se
observa un crecimiento poblacional a partir de 1650, reflejo del
auge económico que experimentaron a fines del siglo XVII y el
XVIII. El aumento de la población fue suspendido temporalmente por
epidemias y crisis, como las de 1736-1739 y 1785-1786. Otro
fenómeno en común es que el repunte demográfico ocurrió a partir de
1740, en gran medida por flujos migratorios, como el ocurrido en el
Bajío y Cuernavaca después del matlazahuatl de 1737.
2.2 Localidades y zonas de crecimiento moderado
El área septentrional de la Nueva España fue otra de las zonas
con un crecimiento demográfico importante durante el siglo XVIII.
En el Norte, en especial en la provincia de Nueva Vizcaya, el
periodo de 1690 a 1750 fue de aumento poblacional estable, aunque
se vio perjudicado por los vaivenes de la actividad minera, por
incursiones de indios y por epidemias en la segunda mitad del siglo
XVIII. En el Norte el punto más bajo de la población ocurrió un
siglo más tarde que en el área central, en 1750, cuando el número
de habitantes apenas sumaba un octavo del que había en el momento
del contacto.?f
la villa de Oaxaca. Taylor, Landlord and Peasant, 31, cuadro 4.
26 A partir de 1750 se registraron brotes de enfermedades
epidémicas en el Septentrión. Zacatecas fue afectado por una
epidemia de sarampión en 1763, así como por viruelas en 1779-1780
y 1797 y la crisis agrícola de 1785. Entre 1780 y 1781 apareció la
viruela en las misiones de Nuevo México. A fines del periodo
29
Las epidemias y el comportamiento de la actividad minera
repercutieron en las tendencias de la población en el Norte.” Por
ejemplo, en Santa Eulalia la población creció ininterrumpidamente
durante los cuatro decenios que siguieron al descubrimiento de las
minas de plata en 1703. Para 1742 Santa Eulalia era un centro
importante y para mediados del siglo era uno de los más grandes de
la Nueva Vizcaya con más de 5,000 habitantes, al igual que Durango.
No sobra decir que en este periodo hubo un auge en la actividad
minera.?*
Así, el crecimiento de la población más importante en el
colonial en toda el área de La Laguna se registraron otras
enfermedades epidémicas, tales como la viruela de 1762, 1779, 1798
y la sequía, viruelas y neumonías de 1785, que mataron a más de la
mitad de la población en las jurisdicciones de Durango, Analco y
Guadalupe. Por su parte, Gerhard da cuenta de la propagación del
matlazahuatl de 1737 en el Norte, específicamente en la Nueva
Galicia, Nueva Vizcaya y Sinaloa. La última gran epidemia de este
tipo ocurrió en 1780, cuando una combinación de sequía, hambre y
viruelas devastó a gran parte de la población. Swann, Tierra
adentro, 91-92, 96; Gerhard, La frontera norte, 38-41.
27 En la región central de la Nueva Vizcaya se encontraban
importantes pueblos mineros, algunos de ellos del siglo XVII, como
Coneto, Pánuco, Aviño, Cuencamé y Mapimí. Este conjunto de
minerales formaba una banda de asentamientos que se extendía de
Durango al extremo occidental del Bolsón de Mapimí. Al oeste de
estos asentamientos se localizaban otras poblaciones vinculadas con
los distritos mineros de la sierra madre, como Topia, San Andrés y
Sianori. Aunque estos minerales fueron explotados desde principios
del periodo colonial, no fue sino hasta fines del siglo XVIII
cuando alcanzaron gran prosperidad con el descubrimiento de las
minas de Guarisamey. Este conjunto de minerales estaba vinculado
con Durango, centro que distribuía el mercurio a la minas de Nueva
Vizcaya. Por su parte, la intendencia de Zacatecas contenía en sus
límites los distritos mineros de Mazapil, Charcas y Fresnillo.
Swann, Tierra adentro, 56-58.
22 En ese tiempo Parral tenía 3,000 habitantes, San Juan del
Río 2,440, Cuencamé 2,000 y Saltillo 4,500. Hadley, Minería y
sociedad, 31-32; Gerhard, México en 1742, 43.
30
Septentrión estuvo vinculado con el descubrimiento y movimientos de
la minería. Los mayores incrementos en la producción a fines del
siglo XVIII se reflejaron en el tamaño de la población. En 1740 la
población en la Nueva Vizcaya se estimaba en cerca de 140,000
almas. Para 1790 esta cifra había aumentado a 220,000 momento a
partir del cual comenzaría el crecimiento más significativo de la
provincia.??
El matlazahuatl afectó a algunas localidades de la Nueva
Vizcaya, como Durango, Canatlán, Papasquiaro y Parral. Esta
epidemia se presentó en un momento de crecimiento demográfico, así
como de cambios regionales importantes. Para 1742 las ciudades más
grandes de la provincia eran Durango y Chihuahua, cada una con una
población no indígena considerable.?* El periodo que antecedió al
matlazahuatl fue de incursiones y levantamientos indígenas, de
descubrimiento de minerales y de transformaciones en la
organización político-administrativo.
Un cambio ¡importante en ese periodo fue la declinación
demográfica y funcional de Parral y el resurgimiento de Durango. En
22 En Santa Eulalia los mayores incrementos de la producción
minera ocurrieron en tres periodos: de 1738 a 1745, de 1772 a 1783
y de 1788 a 1798. Swann, Tierra adentro, 87; Hadley, Minería y
sociedad, 25.
39 De acuerdo con las estimaciones de Gerhard, entre 1700 y
1750 en la Nueva Vizcaya la población indígena disminuyó de 86,600
a 57,900, mientras que "otros grupos" aumentaron de 14,900 a
66,500. Durante este periodo otras provincias de la frontera
septentrional, como Sonora y Sinaloa registraron aumentos
significativos, ya que su población total aumentó de 65,000 a
90,000. En 1742 en Chihuahua había en total 17,850 habitantes, de
los cuales sólo 350 eran indios. En Durango el número de personas
ascendía a 20,000; de esta cifra 300 eran indios. Gerhard, La
frontera norte, 39; México en 1742, 43.
31
1646 había 120 vecinos en Durango y 250 propietarios españoles en
Parral. Para 1774 el número de habitantes en Durango era de 3,500,
mientras que en Parral sólo había 300 vecinos. El decaimiento de
Parral se inició desde 1687 con el descubrimiento de
Cusihuiriachic, que desplazó hacia el nuevo mineral una parte de la
población de Parral y del valle de San Bartolomé.?*? Otro reacomodo
regional significativo fue la aparición de Chihuahua-Santa Eulalia
a principios del siglo XVIII, cuyo efecto más importante fue la
consolidación de la ruta Parral-Chihuahua-Paso del Norte-Santa
Fé.
De acuerdo con Gerhard, entre 1738 y 1742 el matlazahuatl se
extendió hacia' Sonora, Sinaloa y California. En estas provincias
del Noroeste también había yacimientos mineros, aunque no de la
riqueza de las vetas de Guanajuato, Zacatecas, Chihuahua y Parral.
No obstante, en el siglo XVII aquellos minerales recibieron a
colonos españoles que propiciaron la aparición de centros de
población, como los reales de Ostimuri, San Juan Bautista y
Nacozari. Aunque no hay información precisa sobre la población, se
sabe que durante el siglo XVII proliferaron varios centros mineros
y aumentó el número de establecimientos comerciales, haciendas y
ranchos. Sin embargo, a fines del siglo XVII algunos de estos
32 El surgimiento de Cusihuiriachic favoreció la consolidación
del poblamiento español en la zona norte de Parral, pues facilitó
avances significativos hacia los ríos Chuvíscar y Sacramento. Años
más tarde, cuando empezó a explotarse Santa Eulalia, este nuevo
centro minero desplazó en población y tamaño a Cusihuiriachic.
Deeds, "Rural work", 438; Hadley, Minería y Sociedad, 20; Swann,
Tierra adentro, 66.
32
minerales fueron abandonados ante las incursiones de los indios.?””
Para 1680 el metal extraído en Sonora constituía la tercera
parte del total producido en la Nueva Vizcaya.?* Por desgracia, no
se dispone de información sobre la situación minera en esta zona
para la primera mitad del siglo XVIII, debido a que la plata se
quintaba fuera del distrito. De todos modos, se sabe que la
producción aumentó debido al descubrimiento de nuevos minerales,
además del hecho de que los jesuitas enviaron mayor cantidad de
plata que en el siglo XVII. La población también creció en la
primera mitad del siglo XVIII, registrándose aumentos importantes
de españoles en Ostimuri, Sinaloa y Sonora.?*
Durante el periodo de la epidemia ocurrió un cambio en la
organización política en el Noroeste. Esta zona era un territorio
lejano, que difícilmente era controlado por el gobierno virreinal.
En 1732 se ordenó congregar las provincias de Sonora, Ostimuri,
Culiacán, Rosario y Sinaloa bajo un gobernador único e
322 Atondo y Ortega, "Entrada de colonos", 113-114. Sobre una
cronología de las rebeliones yaquis, seris y pimas en la primera
mitad del siglo XVIII, véase Ortega, "La colonización", 210-215.
33 A pesar de que la producción local no superó los índices de
Parral, durante 1680 los minerales extraídos en Sonora aumentaron
en tanto que los de Parral decrecieron. Sin embargo, este nivel de
producción no debió ser muy alto pues los pioneros de la minería en
Sonora enfrentaron diversos problemas, como el agotamiento
progresivo de los yacimientos y las incursiones de los indios.
Atondo y Ortega, "Entrada de colonos", 114.
31 En 1760 en la provincia de Ostimuri se registraron 3,641
habitantes; en Sinaloa pasaron de 8,000 en 1750 a 12,000 en 1760;
mientras que en Sonora aumentaron de 3,000 habitantes en 1730 a
7,600 en 1760. Sin embargo, este crecimiento fue casi imperceptible
dada la enorme extensión de la provincia y la reiterada guerra con
los indios. Ortega, "La colonización", 224-225, 235.
33
independiente de Nueva Vizcaya y de la audiencia de Guadalajara.?*
Las localidades del Norte mostraron un comportamiento
demográfico al alza, aunque dependiente de la actividad minera. El
Norte era una área de atracción y expansión para el corazón del
virreinato. Prueba de ello fue la propia propagación del
matlazahuatl hacia el Septentrión. El descubrimiento de minerales
motivó la llegada de un gran número de habitantes del Sur y de la
misma área septentrional, fenómeno que repercutió en reacomodos de
los asentamientos, en el surgimiento o decaimiento de algunos
centros de población, como Parral, Durango, Santa Eulalia y
Chihuahua, entre otros.
Retomando el asunto de la minería, en otras localidades del
área central se encuentra un comportamiento demográfico similar al
del área septentrional. Según Ouweneel, a partir de 1730 algunos
distritos mineros, como Zimapán, Taxco, Pachuca, Temascaltepec,
Tetela de Xonotla y Sultepec experimentaron un modesto crecimiento
del 0.2 y 0.3% anual, a pesar del estancamiento demográfico que
padeció el valle de México después del matlazahuatl. El aumento de
la población en estos centros mineros se debió a los
desplazamientos de población ocurridos durante la epidemia de 1737
_ 395 A principios del siglo XVIII, las provincias de Sinaloa,
Ostimuri y Sonora dependían de la audiencia de Guadalajara, del
gobernador de la Nueva Vizcaya y del virrey. En la administración
y gobierno interno esta situación había provocado confusiones en
cuanto al nombramiento y función de las autoridades locales. Sin
embargo, los problemas de justicia no se resolvieron con la
creación de este gobierno independiente, debido a la enorme
extensión del territorio del que ni siquiera se conocían sus
límites. Ortega, "La colonización", 189-198.
34
y la crisis de 1785.?*
Pero el aumento demográfico en algunos de estos minerales debe
atribuirse más bien a repuntes en la actividad minera. Por ejemplo,
entre 1710 y 1720 los reales de minas de Pachuca, Real del Monte y
Sultepec vivieron una etapa próspera en la extracción de plata.?””
Sin embargo, no cuento con evidencias para saber si este incremento
de la población se debió a flujos migratorios provocados por la
epidemia de 1737, como sugiere Ouweneel en su estudio, al menos de
que se consideren los repartimientos que hubo a las minas de
Sultepec después de la caída demográfica.?*
2.3 Localidades y zonas de lento crecimiento y de estancamiento
demográfico
Para el Centro del virreinato los años de 1690-1736 fueron de
tenue crecimiento demográfico. El área central fue afectada durante
este periodo por epidemias, migraciones y crisis agrícolas, como
las de 1690-1695, 1736-1739, 1761-1762, 1772-1774 y 1785-1786, que
provocaron caídas abruptas en la población. Como se ha visto, el
36 Estos flujos migratorios explican por qué en algunos lugares
la población tributaria logró recuperarse en un tiempo
relativamente corto, de tan sólo 10 a 15 años. Por ejemplo, en las
primeras décadas del siglo XVIII hubo aumentos por inmigraciones en
el valle de México, especialmente en Ecatepec y Otumba. En
contraste, Texcoco y Apan reportaron caídas por emigraciones,
además de que entre 1728 y 1729 en el primero ocurrió una epidemia
de sarampión. Aunque no se trata de una relación ineludible, la
caída quizá estaba relacionada con el aumento en otra, es decir,
con la migración. Ouweneel, Shadows, 10-13.
7 Von Mentz, "Trabajo", 281; Pérez Rosales, Mi a
sociedad, 69-101.
3186 Ver capítulo VI y páginas 261-262.
35
matlazahuatl1 de 1736-1739 ocurrió en un periodo de cambios y
reajustes regionales importantes. Pero, a diferencia del Bajío y
Norte, algunos puntos del área central vivieron un leve crecimiento
e incluso se puede hablar de un grave estancamiento después de la
epidemia.
En el valle de México el punto más bajo de la población
indígena se alcanzó en 1650. Según Gibson, a fines del siglo XVII
empezó a haber una ligera recuperación de la población que se
mantendría durante gran parte del siglo XVIII.?*? A pesar de este
aumento, Gibson encuentra una recuperación diferencial en el valle
de México. Por ejemplo, Milpa Alta y Otumba se caracterizaron por
incrementos regulares desde fines del siglo XVII, mientras que en
Coyoacán se registró una segunda caída de la población en el siglo
XVIII: "de más corta duración, aparentemente consecuencia del
matlazahuatl de 1736-1739". De cualquier manera, en el valle de
México se puede distinguir uña disminución de la población en los
siglos XVI y principios del siglo XVII, seguida por un incremento
32 Con respecto a este incremento demográfico, Gibson señala
lo siguiente. "Se pueden adelantar las siguientes conclusiones en
relación con la población indígena del valle de México: una
población inicial, en tiempos de la conquista, de alrededor de un
millón 500 mil habitantes; una disminución de alrededor de 325 mil
en 1570; otra disminución de alrededor de 70 mil a mediados del
siglo XVII; un incremento de 120 mil en 1742 y otro aumento de
cerca de 275 mil en 1800" (Gibson, Los aztecas, 144). Estas
estimaciones demográficas provienen en gran parte de la obra de
Humboldt, así como de censos y libros de tributos del siglo XVIII.
En el cuadro número 10 de la obra de Gibson aparecen varias cifras,
en las cuales se observa aumentos significativos de la población
entre 1692 y 1742. Estos incrementos sorprenden debido a que en ese
periodo ocurrieron dos crisis severas, como las de 1690-1694 y
1736-1739. Estos cálculos desconciertan todavía más si notamos que
la estimación de 1742 está basada en la obra de Villaseñor, cuya
validez para un análisis demográfico debe ser cuestionada.
36
demográfico a fines del siglo XVII y durante el siglo XVIII.*”
Ouweneel muestra un panorama similar para las tierras altas
del altiplano central. El estudio de este autor se inicia en 1730,
por lo que no aparecen estimaciones demográficas de los años
anteriores. De todos modos, Ouweneel sitúa dos momentos importantes
de incremento demográfico, 1720 y 1780. Entre estos dos picos, el
número de tributarios en todas las provincias del centro se estancó
o decayó. Es decir, la década que antecedió al matlazahuatl de
1736-1739 fue de tenue crecimiento demográfico y fue seguida por un
grave estancamiento que se prolongó hasta 1750, cuando volvió a
registrase otro repunte de la población. Este último ascenso fue
interrumpido por la crisis agrícola de 1785-1786, que desencadenó
otra aguda declinación.**
Aunque algunos minerales del área central registraron un
modesto crecimiento después de la epidemia, en otros lugares se
padeció una parálisis por muertes y migraciones que se prolongó
durante gran parte del siglo XVIII. Tal fue el caso de Orizaba,
1% Para Gibson la tasa de recuperación demográfica fue más
rápida en las localidades del sur que en el norte del valle de
México, especialmente en el transcurso del siglo XVIII. Este patrón
diferencial es atribuido a la humedad decreciente de la parte norte
del valle y a la preservación de los lagos del sur, así como a las
tasas de nacimiento y la migración. Gibson, Los aztecas, 141-142.
41 Después de 1760, al ocurrir otra epidemia severa, la
población de los pueblos indios del Anáhuac empezó a aumentar a un
promedio anual de 1.5%. Entre 1765 y 1800 hubo fluctuaciones
incidentales, tales como un incremento en 1750 y un descenso en
1785-1786. Después de la crisis agrícola de 1785, el aumento en el
número de tributarios continuó de manera ininterrumpida hasta 1800.
Ouweneel, Shadows, 10-12.
37
Córdoba y Xalapa,*? así como algunas localidades de Puebla,
Tlaxcala y Toluca. En el área de Puebla y del valle de Toluca el
despoblamiento provocado por la epidemia se agravó en gran medida
por las migraciones.
Lo mismo ocurrió en otros lugares del área de Cuernavaca, en
Jonacatepec, Xiuhtepec y San Franciso Tetecala, que entre 1690 y
1730 experimentaron una estrecha declinación demográfica. Así
también, desde fines del siglo XVII la ciudad de Puebla padecía una
aguda crisis económica y demográfica. Este marasmo se agudizó en el
transcurso del siglo XVIII, sobre todo después del matlazahuatl de
1737,%
La zona poblana-tlaxcalteca también fue escenario de una
paralización económica y demográfica desde fines del siglo XVII,
hecho contrastante con el Septentrión, Bajío y Guadalajara. Durante
el siglo XVII la población indígena había mostrado signos de
recuperación, aunque lentos y con grandes altibajos. En el siglo
XVIII esta tendencia fue similar, de gradual crecimiento
demográfico seguido por regresiones debido al azote de epidemias.
Cholula vivió un periodo de crisis demográfica durante todo el
siglo XVIII, mientras que Zacatelco y Acatzingo arrojaron saldos
positivos a principios del siglo y retrocesos a partir de 1750. Por
su parte, la población de Tepeaca se estancó entre 1740-1786,
1 Ouweneel, Shadows, 10-12.
1 En 1678 Puebla contabá con una población cercana a los
100,000 habitantes y para 1746 solamente había 50,366 personas. Es
decir, entre 1678 y 1746 la ciudad había perdido cerca de la mitad
de su población. Este estancamiento perduró durante la segunda
mitad del siglo XVIII. Cuenya, "El matlazahuatl1", 112-113.
38
mientras que Tecali se recuperó hasta el último cuarto del siglo
XVIII.*
En suma, a nivel de la Nueva España en general los años de
1690 y 1750 pueden caracterizarse como una etapa de crecimiento
económico y demográfico. Al respecto, son representativos los casos
del Bajío, Occidente y Norte, que en el periodo de la epidemia
experimentaron un momento próspero en su economía y población. En
el Norte el matlazahuatl tan sólo significó un freno temporal, pues
las tendencias de la población estuvieron determinadas por procesos
económicos de índole más general y de largo plazo, como avances en
el poblamiento y repuntes en la actividad minera. El Bajío y
Occidente figuraban ya como ricas zonas productivas, de enlace
comercial entre el Centro y Norte. En el Norte, Bajío y Occidente,
a pesar del ¡impacto de la epidemia, la población logró
restablecerse rápidamente debido a los flujos migratorios alentados
por su riqueza económica. En estas tres áreas se puede establecer
un corte entre 1740 y 1750, periodo en el cual experimentaron una
nueva etapa de crecimiento. Las migraciones originadas por la
epidemia debieron contribuir en parte a ese incremento.
* La evolución demográfica de la población indígena en la
región de Puebla-Tlaxcala fue marcada por dos grandes momentos:
1626-1743, periodo durante el cual la población indígena se
duplicó, pero cuyo crecimiento fue interrumpido por dos altibajos
provocados por las epidemias de 1692-1695 y 1737; el segundo
periodo fue el de 1743-1805 en el que la recuperación demográfica
fue afectada por las epidemias de 1760-1763 y 1779-1780, crisis que
hicieron disminuir el ritmo de crecimiento hasta la década de 1790
(Cuenya, "El matlazahuat1", 110-111). En Tepeaca, Acatzingo y
Tecali la epidemia de 1737 marcó un franco retroceso de la
población que se prolongó a lo largo del siglo. Sobre este
estancamiento, véase Garavaglia y Grosso, "El comportamiento
demográfico", 615-619; Iriani, Minucci, "Las crisis".
39
El contraste con estas zonas aparece en varios lugares del
valle de Toluca, Puebla y Tlaxcala, que fueron escenario de una
severa crisis económica y demográfica. Este estancamiento se inició
en gran medida a raíz del matlazahuatl, que frenó de manera
significativa la plena recuperación de la población. Sin duda,
durante y después de la epidemia era evidente que las zonas
productivas del área central empezaban a paralizarse, mientras las
del Norte y Bajío se desarrollaban y consolidaban como importantes
polos de atracción y de crecimiento económico.
Aunque no se trata de una tarea sencilla, el ritmo demográfico
entre 1690 y 1750 puede dar cuenta del auge y crisis de ciertas
ciudades, de la consolidación productiva de ciertos espacios y de
su súbito crecimiento poblacional. La dinámica demográfica también
puede responder a procesos más específicos, como la expansión de la
propiedad privada en detrimento de la comunal, la generalización
del trabajo libre en oposición al repartimiento forzoso. Como se
verá, en el área central la epidemia agravó fenómenos vinculados
con la crisis tributaria, la transferencia de las tierras y, al
mismo tiempo, alentó migraciones y abandonos de pueblos. Las
muertes y la despoblación provocaron a su vez escasez y desabasto
de alimentos a las ciudades. Las siguientes líneas intentan ubicar
el matlazahuatl en el contexto agrario de 1730.
3. El matlazahuatl y el contexto agrario de 1730
En general en el área central el matlazahuatl inauguró un
prolongando periodo de estancamiento de la población. En este
40
apartado me referiré precisamente a esa zona, en particular me
interesa detenerme en procesos relacionados con la dinámica
demográfica del siglo XVIII y sus implicaciones en el acceso a la
tierra y al trabajo. Para ello puedo comenzar con una simple
comparación entre dos contextos: 1730 y 1780. Esta idea es sugerida
por MacLeod, quien ha reparado en el desconocimiento que hay en
torno a la década de 1730, sobre todo del impacto del matlazahuatl
de 1736-1739. Este olvido es más grave si se compara con el año del
hambre de 1785-1786, que ha acaparado en mayor grado la atención de
los estudiosos.**
El estudio de MacLeod se refiere al área de Guadalajara,
concretamente a Chapala, Ixtlahuacán y Colotlán, en donde, según
él, la población crecía a un ritmo lento, estaba dispersa y no
había un gran presión sobre la tierra. En cierto modo, estos
factores atenuaron la magnitud del matlazahuatl, ya que las muertes
liberaron cualquier presión sobre los recursos, contribuyendo a
mejorar los salarios y la dieta de los trabajadores.*f
Para 1780 el escenario era radicalmente diferente, ya que
había una considerable "presión malthusiana". La población había
aumentado vertiginosamente, casi al doble de lo que era en la
primera mitad del siglo. El apremio sobre la tierra era creciente,
mientras que el nivel de vida de los trabajadores agrícolas se
deterioraba. En este contexto ocurrió la crisis de 1785-1786,
45 MacLeod, "The matlazahuat1l", 7-15; "Death in Western", 61-
63.
16 MacLeod, "The matlazahuatl", 14; "Death in Western", 62.
41
antecedida en 1780 por una epidemia de viruelas que afectó
principalmente a la población infantil. Esta epidemia no logró
liberar la presión sobre la tierra, por lo que al ocurrir la
carestía de 1785-1786 se agudizó este problema. Los sobrevivientes
padecieron entonces escasez, malnutrición y privaciones, quedando
en su memoria ese periodo como "los años del hambre" .*”
Resulta ¡interesante este examen entre el impacto del
matlazahuatl de 1736-1739 con los años del hambre de 1785-1786.
Estas dos crisis fueron quizá las de mayor magnitud en todo el
siglo XVIII, aunque cada una de ellas afectó de manera diferencial
a regiones y grupos sociales. Al parecer, según MacLeod, la crisis
de 1785-1786 fue más severa debido a que había un mayor
empobrecimiento de la población. En 1736 la situación era diferente
e incluso algunas zonas gozaron de crecimiento demográfico y
económico. De tal modo que la epidemia de ese año no empeoró las
condiciones prevalecientes, como el derecho y acceso a la tierra y
al trabajo.
El análisis de MacLeod da cuenta de una zona que gozaba de
crecimiento económico y demográfico, Además, el impacto del
matlazahuatl en la zona de Guadalajara no fue tan severo y en un
lapso relativamente corto la población se recuperó gracias a una
afluencia de inmigrantes. Sin embargo, en el área central la
situación fue diferente, pues la epidemia cobró un gran número de
víctimas y pasaron varios años para que la población recobrara su
anterior crecimiento. Pero antes de profundizar en estas
17 MacLeod, "The matlazahuatl", 14-15; "Death in Western", 62.
42
consecuencias, es necesario considerar el contexto que prevalecía
durante el primer tercio del siglo XVIII.
La primera mitad del siglo XVIII heredó diversos fenómenos de
los siglos XVI y XVII. Uno de ellos fue la paulatina expansión de
la propiedades privadas en detrimento de la tierras de los
pueblos.*? De acuerdo con varios estudios, las epidemias de los
siglos XVI y XVII alentaron las expropiaciones y ventas de tierras
de los indígenas.*? En los valles de México y Cuernavaca las
haciendas crecieron casi al mismo tiempo que la disminución de la
población indígena.*” Este proceso de expansión de las propiedades
14% Borah explica el reordenamiento de la tenencia de la tierra
y de las modalidades del trabajo de esos siglos por el descenso de
la población indígena. Esta disminución propició la creación de
latifundios españoles, pues con la reducción de los indios se
desocuparon grandes extensiones de tierras susceptibles de ventas
y apropiaciones. Según este autor, para fines del siglo XVII una de
las características de la economía novohispana era la existencia
del latifundio y el peonaje por endeudamiento. Borah, El pasado.
19 "En el siglo XVII -dice Chevalier-, sobre todo en su segunda
mitad con ocasión de las nuevas composiciones, las haciendas
adquirieron derechos definitivos sobre sus tierras y los sistemas
de explotación culminaron en la servidumbre por deudas de peones y
pequeños arrendatarios" (Chevalier, La formación, 326, 338-339). La
historia regional ha matizado esta visión, ya que se han encontrado
variaciones locales en las que grandes extensiones de tierra y el
sistema de endeudamiento no eran rasgos esenciales de las
haciendas. Esta crítica proviene de Mórner, quien señala que el
peso de las haciendas en la propiedad de las tierras era bastante
modesta, formando quizá una tercera parte a fines del siglo XVIII.
Mórner, "La hacienda", 26.
50 El siglo XVII fue el periodo de consolidación de la hacienda
jesuita en el Centro de la Nueva España. En el transcurso del siglo
XVII también surgieron varias haciendas al suroeste del valle de
México, en una zona llamada Coapa, cuya consolidación se alcanzaría
en el siglo XVIII. Se trataba de propiedades no tan extensas,
ejemplo de la mediana hacienda novohispana. En el actual estado de
Morelos la expansión de las plantaciones de Cortés también estuvo
relacionada con la declinación de la población indígena. En el
siglo XVII en Tlaltenango la mayoría de los indios eran peones de
43
fue posible también por las composiciones de tierras de los siglos
XVI y XVII.” Así pues, grandes, medianos y pequeños propietarios
obtuvieron su posesión legal a costa de las tierras de los indios.
Para contrarrestar esta creciente intromisión, desde mediados
del siglo XVII se decretaron varias leyes para proteger las tierras
de los indios.* Uno de estos decretos fue el de 1695 que aumentó
a un mínimo de 600 varas las propiedades de los pueblos indígenas.
Esta concesión fue un recurso legal para frenar la expansión de las
propiedades españolas y la falta de tierras en los pueblos.*? Cabe
campo, muchos de ellos sin tierras. Riley, "Santa Lucía", 244-245;
Tovar, "Elementos constitutivos", 208-209; López Sarrelangue, "La
hacienda", 225; Barrett, La hacienda azucarera, 15, 170-171;
Gibson, Los aztecas, 286.
1 A cambio de pagos a la corona, varios propietarios validaron
sus títulos de tierras obtenidos por expropiaciones y ventas
irregulares durante los años de la catástrofe demográfica de los
siglos XVI y XVII. A fines del siglo XVI la monarquía española se
encontraba en bancarota, por lo que las composiciones de tierras
fueron un medio para atraer fondos. En 1601, 1613, 1618, 1629 y
1642-1645 se efecturaron composiciones y concesiones de mercedes
legalizadas por la corona. Las composiciones de tierras borraban
los defectos de los títulos y completaban de manera explícita las
mercedes. La implantación de estas composiciones mostraban la
consolidación territorial de las grandes propiedades, que tendieron
a acentuar su preponderancia. Chevalier, La formación, 326-338.
52 En marzo de 1642 y junio de 1646 se promulgaron mandamientos
para amparar las tierras de los indios de las ventas y
composiciones de tierras. El 4 de junio de 1687 se expidió una real
cédula que, "corregiendo y confirmando" las ordenanzas del Marqués
de Falces, se refería a las 600 varas de los pueblos. Lo novedoso
de esta ley era que en lugar de las 500 varas, que prescribía la
antigua legislación de 1567, se concedían 600 varas. Del mismo
modo, aumentaba a 100 varas la distancia que debía haber entre las
estancias de ganado y las poblaciones de los indios, o sea a 1,100
varas. Fabila, Cinco siglos, 29-32.
53 La legislación real sobre las 600 varas especificaba que
dicha concesión sólo correspondía a los pueblos, sin distinguirlos
entre cabeceras y sujetos. Esta indefinición en el término de
pueblo fue aprovechada por los hacendados y rancheros, pues
44
recordar que en ese periodo la población indígena empezaba a
recuperarse.
Este escenario prevalecía cuando ocurrió el matlazahuatl de
1736-1739. La disminución demográfica provocada por esta epidemia
parece haber alentado otra etapa en la pérdida de tierras de los
pueblos y de los indios. Así, es posible que el matlazahuatl de
1736-1739 hubiera coincidido con un momento de presión demográfica
sobre la tierra, como el ocurrido en Guadalajara durante la crisis
de 1785. Como ya se vio, la legislación virreinal procuró otorgar
más tierras a los indios y protegerlas de la intromisión de las
haciendas. Sin duda, estos decretos fueron una respuesta al lento
crecimiento de la población indígena de fines del siglo XVII y, en
consecuencia, a una creciente demanda de tierras. Tal aumento
demográfico quizá ya había generado una presión sobre la tierra,
sobre todo si se considera que muchas propiedades de los indios
estaban vendidas y arrendadas.
El gradual crecimiento de la población en el área central
también puede dar cuenta de las relaciones laborales. En el siglo
XVIII había varios tipos de haciendas y de sistemas de trabajo,
desde el obligatorio hasta el libre. Este último empezó a
sostenían que sólo debían concederse las 600 varas a las cabeceras
que cumpliesen con ciertos requisitos, como la presencia de una
iglesia, una residencia ministerial, con un gobernador indígena o
corregidor español. En 1713 apareció otra ley a favor de los
indios, que ordenaba que todos los pueblos debían recibir agua,
montes y tierras para la agricultura, así como una legua cuadrada
para pastura. "Legalmente, pues, un pueblo de fines del periodo
colonial estaba constituido por un cuadrado de 600 varas -conocidos
por los abogados del siglo XIX como fundo legal-, y un ejido de una
legua". Gibson, Los aztecas, 292-295, 301-304.
45
prevalecer en mayor grado conforme aumentó la población. A
principios del siglo muchos indios alternaban las labores en sus
parcelas con el trabajo eventual en las haciendas, mientras que los
hacendados se valían de ciertos adelantos de dinero y crédito para
atraer trabajadores.** En una coyuntura de crisis, como la vivida
entre 1737 y 1740, las haciendas sufrieron falta de trabajadores,
fenómeno que repercutió en una baja en la producción agrícola y en
un desabasto de alimentos a las ciudades. Esta escasez de mano de
obra obligó a varios hacendados a recurrir tanto a medios
persuasivos como forzosos para atraer trabajadores.
De algun modo, la crisis de 1737-1742 colocó a los
sobrevivientes de la epidemia de los valles de México, Toluca y
Tlaxcala en una mejor posición para contratarse. Durante estos años
los hacendados de esas zonas elevaron o adelantaron jornales
agrícolas, fenómeno que hace recordar lo señalado por MacLeod para
el área de Guadalajara. Empero, se trató de un momento coyuntural,
pues con el paso del tiempo disminuyeron estas oportunidades de
trabajo y hubo mayores dificultades para trabajar en las haciendas,
5 Conforme las haciendas se extendieron y consolidaron, la
necesidad de trabajadores permanentes aumentó, pero su número con
respecto al total de la población continuó siendo bajo. En el valle
de Toluca no prevalecieron mecanismos coercitivos para atraer
trabajadores. Los trabajadores recibían bienes y dinero de las
haciendas con la promesa de trabajo futuro. Estos adelantos de
dinero se utilizaban para atraer trabajadores a las haciendas
cuando escaseaban o se requerían en un momento especial (Wood,
"Corporate Adjustments", 240; Tutino, "Los españoles", 180-181). A
fines del siglo XVIII la necesidad de contar con un número mayor de
jornaleros se hizo más apremiante en Tlaxcala. Aparecieron entonces
los alquilados o tlaquehuales, que eran personas que se contrataban
voluntariamente en las haciendas. González Sánchez, "La retención",
248.
46
según se desprende de algunos estudios regionales.**
Aunque durante y después de la epidemia se vivió un respiro
temporal, los habitantes de los pueblos empezaron a depender más
del trabajo de las haciendas y menos de las labores de sus
parcelas. Las muertes originadas por la epidemia parecen haber
propiciado otra etapa en las ventas y apropiaciones de tierras de
los pueblos, proceso que, como ya vimos, venía ocurriendo desde
tiempo atrás. En otro capítulo me referiré a cómo ciertos
gobernadores indígenas vendieron y arrendaron tierras para hacer
frente a sus compromisos comunitarios, o bien para su peculio
personal. Al parecer, numerosas parcelas quedaron intestadas y
pasaron a Manos de autoridades locales, hacendados y
rancheros.
Así pues, el impacto del matlazahuatl de 1736 pudo haber
preparado el escenario descrito por MacLeod de fines del siglo
XVIII: de despojos de tierras y de un deterioro en las condiciones
de vida de la clase trabajadora. Aunque en el área central la
recuperación demográfica demoró un tiempo más, a fines del siglo
una inmensa mayoría de indios no contaba con tierras suficientes
para satisfacer sus necesidades, mientras que una pequeña élite
55 Según Tutino, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII
la población empezó a recuperarse, situación que trajo consigo una
mayor “oOoferta de mano de obra. Por ejemplo, el número de
trabajadores aumentó en los valles de Toluca y México, en donde las
haciendas se abastecían sobre todo del trabajo eventual de los
pueblos. Este incremento de trabajadores provocó una mayor presión
sobre las tierras y en consecuencia una dependencia laboral más
estrecha con las haciendas. A fines de la Colonia un gran número de
indios carecía de tierras y dependía del trabajo eventual en las
haciendas para subsistir (Tutino, "Los españoles", 180-181).
47
ampliaba “su dominio sobre grandes extensiones de tierra,
convirtiéndose de hecho en empleadores de mano de obra.**
De manera general, puedo presumir que en el área central el
matlazahuatl de 1736-1739 aparece, en términos cronológicos, entre
dos escenarios. Por un lado, antecedido por un periodo de gradual
crecimiento demográfico de la población indígena y de una escasa e
irregular disponibilidad de mano de obra en las haciendas, aun
cuando éstas empezaban a dominar el mundo agrario. Por el otro,
después del matlazahuatl de 1736, especialmente a partir de 1740
hubo un estancamiento de la población y luego un leve crecimiento
que, sin embargo,
no se tradujo en una mejoría, debido a que cada
vez había más individuos sin tierras y con menores oportunidades
laborales.
Pero, qué se puede decir de esta enfermedad en particular y
por qué en 1736 cobró un gran número de víctimas. No se trataba de
un nuevo padecimiento, pues desde el siglo XVI el matlazahuatl
había atacado a la población indígena, al igual que la viruela y el
sarampión. En los siguientes capítulos intentaré responder a estas
interrogantes, describiendo y analizando los síntomas y propagación
de la epidemia por todas y cada una de las zonas consideradas en
este capítulo.
56 Tutino, "Los españoles", 176-177. En el Bajío se presentó
un fenómeno “similar después de 1750, cuando los grandes
propietarios se expandieron ¡territorialmente a costa de los
pueblos, absorbiendo una parte de sus tierras periféricas mediante
el arriendo, la concesión y la compraventa. Y por si fuera poco los
hacendados fueron eliminando a estos pueblos de la competencia en
el pequeño mercado (Morin, Michoacán, 294-300).
48
CAPITULO II: CARACTERÍSTICAS Y SÍNTOMAS DEL MATLAZAHUATL
La primera mitad del siglo XVIII novohispano puede
caracterizarse entre otros aspectos por la catastrófica presencia
de esta epidemia; en la literatura histórica esta enfermedad ha
sido considerada como una de las más severas del periodo colonial.
Por eso conviene dedicar un Capítulo a discutir sus
particularidades. Este capítulo se divide en tres apartados.
Primero presento un balance de la historiografía sobre el
matlazahuatl de 1736. En el segundo apartado doy cuenta del debate
antiguo y actual sobre el estudio histórico-médico de la
enfermedad. En el tercero comparo la sintomatología del
matlazahuatl con la peste y el tifo exantemático, dado que estos
tres padecimientos “guardan gran semejanza entre sí. Esta
comparación ayuda también a conocer los vehículos de transmisión de
la enfermedad, aspecto que desarrollaré con mayor detalle en el
siguiente capítulo.
1. Los testimonios, obras impresas y estudios
Desde que aparecieron los primeros brotes del matlazahuatl en
la ciudad de México, en diciembre de 1736, los regidores y médicos
del cabildo se preocuparon por conocer el tipo de padecimiento que
estaba afectando a la población. En 1696 había ocurrido el último
brote de esta enfermedad. Así, habían transcurrido cerca de 30 años
49
sin que se presentara una epidemia de tal magnitud, con excepción
de la de sarampión de 1727-1729. Casi una generación había olvidado
los estragos que el matlazahuatl había provocado en tiempos
pretéritos. Pero desde el siglo XVI ya existían tratados médicos
que intentaban curar esta terrible enfermedad, que no respetaba
sexo, edad ni grupo étnico.
Fue hasta el siglo XVIII, sobre todo en su segunda mitad,
cuando la influencia de la Ilustración empezó a dejar sus huellas
en los manuales médicos y en la política sanitaria del gobierno
virreinal. Lo anterior se tradujo en una actitud más práctica, más
alejada de los designios divinos, para curar y prevenir este tipo
de epidemias.? Sin embargo, este espíritu pragmático aún no había
permeado la mentalidad de los médicos y regidores involucrados en
el combate a la epidemia de 1736, como se verá en seguida.
En la mañana del 17 de junio de 1737 los miembros del cabildo
de la ciudad de México encargaron al cronista de la ciudad que
escribiera un testimonio de "los sucesos acaecidos durante la
presente epidemia y mortandad". Este cronista era nada menos que
Juan Francisco Sahagún de Arévalo, autor y compilador de las
primeras gacetas coloniales.? Por razones desconocidas, esta tarea
quedó finalmente en manos del presbítero Cayetano Cabrera Quintero,
1 Sobre la política sanitaria en la ciudad de México durante
el matlazahuatl de 1736-1739, ver Molina del Villar, volun
divina, 57-81.
* AHCM, Actas de cabildo originales, v.62A, 17 junio 1737.
50
quien escribió un magnífico testimonio del matlazahuatl.? Se trata
de una obra clásica del barroco novohispano. El libro de Cabrera
Quintero, Escudo de armas, fue ampliamente consultado por
historiadores y médicos de los siglos XVIII y XIX interesados en el
estudio de esa epidemia. Hoy en día sigue siendo una fuente
obligada de consulta.* En la obra de Cabrera Quintero se exalta la
labor asistencial y caritativa del virrey Vizarrón Eguiarreta,
quien mostró "piedad, celo y amor para con sus súbditos". Este
elogio obedece a la práctica que tenía el autor de escribir arcos
triunfales para recibir a virreyes, como aquel que hizo en 1734 al
propio virrey Vizarrón Eguiarreta cuando llegó a la Nueva España.
3 Según Eguiara y Eguren, es posible que Cabrera Quintero
hubiera nacido a fines del siglo XVII o principios del siguiente
siglo, ya que para 1717 estaba matriculado en retórica en la Real
y Pontificia Universidad de México. En 1720 recibió el grado de
bachiller en artes y fue nombrado académico del Colegio de San
Felipe Neri. En 1722 desempeñó el cargo de secretario en dicha
institución y en 1723 la 'universidad le otorgó el grado de
bachiller en teología. Desde 1747 ejerció el cargo de expurgador,
notario y revisor de libros de la Inquisición. Para 1766 era
capellán del recogimiento e iglesia de Nuestra Señora de la
Misericordia en la ciudad de México, así como presidente de la
academia de teología y de moral de la mitra. Murió entre 1775 y
1778 en el convento de los padres hospitalarios betlemitas de la
ciudad de México. Sobre su vida y obra científica y literaria,
véase Parodi, Obra dramática, xiii-xv.
* Al parecer, Escudo de armas fue concluido en 1742, pues en
ese año los regidores del cabildo solicitaron al virrey Conde de
Fuenclara su aprobación para la impresión (AHCM, Actas de cabildo
originales, v.67A, 27 julio 1742). Sin embargo, Ruiz Naufal, quien
escribió el prólogo de la edición contemporánea, señala que el
libro fue terminado en 1740, pero fue siete años después cuando
salió su impresión con un tiraje de 800 ejemplares. Años más tarde
el libro de Cabrera Quintero fue censurado, pues su edición indignó
a algunos médicos y funcionarios reales. En 1748 el virrey Conde de
Revillagigedo decomisó algunos ejemplares y ordenó quemarlos. Sobre
estos sucesos, ver Ruiz Naufal, "Introducción", xli-xlii; Parodi,
Obra dramática, xvi-xvii, nota 26.
Si
Además de estos escritos, Cabrera Quintero escribió trabajos
de carácter médico y científico. Por ejemplo, durante la epidemia
de 1736 dictó un discurso en la Academia de Medicina sobre la
voluntad de Dios en la práctica médica; también escribió un
manuscrito titulado "Breve discurso sobre las fiebres...", en el
que propone un método para curar la fiebre de matlazahuatl de
1736.* El Escudo de armas es, sin duda, la obra más grande y
monumental; el texto es extenso y consta de 9 libros y 64
capítulos.
Para Cabrera Quintero el matlazahuatl de 1736 no sólo tenía un
origen divino, .sino que también obedecía a factores naturales. De
algún modo, el autor atribuyó la causa del mal a ciertas
condiciones del clima y del ambiente de la ciudad, que era "cálida
por naturaleza, copiosa de aguas, espesa de vapores e impetuosos
aguaceros"; estos últimos habían causado inundaciones que habían
favorecido "la propagación de diversas pestilencias y fiebres".*f
Como fiel adepto a los preceptos de la iglesia, Cabrera Quintero
opinaba que ciertos fenómenos naturales habían presagiado a la
epidemia, como temblores de tierra, lluvias abundantes y eclipses
35 De acuerdo con Claudia Parodi, este documento podría
considerarse el antecedente inmediato del Escudo de armas. En el
índice bibliográfico de esta obra, aparece el título completo del
escrito: "Breve discurso sobre las fiebres, en particular las que
oi es tan fatal a los Yndios con su verdadera curación. f.96r-126v.
Ms.29. 1737. Firma y letra del copista". Sin embargo, la autora no
aporta más referencias sobre este manuscrito. Parodi, Obra
dramática, xxvi, xviii-xix.
$ Cabrera Quintero, Escudo de armas, 32-33.
52
solares, además de atribuir la causa de la enfermedad a un castigo
celestial.”
De esta manera, en este libro se puede observar cómo en la
mentalidad de la época el origen del matlazahuatl se debía a una
mezcla de fenómenos naturales y designios divinos. No hay duda de
que Escudo de armas contribuyó a forjar una idea de peste bíblica
en torno al origen e impacto de esta epidemia. Años más tarde,
historiadores de los siglos XVIII y XIX retomarían muchos datos de
Cabrera Quintero para describir las características del
matlazahuatl, cuya magnitud fue comparada con las pestes europeas
y otras graves epidemias de los siglos XV y XVI que mermaron
drásticamente a la población indígena.
En el siglo XVIII Francisco Xavier Alegre y Andrés Cavo se
basaron en el libro de Cabrera Quintero, así como en gacetas y
otros tipos de documentos, para dar cuenta del matlazahuatl. Para
Alegre esta epidemia era la misma que había azotado a la Nueva
España en 1575-1576.*? Al igual que Cabrera Quintero, Alegre
consideró que el matlazahuatl había ocurrido por las precarias
condiciones de vida de los indios; por ejemplo, su pobreza y fuerte
7 El origen del matlazahuatl obedeció a las siguientes causas:
"la primera... que levantó su signo y dio su señal de pestilencia
fue la tierra, movida de un sensible terremoto, la noche del día
séptimo de septiembre del pasado 1736....; señalose también el
agua, que aunque de suyo menos capaz de hacernos daños..., conspiró
ya contra nosotros y se envenenó desde el Diluvio.... [y un eclipse
en 1737], que mostró también que se había montado en cólera el
Cielo..., también se menciona: que soplaron fuertes vientos, que
causaron destrozos en los campos, extrajeron raíces y derrumbaron
árboles". Cabrera Quintero, Escudo de armas, 44-47.
£ Alegre, Historia de la provincia, IV:375-376.
53
inclinación a beber pulque.? Del mismo modo, la conjunción de
varios fenómenos naturales (eclipses, lluvias torrenciales y
temblores) originaron la aparición de la enfermedad.?*”
Por su parte, Andrés Cavo describió el estado de desolación
del Centro del virreinato a raíz de la epidemia, al mismo tiempo
que elogiaba el avance de la expansión militar hacia el Norte. Este
autor es el primero que hace referencia a la propagación de la
epidemia en 1738 en el Norte; debido "a la falta de policía de no
cortar con tiempo la comunicación con los lugares apestados...".?
Tanto Cabrera Quintero, como Alegre y Cavo, defensores del culto
guadalupano y de un naciente criollismo, vincularon el fin de la
epidemia a la intervención divina de la virgen de Guadalupe. Aunque
Cavo añadió que el matlazahuatl había coincidido con una etapa
crítica para la minería novohispana, provocada por la escasez de
azogue resultante de la ruptura de relaciones comerciales con
España debido a la guerra.
El último testimonio del XVIII sobre el matlazahuatl es el de
Francisco Sedano, Noticias
de México.' Este autor no vivió la
? En 1736 el Protomedicato afirmaba que la gran mortandad
entre los indios obedecía al gran número de pulquerías que había en
los barrios o arrabales de la ciudad en donde, por cierto, se
habían presentado los primeros brotes de la enfermedad. Por este
motivo, según Cabrera Quintero, los contornos de Azcapotzalco se
habían convertido en un "hormiguero de enfermos". Cabrera Quintero,
Escudo
de armas, 68.
10 Alegre, Historia de la provincia, IV:375-376.
11 Cavo, Historia de México, 421.
12 Francisco Sedano nació en México en 1742 y murió en 1812.
A la edad de catorce años empezó a reunir diversas noticias sobre
eventos importantes de su tiempo. Después de su muerte, la
54
epidemia, pero sí se interesó por estudiarla dando cuenta del
número de muertos que provocó y vinculando su fina la
intermediación de la virgen de Guadalupe.' La literatura
historiográfica del siglo XIX también hizo referencia a esta
epidemia. En el libro de Humboldt el matlazahuatl aparece como una
de las enfermedades que frenaron severamente el crecimiento de la
población colonial.' Según Humboldt, el matlazahuatl era una
enfermedad propia de los indios y comparable a la fiebre amarilla
o vómito prieto, que en aquel tiempo (1803-1804) estaba ocasionando
estragos en el puerto de Veracruz. Sin embargo, para Humboldt el
matlazahuatl mostraba una mayor incidencia en regiones frías y
áridas, mientras que el vómito prieto proliferaba en climas
calientes y húmedos.*! Como se verá en el siguiente capítulo, tal
consideración no era tan descabellada, pues el matlazahuatl se
presentó en zonas de clima templado y frío, así como en localidades
ubicadas en las zonas áridas del Norte.
A mediados del siglo XIX, Manuel Orozco y Berra también hizo
referencia al matlazahuatl de 1736. Como científico naturalista,
Orozco y Berra mostró especial interés por describir los síntomas
recopilación quedó en manos de Beristain. El manuscrito fue
publicado en forma de folletín en las páginas del periódico la Voz
de México. Sedano, Noticias de México, 1974, núm.33:3-8.
13 Sedano, Noticias
de México, 35:27-28; 34:56-57.
14 Humboldt, Ensayo político, 46.
15 Humboldt, Ensayo político, 315, 523. En cierto modo, Cabrera
Quintero había llegado a una conclusión similar cuando mencionó que
los lugares fríos y húmedos donde habitaban los indios habían
facilitado la propagación de la epidemia. Cabrera Quintero, Escudo
de armas, 68.
55
y etiología de la epidemia.' Según él, esta enfermedad era el
vómito prieto de las costas y de ahí se había propagado al valle de
México, acepción que contradecía el planteamiento de Cabrera
Quintero sobre el origen de la epidemia en el obraje de Tacuba.
Para Orozco y Berra esta epidemia era similar al cólera de 1850,
aunque ésta sólo había matado a 12,893 personas. Según él, esta
cifra representaba una tercera parte de las muertes provocadas por
el matlazahuat1.?””
En la obra de Orozco y Berra la fuente principal de consulta
continúa siendo el libro de Cabrera Quintero. También extrajo
información de Cavo en el libro Historia
de la dominación, estudio
en el que también se hace referencia al matlazahuatl de 1736. En
este trabajo, Orozco y Berra responsabilizó al matlazahuatl de un
estado general de desolación, debido a la paralización de la
agricultura y comercio, aunque también dio cuenta del importante
avance militar hacia los territorios fronterizos. En palabras de
Orozco y Berra, el gobierno de Vizarrón Eguiarreta "no careció de
energía ni de adelantos", ya que, a pesar de la epidemia, en 1740
16 Orozco y Berra, Apéndice, 11:793-795.
17 Ignoro cuáles fueron las fuentes de Orozco y Berra para
presumir que el cólera de 1850 sólo había matado a la tercera parte
de las víctimas del matlazahuatl. Resulta difícil conocer a cuánto
ascendió el número total de muertos entre 1737 y 1738, pues se
cuenta con pocos estudios estadísticos generales. Cabrera Quintero
hizo referencia a 192,364 tributarios muertos, de acuerdo con las
recuentas de tributarios de 1742 y 1745. Sin embargo, el propio
autor cuestionó esta cifra, en virtud de que "dejan afuera a los
que no tributan, niños, viejos, enfermos y fugitivos". Es posible
que Orozco y Berra se haya apoyado en el cálculo de Cabrera
Quintero, aunque los 12,893 muertos por el cólera no representan la
tercera parte de los 192,364 tributarios muertos por el
matlazahuatl. Cabrera Quintero, Escudo de armas, 511-512.
56
la economía colonial se recuperó rápidamente gracias al
restablecimiento del suministro de azogue y al descubrimiento de
nuevos minerales en el Norte,* apreciación no tan lejana de la
realidad, como se vio en el capítulo anterior.
Otro partidario del gobierno de Vizarrón Eguiarreta fue Lucas
Alamán, quien elogió la participación del virrey durante la
epidemia, así como la del ayuntamiento de la ciudad de México,
comunidades religiosas y gente acomodada que con "gran generosidad
aportaron toda la ayuda necesaria en los hospitales de la capital".
Al parecer, Alamán fue el primero en cuestionar la cifra de muertos
proporcionada por Cabrera Quintero para la ciudad de México
(40,157). Según él, los muertos debieron ser más, pues muchos
indios eran enterrados subrepticiamente co arrojados a las
acequias.?”
En el libro de Vicente Riva Palacio, México a través de los
siglos, aparece un mayor esfuerzo de contextualización histórica
del matlazahuatl. Riva Palacio se refirió al panorama político que
enmarcó la aparición de esta epidemia. El autor vanaglorió a
Vizarrón Eguiarreta, no sólo por sus acciones durante la epidemia,
sino también porque hizo frente a un clima de inseguridad política
y social motivado por la guerra de España contra Inglaterra.* Y
18 Orozco y Berra, Historia de la dominación, 66-67.
19 Alamán, Disertaciones, 111:328.
22 Sin embargo, Riva Palacio criticó la tímida actitud del
virrey en la defensa de las Californias. En 1734 el virrey negó
ayuda a un jesuita, el padre Guillén, para mejorar la defensa del
territorio norteño. Ante esta negativa, Riva Palacio mencionó que
"...la apatía y timidez de Vizarrón eran insuperables, y aquel
57
por si fuera poco, decía, en aquellos años la capital del
virreinato padeció de robos e intraquilidad social.
Otro testimonio sobre el matlazahuatl aparece en el libro del
historiador norteamericano Hubert Howe Bancroft, quien dedicó
algunas páginas al gobierno del virrey Vizarrón Eguiarreta. Como es
de “suponer, la epidemia fue tratada como parte de los
acontecimientos ocurridos durante el mandato de ese virrey. En esa
obra aparecen citados los libros de Cabrera Quintero, Alegre, Cavo,
Villaseñor y Alamán. Para Bancroft el matlazahuatl era similar al
cólera de 1833, que también apareció en agosto y fue atribuído a un
cometa.?'
El gran impacto demográfico del matlazahuatl, así como su
extensa propagación entre 1736 y 1738, son aspectos que también han
llamado la atención de la historiografía contemporánea. La
demografía histórica *? y la historia rural colonial a través del
virrey, quizá el menos apto de cuantos tuvo la Nueva España,
presenciaba la pérdida de una provincia y tenía noticia de las
desgracias que allí pasaban, sin inquietarse para poner un pronto
remedio..." Riva Palacio agrega que finalmente Vizarrón cambió de
parecer obligado en parte por la sublevación de los indios de el
cabo, que estaba perjudicando el comercio con las Filipinas. Riva
Palacio, México a través de los siglos, 111:776-778.
21 Bancroft, History of Mexico, 111:353. Es interesante señalar
que en otro libro de Bancroft sobre el Norte novohispano se
menciona la aparición de una epidemia entre 1742 y 1748 que devastó
varias misiones del sur californiano, como Santa Rosa y San José.
Al parecer, se trató de un fuerte brote de sarampión (Bancroft,
History of North Mexican States, 1:461)
22 La demografía histórica colonial se inició en 1950 con los
estudios de la Escuela de Berkeley. Con base en el uso de fuentes
cuantitativas, como las matrículas de tributarios, se intentó
establecer y analizar las tendencias seculares del crecimiento de
la población. Sin embargo, estos estudios macrodemográficos, como
los de Cook y Borah, mostraron limitaciones debido a que no
58
uso de fuentes estadísticas y cualitativas se interesaron en
estudiar el efecto de la epidemia en la población, así como sus
repercusiones económicas y sociales. Sin duda, el estudio del
matlazahuatl de 1736 se vio beneficiado por esta literatura
especializada, principalmente por los trabajos de demografía
histórica, que estudiaban una parroquia determinada considerando
las series de bautizos, matrimonios y entierros.?””
Una mención especial merece el reciente trabajo de Cuenya
sobre el matlazahuatl de 1737 en Puebla, pues se refiere a un
estudio específico de historia social y demográfica sobre el
impacto de esta epidemia en un centro urbano. En los trabajos de
demografía antes citados se hace un análisis de una parroquia
determinada, mientras que Cuenya estudia las cinco parroquias de
Puebla, mostrando diversos efectos sociales y demográficos. En este
estudio además se vincula el origen e impacto del matlazahuatl con
la crítica situación de la ciudad de Puebla, que para el siglo
XVIII había dejado de ser un centro poblacional y económico de
primer orden.?*
A partir de los análisis demográficos surgieron nuevas
preguntas sobre la enfermedades epidémicas del siglo XVIII que,
similar a las del Antiguo Régimen en Europa, habían aniquilado a la
permitían medir los cambios demográficos, pues se basaban en
fuentes parciales que no registraban el total de la población y
sólo referían a ciertos grupos (tributarios, familias, etc).
23 Al respecto, consideramos los trabajos de Calvo, Acatzingo,
Cuenya, "El matlazahuatl", Malvido, "Factores de despoblación",
Morin, Santa Inés; Rabell, La población.
24 Cuenya, "El matlazahuatl".
59
sociedad colonial. De manera especial nació un interés por estudiar
sus medios de transmisión y etiología. Así, el matlazahuatl llamó
la atención de los epidemiólogos e historiadores de la medicina.
Pero, como ya se vio, los científicos naturalista del siglo XIX,
como Orozco y Berra y Humboldt, ya habían tratado de definirla.
La historia rural con base en otro tipo de fuentes dio cuenta
a nivel local de algunas repercusiones de la epidemia, como cambios
en la tenencia de la tierra y patrones de asentamiento. A todos
estos trabajos me referiré en su oportunidad de acuerdo con la
temática tratada en cada capítulo. Por el momento debo mencionar
que la característica dominante en estos estudios es que la
epidemia no es tratada como tema central, sino como parte de un
análisis de larga duración de las tendencias generales de la
población y de la economía.
La imagen que actualmente existe del matlazahuatl proviene de
esta literatura, en particular de Cabrera Quintero. Se puede
apreciar que en todas estas obras existe un esfuerzo por tratar de
explicar el tipo de enfermedad: mientras para algunos era similar
al vómito prieto y fiebre amarilla, otros la compararon con el
cólera de 1833 y 1850. Como se verá más adelante, no fue sino hasta
bien entrado el siglo XIX cuando los tratados médicos y científicos
profundizaron más en la epidemia, obteniendo importantes
conocimientos sobre su etiología. Estos logros coincidieron con
avances significativos en el estudio de la peste y el tifo en
Europa y Asia, debido a un desarrollo significativo en la
microbiología y entomología.
60
2. El debate
Los historiadores, médicos y epidemiólogos han enfrentado
diversos problemas para definir el tipo de enfermedad que cobró un
gran número de víctimas entre 1736 y 1739. Al parecer, esta
epidemia se había presentado antes de la llegada de los españoles,
pues se han encontrado registros en algunos códices tempranos
.?*
El matlazahuatl se manifestó con gran intensidad en 1575-1576,
1588, 1595-1596, 1641, 1667 y 1696. A partir de estos años
empezaron a aparecer los primeros tratados médicos sobre esta
enfermedad.
En estos estudios se identifica al matlazahuatl con el
tabardillo, tabardete o fiebre tifoidea, padecimiento común en
España.?** Así, en el Tractado breve de Medicina del doctor García
25 Nicolás León encontró. indicios del matlazahuatl en la época
prehispánica al consultar el vocabulario de fray Alonso de Molina
de 1571, así como varias crónicas y tratados médicos del siglo XVI.
Según León, los primeros testimonios de esta epidemia son de 583
D.C., cuando provocó migraciones del Huehuetlapallan a México. Años
más tarde, en 1116, encuentra otro brote de matlazahuatl que mató
a un gran número de personas originando la caída del reino de
Tollan (León, "Qué era el matlázahuatl", 383-384). Por su parte,
Zinsser se refiere a varias investigaciones antropofísicas con
momias, cuyos hallazgos muestran que las sociedades precolombinas
estaban infestadas de piojos, insectos que transmitían enfermedades
similares al matlazahuatl, como la fiebre de tifo. Zinsser realizó
numerosos estudios médicos e históricos sobre el virus del tifo e
hizo referencia al matlazahuatl. Este científico se apoyó en las
investigaciones de Nathan Brill (1898) y encontró una especie de
tifo recurrente en personas convalecientes de ataques epidémicos,
padecimiento que se ha denominado enfermedad de Brill-Zinsser. En
esta tesis cito un trabajo suyo sobre la historia de la fiebre de
tifo. Ver Zinsser, Rats, 259-261.
26 En España los primeros indicios del tabardillo aparecieron
entre 1557 y 1570. La aparición de esta enfermedad coincidió con
las guerras civiles de esos años en Granada, cuando se presentaron
61
de Farfán de 1579, se describe al matlazahuatl como "la calentura
que llaman tabardete por los puntos y manchas que salen en las
espaldas y pechos".?”” En el primer libro de medicina publicado en
la Nueva España hacia 1570, la Ópera medicinalia de Francisco
Bravo, se detallan otras características de la enfermedad. Con base
en la consulta de varios códices, Bravo identificó el exantema
petequial o erupción de la piel como uno los síntomas más
sobresalientes, debido a que en los pictogramas los enfermos
aparecen cubiertos de manchas parduzcas.*? El nombre nahuatl de la
epidemia parecería confirmar este síntoma al indicar que se trata
de una enfermedad eruptiva: matlatl, red; zahuatl, sarna, erupción
y granos.?”
De esta manera, por esta erupción de la piel y por la
presencia de fiebre elevada, los médicos del siglo XVIII y de
principios del siglo XIX se ¡inclinaron por ¡identificar al
"enfermedades desconocidas" o fiebres, que despoblaron la mayor
parte de la península. Según Zinsser, se trataba de un padecimiento
similar a la fiebre de tifo. El autor cita el libro qu Joaquín
Villalba, E emiol a hi ri X
pestes, editado en 1802, que sostiene que la fiebre ipunticular" o
tabardillo, que desoló la península entre 1557 y 1570, se
transmitió a América por medio del comercio y flotas. Este último
autor a su vez cita la Ópera Medicinalia de Francisco Bravo sobre
el tabardillo de 1570 en la ciudad de México. Pero Zinsser es
partidario de la idea de que la fiebre de tifo existía en México
antes de la llegada de los españoles, aunque ello no invalida que
en las embarcaciones españolas se transportara otro grupo de
enfermedades con características similares al tifo, como la peste.
Zinsser, Rats, 242-246, 255, 263-264.
27 En Fernández del Castillo, "El tifus", 128-130.
22 En Somolinos, "Las epidemias en México", 206-207.
22 León, "Qué era el matlazahuatl", 383.
62
matlazahuatl como una combinación de tifo y fiebre tifoidea.?*” Esta
opinión prevaleció por largo tiempo hasta que a mediados del siglo
XIX se obtuvieron avances significativos en el conocimiento del
tifo y la fiebre tifoidea. En diversas reuniones médicas y a través
de estudios experimentales con enfermos y animales, se concluyó que
el matlazahuatl era una entidad diferente al tabardillo o fiebre
tifoidea europea. Se trataba, entonces, de una enfermedad
infecciosa, similar al tifo europeo con respecto a su
sintomatología y anatomía patológica, y distinta de la fiebre
tifoidea.”
Los síntomas del matlazahuatl mostraban una estrecha afinidad
con el tifo europeo. Desde fines del siglo XIX ya se habían
encontrado variantes del virus de tifo en América, en especial en
Estados Unidos entre inmigrantes europeos. Al parecer, en el nuevo
continente el tifo europeo adquirió rasgos específicos y, al igual
que la peste, el vehículo de transmisión fue la pulga de la rata;
por ejemplo, en un foco epidémico de principios de este siglo XX en
la ciudad de México se encontró el virus de la fiebre de tifo en el
39 Fernández del Castillo, "El tifus", 129-131.
31 En 1846 el doctor Francisco Jiménez escribió un tratado
titulado Apuntes para la historia de la kfiebre petequial o
tabardillo en México, en el que concluyó que el matlazahuatl era
diferente al tabardillo o fiebre tifoidea. A principios de nuestro
siglo continuaron los estudios sobre esta epidemia, debido a los
brotes de tifo ocurridos en el valle de México en 1900, 1915 y
1918. Estas investigaciones demostraron que la enfermedad era
transmitida por el piojo, la pulga y la rata. Ver Fernández del
Castillo, "El tifus", 133.
63
cerebro de las ratas.?* A fines del siglo XIX y principios del XX
la investigación sobre otro padecimiento similar, la peste, también
avanzó gracias a estudios realizados con ratas, pulgas y piojos en
Asia y Australia. Durante los brotes de peste registrados entre
1894 y 1900 en Hong Kong, Bombay y Sidney, los científicos lograron
detectar los vehículos de transmisión de esta enfermedad,
encontrándose en el vientre de la pulga de la rata el bacilo de
Yersin, causante del mal.?*
A mediados del siglo XIX en México los científicos opinaban
que el matlazahuatl era una especie de tifo europeo o exantemático.
Sin embargo, con el paso del tiempo la presencia recurrente del
tifo en el país, así como los diversos testimonios históricos
originados por el matlazahuatl en sus fechas de aparición,
generaron otras opiniones e interpretaciones. Así, se sostuvo que
la sintomatología de la enfermedad había variado en el transcurso
del tiempo.?** También se pensó que se trataba de tifus murino.?*
32 El virus de tipo mexicano-americano de la fiebre de tifo es
transmitido por ratas durante intervalos entre epidemias humanas,
cuya transmisión puede ocurrir de rata a rata por el piojo de este
animal y al hombre a través de la pulga. Zinsser, Rats, 189-191
33 Apoyándose en los estudios de Yersin, Simond concluyó hacia
1898 que la peste bubónica era principalmente una enfermedad de
ratas diseminada por las pulgas de la rata. Por esta razón, el
hombre no era el único o principal agente de transmisión de la
epidemia, por lo que las políticas sanitarias deberían dirigirse a
combatir a las ratas en lugar en enfocar su atención al vehículo
humano de transmisión de la epidemia. Hirst, The Conquest, 133-134,
160-161.
344 En 1956 el médico Germán Somolinos señalaba que el material
histórico disponible no era suficiente para determinar qué tipo de
enfermedad era la que provocó las epidemias de 1575-1576 y 1736-
1738, que comúnmente habían sido designadas como una pandemia de
tifoidea o de tifo. Según Somolinos, el problema consistía en que
64
Esta última enfermedad se transmitía al hombre por la pulga de la
rata, vehículo de contagio también de la peste, como se verá más
adelante.?*
En sus primeros acercamientos al estudio de esta enfermedad,
Elsa Malvido planteó que la epidemia de 1736-1738 no correspondía
a la fiebre tifoidea o fiebre amarilla, ya que "además de los
síntomas característicos del matlazahuatl se presentó una marcada
ictericia", por lo que quizá se trató de una hepatitis epidémica.
Pero sus estudios más recientes apuntan hacia una peste similar a
la registrada en 1902 en Brasil. Esta enfermedad muestra gran
semejanza sintomatológica con el matlazahuatl novohispano. Fiebre,
exantema en la piel, cefalea e inflamación de ganglios linfáticos
(bubones) en el cuello, axilas, espalda, vientre e ingles, eran
entre otros muchos más los síntomas comunes entre la peste
brasileña y el matlazahuat1.?””
el conjunto de síntomas y datos recogidos sobre esta enfermedad no
correspondían a un cuadro definido, por lo que pudo haberse tratado
de varias enfermedades que originaron una confusión entre los
médicos de aquel tiempo. Somolinos, "Hallazgo", 376-377.
35 Para Alvarez Amézquita se trataba de fiebre amarilla,
mientras que para el doctor Fernández del Castillo era una
combinación de fiebre tifoidea con tifo murino (Fernández del
Castillo, "El tifus", 129-131).
36 El tifus murino es una infección natural de las ratas y
ratones. La diseminación de la infección hacia el hombre por la
pulga de la rata es incidental. La enfermedad consiste en fiebre,
cefalea, mialgias y un exantema maculopapular. El tifus murino es
una de las enfermedades más benignas y extendidas en los Estados
Unidos y se le denomina también tifus endémico. Rubenstein y
Federman, "Infecciones", VI:5-6; Woodward y Smadel,
"Rickettsiosis", II:1100-1102.
37 Malvido y Viesca, "La epidemia", 33, citado en Cuenya, "El
matlazahuatl1", 170-171.
65
Otra evidencia a favor de esta idea era que en la Colonia el
término matlazahuatl era utilizado como sinónimo de peste y
pestilencia. Así, la acepción hispana de esta palabra nahua se
identificaba con una enfermedad muy reconocida en Europa: la peste.
Sin embargo, esta enfermedad podía presentarse en diferentes formas
(bubónica, septisémica o hemorrágica). Según Malvido, la población
indígena -sin ninguna defensa inmunológica- pudo haber reaccionado
de manera atípica, generando una sintomatología diferente a la
europea. Esta estudiosa concluye que el matlazahuatl pudo haber
sido una epidemia de peste con manifestaciones hepatoneumónicas.?*
A partir de este panorama general, intentaré adentrarme en la
sintomatología del matlazahuatl. Para ello compararé los
testimonios históricos sobre los síntomas de la epidemia con el
cuadro clínico de otras enfermedades, principalmente con el tifo
exantemático y la peste. El capítulo III sobre la geografía y
propagación de la epidemia también aportará más elementos a este
debate.
3. Etiología y sintomatología
En la obra de Cabrera Quintero aparecen diversos síntomas
vinculados con el matlazahuatl. Los primeros brotes de esta
3% Malvido y Viesca, "La epidemia", 31-32. Por su parte, Cuenya
coincide con la opinión de Malvido de que se trataba de una
epidemia de peste con manifestaciones hepatoneumónicas. Cuenya, "El
matlazahuatl1", 171.
66
epidemia surgieron entre los operarios de un obraje de Tacuba.
Estos enfermos empezaron a presentar los siguientes síntomas:
Todos generalmente dicen acontecerles... un continuado y
universal frío, que sienten en todo el cuerpo, con grave
incendio en todas las entrañas: lo que explican diciendo tener
un volcán de fuego en el estómago, intestinos gráciles y todo
lo restante de la cavidad natural, declarando al mismo tiempo
grande estorbo, dolor, ansiedad, fatiga, ardor y comprensión
en la cavidad vital y región del corazón, con vehemente dolor
de cabeza y rubor de ojos intenso... A muchísimos ha
sobrevenido flujo de sangre por las narices, tan cuantioso e
impertinente en su duración, que uno, y dos días enteros la
estaban echando... [A muchos también les ha sobrevenido
parótidas, aunque en ningún caso ha ocasionado la muerte]
Termínase este accidente ... por un dolor intenso y ardor
sensibilísimo en todos los artículos [reumatismo]. A muchos
sobreviene ictericia tan intensa, que causa admiración la
amarillez de sus cuerpos, de los que viven pocos si no se
socorren muy en tiempo con auxilios propios... A algunos o muy
pocos o les comienza con la enfermedad, o al tercero, o cuarto
día de ella, un delirio o demencia tan intensa. LLamáronle en
idioma del país matlazahuatl, voz compuesta de matlatl, la
red, y por lo parecido, el redaño, y de zahuatl, la pústula o
granos con que sin veer lo que decían a llamar GRANOS EN EL
REDAÑO; O RED DE GRANOS.??*
En el primer apartado mencioné que algunos autores de los
siglos XVIII y XIX se basaron en el libro de Cabrera Quintero para
referirse al matlazahuatl. Así, Francisco Javier Alegre señaló que
este mal era igual a la epidemia de 1575-1576, siendo sus síntomas
característicos "un vehemente frío y temblor en todo el cuerpo, un
fuerte dolor de cabeza y de estómago, una calentura ardiente y un
flujo de sangre por las narices, que era el término de la vida".*"
Esta descripción se apoya en el libro de Andrés Cavo, quien hizo
39 Cabrera Quintero, Escudo
de armas, 38-39, 59-60.
1% Alegre, Historia de la provincia, I1V:375-376.
67
una referencia detallada de los síntomas de la enfermedad,
comparándola con la fiebre amarilla de fines del siglo XVIII. Al
igual que Cabrera Quintero, Cavo señalaba que los enfermos "sentían
frío, dolor de sienes, flujo de sangre, tenían fiebre y se ponían
tan amarillos, que metían miedo y al quinto y sexto día morían o
sanaban, pero con el peligro de recaer, lo que sucedía hasta cinco
veces".*
Alejandro de Humboldt y Manuel Orozco y Berra también trataron
de identificar al matlazahuatl. Como ya se dijo, para Humboldt se
trataba de una enfermedad similar a la fiebre amarilla y
predominante en zonas frías y áridas.*? Por su parte, Orozco y
Berra presentó Em end más detallado de la epidemia, en el que se
percibe la influencia de Cabrera Quintero y Cavo.*?
En todas estas descripciones aparecen ciertos síntomas comúnes
vinculados con el matlazahuatl. En el cuadro 1 presento de manera
sintética dicha sintomatología con el objeto de establecer
4 Cavo, Historia de México, 420.
12 Humboldt, Ensayo político, 46.
4% Según Orozco y Berra, los síntomas de la epidemia eran frío
en todo el cuerpo "en el momento de la invasión". Despúes sentían
un incendio como "de volcán que les devoraba las entrañas",
dificultad para respirar, los "ojos se ponían encendidos y
rubicundos" y cefalea, señal de una fiebre elevada. Una buena parte
de los pacientes sufrían hemorragias nasales durante uno o dos días
continuos. También era frecuente que se formaran parótidas que
llegaban muchas veces a supurarse y muchos enfermos padecían
ictericia, "de la que pocos se escapaban". En lo más agudo de la
enfermedad, al tercer o cuarto día, los enfermos entraban en
delirio tan violento, que era necesario "para sosegarlos usar de
ataduras y crespos". Casi todos los enfermos recaían una, dos y
hasta tres veces, "por falta de dieta". Orozco y Berra, Apéndice,
11:793-795; Historia de la dominación, 64.
68
relaciones con el diagnóstico médico de otras enfermedades. Al
parecer, el periodo de duración de la enfermedad era breve, de uno
a cinco días. Durante los primeros tres días se manifestaban los
síntomas descritos en el cuadro; al quinto día el enfermo sanaba o
moría. No es posible calcular la morbilidad de la enfermedad debido
a que no dispongo de documentos pertinentes, tales como informes y
listas de enfermos de los hospitales.** Sin embargo, como se verá
el capítulo siguiente, la epidemia cobró un gran número de víctimas
en centros urbanos o lugares con una significativa concentración
demográfica, en donde los riesgos de contagio y transmisión de la
enfermedad fueron mayores.
“ La única fuente disponible es un informe de los hospitales
de la ciudad de México. En este documento aparecen las siguientes
cifras: en el hospital Real de Naturales ingresaron 7,283 enfermos,
de los cuales sanaron 4,799; en el de San Juan de Dios 9,402
personas y se curaron 6,575; en el Hospital de Belen ingresaron
4,502 individuos y sólo murieron dos. Informe citado por Orozco y
Berra, Apéndice, 11:795. Proveniente de la misma capital virreinal,
dispongo de otro informe que proporciona cifras más altas de
morbilidad, debido a que se elaboró casi al momento de aparecer la
epidemia. "Informe de José Manuel de Paz, escribano real, con base
en el testimonio de padre fray José Pérez Ruíz, en el que se
menciona el número de enfermos que ingresaron a los hospitales de
la ciudad de México durante la epidemia de matlazahuatl de 1736-
1737. Febrero de 1737". AGI, Audiencia de México, leg. 779, ff. 1-
3v.
Cuadro 1. Síntomas del matlazahuatl de 1736-1739
Testimonios históricos
Origen Sintomatología
Primeros casos Malestar generalizado
en una fábrica de Escalofrío
lana. Dolor de cabeza
Fiebre
Reumat ismo
Hemorragia nasal
Erupción en la piel
Parótidas
Ictericia
Anorexia
Disentería
Vómito
Delirio
Fuentes: Cabrera Quintero, Escudo de armas, 38-39; Alegre, Historia
de la provincia, I1V:375-376; Cavo, Historia de México, 420; Orozco
y Berra, Apéndice, 11:793-795 e Historia de la dominación, 64;
Humboldt, Ensayo político, 46.
Como ya se dijo y se observa en el cuadro, los síntomas del
matlazahuatl muestran gran similitud con el tifo, la peste y
posiblemente con el tifu murino. BEstas enfermedades son
transmitidas por microorganismos denominados rickettsias, que son
pequeños cocobacilos, cuya sobrevivencia requiere recorrer un ciclo
que comprende un insecto vector (piojo, pulga y garrapata) y un
animal huésped o reservorio, la rata, ratón o el hombre.*? Estos
45 En 1910 los médicos Gaviño, Girard, Goldtdern y Anderson
lograron inocular el tifo humano al mono. Un año antes, en Estados
Unidos el doctor Nicolle reprodujo el tifo en monos demostrando que
esta enfermedad era transmitida por el piojo del cuerpo humano. En
la década de los treinta, Von Prowazek y Da Rocha-Lima descubrieron
la presencia de pequeños microorganismos en los tejidos de piojos
aislados de pacientes con tifo (Woodward y Smadel, "Rickettsiosis",
I1:1089-1090). En 1919 se realizó en Toluca el Congreso de
Tabardillo en el cual se concluyó que la transmisión del tifo era
a través del piojo. Ocho años más tarde se descubrió la existencia
70
cocobacilos ocasionan un conjunto de enfermedades infecciosas y
febriles como el tifus epidémico (exantemático), la peste, tifus
murino, la fiebre Manchada de las Montañas Rocosas y la fiebre Q,
entre otros padecimientos. La transmisión al hombre ocurre por la
picadura de piojos, ácaros, pulgas o garrapatas o por la inhalación
de sus heces infectadas; el piojo de la cabeza y del cuerpo humano
también puede difundir la infección de hombre a hombre.
Estas rickettsias se multiplican en los revestimientos de las
celulas del estómago y del intestino, por lo que este tipo de
microorganismos aparece en gran número en las heces de los
insectos. La infección al hombre sobreviene durante el frotamiento
o rascadura sobre la piel del individuo picado por estos insectos.
A través de esta picadura la pulga o piojo inyecta sus heces
infectadas al torrente sanguíneo.*f
De este conjunto de enfermedades, interesa poner la atención
en la peste y el tifo exantemático, en virtud de que ambas muestran
mayor similitud con la sintomatología y posibles medios de
transmisión del matlazahuatl. Al respecto, se debe citar el trabajo
de Márquez Morfin sobre la fiebre del tifo de 1813 en la ciudad de
México, en la que la autora señala que el tifo podía transmitirse
de la rata al hombre a través del piojo del cuerpo humano. Esta
estudiosa encuentra similitudes entre el brote de tifo de 1813 y el
del tifo murino en México, cuyos agentes de propagación eran la
pulga y la rata. Ver Fernández del Castillo, "El tifus", 133.
16 Zinsser, Rats, 220-222; Woodward y Smadel, "Rickettiosis",
II: 1093-1094, 1100-1101; El Manual Merck, 628-630.
71
matlazahuatl del periodo colonial.*”
Por su parte, el germen patógeno de la peste,* es la
Pastereulla pestis, que fue descubierto en 1894 por Yersin. Este
agente también toma el nombre de su descubridor y es conocido como
bacilo de Yersin. El vector de este bacilo es una pulga, la
Xenopsylla cheopis, que se adapta a un determinado huésped, la
rata. En ausencia de la rata, debido a la muerte inusitada de estos
roedores, la pulga o Xenospsylla busca un huésped sustituto, que
precisamente es el hombre. La pulga transmite el germen al hombre
a través de la picadura.*”
En numerosas investigaciones y testimonios históricos sobre la
peste se han encontrado evidencias de muertes de ratas o epizootias
antes de propagarse la enfermedad entre los hombres.*” Ya se dijo
que este bacilo se alberga en el estómago e intestinos de la pulga,
provocándole un abultamiento y un deseo constante de picar para
alimentarse. Al morir su huésped habitual, la rata, la pulga
requiere buscar otro animal o huésped para alimentarse y es así
como ataca al hombre.* Como se verá en el siguiente capítulo,
17 Márquez Morfín, "La desigualdad", 237.
1% "La peste es una zoonosis, una enfermedad animal que sólo
accidentalmente ataca al ser humano, que permanece como intruso
dentro del ciclo elemental del mal que se desarrolla entre las
ratas y sus pulgas". Beltrán, La peste, 387.
1% Pérez Moreda, Crisis de mortalidad, 68; Woodward y Smadel,
"Rickettiosis", I11I:1093-1094.
50 Ejemplos de estos casos se encuentran en Hirst, The
Conquest, 126-135.
51 Hirst, The Conquest, 171, 183-185.
72
estas pulgas requieren de cierta temperatura ambiental para
desarrollarse; un ambiente demasiado frío mina su vida y ciclo
reproductivo. Así, estas pulgas muestran una actividad muy débil en
el invierno y muy importante durante el verano y otoño,*? temporada
que por cierto coincide con los meses de aparición del matlazahuatl
en 1736.
No es raro que la pulga de la rata o Xenopsylla cheopis
buscara al hombre como sustituto, pues estos roedores vivían en
estrecho contacto con los grupos humanos. Era un animal
domesticable y, al igual que el hombre, se había adaptado a
cualquier condición ambiental. El huésped favorito de la X Cheopis
era la rata negra o Ratttus rattus, que se domesticó en Europa
durante la etapa de las Cruzadas.* En el capítulo siguiente se
examinará cómo estos roedores llegaron a América a través del
comercio trasatlántico, adaptándose fácilmente al ambiente de las
ciudades y puertos comerciales del Nuevo Mundo.
Ya mencioné que la peste podía manifestarse bajo tres formas:
bubónica, septicémica y pulmonar. La primera era la manifestación
más extendida en Europa desde fines de la Edad Media hasta
5 Pérez Moreda, Las crisis, 69.
53 Antes del siglo VII, la rata europea vivía en estado
salvaje, posiblemente en el desierto de Arabia. Esta rata emigró a
Europa a principios de la Edad Media con el comercio europeo y las
invasiones sarracénicas. Durante las Cruzadas esta rata empezó a
domesticarse y a seguir los viajes del hombre. Existía otro tipo de
rata, la rata café o novergicus, que provino de China o Mongolia.
Esta rata se diseminó en Europa en los siglos XVIII y XIX. La rata
café es menos sensible a la peste y vivía más alejada del hombre,
de sus viviendas y navíos. Esta rata llegó a América a fines del
siglo XVIII. Zinsser, Rats, 198-202; Pérez Moreda, Las crisis, 69-
70; Hirst, The Conquest, 169.
73
principios del siglo XVIII, aunque estos tres cuadros clínicos
podían estar presentes al mismo tiempo en el transcurso de una
epidemia. La forma bubónica infectaba al hombre a través de la
picadura cutánea de la pulga, originando la aparición de ganglios
o bubas, grandes y dolorosos, en las ingles, axilas o cuello. El
periodo de incubación de la enfermedad era de dos a seis días,
provocando una rápida cadena de reacciones en las celulas, el
aparato circulatorio y el sistema nervioso.**
La forma septicémica era una variante más grave y de efectos
letales más rápidos que la peste bubónica. La muerte sobrevenía de
manera fulminante antes del segundo día, pues el bacilo tenía una
amplia difusión al interior del organismo con un deterioro de las
condiciones generales y abundantes hemorragias. Este tipo de
manifestación era menos frecuente en Europa. Por último, la
manifestación neumónica, con “graves lesiones en las vías
respiratorias (tos, bronquitis y hemorragias), se transmitía por
contacto humano por medio de la tos, la saliva o la inhalación de
gérmenes patógenos suspendidos en un atmósfera húmeda y fría. La
muerte sobrevenía entre el segundo y tercer día.**
En el cuadro 2 se puede observar que el matlazahuatl también
guarda afinidad con el tifo exantemático. Esta enfermedad afectaba
5 Pérez Moreda, Las crisis, 70; Beltrán, La peste, 389-391.
55 Este tipo de manifestación era típica en países fríos o
durante el invierno en lugares con clima templado, aunque en Europa
la peste pulmonar era más rara que la bubónica. La peste neumónica
o pulmonar afectaba las vías respiratorias y también era
extremadamente letal. Pérez Moreda, Las crisis, 70-71; Beltrán, La
peste, 391.
74
al hombre a través de la picadura del piojo del cuerpo humano.
Salvo la presencia de ictericia en el brote de 1736, el cuadro
sintomatológico entre el tifo exantemático y el matlazahuatl
también es muy parecido.
Cuadro 2: Sintomatología de la peste y tifo exantemático
[ Síntomas Vía de transmisión Síntomas generales |
| Peste Pulga de la rata Forma bubónica: Inflamación de
ganglios linfáticos
Fiebre entre 39 y 400 C
Cefalea
Vértigos
Delirio
Mortalidad del 60%
Afección pulmonar
Hemorragias
Vómitos
Tos
Incubación de 6 a 14 días
Contacto Forma pulmonar:
interhumano Mismos síntomas
Complicaciones
pulmonares :bronquitis, dolor
torácico, broncopulmonía
hemorrágica
Letalidad del 99.9%
Forma _septicémica:
Se manifestaba al final de la
epidemia
Atípica
Muerte súbita en dos o tres días
Piojo del cuerpo Escalofríos
exantemático humano Cefalea
Fiebre de 39 a 400C
Exantema en axilas, cara,
muñecas, tobillos y cara interna
de los brazos, abdomen, hombros,
torax, brazos y muslos
Tos seca
Delirio
Nauseas y vómito
Dolor abdominal
Diarrea
Periodo de incubación: de siete a
veintiún días
Fuentes:Pérez Moreda, Las crisis, 70-72; Beltrán, La peste, 389-
391; El Manual Merck, 627-631; Woodward y Smadel, "Rickettiosis",
II:1089-1105; Rubensteiny Federman, "Infecciones por rickettsias",
VI:1-9.
75
Existen síntomas comúnes entre el matlazahuatl de 1736-1738 y
estas dos enfermedades, como escalofríos, parótidas, dolor de
cabeza, fiebre elevada, reumatismo, hemorragia, erupción de la
piel, vómito, anorexia y delirio, entre otros. Sin embargo, entre
los síntomas asociados al matlazahuatl de 1736 aparece "una marcada
ictericia". Seguramente por ello Malvido consideró en un principio
que se traba de hepatitis epidémica.?? La presencia de ictericia
en el cuadro clínico del matlazahuatl también generó confusión en
el pasado. Debido a este síntoma, Cavo y Humboldt pensaron que se
trataba de fiebre amarilla. El problema es que la ictericia es rara
entre las enfermedades transmitidas por las rickettsias.*” Sin
embargo, se trata del único síntoma atípico entre el matlazahuatl
y estas dos epidemias, por lo que Malvido sugirió que el
matlazahuatl era una epidemia parecida a la peste con
manifestaciones hepatoneumónicas. El capítulo III sobre la
329 Malvido, "Factores de despoblación", 54.
1% Las únicas enfermedades transmitidas por rickettsias que
presentan alteraciones hepáticas son la fiebre de Q y la fiebre
Manchada de las Montañas Rocosas. La sintomatología de esta última
enfermedad es muy parecida al matlazahuatl, aunque la ictericia es
menos frecuente, a pesar de haber trastornos del hígado. Esta
enfermedad se transmite al hombre por la picadura de la garrapata.
La fiebre de Q es una enfermedad infecciosa que se caracteriza por
fiebre elevada, cefalea, exantema, delirio e insuficiencia renal.
En México, Canadá, Colombia y Brasil se han registrado casos de
este padecimiento. La fiebre de Q se transmite al hombre por
inhalación de heces infectadas de garrapatas y por la ingestión de
leche contaminada de borregos, cabras y vacas. La sintomatología es
similar a la fiebre Manchada y tifo murino, pero la fiebre de Q no
se acompaña de exantemas cutáneos. Una tercera parte de los
individuos contagiados por la fiebre de Q, cuya enfermedad se
prolonga por largo- tiempo, desarrolla hepatitis con ictericia
clínica. Ver Woodward y Smadel, "Rickettiosis", 1II:11093-1095,
1104-1105
76
propagación de la epidemia seguirá de más cerca la opinón de esta
estudiosa.
El matlazahuatl fue vinculado con el tifo exantemático, cuya
presencia en México data desde antes de la llegada de los
españoles. Lo anterior plantea la siguiente incógnita: si el
matlazahuatl era una enfermedad de tifo antigua, por qué en sus
distintos brotes, como en 1736-1738, adquirió gran virulencia
matando a un porcentaje importante de la población. En 1696 y 1761-
1762 se manifestó el matlazahuatl y en esos años también hubo un
número significativo de víctimas. Este patrón de reincidencias
constantes hace pensar que el hombre no desarrollaba ninguna
inmunidad ante 'la enfermedad. Al respecto, existe otra afinidad con
la peste, ya que sobre esta epidemia no se ha reconocido inmunidad
natural del hombre, aunque después de su curación existe un breve
periodo de inmunidad, que generalmente no dura más de un año. En
Europa esta situación explica las oleadas epidémicas de peste muy
cercanas entre sí, con grados progresivos de virulencia,** patrón
indentificable también para el caso novohispano.
Pero si el matlazahuatl era peste, entonces cabe interrogarse
acerca del origen de la enfermedad, en virtud de que la peste no
era común en el Nuevo Continente. El siguiente capítulo intentará
dar una respuesta al respecto, pero por lo pronto baste señalar que
no descarto al tifo exantemático, que también muestra gran
semejanza con el matlazahuatl. Lo visto hasta ahora hace pensar que
la epidemia de 1736 y 1738 era un padecimiento infeccioso provocado
41 Pérez Moreda, Las crisis, 71.
77
por la familia de las rickettsias. Además de haber una
sintomatología similar, existen otros elementos en su origen y
propagación que hacen pensar en los vectores de la infección. Por
ejemplo, las ratas, los piojos y pulgas podrían explicar los
primeros casos de la epidemia en el obraje de Tacuba. En los
almacenes de lana de este obraje pudieron proliferar las ratas, o
bien entre las fibras de lana manufacturada podían vivir y anidarse
los piojos transmisores del tifo, hecho que explicaría también la
diseminación de la epidemia a través del comercio de lana. Cabe
decir que en Estado Unidos y Asia los primeros brotes de peste y
tifo ocurrieron en lugares en donde se almacenaban textiles o
alimentos.*?
Otra similitud entre el matlazahuatl y el tifo se refiere al
calendario de aparición. El periodo de incubación del tifo era de
catorce a veintiún días, solía aparecer al final del invierno y
hasta bien avanzada la primavera, cuando se conjuntaban ciertos
factores económicos e higiénicos: después de una mala cosecha y una
escasez de alimentos en el verano y otoño, el hambre alcanzaba
puntos máximos en el invierno, al tiempo que el frío desanimaba el
1 En el sur de los Estados Unidos se presentaron casos de
tifo murino entre el verano y el otoño, con una incidencia
importante en centros urbanos, en donde atacaba a personas que
trabajaban en la proximidad de graneros o depósitos de alimentos.
Por su parte, la peste de 1897 en Bombay comenzó con la muerte de
ratas en los almacenes de algodón o fábricas de hilados. Algunos
empleados que trabajaban en esos almacenes o en depósitos de
alimentos fueron los primeros en contraer la enfermedad. Woodward
y Smadel, "Rickettsiosis", II:1100; Hirst, The Conquest, 131.
78
baño y el cambio de ropa.** Como se verá en el capítulo III,
durante la primeravera y verano el matlazahuatl adquirió
características epidémicas al extenderse por gran parte del área
central y del Bajío.
Según Márquez Morfin, en la Colonia el tifo podía diseminarse
de persona a persona sólo por medio del piojo, adquiriendo
proporciones epidémicas cuando había una población infestada de
piojos, sobre todo en momentos críticos como guerras, hambre,
catástrofes naturales y crisis económicas. Hacia 1730 las
condiciones de vida en la Nueva España no eran del todo óptimas.
Hay que pensar en Puebla, en donde la epidemia coincidió con un
periodo de estancamiento demográfico y económico. En el capítulo IV
estudiaré hasta qué punto el matlazahuatl se vinculó con el hambre
o escasez de alimentos. Cabe señalar que el nivel alimenticio de la
población jugaba un papel importante en el desarollo del tifo,
enfermedad que también era conocida como la "fiebre del hambre" .**
Pérez Moreda,
43
Las crisis, 72. En las regiones frías de
Colombia imperaba el tifo epidémico y, en las más bajas, el tifo
murino. Los hábitos higiénicos, como el menor uso del baño,
facilitaban que la población se infestara fácilmente de piojos; en
varias localidades del departamento de Nariño se encontró que entre
un 70 y un 80% de los habitantes estaba infestado por piojos. Lo
mismo sucedía en el siglo XVII en las zonas de clima frío de Canadá
y Nueva Inglaterra, en donde la población era más susceptible a
contraer tifo. Montoya, "Datos", 126; Duffy, Epidemics, 229-230.
4 Márquez Morfín, "La desigualdad", 237. Otros autores
señalan que "el tifo, transmitido por el piojo del cuerpo humano,
se ha presentado siempre en épocas de guerra, hambre y catástrofes
humanas de todas clases; ha sido el factor decisivo en muchas
campañas militares". Raymond y Bennet, Medicina Interna, 11:1088.
15 Así se le nombraba en Inglaterra y cobraba un gran número
de víctimas entre las capas más pobres de la población, sobre todo
vagabunos y mendigos. Pérez Moreda, Las crisis, 71-72.
79
El matlazahuatl no marcó distinción entre pobres y ricos, entre
españoles e indios, pero sin duda fue más severa para aquellos
sectores pobres de indios, mestizos y castas que habitaban en las
populosas ciudades del virreinato.
El siguiente capítulo intentará adentrarse en otro rasgo
sobresaliente del matlazahuatl: su expansión por gran parte del
virreinato. La geografía de esta epidemia también permitirá conocer
otros elementos de su origen y medios de transmisión. Así, ese
capítulo intentará establecer más puentes de comparación entre el
matlazahuatl1, la peste y el tifo. Por ahora puedo concluir que
entre estas enfermedades y el matlazahuatl existe una
sintomatología muy parecida, pero aún falta por conocer más
elementos para identificar el patrón epidemiológico y vehículos de
diseminación de la epidemia de 1736-1738. A continuación pretendo
abordar este tema a través del análisis geográfico de la expansión
del matlazahuatl, con el objeto de presentar un nuevo acercamiento
al estudio de su origen y propagación.
80
CAPÍTULO III: ORIGEN Y PROPAGACIÓN
El matlazahuatl de 1736-1739 ha sido estudiado principalmente
por demográfos y por historiadores de la medicina. Los primeros han
contribuido a describir el severo impacto que tuvo entre los
diversos grupos sociales de la Nueva España, mientras que los
segundos se han centrado en el análisis de la sintomatología,
aunque como se vio sin llegar todavía a un consenso sobre lo que
era dicha enfermedad. Sin embargo, aún se desconocen los mecanismos
de transmisión de la epidemia. Así, en este capítulo me propongo a
ahondar precisamente en esta dimensión, a saber, su propagación por
gran parte de la Nueva España.! Ya hice referencia a que los
síntomas del matlazahuatl son similares a los de la peste y el
tifo. Este capítulo no perderá de vista estos dos padecimientos
para analizar el origen y expansión del matlazahuatl entre 1736 y
1739.
El capítulo estudia la propagación del matlazahuatl con base
en la correlación de tres variables principales, la climática, la
demográfica y la del tiempo-distancia. El análisis de estas
variables también permite explorar otros modelos de propagación de
la enfermedad, como el del comercio de la lana, el de los caminos
* Una pandemia es una epidemia extendida a muchos países, o
que azota a casi todos los individuos de un país. Una epidemia es
una enfermedad accidental transitoria, generalmente infecciosa, que
ataca al mismo tiempo y en el mismo país o región a un gran número
de personas (Diccionario Tecnológico, 343, 751). No encuentro gran
diferencia entre es :3 dos términos, sobre todo si se aplican al
caso del matlazahuat. de 1736-1739. Así, para esta tesis prefiero
emplear de manera genérica el término epidemia.
81
y el de centros-periferia. Más que dar una respuesta contundente
sobre qué era el matlazahuatl, este capítulo intenta presentar a
través de un juego de variables un panorama general de su impacto
y expansión geográfica. Este ejercicio no sólo pretende desechar o
reafirmar opiniones sobre el origen de la enfermedad, sino también
plantear nuevos elementos que sirvan de guía a investigaciones
futuras.
Para el análisis de la propagación me apoyaré en diversos
mapas. En éstos se presenta la información disponible sobre el
número aproximado de muertos y la duración de la epidemia en las
localidades afectadas. Los mapas no sólo sirven para ubicar la zona
de afectación, -sino también permiten vincular las evidencias de la
enfermedad con el clima, el nivel de concentración demográfica, el
tiempo de recorrido de la enfermedad, el tráfico comercial y los
caminos. A simple vista, la representación cartográfica muestra el
gran alcance geográfico del matlazahuatl, que entre 1736 y 1738 se
extendió por el altiplano central, el Bajío, Occidente y Norte de
la Nueva España (Mapa 1).
El capítulo está estructurado en dos partes. La primera está
dedicada a desentrañar el origen del matlazahuatl en la Nueva
España. A partir de la opinión de Malvido, me interesa profundizar
en torno a su tesis de que el matlazahuatl provino de Europa, tal
y como había ocurrido con otras enfermedades infecciosas ocurridas
después del contacto español. Este apartado también explora la
vieja opinión de que esta epidemia surgió en un obraje de Tacuba,
aspecto vinculado con la etiología de la enfermedad. En virtud de
82
que los primeros brotes de la enfermedad aparecieron entre los
operarios de un obraje, el apartado intenta examinar si en la lana
germinó el agente del contagio, es decir, las pulgas y piojos,
transmisores de la enfermedad al hombre.
La segunda parte del capítulo se refiere a los modelos de
propagación del matlazahuatl. Este segundo apartado se subdivide a
su vez en varios incisos de acuerdo con cada una de las variables
consideradas. Primero vinculo los registros de la epidemia tomando
en cuenta la variable climática, en la que se verá en qué medida la
temperatura en ciertas localidades favoreció o inhibió la aparición
de la enfermedad. La segunda variable es la demográfica, en la que
asocio la duración de la epidemia y número de muertos con el nivel
de concentración demográfica.
La última variable es la del tiempo de recorrido de la
epidemia, desde su foco inicial de infección en agosto de 1736
hasta octubre de 1738, la fecha más tardía de su aparición, según
los registros disponibles. Esta variable permite ¡identificar
diversos patrones regionales de expansión; por ejemplo, se
distinguen áreas en donde el avance de la epidemia fue más rápido
o en donde fue más lento. Existen lugares cercanos al origen de la
infección que fueron contagiados entre cuatro y seis meses después
de agosto de 1736, mientras que en otros más alejados el contagio
ocurrió en un tiempo más corto. Esta relación entre tiempo y
distancia da cuenta también del rol que jugaron los caminos y el
tráfico comercial en la diseminación de la enfermedad. De esta
última variable se derivan tres modelos de propagación: el del
83
intercambio de la lana, el de los caminos y el de centros-
periferia, todos ellos destacan el papel del comercio en la
expansión del contagio. Considero que el comercio fue una de las
principales vías de la difusión de la epidemia. Cabe recordar
aquella frase de Cavo, quien dijo que por "la falta de policía de
no cortar con tiempo la comunicación con los lugares apestados", el
Norte había sido contagiado.?
1. El origen
Los primeros brotes de esta enfermedad se presentaron en
agosto de 1736 en un obraje situado en los alrededores de la ciudad
de México, en Tacuba. Al igual que otros pueblos del valle de
México, Tacuba contaba con varias instalaciones de este tipo
dedicadas a la manufactura de la lana. Según Cabrera Quintero, "en
aquel obraje vaporoso, entre sus lanas había madurado el fruto del
estrago".? Tal afirmación, mito o realidad, se ha sostenido sin
mayores reservas en diversos documentos y trabajos sobre el
matlazahuatl de 1736-1739. Esta tesis es una ocasión propicia para
revisar este testimonio, confirmando co desechando diversos
supuestos. Tal ejercicio permitirá a su vez un primer acercamiento
a las características del origen y propagación del matlazahuatl.
2 Cavo, Historia de México, 421. Durante los brotes de peste
del siglo XVII en Europa se promulgaron diversos bandos prohibiendo
la circulación de personas y entrada de mercaderías procedentes de
lugares infectados, con el fin de evitar la propagación de estas
enfermedades (Cipolla, ¿Quién rompio las rejas?, 131; Beltrán, La
peste, 352-355).
3 Cabrera Quintero, Escudo
de armas, 76.
Mapa 1. Expansión y duración de la epidemia, 1736-1739
Simbología:
Periodo de aparición
agosto a diciembre 1736 %
enero a junio 1737
O Julio a diciembre 1737
O eneroajunio 1738
O julio a diciembre 1738
Periodo de extinción
(CT) 0a 6 meses
7 a 12 meses
MN 13 2 18 meses
MN 194 24 meses
Escala 1.8 000 000
Lista de localidades afectadas por la epidemia de 1736-1739. Mapas
1, 2, 3 y 4
1. Tacuba
2. Azcapotzalco
3. Coyoacán
4. Cd. México
5. Xochimilco
6. Toluca (Metepec y Amanalco)
7. Chalco
8. Ecatepec
9. Tepozotlán
10.Tepoztlán
11.Cuernavaca
12.Tlaxcala
13.Puebla
14.Cholula
15.Zinacantepec
16.Tecali
17.Zacatelco
18.Tulancingo
19.Real del Monte
20.Xalapa
21.Tizayuca
22.Tepeji del Río
23.Ixtlahuaca
24.Acatzingo
25.Atlacomulco (Temascalcingo, Xiquipilco)
26.Tepeaca
27.Maltrata
28.Tlalpuhagua
29.Querétaro
30.0zumba
31.Atlixco
32 .Huachinango
33.Texcoco
34.Tecali
35.Tenango del Valle
36.Tetela de Ocampo
37.Sultepec
38.Dolores
39.Orizaba
40.Zacualpa (Malinaltenango, Ixtapa, Cuitlapilco)
41.San Juan del Río
42.Tula
43.San Luis de la Paz
44.Charcas
45.Yautepec
46.Silao
86
47 «Santa Fé Gto.
48 .San Miguel El Grande
49 . Celaya
50 . Sayula
51 .Naupan
52 .San Luis Potosí
53 .Santa María del Río
54 .Tlaxomulco
55 . Coatepec
56. León
57 «Santiago Compostela
58 .Antequera
59 .Santa María de los Lagos
60. Zaachila
61 . Chapala
62. Ixtlahuacán
63 .San Juan de los Lagos
64 «Santa María de los Lagos
65. Colotlán
66 «Xalatlaco
67 .Tilapa
68 . Huayacocotla
69. Maravatío
70 . Cuquío
71 .Ahuacatlán
72 . Tlaltenango
73 .Tepetitlán
74 «Valladolid
75. Guadalcázar
76. San Juan del Río
77 .Nochixtlán
78 .Parras
79. Tepechitlán
80 . Durango
81 .Nombre de Dios
82 .Aguascalientes
83 .Ciénega de Mata
84 .Parral
85. Canatlán
86. Papasquiaro
87. Zacualtipan
87
En cierto modo, el mapa 1, que ¡intenta representar el
calendario de expansión del matlazahuatl, confirma el señalamiento
de Cabrera Quintero. De acuerdo con las fechas de su aparición, la
epidemia se fue propagando de Tacuba a Coyoacán, Tacubaya,
Xochimilco, Azcapotzalco y la ciudad de México; y del valle de
México hacia el resto del virreinato (Ver apéndice, cuadro 3). Sin
embargo, existen algunas preguntas en torno a por qué Tacuba fue el
origen del contagio, y por qué los primeros brotes aparecieron
entre los operarios de un obraje. En el capítulo II se vio que
existe un viejo debate acerca de qué tipo de enfermedad era el
matlazahuatl. Como ya dije, si el matlazahuatl era tifo o peste es
una cuestión que no podré agotar en este capítulo, aunque sí
pretendo descartar afirmaciones y abrir nuevos caminos a la
investigación.
La similitud del matlazahuatl con esos dos padecimientos
obliga a poner atención en dos viejos acompañantes del hombre, las
ratas y los piojos. En relación con la epidemia de 1736 cabe
preguntarse de dónde provino el contagio; un obraje se antoja como
un medio favorable para la proliferación de ratas y piojos, sobre
todo en lugares en donde se almacenaban los fardos de la lana o
bien entre las fibras de las prendas manufacturadas. Entonces si en
la lana estaba "el fruto del estrago", hay que preguntarse de dónde
procedían las ratas enfermas o de dónde provino la lana del obraje
de Tacuba. Para empezar a desahogar este conjunto de preguntas, a
continuación exploraré dos hipótesis en torno al origen de esta
epidemia, distintas a los del origen de Tacuba: una relacionada con
88
la procedencia europea de la epidemia y la otra con una causa
interna, específicamente del Norte de la Nueva España.
Las recientes investigaciones de Malvido sugieren que esta
epidemia pudo haber llegado del Atlántico por Veracruz, en virtud
del patrón epidemiológico inaugurado con el contacto europeo.* Las
siguientes líneas retoman la sugerencia de Malvido, con el fin de
explorar si el brote de 1736 provino de fuera, en particular de un
barco o flota europea.
Como animales trepadores, las ratas no encontraban obstáculos
para subir a los barcos y podían hacerlo caminando por las cuerdas
o amarres de las embarcaciones, como bien lo revela la película de
Disney sobre Pocahontas. En los barcos las ratas hallaban un medio
idóneo para subsistir, pues podían desarrollarse entre la comida,
el papel y los textiles, además del hacinamiento e insalubridad que
debió prevalecer en dichas embarcaciones. Seguramente las largas
travesías deterioraban el ambiente y la convivencia humana, sobre
todo si se piensa en los casi tres meses de duración de un viaje
entre Cádiz y Veracruz.
La rata negra europea O Rattus rattus debió llegar al Nuevo
Mundo a través de estas embarcaciones del comercio trasatlántico.*
* En varios encuentros académicos la profesora Elsa Malvido me
sugirió investigar en el posible origen europeo del matlazahuatl de
1736-1739.
3 Como anuncié en el capítulo 11, la rata negra se propagó en
Europa a través del comercio con los puertos del Mediterráneo. A
principios de la Edad Media estos roedores comenzaron a emigrar
conforme creció el comercio europeo con Asia. Existía otro tipo de
ratas, la rata café, pero ésta llegó a Europa en el siglo XVIII y
a fines de ese siglo a América, procedente de Inglaterra. Zinsser,
Rats, 189-190, 198-199, 201-202.
89
Como se sabe, la pulga de este animal juega un rol importante en la
transmisión de la peste y el tifo. En América se encontraron
evidencias del virus de la fiebre de tifo en la pulga y cerebro de
las ratas.* Estos roedores se adaptaron rápidamente a las
condiciones climatológicas de la Nueva España y proliferaron en las
populosas ciudades del virreinato, así como en los puertos, en
donde buscaban cobijo y alimento en graneros y parajes. La rata
negra era de costumbres sedentarias, pero podía viajar cortas
distancias. Un largo trayecto sólo era posible si era transportada
entre los sacos de granos y fardos de diversas mercancías. Así, el
movimiento de este tipo de ratas podía coincidir con las rutas de
tráfico entre ferias, puertos y ciudades de importancia.”
En relación con el matlazahuatl, surgen varias preguntas en
torno al papel que jugaron las ratas durante la epidemia. En el
caso de las ciudades de México y Puebla, que sufrieron con
intensidad la epidemia, no encontré ningún indicio que permita
asegurar que en ese tiempo haya habido una proliferación inusitada
de ratas enfermas o muertas. Debido a que en estas urbes las ratas
eran comunes, quizá un aumento de ellas o bien sus muertes no
llamaron la más mínima atención.? Otra duda se refiere a las
$ Zinsser, Rats, 190-191.
7 Pérez Moreda, Las crisis, 609.
f Durante la peste italiana de 1630 se mataron gatos y perros
por considerarse que en su pelo estaba "el portador del miasma
mortífero". Tal matanza se hizo sin "sospechar en lo más mínimo que
lo único que se conseguía matando a aquellos animales era facilitar
la proliferación de ratas, verdaderas causas del mal, se tratara o
no de peste o de tifus exantemático". Cipolla, ui rompió las
rejas?, 30.
90
propias migraciones de las ratas como medio de transmisión de la
enfermedad. Las ratas sólo emigraban a lugares cercanos durante el
verano cuando crecía la vegetación y maduraban las semillas.? En
el caso del matlazahuatl, su calendario de aparición en la zona
granera del valle de México no coincide con la temporada migratoria
de las ratas;* dicho calendario tampoco explica los brotes en
puntos más alejados, en donde es más difícil atribuir la infección
a las migraciones de las ratas.
Pero hay que retomar la idea principal del apartado en
relación con la procedencia europea del matlazahuatl de 1736. El
siglo XVIII en Europa no fue un periodo exento de pestes. En
Andalucía ocurrieron brotes ¡importantes en 1708-1711; la más
catastrófica del siglo fue la de 1720-1722 en Marsella, que obligó
a una radical reforma hospitalaria y preventiva.!! A simple vista
resulta díficil vincular estos eventos con el matlazahuatl, pues
entre éste y las pestes europeas existe un largo intervalo de
* Zinsser, Rats, 208.
12 En el valle de México las cosechas se levantaban desde
principios de octubre hasta fines de noviembre. En varios centros
graneros, como el valle de México, Toluca y Cuernavaca, la epidemia
se propagó meses después, entre diciembre y enero. Sobre este
calendario agrícola, véase Florescano, Precios del maíz, 17.
11 Algunos estudiosos afirman que el siglo XVIII no fue un
periodo de crisis y mortandad para la España interior. Esta
creencia está respaldada en una disminución y erradicación de la
peste durante el siglo XVIII. Sin embargo, Pérez Moreda critica
este planteamiento, pues asegura que entre 1708 y 1711 hubo hambre
y escasez. En los años de 1723, 1734 y 1754 la mortalidad infantil
aumentó por viruela, sarampión y tosferina. Por su parte, Biraben
detecta brotes de peste en Granada y Sevilla hacia 1708-1711, que
coinciden con los años del hambre señalados por Pérez Moreda. Pérez
Moreda, Las crisis, 327-336; Biraben, Les hommes, 1:388, 393-394.
91
catorce a veinticinco años. Ahora hay que explorar el asunto de las
embarcaciones que arribaron a Veracruz en fechas próximas al
surgimiento del matlazahuatl.
Entre 1729 y 1732 llegaron dos flotas provenientes de Cádiz;
quizá la primera podría haber traído el contagio en virtud de su
relativa cercanía cronológica con la peste de Marsella de 1720-
1722. Pero la aparición del brote de 1736 se encuentra más próxima
a la fecha de la flota del teniente don Manuel López Pintado, que
salió de Cádiz el 22 de noviembre de 1735 y desembarcó en Veracruz
el 5 de marzo de 1736. Además de estas flotas, en esos años
debieron llegar navíos de permisión inglés que transportaban
esclavos, como el Royal Prince que arribó entre 1723 y 1724. A
partir de 1737, el comercio regular entre Cádiz y Veracruz se
interrumpió debido a la guerra entre España e Inglaterra y en su
lugar empezaron a llegar flotas de potencias neutrales y algunos
buques de guerra que conducían azogue para las minas.?*
Es difícil vincular estas últimas embarcaciones con el
matlazahuatl porque llegaron después de su primera manifestación en
Tacuba, además de que no se cuenta con un registro preciso de su
procedencia y llegada. Sin embargo, hay que fijar la atención en la
flota que arribó a Veracruz en marzo de 1736. Por desgracia, ignoro
el tipo de mercaderías que transportaba, aunque en general se sabe
que esos buques traían papel, acero, especias, vino, vinagre,
12 Lerdo de Tejada, Comercio exterior, "Apéndice documental.
núm.l1. Noticias de las flotas que vinieron de España a Veracruz,
desde el año de 1561 en que comenzaron, hasta 1777 en que llegó la
última", s.n. Agradezco a Matilde Souto la referencia de este
documento.
92
aceite, alcaparras, libros, medicinas y textiles.!?! Según Chaunu,
una flota, constituida por cerca de 20 barcos, tenía una
tripulación que podía variar entre 2,000 y 4,000 hombres. En un
periodo de tres años, llegaban dos flotas que permanecían por lo
regular unos ocho meses cada una, tiempo suficiente para transmitir
al puerto cualquier enfermedad traída por la tripulación.?*
El aprovisionamiento de alimentos a estas flotas procedía del
Anáhuac o altiplano central. Este abasto era posible gracias a la
oleada de arrieros que llegaban al puerto, cerca de un millar de
hombres y dos o tres mil mulas. Además de transportar estos
víveres, los arrieros conducían las mercaderías europeas al
interior de la Nueva España, principalmente a su destino final, la
ciudad de México.!! De este modo, no es difícil imaginar que en ese
ir y venir de los arrieros haya viajado el germen del contagio al
valle de México, aunque resulta intrincado pensar que las ratas
hayan soportado esa larga travesía a lomo de mula, al menos que lo
hicieran en carretas.
No es tan sencillo vincular la flota de López Pintado con el
origen del matlazahuatl. Por desgracia no dispongo de evidencias de
13 Real Díaz y Carrera Stampa, Las ferias, 34.
14 Chaunu, "Veracruz", 543.
15 El puerto de Veracruz carecía de víveres para abastecer de
alimentos a estas flotas. La arriería del altiplano transportaba
todos los víveres requeridos por las embarcaciones. Cuando llegaban
las flotas, la población de Veracruz se triplicaba. Así, "este
puerto era, ante todo, una ciudad episódica, un confluente que va
y viene". Al final de cuentas, Veracruz no era otra cosa que un
simple lugar de transbordo del eje México-Sevilla. Chaunu,
"Veracruz", 543, 546.
93
esta enfermedad en Veracruz, primer punto de llegada de la
embarcación; incluso por falta de datos ignoro si el brote de 1736
llegó a ese puerto. La ruta de transmisión de la enfermedad de
Veracruz a la ciudad de México debió tocar las siguientes
localidades: Veracruz-Xalapa-Puebla-México. Los registros
parroquiales disponibles hasta el momento impiden reconstruir esta
ruta. Los brotes de viruela y tabardillo de 1734 y 1735 registrados
en Puebla difícilmente pueden vincularse con la embarcación de
López Pintado.
Por lo anterior, resulta muy complicado saber si en la
embarcación de López Pintado viajó el agente del contagio, a menos
que se piense en los barcos de contrabando cuya procedencia y
llegada es difícil de rastrear, aunque se sabe que Veracruz
controlaba el comercio transoceánico.' También se puede pensar en
los barcos de permisión inglés que transportaban esclavos negros.
En general, estas flotas procuraban llegar al puerto de Veracruz
antes o después de los meses de ciclones que eran de octubre a
febrero;* quizá el brote de agosto procedía de alguna embarcación
que había llegado en el segundo mes, febrero. Como se ve, el
panorama es más complejo y requerirá de mayores investigaciones. En
estos párrafos tan sólo he presentado un primer acercamiento al
problema. Ahora ahondaré en otra hipótesis sobre el origen de esta
16 La preeminencia de Veracruz en el tráfico comercial
transatlántico era total, pues no había otros puertos de esta
envergadura, o bien eran muy insignificantes. "En efecto, no
tenemos ninguna razón para dudar del movimiento total de Veracruz".
Chaunu, "Veracruz", 536.
17 Souto, "La política".
94
epidemia.
En una cronología sobre epidemias y hambrunas en el valle de
México, se menciona que el matlazahuatl de 1736 "probablemente
comenzó en el Norte y al llegar al Centro de la Nueva España
precipitó una crisis de subsistencia".? Ignoro cuáles son las
fuentes que sustentan dicha afirmación, pero quizá este supuesto
adquiera otro significado si se piensa en el abasto norteño de lana
cruda o vellón al obraje de Tacuba. Los principales centros de
abastecimiento de lana estaban en el Norte, principalmente en
Sinaloa, Durango, San Luis Potosí, Chihuahua, Coahuila y Zacatecas;
otra zona importante era Dolores, San Miguel y San Luis de la
Paz.?”
Seguramente el lector se preguntará en qué medida estos fardos
de lana provenientes del Norte y del Bajío transportaron la rata
enferma a Tacuba. Como ya dije, estos roedores viajaban fácilmente
en sacos de lana, pieles o tejidos. Pero si el contagio provino del
Norte y del Bajío debieron ocurrir en estos lugares algunos brotes
de epidemias similares al matlazahuatl antes de su aparición en
18 Espinosa et _al., Cronología, 109.
19 Durante el siglo XVII la ganadería del altiplano central
pasó a estos nuevos ranchos del Norte, que se encontraban desde el
Nuevo Reino de León hasta Coahuila y Texas. Por ejemplo, en el
siglo XVIII la lana de Texas tenía un amplio circuito comercial,
que se extendía a Zacatecas, San Miguel, Querétaro, México y
Puebla. Asimismo la producción ganadera de Nuevo México tuvo gran
demanda en los distritos mineros de Parral y Chihuahua. Existen
indicios también de un comercio regular con la ciudad de México,
aunque en 1734 se prohibió este comercio de ovejas, ganado y lana
a la capital virreinal. Esta medida fue abolida unas décadas
después. Miño, Obrajes y tejedores, 274-277; Salvucci, Textiles y
capitalismo, 74-75; Baxter, Las carneradas, 26, 31-32.
95
Tacuba. En el capítulo I se vio que en estas zonas existen pocas
evidencias de epidemias durante el primer tercio del siglo XVIII;
en el Septentrión las epidemias de gran magnitud no ocurrieron
hasta la segunda mitad del siglo. De todos modos, debo señalar que
entre 1736 y 1737 aumentaron los entierros de Monterrey, Alamos y
Paso del Norte.?* Por desgracia, estos registros no asocian este
aumento con alguna epidemia, por lo que deben entenderse como meras
suposiciones en cuanto al origen norteño del matlazahuatl.
En suma, el estado de la investigación hasta el momento no
permite aseverar con algún fundamento que el matlazahuatl se
originó en Europa o en el Norte de la Nueva España. No pretendo
desechar del todo estas hipótesis, pero sí advertir los problemas
que giran en torno a esas propuestas. Así pues considero que el
origen de esta epidemia se desarrolló en el propio corazón del
virreinato, quizá en aquel obraje "vaporoso de Tacuba", tal como
fue sugerido por Cabrera Quintero hace casi 260 años.
1.1 El obraje de Tacuba
El obraje de San José Tacuba se encontraba en el camino a
20 En Paso del Norte el número de entierros registrados en 1736
y 1737 fue de 94, mientras que el promedio anual en los siguientes
seis años fue de 30. Por su parte, en Alamos, de 1736 al primer
bimestre de 1737, se enterraron 218 personas, cifra que significaba
un aumento de más del doble del promedio anual de entierros de los
siete años subsiguientes. En Monterrey se observa un fenómeno
similar, ya que en 1736 los entierros fueron casi el doble de los
registrados en 1737. AGN, "Libro de entierros de la parroquia de el
Sagrario de Monterrey", rollo IEM, 44412; "Libro de entierros de la
parroquia del Paso del Norte", rollo 20142 LO 76-B; "Libro de
entierros de la parroquia de Alamos", rollo AEM, 46142 MXV-2.
96
Azcapotzalco. Esta última localidad resultó afectada por la
epidemia tres meses después que Tacuba. Entre septiembre y octubre
de 1736 la epidemia empezó a contagiar a varios pueblos del valle
de México, como Coyoacán y Tacubaya, en donde por cierto también
había obrajes dedicados a la manufactura de la lana (Ver Apéndice
al final del capítulo, cuadro 3). Seguramente estos obrajes
mantenían las condiciones ideales para el desarrollo de roedores,
causantes de la enfermedad. Una descripción de un obraje de
Coyoacán de 1660 señalaba lo siguiente:
En los obrajes cerrados, impedidos de salir veíanse
obligados a hacer sus necesidades más imperiosas...,
durmiendo allí... Eran el sitio donde se refunden todas
las plagas de la miseria, donde se juntan todos los
colmos de la infelicidad.”'
El obraje de San José Tacuba estaba cerca de un puente de
piedra que "colindaba al oriente con la casa que llaman Obispo".
Este obraje contaba con bodega, recámaras y cocina y, según una
visita de 1637, había numerosos indios, mestizos y laboríos "que
entraban y salían libremente [y se averiguó] estar siempre las
puertas abiertas".?” Ignoro la ubicación exacta del obraje de
Tacuba, pero se sabe que estas fábricas se construían cerca de las
21 "Visita de los obrajes de paños en la jurisdicción de
Coyoacán, 1660", en Carrera Stampa, "El obraje", 156.
22 "Visita practicada por la real audiencia al obraje de San
José Tacuba. 1637", en Miño, Obrajes y tejedores, 58. En 1737 hubo
una caída en las ganancias del obraje de Tacuba, de 5,802 pesos 1/2
r (1736) a 1,467. Según Miño, esta caída se explica por la feria
que se celebró en 1737 en Xalapa y en la cual los comerciantes de
las provincias tuvieron una beneficiosa participación (Miño,
Obrajes y tejedores, 61-63). Sin embargo, es importante notar que
tal descenso coincidió con el matlazahuatl1, que quizá provocó una
disminución significativa en el suministro de mano de obra.
97
corrientes de agua; por ejemplo, los de Coyoacán estaban a un lado
de los afluentes que iban a la laguna de Xochimilco y en Puebla
estaban al oriente de la ciudad, cerca del río San Fransisco,
"destino de todas la inmundicias de la ciudad".* Es probable que
el obraje de Tacuba estuviera en las márgenes de los ríos Hondo,
San Joaquín y Consulado; el abasto de agua a Tacuba provenía en
gran medida del río Tacubaya, donde nacían varios manantiales.?*
La cercanía de estos obrajes a los cursos de agua fue un
ingrediente más para su insalubridad. En las ciudades novohispanas,
como México y Puebla, los ríos, fuentes de agua y pilas públicas
eran receptáculos de todo género de desperdicios. Los ríos recibían
innumerables desechos de las fábricas de hilados, curtidurías y
zahurdas, además de las aguas negras que corrían por la
superficie.? Los primeros brotes del matlazahuatl surgieron en
varios pueblos de la periferia de la capital virreinal. En esos
lugares, al igual que en otros fuera de la traza urbana, habitaba
23 Salvucci, Textiles y capitalismo, 89-90.
2 Desde el siglo XVI se establecieron varias curtidurías en
la calzada de Tacuba, lo que generó diversos conflictos con el
ayuntamiento por el uso del agua; además del "hedor producido por
el trabajo de las pieles que molestaba a los vecinos". Musset, El
aqua, 181. Sobre conflictos similares en esa zona en el siglo XIX,
véase Suárez Cortez, "Industria y agua", 57-59.
23 La limpieza y mantenimiento de las fuentes de agua y pilas
públicas fue motivo de preocupación para las autoridades
municipales poblanas. A pesar de un sinnúmero de esfuerzos
gubernamentales, la contaminación del agua era un problema
cotidiano. Durante época de lluvias había inundaciones producidas
por el río San Francisco y "sus aguas se ensuciaban con materias
orgánicas en descomposición y desechos de rastros, tenerías,
velerías y tocinerías, así como gran parte del centro de la
ciudad". Cuenya, "El matlazahuatl", 135-148.
98
un gran número de indios que vivían en pésimas condiciones de
higiene, pues no contaban con un suministro apropiado de agua y
letrinas. También hay que señalar que los pueblos y barrios de los
alrededores eran el destino de la basura recolectada en el centro
urbano .?**
Los pueblos de las inmediaciones de la ciudad de México
contaban con las condiciones ideales para el desarrollo de las
ratas y, por ende, para originar el germen del contagio. Así, quizá
el planteamiento de Cabrera Quintero en torno a que en el obraje de
Tacuba "maduró el fruto del estrago", no estaba tan lejos de la
realidad, además de que entre las fibras de la lana de ese obraje
podían albergarse las pulgas de las ratas y los piojos. Pero la
lana como medio indirecto de contagio obliga a considerar aspectos
de su proceso de manufactura y transporte; así también se deben
vincular los indicios de la epidemia con otras variables, como la
ambiental y la del comercio, temas que desarrollaré más adelante.
El hecho de originarse en un obraje, además de la similitud
sintomatológica con la peste y el tifo, hizo pensar que el
matlazahuatl se había propagado a través de la ruta de la lana, tal
como había ocurrido con las pestes europeas del siglo XIV.” Otra
evidencia que parece apoyar esta idea se encuentra en el trabajo de
26 Dávalos, "Higiene ambiental", 23.
27 El uso creciente de vestidos de lana facilitó la propagación
del tifo, como ocurrió en 1490, cuando la enfermedad se extendió
hacia Levante y Asia, en donde se vendían estas prendas. Lo mismo
ocurrió con la epidemia de tifo que se propagó en el norte de
Africa entre 1940 y 1945, a través del tráfico comercial de
productos transportados en sacos de lana. McNeill, Plaques, 158-
159; Braudel, El Mediterráneo, 1:236.
99
Cuenya, quien encontró que en Puebla los primeros brotes de la
enfermedad surgieron en un barrio de tejedores.?”*
Así, hay elementos para imaginar que esta epidemia pudo
haberse extendido por medio de la comercialización y consumo de la
lana. Pero antes de proseguir con este planteamiento, es necesario
describir algunas características del proceso de manufactura y
transporte de la lana. Uno de los primeros tratamientos de la lana
cruda era la limpieza con agua caliente o fría en lavaderos que se
encontraban junto a las corrientes de agua o en los ríos. La
limpieza podía hacerse antes de su empaque y venta a los
fabricantes de paños y tela, o bien en los propios obrajes.*? A los
obrajes llegaba mucha "lana sucia" y en su limpieza intervenían
varios trabajadores. En España este proceso ocurría en la temporada
de estiaje, debido a que la lana perdía cerca de dos tercios de su
peso. Se trataba de una tarea ruda que según los involucrados
"ocasionaba con frecuencia fiebres".?"
En la Nueva España la limpieza también era una labor
22 Cuenya, "El matlazahuatl", 173, 233 y nota 30.
22 Antes del lavado, la lana era sometida a un proceso
denominado "apartado", que consistía en discriminar diferentes
grados de vellón de acuerdo con la parte del animal esquilado. Un
borrego podía producir "lana cañonuda" para frazadas y sarapes,
lana de buen "filamento" para telas y bayetas ordinarias y lana más
fina para "paño sisceno", considerado igual al mejor que provenía
de Europa. Los ganaderos separaban la lana al trasquilar, pues este
proceso en raras ocasiones se hacía en los obrajes. Salvucci,
Textiles y capitalismo, 79.
309 Al respecto, una crónica española de 1579 señalaba que: "Yo,
gloria a Dios, estoy libre de las tercianas que tenía... y así
pienso ahora en entrando en el lavadero, guardarme de los soles si
fuere posible porque esto de andar entre las lanas es cosa muy
enferma". En Basas, "Burgos en el comercio", 320, nota 74.
100
fastidiosa, pues la "lana puerca" era limpiada en una solución
tibia de orina vieja (fuente de amoniaco) y agua; luego era
sumergida en agua fría para separarla de la "grasa de la lana"
(lanolina) y la materia ajena que constituía casi la mitad del
peso.?* Después de la separación y lavado de la lana, venía el
hilado y tejido que finalmente formaban la tela burda.*? El teñido
era otro proceso importante y se hacía directamente en la lana,
después de "varearla" o golpearla con varas gruesas. Para fijar el
tinte en la lana y variar sus tonos se le aplicaba mordiente,
alumbre o alcaparrosa.
El teñido de la lana exigía grandes cantidades de agua y
tintes. Se empleaba una tinaja hirviente, en la que se diluían
productos químicos como ácido sulfúrico o vitriolo. Todo ello
"hacía que el trabajo en un obraje fuese sofocante, fétido y
peligroso". Una vez teñida, la lana volvía a almacenarse en espera
de su hilado y manufactura. Los obrajes fabricaban telas de una
gran variedad de colores, verdes (oscuro, esmeralda y limón), uva,
blanco, negro, amarillos y púrpura. Había lana sin teñir que servía
para hacer frazadas y telas ordinarias, así como telas burdas para
los esclavos de las plantaciones.?”?
31 Salvucci, Textiles y capitalismo, 79.
2 La última fase de la manufactura era el batanado, que
consistía en ajustar y apretar la tela mediante un batán que era
una rueda giratoria con mazos, movida por agua. Para los obrajes
era indispensable contar con un batán, pues no había un gran
mercado para las telas crudas. Salvucci, Textiles y capitalismo,
83.
33 Sobre el proceso de teñido en los obrajes, veáse Salvucci,
Textiles y capitalismo, 79-80.
101
Es difícil saber si este proceso de manufactura era suficiente
para eliminar todas las impurezas de la lana o, en nuestros
términos, si servía para matar cualquier insecto, como pulgas o
piojos. A mediados del siglo XIX en Europa la mortalidad por tifo
se redujo también por la sustitución de prendas de lana por
algodón, debido a que éste era hervido y la ebullición mataba los
piojos transportadores de la enfermedad.?** En ningun momento de la
manufactura la lana era hervida, aunque en su limpieza y teñido se
empleaban grandes cantidades de agua y productos químicos. Es
posible que en el teñido se mataran algunos insectos, debido al uso
de diversos ácidos. Pero había mucha lana que no se teñía y era
vendida para hacer prendas corrientes, que comúnmente utilizaban
los pobres de las ciudades y del campo
En Tacuba se fabricaban paños burdos y muy pesados, pues se
tejían apretadamente en "telares de ancho", con un terminado de
fieltro característico de las telas batanadas.?! Se puede pensar
que en estos paños estaba el germen del contagio y que la difusión
de la enfermedad se debió a la amplia circulación de los productos
de lana elaborados en los obrajes. La lana servía para hacer desde
telas muy finas, hasta paños burdos y sencillos. Sombreros,
uniformes religiosos y militares, cobijas, mantas para caballos,
costales, jergas, bayetas, eran entre otros muchos los productos
34 Pérez Moreda, Las crisis, 71.
35 Salvucci, Textiles y capitalismo, 81.
102
elaborados en los obrajes.?**
Otro aspecto importante a considerar es el de los métodos de
transporte de la lana, en cuyas pacas y fardos podían viajar las
ratas. En España la lana cruda que llegaba de largas distancias
venía en carretas, en donde se agrupaban los sacos o fardos de lana
lavada; estos sacos eran hechos con una "tela grosera y basta
llamada marga". La lana iba fuertemente empaquetada en estos sacos,
que se apretaban con estibas de varios pares, así como ovillos de
hilo para coserlos.?” Los estudios sobre embalaje y transporte para
el caso novohispano son más limitados. Seguramente este sistema no
era muy distinto del español, aunque para el siglo XVIII en ciertos
trayectos empezó a ser más frecuente la recua de mulas para el
transporte de mercaderías.?*
Una carreta era un vehículo grande con dos ruedas y era tirada
por ocho o seis animales (bueyes o mulas). Si la carga era
demasiado pesada se preferían los bueyes, pero para viajes muy
largos las mulas demostraban ser más resistentes y rápidas. Una
carreta tenía una capacidad de carga mayor al de las mulas, ya que
podía llevar un cargamento de hasta 1,800 kilos (160 arrobas),
mientras que una mula sólo llevaba sobre su lomo un promedio de 135
316 Las bayetas producidas por los obrajes eran más comunes y
de uso corriente entre los pobres. Tanto indios como mestizos y
españoles, se vestían con tela común, "palmilla", hecha en los
obrajes. Salvucci, Textiles y capitalismo, 92-96.
37 Basas, "Burgos en el comercio", 317-320.
3% Así ocurría en el camino real a Chihuahua, debido a que las
recuas eran más costeables, sobre todo para viajes muy largos. Esto
no significó que dejaran de emplearse las caravanas de carretas
para ciertos viajes. Hadley, Minería y sociedad, 115-116.
103
kilos.?*
Las carretas ofrecían mejores comodidades de viaje a las
ratas, pues además del espacio la carga se mantenía sin movimiento
hasta su destino. En cambio, las mercancías transportadas por mulas
cambiaban continuamente de lugar, de animal a animal o bien al
descargar a las mulas que descansaban en un punto intermedio.*”
Es difícil imaginar que estos roedores viajaran desapercibidos y
sin ningún problema en el lomo de las mulas. De todos modos, sí se
puede pensar que las pulgas de esos roedores y piojos lo hicieran,
principalmente entre las jergas y zaleas de lana que protegían a
los animales, o bien en los empaques de lana y cuero y las
numerosas prendas y telas fabricadas en los obrajes. Muchas
mercancías eran embaladas en jergas, costales, sacos y botas de
cuero y lana; las jergas y vaquetas servían para proteger la
mercadería contra la lluvia y el polvo.** En los últimos apartados
volveré al tema de transporte y del comercio de la lana en relación
con la expansión de la epidemia.
Quizá los vestidos de lana fueron otro medio de propagación de
la epidemia, en virtud de que en sus fibras podía haber piojos y
pulgas en contacto directo con el cuerpo.*? Aunque la ropa de lana
319 Hadley, Minería y sociedad, 114-115; Salvucci, Textiles y
capitalismo, 68; Suárez, Camino real, 43-49.
1% Hadley, Minería y sociedad, 116.
4 Suárez, Camino real, 63-64.
* Los piojos del cuerpo humano aumentaron en el momento en que
empezaron a usarse las prendas de vestir. En lugar de hacerlo en el
pelo del hombre, los piojos depositaban sus huevos o liendres en
las fibras de la ropa, obteniendo así un alto grado de protección
104
podía usarse en cualquier temporada del año, su uso era más
generalizado en el tiempo de frío y en los distritos mineros del
Norte, en donde las bajas temperaturas obligaban a vestirse con
telas gruesas.**' Sin embargo, como expondré más adelante, el patrón
de propagación del matlazahuatl complica este planteamiento, pues
la enfermedad apareció en todos los meses del año y en localidades
con características climatológicas diversas.
Por lo anterior, no es tan fácil vincular el uso de vestidos
de lana con la enfermedad, ya que se requiere revisar cuestiones
ambientales y de tráfico comercial, aspectos que desarrollaré en
los siguientes apartados. A continuación me referiré a la variable
climática, en la que se hace la correlación entre los brotes de la
epidemia y el clima local, considerando que bajo determinadas
temperaturas los piojos y pulgas podían vivir o anidarse. Este
análisis intenta buscar algún patrón epidemiológico de incidencia
de la enfermedad. Del mismo modo, con esta variable se intentan
vincular las condiciones climáticas con cierta preferencia en el
y movilidad. Los piojos podían permanecer bajo la ropa en contacto
directo con la piel del hombre. Inmediatamente después de la
concepción, los piojos depositaban sus huevos en las fibras de la
ropa y la germinación o salida del cascarón ocurría de varias
maneras. A una temperatura normal del cuerpo humano, el rompimiento
del cascarón del huevo podía ocurrir en una semana, pero si
súbitamente se exponía al calor o bajaba la temperatura este
proceso podía durar más de un mes. En un clima cálido las pulgas de
la rata vivían fuera del huésped sólo unos cuantos días. Zinsser,
Rats, 177-182; Hirst, The Conquest, 156.
4 A consecuencia de las bajas temperaturas registradas en
Europa en el siglo XIV, se generalizó el uso de prendas de lana
entre diversos sectores de la población, principalmente entre los
campesinos. El uso creciente de vestidos de lana facilitó la
propagación del tifo, como ocurrió en 1490. McNeill, Plaques, 158-
159.
105
uso de las prendas de lana.
2. Modelos de propagación
Antes de exponer el análisis de las variables climática y
demográfica debo mencionar brevemente el tipo de fuentes utilizadas
en este capítulo. Además de los estudios de demografía histórica,
la mayor parte de la información proviene de los libros de
entierros de 80 parroquias, ubicadas en el altiplano central,
Bajío, Occidente y Norte. Otro grupo de fuentes son crónicas e
informes locales, así como solicitudes de exención de tributos.
Para cada parroquia hice un conteo anual de los entierros
registrados desde 1736, año en el que aparecieron los primeros
brotes en Tacuba.** Debo advertir que se trata de un conteo rápido
pero significativo pues obtuve una amplia visión del alcance
geográfico de la epidemia.
Después de esta revisión, ordené la información por mes y año
de aparición de la enfermedad, con lo que fue posible elaborar los
mapas 1 y 2 referentes a la expansión geográfica y estacional del
matlazahuatl.*% Estos registros no sólo dieron cuenta del número
14 Se trata de una evaluación aproximada, ya que para medir la
magnitud de una epidemia o crisis demográfica, cuya duración se
extiende más allá de dos años, debe considerarse el promedio anual
de las defunciones de los diez años anteriores con la cifra de
defunciones del año de la crisis. Este cálculo se realiza mediante
la fórmula de Dupaquier. Sobre este procedimiento, véase Rabell, La
población, 46.
15 Pérez Moreda realiza un estudio similar para reconstruir la
extensión geográfica de la peste castellana de 1596-1602. A partir
de la correspondencia oficial entre la Corte y las localidades
106
aproximado de muertos y fechas de aparición de la epidemia, sino
también de su duración.* Asimismo incluí información de las
solicitudes de exención de tributos de varios pueblos del valle de
México y Toluca. Un rasgo de estas fuentes es que la mayor parte de
ellas menciona que la epidemia duró más de dos años. Se puede
pensar que tales estimaciones son exageradas, sobre todo si se
considera el interés de muchos pueblos por prolongar por más tiempo
la condonación de tributos. En unos cuantos casos esta información
fue corraborada con los libros de entierros, en los que comprobé
que había congruencias en las fechas de inicio y término de la
epidemia.*”
Los registros de entierros, crónicas y solicitudes de exención
de tributos permitieron conocer el avance y en cierto modo el
impacto diferencial del matlazahuatl. Aunque no emprendí un
análisis estadístico, considero que sí se obtuvo un panorama
afectadas que utilizó Bartolomé Bennassar, Pérez Moreda busca
información adicional en los registros parroquiales. De este modo,
identifica nuevos lugares no incluidos en el estudio de Bennassar
y elabora varios mapas que ilustran el alcance de la epidemia.
Pérez Moreda, Las crisis, 257-265.
16 En el Apéndice aparecen dos cuadros sobre la duración de la
epidemia y las cifras aproximadas de muertos. Esta información
sirvió de base para la elaboración de los mapas.
17 El 9 de diciembre de 1738 el cura del pueblo de Atlacomulco
informaba que "la epidemia comenzó el 2 de mayo de 1737 y se aplacó
el 19 de marzo de 1738, pero fue hasta abril cuando feneció
completamente". "Respuesta a la orden enviada por el alcalde mayor
a los curas de los partidos de San Felipe, Temascalcingo,
Atlacomulco y Xocotitlán para que informen del tiempo que duró la
epidemia". AGN, Tributos, v.47, .€e.15. Estos datos fueron
confirmados al revisar la lista de entierros de la parroquia. Ver
AGN, "Libro de entierros de la parroquia de Atlacomulco", rollo de
microfilm núm. 24209 L-R.
107
general de esta epidemia, cuyo objetivo primordial es animar
trabajos futuros de demografía histórica en diversas parroquias.
2.1 El clima
Para el estudio de una epidemia es importante considerar la
variable ambiental o climática, pues permite detectar cierto patrón
de incidencia epidemiológica. Las rickettsias requieren para su
desarrollo de ciertas condiciones ambientales. Por ejemplo, la
fiebra Manchada de las Montoñas Rocosas se presenta en gran medida
al final de la primavera y principios del verano, periodo que
coincide con la máxima actividad de las garrapatas; mientras que el
tifo murino prevalece en el verano y otoño y el cocobacilo de la
peste se desarrolla con facilidad en el verano, sobre todo a una
temperatura entre los 25 y 340C.**
En relación con el matlazahuatl de 1736, no se identifica un
patrón fijo de aparición, pues sus brotes aparecieron en todos los
meses del año. A simple vista se puede observar que las localidades
fueron afectadas conforme a su cercanía o lejanía del foco inicial
del contagio, Tacuba. Entre agosto y diciembre de 1736 los valles
1% La multiplicación y la actividad de estas pulgas
transmisoras de la peste ocurren entre los 20 y los 250C, mientras
que la humedad que le es favorable es entre un 90 y 95%. De esta
manera, el clima mediterráneo de Europa, por su mayor grado de
humedad, fue más propicio al contagio de la peste que el Atlántico.
Los piojos, vectores de la fiebre de tifo, al igual que las pulgas,
disminuyen su actividad en una persona cuya temperatura desciende,
o bien a una temperatura ambiente por debajo de los 100C o cuando
sobrepasa los 300C. Woodward y Smadel, "Rickettiosis", II: 1093-
1094; Beltrán, La peste, 388-389.
108
de México y Toluca se encontraban bajo los estragos de la
enfermedad; en enero de 1737 la epidemia se extendió a Cuernavaca,
Puebla y Tlaxcala. En la primavera de ese año el matlazahuatl atacó
Pachuca, Real del Monte, Tulancingo y Zinacantepec. Después de
julio, el Bajío y el noroeste del valle de Toluca empezaron a
padecer la epidemia. De diciembre de 1737 a octubre de 1738,
Oaxaca, el Norte y el Occidente de la Nueva España reportaron sus
primeras víctimas (Ver mapa 1).
A grosso modo este calendario no permite identificar un modelo
de incidencia epidemiológica. Pero si se vincula este calendario
con las condiciones climatológicas y el tiempo de duración de la
epidemia, es posible distinguir algunos patrones que conviene
mencionar.*? Las localidades afectadas del Centro mostraban una
gran diversidad climática: tierras muy frías y altas como las del
valle de Toluca, tierras altas y templadas del valle de México,
Puebla,*” Tlaxcala y Pachuca y tierras más calientes y bajas de las
vertientes del Pacífico, como Cuernavaca, Yautepec y Xantetelco y
el sureste del valle de Toluca; en general, en esa área central la
1% Para calcular la temperatura media anual me basé en cartas
geográficas de este siglo, considerando que el clima de hace más de
doscientos años no debió ser muy diferente al actual. Ver Atlas.
5 En el área de Puebla fueron afectados los pueblos de la
Sierra Norte que, a pesar de no estar en el altiplano, pueden
considerarse como tierras frías. En esta zona identifiqué a Naupan,
Huachinango, Zacatlán y Tetela de Ocampo. Sobre una caracterización
geográfica de esta área, véase García Martínez, "Consideraciones
corográficas", 45-47.
109
temperatura media anual se ubicaba entre los 10 y 220C.*'
La segunda zona que se puede considerar de gran impacto por la
epidemia es el Bajío y Norte, la primera mantenía una temperatura
templada y semicálida entre los 12 y 220C y era más baja que el
altiplano, entre 1 700 y 1 900 metros. Varias localidades de esta
área fueron afectadas a partir de junio de 1737, como Querétaro,
San Miguel de Allende, Silao, León, Celaya, Salamanca e Irapuato,
entre otras. En el Septentrión la epidemia afectó San Luis Potosí,
Zacatecas, Durango, Nombre de Dios, Papasquiaro, Parral, Parras y
Hualahuises, entre otras localidades (Ver mapa 1). Se trata de un
área más seca, con clima extremoso en el invierno y verano; ahí la
altitud deja de incidir en el clima, sobre todo al norte del
Trópico de Cáncer.
La tercera zona está identificada con el sureste y las
vertientes del Golfo y Pacífico, en donde la propagación de la
epidemia es más tenue o nula. Es un área más húmeda con clima
templado y cálido, en donde se hallaban Orizaba, Xalapa,
Huachinango, Huayacocotla, Colima, Ahuacatlán y Compostela. En el
sureste está Oaxaca que es el único punto afectado por la epidemia
en esa dirección; esta localidad mantiene rasgos y nexos más
estrechos con el altiplano. En toda esta zona prevalece un clima
1 Esta distinción entre tierras calientes, templadas y frías
se deriva de la diversa altitud que existen de la costa al
altiplano. La altitud constituye uno de los factores que más
modifican nuestro clima, fenómeno relevante en el altiplano en
donde los diversos grados de altitud repercuten en su diversidad
climática: "las tierras bajas y altas se encuentran próximas unas
a otras". García Martínez, "Consideraciones corográficas", 10-11,
13.
110
entre los 18 y 260C. Hacia la vertiente occidental la epidemia se
expandió a Valladolid, Cuitzeo, Zapotlán, Sayula, Chapala, la Barca
y otras poblaciones más (Mapa 1). El Occidente mantiene un clima
templado y semicálido entre 12 y 220C, su altitiud es menor al
altiplano central y va disminuyendo conforme se avanza al oeste y
se aproxima a su vertiente.
Así pues el matlazahuatl apareció en lugares con condiciones
climatológicas diversas, aunque se percibe una mayor incidencia en
zonas de clima frío y templado. El único patrón identificable con
el uso de prendas de lana es el de las áreas templadas y frías del
altiplano central y las sierras. Es importante fijar la atención
en los lugares en donde no aparecen indicios de la epidemia. Al
parecer, esta epidemia no atacó localidades de las costas del
Pacífico y Golfo, así como tampoco Tabasco, Campeche y Yucatán.
Zsta ausencia debe tomarse con cautela, pues el hecho de que no
haya indicios no significa que no hayan padecido la epidemia;
muchos libros de entierros no la registraron debido a que se
elaboraron tomos especiales de la peste (Ver mapa 1 y Apéndice,
cuadro 3).*”?
De todos modos, algunas de estas referencias negativas tienen
532 En Salvatierra, Acámbaro, Zamora, Indaparapeo, Tlazazalca,
Uruapan, Xantetelco, Alfajayucan, Paso del Norte y Álamos no
aparecen registros de la epidemia en las actas de entierros. Para
otras localidades no se localizaron libros de entierros de fecha
cercana a la epidemia o bien había vacíos de información. Tal fue
el caso de Taxco, Irapuato, Múzquiz, Teocaltiche, Pachuca,
Zinapécuaro, Candela, Monclova, Chihuahua, Saltillo, Tepehuanes.
Sin embargo, gracias a otros estudios, como los de Brading, Morin
y Deeds, sabemos que en las localidades mencionadas del Bajío y
Michoacán sí se presentó la epidemia, al igual que en Tepehuanes.
111
un rasgo común, pues corresponden a lugares con poca población,
incomunicados y con clima extemadamente cálido. Un ejemplo es
Tixtla, cerca de Chilpancingo, en donde se sabe que
no ha habido ni se ha experimentado decadencia alguna...,
especialmente que fue Dios Nuestro Señor servido por su
infinita misericordia librar a toda la jurisdicción de la
fúnebre epidemia de matlazahuatl que en los años antecedentes
experimentó esta Monarquía.”
Además de Tixtla, Cabrera Quintero menciona que los partidos
de Teutila, Yahualica, Huayacocotla y Nochixtlán se libraron de la
peste.** Con excepción de Huayacocotla y Nochixtlán, no se han
encontrado indicios de la epidemia en las localidades antes
mencionadas. Pero en general, se puede decir que Teutila y
Yahualica tenían menos comunicación regular con el altiplano
central. Otros ejemplos ilustrativos son Yucatán y el sureste hacia
Guatemala, los cuales "no son, propiamente hablando, la Nueva
España". Es decir, se trata de zonas con desarrollos históricos
independientes del área central y sus vertientes, que sufrieron
procesos de despoblamiento y descomposición regional a raíz de la
conquista. Además en Yucatán y el sureste prevalecía un clima más
33 "Declaración del capitán don Diego de Sandoval Rascón al
cuestionario del conde de Fuenclara, 1742-1743", en Solano,
Relaciones Geográficas, 11:468, 477 y 472.
54 Cabrera Quintero, Escudo de armas, 511-512.
35 En la época colonial, Yucatán, Campeche, Tabasco e incluso
Coatzacoalcos formaban parte más bien de la región de los istmos
que de la Nueva España. El sistema económico de la Nueva España
únicamente desembocaba en Veracruz. El cabotaje de ese puerto con
sus vecinos era insignificante, pues apenas representaba las cinco
centésimas partes del conjunto del movimiento de Veracruz (Chaunu,
"Veracruz", 530, 536). Otra explicación geográfico-histórica sobre
el carácter marginal e independiente de esta zona, se encuentra en
112
cálido, situación que podría vincularse con una menor demanda de
prendas de lana. A fines del siglo XVIII en Yucatán y Cuba algunos
militares expresaron su inconformidad por usar uniformes de lana.**
Sin embargo, la variable climática no parece explicar por sí
sola la aparición de la epidemia en otros lugares con clima
caliente y con comunicaciones más regulares con el área central.
Por ejemplo, la epidemia afectó Oaxaca, Colima, Compostela,
Ahuacatlán, La Barca, Tepatitlán, Lagos y Zapotlán, lugares todos
en donde las altas temperaturas reinantes pudieron haber
desalentado el uso de la lana y, en consecuencia, un empleo más
generalizado del algodón (Ver mapa 1).* Aunque el matlazahuatl
apareció en todas las estaciones y meses del año, se percibe una
mayor incidencia en zonas de clima templado y frío del altiplano
central y el Bajío, debido en gran medida a su relativa cercanía
con el foco inicial de infección. Este patrón epidemiológico puede
explicarse por el uso más frecuente de vestidos de lana, aunque
todavía hacen falta más elementos para explicar la aparición de la
enfermedad en estos lugares cálidos del Occidente y sur de la Nueva
España.
Las pulgas y piojos requieren de ciertas condiciones de
humedad; al parecer un clima caliente extremadamente seco inhibe su
pleno desarrollo. Gran parte del área de afectación del altiplano
García Martínez, "La organización colonial", 89-90.
56 En Salvucci, Textiles y capitalismo, 96.
57 Miño, Obrajes y tejedores, 134-135; Salvucci, Textiles y
capitalismo, 28-29.
113
central estaba en un área relativamente seca, con un índice de
humedad anual entre 55 y 65%; Oaxaca, Valladolid y Guadalajara
corresponden a ese mismo rango. Otras localidades más húmedas,
entre 65 y 75%, eran Colima, Ahuacatlán y Compostela; mientras
Xalapa se encontraba arriba de los 75%. El área del Septentrión
estaba en un área más seca, de 45 a 55%.
La pulga se desarrolla favorablemente a una temperatura ideal
de 15 a 200C y con bastante humedad ambiental; el frío impide que
sus huevos germimen y se mueren a menos de 10C o 12C, lo mismo
sucede si la temperatura se eleva a más de 200C y la humedad cae
por debajo del 70%.*? Se puede considerar que las zonas afectadas
se encontraban en un ambiente favorable para la vida de estos
insectos, o sea que estaban bajo una temperatura media anual de 12
a 200C, aunque con un índice de humedad no muy alto (55 a 65%), con
excepción de las vertientes húmedas y cálidas del Golfo y Pacífico,
en donde se ubican Xalapa, Colima, Ahuacatlán y Compostela.
Otro rasgo importante vinculado con el desarrollo de estos
insectos es el calendario de aparición de la epidemia. En el mapa
2 se observa que gran parte del área central fue afectada entre la
primavera y el verano, con excepción de las ciudades de México,
Toluca, Chalco, Cuernavaca, Puebla, Tlaxcala, contagiados en el
invierno. Transcurrieron entre cuatro y seis meses para que estas
localidades resultaran afectadas por la epidemia, a pesar de su
relativa cercanía con el foco inicial de infección, Tacuba.
5% Pérez Moreda, Las crisis, 68-69.
Mapa 2. Calendario de aparición y extinción de la epidemia por estaciones del año.
LL
Simbología:
Inicio Fin
Otoño-Invierno
Primavera-Verano
Escala 1.8 000 000
115
Posiblemente la lentitud de la llegada de la epidemia a las
localidades del valle de México obedezca al invierno, época en la
que, como se ha visto, disminuía la actividad y vida de las pulgas
y piojos.
Existen diversos patrones en el calendario de aparición y
extinción de la epidemia. Por brevedad, en estas páginas no me
referiré a todos ellos, sino sólo a aquellos que considero más
significativos para el planteamiento del argumento. En el área
central no se aprecia un calendario homogeneo de aparición y
extinción de la epidemia, quizá por la diversidad climática
característica del altiplano. Sin embargo, en lugares ubicados en
las vertientes húmedas del Pacífico y Golfo es posible identificar
un patrón más uniforme. Por ejemplo, en Orizaba, Xalapa y
Huayacocotla la epidemia duró poco tiempo y cesó en los meses de
calor, cuando la temperatura podía ascender a más de 220C. Lo mismo
ocurrió con Compostela, Colima y Ahuacatlán, en donde la epidemia
duró cinco meses y se extinguió entre abril y agosto. Es posible
que las altas temperaturas de esos meses cálidos hayan inhibido
rápidamente el pleno desarrollo de pulgas y piojos y que ello
explique el corto periodo de duración de la enfermedad (Ver mapas
1 y 2).
En el otro extremo, existen lugares con clima muy frío, como
Toluca y el Septentrión, en donde el fin de la epidemia coincidió
con la llegada del invierno y con temperaturas menores a 10 oC.*”
52 Esta disminución en la actividad de pulgas durante los meses
de invierno se comprobó en el caso de la peste de 1630-1631 en
Monte Lupo. En el invierno la epidemia parece haber desaparecido,
116
En Toluca, Ixtlahuaca, Tenango del Valle, Sultepec, Zacualpa y
Metepec la epidemia se extinguió en los meses fríos. En el invierno
otras localidades del Septentrión también se libraron de la
enfermedad, como Zacatecas, Guadalcazar, Charcas, Nombre de Dios,
San Juan del Río, Durango, Canatlán, San Juan del Río, Parras y
Parral; lo mismo ocurrió con San Luis de la Paz, Celaya, San Juan
del Río y Querétaro (Ver mapa 2). Un dato interesante es el de
Parral, Canatlán y Papasquiaro, en donde la epidemia tan sólo
perduró seis meses. Además de ser lugares con menos población, es
posible que este corto tiempo obedezca a las bajas temperaturas
invernales, ambiente que minaba la vida de piojos y pulgas.
En suma, la variable climática puede explicar los brotes de la
epidemia en ciertos lugares por un uso más generalizado de prendas
de lana, aunque en otros tal explicación es limitada. Por ejemplo,
en las zonas templadas y frías del valle de México, Toluca y
Puebla-Tlaxcala quizá los vestidos de lana fueron un medio de
contagio, pues su uso en la temporada de invierno coincidió con las
primeras manifestaciones de la enfermedad. Pero este patrón no se
distingue para el Bajío, Occidente y Norte, que fueron afectados en
los meses de calor, cuando supuestamente el uso de prendas de la
lana era menor. Así es posible que para esas zonas la epidemia se
haya expandido por otros medios y no sólo a través del uso de ropas
de lana, aspecto que se verá más adelante.
La propagación de la epidemia en otras localidades más cálidas
pero al llegar la primavera las pulgas empezaron a desarrollarse y
a proliferar "recrudeciendo la epizootia que a su vez atizó a la
epidemia". Cipolla, ¿Quién rompió las rejas?, 63.
117
y húmedas, como Colima, Ahuacatlán, Cuernavaca, Xalapa y
Guadalajara, tampoco puede definirse por el uso de vestidos de
lana. Incluso la extinción invernal de la epidemia en el
Septentrión y Toluca se contrapone con un uso más frecuente de
vestidos de lana. Sin embargo, el cese de la epidemia sí puede
explicarse por la entrada del invierno, en virtud de que la
temperatura descendía bruscamente y mataba a los piojos y pulgas.
Del análisis de esta variable se desprende que los climas
extremosos o demasiado fríos, como los del Septentrión y del valle
de Toluca, minaron la actividad de la epidemia; un fenómeno similar
ocurrió con los climas cálidos de las vertientes del Pacífico y
Sur. Este patrón climático no se identifica para el altiplano
central, en donde los tiempos de duración de la epidemia no se
explican por la llegada de inviernos y veranos. Pero el clima
templado del altiplano, sin cambios radicales en la temperatura,
pudo haber sido ideal para el desarrollo de estos insectos. De ahí
el largo tiempo de duración de la enfermedad, hecho que también se
encuentra vinculado con el nivel de concentración demográfica,
variable que expondré a continuación.
2.2 La demografía
En este apartado presentaré un panorama general del impacto
diferencial de la epidemia con el fin de identificar sus polos de
irradiación. Para ello correlaciono número de muertos y tiempo de
duración de la epidemia. En general, se percibe que el matlazahuatl
118
fue más severo y duró más de un año en aquellos lugares con más
población, a diferencia de localidades más pequeñas en donde
subsistió por unos cuantos meses. Este corto periodo también puede
estar vinculado con ciertas condiciones climatológicas que
inhibieron la proliferación de pulgas y piojos.
El mapa 3 proporciona una imagen aproximada del impacto
demográfico de la epidemia, ya que gran parte de la información
proviene de un conteo general de las listas de entierros, con
excepción de las cifras extraídas de los estudios de demografía
histórica (Ver Apéndice, cuadro 4). Por desgracia, para el periodo
de estudio no se dispone de datos exactos sobre población. Los
trabajos de Gerhard proporcionan el número de tributarios por
jurisdicción civil en los años anteriores al matlazahuatl, mientras
que en otros trabajos sólo se cuenta con cifras parciales para
algunos centros urbanos. Consideré las cifras de Gerhard para tener
una “¡imagen aproximada del número de habitantes antes de la
epidemia, aunque sólo se refieren a un sector de la población.*”
$ El primer censo general de población se elaboró después de
la epidemia, entre 1742 y 1743. Las cifras de tributarios proceden
de las obras de Gerhard, quien presenta datos para fines del siglo
XVII y principios del XVIII. Tal información en Geografía histórica
y La frontera norte. Cabe advertir que estos datos de población
corresponden al número total por jurisdicción civil durante los
años de 1680 a 1735.
Mapa 3. Número de muertos y duración de la epidemia
Simbología:
Número de muertos
6LL
O) > 5000 muertos
O 3000 y 1000 muertos
O 1000 y 500 muertos
O < 500 muertos
Duración
E > 12 meses
E 6 y 12 meses
L < 6 meses
Escala 1.8 000 000
120
En el capítulo I se vio que el periodo anterior al
matlazahuatl fue de crecimiento demográfico en el Bajío y Norte,
mientras que en el Centro tal incremento fue más gradual. También
hubo importantes desplazamientos en la ocupación de la frontera
septentrional, así como de consolidación de ciertos espacios y
zonas socioeconómicas. La geografía de la epidemia reflejada en los
mapas muestra este escenario, pues se aprecia un claro predominio
de afectación en el Centro y una línea de contagio continua hacia
el Bajío y el Septentrión, mientras que hacia el sur y sureste la
línea de avance de la epidemia es más tenue o nula.** Lo anterior,
sin duda, muestra los rasgos fundamentales de la geografía
novohispana (Ver mapas 1 y 3).*%
Entre 1680 y 1735 gran parte de la población del virreinato se
hallaba en el altiplano central. Era un área densamente poblada de
indios y españoles, que habitaban en localidades muy comunicadas
entre sí y con centros urbanos importantes.% Los valles de México,
Toluca, Cuernavaca y el área de Puebla-Tlaxcala, que contaban con
$1 Existe un mapa de la distribución demográfica entre 1640-
1821 que expresa este mismo panorama: un alto nivel de
concentración demográfica en el Centro y Bajío, así como un avance
poblacional hacia el Noroeste y Noreste. La ocupación hacia el sur
es más tenue y aislada. Ver Atlas.
$2 En el transcurso del siglo XVII se consolidaron los rasgos
fundamentales de la geografía novohispana: la preeminencia de una
capital dominante y centralizadora y con ella el predominio del
área hegemónica del altiplano, enriquecida con la colonización del
Bajío, el activo proceso de expansión hacia el Norte, la
subsistencia y dependencia de las vertientes del Golfo y Pacífico
con respecto al México Central y el desentendimiento e
independencia de las Cadenas Centroamericanas y del Caribe. García
Martínez, "La organización colonial", 94-95.
63 García Martínez, "La organización colonial", 95.
121
bastante población, reportaron las cifras más altas de muertos,
especialmente las ciudades de México y Puebla, así como algunas
jurisdicciones del valle de México y Toluca y parroquias del área
poblana.** En estos lugares el matlazahuatl se prolongó durante más
de un año, seguramente debido a su densidad demográfica y a las
comunicaciones que enlazaban a esas regiones (Ver mapa 3). Cabe
advertir que en el Centro es donde existe más información sobre la
epidemia, a diferencia del Norte y Occidente en donde los datos son
más escasos y aislados.
En la ciudad de México la epidemia duró cerca de dos años. En
una carta enviada por el virrey Vizarrón Eguiarreta al rey, fechada
en julio de 1738, se menciona que:
ya había cesado la epidemia en la Ciudad, así como en sus
contornos [....] En otros lugares más distantes de la
ciudad debió de haber cesado también.**
La cifra de muertos proporcionada por Cabrera Quintero para la
ciudad de México (40,157) puede ser exagerada, tal como señala
Pescador en su estudio sobre la parroquia de Santa Catarina. Según
este autor, Cabrera Quintero elevó artificialmente las cifras con
el objeto de enaltecer la intercesión de la virgen de Guadalupe en
$t En el área central aparece otro grupo de localidades, cuyas
cifras de muertos se calculan entre los 1,000 y 3,000. Se trata de
parroquias como Azcapotzalco, Metepec, Atlacomulco, Tepeji del Río,
Real del Monte, Acatzingo, Zacatelco, Tepeaca, Orizaba, Tochtepec
y Acambay. Otro conjunto está conformado por lugares con valores
más bajos de población y con cifras de muertos menores a los mil.
Tal es el caso de Cuernavaca, Yautepec y Tlayacapan, en donde la
epidemia duró menos de un año (Ver mapa 3).
65 AGN, Reales Cédulas originales, f.60, e.37, ff.115-116v.
122
el fin de la epidemia.* En esta tesis retomo las cifras de Cabrera
Quintero, pues a pesar de que existe la posibilidad de ser
inconsistentes o exageradas constituyen el único dato general de
muertos del conjunto de parroquias y hospitales de la ciudad de
México.
La situación es diferente para la ciudad de Puebla, en donde
por fortuna se cuenta con el trabajo de Cuenya, quien ha estudiado
las cinco parroquias de la ciudad y estima el número total de
muertos en 7,685.% Esta cifra es considerable, aunque inferior al
cálculo estimado por Malvido para Cholula, de 16,926 muertos (Mapa
3)
En el mapa 3 se observa al Bajío como otra área importante de
afectación.*? Ahí aparecen Querétaro, Silao e Irapuato con rangos
elevados de muertos, superiores a los 5,000. En todos estos lugares
la epidemia duró entre ocho y diez meses. En esta zona sobresale
Dolores, en donde se registraron 9,465 muertos, muy por arriba de
$6 Según Pescador, las cifras de Cabrera Quintero presentan
algunas "inconsistencias", como es el hecho de atribuir a la
parroquia de la Veracruz un número superior de muertos que al
conjunto de parroquias de españoles y castas de la ciudad. El
hospital de San Lázaro (7,000) presenta también un número exagerado
de muertos, muy superior al conjunto de los hospitales (Pescador,
De bautizados, 96, nota 32). Sobre las cifras de Cabrera Quintero,
véase Escudo de armas, 499-502, 510-513.
67 Cuenya, "El matlazahuatl", 227.
$ Malvido, "Factores de despoblación", 55, 75.
$2 En el Bajío y Occidente también se distingue un conjunto de
lugares como Guanajuato, San Juan del Río, León, Santa María de los
Lagos, Sayula, Cuquío, Tlatenango y Aguascalientes, que reportaron
entre 500 y 1,000 muertos. Por desgracia, no dispongo de datos
demográficos para algunas de estas localidades.
123
Querétaro.”” Es posible que esta cifra esté inflada, ya que
Querétaro era una localidad más grande y en los últimos años el
número de habitantes había aumentado significativamente, debido a
su creciente importancia productiva y comercial.” Pero aunque
Dolores era más pequeño, junto con San Luis de la Paz y San Miguel
el Grande formaba un triángulo ganadero y agrícola de importancia
local y regional.”? Es posible que, debido a su función comercial,
Dolores se haya convertido en un lugar de paso de arrieros o
comerciantes, como sugiere el libro de entierros de la parroquia:
"se han enterrado en el campo santo en la noche muchos sin
notificar y se ignoran sus nombres".
En el mapa 3 se distingue otro conjunto de lugares en los que
existe congruencia entre tamaño de población, duración y número de
muertos: localidades con menos de 1,000 tributarios, un número de
7% Al lado de la lista de entierros del libro parroquial de
Dolores, aparece la siguiente nota: "[Se señala que] antes de
empezar este segundo libro van sepultados en dicho campo santo con
las partidas que en el libro antecedente se expresan, más de nueve
mil doscientos, continuando la epidemia aún en su misma fuerza,
todo lo cual pongo por razón para que conste la imposibilidad que
hay de poner a cada uno... en su partida. 8 de febrero de 1738".
AGN, "Libro de entierros de naturales, mestizos, castizos, mulatos
y coyotes de la parroquia de Dolores Hidalgo", microfilm rollo núm.
NVR 36049 W-B.
1 De acuerdo con Super, el crecimiento poblacional de
Querétaro se acentuó a partir de 1600, principalmente entre los
indios. El aumento más notable se observó ya en el siglo XVIII. Por
ejemplo, en 1688 el número de indios en la ciudad era de 7,000,
mientras que para 1710 había llegado a 10,500. Super, La vida, 180,
267. Sobre la importancia comercial de Querétaro, véase Miño,
Obrajes y tejedores, 81-83.
1 Por cierto, la cifra de muertos calculada por Rabell para
San Luis de la Paz es de 2,127, muy inferior a la de Dolores.
Rabell, La población, 47.
124
muertos inferior a los 500 y con un breve periodo de duración de
contagio, entre dos y siete meses. Me refiero a algunos
asentamientos del extremo occidental y del Norte, como Colima,
Ahuacatlán, Compostela, Charcas, San Luis Potosí, Santa María del
Río, Venado, Guadalcázar, San Juan del Río, Nombre de Dios,
Durango, Papasquiaro y Parral. En casi todos estos lugares la
epidemia duró menos de seis meses, con excepción de Durango,
Guadalcazar, San Luis Potosí y San Juan del Río, en donde subsistió
por más de siete meses.
Las variables hasta el momento, clima y demografía, permiten
hacer las siguientes consideraciones. Los mapas 2 y 3 dibujan la
distribución de las muertes y el avance de la enfermedad: una alta
concentración en el Centro y Bajío y una línea de expansión hacia
el Noroeste y Noreste. Los valores más altos en cuanto a número de
muertos y duración de la epidemia se ubican en las primeras dos
zonas, mientras que los más bajos se localizan en el Occidente y
Septentrión novohispano. Lo anterior, sin embargo, no significa que
la expansión de la epidemia refleje fielmente el mapa de
asentamientos de la Nueva España en el siglo XVIII; por ejemplo,
existen zonas en blanco por falta de información, como las costas
del sur del Pacífico, el área entre Puebla y Oaxaca y el sureste.
Del mismo modo, los mapas sólo pueden reflejar la abundancia de
información para lugares grandes, como son las listas y registros
de muertos. Es decir, los valores más altos de occisos corresponden
a Ciudades y villas grandes, como México, Puebla, Querétaro,
Dolores, Salamanca y León, lugares en donde se disponía de
125
registros e informes pormenorizados.
2.3 Variable tiempo-distancia: otra lectura del avance de la
epidemia
La geografía histórica es una valiosa herramienta para
analizar la propagación
de las epidemias. La transmisión de algunas
enfermedades puede ser una vía para analizar la relación e
interacción de diversos espacios en el tiempo.”? En el mapa 1 se
presenta la expansión del matlazahuat1; no sólo ubiqué el área de
afectación, sino que también intenté reconstruir el recorrido
espacial y temporal de la epidemia. Para elaborar este mapa recurrí
a un elemento de la estructura del espacio, la difusión, que se
manifiesta en las migraciones Oo en la transmisión de
conocimientos.”* Con respecto al contagio, se identifican elementos
73 En la propagación de algunas epidemias aparecen diferentes
patrones, en los que intervienen elementos importantes de la
estructura del espacio, como la distancia y la jerarguía. Por
ejemplo, un estudioso, Pyle, encuentra diferencias entre la
propagación del cólera de 1832 y 1866 en Estados Unidos. En virtud
de que su transmisión es por contacto personal, en ambos años la
expansión de la enfermedad dependió del tipo de relación e
intercambio entre distintas zonas. En 1832 la principal vía de
contacto entre las ciudades norteamericanas era acuática y ésta se
reflejó en la propagación de la epidemia. Pyle identificó las
principales rutas de la enfermedad -a lo largo del Hudson- pasando
por distintos valles y ciudades cercanas a los ríos Ohio y
Mississippi. Sin embargo, en la transmisión del cólera de 1866 el
elemento distancia no fue tan importante como el tamaño del
asentamiento, es decir, la jerarquía. El cambio en la comunicación
por el ferrocarril hizo que la epidemia comenzara a propagarse en
las principales ciudades, beneficiarias de ese sistema de
transporte. En Chapman, People, 142-145.
14 Sobre este fenómeno de difusión, véase Chapman, People, 142-
160.
126
de difusión, ya que el matlazahuatl se propagó desde un foco
inicial hacia uno o varios puntos. A simple vista y en un análisis
grueso de la propagación, las fechas de aparición de la epidemia en
las distintas localidades dependieron de su lejanía o cercanía del
origen de la enfermedad, el obraje de Tacuba.
En este apartado me referiré al tiempo de recorrido de la
epidemia que muestra otra imagen de su expansión. En el mapa 1 la
propagación de la enfermedad aparece de manera lineal y secuencial.
En el mapa 4 que representa la variable tiempo-distancia, se
organiza el material disponible en un plano temporal. Gracias a
este mapa se detectaron periodos de rápido y lento avance, así como
de interrupción o retroceso de la epidemia. Aparecen 27 círculos
concéntricos que representan cada uno de los meses de aparición de
la epidemia: de agosto de 1736 a octubre de 1738. El mes de llegada
de la epidemia en cada lugar determina la distancia temporal. La
posición de estos lugares en el círculo se establece por el rumbo
real, que se obtiene de la brújula con respecto a Tacuba.
En general, la epidemia parece recorrer unos 40 o 50 kms por
mes y se distinguen varias etapas en su expansión. La primera etapa
cubre el valle y ciudad de México, Cuernavaca, Toluca, Puebla y
Tlaxcala. Se trata de una zona cercana al foco inicial de
infección, de significativa concentración demográfica y en donde la
epidemia subsistió por varios meses. En esta área primero aparecen
poblaciones muy cercanas a Tacuba, a un día de camino de la ciudad
de México, como Tacubaya, Coyoacán, Azcapotzalco y Xochimilco (Ver
mapa 4).
Mapa 4. Calendario mensual de aparición OS
del matlazahuatl, 1736-1738
¿eL
Simbología
O > 1 año de duración
de la epidemia
O <1año de duración
de la epidemia
—. Otoño-invierno
--...-. Primavera-verano
Siglas que corresponden
S alos meses del año
(Y Agosto de 1736
128
Estas últimas poblaciones del valle de México mantenían
estrechos contactos humanos y comerciales y estaban a una o diez
leguas (4.5 a 45 kms)” de la capital virreinal, manteniendo con
ésta un tráfico regular y cotidiano, pues la abastecían de maíz,
trigo, cebada y frijol. Sin embargo, a pesar de esta relación
estrecha, la epidemia tardó cerca de tres meses en extenderse por
todos estos lugares y cuatro meses en llegar desde Tacuba a la
ciudad de México.
Existe otro grupo de localidades más alejadas de la capital
virreinal, que estaban entre 70 y 200 kms y a tres días o una
semana de camino. Me refiero a Chalco, Cuernavaca, Tepoztlán,
Ecatepec, Tepozotlán, Puebla, Tlaxcala, Toluca y Metepec, que
fueron contagiados dos meses más tarde que la ciudad de México.
Para enero y febrero de 1737 la epidemia sólo había recorrido cerca
de 200 kms, con un promedio mensual de 33.3 kms. Este avance es
lento si se considera que el periodo de incubación de la peste y
tifo podía ser de dos a diez días.” Además, en otros lugares,
situados a mayores distancias, la epidemia penetró más rápido, como
se expondrá más adelante.
La lenta expansión del matlazahuatl en esta área central puede
explicarse también por factores climáticos. Como se aprecia en el
mapa 4, todos estos lugares se infectaron desde fines del verano
hasta bien entrado el invierno. Es posible que en los meses de
75 Una legua es equivalente a 4.5 kms.
Pérez
76
Moreda, La crisis, 370; Woodward y Smadel,
"Rickettsiosis", 1102.
129
invierno, de diciembre a febrero, la epidemia haya disminuido su
actividad. Hay que recordar que en la temporada fría se atenuaba la
actividad de piojos y pulgas. Una vez pasado el invierno, en marzo
de 1737 el matlazahuatl vuelve a diseminarse y amplía su radio de
acción, aunque no en todas las direcciones. Sobresale su difusión
hacia el noreste y sureste del valle de México, atacando
poblaciones del valle de México y del área de Puebla-Tlaxcala y
Xalapa. Algunas de estas localidades se encontraban muy cerca del
foco inicial de infección, como Cholula, Zacatelco, mientras que
otras estaban próximas al círculo anterior, como Tulancingo,
Tizayuca, Real del Monte, Tepeji del Río, Maltrata, Tepeaca y
Xalapa.
Mientras la epidemia se expandió hacia todos estos lugares, en
el valle de Toluca la enfermedad se detuvo a partir de diciembre,
quizá por las bajas temperaturas. En esta zona fría y templada los
registros de la epidemia no vuelven a aparecer sino hasta el mes de
mayo, Cuando asciende la temperatura. Lo mismo ocurre en el área de
Cuernavaca, ya que desde enero de 1737 no vuelven a aparecer
indicios de su presencia, sino hasta agosto de ese año, en
Yautepec. Más allá de Cuernavaca puedo suponer que hubo una
disminución de la virulencia de la enfermedad debido a las altas
temperaturas de Tierra Caliente. Hasta diciembre de 1737, Antequera
empezó a registrar sus primeras víctimas y a partir de este punto
desconozco el trayecto de la epidemia.”” En páginas anteriores ya
77 Como se ha visto, la ruta de contagio de la epidemia hacia
el Sur no es tan clara. Aunque la epidemia afectó a Antequera y
pueblos de la Mixteca Alta, no ha sido posible reconstruir la vía
130
he “señalado esta ausencia, problema que claramente queda
representado en el mapa 4.
El tercer momento de expansión se detecta a partir de junio y
julio de 1737, cuando se extiende el diámetro de la infección y
aumenta su velocidad. Aparecen dos zonas principales: el Bajío y el
noroeste-sureste del valle de Toluca. Existe una tercera zona, no
tan compacta como las dos anteriores, en donde aparecen algunos
pueblos del valle de México, como Texcoco y Coatepec, así como
Orizaba, Tula, Atlixco, Tecali y pueblos de la sierra norte de
Puebla. Esta tercera etapa de expansión dibuja hacia el valle de
México un mapa disperso de asentamientos, sin que sea posible
identificar una línea directa o uniforme de difusión (Ver mapa 4).
Lo contrario aparece en el Bajío, en donde se percibe un mapa
más compacto de localidades y un tiempo de recorrido más rápido,
pues en tan sólo tres meses, de junio a agosto de 1737, el
matlazahuatl afectó gran parte del área. El paso acelerado del
matlazahuatl por esta zona puede explicarse también por el clima.
La epidemia llegó al Bajío en los meses de calor, cuando aumentaban
los riesgos del contagio y virulencia de la enfermedad. En el valle
de México no se identifica este patrón, pues la epidemia demoró
de transmisión de la enfermedad. Esta zona se dedicaba a la cría de
ganado menor y mantenía vínculos comerciales con Puebla y la ciudad
de México (Hamnett, Política y comercio, 46; Romero Frizzi,
Economía y vida, 218-219). Seguramente a través de estos nexos
comerciales con Puebla, Oaxaca resultó afectada por la epidemia,
aunque debe considerarse como un lugar independiente y no muy
articulado con el área central. No ha sido posible reconstruir la
ruta de contagio de Puebla a Oaxaca debido a que no hay datos de
dos puntos importantes del trayecto, Tehuacán y Acatlán.
131
mucho tiempo en llegar a localidades relativamente cercanas, quizá
debido a la temporada invernal que frenaba el contagio. Una
explicación del paso acelerado de la epidemia en el Bajío, puede
ser porque esta zona mantenía estrechos y frecuentes contactos
comerciales mediante una extensa red de caminos que iba por todas
direcciones (Mapa 4).
El Bajío marcó el inicio de la expansión del matlazahuatl
hacia el Septentrión y de hecho fue un punto de enlace de la
infección entre el área central y el Norte, principalmente hacia
San Luis Potosí, Charcas, Santa María del Río, que fueron
contagiados entre uno y tres meses después que el Bajío. A partir
de diciembre de 1737 se puede distinguir otra área de contagio
hacia el Occidente. En particular, debo mencionar Santa María de
los Lagos, San Juan de los Lagos, Cuquío, Chapala, Maravatío,
Compostela, Ahuacatlán y Valladolid. Tal difusión se inició unos
meses antes, cuando en septiembre de 1737 fue infectado Sayula y
dos meses más tarde Tlaxomulco (Ver mapa 4 y Apéndice, cuadro 3).
Esta última zona es importante, pues conformó la línea de
entrada de la epidemia hacia el extremo occidental, muy cerca de
las costas del Pacífico. Como ya se vio, la presencia del
matlazahuatl en Ahuacatlán, Compostela y Nayarit fue breve, no
causó gran número de muertos y se extinguió en los meses de calor.
Estas poblaciones, junto con Maravatío, Cuquío, Ixtlahuacán,
Chapala y La Barca, conformaban una zona más o menos homogénea en
donde la epidemia se fue presentando en un lapso de cuatro meses,
y a nivel temporal, estaban muy cerca del Bajío. Lo anterior quizá
132
se debió a una estrecha comunicación con esta última zona (Ver mapa
4).
Las fechas de aparición de la epidemia en el área occidental
casi coincidieron con las del Norte, principalmente con las de
Tepetitlán, Tlaltenango, San Juan del Río, Nochixtlán y
Tlaltenango. Una posible ruta de infección hacia el Norte quizá
provino de esta parte occidental, o bien del área zacatecana. A
partir de marzo de 1738 la epidemia recorrió varias poblaciones
septentrionales a una velocidad extraordinariamente rápida, sobre
todo si se consideran las largas distancias que separaban a las
poblaciones de Zacatecas con el extenso Septentrión. En general,
puedo calcular.que en cinco meses la epidemia avanzó cerca de 700
kms, distancia aproximada en línea recta entre Zacatecas y Parral.
Esto significa un promedio mensual de 140 kms, cifra elevadísima si
se compara con la del área central, en donde el recorrido mensual
de la epidemia fue, como se dijo, de 33 kms.
El matlazahuatl demoró más de un año en penetrar desde el
centro hacia el área septentrional. Exactamente dos años después de
contagiar Tacuba, el mineral de Parral empezó a reportar sus
primeras víctimas y dos meses más tarde ocurrió lo mismo en
Canatlán y Papasquiaro. A simple vista, se puede pensar que la
llegada de la epidemia en el Norte fue tardía y lenta. Sin embargo,
a pesar de su lejanía, el Septentrión mantenía estrechos vínculos
con el Centro, a través de las numerosas recuas y carretas que
venían del Centro y recorrían periódicamente el camino de Tierra
Adentro.
133
Como se ve, la variable tiempo-distancia lleva a considerar
otros elementos, como el tráfico comercial y las comunicaciones que
unían a toda la zona de afectación, aspectos que detallaré a
continuación. Para una mayor comprensión del mapa 4, hay que
contemplar las características de los caminos y el tiempo de
recorrido del transporte. Una recua viajaban diariamente de 18 a 20
kms que, multiplicados por los 30 días del mes, representan 600
kms.”? Los carroso carretas eran más lentos y en tiempos de secas
podían viajar 2,400 kms durante tres o cuatro meses, tiempo ideal
de viaje desde la ciudad de México a Chihuahua. Según Hadley, los
viajes programados desde el área central sólo se hacían en tiempos
de secas, de octubre a fines de junio, meses que no coinciden con
la llegada del matlazahuatl en Parral, aunque sí en Durango, Nombre
de Dios y Parras que se contagiaron entre mayo y julio de 1738.”?
En el mapa 4 se aprecia que en el área septentrional la
epidemia se propagó en un lapso de cinco meses, con un intervalo de
un mes entre cada localidad. Los primeros reportes provienen de
Parras, Durango y Nombre de Dios, en mayo de 1738, y a partir de
1% Había dos tipos de recuas, las de hacienda con un recorrido
corto y las del camino real o "carrera larga", que iban a destinos
más lejanos distribuyendo una gran diversidad de mercancías: oro y
plata fundido en barras, azogue, acero, sacos de granos, chiles,
azúcar, cobre, sal, tabaco, aguardiente, algodón, textiles de lana,
especies importadas y de la tierra. Sobre la arriería en la Nueva
España, en especial la del comercio del tabaco, véase Suárez,
Camino real, 43-49.
12 Cada año partían desde el Centro alrededor de diez
caravanas, compuestas por un número de vehículos que podría variar
entre cinco o treinta. En la primera mitad del siglo XVIII este
tráfico comercial creció al avanzar la ocupación de las provincias
de Nuevo México y al aumentar los envíos de plata desde Santa
Eulalia hacia el sur. Hadley, Minería y sociedad, 113-119.
134
este momento la epidemia avanzó en diferentes direcciones con una
clara tendencia hacia Chihuahua, trayecto seguido por el camino
real. En el patrón de propagación del Norte sorprende la escasa
diferencia de un mes que hay entre Parral y Aguascalientes. En
julio de 1738 Aguascalientes y Ciénega de Mata se encontraban bajo
los estragos de la enfermedad y un mes más tarde la epidemia llegó
a Parral. Este breve periodo puede ser una muestra del intenso
tráfico comercial que había entre el Norte y algunas provincias del
sur, principalmente en dirección hacia Zacatecas y Durango.
En general, se puede apreciar que el contagio se diseminó más
lentamente que los días o meses que implicaban ir de un lugar a
otro. Ya dije que en el Norte el matlazahuatl tardó en llegar cerca
de dos años después de haberse presentado en Tacuba. Un viaje ideal
desde la capital a Chihuahua duraba entre tres o cuatro meses,
aunque muchas veces las caravanas demoraban más tiempo en llegar
por el mal estado de los caminos, enfermedades o ataques de indios.
Los viajes no eran continuos, pues las recuas hacían paradas
previstas en centros comerciales importantes, como Querétaro, San
Miguel, San Felipe, Zacatecas, Durango y Parral, localidades que,
como se ha visto, resultaron contagiadas por la epidemia.?*” De esta
manera, puedo presumir que la epidemia no siguió un trayecto
continuo, ya que se detuvo, retrocedió y avanzó de acuerdo con
condiciones climáticas, demográficas y comerciales. Lo anterior se
representa en el mapa 4, pues se ve que el contagio no corrió de
$0 Sobre el trayecto de las recuas en el camino a Tierra
Adentro, véase Hadley, Minería y sociedad, 119.
135
manera lineal ni sucesiva, sino más bien fue discontinuo y por
etapas, con excepción del Bajío que muestra un área de afectación
más compacta.
En conclusión, el patrón epidemiológico del matlazahuatl tuvo
momentos de acelerado avance en el verano y de interrupción o de
expansión lenta en el invierno. En dicho patrón también se
identifica una clara difusión hacia el Bajío y Norte, áreas que
parecen estar más cerca del Centro que otras localidades del propio
altiplano. Es suficiente el ejemplo de Zacualtipan, que reportó la
fecha más tardía de aparición de la epidemia, en octubre de 1738.*'
Vistas las cosas de este modo Parral estaba más próximo al corazón
del virreinato que Zacualtipan, ubicado cerca de Meztitlán al
noreste del valle de México.
2.3.1 El patrón de la lana
La expansión apresurada del matlazahuatl en el Bajío,
Occidente y Norte puede explicarse también porque entre estas zonas
8 Gerhard reportó la presencia del matlazahuatl en 1737 en
Sinaloa, en 1738 en Nuevo León, en 1739 en Texas, en 1740 en Sonora
(Ostimuri) y entre 1742-1744 en Baja California (Gerhard, La
frontera norte, 41). En relación con Nuevo México, en un documento
de 1754 se mencionan epidemias de "matazagual", viruelas y
sarampión en la misión de San Juan Capistrano. Estas enfermedades
habían provocado la huída de varios indios a la misión de San
Francisco Vizarrón, en Coahuila. Desafortunadamente esta fuente no
especifica cuándo aparecieron estas enfermedades, lo que impide
identificarlas con el matlazahuatl (BNUNAM, Fondo Reservado, caja
5, €e.104). Al no contar con fechas, registros y fuentes más
precisas para confirmar la presencia del matlazahuatl en todos
estos lugares, decidí no incluirlos en el análisis sobre la
expansión de la epidemia. Agradezco a Cecilia Sheridan la
referencia del documento sobre la misión de San Juan Capistrano.
136
había un intenso tráfico comercial. Pero en el área central también
existía un comercio frecuente y regular, aunque el avance aquí fue
más lento. Una explicación puede residir en los inicios de los
inviernos y veranos, que marcaron diferentes etapas en la
diseminación de la enfermedad. Sin embargo, aún queda por saber en
qué tipo de intercambios se propagó la enfermedad, o dicho de otro
modo, cuáles rumbos comerciales transmitieron el mal.
Al principio de este capítulo me referí al ¡intercambio
comercial de la lana como una vía indirecta de transmisión de la
infección. Por ejemplo, el uso de prendas de lana parece explicar
los brotes de la enfermedad en las tierras templadas del valle de
México, de Puebla-Tlaxcala y del Bajío,” zonas que además se
destacaban por la producción de manufacturas de lana. Del mismo
modo, el consumo de vestidos de lana puede dar cuenta de la
aparición de la enfermedad en las tierras frías del valle de
Toluca, las sierras bajas del norte de Puebla y de la Mixteca.
En el Bajío y Norte el medio de transmisión de la infección
también pudo haber ocurrido por el consumo y producción de la lana,
como en Aguascalientes, Ciénega de Mata, Zacatecas, San Luis
Potosí, Charcas y Durango, que fueron golpeadas por la epidemia.
Algunos de estos lugares contaban con criaderos de ovejas que
abastecían de lana a los obrajes del Centro y Bajío. Entre estos
criaderos y los obrajes existía una relación de estrecha
2 En el Bajío el comercio y producción de lana involucraba a
las siguientes localidades: Querétaro, San Miguel El Grande,
Dolores y San Luis de la Paz, en donde además había criaderos de
ovejas. Miño, Obrajes y tejedores, 276-277.
137
interdependencia, pues las zonas ganaderas intercambiaban lana
cruda por productos manufacturados de los obrajes, principalmente
los del Bajío. Los distritos mineros del altiplano y Norte eran
otro mercado para los vestidos de lana fabricados en los obrajes.?*?*
En muchos de estos minerales encontré indicios de la epidemia, como
Real del Monte, Sultepec, Temazcaltepec, Guanajuato, Zacatecas,
Charcas y Parral.
Sin embargo, la ropa de lana como vía indirecta de contagio no
ayuda a responder por qué ciertas zonas cálidas del Sur y del
Pacífico fueron afectadas por la epidemia. Otro problema es que
resulta difícil explicar el extenso avance de la epidemia a partir
de la producción del obraje de Tacuba. Resulta ingenuo pensar que
la lana procesada y vendida por este obraje haya contagiado a todo
el reino. En aquellos años el mercado de este obraje, así como
otros del valle de México, empezó a languidecer y dejó de acaparar
el comercio a larga distancia. Este obraje, al igual que otros de
Puebla, empezaron a ser desplazados por los del Bajío, debido a su
mayor cercanía con los ranchos ganaderos y minerales norteños.”
Gran parte de la producción de los obrajes del valle de México se
vendía en la capital virreinal, con excepción de algunos embarques
83 Miño, Obrajes y tejedores, 276-277, 326-327, 329.
t En Puebla y Querétaro había obrajes. Los de esta última
localidad cubrían la demanda del Bajío y Norte e incluso vendían
manufacturas a las ciudades de México y Puebla. Aunque en franca
decadencia, la producción de Puebla se destinaba a abastecer
Guatemala, Zacatecas, Sonora y Guadalajara (Salvucci, Textiles y
capitalismo, 88-89; Miño, Obrajes y tejedores, 44-45).
138
enviados a Guadalajara y Tierra Adentro.?**
De esta manera, es importante considerar una gama más amplia
de productos elaborados en los obrajes novohispanos, como empaques,
cobijas, frazadas, mantas, jergas, bayetas y costales, en cuyas
fibras podían anidarse también piojos y pulgas que entraban en
contacto directo con la piel de los animales o del hombre.*! Estos
bienes se producían en gran escala en todos los obrajes y tenían
una amplia circulación y se consumían en casi todas las partes de
la Nueva España.
El comercio de estas mercaderías era significativo en el
Norte, Bajío y Occidente, en donde la rápida diseminación de la
enfermedad pudo obedecer a que esas zonas estaban inmersas en ese
intenso tráfico comercial. No sobra referirme aquí a la importancia
comercial de San Juan de los Lagos, cuya feria anual en el mes de
diciembre coincidió con los primeros brotes de la epidemia a fines
de 1737.* En ese mes de diciembre otras localidades cercanas
85 Salvucci, Textiles y capitalismo, 91.
$$ Durante el brote de 1900 de peste bubónica en Sydney,
Australia, se comprobó que el comercio de forraje había sido el
medio de transmisión de la enfermedad. Un ejemplo similar ocurrió
tres años antes en Bombay, en donde el intercambio de ciertos
bienes como granos, algodón en rama y ropa fue la vía de
propagacion de la epidemia. En Hirst, The Conquest, 148, 131, 152.
$7 A principios de diciembre de cada año se celebraba la feria
de San Juan de los Lagos, cuando se celebraba el aniversario de las
apariciones de la virgen de San Juan de los Lagos. Este lugar
estaba situado en la confluencia de varios caminos: el que iba de
la ciudad de México a Guadalajara y a San Blas; también estaba
cerca de los caminos de Tierra Adentro hacia el Norte, así como de
las ciudades mineras más importantes, como Zacatecas, San Luis
Potosí y Guanajuato. Además, San Juan de los Lagos estaba cerca de
otro centro importante de población, Aguascalientes. Jerónimo, "La
feria", 161, 171.
139
también resultaron contagiadas, como Chapala, Ixtlahuacán, Santa
María de los Lagos y Colotlán.
En suma, se pueden distinguir varios patrones de propagación.
En el Centro la vía de contagio fue diferente a la del Bajío y
Norte. Quizá en el área central las oleadas migratorias de las
ratas y el uso de prendas de lana fueron el vehículo de
diseminación de la infección; además de que su lento avance pudo
obedecer al invierno. En el Bajío y Norte la expansión de la
enfermedad fue más rápida, debido principalmente a la llegada del
verano. Se puede pensar que en esas zonas el vehículo de
transmisión fue otro, probablemente a través del comercio de otras
mercaderías. Para terminar hay que revisar dos últimos patrones de
diseminación de la enfermedad, que arrojarán más luz sobre este
problema.
2.3.2 Propagación lineal por caminos
Numerosos estudios sobre la peste europea de los siglos XIII
y XIV han mostrado el papel del comercio en la transmisión de estas
epidemias. El comercio y las migraciones hacia el oriente y el
norte de África explicaron en gran parte la propagación de la peste
en los puertos del mediterráneo y tierra firme.” El caso
$8 Un ejemplo es el de la peste de 1647 en Barcelona. El primer
punto de contagio fue Valencia, puerta de entrada de la enfermedad
proveniente quizá de Argel. La incursión de la caballería y el
comercio de diversos bienes fueron el medio de propagación de la
epidemia en Cataluña y otras regiones de España. Beltrán, La peste,
157-160.
140
novohispano puede constituir otro ejemplo al respecto, pues las
localidades afectadas por el matlazahuatl conformaban una zona de
integración comercial, con contactos regulares entre sí y con el
área central.
La expansión de la epidemia a través del comercio en general
lleva a considerar la red de caminos que enlazaba a diversas y
lejanas poblaciones. La geografía de la epidemia muestra la
preeminencia del altiplano central como un punto importante de
afectación y de difusión hacia los cuatro puntos cardinales (Mapa
1).*? La ciudad de México era el enlace de varias redes de
comunicación. De la capital partían los siguientes caminos: el de
México a Veracruz, por Puebla y Xalapa; el de México a Acapulco,
por Chilpancingo; el de México a Guatemala, por Oaxaca; el de
México a Durango y Santa Fé de Nuevo México, llamado camino de
Tierra Adentro. Había otros caminos secundarios como los que iban
a San Luis Potosí, Monterrey, Valladolid y Guadalajara.”
Esta red de comunicaciones y caminos fue significativa hacia
la "vertiente" del Norte.” La expansión de la epidemia dibuja de
$? En el momento del contacto indoeuropeo, México-Tenochtitlán
y su estado imperial expresaban la hegemonía del altiplano con
respecto a las vertientes del Golfo y Pacífico. La Nueva España
heredó ese altiplano hegemónico y lo mantuvo como tal. En función
de la capital virreinal, heredera de la sede del gobierno mexica,
se formaron la principales corrientes de poblamiento, se trazaron
las redes de comunicación y con todo ello se configuraron las
estructuras regionales. Sobre el papel de la capital novohispana,
véase García Martínez, "La organización colonial", 86-87.
2% Humboldt, Ensayo Político, 462.
2 En relación con la geografía humana, el Norte constituía una
tercera "vertiente", no en el sentido fisiográfico, sino más bien
constituía un espacio abierto de expansión y crecimiento para el
141
manera más o menos fiel estos trayectos, sobre todo el del camino
real de Tierra Adentro hacia Chihuahua.” En el Norte también se
distingue la difusión de la enfermedad hacia Parras y
Hualahuises.” Al parecer, la penetración de la enfermedad en estos
lugares no fue a través del camino principal de Tierra Adentro,
sino por ramales y redes secundarias.” Esta penetración de la
enfermedad a través del camino de Tierra Adentro, Guanajuato y
Zacatecas muestra una peculiaridad que conviene subrayar. Aunque
ambas localidades se encontraban en la misma ruta, entre las fechas
de contagio existe una diferencia de casi nueve meses, de agosto de
1737 (Guanajuato) a mayo de 1738 (Zacatecas). Estos largos meses de
Centro. "A los ojos de los españoles, al norte estaban la
expansión, el futuro, la riqueza". Sobre este concepto de vertiente
en el Norte, véase García Martínez, "Consideraciones corográficas",
16, 57-69; "La organización colonial", 96.
2 A mediados del siglo XVI, con el descubrimiento de las minas
del Norte, el camino real del Norte y de Tierra Adentro quedó
prácticamente concluido. En 1555 fue posible el tráfico terrestre
regular desde México a través de San Juan del Río, Querétaro, San
Miguel, San Felipe, Ojuelos, Bocas, Ciénega Grande, hasta el
yacimiento zacatecano. El descubrimiento de estas minas y el
establecimiento de zonas agropecuarias vecinas fueron dibujando la
fisonomía de esa área septentrional. En esa zona se trazaron nuevas
rutas con un "rasgo importantísimo: su orientación hacia la ciudad
de México". Serrera, Tráfi terres , 39; García Martínez, "La
organización colonial", 93.
2 En relación con Hualahuises, se sabe que alrededor de 1738
murieron más de cincuenta indios tlaxcaltecas debido "al accidente
que se padeció en los más de esta Nueva España del matlazagua".
Fernández de Jáuregui, Descripción, 90. Agradezco a José Alberto
Rodríguez, quien desde Monterrey tuvo la gentileza de enviarme una
copia de esta crónica.
% De las provincias norteñas el reino de Nuevo León fue el que
menos dependió del eje central del camino de Tierra Adentro, pues
estableció contacto con el centro de México a través de otras rutas
y caminos. García Martínez, "La organización colonial", 94.
142
diferencia podrían revelar que el contagio hacia Zacatecas no fue
por el camino real, sino por redes secundarias, quizá a través de
poblaciones como Lagos y Colotlán, que fueron contagiadas a fines
de 1737.
En el Norte el trayecto de la epidemia parece seguir de manera
más fiel la ruta del camino real, de Zacatecas y Durango hacia
Parral. Sin embargo, las fechas de aparición de los brotes no
siempre coinciden con la ruta sur a norte del camino; por ejemplo,
Durango fue contagiado primero que Nombre de Dios, a pesar de que
ésta última estaba más cerca de Zacatecas. Lo mismo ocurrió en
Parral, en donde la enfermedad se presentó antes que en Canatlán,
Tepehuanes y Santiago Papasquiaro, situados más al sur.”
En el camino que iba a Durango y Chihuahua cada semana
transitaban millares de mulas. Este camino, al igual que el del
Bajío, era uno de los más transitados y con un tráfico más regular,
lo que podría explicar la rápida diseminación de la enfermedad. De
cierta manera, la red de caminos permite reconstruir la ruta de
expansión del matlazahuatl en el Bajío. En general, se observa que
las fechas de aparición de la epidemia corresponden a la posición
de cada localidad en el camino real y a su distancia con respecto
al área central. Como se ve en los mapas 1 y 4, los primeros
25 Otro dato que llama la atención se refiere a San Juan del
Río, pues aquí los primeros brotes de la enfermedad aparecieron en
abril de 1738, un mes antes que Zacatecas y dos meses antes que
Durango. En este caso, no es posible identificar el trayecto de la
epidemia, situación que confirmaría el señalamiento de Swann, en
cuanto a que en esa zona existían diversos caminos de carretas y
mulas que integraba y enlazaba a un conjunto de asentamiento
secundarios con rutas y ciudades importantes (Swann, "Migration",
147-148; Tierra adentro, 61-63).
143
lugares contagiados fueron San Juan del Río, Querétaro, San Miguel
y de ahí la epidemia se extendió hacia Salamanca, San Luis de la
Paz y Dolores, ubicados en redes secundarias del camino real.
En relación con el área central, es más difícil reastrear la
expansión de la infección a través del camino real. Ya se vio que
la llegada de la epidemia fue más lenta y las localidades afectadas
dibujaron un mapa disperso de puntos sin mostrar una línea continua
de difusión. Este patrón diferente con respecto al Norte y Bajío
debe investigarse más. Para explorar este rasgo en el Centro es
oportuno considerar el siguiente modelo de difusión, que quizá sea
más acorde con el patrón de asentamiento en esa zona, así como con
el tipo de relaciones e intercambios entre lugares centrales y
periféricos.
2.3.3 Modelo centros-periferia
Este modelo se inspira en un trabajo de McNeill, quien propone
varios patrones para explicar la diseminación de las enfermedades
infecciosas en Europa y Asia. En estos modelos se pone especial
atención en el papel de las comunicaciones y de la circulación de
la población en la transmisión de las enfermedades, aspectos que de
algún modo he contemplado en los apartados anteriores. El modelo
que se aplica al matlazahuatl es el de las sociedades del Antiguo
Régimen, en el que se destaca la función de los centros urbanos en
144
la diseminación de las infecciones.?”
En este modelo aparecen tres áreas, a saber, un centro urbano
de relativa concentración demográfica; un medio rural conectado
sistemáticamente con el centro urbano a través de comunicaciones
regulares, debido principalmente al abastecimiento de alimentos, y
una zona periférica aislada, cuya población no está subordinada a
la ciudad y en donde hay contactos irregulares y una comunicación
esporádica con el centro urbano. La transmisión de las epidemias
ocurría a través de la comunicación entre estos tres espacios: de
las ciudades al centro rural y de éste al área periférica. Un rasgo
importante de este modelo es la estrecha dependencia alimentaria de
la ciudad con respecto al área campesina de los alrededores. En el
caso de la Nueva España, se detecta este mismo fenómeno, ya que las
ciudades dependían y establecían estrecha comunicación con el mundo
rural de sus alrededores.
La concentración demográfica en los centros urbanos aumentaba
los riesgos de contagio de las enfermedades. Al sobrevenir las
muertes, el centro urbano requería compensar estas pérdidas
mediante una afluencia de ¡inmigrantes provenientes de las
comunidades rurales inmediatas. Los centros urbanos con una
relativa concentración demográfica dependían y establecían contacto
con centros de menor jerarquía, es decir, con zonas rurales que las
abastecían de alimentos. En el caso del matlazahuatl de 1737-1739,
es posible observar este modelo en algunas grandes ciudades del
2% McNeill, "Historical Patterns", 95-96.
145
virreinato, como Puebla.
En esta ciudad la epidemia provocó graves estragos en la
población. La ciudad concentraba un gran número de obrajes y
molinos, cuya producción se comercializaba en el Golfo, Oaxaca y el
valle de México; además, Puebla estaba ubicada en una posición
intermedia en la ruta México-Veracruz. En torno a esta importante
localidad existía un espacio rural formado por una variedad de
centros de población que se pueden considerar periféricos y
satélites, como Tlaxcala, Huejotzingo y Cholula.” El hinterland
agrario de Puebla también comprendía comunidades como Coatinchan,
Tecali, Tepeaca, Amozoc, Calpa, Tochimilco, Huaquechula, Nopalucan
y Totimehuacan, que abastecían de mano de obra y alimentos a la
ciudad. Entre estos lugares no hay que dejar de mencionar al valle
de Atlixco, área agrícola que desempeñó un papel de primer orden
en la vida de Puebla.
Con respecto al matlazahuat, se observa cómo las fechas de
aparición en estos lugares reflejó esta relación jerárquica entre
la ciudad y los puntos periféricos. El primer punto de infección se
registró en Puebla hacia febrero de 1737, al mismo tiempo que en
Tlaxcala. Un mes después, la peste había contagiado Cholula, San
Pablo del Monte, Zacatelco, Acatzingo y Tochtepec. Por su parte,
Atlixco, Tecali y Tepeaca resultaron afectados entre mayo y junio
de 1737. De junio a octubre de 1737 otros pueblos de la sierra
2 Sobre esta descripción, véase Cuenya, "El matlazahuatl", 71-
72.
146
norte de Puebla fueron alcanzados por el matlazahuatl.* Este
modelo de centros-periferia quizá puede aplicarse a otros casos,
como el de los reales de minas.??
Es evidente que este largo capítulo no ha agotado todas las
posibilidades de explicación en cuanto a la transmisión del
matlazahuatl1. Como se ha visto, el juego de todas estas variables
refleja diversos escenarios y contextos. Las variables climáticas
y de tiempo-distancia se complementan, ya que muestran la
importancia de la llegada del verano e invierno en la aparición,
extinción y ritmos de propagación de la enfermedad. Por su parte,
la variable tiempo-distancia implícitamente dio cuenta del papel de
las comunicaciones y del tráfico comercial en la diseminación del
contagio. El ejemplo fue claro para el Bajío y Norte, en donde el
paso acelerado de la epidemia puede explicarse también por los
frecuentes contactos comerciales y la extensa red de caminos que
enlazaban a estas zonas. Un último aspecto que conviene subrayar es
2% Al parecer, el punto inicial de expansión de la epidemia
hacia los pueblos serranos fue San Juan de los Llanos, en donde la
lista de entierros empezó a aumentar a partir de julio de 1737. En
ese mes también fue afectado Zacatlán, mientras las poblaciones de
Tetela de Ocampo y Naupan cayeron víctimas del matlazahuatl entre
agosto y octubre de 1737.
2 Tal fue el caso de Zacatecas, que quizá figuró como un foco
de irradiación del matlazahuatl. En marzo de 1738 se reportaron los
primeros muertos en Zacatecas y Nochixtlán. Entre abril y junio de
ese año San Juan del Río y Durango fueron contagiados por la
epidemia. A pesar de estar más cerca de la ciudad de México,
Aguascalientes resultó contagiado por el matlazahuatl hasta julio
de 1738. La aparición tardía de la epidemia en esta última
localidad hace pensar que el contagio ocurrió a través de
Zacatecas, o bien por Tlaltenango y San Juan de los Lagos, que
fueron afectados entre marzo y abril de 1738. Como se vio, San Juan
de los Lagos constituía un centro de primer orden debido a la
importancia comercial de la feria.
147
que ninguna variable o modelo, como fue el de la lana y el de
centros-periferia, logró explicar de modo convincente las
características de la propagación en los diversos lugares
afectados. Sin embargo, todas estas variables muestran un rasgo de
difusión común: del altiplano central, el Bajío y Occidente hacia
el Norte, áreas que en aquel tiempo estaban experimentando un
notable crecimiento y una fuerte ¡integración comercial. La
expansión del matlazahuatl hacia el Sur y Sureste es todavía una
incógnita que ojalá sea aclarada en futuras investigaciones.
148
APÉNDICE
Cuadro 3: Calendario de duración de la epidemia de matlazahuatl de
1736-1739
Tacuba Verano (agosto 36) 24 meses
Coyoacán Verano (sept 36) 24 meses
Azcapotzalco Otoño (nov 36) 12 meses
Xochimilco Otoño-Invierno (dic 36) 12 meses
Cd.México Otoño-Invierno (dic 36) 19 meses
Toluca Otoño-Invierno (dic 36) 14 meses
Metepec Otoño-Invierno (dic 36) 12 meses
S.Mateo Texcaliac Otoño-Invierno (dic 36) 17 meses
Amanalco, Metepec Otoño-Invierno (dic 36) 16 meses
Tepoztlán Invierno (enero 37) *
Chalco-Tlalmanalco Invierno (enero 37) 19 meses
Tepozotlán Invierno (enero 37) 11 meses
Ecatepec Invierno (enero 37) 11 meses
Cuernavaca Invierno (enero 37) 20 meses
Tlaxcala Invierno (Feb. 37) 11 meses
Puebla Invierno (Feb. 37) 12 meses
Cholula Invierno-Primavera (mar 37) 13 meses
Zinacantepec Invierno-Primavera (mar 37) 9 meses
Tochtepec, Tecali Invierno-Primavera (mar 37) 8 meses
Tulancingo Invierno-Primavera (mar 37) 10 meses
Zacatelco Invierno-Primavera (mar 37) 6 meses
Real del Monte Primavera (abril 37) 21 meses
Xalapa Primavera (abril 37) 12 meses
Tizayuca Primavera (abril 37) 7 meses
Tepeji del Río Primavera (mayo 37) 7 meses
Ixtlahuaca Primavera (mayo 37) 20 meses
Acatzingo Primavera (mayo 37) 8 meses
Temascalcingo Primavera (mayo 37) 8 meses
Atlacomulco Primavera (mayo 37) 10 meses
Tepeaca Primavera (mayo 37) 8 meses
Maltrata Primavera (mayo 37) 5 meses
Tlalpuhagua Primavera (junio 37) *
Xiquipilco Primavera (junio 37) 19 meses
Querétaro Primavera (junio 37) meses
-Jw 00
Salamanca Primavera (junio 37) meses
Ozumba, Texcoco Primavera (junio 37) meses
Atlixco Primavera (junio 37) meses
UN yYÉÍAa
Huachinango Primavera (junio 37) meses
Stgo. Tecali Primavera (junio 37) meses
Tianguistengo Verano (julio 37) 24 meses
Atlapulco Verano (julio 37) 24 meses
149
Localidad Mes de aparición Duración
Tenango del Valle Verano (julio 37) 19 meses
Sultepec Verano (julio 37) 17 meses
Dolores Verano (julio 37) 8 meses
Orizaba Verano (julio 37) 8 meses
Tetela de Ocampo Verano (julio 37) 6 meses
Ixtapan, Zacualpa Verano (julio 37) 5 meses
Malinaltenango Verano (julio 37) 5 meses
Cuitlapilco Verano (julio 37) 5 meses
San Juan del Río Verano (julio 37) S meses
Tula Verano (julio 37) 4 meses
S.Luis de la Paz Verano (julio 37) 6 meses
Charcas Verano (julio 37) 6 meses
Yautepec Verano (agosto 37) 13 meses
Silao Verano (agosto 37) 9 meses
Sta.Fé. Gto. Verano (agosto 37) 9 meses
S.Miguel El Grande Verano (agosto 37) 9 meses
Celaya Verano (agosto 37) 4 meses
Sayula Verano-Otoño (sept 37) 13 meses
S.Ma del Río, SLP Otoño (octubre 37) 18 meses
S.Marcos Naupan Otoño (octubre 37) 10 meses
S.Luis Potosí Otoño (noviembre 37) 12 meses
Tlaxomulco Otoño (noviembre 37) 7 meses
Coatepec,Mex Otoño (noviembre 37) 4 meses
León Otoño (noviembre 37) 4 meses
Stgo.Compostela Otoño-Invierno (dic 37) 4 meses
Antequera Otoño-Invierno (dic 37) 13 meses
Sta.Ma.Lagos Otoño-Invierno (dic 37) 17 meses
S.M. Zaachila Otoño-Invierno (dic 37) 10 meses
Chapala Otoño-Invierno (dic 37) 10 meses
Ixtlahuacán Otoño-Invierno (dic 37) 10 meses
S.Juan Lagos Otoño-Invierno (dic 37) 12 meses
S.M.Lagos Otoño-Invierno (dic 37) 17 meses
Colotlán Otoño-Invierno (dic 37) 10 meses
Xalatlaco,0ax Invierno (enero 38) 13 meses
Stgo.Tilapa,Orizaba Invierno (enero 38) 11 meses
Huayacocotla Invierno (enero 38) 8 meses
Maravatío Invierno (enero 38) 7 meses
Cuquío Invierno (enero 38) 12 meses
Ahuacatlán, Nay Invierno-Primavera (marzo 38) 5 meses
Tlaltenango Invierno-Primavera (marzo 38) 9 meses
Tepetitlán Primavera (abril 38) 9 meses
Valladolid Primavera (abril 38) 8 meses
Guadalcázar Primavera (abril 38) 7 meses
S.J. Río, Dgo. Primavera (abril 38) 7 meses
Nochixtlán, Zac Primavera (mayo 38) 24 meses
Parras Primavera (mayo 38) 19 meses
Tepechitlán Primavera (mayo 38) 5 meses
150
Localidad Mes de aparición Duración
Durango Primavera (junio 38) 7 meses
Nombre de Dios Verano (julio 38) 5 meses
Aguascalientes Verano (julio 38) 6 meses
Ciénega de Mata Verano (julio 38) 17 meses
Parral Verano (agosto 38) 6 meses
Canatlán Verano-Otoño (sept 38) 2 meses
Stgo.Papasquiaro Otoño (octubre 38) 6 meses
Zacualtipan Otoño (octubre 38) 2 meses
Hualahuises,N.L 1738 *
Texas 1739 *
Ostimuri 1740 *
Baja California 1742-1744 *
* se ignora tiempo de duración de la epidemia
FUENTES: AGN, Archivos parroquiales-Micropelículas; Hospital de
Jesús, v.302, e.1, ff.21lv-25; Tributos, v.11, e.15, v.l1, e.13,
f.216 v, v.11, e.15, f£f£.424v-429, v.25, e.6, f£.135, v.50, e.14,
ff.293-295, v.47, e.14, £.383, v.47, e.16, ££.497-497v, v.47, e.15,
ff.412-412v, v.33, e.18, f.1; Malvido, "Factores de despoblación",
75; Morin, Santa Inés, 56, Michoacán, 53-54, Rabell, La población,
47; Cuenya, "El matlazahuatl", 181, Calvo, Acatzingo, 63; Gerhard,
La frontera norte, 41, 436; Fernández de Jáuregui, Descripción, 90.
1. Localidades con más de 5 000 muertos
Lugar Número de muertos
Ciudad de México 40 157
Coyoacán 5 988
Metepec 9 312 *
Cholula 16 926
Puebla 7 685
Querétaro 5 050
Silao 5 000
Dolores 9 465
Irapuato 8 000
Real del Monte 5 700
2. Localidades entre 1 000 y 3 000 muertos
Lugar Número de muertos
Acatzingo 3 280
Tulancingo 2 377
Zacatelco 2 200
Atlacomulco 2 120
San Luis de la Paz 2 127
Tepeaca 1 800
Azcapotzalco 1 793
Tochtepec 1 870
Cuquío 1 377
Sultepec 1 155
Orizaba 1 134
Guanajuato 1 127
Tepeaca 1 853
S.Miguel Acambay 1 000
Aguascalientes 1 018
3. Localidades entre 500 y 1 000 muertos
Lugar Número de muertos
San Juan del Río 955
Tlaltenango 917
Nochixtlán, Zac. 906
Tepeji del Río 900
Santa María del Río 773
Sayula 638
Sta.María de los Lagos 602
León 550
Antequera (P.El Sagrario) 524
152
Cuernavaca 596
4. Localidades con menos de 500 muertos
Lugar Número muertos
Colotlán 498
Tepozotlán 399
San Luis Potosí 391 c.a
Durango 319 c.a
Zacualtipan 353
Parras 302
Parral 274
Yautepec 273
Ciénega de Mata 267
Tlaxomulco 213
Papasquiaro 212
S.Juan de los Lagos 182 (1)
Tlayacapan 170
Guadalcazar 154
Tepechitlán 151 c.a
Venado 147 c.a
Nombre de Dios. 131
Tizayuca 121
S.Juan del Río, Dgo. 120
Tecomatepeque, Ixtapa 101
Xantetelco 96
Ahuacatlán 95
Compostela 61
Colima 47
La Barca 45
Cuitzeo 44
Canatlán 42
* Refiere a número de tributarios
1. Faltan registros. Conteo de dos meses
FUENTES: AGN, Archivo arroquiales-Micro ículas; Hospital de
Jesús, v.302, e.1, ff£.21v-25; Tributos, v.47, e.16, ff. 497-497v;
Cabrera Quintero, Escudo de armas, 511-513; Malvido, "Factores de
despoblación", 75; Morin, Santa Inés, 56, Michoacán, 53-54, Rabell,
La población, 47; Cuenya, "El matlazahuatl1", 181, Calvo, Acatzingo,
63; MacLeod, "The matlazahuatl", 12-13; Brading, Haciendas y
ranchos, 315; Ferrer, "Poblamiento indígena", 73; Iriani, Minnucci,
"Las crisis".
153
CAPITULO IV: CARESTÍA, ESCASEZ Y DESABASTO DE ALIMENTOS, 1734-1742
Este capítulo explora otro posible origen de la enfermedad: el
hambre y la presumible relación causal que se ha establecido entre
crisis agrícolas y epidemias. Ya se vio que la literatura histórica
sobre el tifo en Europa ha vinculado su aparición con la escasez de
alimentos y el hambre. Del mismo modo, la peste ha sido relacionada
con cierto grado de desnutrición, pues esta epidemia siempre había
surgido en momentos de guerras y hambre. Sin embargo, la
historiografía reciente ha cuestionado esta interpretación, pues se
ha comprobado que muchos padecimientos infecciosos eran
independientes de la nutrición.?
En el caso del matlazahuatl1, la relación causal entre crisis
agrícola y epidemia es más compleja. Aunque en algunos lugares del
Centro esta epidemia fue antecedida por heladas y escasez de
granos, hay evidencias de otros lugares que muestran que la
enfermedad surgió al margen de estos fenómenos. Un aspecto más
importante aún es que después del matlazahuatl, sobre todo entre
1739 y 1740, aparecieron problemas de abasto de alimentos a las
ciudades, debido principalmente al descenso demográfico. Del mismo
modo, después de la epidemia algunas zonas agroganaderas del valle
de Toluca y del área de Puebla-Tlaxcala padecieron heladas y secas,
fenómenos que agravaron a su vez la producción de granos. La
conjunción de todos estos fenómenos afectó el abasto de alimentos
1 Sobre este debate, véase Livi-Bacci, "La relación", 104.
154
en las ciudades de México, Puebla, Tlaxcala, Valladolid e incluso
en puntos más alejados, como Veracruz y algunas ciudades del Norte.
El propósito de este capítulo consiste en vincular la epidemia
de matlazahuatl con estos dos episodios de escasez de granos, en
especial con las crisis agrícolas de 1734-1735 y 1741-1742. Con
ello intento ahondar en la discusión en torno a la presunta
asociación causal entre hambre, crisis agrícolas y epidemias.
Explorar la vinculación de estas dos crisis con la epidemia
permitirá plantear otro modelo: hambruna-epidemia-hambruna,
trinomio que fue por demás evidente entre 1737 y 1742. El capítulo
consta de tres grandes apartados. En el primero presento un balance
historiográfico sobre el estudio de las epidemias y crisis
agrícolas. Este panorama permitirá discutir conceptos y problemas
vinculados con la relación causal entre ambos fenómenos. En los dos
apartados intento analizar las crisis agrícolas de 1734-1735 y
1741-1742 y su respectiva asociación con el matlazahuatl.
1. Hambruna-epidemia-hambruna. Algunas cuestiones historiográficas
y conceptuales
El estudio de Florescano sobre los precios del maíz en la
ciudad de México analiza el impacto de las denominadas crisis
agrícolas en la sociedad colonial. Según este autor, el ciclo
agrícola era la base del ciclo económico global.? Estas crisis
2? Para Florescano, una crisis de subsistencia en las economías
antiguas significaba una crisis industrial, demográfica y en
general una crisis de la sociedad entera. Después de las
catástrofes que reducían las cosechas, se desencadenaba una larga
serie de efectos interrelacionados: escasez, carestía, hambres,
155
agrícolas, al igual que en Europa, se sucedieron más o menos cada
diez años: 1730-1731, 1741-1742, 1749-1750, 1759-1760, 1771-1772,
1785-1786, 1801-1802, 1810-1811. En todos estos momentos la
meteorología fue determinante, puesto que la falta de lluvias en
los primeros meses de la siembra (abril-junio) y su ausencia o
irregularidad en los meses siguientes, o bien su exceso y la
presencia de heladas en agosto y septiembre, cuando la semilla
estaba en proceso de maduración, eran factores que "desencadenaban
las crisis".?
Florescano se basó en las series de precios del pósito y
alhóndiga de la ciudad de México para identificar años de súbitas
elevaciones en el precio del maíz, alimento básico de la población
novohispana. En su análisis de este impacto generalizado existe un
punto que me interesa discutir y que se refiere a la asociación
entre crisis agrícolas y epidemias: "al lado del hambre y la
miseria, la propagación de las epidemias, las catástrofes
demográficas". Según esta perspectiva, el hambre, la escasa y mala
ingestión de alimentos, el debilitamiento de las defensas
epidemias, reducción de matrimonios y nacimientos, aumento de la
tasa de mortalidad, grandes desplazamientos de población, paro de
la industria textil, malestar social, tensión política. En su
análisis de las crisis agrícolas en la ciudad de México, Florescano
se basa en la historiografía francesa de autores como Ernest
Labrousse, Jean Meuvret, Pierre Goubert, Le Roy Ladurie y Pierre
Vilar, entre otros. Florescano, Precios del maíz, Sl.
3 "Comparando la curva del trigo de Francia continental, o con
la curva "nacional" francesa reconstituida por Ernest Labrousse,
observamos que los años en que ocurren las grandes crisis francesas
son casi los mismos de los máximos ciclos mexicanos. Esta
coincidencia sobre todo se observa en el periodo de 1720-1778".
Florescano, Precios del maíz, 55-57.
156
inmunológicas, la concentración en las ciudades de la población
expulsada del campo, eran factores que propiciaban la entrada de
enfermedades, tales como viruela, matlazahuatl, sarampión y otros
padecimientos no identificados.*
Estudios posteriores al de Florescano empezaron a cuestionar
esta supuesta vinculación de fenómenos. Brading, Rabell y Morin
observaron que no existía una causalidad entre crisis y epidemias,
pues al comparar las series de precios con las tendencias
demográficas de las localidades estudiadas, observaron que aun
cuando la desnutrición originada por crisis agrícolas precedía e
intensificaba la incidencia de la enfermedad, el origen y el
alcance geográfico de las epidemias se extendía mucho más allá de
los límites de las sequías y heladas locales.? Para el caso del
matlazahuatl de 1736-1738 en León, Brading señala que esta epidemia
% Florescano afirma que por lo menos diez de las grandes
"pestes" que afectaron a la ciudad de México durante el siglo XVIII
estuvieron estrechamente asociadas con las crisis agrícolas, como
en 1709-1711, 1714, 1724-1725, 1730-1731, 1734-1739, 1749-1751,
1759-1760, 1771-1773, 1780-1781, 1785-1787, 1810-1811. La excepción
se encuentra en las crisis agrícolas de 1741-1742 y 1801-1802 que
"no parecen haber estimulado ni aun propagado enfermedades
epidémicas". Florescano, Precios del maíz, 85-87.
3 Brading, por ejemplo, sostiene lo siguiente: "aunque Léon
fue escenario tanto de epidemias como de la hambruna y guerra que
azotaron a todo el país, el excedente continuado de bautizos sobre
los entierros registrados hacen pensar que la población siguió
aumentando durante todo el periodo. Rabell señala que para San Luis
de la Paz "no podemos hablar de la crisis demográfica como un mismo
fenómeno que se repite en más de siglo y medio; cada una de las
grandes crisis demográficas tiene su etiología y consecuencia
distintas y cualquier modelo explicativo tiene que tomar en cuenta
los rasgos específicos de las diferentes manifestaciones de este
fenómeno". Brading, Haciendas, 304; Rabell, La población, 64.
157
no fue precedida por malas cosechas.*f
Los estudios sobre la historia de la nutrición en Europa
también han profundizado en la asociación entre hambre y
enfermedad. En general, se mantienen dos posturas. Por un lado,
algunos autores exponen tesis semejantes a la de Florescano:
afirman que la escasez de alimentos fue la principal causa de la
alta tasa de mortalidad y del lento crecimiento de la población
europea durante el Antiguo Régimen. Una segunda postura cuestiona
esta aseveración, pues considera difícil medir el nivel nutricional
en las poblaciones del pasado, destacando además que ese nivel no
debe confundirse con la disponibilidad de alimentos. Agregan que la
población puede adaptarse ante la falta de alimentos cambiando la
composición de sus dietas.”
En el caso de las grandes epidemias, los estudiosos que
sostienen la segunda tesis han constatado que la mayoría de ellas
fueron independientes del hambre e inanición, al igual que muchas
enfermedades infecciosas, como la fiebre tifoidea, la malaria y en
menor grado el tifus, la viruela y la sífilis. Existe un posible
6 Al comparar las series de precios con los registros de
entierros de esa localidad, Brading concluye lo siguiente: "Nuestra
evidencia no justifica la afirmación de causalidad. Los aumentos
menores en los precios rara vez provocaron epidemias; claro que es
probable que en ocasiones hayan sido su resultado. El impacto de la
enfermedad se extiende más allá de su relación con la oscilación de
los precios del maíz". Brading, Haciendas, 315.
7 Esta divergencia se ventiló en 1982 en una reunión de
historiadores, demógrafos, economistas y bromatólogos celebrada en
Bellagio, Italia. La publicación de estos estudios apareció tres
años después y la versión en español es de 1990. La primera tesis
es sostenida por Thomas McKeown, mientras que la segunda aparece en
el ensayo crítico de Massimo Livi-Bacci. Ver McKeown,
"Alimentación", 31-53 y Livi-Bacci, "La relación", 103-109.
158
umbral de desnutrición por arriba del cual es débil el grado de
correlación entre el nivel nutricional y su mortalidad. Quizá la
postura de estos últimos estudios sea válida, pues es díficil medir
la asociación entre hambre y epidemias en el pasado. Las evidencias
disponibles, como series de precios o fuentes cualitativas, son
insuficientes y en muchas ocasiones parciales. Un estudioso de la
nutrición, Carl Taylor, sostiene que la vinculación entre hambre y
epidemias ha sido constante en los documentos históricos y que ello
ha influido en los estudios del tema a lo largo de los años.? El
propio Cabrera Quintero también vincula el origen del matlazahuatl
con el hambre:
Y «siempre se han experimentado enfermedades malignas y
pestilentes, sumamente dificultosas de curar, después de
grandes hambres.?
Al referirse al gran impacto del matlazahuatl entre la
población indígena, Cabrera Quintero señala que "los indios comen
mal, visten peor, trabajan mucho... no hay duda, que para las
pestilencias que tan comúnmente padecen los hacen también más
delicados".' Cabe preguntarse hasta qué punto esta aseveración
puede vincularse a una desnutrición crónica de los indios, o bien
a las crisis agrícolas que antecedieron a la aparición de la
enfermedad. Resulta díficil establecer esta asociación, pues
* Este autor apunta que a partir de los documentos históricos
. probablemente nunca podamos determinar los vínculos causales
precisos entre las epidemias y las hambrunas, por lo que se debe
recurrir a las pruebas basadas en lo que ahora sabemos de las
relaciones biológicas". Taylor, "La sinergia", 317.
2? Cabrera Quintero, Escudo de armas, 67.
10 Cabrera Quintero, Escudo de armas, 68.
159
primero hay que conocer la composición de la dieta de los indios y
preguntarnos qué significaba una crisis agrícola para este sector.
El término de crisis agrícola es actual y el problema es que en
múltiples trabajos ha sido empleado como sinónimo de hambre.
Así pues conviene definir algunos conceptos. Una crisis agrícola
implica ante todo una alteración generalizada en los precios de los
productos agrícolas, fenómeno que conlleva efectos de arrastre
económico y social en diversas ramas productivas. Sin embargo, debe
considerarse que las series de precios, como la de Florescano, sólo
reflejan el comportamiento del mercado urbano y por consecuencia
del maíz y trigo que fue comercializado. Para analizar el impacto
de las crisis agrícolas deben considerarse las condiciones
regionales y la estructura de los mercados locales.!! Del mismo
modo, una crisis agrícola no necesariamente era resultado de una
perturbación meteorológica, sino también podía ser originada y
agudizada por acciones sociales, como se verá en los siguientes
apartados. Se requiere caracterizar el impacto y origen de cada una
de las crisis agrícolas estudiadas por la historiografía. Algunos
años de crisis, como los de 1785-1786 y 1810-1811, han llamado la
atención de los historiadores no sólo por su magnitud, sino también
por la abundacia de documentación disponible;* sin duda, en todos
1“ Este planteamiento crítico proviene del trabajo de
Assadourian sobre Tlaxcala. Ver Assadourian, "Estructuras
económicas", X:65-90.
12 Para el estudio de estas crisis agrícolas se dispone de
varios trabajos analíticos, así como de compilaciones documentales.
Ver Florescano, Fuentes; Pastor, "Introducción"; Terán, "Sociedad"
y Florescano y San Vicente, Fuentes.
160
estos años hubo una evidente falta de alimentos y una presencia
notable de enfermedades.*? Lo anterior, sin embargo, no debe llevar
a pensar que cualquier perturbación meteorológica y alza de precios
originaba episodios de hambre, enfermedades y trastornos económicos
y sociales, como los vividos a fines del siglo XVIII.
En suma, considero que una crisis agrícola no significaba
necesariamente hambre crónica para la población, sino más bien hay
que entenderla como un periodo en el cual disminuía el acceso a la
disponibilidad de alimentos.** En la sociedad urbana colonial la
provisión de alimentos estaba garantizada por las instituciones del
pósito y alhóndiga, que regulaban el abasto de granos a un precio
13 Incluso durante la gran crisis agrícola o los años del
hambre de 1785-1786 en algunas regiones se lograron obtener
alimentos mediante la implantación de programas agrícolas. Un
ejemplo ilustrativo fue el de José Pérez Calama, visitador general
de la diócesis de Michoacán, quien promovió un exitoso proyecto
agrícola y alimenticio, aprovechando las condiciones ambientales de
cada zona y combinando el maíz con frutos silvestres o productos
alimenticios de fácil acceso. Sobre este proyecto, ver Cardozo
Galué, Michoacán; Molina del Villar, "Crisis".
14 En en este sentido, es sugerente el estudio de Louise Tilly,
relativo a los conflictos en Francia e Inglaterra por el derecho a
los alimentos. Este autor sostiene que la ¡inanición "no es
simplemente una cuestión de alimentos disponibles percápita, sino
más bien una función de las relaciones que dan derechos a ellos".
En otras palabras, los casos europeos ilustran que la ideología y
retórica de los inconformes confirman que el problema no era el
déficit absoluto de alimentos, sino el derecho a los mismos.
Existen varios medios que permiten a la gente obtener alimentos:
"la herencia o compra de tierras para cultivar alimentos
apropiados; derechos sociopolíticos (obligaciones morales oO
religiosas por parte de ciertos grupos de velar porque otras
personas reciban alimentos) o derechos institucionalizados a la
seguridad social o al bienestar garantizados por el gobierno".
Tilly, "Derecho a los alimentos", 148, 154.
161
"justo".?* Durante los años del matlazahuatl varios centros urbanos
padecieron desabasto de alimentos, como resultado de factores
meteorológicos, de acciones especulativas, pero sobre todo debido
a la drástica disminución de la población rural.
Cabe advertir que en este capítulo no profundizaré en el
análisis de la calidad y nivel de nutrición de la población y su
relación con la aparición del matlazahuatl. El problema de
desabasto de alimentos en algunas ciudades entre 1734 y 1735, así
como las elevaciones en el precio del maíz, no permiten confirmar
un descenso en el nivel nutricional de la población. Aún queda por
investigar la manera como un estado general de desnutrición podía
originar enfermedades, sobre todo aquellas de carácter infecto-
contagioso, como la peste y el tifo, padecimientos que guardan gran
semejanza con el matlazahuatl. Si bien durante los años de 1734 y
1735 en Puebla y México hubo desabasto de alimentos y enfermedades,
el matlazahuatl se extendió más allá de estas zonas y se propagó en
lugares en donde la falta de alimentos no fue un elemento causal de
su aparición. Como ya se vio, en la expansión de la epidemia
intervinieron otros factores, como el clima, la demografía y el
tipo de comunicaciones. De todos modos, se puede presumir que la
escasez y falta de alimentos, que se padeció entre 1736 y 1739,
debió aumentar la magnitud de la epidemia y el número de muertos de
15 En momentos de escasez y carestía, el pósito y alhóndiga se
dedicaban a vender cereales a bajo precio. En la fundación y
administración de estas instituciones en la Nueva España se
consideraron diversas Ordenanzas de Madrid, Valladolid, Toledo y
otros lugares de España. Sobre las funciones de estas instituciones
en la Nueva España, véase Vásquez, "El Pósito", 394-426.
162
los más pobres y necesitados.
De esta manera, se puede hablar entonces de una crisis mixta,
en la que se sumaron varios años de escasez, carestía, hambre,
enfermedades y muertes.!!? Como se aprecia en el cuadro 5, antes del
matlazahuatl, entre 1734 y 1735, en varios puntos del área central
escasearon las lluvias, fenómeno que se tradujo en carestía y
enfermedades. Después de la epidemia, entre 1739 y 1742, se
presentaron heladas, secas, granizadas, pérdidas de cosechas,
escasez y carestía. Sin soslayar el impacto de estos fenómenos
naturales, considero que la crisis de estos últimos años fue
consecuencia directa de la epidemia, debido a las muertes y
migraciones de la población rural.
Cuadro 5: Calendario mensual y anual de eventos naturales, crisis
y escasez registrados entre 1734 y 1742
[ Fecha Evento Lugar |
l Mayo 1734 Falta de lluvias Valle de México [
Mayo-julio 1734 Viruela Puebla
Cd. México
Enero 1735 Escasez de carne Cd. México
Mayo-agosto 1735 Falta de lluvias Valle de México
Junio 1735 Viruela Puebla
Cd.México |
16 Este término refiere a esta interdependencia estrecha entre
hambre y enfermedad. Según un estudioso, "lo frecuente no será el
hallazgo de una crisis de mortalidad puramente epidémica o de
subsistencia, sino la presencia de la crisis mixta, en que se
combinan los dos tipos de factores básicos". Pérez Moreda, Las
crisis, 82.
163
1735 Falta de lluvias Bajío
Escasez de maíz Acámbaro, Salvatierra,
Valle de Santiago,
Celaya y San Miguel
Enero 1736 Escasez de maíz y trigo Cd. México
Julio 1736 Mortandad de ganado Puebla
Abril 1737 Escasez de maíz Puebla
Junio 1737 Carestía Tlaxcala
Agosto 1737 Venta de maíz viejo Cd.México
Septiembre 1737 Escasez de maíz y trigo | Veracruz
Noviembre 1737 Escasez de alimentos San Luis Potosí
[ Enero 1738 Carestía de pan Tlaxcala |
Abril 1738 Escasez de maíz Cd .México
Julio 1738 Escasez de maíz Cd. México
Septiembre 1738 Problemas de abasto de Cd. México
carne
Escasez de maíz
[ 1739 Carestía de maíz Antequera
[ Enero 1739 Escasez de maíz León |
| Abril 1739 Retraso de lluvias Antequera |
l Junio 1739 Escasez de maíz Puebla
Junio 1739 Heladas: Valle de Toluca
Granizadas Puebla-Tlaxcala
| Junio 1739 Escasez de maíz Cd.México l
Julio 1739 Falta de lluvias Valladolid
Septiembre 1739 Escasez de maíz Puebla
Diciembre 1739 Escasez de trigo Puebla
1740 Escasez de maíz y habas Santa Clara de Lerma
1740 Escasez de alimentos San Felipe Real de
Chihuahua
Junio 1740 Heladas Puebla
| Tlaxcala
| Junio 1740 Heladas Valle de Toluca
Granizadas
Junio 1739 Escasez de maíz Cd.México
Junio-septiembre 1740 Escasez de maíz Puebla
Abril 1741 Falta de lluvias Valle de México
Escasez de maíz Cd.México
164
[ Junio 1741 Escasez de maíz Puebla
Julio 1741 Falta de lluvias Valladolid
Escasez de maíz
Agosto 1741 Escasez de maíz Cd.México |
[ Diciembre 1741 Escasez de trigo Cd.México |
1741-1742 Carestía y escasez de Puebla
maíz
odos estos eventos son analizados en este capitulo y las fuentes
aparecen citadas en el mismo texto.
Esta vinculación entre el matlazahuatl y la crisis de 1740-
1742 ejemplifica el modelo analítico propuesto por Pérez Moreda y
Romano. Según estos autores, no debe profundizarse demasiado en el
efecto causal entre crisis agrícola y epidemia, sino más bien
ampliar el esquema y analizar el mecanismo: crisis de subsistencia-
epidemia-crisis de subsistencia. En otras palabras, las epidemias
reducen el número de individuos, situación que repercute en el
número de trabajadores del campo y, por consecuencia, aumentan los
riesgos de una nueva hambruna.!” De manera más explícita, Pérez
Moreda señala:
Así, en algunas ocasiones las crisis de mortalidad y todo el
contexto social que la acompañaba, determinaba el abandono
simultáneo de las actividades laborales con el resultado
inmediato de la caída de la producción. En cada caso deben
examinarse estas sutiles relaciones entre morbilidad,
mortalidad y crisis de subsistencia antes que afirmar que esta
última era de cualquier forma el factor desencadenante del
mecanismo de la crisis en su conjunto.?*
En otro contexto, David Brading llega a las mismas
conclusiones cuando se pregunta si la aparición del matlazahuatl de
17 Romano, Coyunturas opuestas, 30-31.
18 Pérez Moreda, Las crisis, 374.
165
1737-1739 en el Bajío pudo asociarse con la pérdida de cosechas y,
en consecuencia, con la desnutrición. Para este autor, la respuesta
no es fácil, ya "que si los fenómenos fueron simultáneos (pérdida
de cosechas y epidemia) entonces cualquiera de ellos pudo provocar
el otro". En otras palabras, quizá la epidemia haya impedido que
las cosechas del año se hayan levantado en su totalidad originando
escasez y carestía.?”
Al considerar todos estos señalamientos, el estudio de los
años que precedieron al matlazahuatl adquiere un nuevo sentido,
pues puede ejemplificar el esquema explicativo de Pérez Moreda y
Romano. Si bien la epidemia fue antecedida en algunos lugares por
desabasto y Carestía, “su impacto demográfico provocó la
paralización de diversas actividades productivas, entre las que se
encontraba la agricultura. En las páginas siguientes intento
explicar cómo la disminución de la población rural repercutió en el
desabasto de alimentos a las ciudades. Del mismo modo, describo
cómo en el origen y desarrollo de la crisis de 1741-1742 se
conjuntaron ciertos fenómenos naturales (heladas) y fenómenos
sociales (especulación y confrontación de intereses).
2. Antecedentes: la crisis agrícola de 1734-1735
El área considerada en este análisis corresponde a la zona de
gradual crecimiento demográfico descrita en el capítulo 1. Como ya
12 "Ninguna de las epidemias de los años de 1737-1738 y 1779-
1780 estuvieron precedidas por malas cosechas: ocurrieron en el
mismo año". Brading, Haciendas, 313-314.
166
se vio, desde fines del siglo XVII la población indígena de varias
ciudades importantes del área central empezó paulatinamente a
crecer. Tal aumento fue atribuido tanto al crecimiento natural como
a la migración; muchos indígenas de los pueblos empezaron a emigrar
a los centros de población española, como las ciudades de México y
Puebla. Tal fenómeno prosiguió y aumentó en el transcurso del siglo
XVIII.?
A pesar de tal crecimiento, en los siglos XVII y XVIII la
población española seguía siendo mayoritaria en las ciudades de
México y Puebla,?*' aunque otros grupos empezaron a aumentar como
los mulatos, negros y mestizos.?* Este último grupo empezó a
incrementarse notablemente en el siglo XVIII, compitiendo en número
con los indios. De esta forma, ciudades como la capital se fueron
conformando en un gran conglomerado de habitantes que demandaban
alimentos de diversas y lejanas zonas del virreinato. Para estos
22 Por ejemplo, en la década de 1640 y 1650 había en los
barrios periféricos a la ciudad de Puebla entre 10 mil y 12 mil,
mientras que unos 5 mil vivían en el casco urbano. Este incremento
es importante si se considera que en el área en donde se erigió la
ciudad de Puebla no había población indígena. En la antigua
Tenochtitlán y Tlatelolco las cifras de la población indígena
indican un aumento a partir del siglo XVII. Durante el siguiente
siglo hubo un incremento acentuado de indígenas en Tenochtitlán,
principalmente en los barrios del sureste cercanos al lago. Israel,
Razas, 37, 49-50; Gibson, Los aztecas, 387-388.
2 Existen algunas cifras aproximadas sobre la población blanca
en la ciudad de México. En 1646 se cree que había cerca de 8,000
familias, mientras en 1742 esa cifra era de 50,000 familias
españolas. En contraste en 1700 el número de tributarios en
Tenochtitlán y Tlatelolco estaba abajo de los 8,000. Ver Gibson,
Los aztecas, 388-389.
22 En 1673 el virrey Marqués de Mancera afirmó que en la zona
central del virreinato el número de negros y mulatos era mayor al
de los mestizos. Israel, Razas, 71
167
grupos, principalmente para los pobres, el alimento básico era el
maíz, "preparado de diferentes maneras, como tortilla, atole,
tostado o hervido". El trigo también era un elemento importante de
la dieta de estos sectores bajos, pues no sólo era consumido por la
población blanca.?*? El maíz y trigo, junto con otros cereales y la
carne, daban una cantidad suficiente de nutrientes y proteínas.?**'
En años de crisis agrícolas el abastecimiento de estos alimentos
disminuía, afectando en mayor grado a los centros urbanos más
populosos del virreinato.
Así ocurrió entre 1734 y 1735, cuando en el valle de México
hubo dos periodos consecutivos de secas o retraso de lluvias, que
provocaron pérdida de cosechas, muertes y enfermedades en el
ganado. Esta falta de lluvias se registró en los meses más
importantes para la agricultura de temporal del valle, es decir,
entre mayo y agosto.?* Las repercusiones de esta seca se empezaron
22 En el siglo XVIII el consumo de pan se había generalizado
en la ciudad de México. Así, la población consumía una cantidad
considerable de granos básicos en forma de pan y tortillas. Las
panaderías producían dos tipos de pan, el floreado o de primera
calidad y el común de segunda, pero sólo vendían el floreado. El
pan común era remitido a las pulperías. Los indios y mestizos
complementaban su dieta de maíz con pan, como lo hacían los blancos
con el maíz. García Acosta, Las panaderías, 26-30.
24 Cross, "Dieta y nutrición", 111-112.
25 AHCM, Actas de cabildo originales, 59A, sesión 18 de junio
1734; 60A, 20 y 23 julio 1735. Florescano señala al respecto que
"en el valle de México, y en las regiones próximas a él, el mes de
mayo era el más crítico para las siembras de maíz, el mes en que se
medía el atraso o la llegada regular de las lluvias, que comenzaban
en abril. Si las lluvias se demoraban, el peligro era grave, pues
entonces podían afectar a la planta cuando apenas comenzaba a
brotar, o después cuando estaba en proceso de maduración. En ambos
casos la cosecha futura estaba seriamente amenazada. Por esta
razón, siempre que se presentaba uno de esos signos, los labradores
168
a manifestar en la ciudad de México cinco meses después, a
principios de 1736, cuando el procurador de la ciudad "pidió el
mayor consuelo a los pobres", debido a las arbitrariedades de los
comerciantes, quienes estaban vendiendo maíz y trigo "con medidas
menores", es decir, las ventas de maíz en la alhóndiga habían
disminuido, pues al parecer estaban proliferando las
"alhondiguillas" o tiendas ilícitas que vendían libremente el
maíz.?? Algunos hacendados de Chalco se quejaban de que los
intermediarios especulaban con la venta y distribución del maíz.
Por su parte, algunos hacendados del valle de Toluca dejaron de
enviar trigo a la ciudad con el objeto de encarecerlo y venderlo en
otros lugares a mejor precio (Ver cuadro 5).?”
La región de Chalco era el principal abastecedor de maíz de la
ciudad de México.* Su cercanía y las facilidades de transporte
guardaban celosamente las reservas de la cosecha anterior y no
comenzaban a vender sino hasta después de la luna de mayo".
Florescano, Precios del maíz, 30.
26 Era frecuente que en tiempos de escasez o de precios altos
aparecieran ordenanzas que prohibían la compra y venta de grano -al
mayoreo o menudeo- fuera de la alhóndiga. De este modo, el virrey
y las autoridades del cabildo hacían todo lo posible para controlar
lo más posible las ventas de granos por medio de la alhóndiga con
el fin de asegurar el abastecimiento a los vecinos. Vásquez, "El
Pósito", 408.
27 El procurador de la ciudad de México informó que en los
molinos instalados en las riberas de la ciudad había pocas piezas
de trigo, "y mucha saca para diferentes partes, donde tienen
estimación y valor". Para evitar un desabasto mayor, el procurador
propuso tasar el precio del trigo, elevándolo un poco, para
aumentar la oferta y finalmente bajar su precio. AHCM, Actas de
cabildo originales, 61A, 18 enero 1736, 6 febrero 1736.
22 Las haciendas de Chalco llegaron a ser los centros maiceros
más grandes del valle. Según Gibson, en 1773 el rendimiento
promedio de una hacienda era de 3 mil fanegas. Algunas haciendas
169
favorecieron el monopolio de los hacendados chalquenses en el
mercado urbano, aunque existían otras zonas que también
participaban en ese comercio, como Toluca, Texcoco, Tianguistengo,
Apan, Ixtlahuaca y Tierra Caliente. Los principales centros
productores de trigo estaban en el valle de México, Toluca y el
Bajío, denominados respectivamente "alrededores", "tierra fría" y
"Tierra Adentro". Debido a su carácter predominantemente comercial,
el trigo era producido en las mejores tierras de las haciendas y
contando con sistemas de irrigación. La mayor parte del abasto de
trigo a la ciudad provenía de estas haciendas y sólo cantidades
menores eran vendidas por algunos pequeños agricultores. En
promedio la capital recibía 105 mil cargas de trigo al año,
cantidad que no varió mucho a lo largo del siglo XVIII.?”
Al encarecimiento de maíz y trigo, se sumó en 1735 una
disminución en la provisión de carne a la ciudad (Ver cuadro 5).
Debido a la amenaza creciente de desabasto, en febrero de 1736 el
virrey Vizarrón Eguiarreta ordenó erogar 70,210 pesos del pósito
para efectuar compras extraordinarias de carne. Finalmente en junio
grandes llegaban a producir hasta 10 mil fanegas. Calculando un
rendimiento de 15 a 30 fanegas por media hectárea, se puede suponer
que la hacienda media de Chalco sembraba de 250 a 500 hectáreas. El
trigo también era cultivado en Chalco, siendo su producción anual
de alrededor de 60 mil fanegas. Otras jurisdicciones, como
Cuautitlán, Coyoacán y Otumba, también se dedicaban al cultivo de
trigo en el siglo XVIII. Gibson, Los aztecas, 335-336; Florescano,
Precios del maíz, 107.
22 Durante el siglo XVIII Atlixco y Tehuacán, antiguos
abastecedores de trigo de la ciudad de México, dejaron de enviar su
producción a la capital debido al surgimiento de ¡importantes
molinos de harina en Puebla y a una mayor demanda de pan en esa
ciudad. García Acosta, Las panaderías, 113-114, 118.
170
de 1736 se estableció una tabla para controlar las entradas y
salidas de carne de la ciudad.?*” Estas medidas son comprensibles,
pues al igual que el maíz, el comercio de res y carnero en la
capital estaba sujeto a reglamentaciones municipales, que normaban
su introducción y venta con el fin de garantizar un abasto
constante. El Bajío era la principal zona de aprovisionamiento de
reses a la ciudad de México. De la Piedad y Pénjamo venía un gran
número de ganados con destino a la ciudad de México, que cruzaban
caminos y cañadas por el rumbo de Irapuato, Salamanca y Celaya.?'
El cerdo provenía de lugares cercanos, como Toluca; del Bajío, la
Huasteca y del Norte llegaba un gran número de carneros. El
comercio de carne de res y carnero involucraba a los más ricos
hacendados y comerciantes de la ciudad de México y del Bajío y
Norte.??
Una sequía o seca prolongada y heladas también podían provocar
1% AHCM, Borrador
de lo despachado..., V.443A, 157; Actas de
cabildo originales, v.61A, 18 enero 1736, 6 y 20 febrero 1736, 18
junio 1736.
311 Octubre era el mes de mayor tránsito de ganados, aunque
también había importantes movimientos en agosto y septiembre. Al
final de las lluvias ya había pastos frescos a lo largo de los
trayectos. Esta temporada era cuando generalmente se abastecían los
obligados de las carnicerías de la ciudad de México (Serrera,
Guadalajara ganadera, 72-73, 87-91). García Martínez reconstruye
uno de estos trayectos del Bajío por el que se conducía ganado a la
ciudad de México, precisamente se refiere al camino entre Pénjamo
y Huehuetoca. Este viaje exigía veinte días, recorriendo entre 16
y 22 kilómetros diarios. García Martínez, "Los caminos", 21.
32 Sobre la provisión de carne a la capital en la segunda mitad
del siglo XVIII, ver Van Young, La ciudad, 58; Serrera, Guadalajara
ganadera, 87-91; Harris, El imperio, 93-94. En relación con el
abasto de cerdo, ver León García, "La distinción alimentaria", 195-
206.
171
destrozos en la ganadería. La falta de lluvias y heladas arruinaba
los pastizales y ello provocaba el hambre y muerte del ganado.
Según Florescano, en diciembre, cuando el precio del maíz se
elevaba drásticamente, se generalizaba la carestía de carne en la
ciudad de México.?? En cambio, Rabell señala que no existe una
relación causal entre crisis agrícola y mortandad de ganado, pues
ésta no era una consecuencia inevitable del movimiento
meteorológico que originaba la pérdida de cosechas.?*' Si bien no
existe ¡una relación causal entre ambos fenómenos, insisto
nuevamente en que se deben considerar las condiciones locales, la
dimensión, alcance y especificidades de cada una de las crisis
agrícolas. Por ejemplo, existen años en los que al lado de la
crisis agrícola hubo crisis ganadera, como las de 1749-1750 y 1785-
1787, que afectaron importantes núcleos agrícola-ganaderos del
Norte y Bajío. En relación con la crisis de 1736-1739, es posible
también que a la falta y carestía de granos se haya sumado una
crisis ganadera. Así, como se verá más adelante, en 1735 y 1736 las
ciudades de México y Puebla sufrieron escasez de carne a
consecuencia de las secas registradas en el Bajío. En 1738 la
capital virreinal tropezó con algunos problemas para abastecerse de
carne, quizá debido a que en ese año los principales abastecedroes
del Bajío y Norte estaban padeciendo la epidemia (Ver cuadro 5).
La carestía y desabasto de 1735 y 1736 se extendió a otras
ciudades del virreinato. En julio de 1736 el ayuntamiento de la
33 Florescano, Precios del maíz, 76.
314 Rabell, La población, 64.
172
ciudad de Puebla recibió varias cartas de ganaderos de Tierra
Adentro, en las que se quejaban de la falta de pastos en las
inmediaciones de la ciudad para sus reses. Esta escasez de pasturas
había provocado la muerte del ganado. El resto quedó "adelgazándose
de manera que ha sido preciso venderlo a menor precio". El problema
era que los ejidos de la ciudad, que antes servían al pastoreo,
estaban siendo ocupados por labores o por el obligado del abasto de
carne .?*
Es posible que esta reducción en los pastizales haya estado
relacionada indirectamente con las pérdidas de cosechas originadas
por las secas de 1734 y 1735. Se puede suponer lo anterior a través
del informe que presentó el regidor de la ciudad de Puebla, quien
en 1735 mencionaba que la escasez de semillas era debida a la
"falta de ejidos", o sea de tierras destinadas al cultivo.?* Ignoro
qué factores intervinieron en esta disminución, pero posiblemente
el retraso de lluvias desde 1734 propició que muchas tierras de
ganado se destinaran al cultivo de siembras extraordinarias.
También hay que señalar que desde el siglo XVII la economía poblana
cambió la ganadería por la agricultura, principalmente hacia el
cultivo del trigo, maíz y cebada.?””
35 AAP, Actas de cabildo, sesión del 3 de julio de 1736, v.43,
f.274v.
36 AAP, Actas de cabildo, 11 julio de 1735, v.43, f.216.
7 La serie de diezmos de 1709-1726 muestra que en el área
poblana-tlaxcalteca la mayor producción agrícola se concentraba en
Tlaxcala, Atlixco, San Juan de los Llanos y San Andrés
Chalchicomula, mientras que la zona de Puebla acusaba un ligero
deterioro. Durante estos años sobresale el crecimiento de Zacatlán,
Izúcar y Tehuacán. Puebla recuperará su nivel anterior hacia
173
Durante los periodos prolongados de falta de lluvias es
frecuente que en la documentación aparezcan menciones a
enfermedades como la viruela. Como ocurre en la actualidad con las
fiebres eruptivas que afectan a la población infantil, la viruela
se presentaba en los meses cálidos de la primavera y verano, tal
como aparece en la siguiente cita:
[En mayo y julio de 1734 se realizaron rogativas para...] que
mitigue los excesivos bochornos que son motivos del universal
contagio de viruelas, que mataron a varios individuos, así
como para que llueva.?*
Como se puede apreciar en el cuadro S5, esta enfermedad se
registró en México y Puebla. En ambos lugares se realizaron varias
procesiones y actos religiosos para "mitigar los "calores excesivos
y epidemias de viruelas".?*? Al parecer, estos brotes de viruela
fueron asociados con una supuesta epidemia de "alfombrilla" que se
registró en enero de 1734. Pero en mayo de ese año, cuando las
lluvias empezaron a retrasarse, se confirmó que se trataba de una
epidemia de viruela. Esta enfermedad afectó principalmente a la
mediados del siglo XVIII, al mismo tiempo que Orizaba y Córdoba que
empezaron a figurar como importantes centros productivos: "En
general, puede decirse que el fin del siglo XVII y todo el XVIII,
se caracterizan por la reafirmación de los primitivos polos de
producción -Atlixco, Nopalucan y Tezmelucan-, y la aparición de un
nuevo polo en la región Córdoba-Orizaba". Medina Rubio, La iglesia,
153.
3% Gaceta de México, mayo 1734:620; julio 1734:639.
32 En octubre de 1733 se presentó un brote de viruela en
Puebla; un mes antes en la ciudad de México se registraron
"excesivos calores", que provocaron la muerte de ganado. AAP, Actas
de cabildo, sesión 13 octubre 1733, v.43, f.42; Gacetas de México,
septiembre de 1733, num.70:533; Gacetas de México, mayo 1734:619.
174
población infantil, de entre 0 y 5 años.*”
La viruela no está asociada con el nivel nutricional, sino más
bien con el estado inmunológico de la población ante la enfermedad.
Como ya se dijo, en 1734 esta enfermedad afectó principalmente a
los niños y fue de magnitud muy inferior al matlazahuatl de 1736-
1738. Considero por ello que los brotes de viruela de 1734 y 1735
no adquirieron proporciones epidémicas severas.*! Según Cuenya, en
Puebla las enfermedades ocurridas entre 1714 y 1737, aunque
recurrentes, siguieron siendo endémicas y las listas de entierros
se mantuvieron en niveles bajos, siempre superados por la
natalidad.*?
No es posible vincular esta enfermedad con la aparición del
matlazahuatl unos años después, puesto que los propios documentos
confirman que se trató de dos enfermedades distintas. Lo único que
puedo concluir es que estos casos de viruela fueron de menor
*% En Puebla los primeros brotes aparecieron a principios de
noviembre de 1733, provocando desde esa fecha un ascenso en la
curva de entierros, pues en el transcurso de tres meses murieron
cerca de 6,000 personas; en Cholula esta epidemia no se presentó
hasta 1734. La mortalidad regresó a su media anual normal en 1735.
Malvido, "Factores de despoblación", 73-74.
*t Los casos de viruela registrados en el siglo XVIII son pocos
en relación con los de siglos anteriores. Como se sabe, el gran
impacto demográfico de la viruela ocurrió en el momento del
contacto europeo, cuando la población indígena no contaba con el
código inmunológico para hacer frente a la enfermedad. Las últimas
grandes epidemias anteriores al matlazahuatl de 1736-1739 fueron la
viruela de 1710-1711 y la de sarampión de 1727-1728, enfermedad
eruptiva y al parecer más grave que la viruela. Así, es posible que
para la década de 1730 la población adulta hubiera adquirido la
inmunidad ante la viruela, por lo que ésta no adquirió proporciones
epidémicas.
4 Cuenya, "Epidemias y salubridad", 95.
175
intensidad y debieron obedecer en gran medida a la temporada
cálida.
En 1735 el Bajío también sufrió falta de lluvias. En Acámbaro,
Salvatierra, Valle de Santiago, Celaya y San Miguel, importantes
centros graneros del virreinato, el maíz empezó a escasear y su
precio a elevarse (Ver cuadro 5).*' Es probable que el desabasto
de granos padecido en Puebla y México en 1736 también se encuentre
relacionado con la sequía del Bajío. La actitud de algunos
hacendados de Chalco, quienes dejaron de enviar trigo y maíz a la
capital para venderlo en otros "lugares", bien pudo responder a su
interés por comercializarlo en la zona del Bajío. Del mismo modo,
la falta de carne en Puebla y México podría vincularse con la seca
del Bajío que, como se ha visto, constituía una zona de
aprovisionamiento de ganado para el Centro.
El matlazahuatl apareció después de esta carestía. No se sabe
la magnitud y duración de la crisis de 1734-1735, pues como se
puede ver sólo se disponen de escasas y aisladas referencias. Lo
anterior seguramente obedece a que una vez aparecida la epidemia
los diputados del cabildo se dedicaron a dictar medidas para
combatir la enfermedad y dejaron al margen las noticias de la
carestía, lo que también revela que la epidemia no tenía nada que
ver con la escasez y carestía de 1734-1735. Puede resultar tentador
vincular estos años de carestía y enfermedades con la aparición del
matlazahuatl de 1736-1739. La crisis de 1734-1735 se presentó en
1 Espinosa et _al., Cronología, 109; Florescano, Análisis
histórico, 98.
176
tres lugares que posteriormente fueron atacados por el
matlazahuat1, como las ciudades de México, Puebla y algunas
localidades del Bajío. Sin embargo, la epidemia afectó por igual a
otras zonas del Norte y del propio Bajío, en donde ignoro si fue
antecedida por crisis de subsistencia y enfermedades. En este
capítulo interesa sobre todo conectar la epidemia con la crisis y
desabasto de alimentos de 1740 y 1742. Como se verá en el siguiente
apartado, desde el inicio de la enfermedad entre 1736 y 1737,
aumentaron las oleadas migratorias hacia centros urbanos, como
Puebla y México, situación que a su vez originó escasez, carestía
e “inseguridad social. La baja demográfica y los fenómenos
meteorológicos adversos de 1739 y 1740 agudizaron la de por sí
delicada situación.
3. Carestía y desabasto de alimentos en las ciudades del
virreinato, 1737-1742
En esta apartado me referiré al estado de escasez y carestía
que padecieron cuatro ciudades del virreinato a raíz del
matlazahuatl. Tres de ellas se encuentran en el Centro y una en el
Occidente; también presentaré algunas referencias del Bajío, Norte
y Sur en donde también se registraron falta y escasez de alimentos
durante y después de la epidemia. En primer lugar y por sus
características comunes, presentaré los casos de México y Puebla,
lugares en donde hubo un saldo elevado de muertos y que padecieron
desabasto, escasez y carestía de granos. Otro ejemplo es Tlaxcala
que se encontraba cerca de Puebla y que, a pesar de ser más pequeña
que la angelópolis, también sufrió escasez de granos. En segundo
177
lugar expongo datos de otros lugares, como León, Valladolid, San
Luis Potosí, San Felipe Real de Chihuahua, Oaxaca y Veracruz que,
aunque no resintieron la epidemia o la padecieron con menor
intensidad, experimentaron desabasto de granos y provisiones entre
1737 y 1740 (Ver cuadro 5).
3.1 La capital y las otras ciudades del área central
En enero de 1737, justo cuando la epidemia empezaba a
extenderse por la ciudad de México, el virrey Vizarrón Eguiarreta
giró un bando para combatir el gran número de actos delictivos que
estaba ocurriendo:
Debido a los muchos robos, muertes y otros graves delitos que
se experimentan en esta ciudad, y por los muchos ladrones y
lastimerosos que la habitan, manda su majestad a esta
Nobilísima Ciudad, lo que se le ofreciere y sobre si serán
convenientes las providencias sobre castigos contra los
delincuentes.**
Un año después, un fiscal de la audiencia señalaba que la
capital se encontraba: "infestada de multitud de ociosos y vagos,
que aun habiendo muerto tanta gente, se ven atrapados en las
calles, plazas, juegos, pulquerías, guerras y fiestas de los
barrios".* Seguramente este ambiente de inseguridad y "ocio", así
como la presencia de "vagos", estaba relacionado con la situación
4% AHCM, Actas de cabildo originales, v.62A, 13 enero 1737.
415 "Carta del fiscal de la real audiencia relativa al real
acuerdo de que no se cobren tributos a los naturales durante la
epidemia. 22 de enero de 1738", AGN, Epidemias, v.13, e.1, f.1l0v.
178
de emergencia originada durante y después del matlazahuatl.*í Los
primeros brotes de esta enfermedad, aparecidos desde agosto de 1736
en los pueblos de los alrededores, quizá dieron ¡inicio a
migraciones hacia la capital. Una consecuencia de tales migraciones
fue el aumento de la demanda de maíz en la ciudad.
Posiblemente por esta creciente demanda se estaba vendiendo
maíz de "inferior calidad". Por lo anterior, el virrey determinó
tasar su precio a tres pesos, estableciendo que la fanega de maíz
de mejor calidad se vendiera a 26 reales. Este precio es
elevadísimo si se considera que en el valle de México el salario
diario de un peón y jornalero era de entre uno y medio y dos
reales.*” Es probable que en un principio la alhóndiga contara con
reservas suficientes de maíz, aunque después los habitantes se
quejaron de que el grano se estaba vendiendo en mal estado. El
pósito y la alhóndiga estaban encargados de vender pronto el grano
viejo con el fin de evitar pérdidas económicas. También es
posible que después del matlazahuatl hubiesen quedado en la
146 Al comparar los precios del maíz con las epidemias y las
sentencias dictadas en el tribunal de la Acordada, Florescano
encuentra que entre 1743 y 1755 aumenta la curva de la
delincuencia. Esta elevación se encuentra relacionada con el ciclo
de precios del periodo: "son los años de escasez, de hambre (1742-
1743) y epidemias (1736-1739) que despueblan las minas del Norte y
provocan la emigración masiva de cientos de desocupados".
Florescano, Precios del maíz, 94.
1 El salario de los peones se mantuvo sin cambios entre
mediados del siglo XVII hasta finales del siglo XVIII. El salario
común de los peones de las haciendas era de dos reales diarios. A
fines del siglo XVIII varió de uno y medio a dos y medio reales.
Florescano, Precios del maíz, 71.
1 vásquez, "El Pósito", 402.
179
alhóndiga varias fanegas de maíz. Así, a tan sólo ocho meses de
iniciada la epidemia, algunos diputados del cabildo decidieron
vender rápidamente este "maíz viejo, a un precio justo y tasado",
mientras que otros oficiales se opusieron a estas ventas por
considerarlas perniciosas para la salud (Ver cuadro 5).*”
Durante las sesiones de cabildo de 1737 y 1738, justo cuando
la epidemia empezaba a extenderse al Bajío y Norte, aparecen pocos
asuntos relacionados con el abasto de alimentos. La creación de
hospitales, juntas de médicos, boticas, la atención a los enfermos,
así como la organización de actos religiosos acaparaban la atención
del virrey y del ayuntamiento. Como se puede observar en el cuadro
5, únicamente se dispone de algunas referencias sobre el abasto de
carne, del cual hacia septiembre de 1738 se mencionaba que "había
gravedad en el negocio", sin informar más al respecto.*”
Durante este tiempo el abasto de maíz era exiguo, pues en
julio de 1738 el diputado del pósito informaba que, desde el 31 de
diciembre de 1736 a esa fecha, había 6,885 fanegas, cantidad
insuficiente para la ciudad (Ver cuadro 5);* una comparación al
respecto, son las 5 mil fanegas de maíz enviadas semanalmente a la
capital a fines del siglo XVII.*? Aunque no se dispone de series
completas de precios para el periodo de la epidemia, se observa que
1% AHCM, Actas de cabildo originales, 62A, 19 agosto 1737.
50 AHCM, Actas de cabildo originales, 63A, 12 septiembre 1738.
% AHCM, Actas de cabildo originales, 63A, 18 julio 1738.
53 Gibson, Los aztecas, 337. A fines del siglo XVIII el
consumo de maíz en la ciudad era de 117,224 cargas de 3 fanegas
cada una (Humboldt, Ensayo político, 132).
180
durante 1737 y 1738 la fanega de maíz estaba más cara que en 1736,
pues el precio se había elevado de 10 a 16 reales. A fines de 1738
el precio empezó a descender ligeramente, aunque a principios del
siguiente año volvió a elevarse hasta alcanzar la cifra de 24
reales.”
Sin duda, el ascenso del precio del maíz entre 1737 y 1738 era
producto de una significativa reducción en la provisión de granos
a la ciudad de México. En el cuadro 5 se puede apreciar que desde
abril de 1738 había disminuido el suministro de maíz proveniente de
Chalco, uno de los grandes centros graneros del valle de México. En
ese mes el virrey Vizarrón Eguiarreta ordenó al alcalde de la
alhóndiga hacer inspecciones a las haciendas y embarcaderos de
Chalco. El problema era que los trajineros y dueños de canoas
estaban conduciendo el maíz a "casas y puestos particulares", en
detrimento del abasto a la alhóndiga. En 1738 el virrey dictó un
bando para evitar este tipo de acciones.**
Ante este apremio gubernamental, los chalquenses empezaron a
enviar sus productos a la alhóndiga de la ciudad de México. Empero,
estos envíos aún eran insuficientes, pues el diputado de la
alhóndiga informó que las 38,513 fanegas provenientes de Chalco no
53 Florescano, Precios del maíz, 194.
5 "Comisión a don Marcos Antonio Vaquedano para que pase a la
provincia de Chalco y remita a la alhóndiga de esta corte el maíz
que hallare en aquellos embarcaderos. 23 abril 1738"; "Para que el
alcalde mayor de la provincia de Chalco informe a don Marcos
Antonio Vaquedano el auxilio que pidiere en dicha inspección. 23
abril 1738"; "Bando que se ha de publicar en esta capital
prohibiendo el comercio y expendio de maíz en casas y puestos
particulares. 23 abril 1738". AGN, General de Parte, v.27, exps.99,
100 y 101, f£.97v-99.
181
alcanzaban para el consumo anual de la ciudad, haciendo referencia
a que tan sólo en 1736 se habían vendido 87,482 fanegas. El
ayuntamiento logró controlar momentáneamente la escasez, pues el
pósito aún contaba con una reserva de 20,200 fanegas.**
Según los chalquenses, esta disminución en los envíos de maíz
a la alhóndiga obedecía a que el canal entre Chalco y la ciudad se
encontraba "enzolvado y del todo perdido", de modo que las canoas
que transportaban granos llegaban con dificultad.** Pero en
realidad esta reducción obedecía a que el maíz destinado a la
alhóndiga se estaba vendiendo a particulares. Para junio de 1739 el
panorama se tornó todavía más gris, pues empezaron a aparecer
noticias sobre pérdidas de cosechas debido a "la retardación de las
lluvias y escarchas precedentes". Estas noticias seguramante se
referían a las heladas registradas en el valle de Toluca, fenómeno
al que me referiré más adelante (Ver cuadro 5).
Para estas fechas ya empezaba a sentirse una clara disminución
en la remisión de granos. Por lo anterior, el cabildo acordó enviar
un visitador a Chalco, Texcoco, San Juan Teotihuacan, Apam,
Xochimilco, Cuautitlán y Toluca, con el fin de inspeccionar el
estado de las sementeras y la cantidad de maíz almacenada por los
hacendados. En caso de que hubiera maíz en las trojes, se debería
remitir directamente a la alhóndiga de la ciudad. También se
enviaron inspectores a Tierra Caliente, a Amilpas y Cuernavaca,
55 "Informe del diputado de la alhóndiga de las existencias de
maíz en la alhóndiga. 22 agosto de 1739", AHCM, Pósito y alhóndiga,
v.3694, e.20, f.1-1lv.
56 AHCM, Actas de cabildo originales, 64A, 24 abril 1739.
182
para procurar que los dueños de ingenios y hacendados extendieran
sus sementeras de maíz. Estas medidas finalmente fueron dictadas en
un bando virreinal del 27 de junio de 1739.*”
Además de las disposiciones del ayuntamiento, el virrey
Vizarron Eguiarreta ordenó comprar 20 mil fanegas de maíz en
Chalco, "a los precios que corrieren en aquellos parajes", así como
en Celaya, Querétaro y Tierra Caliente, pues se comprobó que el
disponible en los pueblos de los alrededores de la ciudad de México
y del valle de Toluca no alcanzaba para abastecer la ciudad. Los
inspectores enviados a este último lugar informaron que, a
consecuencia de las heladas, se habían perdido "muchas sementeras
de maíz y otras semillas", por lo que se temía su ruina total.**
Las heladas ocurrieron en un momento crítico, cuando algunas
poblaciones apenas empezaban a librarse de la enfermedad. Además en
1740 volvieron a registrarse heladas y granizos, justo en el
periodo más importante del ciclo agrícola. De este modo, en los
informes del valle de Toluca se mencionaba que la provincia había
padecido cuatro años consecutivos de calamidad, dos por la epidemia
y dos por las heladas. Las muertes y migraciones habían provocado
el abandono de un sinnúmero de áreas de cultivo. En el capítulo VI
57 AHCM, Actas de cabildo originales, 64A, 27 junio 1739. En
relación con la visita efectuada a Chalco, Texcoco y Xochimilco, se
ordenaba que los hacendados debían dar cuenta del estado de sus
sementeras: "cuánto disponen para su operarios, cuánto tienen
almacenado y cuánto tienen para vender". Sobre estas visitas, véase
"Comisión de don José Mejía de la Serda para que pase a las
jurisdicciones de Chalco, Xochimilco y Texcoco. 27 junio 1739".
AGN, General de Parte, v.27, e.140, ff.135v-136.
58 ACHM, Actas de cabildo originales, 64A, 27 junio 1739.
183
estudiaré el impacto de estos fenómenos en los pueblos y haciendas
de la zona. Por lo pronto, citaré una queja de un hacendado del
valle de Toluca que no contaba con jornaleros para levantar sus
cosechas:
Felipe de Pereda, vecino y labrador del pueblo de Metepec,
certifica que... es cierto haber padecido todo este valle los
años de treinta y seis y treinta y siete en los naturales el
común contagio y epidemia de matlazahuatl, del que se motivó
que les robasen sus bienes, ganados... por no poderse socorrer
unos a otros, y consecutivamente, por no poder cultivar sus
sembrados, ni alzar sus cosechas, las perdieron, cuyo
quebranto experimentaron los españoles por falta de operarios,
quedándose todos ygyeneralmente “sin semillas para poder
mantenerse, y que los años de treinta y nueve y cuarenta se
han perdido igualmente las labranzas y cosechas motivado de
las continuas heladas que han acaecido.*?”
Las heladas y granizadas se registraron en un periodo vital
del ciclo agrícola: el 13 de junio de 1739 y entre el 7 y 11 junio
de 1740. Como señalaba el mismo hacendado, "no había esperanza de
"cojer nada por su total pérdida". Durante el levantamiento del
censo de Fuenclara de 1743, las autoridades locales todavía no
habían olvidado aquellos años calamitosos de 1737 y 1739,
adjudicándoles la miseria que estaban viviendo. El párroco de Santa
Clara de Lerma informaba al visitador que desde los años de la
epidemia padecían escasez de maíz y habas porque "todos habían
quedado destituidos de bienes y sumamente pobres". En San José de
Toluca, a la epidemia y heladas de esos años se atribuyó la
decadencia de la cría de ganados de cerda, "que son el principal
32 "Testimonio de Felipe de Pereda, español de 46 años de edad,
sobre la epidemia y heladas padecidas en la jurisdicción de
Metepec. Junion de 1740", AGN, Tributos, v.47, e.16, f£f.427-427v.
184
comercio de esta provincia" (Ver cuadro 5).*
Las repercusiones de las heladas en el valle de Toluca
inmediatamente se dejaron sentir en la ciudad de México. Si se
observa la serie de precios del maíz de Florescano, se encuentra
que de enero a noviembre de 1739 el precio del maíz casi se
duplicó, de 13 a 24 reales la fanega. A principios de 1740, este
precio empezó a descender ligeramente, quizá debido a las compras
de maíz efectuadas el año anterior en Tierra Caliente y el Bajío.*
Sin duda, estas dos zonas fueron una alternativa alimentaria
de la
capital durante la crisis.
En 1740 el ayuntamiento de la ciudad de México continuó
vigilando el abasto y la comercialización de granos. Ante todo, se
intentaban controlar las entradas de maíz a la ciudad, para evitar
la aparición de tiendas libres o "alhondiguillas" que vendían maíz
sin autorización ni vigilancia oficial. En febrero de 1740 el
ayuntamiento ordenó que todos los vendedores debían tener "título
de trajinero", por lo que el alcalde mayor de Chalco debía evitar
que los vendedores sin ese título compraran maíz en la
jurisdicción.* Este control se reflejó en una cierta estabilidad
$ "R.G Santa Clara de Lerma"; "R.G de San José de Toluca";
en Relaciones Geográficas, 1:133, I1:489-491.
él Florescano, Precios del maíz, 194.
$2 En enero de 1739 se extrajeron 36,500 pesos del arca del
pósito para comprar maíz en Querétaro y Toluca. Una cifra superior,
54,846 pesos, fue destinada a la compra de ganado mayor, debido a
que también había escasez de carne. AHCM, Borrador de lo
despachado, 443A, 157v-158.
6% AHCM, Actas de cabildo originales, 65A, 16 febrero 1740.
185
en el precio del maíz, que durante 1740 se mantuvo entre 14 y 17
reales la fanega.f** Otro aspecto evidente es que los asuntos
relacionados con la escasez pasaron a segundo término, en virtud de
que la atención del ayuntamiento se centró en los preparativos para
recibir al nuevo virrey de la Nueva España, Pedro de Castro y
Figueroa, duque de la Conquista. Sin embargo, se sabe que en mayo
de 1740 el ayuntamiento no contaba con fondos suficientes para
comprar semillas y ganado. A fines de año se mencionaba que la
carne que se estaba vendiendo en el matadero estaba en muy mal
estado.**
En 1740 el nuevo virrey dictó una serie de providencias para
abastecer de trigo a la capital. Por ejemplo, ordenó realizar
inspecciones y visitas a las haciendas de Chalco y Texcoco, con el
fin de inspeccionar por qué estaban "alterando el precio de los
trigos". Finalmente el 17 de septiembre de 1740 dictó varias
providencias para evitar la regatonería del trigo, ordenando a los
hacendados que en el término de dos meses "recibiesen, limpien y
trillen las cosechas y las pongan en los molinos de las riberas de
la ciudad"
.**f
$ Florescano, Precios del maíz, 194.
65 AHCM, Actas de cabildo originales, 65A, 23 mayo 1740, 20
diciembre 1740.
$6 "Comisión al regidor don Gaspar Hurtado de Mendoza para que
pase a la jurisdicción de Chalco y Texcoco y practique las
diligencias que se le previenen. 17 septiembre 1740"; "Para que los
jueces y justicias de los territorios donde hubiere haciendas y
cosecheros de trigo practiquen las diligencias que se les previene,
dando ocurso al corregidor de esta nobilísima ciudad. 17 septiembre
1740". AGN, General de Parte, v.27, e.202, ff.185v-186v.
186
En el cuadro 5 se observa cómo a fines de 1741 ya había
escasez de trigo en la ciudad y muchos molinos no contaban con
grano suficiente para satisfacer la demanda. No hay información
sobre el estado de ventas de este producto, pero García Acosta
muestra que a partir de 1741-1742 se presentó una tendencia al alza
en los precios del trigo. El precio promedio alcanzado por el trigo
en 1741-1742 fue de 75 reales por carga, cifra que no permite
compararla con años previos debido a que la serie de precios se
inicia precisamente en este año.*”
Todas las medidas del ayuntamiento encaminadas a restablecer
el abasto a la ciudad resultaron inútiles. En abril de 1741 se
informaba que el campo estaba padeciendo "muchas esterilidades por
falta de lluvias", que amenazaban el buen estado de las cosechas.
En la ciudad aumentaba la demanda de maíz, mientras que los
hacendados habían disminuido sus envíos a la alhóndiga (Ver cuadro
5). Es probable que tal reducción haya sido resultado de decisiones
tomadas por los hacendados para mejorar el precio, pues en mayo el
ayuntamiento accedió a liberar "el precio de maíces en la
alhóndiga", aunque las ventas de maíz fuera de la ciudad debían
ajustarse al precio convenido en la alhóndiga.* Como se puede
observar, el ayuntamiento no siempre logró establecer precios topes
$7 AHCM, Actas de cabildo originales, 66A, 10 noviembre 1741.
Esta tendencia al alza en los precios del trigo a partir de 1741-
1742 se mantuvo durante los diez años siguientes, misma que se
agudizó en gran medida por la gran crisis agrícola que padeció el
Bajío entre 1749 y 1750 (García Acosta, Los precios, 52-53).
$% AHCM, Actas de cabildo originales, 66A, 21 abril, 4 mayo y
27 mayo 1741.
187
en las ventas de maíz, aunque pretendió hacerlo mediante un jaloneo
constante con los hacendados. En múltiples ocasiones los precios
fueron impuestos por los grandes agricultores, no obstante la
asidua injerencia del ayuntamiento en el mercado urbano.
Debido a la disminución de envíos de maíz a la alhóndiga, en
agosto de 1741 el ayuntamiento discutió la posibilidad de comprar
maíz en Tierra Adentro. Al parecer, se compró maíz en la ciudad de
Querétaro, aunque también se enviaron inspectores a Chalco y
Cuautitlán con el fin de comprar "todo el maíz que pudieren y a
como pudieren". El ayuntamiento había intentado mantener fijo el
precio de venta del grano en la alhóndiga, aún a costa de amenazar
el propio abasto de la ciudad. Por esta razón, el procurador de la
ciudad solicitó elevar el precio del maíz para alentar su remisión,
"abasteciendo suficientemente a la alhóndiga con lo cual habrá
menos escasez en ella en beneficio del público". El asunto fue
ampliamente discutido por el ayuntamiento en los meses siguientes.
Ignoro cuál fue su determinación, pero quizá acordó elevar el
precio del maíz, ya que precisamente en septiembre y octubre empezó
a aumentar.””
Para el mes de octubre, el ayuntamiento rindió un informe
final sobre sus actividades relativas al abasto de la ciudad:
$2 AHCM, Actas de cabildo originales, 66A, 14, 29 agosto, 15
septiembre 1741; "Informe de Antonio de Leca y Guzmán, alcalde de
la alhóndiga y mayordomo del pósito", sobre la compra de maíces y
fondos de la alhóndiga. 1741-1742", AHCM, Pósito y alhóndiga,
v.3694, e.23, s.f.
70 AHCM, Actas de cabildo originales, 66A, 18 y 21 septiembre
1741; Florescano, Precios del maíz, 195.
188
Habiéndose propuesto por el señor corregidor hacerse preciso
y por tenerlo consultado informase a S.M el desvelo, actividad
y vigilancia con que se han aplicado al beneficio público, los
señores capitulares de este ayuntamiento, manteniéndose dos de
dichos señores lo más del tiempo corrido de este año fuera de
esta ciudad en diligencias para el abasto de la alhóndiga...
por la escasez de maíces causada por la epidemia general y
malos temporales que en estos tiempos se han experimentado y
haberse providenciado a abastecer la real alhóndiga con los
granos de mazorca para que no faltare bastimientos por haberse
extinguido su semilla vieja, lo que se ha ejecutado..”'
Como es evidente, aparecen dos aspectos vinculados con el
origen de la carestía que se estaba padeciendo. Por un lado, la
epidemia y, por otro, las heladas y "mal tiempo". Así, para el caso
de la metrópoli virreinal puedo concluir que tanto la epidemia y
los fenómenos naturales fueron el origen de la crisis de 1739-
1742,”? cuyo alcance y magnitud obedecieron a las características
y estructura del mercado, pero también a la confrontación entre los
hacendados y el ayuntamiento. Aunque en todos esos años de crisis
se intentó inclinar la balanza en favor de los consumidores
1 AHCM, Actas de cabildo originales, 66A, 6 octubre 1741.
1 En 1742 el pósito vendió 119,065 fanegas de maíz; 50 mil
provinieron de las haciendas chalquenses. Con estas ventas, el
ayuntamiento volvió a estabilizar el precio del maíz en la ciudad.
Por ejemplo, mientras en Chalco costaba 24 reales la fanega, en la
ciudad de México se vendía entre 12 y 20 reales, precio que todavía
era alto. Además de las compras en Chalco, el ayuntamiento esperaba
recibir la producción de Toluca. Para fines de 1743, el precio del
maíz en la alhóndiga había bajado a 9 reales, pero los hacendados
pretendían venderlo a 20. Finalmente el ayuntamiento accedió a
comprárselos a ese precio, con la esperanza de que con el buen
estado de las cosechas del año y el aumento de la oferta el precio
de los granos empezara a bajar. "Informe de Antonio de Leca y
Guzmán, alcalde de la alhóndiga y mayordomo del pósito, sobre
ventas, compras y fondos disponibles en la alhóndiga. 1741-1742".
AHCM, Pósito y alhóndiga, v.3694, e.23, s.f.; "Libro de venta de
maíces del pósito de la Nobilísima Ciudad de México. 1742-1743".
AHCM, Pósito y alhóndiga, v.3694, e.27, s.f.
189
urbanos, el ayuntamiento finalmente cedió ante las presiones y
amenazas de los grandes hacendados y comerciantes. El jaloneo
constante entre las autoridades y estos dos grupos acabó por
empeorar todavía más la escasez y carestía en la ciudad.
Las ciudades de Puebla y Tlaxcala también vivieron problemas
similares entre 1737 y 1740. La epidemia y las heladas de 1739-1740
afectaron importantes áreas de cultivo, fenómenos que se tradujeron
en carestía, escasez y desabasto (Ver cuadro 5). En relación con la
ciudad de Puebla, se sabe que en abril de 1737 el regidor de la
ciudad sugirió al ayuntamiento que "precaviéndose de la inopia
experimentada de maíces durante los años de la epidemia de
matlazahuatl",:
se estableciera un pósito de maíz en la alhóndiga.
Lo anterior seguramente tenía el objetivo de mantener bajo control
oficial las ventas de maíz, así como garantizar el abasto
suficiente para la ciudad. Es ilustrativo este ejemplo, ya que la
escasez de maíz llegó a tal grado que el propio presidente del
cabildo pretendió hacerse cargo de la alhóndiga, con el fin de
"ayudar a los gravísimos perjuicios y ruinas que amenazaba al
vecindario"
,”?
A mediados de 1739 se disponía de 46 y media cargas de maíz,
cantidad que sólo alcanzaba para satisfacer la demanda de un día.”*
El procurador de la ciudad de Puebla informó al cabildo que no
había suficiente maíz en la alhóndiga, a pesar de que en las
inmediaciones "abundaba esta especie de grano". Al respecto, un
713 AAP, Actas
de cabildo, v.46, 29 abril 1737, f.78v.
714 AAP, Actas de cabildo, v.44, mayo 1739, f.75v
190
visitador oficial informó que en la jurisdicción de Tepeaca y en
las vecinas había cargas de maíz, pero los hacendados se negaban a
enviarlo hasta que el precio aumentara. En el siglo XVIII Tepeaca
todavía figuraba como uno de los centros productores de maíz más
importantes, aunque de menor preponderancia que Puebla y
Tlaxcala.” En ocasión de la escasez de 1739, el ayuntamiento
solicitó al virrey que interviniera ante los hacendados de Tepeaca
porque no podía imponerles un precio determinado. Para el mes de
septiembre seguían exiguas las cantidades maíz en la alhóndiga (Ver
cuadro 5).”*
La reducción de envíos de granos a la alhóndiga de la ciudad
de Puebla también era consecuencia de las heladas de 1739 que, al
igual que en el valle de Toluca, afectaron importantes áreas de
cultivo. A medidados de 1740 los hacendados se quejaban de que
debido a las heladas "ni siquiera disponían para su manutención".
El precio de la carga de maíz había alcanzado la elevadísima cifra
de 28 reales. Se temía que a fines de año hubiera un completo
desabasto en la ciudad. Hacia octubre de 1740 un hacendado de la
jurisdicción de Tlaxcala se lamentaba de que no había sembrado nada
75 De acuerdo con la serie de diezmos de 1709-1726, se puede
considerar a Tepeaca como un centro independiente, aunque su
participación en la formación de la masa decimal era bastante
discreta. Tepeaca alcanzó su máxima contribución en la renta
decimal en 1756, fecha a partir de la cual entró en una relativa
decadencia. Medina Rubio, La iglesia, 157-158.
716 AAP, Actas de cabildo, septiembre de 1739, v.44, f.75v;
"Copia de la consulta hecha al virrey por el justicia mayor de
Puebla de los Angeles el 20 de mayo de 1741 sobre la escasez de
maíz que padece aquella ciudad". AAP, Reales Cédulas, v.10, f.239.
191
por "no tener con qué aviar mi hacienda".””
En el origen de esta escasez también intervinieron las
acciones de los hacendados, quienes pretendieron vender su
producción de maíz a los criadores de cerdos de Tlaxco y Tlaxcala
que en aquel momento estaban demandando más de 40 mil cargas de
este grano. Según el alcalde de la alhóndiga, con esta cantidad de
maíz no sólo se restablecería el abasto a la ciudad, sino incluso
se lograría mantener un precio bajo; además durante la crisis los
cerdos podían alimentarse con cebada y alberjón.”? Sin duda, para
los hacendados era más provechoso vender su maíz a particulares que
al ayuntamiento que controlaba el precio de compra y venta.
A mediados de 1741 la alhóndiga de la ciudad de Puebla
disponía de 500 cargas de maíz, cantidad que sólo alcanzaba a
satisfacer la demanda de diez días (Ver cuadro 5). Los hacendados
se negaban a enviar su producción a un precio menor de cinco pesos
la carga, pues argumentaban que, debido a las heladas del año
anterior, sus cosechas se habían arruinado y no contaban con
suficiente maíz. Lo anterior no estaba tan lejos de la verdad, pues
durante el primer semestre del año los hacendados se vieron en la
necesidad de utilizar parte de sus reservas de granos para mantener
a sus trabajadores indios, pues la mitad de sus cosechas ya estaba
vendida.”?
77 "Testimonio de Thomás de Villegas, dueño de la hacienda
Tlapesco que está en la doctrina de San Felipe. 17 octubre 1740".
BNAH, Serie Tlaxcala, rollo núm.9.
78 AAP, Actas de cabildo, v.44, f.219v.
712 AAP, Actas de cabildo, v.44, 21 junio 1741, f.441.
192
Las heladas de 1739 y 1740 también afectaron la producción y
abasto de trigo en Puebla. Este grano era cultivado en las
cercanías de Puebla, Huexotzingo, Texmelucan, Atlixco y San Pedro
Nopaluca. El trigo de estas zonas estaba destinado preferentemente
a dos mercados importantes, las ciudades de Puebla y México, aunque
en la segunda mitad del siglo XVIII esta última dejó de participar
en el mercado poblano.?*” Después de las heladas de junio de 1739,
el cabildo informó que no contaba con liquidez suficiente para
comprar trigo debido "a la mayor inopia y carestía que hoy se
experimenta". Como se puede ver en el cuadro 5, a fines de año este
grano empezó a escasear, por lo que el ayuntamiento ordenó a los
labradores de las inmediaciones que vendieran su producción
directamente a los molinos de la ciudad. El ayuntamiento prohibió
venderlo a los regatones y "tlaqueperos", quienes repartían en
tiendas y casas el "pan mal trabajado y diminuto", es decir, las
piezas de pan de peor calidad y elaboradas sin autorización y
medidas oficiales.?'
Al igual que en la ciudad de México, entre 1741 y 1742 se
dictaron diversas medidas para prevenir la carestía de granos. En
el primer año un regidor del ayuntamiento sugirió que el dinero
recolectado en otros ramos se empleara para comprar maíz, con el
fin de "preparar la carestía que se pueda ofrecer". Una vez
restablecido el abasto, se acordó que los fondos excedentes del
$0 Medina Rubio, La iglesia, 123, 140-141.
$l AAP, Actas de cabildo, f£.44, 6 diciembre 1740, f£.210.
193
pósito se destinaran a la reparación de las cañerías.* Sin
embargo, no hubo excedentes ni la situación mejoró de inmediato,
pues en 1742 todavía era evidente la escasez y carestía de maíz
(Ver cuadro 5). Para evitar un desabasto mayor, el cabildo permitió
la libre entrada de maíz y frijol, derogando ciertos embargos que
se habían impuesto a algunos arrieros. También prohibió que los
ganaderos "dieran maíz a los ganados hasta que el tiempo no
mejore" .??
Las referencias sobre Tlaxcala son más escasas, aunque debo
presumir que se vivieron situaciones similares a las de Puebla, en
virtud de la estrecha cercanía y nexos comerciales que unían a
ambas localidades. A tan sólo cuatro meses de la aparición de la
epidemia, en junio de 1737, las autoridades de Tlaxcala ordenaron
hacer inspecciones a varias haciendas del valle de Huamantla, con
el fin de conocer el estado de las cosechas y la cantidad de maíz
almacenado.** Unos meses antes, en abril de 1737 el gobernador de
Tlaxcala había informado lo siguiente:
que por la ocasión de esta epidemia que se padece general
en toda esta provincia, es grave perjuicio público el
vicio detestable de la regatonería, de que siguen al
público muchos daños y especialmente el de encarecerse
los mantenimientos y demás necesario para el común
82 AAP, Actas de cabildo, v.44, 31 enero 1741.
82 AAP, Actas de cabildo, v.44, 15 febrero 1741, £.395v.
tt "Informe del alcalde de la alhóndiga sobre la inspección
realizada a don José de la Barrera, labrador de la provincia de
Huamantla. 25 junio 1737". En tal documento aparecen también
informes del pueblo de San Agustín Jatlaco, de la hacienda de San
Miguel Pachuca y del partido de San Agustín Tlasco. Véase BNAH,
Serie Tlaxcala, rollo núm.8.
194
sustento.?*
Además se ordenó que "ninguna persona de la calidad y
condición que fuera" saliera de la ciudad a comprar cebada, pues
ésta debía entrar y venderse directamente en la alhóndiga de la
ciudad. La cebada constituía un importante producto comercial del
área de Puebla-Tlaxcala, ya que de hecho era un sustituto del maíz
en la alimentación y engorda de animales, particulamente en
momentos de crisis.?' La instrucción citada antes también debía
observarse con respecto a las ventas de semillas, huevos, verduras,
leña, paja y pastura para los animales, productos que debían
"despacharse en la plaza pública de la ciudad y en el templo de San
Francisco".* También se tiene noticia de que en Tlaxcala el trigo
era escaso, pues el monto por concepto de ventas se redujo a raíz
de la epidemia (Ver cuadro 5). Por ejemplo, en 1734 la hacienda de
San Juan había vendido su cosecha de trigo en 1,647 pesos y 2
reales, mientras que en 1737 por dicha transacción sólo había
obtenido 554 pesos y 6 reales.?**
$5 "Auto firmado en la ciudad de Tlaxcala el 21 de abril de
1737". Documento disponible en BNAH, Serie Tlaxcala, rollo núm. 8
y en Assadourian y Martínez (comps), Tlaxcala, VIlI:378-379.
6 La cebada fue el tercer cereal de importancia en Puebla,
pues era compatible con el maíz, en su destino y uso, así como por
su gran proliferación al ser más barato que el maíz y trigo. Medina
Rubio, La iglesia, 118-119.
87 “Auto firmado en la ciudad de Tlaxcala el 21 de abril de
1737". BNAH, Serie Tlaxcala, rollo núm. 8.
88 "Informe de José Sánchez de Ocampo sobre la administración
de la hacienda de San Juan y sus cuentas. 24 noviembre 1737". BNAH,
Serie Tlaxcala, rollo núm. 8.
195
Al igual que la ciudad de México, Tlaxcala se convirtió en un
gran hospital, pues de los alrededores llegó un gran número de
indios en busca de atención y comida. A fines de 1737 aparecieron
diversos bandos para combatir la delincuencia que estaba padeciendo
la ciudad.*? Para poder mantener a estos indios que abandonaban sus
hogares, se acordó enviar inspectores a sus lugares de origen para
repartirles los "reales y semillas que dejaron en sus pueblos". El
7 de junio de 1737 se giró cordillera a las cuatro cabeceras de la
jurisdicción para que en los siguientes tres días los mandones,
merinos, alguaciles reales y principales de los pueblos acudieran
a la ciudad a manifestar "lo que tuvieren en reales y semillas cada
comunidad"
.*
La escasez de maíz en Tlaxcala obligó a racionarlo y a
venderlo en unidades menores, mientras que los panaderos empezaban
a elevar el precio del pan.” La escasez de granos y víveres llegó
a tal nivel que el ayuntamiento acordó postergar las fiestas de
Santa María de la Asunción, con el fin de no distraer a los peones
$2 En estos bandos se ordenaba realizar rondas nocturnas en la
ciudad y arrabales. Los señores asignados a esta tarea debían
perseguir a los delincuentes y hombres sospechosos para apresarlos
en la cárcel pública. "Auto firmado el 31 de diciembre de 1737 en
la ciudad de Tlaxcala para combatir la delincuencia". BNAH, Serie
Tlaxcala, rollo núm.8.
2% AGET, caja 77, 1737, e.18, ff.8-10, en Assadourian y
Martínez, Tlaxcala, VII:328.
2 "Anales de Puebla", no.1, pte.1:352; "Auto del 28 de enero
de 1738 sobre el expendio de pan, en el que se pide que los dueños
de panadería den el pan conforme a la postura que se pregonó en 2
o 4 pesos por un real y la acemita en 8 o 16 por otro de buena
calidad". BNAH, Serie Tlaxcala, rollo núm.8
196
y labradores de sus labores agrícolas.”
Los casos expuestos hasta el momento parecen confirmar que
durante el periodo de la epidemia en el valle de México y en el
área de Puebla-Tlaxcala aumentó la escasez y carestía de alimentos.
La crisis de abastecimiento que padecieron estas ciudades entre
1737 y 1742 fue producto tanto de las muertes, como de las heladas
que afectaron importantes áreas de cultivo entre 1739 y 1740. No
hay que olvidar que las cifras más elevadas de muertos se
reportaron precisamente en el valle de México, Puebla y Tlaxcala.
A continuación me referiré a la situación de otras ciudades más
pequeñas del Bajío, Occidente, Norte y Sur que, a pesar de no haber
padecido con gran severidad la epidemia, se vieron indirectamente
afectadas por la escasez y carestía del área central.
3.2 La crisis en otras ciudades del virreinato
Los envíos de granos del Bajío hacia el área central empezaron
a afectar el abasto local. En enero de 1739 el cabildo de León
manifestó que el grano cosechado durante el ciclo anterior había
sido "corto", situación preocupante debido a "la saca que había de
maíz hacia otros lugares retirados" (Ver cuadro 5). Por lo
anterior, se acordó dar parte al superior gobierno y audiencia para
encargar al colector de diezmos
2 "Bando del 18 de julio de 1739 en el que se ordena
transferir las fiestas de Santa María Asunción, con el fin de que
los indios no abandonen sus haciendas, so pena de 1 mes de cárcel
y 25 azotes". BNAH, Serie Tlaxcala, rollo núm.8.
197
una nómina de las manifestaciones de los maíces que se han
cosechado para gobernar por ella una regulación a cada
labrador de lo que sin perjuicio deba retener para ayuda de
abasto a esta villa, y en el interin que se hace, se disponga
un bando por el señor alcalde mayor para que ninguno, bajo la
pena que su merced arbitrare, eche, ni saque maíces para
afuera por convenir así al bien común.?”*
Sin embargo, estas medidas no evitaron que los labradores
buscaran otros mercados para colocar sus productos. En esta
circunstancia no importaba el "bien público", sino más bien
sobrevivir a la crisis con las menores pérdidas económicas.?”*
La ciudad de Valladolid fue escenario también de la crisis y
carestía entre 1739 y 1741 (Ver cuadro 5). Al igual que el área
central, la ciudad dependió del Bajío para abastecerse y se vio
afectada por el comercio de granos que tuvo esa zona con el Centro.
Pero, como se aprecia en el cuadro 5, el abasto en Valladolid fue
perjudicado también por ciertos fenómenos naturales que afectaron
su área aledaña de abastecimiento. En julio de 1739 el procurador
de la ciudad informó y solicitó al cabildo lo siguiente:
Con fecha del 9 de julio ha recibido este cabildo sede vacante
y entendido de la piadosa súplica para impetrar de la Majestad
Divina el socorro del agua por la esterilidad de los campos,
2 "villa de León. Año de 1739. Diligencias del cabildo para
aseguramiento de maíces para el año", AGN, Ayuntamiento, v.196,
43v.
2% En el siglo XVIII la agricultura de León se basaba
preferentemente en el cultivo del maíz. Al revisar los ingresos por
concepto de diezmo, Brading encuentra un predominio aplastante de
este cereal. El maíz aportaba el 76% del diezmo para León en el
quinquenio de 1661-1665, mientras que en 1761-1765 aún significaba
el 65% del ingreso total. El trigo, con algunas variaciones,
ocupaba el segundo lugar con 12% del valor total. Los otros dos
cultivos de importancia eran la cebada y el frijol, pero rara vez
entraron al mercado y se cultivaban principalmente para consumo
local. Brading, Haciendas, 133-136.
198
liberación de la mortandad de animales y falta de semillas, el
que se haga procesión con la imagen de Cristo, que se venera
en el convento de religiosas de Santa Catalina de Sena.?*
Debido a estas pérdidas de cosechas, el regidor de la ciudad
envió una carta a don Pablo de Paz, vecino y labrador de Acámbaro,
para que informara de cuántas cargas de maíz disponía y a qué
precio podía venderlas. Ignoro si se envió tal informe, pero quizá
se compró maíz de Acámbaro y de otras zonas del Bajío, ya que en
las sesiones de cabildo no volvieron a discutirse asuntos
relacionados con la carestía de maíz.”
En 1741 la situación volvió a empeorar a consecuencia de la
falta de lluvias y escasez de maíz.” Esta carencia se agudizó en
gran medida por las maniobras especulativas de los hacendados,
quienes dejaron de enviar sus cosechas con el fin de alcanzar mejor
precio en "otros mercados". Esos otros mercados quizá fueron los
del área central que, como. ya vimos, en ese momento estaban
demandando grandes cantidades de maíz. El ayuntamiento de la ciudad
de Valladolid se vio en la necesidad de solicitar de "la manera más
atenta" a los hacendados que vendieran las porciones de maíz que
tuvieren "libres". La solicitud presentaba otro problema, pues la
25 AHMM, Actas de cabildo, v.2, 10 de julio 1739, f£.227.
2% El último asunto relacionado con la escasez se ventiló en
julio de 1739, cuando se solicitó hacer una procesión a "la imagen
del Señor Crucificado en virtud de la seca que se está
experimentando". AHMM, Actas de cabildo, v.21, 19 julio 1739, fs.
119, 178.
27 Ante esta escasez, se solicitó a un arrendatario de la
hacienda de Coapa, José Fernández de Mendoza, que remitiera a la
alhóndiga las cantidades de maíz que tuviera disponibles. AHMM,
Actas de cabildo, v.21, julio de 1741, f.186v.
199
ciudad no contaba con fondos suficientes para efecturar estas
compras extraordinarias. Por este motivo, propuso no pagar al
contado el concepto de las cargas remitidas sino hasta después de
efectuada la venta.”
Con todo y estas promesas, el maíz no llegó a la alhóndiga y
entonces el cabildo recurrió a medidas coercitivas para restablecer
su provisión. Se ordenó que "los labradores comarcanos de la
jurisdicción no saquen ni vendan maíces fuera de ella con penas por
su incumplimiento". Del mismo modo, se envió una orden para que los
hacendados manifestaran el maíz que tuvieren en sus trojes y
declararan cuánto necesitaban para su manutención desde el
"presente hasta la próxima venidera cosecha".?? Quizá la ciudad de
Valladolid logró restablecer su abasto gracias a su zona agrícola
circundante,*” pero también fue un hecho de que compró granos de
otros lugares más alejados, como Acámbaro.
Aunque en León y Valladolid no se reportaron un gran número de
muertos, sí fueron afectadas por escasez y desabasto. De manera
indirecta, se puede atribuir esta escasez al impacto de la epidemia
y heladas de 1739-1740 que afectaron a varias zonas agrícolas del
área central. Este efecto indirecto también fue perceptible en
otras localidades del Septentrión. Como se vio en el capítulo
2% AHMM, Actas de cabildo, v.21, 15 julio 1741, f.189v.
22 AHMM, Actas de cabildo, v.21, 27 julio 1741, f£.190.
19% Para satisfacer la demanda de maíz durante la crisis
agrícola de 1786, los administradores de la alhóndiga recibieron
entre 25 y 28 mil fanegas, de las cuales 23 mil fueron enviadas por
las haciendas ubicadas en un radio de cinco leguas. Morin,
Michoacán, 142.
200
anterior, San Luis Potosí fue afectado por la epidemia hacia
noviembre de 1737 y para 1738 ya padecía escasez de alimentos
debido a que empezaron a "entrar pocos bastimientos", especialmente
maíz y trigo.*”
Del mismo modo, en 1740 en San Felipe el Real de Chihuahua, en
donde no cuento con evidencias de la epidemia, el gobernador de la
Nueva Vizcaya giró instrucciones para remediar la escasez de
alimentos que se estaba padeciendo.*”? Quizá tal reducción era
producto de la epidemia, ya que San Felipe se abastecía de algunas
zonas del sur que sí resultaron golpeadas por la enfermedad. Entre
1718 y 1726 San Felipe se aprovisionaba de ganado de Zacatecas,
Durango, Nombre de Dios y Cuencamé. Aunque los granos venían de
localidades cercanas, la villa de San Felipe de Chihuahua también
llegó a depender de la producción de los ranchos del valle de San
Bartolomé, muy cercanos a Parral.'”
La epidemia y la crisis de 1739-1740 también afectaron algunos
101 Montoya, "Crónica".
102 "Testimonio de los autos formados por el gobernador de la
Nueva Vizcaya sobre la falta y escasez de bastimentos. Enero de
1740", AGN, Provincias Internas, v.69, ff.1-40.
103 Entre 1720 y 1730 don Domingo Carvallo, que comerciaba en
Santa Eulalia y Chihuahua, describió la estrecha dependencia
alimenticia de este mineral con respecto al sur: "los ranchos del
valle de San Bartolomé siempre nos han alimentado". Entre 1724 y
1725 se padeció una escasez en la región de Santa Eulalia, la cual
fue provocada por una prohibición de exportar granos de Parral. El
cabildo se quejó ante el gobernador, mencionando que los ranchos de
la región de Parral "eran la principal y única parte de donde este
pueblo y su distrito minero se proveen". En 1732 se estableció la
alhóndiga con el objeto de evitar un desabasto futuro. Sobre el
abasto de carne a Chihuahua y la carestía de 1724-1725, véase
Hadley, Minería y sociedad, 126-134.
201
puntos del Sur (Ver cuadro 5). En septiembre de 1737 en Veracruz se
padeció escasez de víveres a raíz de la epidemia, a pesar de que el
puerto no parece haber sido alcanzado por el contagio. La escasez
y carestía en Veracruz se explicaba en gran medida porque las
labores de trigo y maíz de Puebla se "hallaban paradas por la gran
mortandad de indios", hecho que había afectado el abastecimiento al
puerto.?**
En Oaxaca, en donde sí se presentó la epidemia, hubo una
pequeña carestía de maíz en 1739, aunque no atribuida a las
muertes, sino al retraso de lluvias de abril (Ver cuadro 5). Al
parecer, el maíz se perdió y subió su precio ligeramente, de 14 a
15 pesos la carga. El virrey ordenó abastecer de maíz a la ciudad
comprándolo en otros lugares, mientras las autoridades locales
acordaron trasladar la virgen de la Soledad a la catedral para
hacerle un novenario. Por fortuna, la situación no fue más lejos,
pues en junio retornaron las lluvias.?!”
El origen de esta crisis agrícola de 1740-1742 no podría
explicarse sin considerar el impacto demográfico del matlazahuatl
de 1736-1739. Como se verá en los siguientes capítulos, la drástica
19% Debido a la carestía de granos en Veracruz, se prohibió la
venta de trigos y harinas a los puertos de La Habana y Campeche,
así "como otros parajes que aunque también experimentaran escasez
son parajes muy abastecidos de maíz y trigo". Ver "En atención a la
falta de bastimientos que puede ocasionar la de indios operarios
que levantan las cosechas, se sirviese aquel puerto de Veracruz se
prohiba la saca de maíces y harinas a excepción de los víveres que
se remiten a los presidios. 11 julio 1737". AGN, General de Parte,
v.27, e.68, £ff.66-66v.
105 Gacetas de México, junio de 1739:1110; Taracena, Apuntes
históricos, 21.
202
disminución de la población, así como las migraciones originadas
durante y después de la epidemia, provocaron el abandono de pueblos
y áreas de cultivo y con ello la reducción en el volumen de las
cosechas. Este fenómeno fue evidente en los valles de México,
Toluca y del área de Puebla-Tlaxcala, importantes zonas agrícolas
que abastecían de alimentos a las ciudades del Centro. Las pérdidas
de vidas provocaron una baja en la actividad agrícola y por ello
ciudades populosas, como México y Puebla, sufrieron con intensidad
los estragos de las escasez y carestía de alimentos, especialmente
de maíz y trigo. En el campo estos problemas se agravaron por las
heladas de 1739 y 1740, que afectaron a los valles de México,
Toluca y el área de Puebla-Tlaxcala.
Para terminar debo decir que el alcance geográfico de la
crisis agrícola de 1740-1742 es una muestra también de la
existencia de espacios vinculados e interdependientes. Por ejemplo,
el fuerte intercambio comercial entre el Bajío y las ciudades de la
meseta central durante estos años. Al igual que la expansión de la
epidemia, la crisis agrícola de ese periodo se extendió más allá de
las jurisdicciones y mercados locales. Esta interdependencia e
integración regional tuvo diversas implicaciones: se abastecían
ciertos centros urbanos, mientras que otros mercados padecían
escasez. Al respecto, es elocuente el informe del alcalde de León,
que manifestó de "la muchas sacas de maíces hacia otros lugares",
que, sin duda, se dirigieron a los centros urbanos populosos del
área central. Tal interdependencia también afectó a ciudades más
pequeñas, como Veracruz, Valladolid, San Felipe Real de Chihuahua,
203
que de manera indirecta padecieron el efecto de la epidemia y
heladas en los cultivos del área central.
El desabasto de alimentos a las ciudades a raíz de la epidemia
es un fenómeno que no puede negarse. Pero si las ciudades del
virreinato sufrieron escasez, carestía, especulación, así como
aumento de la delincuencia o bandolerismo, la situación en el campo
no era mejor. Las ciudades tan sólo mostraban una cara de la moneda
de la pobreza y malestar que hubo en diversos pueblos del área
central, cuya actividad principal eran las labores de la parcela o
de la pequeña milpa. El siguiente capítulo trata de esos otros
personajes víctimas de la epidemia, los pueblos.
204
o V: DEUDA FISCAL Y VENTAS DE TIERRAS EN LOS PUEBLOS, 1736-
En los pueblos la epidemia provocó de manera inmediata una
caída en los montos de la recaudación tributaria, lo que se tradujo
en una mayor presión política y económica de la administración
virreinal. En este capítulo pretendo presentar un panorama general
de la situación de los pueblos entre 1736 y 1746, cuando se
suscitaron problemas relacionados con la captación fiscal y
pérdidas de tierras. El área de estudio se centra en los valles de
México, Toluca, Cuernavaca, aunque también “se incorporan
referencias de otros lugares como Puebla-Tlaxcala, Xilotepec, Tula,
Tepeji del Río, Oaxaca y Michoacán. Como se vio en el capítulo III,
el área central fue una de las más afectadas por la epidemia y en
donde el contagio perduró por más tiempo. En el Centro vivía un
gran número de indios, que resultaron drásticamente mermados por la
enfermedad.! El descenso en la población indígena tuvo un rápido
efecto en la recaudación tributaria, ya que a tan sólo unos meses
de iniciada la enfermedad los montos en la captación de tributos
empezaron a disminuir, al igual que otro tipo de ingresos como el
pago de derechos parroquiales.
La problemática originada en los pueblos y haciendas a raíz de
l El matlazahuatl afectó principalmente a la población
indígena. Lo anterior se comprueba al revisar los libros de
entierros de los indios de parroquias como Cholula, Acatzingo,
Zacatelco, Atlacomulco, León y San Luis de la Paz. En todos estos
lugares se puede constatar que los indios fueron severamente
afectados por la enfermedad. Malvido, "Factores de despoblación",
65-66; Rabell, La población, 53-55; Molina del Villar, "Crisis
demográfica".
205
la epidemia es otro de los problemas de investigación de la tesis.
En este capítulo de hecho introduzco este análisis a partir del
impacto demográfico en la recaudación de tributos, cuya disminución
o incumplimiento tuvo efectos en las incautaciones y ventas de
propiedad, en las acciones de algunos gobernadores y en las huídas
o éxodo de la población, aunque este último tema lo abordaré en el
siguiente capítulo. Algunos pueblos no pudieron cumplir sus
compromisos fiscales, pero otros pagaron sus tributos de manera
voluntaria, vendiendo o arrendado sus tierras, o bien por medios
coercitivos como el embargo y apropiación de sus bienes.
El capítulo se divide en tres apartados. En el primero intento
explorar el efecto de la disminución demográfica en la captación de
tributos, con la salvedad de que el estudio no se basa en un
análisis demográfico profundo. De todos modos, mi análisis permite
observar un aumento de deudas y de incumplimientos en el pago de
tributos a partir de 1737 y 1738, que fueron saldados de manera
inmediata o satisfechos varios años después. En el segundo apartado
doy cuenta de las acciones de los gobernadores indígenas para hacer
frente a la disminución o incumplimiento en el pago de tributos,
como la venta y apropiación ilícita de tierras y bienes. En el
último apartado se presenta un panorama general de otro tipo de
acciones efectuadas por autoridades, como alcaldes mayores y curas,
o bien por particulares, que dieron como resultado la apropiación,
arrendamiento y venta de bienes y tierras de los pueblos. El
objetivo principal de este capítulo consiste en analizar hasta qué
punto los pueblos que cumplieron con sus compromisos fiscales
206
recurrieron a la venta y arrendamientos de tierras y revisar si
todas esas acciones aceleraron el despojos de tierras en los
pueblos, proceso que venía generándose desde tiempo atrás.
1. Deudas y más deudas. La despoblación y captación de tributos en
los pueblos, 1736-1739
Las epidemias ocurridas en el siglo XVIII, como la de 1736-
1739, debieron haber incrementado las deudas de tributos de los
pueblos. Los documentos disponibles sobre la recaudación tributaria
entre 1737 y 1738 hacen pensar que después de la epidemia hubo una
severa reducción en el monto de tributos, aunque no cuento con
datos numéricos generales para estimar dicha disminución. Según
Ruiz Naufal, un efecto del matlazahuatl de 1736 fue la drástica
caída en las percepciones fiscales por concepto de tributos y
diezmos.? Sin embargo, desde principios del siglo XVIII los pueblos
ya acarreaban una deuda considerable de tributos. Para fines del
siglo en el valle de México estos débitos ascendían a un millón y
medio de pesos.?
En relación con la epidemia, observo un panorama diverso, pues
? Después de la epidemia, el monto recolectado de tributos no
volvería .a alcanzar los índices de 1733 (Ruiz Naufal,
"Introducción", xxxvii). Por su parte, Villaseñor mencionaba que a
raíz del matlazahuatl de 1736-1739 la recolección de tributos
realizada por los alcaldes mayores había dejado de ser un negocio
lucrativo (Villaseñor, Theatro americano, 1:59).
3 Gibson, Los aztecas, 223. Bentura Beleña también hizo
referencia a esta misma disminución de tributos, atribuyéndola al
descenso de la población indígena por las "repetidas epidemias de
los siglos anteriores". Bentura Beleña, Reco Í Sumaria,
1:347-348.
207
algunos pueblos obtuvieron el perdón del pago de tributos del
último trimestre de 1736,* mientras que otros fueron forzados a
cumplir con sus compromisos fiscales. Desconozco por qué la real
audiencia actuó de manera discrecional, concediendo en algunos
casos el perdón de tributos. Lo que sí fue evidente es la falta de
una normatividad precisa para aplicar y conceder el perdón general
de tributos. La obtención de dicha concesión dependió de decisiones
locales y de la paciencia y argucia de los procuradores de indios.
A continuación me referiré a algunos aspectos vinculados con
la aplicación de la reglamentación tributaria derivada a raíz de la
epidemia. Después profundizaré en algunas cuestiones demográficas,
especialmente en las limitaciones que tuvieron las matrículas de
tributarios e informes locales para estimar el número de muertos y
sobrevivientes. Los cálculos demográficos en este tipo de
documentos fueron importantes, ya que tuvieron una implicación
inmediata en el monto de tributos cobrados por las autoridades
locales. También presento un panorama “general del impacto
demográfico del matlazahuatl1l, sobre todo de su efecto entre la
* Según dos reales cédulas del siglo XVI, los corregidores y
encargados de la recaudación debían colectar los tributos cada
cuatro meses: en abril, agosto y diciembre; todo ello conforme a la
"antigua costumbre observada desde la gentilidad de que cada
ochenta días hubiese de verificarse estos". Pero también era verdad
de que no había regularidad en las cuotas y tiempos de la
recaudación, pues "unos pueblos entregan por tercios, otros por
semestres y otros por años íntegros". Lo anterior era en concepto
de las autoridades "una de las causas de la decadencia del
tributo". Supuestamente cada tributario debía pagar un peso y media
fanega de maíz. Algunos alcaldes mayores recurrieron a derramas o
cobro extras, como la conmutación ilegal del maíz tomando como base
los precios más altos del mercado de 9 reales la fanega. En Fonseca
y Urrutia, Historia general, 1:420, 428, 430; Gibson, Los aztecas,
209; Yuste, "Las autoridades", 116.
208
población adulta que estaba obligada al pago de tributos.
Finalmente daré cuenta de cada caso concreto, o sea de los pueblos
que pagaron o adeudaron tributos.
Con respecto a la reglamentación, puedo decir que los
decretos, autos y bandos circulados durante y después de la
epidemia quedaron sólo en el papel, pues tuvieron un escaso alcance
para aminorar o dirimir los conflictos de los pueblos en materia
tributaria. Así, el gobierno virreinal tuvo dos actitudes: primero,
en 1737 concedió el perdón en el pago de tributos;? segundo, los
decretos de suspensión de cobros de tributos fueron seguidos por
reales acuerdos encaminados a reiniciar la recaudación fiscal a
través de Órdenes de aprehensión y embargo de bienes.f Con respecto
3 En marzo de 1737 el virrey decretó la suspensión en el pago
de tributos para todo el territorio novohispano, apoyándose en la
Ley 45, Título 5, Libro de la Recopilación de Indias, que
estipulaba que "habiendo peste en pueblos de indios, se deberán
moderar las tasas...". ("Cuaderno de las providencias dadas por el
real acuerdo en orden a la cobranza de los reales tributos sobre la
epidemia. Agosto de 1737", en AGN, Epidemias, v.13, e.1l, ff.6-7).
En septiembre de 1738 el virrey volvió a ordenar suspensión en el
pago de tributos y mandó elaborar nuevas matrículas de tributarios.
Esta instrucción no fue de carácter general, pues sólo se envió a
las provincias de México, San Pedro, San Pablo Xilotepec, Santa
María, Santiago, Ecatepec, Teotihuacan, Otumba, Zempoala,
Tepeapulco, Capulalpa, Apam y Tulancingo. En dicho mandamiento el
virrey ordenaba hacer una cuenta o matrícula del "número preciso y
más cierto de todos los indios tributarios", a partir de los
registros parroquiales. Véase "Orden de septiembre de 1738 para la
recuenta del número de tributarios". BNUNAM, Fondo Reservado, caja
89, leg.1377, £.257.
$ En abril de 1738 la real audiencia hizo circular varias
órdenes y mandamientos para reanudar la recaudación fiscal. Por
ejemplo, en el Marquesado del valle de Toluca se ordenó embargar y
aprehender los bienes de aquellos gobernadores que no presentaran
sus constancias de tributos. Entre mayo y septiembre de 1738 esta
misma orden fue enviada a los pueblos de Coyoacán, Tacubaya, San
Agustín de las Cuevas, San Jacinto y Santo Domingo Mixcoac. "Auto
de la real audiencia firmado en la ciudad de Toluca el 25 de abril
209
a la solución de conflictos, mantuvo dos posturas diferentes. En
1737 y 1738 el gobierno concedió exenciones y rebajas de tributos
y después en general cambió su posición, pues empezó a exigir a las
autoridades locales los adeudos de tributos, aunque en algunos
cuantos casos concedió rebajas, como se verá más adelante.
Este cambio de actitud por parte del gobierno puede explicarse
quizá por el ¡interés económico local de no suspender la
tributación,” así como por la falta de una normatividad precisa y
congruente en materia de recaudación fiscal, principalmente aquella
que debía regir en momentos de crisis y epidemias. Al parecer, no
había antecedentes de los bandos de 1737 y 1738 sobre suspensión en
el pago de tributos. Solamente dispongo de una ¡instrucción
circulada por la real audiencia en 1572, en la que se concedía la
de 1738". AGN, Hospital de Jesús, v.302, e.1, ff.15-16. En 1739
apareció un madamiento similar para "apresurar" la elaboración de
nuevas matrículas de tributarios y continuar con la recaudación de
tributos. Este mandamiento fue remitido a Ecatepec, Xochimilco,
Chalco, Tacuba, Texcoco, así como a otros pueblos del valle de
Toluca y del área Tula y Puebla. "Carta del Ministro Provincial Fr.
Antonio Joseph Pérez por la omisión que se tuvo al no haber
remitido al real acuerdo los padrones de tributarios y cuentas, del
modo como se le advirtió. 6 de marzo de 1739". BUNAM, Fondo
reservado, caja 89, e.1377, f.257
7 Los alcaldes mayores recibían grandes beneficios del cobro
de tributos y de la inversión privada que hacían de estos fondos
antes de remitirlos a la real audiencia. Estos beneficios provenían
de la denominada "derrama", que consistía en el cobro de tributos
extras o no autorizados, así como de la alteración de la matrícula
de tributarios. A mediados del siglo XVIII las autoridades locales
de algunos partidos del centro de México recibían entre el 9 y 12%
del producto total de los tributos de las localidades. Lo anterior
como pago a sus servicios durante las tareas del recaudo de
tributos y de las retasaciones de matrículas. Gibson, Los aztecas,
209; Yuste, "Las autoridades", 116-117; Romero Frizzi, Economía,
260-261.
210
interrupción temporal en cobro de tributos.? Pero cinco años más
tarde este bando fue revocado y se exigió a los indios a pagar
tributos, "a pesar de alegar mortandad"
.?
Los bandos virreinales de 1737*” y 1738 fueron interpretados
como una interrupción temporal del pago de tributos, ya que una vez
cesada la enfermedad empezaron a cobrar estas contribuciones. En
algunos pueblos incluso no se respetó esta suspensión, pues durante
la epidemia se siguieron cobrando tributos sin importar la
$ Se trata de un auto acordado el 27 de mayo de 1572, que
especificaba lo siguiente: "pretendiendo los indios relevación de
tributos por epidemias u otras causas, informen y expliquen a los
curas y alcaldes mayores con claridad quiénes son los que la
padecen y qué pueblos están libres de ella, y si ocurriese después
novedad, aunque no se les prevenga, informen sobre ella todo con
juramento, para que con esta constancia y la de las demás
circunstancias ocurrentes pueda concederse o negarse la relevación
con justicia". En Fonseca y Urrutia, Historia general, 1:438-439.
? El auto acordado es de 1577 y aparece en la compilación de
leyes de Montemayor. Se ordenaba que los indios debían pagar
tributos, en virtud de que muchos de ellos se excusaban de pagarlos
con el pretexto de que habían muerto tributarios. En el auto se
especificaba que sólo los difuntos quedarían exentos del pago de
estas contribuciones, es decir, serían eliminados de la siguiente
tasación. En Bentura Beleña, Re i i Sumaria, 1:9; Fonseca y
Urrutia, Historia general, 1:436-437. Sobre lo practicado durante
las epidemias de 1694 y 1728, véase "Cuaderno de las providencias
dadas por el real acuerdo en orden a la cobranza de los reales
tributos de la epidemia. Agosto de 1737". AGN, Epidemias, v.13,
e.1, f£.10v.
10 El decreto de marzo de 1737 sirvió de base a las ordenanzas
del marqués de Cruillas de 1763 y del virrey Antonio María de
Bucareli de 1776. En el primero se ordenó que después de que cesara
la epidemia los alcaldes mayores debían reiniciar la recaudación,
mediante una lista y retasa certificada por los curas. Las
ordenanzas de Bucareli señalaban también que la exención de
tributos sólo sería efectiva en casos de "calamidad general", como
las de 1737 y 1762, y de "ningún modo en casos particulares". Una
vez extinguida la calamidad, los alcaldes mayores debían reiniciar
la recaudación "mediante una relación de tributarios hasta formarse
un nueva tasación certificada por los curas". Véase Fonseca y
Urrutia, Historia general, 1:439-440.
211
mortandad.?**' En los lugares en donde se concedió el perdón, los
alcaldes mayores de inmediato presionaron a los gobernadores
indígenas a reiniciar la recolección de tributos.' No había
pretexto para no proseguir con la recaudación fiscal, pese a que el
cese de la epidemia no significaba el fin de los problemas. La
incapacidad de los pueblos para pagar sus tributos atrasados era
evidente y aquellos que finalmente cumplieron sus compromisos
fiscales fue a costa de sus propios bienes y tierras, como expondré
en este capítulo.
Ahora conviene mencionar algunas características de las
matrículas de tributarios, base importante de la recaudación
fiscal. Para reiniciar el cobro de tributos se requería de las
matrículas o padrones de tributarios, que debían revisarse cada
cinco años. Los pueblos se gravaban por la cantidad total tasada en
1“ En agosto de 1738 la real audiencia ordenó que, debido a que
ya había cesado la enfermedad, debía hacerse la recuenta general y
entregar constancias de los tributos cobrados durante la epidemia.
Con esta información se esperaba que las autoridades locales
cobraran los tributos de la población realmente existente."Real
acuerdo emitido en la ciudad de México el 7 de agosto de 1738".
AGN, Epidemias, v.13, e.1l, ff. 44-44v, SOv.
12 Los alcaldes mayores o corregidores debían compeler a las
autoridades indígenas a realizar la recaudación de tributos y, en
algunos casos, fungieron como funcionarios de la real hacienda.
Como encargados del fisco en sus provincias, los alcaldes mayores
tenían la obligación de remitir a las cajas reales cada cuatro
meses las sumas cobradas por concepto de tributos, entre otras
aportaciones de las comunidades. Por su parte, los gobernadores
administraban los fondos de los pueblos y eran responsables de la
recaudación de tributos, que consistían en el pago de un peso por
tributario al año, más 1/2 real de ministros para el Juzgado
General de Indios, 1/2 fanega de maíz o su equivalente en dinero
para los hospitales, así como pagos para la iglesia. Gibson, Los
aztecas, 175-176, 182, 209-210, 223-224; Borah, El gobierno, 30-31,
43; Yuste, "Las autoridades", 112-113.
212
la cuenta más reciente y, al parecer, en el siglo XVIII la
autoridades locales recibían un real por cada tributario indígena
que incorporaran a la matrícula. Las muertes y ausencias podían
sustraer un número considerable de tributarios en las matrículas.
Así, era frecuente formular una nueva lista de tributarios
refiriendo a la antigua, por lo que los nombres de los occisos y
muertos tendían a persistir de una tasación a la siguiente.'*? Lo
anterior fue una queja generalizada de los pueblos entre 1737 y
1740, debido a que muchos padrones de tributarios fueron
elaborados a partir de los antiguos padrones.
A su vez los alcaldes mayores se quejaban de que al momento de
elaborar los nuevos padrones los indios se ocultaban o huían con el
fin de evadir los tributos.! Todo ello retardó todavía más la
recolección de tributos y en algunos casos esta demora llevó a los
alcaldes mayores a matricular a caciques exentos de estos pagos. La
inclusión de estos individuos pretendía compensar el déficit fiscal
dejado por los muertos y huidos.!'! Pero también muchos indios se
13 Gibson, Los aztecas, 214; Yuste, "Las autoridades", 113.
14 En 1740 en varios pueblos de la jurisdicción de Metepec, los
alcaldes mayores y gobernadores se quejaron de la falta de
tributarios al momento de efectuar los padrones. Este tipo de
quejas aparece en: "Informes y certificaciones de los curas y
gobernadores de los pueblos de Santiago Tilapa y San Pedro
Atlapulco. 4 noviembre 1744"; "Carta del cura beneficiario y juez
eclesiástico del partido de Xalatlaco, B. don Manuel Verdugo
Aragonés. 1 octubre de 1740. AGN, Tributos, v.33, e.20, £f£f.446-452;
v.11, e.6, ££.70-71.
15 En 1739 tres caciques del pueblo de Tula se quejaron de que
habían sido matriculados en la cuenta formada después de la
epidemia, "pretendiendo que paguen sus hijos y demás familias,
tributos en adelante". "Carta de Juan Francisco de Córdoba, en
representación de tres caciques del pueblo de Tula contra la
213
valieron de la legislación vigente para eximirse de esta
contribución, haciéndose pasar por caciques o mestizos.?*
Por todo lo anterior, era evidente que los padrones de
tributarios elaborados después de la epidemia no fueron un espejo
fiel del impacto de las muertes en las captaciones fiscales. El
gobierno virreinal enfrentó diversos problemas para conocer el
número total de muertos y sobrevivientes. Los conteos enviados por
las autoridades locales eran imprecisos, su elaboración se tornó
complicada y finalmente no reflejaron la situación en cada
localidad. En abril de 1737 en Tlaxcala el gobierno ordenó hacer
una relación del número de muertos por la epidemia, en la que debía
especificarse sexo, edad y condición.* Sin duda, se trataba de una
medida prematura, pues tal iniciativa se hizo a tan sólo dos meses
de iniciada la enfermedad. A fines de 1738, la real audiencia
justicia del partido. 14 mayo 1739". AGN, Criminal, v.135, e.l,
ff.102-122v. Quejas similares también se presentaron en
Tlalistacapan, Tepeitic, Tenango del Valle, Tepetitlán,
Chimalhuacán Atenco y Tacubaya, entre otros. Ver AGN, Criminal,
v.136, e.72, ff.443-443v; v.135, e.1, ff.103-103v; v.136, e.1l,
ff.119-119v; v.227, e.1l, ff.4v-Sv, ff.7-8; Hospital de Jesús,
v.302, e.7, ff.44-46, f£.51, f£f£.56-57.
16 De acuerdo con una cédula del 27 de mayo de 1572, sólo los
primogénitos de los caciques estaban exentos del pago de tributos.
(Fonseca y Urrutia, Historia general, 1:438). Para comprobar la
validez de las solicitudes interpuestas por los caciques, en junio
de 1739 la real audiencia emitió una orden general para hacer una
regulación minuciosa que comprobara las exenciones de tributos a
mestizos y caciques, especificando nombres, edad, residencia,
ocupación y estado civil. Tal iniciativa debía ejecutarse ante la
presencia de los alcaldes mayores, fiscales, gobernadores de indios
y curas (Bentura Beleña, Recopilación sumaria, 1:438).
17 “Auto firmado en la ciudad de Tlaxcala para hacer una
relación del número de muertos por la epidemia. 30 abril 1737".
BNAH, Serie Tlaxcala, rollo núm.8.
214
volvió a ordenar la elaboración de listas generales de población en
los pueblos.' Pero mientras estas listas eran remitidas a la
ciudad de México, en varios pueblos la recaudación tributaria se
hallaba suspendida, o bien se estaban cobrando tributos conforme a
los antiguos padrones.
Hacia 1739 la epidemia casi había desaparecido del área
central. En ese año la real audiencia volvió a enviar una
notificación general con el fin de que los alcaldes mayores
enviaran certificaciones pormenorizadas de cada una de las
cabeceras, especificando número de tributarios y el monto anual de
tributos y servicios reales que debían cubrir.!*? Los cálculos para
obtener cifras:
de muertos fueron complicados, pues se basaron en
una simple resta del padrón de tributarios de 1736 al de 1739.”
1% En diciembre de 1738 los curas de varios pueblos del valle
de México y de Toluca enviaron sus listas y padrones de
tributarios, así como notificaciones de cuándo había comenzado y
cesado la epidemia. Como ejemplos de estos informes podemos citar
los provenientes de los siguientes lugares: San Mateo Almoloya,
Zinacantepec, Tesmascalcingo, Xocotitlán, Ixtlahuaca, Atlacomulco,
Xiquipilco, Metepec, Santiago Tianguistengo, Ecatepec, Tacubaya,
Santiago Malinaltenango, Xalatlaco, San Pedro Atlapulco, San
Lorenzo Huicicilpa, Santa María Tlalmilolpa, San Felipe Ocotitlán,
San Mateo Texcaliac, Xochimilco, San Gerónimo Amanalco, Asunción
Malacatepec, Xalatlaco, Tilapa. En AGN, Tributos, v.47, e.1S5,
ff.394-424; v.47, e.14, f£f£.371-396; v.11, e.6, ££.70-71; v.ll,
e.13, ££f.209-217; v.11, e.15, f£f£f.424v-429; v.33, e.18, ff.382-390;
v.33, e.20; £ff.446-449; v.50, e.14, £f£.293-295. Gran parte de estos
informes fueron utilizados en el capítulo I11 para describir la
propagación de la epidemia.
12 En Bentura Beleña, Recopilación Sumaria, 1:39.
22 La instrucción para elaborar padrones de tributarios se
envió a 56 de las 161 jurisdicciones que comprendía su gobierno.
Antes de la epidemia había 99,861 tributarios y en 1739 eran 15,738
tributarios y medio, cifra a la que se sumaron datos de 12
jurisdicciones más, sin especificar nombres de los lugares y
montos. Estas operaciones arrojaron la cifra de 55,760 tributarios
215
Una justa recaudación dependía de padrones de tributarios exactos,
y en la medida en que éstos no se realizaran, el cobro de estas
percepciones dio pie a diversas injusticias, como aumentar el monto
de tributos, incluir a los muertos y a individuos exonerados de
tributación.
La ausencia de padrones confiables dificulta el análisis del
impacto demográfico en la recaudación fiscal. Para el periodo
posterior a la epidemia sólo se dispone del censo de Fuenclara de
1742-1743, que proporciona información sobre número de familias y
no siempre de tributarios.?*! La fecha de elaboración de este censo
puede ser tardía, pues para 1742 algunos pueblos ya empezaban a
ponerse al corriente en sus compromisos fiscales. En el censo de
Fuenclara aparecen algunos de los pueblos considerados en este
capítulo, como los de los valles de Toluca, México y Cuernavaca. La
conversión de número de familias a tributarios es complicada y
arriesgada, tarea que no pretendo realizar en este capítulo. De
todos modos, puedo decir que para 1742 varios pueblos de esas zonas
contaban con más de 500 familias de indios, cifra que podría
muertos provenientes de esas 56 jurisdicciones. Un ejemplo de este
tipo de padrones se practicó en la alcaldía mayor de Metepec
("Carta de Juan del Castillejo, alcalde mayor de Metepec e
Ixtlahuaca, relativa a la formación de la cuenta de los naturales.
3 octubre 1740. AGN, Tributos, v.47, e.16, ff.497-497v). Véase
"Copia de la real audiencia sobre el padrón practicado en 56
jurisdicciones después de la epidemia. 19 agosto 1739". AGN,
Epidemias, v.13, e.1, ff.62v-63. Por su parte, Cabrera Quintero
calculó que habían muerto cerca de 192,364 tributarios de 150
partidos que comprendían "el territorio". Cabrera Quintero, Escudo
de armas, 511-512.
21 Un resumen de este censo se encuentra en Villaseñor, Theatro
americano, 11:21, 143-149, 180. Véase también Solano, que reproduce
este mismo padrón de 1742-1743 en Relaciones Geográficas, 2 vols.
216
pensarse elevada si se toma en cuenta la severa sangría provocada
por el matlazahuat1l.??
Los informes presentados por los gobernadores indígenas para
solicitar suspensión en el pago de tributos distan de las cifras
aportadas por el censo de 1742. Estos informes fueron hechos en los
meses inmediatos a la epidemia, aunque realmente dudo que en cinco
años el panorama haya cambiado. Los gobernadores se refirieron de
manera constante a la desolación, despoblación y pobreza de los
pueblos. Posiblemente este tipo de descripciones tuvieron otras
intenciones, dado el interés de los gobernadores de presentar un
panorama más gris para obtener el perdón de tributos.?” Los
gobernadores eran responsables de la recaudación fiscal y sobre sus
22 Es el caso de Coyoacán, en donde murieron cerca de 1,854
tributarios; para 1742 contaba con 1,855 familias de indios. En San
Agustín de las Cuevas murieron 733 tributarios y para 1742 había
751 familias. Para otros pueblos también sorprenden las cifras de
habitantes, como en Xochimilco con cerca de 52,500 familias. Sobre
el número de muertos en Coyoacán, véase "Informes y certificaciones
presentadas por los curas de los pueblos de Coyoacán y San Agustín
de las Cuevas. Agosto 1738". AGN, Hospital de Jesús, v.302, e.l,
ff.23-24v. En relación a las cifras de población, Villaseñor,
Theatro americano, 1:69-73, 164-166.
22 En 1740 en el valle Toluca, los gobernadores de Xalatlaco
y San Bartolomé Capuluac se lamentaban de su incapacidad para
recaudar tributos, en virtud de que "se destruyó y aniquiló la
mayor parte de los naturales". Estos informes fueron desmentidos
por los curas, quienes afirmaban que los indios habían "fingido
desertar, escondiéndose en los montes para librarse del pago de los
reales tributos". "Carta del Br, Don Manuel Berdugo Aragonés, cura
beneficiario del partido de Xalatlaco, fechada el 8 de julio de
1740". "Carta de fray San Agustín, prior del pueblos de San
Bartolomé Capuluac, fechada el 11 de junio de 1740". AGN, Tributos,
v.47, e.16, f£f.460-461; v.11, e.6, £f£.70-71.
217
hombros recaía el peso de las deudas.?**
Así pues, tanto el censo de 1742, como las matrículas
elaboradas después de la epidemia, no permiten medir el impacto de
las muertes en la recaudación fiscal. Esta situación se agrava al
no disponerse de análisis demográficos para gran parte de los
pueblos ¡incluidos en este capítulo. Los casos considerados
provienen de pueblos de los valles de México y Toluca y del área de
Meztitlán y Oaxaca, en donde la carencia de estudios demográficos
impide un análisis más profundo. Como se sabe, para el Centro sólo
se dispone de los trabajos de Malvido, Cuenya, Calvo y Morin sobre
el área de Puebla-Tlaxcala.?**
Los estudios demográficos disponibles permiten conocer que el
matlazahuatl mató a un gran número de hombres y mujeres en edad
económica y reproductivamente activa (de 20 a 39 años) y a los
prereproductores (10 a 19 años) .** Para una parroquia del valle de
Toluca, en Atlacomulco, encontré un fenómeno similar en el sentido
24 Sobre el papel de los gobernadores y funcionarios indígenas
en la recaudación tributaria, véase Gibson, Los aztecas, 175-176,
182, 209-210; Borah, El gobierno, 43; Yuste, "Las autoridades",
116; Ouweneel, Shadows, 230-231.
25 Malvido, "Factores de despoblación"; Cuenya, "El
matlazahuat1l"; Morin, Santa Inés, y Calvo, Acatzingo.
26 Las muertes se registraron en menor grado entre los infantes
(0 a 12 años), debido a que existe un subregistro importante. Por
ejemplo, en San Luis de la Paz el grupo de 0 a 9 sufrió una
mortandad proprocionalmente menor a la de otros grupos. La epidemia
fue particularmente severa para los hombres y mujeres adultas. A
pesar del gran subregistro de infantes, Morin encontró en Zacatelco
un elevado número de muertos entre la población adulta. En Cholula
murieron tres veces más adultos. Malvido, "Factores de
despoblación", 65-66; Morin, Santa Inés, 44; Rabell, La población,
50.
218
de que la epidemia cobró un gran número de víctimas entre la
población adulta, cabezas de familias obviamente obligadas al pago
de tributos.” En las parroquias del área de Puebla-Tlaxcala, así
como en la de Atlacomulco, la epidemia interrumpió por varios años
el crecimiento de la población.?**
La población indígena del área central demoró varios años para
recuperarse. Esta disminución y lentitud en su crecimiento se
resintió de manera inmediata en las captaciones fiscales. Las
pérdidas de vidas significaron un endeudamiento mayor para los
pueblos. La reducción del cobro de tributos se resintió en el valle
de México desde fines de 1736. Como ya se vio, los primeros brotes
de la enfermedad en esa zona aparecieron entre agosto y diciembre
de 1736, periodo en el cual varios pueblos solicitaron suspensión
27 En Atlacomulco más de la mitad de los entierros (60.2%)
fueron adultos, hombres y mujeres casados; mientras un tercio fue
de solteros. Debe mencionarse que existe un subregistro importante
de infantes y párvulos, problema que se ha presentado en otros
estudios de demografía histórica. Molina del Villar, "Crisis
demográfica".
22 En Santa Inés Zacatelco y Acatzingo tuvo lugar un
crecimiento demográfico sorpresivamente rápido entre 1660 y 1720.
Pero después de 1727-1736 esta aguda curva ascendente bajó
precipitadamente a cerca del 1% hasta 1760. En Acatzingo la
epidemia significó una reducción del 20% de la natalidad cuyo
estancamiento duró hasta 1810. En Cholula ocurrió algo similar pues
la epidemia provocó una larga depresión demográfica que duró cerca
de 36 años, ya que después se presentaron otras epidemias y crisis
agrícolas en 1747, 1761-1762 y 1768. Por su parte, en Atlacomulco
la mortalidad registrada entre 1737 y 1738 significó el 42% del
total de las defunciones registradas en un periodo de 40 años. Los
bautizos cayeron abruptamentes después de la epidemia. En 1738 sólo
se registraron 188 bautizos, cifra que significaba un descenso del
69% con respecto al promedio anual registrado en los diez años
anteriores. Morin, Santa Inés, 56; Calvo, Acatzingo, 79; Malvido,
"Factores de despoblación"; Molina del Villar, "Crisis
demográfica".
219
o perdón en el pago de tributos. A continuación me referiré a la
situación de estos pueblos, así como a la de otros del valle de
Toluca, del área de Cuernavaca, de Tepeji del Río, Yahualica y
Oaxaca. En particular, me interesa descatar las deudas y montos de
tributos que devengaron esos lugares durante y después de la
epidemia.
El estado fiscal de cada uno de estos pueblos aparece
sintetizado en el cuadro 6. En este cuadro agrupé las localidades
en seis grandes zonas: el valle de México, el valle de Toluca, el
área de Cuernavaca, el área de Puebla-Tlaxcala, Oaxaca y la zona
del actual estado de Hidalgo. Como se puede apreciar, el panorama
es complejo, ya que mientras algunos pueblos se pusieron al
corriente en sus compromisos fiscales ante la real audiencia, otros
demoraron varios años para cubrir sus adeudos e incluso para
reiniciar el pago de sus tributos después de la epidemia.
Cuadro 6: Deudas y pagos de tributos, 1736-1742
¿___
A,
Lugar Monto de Pagos Fecha del
la deuda adeudo o pago
1l.Valle de
México
S.Actopan, | Se ignora Tercio de | AGN,
Xochimilco diciembre de | Tributos, v.50,
1736 en 1744 e.1l4, ff.293-
295.
Asunción la | 983 pesos Tercio agosto | AGN, Tributos,
Milpa, 1736 y diciembre | v.50, e.1l4,
Xochimilco 1737 en 1744 £f.293-295.
220
| S.Agustín de Se ignora 1737
las Cuevas AGN, Tributos,v.l
1, e.15, ff£.425-
Se cobró 1738 426v.
u n a
cantidad
mayor
Tacubaya 282 pesos | Diciembre 1736 AGN, Tributos,
v.11, e.15,
ff .425-426.
Coyoacán Se ignora 1736 y 1737 AGN, Hospital
Jesús, v.302,
e.1, ff.2lv-26v,
4 ,809|1738 29-30.
pesos
Axapusco, | 400 pesos 1738 AGN, Indios,
Otumba v.54,e.299,
££.274-277v
Tlayacapan Se ignora Tercio dic 1736 AGN, Tributos,
Tlanepantla y v.25, e.6,
Chalco f.138.
Tercios abril,
740 pesos agosto y dic
1737
Ecatepec Se ignora Deuda del monto | AGN, Tributos,
de 1737 y 1738 |v.11, e.13,
en 1739 ff .209-214v.
2.Valle de
Toluca
Atlacomulco Se ignora Octubre 1737 AGN, Tierras,
v.2989, e.70,
£f.103-104.
Malinalco Se ignora | Enero a julio | AGN, Indios,v.55,
1737 e.274,f£.250
Toluca, 12,666 Abril 1738 AGN, Hospital de
corregimiento pesos 1739 y 1740 Jesús,v.302,
e.1,ff.29-30.
Texcaliac,|1 , 2 8 5 1738-1740 AGN, Tributos,
v.4
Capuluac,|pesos y 7 7,€.14,ff.390-
Huicicilapa, | tomines 393.
Tlalmimilolpa,
Ozolotepec,
juris.Tenango
del Valle
Stgo.Tilapa, | 557 pesos 1739 AGN, Tributos,
v.3
Ixtlahuaca y 1 tomin 3,e.20,ff.446-
452.
221
Atlapulco, 902 pesos 1739 AGN, Tributos,v.
Tenango del | y 4 3,e.20,ff.4 e
Valle tomines 452.
383 pesos 1740
y 3
tomines
Amanalco,|9, 5.3 7 1738 AGN, Tributos,v
Metepec pesos 7,e.15,f£f. a
424.
3.Área de
Cuernavaca AGN, Hospital de
Jesús, v.428,e.19
¿Tf.35-36v.
Tepoztlán 452 pesos 1737
y 2
tomines
700 pesos 1741
Ximiltepec, Se ignora | 1741 AGN, Criminal,v.1l
Cuautla 74,e.6,f£f. 158-
Amilpas 181.
4.Área de
Puebilasa-
Tlaxcala
Zacatlán Se ignora 1737 AGN, Indios,v.54,
e.328,ff.307-
307v.
5.Área del
actual Hidalgo
Tlalistacapan,
Otlaxpa, Se ignora | Abril y agosto | AGN, Criminal, v.l
l Tepeji del Río 1737 35,e.1,ff.103-
103v.
Yahualica Se ignora | Septiembre 1737 AGN, Criminal,v.2
80,e.1,ff.5-9v.
6.0axaca
9,004|1737 AGI, Indiferente
Cuilapa, Etla pesos y 3 General, leg.95,
y Santa Ana tomines ff.88-88v.
Tlapacoya
1,4853
pesos, 1 | 1738
tomin y 1
grano
1,031
pesos 1739
222
Este cuadro no representa al grueso de las localidades
afectadas, pero constituye una muestra para distinguir dos tipos de
pueblos: aquellos que cumplieron sus compromisos ante la real
audiencia y aquellos que no pagaron de manera inmediata sus
tributos. A continuación me referiré a la situación fiscal de cada
uno de estos lugares. A simple vista se observa que, aunque el
gobierno virreinal concedió el perdón momentáneo en el pago de
estas contribuciones, a la larga casi todos los pueblos pagaron sus
adeudos, o bien tuvieron que esperar varios años para que les
concedieran las rebajas de los tributos devengados durante los años
de la epidemia.
Las primeras solicitudes de perdón de tributos disponibles
hasta el momento provienen de los valles de México y de Toluca, en
donde la epidemia perduró por más de un año.?? En 1737 la real
audiencia recibió solicitudes de Tlayacapan, Chalco, Atlacomulco y
Malinaltenango, pueblos que demandaron rebajas y suspensión del
pago de tributos de los años de la epidemia. Tlayacapan, Chalco y
Atlacomulco obtuvieron el perdón en el pago de tributos durante el
segundo semestre de 1737, tiempo rápido si se toma en cuenta que
fueron contagiados entre enero y julio de 1737. Sólo Malinaltenango
22 El primer lugar en donde legalmente se hizo efectiva la
suspensión de tributos fue en la ciudad de México, específicamente
en las parcialidades de San Juan y Santiago. Véase: "Cuaderno de
las provindencias dadas por el real acuerdo en orden a la cobranza
de los reales tributos en San Juan y Santiago. Agosto 1737". AGN,
Epidemias, v.13, e.1, ff£.9-10.
223
obtuvo la exención hasta principios de 1738.”
Otros pueblos no obtuvieron el perdón inmediato, como San
Cristóbal Ecatepec que en 1739 solicitó suspender el pago de sus
contribuciones tributarias, en virtud de que los sobrevivientes
habían «quedado "totalmente ¡imposibilitados de trabajar". Al
parecer, el alcalde mayor seguía cobrándoles los tributos de 1737
y 1738. A mediados de 1739 la audiencia ordenó al alcalde mayor,
"so pena de 200 pesos, no molestara a los indios sobre la paga de
tributos".? En contraste, en San Marcos Tlalistacapan, Tepeitic
y Otlaxpa, en las jurisdicciones de Tula y Tepeji del Río, así como
en Yahualica, se obligó a pagar los tributos, a pesar de la
enfermedad y de los alegatos presentados por sus gobernadores (Ver
cuadro 6).??
30 "Carta de José Fernández de Córdoba, en representación de
los gobernadores naturales de Tlayacapan... 18 julio 1737". AGN,
Tributos, v.25, e.6, f.138; "Carta de Juan de Noriega Colombre, en
representación de los naturales del partido de Atlacomulco. 5
octubre 1737. AGN, Tierras, v.2989, e.70, ff.103-104.
31 "Real acuerdo expedido por la real audiencia el 2 de junio
de 1739"; "Carta de fray Francisco Mercado, comisario del Santo
Oficio de la Inquisición. 22 de junio de 1739". AGN, Tributos,
v.11, e.13, £f£.209-214v.
322 Los pueblos de Tula y Tepeji del Río fueron contagiados
entre mayo y julio de 1737, pero los gobernadores solicitaron la
exención de tributos del trimestre ¡inmediato anterior a la
epidemia. Sin embargo, el alcalde mayor demandó a estos
gobernadores porque sí habían cobrado los tributos de ese periodo,
además de que aún no padecían la epidemia. En agosto de 1737 la
real audiencia ordenó cobrarles los tributos del trimestre de abril
y agosto de 1737. "Carta de Nicolás Guerrero Lobato, en
representación de José Torrijos de la Mota, gobernador de la
parcialidad de Otlaxpa en el pueblo de Tepeji del Río. 22 mayo
1737". AGN, Criminal, v.135, e.1, ££.103-103v, ff.105-105v; "Carta
del alcalde mayor, José Landero de Pazos, de la jurisdicción de
Tula. 21 agosto 1737". AGN, Criminal, v.135, e.1l, f.106. En
septiembre de 1737 los indios de Yahualica estaban pagando tributos
224
Hacia el sur del valle de México la situación también era
compleja. En Xochimilco el alcalde mayor estaba cobrando tributos
del tercio de agosto y diciembre de 1736. La rebaja del pago de
estas contribuciones se obtuvo hasta fines de 1744, cuando se
reembolsó al gobernador de un pueblo de esa jurisdicción cerca de
983 pesos correspondientes al tercio de diciembre de 1736 (Ver
cuadro 6).* Por otro lado, en marzo de 1742 los indios de
Cuernavaca continuaban solicitando la rebaja de 395 pesos y 5
tomines devengados durante el periodo de la epidemia.** Y en la
jurisdicción de Zacualpa las autoridades "seguían molestando a los
indios con el tercio de agosto de 1737", cuando un mes antes
empezaron a reportarse las primeras víctimas.?*
Para agosto de 1738 algunos pueblos del valle de México
empezaron a contar con padrones de tributarios, como Coyoacán,
Tacubaya, San Agustín de las Cuevas, San Jacinto Tenatitlán y Santo
al alcalde mayor aún cuando en ese mes estaban padeciendo la
epidemia. 7 septiembre 1737". AGN, Criminal, v.280, e.1l, ff.5-9v.
33 Los 983 pesos fueron reembolsados al gobernador de Santa
María Asunción La Milpa. Esta cantidad había sido cobrada
indebidamente por el juez comisario. La situación fue diferente
para San Pedro Actopan, que en 1744 aún exigía el perdón del tercio
de diciembre de 1736."Carta del alcalde mayor de Xochimilco. Abril
de 1744". AGN, Tributos, v.50, e.14, ff.299-303.
314 Según el alcalde mayor de Cuernavaca, en 1737 se habían
recaudado 395 pesos y 5 tomines más de lo que debía recaudarse. Los
gobernadores de la jurisdicción de Cuernavaca solicitaron la rebaja
de dichos tributos, lo que fue concedido por la real audiencia en
1742. "Recibos y despachos de la Contaduría General de Tributos.
Marzo 1742". AGN, Hospital de Jesús, v.354, e.20, ff.1-2v.
35 "Carta del procurado de indios de los pueblos de Santiago
Malinaltenango y barrios de Tecomatepeque y Cuitlapilco. 27
noviembre 1737". AGN, Tributos, v.33, e,18, ff.382-390.
225
Domingo Mixcoac, hecho que significaba que debían empezar a pagar
tributos. Pero Coyoacán ya había pagado 4,809 pesos, a pesar de las
gestiones del gobernador para que se les perdonara el pago por
cinco años.* En los cobros de tributos de estos pueblos se
cometieron diversas irregularidades. En Coyoacán el propio sistema
de recaudación por pagos cuatrimestrales generó conflictos.?” En
San Agustín de las Cuevas el alcalde mayor cobró un monto mayor de
tributos con respecto a la población empadronada. Por su parte, el
gobernador de Tacubaya cobró 282 pesos y 3 tomines por el tercio de
diciembre de 1736, monto inferior a los 564 pesos y 4 tomines
recaudados en 1734.?”*
No debe pensarse que todos estos pagos fueron efectuados de
36 “Carta suscrita por Justo Carcano, corregidor de Coyoacán.
14 de agosto de 1738"; "Autos y certificaciones de los curas de los
pueblos de la jurisdicción de Coyoacán, Tlalpan, Tacubaya, Mixcoac
y San Jacinto. Agosto de 1738. AGN, Hospital
de Jesús, v.302, e.1l,
ff.21v-26v, 29-30.
37 La tradición de pagos cuatrimestrales se contrapuso con el
calendario de la epidemia y no hubo un acuerdo uniforme de cuándo
debía suspenderse el cobro de tributos. En Coyoacán el tercio de
fin de agosto de 1736 ya había sido pagado, pero se solicitó la
suspensión de pagos del siguiente trimestre pues en octubre ya
había disminuido el número de tributarios."Informe de cargos y
datas presentados por el corregidor de Coyoacán. 17 junio 1739".
AGN, Tributos, v.11, e.15, f£f.424-425v.
318 En 1739 en la cabecera de San Agustín de las Cuevas se
habían empadronado 761 y medio tributarios, a quienes se les había
cobrado "como si hubieran sido diez más". Por lo anterior, se
ordenó que los alcaldes mayores de Tacubaya y Coyoacán presentaran
sus recibos y padroncillos y así "venir en conocimiento claro y
expresivo de las diferencias que había entre la existencia de
tributarios y lo cobrado". En Tacubaya a las cantidades cobradas
por el tercio de diciembre de 1736 debían restarse los muertos,
pero al parecer esto no se efectuó. "Documento elaborado por la
real audiencia. 23 marzo 1745". AGN, Tributos, v.11, e.15, ff.425-
426v.
226
manera voluntaria, ya que los alcaldes mayores e incluso el propio
virrey recurrieron .a medidas coercitivas como embargos,
aprehensiones y multas.?? En agosto de 1739 los gobernadores de
Tacubaya, San Agustín de las Cuevas y Cuajimalpa fueron
aprehendidos, debido a que debían tributos de 1737, cuando todavía
"estaba en rigor la peste".* Los encarcelamientos fueron una
medida encaminada a presionar a los gobernadores a pagar sus
tributos, como ocurrió en Xochimilco y Yahualica.*! En agosto de
1738 en Zinacantepec el propio virrey Vizarrrón Eguiarreta giró una
instrucción para que un plazo de ocho días los gobernadores
contribuyeran con sus tributos atrasados, "so pena de cinco pesos
39 En abril de 1738 se remitió un auto acordado a las justicias
y alcaldes mayores del Marquesado del Valle para aprehender y
embargar los bienes de aquellos gobernadores que no presentaran sus
constancias de tributos. Este mandamiento fue enviado a los pueblos
del corregimiento de Toluca. Entre mayo y septiembre de 1738 esta
misma orden se mandó a los pueblos de Coyoacán, San Jacinto y Santo
Domingo Mixcoac. "Auto de la real audiencia firmado en la ciudad de
Toluca el 25 de abril de 1738". AGN, Hospital de Jesús, v.302, e.1l,
ff.15-16.
1% Finalmente en septiembre de ese año estos gobernadores
fueron liberados, pues se temía que de continuar su aprehensión se
originaría "una sublevación que si no de todo un barrio, fuera de
todo un pueblo". "Orden a los alcaldes y gobernadores de la
jurisdicción de Coyoacán. Agosto 1738". AGN, Hospital de Jesús,
v.302, e.1, ff.15-16.
4% En 1744 los pueblos de Asunción de la Milpa y San Pedro
Actopan fueron obligados a pagar el débito del tiempo de la
epidemia, de diciembre de 1736. Los gobernadores de esos pueblos
fueron encarcelados debido a que no podían pagar estos adeudos
("Carta del alcalde mayor de Xochimilco. Abril de 1744". AGN,
Tributos, v.50, e€e.14, ff.299-313, 410-411). En el caso de
Yahualica, que pagó tributos durante la epidemia, después de algún
tiempo la real audiencia concedió el perdón ("Copia de un decreto
firmado en la ciudad de México sobre exención de tributos durante
la epidemia. 7 septiembre 1737". AGN, Criminal, v.280, e.1, ff.S-
9v). Véase nota 32.
227
y ocho días de cárcel.*? Por su parte, el alcalde mayor de San
Pedro Sictepec, San Juan Suchiaca y San Gabriel Sepaiautla, en
Tenango del Valle, aumentó el monto de los tributos.*?
A fines de 1738 otros pueblos de Tenango del Valle aún no
estaban en condiciones de pagar sus adeudos. Conforme
transcurrieron los años las deudas se multiplicaron y para 1740
ascendían a 1,285 pesos y 7 tomines.** Los gobernadores de San
Lorenzo Huicicilapa y San Francisco Xochicuautla no pudieron cubrir
esta deuda y fueron aprehendidos. Al respecto, el gobernador del
pueblo de Hucicilapa señalaba lo siguiente:
no he cobrado los reales tributos de todo 1738, que son
a mi cargo y tiempo que fuí gobernador, porque aunque les
hacía aprieto a los hijos de sus pueblos a que lo
pagasen, nunca lo pudo conseguir por estar tan pobres y
atrasados a causa de no tener maíz, por lo que se
imposibilitó dicha cobranza.**
En otros lugares ocurrió lo mismo: las deudas crecieron con el
paso de los años. Como se ve en el cuadro 6, gran parte de los
débitos correspondían al periodo de la epidemia; muchos de ellos
todavía no había sido saldados a principios de la década de los
* "Orden girada al teniente general del partido de Metepec por
real acuerdo suscrito por el virrey y oidores de la real audiencia
del 25 de agosto de 1738". AGN, Tributos, v.47, e.15, ff. 397-424.
4% "Carta suscrita por los naturales y alcaldes de esos pueblos
de la jurisdicción de Tenango del Valle. 8 febrero 1739". AGN,
Tierras, v.2989, e.94, ff.161-1l6lv.
4% "Certificaciones de los curas de los pueblos de San Mateo
Texcaliac, San Bartolomé Capuluac, San Lorenzo Huicicilapa, Santa
María Tlalmimilolpa y San Bartolomé Ozolotepec. Noviembre y
diciembre de 1738". AGN, Tributos, v.47, e.14, f£f.390-393.
45 "Declaración de Juan Pascual, gobernador pasado del pueblo.
3 julio 1739". AGN, Tributos, v.47, e.14, ff.374v-375.
228
cuarenta. En 1740, por ejemplo, los pueblos del corregimiento de
Toluca adeudaban la elevadísima suma de 12,666 pesos.'** Dos años
después, el monto total de esta deuda no había sido cubierto y la
audiencia ordenó que los pueblos del corregimiento de Toluca se
presentaran a comparecer, presentando constancias y listas del pago
de tributos. Varios gobernadores fueron encarcelados, en virtud de
que no presentaron sus informes y constancias. Más tarde, los
pueblos de Toluca se comprometieron a liquidar el adeudo de 12,666
pesos con pagos semanales a través de "cortas cantidades", en
virtud de que no contaban con medios para liquidarlo en un solo
pago.**
En Metepec el pago de tributos tampoco fue inmediato, pues en
1740 los pueblos continuaban sin saldarlos. Como se verá en el
146 Según un informe del corregidor de Coyoacán, el monto anual
del dinero que debía recaudarse en los pueblos del Marquesado del
Valle ascendía a 8,279 pesos, 7 tomines y 9 granos. Véase Carta
suscrita por Justo Carcano, corregidor de Coyoacán, relativa a los
alcaldes encarcelados. 14 agosto 1738". AGN, Hospital de Jesús,
v.302, e.1, £f£f.29-30. La deuda en Toluca era una carga pesada si se
considera que debía liquidarse en un solo pago y no en abonos
cuatrimestales como era la costumbre.
17 Los gobernadores encarcelados fueron los de Santa Ana, San
Bartolomé Capultitlán, San Gerónimo, Santa Cruz, San Andrés, San
Cristóbal, San Juan Bautista, San Mateo Ocosacaltepec, San Lorenzo,
San Mateo Ostotitlán, San Pablo, San Cristóbal y San Buenaventura.
"Carta del corregidor de San José de Toluca. 1 febrero 1742". AGN,
Hospital de Jesús, v.354, e.21, ff.2-2v.
1% La real audiencia aceptó estas contribuciones semanales de
tributos, siempre y cuando se regulara en cada cabecera y pueblo el
monto de los pagos. En un cuaderno se debían anotar las cantidades
adeudadas y los tercios debían dividirse en pagos semanales. En ese
mismo auto, se ordenó restituir a algunos indios a sus pueblos,
particularmente a los de la jurisdicción de Toluca que habían ido
a trabajar a las haciendas aledañas a la ciudad de México. "Auto
emitido en la ciudad de México por la real audiencia. 18 marzo
1742". AGN, Hospital de Jesús, v.354, e.21, ff.4-Sv.
229
siguiente capítulo, la situación de estas localidades se había
agravado con las heladas de 1739 y 1740, que provocaron un nuevo
éxodo de la población. En octubre de 1740 el alcalde mayor de
Metepec recomendaba al fiscal de la real audiencia posponer la
recaudación de tributos:
es preferible esperar más tiempo para elaborar la
recuenta de tributarios debido a que la provincia de
Metepec es muy extensa, además que los huidos podrían
restituirse a sus países y pueblos.*?
Este estado de deudas crecientes no fue generalizado, pues
ciertos pueblos sí habían pagado sus deberes. Los pueblos de las
cuatro villas del Marquesado de Oaxaca cumplieron con sus
compromisos, aunque aquí no parece haber sido empleada la coerción.
Al igual que en Coyoacán y Toluca, la tasación de tributos en
Oaxaca estaba sujeta a la regulación de los oficiales de la real
audiencia.” A pesar de haber padecido la epidemia, el estado de
las contribuciones en Oaxaca era óptimo, aunque se dejaba ver su
disminución con respecto a otros años. En Oaxaca se concedió el
perdón de tributos del tercio de abril de 1738, debido a que la
epidemia había comenzado a principio de ese año. En 1738 había
19 "Informe del alcalde mayor de la provincia de Metepec e
Ixtlahuaca sobre la formación de la cuenta y visita personal de los
naturales que en los pueblos de la referida provincia habían
quedado después que cesó la general epidemia de matlazahuatl.
Octubre 3 de 1740". AGN, Tributos, v.47, e.16, f. 505.
50 De 1725 a 1750 el Marquesado del Valle perteneció al marqués
Diego Pignatelli y Aragonés, que radicaba en Europa. Este marqués
delegó sus reponsabilidades en un representante, el gobernador,
mientras la audiencia de México se hacía cargo de nombrar al juez
privativo. De ahí la intromisión de este tribunal en la recolección
de tributos en los pueblos del Marquesado del Valle. García
Martínez, El Marquesado, 81-86, 101, 117, 126-128, 145-148; Von
Wobeser, "El gobierno", 181-182.
230
cerca de 4,590 y medio tributarios, de los cuales, después de
levantada la suspensión, se lograron cobrar 1,483 pesos, un tomín
y un grano, cantidad que contrasta con los 9,004 pesos, 3 tomines
y tres granos recaudados en 1737 (Ver cuadro 6).*”'
De algún modo, los casos antes expuestos revelan los esfuerzos
que tuvieron que encarar los pueblos para cumplir con sus
compromisos, así como el interés de la autoridad local y de la
audiencia por reanudar de inmediato la recaudación. Como se puede
apreciar, la disminución en la captación fiscal también se explica
porque en muchos lugares se condonó el pago de tributos. Sin
embargo, en otros casos las autoridades locales y la real
audiencia no dejaron de percibir estas contribuciones. Muchos
pueblos lograron cubrir sus adeudos a través del embargo de
propiedades y en otros casos vendiendo y arrendados sus tierras,
aspectos que señalaré a continuación.
2. La otra cara de la moneda: la actuación de los gobernadores
indígenas
Los gobernadores indígenas no sólo estaba a cargo de la
51 Las cuatro villas del valle de Oaxaca a las que se les
concedió el perdón en el pago de tributos y que posteriomente
pagaron fueron Cuilapa, Etla, Oaxaca, Santa Ana Tlapacoya. El
informe sobre estas contribuciones se hizo a instancias de la real
audiencia ante el rumor siempre prevaleciente de que los pueblos
del Marquesado del Valle pagaban más tributos que los de la real
Corona. Supuestamente el monto anual de tributos en el Marquesado
era de 8,279 pesos, 7 tomines y 9 granos. "Real Cédula del 23 de
julio de 1748". AGI, Indiferente General, leg.95, ff.1-56; 88-88v.
ff.90-91. Agradezco a Juan Manuel Pérez Zevallos la referencia y
préstamo de este documento microfilmado. Sobre la recaudación en
todos los pueblos del Marquesado, véase también AGN, Hospital de
Jesús, v.302, e.1, f.6lv.
231
recaudación de tributos, sino también del manejo de las tierras y
fondos de los ayuntamientos.*? En el caso de la epidemia, los
gobernadores fueron los responsables ante la real audiencia del
incumplimiento del pago de tributos de sus pueblos; pero también
estaban autorizados para hacer cualquier transacción legal en
cuanto a las tierras vacantes. Ya se vio que aquellos gobernadores
que no cumplieron sus compromisos fiscales fueron aprehendidos y en
otros casos se embargaron sus bienes.* Los gobernadores que
sobrevivieron a la epidemia tuvieron una dura tarea para
sobrellevar la crisis de caudales en los pueblos. Entre las
acciones que llevaron a cabo estos oficiales figuraron el aumento
de cuotas de tributos, o bien las ventas y arrendamientos de
tierras. Estas transacciones pretendían cubrir los adeudos fiscales
o bien otras cargas comunitarias, cuya recolección se vio afectada
por la disminución demográfica.
Pero también existen otros casos en los cuales ciertos
52 Entre las obligaciones de los gobernadores figuraba el
manejo de las tierras y fondos del cabildo, la regulación de los
mercados y la recaudación de tributos. La ¡idea de renovar
anualmente este cargo tenía el propósito de evitar que estas
funciones se perpetuaran en unas cuantas personas. Gibson, Los
aztecas, 168-195; Borah, El gobierno, 51-64; Ouweneel, Shadows,
230-231.
53 Como resultado del mandamiento de la real audiencia de abril
de 1738, los alcaldes mayores del Marquesado del Valle embargaron
bienes de varios gobernadores indígenas que no presentaron sus
constancias de tributos. Por ejemplo, el alguacil mayor de Toluca
incautó los bienes de Nicolasa Torres, esposa de un cacique y
gobernador. Los bienes embargados fueron un crucifijo de madera,
varios lienzos con imágenes religiosas, sillas, taburetes, una
mesa, un candil y un escritorio de Michoacán entre otros
("Diligencia practicada en casa de Tomasa José Ximénez por el juez
comisario de Toluca. 9 septiembre 1739". AGN, Hospital de Jesús,
v.354, e.21, ff.8v-9.
232
gobernadores recurrieron a la venta y arrendamiento de tierras para
provecho propio. La actuación de estos gobernadores hace reparar en
su desempeño durante el siglo XVIII, aspecto que abordaré en este
segundo apatado.** En el caso del matlazahuatl, encuentro que
aquellos gobernadores que se aprovecharon de “sus pueblos
permanecieron en el poder por más de un año. Aunque las
reelecciones de gobernadores constituían un viejo problema, en la
coyuntura originada por la epidemia se convirtieron también en una
ocasión propicia de enriquecimiento ilícito. A continuación me
referiré a la actuación de estos gobernadores indígenas. Más
adelante, en el último apartado, expongo otros ejemplos vinculados
con ventas, arrendamientos y apropiaciones de tierras, acciones que
fueron alentadas en gran medida por la epidemia.
Durante 1737 y 1743 algunos pueblos del área central no
convocaron a elecciones de gobernadores y oficiales. Es posible que
en esos lugares las muertes de gobernadores y la falta de población
desanimaran la celebración de elecciones del gobierno indígena. Por
ejemplo, en Xochimilco había muerto un gran número de gobernadores
y oficiales de república a raíz de la epidemia. Lo mismo ocurrió en
5 Ouweneel se refiere a que en el siglo XVIII el poder
político y económico de los gobernadores aumentó. Aunque algunos
gobernadores se arruinaron al término de su cargo, un gran número
de ellos recurrió a contribuciones extras que les permitieron
obtener ciertas ganancias (Ouweneel, Shadows, 231). Los
gobernadores indígenas empezaron a presionar más a sus pueblos,
convirtiéndose tanto o más explotadores que los españoles. Al
respecto, Gibson menciona que el desempeño del cargo de gobernador
fue considerado como una carga pesada y como una obligación exigida
por el gobierno español, en el cual las recompensas eran limitadas
y muy grandes las responsabilidades. Los gobernadores podían entrar
en el ejercicio de sus cargos en circunstancias solventes y salir
empobrecidos. Gibson, Los aztecas, 194-195.
233
el área de Cuernavaca, específicamente en Xonacatepec y Santa
Mónica Atotonilco, en donde no se había renovado el gobierno
indígena, "debido a las muchas enfermedades y muertes"
.**
Al no reemplazarse los gobernadores por las muertes y falta de
candidatos, la recaudación tributaria también se afectaba porque no
había un responsable de cobrar estas contribuciones al pueblo. En
Tenango del Valle el alcalde mayor atribuía la interrupción del
pago de tributos y de la celebración de nuevas elecciones porque no
había "personas aptas y suficientes" para hacerse cargo del
gobierno. En la medida en que no se sustituyeran a los
gobernadores muertos, la recaudación fiscal estaba suspendida, por
lo que la audiencia empezó a presionar a alcaldes mayores y curas
a convocar a nuevas elecciones.
Es posible que, además de la falta de candidatos, no hubiera
mucho interés en ocupar el puesto de gobernador, en virtud de los
encarcelamientos y embargos de bienes a que fueron sometidos estos
oficiales durante y después de la epidemia. En este capítulo no
profundizaré en estos casos, sino solamente en aquellos en los
55 “Carta del alcalde mayor de Xochimilco. Abril 1744". AGN,
Tributos, v.50, e.14, £f.299-300; "Carta de Ignacio del Castillo,
teniente de la villa de Xonacatepec. 9 junio 1738". AGN, Hospital
de Jesús, v.59, e.9, ££.12-12v. En Malinaltenango el gobernador en
turno murió por la epidemia y se nombró a un interino. Años más
tarde este gobernador sustituto fue acusado por varios abusos
contra el pueblo ("Carta del común y naturales del pueblo de
Malinaltenango solicitando nueva elección de gobernador. 12 agosto
1738". AGN, Indios, v.54, e.246, f.226). En relación con otras
muertes de gobernadores por la epidemia, Haskett menciona el caso
de Atotonilco, en donde "los electores estaban tan debilitados para
renovar el puesto del cabildo". Haskett, Indigenous Rulers, 24.
56 "Carta del alcalde mayor de la jurisdicción de Metepec. 26
junio 1739". AGN, Tributos, v.47, e.14, f£.372v, ff.378v-379.
234
cuales los gobernadores que permanecieron en el poder por varios
años se apropiaron ilícitamente de tierras y bienes entre 1737 y
1740.
Las reelecciones de estos gobernadores indígenas no eran un
problema que preocupara demasiado a las autoridades superiores.
Desde el siglo XVII existían dificultades para reemplazar a las
autoridades indígenas de diversos pueblos del centro de la Nueva
España, debido a las penurias económicas, migraciones y al
estancamiento demográfico de los pueblos.* Ya hice referencia a
los casos de Xochimilco y Cuernavaca, en donde la falta de
población desanimó la celebración de elecciones. Sin embargo,
encuentro un panorama diferente en otros pueblos, en donde los
gobernadores reelectos abusaron de los pueblos, apropiándose de las
tierras y bienes de muchos indios.
En una situación de crisis, como la de 1737-1740, cabe
preguntarse qué implicaciones tuvieron estas reelecciones en el
gobierno indígena. En el contexto de la epidemia, la cuestión que
preocupó a las autoridades superiores fue únicamente el
57 Las reelecciones se convirtieron en un fenómeno común y
frecuente, transgrediendo las ordenanzas coloniales relativas al
cambio anual en los puestos del cabildo indígena, que pretendían
evitar la vieja tradición vitalicia de los tlatoque y oficiales de
república. En el siglo XVII en los valles de México, Toluca y
Cuernavaca la disminución de la población y las limitaciones para
ocupar el puesto de gobernador violaron frecuentemente estos
reglamentos. En la sierra norte de Puebla se presentó un fenómeno
similar, pues el gobierno de los pueblos se caracterizó por su
inoperancia debido a problemas fiscales originados por las
migraciones y el estancamiento demográfico. Lo mismo ocurrió en
Oaxaca, en donde los gobernadores se mantuvieron en el puesto por
varios años. Gibson, Los aztecas, 177-178, Ouweneel, Shadows, 226-
228, Haskett, Indigenous Rulers, 125-126, García Martínez, Los
pueblos, 270-271, Taylor, Landlord and Peasant, 51-53.
235
incumplimiento de las obligaciones fiscales, más que el hecho de
que ciertos gobernadores permanecieran en el poder por varios años.
En el momento en que estos oficiales dejaron de pagar sus tributos,
la real audiencia puso en tela de juicio su desempeño con el fin de
sustituirlos "por personas más aptas". La reelección entonces se
convirtió en un pretexto legal para demandar su sustitución,
argumento que dejaba de ser importante si los gobernadores cumplían
con sus compromisos.
La cuestiones de índole política en torno a estas reelecciones
de gobernadores, así como los conflictos internos de la élite
gobernante, son un tema complejo que no abordaré en este capítulo.
Para los objetivos de esta tesis el punto central es vincular las
reelecciones ocurridas en los pueblos del área central entre 1737
y 1740 con la despoblación, las deudas de tributos y la apropiación
y venta de tierras.
Los casos relacionados con reelecciones y rezagos en el pago
de tributos se refieren a Zacatlán, Tepoztlán, Otumba, Cuautitlán,
Temascalcingo, Santiago Tianguistengo, Santiago Cuautlalpan,
Texcoco, Tenango del Valle y Metepec.** En estos pueblos la
5% Las reelecciones de gobernadores y adeudos de tributos
ocurrieron en los siguientes lugares: Zacatlán (periodo de
gobierno: 1737-1740: "Orden para que los naturales hagan nueva
elección. 1 febrero 1740". AGN, Indios, v.54, e.328, ££.307-307v);
en Tepoztlán (periodo 1737-1740: "Carta de los alcaldes pasados y
común y naturales del pueblo contra su gobernador. 31 enero 1742".
AGN, Hospital de Jesús, v.428, e.19, ff.8-9); en Otumba (periodo
1738-1743: "Mandamiento del alcalde mayor para celebrar nuevas
elecciones. 9 diciembre 1743.' AGN, Indios, v.55, e.199, ff.159-
159v); en Temascalcingo (periodo 1739-1743: "Carta de los naturales
del pueblo. 3 marzo 1741". AGN, Indios, v.55, e.26, ff.1llv-12v); en
Cuautitlán (periodo de gobierno 1738-1741: "Carta del alcalde mayor
de la jurisdicción, en la que se justifica la prisión de Domingo
236
epidemia había cobrado un gran número de víctimas; algunos de ellos
como los del valle de Toluca fueron afectados por las heladas de
1739-1740. Como se aprecia en el cuadro 6, estos pueblos adeudaban
una cantidad considerable de tributos.
Las apropiaciones y ventas de tierras fueron obra precisamente
de aquellos gobernadores que habían permanecido en el puesto por
varios años y que fueron denunciados por el común de naturales y
miembros de grupos políticos antagónicos. En Zacatlán, sin embargo,
el problema con el gobernador no era tanto por este tipo de
usurpaciones, sino porque adeudaba tributos desde el tiempo de la
epidemia, por lo que la real audiencia ordenó al alcalde mayor
celebrar nuevas elecciones.*? Lo mismo ocurrió en los pueblos de
Tenango del Valle, en donde la real audiencia ordenó al alcalde
mayor celebrar nuevas elecciones, aprehendiendo a los gobernadores
"pasados y actuales", quienes adeudaban tributos.*% En estos casos,
la intervención de los alcaldes mayores se explica porque debían
supervisar las elecciones del gobierno indígena. Los intereses
económicos y políticos de los alcaldes mayores, así como de algunos
Martín, yobernador electo por incumplimiento en el pago de
tributos. 1743. AGN, Indios, v.54, e.59, £.46); entre 1737 y 1739
hubo reelecciones en varios pueblos de la jurisdicción de Metepec
y Tenango del Valle, en donde también había incumplimiento en el
pago de tributos ("Carta del alcalde mayor de Metepec. 26 junio
1739. AGN, Tributos, v.47, e.14, £.372v, 378v-379).
52 En Zacatlán no hay evidencias de apropiaciones de bienes y
tierras de parte del gobernador. En la documentación sólo se
menciona que el pueblo adeudaba tributos desde 1737. "Orden para
que los naturales de Zacatlán hagan nueva elección. 1 febrero
1740". AGN, Indios, v.S54, e.328, f£f£.307-307v.
6% “Carta del alcalde mayor de Metepec. 26 junio 1739". AGN,
Tributos, v.47, e.14, £.372v, 378v-379.
237
curas, los llevaban a apoyar a deteminada persona o grupo.*!
Tepoztlán ofrece un buen ejemplo del desempeño y abusos de un
gobernador durante y después de la epidemia. Desde 1737, año en que
comenzó la enfermedad, Francisco Rojas se había mantenido en el
gobierno cometiendo un sinfín de abusos contra su pueblo, como
apropiación ilícita de tierras de los enfermos y difuntos y cobro
de cuotas extraordinarias. La siguiente cita es elocuente:
que por el año pasado de 1737 con su maña e industria....
se tuvo por gobernador a don Francisco Rojas, quien
tiranizó al pueblo...pues estando en lo más ocre de la
epidemia les cobró los tributos sin embargo de la
relevación general...además iba a casa de los moribundos
y les hacía testamentos y el haber cobrado las limosnas
de la iglesia... [aunque fue aprehendido] en 1738 volvió
a reelegirse, en cuyo año también maltrató a los
naturales...lo mismo hizo en 1739 y ... prosiguiéndose en
1740 con sus maldades...*?
Rojas fue acusado de enriquecimiento ilegal por el cobro de
cuotas extras y venta de tierras de los difuntos. Denuncias
similares aparecieron contra otros gobernadores de los pueblos de
los valles de México, Toluca, Cuernavaca, del área de Puebla y de
la zona de Tula y Xilotepec. Resulta complicado referirme a todos
estos casos, pero sí interesa mencionarlos con el objeto de mostrar
ciertas tendencias con respecto al contexto de la epidemia. Como se
observa en el cuadro 7, estos oficiales gobernaron durante los años
de la epidemia y un buen número de ellos continuó en el poder entre
él Borah, El gobierno, 51-64; Gibson, Los aztecas, 168-195.
2 "Carta de Nicolás de Gálvez, en representación de los
alcaldes pasados, común y naturales del pueblo de Tepoztlán. 31
enero 1742". AGN, Hospital de Jesús, v.428, e.19, ff.8-9. Sobre el
curso y resolución de este conflicto, véase Haskett, Indigenous
Rulers, 67-68, 129, 155, 153-160.
238
1740 y 1742. Es decir, estos gobernadores vivieron las secuelas de
la epidemia, principalmente la despoblación y sus efectos en la
captación de tributos y otras contribuciones.
Cuadro 7: Ventas y apropiaciones de tierras por parte
de gobernadores, 1737-1744
Lugar Fecha/periodo de Acusación Fuente
obierno
1.Valle de México
Tepeatlaostoc,
Texcoco 1739 Alcalde acusado AGN, Tierras,v.25
porque "pretende 18, e.12.
usurpar a un
indio 4 pedazos
de tierras" ¡|
Huehuetoca R (1738-1743) Gobernador que se | AGN, Indios,v.55,
apropia de unas e.208,£f.178-
tierras vacantes 180v.
Ecatzingo, R (1739) Gobernador que se | AGN, Bienes
Tlalmanalco apropia de los Nacionales,
bienes de los v.655,e.12,f£f.25
difuntos v-30)
Axapusco, R (1738-1743) Gobernador que AGN, Indios,
Otumba hipoteca tierras v.55,€e.199,ff.15
para pagar 9-159v.
tributos, después
acusado de
malversación de
fondos
Santiago 1742 Denuncia contra 4 | AGN, Indios,v.S55,
Cuautlalpan, gobernadores e.164,£ff.125v-
Texcoco pasados que se 127, e.216,
habían apropiado £f.187v-188
de unas tierras,
"“vendiéndolas y
enajenándolas"
2.Valle de Toluca
Temascalcingo
R (1738-1741) Gobernador AGN, Indios,
acusado de v.55,€.26,ff.
enajenar unas llv-12v.
tierras
239
3.Área de
Cuernavaca
Tepoztlán R (1737-1740) Apropiación de AGN, Hospital de
tierras de los Jesús,
difuntos v.428,e.19,ff.8-
9.
4.Área de Puebla
San Juan de los
Llanos 1744 Gobernador AGN, Indios,v.68,
acusado porque e.42,£ff£.74-74v.
después de la
epidemia
"“despilfarró los
reales tributos"
5.Área de Tula y
Xilotepec
Tecozautla, R (1737-1744) Denuncias contra AGN, Indios,
Stgo.Huichapan gobernador y v.55,e.208,
Xilotepec alcaldes por ff.178-180v.
venta de tierras
vacantes y del
pueblo destinadas
al pago de
tributos
Axacuba, (1735-1740) Un gobernador AGN, Criminal,
m
Tetepango acusado porque v.35,e.1,ff.2-
Hueypustla después de la 9v.
epidemia
encarceló a unos
indios para
apropiarse de sus
tierras y casas
Xilotepec R (1738-1743) Gobernador AGN, Indios,
acusado por v.55,e.152,
apropiarse de f.112v;e.160,
unas tierras ff.121v-123.
Sta.María R (1738-7) Gobernador AGN, Indios,
Tismadeje, acusado de v.57,e.261,
Xilotepec apropiarse de ff.313v-314;
unas tierras v.59,e.10,
ff.10-12v.
Nota: R=gobernador reelecto, las fechas del paréntesis corresponden
al periodo de gobierno.
Con excepción de San Esteban Axapusco, ninguna de las ventas
y arrendamientos de tierras en los otros pueblos fue una acción
240
justificada para pagar los reales tributos.% Ya se vio el caso del
gobernador de Tepoztlán, quien, a pesar de cobrar tributos, no
remitió ninguna contribución a la real hacienda. Así pues, se puede
presumir que estas transacciones únicamente beneficiaron a los
gobernadores.* Seguramante la despoblación provocada por la
epidemia ofreció una situación favorable para acumular riquezas,
mediante la apropiación, arrendamiento y venta de tierras vacantes
e intestadas.
Las denuncias contra estos gobernadores "corruptos" también
pueden ¡interpretarse como una lucha interna entre distintas
facciones políticas. Estas riñas internas quizá también fueron
6 En 1738 el gobernador de San Esteban Axapusco, Otumba,
solicitó a la real audiencia permiso para hipotecar dos ranchos del
pueblo con el fin de pagar los reales tributos. Al parecer, se
trató de un arrendamiento, pues se menciona que el pueblo de Santa
Inés tenía arrendados dos ranchos debido a que "se encontraban muy
pobres para pagar sus tributos". El gobernador que llevó a cabo
esta transacción fue destituido después, en virtud de que no
presentó el informe de dichas operaciones a la real audiencia.
"Carta suscrita por Nicolás Lobato, alguacil y oficial de república
del común y naturales de los pueblos de San Esteban Axapusco y
Santa Inés Otumba. 22 mayo 1739", "Mandamiento al alcalde mayor de
Otumba celebre nueva elección de gobernador, evitando que don
Manuel de Buenaventura continue en el puesto". AGN, Indios, v.54,
e.299, ££f.274-274v, v.55, e.199, ff.159-159v.
$ Según Ouweneel, un buen número de gobernadores recurrió al
cobro de derramas oO contribuciones extras: "this attractive
circumstance have the office of gobernador suitable for the
accumulation of capital" (Ouweneel, Shadows, 231).
5 Algunas denuncias contra estos gobernadores no sólo
provinieron del común del pueblo, sino también de otras facciones
políticas, como gobernadores pasados o "actuales", que intentaban
derrocar a ciertos gobernadores para acceder al poder. Ejemplos de
este tipo de contiendas internas se libraron después de la epidemia
en Tecozautla y Santiago Cuautlalpan, Texcoco, en donde hubo
conflictos entre distintos grupos políticos de gobernadores. "Queja
de los naturales contra estos gobernadores pasados de Santiago
Cuautlalpan y sobre las tierras de comunidad que las tienen
241
reflejo de esa lucha por controlar las numerosas parcelas de
cultivo que quedaron intestadas, mismas que podían significar
nuevos ingresos si eran vendidas o arrendadas.
3. Acciones y transacciones contra los bienes y tierras de los
pueblos, 1737-1745
La disminución en las captaciones comunitarias también se dejó
sentir en los ingresos de la iglesia, sobre todo en el pago de
derechos y obvenciones parroquiales. Por ejemplo, en el Marquesado
del Valle las contribuciones eclesiásticas cayeron drásticamente
durante y después de la epidemia, pues mientras en 1737 se
recolectaron 6,000 pesos para los salarios de los curas, en 1738
sólo se obtuvieron 638 pesos y 6 tomines.*% En otros lugares estas
pérdidas de ingresos fueron compensadas por el aumento en el cobro
de derechos de entierros. Estos casos se refieren a zonas de los
valles de Toluca y México, en donde algunos pueblos entablaron
largos litigios contra los curas.%*” A diferencia de los tributos,
enajenadas.1743". AGN, Indios, v.55, €e.164, ff.125v-127; "Oficio
para que el alcalde mayor de Hueychiapan practique lo que se
expresa en orden a la elección de oficiales de república.1740".
v.55, e.280, ff. 257v-259. Sobre las características de este tipo
de contiendas entre grupos políticos, véase Ouweneel, Shadows, 228-
229.
$6 Para 1739 esta cantidad aumentó a 3,500 pesos, inferior a
los recolectados en 1737. "Libro de cargo y data del alcalde mayor
de las villas del Marquesado del valle de Oaxaca. 1746". AGI,
Indiferente General, leg.95, ff.90-9lv.
67 Los casos corresponden a Calimaya, Tenango del Valle,
Cuautla Amilpas, San Miguel Acambay y Ecatzingo, en donde los curas
aumentaron el pago de entierros después de la epidemia e
introdujeron nuevos gravámenes. Asuntos contenidos en los
242
el pago de aranceles parroquiales durante la epidemia no fue objeto
de decretos o bandos generales, ya que su posible exención dependió
de iniciativas individuales.**?
Atrás se citaron casos relacionados con la alteración de los
padrones Oo aumentos de cuotas para compensar el déficit dejado por
los muertos y huidos.% Además de la caída de los egresos en los
pueblos, la despoblación aceleró procesos de índole más general y
de larga duración, como la paulatina pérdida de tierras de los
siguientes documentos: "Doctrina de Calimaya, se arreglen al real
arancel de derechos parroquiales. Mayo 1737". BNUNAM, Fondo
Reservado, caja 107/1473, ff.26-28; "Declaración de Fabián de
Santiago, indios tributario, contra los religiosos del convento de
San Miguel Acambay. 2 julio 1738". BNUNAM, Fondo Reservado, caja
107, leg.1468, ff.11-1llv; "Demanda del pueblo de Asunción de
Tenango del Valle contra el cura Juan Henestrosa. Enero 1739". AGN,
Tierras, v.2989, e.70, f££.703-104; "Demanda de los pueblos de
Cuautla Amilpas. 1741". AGN, Criminal, v.174, e.6, ff.158-181;
"Testimonio de Thomás Pedro, indio fiscal mayor de la iglesia del
pueblo de Ecatzingo. 12 julio 1739". AGN, Bienes Nacionales, v.655,
e.12, ff.20-20v.
$ El único bando disponible es una real cédula de la ciudad
de México sobre los reales aranceles que debían cobrarse en la
parroquia de El Sagrario, debido a que durante la epidemia habían
aumentado los entierros. Este reglamento hacía referencia a un
bando anterior de 1727, en el que aparecían costos por entierros
ordinarios o con "pompa". "Real cédula firmada en la ciudad de
México el 18 junio de 1739". AGN, Reales Cédulas Originales, v.59,
e.47, £f.125-127v.
$2 En Coyoacán y San Agustín de las Cuevas los alcaldes mayores
cobraron un monto mayor de tributos. Por ejemplo, el corregidor de
Coyoacán recaudó cerca de 2,656 pesos, un tomin y nuevo granos
devengados por 2,656 y medio tributarios. Esta cifra es elevada sin
consideramos que en Coyoacán murieron 1,973 indios, de los cuales
1,854 eran tributarios. Esta diferencia en las cifras a favor de la
recaudación de tributos revelaría que en los padrones se matriculó
a individuos exentos de tributación o bien se aumentaron las cargas
tributarias. "Informe y certificación de fray Franco Condarco, cura
ministro de la doctrina de San Juan Bautista Coyoacán. Agosto
1738". AGN, Hospital de Jesús, v.302, e.1, ff.21v-22; "Informe de
cargos y datas presentados por el corregidor de Coyoacán. 17 junio
1739". AGN, Tributos, v.11, e.15, ff.424-425v.
243
pueblos. Ya señalé el papel que jugaron ciertos gobernadores en
este proceso, ahora corresponde referirme brevemente al otro tipo
de ventas y apropiaciones de tierras, que de manera voluntaria o
involuntaria perdieron los pueblos para saldar sus deudas
comunitarias.
El cuadro 8 es ilustrativo para describir el mosaico de
situaciones generadas en materia de apropiaciones de bienes, así
como de ventas, arrendamientos y pérdidas de tierras. Este cuadro
es ¡importante porque en gran parte sintetiza los casos
considerados en este capítulo. La cuestión de la tierra es un
fenómeno complejo que seguramente no agotaré en estas páginas. Pero
sí puedo aventurar que en los años posteriores a la epidemia
debieron ocurrir transacciones y cambios importantes en la
propiedad territorial de los pueblos. Se puede apreciar que, además
de las acciones ilícitas efectuadas por gobernadores, hubo otro
tipo de apropiaciones y ventas de tierras por parte de alcaldes
mayores y curas, quienes a través de estas operaciones pretendieron
compensar el defícit fiscal en los pueblos.
Cuadro 8: Embargos de bienes, apropiaciones, ventas y
arrendamiento de tierras, 1737-1744
Lugar Acción/ Fecha Fuente
operación
l.Valle de México
Coyoacán, |
Tacubaya, San Embargo de bienes | Junio 1738 AGN, Hospital de
Agustín de las a gobernadores Jesús, v.302,
Cuevas, Venta de "bienes" e,1, f.31
Cuajimalpa (voluntario)
Adeudos de
tributos
244
Ecatzingo Apropiación de Abril 1739 AGN, Bienes
bienes y tierras Nacionales,
(gobernador) v.655,e.12,
£f.25v-30.
S.Esteban Hipoteca de Abril 1739 AGN, Indios, |
Axapusco y Sta. tierras v.55,e.199,£ff.15
Inés Otumba (gobernador) 9-159v.
Deuda de tributos
Tepetlaostoc, Apropiación de 1739 AGN, Tierras,v.25
Texcoco tierras 18, e.12, ff.1-
(alcalde 2, 7-9v.
indígena)
Huehuetoca Apropiación de 1740 AGN, Indios,
tierras v.55,e.208,£f£.17
(gobernador) 8-180v.
Stgo. Apropiación y 1743-1744 AGN, Indios,
Cuautlalpan, arrendamiento de v.55,€.164,£f£.12
Texcoco tierras 5v-127
(alcaldes y e.98,ff.68v-69
oficiales indios) e.217,ff.188-189
e.256,£f.228v-
229
e.216,ff.187v-
188.
Tlayacapan "No hay tierras" 1744 Relaciones
Geográficas,
TI:44-45
2.Valle de Toluca
S.Miguel y San
Juan Xiquipilco, Usurpación de Febrero-abril AGN, Tributos,
Metepec tierras 1737 v.47,e.15,
£f.397-424
Calimaya Apropiación de Mayo 1737-1740 BNUNAM, Fondo
testamento Reservado, caja
(cura) 107, leg.1473,
Adeudo del pago ff.1-4lv.
de entierros
Atlacomulco Embargo de bienes | Octubre 1737 AGN, Tierras,
y animales v.2989,e.70,
(cura) £f.103-104
Adeudo del pago
de entierros
Toluca, juris Embargo de bienes 1737 AGN, Hospital de
(alcalde mayor) Je ¿v.302,
Adeudos de e.1,ff.29-30.
tributos
Asunción de Embargo de bienes 1738 AGN, Bienes
Tenango del Valle y ganados Nacionales,
(cura) v.905,e.2,
Deuda del pago de £f.1-27.
entierros
245
Sta.María Arrendamiento de 1740 AGN, Indios,
Asunción, dos ranchos v.54,e.340,
Metepec (voluntario) £f.312v-313
Tecualoya, Embargo de bienes | 1740 AGN, Criminal,
Malinalco a un gobernador v.17,e.22,f.4.
Adeudos de
tributos |
Temascalcingo Enajenación de 1741 AGN, Indios,
tierras v.55,e.26,
(gobernador) ff.llv-12v
Adudos de
tributos
Tlacotepec, Venta de un 1741 AGN, Indios,
Metepec rancho v.55, e.1, f.1.
(voluntario)
Adeudo de un
censo
| S.Mateo Arrendamiento de 1742 AGN, Hospital de
Ocosacaltepec y tierras Jesús,
varios, Toluca Adeudo de v.354,e.21,
tributos ff. 1-3
Malinalco Arrendamiento de 1744-1746 AGN, Indios,
tierras v.55,€e.274,
£.250
3.Área de
Cuernavaca
Tepoztlán Apropiación de 1740 AGN, Hospital de
tierras Jesús,
(gobernador) v.428,e.19,
Adeudos de ff.8-9.
tributos
4.Área de Puebla
San Juan de los
Llanos Apropiación de 1744 AGN, Indios,v.68,
bienes e.42,£ff.74-74v.
(gobernador)
Deudas de
tributos
S.Bernardino Reclamo de 1788 AGN, Tierras,
Contla tierras v.1172,e.3,
intestadas que f.33v.
quedaron después
de la epidemia
5.Área de Tula y
Xilotepec
S.Marcos Usurpación de 1737 AGN, Criminal,
Tlalistacapan y tierras v.135,e.1,
Tepeitic, Tula (alcalde mayor) f.106.
Adeudos de
tributos
246
Sta.María Apropiación de 1740 AGN, Indios,
Tismadeje, tierras v.57,e.261,
Xilotepec (gobernador) £ff.313v-314.
Xilotepec Apropiación de 1743 AGN, Indios,
tierras v.55,e.152,
(gobernador) ff.112v, e.160,
ff.121v-123
Tecozautla Venta de tierras 1743-1744 AGN, Indios,
(gobernador) v.55,€.274,
£.250.
S.Juan Pérdida de 1744-1757 AGN, Tierras,
Tehuastepec, tierras v.1538,e.10,
Acambay intestadas £.100
Axacuba, Apropiación de 1740 AGN,Criminal,
Tetepango, tierras y casas v.35,e.1,
Hueypustla (gobernador) £f.2-9v.
6.Área de Oaxaca
' Teposcolula
Solicitud de Junio 1738 AGN, Indios,
venta de tierras v.54,e.243,
del común ff .224-225
7.Área de
Michoacán
| Zitácuaro, Arrendamiento Junio 1738 AGN, Indios,
Maravatío (voluntario) v.54,e.242,
Deuda particular ff.224v-225v.
Como se puede observar en el cuadro 8, muchos pueblos
decidieron de manera voluntaria vender sus tierras para hacer
frente a sus compromisos fiscales. Al parecer, los pueblos de
Coyoacán, Tacubaya, San Agustín de las Cuevas y San Pedro
Cuajimalpa pagaron sus tributos gracias a la venta de "algunos
bienes de la comunidad", aunque aquí, como ya se vio, se recurrió
a acciones coercitivas como el encarcelamiento de gobernadores.””
7% Desafortunadamente la fuente no indica qué tipo de bienes
se vendieron. Al parecer, se trataba de tierras pues aparecen
varios documentos relacionados con la conveniencia o no de
venderlas para pagar sus tributos. "Diligencias practicadas por la
real audiencia sobre los adeudos de tributos en la jurisdicción de
Coyoacán. Junio 1738". AGN, Hospital de Jesús, v.302, e.1l, £.05 +
247
Ya referí al caso de San Esteba Axapusco, en donde el gobernador
con anuencia del pueblo arrendó dos ranchos para pagar sus
tributos, aunque años más tarde fue acusado por ciertas
irregularidades en el arrendamiento de estas propiedades.”
En contraposición con los casos anteriores, en Cuernavaca la
idea de vender O arrendar tierras para cubrir adeudos fue
descartada.”? En un informe rendido por el alguacil mayor a los
pueblos de la jurisdicción de Toluca, se señalaba lo siguiente:
a Causa de que desde la epidemia del año 36 quedaron sus
pueblos sin más bienes que sus tierras, casas y jacales
en que habitan y pareciéndose negado el que estos se les
vendan para la paga de lo que deben, pues en este caso
buscaran auxilio y refugio en otras jurisdicciones y
quedaran desiertos de sus pueblos .... y más aún cuando
se ha visto que han desertado muchos.”*
Este informe tenía razón en evitar las ventas de tierras
porque fomentaban todavía más la despoblación, aunque como se verá
más adelante en la jurisdicción de Metepec sí se efectuaron este
1 Véase nota 63 de este capítulo.
1 Un oficial de la real audiencia informó de la falta de
fondos en los pueblos de Cuernavaca para ayudar a los enfermos. En
relación con los tributos, este oficial sugirió que éstos fueran
pagados con los réditos de las cajas de comunidad. No era
conveniente vender las tierras de los pueblos para cubrir el pago
de tributos, ya que "sin ellas no hay quien pueble y si no hay
indios en lo venidero no habrá operarios, comprador ni
arrendatario". "Informe del oficial de la real audiencia sobre la
recaudación de tributos en los pueblos de la jurisdicción de
Cuernavaca. 1737". AGN, Hospital de Jesús, v.344, e.33, ff. 25v-
26v.
13 "Informe del alguacil mayor de la real audiencia a los
pueblos de Santa Ana, San Bartolomé, San Gerónimo, San Mateo
Ocosacaltepec, San Lorenzo, San Mateo Ostotitlán, San Pablo, San
Cristóbal, San Andrés, San Buenaventura, San Antonio y San Juan
Bautista. Marzo de 1742". AGN, Hospital de Jesús, v.354, e.21,
ff.4v-6.
248
tipo de acciones. En el capítulo siguiente haré mención de estas
migraciones y huídas de población. Por lo pronto debo decir que la
falta de población fue el motivo principal de pérdidas de tierras
y de amenazas contra su conservación. En el cuadro 8 aparecen
varios casos de apropiación, arrendamientos y ventas de tierras
posteriores a la epidemia. A simple vista estas solicitudes
parecían legales, pero ¡inspecciones ulteriores revelaron un
sinnúmero de irregularidades en ellas. Por ejemplo, en abril de
1739 en Santiago Cuautlalpan, Soltepec y Tepetlaostoc, en Texcoco,
un oficial indígena solicitó que las tierras de los difuntos fueran
arrendadas para sufragar ciertos gastos religiosos, como las
fiestas de Semana Santa y la obra de la iglesia. En una inspección
subsiguiente se averiguó que tales tierras pertenecían a esos dos
alcaldes acusados de extorsiones al pueblo, "quienes después de la
epidemia habían cojido lo más de las tierras del pueblo".”*
Existe otro tipo de referencias relacionadas con operaciones
de índole individual. Por ejemplo, en Zitácuaro dos indios
hipotecaron tierras para pagar una deuda contraída con un español
antes de la epidemia. El español había prestado 400 pesos a dos
principales del pueblo, quienes después de "la mortandad" se vieron
1 Uno de estos alcaldes devolvió las tierras al pueblo,
ubicadas en los parajes de Santa Catarina, Colostitlán y
Ameyalco."Carta de Thomás Julián, indio vecino del pueblo de San
Felipe Tepetlaostoc. 2 mayo 1739"; "Testimonio de José de Santiago,
alcalde actual del pueblo de San Felipe Soltepec. 12 noviembre
1738". AGN, Tierras, v.2518, e.2, ff.1-2, ff.7-9v; "Demanda de
cuatro gobernadores pasados del pueblo de Santiago Cuautlalpan,
quienes se apropiaron de unas tierras del pueblo, enajenándolas y
arrendándolas para su propio beneficio. 10 junio 1742". AGN,
Indios, v.55, e.164, f£.125v-127, v.55, e.216, ff.187v-188.
249
incapacitados para pagar este préstamo y soliciatron dos años para
"satisfacer su deuda". Para ello dieron como garantía la hipoteca
de cuatro caballerías de tierras con un valor estimado en dos mil
pesos.”? Aunque no hay más ejemplos, este caso podría mostrar otro
tipo de operaciones practicadas durante y después de la epidemia,
en la que ciertos grupos de pequeños y medianos propietarios
adquirieron tierras por hipoteca, arrendamiento y venta. Al
respecto, Morin señala que a raíz de la epidemia en Tlaxcala varias
tierras intestadas pasaron a propiedad de hacendados y
forasteros.?”*
Aunque la despoblación favoreció la pérdidas de tierras en los
pueblos, desde fines del siglo XVII los indios ya empezaban a
perderlas, como fue el caso de las de repartimiento que ya habían
sido distribuidas. Muchas haciendas y ranchos ocuparon la mayor
parte de las tierras originales de los pueblos.” Así, las
715 “Sobre la hipoteca de cuatro caballerías de tierra,
pertenecientes a dos indios principales del pueblo de San Juan
Maravatío. 2 junio 1738". AGN, Indios, v.54, e.242, ff.224-225v. En
junio de 1738 los indios del pueblo de Teposcolula solicitaron
licencia para vender las tierras destinadas al pago de tributos,
aunque no sabemos si esta solicitud obedeció a la epidemia. "Los
indios de Teposcolula solicitan licencia para vender sus tierras
comunales. Junio de 1738". AGN, Indios, v.54, e.243, ff.224-225.
76 Sobre el área de Tlaxcala, Morin menciona que el alcalde
mayor de Apizaco se apropió de tierras y animales durante la
epidemia. Este estudioso agrega que después del matlazahuatl de
1737 muchas tierras intestadas pasaron a manos de hacendados y
forasteros. De este modo, Morin sugiere que epidemias como la de
1737 debieron haber contribuido a la consolidación de la hacienda
en detrimento de los pueblos de indios. Morin, Santa Inés, 51.
7 Las 600 varas concedidas a los pueblos en 1687-1695, a las
que referí en el capítulo 1, deben entenderse como una medida del
gobierno para contrarrestar la expansión de las propiedades
españolas y la falta de tierras en los pueblos. Gibson, Los
250
haciendas empezaron a penetrar en las tierras de los pueblos,
induciendo a los indios a trabajar en estas empresas, fenómeno por
demás evidente durante y después de la epidemia, como expondré en
el siguiente capítulo.
En el área central, principalmente en los valles de México,
Toluca, Puebla y Tlaxcala, las muertes fueron numerosas y el
estancamiento demográfico persistió durante varios años.”? Los
documentos disponibles dieron cuenta de este fenómeno describiendo
la pobreza generalizada que dominaba en los pueblos por falta de
población y tierras. Por ejemplo, el censo de 1742-1743 señalaba
que en Malinalco no había población por el gran número de tierras
que estaban arrendadas a los hacendados y rancheros.”? En 1744 el
gobernador del pueblo de San Juan Tehuastepec, en Acambay, se
refería a esa pobreza en los siguientes términos:
antes el pueblo tenía número crecido de familias,
iglesia, pila bautismal...pero ahora está reducido a una
ranchería, sólo cuenta con 12 familias; muchas de ellas
se han ausentado y transportado a distintos pueblos...los
indios de Teguastepec se dejaron defraudar sus tierras,
además de que muchos indios perdieron sus tierras porque
aztecas, 295-296, 305-306; Ouweneel, Shadows, 242-248.
1% En Tepeaca aparece este mismo escenario marcado por una
crisis a partir de la tercera y cuarta década del siglo XVIII que
puso fin al proceso de recuperación iniciado a mediados del siglo
anterior. Véase Garavaglia y Grosso, "Una parroquia poblana", 618-
619. Sobre este estancamiento, véase también Malvido, "Factores de
despoblación", 64-65; Cuenya, "El matlazahuat1l", 112-113.
72 "Relaciones de los pueblos de Ocuila, Tecualoya y
Malinalco", en Relaciones Geográficas, 1:162-163, 168-169; "Carta
del gobernador de naturales del pueblo de Malinalco. 1746". AGN,
Indios, v.55, e.407, ff.407-407v. En el censo de 1742-1743, citado
antes, también se hizo referencia a que en Tlayacapan "no tenían
comercio alguno porque no tienen sus habitadores tierras en que
sembrar..". en Relaciones Geográficas, 1:133, 135, 140.
251
murieron intestados...?*
Como es evidente, muchas tierras se perdieron porque no
contaban con títulos, situación que afectó más adelante el reclamo
y derecho de propiedad de los herederos. Además de las operaciones
destinadas al pago de cargas comunitarias, a partir de 1740 aparece
otro tipo de solicitudes de ventas y arrendamientos de tierras a
particulares. En algunos casos se ignoran las razones por las
cuales se efectuaron estas operaciones, es decir, si fueron para
cubrir compromisos o deudas contraídas por el pueblo. Estas
solicitudes provinieron de los pueblos de Santa María Asunción,
Tlacotepec (Metepec), Toluca.** En otras zonas, operaciones de esta
misma índole no fueron voluntarias y legales; por ejemplo, en
Tecozautla, Xilotepec, el alcalde del pueblo vendió de manera
ilegal "unos pedazos de tierra de la comunidad a un español y
vecino del pueblo".?*? Muchos alcaldes y gobernadores de Tecozautla
$0 "Carta del gobernador de San Juan Tehuastepec, Diego Martín,
fechada el 3 de marzo de 1744". AGN, Tierras, v.1538, e.10, f£f.6-7.
* En mayo de 1739 el pueblo de Santa María Asunción, Metepec
arrendó dos ranchos, aunque ignoramos el motivo de tal operación.
Dos años más tarde, el pueblo de Santiago Tlacotepec vendió un
rancho para cubrir un censo de mil pesos. Para esas mismas fechas
en otros pueblos de la jurisdicción de Toluca se encontró "que no
había bienes de comunidad, ni de particulares, más que tierras
juntas que estaban arrendadas a los españoles". Lo único que tenían
los indios era su trabajo personal en las haciendas. "Solicitud de
arrendamiento de dos ranchos del pueblo de Santa María Asunción,
Metepec. Mayo 1740"; "Permiso de venta de un rancho del pueblo de
Santiago Tlacotepec. 1741". AGN, Indios, v.54, e.340, £f.312v-313,
v.55, e.1, f.1; "Inspección del alguacil mayor que visitó los
pueblos del corregimiento de Toluca. Marzo 1742". AGN, Hospital de
Jesús, v.354, e.21, ff.1-3.
82 "Sobre la venta de tierras a José Guerrero, español y vecino
del pueblo. 1744". AGN, Indios, v.55, e.274, f.250.
252
y del valle de México decidieron por cuenta propia y a su "antojo"
vender, arrendar e hipotecar tierras del pueblo (Ver cuadros 7 y
8).*
Varias de esta denuncias contra operaciones de tierras
ilegítimas surgieron entre 1738 y 1744. Con el paso del tiempo, los
herederos de las víctimas de la epidemia empezaron a demandar
derechos sobre tierras intestadas Oo vacantes que habían sido
usurpadas por pequeños propietarios. Una queja de este tipo la
encontré en Tlaxcala, en el pueblo de San Bernardino Contla, contra
el dueño del rancho de Tepulcingo, quien después de las muertes "de
muchos naturales en la epidemia de 37" despojó al pueblo de unas
tierras, desmontándolas y agregándolas a su rancho. Esta demanda
apareció en un largo expediente de fines del siglo XVIII, que se
formó a propósito del pleito del pueblo de San Bernardino Contla
contra un ranchero por el derecho que tenía el pueblo de extraer
$3 En Ecatzingo el gobernador del pueblo "tenía dominio no sólo
de los pobres indios, sino de las tierras del pueblo, de tal suerte
que se siembran y arriendan las que él quiere y como dispone,
parando en su poder todos los papeles, mercedes y títulos del
pueblo, así como de los bienes de los indios difuntos por la
epidemia". "Testimonio de Cristóbal Ramírez, vecino y labrado de
Chalco. Junio 1739". AGN, Bienes Nacionales, v.655, e.12, f.30. En
San Esteban Axapusco el alcalde mayor intervino en las operaciones
de hipoteca de tierras para pagar tributos. Mediante esta
trasacción se esperaba "suplirles la deuda de 400 pesos". "Carta de
Nicolás Lobato, alguacil y oficial de república del pueblo de San
Esteban Axapusco. Mayo 1739". AGN, Indios, v.54, e.299, ff.274-
274v. En Teipitic, Tula, debido al rezago en el pago de tributos,
el alcalde mayor intentó usurpar al pueblo "unos pedacillos de
tierras, con el objeto de barbecharlos". "Demanda contra el
recaudador de tributos, que matriculó algunos caciques. 1737". AGN,
Criminal, v.135, e.1, ff.102-122v.
253
maderas, leña y carbón de un monte (Ver cuadro 8).?**
Tal como sugiere Morin, en el área de Puebla-Tlaxcala las
apropiaciones y ventas de tierras también fueron comunes. Aunque no
dispongo de muchas evidencias documentales, se sabe que en 1737 se
expidió un real acuerdo relacionado con el destino de los bienes y
tierras que quedaron intestados después de la epidemia. Este bando
pretendía que tales bienes fueran entregados a sus legítimos
dueños, evitando que se "extravíen" o fuesen ocupados por "otras
personas ajenas". Este mandamiento aclaraba que los gobernadores
debían informar sobre Cualquier operación relacionada con
testamentos, repartición de bienes y "ocupación de ellos por
extraños e intrusos"; los fiscales y alguaciles reales no estaban
facultados para otorgar testamentos
.?*
De igual manera, en enero de 1738 la real audiencia de México
solicitó informes sobre los bienes de comunidad en los pueblos,
"assi existentes como perdidos y enajenados no sólo en el tiempo de
$ "Litigio presentado por los naturales del pueblo de San
Bernardino Contla contra José Alejandro Oropeza, dueño del rancho
de Tepulcingo, sobre varias tierras contenidas en términos de
Tepetlata, Tepul, Teguanac...1788". AGN, Tierras, v.1172, €e.3,
ff.31v-33v. Agradezco a María de la Luz Ayala la referencia de este
documento.
85 El 7 de junio de 1737 se firmó un real acuerdo en la ciudad
de Tlaxcala con el fin de que "ninguno de cualquiera calidad o
condición que sea, sea osado de ocupar y espilar los bienes de los
difuntos, ni introducirse, ni entrometerse en ellos, ni en sus
tierras, y que los que por algún motivo o circunstancia, o por solo
hayan querido despojarlo sean denunciados". Tal mandamiento se hizo
circular en los pueblos de San Francisco Toposango, Santa Inés
Zacatelco, San Francisco Papolotla, San Pablo del Monte, Huamantla
y Nativitas, en "español e idioma mejicano". BNAH, Serie Tlaxcala,
rollo núm.8, e.340, 21fs.
254
la epidemia, sino en los anteriores a élla".*! Como bien señala la
cita, la enajenación de tierras era un problema anterior que
seguramente se aceleró durante el matlazahuatl. El gran número de
muertes en el área central provocó que diversas porciones de
tierras quedaran sin dueño, las cuales fueron susceptibles de
ventas y arrendamientos, operaciones que, como ya se vio, muchas
veces fueron realizadas de manera ilegal.
El destino final de todas estas tierras es una cuestión que
merece estudiarse más. En este capítulo sólo he presentado un
primer acercamiento al problema. El punto que interesa resaltar es
que las muertes tuvieron diversas implicaciones: una sensible
disminución en la captación fiscal, una creciente pérdida de
tierras y un aumento de abusos en los pueblos. En una coyuntura de
crisis, como la ocurrida entre 1737-1740, las contribuciones que
debían sufragar las comunidades seguramente se convirtieron en
cargas insoportables. La solución para estos indios agraviados por
compromisos comunitarios y deudas fue la huída y migración. Estas
migraciones significaron un mayor desarraigo de la comunidad, pero
también un medio de sobrevivencia, fenómeno que trataré en el
último capítulo de esta tesis.
*$ En esta inspección se ordenó averiguar sobre el estado de
los bienes de comunidad, si tenían o no caja de censos, y si antes
habían sido sujetos de enajenación y arrendamiento. Del mismo modo,
se solicitaba inspeccionar "qué pueblos se han despoblado, los
bienes que hubieren quedado de estos, de los familiares que del
todo se han acabado, o que en otra manera fueren vacantes". Orden
al fiscal de la real audiencia se ocupe del asunto de los bienes de
comunidad. Agosto de 1738". AGN, Epidemias, v.13, e.1, ff.9-10v.
255
CAPÍTULO VI: PUEBLOS Y HACIENDAS TRAS LA EPIDEMIA
El quiebre de la recaudación fiscal a raíz de la epidemia fue
un asunto que preocupó a las autoridades superiores y locales; para
los pueblos significó más presiones, miserias y desdichas. Las
pérdidas de tierras, los bienes embargados y las persecusiones
contra los deudores fueron hechos que se repitieron en varios
lugares. Así, ante este panorama, cabe preguntarse ¿qué seguridad
ofrecieron los pueblos durante y después de la epidemia? Según se
desprende de la documentación, los pueblos brindaron muy pocas
oportunidades de vida y trabajo, pues entre 1736 y 1740 se
reportaron "fugas", "huídas", deserciones y abandonos,
principalmente después de las retasaciones de 1740-1742. Estos
movimientos agravaron aún más la despoblación y aumentaron las
presiones sobre los sobrevivientes que permanecieron en los
pueblos. Huir significaba liberarse de los compromisos corporativos
y por ello se convirtió en un recurso de sobrevivencia.
El primer objetivo de este último capítulo consiste en evaluar
el impacto de la epidemia en los pueblos del área central. De
manera particular, me interesa explorar la situación de varios
pueblos del valle de Toluca, específicamente del área de Metepec e
Ixtlahuaca, pero también ¡incorporo otros casos del área de
Tlaxcala. El valle de Toluca es importante en la caracterización de
este fenómeno porque, además de la severidad de la epidemia,
padeció heladas y granizadas entre 1739 y 1740 que arruinaron las
cosechas y empeoraron las condiciones de vida en los pueblos. El
256
segundo objetivo consiste en analizar las características de los
flujos migratorios, para explorar las oportunidades laborales que
ofrecieron determinados zonas O lugares a los sobrevivientes de la
epidemia y crisis de 1739-1740. Por último, describo la situación
de algunas haciendas y ranchos, que se convirtieron en polos de
atracción y expulsión durante estos años. En particular, me
interesa analizar hasta qué punto las haciendas ofrecieron mejores
oportunidades de trabajo que los pueblos durante el periodo de
emergencia. Las haciendas empezaron a cumplir algunas funciones de
los pueblos, por ejemplo brindaban protección y permitían liberarse
de las obligaciones corporativas. Lo anterior es un aspecto que
puede percibirse en el contexto de la epidemia, pero el fenómeno es
más complejo porque al mismo tiempo algunas haciendas perdieron
población.
1. Más cargas comunitarias y el abandono de los pueblos, 1736-1742
Al igual que otros pueblos del área central, entre 1736 y 1742
los pueblos del valle de Toluca no contaban con fondos para hacer
frente a sus compromisos comunitarios. En estos lugares el pago de
estas cargas se complicó todavía más por las heladas de 1739 y
1740, que arruinaron las cosechas y elevaron el precio del maíz. En
la jurisdicción de Metepec muchos indios abandonaron sus pueblos en
busca de lugares en donde hubiera "provisión de maíz a precios más
baratos". Pero desde el inicio de la epidemia las autoridades
locales empezaron a presionar a los pueblos con otras cargas, como
257
las exigencias de repartimientos y servicios personales para
compensar la falta de mano de obra.
Estas exigencias de trabajadores provinieron de parte de
curas, alcaldes mayores y gyobernadores.!?! Estos repartimientos
alentaron todavía más el éxodo de la población, situación que
empezó a preocupar al gobierno superior que intentó frenarlos.?
Aunque en el siglo XVIII el repartimiento para la agricultura había
mostrado limitaciones, en el contexto de la epidemia los
repartimientos se fortalecieron en algunos lugares y con ello se
convirtieron en un recurso para atraer trabajadores a las haciendas
y propiedades de las autoridades locales.
Los casos de repartimientos y servicios personales detectados
hasta el momento provienen de importantes zonas de producción
agrícola comercial, como Cuernavaca, los valles de México, Toluca,
Puebla-Tlaxcala.? En el valle de Toluca estos repartimientos se
* Entre los beneficiados del repartimiento se encontraban
caciques, oficiales de república, comunidades, encomenderos,
conventos, oficiales reales, clérigos, instituciones españoles y
pobladores. Sobre el papel de los gobernadores en el repartimiento,
véase Gibson, Los aztecas, 238; García Martínez, Los pueblos, 248-
249; Von Mentz, "Trabajo", 274
2 En Tlayacapan, Chalco y Tlanepantla el repartimiento forzoso
de trabajadores llegó a tal grado que la real audiencia intentó
atenuar esos abusos mediante su supresión temporal. De esta manera,
ese tribunal ordenó abolir los servicios personales coatequitl
"mientras estuviera en vigor la epidemia". "Testimonio presentado
por Cristóbal Ramírez, vecino y labrador de Chalco y dueño de la
hacienda de San Nicolás. Junio 1739"; "Informe presentado por el
notario receptor en cuanto a la demanda interpuesta contra el
alcalde Miguel Pérez por abusos de autoridad. Julio 1739". AGN,
Bienes Nacionales, v.655, e.12, f.37, 40-40v.
3 En Cuernavaca la producción de varios ingenios y trapiches
disminuyó desde el inicio de la enfermedad. A mediados de 1737
varios dueños de trapiches declaraban que estaban "muy cortos de
258
exigieron a tan sólo tres meses de iniciada la enfermedad. En
octubre de 1737 el pueblo de Atlacomulco denunció a sus autoridades
por exigir servicios personales. Este pueblo también se quejó del
cura porque exigía al pueblo algunos indios para su servicio. Una
carta del procurador de indios del lugar señalaba que:
en medio de esta calamidad y de ser tan crecido el número de
los que han muerto obliga también dicho cura a mis partes a
que le den servicios personales cuando éstos están prohibidos
por las leyes del reino. Se nos compele a que cada semana se
han de dar cinco naturales para el cuidado de las mulas,
caballos y reses, que se han juntado en esta epidemia.*
En el sur del valle de Toluca, en Temascaltepec el teniente de
alcalde mayor también exigió cuotas de trabajadores a dos pueblos
de la jurisdicción, Santa María y San Francisco. Al parecer, desde
1734 este teniente exigía semanalmente a esos mismos pueblos un
sirviente para labores domésticas, pero a partir de 1738 obligó a
bienes", debido a las muertes y enfermedad de sus trabajadores. La
falta de mano de obra en estos ingenios fue compensada también con
la venta de reos y "malhechores". Estas ventas pretendían también
atraer fondos para construir un hospital en Cuernavaca y atender a
los contagiados por la epidemia. Gracias a estas operaciones de
ventas de mulatos, indios y mestizos el gobierno del Marquesado
logró recaudar 576 pesos. "Memoria de los reos vendidos para
manutención del hospital de Cuernavaca, presentada por el alcalde
mayor de esa villa, José Valiente. Septiembre 1737". AGN, Hospital
de Jesús, v.344, e.33, f.32.
* Un caso similar ocurrió en el pueblo de San Salvador
Coahtlazingo, Otumba, en donde el alcalde mayor obligó a los
escasos sobrevivientes de la epidemia a proporcionar servicios
personales. En esta localidad habían muerto cerca de 100 personas,
por lo que el alcalde mayor y el cura estaban demandando dinero y
trabajo. "Demanda interpuesta por el común de naturales del pueblo
de San Salvador Cuahtlazingo, Otumba. 18 de julio de 1738". AGN,
Tierras, v.2989, e. 97, ff.165-187v.
5 "Carta de Juan Noriega Colombres, en representación de los
indios del pueblo de Atlacomulco contra el cura de la doctrina.
Noviembre de 1737". AGN, Tierras, v.2989, e.70. ff.109-109v.
259
esos sirvientes a trabajar en sus tierras. A principios de 1739
en Tenango del Valle algunos caciques del pueblo se quejaron del
cura y gobernador en turno porque los compelían a dar "servicios
involuntarios".”
Otros pueblos de Tenango del Valle también fueron afectados
por repartimientos mineros. En San Juan Bautista Suchiaca el
alcalde mayor obligó a los escasos indios del pueblo a servir en
las minas, aunque desconozco su destino preciso. Los indios se
resistieron de estos repartimientos, amparándose en un decreto del
siglo XVII que prohibía el repartimiento a las minas:
[El decreto expedido por el virrey Duque de Alburquerque
del 29 de octubre de 1655 que prohibía los servicios
personales, fue cumplido...] hasta 1737, debido a que don
Idelfonso de Lara intenta perturbarle en su antiquísima
posesión que es nada menos de 83 años, y que el tiempo
más calamitoso como lo persuade la epidemia que ha sido
causa de que el pueblo de mis partes esté sumamente
deteriorado por los muchísimos indios que han fallecido
y los que existen en la convalecencia impedidos aún de
trabajo muy leve, pues se experimentan que recaen cuanto
más del muy rigoroso de las minas.?
$ "Demanda de estos pueblos de la jurisdicción de
Temascaltepec contra el teniente de alcalde mayor. 24 abril 1741".
AGN, Indios, v.55, e.42, ff.28-28v.
7 "Carta de Dámaso de Vargas, procurador de naturales, en
representación de doce caciques y principales del pueblo y cabecera
de Tenango del Valle. 24 enero 1739". AGN, Criminal, v.136, e.72,
ff .443-443v.
* La demanda de este pueblo fue interpuesta en abril de 1738.
Cinco meses más tarde, el virrey ordenó al teniente de ese partido
que bajo ningún "motivo, justificación o pena" molestara a los
indios exigiéndoles servicios a las minas, so pena de 500 pesos.
También ordenó liberar a los indios que estaban encarcelados por
negarse a trabajar en las minas. "Carta suscrita por el procurador
de naturales del pueblo de San Juan Bautista Suchiaca. 23 abril de
1738"; "Respuesta y ejecución del virrey sobre el asunto de no
obligar a los indios de San Juan Bautista Suchiaca a servir a las
minas. Septiembre 1738". AGN, Indios, v.54, e.238, f£f£.220-220v;
260
También hay evidencias de repartimientos a las minas de
Sultepec. En el capítulo I se vio que la epidemia coincidió con una
etapa próspera en la extracción de plata de este mineral. De ahí
que en 1737 la muerte de cerca de 1,155 personas en el distrito
fuera un motivo de preocupación, por lo que se empezó a demandar
indios de la cabecera y de pueblos cercanos, como Pozontepeque,
Metlatepeque, Xohualco y Totomaloya. Los indios de estos lugares
protestaron de manera inmediata, alegando que si se llevaban a cabo
estos repartimientos perderían sus sementeras y abandonarían sus
casas. Las autoridades superiores comprendieron la gravedad del
asunto y, en lugar de estos repartimientos, acordaron reclutar
"vagos" y ociosos que deambulasen por los caminos.?
Los repartimientos también ocurrieron en el área de Puebla. En
Santiago Tecali, específicamente en Tochtepec, se castigó a un
alcalde mayor por obligar a los indios a realizar trabajos
forzados, ya que estaba propiciando que éstos abandonaran sus
pueblos.*” Estos requerimientos forzosos de trabajadores llegaron
a tal grado que el gobierno superior promulgó un auto para prohibir
repartimientos.?''
e.256, ff.231v-232v.
? "Autos fechos a representación de los minero de Sultepec
sobre la falta de operarios para el laborío de aquellas minas.
1738". AGN, Minería, v.102. Citado en Von Mentz, "Trabajo", 291.
12 “Orden real del virrey sobre prohibir a los alcaldes mayores
repartimientos. 28 marzo 1737". AGN, Reales Cédulas Originales,
v.57, e.7, f£f£.19-23v.
dd "Auto firmado en la ciudad de Tlaxcala por don José
González de Leagui, abogado de la real audiencia de la Nueva
España. 31 marzo 1737". BNAH, Serie Tlaxcala, rollo núm.8. El mismo
261
La exigencia de trabajadores por parte de las autoridades se
convirtió en otro pesar para los indios y, en muchos casos, fue un
motivo más para el abandono y desolación de muchos pueblos. Estos
repartimientos fueron una carga insoportable para una población
mermada y debilitada por la epidemia. Las referencias sobre
abandonos y migraciones parecen confirmar que en un momento de
crisis los pueblos no brindaron ninguna seguridad; al contrario,
vivir en un pueblo significó destinar recursos adicionales para
cumplir con todas aquellas cargas comunitarias demandadas por las
autoridades locales. Una prueba de ello puede ser el gran número de
denuncias contra gobernadores, alcaldes mayores y curas ocurridas
durante y después de la epidemia. También las referencias sobre
abandonos y migraciones parecen confirmar que la fuerza corporativa
de los pueblos ya no ofrecía seguridad y protección.
García Martínez estudió un proceso similar en los pueblos de
la sierra norte de Puebla. En el siglo XVII estos pueblos sufrieron
diversos conflictos políticos y económicos internos que alentaron
mudanzas y migraciones. Para ese siglo ya eran "muchos los
individuos que abandonaban voluntaria y no forzadamente los
pueblos", dirigiéndose a otros pueblos cercanos y preferentemente
hacia asentamientos españoles, como las haciendas.'? En el caso de
Metepec a todos estos problemas se sumó una coyuntura particular:
los cuatro años consecutivos de enfermedades, muertes, heladas y
pérdidas de cosechas que afectaron a pueblos enteros. La conjunción
aparece publicado en González Sánchez, Los trabajadores, 72.
12 García Martínez, Los pueblos, 260-268.
262
de todos estos fenómenos agravó aún más las condiciones económicas
y políticas de los pueblos, problemas que finalmente vulneraron su
cohesión e ¡intregridad física y social, como se verá a
continuación.
En junio de 1740 el alcalde mayor de Metepec envió un largo
expediente a la real audiencia para explicar la demora del pago de
tributos de los pueblos de la jurisdicción. Habían transcurrido
cerca de cuatro años de la epidemia y la recaudación tributaria
distaba de haberse normalizado. Este documento se conformó a partir
de varios testimonios de vecinos, comerciantes, indios, labradores,
curas, gobernadores y del propio alcalde mayor. Gracias a estos
informes se pueden obtener diversas opiniones en cuanto al curso
que siguieron los acontecimientos, así como del origen e
implicaciones de la despoblación generalizada que se vivía en la
alcaldía mayor.?*
Al respecto, es elocuente el siguiente testimonio de un
español y vecino de Ixtlahuaca:
que por los años 36 y 37 padecieron estos valles la común
y lastimosa epidemia en los naturales del matlazahuatl,
combatiéndoles con tal estrago que no se veía más en los
cementerios de la parroquia y demás iglesias que
numerosos cuerpos difuntos, por cuya razón no pudiéndose
favorecer unos a otros dejaban sus bienes a la
providencia del tiempo, perdiendo las cortas semillas y
ganados.?*
13 "Testimonios y autos acordados por instancia del alcalde
mayor de Metepec e Ixtlahuaca sobre la demora en la recaudación de
tributos. 1740-1745". AGN, Tributos, v.47, e.16, ff.426-513.
14 "Testimonio de José Mateo Nava, español y vecino de la villa
de Ixtlahuaca. Junio 1740". AGN, Tributos, v.47, e.16, £f.439-439v.
263
Es posible que la epidemia haya originado un movimiento
inicial de población de carácter temporal y de emergencia. Es
decir, la gente pudo haber huído para librarse del contagio de la
enfermedad. Por ejemplo, el cura de Xalatlaco informó que desde el
inicio de la epidemia muchos indios del pueblo habían muerto en la
ciudad de México, mientras que otros habían huído a los montes "sin
poder estimar su número porque se hallaban los cadáveres y
osamentas sin poder ser reconocidos".!' Estos casos quizá pueden
identificarse con las huídas o estampidas colectivas y erráticas
descritas por Farriss y García Martínez. Según estos estudiosos,
los movimientos de carácter temporal podían provocar un severo
despoblamiento'en los pueblos.?**
Pero además de escapar del contagio o bien del carácter de
emergencia de estos movimientos, hay que preguntarse sobre qué
otras razones tenía la gente para abandonar sus pueblos. En el
capítulo anterior se vio que una buena razón para huir era librarse
15 "Carta de Tadeo Cortés Anaya, cura del partido de San Martín
Ocoyoac. 4 noviembre 1744". AGN, Tributos, v.33, e.20, £.43.
16 Las hambrunas y epidemias forzaban a la gente a dispersarse
provocando un severo despoblamiento en los pueblos. Eran
movimientos masivos y comúnmente fueron temporales. García Martínez
menciona que en el siglo XVI este tipo de movimientos eran escasos
y casi siempre fueron resultado de epidemias, que provocaban
"verdaderas estampidas colectivas sin duda erráticas y tal vez
temporales". Sin embargo, en ese siglo "estos movimientos afectaron
a pueblos enteros, en los cuales sólo se quedaron quienes estaban
verdaderamente impedidos de irse". Del mismo modo, en el área
andina los movimientos de población originados por situaciones de
emergencia provocaron dislocaciones y contracciones demográficas de
consideración en los pueblos. Por ejemplo, entre 1585 y 1645
Arequipa perdió población por muertes y migraciones ocurridas a
raíz de epidemias y terremotos. Farriss, La sociedad maya, 321;
García Martínez, Los pueblos, 261; Sánchez Albornoz, "Migración
urbana", 259-281.
264
del pago de tributos. Los informes disponibles acerca de los
pueblos del área central provienen precisamente de oficiales
encargados de la recaudación tributaria, quienes aludieron
constantemente a la despoblación después de efectuar las retasas o
recuentas tributarias entre 1739 y 1740. Así se muestra en el
siguiente informe de un fiscal de la real audiencia:
en vista de las varias informaciones y certificaciones
que comprueban la deserción y fuga de muchos tributarios
con la notoriedad de la causa...pues es natural que los
miserables indios hayan ido a buscar a otros países con
qué alimentarse, no siendo nuevo que la hambre obligue a
las naciones enteras a peregrinar y a extrañarse de sus
patrias...pero no puede negar hallarse justificado el
despueble por la ausencia de muchos indios, después de la
recuenta y visita.?””
Aunque había razones para escapar del cobro de tributos o de
la exigencia de ciertos servicios personales, la gente también
podía huir porque sus pueblos no ofrecían ninguna seguridad, como
ocurrió con varios pueblos cercanos a la ciudad de Tlaxcala:
muchos indios vienen a morir a esa ciudad de Tlaxcala de
los pueblos para buscar socorro de sus necesidades
hallándose en ellos totalmente desamparados.?**
Para evitar una inmigración mayor a Tlaxcala, las autoridades
recomendaron repartir en los pueblos "algo de los bienes de sus
comunidades y que de ellos se mantuvieron hasta donde alcancen". Al
17 La real audiencia envió un fiscal a la jurisdicción de
Metepec para investigar la situación de la provincia, así como para
comprobar la causa de estas huidas y migraciones. "Real acuerdo y
visita personal del fiscal de la real audiencia. Febrero y marzo
1741". AGN, Tributos, v.47, e.16, ff.501-503v.
18 "Bando publicado en la ciudad de Tlaxcala con respecto a los
indios que van a morir a esa ciudad. 7 junio 1737". BNAH, Serie
Tlaxcala, rollo núm.8.
265
parecer, se trataba de distribuir entre los sobrevivientes aquellos
bienes y tierras dejados por las víctimas de la epidemia con el
objeto de evitar su ocupación o dilapidación por parte de intrusos
y "extraños". En el área de Metepec estas acciones no pudieron
evitarse. Según el alcalde mayor y varios vecinos, a causa del
contagio y epidemia los indios habían sido víctimas de robo de sus
bienes y ganados y hasta de "los cortos adornos y homenajes de sus
casas".?”
En Zinacantepec se registraron robos de bueyes, ovejas,
cerdos, maíz, haba e incluso los "trastos y ajuar de las casas de
los indios", sin que pudieran "defenderlos por estar adoleciendo la
enfermedad". En Calimaya se detectaron robos de ropa y frazadas a
los muertos, "sin temor al contagio".?” Si bien estos robos fueron
obra de "intrusos" o de personas ajenas al pueblo, en otros casos
pudieron tratarse de embargos forzosos por deudas contraídas, como
se vio en el caso de los gobernadores indígenas que no cumplieron
con sus compromisos fiscales. Por ejemplo, en una carta del
gobernador y oficiales indígenas de Metepec se mencionaba que para
"satisfacer la cobranza les habían quitado a varios particulares,
19 "Informe de Juan del Castillejo, alcalde mayor de la
jurisdicción de Metepec. 10 junio 1740; "Testimonio de Felipe de
Pereda, español y vecino de la cabecera de Metepec. Junio 1740".
AGN, Tributos, v.47, e.16, ff.426-427v.
20 "Testimonio de Antonio Rubio, español, arriero, comerciante
y vecino de Zinacantepec. Agosto 1740"; "Testimonio de Juan García
Rendón, español y vecino del pueblo de Ocotitlán. 1740". AGN,
Tributos, v.47, e.16, f£f.449-449v; e.15, £.423.
266
gobernadores y alcaldes sus cortos bienes y ganados"
.?!
Todas estas acciones estaban ocasionando el "aniquilamiento"
de los pueblos de la provincia y jurisdicción de Metepec. Por tal
motivo, los oficiales indígenas solicitaban un "pronto remedio"
para evitar que los indios siguieran "extinguiéndose y huyendo de
tanta tiranía". Aunque las huídas por abusos o el cobro indebido de
tributos no eran fenómenos inéditos, en el caso de los pueblos de
Metepec la situación fue más complicada debido a las pérdidas de
cosechas entre 1739 y 1740. Los indios ni siquiera contaban con
maíz para alimentarse, y mucho menos para pagar tributos o todas
aquellas cuotas extras de bienes y servicios exigidas por las
autoridades locales:
[Después de las heladas...] en que se perdieron las
sementeras... que los naturales estropeados de
necesidades sin tener con qué alimentarse, en busca de
algún alivio, se han huído de sus pueblos con sus mujeres
e hijos para otras provincias dejando sus casas cerradas
y que los que ahí se han puesto en fuga, dice el que
declara han sido por más de la mitad de los que componían
el número de estos valles, siendo esta ausencia y estrago
después de la tasación.?”*
A partir de las primeras heladas de junio de 1739, el maíz
empezó a encarecerse y alcanzó el "subido precio de seis pesos la
carga, siendo necesario conducirlo de otras jurisdicciones
21 “Copia del informe de Don Pascual de los Reyes, gobernador
actual y demás alcaldes y oficiales de la república común y
naturales de la cabecera de Metepec, sobre que su alcalde mayor no
les cobre el tributo de los muertos y huidos y ponga recaudador de
su Cuenta. 6 junio 1740". AGN, Tributos, v.47, e.16, f£.447v.
22 “Testimonio de José Mateo de Nava, español y vecino de la
villa de Ixtlahuaca. Junio 1740", AGN, Tributos, v.47, e.l6,
ff.436-439v.
267
remotas".?* Como se vio en el capítulo anterior, el alcalde mayor
de Metepec recomendó esperar más tiempo para recaudar los tributos,
con la esperanza de que "prosperados y más felices los años" los
indios fugitivos volvieran a avecindarse en sus pueblos.?**
Las fugas y huídas aumentaron nuevamente a partir de 1740,
después de la segunda helada y al momento de efectuarse la recuenta
y visita personal en los pueblos. Pero estas huídas no sólo
afectaron a los recaudadores de tributos, sino también a los curas
y religiosos, que aludieron constantemente a la pobreza y miseria
de los pueblos en donde administraban los sacramentos. Por ejemplo,
el cura del mismo pueblo de Zinacantepec se refería a este panorama
en los siguientes términos:
no hallándose los naturales, por hallarse fugitivos, de
suerte que no pudiéndose cobrar ni las obvenciones, ni
las limosnas de las misas el domingo porque no hay gente
que las pague, nos hemos reducido los reverendos padres
compañeros y yo a pasar a los pueblos y decir la misa en
balde, sin más intérés que cualquier corta limosna.?**
El matlazahuatl había iniciado esta cadena de desdicha y
miseria. Pero los pueblos también se estaban despoblando o
"vaciando" a consecuencia de los desplazamientos de población. Por
desgracia, no cuento con estimaciones precisas o generales sobre el
23 "Testimonio de Antonio Barrientos, español, vecino,
comerciante y labrador del pueblo. Agosto 1740". AGN, Tributos,
v.47, e.16, ££.447-447v.
24 "Informe de Juan del Castillejo, alcalde mayor de la
provincia de Metepec e Ixtlahuaca. 10 junio 1740". AGN, Tributos,
v.47, e.16, ff.426-426v.
25 "Testimonio de fray Antonio Piña, cura ministro de San
Miguel Zinacantepec. 4 agosto 1740". AGN, Tributos, v.47, e.1l6,
ff.451-451lv.
268
número de indios que abandonaron sus pueblos. Solamente dispongo de
algunas cartas de curas O informes generales en los que se
presentan datos aproximados. Por ejemplo, en el pueblo de Atlapulco
el cura informaba que:
por lo tocante a los fugitivos que hubo desde el año 39
hasta el 42, que fue el rigor del hambre, reconocidos los
padrones de dicho pueblo de Atlapulco parece ser el
número de ciento..., siendo de advertir que en los años
del hambre pocos se casaban.?*'
Del mismo modo, el cura del pueblo de San Bartolomé Capuluac
calculó que habían huído cerca de cien casados, mientras que el de
los pueblos y barrios de San Felipe Ocotitlán, San Francisco y
Yancuictlalpan informó que se "habían ausentado 40 familias por la
epidemia y heladas". De acuerdo con el informe del alcalde mayor,
al momento de las tasaciones de 1740 habían huído alrededor de 791
tributarios.?” Otro informe de carácter más general mencionaba que
en 49 jurisdicciones del gobierno de la Nueva España se "habían
ocultado de las cuentas 34,222 tributarios y medio enteros"
.?*
Las cifras antes citadas pueden se exageradas y ojalá sean
retomadas en futuros análisis demográficos. Sin embargo, estas
gruesas estimaciones pueden dar una imagen del impacto a corto
26 "Carta de Tadeo Cortés Anaya, cura del partido de San Martín
Ocoyoac. 5 noviembre 1744". AGN, Tributos, v.33, e.20, £.43.
27 "Certificación del cura del pueblo de San Bartolomé. Agosto
1740"; "Informe del fraile Marcelo de Arburu, cura de San Juan
Bautista Metepec. 12 agosto 1740"; Carta de Juan del Castillejo,
alcalde mayor de la provincia de Metepec. 3 octubre 1740". AGN,
Tributos, v.47, e.16, £.433, 461, 497v.
22 "Copia de una certificación de la real audiencia. 19 agosto
1739". AGN, Epidemias, v.13, e.1, ff.62-63.
269
plazo que tuvieron estas huídas en la economía de varios pueblos
del área de Toluca. Ya hice referencia a algunas implicaciones
económicas de estas migraciones, como el caso de los curas que no
pudieron cobrar misas y limosnas a los pueblos. El cura de San
Mateo Texcaliac dio un testimonio dramático de esta despoblación,
ya que al no haber gente y no disponer de ninguna limosna de los
indios tuvo que vender sus alhajas para mantenerse.??
La gente que decidió permanecer en sus pueblos, o bien no pudo
emigrar, estaba muy pobre o se hallaba muy debilitada para hacer
frente a sus compromisos comunitarios. Esta pobreza fue reconocida
por el gobierno local, aunque también hubo quien calificó a la
población sobreviviente de floja o de renuente al trabajo. En 1741,
después de la visita personal a los pueblos de la jurisdicción, el
alcalde mayor se quejaba de:
que por la renuencia y pereza con que los pocos indios
que han quedado contribuyen los tributos que apenas es
muy corta la porción lo que ha cobrado de todo el año
pasado por lo que se halla precisado a ejecutar
diligencias judiciales contra ellos procediendo a
embargos y prisiones.?”
A pesar de adjudicarles estos calificativos, el alcalde mayor
no dejaba de reconocer que "la ruina de todo el valle era también
porque en muchos pueblos no han quedado dos familias". La situación
de pobreza se dejaba sentir en otros testimonios, como en San
22 "Testimonio de Luis de la Barrera, cura beneficiario del
partido de San Mateo Texcaliac.6 julio 1740". AGN, Tributos, v.47,
e.16, f£.459.
30 "Carta de Juan Castillejo, alcalde mayor de la provincia de
Metepec e Ixtlahuaca. 18 enero 1741". AGN, Tributos, v.47, e.16,
f.499.
270
Francisco Suchitlán, en donde un gobernador huyó debiendo 60 pesos,
cantidad que debía ser cubierta por "los hijos del pueblo". Sin
embargo, "los pocos hijos que han quedado" no podían saldar esta
corta deuda por la carestía de maíz, por lo que el alcalde mayor de
Metepec "los tenía amedentrados".?'
En suma, los indios de Metepec tuvieron un motivo concreto
para abandonar sus pueblos: las pérdidas de cosechas y su
incapacidad económica para vivir y cumplir con sus compromisos
comunitarios. Un testimonio de un labrador y vecino de Ixtlahuaca,
mencionaba que la gente había huído a consecuencia de las heladas
"que consumieron todos los campos". Las siembras se perdieron y
"los naturales huyeron con sus mujeres e hijos a otras provincias
en busca de alivio" .??
2. Características y destinos de los flujos de población
La despoblación evidente entre 1740 y 1742 en varios pueblos
del área de Metepec obliga a centrar la atención en varios
aspectos. En primer lugar hay que definir si se trataba de
movimientos temporales o si eran migraciones en sentido estricto en
virtud de que la gente se quedaba a residir definitivamente en el
nuevo lugar. En segundo término vale interrogarse si había razones
31 "Testimonio de Juan Melchor, alcalde pasado del pueblo de
San Francisco Suchiatlautla. 1 julio 1740". AGN, Tributos, v.47,
e.16, £.484.
322 "Testimonio de José Mateo de Nava, español y labrador de
esta villa de Ixtlahuaca. Agosto 1740". AGN, Tributos, v.47, e.16,
f.439v.
271
económicas para abandonar los pueblos. Y por último cabe
preguntarse acerca del destino de esos movimientos. Quizá estos
desplazamientos se dirigieron hacia lugares que ofrecieron mejores
condiciones de vida que los pueblos. A continuación trataré de dar
una respuesta a estas preguntas.
En Cuanto al carácter de estas huídas, la tarea es complicada
debido a que la documentación no permite precisar si la gente
emigró definitivamente o bien retornó después de algún tiempo. Pero
antes hay que definir qué era un emigrante en el mundo colonial. Al
respecto, Robinson menciona que un migrante era aquella persona que
cruzaba un frontera jurisdiccional (civil-eclesiástica) y que
permanecía el tiempo suficiente para ser registrada en un censo,
matrícula o padrón.?? Esta definición implica considerar el tamaño
de las unidades jurisdiccionales, pues en una parroquia o provincia
grande la probabilidad de convertirse en migrante era menor que en
una pequeña. Pero existen zonas, como el centro de la Nueva España,
en donde la red de asentamientos aumentaba las posibilidades de
mudarse, sin que ello signifique que se tratara de migrantes.?*
La alcaldía mayor de Metepec e Ixtlahuaca comprendía una
extensa área del noroeste y sureste de Toluca. Según el informe de
33 Robinson, "Introduction", 11; "Patrones", 171.
34 Según Pérez Zevallos, traspasar una frontera jurisdiccional
no necesariamente convertía a alguien en un migrante. Para ello
presenta el caso de la ciudad de México a donde acudía diariamente
población rural con fines laborales y comerciales. Esta gente
retornaba a sus pueblos y el hecho de ir de un pueblo a una ciudad
no significaba que fueran migrantes. Por lo anterior, para definir
a un migrante se debe considerar el tiempo, o sea la "estancia" o
"residencia" más o menos prolongada en un determinado lugar. Pérez
Zevallos, "Movimientos de población", 155.
272
un fiscal de la real audiencia, la jurisdicción contaba con más de
treinta cabeceras, pueblos y barrios, así como una "infinidad de
haciendas y ranchos". En los años de la epidemia, Metepec incluía
además pueblos de lo que sería más tarde la alcaldía mayor de
Tenango del Valle. La jurisdicción estaba dividida en varios
segmentos debido a la ¡intromisión de la villa de Toluca,
perteneciente al gobierno del Marquesado del Valle.? La gran
extensión de la provincia de Metepec ¡impide definir estos
movimientos como migraciones en la acepción de Robinson; gran parte
de estos desplazamientos ocurrió en los propios límites de la
jurisdicción. Sin embargo, el tiempo de residencia y el cambio de
un contexto por otro, o bien la esperanza que animó a ciertos
individuos a abandonar sus pueblos para mejorar sus condiciones de
vida y trabajo sí ayudan a caracterizarlos como migrantes.?*! La
documentación disponible permite distinguir algunos rasgos en
relación con la temporalidad, expectativas y destinos de estos
flujos de población. En el caso de Metepec, se perciben tres tipos
de movimientos: huídas temporales-erráticas, movimientos de
carácter laboral temporales y permanentes. Estos últimos, es decir,
los movimientos permanentes, pueden considerarse como migraciones.
35 Sobre la alcaldía mayor de Metepec e Ixtlahuaca, véase
Gerhard, Geografía histórica, 179-183.
316 En relación con las huidas y fugas de los pueblos de la
sierra norte, García Martínez menciona que la búsqueda de un medio
más favorable o diferente y la huida colectiva pueden ayudar a
caracterizarlas como migraciones. García Martínez, Los pueblos,
267.
273
Ya presenté algunos ejemplos del primer tipo de movimiento,
como aquellas fugas y huídas al monte o de aquellos hombres que
fueron a morir a otros lugares. En este caso, la causa o motivo es
originada por una situación de emergencia, como huir del contagio.
En el segundo y tercer tipo de movimiento, es decir, aquellos de
carácter laboral temporal y permanente, también existe una
situación de emergencia, como el hambre, escasez o carestía de
maíz. Sin embargo, en estos movimientos, sobre todo en el último,
se agrega otro elemento más, la esperanza de mejorar las
condiciones de vida. Esta ilusión surgió en gran medida por las
precarias condiciones de vida que había en los pueblos durante y
después de la epidemia, como ya se describió.
En cuanto a los movimientos laborales de carácter temporal, se
encuentran aquellos que involucran a individuos que acudieron por
un tiempo a trabajar en determinados lugares. Por ejemplo, el cura
del pueblo de Ixtlahuaca informó que muchos indios decidieron vivir
en Celaya, pues ahí había "providencia de maíces a precios
moderados". Aunque el cura mencionó que la gente se fue "a vivir a
Celaya", en la visita efectuada al pueblo encontró que la mayor
parte de los habitantes se componía de mujeres y niños.?” A partir
de esta observación se puede suponer que sólo emigraron hombres o
padres de familia; el hecho de dejar a sus mujeres podría
significar que estos individuos huyeron por un tiempo y que luego
retornarían al pueblo.
37 "Testimonio de Salvador Ordoñez, teniente de cura del
partido de San Francisco Ixtlahuaca. 8 julio 1740". AGN, Tributos,
v.47, e.16, f£.443.
274
Otros casos similares aparecen en Atlapulco y Huicicilapa. En
cuanto a Atlapulco, se pueden considerar aquellas mismas
referencias de individuos de ese pueblo que fueron a morir a la
capital, "debido al comercio que tenían con esa ciudad"
.? Después
de la primera helada de junio de 1739, varios individuos de San
Lorenzo Huicicilapa también se trasladaron a la ciudad de México,
aunque en este caso fueron llevados por el gobernador indígena.
Según el alguacil mayor del pueblo, este gobernador los llevó a la
ciudad de México para la construcción del "puente de las Vigas", "y
que de su trabajo les quitaban dinero para pagar los tributos"
.?*
Es probable que gran parte de los movimientos detectados en
los años de la crisis haya sido de este último tipo, o sea
temporales. Como se verá más adelante, existen evidencias de
individuos que sólo por un tiempo acudieron a trabajar a las
haciendas, y que después de la epidemia y crisis ellos mismos o sus
hijos regresaron al pueblo. El crecimiento inesperado y más o menos
rápido de algunas localidades despobladas a consecuencia de las
muertes y huidas, podrían explicar el retorno de mucha gente.*”
38 “Carta de Tadeo Cortés Anaya, cura del partido de Ocoyoac.
5 noviembre 1744". AGN, Tributos, v.33, e.20, f.43.
39 "Declaración de Juan Martín, alguacil mayor del pueblo.
Julio 1739". AGN, Tributos, v.47, e.14, f£f£.373v-374.
1 Este tipo de movimientos fue detectado después de la
epidemia en Xochimilco, en los pueblos de la Milpa, San Pedro
Actopan y San Bernardino, en donde varios indios decidieron ir a
trabajar a la ciudad de México. Tales movimientos fueron
temporales, ya que en 1743 se hacía alusión a "la opulenta"
población de la cabecera y pueblos sujetos, que entre todos sumaban
2,500 familias de indios. Por su parte, Gerhard calcula que para
1742 en Xochimilco había alrededor de 17,200 indios."Certificación
del cura de la doctrina de Xochimilco.1737"(AGN, Tributos, v.50,
275
También algunos de estos pueblos abandonados pudieron atraer
población de otras localidades; en seguida me referiré al caso de
San Jerónimo Amanalco y más adelante a los de Malinalco y
Temascalcingo, que a partir de 1740 y 1750 aumentaron en población,
o bien empezaron a registrar "forasteros" o "advenedizos".
En 1744 el gobernador del pueblo de San Jerónimo Amanalco
informaba que los indios huyeron entre 1737 y 1740 "a lejanas
jurisdicciones donde perecieron muchos, aunque se restituyeron
otros, fue después de mucho tiempo".** En cierto modo, este
testimonio contradice la opinión de Villaseñor, quien señalaba que
en 1742 había en San Jerónimo Amanalco cerca de 1,224 familias de
indios.*? Esta cifra sorprende, ya que significa que la gente no
huyó por "mucho tiempo". También es posible que la información de
Villaseñor sea errónea, lo que no es difícil de suponer dadas las
limitaciones de esta fuente. Pero debe mencionarse que de Amanalco
no se vuelve a saber nada sino hasta 1755, cuando el pueblo
solicitó al arzobispado erigir en la cabecera una parroquia
independiente de Zinacantepec. Las razones que se esgrimieron para
construir esa parroquia eran por "el crecido número de almas que
e.14, f£f.243-295; Villaseñor, Theatro americano, 1:164-166;
Gerhard, México en 1742, 26). Es de sorprender que en 1744, a pesar
del crecimiento de la población, los pueblos de Xochimilco todavía
adeudaran tributos del tiempo de la epidemia. Véase capítulo V.
1% "Carta de Francisco Xirón, en representación de los
gobernadores y oficiales de república, 21 octubre 1744". AGN,
Tributos, v.47, e.6, £f£f.508-509.
4 villaseñor, Theatro americano, 1:232.
276
habitaban en el pueblo de Amanalco".*?
De acuerdo con un pequeño padrón de 1755,** la mayor parte de
la población estaba compuesta por indios: en la cabecera había 116
familias y, junto con sus seis barrios, sumaban alrededor de 833
familias de indios en todo el distrito. En uno de esos barrios, en
el del Rincón, además se contaron 47 familias mezcladas de mulatos,
indios y mestizos casados. Se trataba de un número significativo,
pues en Zinacantepec había en ese año 1,252 familias de indios. La
demanda del pueblo de Amanalco fue atendida hasta 1769, cuando
finalmente se concedió su separación eclesiástica del pueblo de
Zinacantepec.**
Así pues, es posible que muchos de los que huyeron entre 1737
y 1740 regresaran pronto al pueblo de Amanalco. Para 1755 el pueblo
había crecido, pues contaba con un buen numero de familias de
MMrDiligencias practicadas para la división de Zinacantepec y
la erección de nueva parroquia en el pueblo de Amanalco. 1755-
1768". AGN, Bienes Nacionales, v.450, e.38, £f.54.
4 Curiosamente en 1755 el pueblo de Amanalco inició un largo
litigo por tierras contra la hacienda de la Gavia, perteneciente a
la compañía de Jesús. Los dueños de esa hacienda embargaron ganado
(bueyes) del pueblo, que estaban introduciéndose y pastando en la
mencionada hacienda. Los indios alegaban que estas tierras les
pertenecían, aunque un fiscal argumentaba que muchos de ellos
habían huído de los gastos extraordinarios que se estaban
requiriendo para sostener este pleito con la hacienda. "San
Jerónimo Amanalco contra los padres de la compañía de Jesús, dueños
de la hacienda de la Gavia. 1755-1801". AGN, Tierras, v.3697, e.£6,
ff.175; "Queja del gobernador del pueblo de Amanalco contra la
justicia de Metepec sobre propiedad de tierras y defensa que haya
de las propietarios de una hacienda. 1755". AGN, Tierras, v.2844,
e.S, ££.13.
15 "Testificación de Don José Cortés, vicario del pueblo, sobre
el padrón de Amanalco y sus barrios. 6 marzo 1755"; "Diligencias
ejecutadas por orden del arzobispo para conceder la separación del
pueblo. 1768". AGN, Bienes Nacionales, ff.9v, 44-45.
277
indios. Pero también hay que decir que dieciocho años después no es
un tiempo tan corto y seguramente para la esperanza de vida de esa
época, aquellos que demandaron la separación eclesiástica de
Zinacantepec eran nuevos residentes o bien pertenecían a una ya
lejana generación de la epidemia.
Tal como parece haber ocurrido en San Jerónimo Amanalco, en
1739 las autoridades superiores y locales de Metepec confiaban en
el futuro, en las buenas cosechas y, en consecuencia, en el retorno
de los indios o bien en que la provincia atrajera población de
otros distritos:
si el año es bueno, lo serán también las cosechas de los
maíces y éstas alegrarán no sólo a los naturales ausentes
a que vuelvan a sus domicilios, sino que traigan consigo
a otros de otras jurisdicciones a quienes alentará lo
bueno de las tierras de Metepec y brindarán los pulques
del partido que son los mejores de la Nueva España.**
Sin embargo, habían transcurrido cinco largos años desde el
inicio de la epidemia y los indios no habían regresado a sus
pueblos con la celeridad que se esperaba. A simple vista se puede
identificar otro tipo de movimientos laborales de carácter
permanente, en los cuales la gente decidió residir definitivamente
en el nuevo lugar. Por ejemplo, en 1742 el abogado del Marqués del
Valle mencionaba lo siguiente:
muchos indios tributarios empadronados no residen en sus
pueblos y se hallan en haciendas en contornos de esta
ciudad [Toluca] y otras partes trabajando... [Esta
situación] perjudica a los encomenderos porque pagan los
tributos en otras partes y lo mismo se extendió hasta con
16 "Carta del fiscal de la real audiencia en su visita
efectuada a la provincia de Metepec. 19 Abril 1741". AGN, Tributos,
v.47, e.16, f£.505v.
278
los caciques en los servicios.*”
Al margen de este informe se agregaba que para pagar los
reales tributos, servicio real y demás ramos, los indios sólo
contaban con el trabajo personal en las haciendas de labor de la
jurisdicción. Después de la epidemia, los indios quedaron sin más
bienes que sus tierras, casas y jacales. Estas tierras y bienes,
sin embargo, fueron insuficientes para sobrevivir en los años que
prosiguieron a la epidemia. Este caso permite percibir en el origen
de estos movimientos una carencia económica, así como la búsqueda
de un cambio de vida y de trabajo; por ejemplo, mudarse de un
contexto a otro, de un pueblo a una hacienda, así como residir,
empadronarse y pagar los tributos en otros lugares, son otros
tantos elementos que permiten caracterizar estos desplazamientos
como movimientos permanentes o bien en un sentido más amplio como
migraciones.**
17 “Carta del abogado del excmo. Duque de Terranova del Marqués
del Valle. 18 marzo 1742". AGN, Hospital de Jesús, v.354, e.21,
ff.5-5v.
1% Las causas que generan, mantienen y explican el
desplazamiento de la población hay que buscarlas en los procesos
económicos, políticos y sociales de los lugares de partida y los
puntos de destino. Es decir, se deben analizar tanto los factores
de expulsión, como de atracción que originan un movimiento de
población. Al respecto, es ilustrativo el estudio de Jorge Durand
sobre la migración de mexicanos hacia Estados Unidos. Este trabajo
da cuenta de los aspectos económicos-políticos internos y externos
que impulsan esos desplazamientos de población (Durand, Más allá de
la línea, 10-29). Podemos entender que la pobreza y la exigencia de
cargas comunitarias en los pueblos coloniales eran uno de los
factores de expulsión, mientras que la oportunidad de liberarse de
esos compromisos o mejorar las condiciones laborales, así como una
demanda creciente de mano de obra en haciendas y ciudades,
constitían factores de atracción.
279
Otro testimonio alusivo a la duración y destino de estos
movimientos aparece en un informe del gobernador del pueblo de
Metepec. Según la carta de este oficial, después de las primeras
heladas de junio de 1739, las familias se mudaron y cerraron sus
casas con "piedra y lodo". Para el gobernador este hecho
significaba que los indios se habían ausentado por largo tiempo. De
acuerdo con el testimonio de otro vecino del pueblo, las familias
se habían ido en un lapso de seis o siete días a "otras
jurisdicciones", mudándose de preferencia en la noche para evadirse
de las autoridades locales que intentaban reducirlos.*” Para
terminar es ¡importante considerar los casos de Malinalco y
Temascalcingo, que se refieren al destino de estos flujos de
población. En este apartado ya he referido a algunos lugares
específicos, como la ciudad de México y Celaya. Además de estos
lugares, la documentación permite detectar otros destinos, como
"Tierra Caliente" y "Tierra Adentro". Estos lugares o destinos
están muy relacionados con la estratégica ubicación de la
jurisdicción, al oeste y suroeste de la ciudad de México y
Cuernavaca y al noroeste con Michoacán y el Bajío.
Los centros urbanos siempre fueron lugares de refugio para la
gente que abandonaba sus pueblos. En el capítulo IV se vio que las
ciudades de México y Puebla atrajeron a una multitud de "ociosos"
12 "Carta de Pascual Reyes, gobernador actual y demás oficiales
de república de la cabecera de Metepec. 10 junio 1740"; "Testimonio
de Francisco de la Cueva, natural y vecino del pueblo, labrador y
pegujalero. 10 junio 1740." AGN, Tributos, v.47, e.15, ff.416-416v,
419-419v.
280
y "vagos" durante y después de la epidemia.* También puedo
distinguir otro tipo de destinos, tales como pequeñas ciudades,
pueblos, haciendas, ingenios y ranchos. Un aspecto que interesa
destacar es que estos destinos no fueron seleccionados al azar; es
decir, la gente decidió emigrar a lugares conocidos, que tenían
tradición de atraer población, o bien cercanos, en donde había
estrechos vínculos comerciales y poblacionales. Así, cuento con
referencias de movimientos de población hacia Tierra Caliente
provenientes del sureste del valle de Toluca, como Malinalco,
Xalatlaco y San Bartolomé Capuluac.* Debido a la ubicación de
estos pueblos, el destino de estos movimientos fueron los ingenios
y haciendas del área cálida de Cuernavaca. Por ejemplo, a raíz de
las heladas de 1739 muchos indios de Malinalco huyeron "entre otras
jurisdicciones a Cuernavaca".** Pero Malinalco también figuró como
50 En Puebla, Cuenya muestra cómo después del matlazahuatl en
la parroquia de El Sagrario aumentó el número de matrimonios
exogámicos (españoles/mestizos y españoles/indígenas), debido
principalmente a las migraciones provenientes de la región de
Puebla-Tlaxcala. Por ello, el autor sugiere que el mestizaje se
aceleró a consecuencia de la epidemia. Cuenya, "El matlazahuatl",
282-283.
1 Después de las heladas de 1739 y 1740, los curas de los
pueblos de Xalatlaco y San Bartolomé Capuluac informaron que un
gran número de indios había huido a Tierra Caliente, "en donde
había maíz". Según el cura de Capuluac, los indios habían huido con
sus mujeres e hijos, cuyo número ascendía a cerca de 100 casados.
"Certificación de Miguel Berdugo, cuara del partido de Xalatlaco.
8 julio 1740"; "Certificación de fray Nicolás Campusano, religioso
de San Agustín en San Bartolomé Capuluac. 11 junio 1740". AGN,
Tributos, v.47, e.16, ff.460-461 y 454v-455.
5 En Villaseñor y en las Relaciones Geográficas se mencionan
algunas características económicas y sociales de la villa de
Cuernavaca, así como de varios pueblos de la jurisdicción. En
general, en tales descripciones no se hace alusión a la pobreza o
decadencia del lugar. Según Villaseñor, hacia 1742 había alrededor
281
un lugar de residencia. Una descripción de 1746 sobre Malinalco
hacia alusión a la existencia de "advenedizos extraños", "mulatos"
y españoles, que no solamente se habían quedado a vivir en el
pueblo, sino que también se habían adueñado de las tierras del
pueblo, "sembrándolas y ocupándolas".*”
Como se vio en el capítulo III, el avance de la epidemia hacia
el sur y las zonas cálidas de Cuernavaca fue más lento e incluso
muchas tierras bajas se libraron de la enfermedad. Esta situación
convirtió a la zona cálida en un lugar de recepción de migrantes
provenientes de lugares fríos del norte de Cuernavaca, en donde la
epidemia había sido más severa. Además de las condiciones
ambientales favorables, desde mediados del siglo XVII en las
tierras bajas o cálidas de Cuernavaca se había desarrollado una
importante agricultura comercial en manos de pequeños y medianos
propietarios, lo que había favorecido desde tiempo atrás la llegada
de inmigrantes. Estas oleadas migratorias se intensificaron a raíz
de la epidemia y originaron importantes cambios en los patrones
de 31 ingenios o trapiches, en donde trabajaban cerca de 1,600
esclavos. Por su parte, Gerhard calcula para la jurisdicción de
Cuernavaca una población elevada de 39,330 habitantes, muy superior
a la del gran centro agrícola comercial de Chalco en donde estimó
que había 24,350 personas. Villaseñor, Theatro americano, 1:167-
168; "Relaciones Geográficas de la jurisdicción de Cuernavaca del
Estado del Marquesado del Valle", en Relaciones Geográficas, 1:31-
32; Gerhard, México en 1742, 22.
53 "Carta de Juan Francisco, en representación del gobierno
común de naturales del pueblo de Malinalco. 8 agosto 1746". AGN,
Indios, v.55, e.407, ££.407-407v.
282
demográficos y de asentamiento.**
Un fenómeno similar al de las tierras calientes de Cuernavaca
ocurrió en el Bajío, en donde las condiciones económicas más
favorables alentaron oleadas de migrantes, aunque ahí la epidemia
tuvo una mayor presencia.* En el capítulo I hice referencia al
crecimiento económico y demográfico del Bajío durante la primera
mitad del siglo XVIII. Las noticias de migraciones del área de
Metepec hacia el Bajío provienen de testimonios de curas y
labradores de Ixtlahuaca. Además de estas referencias, la revisión
de otro tipo de material dio cuenta de constantes flujos de
población del noroeste del valle de Toluca hacia la zona del Bajío
o de "Tierra Adentro". Tal fue el caso de Temascalcingo, otra
localidad de frontera y con estrechos vínculos con el Bajío. Para
este pueblo he detectado este tipo de movimientos antes, durante y
5 Según Martin, los emigrantes se asentaron en Yautepec y
Cuautla, en donde adquirieron casas, tierras y mujeres dejados por
los muertos (Martin, Rural Society, 48, 66-70). Sobre esta zona de
Cuernavaca, véase el apartado referido a las áreas de rápido
crecimiento del capítulo I de este trabajo.
55 Durante la epidemia el Bajío, principalmente los centros
mineros, atrajo población de otras zonas cercanas, como de
Michoacán. Por ejemplo, en Charo y Pátzcuaro la epidemia
desencadenó la migración de varios tributarios hacia Guanajuato y
Zacatecas. Sobre estas migraciones se dispone de un censo en los
que se pueden conocer las características de los migrantes: se
trataba de 84 hombres casados con sus esposas que se matricularon
en el real, al igual que ocho solteros y seis viudos. A pesar de
los esfuerzos gubernamentales para reducirlos, estos individuos se
negaron a regresar, pues huyeron en gran medida a causa de las
extorsiones cometidas por el corregidor. "Respuesta del corregidor
de la villa de Charo a petición del real acuerdo para formar la
recuenta de tributarios en la jurisdicción de Charo Matlazingo,
después de fenecida la epidemia. 11 julio 1739". AGN, Hospital de
Jesús, v.116, e€e.30, ff.3-4v. Agradezco a Marina Zuloaga la
referencia de este documento.
283
después de la epidemia.
En 1737 el dueño de un rancho del pueblo de Temascalcingo se
quejaba de la falta de trabajadores. Esta escasez obedecía a la
muerte de muchos indios por la epidemia, además de que otro buen
número "andaba fuera".* En el capítulo anterior se vio que entre
1738 y 1741 el gobernador de este pueblo cometió diversas
extorsiones, por lo que puede pensarse que las acciones de este
oficial alentaron la despoblación, además de que después de la
epidemia el pueblo quedó debiendo tributos. Las deserciones y los
conflictos locales fueron fenómenos que se presentaron con cierta
frecuencia después de la epidemia, como se verá en seguida.
Además del matlazahuatl de 1737, el pueblo de Temascalcingo
fue afectado en el siglo XVIII por otras graves epidemias, como la
de 1761-1763. Los documentos posteriores a estas dos crisis dieron
cuenta de un aumento en el número de "forasteros" en el pueblo. De
acuerdo con un pequeño padrón de 1769,,estos individuos estaban
conformados en su mayoría por labradores, mayordomos, tratantes,
panaderos, arrieros y peones. La existencia de estos "forasteros"
había generado diversos disturbios con los indios del pueblo. Estos
últimos se quejaban de que aquéllos se habían "introducido en sus
casas", además de despojarlos de unas tierras a la orilla del
río,*
56 "Informe del dueño del rancho de Ojo de Agua. Septiembre
1737. AGN, Tierras, v.2401, e.9, f.74.
7 "Autos y diligencias a pedimiento del gobernador común y
naturales del pueblo de Temascalcingo. 1769"; "Certificación de la
averiguación elaborada por José de Mendoza, teniente general de la
provincia de Ixtlahuaca. 27 abril 1769". AGN, Tierras, v.2859, e.6,
284
En relación con este conflicto, el alcalde mayor de Ixtlahuaca
presentó un informe más extenso y detallado. Según él, el problema
era que los indios del pueblo de Temascalcingo no pagaban tributos
ni demás obvenciones a la iglesia, pues en su mayoría se habían ido
a trabajar a las haciendas de Tierra Adentro, "unos llevando sus
familias y otros dejándolas solas manteniéndose allá muchos meses".
Los indios no contaban con tierras para pagar sus tributos, pues
las tenían arrendadas a diversos sujetos. Por tal motivo, el
alcalde mayor señalaba que
es recomendable que los indios siembren y cultiven sus
tierras que tendrían bastante para pagar sus tributos y
demás pensiones, sin verse precisados a salir a trabajar
fuera de su partido y congregación.**
El verdadero conflicto con los "vecinos foráneos" era que
éstos sembraban y "beneficiaban" las tierras de los indios. Según
el alcalde mayor, tal situación propiciaba que los indios
abandonaran los pueblos y no pagaran con "prontitud sus tributos y
demás pensiones". De igual manera, después de la epidemia de 1761
un ranchero se quejaba de la falta de indios, quienes se habían ido
a las "tlasquilas y siegas de las haciendas de Tierra Adentro". El
teniente de alcalde mayor ordenó que los indios se restituyeran al
pueblo, donde debían "reconocer los reales tributos y vivir como
ff.1-7v.
58 "Carta del alcalde mayor de Ixtlahuaca. 28 abril 1769". AGN,
Tierras, v.2859, e.6, ff.8-8v.
285
cristianos".*? Pero las migraciones hacia el Bajío también podían
ocurrir en cualquier otra situación. En 1729 un labrador del pueblo
desheredó a uno de sus hijos por irse a trabajar a unas haciendas
de Tierra Adentro, "desamparando las tierras de sus ancestros".*
La existencia de forasteros después de las crisis de 1737 y
1761 hace suponer que esta zona se fue poblando de gente de diverso
origen. Era evidente que el escenario de Temascalcingo ya había
cambiado, debido a la existencia de un sinnúmero de haciendas y
ranchos que empezaban a desplazar al pueblo y a ocupar muchas de
las tierras de los indios, quizá aquellas dejadas por las víctimas
de esas dos epidemias. Una prueba de ello pueden ser los conflictos
entre los propios hacendados/rancheros y los indios, así como la
información antes citada sobre abandonos, deserciones, evasión
fiscal y el arrendamiento de tierras a individuos ajenos al pueblo.
Temascalingo constituye un buen ejemplo del fenómeno que he
intentado analizar en este capítulo. Al igual que otros de la
jurisdicción de Metepec, este pueblo parece no haber ofrecido
buenas condiciones de vida y de trabajo, carencia por demás
evidente en una coyuntura de crisis, como la que se vivió entre
1737 y 1740. La epidemia agravó todavía más las condiciones de vida
de esos pueblos: se elevaron las deudas de tributos y obvenciones,
52 "Carta presentada por el procurador de indios del pueblo,
Antonio María Vidaurri. 9 abril 1761"; "Mandameinto del teniente de
infantería. 11 octubre 1761". AGN, Tierras, v.1867, e.2, ff.6-7.
$ "Testamento de Pablo Gordonicero, nativo del barrio de
Chenyuago, Temascalcingo. 6 agosto 1729". AGN, Tierras, v.2137,
e.8. ff.1-2v.
286
se abandonaron los cultivos, se perdieron tierras, aumentaron las
fugas y deserciones y se agudizaron los conflictos internos. Pero
después de algún tiempo muchos de los pueblos abandonados por la
epidemia y crisis se poblaron con vecinos o "forasteros" de otros
lugares. La existencia de estos foráneos, principalmente en
Amanalco, Malinalco y Temascalcingo, hace pensar en un proceso de
recomposición de pueblos despoblados por las epidemias de 1737 y
1761, fenómeno que requerirá de un análisis más detallado.
Como se ha visto, las haciendas fueron otro polo de atracción
para los huidos y migrantes del área de Metepec. No hay duda de que
para esos años las haciendas ya empezaban a cumplir muchas
funciones de los pueblos, aunque en el contexto de la epidemia y
crisis de 1739-1740 también fueron severamente afectadas, como se
verá a continuación.
3. Polos de atracción y expulsión: pueblos y haciendas que pierden
y ganan población
Al igual que en otras zonas del virreinato, las haciendas del
área de Metepec pudieron ofrecer una alternativa para escapar de
las cargas comunitarias de los pueblos.*' En un contexto de crisis,
6 En el área de Yucatán colonial la principal ventaja que
ofrecían las haciendas era la protección del hacendado. Ello no era
insignificante, pues podía servir de contrapeso a la autoridad de
los párrocos y de los oficiales de república, proporcionando más
libertad respecto de las cargas y obligaciones de la vida de los
pueblos. Aquellos que decidían mudarse a las haciendas cambiaban su
relación con las autoridades del pueblo por la del hacendado, quien
exigía mucho menos a cambio de protección (Farriss, La sociedad
maya, 327). En el siglo XVII en Ecuador la mayor parte de las
migraciones se dirigieron hacia la esfera española, como a
287
las haciendas fueron una opción laboral transitoria. Pero aunque
algunas haciendas atrajeron población de los pueblos, otras
perdieron trabajadores durante la epidemia y crisis. De cualquier
manera, este panorama complejo revela la importancia que ya tenían
las haciendas para los habitantes de los pueblos, que de manera
indirecta aparece en los casos analizados en el apartado anterior.
El escenario agrario del siglo XVIII estaba conformado por
pueblos, asentamientos de gañanes y haciendas con estrechas
relaciones de interdependencia. Las haciendas se proveían de
trabajadores residentes o temporales, provenientes de pueblos y de
otros asentamientos cercanos. Para los indios de los pueblos
trabajar o vivir en las haciendas podía significar un cambio de
status social, pues inmediatamente se convertían en mestizos,
laboríos, gañanes y peones.% Así, las migraciones hacia las
ciudades, obrajes y haciendas. Powers, Prendas
con pies, 16.
62 En el área de Tlaxcala un medio para abastecerse de
trabajadores era a través de los tlaquehuales o trabajadores
alquilados, que eran personas que se contrataban voluntariamente
para trabajar en las haciendas: era el personal extra que iba a
laborar por un tiempo determinado y con mayor sueldo que el
trabajador de pie o libre. Los tlaquehuales resultaron ser el medio
más eficaz para abastecer de mano de obra a los hacendados; además
era un medio tolerado y hasta favorecido por las autoridades
(González Sánchez, "La retención", 248-249).
$ A veces gañán y peón aparecen como sinónimos. En otros
casos, el primero se utiliza para designar a los trabajadores
temporales, mientras que el segundo se emplea para los trabajadores
residentes en las haciendas. Existen variaciones regionales para
denominar a los trabajadores temporales y permanentes. Sobre estas
definiciones, véase Brading, Haciendas, 22-23. En este capítulo
empleo el término gañán para designar al trabajador temporal no
especializado.
288
haciendas no sólo significaron un desplazamiento espacial, sino
también "social y cultural, en su más amplia expresión"
.**
En páginas anteriores se vio que los indios que escaparon
pretendían entre otras cosas liberarse del control de los pueblos.
Pero no fue tan fácil eludir las obligaciones comunitarias, pues
incluso en las haciendas debían pagar tributos, aunque la
diferencia era que el propio hacendado se hacía cargo de cubrir
estos compromisos. Un ejemplo es el de varios hacendados de
Huamantla y Chachotempa, en el área de Tlaxcala, que quedaron
debiendo tributos después de la epidemia. Así, era evidente que
las haciendas empezaron a cumplir la función de los pueblos,
cobrando directamente los tributos y reclamando para sí el control
legal de sus residentes.**
Después de las heladas de 1739 y 1740, varios hacendados del
área de Metepec denunciaron las huidas de diversos indios que,
64 García Martínez, Los pueblos, 262. Por su parte, Van Young
y Tutino señalan que las migraciones hacia las haciendas expresaban
un paulatino proceso de "secularización de la sociedad indígena:
los lazos con la comunidad se fueron debilitando y los pueblos
empezaron a ser sustituidos por las comunidades que surgieron
dentro de las haciendas". Van Young, La ciudad, 275-276; Tutino,
"Los españoles", 176-177.
5 Las haciendas y ranchos que adeudaban tributos eran el
rancho de San Diego, la hacienda de la Concepción Barrientos, la
hacienda de San Juan del Río de los Basilios, la hacienda de San
Martinito, el rancho San Antonio y la hacienda de Savala. "Carta
del juez comisario a la real hacienda del ramo de tributos,
relativo a la cobranza de tributos. 1743". BNAH, Serie Tlaxcala,
rollo núm. 9, exp.2367.
$6 García Martínez, "Los poblados", 331-370.
289
según ellos, pertenecían a las haciendas.%” Mientras que algunos
recurrieron a repartimientos y reducciones forzosas, otros elevaron
salarios o adelantaron jornales. Por ejemplo, un hacendado de
Zinacantepec, Franciso Arburu, se quejaba de que "no tenía quien
trabajase sus tierras, aun cuando había adelantado el jornal más de
lo acostumbrado". De igual manera, un hacendado de Ixtlahuaca
aumentó en un 50% los salarios para atraer trabajadores.'* Según
estos terratenientes, cada semana faltaban de tres a cuatro
familias en las haciendas.
Estas deserciones ocurrieron en otras haciendas de la
jurisdicción de Metepec, como la de Mextepec, en donde el mayordomo
buscó a "una cuadrilla de gañanes con sus mujeres e hijos". En otra
hacienda, llamada Sacangocita (sic), los gañanes habían escapado
adeudándole dinero al hacendado. El mayordomo buscó a estos gañanes
en los pueblos y encontró que muchos habían huido con sus familias.
En este caso se observa la colaboración de las autoridades del
pueblo de Metepec con el hacendado; sin duda, entre ambos había
intereses comunes. Los oficiales y alcaldes mayores ofrecieron
devolver a los indios los bienes embargados con tal de que
$7 Este fenómeno de falta de trabajadores gañanes a raíz de la
epidemia de 1736 ha sido descrito por Wood en su estudio sobre el
valle de Toluca. La autora da cuenta también de la deserción de
gañanes en la haciendas durante esta crisis, así como en las de
1739-1740 y 1761-1762. Véase Wood, "Corporate Adjustments", 243-
246.
$ "Testimonio de Francisco de Arburu, vecino de Zinacantepec,
labrador y dueño de tienda en esta cabecera. 3 agosto 1740";
"Testimonio de Manuel de la Escalera, español, vecino y labrador de
la villa de Ixtlahuaca. 14 julio 1740". AGN, Tributos, v.47, e.16,
ff .445-446; ff. 435-436v.
290
retornaran "y no se excusaran de trabajar y pagar los tributos".*?
Estas promesas de elevar salarios en las haciendas o bien
mejorar las condiciones de vida en los pueblos no siempre surtieron
efecto. En 1742 José Cano Cortés, dueño de dos haciendas en el
pueblo de Metepec, no contaba con gañanes, pues se habían
"dispersado en varios pueblos, haciendas y parajes". Estas
haciendas atravesaban por un mal momento financiero, pues estaban
en "subasta y venta". Posiblemente la epidemia agravó todavía más
esa condición, debido a las pérdidas productivas originadas por las
muertes. El problema con estos gañanes huidos era que el hacendado
debía pagar sus tributos y obvenciones parroquiales.””
Nueve gañanes pertenecientes a las haciendas de Cano Cortés
estaban trabajando en la hacienda de José Dayó, ubicada en el
pueblo de Temoaya. Los trabajadores de esa hacienda ya adeudaban
dinero al administrador, quien los había reclutado bajo la promesa
de que saldaría su deuda anterior. En el pueblo de San Lorenzo
también residían dos indios gañanes de Cano Cortés, quienes
confesaron que su padre, Francisco Salvador, había sido capitán de
dicha hacienda y por haber muerto en la epidemia "se
62 "Certificación del cura de la parroquia del valle de
Ixtlahuaca. 9 julio 1740"; "Testimonio de Marcelo Díaz, español,
labrador y mayordomo de la hacienda de Sacangocita. 12 agosto 1740;
"Visita y cuenta personal practicada por el alcalde mayor de
Metepec. 31 octubre 1740". AGN, Tributos, v.47, e.16, ff, 429-429v;
f.442; £.498.
70 "Demanda interpuesta por José Cano Cortés para que sean
restituidos sus gañanes a las haciendas de San José de Buenavista
y San Antonio. 1742". AGN" Tierras, v.2232, e.3, ff.34v-35.
291
desperdigaron".”*
Sin duda, la epidemia también marcó un cambio generacional en
la residencia y trabajo de ciertos grupos. Los descendientes de las
víctimas del matlazahuatl decidieron residir en otros pueblos y
haciendas, algunos regresaron y otros rompieron definitivamente con
el pasado y el terruño de sus progenitores. Finalmente los gañanes
retornaron a las haciendas de Cano Cortés, a instancias de la real
audiencia y del gobernador del pueblo de Temoaya.”?
La escasez de trabajadores fue evidente en otras zonas del
área central. Ya hice referencia al caso de las haciendas del valle
de México, en donde la escasez de mano de obra obligó a recurrir a
repartimientos y servicios personales.”? El área de Tlaxcala
también resintió de falta de mano de obra, hasta el grado de que se
prohibió que los tlaquehuales o trabajadores temporales asistieran
a celebraciones religiosas para evitar que "descuidaran sus
1 "Declaración de los gañanes avencindados en la hacienda de
José Dayo. Testimonio firmado en el pueblo de Metepec el 11 de
octubre de 1742". AGN, Tierras, v.2232, e. 3, ff.36-37v.
7 "Notificación a Cayetano del Castillo, gobernador de los
naturales del pueblo de Temoaya. 1742". AGN, Tierras, v.2232, e.3,
f.37v.
7 En San Mateo Ixtlahuacán, Texcoco, el gobernador forzó a
varios indios a trabajar en varias haciendas ("Los naturales del
pueblo de San Mateo Ixtlahuacán contra los repartimientos forzosos
durante la epidemia. 1739". AGN, Indios, v.55, e.304, f£.282v). En
relación con Ixtlahuacán, en el censo y descripción de Villaseñor
de 1743 se menciona que su comercio "era tan corto, que sólo se
reduce a siembras de maíz y frijol", así como a los repartimientos
de trabajadores a las "haciendas de labor inmediatas". En ese año
en el pueblo radicaban 114 familias de indios, mientras que en un
pueblo sujeto cercano, San Felipe Zacatepec, vivían 56 familias de
indios y 46 de españoles. "Relación Geográfica de la jurisdicción
de Texcoco" en Relaciones Geográficas, 11:462; Villaseñor, Theatro
americano, 1:158-159.
292
labores".”* Sobre esta falta de trabajadores, hay evidencias
también de tres haciendas que no contaban con operarios debido a
que éstos habían muerto o huído. Al respecto, cinco indios
principales del pueblo de San Salvador El Seco se quejaban de que
el arrendatario de una hacienda pretendía "tenerlos por fuerza como
gañanes". Aunque desde "inmemorial tiempo" habían trabajado en
dicha hacienda, nunca se habían reconocido como gañanes.”*
El estudio de Martin sobre Morelos muestra un panorama
diferente al del área de Toluca. Según esta estudiosa, los
inmigrantes preferían avencindarse en los pueblos más que buscar
lugar en los ingenios azucareros. Esta preferencia obedecía a las
duras condiciones de trabajo en las ingenios, así como a la
destreza que se requería para laborar en esas empresas. Por
ejemplo, en 1739 el propietario de una hacienda de Chinconcoac
manifestaba su desilusión por pretender reclutar y mantener un buen
número de trabajadores en su propiedad.”*
74 Mediante un decreto se prohibió que los trabajadores de las
haciendas asistieran a las fiestas de la virgen de la Asunción de
los Cielos. En caso de incumplimiento, los trabajadores serían
encarcelados un mes y recibirían 25 azotes los "que salieren de las
haciendas". Esta orden debía notificarse a los hacendados para que
no dejaran salir a sus operarios, encerrándolos si era necesario.
"Auto firmado por la real audiencia, en el que debido a la escasez
y penuria de maíz, sean transferidos las fiestas anuales de la
virgen de Nuestra Señora de la Asunción. 8 julio 1739". BNAH, Serie
Tlaxcala, rollo núm. 8. Este documento aparece publicado en
González Sánchez, Los trabajadores, 75-76.
715 Las haciendas que padecieron falta de trabajadores fueron
Jilotepec, Buenaventuras y San Diego. "Varios gañanes de la
hacienda de Jilotepec piden no se les dé dinero por ella para
servirla por fuerza. 1740". BNAH, Serie Tlaxcala, rollo núm.9,
exp.359.
716 Martin, Rural Society, 78.
293
Aunque en algunos casos las haciendas podían ofrecer cierta
protección a sus trabajadores, esta seguridad no significó su
retención o inmovilidad.”? Como se ha visto, los trabajadores se
movieron libremente de una hacienda a otra sin importar las deudas
contraídas e incluso haciendo caso omiso de las amenazas de
hacendados, gobernadores y alcaldes mayores.”? Las deudas en vez
de revelar un sistema opresivo reflejaron el poder de negociación
de los trabajadores.”? En el caso del matlazahuatl y crisis de
1739-1740, surge la pregunta en torno a cuáles de estas haciendas
ofrecieron mejores condiciones de trabajo, favoreciendo la
permanencia y establecimiento definitivo de trabajadores. Las
evidencias disponibles apuntan a que las haciendas sólo
representaron una opción laboral provisional. Durante estos años
hubo una constante fluctuación de trabajadores, pues los indios
iban a determinadas haciendas para luego regresar o bien se
7 Esta protección y seguridad eran evidentes en varias
haciendas de los valles de México y Toluca. Véase Wood, "La
evolución", 134; Tutino, "Los españoles"; 180-181; Gibson, Los
aztecas, 253, 256-266.
7% Nickel muestra que en las haciendas de Puebla y Tlaxcala el
sistema de peonaje no garantizaba la permanencia de sus
trabajadores (Nickel, Relaciones, 85). Las haciendas podían
necesitar o prescindir de una fuerza de trabajo estable. En Oaxaca,
la mayor parte de las haciendas dependía más del trabajo temporal
de los pueblos cercanos que de los peones. Las haciendas ganaderas
de Santa Lucía no requirieron de una fuerza de trabajo estable.
Existía una importante fluctuación en el número de trabajadores
dadas las distintas fases de producción. Esta fluctuación fue por
demás evidente en los años subsiguientes a la epidemia, pues entre
1739 y 1741 en el rancho de Negra fueron despedidos 20 personas y
diez nuevos se contrataron. De los 66 sirvientes registrados en
1741-1742, solamente 21 seguían en el rancho Negra en 1749-1750
(Taylor, "Haciendas", 80, 92-93; Konrad, Una hacienda, 265-266).
12 Tutino, "Los españoles", 180-181.
294
contrataban en otras haciendas y ranchos.
Los motivos por los que la gente optó por tal o cual hacienda
no están del todo claros. Así, cabe preguntarse ¿cuáles de estas
haciendas brindaron condiciones laborales atractivas y se
constituyeron en polos de atracción? La respuesta a esta pregunta
quizá pueda encontrarse en el seguimiento cronológico de cada
hacienda, con el objeto de conocer su situación financiera y
demográfica en los años anteriores y posteriores a la crisis. Para
esta tesis sólo encontré el caso de una hacienda, ubicada en
Santiago Tianguistengo, que en dos momentos de crisis atrajo
población del pueblo de Tepexoyuca. Se trata de la hacienda de
Texcaltengo, que durante las epidemias de 1737 y 1761 recibió a una
familia de ese pueblo, que lo abandonó dejando tierras y bienes. El
jefe de familia y el primogénito emigraron entre 1737 y 1740,
mientras que los descendientes huyeron a esa misma hacienda en
1761. El problema fue que un ranchero se apropió de las tierras
dejadas por esa familia.?”
Los libros de administración e inventarios de las haciendas
pueden brindar información sobre sus actividades productivas y las
estrategias de los hacendados durante momentos de baja producción
provocados por migraciones y muertes.* En las páginas anteriores
$0 "Diligencias practicadas en virtud del Superior Decreto del
virrey a pedimento de Pascual Juan y Nicolás Manuel Martínez,
contra Petrona Josefa sobre tierras, todos indios naturales del
pueblo de Santa María Tepexoyuca. 1776". AGN, Tierras, v.2538. e.3,
ff.1-4v.
$l Al respecto, se dispone del inventario de algunas haciendas
y ranchos de Atlacomulco. Se cuenta con el testamento y avalúo del
rancho de San Isidro, las haciendas de Santo Domingo Xomexe y San
295
he intentado acercarme a este tema, haciendo referencia a las
medidas tomadas por algunos hacendados para atraer población
durante la epidemia y crisis de 1739-1740. Tales medidas confirman
el señalamiento de Assadourian, en el sentido de que en momentos de
crisis los hacendados intentaron retener la mano de obra. Al
respecto, este estudioso señala que, aunque algunos hacendados
despidieron gañanes, muchos otros intentaron mantener a sus
trabajadores, reforzando el sistema de gañanería y "ampliando el
contingente de hombres y mujeres que buscaban en la hacienda un
amparo contra el hambre" .??
Los casos que he presentado dan una imagen muy alejada de
aquella visión de que en periodos de crisis y epidemias los
hacendados expulsaban población para ahorrar costos.?*? Al igual que
Felipe de las Papas, propiedades de doña Leonor de los Ángeles y
Villegas. El testamento y avalúo corresponden al periodo posterior
a la epidemia de 1737. Este documento muestra que la situación
económica de estas propiedades era estable. En ningún momento de la
crisis se "habían malogrado las cosechas, pues mientras las demás
haciendas perdían, éstas solas ganaban". "Reconocimiento e
inventario de la hacienda de Santo Domingo Xomexe. 27 noviembre
1743". AGN, Tierras, v.2231, e.1, ££.77v-83.
82 Assadourian sugiere investigar la lógica que imperaba en los
hacendados en momentos de crisis, como el resguardo o no de sus
trabajadores fijos y estacionales, almacenamiento de productos en
sus trojes para autoconsumo o venta en el mercado aprovechando el
lucro inmediato. Assadourian, "Estructuras económicas", X:71.
8% Al respecto, Tutino menciona que la relación laboral entre
haciendas y trabajadores podía alterarse por epidemias y desastres.
Según este autor, cuando una epidemia atacaba a gran parte de la
población indígena, las haciendas encontraban pocos trabajadores;
y a la inversa, una sequía o helada provocaba escasez de maíz y
hambrunas, por lo que los trabajadores tenían mayores dificultades
para sobrevivir debido a que la oferta laboral en las haciendas
aumentaba y había que recorrer mayores distancias en busca de
trabajo (Tutino, "Las relaciones", 184). En esta tesis presenté un
escenario diferente, ya que en Tlaxcala y Toluca la epidemia y las
296
las autoridades de los pueblos, entre 1737 y 1740 los hacendados
requirieron más que nunca contar con una población estable. Sin
embargo, el estado de la investigación hasta el momento no permite
asegurar hasta qué punto el sistema de deudas para retener a los
trabajadores se vio reforzado durante estos años de crisis.?*' sólo
se dispone de un caso, pero para el área de Orizaba en donde tres
gañanes demandaron al dueño de una hacienda porque los obligaba a
trabajar para cubrir sus deudas. A raíz de la epidemia, estos
gañanes abandonaron la hacienda para "curarse en sus ranchos". Una
vez extinguida la enfermedad, los gañanes regresaron a la hacienda
y según ellos "no encontraron lugar en ella", por lo que decidieron
recurrir a otras haciendas. Esta situación disgustó al hacendado y
en represalia apresó a las mujeres de los gañanes para obligarlos
a regresar. Los gañanes debían cuatro meses de salario al
hacendado. Esta huída también había afectado la recaudación de
tributos, pues junto con los tres gañanes se fueron 20 más.?**
heladas provocaron por igual falta de trabajadores.
$* Una real cédula del 4 de junio de 1687 indicaba que los
trabajadores no podían ser obligados a laborar en las haciendas,
sino que debían trabajar de manera voluntaria. Al establecerse el
alquiler voluntario, no debía existir más que una clase de
trabajadores, o sea los trabajadores libres "de pie", que gozarían
de libertad para elegir el lugar donde deseaban trabajar. Sin
embargo, existían antecedentes legislativos en Cuanto a la
retención de los trabajadores por deudas, como una orden de 1641.
En el área de Tlaxcala prevalecía también un grupo de trabajadores
deudores o "calpaneros", que eran retenidos para que pagaran con su
trabajo los préstamos recibidos. Sánchez González, "La retención",
247-248.
85 Este pleito sacó a la luz un viejo decreto real del 4 de
junio de 1687, que estipulaba que las deudas contraídas por los
gañanes no debían heredarse a la familia. También se citó una
ordenanza de 1711 del virrey Duque de Alburquerque, en la que se
297
Como se intentó mostrar, las haciendas no sólo representaron
una opción laboral, sino que empezaron a cumplir funciones de los
propios pueblos. Es ilustrativo el caso de los hacendados que
reclamaron derechos de propiedad sobre los gañanes, así como de
aquellos que estaban obligados a pagar los tributos de sus
trabajadores. Aunque era difícil escapar de ciertas obligaciones
fiscales durante la epidemia y la crisis, los indios prefirieron
residir en las haciendas que padecer los azotes y abusos de
gobernadores, alcaldes mayores y curas. Además las haciendas no
establecían ningún lazo corporativo con sus trabajadores, por lo
que éstos de manera libre podían abandonarlas en cualquier momento,
tal como ocurrió entre 1737 y 1740.
señalaba que para atraer trabajadores eventuales no debía
recurrirse a pagos por anticipado. El salario sólo debía pagarse al
mes de iniciado el contrato. "Carta del gobernador de la cabecera
de Orizaba, Manuel López, remitida a la real audiencia. Mayo 1744".
AGN, Indios, v.68, e.44, ff.79-80v.
298
CONCLUSIONES
A lo largo de esta tesis se ha estudiado el matlazahuatl de
1736-1739 con el propósito no sólo de aportar un acercamiento más
al análisis de esta terrible epidemia, sino también con el fin de
contribuir al conocimiento de un periodo muy poco explorado por la
historiografía sobre la Nueva España, es decir, la primera mitad
del siglo XVIII. Hasta ahora esta epidemia ha sido analizada
principalmente por la demografía histórica y la historia médica.
Estos trabajos se han centrado en el impacto demográfico sufrido en
varias regiones y localidades, así como en la etiología y
sintomatología:de la enfermedad.
El enfoque de esta tesis puede definirse como general, en
cuanto a que estudia buena parte de la Nueva España, y cualitativo,
en vista de su clara preferencia por la descripción de procesos,
más que por la cuantificación de índices demográficos. Tal enfoque
permitió ahondar en fenómenos que hasta ahora no habían sido
vinculados con la epidemia. Lo anterior fue posible gracias a la
búsqueda y problematización de material de diversa índole,
relacionado con problemas tales como el abasto a las ciudades,
demandas contra autoridades locales, litigios y solicitudes de
exención de tributos, documentos que aluden de manera directa o
indirecta a la epidemia. Así, el fenómeno demográfico empezó a
tomar otro sentido. La búsqueda de indicios sobre la presencia de
la enfermedad en más de ochenta parroquias fue arrojando luz sobre
su propagación en forma tal que daba cuenta también de la
299
configuración regional del virreinato. Por todo el anterior, la
tesis acabó siendo una propuesta distinta al análisis usual del
impacto de la epidemia.
Además, el estudio del matlazahuatl también resultó útil para
definir un periodo particular, tomando en cuenta que para
caracterizar una época se deben precisar aquellos cambios o rasgos
que la distinguen de otros momentos. Las implicaciones demográficas
de esta epidemia marcaron esas diferencias y especificidades,
aspecto que trataré de exponer a lo largo de estas conclusiones.
Este trabajo es la historia de una coyuntura, es decir, de la
situación que prevaleció en el ámbito urbano y rural durante y
después del matlazahuatl. De manera particular, se centra en la
situación local y regional de la Nueva España durante las décadas
de los treinta y cuarenta del siglo XVIII, justamente veinte años
antes de la tan estudiada implantación de las Reformas Borbónicas.
¿Qué balance puede extraerse del estudio de esta epidemia? O bien
¿cómo se puede seguir el impacto del matlazahuatl en fenómenos de
corta y larga duración? En cada uno de los capítulos analicé
aspectos relacionados con la epidemia, como su origen, etiología,
propagación, muertes, crisis agrícolas, crisis fiscal en los
pueblos, abandonos y migraciones. Todos estos fenómenos tuvieron
diversas implicaciones een la sociedad novohispana y su
consideración cuidadosa permitió profundizar en la coyuntura
mencionada y al mismo tiempo vincular las secuelas de la epidemia
con procesos de más larga duración.
En la tesis el impacto demográfico del matlazahuatl no sólo se
300
estudió con base en cifras. Aunque en el trabajo contraje una deuda
con la demografía, el enfoque más bien cualitativo llevó a reparar
en problemas que difícilmente hubieran sido perceptibles en un
análisis demográfico, que casi por fuerza es de alcance local. Uno
de esos problemas es el del impacto diferencial de la epidemia en
la geografía de la Nueva España. El matlazahuatl provocó muertes en
general, pero tales decesos tuvieron consecuencias diferentes en el
Norte, Occidente, Bajío y Centro. Como se vio, en las primeras tres
zonas la epidemia tan sólo parece haber significado un freno
temporal al crecimiento de la población, mientras que en el área
central inauguró una prolongada etapa de estancamiento.
Seguramente este impacto diferencial respondió al distinto
desarrollo económico de esas cuatro grandes áreas: entre 1690 y
1750 el Occidente, el Bajío y el Norte experimentaron un rápido
crecimiento económico y demográfico, mientras que en ese mismo
periodo el Centro asistió a un crecimiento gradual de la población
y después de la epidemia padeció un estancamiento prolongado. Sin
embargo, en la tesis no sólo discutí este efecto diferencial, sino
también hice énfasis en que el paso de la epidemia por estas áreas
fue diferente. En el Norte, Bajío y Occidente el contagio y
transmisión de la enfermedad fueron más rápidos que en el Centro.
En el caso del Bajío, en tan sólo dos meses la región se encontraba
bajo los estragos de la enfermedad, mientras que en las principales
poblaciones del Centro (valle y ciudad de México, Toluca,
Cuernavaca, Puebla, Tlaxcala) la propagación llevó cerca de siete
meses. Sin duda, este patrón de propagación diferencial obedece al
301
debilitamiento de la epidemia en el invierno, lo que tal vez
explica la lentitud del avance en el Centro, y a su aceleración
durante la primavera y el verano, cuando se expandió a las otras
áreas. En ese sentido, este patrón distinguible en el Centro, Bajío
y Norte podría reforzar el planteamiento de Malvido acerca de que
el matlazahuatl tuvo una incidencia epidemiológica similar a la de
la peste.
Esta tesis no buscó responder de manera contudente qué fue el
matlazahuatl1. Pero el enfoque del trabajo y el tratamiento
cartográfico de su propagación sí permitieron identificar su
incidencia epidemiológica por zonas y condiciones climáticas
locales. Sin embargo, aún falta profundizar más en las vías de
transmisión de la enfermedad. En el Centro, debido a la
concentración y hacinamiento en algunas ciudades, quizá las ratas
enfermas fueron el agente principal de contagio, mientras que en el
Norte y Bajío el vehículo de transmisión pudo haber sido otro. Al
respecto, se requieren más estudios sobre las posibles formas de
diseminación de este mal. Por lo pronto, puedo concluir que en el
comercio, quizá de lana o de otro tipo de mercaderías, se
encontraba la principal vía de transmisión de la enfermedad. Pero
lo más importante es que al problematizar las formas y ritmos de la
propagación de la epidemia se hicieron evidentes algunos rasgos de
la configuración regional de la Nueva España. En este sentido
destaca la expansión hacia el Septentrión, una zona que desde
302
entonces constituía una Vertiente de expansión del Centro.?
Esta tesis abre un conjunto de interrogantes que sólo podrán
desahogarse por medio de estudios demográficos regionales y
locales. Lo anterior es paradójico, porque en general este trabajo
se alejó del minucioso análisis local. Sin embargo, existen
cuestiones de índole regional que en la tesis intenté exponer; el
lector ya juzgará si su tratamiento fue profundo o superficial. De
cualquier modo, existe un asunto que debe discutirse ampliamente en
estas conclusiones. Me refiero al planteamiento general del trabajo
acerca de que en el Centro el matlazahuatl frenó la gradual
recuperación demográfica. Este problema es central, pues está
relacionado precisamente con la evaluación que deba hacerse en
torno a las implicaciones a largo plazo de esta epidemia.
La población del área central demoró “varios años en
recuperarse después de la epidemia. Los análisis estadísticos de
las parroquias del área poblano-tlaxcalteca proporcionan índices o
tasas negativas de crecimiento después del matlazahuatl; tal
decrecimiento se prolongó durante el resto del siglo. Así, esas
cifras sirven para dar respaldo a la conclusión en torno al
1 Es importante hacer un señalamiento con respecto al impacto
de la epidemia en el Norte. Las estimaciones disponibles revelan
que la epidemia no causó tantos muertos como en el área central.
Sin embargo, hay que advertir que mis cálculos provienen de un
rápido conteo, por lo que es necesario hacer estudios demográficos
de larga duración para evaluar con mayor precisión el impacto de
esta enfermedad. De estos análisis seguramente se desprenderán
evidencias que bien podrían llevar a corregir la noción que se
tiene ahora acerca de que este tipo de epidemias se manifestó con
mayor crudeza a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, como lo
señala Swann. En un estudio demográfico reciente se menciona el
severo impacto de esta epidemia en la parroquia de Santa María del
Río, San Luis Potosí. Ferrer, "Poblamiento indígena".
303
estancamiento de la población a partir de 1737, en contraste con el
gradual crecimiento demográfico iniciado a fines del siglo XVII.
Ahora conviene interrogarse, a nivel cualitativo, cómo se
puede apreciar el efecto de esta epidemia en la población. Un
efecto inmediato de las muertes fue el desabasto de alimentos en
los centros urbanos del virreinato. Las muertes provocaron una
disminución, y en algunos casos la suspensión, de las actividades
agrícolas, lo que se tradujo en pérdidas de cosechas, carestía y
escasez en las ciudades entre 1737 y 1742. En los estudios
disponibles se había reconocido la gravedad de la crisis agrícola
de 1740-1742, pero sin relacionarla directamente con la epidemia.?
En la tesis esta relación es ineludible, pues diversos centros
urbanos del área central e incluso del Bajío, Occidente y Sur
padecieron carestía y desabasto a consecuencia de las muertes
ocurridas en las principales áreas agrícolas del virreinato. El
análisis de este fenómeno permitió conocer la estructura del abasto
de alimentos en los centros urbanos del Centro, en el cual se
muestra la importancia de la región del Bajío.
Otra implicación directa de las muertes fue la caída en las
captaciones comunitarias de los pueblos, principalmente en la
recaudación de tributos. Esta crisis fiscal, que se prolongó
durante la década de los cuarenta, puede ser otro indicio del
estancamiento económico-demográfico. Aunque otros autores ya se
habían referido al estado crítico de la captación de tributos en
2 Para Florescano la crisis de 1740-1742 no estaba relacionada
con ningún evento demográfico. Florescano, Precios del maíz, 85-87.
304
los pueblos, en este trabajo se intentó relacionar la epidemia con
la baja en la recaudación tributaria y entender en estos términos
los esfuerzos del gobierno superior para intervenir de manera más
directa en el control fiscal de los pueblos. Relacionar la secuela
de la epidemia con la crisis fiscal configura un problema de
investigación que merece un análisis detallado que llene este vacío
importante en la historiografía del siglo XVIII.
La baja en la recaudación fiscal tuvo implicaciones a corto y
largo plazo en los pueblos del área central. El pago de tributos no
fue la única carga para los pueblos, sino también el pago de
servicios a la iglesia, rubro que muestra disminuciones similares.
Las autoridades locales se esmeraron por compensar esta disminución
mediante el cobro de derramas, cuotas extras y alteraciones de
matrículas. Además de todo ello, los pueblos fueron afectados con
otras exigencias, como los repartimientos y reclutamiento de
trabajadores para aminorar la falta de mano de obra a consecuencia
de las muertes. Estos problemas no eran nuevos para los pueblos,
pues las crisis demográficas se presentaban con cierta
periodicidad, provocando fenómenos similares a los que se vivieron
entre 1737 y 1742. Pero en el caso del matlazahuatl se sumaron
fenómenos adicionales, tales como las pérdidas de cosechas entre
1739 y 1740 por heladas que afectaron al área de Puebla-Tlaxcala y
el valle de Toluca. Además, esta epidemia ocurrió en un periodo en
el que los pueblos del área central atravesaban por situaciones muy
críticas, originadas entre otros fenómenos por la gradual
recuperación demográfica aludida atrás.
305
Entre los fenómenos que parecen haber acelerado el
matlazahuatl se encuentra el despojo agrario, es decir, las
pérdidas de tierras de los pueblos, proceso que venía ocurriendo
desde el siglo anterior. En la tesis no se analizó a profundidad
este aspecto, aunque sí se apuntan algunos acontecimientos que
permiten mostrar la contribución específica de la epidemia al
reforzamiento de este fenómeno de largo plazo. Hasta el momento
puede proponerse lo siguiente: algunos indios y pueblos perdieron
tierras a consecuencia de la mortandad; grandes superficies
intestadas y vacantes pasaron a manos de autoridades locales y de
pequeños y grandes propietarios agrícolas. Como parte de esta misma
perspectiva, puedo suponer que el matlazahuatl de 1737 fue
conformando el escenario de fines del siglo XVIII, caracterizado
por agravamiento del despojo de tierras, desarraigo de los
habitantes de los pueblos y deterioro de las condiciones de vida de
la población rural.
Hay otro aspecto que debe discutirse en relación con el
matlazahuatl de 1737 y la situación de las tierras. En el área
central parece haber ocurrido un fenómeno contrario al señalado por
MacLeod con respecto al área de Guadalajara, en donde la epidemia
no coincidió con un periodo de presión demográfica sobre los
recursos, hecho que atenuó la magnitud del ¡impacto de la
enfermedad. En contraste, según Ouweneel, en el Centro había mayor
presión sobre la tierras al momento de ocurrir el matlazahuatl.
Esta situación se manifestaba en una lucha por la disponibilidad de
alimentos, misma que se veía agudizada cuando ocurría una mala
306
cosecha que elevaba los precios de los granos generando hambre e
inanición.?
Como se vio en el capítulo I, desde mediados del siglo XVII la
población indígena del área central empezó a recuperarse y a
demandar más tierras, lo que coincidió con una tendencia similar de
parte de las haciendas. La legislación agraria y la dotación de
tierras de fines del siglo XVII y principios del siglo XVIII se
explican en gran medida por estas tendencias en torno al dominio de
los recursos. La epidemia mató a muchos ¡indios y empeoró
dramáticamente la de por sí escasa disponibilidad de tierras y
recursos para este grupo. Un ejemplo de este fenómeno se encuentra
en los testimonios del área de Toluca y Tlaxcala que mencionan que
los pueblos "no contaban con tierras y bienes para mantenerse, más
que su trabajo personal".
Este despojo agrario se tradujo en un deterioro de las
condiciones de vida y en un desarraigo mayor entre los habitantes
de los pueblos. En la tesis este aspecto fue estudiado con cierto
detalle en el área del valle de Toluca. Fue de gran utilidad
modificar el carácter general del trabajo para hacer un seguimiento
cronólogico de algunos pueblos del área de Metepec y del
corregimiento de Toluca. En el contexto de la epidemia, pero sobre
todo a raíz de las heladas de 1739-1740, los pueblos parecen haber
ofrecido muy pocas oportunidades de vida y de trabajo a sus
habitantes. Al menos para el área de Toluca, vivir en un pueblo
3 En el Centro se incluían las grandes ciudades de México y
Puebla de los Angeles. Sobre una caracterización de esa zona, véase
Ouweneel, Shadows, 19, 62-67.
307
significaba mayores presiones y sujeciones. Frente a estas cargas
comunitarias la solución parece haber sido el abandono y la
migración.
Los pueblos del valle de Toluca no sólo perdieron población
por las muertes, sino también por estas huídas, estampidas
colectivas y migraciones. En el fondo, estos desplazamientos
significaron un debilitamiento de la pertenencia a la corporación.
Huir implicó liberarse de la tutela del gobernador, alcalde mayor
y Cura, así como escapar del pago de cargas y obligaciones
comunitarias. En suma, el escenario descrito en estos años de la
epidemia y crisis de 1739-1740 fue el de una intensa circulación de
pobladores rurales que, de manera tendencial, debilitaron la
estructura de los pueblos y acaso contribuyeron a formar una masa
de trabajadores que se movían de un lado a otro, buscando mejores
condiciones laborales. Los huidos dejaron de ser indios en sentido
estricto, pues se convirtieron en trabajadores libres, en gañanes
o peones. Quizá la mejor enseñanza que deja el estudio de esta
epidemia es que tal fenómeno no hizo más que acelerar un proceso
general de descomposición de los pueblos y de reforzamiento de las
haciendas, como centros de poblamiento y unidades productivas.
Sin embargo, este conjunto de fenómenos relacionados con el
debilitamiento de los pueblos debe confrontarse con otros hechos
que hacen mucho más complejo el problema. Tal debilitamiento era un
proceso que conocía retrocesos. Entre los huidos del área de Toluca
en estos años de crisis se perdió el sentido de adscripción a una
colectividad. La epidemia acabó con toda una generación, con
308
hombres y mujeres adultos. Quizá algunos referentes al pasado y de
pertenencia al pueblo se diluyeron con esa generación, aunque ese
creciente desarraigo de los pueblos persistía desde tiempo atrás.
Pero las nuevas generaciones, los sobrevivientes que retornaron
después de un tiempo y hasta los recién llegados o "advenedizos",
renovaron su relación y derecho de pertenencia al pueblo, quizá en
un sentido más individual que colectivo. Algunos herederos de la
generación de la epidemia reclamaron derechos de propiedad de
bienes vacantes e intestados, argumentando que ellos, sus padres o
ancestros habían vivido en los pueblos antes de la "gran peste". De
este modo podían dar seguimiento legal a sus demandas; quizá por
ello se pueda percibir una suerte de recomposición de los pueblos
varias décadas más tarde. De ese modo, si en un momento hay
testimonios de debilitamiento, en otro los hay de revitalización.
Como parte de esta compleja trayectoria de los pueblos, los
gobernadores indígenas del siglo XVIII tuvieron un papel central,
lo que Ouweneel ha analizado en torno a la figura del gobernador.*
Este funcionario utilizó el emblema del pueblo como medio para
adquirir bienes para su linaje y entre los tributarios distribuyó
tierras, que a fines del siglo XVIII eran consideradas como las
tierras de común repartimiento. Según este autor, ante una
creciente demanda de tierras la figura del gobernador se renovó y
fortaleció. Tal fortalecimiento puede percibirse desde el tiempo de
la epidemia. Como se vio en el capítulo V, muchos gobernadores
vendieron, compraron y arrendaron tierras; algunos de ellos en bien
* Ouweneel, Shadows, 242-245.
309
del pueblo y otros en beneficio propio.
Veinte años después de la epidemia varios pueblos del valle de
Toluca ya se habían repoblado. Los recién emigrados seguían
manteniendo una relación estrecha con las haciendas, lo que se
manifestaba en la prestación de servicios y también en una lucha
constante por asegurar la disponibilidad de tierras y demás
recursos. La documentación del siglo XVIII está plagada de este
tipo de conflictos. Los nuevos habitantes renovaron su adscripción
a los pueblos, aunque en un sentido diferente, como parece
sugerirlo la demanda de tierras en parcelas individuales. En otro
sentido, algunos. pueblos deshabitados en 1737 crecieron y
demandaron ser considerados como entidades políticas, como ocurrió
en San Jerónimo Amanalco que fue abandonado por la epidemia y tres
décadas después se erigió en parroquia para independizarse de la
cabecera. Entre los vecinos de Amanalco parece no haber quedado
ningún recuerdo de la epidemia, aunque sí entre aquellos individuos
de otros pueblos que con los años reclamaron su derecho de
propiedad de las tierras perdidas, enajenadas y arrendadas en los
tiempos del matlazahuatl.
Al matlazahuatl de 1736 se sucedieron otras epidemias y crisis
que configuraron un escenario sumamente adverso para la población
novohispana, en especial para los habitantes de los pueblos. Por
algunos indicios disponibles puede pensarse que muchos de los
acontecimientos relacionados con esta epidemia se repitieron en
mayor o menor medida, y quizá bajo modalidades distintas, en 1749-
1750, 1761-1762 y por supuesto en 1785-1786. Lo importante es que
310
el estudio del siglo XVIII puede organizarse con base en el
eslabonamiento de estos fenómenos sociales que, como se ha
intentado mostrar en este trabajo, distaban de ser meras
"repercusiones de la epidemia".
311
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