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Inclasificables - Dominique Locatelli

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Inclasificable o singularidad Dominique Locate El encuentro con la posicién subjetiva del su puso escuchar durante las presentaciones clinicas da lugar 4 un descentramiento respecto de la organi ructural, fl que el sincoma produce la referencia, Las regis- tradas constiruyen la materia misma de estas entevistas en las que laemergencia de larided de los sujetos af expuestos insis- te sobre el cuestionamiento clinica y el principio ético del diag. néstico, cuya menor paradoja seria entonces que ellos generan una ‘categoria de «inclasificablesm. Proponemos una historia de la clinica, constituida porla encre- vista con el Sr: Padchance [Desafortunado}, cuyo desarrollo se si- ‘a bajo los auspicios de la angustia. tO que se nos pro- Desde el comienzo del discurso la angustia condensa el sinto- ‘ma central, constitutivo dela unidad nosogrifica que lo represen ta, y el concepto que debe ser interrogado: «Ya hablaremos de la angustia, ¢5 el fondo del problema. Durante cinco afios seguidds estuve internado en Sainte-Anne por neurosis de angustia», A partic de este instante inaugural de la entrevista se constitu- ¥e, por desarrollas concéntricos sucesivos, un discurso dominedo por el significante «angustian, piedra angular de su armazén de ‘dentidad, donde se articula cada experiencia y ala luz de la cual se forja y se inventariza cada campo de su biografia. Con un tono monocorde desgrana: ss a internaci6n: «Cuando se tiene una crisis de angusta, hay {que aliviarla, pero sobre todo hay que hablar del problema, lo que ‘no se hizo durante cinco aiios»; fa respuesta terapéutica: «Hay que empezar un aniliss, es aa OS mELRCAMLES OF UA CUNCA PSOANALICA ible tomar ansioliticos, pero ef objetivo final es cortar Ia me- dicacionm; fas causas: «Son a menudo problemas que vienen de la infan- cia ~miedo, abandono, traicién, mentiras de los padres, mentira de la madre a: «El nifio puede mostrar por signos sus angustias. Es la imagen de un niiio que sufre algo sin poder replicar». ‘Cuando en el transcurso de In entrevista se abords la necesidad de precisar as figuras parentales, M. G. insiste en el aspecto perse- objet primero matemo, ceferido al «corte mortal» del pre amenazante, en el momento del fundamento iden- tificatorio, en que sufrit la tracién y la mentira prevaleci6 sobre el devenir concrecamente articulado 2 propésito del padre declarado ‘mwerto por su ausencia. Recuerda entonces a «una persona muy dulce» que conocié a los 19 afios durante su primera internacién en Sainte-Anne, la cual coordinaba las sesiones de rel Esta figura ancagonista de la madre real favorece ala aparicié de imagenes», que da comienzo a la construccién de una novela fami- lagen la que hoy se ubican el gineceo de su infancia y el traumatis- mo relaciostado con los toqueteos sexuales perpetrados por una ta. El sentido de lo que él nombra el hueso de su angustia se constru- ye en la evocacién de su infancia y wel despertar de su inconscien- tex: «Nos hace ver los caminos inversos, dice. En efecto, M. G. revisa para nosotros los acontecimientos de su biografla, en que se instalan provisionalmente los personajes compuestos que constituyen sus encuentcos con el otro. Ante un reparto de procreacién cuya paternidad le escapa volu tuna holandess, ella querfa un nifio sin padre» ~enunciado en la pa- s sufrimientos generados por la inconsciencia de los wegacin del abandono. Aparecen puntuaciones por ryan de manera intermitente, por las defini- ofrece de ellas, as rememoraciones de una mente» corregida, oncluyente de la entrevista, de una analogia po- sible entre las entreviseas actuales del paciente con el doctor V. y 222 asmcatie © sin a10A0 su experiencia det trabajo emprendido con la joven de su buena voluntad y a la ayuda que él le iendo Ia via regia, oftece entonces esta definicidn: «La entrada en la angustia es el in que siguié del grupo clinico dej diagnésticas en las que se oponia una constitutivas de una orientacién diagnéstica joyaban en el discurso que significante «angustio» i tiva, que se ubica en Elhecho de recu indefinidos -uno, se, etcétera~ y a pronombres demostrativos eso, quel, ecto refer el dancin del disso, :nerado por el acceso de sus experiencias y de su representacién, SO te hacia tn polis EO god ro objetivacién de su sufrimiento. ‘Las definiciones que salpican su discurso convergen en la cons- truccién de aforismos, y lo vivido de la angustia se metamorfosea cen un discurso sabio en que va entrevista, la del consultor, pr de su po- sicién de sujeto suouesto saber, se invierte en beneficio del pacien- te, que se expone en un discurso didéctico. La pregunta que entonces se plantea opone una autonomiza- cin del yo [moi] del paciente por di sobre sf se vuelve discurso sobre ot tituida por la neurotizacion de ese discur gustia que sirve de identidad en la tentativa de do: tencién de esta angustia con ayuda del discurso, 0 simbélico de elaboracién de representaciones que testimonian Ia experiencia de un real insoporrable. 5s ‘Sin embargo, la imposibilidad de respaldarse en una situaci6n edipica donde lo real se constituya para él por la privacién de un tercer objeto sometido al juego de la presencia-ausencia, que ins- 223 15 mCLASIIARLES DE UA CURIA PstconNTEA ‘aura el discurso materno, prolongacién de su propio que instrumentaliza el oto, perfora ese ria de edificar en Ia alte imposible de su encuentra con un Otra condensado o partido que, instalado as fa forma benévola de su protector, lo fja en una i6n, que més tarde volverd a encontrar en de un teniente en el ejército ~elementos del dos- sier~ muerto brutalmente, y cuya desaparicién daré lugar ala elec- cién de una figura negativa bajo la forma de un ayudante cuyas persecuciones, que alteman con el dolor moral, lo conducirin Se construye un imaginario en toro a un cuerpo que sufce amenazado de delicuescencia y confiado a los buenos cuidados de catimard su presencia. desarrollada alrededor de la creacién artista, la pincura, tropezari con la primers crisis psicética dossier, inaugurada por el reconocimiento ofi su talento, unido 2 una propuesta de una exposicién piblica Estaré marcada por ideas megalomanfacas dominadas por un me- canismo de interpretacién, en el cual «Dios le dio un don», y una ppostura mistica rendiente a hacer desaparecer las drfacas, Luego la orient misica. Por fin, los elementos sincométicos que se integran a Ia his ria de los trastornos de M. G. sefialados desde su primera que pertenecen a Ia serie neurética ~fobia, descompensscién ansiosa, inmadurez del catécter-, constituidas en sindrome, y signos ~desperson: 1 elementos disociativos, quejas hipo- condriacas- relativos a una orga icética, siempre dominados por la angustia ‘unos pocos meses y la rapidisima atribucién, pero también aceptacién, de una retribucién por «Hombre de los Lobos», lo que contrasta con a definicién «psi- colagica» de su sufrimiento y su insercién marginal. Por otra par- 224 Incvsincant © SNC ARDAD ria en [as insticuciones psi in que se extendié a 35, inaugu- afos, y la conten rada pot i c én actual reclamada y oftecida por la organizacién multiestruc- tural del sector no han visto emerger el deseo de un espacio des- centrado de la locura para acogerlo y depositar all su palabra, que isqueda dela verdad idealmente situada del la- comatologia, en correlacién debido a los riesgos de ins- separada s .y controlado por la angustia, en ausencia de to- subjetiva de la realidad, inclinarfa el diagnéstico hacia una personalidad borderline o ar-if-cf. DSM IV, en ausencia 3d az-ifen la CIM 10-, con rasgos esquizoides, tal co- Mauritz Katan durante la fase prepsi identificacién masiva con objetos partidos ¢ in- enmascarar una disolucién de la alteridad yy ‘una preocupacién persecutoria de feminizacién, sefialada por | manifestaciones de angusta paroxisticas que siguen, dura ternacién, a los encuentros prolongedos con su «tutor» una infiltracion que la cox a cel cuadro en que se aprehende su imagen unificada cont ‘ses mordaces de una divisién siempre conminatoria y € paciente se Esto indicai a la perpetuaci6n de la angustia que sirve de iden- tidad en una eleccién de «el olvido de la memoria» que el psi- ‘coanilisis vendrfa a amenazar por las rememoraciones que invoca cen la biisqueda de la verdad del sujero. 235 0S NCLASIIABUS OF LA cuca PsiconNACn fa mucho a su mujer, y se preguntaba por qué acon él, cuando lo privaba de medicamen= id. Durante su permanencia en el hospital se le hizo una tomogra- fia, puesto que se quejaba sin cesar de «dolores de cabeza, El exa- ‘men mostré que todo era normal. Concluyé triunfan taradale. Contrariamente a su deduccién, ‘Me la envia para entrevistas en el consultorio. Me gustarfa exami- nat estas entrevistas. mucho de su agotadora internscién, afirma que la ecticulo de los enfermos en el hospital. afecté enormement: Lucgo me dice que ue él hizo-, porque piensa que él no es- icamente, Todo esté tan bien que ella se deten- pero consiente sin embargo en volver a hablar conmigo. SEGUNOA ENTREVISTA Me pregunta cémo estoy. No le gustaria importunarme ni ha- ccerme perder el iempo! Observa una pulsera de marfil en mi mu i s que es muy sorprendente. , quien esté decididamente mucho ‘me cuenta una historia en la que este itimo es- ‘mori. Bsto ocurria antes de su internacién, Al sa- car el auto del garaje, se le tascé la «cabezam entre Ia puerta de su auto y ls pared. Tenia tan atascadla fa cabeza que no podia liberar- se y estaba casi al borde del desvanecimiento, Me cuenta primero 228 Lasers ‘que ella no perdié su sangre fra y llamé 2 los bomberos con la ayuda de su empleada doméstica. Luego me aclara que ella no es- cachaba a su marido pedir syuds, y que fue su empleada quien lo co es Versalles! Luanano TeLeronco ‘Antes de volver una tercera vez. me llama para preguntarme si xrme si quiere, pero que primero d cenferma, que tiene una ot indo, que soy su «angel de la gu acepta volver y me dice, TERCERA ENTREVISTA ‘Viene con su pulsera y me la muestra riendo. Me pi vez una «otitis purulentax, que cura con homeopatis. ‘en el ofdo es un antiguo dolor que empezé cuando tenia + a Ella es de origen lorenés, nacié en 1940; afirma que su madre y ella con it . En ese momento probablemente ue no se habia quejado y que: 5. Dice haber sido operada tre habia contrafdo una ott pués le ocasioné una mastoi ‘ces por esto. ‘Sus padres, que «casi mo se entendiann, se separaron cvando cella tenia 7 afios. Vivié con su madre, volvié a ver a su padre algu- nas veces pero sin tener con él lazos importantes, actualmente es i ra ancianos. Su madre se valvié igen alemdn, con el que misma se entendia muy bien. Murié hace tres afos, lo que fue doloroso para ella. £1 habia tenido un hijo de un primer matrimo- nio, que ahors vive en Alemania sin un verdadero domiciio fio. nag DE LA clea Psicounaticn _diciendo que él queria mucho a su mujer, y se preguntaba por qué veces ella era tan mala con él, cuando lo pivaba de medicamen- 105 vitales para su Durante su permanencia en el hospital se le hizo una tomogr:- fia, puesto que se quejaba sin cesar de «dolores de cabeza». El exa- rienta hacia una causa de orden psiquistr- in tratamiento neuroléptico porque el psi- aquiatra que la atendié cree que se trata mds bien de una neurosis. Me la envia para encrevistas en el consultorio. Me gustaria exami- nar estas encrevistas. PRIMERA ENTREVISTA ‘Me habla mucho de su agotadora internacién, afirms que lz afecté enormemente el espectéculo de los enfermos en el hospital. LLuega me dice que su internacién resulté beneficiosa para su ma- empre muy agresivo con ella, Durante la inter- adelgazé mucho, dejé de comer. Desde que ella ien, se entienden mejor.! Ella lo llev6 a consul- cosa que él hizo-, porque piensa que él no es- mente. Todo esté tan bien que ell se deten- dria allt, pero consiente sin embargo en volver a hablar conmigo. ‘SeGunon EwrRevista Me pregunta cémo estoy. jNo le gustarfa imporeunarme ni ha- ‘cerme perder el tiempo! Observa una pulsera de merfil en mi mu- fieca y me dice que tiene la misma, que es muy sorprendente Vuelve a hablarme de su marido, quien esté decididamente mucho mejor con ella, y me cuenta una historia en la que este timo es- twvo a punto de morir. Esto ocurria antes de su internacién. Al s2- car el auto del garaje, se le atascé la «cabezam entre la puerta de su auto y la pared. Tenfa tan atascada la cabeza que no podtaliberar- sey estaba casi al borde del desvanecimiento. Me cuenta primero | Stated a ntedare, scp peo id pi ee charse», (N.de bs T] oH me 228 u {que ella no perdié su sangre fifa y Hamé a los bomberos con la ayuda de su empleada domésties. Luego me aclara que ella no es- ido pedir ayuda, y que fue su empleada quien lo 1a Hamar a los bomberos in extremis. Se pregunta por qué quiero verla otra vez. Conserva un muy mal re- cucrdo del hospital psiquiftrico. Como le hago notar que eso ha jones con su marido, exclama: «Pero tampo- Luamano TeLer6nico ‘Antes de volver una tercera vez. me llama para preguntarme si esti obligada a venir a verme, porque ella no desea prolongar las relaciones con el hospital donde tuvo una internacién forzada. Le confirmo que no esté obligads y que allf estamos en el consulto- rio, que vengz a hablarme si quiere, pero que primero debe tra- tarse ~porque me dice que esti enferma, que tiene wna acepta volver y me dice, riendo, que soy su

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