Anexo 1.
LA REVOLUCION MEXICANA
La Revolución Mexicana fue un conflicto armado que inició en 1910, como consecuencia del
descontento popular hacia la dictadura de Porfirio Díaz, y que derivaría en una guerra civil que
transformaría radicalmente las estructuras políticas y sociales del país.
La revolución comenzó con el levantamiento liderado por Francisco I. Madero, que se oponía a la
reelección del general Porfirio Díaz a la presidencia, dictador que había gobernado el país por más de
treinta años.
Principales causas de la Revolución Mexicana
La desigualdad social y la concentración de la riqueza. Durante el Porfiriato, el país tuvo un
crecimiento económico importante. Sin embargo, la riqueza quedó repartida en unas cuantas
manos nacionales y en otras pocas extranjeras.
No existía la libertad política. El pueblo no podía elegir a ningún representante dentro de los
poderes estatales ni federales. Estos eran impuestos por Porfirio Díaz, quien, pese a estar en
contra de la reelección, permaneció en el poder más de 30 años.
Despojo de tierras a los campesinos. Díaz hizo una serie de reformas a la legislación que
facilitaban la entrada a compañías extranjeras para que se adueñaran de “terrenos baldíos” los
cuales pertenecían a indígenas, campesinos o gente muy pobre que no tenía el dinero para
trabajar sus tierras y eran despojados de ellas.
Creación de latifundios. Las haciendas de gran extensión pertenecían a unos pocos
propietarios mientras la mayoría de los mexicanos moría de hambre.
Disminuyó la calidad de la enseñanza popular. El 80% de la población era analfabeta.
No había libertad de expresión. La prensa tenía prohibido emitir cualquier tipo de opinión en
contra del gobierno y las huelgas estaban prohibidas para todos los sectores.
Obreros y campesinos carecían de protección laboral por lo cual estaban expuestos a la
sobreexplotación. La mayoría de los trabajadores debían cumplir con jornadas de más de 12
horas por un sueldo miserable de 75 centavos.
Represión y uso de la fuerza. Las condiciones laborales eran pésimas, sin embargo, cuando los
trabajadores y campesinos trataban de manifestar su inconformidad, fueron reprimidos
brutalmente. Un ejemplo es el asesinato de obreros durante la Huelga de Cananea (1906) y de
Río Blanco (1907).
Consecuencias de la Revolución Mexicana
La Revolución Mexicana es una de las primeras revoluciones sociales del siglo XX y fue la
responsable de meter a México en el siglo XX. Entre sus logros y consecuencias podemos mencionar
los siguientes:
Renuncia de Porfirio Díaz
Promulgación de una nueva constitución en 1917
Nacionalización del suelo y subsuelo
Reforma agraria
Reforma a la ley de educación pública
Nacionalización del petróleo
Mejora de la situación laboral de los trabajadores
Creación del sindicalismo
Repartición de los latifundios entre el campesinado El Porfiriato
ANEXO 2. El periodo de Porfirio Díaz
De 1876 a 1911,30 años en el poder
Porfirio Díaz fue presidente de México por 30 años. Después de su heroísmo al mando de tropas
contra los franceses, trató de asumir la presidencia a través de un golpe de estado contra el
presidente Benito Juárez en la fallida revuelta de La Noria en 1871. Su revuelta de Tuxtepec, justo
antes de las elecciones de 1876 contra el presidente Sebastián Lerdo de Tejada, tuvo éxito y luego
ejerció como presidente del 23 de noviembre de 1876 al 30 de noviembre de 1880. Durante este periodo,
calmó a los inversores estadounidenses y restableció relaciones con las potencias europeas.
Manuel González fue elegido presidente para los próximos cuatro años, mientras que Díaz ejerció
de Ministro de Desarrollo y gobernador de Oaxaca. En 1884, Díaz regresó a la presidencia para no
abandonarla hasta 1911. Durante su presidencia, Díaz y sus consejeros transformaron México con la
construcción de ferrocarriles, escuelas y creando una base de infraestructuras para el país.
Desarrollaron los principios de una industria petrolera y persuadieron al capital extranjero para
invertir en minas y factorías. Sin embargo, su gobierno hizo todo esto a expensas de derechos políticos
básicos y control económico. Muchos críticos del régimen fueron encarcelados o asesinados. A medida
que las décadas pasaban, Díaz se apoyaba cada vez más en el fraude político y en el ejército para
mantenerse en el poder.
Después de 1900, este sistema empezó a deteriorarse debido a la avanzada edad del presidente y a la
falta de consenso sobre un sucesor, el aumento del nacionalismo, tanto político, como económico, y
por la recesión económica en los Estados Unidos. Finalmente, guerras de guerrilla en el sur y
derrotas militares en el norte, contribuyeron al derrocamiento de Díaz y el 21 de mayo de 1911,
sus seguidores firmaron el Tratado de Ciudad Juárez con Francisco Madero. Díaz dimitió el 25 de
mayo y poco después salió para París, donde murió en 1915, siendo enterrado en el famoso cementerio
Père Lachaise.
ANEXO 3. PERSONAJES QUE PARTICIPARON EN LA REVOLUCION MEXICANA
Hermanos Flores Magón: Jesús, Ricardo y Enrique fueron políticos y
periodistas opositores de Porfirio Díaz. En 1900 fundan el periódico
“Regeneración” y en 1902 Ricardo y Enrique editan “El hijo del Ahuizote”.
Ambas publicaciones son eliminadas por la dictadura de Porfirio Díaz y
tuvieron que salir del país en 1904. Son considerados precursores de la
Revolución Mexicana, siendo sus planteamientos los más destacados y
progresistas de su tiempo.
Hermanos Serdán: Participaron activamente en labores de propaganda
política en apoyo de Francisco I. Madero. Aquiles Serdán, fundó el club
político “Luz y Progreso” en donde se editó el semanario “La No
Reelección”, difundiendo así las primeras ideas revolucionarias. Son
considerados los primeros mártires de la Revolución ya que dos de ellos
mueren el 18 de noviembre de 1910 en su casa tras un enfrentamiento
con la policía de Puebla y el Ejército Federal.
Francisco I Madero: Político y empresario, opositor del presidente Porfirio Díaz, que
promulgó el plan de San Luis con el lema “Sufragio efectivo, no reelección”. Asume la
presidencia de México tras la renuncia del presidente Díaz en 1911, pero es traicionado
por Victoriano Huerta y asesinado en 1913 como resultado del golpe de estado
denominado Decena Trágica.
José María Pino Suárez: político, abogado, poeta y periodista. Miembro del Partido
Nacional Antirreeleccionista, se une a Francisco I Madero en su campaña política. Fue
Gobernador de Yucatán y vicepresidente de México, en 1913 es fusilado en Lencumberri
junto con Madero durante la Decena Trágica.
Emiliano Zapata: Líder militar y campesino, conocido como el Caudillo del Sur, dirigió el
Ejército Libertador del Sur. Impulsó la lucha social y las demandas campesinas y
agraristas. Decretó el Plan de Ayala en el que desconocía al gobierno del presidente
Madero por traicionar las causas campesinas y es asesinado en 1919 tras la traición de
Jesús Guajardo.
Francisco Villa: Doroteo Arango fue uno de los jefes más representativos de la
Revolución Mexicana, uniéndose al movimiento maderista en 1910. En 1913 forma la
División del Norte, apoyando a Emiliano Zapata y a Venustiano Carranza en contra de
Victoriano Huerta. Vuelve a tomar las armas contra Carranza. Es derrotado por Álvaro
Obregón y asesinado en 1923 durante el mandato de este último.
Venustiano Carranza: Político, militar y empresario que decide apoyar a Madero, el cual
lo designa como Gobernador de Coahuila y posteriormente como secretario de Guerra y
Marina en su gabinete provisional de Ciudad Juárez. Tras el asesinato de Madero en
1913, proclama el Plan de Guadalupe, en donde desconoce el gobierno de Victoriano
Huerta. Durante esta época es aliado de Villa y Obregón en el norte y de Zapata en el sur.
Fue presidente de 1917 a 1920 y asesinado en Puebla en 1920.
Álvaro Obregón: Militar y político, que participó en el movimiento contra Victoriano
Huerta apoyando a Carranza. En 1914, derrota a Francisco Villa y es nombrado ministro
de Guerra por Carranza. Fue presidente de México de 1920 a 1924. Durante su mandato
impulsó la pacificación del país, inició el reparto de tierras y restituyó el Ministerio de
Instrucción Pública bajo el nombre de Secretaría de Educación Pública teniendo como
titular a José Vasconcelos, creando escuelas rurales y formando a nuevos maestros. Fue
asesinado en 1928 en la ciudad de México.
Plutarco Elías Calles: Político y militar mexicano, que se une a Madero en 1912 y apoya a
Carranza desde 1913, el cual lo nombra Gobernador de Sonora en 1915.
Forma parte de la campaña electoral de Álvaro Obregón en 1920; es nombrado
secretario de Guerra por Adolfo de la Huerta y posteriormente secretario de
Gobernación por Álvaro Obregón. Fue presidente de México de 1924 a 1928 creando el
Banco de México y restringiendo los privilegios de la Iglesia Católica, lo que provocó la
Guerra Cristera. En 1929 funda el Partido Nacional Revolucionario (PNR), que
posteriormente se transformará en el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
ANEXO 4. LAS «ADELITAS», EL SECRETO MEJOR GUARDADO DE LA
REVOLUCIÓN MEXICANA
Se le atribuye el término “Adelita” al corrido popular inspirado en Adela Velarde Pérez,
una enfermera que ayudó a muchos soldados, entre ellos a quien compuso la famosa
marcha.
Las Adelas, también conocidas como soldaderas, desarrollaron un papel muy
importante en la lucha por los derechos de los campesinos durante la Revolución
Mexicana (1910-1917). Madres, hijas, esposas y amantes abandonaron su rol
limitado a la esfera doméstica. No se quedaron de brazos cruzados ni esperaron el
regreso de sus hombres, sino que levantaron sus hogares para llevarlos hasta sus
soldados. Cuidaron de los heridos, hicieron de espías, abastecieron de alimento a
los campamentos, procuraron el honor de las jóvenes y alzaron valientemente
tanto sus armas de fuego como intelectuales contra la injusticia social que
oprimía a los jornaleros igualmente también exigieron sus derechos como
mujeres y ciudadanas de la república.
Ésta no fue la primera vez que las mexicanas agarraron una escopeta con
determinación, durante la Guerra de Emancipación del Imperio de España en
1810, sus antepasadas también desempeñaron un papel importante durante dicha
contienda. De esta manera, las soldaderas honraron durante la Revolución a sus
ancestros de manera militar y sedientas de justicia.
Debido a la necesidad de hacer frente a la muerte y a la miseria que traían
consigo las batallas, se rompió esa burbuja de cristal que aislaba a las mujeres de
la vida pública. De esta manera comenzarían a participar en asuntos de interés
general, de los que en su momento fueron excluidas al ser consideradas incapaces
o ser calificadas de «marimachas» o de dudosa moralidad.
La obligación moral de partir hacia la guerra y la industrialización se aliaron a
favor de estas revolucionarias, lo cual años más tarde serviría como la gran carta
de presentación que les abriría el camino hacia el sufragio femenino.
A lo largo del siglo pasado, las Adelitas permanecieron olvidadas, a la sombra de
una historia escrita y contada por los hombres. Sin embargo, camino a la gloria,
fueron acompañados, amados, respetados, curados, alimentados, fortalecidos y
defendidos por esas mujeres a las que no se les ha rendido el mismo honor por
ser parte del triunfo democrático.«Sin ellas no hay Revolución Mexicana: ellas la
mantuvieron viva y fecunda como la tierra», afirma sobre la importancia de las
Adelitas durante los levantamientos, Elena Poniatowska una de las escritoras,
periodistas y activistas más respetadas a nivel internacional, en su ensayo «Las
soldaderas» (Ediciones Era).
ANEXO 5. EL PAPEL DE LAS SOLDADERAS EN LA REVOLUCIÓN
Hasta finales del siglo XX, la imagen de las Adelitas en el conflicto armado se ha
mantenido en una nebulosa, en un plano lejano, a causa del exceso de
protagonismo del hombre en las hazañas épicas contadas desde una especie de
culto a la imagen del líder masculino, como ocurrió con Madero, Carranza, Villa
y Zapata.
La invisibilidad de las soldaderas se debió a una premisa machista y
«malinchista»; aquel mexicano que prefiere lo que proviene del extranjero a lo
producido dentro del país. «Ser mujer y mexicana implica una doble
marginalidad, sino también la desaparición» así lo sostiene Margo Glantz, una
escritora y ensayista Premio Nacional mexicana en «La Malinche, sus padres y
sus hijos», (Editorial Taurus).
«La Revolución fue un asunto de hombres, y las mujeres son el fondo decorativo
de los largos enfrentamientos que dan como resultado una nación de hombres con
una reserva adjunta de mujeres», señala Carlos Monsivais, un famoso escritor e
historiador mexicano en «Prólogo. De cuando los símbolos no dejaban ver el
género», del libro «Género, poder y política en el México posrevolucionario»,
(Editorial Fondo de Cultura Económica).
Las Adelas surgieron desde la gestación de la Revolución Mexicana, e incluso
incitaron al levantamiento antes de que Francisco I. Madero hicese un llamado
nacional para tomar las armas el 20 de noviembre de 1910. Su intervención se
dio en diferentes campos que estaban socialmente designados a los hombres:
desde la producción agrícola, el uso de armas de fuego y al diseño de estrategias
militares. Sin embargo, también desempeñaron la importante tarea matriarcal,
como el cuidado de los niños de los campamentos, la provisión de alimento, etc.
Entre los papeles que desempeñaron durante la contienda, estas mujeres se
involucraron en el periodismo, la fundación de clubs femeninos, el activismo
político, la literatura etc. Gracias a estos registros hoy los historiadores pueden
recrear la participación de la mujer de manera fiel.
Cuando llegaban los guerrilleros desesperados por las bajas durante la contienda,
arrastraban con ellos a pueblos enteros con niños y mujeres, las cuales se vieron
obligadas a entrar en combate. Otras, sin embargo, agarraban las armas para estar
más cerca de sus maridos e hijos. Casi siempre provenían de los estratos más
bajos, aquellos que buscaban sobrevivir como fuera. Independientemente de cual
fuese el motivo que las arrastró hasta ahí, su presencia fue heroica y util, gracias
a ellas los soldados estaban seguros.
La acción de estas valientes mujeres, determinaron a la mujer como rompedora
de los esquemas sociales del patriarcado. Esto supuso una liberación femenina
que tendió puentes hacia la democracia. Un movimiento, que no fue ajeno, sino
que fue crucial para ella, y durante muchas décadas parecía un submundo aislado.
Además tras el periodo revolucionario, iniciaría por fin el sufragio femenino.
No obstante, en ningún momento se vieron como víctimas de la contienda, sino
como parte de ella, en la que actuaron de la resolutivamente dentro de sus
posibilidades y conocimientos; pues muchas eran analfabetas. A pesar de esa
actitud de guerreras, muchas tuvieron que buscar otro tipo de estrategias para
sobrevivir dentro de su bando y poder proteger su honor.
Algunas se comportaban como «machos» con el fin de resultar desagradables al
sexo opuesto y no ser víctimas de las muchas violaciones que sucedían con
bastante regularidad en los campamentos.
Las señoras involucradas en la causa contra Madero iniciaron una segunda etapa
de la Revolución en la que cada una se inclinó hacia las ideologías de los
distintos líderes que, supuestamente, abogaban por el mismo fin. No obstante,
Carranza supo como ganarse la fidelidad femenina en el campo de batalla, siendo
sus tropas las que más mujeres entregaron su vida por la causa.
Damas como Hermila Galindo se encargaron de difundir el verdero valor de las
adelitas. Esta señora, una mujer con un fuerte caracter independiente, se
incorporó a las filas del constitucionalismo de Carranza, quien procuró un lugar
importante en el prioritario desarrollo social de la mujer, a diferencia de Villa y
Zapata. Galindo realizó varios viajes diplomáticos al extranjero, como, secretaria
de Carranza, para promulgar entre las de su género la importancia de demostrar
la autosuficiencia femenina, alentándolas a reclamar sus derechos. A quienes
peleaban por la justicia social igual que ella y las demás soldaderas, les animó
con «La mujer como colaboradora en la vida pública» a que se alistaran a las
diferentes guerrillas contra Victoriano Huerta, haciendo hincapié en que cada uno
de los hombres que luchaban por la causa debían permitir que cada una de ellas
pudiera desarrollarse dentro del marco de una reconstrucción nacional, pues
tenían las mismas aptitudes que ellos.
La mujer de Francisco I. Madero, Carmen Serdán, fue otra importante activista,
incluso después de que su marido fuese asesinado. Ella nunca abandonó la causa,
sino que se involucró todavía más. Reunió valor y organizó una Junta
Revolucionaria para combatir a Victoriano Huerta; luchó junto a Carranza y
suministró artillería a los soldados. De casa de esta señora «salían enormes
paquetes de pescado, cajas de zapatos, canastas de verdura que ocultaban
granadas de fabricación casera, pólvora», asegura la historiadora mexicana
Carmen Ramos Escandón en su libro «Carmen Serdán, mujer de su tiempo».
Entre otras destacadas Adelitas, estaba también la valiente Ángela Jiménez, una
experta en explosivos que siempre se jugaba la vida al manipular aquellos
artilugios.
En el caso de Amelia Robles realmente se sentía una «pistolera», y cuando
estalló la guerra lo hizo con total naturalidad y comodidad. Desde siempre había
sentido predilección por los caballos y las armas. Usó su condición sexual para
librar apasionadamente batallas que la harían destacar entre los hombres de
Zapata. Amelio, como así se presentaba obtuvo el rango de coronel.
Petra Herrera es otra de las personas que cooperó con Villa organizando y
liderando sus ejércitos. Posteriormente su relación con el líder se tensó y se
separó formando un ejército de más de mil mujeres. La líder era famosa por hacer
saltar por los aires puentes. Una de sus glorias más importantes fue durante la
segunda batalla de Torreón, al norte de México en 1914, en la cual apagó las
luces de la ciudad para que todos pudieran entrar. Gracias a ella obtuvieron la
victoria, sin embargo, Villa nunca le reconoció el mérito