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Popol Vuh

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Popol vuh (libro)

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Popol Vuh.png

Libro del Indigena Quiché o Libro de la Comunidad, es una recopilación de varias leyendas del Quiché, un
Reino de la civilización Maya al sur de Guatemala; más que un sentido histórico tiene valor e importancia
en el plano religioso. De hecho se le ha llamado el Libro Sagrado o la Biblia de los mayas Quiché.Es una
narración que trata de explicar o contar de alguna manera el origen del mundo, la civilización y los
diversos fenómenos que ocurren en la naturaleza.

Autor(a)(es)(as) Anónimo

Editorial: Panamericana

Género Historia

ISBN 978958001295

País Guatemala

Popol Vuh. Libro americano que recoge una recopilación de varias leyendas provenientes de los diversos
grupos étnicos que habitaron la tierra Quiché,(Guatemala). Para los Quichés de Guatemala, hombres del
bosque o de los magueyes, el Popol Vuh es una Biblia.

Sumario

1 Marco Histórico

2 Sinopsis

3 Partes

3.1 Primera parte

3.2 Segunda parte

3.2.1 Capítulo I

3.2.2 Capítulo II

3.2.3 Capítulo III

3.2.4 Capítulo IV
3.2.5 Capítulo V

3.2.6 Capítulo VI

3.2.7 Capítulo VII

3.2.8 Capítulo VIII

3.2.9 Capítulo IX

3.2.10 Capítulo X

3.2.11 Capítulo XII

3.2.12 Capítulo XIII

3.2.13 Capítulo XIV

3.3 Tercera Parte

3.4

3.5 Ediciones

3.6 Estructura

3.7 Personajes

4 Características

5 Trascendencia Histórica

6 Véase también

7 Fuentes

Marco Histórico

La región Maya comprende de Honduras hasta tehuantepec, al sur de México; Yucatán y Guatemala. Del
preclásico, en el siglo IVa.c. De manera política, existía un rey que era un sacerdote o un jefe militar; que
era quien tomaba las decisiones del pueblo. En la población había rangos según el cargo que
ocuparan.La economía de los mayas, se basó principalmente en el comercio y la Agricultura. Y en ella,
principal mente el Maíz. Sus creencias eran básicamente religiosas; tenían grandes ídolos tallados y en
pintura.

Sinopsis
Popol Vuh - Escrituras antiguas

Popol: Palabra maya que significa reunión, comunidad, casa común, junta.

Vuh: Libro, papel, árbol de cuya corteza se hacía el papel.

El Popol Vuh es una narración que trata de explicar o contar de alguna manera su origen y los diversos
fenómenos que ocurren en la Naturaleza. Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú, nacieron en la oscuridad de
la noche, antes de que existieran el Sol y la Luna, antes de que fuese creado el hombre. Estos dos
hermanos gemelos estaban un día jugando a la pelota y el ruido molesta a los Señores de Xibalbá al
escucharlos jugar sobre sus cabezas. Los Príncipes del Infierno deciden convocarlos para disputar una
partida de pelota en sus dominios. Al llegar se mofan de ellos y les someten a diversos engaños. Al final
los dos héroes pierden el partido y las gentes de Xibalbá deciden sacrificarlos; una vez hecho esto y antes
de enterrarlos, cortan la cabeza a Hun Hunahpú, que es expuesta sobre un árbol estéril; al poco tiempo
el árbol comienza a dar frutos y la cabeza se convierte en uno de ellos, al ver esto los Señores de Xibalbá
prohiben que las gentes se acerquen al árbol.Algún tiempo después, Ixquic, hija de Cuchumaquic, uno de
los señores de Xibalbá, se acerca al árbol empujada por la curiosidad; uno de los frutos (la cabeza de Hun
Hunahpú) entabla conversación con ella y le pide que extienda su mano derecha, y al hacerlo la
muchacha, le escupe entre los dedos; mediante este método, Hun Hunahpú concibe en Ixquic.El padre
de la doncella, al conocer su embarazo, expone el problema a la asamblea de los Señores, decidiéndose
que los Tucur o Mensajeros de Xibalbá la busquen, la maten y les traigan su corazón. Ixquic habla con
estos y obtiene su perdón, deciden engañar a los Señores llevándoles una bola de resina roja de un árbol
cercano, y mientras hacen esto, la muchacha huye al mundo superior. Busca refugio en la casa de Hun
Hunahpú, el que la ha fecundado, y queda al cuidado de su madre. Tras un cierto tiempo da a luz a los
gemelos Hunahpú e Ixbalanqué.y aquí viene ahora el relato de la venganza de estos hermanos contra el
pueblo de Xibalbá...

A la llegada de los españoles todos estos libros fueron quemados o destruidos ya que sólo querían
imponer su Religión y no respetaban la Cultura y tradiciones de estas étnias. Aún así muchos de estos
libros tienen demasiada importancia en sus culturas, tradiciones y formas de vida.

Según el Popol Vuh, el mundo era nada hasta que los dioses, el Gran Padre (creador) y la Gran Madre
(hacedora de formas) decidieron generar la vida. La intención de ambos era ser adorados por sus propias
creaciones. Primero crearon la Tierra, después los animales y, finalmente, los hombres. Éstos fueron
inicialmente hechos de Barro, pero como el intento fracasó, el Gran Padre decidió extraerlos de la
madera. No obstante, los nuevos hombres eran altivos, vanidosos y frívolos, por lo que el Gran Padre los
aniquiló por medio de un diluvio. Pese a este suceso los dioses no desistieron y en una última tentativa
crearon a los hombres a partir de granos de maíz molidos y de los cuerpos de aquellos a cuatro mujeres.
Una vez constituidas otras tantas familias, los dioses, temerosos de que a sus criaturas pudiera tentarlas
la idea de suplantarlos en sabiduría, disminuyeron la vista e inteligencia de los ocho.

Partes

Primera parte

En la Primera parte de este Libro sagrado de los mayas entre otras leyendas encontramos el relato de la
creación.

Segunda parte

Este texto es una adaptación del texto original para facilitar la comprensión de la leyenda.

Narra la lucha entre el bien y el mal. Hay condimentos mágicos y originales que conviertena este libro
sagrado de los Mayas en una verdadera obra literaria.

Capítulo I

Ixpiyacoc se casó con Ixmucane y tuvieron dos hijos varones: Hun- Hunahpu y Vucub-Hunapu. Vucub-
Hunapu permaneció soltero y no tuvo hijos.

En cambio, su hermano Hun Hunapu se casó con Ixbaquiyalo y a su vez tuvieron dos hijos también
varones: Hunbatz y Hunchouen.

Los hermanos Hun Hunapu y Vucub Hunapu se llevaban muy bien. Les gustaba jugar a los dados y con
los hijos de Hun Hunapu jugaban por equipos al juego de pelota. La pelota era de caucho y los jugadores
utilizaban muchos ornamentos y protecciones.

Vivían felices y contentos todos en la misma casa, abuelos, hijos y nietos, hasta que un día muere
Ixbaquiyalo y los niños Hunbatz y Hunchouen quedan bajo el cuidado de su abuela paterna, Ixpiyacoc.
Un día estaban jugando en el camino de Xibalbá.

Se llamaba Xibalbá al mundo subterráneo o al infierno. Los señores que habitaban ese mundo eran
todos malvados. Demonios amigos de la sangre, las desgracias y la muerte.

Ese día los señores de Xibalbá se sintieron molestos al escuchar los ruidos que los hermanos hacían
mientras jugaban a la pelota. Furiosos, se reunieron en consejo para decidir como castigarlos. Esos
señores además de querer castigarlos, como eran muy envidiosos, deseaban quedarse con los hermosos
ornamentos que los hermanos utilizaban para el juego: las máscaras, los escudos, los guantes, las
coronas y las pecheras de cuero que usaban para protegerse del golpe de la pelota y la famosa pelota de
caucho.

Capítulo II

El consejo de los señores de Xibalbá decidió mandar sus cuatro búhos emisarios con este mensaje: Dicen
los señores que vayan a Xibalbá a jugar a la pelota con ellos para distraerse. Y que traigan todos sus
elementos y ornamentos de juego.

Los hermanos se sorprendieron ante el pedido y vieron que no podían hacer otra cosa más que
acompañar a los búhos mensajeros a Xibalbá.

Se despidieron de su madre y antes de partir escondieron la pelota de caucho en un hueco que había en
el techo de la casa.

Hun Hunapu llamó a sus dos hijos y les dijo: Nos han mandado llamar los Señores de Xibalbá. Ustedes
ocúpense de tocar la flauta y cantar. De pintar y esculpir. Deben también mantener caliente la casa y el
corazón de su abuela.

Luego de despedirse, se fueron siguiendo a los búhos hasta el camino de Xibalbá donde los esperaban
varios peligros. Primero bajaron hacia las profundidades de la tierra por unas escaleras muy empinadas
hasta llegar a la orilla de un río que corría entre barrancos, pero lo atravesaron sin dificultad.
Luego debían cruzar otro río que corría entre jícaros espinosos, pero también lo cruzaron sin lastimase.

Mas tarde los esperaba un río de sangre, pero lo atravesaron sin beber de sus aguas.

Hasta que llegaron a un cruce de cuatro caminos de cuatro colores: Uno rojo, otro negro, otro blanco y
otro amarillo. Los hermanos no sabían cual camino debían tomar, pero el camino negro les habló así: --Yo
soy el camino del Señor de Xibalbá. Entonces los hermanos decidieron seguir ese camino hasta que
llegaron a Xibalbá donde estaba reunido el Consejo de los Señores. Los señores habían colocado
muñecos de palo en su lugar, por esta razón, cuando los hermanos los saludaron con respeto al llegar,
ninguno respondió.

Los verdaderos señores, estaban escondidos y se reían de los hermanos.

Luego se acercaron los señores Hub-Camé y Vicub-Camé para decirles:-Por fin llegaron. Para mañana
preparen todos sus ornamentos de juego y luego los invitaron a sentarse sobre un banco de piedra
ardiente y los hermanos se quemaron al sentarse. Los señores se divertían viendo sufrir a los hermanos.
Más tarde les dijeron: -Vayan a descansar en la casa oscura. Allí dentro no se veía nada. Al entrar les
dieron un cigarro y una raja de ocate encendida para que los alumbrara advirtiéndoles que debían
devolverlos sin consumir al amanecer. O sea que debían devolverlos enteros.

Pero el ocate se consumió y el cigarro también.

Por la mañana Hub-Camé y Vicub-Camé les preguntaron: ¿Dónde está el cigarro y dónde la raja de
ocate?

Los hermanos respondieron: -Se consumieron por la noche.

-Ah Este es el fin de sus días. Deben morir- respondieron los señores.
Mataron a los hermanos y antes de enterrarlos juntos, le cortaron la cabeza a Hun-Hunahpu y ordenaron
a sus sirvientes colocarla entre el follaje de un árbol sembrado en Puchal-Cha.

Cuando los sirvientes colocaron la cabeza de Hun-Hunapu en el árbol, este fructificó al instante
provocando la admiración de todos los señores de Xibalbá.

La cabeza no se diferenciaba de los otros frutos del árbol sino que parecía un fruto más.

Los señores sorprendidos ordenaron: Que nadie tome una fruta de este árbol, ni la coma ni se siente
debajo. El árbol se llamaba jícaro.

Capítulo III

Es la historia de una doncella llamada Ixquic, hija de uno de los señores de Xibalbá llamado
Cuchamaquic.

Ixquic, se quedó admirada al escuchar de boca de su padre la historia de los frutos del famoso árbol.

Tan admirada estaba que pensó que sus frutos debían ser muy sabrosos y a continuación se dirigió al
sembrado de Puchal- Cha.

Cuando vio los frutos tuvo deseos de comerlos pero una cabeza que estaba entre los frutos le habó
diciendo: - ¿Qué quieres? Los objetos que cuelgan del árbol no son frutos, son cabezas, ¿Todavía los
deseas comer?

Ixquic, respondió que si.

Entonces Hum-Hunapú le pidió que extendiera su mano derecha hacia él, y cuando lo hizo, la cabeza
escupió saliva sobre su mano.
Luego Hun-Hunapu le dijo: En mi saliva te he dado mi descendencia. Ahora puedes subir a la superficie
de la tierra y te prometo que no morirás.

Ixquic concibió al instante dos hijos que se llamarán Hunahpu e Ixbalanqué.

Cuando estaba en su sexto mes el padre advirtió que estaba embarazada y la presionó para que dijera el
nombre de aquel que la había deshonrado pero Ixquic respondió que no conocía a ningún hombre.

Ante su negativa, el padre llamó a los búhos mensajeros y les dio un cuchillo para que la sacrificaran y
una jícara para que colocaran el corazón de Ixquic y se lo trajeran.

Ixquic convenció a los búhos de que no debían sacrificarla pero ellos debían llevar su corazón en la jícara.

Ixquic les hizo recoger el producto de un árbol que cayó en la jícara y pronto se convirtió en una bola roja
resplandeciente que tomó la forma de corazón hecho con la savia de aquél árbol semejante a la sangre.

Los búhos se dirigieron con la jícara a Xibalbá donde los señores los estaban esperando. Tomaron el
corazón y lo arrojaron al fuego, donde se deleitaron con el aroma de la sangre.

Luego los búhos se dirigieron a la superficie de la tierra para servir a la doncella.

Con su engaño, Ixquic venció a los señores de Xibalbá.

Capítulo IV

Ixquic se dirigió a la casa de la madre de Hun-Hunapu, su suegra.

Al llegar se presentó como su nuera, pero su suegra la echó acusándola de intrusa porque sabía que sus
hijos estaban muertos.
Ixquic le dio todas las explicaciones y a regañadientes terminó por aceptarla y la envió al campo con una
bolsa a cosechar maíz.

Al llegar al campo que llamaban milpa Ixquic vio que solo había una planta. Se angustió al ver que no
podría llenar la bolsa y en su desesperación invocó al dios de la comida para que la ayudase.

De la planta solo tomó las barbas y los pelos rojos de las mazorcas, pero sin cortar las mazorcas de maíz.

Regresó a la casa y los animales del campo la ayudaron a cargar la bolsa llena de maíz.

La anciana suegra le preguntó de donde había obtenido esa cantidad de maíz, ya que sabía que solo
había una planta.

-De la milpa- respondió Ixquic

La anciana salió corriendo al campo y comprobó que la única planta seguía en su lugar.

Cuando regresó a la casa la llamó y le dijo:- Ixquic, esta bolsa de maíz es la prueba de que tu eres
verdaderamente mi nuera y tus hijos serán sabios.

Capítulo V

Ixquic dio a luz a sus hijos Hunapú e Ixbalanqué en medio del campo. Cuando llevó a los pequeños a la
casa de su suegra, como no se dormían, la abuela pidió que los llevaran afuera. Los colocaron sobre un
hormiguero y luego sobre espinas, pero los pequeños seguían vivos.

Sus medio hermanos Humbatz y Hunchouén sentían odio y envidia de sus hermanos y deseaban su
muerte. Estos se dedicaban a tocar la flauta y el tambor todo el día.
Así fue que Hunapú e Ixbalanqué crecieron en el campo ocupándose de tirar a los pájaros con la
cerbatana para procurarse el alimento. Pero cuando le llevaban los pájaros a su abuela para cocinarlos,
esta les daba de comer los restos que quedaban después de alimentar a Humbatz y a Hunchouén. Era
evidente que su abuela tampoco los quería.

Un día llegaron a la casa sin pájaros y la abuela los retó. Ellos se excusaron diciendo que los pájaros
habían quedado enganchados en las ramas y como el árbol era muy alto ellos no podían treparlo y
pidieron que sus hermanos los ayudaran a bajarlos.

Al día siguiente partieron los cuatro hacia el bosque donde estaba el árbol lleno de pájaros.

Humbatz y Hunchouén treparon por el tronco hacia las ramas, pero mágicamente el árbol comenzó a
crecer repentinamente y no pudieron bajar. Cuando pidieron ayuda a Hunapú e Ixbalanqué, estos le
dijeron que se ataran los calzones a la cintura dejando largas las puntas. Ellos hicieron esto, pero
inmediatamente se transformaron en monos y se internaron en el bosque saltando de rama en rama.

Cuando regresaron a la casa y le contaron a su abuela lo sucedido ella pensó que les habían echo algún
daño y temió no volver a ver a sus nietos.

Hunapú e Ixbalanqué le prometieron que los volvería a ver e inmediatamente comenzaron a tocar la
flauta y el tambor.

El sonido de la música atrajo a Humbatz y Hunchouén al patio de la casa donde comenzaron a danzar y a
hacer muecas con aspecto de mono y la abuela se lanzó a reir a carcajadas.

Humbatz y Hunchouén, convertidos en animales se internaron en el bosque y nunca más volvieron.

Ese fue el castigo por haber maltratado a sus hermanos menores.


Capítulo VI

Hunapú e Ixbalanqué fueron a trabajar al campo para quitar malezas y yuyos,y derribar árboles para
preparar el terreno para el cultivo.

Llegaron hasta el lugar de la siembra, pero por arte de magia, el hacha y la azada hacían el trabajo por si
solas.

Mientras tanto ellos se dedicaron a tirar con la cerbatana, su deporte favorito. Para disimular se
ensuciaron con tierra la cara y las manos para que su familia creyera que ellos habían realizado el
trabajo.

Al día siguiente cuando volvieron al campo a continuar el trabajo, vieron que el campo estaba como en
un principio. Los yuyos habían vuelto a crecer y no se imaginaban como podía haber ocurrido esto.
Sospecharon que algo había ocurrido durante lanoche y se escondieron para investigar que estaba
pasando.

Así vieron que los animales del campo, le ordenaban a los yuyos, a los árboles y arbustos volver a crecer.

Hunapú e Ixbalanqué trataron de atrapar a los animales pero ellos se escurrieron fácilmente. Finalmente
pudieron atrapar a un ratón que les habló diciendo: -Esto ocurre porque ustedes no deben dedicarse a
labrar el campo. –Deben saber que su abuela esconde en su casa los instrumentos del juego de pelota: el
anillo, los guantes y la pelota de caucho. Ella no quiere dárselos porque por su causa murieron sus hijos.

Con el ratón volvieron a la casa y mediante engaños lograron distraer a su madre y a su abuela
pidiéndoles que fuera a buscar agua al río. Pero como antes, los muy pícaros, perforaron el cántaro, las
mujeres no terminaban nunca de llenarlo.

Mientras tanto el ratóncito les mostró el sitio donde estaban escondidos los instrumentos para jugar a la
pelota.

Cuando los recuperaron, los escondieron cerca del camino en un lugar secreto y luego corrieron a buscar
a las mujeres que todavía estaban a orillas del río tratando de llenar el cántaro.

Capítulo VII

Hunapú e Ixbalanqué se fueron muy contentos a jugar a la pelota en el mismo patio que solían jugar sus
padres.

Los Señores de Xibalbá no tardaron en escuchar los ruidos de los jugadores mandaron a sus emisarios a
darles un mensaje: Dicen los señores de Xibalbá que desean jugar con ustedes a la pelota dentro de siete
días. Traigan la pelota y los ornamentos de juego.

Cuando los emisarios llegaron a la casa solo estaba la abuela y a ella le transmitieron el mensaje: Dicen
los señores de Xibalbá que desean jugar con ustedes a la pelota dentro de siete días. Traigan la pelota y
los ornamentos de juego. La anciana prometió que en siete días sus nietos estarían allí, pero se quedó
triste y afligida porque sabía como habían muerto sus hijos.

Mientras pensaba como iba a hacer para darles el mensaje a sus nietos ya que el patio estaba lejos de la
casa y ella apenas podía caminar, un piojo cayó sobre su espalda. La anciana tomó al piojo entre sus
manos y le dijo: -¿Te gustaría ir a llevarle un mensaje a mis nietos?. Debes decirle: Dicen los señores de
Xibalbá que desean jugar con ustedes a la pelota dentro de siete días. Traigan la pelota y los ornamentos
de juego.

El piojo se fue caminando y en el camino se encontró con un sapo que le preguntó: - ¿Adonde vas?. El
piojo le respondió: Debo darle un mensaje a los muchachos que juegan a la pelota. El sapo le dijo:
Tardarás mucho en llegar, permite que te trague y llegaremos más rápido. El piojo dejó que el sapo lo
tragara y siguió caminando pero no muy rápido.

Pronto lo vio una culebra y le preguntó: -¿Adonde vas?. -Tengo un mensaje en mi vientre para los
muchachos- respondió el sapo. No veo que vayas muy rápido-dijo la culebra y acercándose, tragó al sapo
y siguió el camino.

La culebra caminaba a gran velocidad, pero la vio un gavilán, que la tragó de un solo bocado y se fue
volando hasta el muro del patio donde jugaban los muchachos y allí comenzó a dar chillidos.
Hunapú e Ixbalanqué al ver al gavilán tomaron sus cerbatanas y lo hirieron en un ojo. Cuando cayó
herido los hermanos le preguntaron que hacía en ese lugar y el gavilán les dijo que traía un mensaje en
el vientre para ellos, pero se los daría si lo curaban. Los muchachos curaron al gavilán y este vomitó a la
culebra, que a su vez vomitó al sapo.

Cuando le preguntaron cual era el mensaje al sapo este no podía vomitar, pero vieron que tenía baba en
la boca. Entonces, hurgaron en la boca y encontraron al piojo entre sus dientes.

Habla- le dijeron los hermanos al piojo. El piojo dijo entonces: Traigo un mensaje de su abuela de parte
de Hum Cané y Vicum Cané: Dicen los señores de Xibalbá que desean jugar con ustedes a la pelota
dentro de siete días. Traigan la pelota y los ornamentos de juego.

Hunapú e Ixbalanqué fueron a despedirse de su abuela, pero antes sembraron en el patio de la casa dos
cañas. Luego le dijeron: - Abuela, si estas cañas se secan, será la señal de que hemos muerto. Pero si
retoñan sabrás que estamos vivos.

Capítulo VIII

Hunapú e Ixbalanqué marcharon a hacia Xibalbá cada uno con su cerbatana.

Bajaron escaleras, atravesaron ríos y barrancos. Pasaron entre pájaros y luego por un rio de
podredumbre y otro de sangre, pero nada malo les ocurrió porque no los tocaron sino que se ayudaron
con sus cerbatanas para atravesarlos.

Llegaron a una encrucijada de cuatro caminos. El negro, el blanco, el rojo y el verde. Tomaron a un
mosquito y lo lanzaron por el camino negro con la siguiente orden: Debes picar al primer hombre que
encuentres y luego debes picar a todos uno por uno.

El mosquito partió por el camino negro hasta que llegó a Xibalbá. Picó al primer hombre, pero no se
quejó porque era de madera. Luego picó al siguiente, que tampoco se quejó porque también era de
madera. Cuando picó al tercero, Hum-Cané , este pegó un grito y el señor que estaba a su lado le
preguntó: ¿Qué sucede? ¿Por qué gritas, Hum-Camé? Luego el mosquito picó al siguiente y el señor que
estaba sentado al lado revelaba su nombre sucesivamentes. Así fue como el mosquito se enteró de
todos los nombres de los señores: Hum- Camé, Vucub-Camé, Xiquiripat, Cuchumaquic, Ahalpuh,
Ahalcaná, Chamiabac, Chamiaholom, Quicxic, Patán, Quicré y Quicrixcac.

Dice la leyenda que en realidad no era un mosquito, sino un pelo de la pierna de Hunahpú el que los picó
para escuchar el nombre de los señores de Xibalbá.

Hunahpú e Ixbalanque, en posesión de esta información continuaron por el camino negro hasta Xibalbá
donde se encontraron con los señores sentados.

Uno de ellos le dijo a los hermanos: -Vamos, saluden a los señores -señalando a los hombres de madera.

Los hermanos respondieron:- Estos no son señores, sino muñecos de palo y luego se dirigieron a los
señores saludándolos uno por uno por su nombre.

Los señores se quedaron sorprendidos, ya que ellos jamás revelaban sus nombres. Luego invitaron a los
muchachos a sentarse sobre una piedra pero ellos respondieron: Esto no es un asiento, es una piedra
ardiente- no se sentaron.

Más tarde los señores los enviaron a pasar a la casa oscura, y entraron sin inconvenientes.

Capítulo IX

La casa oscura era la próxima prueba que debían sortear los hermanos Hunahpú e Ixbalanqué.

Antes de entrar a la casa oscura les dieron unas rajas de pino encendidas y un cigarro a cada uno con la
advertencia de que debían permanecer encendidos hasta la mañana siguiente. Los hermanos no dejaron
las rajas encendidas .En su lugar colocaron plumas rojas. Tampoco fumaron los cigarros, sino que
colocaron luciérnagas en sus puntas. Por la mañana, los señores de Xibalbá vieron con sorpresa que
tanto las rajas como los cigarros estaban intactos y se preguntaban como podría ocurrir eso.
Los señores, invitaron a los hermanos a jugar a la pelota. Luego de discutir acerca de con cual pelota
jugarían, decidieron que lo harían con la pelota de los señores.

Apenas comenzó el juego, la pelota comenzó a rebotar sola hasta insertarse en el anillo de Hunahpú. Al
advertir la trampa, los hermanos amenazaron con retirarse o usar su propia pelota. Los señores
aceptaron y los hermanos pronto insertaron la pelota en el anillo de Xibalbá. Ahí se dio por concluido el
juego.

Los señores estaban furiosos ya que deseaban aniquilar a los hermanos.

La próxima prueba fue atravesar la casa de las navajas. Al ingresar, los hermanos le hablaron a las navajas
diciendo:- Si no nos hacen daño, tendrán a todos los animales. Y las navajas se mantuvieron quietas.

Los señores estaban sorprendidos de que los hermanos seguían vivos y les propusieron otra prueba: esta
vez debían llenar cuatro jícaras enormes (Jarrones) con flores para la mañana siguiente. Al mismo
tiempo, los señores reordenaron a los cuidadores del campo que si veían a los hermanos cortando flores
debían matarlos. Los cuidadores velaron toda la noche en espera de los hermanos.

Hunahpú e Ixbalanqué no fueron al campo a buscar las flores. En su lugar hablaron con las hormigas para
que hicieran el trabajo por ellos. Las hormigas hicieron el trabajo sin que los cuidadores lo advirtieran y
por la mañana las cuatro jícaras rebosaban de flores. Los señores se enfurecieron y castigaron con la
muerte a los cuidadores del campo.

Capítulo X

La próxima prueba que debieron sortear los hermanos Hunahpú e Ixbalanqué era pasar la noche en la
casa del frío. La casa estaba abarrotada de granizo y era imposible sobrevivir a tan baja temperatura,
pero los jóvenes prendieron fuego a unos viejos troncos y salieron sanos y salvos.

Los señores no podían creer que los muchachos estuvieran vivos y les ordenaron otra prueba: Entrar a la
casa de los tigres. Los hermanos entraron a la casa y le hablaron a los tigres diciendo: -No nos muerdan,
coman estos huesos. Los tigres se dirigieron hacia los huesos y no les hicieron ni un rasguño a los
muchachos.

Los señores seguían confundidos al verlos vivos y ordenaron otra prueba: Entrar a la casa de fuego.

Los hermanos entraron a la casa pero las llamas no los tocaron.

Esta vez los señores habían preparado otra prueba: debían pasar la noche en la casa de camazotz o de
los murciélagos.

Los hermanos se introdujeron dentro de sus cerbatanas para pasar la noche sin ser lastimados por los
murciélagos. Estos animales tienen una punta afilada que produce cortes como si fuera una guadaña.

Temprano en la mañana Hunahpú se asomó para ver si ya era de día y un murciélago le cortó la cabeza.
Ixbalanqué le preguntaba a su hermano si ya había amanecido pero este no respondía porque lo había
decapitado el murciélago.

Ixbalanqué reconoció que los señores de Xibalbá lo habían vencido.

Los señores estaban felices por la mala suerte de Hunahpú y corrieron a colgar la cabeza sobre el anillo
del juego de pelota.

Capítulo XI Ixbalanqué convocó por la noche a todos los animales, grandes y pequeños.

Cuando llegó la tortuga, se colocó en el extremo del cuerpo muerto de Hunapú y tomó la forma de su
cabeza.

Vinieron los sabios del cielo y entre todos le hicieron la cara y hasta pudo hablar. Comenzando al
amanecer su existencia.
Pero, para que Hunahpú pudiera revivir debían colocar su verdadera cabeza sobre el cuerpo, que ahora
estaba sobre el juego de pelota.

Ixbalanqué le dijo a un conejo que se escondiera en un encinal y cuando le arrojara la pelota saliera
corriendo. El conejo hizo lo que Ixbalanqué le ordenó.

Pronto llegaron los señores de Xibalbá para jugar a la pelota. Se reían pensando que habían triunfado
sobre los hermanos.

Cuando los señores de Xibalbá arrojaron la pelota, Ixbalanqué le salió al encuentro y rebotando la lanzó
hacia el encinal. Cuando el conejo salió corriendo, los señores corrieron detrás de él.

Allí aprovechó Ixbalanque la distracción de los señores para bajar la cabeza de Hunahpú, colocarla en su
cuerpo y reemplazar la cabeza verdadera por la tortuga. Cuando los señores de Xibalbá volvieron al
juego no podían creer lo que veían: estaban los dos hermanos en el campo de juego.

Luego Ixbalanqué le arrojó la pelota a la cabeza de tortuga y esta cayó en mil pedazos delante de los
señores.

Capítulo XII

Hunahpú e Ixbalanqué llamaron a los sabios Zulú y Pacam y les dijeron:- Pronto los señores de Xibalbá
los convocaran para preguntarles como hemos de morir porque hasta ahora no lograron matarnos.
Tenemos el presentimiento de que utilizaran la hoguera para matarnos. Pero la verdad es que no
moriremos.

Les diremos lo que deben responder cuando les pregunten que hay que hacer con nuestros huesos.
Ustedes responderán “Deben moler bien los huesos, como si fuera harina de maíz y luego deben
arrojarlos al río”.
Pronto los señores prepararon la hoguera y mandaron llamar a los hermanos. Los muchachos, sin ningún
temor estiraron los brazos y se precipitaron a la hoguera.

Los señores mandaron llamar a los sabios Zulú y Pacam para preguntarles que debían hacer con sus
huesos. Los sabios respondieron: Deben triturarlos como si fuera harina de maíz y luego arrojarlos al río.

Los señores hicieron como le indicaron los sabios, pero cuando los restos tocaron el fondo del río, se
convirtieron en dos hermosos muchachos y cuando se manifestaron nuevamente tenían el mismo
cuerpo y el mismo rostro que Hunahpú e Ixbalanqué.

Capítulo XIII

Al quinto día los hermanos volvieron a aparecer. Bailaban, cantaban y hacían prodigios como incendiar
una casa y luego volvía estar intacta o matarse uno al otro para luego resucitarse sin un rasguño.

Todo esto lo hacían para la gente del pueblo.

Pronto la noticia de estos muchachos llegó a oídos de los señores de Xibalbá y ellos mandaron a sus
mensajeros a buscarlos para ver de que se trataba.

Hunahpú e Ixbalanqué vestían pobremente con harapos y cuando los mensajeros llegaron ellos les
respondieron que no querían ir porque les daba vergüenza su vestimenta.

Los mensajeros insistieron y finalmente aceptaron. Al llegar a Xibalbá, los hermanos se humillaron ante
los señores y les hicieron reverencias.

Los señores les preguntaron: - ¿De dónde vienen? ¿Quiénes son sus padres?

Los hermanos respondieron que no lo sabían ya que sus padres habían muerto antes de que ellos
nacieran.
Los señores les pidieron que bailaran y cantaran y más tarde quisieron ver los prodigios que hacían.

Primero les pidieron que incendiaran una casa y luego la restituyeran sin daño alguno y así los hicieron.
Luego les pidieron que despedazaran a un perro y luego lo resucitaran y así lo hicieron.

Más tarde despidieron que mataran aun hombre y lo resucitaran. Los hermanos escogieron a un
hombre, lo mataron, le arrancaron el corazón y luego lo resucitaron.

Los señores estaban asombrados de ver esos prodigios.

Luego les pidieron que se sacrificaran uno a otro y luego resucitaran. Hunahpú fue sacrificado por
Ixbalanqué, le arrancó el corazón y separó cada uno de sus miembros. Y luego lo resucitó.

Hum-Cané y Vucub-Camé, los más malvados de todos los señores les dijeron:- ¡Sacrifíquennos!- querían
ver que se sentía en carne propia.

Los hermanos comenzaron sacrificando a Hum- Camé y luego siguieron con Vucub-Camé, pero no los
resucitaron.

El resto de los señores y sus vasallos muertos de espanto escaparon a esconderse cerca de un barranco,
pero llegaron las hormigas y los desalojaron.

Estos señores volvieron ante Hunahpú e Ixbalanqué humillados y afligidos rogaron por su vida.

Así fue como los señores de Xibalbá fueron vencidos por Hunahpú e Ixbalanqué. Solo por un prodigio y
su transformación.
Capítulo XIV

En este Capítulo final Hunahpú e Ixbalanqué revelan sus nombres y su procedencia. Los señores de
Xibalbá les piden clemencia y ellos les anuncian que serán eliminados.

Los señores siguieron rogando compasión hasta que finalmente los hermanos decretaron su sentencia: A
partir de ese momento su estirpe sería rebajada. Ya no iban a someter a los hombres sino que se
dedicarían a la alfarería. Aquí comenzó la decadencia de este imperio.

Mientras tanto, la abuela en su casa observaba las cañas que sus nietos habían plantado en el patio el
día de su partida. Estas se habían secado y retoñado en varias oportunidades y ahora lucían verdes y
vigorosas. La abuela estaba feliz y dejó de llorar por sus nietos.

Hunahpú e Ixbalanqué honraron a sus padres vengando su muerte.

Luego los hermanos ascendieron al cielo. Uno tomó el lugar del sol y otro el de la luna. Entonces se
iluminó la bóveda celeste.

Luego subieron también los cuatrocientos jóvenes que había matado Zipacná y se convirtieron en
estrellas.

Tercera Parte

La tercera parte del Popol Vuh provee noticias acerca del origen de los pueblos indígenas de Guatemala.
También se describen los reyes que gobernaban la región, las migraciones y la destrucción de los
pequeños pueblos queno aceptaron someterse al dominio quiché.

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Ediciones

Esta obra no tiene un autor definido ya que fue una traducción y recopilación por diferentes personas,
fue descubierta por Francisco Jiménez quien encontró el original en un convento, la primera y segunda
traducción fue hecha por el guatemalteco Padre Ximénez, en 1861 se hizo una traducción al francés por
el abate Charles Etienne Brasseur de Bourgourg, basándose en la original en Quiché y la del P. Ximénez;
en 1913 se realizó una traducción al alemán por Noah Elieser Pohorilles quien también publicó en 1925
otra versión en francés; en el año de 1927 se editó una versión realizada por J. Antonio Villacorta y Flavio
Rodas aunque ésta contiene algunos errores en los nombres de los dioses, pero la versión más confiable
es la hecha en 1947 por Adrián Recinos.

Estructura

Tiene un estilo narrativo, el Popol Vuh es un libro de historias que quiere explicar el origen del hombre,
de una manera mística y fantasiosa. En general la obra es de un género mitológico y religioso. El lugar
donde se desarrolla la obra, describe un mundo antiguo, con una gran biodiversidad, en un tiempo
imaginario.Ha sido traducido más de una vez, e interpretado de diferentes maneras, se pierde un poco el
sentido original, ya que el escritor refiere su opinión personal de acuerdo a sus creeencias e
interpretaciones.

Personajes

TEPEU: Dios creador fuerte y poderoso

GUCUMATZ: Dios creador fuerte y poderoso.

HURAKAN: Dios creador fuerte y poderoso

BALAM QUITZE: Además de ser el que guaba a los pueblos, uno de los primeros hombres, inteligente,
fuerte, dedicado, agradecido y considerado.

BALAM ACAB: Podía hablar con Tojil uno de los dioses más importante para ellos uno de los primeros
hombres, inteligente, fuerte, dedicado, agradecido y considerado.

MAHUCUTAH: Uno de los primeros hombres, inteligente, fuerte, dedicado, agradecido y considerado.

IQUI BALAM: Uno de los primeros hombres, inteligente, fuerte, dedicado, agradecido y considerado.

TOJIL: Dios principal ya que fue el que les dio el fuego.

HUNANPÚ: Uno de los hermanos Ahpú, bueno y noble

HUNANPÚ: Uno de los gemelos, inteligente, poderoso, dominaba todas las artes ocultas.

IXBALANQUE: Uno de los gemelos, inteligente, poderoso, dominaba todas las artes ocultas.

IXBALANQUE: Uno de los hermanos Ahpú, bueno y noble

IXQUIC: Madre de los gemelos, virgen y pura los concibió gracias a los espíritus de los Ahpú

HUNBATZ: Hermano de los gemelos, hijo también de uno de los Ahpú, malo y envidioso
HUNCHOUÉN: Hermano de los gemelos, hijo también de uno de los Ahpú, malo y envidioso

VUCUB CAQUIX: Hombre prepotente, engañoso, vanidoso, sentía que su poder era igual o mayor que el
de los mismos dioses.

ZIPZCNÁ: Hijo de Vucub Caquix, igual de vanidoso, antipático y mentiroso, además creía que era el
hombre más fuerte del mundo.

CAPRAKÁN: Hijo de Vucub Caquix, igual de vanidoso, antipático y mentiroso además de creer que podía
sacar luz de los montes.

HUN CAMÉ: Señor de Xibalbá, malo, despiadado

VUCUB CAMÉ: Señor de Xibalbá, malo, despiadado, cruel, le gustaba torturar a la gente

IXMUCANÉ: Señor de Xibalbá, malo, despiadado, cruel, le gustaba hacer a la gente, injusto, prepotente,
corrupto y convenenciero.

Características

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