Analisis de La Obra El Paraiso en La Otra Esquina 01
Analisis de La Obra El Paraiso en La Otra Esquina 01
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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN CRISTÓBAL DE HUAMANGA
ESTUDIANTES:
AYACUCHO-PERÚ 12/10/22
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DEDICATORIA:
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PRESENTACIÓN:
En este trabajo, presentaremos el análisis de la obra literario “el paraíso en la otra esquina”,
escrita por el sr. Mario Vargas llosa, donde apreciamos nuestro análisis critica de la obra, con
el objetivo de dar a entender de forma clara y detallada los aspectos importantes, utilizando
estrategias de comprensión, logrando obtener un análisis entendible, para todo aquel que lo
pueda leer, así mismo dándoles a entender los sucesos vividos por Flora Tristán y Paul
Gauguin.
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ÍNDICE
DEDICATORIA: ......................................................................................................................... 3
PRESENTACIÓN: ....................................................................................................................... 4
CAPITULO VII. NOTICIAS DEL PERÚ ROANNE Y SAINT-ÉTIENNE, JUNIO DE 1844 ................ 25
CAPITULO XVI. LA CASA DEL PLACER ATUONA (HIVA DA), JULIO DE 1902 ......................... 41
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CAPITULO XVIII. EL VICIO TARDÍO ATUONA, DICIEMBRE DE 1902 ...................................... 43
CAPITULO XX. EL HECHICERO DE HIVA OA ATUONA, HIVA DA, MARZO DE 1903 ............... 45
CAPITULO XXII. CABALLOS ROSADOS ATUONA, HIVA DA, MAYO DE 1903 ......................... 50
8. ANEXO................................................................................................................................ 55
9. BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................................... 56
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1. ESTRUCTURA INTERNA DEL TRABAJO
Mario Vargas Llosa nació en 1936 en Arequipa, Perú. Sus padres se separaron y fue criado
principalmente por sus abuelos y pasó los primeros años de su vida en Cochabamba, Bolivia.
En 1945, sus padres volvieron juntos y Mario se mudó a Piura (norte del Perú) y luego a Lima.
No se llevaba bien con su padre, ese hombre que los había abandonado y que había vuelto, y
que consideraba que “Marito” tenía que convertirse en un hombre. Así, su padre lo mandó a
la escuela militar entre 1950 y 1952, lo que fue una experiencia terrible para Mario, de la cual
habló en su primera novela La ciudad y los perros. En 1953 ingresó en la Universidad Nacional
de San Marcos en Lima a estudiar Letras y Derecho, y luego obtuvo una beca para estudiar
en Madrid donde se mudó en 1959 y donde obtuvo el grado de Doctor en Filosofía y Letras.
Un año después se mudó a París. En 1964, regresó a Perú. Vivió varios años en Europa, luego
en Perú otra vez hasta 1993, cuando obtuvo la nacionalidad española y regresó a Europa.
Radica desde entonces en España la mayor parte del tiempo.
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Capitulo XI: Arequipa Marsella, julio de 1844
Capitulo XVI: La casa del Placer Atuona (Hiva Da), julio de 1902
El propósito de este artículo es analizar El Paraíso en la Otra Esquina (2003) a partir del
conflicto entre los conceptos de 'novela' y 'narrativa', parte esencial del relato poético de
Mario Vargas Llosa. Estos conceptos sirven como ejes que caracterizan a la pareja principal,
Flora Tristan y Paul Gauguin. Las importantes trayectorias de estos personajes están
separadas por unos pocos años, pero sobre todo los objetivos se presentan como una
dicotomía, por lo que la novela y la narración se contraponen en el marco de la teoría del
cuerpo. Una suerte de novela fusionada. de Flora Tristán y Paul Gauguin. Además de los
personajes de El Paraíso en la Otra Esquina, ciertos rasgos de Roger Casement, el
protagonista de El Sueño de Celta (2010), permiten entender que este personaje es un
conjunto de actitudes que da vida
2. NIVEL LITERAL:
Realismo
B) Género literario:
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Narrativo
C) Especie literario:
Novela
D) Personajes principales:
Flora Tristán: hija del coronel Mariano Tristán, queda huérfana a los 4 años, es de
pensamiento revolucionario, viaja a Auxerre. Defiende los derechos del obrero y de la mujer,
por su situación de pobreza le llevó a contraer matrimonio forzado con Adré Chazal.
Paul Gauguin: en un principio era agente de bolsa, financista y banquero. Descubre su pasión
por la pintura y Abandona su posición burguesa, para viajar a thahití en busca de un mundo
no contaminado por las conversaciones modernas.
E) Personajes secundarios:
Pau-ura: de origen thaitiana que tuvo hijo con Paul Gauguin, de carácter humilde.
Madame Aline: madre de Flora Tristán (lujuriosa), la obligo a casarse André Chazal.
Emile Schuffenecker: colega amable, cordial. Le gustaba el arte y las religiones orientales.
F) Espacio y escenarios:
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-Inglaterra -Auxerre -Lima -Cabo de Hornos
G) Tiempo de la obra:
la obra del paraíso en la otra esquina inicia en el año de 1840 y finaliza a finales del siglo XX,
donde apreciamos la guerra civil en el Perú-Arequipa. Donde el lector puede ver la explotación
de la clase burguesa a los obreros como también el desprecio a la mujer (pensamiento
misógino, objetos sexuales y máquinas de parir hijos).
➢ Tema principal:
➢ temas secundarios:
I)Recursos literarios
➢ Fonéticos:
• Aliteración:
Figura retórica de dicción que consiste en la repetición de uno o varios sonidos dentro de una
misma palabra o frase
❖ no hay ninguno
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• Paronomasia:
Figura retórica de dicción que consiste en colocar juntas dos o más palabras que se parecen
fonéticamente.
La Palindromía es una Figura Retórica que consiste en construir frases de manera que se lean
igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda.
❖ No hay ninguno
• Similicadencia:
Figura retórica que consiste en el empleo de palabras con sonidos muy semejantes al final de
dos o más versos o frases.
❖ No hay ninguno
➢ Morfológicos:
• Apócope:
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Es el adjetivo calificativo que resalta las características y cualidades de un sustantivo.
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❖ De ver que les reducía las rasiones de almuerzo y cena a la mitad de las que ellos
comían.
❖ Tenía una reunión: el local estaba cubierto con treintena de afiliados zapateros,
quienes tenían miradas recelosas, en algunos casos burlonas.
❖ Se lo dijeron desde el primer día sus tíos y tías, primos y primas, sobrinos y sobrinas,
y la mañana de parientes de parientes, amigos de la familia y curiosas y curiosos de
la sociedad arequipeña.
❖ Participaban en ellas no solo los nativos, también algunos europeos de escasa
reputación.
❖ La unión obrera con diez miembros, con trabajadores textiles y de ferrocarril, y un
panadero.
❖ Tenías los cabellos blancos y cortos y estabas delgado y quieto, esperando con
tranquila valentía la embestida final.
• Anáfora:
Figura retórica de construcción que consiste en la alteración del orden sintáctico que se
considera habitual y lógico de las palabras de una oración.
❖ Es lindo Inglaterra.
❖ Hera aun noche cerrada.
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❖ La desabrida taza de té.
❖ Que fuerte y sana eras entonces.
❖ Brotaron las primeras luces.
❖ Soñó con la negra aquella.
❖ Recordó bello Macon.
❖ Lo que te mostraba la tela era basura.
➢ Semánticos:
• Comparación:
❖ Vino chusco.
❖ Ojos desbocados.
❖ Una nariz quebrada, de aguilucho predador.
❖ Los artistas eran seres de otra especie, medio ángeles, medio demonios.
❖ Lo demacrado de su cara hacia que su fracturada nariz parecía todavía más grande
y más torcida, semejante a algunos de sus ídolos.
• Sinestesia:
Es una facultad poco común que tienen algunas personas, que consiste en experimentar
sensaciones de una modalidad sensorial particular a partir de estímulos de otra modalidad
distinta.
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❖ Rugidos de los azotes.
❖ Sol de plomo.
❖ Nubes de moscas.
❖ Muertos de hambre.
❖ Ataca de risa.
• Personificación
3. LENGUAJE DE LA OBRA:
Al iniciar la obra podemos observar que el autor nos presenta una obra con un lenguaje fácil
de entender (lenguaje coloquial), la obra está relatada en segunda persona desde el inicio de
la obra hasta finalizar.
Podemos apreciar dos idiomas trascendentales (español y francés), sin embargo, es el español
el idioma más empleado por el autor. Apreciamos que la obra está correctamente elaborada.
El autor toma aspectos y anécdotas reales de los personajes, gracias a ello podemos entender
la realidad nuestra y de todo ser humano, en un punto, el lector tendría que priorizar la lectura
en estas obras
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3.2. Lenguaje de los personajes.
➢ Flora Tristán:
El lenguaje que este personaje emplea es coloquial, las conversaciones que tiene esta es
coherente y fluido, debes es cuando también podemos apreciar que utiliza el lenguaje culto.
➢ Paul Gauguin:
En un principio este personaje emplea un lenguaje culto, con el transcurso del tiempo de este
personaje va cambiando a un lenguaje coloquial.
➢ Andre Chazal:
➢ Zacarias Chabrié:
Capitán del barco mexicano, pretendiente de Flora Tristán, emplea un leguaje culto.
➢ Madeleine Bernard:
➢ Meyer de Haan:
➢ Tehaamana:
Abril de 1844
“hoy comienza a cambiar el mundo, florita” se sentía tranquila con fuerzas para enfrentar los
obstáculos que le saldrían al paso. Flora Tristán pone todos sus esfuerzos en la lucha por los
derechos de la mujer y de los obreros es así que llega a Auxerre el 12 de abril de 1844 y es
recibida por el cerrajero Pierre Moreau.
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Al día siguiente florita tuvo la primera reunión a las 9 de la mañana se concentró en un taller,
lo esperaban una treintena de afiliados eran casi todos zapateros; le hablo de sus ideas sobre
la unión obrera, Los zapateros prometieron que contarían lo que habían oído a todos sus
compañeros.
Se había fijado para cada pueblo y ciudad un programa preciso con obreros, periódicos y
autoridades eclesiásticas, en una de las reuniones florita tubo una conversación con el padre
fortín que termino en una discusión.
El 9 de junio de 1891 Paul llega Papeete luego de una travesía de dos meses, era un hombre
de 43 años, le gustaba pintar recuadros; a los pocos días de haber llegado a la capital de
polinesia, Francia enterraba al último rey, al transcurrir los días Paul tubo una hemorragia
acompañado de ataques de taquicardia, esta crisis se debía a la enfermedad impronunciable
que meses ataras lo había diagnosticado.
Apenas salió del hospital se mudó a una de las pensiones más baratas que encontró en
Papeete, Paul conoce a titi pechitos en un bar del puerto era un mercado de comerciantes,
ambulantes, en la noche era un mercado de la carne, un lugar asociado con la licencia y el
sexo, titi pechitos estaba aquella noche en el mercado de la carne ofreciendo sus servicios;
Paul pacto con ella por una suma módica, ella se negó prendada de él se quedó a vivir con
Paul.
Exactamente ochos meses en Tahití una mañana al despertarse encontró una nota de
despedida de titi pechitos, lo apenaba muy poco su partida ya que para Paul su compañía era
un estorbo. Al pasar los días Paul sentía hambre de mujer, los vecinos de mataiea le
aconsejaron que se buscara una compañera de la costa oriental donde había muchas ansiosas
de maridar.es allí que conoce a teha’amana una chiquilla de 13 años de edad. Con
teha’amana, Paul se sentía bien con ella no era como titi pechitos es ahí que Paul descubre
que el sexo era considerado como una fuerza vital para su creatividad es donde pinta el
cuadro de “manao tupapau”.
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CAPITULO III. BASTARDA Y PRÓFUGA
Flora en vez de trasladarse directamente de Auxerre a Dijon llego a dos localidades Avallan y
Semur, donde deja ejemplares de la unión obrera y carteles, a los 17 años flora es aceptada
como aprendiz de obrera-colorista ahí conoce a André Chazal, grabador, litógrafo tabernero
y bebedor, cuando estaba con tragos se propasaba con las obreras.
Un día se presentó a madame Tristán “señora mis intenciones con su hija son formales” a
madame Aline aquello le produjo una alegría tan grande. Pero a florita no le gustó nada la
idea de casarse menos con una persona que no amaba, ese día significo el principio del fin de
su relación con su madre.
Sabía que era una hija ilegítima porque el matrimonio de sus padres hecho por el curita
francés en Bilbao no valía ante la ley civil.
Florita se casa el 3 de febrero de 1821, sentía asco vergüenza para ella el sexo era un
instrumento masculino.
Queda embarazada, en 1822 nace su primer hijo Alexandre después de dos años nace su
segundo hijo Ernest-Camille. Tenía 22 años don hijos y una niña creciendo en su vientre; es
ahí que decide escaparse…nunca imagino que la consecuencia más dramática de aquella fuga
seria esa bala incrustada en el pecho que lo llevaría hasta su muerte.
En 1830 murió su primer hijo Alexandre en donde André Chazal alquilo un cuarto cerca de
Versalles y permitió que flora se fuera vivir allí hasta dar a luz; es allí donde termina su
matrimonio, pasaron muchos años antes de que volviera a ver a su marido.
Paul pinto muchos cuadros e hizo innumerables apuntes, así como esculturas, aunque sin
tener nunca la certeza de la obra maestra. no le había dicho nada a teha`amana de sus
gestiones para ser repatriado a Francia, por temor de que le iba a abandonar.
Paul conoce a jotefa un leñador, era menos tímido o más curioso que los demás vecinos de
mataiea, Siempre tenía curiosidad sobre esas estatuillas de madera en las que Paul
reproducía figuras nativas y fantaseaba dioses paúl y jotefa un día salieron en busca de un
árbol “árbol de pan” en el camino la sangre de paúl hervía se ahogaba de deseo, pero no era
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exactamente el deseo acostumbrado, como si hubiera adivinado sus pensamientos jotefa
voltea la cabeza y le sonrió, paúl enrojeció violentamente en medio del agua se sentía
desfallecer de aquel deseo inédito. Abandonarse rendirse, ser amado y brutalizado como una
hembra por el leñador, con el que tuvo relaciones íntimas; a paúl esto lo inspiro a pintar un
cuadro a cuál llamaría “pape moe” que también era su autorretrato que nadie sabría nunca.
Mayo de 1893 llego la orden de repatriación enviada por el gobierno de Francia, regreso a
mataiea y anuncio a teha`amana que partiría, la muchacha lo escuchaba sin decir ni una
palabra; al despertar paúl se dio cuenta que teha’amana había hecho una bolsa con todos
sus cosas y partido.
La gira de Flora dependió casi enteramente de sus amigos adversarios los falansterianos y
fourieristas.
Los falansterianos organizaron al día siguiente de su llegada una reunión en el vasto local de
la lógica masónica, donde flora dijo:” la fama me importa un bledo. A mí me gusta hablar de
los seres humanos y para eso necesito verles las caras, hacerles sentir que quiero conversar
con ellos y no imponer mis ideas como el papa a la grey católica”.
Pero predicar a tres cuartas partes de patrones y a un cuarto de obreros sobre la unión obrera
era absurdo los falansterianos no tenían remedio, en cambio los sansimonianos ellos no creen
en una revolución hechas por las víctimas del sistema.
En una predicación de flora critico a los patrones a los burgueses y dar ideas a los obreros
dirigiéndose a la fábrica de muebles de Monsieur Rougeon dirigiéndose a todos soltó la frase
“los burgueses tienen poder y los obreros no”, Monsieur Rougeon abandono ostentosamente
la reunión donde el tema principal era luchar por los derechos de los obreros. Más tarde en
la cena solo se veían caras decepcionadas y dolidas, flora los apaciguó esa tarde nombraron
al primer defensor del pueblo en la asamblea nacional llamado Victor.
Flora a los cuatro días que paso en Mácon los males al cuerpo volvieron como dolores a la
matriz y dolor de estómago que le hacía retorcerse de dolor y añadiéndole la fatiga en las
noches, las noches se desvelaba recordando pensamientos con las que le gustaba torturarse.
Tres años de calvario vivió flora al servicio de los Spance en suiza, eran el patrón, la esposa y
la solterona, los tres eran flacos, tétricos, de vestiduras siempre de negro. Contrataron a flora
como dama de compañía el salario era bueno, pero solo era una fachada en realidad se
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convertiría en la empleada de estas tres malas personas donde esos tres años fueron un
martirio para flora pues la trataban como un objeto y la privaban de muchas cosas, aun así,
cuando los Spence le propusieron viajar a Inglaterra ella aceptó ¿Por qué? Pues muy sencillo
pagaban bien y tenía que mantener a sus hijos, lúgubres recuerdos de flora en esos tres años.
Lo único divertido de Mácon fue Monsieur Chamuans encargado del periódico “le bien public”
que se dirigía por correspondencia desde parís.
Luego se encontró con una viuda de 28 años que estaba destrozada por la pérdida de su
esposo de piel gris y sin nada de vida, flora hablo con la joven viuda: “olvídese del luto salga
de ese sarcófago y empecé a vivir y disfrutar de su dinero, su belleza y su juventud” esas
palabras hicieron reflexionar a la viuda.
Flora vuelve a Lyon y al llegar, le recordó a Londres de los spance y su contraste de rico
riquísimos y pobres pobrísimos. La fama la había precedido mucha gente la conocía y la
miraban con admiración, otros con desaprobación, otros como bicho raro. Pero esos dos
meses en Lyon, Flora verifico de manera abrumadora los excesos de la explotación de que
eran víctimas los pobres.
Flora en di diario anotó “en 6 semanas en Lyon aprendí más sobre la sociedad que en toda mi
vida pasada”
En la primera semana dio una veinteno de charlas donde se encontró con los famosos
“CANUTOS” que no hace muchos años (1831-1834) encabezaron dos revoluciones obreras
que la burguesía sofocó con terribles derramamientos de sangre.
Muchos dudaban de Flora que fuese ella quien escribió la unión obrera por los prejuicios hacia
las mujeres, al salir de sus reuniones con fatiga y cansancio se decía a ella misma “tus ideas
reprenden, florita, los obreros la adoptan la unión obrera y comenzará a ser una realidad.
En el noveno día de su estancia en Lyon llegaron cuatro policías a su hotel y registraron toda
la habitación y se llevaron los ejemplares de la unión obrera que no alcanzó a distribuir en las
librerías y entregándole una orden de comparecencia de Monsieur A. Gilordin. Donde le
propusieron sometieron a vigilancia hasta que dure su investigación o abandonar Lyon
inmediatamente. Flora decidió quedare en Lyon pues le gustaba esa ciudad, pero también los
policías que cuidaba a flora eran flojos y torpes ya que flora salía del hotel con ayuda de las
camareras del hotel pues salía por una ventana a un callejón furtivo y así flora podía seguir
haciendo sus reuniones, pero siempre con la angustia que algún traidor trajera a la policía,
pero no ocurrió.
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Al mismo tiempo, llevó a cabo un intenso trabajo de información social. escuelas, y, por fin,
el barrio de las prostitutas, en La Guillotiere. no disfrazada de hombre como en Londres, sino
cubierta con una capa y un dantesco como el del Stepney Green londinense, el espectáculo de
las prostitutas entre las más jóvenes, les preguntó su edad: doce, trece, catorce años. ¿Cómo
era posible que los hombres se excitaran con estas criaturas puro hueso y pellejo, que no
habían salido de la que en Londres, aquí también había algo entre monstruoso y cómico: en
medio de esa depravación, se arrastraban, jugando, en los pisos de tierra de las casas de
placer, entre las prostitutas y sus clientes —muchos obreros entre ellos—, niños de dos, tres
o cuatro años, a los que las madres abandonaban allí mientras hacían Realizaba esas visitas
por obligación moral —no se podía reformar lo que cultura política, una sensibilidad social,
intuyó que el sexo era uno de los aunque sin predicar la castidad o la reclusión monjil, siempre
había desconfiado de las teorías que exaltaban la vida sexual, los placeres del cuerpo, como
uno de los objetivos de la futura sociedad.
Éste fue uno de los temas que la llevaron a Curioso caso el del maestro; había llevado siempre,
por lo menos en diseño de la futura sociedad, el Edén venidero, la etapa de Armonía que En
los falansterios, según el diseño de Fourier, habría jóvenes vírgenes, que prescindirían por
completo del sexo, y vestales, que lo practicarían de manera moderada con los vesteles o
trovadores, y mujeres todavía más libres, las damiselas, que harían el que practicarían el
amor caritativo, acostándose con viejos, inválidos, viajeros, y, en general, seres a los que por
su edad, mala salud o fealdad, la injusta sociedad Aunque todo en esta organización fuese
libre y voluntario —cada cual elegía a qué cuerpo sexual del igualdad absoluta entre hombres
y mujeres y el derecho al divorcio, el tema de Lo que más la sobrecogía en la doctrina de
Fourier era que, según éste, daba vértigo su defensa de «la orgía noble», los acoplamientos
colectivos, y que, sádicos y fetichistas, no fueran reprimidos sino fomentados, para que cada
cual ideas de Fourier la escandalizaron tanto que, secretamente, le dio algo de razón tiempos
las teorías sexuales del fundador. Ella y Olympia habían reído hasta el llanto una tarde, en
medio de un encuentro amoroso, recordando la confesión del maestro de que tenía una
«irreprimible inclinación por las lesbianas», y su afirmación según la cual sus cálculos e
investigaciones le permitían afirmar que, en el mundo existían veintiséis mil colegas con la
misma inclinación, con los que podía formar una asamblea o «cuerpo» en la futura sociedad
de Armonía, en la que él y Las lesbianas que se exhibirían ante los felices mirones lo harían
por su libre pero diez años atrás, al regresar del Perú, con qué alegría habías descubierto esa
doctrina que reconocía la injusta situación de la mujer y del pobre, y se proponía repararla
mediante la nueva sociedad que surgiría con la multiplicación de La humanidad había dejado
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atrás las etapas iniciales, Salvajismo, organizado de manera que desaparecieran todas las
fuentes de la infelicidad. justicia era inservible, a menos que trajera la dicha a los seres
humanos. maestro Fourier lo había previsto y prescrito todo.
La cordial acogida que Paul y Annah recibieron de los vecinos de Pont— Aven, sin embargo,
mudó con el paso de los días en una actitud distante, y, a veces de subido mal gusto, con que
O'Conor, Seguin, Jourdan y otros jóvenes artistas instalados en PontAven, se divertían,
azuzados por Annah, feliz con los malos ratos a las señoras del vecindario; improvisaban
mojigangas en las que la torrencial, dejaban estupefactos a los vecinos, que, en las noches,
desde las era un silencioso aval a las locuras de sus discípulos, y las gentes de Pont—Aven El
escándalo más comentado fue el de los pollos, concebido por la Ella convenció a los jóvenes
discípulos de Paul —así se proclamaban ellos mismos— que se metieran a escondidas en el
gallinero del tío gallinero y los ahuyentaron hacia la plaza, donde, en plena retreta del
domingo, Semanas después del episodio de los pollos O'Conor, Seguin, Jourdan y Paul, más
sus respectivas amantes o esposas, y Taoa antiguo puerto pesquero, a doce kilómetros de
Pont—Aven, que conservaba las Desde que entraron al paseo marítimo, contiguo al puerto,
Paul tuvo el presentimiento de que algo marineros que, en las terrazas, bajo el espléndido sol,
bajaban sus jarras de sidra y cerveza para ver pasar, a ese grupo estrafalario de llamativas,
entre las cuales, contoneándose como una artista de circo, una negra tiraba de una cuerda a
un mono chillón y les mostraba los dientes. del fondo, violentaban la simetría, las
convenciones y la lógica a las que rendían Era bueno volver a pintar con convicción, sabiendo
que no sólo Tahití —sentías una irreprimible nostalgia de ellos, Paul—, con sus fantasmas, y,
como le gustaba decir al Holandés Loco, con tu falo, el que, a veces, en plena algunos cuadros
y tuviera para el pasaje, iría a Copenhague a vedas a ella y a los Mette le contestó una carta
sorprendida y dolida de que, apenas pisó herencia del tío Zizi, la aparición de Annah en su
vida y los deseos de volver a No era sólo un retorno a las fuentes. llevaba puestos incluso
dentro de casa, y era lo primero que se echaba encima, al A Paul lo estremecían las carcajadas
cuando veía a la muchacha A las soirées venían los amigos fieles de Morice con una
arriesgada condesa que compartía su miseria, los Schuffenecker, el escultor español Paco
Durrio que cantaba y tocaba la guitarra, y una pareja de vecinos, dos suecos expatriados, los
Molard, Ida, escultora, y William, Los Molard tenían una hija adolescente, Judith, chiquilla
inquieta y romántica, fascinada por el estudio del Antes de que apareciera Annah, Paul
mantenía a especie exótica que excitaba sus sentidos y fantasías, comenzó también a le
rozaba los labios y apretaba sus nacientes pechitos, susurrándole: «Todo esto Así se le metió
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en la cabeza pintar desnuda a la hija de los Molard. Hizo una exposición en su propio taller, a
la que, ayudado por sus amigos, y por una esquela de invitación escrita en términos crípticos
por el Hotel Drouot de toda su obra restante, que resultó algo mejor, aunque por debajo Tenía
tanta urgencia de llegar a Tahití, que no podía Una noche, en casa de los Molard, el español
Paco Durrio le Sus amigos se rieron, pero él, con las exageraciones de costumbre, les decía
Cuando preparaba su equipaje —se había comprado un acordeón y una guitarra en
reemplazo de los que se llevó Annah, muchas fotografías y una buena ¿Cómo era posible que
se mostrara tan desnaturalizado con su esposa yesos cinco hijos suyos, a los que ella,
haciendo milagros —daba clases de francés, fuerte que los remordimientos que a veces lo
asaltaban —sobre todo cuando Que se las arreglará como pudiera con los cuadros de él que
aún tenía, y, en todo caso, que se consolara, pues, según sus creencias (no eran las de Paul),
los pecados que su marido cometía descuidando a su familia, los La víspera del viaje hubo una
despedida, en casa de los Molard. Que los vecinos de Pont— Aven, que odiaban a Taoa tanto
como a ella, le habían preparado a la manita ese Paul recordó a Titi Pechitos cuando, harta
del bastón—, antes de regresar a París, tuvo que asistir a unas diligencias policiales Los jueces,
por supuesto, absolvieron a todos los pescadores, con una sentencia que era una burla al
sentido común, y le dieron como reparación una suma simbólica, que no cubría ni la décima
parte de los Había visto sus cuadros donde Durand— Ruel y en casas de poemas sobre sus
cuadros, que le leyó. Ella le dijo que diecisiete, pero él le calculó menos, acaso sólo trece o
catorce, como Teha'amana, esa edad, para ti tan excitante, en que la naricita respingona, los
gruesos labios heredados de sus ancestros negros— y la viveza e insolencia de sus ojos, en los
que había desasosiego, curiosidad, burla de todo lo que veía. incorrecciones, con vocablos e
imágenes de una vulgaridad que a Paulle donde caerse muerta, ni saber leer ni escribir, ni
poseer más cosas que su monita Taoa y la ropa que llevaba puesta, hacía alarde de una
arrogancia de reina, en su desenfado, en sus poses y los sarcasmos que se permitía con todo
y todos, como Annah te devolvió lo que, desde el Al día siguiente de aparecer Annah por su
estudio, Paulla llevó a una tienda del boulevard de l'Opéra y le compró ropa, que le ayudó a
escoger. No sólo el cuerpo que iba apareciendo en la tela —la cabeza más oscura que el ocre
enardecido, con reflejos dorados, de su torso y sus muslos y los grandes pies de uñas como
garras de fiera— era una provocación; también su terciopelo azul en el que habías sentado a
Annah en una postura sacrílega y invención insurgían, a ambos flancos de la Javanesa, como
una abjuración del de Annah, de esas florecillas luminosas que merodeaban siempre por tus
telas, desde que descubriste los grabados japoneses, cuando empezabas a pintar. suicidio, y,
sobre todo, desde la muerte, también por mano propia, de su hermano Theo van Gogh, la
pintura de Vincent (que, cuando estaba vivo, a nadie Nacía una morbosa moda Van Gogh, y,
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con ella, retroactivamente, todo el medio Algunos añadían que, acaso, por tu proverbial falta
de tacto, para saber que murmuraban estas y peores cosas a tus espaldas, señalándote, en
por un tiempo de la miseria y las deudas, te devolvió el entusiasmo. podría cancelar aquella
Recordabas esas telas con aprensión, pues eras ahora un pintor más como por Annah, y por
las piruetas y chillidos de Taoa, que había aprendido a saltar de la cabeza de su ama a los
hombros de Paul y viceversa, manoteando. Cuando, tiempo después, Paul decidió hacer un
desnudo de Annah, tuvo Fue un cuadro que le tomó mucho trabajo, por espiritismo, de las
veladas de los jueves—, o, simplemente, de buenas a que, desde la exposición en Durand—
Ruel, oías y leías por doquier sobre tus Ésta no era una tela pintada por un civilizado, sino por
un cemento, asfalto y prejuicios que era París, antes de retornar a tu verdadera patria, en los
Mares del Sur. Los últimos meses en París, preparando su regreso definitivo a Polinesia, echó
de menos a ese ventarrón que se hacía pasar por javanesa, y era acaso quedado su retrato
desnudo, al que, contemplado en estado de trance por Judith, la hija de los Molard, se dedicó
a retocar, hasta sentir que lo había terminado. Entonces todo se precipitó de una manera que
Paul recordaría después contra el agresor, al que vio desmoronarse, rugiendo, con las dos
manos en la Fue lo último que vio, pues, segundos después, caía sobre él un remolino de
hombres en zuecos que lo golpeaban y pateaban desde todas las direcciones y Cuando abrió
los ojos, resonaban en sus oídos alaridos de Pont—Aven en un coche de caballos que en cada
hueco o barquinazo lo hacía descorazonó: con la tibia rota era impensable que regresara a
París, o, incluso, De esas ocho semanas inmovilizado en una cama, recordarías el resto de tu
vida los dolores, Paul. vez, la adivinación de lo que, ahora, por fin, veías muy claro: que el arte
europeo tantos artistas, y que sólo un baño revivificador, venido de esas culturas primitivas
no aplastadas aún por Europa, donde el Paraíso era todavía terrenal, lo los pies de Annah, en
una actitud entre pensativa y negligente, reforzaba el inconformismo y la soterrada
sexualidad que bañaba todo el cuadro. Hasta aquella mañana en que Annah la javanesa, con
aquel pintoresco cartel en el cuello y Taoa, su monita saltarina de ojos sarcásticos a la que
llevaba compartir con él ese enclave luminoso y exótico en que Paul convirtió el estudio sido
Annah hasta ahora en casa de una cantante de ópera. en el tren, rumbo a París, adivinó que
no cumplirían su palabra ellos tampoco, como no la habían cumplido, antes, sus antiguos
compañeros Charles Laval y Parecía imposible que las cosas se Desde el asesinato, por un
anarquista, del presidente Sadi Carnot, el sus conocidos y amigos (o ex amigos) simpatizantes
de los anarquistas, como en los medios artísticos. entre los que menudeaban hebras grises,
sujetos por su gran gorro de astracán, la imponente, y también sus gestos y ademanes, y las
palabrotas con que excentricidades: la capa rojinegra que llevaba revoloteando, sus camisas
de La herencia del tío Zizi compartidas por muchos artistas, críticos y coleccionistas: lo que
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habías pintado allá, en los Mares del Sur, era un remedo de las supersticiones e idolatrías de
retorno a los palotes, bultos y magias de las cavernas? sacrificio en los dos últimos años en
Tahití. de Pont—Aven, que lo despidieron en la estación, los invitó a seguido a Formarían,
juntos, ese Estudio de los Trópicos con el que soñaba el pagano, revolucionarían el arte,
inyectándole la fuerza y la audacia que había Todos juraron que sí. Y menos a que una negra
A la mitad del paseo marítimo una nube de chiquillos los rodeó. el alcohol, que bebías en esos
meses casi sin parar, te atontaba y sumía en breves que te hacía implorar al médico —venía
una vez por semana—: «¡Córteme la de Pont—Aven, del incidente de Concarneau y de todo!
—¿Te ves ahí, Judith, al fondo, asomando en ese muro rosa, como una Por más que abría
mucho los ojos y escudriñaba largo rato la tela, Judith no alcanzaba a distinguir esa silueta,
detrás de la de Annah, que le señalaba Paul? exposición de sus cuarenta y dos “pinturas
tahitianas” en la galería de Paul tuvo que gastar, endeudándose una vez más, en marcos,
carteles y publicidad. Nada más llegar, supo que, en Egipto, había muerto Charles Laval, el
amigo con recordar a sus viejos amigos artistas con los que había vivido años atrás los sus
días, en vez de pintar, a peleas domésticas con su mujer. se redujo mucho con los gastos de
hospital y Procuró, antes de embarcarse, vender los cuadros y esculturas A la tercera sesión,
cuando Paul había esbozado su silueta filiforme y su interés por la niña era estético (¿lo era,
Paul?), que la habías respetado, que tu juraste que desistías del proyecto. Los contornos de
la chiquilla, que, para calmar a Ida, su Asomaban, de manera brevísima, como una aparición
Tumbado en el viejo colchón que los Molard le prestaron para que no Había terminado con
los preparativos para el retorno a Tahití, pero tuvo que aplazar el viaje porque Dos médicos
te confirmaron lo que ya sabías, aunque nunca Las ropas se le caían por la flacura. Paul vio
que Armand Seguin se apartaba del grupo, corría, alcanzaba a uno de los chicos que los
apedreaban y lo sacudía de una oreja.
Pronto llegó a la conclusión de que los militares de línea eran tarados congénitos, y que los
oficiales de artillería, aunque alcanzaban los niveles del ser aristocracia, nada tenían que
hacer en la vida salvo venir al Café de París, a jugar Flora se dijo que había sido muy sociedad
planeada por la Unión Obrera, la fabricación de toda clase de armas y Burdeos, en el palacete
del increíblemente rico don Mariano de Goyeneche, que Nunca habías estado en una casa tan
suntuosa, ni visto tantos criados, ni sospechado lo que era vivir como una Mariano de
Goyeneche y por su sombra, hombre de confianza, secretario y Don Mariano de Goyeneche
se tragó las mentiras de Flora sin el menor Le creyó que, por la reciente muerte de su madre,
había quedado sola en el mundo, sin parientes ni amistades en París, y que en estas
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circunstancias había Flora se pasó por los ojos el pañuelito de gasa, deformó su voz y fingió
que parecían hábitos, se conmovió, y, mientras ella le refería su desgracia, le Sí, sí, Florita,
una joven como ella no La hija de su primo Mariano Tristán debía y el afecto que colmaran el
vacío dejado por el fallecimiento de su madre. De pronto, el capitán que la escoltaba le
preguntó, con muchos rodeos, qué había de cierto en los rumores según los cuales madame
Tristán tendría tiempo en una discusión inútil—, pero, al ver las caras de sorpresa, de franco
reproche o de burla en los oficiales que la rodeaban, no pudo reprimirse: de la Unión Obrera
establece que en la futura sociedad se prohibirán las armas y escandalizados, uno de los
cuales se atrevió a decir, enfurecido, que sostener habías cambiado, Florita, desde que,
alojada en el palacete girondino de don Mariano de Goyeneche, te aprestabas a partir al Perú,
para escapar a la Eras una mujercita rebelde, sí, pero confusa e No se te pasaba por la cabeza
que fuera posible luchar de manera organizada contra esa sociedad que permitía la Aunque
sin entusiasmo, don Pío Tristán dio su visto bueno al viaje de La familia la alojaría en la casa
en la que su padre había nacido y pasado Don Mariano de Goyeneche e Ismaelillo empezaron
las averiguaciones sobre barcos que zarparan hacia América del Sur en las semanas Los tres
Descartó los dos primeros; el Carlos Adolfo estaba lleno de Un barco pequeño, con una sola
escala, antes de dirigirse, por el estrecho Desde que se instaló en Burdeos, don Mariano e
Ismaelillo se empeñaron en hacerle practicar su mal español, del que Flora recordaba
palabritas, frases oídas serio su papel de profesores, y, a los cuantos meses, Flora podía seguir
sus No se enteró del infamante apodo con que la sociedad de Burdeos llamaba a Ismaelillo
por los criados del señor De Goyeneche, sino por la propia víctima. Más que apuesto era
bonito, con su tez taciturnas del dueño de casa, pero, a diferencia de don Mariano de
Goyeneche, la edad de Flora, unos treinta o treinta y dos años a lo más—, algo en sus gestos,
parecía un ser angelical, al que una ardiente fe religiosa llevó a negarse todos los que no
sentía ni creía, para ganarse la confianza de don Mariano, medrar a su Advertía de pronto,
en los ojos de Ismaelillo, unos brillos codiciosos que la su falda a la hora de las tertulias, de
modo que quedara al descubierto su fino tobillo, o, ansiosa en apariencia de no perder una
sílaba de lo que Ismaelillo Pero nunca se atrevió a decirte nada que fuera más allá Sin
embargo, sus ojos lo traicionaban, y Flora sorprendía en ellos a menudo esa lucecita ansiosa
que quería decir: cuánto me En el año que pasó en esta casa, mientras se decidía su viaje al
Perú, Flora vivió como una princesa, aunque aburrida con las prácticas religiosas incesantes.
Casi un año pasó alojada en la casa señorial de don Mariano de Goyeneche, un hombre que,
si aún vivía, debía odiarte y despreciarte tanto como once años Un hombre que te creyó
soltera y virgen cuando, en verdad, eras una esposa prófuga, madre de tres niños (dos vivos
y uno muerto) que, por lo demás, tampoco habías perdido a tu madre, aún viva en París,
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aunque, por la manera como tomó partido por André Chazal, ella había muerto Mariano de
Goyeneche, leyendo, en Peregrinaciones de una paria, la verdad sobre los embustes que le
hiciste tragar? pagó un pasaje al Perú, resultó ser una esposa y madre indigna, perseguida
por la Se habría ido a confesar, y, esa noche, apretado más el cilicio sobre sus Era, con
Ismaelillo, el Eunuco Divino, el ser más católico que Flora envidia) era que su hermano menor
fuera el arzobispo de Arequipa. El capitán de navío Zacarías Chabrié hada viajes a ese lejano
país, y había conocido allá, en Arequipa, a la familia Tristán, la más próspera e influyente de
Durante tres días, a la hora de las comidas y las cenas, Flora sometió a un interrogatorio al
amable marino, a quien sacó todo lo que sabía sobre aquella familia, la tuya, ya que don Pío,
jefe y cabeza de los Tristán, era nada menos que el hermano menor de don Mariano, tu padre.
con que la contemplaba, Flora tuvo que hacer un gran esfuerzo para no ponerse a —Eléonore
dice que en estas semanas usted le ha enseñado más que todo lo Andaluza: Imaginó una
nueva forma de relación entre las personas, en la dominante que mostraba incluso en la
concepción de los falansterios de Fourier; menos egoístas, pues las parejas consagrarían
buena parte de su ternura a los sesgo excluyente y egoísta que tuvieron tus amores con
Olympia —por eso los fábricas de paños de algodón —la gran industria local, que empleaba
cuatro mil obreros—, Flora quedó sorprendida de que, dadas las condiciones en que Su peor
experiencia la tuvo en los talleres de paños de un ex obrero, monsieur Cherpin, convertido
ahora en uno de los capitalistas más ricos de la —¿Está usted segura de que quiere bajar allí?
una cueva asfixiante, donde era imposible estar de pie por lo bajo del techo, ni de la noche y
ganaban, los hombres, dos francos diarios, las mujeres ochenta —Se lo advertí; no es un lugar
para una señora decente, madame Tristán. aunque no había hecho esos votos de castidad,
pobreza y obediencia que, en Iba a misa todos los días, a la Ella hacía extraordinarios
esfuerzos para simular un reclinatorio sino en la fría losa, las manos en el pecho, los ojos
cerrados, todo su tapices y cuadros de tema religioso, y, además de la antigua capilla, había
por las esquinas pequeños altares, hornacinas, urnas con vírgenes y santos, en los que se
renuncia terrenal que a Flora la sobrecogían. que le descubrías a veces, le habías llegado a
tomar cariño, mezclado de Hubiera sido más fácil convertir en revolucionarios a los oficiales
petimetres del Café de París que a estos infelices, embrutecidos por el hambre y la
exploración, Cuando, a la hora de las preguntas, uno de los canutos le sugirió que, según
rumores, se estaba haciendo rica con los ejemplares de La Unión Obrera que vendía, ni
siquiera tuvo ánimos para enojarse. Cuando, a la despedida, el doctor Goin le besó la mano,
Flora notó que sus semanas que pasó en aquella ciudad de militares cretinos y semicretinos,
y de En los cuatro talleres de tejedores que visitó —dos de hombres, uno de mujeres y otro
mixto— se quedó sorprendida al saber que, al principio y al fin de Cuando les explicó que no
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era católica, porque, a su juicio, la Iglesia De todas las reuniones salió convencida de que que
la mitad desertaría apenas ella partiera. una promesa a santa Clara que debía cumplir sola,
y se hizo llevar al puerto por —asintió Flora, adoptando una Desconcertado, el capitán la hizo
pasar a un gabinete, y le cedió lo que debía ser su asiento, un amplio sofá con un banquito
para los pies. antigua, que, aunque hubiera recorrido todos los mares del mundo, seguía —
Le ruego que no me haga ninguna pregunta —le suplicó, con los ojos Necesito que, el día de
la partida, cuando yo venga aquí acompañada, me salude como si me viera por Se lo ruego
por lo que más quiera, capitán. —Usted, que comenzó como obrero tejedor, ¿cree justo hacer
trabajar a su Este taller es peor que todos los hombres y mujeres implorándome que les dé
trabajo —se ufanó Monsieur se lo gastarían en las tabernas, emborrachándose con ese vinazo
que los vuelve Al día siguiente, luego de una jornada extenuante repartiendo ejemplares de
otras dos fábricas de paños igual de infernales que la de Monsieur Cherpin, Auguste Guyard
llevó a Flora a las aguas termales de Saint—Alban. tendía a hablar en voz baja, temerosa de
cometer una los bienes y rentas del señor De Goyeneche, pero acaso en el futuro entraría en
el hacía Ismaelillo, y engolaba tanto la voz y ponía una cara tan alelada y serafina, que Flora
podía apenas aguantar la risa. Fue durante uno de los largos paseos que solían dar por las
orillas del ancho Garonne o el campo adyacente a la ciudad, durante los cuales a Flora le
parecía sentir los esfuerzos, la batalla silenciosa y feroz que tenía lugar en el corazón del joven
para confesarle —o para no confesarle— la pasión que ella le inspiraba. Diez meses después,
cuando Flora había perdido las esperanzas, llegó la Una astuta y calculada carta en la que, a
la vez que la Herencia que, por lo demás, no existía, pues, luego de cancelar deudas y tributos,
los bienes del padre Mariano, la abuelita de Flora, una matrona inquebrantable de noventa
y nueve Aquel dinero cayó sobre Flora como una bendición del cielo. Fue, creías tú, Florita, el
momento en que el joven estuvo más cerca de romper sus votos religiosos y hacerte saber
que era humano, no divino, y que soñaba con tener en sus brazos a una mujercita bella y
Mejor que no lo hubiera hecho. ese don Pío, tu tío carnal, tu madre le había escrito tantas
veces desde que quedó el poderosísimo don Pío Tristán y Moscoso, contándole, con
ingenuidad que pagarías cara, la situación en que tu madre y tú quedaron a la muerte de don
Mariano por el irregular matrimonio de tus padres. como lo sentiste el día que fuiste a
buscada a su miserable casucha de la rue fuerte y hábil para hacer todo lo que usted espera
de mí, señora. El capitán de aquella pensión de París que le informó sobre la familia Aquel
capitán había conocido a su hija Aline y, apenas siguiente había tomado una decisión. El día
que supo la fecha definitiva de la partida de Le mexicano del puerto de Burdeos rumbo al Perú
—el 7 de abril de 1833, a las 8 de la mañana, aprovechando la marea alta— supo también
que el capitán del barco que se Goyeneche pronunciar aquel nombre, sintió que la fulminaba
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un rayo. —El más noble y generoso ser que he conocido —exclamó Flora—. Un día que
jugaban a las cartas, junto a la chimenea, Flora advirtió que el joven, muy nervioso, se llevaba
ninguna duda: como quien no quiere la cosa, se estaba gratificando, excitado por Mariano,
que leía en su mecedora un libro con tapas de pergamino. Se hacía pasar por una viuda La
niña no puede seguir viviendo así, por los Le he tomado cariño y la cuidaré como a una hija.
enrojeció como una antorcha, ganó tiempo simulando no haber oído bien; por fin se levantó
de lado y encogido, pero, aun así, furtivamente, Flora vio que tenía, Pero qué ganas de
añadirse tormentos a los que ya La más pintoresca experiencia de la estancia de Flora en
Saint—Étienne fue coqueto, para que la escoltara. Para que la visita a Saint—Étienne no
resultara inútil, se dedicó a esos estudios sociales que, después de la acción política, tanto le
gustaban. mesa del simpático Café de París, donde tomaba sus desayunos y comidas, y de
que habían hecho del Café de París una sucursal del cuartel. Sin las lecturas —nunca había
leído tanto como en estos meses, en la gran Ismaelillo la acompañaba a dar largos paseos
por las orillas del Garonne, o por el campo vecino, donde los viñedos se perdían de grandes
familias bordelesas que conocía al dedillo. aunque afables, el doctor Goin vivía con una
apacible mujer y tres hijas de En la cena que le ofreció, Flora advirtió que el dueño de casa la
miraba «He aquí un hombre al que, tal vez, aquello que Flora contó en Peregrinaciones de
una paria era cierto, o estaba esfuerzos por contar sólo su verdad, como Rousseau en sus
Confesiones. De Angouleme escribió una carta a don Mariano de Goyeneche, el primo de don
Pío Tristán que vivía en Burdeos. rato, como le había suplicado su abogado, Madame—la—
Colere no pudo más: madre se negó a darle asilo, reprochándole comportarse como una
enajenada. Una mañana, cuando ella abandonaba el aullaba que esa mujer era su esposa
legítima, ¿nadie tenía derecho a entrometerse señora?
aromas la noche que Flora llegó a Roanne, procedente de Lyon, el 14 de junio de obrerita
de Lyon con la que se había encariñado.
sacó a la fuerza del internado regentado por mademoiselle Durocher, 5 rue Aline escapó de
ese encierro, descolgándose por una ventana, y consiguió llegar Porque Chazal, gracias al
leguleyo Jules Favre consiguió que la justicia y la de noviembre de 1836 Aline fue raptada por
tercera vez, ahora por un comisario, del rey y el juez hacían saber a la abuela Flora que
cualquier intento de arrebatar maloliente que, aquella tarde, cuando Gustave Arosa,
creyendo congraciarse así contigo, te mostró la cartita de abril de 1837 que la niña hizo llegar
a la abuela Flora cinco meses después de haber sido secuestrada por tercera vez, apenas
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Aquella cartita había figurado en el juicio, aparecido en los periódicos, formado parte del
expediente judicial, hecho correr habladurías y chismes en los a su madre que la rescatara. »
Fue el primer rapto, de los tres que la lastimado que fue siempre y que tú pintaste en ese
retrato perdido, Palio Pero, peor que el rapto, que esa manera abusiva y brutal de presentarse
a Aline, fueron los motivos del rapto, las razones que indujeron a esa inmundicia humana a
hambre que era tu abuelo André Chazal, que la mujer que lo abandonó había regresado del
Perú bañada por las riquezas de los Tristán de Arequipa? la abuela Flora y desplumada de
unas imaginarias riquezas que habría traído de El miserable tenía las leyes de su parte, la
mujer que huía de su hogar era, para la beata moral del reino de Louis—Philippe, tan indigna
como una puta, y con menos derechos que las putas a reclamar nada de la Qué bien se había
portado en esa ocasión Madame—la—Colere, ¿no, Paul? Ésas eran las cosas que hacían que
sintieras de pronto una admiración ilimitada, una solidaridad visceral por esa abuela que
murió cuatro años antes de que tomando a Aline de la mano y escapando con ella por las
calles desiertas y A partir de ese soberbio rescate, en la memoria de Paul aquella historia se
Como el escándalo prestigia a los abogados, un joven leguleyo ¿Qué pasaba con tu madre,
todo ese tiempo? Era enviada por los jueces a unos internados ófricos, donde Chazal y la
abuela Flora podían visitada, por separado, sólo una vez al mes. Revisar aquellas fotos y
fantasear a partir de sus imágenes fue una de un barco que hiciera la ruta de las islas.
indescriptible felicidad, como si volviera a casa y una nube de parientes y llevara con todos
sus bultos, paquetes, rollos de telas y botes de pinturas a una pequeña pensión que conocía
en la rue Bonard, en el centro de la ciudad. les pedía, a veces implorante, a veces furioso, que
le revelaran el secreto de los tatuajes, y que lo iniciaran en la sociedad de los Ariori: Koke
había hecho ya cumplir veinte años, había fallecido ese enero, a consecuencia de una
pulmonía —Ahora ya sé por qué, desde que volví de Europa, me ha perseguido el recuerdo de
mi madre y de su retrato —le dijo Paul a Pau'ura, con la carta de infancia como la otra Aline
Gauguin. Cuando la abuela Flora se fue al Perú, y se pasó dos años ausente, en Arequipa,
Lima y cruzando los océanos, dejó a Aline olvidada donde una señora caritativa de la campiña
de Angouleme, que se compadeció de ella, según la misma abuela verdad, pues se lo había
dicho la propia Aline: ese período, entre el regreso de la abuela Flora del Perú, cuando sacó a
tu madre de Angouleme y se la llevó con de su vida, el único en que Aline gozó de su madre,
de un hogar, de esa rutina aquella pesadilla que sólo acabaría tres años más tarde, con el
pistoletazo de la rue du Bac. Aline —la única de sus cinco hijos en Mette Gad a la que
recordaba algunas Gauguin, cuando las amistades políticas e intelectuales de la abuela Flora,
a la desencadenó el día que Paul comenzaba a pegar, en fila, en las paredes de su de otra
muchacha desnuda como ella, miraba de frente al fotógrafo, tenía una de esas cabelleras
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negras que los parisinos llamaban «andaluzas», y unos ojos tenía algo de las facciones, los
cabellos y las pupilas tristes de Atine Gauguin. Era inevitable que, en un movimiento
defensivo, los maoríes hubieran ocultado aquella tradición religiosa en una catacumba
espiritual, fuera del alcance de secreta de los Ariori, que hizo vivir a los maoríes de todas las
islas su período las antiguas danzas y cantar, y se expresarían siempre en los tatuajes, que,
aunque no tan elaborados y misteriosos como los de las islas Marquesas, también, pese a las
prohibiciones, florecían en Tahití escondidos bajo los pareas. asustados por esa enfermedad
que infundía pavor, se estaban concertando para pedir a las autoridades que lo echaran del
pueblo, lo internaran en un leprosorio reverendo Riquelme los apoyaban, porque, aunque sin
duda no creían en las tumbado en la cabaña, adormecido en un sopor que le vaciaba la mente
de todo del árbol del pan, que ella iba a recoger por los alrededores, y de los regalos de
pescado que, a veces, le hacían sus amigas, a escondidas de las familias. Uno de los recuerdos
más nítidos de tu infancia era lo linda y graciosa que se San Marcelo, en el centro de Lima,
cuando Aline Gauguin se vestía como dama ¿Dónde estaría aquel retrato que hiciste de ella,
en 1888, consultando tu memoria y aquella única fotografía de tu madre que conservabas,
refundida en el recordabas con lujo de detalles: un fondo amarillo algo verdoso, como el de
los íconos rusos, color que resaltaba los hermosos y largos cabellos negros de Aline Trabajaste
mucho para que sus ojos aparecieran como los recordabas: grandes, negros, curiosos, un
poco tímidos y Su piel muy blanca se animaba en las mejillas con el sonrojo que donde había
gente que no conocía. Deporte que tú, Paul, obligado a andar con En el viaje amainó el dolor
del tobillo, pero, apenas pisó tierra tahitiana, calmantes no le hacían efecto, sólo el alcohol,
cuando bebía hasta que se le Y, también, el láudano, que un La somnolencia estúpida en que
lo sumían las dosis de opio lo tenía horas kilómetros de la capital, en un terrenito que adquirió
por poco precio, una choza de cañas de bambú y techo de hojas de palma trenzadas, que fue
luego decorando y amueblando con los restos de su estancia anterior, las pocas cosas Dividió
con una simple cortina la única estancia, para que uno de los recintos dificultad por el dolor
crónico del tobillo, abrió una claraboya en el techo. medio del Atlántico cuando huía de
Francia hacia el Perú, y recordar el Retrato, Pero, su mujer, en la única carta que recibió de
ella desde que volvió a Tahití, no decía una palabra sobre ese retrato, pese a que él en dos
cartas le había pedido La imagen de Aline Gauguin, que no se apartaba de tu Era la Aline
Chazal de carne y hueso, no sólo su imagen, la que lo asediaba. A las pocas semanas, Pau'ura
vino a decide que el chino, en vez de guardar sus dibujos, colgados en las paredes o tratar de
venderlos, los usaba para apoyándose en el bastón que ahora usaba para el menor
desplazamiento incluso Subió tanto la voz que el chino lo amenazó con denunciado a los
Desde entonces, Paul fue extendiendo su odio del almacenero de Punaauia a todos los chinos
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de Tahití. ya había huido de la casa de tu abuelo —pues esa bestia maligna, André Chazal,
esa hiena asquerosa, era tu abuelo, por más que te helara la sangre tenerlo que admitir— y
pasado sus primeros años de vida a salto de mata, sin saber lo que era un hogar ni una familia,
en pensiones, hotelitos, albergues de mala muerte, Esa niña sin padre y sin madre debió tener
una infancia deprimente. Ese día, acompañada por una criada, Aline Chazal regresaba de la
aterrorizada criada y a empellones metió a Aline al coche que lo esperaba, chillando: «Una
niña como tú debe estar con su padre, un hombre de bien, y no Has de saber que yo soy tu
padre, André Chazal». ¿Por qué volvía ahora tu memoria una y otra vez sobre las desgracias
que habían jalonado la vida de la única hija que sobrevivió, de los tres hijos que parió la
Hubiera sido preferible que no sobreviviera, que muriera como sus dos lágrimas los ojos de
Gustave Arosa evocando el calvario de Aline Chazal, que él Esto confirmó sus sospechas sobre
las relaciones entre su mientras te ibas enterando de los detalles macabros de la vida de Aline
Gauguin, en cambio, en esta noche tibia, sin viento, perfumada por los árboles y las plantas,
con esa gran luna amarilla de luz parecida a la que pusiste como fondo del retrato de Aline
Gauguin, tenías ganas de llorar también. Tenía miedo, dolor, pánico, en las noches, cuando
su Tan sucio, tan maloliente, que Paul prefería pasar como sobre ascuas por ese episodio y la
denuncia que hizo la abuela Flora contra André Chazal por concebible escándalo, pero que,
gracias al arte consumado de esa otra fiera, la del foro, Jules Favre, depararon sólo unas
pocas semanitas de cárcel al violador condenaba a la niña, una vez más, a vivir separada de
su madre, en un internado. esa tristeza lacerante que, por semanas, meses, te acompañó al
comenzar tu hacía tanto tiempo, sino que su recuerdo viniera impregnado de esa sensación
de veintiocho años de eso, Paul! — en un puerto de la India, en una escala del barco en el
lejanísimo París a los cuarenta y un años, la misma edad a la que murió la No habías sentido
entonces el desgarramiento que sentías ahora. del cónsul MoerenhouT dedicado a las
antiguas creencias de los maoríes que le siniestra que los nativos de Tahití mantenían la
existencia de esta sociedad Pau'ura le decía que veía visiones; los maoríes de la aldea que, Y
los pocos maoríes que habían oído hablar de las fijas, siguió día y noche, durante varios
meses, con el tema de los Ariori. madera que colgó en los tabiques de la choza, y, cuando el
dolor y el escozor de las piernas se lo permitían —la enfermedad impronunciable había vuelto
a gelatinoso en que el opio disolvía su cerebro, pensaba en Aline. Cuando calmaron los
dolores, hizo averiguaciones sobre su antigua vahine, su sorpresa y contento, a los pocos días
Teha'amana se apareció en la puerta de Había engrosado, pero seguía siendo una bella joven
llena de garbo, de no podía disimular el asco que le producían las llagas, pese a que Paul tenía
las Hacer el amor con ella, ahora, era un remedo de esas fiestas del cuerpo que recordaba.
Estaba totalmente borracho y sus muslos le ardían como si tuviese en cada uno en altamar
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en aquella travesía rumbo a Lima, cuando huía de Francia por razones En esos días, en que
se sentía tan desamparado, incapaz de salir de su choza por los dolores en el tobillo,
recordaba la profecía de su madre, en el testamento Pero añadía una frase que te amargaba
todavía: «Ya que Paul se ha hecho tan antipático ante todos mis amigos que un día este pobre
hijo mío terminará por Tu madre adivinó el salvaje que llevabas dentro, antes de que tú
asumieras tu verdadera naturaleza, Paul. para que los alimentara a él y a su vahine mientras
le llegaba dinero de Francia. «Tu madre tenía apenas diez años y era la primera vez que veía
a André Chazal. allí Paul escribió a los Molard, sus vecinos de la rue Vercingétorix, una carta
pesar del calor de Tahití— para hacer buenas migas con ese bohemio, de costumbres
desaforadas, que convivía con indígenas, y del que circulaban las peores historias por todo
Papeete. Te hizo entrar en la agencia de Paul Bertin para que intentaras suerte en la Bolsa
asumir públicamente su amor por Aline Chazal, viuda de Gauguin, en vez de Es verdad que,
entonces, no eras un salvaje todavía, sino un burgués que se ganaba la vida en la Bolsa de
París y cuyo ideal era hacerse tan desprendió el mosquitero, que lo envolvió, como una red a
un pescado. que se estuviese agotando la herencia del tío Zizi y los magros francos del Te
habías acostumbrado a vivir sin dinero, eso nunca después de atormentado tanto tiempo, las
llagas se cerraron una vez más. Por más que, la llenó de regalos y le juró que ese eczema era
una infección pasajera, que se le curaría pronto, ocurrió lo inevitable: una mañana Teha'
amana, con su bultito a cuestas, se marchó sin despedirse. Cuando, un rato después, debido
a los sollozos de Koke, Pau'ura se despertó los que había dejado pinturas y esculturas en
Francia, daban señales de vida.
A fines de junio de 1844, un diario de Lyon (Le Censeur) acusó a Flora de ser un agente secreto
del Gobierno, esta desazón no le permitió pegar los ojos. Al día siguiente fue a instalarse a la
puerta del diario, Monsieur Rittiez le recibió dos horas después, en ese entonces flora quiso
decir lo que paso hace 11 años atrás cuando aún era una jovencita inexperta, haciendo
referencia que no le asustaba en absoluto aquellos sirvientes cobardes. Fue una discusión
absurda de dos horas siendo este el peor de todas las giras al interior de Francia. Harta se fue
con amenazas de denunciar al diario. Este caos le trajo problemas de salud, pero jamás dejó
de acusar a Rittiez, es curioso que hace 11 años sentía los mismos síntomas, cuando la nave
era condado por el capitán Zacarias Chabrié, rodeada de diecinueve hombres. Recordar los
mismos mareos que tenía, sin embargo, Chabrié se portaba todo un caballero, gracias a
aquellos martirios, Flora abrió los ojos frete a la crueldad y maldad del mundo.
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Llegado a La Praia vio la esclavitud de unos negros, los blancos de ese lugar de ganan la vida
vendiendo, cazando, comprendo esclavos, ejemplo: Monsieur Tappe que tenía veintiocho
negros, negras y treinta y siete negritos, otro personaje que quedaría grabado en la memoria
de Flora sería el capitán Brandisco, era importador de vidrios, cambiaba vidrios por negros,
fue la primera lección del viaje.
Hecho la despedida por la unión obrera Eléonore y los demás miembros del comité
despidieron a Flora ya a las doce horas de ser despedida contemplo las orillas de la montaña
de Avignon, vinieron nuevamente los recuerdos de aquellas travesías en Le Mexicano, una de
las tardes en La Praia Flora no quiso desembarcar, Chabrié se quedó acompañándola, así fue
esa tarde que el capitán le declaro su amor, sin embargo, Flora no era una madre soltera
descubierto por el capitán, él no se espantó, más al contrario, le pidió ser su esposa y se fueran
a vivir donde Flora quisiera.
Llegados a Avignon quiso conocer al señor Monsieur Thomas que era patrón de fábricas de
textil, flora refuto de ¿Por qué? ¡los trabajadores solamente duermen cuatro horas!, a lo que
el señor respondió: a quien no le gustare el sistema puede buscar trabajo en otra parte.
Monsieur Isnard le recibió más cordial, este se suscribió con 25 francos a la unión obrera. Una
mañana de horas libres se le ocurrió visitar a una de las Iglesias en Avignon por la osadía de
comer dentro de la Iglesia fue echada, al día siguiente fue a un taller de tejedores donde
recibió muchos insultos, ¿será por lo que pasó en la Iglesia? Cerrándole las entradas ya que
tenían miedo que por culpa de Flora los trabajadores perderían el trabajo, después de ello
optó por visitar al palacio del papa, allí se encontró con doña Gros-Jean, portera que guiaba
a los visitantes, asegura que la crisis de Francia comenzó el año de 1789, con los Jacobinos.
La última parte del viaje fue frente a las costas de Sudamérica, desembarcando en Valparaíso,
el capitán Chabrié ayudó aflora instalarse en una pensión de madame Aubrit, en este pueblo
todos se sorprendieron ya que conocían al tío de Flora don Pio Tristán, la noticia de la muerte
de su abuela afecto a Flora, ya que era la esperanza de ser incorporada a la familia Tristán.
CAPITULO X. NEVERMORE
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Pau’ura la niña se quedó inmóvil, la pequeña murió y fue enterrada, ninguno de los
comentaba sobre lo había sucedido, sin embargo, Koke pensaba día y noche en lo ocurrido.
Koke empezó a pintar la niña muerta, un atardecer cuando ya no podía pintar hecho pintura
blanca al dibujo, se sintió asqueado, con rabia, que le advertía que había fracasado en aquel
trabajo, a tanto dolor y frustración le dio dolores, dejando el pincel se puso a beber hasta
quedar inconsciente, volviendo al dormitorio vio a Pau’ura desnuda, trajo carboncillo y
empezó a trabajar en ello sin interrupciones, cuando vino Pierre lo despidió de inmediato y
siguió en la pintura, que este sería su segundo obra de arte, terminado la pintura, amuebló el
espacio, puliendo el cuadro.
Después de una siesta festejo con Pierre su recientemente terminada obra, bebieron hasta
quedar inconscientes. Al día siguiente Koke dio la obra a Daniel, para ser vendida, después de
algunos meses recibió el mensaje de que su obra bahía sido vendida. Koke ya vivía en Papeete,
trabajando de asistente en el departamento de Obras Públicas. Abandonado por Pau’ura
llegó a una gran depresión, jurando públicamente que jamás volvería a pintar, se volvió
escuálido y alcohólico, Pierre venía a hacerle compañía compadecido de su soledad. Para él
a Koke le pasaba algo más, estaba perdiendo la razón por la depresión de perder a su hija de
20 años, Koke injuriaba contra la Iglesia Católica, apostatando e injuriando, no le importaba
si le escuchaban o no, muchas veces pasaba la noche en el calabozo en otra se daba de golpes
con Marineros que desembarcaban, quedando mal Koke, siendo este de cuarenta y nueve
años está más acabado ahora.
Después de un tiempo se encontró con Pau’ura, sin embargo, surgió una nueva compilación,
la dueña de la pensión le negó quedarse a Pau’ura con Koke, se fueron a vivir en Punaauia en
la finquita de Pierre, le era difícil vivir lejos del lugar del trabajo. Como si no tuviera suficientes
problemas buscó la manera de denunciar a los hospedajes de Papeete, tardó días consultando
a abogados de cuando sería la indemnización que recibirían, la respuesta fue lo contrario, ya
que la ley nos les favorecía, fue entonces que el llego una carta de sus amigos, que sus cuadros
se estaban vendiendo muy bien, ahora Koke se sentía mejor, con la vuelta de Pau’ura y con
la idea de ser padre de un Tahitiano.
También la enfermedad volvió con más fuerza, las llagas se le abrieron y el escozor era más
fuerte que le llevó a internarse en el hospital, Lagrange el doctor, le recomendó nuevamente
el Láudano, el doctor le dijo que vuelva a Francia, su nación, sin embargo, koke respondiendo
dijo: mi nación son los Tahitianos. El 19 de abril de 1898 nació en hijo de Koke y le llamaron
Émile.
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CAPITULO XI. AREQUIPA
Hay ciudades que detestan sin antes conocerlo, pensó Flora, decía que el dinero volvía al ser
humano una bestia, el segundo día en Marsella veo la trata de esclavos blancos, y al obrero
esclavizador, discutiendo con un obrero se sintió mal y se fue a recostar, aun siendo de verano
sentía frio.
Islay: una callecita sin puerto donde a los pasajeros se le naja como al bultos y animales, un
lugar lleno de pulgas que le dio el recibimiento a Flora, después de un tiempo llego Flora a
Arequipa, en las reuniones dadas explicaba a los obreros sobre un trabajo seguro, sobre una
nueva sociedad y que sus hijos recibirían una educación y que serían maridos de una sola
mujer, sin embargo, los obreros le escuchaban sin interés, lo que le molestaba a Flora, y no
logró convencerles. Se encontró con su prima Caren de Piérola, cansada Flora no disfruto del
recibimiento y se puso a descansar. Madame Victoire le quería ver, esta era una alcahueta,
lo que a Flora le molestó, por lo cual la insultó.
Todos querían a flora, tenía muchos regalos y obsequios, sin embargo, el tío Tristán le recibirá
¿cómo una heredera?, Manzel proponía dar panes gratuitos a la gente, Flora compara a
Manzel y a Althaus.
Althaus pasea con Flora en los lugares de Marsella, comentándole sobre los peruanos. Un día
se fueron a conocer los baños termales, apartándose a la cueva Clemente le beso a Flora,
pasado ese episodio jamás volvió a pasar ese episodio, cuando empezaba a escribir una carta,
Flora sintió el primer temblor, vio a su esclava Dominga rezar al Señor de los temblores, el
temblor no hizo estragos en Arequipa, sin embargo, Tacna y Arica fueron afectados.
Paso sus últimos días en el puerto mediterráneo, enferma, desvalida. En esta situación los
obreros tomaron conciencia y cambiaron la actitud que tenían los primeros días, no fue sino
gracias a Benjamín Mazel que se formó la Unión Obrera de diez personas. Por Mazel se enteró
que madame Victoire, además de ser alcahueta era informante de la policía, le dieron ideas
de vestirse como Guardia Nacional, a lo cual Flora dijo que ya había pasado ese mismo
episodio hace cinco años atrás, de vestirse de hombre, mientras explicaba este hecho cayó
desmayada.
Flora quedaba asombrada con las costumbres de Arequipa. Esperaba el regreso del tío
Tristán, ya que este estaba aún en Camaná, mientras aún pensaba en este asunto, le llegó un
aviso de que el Capitán Chabrié había desembarcado recientemente en Arequipa, esto alarmó
a Flora, ya que la última vez que le vio fue en Valparaíso, este aún tenía pensado pedirle
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matrimonio, besándole la mano le propuso que se casaran y que un padre modelo para su
hija, Flora con el fin de evitarle le dijo que si le amaba tenía que darle los papeles de herencia,
ese sería la prueba de amor , lo que el Capitán no logro hacerlo.
Koke vivía debiendo a medio mundo. Alejándose del lugar tomó el rumbo del valle de
Punaruu, era de cincuenta años comenzó a escalar una montaña angosto, cuando más
escalaba, se agitaba y de rato en rato se detenía, llegado al cúspide donde muchas veces le
llevaba Pau’ura, pensó: aquí quiero morirme, ya que tenía un panorama hermoso, se recostó
y consumió la última bolista de arsénico, recordando a la negra panameña se puso a llorar,
que fue por ella que se contagió de esta enfermedad, en seguida recordó a Aline pues su hija
había muerto en Dinamarca, abriendo los ojos Koke vio que se había vomitado encima, aún
seguía vivo pero confuso sin fuerzas, en medio de la noche doria y despertaba muchas veces
hasta que tuve por fin una de título que pondría a su obra maestra, que desde hace mucho
tiempo no había a pintar, al día siguiente recio, sin ardor y picazón y descansando un buen
rato se dispuso a retornar, bajando de la montaña se encontró con una cascada, mojándose,
descanso un momento, ahora entusiasmado y optimista porque había descubierto el título de
su obra al borde de su suicidio, llegado a casa le comento a Pau’ura, lo que había pasado, de
inmediato le dijo: una taza de té, y con temor fue a su estudio y vio la pintura inmensa que
había hecho, viendo empezó a escribir el título. Sin darse cuenta había dibujado un medio
varón y mujer, una cultura que se le había quitado a los Tahitianos, aún veía el cuadro cuando
Pau’ura ya había preparado la cena y le esperaba abajo y en brazos tenia a Emile, por quien
Koke no había sentido cariño como por la hermanita muerta.
El 29 de julio de 1884 llegó a una ciudad lleno de militares y delincuentes, estaban mesclados
obreros y presos, quienes le recibieron en Toulon fueron los burgueses, aterrados por la
presencia de Flora, ya que pensaban que les traería problemas con la autoridad, sin embargo,
a Flora no le interesaba que la autoridad se enojara con la idea de revolución.
La actitud de furia que tuvo con el ayudante del procurador le hizo recordar lo que había
vivido hace diez años con su tío Pio Tristán, este se había quedado perplejo, ya que jamás una
mujer le había hablado de la forma que lo hizo Flora, paralelo a ello sus amigos se enteraron
sobre la visita del comisario y la citación del procurador se asustaron, ya que había papeles
de la Unión Obrera, sin embargo, no hubo registros, tampoco una nueva citación. Para tratar
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de relajar a Flora le llevaron a las juntas marinas (una diversión anual), mas a flora no le
agradaba, esto hizo recordarle lo que pasó con Clemente Althaus, cuando le llevo a la pelea
de gallos. También la acción que tuvo para apoyarte con el caso de tu tío Pio Tristán, consultó
a muchos abogados y jueces, pero ellos no podían enjuiciar a su tío, incluso consultó al
abogado más íntegro y recto que hace dos años atrás defendía a la monja Dominga, sin
embargo, no pudo dar solución a la queja de Flora, haciendo saber que jamás ganaría este
juicio, con ello se terminaba la ilusión de ser una gran Burguesa. A pesar de todo ello, Flora,
pudo concientizarse más, sobre la desigualdad, la ceguera, el egoísmo de los ricos. Tal vez
esta, Arequipa, es jactanciosa con decir que es la ciudad más católica, mas Flora decidió
conocerla. Flora quedo asombrada con las capillas de este lugar, tal vez las únicas que vio con
tanto decoro y arreglo, las monjitas la recibieron muy amablemente, allí pasó unos días de
instrucción y tal vez divertidos para Flora, interrogando casi a todas las monjitas, ellas decían
que Dominga estaba endemoniada, jactándose que en Santa Catalina este hecho jamás
hubiera ocurrido.
En Santa Teresa paso como cuatro días, a comparación de Santa Catalina este era un lugar
donde no había bromas ni juegos, se torturaban con látigos de noche, pensó que así fue la
vida de su prima Dominga, a los veintitrés años Dominga huyó del monasterio, se refugió
donde sus tíos, quienes la delataron al fray, desechada por sus tíos, se fue a una chacrita
donde sus hermanos.
Al visitar al Arsenal Naval de Toulon vio una cárcel peor que en la que pasó Dominga, esclavos
de distinción, con diferentes condenas, para Flora fue difícil presenciar el sufrimiento que
padecían. Viendo la realidad comparó con la prisión inglesa, que seguramente estos hombres
no vieron a una mujer por mucho tiempo, fue una experiencia para reflexionar por Flora, allí
dio a conocer sobre la Unión Obrera, interesados los obreros le pidieron que les comente más,
lo que a Flora le agradó, sin embargo, no todo es color de rosas, hubo también discrepancias
de distintas personas, ya que eran de distintas culturas. Un tema de discusión fue la de las
prostitutas.
Flora en el Perú pudo presenciar la guerra de Cangallo, hasta pudo presenciar la guerra Civil,
milagrosamente para ello Flora y don Pio habían hecho las paces, lo cual le hizo ser la sobrina
querida de siempre, en un acto ávaro de don Pio, Flora le dijo que diera cinco mil pesos al
general Nieto para la guerra Civil, desde entonces don Pio consultó a Flora solamente por
interés, para no perder riquezas. En aquella situación de conflicto social, Civil, vio mujeres que
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a pesar de ser prostitutas eran las más aguerridas, ellas que estaban en la primera línea de
batalla.
Cuando Flora partió a Nimes se dijo que la instancia en Toulon fue de gran provecho, la
directiva de la Unión Obrera contaba con ocho mujeres.
El mitin del 23 de septiembre de 1900 fue todavía peor de lo que Pierre Levergos temía. Asistió
sin ganas, para no decepcionar a paul, a quien tenía simpatía, talvez compasión, sabiendo
que pasaría un mal rato. Paul era el único que parecía creerse al pie de la letra que los chinos
arraigados en Thaiti hacia generaciones constituían una amenaza para Francia, que el
imperialismo amarillo quería arrebatarle sus posiciones en el pacifico. Paul y Pierre Levergos
fueron a tomar una copa a uno de los barcitos del puerto donde ahí se notó que paul ya Hera
un viejo y empezaron discutir de política y especialmente sobre un cuadro de paul (cristo
amarillo)
Aquel verano de 1888, en el pequeño pueblecito bretón bañado por el Aven, te pasaron cosas
extraordinarias. Habías entendido la fe católica, leído Los miserables de Víctor Hugo, pintado
una obra maestra, La visión después del sermón, te habías enamorado públicamente de esa
Virgen María encarnada que era Madeleine Bernard, y encariñado con su hermana Emile.
Nunca le dijiste una palabra de amor, ni le hiciste la menor insinuación. ¿Por qué era
demasiado jovencita, porque le doblabas la edad? Por una extraña autocensura moral, más
bien. La premonición de que enamorándola ensuciarías su integridad, su hermosura
espiritual. Por eso, disimulaste pasando de hermano mayor, que aconsejas, desde la
experiencia, a la niña que daba sus primeros pasos en el mundo adulto.
Esas experiencias, Los miserables, el amor puro a Madeleine, las discusiones con sus amigos
pintores en los que el tema religioso aparecía con frecuencia, fueron decisiva para que
pintaras La visión después del sermón. Al terminarlo, estuviste varias noches desvelado,
escribiendo, a la luz del minúsculo quinqué del dormitorio, cartas a los amigos. Les decías que
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por fin habías alcanzado aquella simplicidad rustica y supersticiosa de las gentes comunes,
que no distinguían bien, en sus vidas sencillas y en su creencia antigua, la realidad del sueño,
la verdad de la fantasía, la observación de la visión. Esa era la obligación del artista: crear, no
imitar.
Paul empeoro en su salud como problemas cardiacos y en eso reflexiono no quiero morir
trabajando para unos mentecatos, anhelando construir aquí un pequeño edén de libertad, de
belleza, de creación y de goce sin las servidumbres de la civilización europea del dinero.
Decidió irse nadie lo fue a despedir al puerto de Papeete el 10 de septiembre de 1901, cuando
subió a La Croix du Sud, que partía hacia Hiva Oa. Llevaba consigo su armario, su colección
de estampas pornográficas, su baúl de recuerdos, su autorretrato como cristo en el Golgota
y una pequeña pintura de Bretaña bajo la nieve.
En el sofocante cuartito del Hotel du Gard, de Nimes, que olía a viejo y a orines de gato, Flora
tuvo casi diario una angustiosa pesadilla, los curas de la ciudad amotinaban contra ella.
Temblando, se escondía en vestíbulos, zaguanes, en rincones oscuros. Cuando la descubrían
y se abalanzaban sobre ella con las caras desfiguradas por el odio, se despertaba, empapada
de sudor y paralizada de miedo. Desde el primer dia, en Nimes todo le salía mal. El Hotel du
Gard era sucio e inhóspito y la comida malísima, los cólicos, las diarreas y calor insoportable
tornaba cada jornada un calvario. En esta gigantesca sacristía no encontraría a un solo obrero
inteligente que sirviera de piedra miliar a la unión obrera.
Encontró uno, en verdad, pero no era de Nimes, sino innaturalmente de Lyon. En una reunión
escucho decir a un mecánico “Los ricos son necesarios, pues gracias a ellos hay padres en el
mundo, que nos iremos al cielo, tanto que ellos no”. Se desmoralizo de tal modo que estuvo
mucho tiempo muda, sin ánimos. Las pesadillas nocturnas en que los curas de Nimes te hacían
linchar por el populacho, le tenían exhausta, se pasaba buen parte de las noches con la
ventana vierta, tramando apocalipsis contra los sacerdotes nimenses, imaginar esas
maldades terminaba por quitarle ese mal humor, y, entonces solía regresar a Arequipa ¿y si
todas las batallas fueran tan disparadas como la que te toco presenciar en la Ciudad Blanca?
Un caos humano que luego los historiadores, para satisfacer el patriotismo nacional, volvían
coherentes manifestaciones del idealismo, el valor, la generosidad, los principios, borrando
todo lo que hubo en ellas de miedo, estupidez, avidez, egoísmo crueldad e ignorancia de lo
más, sacrificados de manera inmisericorde por la ambición, la codicia o el fanatismo de los
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menos. El alba la encontró, en su sórdido cuartito riéndose sola al recuerdo de aquella batalla.
El 5 de agosto se fue a Montpellier. Pero unos días después ya en Montpellier, por una
asustada misiva administradora del Hotel du Gard supo que, después de todo, alguien se
había interesado por ella en Nimes, aunque, feliz mente, solo después de su partida. El
comisario local, acompañado de dos gendarmes, se presentó en el en el establecimiento con
una orden firmada por el alcalde de Nimes, ordenando su expulsión inmediata de la ciudad
“por azuzar a los obreros nimenses a pedir aumento de salario”
CAPITULO XVI. LA CASA DEL PLACER ATUONA (HIVA DA), JULIO DE 1902
Cuando en la madrugada del 16 de septiembre de 1901, La Croix du Sud soltó el ancla frente
a Atuana, en la isla de Hiva Oa, y paul, desde el puente de la nave diviso en el pequeño puerto
al grupito de gentes que los esperaban un gendarme de uniforme blanco, misioneros de largos
hábitos y sombreros de pajas, una nube de niños indígenas semidesnudos, sintió una gran
felicidad. Conoció en el mismo embarcadero ¡nada menos que a un príncipe! Eso era el
anamita Ky Dong, un apodo de guerra que adopto cuando, allá en su país, Vietnam, decidió
renunciar a su carrera en la administración colonial francesa para dedicarse a la agitación
política, la lucha anticolonialista y, al parecer, incluso al terrorismo.
Sabía que el recién llegado de Papeete era un artista y se ofreció a ayudarlo a instalarse en
Atuona en la cabaña de Matikama. Comprar terreno en esta minúscula localidad rodeada de
bosque, era dificilísimo. Todas las tierras de la circunscripción pertenecían al obispado y el
tremendo obispo Joseph Martin, autoritario y tenaz, este accedió a venderle un lindo terreno
en la periferia de Atuonao tenía a la espalda la Bahía de los Traidores, este era el lugar que
soñaba un marco único de libertad y de belleza
Construyo su casa (la casa de placer estuvo terminada en seis semanas) era de madera,
esteras y paja trenzada constaba de dos pisos, Jhosph Martin se convirtió en su enemigo ya
que exhibía es las paredes cuarenta y cinco fotos pornográficas con posturas sexuales
descabelladas
Las primeras semanas en su nueva residencia estuvo contento, lleno de proyectos. Sim
embargo, aunque a regañadientes, poco a poco fue comprendiendo que las marquesas, si
habían sido en algún momento el paraíso, ya habían dejado de serlo. Como Thaiti. Tohotama
se convertiría en su modelo preferida en Atuona, mas todavía que Vaeoho una chiquita de 14
años su mujer a partir del tercer mes en Hiva Oa
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Obtener a Vaeoho requirió una excursión al interior de la isla, al valle de Hanaupe. Vaeoho
erra bella, hacendosa, risueña, y acepto darle clases de marquesado, Koke prefería como
modelo a la pelirroja Tohotama cuyos pechos turgentes, grandes caderas, gruesos muslos, lo
excitaban. Paul se decepciono que en la nueva tierra eran pocos los nativos que aún se
tatuaban
Un dia, Vaeoho, durante la clase de marquesano, le dijo, medio en francés medio en maorí,
una frase que no entendió. Su significado: “cada dia estas más viejo. Pronto me quedare
viuda”. Él fue al espejo y se estuvo contemplando hasta que le dolieran los ojos. Entonces,
decidió pintar su ultimo autorretrato.
Las llagas le comían las piernas y ensuciaban las vendas tan rápido que, al final, ya no tenía
ánimos para cambiárselas. Debía hacerlo él porque Vaeoho, asqueada, se negó,
amenazándolo con dejarlo si le obligaba a curarlo. El pastor Vernier, hombre manso y
generoso, lo recibió sim sombra de rencor por los agravios recibidos, y, en efecto, trato de
ayudarlo, con ungüentos y calmantes para las piernas.
Flora se había prometido que su estancia Montpellier seria de puro descanso, pero el destino
le tenía preparado otra situación el hotel du Cheval Blanc donde ella tenía la reserva, solo
acepta a damas que venían con su esposo o padre además que el hotel funciona como burdel
de Montpellier un joven galante le ofreció ayuda pero dado que este quería pasar lo noche en
una sola habitación Flora lo tomo a mal dándole una bofetada haciendo que esta se retire a
otro hotel llamado du Midi donde había mucha bulla dado por el agotamiento ella no hizo
más que descansar.
La hinchazón en el vientre y los retortijones provocaron que ella valla con el doctor Amador
fanático de la homeopatía llamándola ¨la ciencia nueva¨ siendo un hombre fino, culto y
siempre fiel a sus principios de que ¨el mal se cura con el mal¨ este le brinda a flora un brebaje
de arsénico y azufre siendo este el miedo de envenenarse, pero no fue así a principios de 1835,
despues del trato injusto del capitán Alencar y de su pasajero el Loco Antonio que intento
abusar de Flora claro pero aun así decidiste volver como otra persona a romper las cadenas
logrando así escribir tu folleto tratando de la necesidad de dar un buena bienvenida a las
extranjeras proponiendo crear una sociedad con virtud, prudencia y propaganda para ese
entonces eras una tonta creando un texto incultura siendo tu objetivo principal :alcanzar la
igualdad de derechos entre hombre y mujer dedicando tu libro a Prosper Enfantin siendo tu
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que querías hacer algo por las mujeres extranjeras que van a París ,pero con tu libro trajiste
ideas renovadoras ,compartiendo la misma doctrina con Fourier
1837 Charles Fourier voto once años de su vida al mar en busca del visitante que nunca llego,
en 1844 aún seguían en la espera, como era posible que el capitalista cometa actos de
magnánimos, era algo imposible pero tu comprendías esa situación.
Cuando el doctor amador oía las críticas de los fourieristas se burlaba, Flora sentía una
atracción por él, pero esto se cortó al momento de que este enseñaba algo que él no creía y
cobrar haciendo que sea la última vez que se vieran aun as i este le envió un carpintero. André
Medard un joven inquieto, promoviendo un movimiento en Montpellier contado que esta
ciudad era polvorín haciendo que ella tome cartas en el asunto gracias a la Unión Obrera
dejando ejemplares en la Liberia pero sin frutos, hubo problemas con un abogado Maitre
Saissac llegando a tener un problema por el papel de la mujer, enfrentándose más de una vez
más adelante ella seguía pidiendo la custodiad e sus hijos pero casi siempre se la daban a él
siendo alguien vago a Andre Chazal a pesar de todo esto logro escribir el libro Peregrinaciones
de una paria haciéndote más conocida .
Pasando que Andre Chazal violo a su hija Aline provocando en Flora rescatar a sus hijos
poniendo una denuncia Ante el abogado Jules Favre te puso a ti todo en contra pero gracias
a tu libro Peregrinaciones de una paria esto causo en todos un asombro en varios lugares
como era capaz una mujer de contarlo todo de una manera desnuda dado que Andre Chazal
sentía remordimiento por ti este quiso matarte a dos disparos pero no lo pudo, convirtiéndote
a ti en una heroína haciéndote una persona más famosa que un cantante de ópera .
Pero como tu podrías cambiar la sociedad lograste sacar un libro llamado la Abolición de la
pena de muerte diste charlas sobre el divorcio tenías dos cartas 1 de Eleone Blande que te
blindaba detalles de la actividad del comité de Lyon y la 2 de Jules Laure este más te apoyaba
económicamente, pero igual a Flora la terminaron votando de su apartamento dad las
circunstancias estas se puso a reflexionar de la vida dando la idea de crear un refugio para
las revolucioncitas.
_siempre quiso usted ser pintor, Paul _pregunto, de pronto el pastor Vernier.
Habían bebido, comido la espléndida “tortilla babosa” habían reído y fantaseado sobre el
colerón que le daría al obispo Martin saber que Koke acaba de instalar, en su jardín, dos
esculturas de madera
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¬_ ¿sintió la vocación de ser artista desde niño? _insistió Vernier _hasta los treinta años no
creo haber dibujado ni siquiera un monigote. Los artistas me parecían unos bohemios y unos
maricones. Los despreciaba.
_ ¿qué hiciste, entonces, entre los veinte y los treinta años? _le pregunto Ben _era
agente de bolsa, financista, banquero _dijo Paul. Si hubiera seguido en eso, talvez sería
millonario. Un gran burgués que fuma puros y mantiene dos o tres queridas. No te
imaginaban de hombre de negocio, a ti, siendo el salvaje que eras, Paul.
_parece mentira, Paul _exclamo el pastor Vernier, alzando la voz _ dirás el milagro_ lo corrigió
Ky Dong
_he pensado mucho en eso y creo que ahora tengo una respuesta clara _ el corrupto, el que
jodió mi vida mi carrera de burgués, fue el buen Schuff _me estaba corrompiendo y yo no me
daba cuenta _les hizo un brindis Paul _ ¡por el buen Schuff! Me arrastraba a galerías, a
museos, a talleres de artistas. Me hizo entrar al Lauvre por primera vez, a verlo copiar a los
clásicos.
Los truenos y relámpagos habían retornado su estruendoso concierto y toda La Casa del
Placer se estremecía y bailoteaba, como si las trombas de agua y las ráfagas de viento
candente la fueran a descuajar y llevársela por los aires en cualquier momento.
Camille Pissarro había leído algunos libros y folletos de Flora Tristán y hablaba de ella con
tanto respeto que hizo que te interesaras por primera vez en una abuela materna de la que
nada sabias. Tu madre jamás te hablo de ella. ¿Le guardaba cierto rencor? Y con razón: nunca
se ocupó de su hija Aline. La tuvo viviendo con nodrizas, mientras ella hacia la revolución.
De súbito, los truenos cesaron y la lluvia amaino algo. Las treinta cascadas que caían sobre
Atuona los días de lluvia desde los montes Temetiun y Feani se habían multiplicado y el rio
Make Make se rebalsaba por sus orillas. Toda la zona estaba inundada y el nuevo rio, recién
apareció, arrastrando ramas, troncos, hierbas, barro, latas, pasaba rumbo a la calle principal
llevándose consigo el jardín de La Casa del Placer. El susto y la sorpresa les habían había
quitado en segundos el efecto del alcohol, tenían que refugiarse en la colina del cementerio.
_tienes que subir con nosotros Paul _insistió Ky Dong ¬_esta cabaña no resistirá estarás más
seguro con nosotros haya arriba, en el cementerio _si apenas puedo andar, amigos. Vayan,
vayan ustedes. Me quedo aquí, esperando. ¡El fin del mundo es mi elemento, señores!
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Los vio partir, encogidos, chapoteando, el agua en las rodillas, en dirección al sendero, La
Casa del Placer era aún frágil construcción de bambú, hojas de palmera y vigas de madera
que solo de milagro había resistido hasta ahora el viento y agua.
En Bézier se reúne con ocho obreros, luego viaja carcassonne, se sentía cansada y se durmió,
soñó a Olympia con la que tuvo una amistad, más que amistad tuvieron una relación de dos
años a la cual la dejo por motivo de trabajo, solo quedaron recuerdos.
Al día siguiente también tuvo inconvenientes con los falansterios, abogados, agrícolas,
médicos, periodistas, que provoco una represión sangrienta que destrozaría al naciente
movimiento obrero.
En Londres se vistió de un hombre para entrar a una conferencia, ya que estaba prohibido la
entrada de mujeres. Durante cuatro meses se vistió de hombre se había propuesto dar cuenta
de la vida que llevaban las cien mil prostitutas callejeras, que se decía, merodeaban por
Londres.
Un ser coqueto y distinguido, con florecillas entre sus lacios y largos cabellos femeninos,
envuelto en una gran capa roja que llamea a sus espaldas, con una hoja en su mano derecha
que delata sus conocimientos secretos del mundo vegetal,filtros de amor, pociones curativas,
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venenos, cocimientos mágicos y, detrás de él, como siempre en tus cuadros (¿por qué, Koke?),
dos mujeres sumergidas en la floresta reales o tal vez fantásticas, arrebujadas en unos
misteriosos capotes masculinos de reminiscencia frailuna y medieval, observándolo,
fascinadas o asustadas por su conducta misteriosa y equívoca y por su insolente libertad. Te
exiliaron en la buhardilla, donde, dada tu apariencia pobretona y excéntrica que tú, por
supuesto, en aquellos días, como represalia contra tu familia política, exageraste colocándote
en la cabeza un tocado de piel roja, debías permanecer encerrado mientras Mette enseñaba
francés a las jóvenes y a los jóvenes privilegiados de la sociedad danesa, pues había el riesgo
de que, disgustadas ellas y ofendidos ellos con tu apariencia inconveniente, renunciaran a las
clases. Pues eso es lo que yo veo en los hombros de tu marido, Tohotama Koke se sintió
animado al oír la voz honda y espesa de la muchacha, que se correspondía tan bien con su
robusta anatomía y sus cabellos rojizos, sus pechos turgentes, sus grandes caderas y sus
gruesos y lustrosos muslos, todas esas cosas bellas que ahora ya sólo podía recordar. Era éste,
pese a que tenías un techo bajo el cual dormir y gracias a Daniel de Monfreid y al galerista
Ambroise Vollard un dinerillo que, aunque escaso, te permitía comer y beber. Pues Haapuani,
pese a sus años debía ser cincuentón, se presentaba a veces en La Casa del Placer vestido y
adornado como un mahu, un hombre mujer, algo que, aunque dejaba indiferentes a los
maoríes, podía atraer sobre él las fulminaciones de las dos iglesias y de la autoridad civil si lo
descubrían. Como en el piso no había espacio para trabajar, dibujabas y pintabas en las calles,
de pie junto a un castaño del Luxemburgo, sentado en las bancas de los parques, a las orillas
del Sena, en cuadernos y telas que te regalaba el amigo Schuff, quien, sin que lo advirtiera
Louise, su mujer, te deslizaba a veces unos francos en el bolsillo para que a media jornada
pudieras sentarte un rato en la terraza de café. Lo veías muy bien en tu mente, pero, para
trasladarlo sobre la tela, necesitabas consultar a cada momento al propio Haapuani, o a
Tohotama, o a Tioka, que a veces venía a verte trabajar, sobre los colores, y las mezclas que
hacías poco menos que por mera intuición, sin poder verificar los resultados. En Pont Aven,
pueblecito perdido en el Finisterre bretón, encontrarías todavía una cultura arcaica, gentes
que, en vez de renunciar a su religión, a sus creencias y costumbres tradicionales, se aferraban
a ellas con soberano desprecio por los esfuerzos del Estado y de París para integrarlos a la
modernidad. A la semana de estar instalado en la pensión Gloanec, te vestías como un
pescador bretón zuecos, gorra, chaleco bordado, sacón azul y te habías convertido, antes que,
por tu pintura, por tu talante arrollador, tu verba exuberante, tu ciclópea fe en ti mismo y, sin
duda, también por tu edad, en el jefe de fila de la media docena de jóvenes artistas que se
cobijaban allí gracias a la bondad o la idiotez de la maravillosa viuda Gloanec. Las cosas no
mejoraron cuando Mette, tú y los niños abandonaron la casa de tu suegra, para vivir gracias
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a la venta de un cuadro de tu colección de impresionistas en la casita de Norregada 51, un
barrio sórdido de Copenhague, lo que dio a Mette nuevos argumentos para encolerizarse
contra ti y apiadarse de su suerte. No eran esos hoteles lo que tú buscabas, sino el modesto
albergue de madame Gloanec, que, por insensata o por santa, acogía en su pensión a los
artistas menesterosos y aceptaba magnífica mujer que, si no tenían dinero, le pagaran el
cuarto y la comida con los cuadros que pintaban. En julio de 1884, Mette Gad se trepó a un
barco en el puerto de Rouen que se la llevó a Dinamarca con tres de los niños, dejando a Paul
en la capital normanda a cargo de Clovis y lean. Ben Varney lo ayudó a bajar las escaleras, a
cruzar el jardín cercado de alambres y a subir a su cochecito. Tener que vivir en 29
Frederiksbergalle, la casa de la madre de Mette, mantenido y humillado por tu suegra y por
los tíos, hermanas y hermanos y hasta primos de tu mujer. Cuando, seguramente con mucha
aprensión y miedo de ser descubiertos, se enredaban flores en la cabeza, se ponían brazaletes
en las muñecas y ajorcas en los tobillos y se adornaban como muchachas, y osaban mostrarse
así, de manera fugaz, los mahus no sospechaban que eran los estertores agónicos de una
cultura. Esa cultura que tú habías defendido con tanto brío y tanta verba, y tantas
exageraciones y calumnias allá en Tahití, en Les Guepes y en La Sourire, Koke. Bien
diferenciados y separados por un abismo infranqueable: hombre y mujer, macho y hembra,
verga y vagina. Haapuani, que, cada vez que Koke lo interrogaba sobre las creencias
marquesanas, se erizaba como un gato, algunas veces se animaba a ilustrado acerca del
significado de los tatuajes, y, un día, incluso, dibujando sobre un papel con la facilidad de un
experto tatuador, le explicó la maraña de alusiones encerrada en ciertos diseños los más
antiguos, según él, aquellos que servían para proteger a los guerreros en los combates, los
que daban fuerza para resistir las acechanzas de los espíritus malignos, los que garantizaban
la pureza del alma. Gozar de una vida segura y próspera, y dejarlo todo, a los treinta y pico
de años, para empezar una carrera de artista. Pero los vientos devastadores habían
descuajado algunos árboles, y desvestido y mutilado a muchos otros, de modo que ahora era
posible divisar desde esta baranda toda la fachada de la iglesia y la pulcra casita del pastor
Paul Vernier. Cuando la impotencia te arrancaba un gemido, una crisis de llanto y blasfemias,
Haapuani y Tohotama permanecían a tu lado, sin moverse, respetuosos, esperando que te
calmaras y retornaras el pincel. Al cabo de un rato, su vecino, habitualmente parco de
palabras, le dio su parecer: En muchos cuadros, has pintado a las mujeres de estas islas con
músculos y cuerpos de hombres afirmó, intrigado. Y la Vikinga, pálida y lloriqueando, se
atrevió a decirte que, si no partías, los jóvenes diplomáticos a los que enseñaba francés la
habían amenazado con buscarse otro profesor. Fuiste a visitados, creyendo que esos
compañeros te recibirían con los brazos abiertos; pero se hicieron negar y descubriste a Degas
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y Blanche espiándote detrás de los visillos, mientras el mayordomo te despedía. Tal vez
porque en el huidizo, semi invisible, perseguido mahu, abominado como una aberración y un
pecado por curas y pastores, sobrevivía el último rasgo indómito de ese salvaje maorí del que
pronto, gracias a Europa, no quedaría ni una muestra. Dedicar buena parte del día a hacer
algo que odiabas pues te impedía coger los pinceles lo que ya te importaba más que nada en
la vida, te tenía al borde de un estallido que hubiera podido terminar estabas seguro en el
suicidio o el crimen. Por eso te sentiste tan feliz cuando perdiste el empleo, a sabiendas de
que empezar otra vida les exigiría a ti y sobre todo a Mette muchos sacrificios. Puesto en
orden, en lo relativo a la religión, a la lengua, a la moral, y, por supuesto, al sexo. No, maldita
sea, no murmuró, acercándose mucho al brujo, como si fuera a besarlo o morderlo. El arte
tenía que romper esa moldura estrecha, el horizonte pequeñito en que habían terminado por
encarcelado los artistas y los críticos, los académicos y los coleccionistas de París: abrirse al
mundo, mezclarse con las demás culturas, airearse con otros vientos, otros paisajes, otros
valores, otras razas, otras creencias, otras formas de vida y de moral. Si lo que Tioka decía
era exacto, El hechicero de Hiva Da había salido más o menos como lo concebiste, pese a
haberlo pintado casi todo el tiempo a ciegas, con pequeños intervalos en que la luminosidad
del día, tu voluntarioso esfuerzo o el diosecillo compadecido, te aclaraban la visión y, por unos
minutos, podías corregir detalles, acentuar o debilitar los colores. Ese anochecer, cuando la
pareja ya se había marchado y vino a conversar con él su vecino pasaba un par de veces al
día por La Casa del Placer para averiguar si Koke necesitaba alguna cosa Tioka se quedó largo
rato observando la tela. Y había conversado, mediante un intérprete, con el tatuador del
pueblo, un anciano risueño que le mostró la delicadeza y seguridad de artista con que
imprimía sobre la piel humana aquellos dibujos simétricos y laberínticos. Pero estaba vivo aún
en las aldeas y bosques perdidos de todas las Marquesas, preservando, en aquellas remotas
soledades, sobre las pieles tostadas de los varones y las hembras maoríes, la antigua
sabiduría, la fe y las tradiciones exorcizadas por los misioneros. Caballeros y señoras, atentos
y ceremoniosos, parecieron interesarse en tus cuadros y te interrogaron sobre ellos en
relamido francés. Y, entonces los sueños, Koke, siempre los sueños, decidiste trasladarte allí
a fin de conquistar Dinamarca para el impresionismo. Se te ocurrió que allí la vida sería más
barata y que ganarías buen dinero vendiendo tus cuadros y retratando a los prósperos
ruaneses. Lo había hecho cambiar de opinión el ciclón, que, sin causar daños en Hiva Oa, en
Tahuata causó terribles males, destruyendo viviendas y granjas y dando muerte a decenas de
personas, entre ellas varios parientes del antiguo hechicero. Cuando llegó a La Casa del
Placer, cuyos contornos, desde el ciclón de diciembre, habían dejado de ser boscosos y se
habían vuelto un descampado de ralos arbolitos y troncos derribados, era ya noche. Los
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naturales de Hiva Oa le atribuían saberes y poderes tradicionales, por su antiguo oficio, que,
según Ky Dong, seguía practicando en secreto, a ocultas del obispo Martin, del pastor Vernier
y del gendarme Claverie.
Flora Tristán en Burgos, acepta una invitación, siendo tal vez este sea la última participación
pública, ya que las semanas que le faltaba lo pasaría en cama. Su retorno a París no sería
nada fácil. Flora retorna con pensamientos de revolución y cabio, sin embargo, en Toulouse
tanto como en Agen no fue bien recibida, las charlas que daba terminaban estropeados por
policías, quedando sola, aburrida y frustrada por la actitud cobarde de los obreros.
En poco tiempo, Flora, fue una enemiga del poder, en todo ello fue el padre de los herreros
quien se portó como un maestro para Flora, lo cual no le gustó a madame Gosset,
infamándola de ser quita maridos.
Charles y Elisa esposos, estos le dieron lecho, comida, atención, etc. Contrataron a un doctor
y a una enfermera, en el primer análisis de su enfermedad le dijeron que era colera, en el
segundo examen, probablemente una fiebre tifoidea, estos gastos lo hicieron los esposos,
quienes además admiraban a Flora, los primeros días se veía que mejoraba, sin embargo,
después fue en declive. Con la llegada de Eléonore fue mejorando, recupero las esperanzas.
La publicación de la obra “La Unión Obrera “fue toda una proeza, con lo cual, obreros y
mujeres fueron más consientes con sus derechos. Tuvo la dicha de poder conocer a Carlos
Marx, aún joven y de pensamientos revolucionarios, sin embargo, la enfermedad de Flora
continuaba. Gracias a la obra publicada, las reuniones se hicieron más frecuentes, con la
publicación también se logró que ya no eran necesarias las convocatorias. Flora organizó un
concurso de canto, mas esta actitud de Flora resultó nefasta.
Postrada Flora, unos falsos curas le acusaron de recibir a Dios en su lecho de muerte, sin
embargo, llegaron cartas con palabras alentadoras para Flora, hubo ideas de huir y flora no
se negó, aun estando convaleciente, con una bala cerca ala corazón, Flora, estaba dispuesta.
A los cuarenta y unos años murió Flora, los esposos Lemonnier cortaron dos echas del cabello
de Flora, una para Eléonore y otra para Alise. Surgió debates para el entierro de flora entre
Eléonore y los esposos Lemonnier, sin toar en cuenta a Alise, el cuerpo fue velada por dos
días, finalmente el entierro tuvo lugar el 16 de noviembre.
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CAPITULO XXII. CABALLOS ROSADOS ATUONA, HIVA DA, MAYO DE 1903
Supo que su vida entraba en la recta final cuando, a principios de 1903, advertido que,
últimamente, ya no necesitaba valerse de tretas y halagos para atraer a La Casa del Placer a
las niñas del colegio de Santa Ana. No venían a verte a ti, hombre semiciego e invalido. En
verdad, venían a ver las fotos pornográficas.
El pastor vernier lo había persuadido de que, por un tiempo al menos, interrumpiera las
inyecciones de morfina, a las que el organismo de Koke se había acostumbrado, pues ya no
surtían efecto contra los dolores.
La presencia de esas chiquillas llenas de picardía y de malicia en La Casa del Placer era una
bocanada de juventud a tu alrededor. Un día que, alentado por el buen tiempo y una merma
del ardor de las piernas, ayudado por los criados se hizo subir al cochecito y salió a dar un
pase, bajando hasta la playa, al regresar, sus débiles ojos registraron un grupo de niñas
pequeñas vigilados por una monjita.
A partir del 1 de mayo casi no tuvo fuerza para levantarse de la cama. Permanecía en su
estudio de los altos, sumido en una inactividad sin tiempo, notando a penas que las moscas
ya no solo se encariñaban con los vendajes de sus piernas; se paseaban por el resto de su
cuerpo y por su cara sin que él se dignará espantadas.
Se ponía la morfina el mismo, a tientas, sin tomarse el trabajo de desinfectar la aguja. El sopor
adormecía sus músculos y sosegaba el dolor y los ardores, pero no su imaginación
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No vio ni oyó ni supo que su único epitafio fue una carta del obispo de Hiva Oa a sus
superiores, que, con el correr de los años, Koke ya famoso, alabado y estudiado y sus cuadros
disputados por coleccionistas y museos en el mundo entero, todos sus biógrafos citarían como
símbolo de lo injusta que es a veces la suerte con los artistas que sueñan con encontrar el
paraíso en este terrenal valle de lágrimas: “lo único digno de anotarse últimamente en esta
isla ha sido la muerte súbita de un individuo llamado Paul Gauguin, un artista reputado pero
enemigo de dios de todo lo que es decente en esta tierra”.
5. NIVEL INFERENCIAL:
A) Conclusión:
La obra “el paraíso en la otra esquina” nos da a entender aspectos sociales, el abuso hacia
los obreros y la discriminación de las mujeres. Tenemos como personajes principales a Flora
Tristán y Paul Gauguin. En el caso de Flora podemos ver como ella lucha por la discriminación
de la mujer, ya que podemos visualizar que en la sociedad donde vive Flora es machista, es
así que busca una solución para sublevarse con doctrinas de revolución, es por ello que surge
la revolución obrera.
Podemos apreciar que Flora incentiva a los obreros a hacer respetar sus derechos mediante
charlas, entrevistas, documentos y periódicos; sin embargo, había obreros que estaban
sometidos, por lo cual están en desacuerdo con Flora, un factor principal que podríamos
mencionar, fue el miedo a la clase burguesa, de perder los beneficios dados por la burguesía.
Antes de todo ello, vemos que la familia Tristán fue de alta clase, ya que su padre, Mariano
Tristán, fue un general español. Tras la muerte del sr. Tristán en la invasión de Francia hacia
España, flora y su madre fueron desligadas de la clase alta siendo despojadas de su casa
(vauguirard), ya que el matrimonio de sus padres no tenía valides, tomando este pretexto el
tío de Flora Don Pio Tristán se reusó a validar la herencia que por derecho le pertenecía a
Flora. De no ser todo ello, Flora hubiera contraído matrimonio con algún hombre de la clase
burguesa, siendo así una mujer más apresada por el machismo.
Por otra parte, su nieto Paul Gauguin, un hombre de la clase burguesa renuncia a su
condición, descubre su pasión por la pintura. Viaja a Tahití el 3 de julio de 1985 de la ciudad
de Marsella con la mentalidad de encontrar un mundo distinto porque donde radicaba
presenciaba la opresión de la sociedad.
Gracias a estos hechos podemos gozar de estos derechos en la actualidad, siendo este un pilar
fundamental de inicio, para lograr la liberación de la opresión burguesa, además valorando
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más a la mujer apreciándolas y ya no usándolas como objetos sexuales, máquinas de parir
hijos, a si disolviendo el tabú de que las mujeres solamente sirven para estar en la casa, cuidar
a los hijos y atender al esposo. Esto nos a entender que el hombre tanto la mujer merecemos
gozar de los mismos derechos.
A comparación de Paul Gauguin que huye de esa sociedad opresora donde vivía, apreciamos
que el hombre es menos valiente que una mujer.
B) Vocabulario:
A) Apreciación critica:
La trama gira en torno en dos personajes muy diferentes en tiempos, formas de pensar y
épocas, pero ligado con la voz de la sangre y, por otra parte, Flora Tristán fue una de las
primeras feministas y defensoras de los derechos de la mujer. Mario Vargas llosa plasmo de
forma magistral la personalidad de ambas figuras. Con su prodigiosa habilidad narrativa el
autor nos cuenta los últimos años de vida de dos personas tan distintas, aunque ambos
buscaban un paraíso particular por medios totalmente diferentes
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B) Identificarse con un personaje:
Nos identificamos con el personaje de Flora Tristán por sus ideas revolucioncitas, por valentía
de hacer respetar sus derechos como también de los obreros.
La lectura está estructurada con tiempos definidos, gracias a ello comprenderlo es más fácil,
sim embargo, utiliza algunas notaciones difíciles de entender, lo que hace interesante a la
novela narrativa es intercalar los dos personajes principales en cada capitulo
7. NIVEL CREATIVO
Una noche tenebrosa, a lo lejos escuche una mujer lamentándose, con una voz triste,
acompañada de sus pequeños hijos, acercándome le pregunte ¿qué pasa madre, por qué la
razón de su lloro y lamento?, A lo que la mujer respondió: mi marido me maltrato, se marchó
dejándome sola con mis hijos, pero antes de ello me dijo algunas palabras hirientes: ¡tú no
vales para nada! ¡eres un estorbo! ¡nunca debí estar contigo! ¡solamente sirves para
satisfacer al hombre! Al escuchar estas palabras me quede plasmado, triste y pensativo: cómo
es posible que hoy en día se esté evidenciando el maltrato y machismo a las mujeres.
Le dije: madre no se angustie más yo le ayudare con lo poco que tengo, es así que la ayudé.
Al día siguiente fuimos a denunciar el hecho, lo lamentable es que las autoridades no hicieron
nada al respecto, entonces acudimos a instituciones que brindan apoyo, fue así que logramos
denunciar el hecho, la mujer agradecida se fue contenta a su casa ya que su marido no
volvería a maltratarle.
que no es agradable visualizar el abuso que se comete a las mujeres que en la obra podemos
visualizar como ejemplo Flora Tristán, por eso ella se manifiesta, para así tener igualdad de
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género. Pero hoy en día no vemos eso, por experiencia propia, a la vez vemos lo que la
deshumanización.
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8. ANEXO
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9. BIBLIOGRAFÍA
La labor de Mario Vargas Llosa como crítico literario se refleja en sus ensayos García
Márquez: historia de un deicidio (1971) y La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary
(1975). En 1976, con José María Gutiérrez, codirigió la versión cinematográfica de su novela
Pantaleón y las visitadoras. En 1977 fue nombrado miembro de la Academia Peruana de la
Lengua y profesor de la cátedra Simón Bolívar en Cambridge. Otras obras suyas son La
señorita de Tacna (1981), El paraíso en la otra esquina (2003) y Travesuras de la niña mala
(2006). Obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1986, el Premio Planeta de
1993 por Lituma en los Andes y el Premio Cervantes en 1995. Desde 1994 es miembro de la
Real Academia Española.
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