Atributos
Atributos
LA SANTIDAD
“Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de
carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” (2 Corintios 7:1)
La santidad no solamente es un atributo del carácter cristiano, sino que también designa una clase
de carácter en particular; aquél de la persona que ha sido apartada del mundo y dedicada a Dios.
Una característica da la sincera consagración a Dios y a su servicio, y que describe la vida cotidiana
normal de un cristiano. La santidad no es una experiencia extática y repentina que ocurre en un
parpadeo; tampoco es la expresión teológica mística que desafía a la definición lógica; sino que
más bien es algo personal e intransferible y definitivamente es algo que va más allá de una mera
formalidad ritual. Los términos, santo, santidad, santificación y santificado viene de la misma raíz y
por su similitud de significado, serán tratadas de manera conjunta en este capítulo.
ORIGEN Y SIGNIFICADO
 Los Cristianos han sido apartados para Dios, para ser exclusivamente suyos, y para participar de
Su carácter mediante la eliminación del pecado en sus vidas y la producción del fruto del Espíritu.
Por causa de su peculiar relación con Dios, los apóstoles de Jesús (Efesios 3:5), los profetas (Efesios
3:5), y los ángeles (Mateo 25:31) son santos; santos de una manera especial porque Dios empleó
sus servicios para promover Sus propósitos.
A Israel se le llamó “nación santa” porque fue separada e las demás naciones para vivir de manera
aceptable delante de Dios y efectuar sus propósitos de largo alcance (Éxodo 19:6). La iglesia es la
“nación santa” de hoy en día, al ser separados del mundo para ser Sus ministros para el mundo
(Juan 17:14-16). La iglesia es santa por su función distintiva, y su peculiar relación con Cristo;
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a si mismo por
ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua por la palabra, a fin de
presentársela a si mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante,
sino que fuese santa y sin mancha” (Efesios 5:25-27). En Israel, el sacerdocio era de una sola tribu,
Leví; en la iglesia, todos los Cristianos son sacerdotes (Apocalipsis 1:6). “Mas vosotros sois linaje
escogido, real, sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes
e aquél que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9). Las personas se convierten
en ciudadanos de esta “nación santa” mediante la obediencia al evangelio de su Rey (1 Pedro 1:22
en delante), un proceso al que Jesús llamó el “nuevo nacimiento” (Juan 3:1-5). De esta manera son
apartados como propiedad de Dios “para anunciar las virtudes de aquél que los llamó de las
tinieblas a su luz admirable.”
El uso que el Nuevo Testamento da a la palabra “santo” es igual a “santificado”, implicando que
está separado el mundo y consagrado a Dios. Todos los creyentes arrepentidos y bautizados son
“santos” (Hechos 18:8; 1 Corintios 1:2), pero no todos han alcanzado la perfección absoluta de
carácter. Aquí mencionaremos un error religioso que comúnmente se acepta en relación a este
asunto. Muchos han aceptado que esto significa santidad moral perfecta, o perfección absoluta sin
pecado, que se cree que se recibe mediante una experiencia sensorial que no se puede definir a la
que ellos llaman “santificación”. Para ellos, esta experiencia que para ellos es una obra milagrosa
especial del Espíritu Santo, los santifica, y los presenta ante Dios como personas absolutamente
santas e incapaces de cometer más pecado. En primer lugar, esta idea no se encuentra en el
Nuevo Testamento, y en segundo lugar, la palabra “santificación” no significa perfección sin
pecado. Además de esto, la santificación es asunto de toda una vida, no algo meramente
momentáneo o instantáneo. La palabra “santo” no significa que uno es moralmente perfecto, sino
que uno pertenece al Señor. En el mismo sentido en que una ofrenda santificada pertenecía al
Señor en el Antiguo Pacto, , asimismo una persona santificada pertenece a Cristo. Pablo llamó
“santos” a los hermanos de Corinto, pero después los reprendió severamente como carnales,
como niños en Cristo por sus celos y su conducta poco Cristiana (1 Corintios 1:2; 3:1-3). Aunque el
uso de la palabra “santo” no significa perfección absoluta del carácter, siempre asume que esta es
la meta y obligación del pueblo de Dios.
En la profecía, la forma de vida Cristiana es representada como “el camino de santidad”, en el cual
solo los redimidos pueden andar, y que consiste en consagración, simplicidad y seguridad. Es un
camino público, no una vereda privada y los redimidos de Dios andarán en el con gozo eterno en
sus cabezas. “Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará
inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe
que sea, no se extraviará. No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que
caminen los redimidos. Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo
perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.” (Isaías
35:8-10).Solamente aquellos que procuran “perfeccionar la santidad en el temor de Dios” (2
Corintios 7:!) pueden andar en ese “camino de santidad”. Los hijos de Dios deben “presentar sus
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios que es nuestro culto racional” (Romanos 12:1), y
“ser santos y sin mancha delante de él en amor” (Efesios 1:4). “El Camino de Santidad” nos guía de
este mundo al venidero, y para poder llegar seguros a la presencia de Dios, uno debe “seguir la
paz con todos, y la santidad sin la cual nadie verá a Dios” (Hebreos 12:14).
PREGUNTAS
2.      ¿Es la santidad algo que uno obtiene de manera instantánea por operación directa del
        Espíritu Santo? ¿Se puede definir la santidad de manera adecuada?
4. Mencione otras palabras, que como la palabra “santo”, vienen de la misma raíz.
5.      Algunos objetos en el Antiguo Testamento fueron llamados “santos”, ¿De qué manera
        eran santos?
6. ¿Qué se quería decir cuando bajo la Ley de Moisés se decía que algo era “santificado”?
9. ¿Por qué se llamó a Israel “nación santa”? ¿Cuál es la “nación santa” de Dios hoy en día?
10. ¿Cómo se convierten las personas hoy en día en ciudadanos de la nación santa de Dios?
11.    Defina “santificar” y “santo”. ¿Son santos todos los cristianos?, ¿Cuándo se convierten en
       santos: antes o después de su muerte?
16. ¿Qué es lo que Pablo dijo en 2 Corintios 7:1 que los Cristiano deberían procurar?
Lección 2
                                    El Dominio Propio
“Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto ismo, añadid a vuestra fe virtud; a la
virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la
paciencia piedad; a la piedad, afecto fraternal; al afecto fraternal, amor.” 2 Pedro 1:5
La mayoría de los cristianos se han dado cuenta de que el hecho de no ejercer control sobre sus
apetitos y pasiones físicas, es el mayor obstáculo para poder vivir una vida verdaderamente
semejante a la de Cristo. “Golpear el cuerpo y ponerlo en servidumbre” (1 corintios ):27) es el
campo de batalla en que los soldados de Cristo enfrentan sus más fieras batalla, el campo en que
muchos santos dedicados han sido atravesados por os dardos de fuego del maligno, y en donde un
sinnúmero de otros han levantado la bandera blanca de la rendición ante los “débiles y pobres
rudimentos”. Los apetitos y pasiones del cuerpo humano son codiciosos y jactanciosos, y de
continuo están exigiendo ser gratificados; anulan la voluntad del hombre, apagan su celo, desvían
su atención, pervierten sus pensamientos, e invierten sus intereses.
La gratificación de los apetitos carnales es el principal interés del hombre mundano; todas sus
aspiraciones y esperanzas están centradas en ello. Para poder satisfacer esos deseos algunos
roban, otros asesinan y saquean, mienten, engañan, hacen trampa, defraudan, cometen adulterio,
destruyen hogares y vidas, privan a los pobres y oprimen a las viudas. Algunos abusan de su propio
cuerpo, soportan sufrimientos y tortura física, e incluso sacrifican las necesidades de la vida para
poder gozar de los placeres del pecado por u poco de tiempo. Otros están tan cegados por las
pasiones que comprometen su cuerpo y su alma con Satanás por una gratificación momentánea.
Una de las razones por las que “el amor al dinero es la raíz de todos los males”, es porque las
personas saben que el dinero puede comprarles la gratificación de sus malos deseos. “Porque raíz
de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y
fueron traspasados de muchos dolores” (1 Timoteo 6:10).
La conversión a Cristo no inmuniza al hijo de Dios contra la tentación. Los cristianos son tentados
por los mismos deseos carnales que los demás, y a veces tropiezan y pecan al darles satisfacción
de manera ilegítima como lo hacen quienes no son cristianos. El pueblo de Dios no está protegido
por algún misterioso poder que los hace inmunes contra la tentación. “No os ha sobrevenido
ninguna tentación que no sea humana, pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo
que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis
soportar“ (1 Corintios 10:13). A veces “la salida” se puede hallar fácilmente, pero otras veces no, y
entonces el cristiano tendrá que buscar diligentemente para poder encontrarla.
La carne y el espíritu son las áreas principales en que el dominio propio del cristiano es probado.
Ciertas emociones principales tales como el temor, el odio, el enojo, y cierto apetitos dominantes
como el hambre, la sed, los deseos sexuales e incluso los pensamientos y los intentos del corazón,
deben ser todos disciplinados. Casi todas las personas reconocen hasta cierto punto que son
culpables de esto. Esta es un área en donde se requiere a disciplina mental y emocional. En la
parábola del hijo pródigo, el hijo menor pecó porque no pudo controlar los deseos de la carne, el
mayor fracasó por no poder controlar us emociones. Mientras que el primero fue culpable de los
pecados de la carne, el segundo fue culpable de los pecados de la mala disposición o actitud.
(Lucas 15). Quien no puede controlar los deseos de su carne, se convierte en un glotón, en un
borracho o en un adúltero; quien fracasa en controlar sus emociones, se convierte en un cobarde,
un amargado, un aborrecedor, y está sujeto a arranques repentinos de ira; quien fracasa en
controlar su espíritu, se torna grosero, dominante, odioso, egoísta y vengativo. No importa cómo
lo veamos, ese no es el carácter que debe tener el cristiano. “Mejor es el que tarda d airarse que el
fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.” (Proverbios 16:32).
Muchos líderes militares que toman grandes ciudades y naciones, no pueden controlar sus
pensamientos y sus malos deseos. Alejandro Magno era un gran conquistador, pero no pudo
dominar su adicción al vino, ni tampoco pudo dominar su espíritu. La conquista del espíritu es
mayor a la conquista de una gran ciudad, porque es más difícil, el enemigo es más poderoso, la
victoria es más noble, y la recompensa s más valiosa. (Efesios 4:31).
Muchas cosas que son correctas en si mismas se convierten en pecaminosas cuando nos las
permitimos en exceso. Satisfacer la necesidad de comer es correcta en sí misma, pero el exceso es
pecaminoso. La participación en ciertos deportes y varias formas de recreo, puede ser buena en si
misma, pero el exceso que no deja tiempo para el estudio de la Biblia, la oración, la meditación y
el servicio al Señor, es pecaminoso.
El cristiano debe ser amo de su tiempo y también de su cuerpo y de su espíritu. Es en este campo
donde tantas personas del pueblo de Dios tropiezan y caen. Estos deberían procurar dominarse a
si mismos y las circunstancias de su vida para poder guardar el equilibrio adecuado entre el trabajo
y el juego, entre la satisfacción de los deseos legítimos del cuerpo y los impulsos del espíritu. Es
trágico cuando el cuerpo de un hombre se convierte en su amo, y su espíritu se hace ingobernable.
Los deseos sexuales son normales en un cuerpo saludable, y las relaciones sexuales son puras
cuando se satisfacen de la manera en que Dios lo ha reglamentado. Dios ha ordenado la
institución del matrimonio como el estado adecuando donde las relaciones sexuales pueden
gozarse, pero incluso en ese caso debe practicarse el dominio propio. Cuando los deseos sexuales
se satisfacen fuera del lazo matrimonial, los participantes son culpables de fornicación o adulterio.
Jesús no solo condenó el adulterio, sino también el pensamiento malsano que está detrás de éste.
“Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su
corazón.” (Mateo 5:28). Los deseos sexuales no son fácilmente controlables, y por esta razón, los
cristianos que participan en cosas que despiertan los deseos malsanos de la carne, están actuando
tontamente, “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con
los que de corazón limpio invocan al Señor.” (2 Timoteo 2:22). El baile, imágenes obscnas
(pornografía), historias sexuales, caricias indebidas, vestidos indecentes, etc., son avenidas por las
cuales los más bajos instintos despiertan y se inflaman. Quienes se permiten estas cosas son
culpables del pecado de lascivia, (Gálatas 5:19-21).
El Nuevo Testamento enfatiza en la necesidad del dominio propio utilizando varia figuras. En 1
Corintios 9:25, Pablo lo ilustra con la figura de un concurso atlético: “Todo el que lucha, de todo se
abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros una incorruptible.”
El dominio propio es importante para los buenos atletas, pero más importante para los cristianos.
Como los atletas bien entrenados y sujetos a una disciplina estricta, el pueblo de Dios debe
“despojarse de todo peso… y correr con paciencia la carrera que tenemos por delante” (Hebreos
12:1). En Gálatas 5:24 Pablo ilustra el dominio propio usando la figura de la crucifixión: “Pero los
que son de Cristo, han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.” Crucificar la carne es
“Haced morir pues, lo terrenal en vosotros.; fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos
deseos y avaricia, que es idolatrái.2 (colosenses 3:5). La crucifixión de uno mismo es la rendición
incondicional de la voluntad humana, una regulación apropiada de los afectos, y la subyugación
total de los apetitos carnales. Ya sea que la urgencia carnal sea por las bebidas, por las malas
compañías, por la satisfacción ilegítima de los deseos sexuales, por la literatura obscena, por la
pornografía, o por obtener más y más posesiones materiales, debe ser crucificada. La tendencia
actual al exceso en los pasatiempos que son buenos en sí mismos, debe ser crucificada. En Mateo
5:29, 30, Jesús enfatiza la necesidad de un dominio propio rígido, utilizando la ilustración de una
cirugía: “Por tanto si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es
que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.” Es cierto que
Jesús no estaba ordenando aquí la cirugía literal, porque esto transformaría a la humanidad en
una monstruosidad inválida, ciega y manca. El pecado está en la voluntad del individuo, no en ojo
en su brazo. Aún podría pecar sin ojos y manos. Los miembros físicos del cuerpo, tales como los
ojos y las manos, son meros “instrumentos” que el hombre usa para pecar (Romanos 6:13). Jesús
está enseñando a la gente que deben controlarse tan profundamente que, que todas las cosas que
les sean tropiezo y ocasión de caer en pecado, deben ser quitadas sin importar cuán preciosas
parezcan ser, o cuán doloroso sea hacerlo. No nos sorprende que Félix, un hombre de una lujuria
sin freno, del que se dice que “con toda clase de crueldad y lujuria, ejercía el gobierno con la
autoridad de un rey, pero con el temperamento de un esclavo”, se haya aterrorizado cuando el
sermón del predicador habló acerca “…del dominio propio, y el juicio venidero.” (Hechos 24:25).
Muchos santos con mente carnal han despertado de repente a la realidad de que no pueden traer
a la iglesia el mundo cargándolo sobre sus espaldas; dominados como Félix, por sus lujurias y sus
ambiciones mundanas, ahogando así el fuego del conocimiento nuevo que recién han adquirido, y
que ha despertado su conciencia, para volver a sumergirse de cabeza, otra vez en este mundo de
pecado. Las personas sin dominio propio son como automóviles sin frenos, o los aviones sin
instrumentos.
Es imposible que los cristianos permanezcan pasivos en medio de tanta maldad. Deben resistirla y
ser agresivos en el intento de echarla fuera. Es una batalla espiritual perpetua. No debe haber
retirada. No hay armadura que proteja la espalda del que huye ante el enemigo (Efesios 6:10-17).
Aparte de esto, hay una batalla constante en el interior del cristiano: “Porque el deseo de la carne
es contra el espíritu, y el del espíritu contra la carne; y estos se oponen entre si, para que no
hagáis lo que quisiereis.” (Gálatas 5:17). Quienes se levantan victoriosos de estas batallas
espirituales, son los que practican el dominio propio rígido, los que sujetan cuerpo, alma y espíritu
a la voluntad de Dios. El dominio propio es un fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:23), y sirve para
preparar al pueblo de dios para puestos de servicio y honor en Su Reino Espiritual.
PREGUNTAS
    1. Los cristianos se han dado cuenta de que hay un obstáculo mayor para que ellos puedan
       vivir una vida semejante a la de Cristo: ¿Cuál es ese obstáculo?
    2. ¿Qué le hacen al hombre los apetitos y pasiones del cuerpo?
    3. ¿Cuál es el interés principal del hombre mundano?
    4. Mencione una razón por la que el amor al dinero es la raíz de todos los males.
    5. ¡Nos inmuniza contra la tentación el hecho de habernos convertido a Cristo?
    6. ¿Qué es el dominio propio? ¿En qué se distingue de la moderación y la templanza?
    7. ¿Cuáles son las dos áreas principales en que se pone a prueba el dominio propio del
        cristiano?
    8. ¿En qué área pecó el hijo pródigo? ¿Y su hermano?
    9. ¿Por qué es mejor el hombre que gobierna su espíritu que el que conquista una ciudad?
    10. ¿Cuáles son algunas de las avenidas por las que despiertan y se inflaman los más bajos
        deseos de la carne?
    11. Mencione tres ilustraciones con las que el nuevo Testamento ilustra el dominio propio.
    12. ¿Qué significa crucificar la carne?
    13. ¿Cuáles son los instrumentos con los que el hombre peca?
    14. ¿Hay algún momento en la vida del cristiano en que pueda relajar su dominio propio?
    1. El valor del dominio propio en la vida de un maestro (a) de la Biblia, predicador, anciano.
    2. Cosas en las cuales el Cristiano debe ejercitar el dominio propio en su vida diaria.
    3. La relación que hay entre el dominio propio y vencer la tentación.
Lección 3
                                          La Firmeza
“Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el
error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza.” 2 Pedro 3:17
La perseverancia es firmeza, estabilidad, solidez. Es un término militar que significa “un frente
sólido”. Lo que un frente sólido significaba para el éxito y la seguridad de un ejército en tiempos
antiguos, es lo mismo que hoy en día la perseverancia significa para el cristiano.
A los soldados de Cristo se les exige que estén firmes como una falange sólida contra huestes
espirituales de maldad n los lugares celestiales, y sea al defender o al atacar. “Por lo demás,
hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura
de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha
contra sangre ni carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto,
tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo,
estar firmes.” Efesios 6:10-13
Hay tres grandes campos de batalla donde los soldados de Cristo deben estar firmes: 1) el campo
de batalla del mundo, 2) El campo de batalla de la iglesia, y 3) El campo de batalla personal. En
estos campos de batalla no hay lugar ni momento en que el cristiano pueda relajar su vigilancia a
riego de “caer de su firmeza.”En cada batalla, el honor de su Rey, así como su honor personal
como cristiano, está en juego. Los soldados que huyen ante las “huestes de maldad” cuando el
honor de Cristo y de Su Reino demanda que peleen, o que deserten del ejército del Señor, o se
unen al enemigo, deshonran a su Rey y a Su santo ejército, al cual fueron llamaos para ser
soldados, eso sin mencionar la vergüenza personal y el reproche que acarrean sobre sí mismos.
Los desertores, lo traidores y los cobardes siempre han sido depreciados, tanto por los santos
como por los pecadores. Algunos de los soldados del Señor que pelean valientemente en algún
campo de batalla, sucumben en otro, y algunos que son invencibles en algún escenario de batalla,
son vulnerables en otro.
El mundo es un extenso campo de batalla en el cual el Reino de Dios compite contra el reino de las
tinieblas. En este caso, el término “mundo” se refiere a la esfera en la que Satanás domina como
príncipe (Efesios 2:2). El poder que se opone a dios y Su voluntad. “Y todo el mundo está bajo el
maligno,” (1 Juan 5:19). En la gigantesca batalla que se libra entre el bien y el mal, las constantes
presiones a que son sometidos los Cristianos, frecuentemente los desmoralizan y hacen que
relajen su línea de batalla. A veces también hay división de intereses, que dan como resultado el
debilitamiento del frente de ataque contra las fortalezas del enemigo. El ataque contra el pecado y
el error, está condenado al fracaso si el frente sólido se ve quebrantado.
Los tres elementos del mundo: 1) Los deseos de los ojos, 2) Los deseos de la carne, y 3) La
vanagloria de la vida, son las tres maneras en que Satanás tienta al hombre para que peque. (1
Juan 2:15 n delante). Él tiene el poder para utilizarlas por separado, o todas juntas. Al tentar a va
(Génesis 3:6), y después a Jesús (Mateo 4:1-11), utilizó las tres. Cuando fracasa en su intento por
derribar la firmeza del Cristiano, de alguna de esas formas, recurre a la otra. Pedro nos advierte:
“Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, anda alrededor buscando a quien
devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van
cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.” (1 Pedro 5:8,9). Para protegernos de las
artimañas del diablo, el Cristiano debe ponerse toda la armadura de Dios, (Efesios 6:14-18), y
diligentemente “velar y orar para no entrar en tentación” (Mateo 26:41). La disposición para
soportar tribulaciones, y el negarnos a enredarnos en los negocios de la vida, son las cualidades
que nos hacen aptos para ser parte del ejército de Cristo (2 Timoteo 2:3,4).
El término “paciencia” es prácticamente el mismo que “firmeza”, y así se traduce en los apuntes al
margen de algunas Biblias. La paciencia implica misericordia y aguante. Significa que los Cristianos
deben soportar sin queja las ofensas y provocaciones que no puedan evitar. El uso que el Nuevo
Testamento hace e la palabra paciencia es mucho más amplio que el uso común que hoy en día se
le da. L mayoría de las personas entienden la paciencia como la capacidad de aguantar el juego
ruidoso, o las discusiones infantiles durante un programa favorito de televisión, sin perder el
equilibrio emocional. No obstante, los Cristianos son llamados a cargar pacientemente las cruces
más pesadas del dolor, el sufrimiento, la persecución y la tristeza, así como las cosas menores que
parecen plagar el momento, haciéndolo poco placentero. “Hermanos míos, tomad como ejemplo
de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en el nombre del Señor. He aquí tenemos
por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto l fin del
Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.” (Santiago 5:10,11). Frecuentemente
resulta difícil obtener la paciencia, y más difícil aún es conservarla. Según Santiago, la prueba de
nuestra fe da como resultado paciencia, (Santiago 1:3). Pablo dice: “Y no solo esto, sino que
también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la
paciencia, prueba, y la prueba, esperanza.” (Romanos 5:3,4). Por medio de la fe sencilla y confiada
en Dios, y la obediencia a Su voluntad, los Cristianos pueden soportar cualquier prueba a la que
sean sometidos, y esperar firmemente la recompensa eterna.
La iglesia misma es un campo estratégico de batalla. Los mismos soldados, cuyo valor es puesto a
prueba en el campo de batalla del mundo, son la legión que defienden y protegen la iglesia. La
iglesia no fue edificada por el Señor para que nos sentemos sin hacer nada y disfrutar de la
abundancia de las bendiciones de Dios, mientras los enemigos destruyen su pureza e intentan
desfigurar su gloria prístina; es una institución que está diseñada para pelear batallas espirituales
para la gloria de su Cabeza; ya sea que las batallas se peleen en el mundo, o contra la tibieza, las
doctrinas impuras, o la vida licenciosa en la iglesia. Hay enemigos dentro de la iglesia que
constituyen una gran amenaza a su existencia y prosperidad, de la misma manera que los hay
fuera de ella. El “frente sólido” de defensa contra las fuerzas que amenazan con dar al traste con
el cuerpo de Cristo, es tan importante dentro de la iglesia como lo es en el campo de batalla del
mundo. Cuando el frente sólido es quebrantado desde afuera o desde adentro, han quedado
abiertas las puertas para que entren los adversarios del pueblo de Dios. La falta de firmeza en la
iglesia hace fácil el trabajo de los enemigos. Los Cristianos leales deben resistir a los Diótrefes de la
iglesia. “…al cual le gusta tener el primer lugar.” (3 Juan 9b); a los “judaizantes” que intentan
obligar donde Dios no ha obligado, y ponen tropiezo a los que corren bien en su obediencia a la
verdad. (Gálatas 5:7); y los “fornicarios” que manchan las pureza de la iglesia y amenazan con
2leudar toda la masa” con su pecado (1 corintios 5:1,9, 13). Pablo nos advirtió contra aquellos que
son “enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y
cuya gloria es su vergüenza; que solo piensan en lo terrenal.” (Filipenses 3:18,19). Y contra los que
hablan mentira, prohibiendo casarse y mandando abstenerse de alimentos que Dios creó. (1
Timoteo 4:1-3). Pedro a su vez nos advierte contra los falsos maestros que introducen herejías
destructivas en la iglesia (2 Pedro2:1), y Juan nos habla de los “anticristos” que se niegan a
confesar a Jesús como el Cristo (1 Juan 2:18 en delante). Judas habla de aquellos que mancillan la
carne, rechazan la autoridad, y blasfeman de las potestades superiores.” (Judas 8b). Los santos de
Dios deben proteger la iglesia contra todos estos y más. Al diablo no podemos convencerlo de que
salga de la iglesia, debe ser echado fuera; este es un pleito, no una negociación. “Pelea la buena
batalla de la fe…” (1 Timoteo 6:12). Los soldados de Cristo deben estar preparados para soportar
todos los sufrimientos y procurar “…no enredarse en los negocios de la vida.” 2 Timoteo 2:3,4).
Las mayores batallas del Cristiano se pelean frecuentemente dentro de sí mismo. Puede que salga
triunfante al enfrentarse a las fuerzas externas tanto en el mundo como en la iglesia, y a pesar de
esto sucumbir ante una fuerza malvada dentro de sí mismo. El nombre de estas fuerzas perversas
que batallan dentro del hombre, legión, y lanzan sus dardos envenados contra las partes vitales
del Cristiano, con la intención de perforar su armadura y romper su frente sólido. Las almas
descuidadas e inconstantes pronto caerán ate fuerzas tales como la envidia, el odio, el temor, la
pasión, la preocupación, el orgullo, la ignorancia, la testarudez y la codicia. Una cosa es poder
sufrir el embate el ataque de estas fuerzas, y otra muy distinta dominarlas. La batalla que se libra
dentro de uno mismo es perpetua. Pablo estaba bien consciente de esto (Romanos 7:23-25), y
“golpeaba” su cuerpo para someterlo, no fuera que habiendo predicado a otros, él mismo fuera
eliminado (1 Corintios 9:27). “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu
contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” (Gálatas 5:17). El
egoísmo es un pecado terrible, está fundado en la codicia. Se manifiesta de formas diferentes. En
la parábola del Buen Samaritano (Lucas 10:30 3n delante), se echa de ver n los actos de los
ladrones que golpean y asaltan a un hombre, y yéndose, lo dejan medio muerto. Su filosofía era:
“Lo que es tuyo es mío, y te lo voy a quitar.” Además se echó de ver en los actos del sacerdote y
del levita que no mostraron compasión por el herido y no se molestaron en auxiliarle. Su filosofía
era: “Lo que es mío es mío, y lo voy a guardar para mí.” Los medios ilegítimos que algunos utilizan
para obtener lo que quieren, es evidencia adicional de su egoísmo. Voluntariamente cometen
cualquier pecado si creen que eso les beneficiará en l aspecto material. Las cárceles están repletas
de hombres y mujeres que fracasaron en su deber de presentar un frente sólido contra la fuerza
malvada del egoísmo que los atacó desde adentro.
Los hijos de Dios deben ser firmes en toda buena obra. Muy frecuentemente se da inicio a una
buena obra, pro nunca se le da fin porque no hay firmeza en el obrero. Cuando la buena obra
consiste en predicar el evangelio, ministrar a los pobres, visitar a los enfermos, levantar al caído,
animar al desalentado, o hacer trabajo de limpieza en l lugar de reunión, los que lo inician deben
continuar hasta el fin con firmeza. Los cristianos deben tener firmeza en su corazón y en su mente.
(1 Corintios 7:37; Rut 1:18), en la fe (Colosenses 2:5), en la esperanza (2 Corintios 1:7), y en el
trabajo (Filipenses 2:12). La firmeza es necesaria para la vida eterna. (1 Corintios 5:58).
PREGUNTAS
3.      Mencione tres campos en los que se requiere que el soldado cristiano muestre firmeza.
4.    ¿Qué cosa está en juego en cada batalla que pelea el soldado cristiano?
5.    Mencione las tres avenidas por medio de las cuales Satanás tienta al cristiano para que
      cometa pecado.
11.   ¿Es posible convencer por la buena a Satanás para que salga de la iglesia? ¿Cómo puede la
      iglesia mantenerle fuera de ella?
12. ¿Dónde se pelean más frecuentemente las mayores batallas del cristiano?
13.   ¿Es posible pelear y ganar en los campos de batalla del mundo y la iglesia para luego
      perder en el campo de batalla personal? Explique.
14. ¿Por qué muchas buenas obras se empiezan pero nunca se terminan?
2.    Dos ejemplos bíblicos en donde Satanás utilizó todo los elementos del mundo para tentar
      a alguien.
3. Cómo puede la iglesia edificar defensas más fuertes contra sus enemigos.
4.    Algunas áreas en que los cristianos deben permanecer firmes para poder heredar la vida
      eterna.
                                               Lección 4
                                       El Conocimiento
“Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra f virtud; a la
virtud conocimiento.” 2 Pedro 1:5
El intelecto del hombre está dotado d una sorprendente capacidad de conocimiento, además de
un deseo inherente de poseerlo y aumentarlo. Dentro del hombre hay un constante ansiedad de
saber cosas, tan fuerte como el deseo de agua y alimento.
De todos lo más elevados logros de que el hombre es capaz, el mayor es un conocimiento amplio y
exacto de Dios. Conocer a Dios es la vida eterna (Juan 17:3). Sin embargo, la pasión del hombre
por un conocimiento más profundo y mayor certeza, sería inútil si no hubiera revelación por parte
de Dios, es decir, si no hubiera comunicación de parte e Dios que iluminara a la mente. Dios ha
hablado (Hebreos 1:1,2), y su propósito eterno “ha sido una vez dado a los santos.” (Judas 3). Esta
divina revelación no puede ser hallada observando el cielo cuajado de estrellas, o estudiando las
diferentes filosofías, y las vetustas tradiciones de los hombres; sino que es revelada con sagrada
plenitud en el precioso volumen, la Biblia. Sin ella, los hombres no podrían tener la certeza de por
qué están aquí, a dónde van, o si fueron veinte dioses o solo uno, el que creó este maravilloso
universo. En el mejor de los casos, la grandeza de la naturaleza puede dar testimonio de la gloria
de esta inteligente obra de un Diseñador Omnipotente; su silenciosa lengua no puede proclamar la
culpa y el castigo final del pecado; la rica gracia y tierna misericordia de Dios, y su plan eterno para
la redención del hombre errado. (Salmo 19).
                                  LOS FRUTOS DE LA IGNORANCIA
El hombre religioso común de esta generación, conoce muy poco de l Biblia. La condición dividida
y confusa del “Cristianismo” representado en los diferentes nombres y credos, diferentes fuentes
de autoridad, y las miles de voces conflictivas son indicativos de los trágicos resultados de la
ignorancia del hombre Este estupor religioso ha causado daños incesantes en la iglesia de Cristo al
dividir las congregaciones locales, al hacer que naufrague la fe de miles de personas, y cerrándoles
la puerta en la cara a una gran multitud de creyentes potenciales. Los inoportunos frutos de la
ignorancia tienen su origen en el prejuicio y la falta de estudio. La ignorancia no puede convertir a
los pecadores, establecer iglesias y enviar evangelistas, no contribuye al entendimiento del
Cristianismo, y mucho menos a impedir la infiltración de la mundanalidad, el error doctrinal y el
modernismo en la iglesia.
                              LA IGNORANCIA, VUSA DE LA IDOLATRÍA
Muchos que no dudan, tienen conocimiento de la existencia de Dios, pero testarudamente se
niegan a glorificarle como tal. Han cambiado su gloria incorruptible por imágenes de cosas
corruptibles; por productos inertes del bosque y del banco de piedra; han cambiado la verdad de
Dios por la mentira, y se han inclinado ante las criaturas impotentes en lugar de hacerlo ante el
Creador omnipotente. Algunos se niegan por completo a tener a Dios en su conocimiento, y de
estos degenerados mentales son los que, aparte de deshonrar a Dios inclinándose ante la madera
y la piedra, se han hundido en las más bajas profundidades de la degradación moral, y deshonran
también sus propios cuerpos. Renunciaron a Dios, y Dios renunció a ellos. Tal ignorancia es
inexcusable (Romanos 1:21-32). Pablo advirtió que el Señor en su venida traerá una venganza
flamígera contra los que “no conocieron a Dios” (2 Tesalonicenses 1:7-9). Hay algunas personas
religiosas, más sinceras que informadas, que argumentan que dios no imputa pecado a quienes
están en la ignorancia. Afirman que el pagano idólatra no está bajo la ley de Dios, por lo tanto no
pecan como quienes conocen la verdad y no la obedecen. De acuerdo a su argumento, los
ignorantes de todas las naciones estarán a salvo de la ira de Dios a causa de su ignorancia. No
obstante, las premisas de su argumento son falsas. Si esto fuera cierto, lo lógico sería que la iglesia
destruyera todas las Biblias del mundo y dejar que las personas mueran en su ignorancia,
¡Asegurándoles así la salvación eterna! No obstante, el argumento de Pablo en Romanos capítulo
uno es que la gente de todas las naciones son culpables de una lista negra de malas obras, y que
tienen una imperiosa necesidad del Evangelio, el cual está diseñado para salvarles. Dios imputó
pecado a estas personas ignorantes e idólatras. Si fuer de otra manera, el pecador no sería
pecador. “pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a
todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan.” (Hechos 17:30-31).
                     LA IGNORANCIA ES CUSA DE LA CALAMIDAD RELIGIOSA
La falta de conocimiento siempre da como resultado la calamidad religiosa. Las palabras que Dios
escoge para reprobar la ignorancia en lo días del profeta Oseas, son igualmente relevantes hoy en
día: ”Oíd palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores de la
tierra; porque no hay verdad, ni conocimiento de Dios en la tierra… Mi pueblo fue destruido
porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo t echaré del sacerdocio;
y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tu hijos” (Oseas 4:1,6). Pablo dio
testimonio de que los judíos de su tiempo, tenían celo, “pero no conforme a ciencia” e “ignoraban
la justicia de Dios”(Romanos 10:1-3). Pedro afirmó que la ignorancia fue la causa por la que los
judíos crucificaron al Señor. (Hechos 3:17).
                           UN CONOCIMIENTO BÁSICO NO ES SUFICINTE
El conocimiento parcial no es suficiente en un tema tan importante como el Cristianismo. El
destino eterno de las almas está condicionado la adherencia a la voluntad de Dios (Mateo 7:21).
Un conocimiento superficial de lo que la Biblia enseña, frecuentemente nos guía a conclusiones
falsas y peligrosas. El peligro del conocimiento limitado no afecta a una sola persona como para
decir que solo ella es culpable de eso, sino que amenaza también a aquellas víctimas potenciales
de sus enseñanzas erróneas. “…y si el ciego guiar al ciego, ambos caerán en el hoyo.” (Mateo
1:14). Precisamente aquello que uno no sabe, puede ser lo que verdaderamente es importante.
Muchos cristianos sin saberlo se han enredado en prácticas pecaminosas, y tiempo después se dan
cuenta de que es algo malo; pero en muchos casos el daño hecho por lo que se hizo en ignorancia,
es prácticamente imposible de deshacer.
                   LA IGNORANCIA PROMUEVE EL TEMOR Y LA INCRTIDUMBRE
 La ignorancia no siempre promueve el temor, pero en muchos casos contribuye a tener muchas
supersticiones y temores que hacen que el hombre adore a dioses y diosas imaginarios a los cuales
se les otorga varias clases de poderes. Lo mismo ocurre a quienes dicen ser cristianos, y que sin
embargo son completamente ignorantes incluso de los principios más fundamentales del
evangelio de Cristo (Hebreos 5:11-6:2). Uno puede ser muy ferviente en su religión, pero si es
ignorante de la palabra de Dios, no puede estar seguro de que en realidad es hijo de Dios
(Romanos 8:16,17). Si su fe en la realidad de su salvación depende solamente de lo que algunos le
han enseñado, está poniendo en riesgo la más valiosa de todas sus posesiones, su alma. Está
arriesgándose de la manera más peligrosa. ¡Es posible que la persona que le enseñó esté
equivocada! (Mateo 16:26).
LA IGNORANCIA ES INEXCUSABLE
Uno de los propósitos de la venida de Jesús era liberar al hombre de las pesadas cadenas de la
ignorancia por medio de su revelación de la Verdad. “Y conoceréis la vedad, y la verdad os hará
libre” (Juan 8:32). Pero solamente la verdad conocida, creída y obedecida puede liberar al hombre
puede la ignorancia y del pecado. Hoy en día, hay muchas copias e la Biblia en los hogares de habla
hispana, por eso, la ignorancia voluntaria del cristiano es inexcusable.”El que quiera hacer la
voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios…” (Juan 7:17). “Por tanto, no seáis insensatos,
sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” (Efesios 5:17).
Los escritos de los escritores de Nuevo Testamento dejan bien clara la necesidad de un
conocimiento exacto de la Biblia: “La palabra d Cristo more en abundancia en vosotros”
(Colosenses 3:16); “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado,, como obrero que no
tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palaba de verdad” (2 Timoteo 2:15): “Como todas las
cosas que pertenecen a la vida y la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el
conocimiento de aquél que nos llamó por su gloria y excelencia” (2 Pedro1:3); “Porque si estas
cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto, en cuanto al
conocimiento de nuestros Señor Jesucristo” (2 Pedro 1:8); “Antes bien cr3ced en la gracia y el
conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18a); “…que seáis llenos del
conocimiento de su voluntad… creciendo en l conocimiento de Dios” (Colosenses 1:9,10).El
conocimiento exacto de la palabra de Dios e fundamental para la vida cristiana consistente. Sin
embargo, el conocimiento de los hechos, los mandamientos, las promesas y los ejemplos del
evangelio, no se obtendrá de la noche a la mañana. Esto requiere estudio y meditación diligentes.
No es pecado que un cristiano que apenas empieza, que es un bebé en Cristo, empiece teniendo
una ignorancia parcial, pero ciertamente si sería un pecado quedarse así por mucho tiempo. Un
cristiano que apenas empieza, con la voluntad de Dios pronto obtendrá el conocimiento necesario.
Los nobles Berenses fueron felicitados porque “…recibieron la palabra con toda solicitud,
escudriñando cada día las Escrituras, para ver si estas cosas eran así.” (Hechos 17:11). Pedro
amonesta a los cristianos primitivos a poner toda diligencia para asegurar su vocación y elección (2
Pedro 1:10), y Pablo les encomienda a “la palabra de su gracia la cual pude sobreedificarles y
darles herencia con los santificados. (Hechos 20:32).
2. Es la única y verdadera fuente de información en cuanto al por qué el hombre está aquí.
7.     Es la única información que Dios ha dado acerca de cómo el hombre puede ser slvo del
       pecado.
10. Es la única fuente que puede generar la fe salvadora en el corazón de los hombres.
12. Ignorar sus enseñanzas da como resultado calamidad religiosa, social y política.
15.    Es necesario que uno mismo la aprenda antes de convertirnos en maestros calificado de
       otras personas.
PREGUNTAS
4.     ¿Tuvo algo que ver la ignorancia del hombre con la diseminación de la idolatría?
5.    ¿Es inexcusable la ignorancia del hombre acerca de Dios? Explique
6. ¿Imputa Dios pecado al hombre ignorante? Si su respuesta s sí, explique por qué.
7. ¿Qué dijo Dios acerca de los que rechazaron el conocimiento en el tiempo de Oseas?
9.    ¿s posible que una persona sepa con plena certeza que es cristiano, sin tener
      conocimiento de la palabra de Dios?
14. ¿Qué hicieron los Berenses para merecer la felicitación del escritor inspirado?
3. Discuta usted las quince razones por las que los hombres deben conocer la Biblia.
                                             El Celo
“…y vuestro celo ha estimulado a la mayoría.” (2 Corintios 9:2
¿QUÉ ES EL CELO?
La esencia del celo es el fervor del espíritu, el entusiasmo, el ardor para abrazar, procurar y
defender alguna causa. Algunos tienen celo por el poder y la fama, otros por la riqueza, y otros por
las falsas instituciones religiosas. Los cristianos, no obstante, deben tener celo por la verdad y por
lo que es correcto. Nos suficiente ser meramente celosos; los siervos de Dios deben ser celosos de
lo que es correcto. En cuanto al celo, Saulo de Tarso era, antes de convertirse a Cristo, “más
celosos de las tradiciones de mis padres.” (Gálatas 1:14), incluso al extremos de perseguir a la
iglesia (Filipenses 3:6). Su celos por Dios (Hechos 22:3) era una característica loable, pero estaba
tristemente mal encaminada. Como en el caso de Saulo, el celo religioso, sin el conocimiento
exacto, puede dar resultados desastrosos. Para descargo eterno de Pablo, se pude decir que
después de su conversión, predicó el evangelio y edificó la iglesia con el mismo celo que
caracterizó su vida anterior mientras aún vivía en el error. El celo por las enseñanzas religiosas
falsas puede desviar a los hombres de tal forma que se pierdan eternamente. “…y si el ciego guiare
al ciego, ambos caerán en l hoyo.” (Mateo 15:14). Hablando de algunos celosos expositores del
error, en su tiempo Pablo escribió: “ Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero
no conforme a ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya
propia, no se han sujetado a la justicia de Dios. “ (Romanos 10:2,3). El celo es un atributo muy
loable pero cuando está mal canalizado, puede ser desastroso. Los cristianos primero tienen que
asegurarse de que están en lo correcto, y luego actuar con diligencia y entusiasmo.
Los cristianos se deben oponer firmemente a estos falsos maestros y su malvada influencia. Sus
instituciones y organizaciones no basadas en las Escrituras deben ser expuestas y enfrentar
nuestra resistencia, sus falsas doctrinas y prácticas inconsistentes deben ser puestas en evidencia
ante el público, y sus bocas deben ser “tapadas” (Tito 1:10,11). Pero no serán los miembros de la
iglesia, tibios e indiferentes quienes se levantarán para enfrentar a los mafiosos religiosos; no lo
serán tampoco los timoratos y cobardes. La oposición al error vendrá de los santos que están
llenos de fuego por Dios y su Reino. Reconociendo el gran peligro que representan las
instituciones y dogmas no basados en las Escrituras y las que van contra las Escrituras, no tienen
temor de levantarse en contra de ellos, y expones sus errores y falacias en público. El celo en una
gran necesidad en la iglesia de hoy. El celo hará que los hijos de Dios se levanten para inutilizar la
maquinaria de Satanás que amenaza con condenar las almas de incontables millones.
 El mismo calibre de celos que caracteriza a la resistencia del cristiano contra el error doctrinal,
debería caracterizar su resistencia contra la mundanalidad. La tasa de criminalidad se ha disparado
de manera terrible en nuestros países latinoamericanos en las últimas décadas, Los asesinatos, los
abortos, los nacimientos de hijos fuera del matrimonio, las infecciones por enfermedades
venéreas, y otros problemas, se han convertido en problemas galopantes en nuestras sociedades.
Añádale usted a esto el colapso de la vida familiar, la alarmante tasa de divorcios, la continua
degradación de las normas morales, y la tendencia que tienen algunos cristianos a ser “uno más
del montón” convirtiéndose en “bebedores sociales” , bailando, fumando, etc., y el peligro de la
mundanalidad en la iglesia es obvio. El incremento continuo de la delincuencia en nuestros países
ha tenido también su efecto negativo en la iglesia. La mundanalidad se infiltrado en la iglesia en un
grado alarmante. Algunas prácticas que hace apenas una generación eran tenidas por todos como
malas, se han hecho populares en algunos círculos religiosos. Prácticas como la bebida social, el
baile, las caricias promiscuas e inmorales, etc., que eran tenidas como malas por todos hace
apenas unos cuantos años, ahora son defendidas por muchos. Esto no se debe a que lo malo de
repente se haya convertido en bueno, sino a un grotesco rebajamiento de las normas morales.
“Las obras de la carne” que Pablo menciona en Gálatas 5:19-21, siguen siendo las mismas hoy en
día. No han sufrido ningún cambio. Eran pecaminosas en aquél entonces, y siguen siendo hoy. Tal
mundanalidad debe ser enfrentada celosamente por los miembros fieles de la iglesia. El mismo
tipo de celo que caracterizó a la iglesia en su lucha contra la mundanalidad en épocas anteriores,
es el mismo con que debe resistirla hoy en día. Se necesita coraje, diligencia, y fervor de espíritu
para atacar los bastiones del pecado, pero debe hacerse. Nadie espera que los miembros apáticos
e indiferentes de la iglesia se levanten y se opongan a los embates de la mundanalidad contra la
iglesia. No obstante, el mundo si espera que aquellos que son celosos y entusiastas si lo hagan.
Nada puede paralizar la vida espiritual de la iglesia más rápidamente que la mundanalidad no
reprendida. Si el celo, ninguna virtud cristiana estará a salvo de la devastación causada por la
mundanalidad.
CELO EN EL EVANGELISMO
La comisión de ir por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura es la orden de marcha
que ha recibido la iglesia. Cada criatura en cada generación debe tener la oportunidad de escuchar
el evangelio, de otra manera la iglesia habrá fracasado en el cumplimiento de sus obligaciones. El
evangelismo efectivo exige el mayor grado de celo de parte de los evangelistas. Las almas van por
todas partes caminando por el camino ancho de la destrucción; algunos a sabiendas y
voluntariamente, y otros de manera ignorante y ajenos al terrible peligro en que se hallan.
Algunos aman las cosas de este mundo y necesitan ser aconsejados acerca de cosas mejores en el
mundo venidero; otros han sido engañados por falsos maestros y necesitan que se les enseñe la
palabra de Dios más exactamente. Todos necesitan escuchar el mensaje de salvación, y que les
digamos qué es lo que deben hace para ser salvos. Los evangelistas de los que depende el Señor
para hacer su trabajo, son los miembros de la iglesia. La obra de la predicación no fue dada a los
ángeles, sino a la iglesia.
       No hay lugar para cristianos tibios y apáticos en la obra del evangelismo. La obra es para
       aquellos que están llenos de fuego por las almas perdidas. No deben inclinarse ante el
       altar del mundo, no deben comprometerse con el enemigo; no deben tocar retirada en el
       fragor de la batalla. El espíritu maligno del derrotismo es uno de los principales obstáculos
       para el evangelismo. Con un celo flamígero que aumenta con el tiempo; los soldados del
       Señor deben avanzar hacia todos los confines de la tierra con el evangelio de Cristo,
       “conquistando y para conquistar.” Hoy en día la predicación del evangelio produce la
       misma esperanza, el mismo gozo, la misma seguridad de salvación, el mismo cambio de
       vida que provocó hace 2,000 años. Los predicadores primitivos eran hombres de fuego y
       de celo. Los cristianos de hoy no pueden permitirse ser menos celosos en la obra de salvar
       a los perdidos de la perdición eterna.
PREGUNTAS
       2.      Defina el celo.
3.    ¿Qué se puede decir del celo y del conocimiento exacto?
4.    Mencione un ejemplo del Nuevo Testamento de personas que tenían celo sin
      conocimiento.
5.    ¿Qué es lo que el cristiano debiera hacer primero antes de actuar con diligencia y
      entusiasmo?
6.    ¿Qué implica para nosotros un celo debidamente dirigido? ¿Ve usted mucho de
      este celo hoy en día?
7. ¿Cuál es la regla por la cual se mide la utilidad del cristiano para Dios?
8.    ¿Qué puede decirse acerca de la necesidad de tener celo en el combate a las falsas
      doctrinas y prácticas religiosas?
9.    ¿Qué dijo Pablo acerca de los falsos maestros de su tiempo? (Filipenses 3:18 en
      delante).
                                             El Valor
Una característica definitiva de la iglesia primitiva era su denuedo (valor) una cualidad sin la cual,
todos sus éxitos sin duda alguna habrían sido fracasos. El valor de un puñado de discípulos
derramó una influencia positiva sobre miles, dando como resultado, al final de la era apostólica, la
predicación del mensaje de salvación en todo el mundo conocido. (Colosenses1:23). El
reconocimiento del denuedo de Pedro, Juan y Pablo (Hechos 4:13; 28:31), y las constantes
exhortaciones a que los cristianos lo demostraran en su vida diaria, indican que en la iglesia del
siglo primero no había lugar para los cobardes.
En el Nuevo Testamento la palabra denuedo se usa de tres maneras diferentes: 1) Libertad para
hablar sin reservas, 2) Confianza absoluta y sin temor, coraje y seguridad, 3) El tipo de conducta
que hace que uno sobresalga. En una generación como ésta en que las personas temen decir la
verdad sobre varios temas, y que incluso cuando lo hacen tienen demasiadas reservas; una
sociedad en la que hay una falta terrible de confianza verdadera, de coraje, de seguridad, y en la
que solo unos pocos quieren hacerse notar a favor de la verdad y la rectitud, tal denuedo es una
necesidad urgentísima.
El valor es sumamente necesario para que el pueblo de Dios pueda adoptar una posición sólida a
favor de una rectitud moral estricta y en contra de las condiciones corruptas e inmorales que
amenazan a la sociedad actual. Las voces de los santos deberían ser unánimes en contra de la
venta de alcohol y drogas, las prácticas sexuales desordenadas, la maldad del divorcio, la mentira,
la trampa, el robo, la falta de humanidad, la mugre moral de toda clase y las condiciones
indeseables que permean la sociedad y que contribuyen a que haya muchos hogares destruidos y
demasiada delincuencia juvenil. Los cristianos fieles que tienen el suficiente valor como para
defender lo que es verdadero y correcto, y oponerse a la maldad que existe en la sociedad y en la
iglesia, pueden esperar convertirse en el blanco de los abusos de los perversos, pero este mismo
hecho por si lolo, subraya la necesidad que tenemos de ser valientes. (Filipenses 2:12; 1 Pedro
3:13,14). Los cristianos que tienen miedo de oponerse a la maldad, y que se niegan a tomar una
posición firme en defensa de lo correcto, carecen del carácter sin el cual no van a escapar de la
condenación.
De la misma manera en que a muchos cristianos de espíritu débil se les dificulta oponerse a la
maldad que hay en la sociedad y apoyar una moralidad estricta, a otros se les hace igualmente
difícil oponerse a las doctrinas falsas y a las prácticas que van contra la enseñanza bíblica que
algunos propalan aún dentro de la iglesia. Muchos que abiertamente se oponen a la inmoralidad,
se niegan a resistir las falsas doctrinas, a pesar de que es igualmente importante ser rectos en lo
doctrinal y en lo moral. El atender cuidadosamente tanto la pureza doctrinal como la moral, es
muy importante para una vida cristiana bien balanceada. (1 Timoteo 4:16). La obligación que
tienen los santos de conservar intacta la pureza doctrinal de la iglesia, es verdaderamente grave,
“…si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del
evangelio que habéis oído.” (Colosenses 1:23). “…estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo
unánimes por la fe del evangelio.”(Filipenses 1:27). “…que contendáis ardientemente por la fe.”
(Judas 3). La maldición de Cristo está sobre aquél que pervierta su evangelio. (Gálatas 1:7-9).
El pueblo de Dios necesita valor para enfrentarse al ridículo y la burla de que será objeto por parte
del mundo. “…por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.” (1 Juan 3:1b). Muchas
personas que han vivido en el pecado y el error durante muchos años, finalmente obedecen a la
verdad, solo para sucumbir ante el ridículo, la burla y la difamación de sus propios familiares,
amigos y vecinos. En algunos casos, los padres han desheredado a los hijos e hijas cuando éstos
han renunciado a sus errores ancestrales y han aceptado la Verdad. La burla y la ridiculización de
parte de amigos y familiares constituye una de las tentaciones más poderosas para que el cristiano
renuncie y regrese a los débiles y vanos elementos del mundo. La burla apuñala como una daga, y
lastima incluso mucho más. Se necesita la cualidad del valor para poder resistirla. “No perdáis,
pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón.” (Hebreos 10:35).
El valor también se necesita para soportar las tentaciones y las ocasiones de caer. Dios ha
prometido que sus hijos no serán tentados más de lo que pueden soportar, y que con cada
tentación El proveerá una salida (1 Corintios 10:13). El valor adecuado le permitirá a uno “resistir
al diablo” Santiago 4:7). “… si retenemos firme hasta el fina la confianza, y el gloriarnos en la
esperanza” (Hebreos 3:6).
Hay necesidad de tener valor en la oración. La falta de seguridad hace que algunos vacilen al
acercarse al Padre; otros que se acercan a Él, vacilan al pedir las cosas que necesitan. El escritor a
los Hebreos dice que el valor es una virtud en la oración. “Acerquémonos, pues, confiadamente al
trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos
4:16). “y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su
voluntad, él nos oye” (1 Juan 5:14),
Para proclamar el evangelio con el celo y la efectividad característicos de la iglesia primitiva, los
predicadores deben estar dotados con la confianza de que su mensaje es verdadero. Los
predicadores que carecen de confianza en su mensaje y que temen hacerse notorios al hablar
libremente y si reservas, no deberían deshonrar el púlpito con su presencia. Los predicadores
siempre se enfrentan a la tentación de no decir las cosas no placenteras que es necesario decir
para exhortar, más que para reprobar y reprender. El valor, por lo tanto, es necesario en la
predicación. Pablo pedía las oraciones de la iglesia, “…y por mí, a fin de que al abrir mi boca me
sea dada palabra para dar a conocer con denuedo los misterios del evangelio, por el cual soy
embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.” (Efesios 6:19,20).
Después de que Pedro y Juan habían sido amenazados por los gobernantes judíos para que no
hablaran más en el nombre de Cristo, se reportaron con la iglesia y todos se unieron en oración
para que “…con todo denuedo hablen la palabra, … y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y
hablaban con denuedo la palabra de Dios.” (Hechos 4:29, 31).
                         EL VALOR, UNA CARACTERÍSTICA DE LOS FIELES
La necesidad misma de tener valor, tal como lo hemos dicho antes, explica por qué los hijos fieles
de Dios lo poseen. En verdad es difícil entender cómo alguien podría ser cristiano sin tener valor.
¿Cómo podríamos concebir que un hombre lleno de temor pudiera erguirse para defender lo que
es verdadero y correcto, y oponerse a los errores y maldades de nuestro tiempo, y aún así ser
cristiano? ¿Se complace el Señor con los hombres que se arredran de cumplir con su deber
porque temen a la burla y al ridículo del mundo?
El valor es característico de los Cristianos porque tienen la seguridad de que son hijos de Dios.
Sabiendo que han obedecido el evangelio (Pedro 1:11 en delante), tienen la seguridad del perdón
de sus pecados anteriores (hechos 2:38), y tienen la promesa de la vida eterna (1 Juan 2:25; Tito
1:1,2). “Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos” (1 Juan
2:3). Si alguno sabe que ha hecho lo que Dios requiere de él, tiene la seguridad de que Dios es su
Padre. “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad
no está en él. Pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha
perfeccionado” (1 Juan 2:4,5). ¿Qué pensamiento podrá ser más dulce y reconfortante que el de
tener la seguridad de que uno ha hecho la voluntad de Dios? El verdadero valor se halla “en
Cristo” (Efesios 3:12).
El valor del cristiano se echa de ver además en que su forma de vida es irreprochable. Su rígida
moralidad, su posición inmutable en cuanto a los que es correcto, su valiente oposición al pecado
y al error de cualquier clase y su actitud desprendida en la benevolencia, hacen que pueda andar
con la frente en alto delante de la gente y que pueda enfrentarse confiadamente al mundo. No
hay nada en su vida que lo avergüence, y si es necesario, está dispuesto a sufrir con gusto por
causa de la justicia. “Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor,
o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino
glorifique a Dios por ello” (1 Pedro 4:15,16). El cristiano ensalza la justicia por medio de sus
esfuerzos celosos y su influencia sana. Ruega a los pecadores que acepten y obedezcan el
evangelio, y exhorta y fortalece a los cristianos débiles, estimulándolos a vivir sobria, justa y
piadosamente. El puede decir junto con Pablo: “… como siempre, ahora también será magnificado
Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte” (Filipenses1:20). “Amados, si nuestro corazón no
nos reprende, confianza tenemos en Dios” (1 Juan 3:21). En crudo contraste con algunos
supuestos cristianos, que defienden todo en general pero nada en particular, el verdadero
cristiano se basa en sus convicciones honestas, y se retracta solamente cuando queda demostrado
que está en el error.
Los ejemplos de hombres valerosos y sin temor que hallamos en la iglesia primitiva, se
recomiendan por si solos a la iglesia de hoy. Pedro y Juan eran hombres ignorantes e iletrados,
pero su valentía provocó la admiración de individuos hostiles, e hizo que se enteraran de lo que
habían hecho con Jesús (Hechos 4:13). Pablo permaneció encarcelado en Roma, pero predicó en
Reino de Dios y enseñó lo concerniente al Señor Jesucristo con todo denuedo (Hechos 28:31). Las
amenazas airadas de hombres perversos, así como las frías paredes de una prisión, no pudieron
destruir su valentía en Cristo. Los hijos de Dios, cuyas vidas han dado la medida de las
especificaciones divinas, que han peleado y ganado las batallas de la vida, podrán regocijarse
grandemente con gozo indescriptible y glorioso cuando Jesús venga otra vez. “Y ahora, hijitos,
permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no
nos alejemos de él avergonzados (1 Juan 2:28). “… para que tengamos confianza en el día del
juicio” (1 Juan 4:17).
“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón” (Hebreos 10:35).
PREGUNTAS
1. ¿Cómo podría la iglesia del siglo I haber progresado sin su característico valor?
4. ¿Necesitamos valor en la iglesia de siglo XXI? Mencione algunas razones para su respuesta.
5.     ¿Cuáles son algunas de las cosas que existen en la sociedad actual contra las cuales el
       cristiano debería alzar la voz? ¿Se necesitaría valor para hacer esto?
6.     ¿Está Usted de acuerdo en que los cristianos que poseen la cualidad del valor, están en
       riesgo de convertirse en el blanco del abuso de hombres malvados?
7.     ¿Qué tan importante es el valor en nuestra resistencia contra las falsas ideas y prácticas
       religiosas? En su opinión ¿qué es más difícil hacer, resistir los pecados de la sociedad
       moderna, o resistir las falsas ideas y prácticas religiosas de nuestra sociedad moderna?
12. Cree usted que uno puede ser un cristiano fiel sin tener la cualidad del valor? Explique.
13. ¿Por qué piensa usted que el valor es una característica de los cristianos fieles?
14.    ¿Tiene el valor alguna relación con la confianza total en nuestros conocimientos delante
       de los ojos de dios?
1.     Compare el grado de valor que hay en la iglesia de hoy, con el de la iglesia del siglo
       primero.
2.     Mencione ejemplos de personas conocidas que se apartaron por la presión de sus
       familiares y conocidos.
4. Por qué algunos tendrán confianza (valor) cuando Cristo regrese a juzgar a los hombres.
Lección 7
                                           La Virtud
 “Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe, virtud…” 2
 Pedro 1:5
 La palabra virtud viene de una palabra griega que denota poder y valor. En los días de Jesús y sus
 apóstoles la palabra significaba “excelencia y energía moral, vigor del alma”. En un sentido ético
 significa “el rumbo virtuoso de los pensamientos, sentimientos y los actos, bondad moral;
 cualquier excelencia moral como la modestia y la pureza.” Refiriéndose a Dios, denota “Su
 poder” (2 Pedro 1:3), y en plural, “Sus excelencias y perfecciones.” (1 Pedro 2:9). La idea
 principal de la palabra virtud es “hombría, coraje, excelencia moral.”
 La virtud no es meramente una cualidad del corazón que haga que uno se aleje de cualquier cosa
 mala; por supuesto, esto está incluido, pero no se limita solo a eso. Incluye cualidades tales
 como el coraje, la virilidad, la bravura y la estabilidad. La virtud es la antítesis de la debilidad.
 (Filipenses 4:8). En su forma original, la palabra se uso solo cuatro veces en el Nuevo
 Testamento.
 La cualidad de la fuerza y el coraje morales un atributo cristiano importante. Si él, uno no podrá
 una vida cristiana fiel. De hecho, la virtud es necesaria para convertirse en cristiano. Quien se
 convierte en cristiano debe renunciar a una vida pecaminosa, y oponerse al pecado en todas sus
 formas. Esto requiere coraje y hombría. Levantarse a favor de la verdad y lo que es correcto,
 contra un mundo malvado y hostil, requiere que tengamos una fibra moral muy fuerte, porque
 sin ella pronto caeremos. Pedro escribió: “Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la
 carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne,
 terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las
 concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. Baste ya el tiempo pasado
 para haber hecho lo que agrada a los gentiles andando en lascivias, concupiscencias,
 embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías. A éstos les parece3 cosa extraña que
 vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan” (1 Pedro 4:1-
 4).
Judas amonesta a los cristianos a “contender ardientemente por la fe,# una responsabilidad que
requiere un gran coraje y una vigorosa energía moral (Judas 3). Jesús dijo: A cualquiera, pues,
que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está
en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante
de mi Padre que está en los cielos. No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he
venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra
su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre
serán los de su casa. El que ama a padre o a madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama
a hijo o a hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no
es digno de mí. El que halla su vida, la perderá, y el que pierde su vida por causa de mí, la
hallará” (Mateo 10:L32-39. La cualidad de la virtud le permitirá a uno profesar su fe en Cristo
Jesús, aún cuando mesto requiera oponernos a nuestro pariente más cercano, y a nuestro
antecedente religioso heredado, lo cual exige el Señor para efectuar un cambio completo y
radical. En tiempos de persecución la virtud hará que el cristiano se ponga de pie y
denodadamente practique su fe. Cuando a Policarpo se le ofreció la libertad a cambio de
renunciar a Cristo y proclamar a Cesar como Señor, dijo: “Ochenta y seis años le he servido, y él
no me ha hecho nada malo. ¿Cómo puedo entonces hablar mal de mi Rey que me ha salvado?”
 Una jovencita, también cristiana, fue tentada participar en un baile lascivo con otras persona
jóvenes de su edad. Ella también se negó a participar sobre la base de que tal práctica era un
pecado. Pronto le llovieron pullas, silbidos y abucheos, pero siguió negándose a participar en
algo que creía que era incorrecto. Su excelencia moral y su coraje la ayudaron a permanecer
firme en lo que creía correcto, incluso ante los insultos y el ridículo.
El Antiguo Testamento nos provee muchos ejemplos del carácter virtuoso en la vida de los santos
de la antigüedad. “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se
escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”
(Romanos 15:4). La virtud queda perfectamente ilustrada en la vida de hombres como José, que
resistió los planes malvados, los avances lujuriosos de la esposa de Potifar, de Josué y Caleb que
animaron a Israel a entrar en la tierra prometida, aún cuando los otros diez espías hablaron
abiertamente en contra de ello.
Los profetas “que hablaron en el nombre del Señor” ejemplifican la verdadera fibra moral al
entregar mensajes impopulares al frecuentemente hostil Israel. Juan el Bautista, valerosamente
le habló al adúltero Herodes, un monarca si escrúpulos y con todo el poder de matarlo, y le dijo
que no era lícito que tuviera por mujer a Herodías, mujer de su hermano Felipe. La virtud le
permitió a estos hombres de antaño, mantenerse firmes contra los pecados de su tiempo, y
levantar sus voces como trompeta a favor de lo verdadero y correcto. Si virtud, José jamás habría
resistido semejante tentación, Josué y Caleb habrían sucumbido ante el temor de los gigantes
cananeos que se atravesaron en su camino, y los profetas no habrían pronunciado sus mensajes
valientes y ardientes al Israel pecaminoso y rebelde.
Los ejemplos de virtud son abundantes en el Nuevo Testamento. Cuando los líderes religiosos de
Israel de manera airada exigieron a los apóstoles que no enseñaran más en el nombre de Jesús,
ellos respondieron: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29).
Esteban lleno de valor acusó a los judíos en la Sinagoga de los Libertos de ser “de dura cerviz e
incircuncisos de corazón y de oídos” y los culpó de siempre resistir al Espíritu Santo, tal como sus
padres lo habían hecho antes. El coraje de Pablo se echa de ver en la manera vigorosa en que
predicó en evangelio y resistió el pecado y la falsa doctrina. Él declaró todo el consejo de Dios y
no rehusó decir todo lo que era provechoso a los hombres. (Hechos 20:20, 27).
En tiempos más recientes hombres como Barton W. Stone, Walter Scott, Alexander Campbell,
ohn Smith, Moses E. Lard, J.W. McGarvey y David Lipscomb inauguraron y le dieron empuje a un
movimiento muy amplio que estaba diseñado para restaurar la iglesia del Nuevo Testamento, de
una condición dividida y vergonzosa, a su poder y gloria primitivos. Esto no fue nada fácil y a
causa de ello estos hombres fueron acusados y perseguidos terriblemente. No obstante, los
resultados de su obre se dejaron ver en los miles y miles de congregaciones en todo el mundo
que hoy en día adoran y trabajan en base al orden establecido en las Escrituras. Esta tarea
colosal no hubiera podido lograrse por hombres sin virtud. El espectáculo deplorable de un
“Cristianismo” confundido y dividido, y la necesidad de que hombres de Dios positivos y
valientes que prediquen y trabajen en pro de la unidad de los creyentes hoy en día, indica que
hay lugar en la iglesia del Señor para un grado mayor de virtud.
La virtud es necesaria en la vida diaria. Hay problemas en la vida del cristiano que requieren un
coraje moral muy grande para poder resolverlos. Los hombres cristianos de negocios
frecuentemente enfrentan que están en la frontera de lo correcto y lo incorrecto, y que
requieren un escrutinio detallado para poder determinar si eso le está permitido al hijo de Dios.
Algunas veces su socios reconocen que el negocio es deshonesto, pero que está tan cercano a la
frontera entre lo legal y lo ilegal, que nadie se va a dar cuenta jamás, o que la mayor parte de las
personas en el mundo de los negocios lo practican, y nadie lo cuestiona. Para enfrentar esta
clase de problemas y resolverlos correctamente, el cristiano necesita coraje.
En la rutina diaria del cristiano, se enfrenta a toda clase de personas. Se asocia con los pobres y
con los ricos, los jóvenes y los viejos, los educados y los iletrados, los buenos y los malos. Las
situaciones que surgen de estas relaciones requieren un fuerte coraje moral, que le permitirá al
cristiano resistir la tentación de hace los malo y mantenerse impoluto de las contaminaciones del
mundo. Esto es especialmente cierto con respecto a las actividades recreativas del cristiano. Con
tantas clases de actividades recreativas que incluyen maneras inmorales de vestir, relaciones
inmorales entre ambos sexos, sin mencionar el entrono en que se desarrollan, el cristiano debe
tener el coraje para levantarse en favor de lo que es correcto, y rechazar la presión de sus
compañeros que le insisten para hacer lo malo.
La manera cristiana de vivir tiene aspectos tanto positivos como negativos. En el sentido positivo,
uno debe vivir ” sobria, justa y piadosamente en el presente siglo” (Tito 2:12). Debemos enseñar
la verdad de Dios en un espíritu de amor, y no obstante, hacerlo con firmeza y sin temor ni
parcialidad. Esto significa que debemos enseñar la verdad con respecto a los temas morales de la
actualidad, sin que nos importe quién defienda un punto de vista contrario al nuestro
defendiendo lo malo, o se oponga a la verdad cruda sobre el asunto. “La fe una vez dada a los
santos” (Judas 3), aún hoy debe ser defendida. En el sentido negativo, el cristiano debe resistir a
los falsos maestros, renunciar al pecado en cualquiera de sus formas, y oponerse a todo y a
cualquier cosa que se oponga a la iglesia y a la vida santa. Sin esto, uno fallará en todas parte y
pronto “retrocederá para perdición” /Hebreos 10:37-39).
PREGUNTAS
4.    Cuando los amigos y los familiares ridiculizan nuestra fe. ¿qué cosa nos permitirá
      permanecer firmes?
6.    Mencione tres ejemplos del Antiguo Testamento en los que la virtud permitió a los
      hombres servir a Dios y permanecer fieles a pesar de los grandes obstáculos.
7.    Mencione tres profetas de Dios cuya virtud les fortaleció para hablar en el Nombre del
      Señor a pesar de la oposición.
9.    Mencione tres ejemplos del Nuevo Testamento en que los hombres virtuosos se
      mantuvieron firmes ante las grandes pruebas y el peligro para poder permanecer fieles a
      Cristo.
10.   Mencione a algunos líderes del Movimiento de Restauración. ¿Qué papel jugó la virtud en
      su obra?
 11.   Explique la necesidad de la virtud en la vida diaria.
 12.   Mencione algunas de las presiones pecaminosas del mundo de hoy, y que se presentan a
       los jóvenes. ¿Podrán vencerlas sin tener virtud?
 13.   ¿Cuáles son los aspectos positivos y negativos en la vida cristiana como se mencionan en
       Tito 2:12? ¿Qué papel juega la virtud en ambos?
2.     Cite ejemplos de jóvenes hombres y mujeres que usted conoce, y que han mostrado virtud
       para vencer las tentaciones.
Lección 8
La Reverencia
“Así que recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella
sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego
consumidor.” Hebreos 12: 28, 29
La reverencia es un atributo del carácter Cristiano que hace que se aclare la diferencia
entre un profundo respeto a Dios y una actitud juguetona y frívola. Denota la actitud
correcta hacia las cosas sagradas, y se manifiesta de manera clara en la conducta externa.
Algunas personas se enorgullecen de ser temerosos de Dios, pero en realidad muestran
muy poco respeto por Él en su manera de vivir. La reverencia puede definirse como el
carácter y la conducta de aquellos que temen a dios y est6án profundamente llenos de
admiración y respeto hacia Él, a la vez que son muy piadosos y discretos en su trato con
las personas, los lugares , los actos y las cosas que para Jehová son sagradas.
La reverencia caracterizó a los hombres fieles de tiempos antiguos, se dice que “Por la fe
Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor
preparó el arca en que su casa se salvase...” (Hebreos 11:7). Este mismo temor impulsó a
Abel a ofrecer su sacrificio por fe, a Enoc, y “caminó con Dios”, a Abraham, y dejó a sus
parientes y se fue a una tierra extraña, a Moisés, y guió a los israelitas para salir de la
esclavitud egipcia, a Josué, y conquistó la tierra prometida, a David, y dijo “He pecado”, a
Ezequías y a Josías y quitaron la idolatría y reformaron a Judá, a Daniel y sus tres amigos, y
desafiaron los decretos del rey, a Saulo de Tarso, y cayó sobre su rostro delante del Señor
en el camino a Damasco. Fue precisamente la falta de reverencia lo que hizo que Caín
.ofreciera un sacrificio equivocado y matara a su hermano, a Nadab y Abiú, y ofrecieron
fuego extraño delante de Jehová, al rey Saúl, y minimizó las instrucciones del profeta con
respecto a la destrucción de los amalecitas, a los hijos de Elí, y practicaron la inmoralidad
en la casa de Dios, a los judíos del tiempo de Jesús, y convirtieron la casa de Dios en cueva
de ladrones, a Ananías y Zafira, y mintieron a Dios en cuanto a la venta de su propiedad, a
hoy en día a los hombres perversos para hacer mercadería en la iglesia Los registros
bíblicos acerca de los hombres y mujeres de Dios, tenían la reverencia como característica
principal, sin excepción alguna.
Dios merece que los hombres lo reverencien: “¿Quién conoce el poder de tu ira, y tu
indignación según que debes ser temido?” (Salmo 90:11). “Tú, temible eres tú; y ¿quién
podrá estar en pie delante de tí cuando se encienda tu ira?”. (Salmo 76: 7). “Dios temible
en la gran congregación de los santos, y formidable sobre todos cuantos están alrededor
de él.” (Salmo 89:7). Muchos piensan en Dios como un tirano alejado y desinteresado, y
no como un Padre amoroso y misericordioso; otros se encogen delante de Él como un
esclavo ante un amo brutal. No obstante, el temor piadoso no es un miedo de esclavo que
hace que los Cristianos piensen de Él como un monstruo horrible que está listo en
cualquier momento para tomarnos del cuello y6 lanzarnos de un empujón a los rincones
del infierno>; es más bien una veneración piadosa, asombro, homenaje que nace del
reconocimiento de que Dios es el Creador, Sustentador y Salvador.
Dios, en ninguna época le ha permitido al hombre hacer uso de Su Nombre a la ligera o
irrespetuosamente, “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano.”(Éxodo 20:7). El
hecho de profanar el Nombre de Dios, o cualquier otro nombre santo usándolos en vano o
de panera impía, es clara evidencia de irreverencia; de hecho jugar con cualquier nombre
sagrado en una burda falta de respeto, y cuando hombre y mujeres recurren a tan
corriente profanidad, están pisoteando su hombría o femineidad. Un fuente no produce
agua dulce y amarga a la vez, y de la misma boca no deberían salir bendición y maldición
(Santiago 3:10, 11). La profanidad no lastima a Dios pero si a los que la escuchan, y se
devuelve contra aquellos que la practica, Las bocas profanas vomitan un veneno que
corrompe la vida entera del individuo. Si los hombre y las mujeres fueran castigados hoy
en día por usar profanamente el Nombre de Dios como lo eran bajo el Antiguo
Testamento, (vea Levítico 24:10-16), mañana habrían tantos funerales que todas las
funerarias del País, y todos los cementerios serían insuficientes para recibir los muertos.
LA REVERENCIA EN LA ASAMBLEA
Toda asamblea de la iglesia debería caracterizarse por la reverencia, ya sea para el estudio
bíblico o para la adoración congregacional y la edificación. Muy frecuentemente las
asambleas públicas de la iglesia se caracterizan por el ruido de pies que se arrastran y
raspan en el piso, por el murmullo del movimiento inquieto, por la plática mezclada con
risitas, y por un ambiente lleno de falta de respeto e irreverencia. Esto sucede
especialmente en el momento anterior al estudio bíblico o la hora de la adoración.
Hermanos, ¡estas cosas no deberían ser así! Los ancianos de la congregación deberían
hacer todo esfuerzo por educar a la congregación, especialmente a los niños, en cuanto a
la solemnidad de la ocasión, e intentar promover un atmósfera de reverencia y
recogimiento en todas las asambleas. La meditación callada es de mucho valor en la
adoración pública, especialmente en los momentos que preceden a la oración pública, al
canto, a la Mesa del Señor, a la contribución y a la predicación. Toda congregación debería
hacer el esfuerzo de tener el menor ruido y distracción posibles. El reconocer que el Señor
está presente en la asamblea, ayuda a promover un ambiente de callada reverencia ya
que Jesús dijo, “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo
en medio de ellos.” (Mateo 18:20).La enseñanza de Pablo en cuando a que todo se debe
hacer “decentemente y co orden” se aplica especialmente a las asambleas públicas de la
iglesia (1 Corintios 14:40).
La verdadera adoración debe ser “en espíritu y en verdad” (Juan 4:24). “En espíritu” se
refiere a la manera apropiada, y “en verdad”, se refiere a hacer las cosas de acuerdo a la
instrucción divina dada en el >Nuevo Testamento. Uno no puede adorar “en espíritu” (es
decir, con la actitud y disposición correcta), sin hacerlo con reverencia, de la misma
manera en que no puede amara a Dios mientras odia a su hermano. La reverencia y la
adoración verdadera van de la mano.
“Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría; venid
ante su presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo, y no nosotros a
nosotros mismos; pueblo suyo somos y ovejas de su prado. Entrad por sus puertas con
acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre. Porque
Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las
generaciones.” (Salmo 100). Las reverencia es la esencia de este maravilloso salmo. Su
espíritu y tenor debe ser la disposición de todo Cristiano en la asamblea de adoración. El
hombre o la mujer que por medio de algún acto desvergonzado de irreverencia en la
asamblea, distraen a los adoradores que están cerca de ellos, son irreflexivos y
descorteses y desprecia a la iglesia de Dios de la misma manera en que los corintios la
despreciaban cuando profanaban la Mesa del Señor reduciéndola a una comida común (1
Corintios 11:20-22). La iglesia nunca debe perder de vista el propósito de la asamblea, ni
tampoco profanarla con una conducta desordenada. El cuchicheo, el sonarse la nariz, el
masticar chicle, el jugar con los bebés, etc., está por completo fuera de lugar en las
asambleas públicas y debe evitarse a toda costa.
Es vergonzoso que los Cristianos muestren más respeto por el cadáver que está en el
ataúd, que por la presencia del Señor en el lugar de adoración. Llegar tarde,. Y entrar a la
reunión después de que ha dado inicio la adoración, es distraer a los adoradores. Tal cosa
no debería hacerse a menos de que no se pueda evitar, porque normalmente distare a las
personas que están concentradas en la adoración a Dios, eso sin mencionar a quienes
están dirigiendo el servicio. Cuando no se trata de enfermedad o algun imponderable, no
hay excusa para llegar tarde. Los Cristianos deben planeas llegar a la asamblea con
suficiente tiempo para participar en toda la adoración, y no distraer a los demás con su
llegada tarde.
REVERENCIA EN LA VIDA
Sabiendo que Dios es omnipresente, que “en él vivimos, y nos movemos y somos.”
(Hechos 17:28), seamos “reverentes en nuestro porte” (Titi 2:3) ante Dios y los hombres.
“El fin de todo discurso oído es este: Teme e Dios, y guarda sus mandamientos; porque
esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda
cosa encubierta, sea buena o sea mala.” (Eclesiastés 12:13,14).
PREGUNTAS
8.    ¿Hay realmente alguna gran necesidad en las asambleas de la iglesia de Dios hoy
      en día? Discuta este punto.
9.    ¿Cree Usted que la misma clase de reverencia debe usarse en las clases bíblicas y
      en el culto público? ¿Por qué?
10.   ¿Qué medidas deben tomarse en la iglesia local para promover un grado mayor de
      reverencia?
11.   ¿Qué fue lo que dijo Jesús acerca de los elementos esenciales de la adoración
      verdadera? ¿Hay alguna relación entre la adoración verdadera y la reverencia?
13:   ¿Por qué cree Usted que las personas muestran una mayor reverencia por un
      cadáver que está en un ataúd que por la presencia de Cristo en la asamblea?
15.   ¿De qué forma se hace evidente la reverencia del Cristiano por Dios y las cosas
      sagradas delante de quienes le rodean?
16:   Mencione Usted algunos pecados de los cuales la reverencia hará que nos
      abstengamos de cometer.
Lección 9
El Amor
El amor es el mayor de los atributos del Cristiano. Es el lubricante divino que elimina la
destructiva fricción que a veces hay en los delicados mecanismos de las relaciones
humanas. Es superior al sacrificio, superior a la fe y a la esperanza, y superior a los dones
sobrenaturales. “El amor nunca deja de ser” y sin él el hombre no es nada. (1 Corintios
13:1-3; 8, 13) Es “el vínculo perfecto”(Colosenses 3:14(. El amor es tan grandioso porque
es un atributo de Dios, “Dios es amor” (1 Juan 4:8), y como Dios es eterno, el amor
también lo es.
TRES FACTORES
Al estudiar el atributo del amor, hay tres factores por considerar. (1) El amor de Dios por
el hombre, (2) El amor del hombre por Dios, y (3) El amor del hombre por el hombre. El
amor sin límite que Dios tiene, sorprende al hombre. El amor divino sin límites sorprende
al hombre. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de
Dios.” “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito. (1 Juan
3:1; Juan 3:16). “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8). El grado tan maravilloso de ese
amor toca una cuerda íntima, haciendo que el hombre ame al Señor Dios con todo su
corazón, su alma y su mente (Mateo 22:37 en delante). “Nosotros le amamos a él, porque
él nos amó primero.” (1Juan 4:19). Esta respuesta de parte del hombre se extiende hasta
incluir a su prójimo, y aún a su enemigo: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que
os maldicen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.” (Mateo 5:44). Pedro enfatizó
en el valor intrínseco del amor cundo lo colocó “ante todo” (1 Pedro 4:8).
¿Qué es el Amor?
Los griegos tenían cuatro palabras distintas que nosotros hoy en día traducimos con la
palabra amor: (1) Stergain, afecto natural, tal como el de la madre para su retoño; (2)
Agape, una disposición de buena voluntad y benevolencia, reconocimiento de la
preciosidad y valor de un objeto, amor divino; (3) Filos, un sentimiento de regocijo y
placer por algo o alguien, amor fraterno y (4) Eros, amor carnal. Eros no se usa en el
Nuevo testamento. En castellano expresamos estas cuatro palabras griegas con la palabra
“amor”. Agape es la palabra más fuerte para decir amor en el Nuevo testamento. El amor
de Dios (ágape) demuestra su reconocimiento del precioso valor del hombre, y su
disposición de misericordia y benevolencia hacia él. Las provisiones divinas para las
necesidades físicas y espirituales del hombre son una manifestación de su amor. El
hombre es la única parte de la creación de dios que es capaz de responder a ese divino
amor, la ´nica criatura de Dios que puede corresponder a su amor. El amor divino queda
ilustrado en el proceso de la redención, especialmente en el sacrifico de Jesús sobre la
cruz: “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aún
estando nosotros muertos en pecados nos dio vida juntamente con Cristo…” (Efesios
2:4,5). “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos dará con él todas las cosas?” (Romanos 8:32). “…ninguna cosa creada nos
podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Juan 8:39).
El mandamiento del amor fue dado a los judíos bajo el antiguo pacto, pero hay un cierto
sentido en que es un mandamiento nuevo, Jesús dijo: “U mandamiento nuevo os doy: Que
os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.” (Juan
13:34). El mandamiento es semejante al dado a los judíos, excepto que el grado de amor
ha sido agrandado. El grado de amor aquí expresado hace que sea un mandamiento
nuevo.
Muchos elocuentes oradores han publicado su amor por Dios, sin embargo, muchos lo han
negado con su forma de vivir. Al considerar sus vidas sería difícil reconocer cualquier
grado de reconocimiento de la preciosidad y el valor de Dios, a menos que los oigamos
decirlo. El amor no es algo para meramente decirlo con la lengua o la pluma; sino que
debe ser “sin hipocresía” (Romanos 12:9), sin pretensión ostentosa. El amor es algo que
está en todo nuestro ser, algo que debe expresarse en servicio real, que se manifiesta a si
mismo en “obra y en verdad” (1 Juan 3:18). El amor del hombre por Dios no se mide por
qué tan alto puede saltar, qué tan fuerte puede gritar, o cuán fervientemente puede orar.
La acrobacia, el gritar frenéticamente o las lágrimas amargas no sirven para medir nuestro
amor por Dios.
El amor a Dios se mide por la obediencia: “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus
mandamientos.” (1 Juan 5:3). Jesús dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos…el que
tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama…el que no me ama, no
guarda mis palabras.” (Juan 14:15, 21, 2). Y de nueva cuenta, “Y este es el amos, que
andemos según sus mandamientos.” (2 Juan 6). Los que se niegan a obedecer la voluntad
de Dios y se rebelan contra Sus mandamientos, evidencian su falta de amor.
El salmista cantó, “Los que amáis a Jehová, aborreced el mal,” y “…he aborrecido todo
camino de mentira.” (Salmo 97:10; 119:104). Amós exhortó diciendo: “Aborreced el mal y
amad el bien.” (Amós 5:15). Por lo tanto el amor del hombre hacia Dios también se mide
por la intensidad con que aborrece el mal. Quien aborrece el mal se le opone, y su voz y su
pluma se levantarán contra él. ¿Cómo será posible que el mundo pueda identificar a un
hombre como amador de Dios si permite que el mal exista a su alrededor sin que presente
ninguna resistencia en su contra? “No améis al mundo ni las cosas que hay en el mundo. Si
alguno ama al mundo, el amor del padre no está en él. “ (1 Juan 2:15). Una cosa que
confunde mucho al mundo es oír que un hombre afirma amar a Dios, ¡mientras anda de la
mano con el diablo! No puede ser amador de Dios y a la vez practicar lo malo, y dar su
consentimiento para que otros también lo hagan. (Romanos 1:32).
El amor del hombre por Dios también se mide por su amor hacia el hermano. El amor por
la hermandad (1 Pedro 2:17) es una consecuencia natural del amor por el Padre, porque
“…en esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo: Todo aquél que no hace
justicia, y que no ama a su hermano, no es hijo de Dios.” (1 Juan 3:10). “Amados,
amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquél que ama, es nacido de
Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor…
Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros… Si
alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a
su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros
tenemos este mandamiento de él: El que ama a dios, ame también a su hermano.” (1 Juan
4:7, 8, 11, 20, 21). Las instrucciones de Pablo a Filemón de recibir a Onésimo, es una bella
ilustración del amor que un Cristiano debe tener por su hermano. Onésimo era un esclavo
que había huido de la casa de Filemón y que posteriormente había sido convertido por
Pablo. Pablo reconoce que en el pasado, Onésimo había sido inútil para Filemón, pero le
rogó que lo recibiese de regreso “…no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como
hermano amado.” (Filemón 16). En lugar de tratar a Onésimo de manera áspera, el amor
haría que Filemón descubriera en él una preciosidad, y un sentido del valor que lo
obligaría a tratarlo con un espíritu de misericordia y benevolencia.
AMARÁS A TU PRÓJIMO
Bajo el Antiguo Pacto a los israelitas se les mandaba amar a su prójimo como a sí mismos.
¿Por qué habríamos de pensar que el mismo mandamiento ahora dado bajo el Nuevo
pacto habría de significar menos que en el antiguo? Algunos judíos intentaron interpretar
el mandamiento como que esto incluía solamente a los judíos. Es un error garrafal qu los
Cristianos interpreten el mismo mandamiento como que se refiere solo a amar a otro
Cristianos. En la parábola del Buen Samaritano Jesús nos enseña que nuestro prójimo es
todo aquél que necesita nuestra ayuda, y que cualquiera que ayuda a alguno, es prójimo
suyo. Sin importar el color de la piel o su estrato social, si necesita nuestra ayuda; es
nuestro prójimo. A los cristianos se nos enseña a “Hacer bien a todos, mayormente a los
domésticos de la fe” (Gálatas 6:10).
El amor beneficiará a su prójimo. Romperá las barreras sociales que nos separan a los
unos de los otros. Hará que “ninguno busque su propio bien, sino el del otro” (1 Corintios
10:24). Si nuestro enemigo tiene hambre o sed, el amor hará que le demos de comer y
beber (Romanos 12:20). El amor impide que lastimemos a las personas por medio del
chisme, robo, adulterio u homicidio. “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros;
porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: no adulterarás, no matarás, no
hurtarás, no irás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta
sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al
prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. (Romanos 13:8-10). El amor por
nuestro prójimo hará que le cuidemos cuando está enfermo y necesitado (Mateo
25:36,37); hará que cuidemos de los “huérfanos y viudas en sus necesidades” (Santiago
1:27); y hará que le enseñemos el Evangelio y que procuremos salvarle si está perdido
Ciertamente el que lleva el Evangelio a las almas ignorantes está demostrando a Dios y a
los hombres que “ama a su prójimo como a si mismo.”
En estas palabras se tocan ocho características negativas y siete positivas del amor. Todas
ellas quedan ilustradas de manera maravillosa en la vida de Jesús. En tercer lugar, Pablo
muestra la permanencia del amor en contraste con el uso temporal de los dones en la
iglesia infantil de ese entonces. “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos
tres; pero el mayor de ellos es el amor.”
El amor es la más importante característica del carácter Cristiano. Es el lazo que une y
pone en su debido lugar todos los demás atributos. (Colosenses 3:14). Echa fuera el temor
(1 Juan 4:18), cubre multitud de pecados (1 Pedro 4:8), cumple con los requerimientos de
la ley (Romanos 13:8),. El amor es la evidencia de que hemos pasado de muerte a vida (1
Juan 3:1), es el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22), y es la prueba de nuestra relación con Dios
(1 Juan 4:12, 16). Es indispensable en esta vida, y esencial en la vida eterna. “El que no
amare al Señor Jesucristo, sea anatema. (1 Corintios 16:22). Por lo tanto, “Todas vuestras
cosas sean hechas con amor” (1 corintios 16:14).
PREGUNTAS
   1.  ¿Qué lugar ocupa el amor entre los demás atributos del carácter Cristiano?
   2.  ¿De qué manera mostró Dios su amor para con nosotros?
   3.  ¿Dónde colocó Pedo el amor en relación a los demás atributos Cristianos?
   4.  Defina el amor.
   5.  ¿Cómo nos describe Pablo el amor en Efesios 2:4,5 y en Romanos 8:32?
   6.  ¿En qué sentido es nuevo el mandamiento de amar?
   7.  ¿Cómo se mide nuestro amor por Dios?
   8.  ¿Acaso el amor del hombre se determina también por el hecho de si ama también
       a su hermano?
   9. ¿Qué significa que una persona ame a su prójimo?
   10. ¿Qué provocará que hagamos si amamos a nuestro prójimo?
   11. ¿Es nuestro prójimo el que no es Cristiano? ¿Podemos ayudarle o debemos
       confinar nuestra ayuda a los Cristianos necesitados solamente?
   12. ¿Qué significa amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos?
   13. ¿Qué capítulo de la Biblia es comúnmente llamado el capítulo del amor?
   14. Diga lo que hace el amor tal como se dice en los siguiente pasajes de las Escrituras:
       Colosenses 3:14; 1 Juan 4:12, 16, 18; Romanos 13:8; Gálatas 5:22; 1 Pedro 4:8.
TEMAS DE DISCUSIÓN ADICIONAL
                                           Lección 10
                                           El GOZO
      La amonestación frecuente, “tened ánimo”, indica cuánto desea el Señor que sus
      discípulos sean felices. La idea de que ser Cristiano significa tener siempre una
      disposición melancólica y andar siempre con la cara larga, es un completo error.
      Esta falsa filosofía, basada en un malentendido acerca del Cristianismo y también
      acerca de los que es la verdadera felicidad, ha provocado que algunos digan, “Si
      quiero ser Cristiano, pero también quiero divertirme un poco más”, ¡como si el
      Cristianismo le pusiera fin para siempre a todos los goces de la vida! La verdad es
      que muchos reconocen que hay una gran diferencia entre la vida Cristiana y gozar
      de los placeres del pecado. Quizás una mejor comprensión de la verdadera
      felicidad hará que muchos dejen de participar en los placeres efímeros de la mala
      conducta, y acepten el gozo verdadero y perdurable de la vida Cristiana. El mundo
      no puede ofrecer la verdadera felicidad que solo viene cuando vivimos para Cristo.
      El gozo Cristiano es tanto una emoción como una experiencia, creada por la
      esperanza de que algo bueno ocurra, o por la satisfacción de haber obrado bien. Es
      un estado de felicidad, alegría, y delicia. Co toda razón se ha dicho: “El gozo es una
      cosa extraña, si uno no lo tiene, no sabe nada de él; el que lo posee quiere
      impartirlo a los demás; y entre más o comparte, más tiene para si mismo.”
PREGUNTAS
1. ¿Quería Jesús que sus discípulos fueran felices mientras estaba Él sobre la
   tierra? ¿Es lo mismo hoy en día?
2. ¿Dónde y por qué se originó la idea de que cuando alguna persona se convierte
   en cristiano, eso puso fin ala felicidad?
3. Dé una definición de la palabra gozo.
4. ¿Es posible experimentar el gozo y la felicidad verdaderos en base a los
   estándares del mundo?
5. ¿En qué se basa el gozo real y verdadero?
6. ¿Por qué el Cristiano está en mejor posición (mejores condiciones) de gozar de
   las bendiciones materiales que uno que no lo es?
7. Cite algunas escrituras de la pluma de Pablo donde habla del gozo.
        8. ¿Por qué debería ser el cristiano la persona más feliz del mundo? ¡Hay alguna
            razón para que se regocije?
        9. ¿Por qué es la vida Cristiana la esencia misma del gozo?
        10. ¿En qué epístola de pablo se menciona el gozo o algún sinónimo como veinte
            veces?
        11. Comente el Salmo 126:5,6 en cuanto al gozo y su relación con la siembra y la
            cosecha.
        12. ¿En dónde dice el salmista que hay plenitud de gozo
        13. ¿Debería el Cristiano gozarse incluso en los sufrimientos? ¿en las tentaciones?
        14. ¿Por qué es difícil para algunos gozarse de de las bendiciones que otros
            reciben? ¿Qué dice Pablo a los Cristianos que debemos hacer acerca de esto?
Lección 11
                                    LA SABIDURÍA
“¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras
en sabia mansedumbre” (Santiago 3:13)
Hay dos clases de sabiduría: La “sabiduría de Dios” (1 Corintios 2:7) +”que es de arriba”
(Santiago 3:15), y “la sabiduría de este mundo” que Santiago describe como “terrenal,
animal, diabólica” (Santiago 3:14 en delante). No todos los que son sabios de acuerdo a
los parámetros del mundo, lo son de acuerdo a las normas celestiales. El hombre puede
aprender los detalles infinitésimos técnicos de la energía atómica y su aplicación para uso
humano; puede concentrar la energía ilimitada del sol y adaptarla a sus necesidades;
puede sondear y resolver los fascinantes misterios del espacio exterior y saltar de un
planeta a otro con relativa facilidad, pero a la vez estar comparativamente vacío de la
“sabiduría que es de lo alto. Es posible que el hombre acumule cantidades inmensas de
conocimiento material y hacer buen uso del mismo, y aún asi ser ignorante y necio a los
ojos de Dios. La historia demuestra de algunos de nuestros más grandes científicos en
campos como la botánica, la electrónica, la mecánica, la medicina, la astronomía, la
antropología, la geología, y la paleontología, se han burlado de la idea de la existencia de
un Ser Supremo, y consistentemente se han negado a creer que la Biblia es su revelación
completa y final para el hombre. Es inmenso el número de personajes históricos que han
sido sabios en las cosas de este mundo, pero necios en su relación con Dios y la eternidad.
“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto
es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y
desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el
escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del
mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la
sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación…. Porque lo
insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil d dios es más fuerte que los
hombres.” (1 Corintios 1:18-21, 25). Cuando el hombre confía en sus propios logros, y
trata de eliminar a Dios de su pequeño universo, está actuando locamente y va al fracaso.
Cuando dice en su corazón “No hay Dios”, se hace necio (Salmos 14:1); cuando dicen para
si mismo, “Alma, muchos bienes tienes para muchos años; regocíjate, come, bebe” (Lucas
12:19), está actuando locamente. Todo el que deja a Dios y al pobre fuera de sus planes,
que piensa que puede satisfacerse con cosas materiales solamente, que cree que tiene un
contrato perpetuo con la vida, en otras palabras, el que actúa como el granjero rico, es un
loco. Cuando el hombre cree ser algo sin ser nada, o tiene un concepto más alto de si
mismo que el que debe tener, está pensando neciamente. (Gálatas 6:3; Romanos 12:3). El
hombre puede ser un ignorante en cuanto a los problemas de la tecnología científica o
industrial, y sin embargo ser sabio delante de Dios. Los que se apartan de lo malo, temen a
Dios, y procuran hacer su voluntad, y aplican de la mejor manera posible el conocimiento
que tienen, son sabios. La verdadera sabiduría se cultiva en el favor no merecido que Dios
nos otorga; se origina en Él, se centra en Él y termina en Él. “El temor de Jehová es el
principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.” (Proverbios
9:10). “He aquí el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal, la inteligencia”
(Job 28:28). Salomón decía que la sabiduría había surgido antes de que la tierra fuera
creada y el hombre hiciera su aparición en ella. Cuando el mundo fue formado, la
sabiduría estaba presente y participaba en los juegos infantiles para delicia del Creador.
(Proverbios 8:22-31). “Ahora, pues, hijos, oídme, y bienaventurados los que guardan mis
caminos. Atended el consejo, y sed sabios, y no lo menospreciéis. Bienaventurado el
hombre que me escucha, velando a mis puertas cada día, aguardando a los postes de mis
puertas. Porque el que me halle, hallará la vida, y alcanzará el favor de Jehová. Mas el que
peca contra mí, defrauda su alma; Todos los que me aborrecen aman la muerte.”
(Proverbios 8:32-36).
                                  SEÑALES DE SABIDURÍA
La señal obvia que identifica a la verdadera sabiduría es una vida en armonía con Dios.
“¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en
sabia mansedumbre.” (Santiago 3:13). Un Cristiano sabio no se identifica por su jactancia
ruidosa, por su espíritu arrogante, o por vociferar. Los que buscan consejo sabio
sospechan de los escandalosos, y usualmente evitan su consejo. Los que buscan el buen
consejo buscan a la persona afable y plácida, a quien es calmado y gentil, y sin embargo es
firme y sólido en sus decisiones, para que sea su consejero. La mayoría de las personas
saben que la sabiduría y una lengua suelta no van juntas. La sabiduría que es de lo alto
“…es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de
buenos frutos, si incertidumbre ni hipocresía” (Santiago 3:7). El primer efecto de la
sabiduría de lo alto es que purifica el corazón, lo limpia; y en seguida vienen los más
maravillosos resultados: paz, amabilidad, misericordia, toda clase de buenos frutos,
demostrados en la vida santa de quienes son verdaderamente sabios.
Otra señal de sabiduría es la aceptación de la sana instrucción y corrección de parte de
quien está calificado para darla. “El hijo sabio recibe el consejo del padre; mas el burlador
no escucha las reprensiones” (Proverbios 13:1). “El necio menosprecia el consejo de su
padre; mas el que guarda la corrección vendrá a ser prudente” (Proverbios 15:5). Los hijos
sabios no solo respetan la instrucción de sus padres en los días de su juventud, sino que la
recuerdan con placer y provecho a lo largo de su vida. El honrar al padre y a la madre,
junto con otras cosas semejantes, tiene promesa de una vida fructífera sobre la tierra.
(Efesios 6:2). Los padres temerosos de dios, por el conocimiento adquirido a través de
muchos años de estudio, observación y experiencia, están bien calificados para instruir a
sus hijos en el camino que deberían seguir. Los sabihondos que desprecian el consejo y la
corrección de los padres son unos necios, y están destinados a equivocarse y a meterse en
serios problemas en la vida. Los hombres y mujeres más exitosos del mundo han sido
aquellos que aceptaron la instrucción de sus padres. Muchas de las importantes lecciones
que las personas aprenden en la vida, lecciones que tienen que ver con los problemas
cotidianos de la vida, y que a veces tienen que ser reforzadas con unas sanas nalgadas o
una dosis de varita de membrillo, se aprenden a los pies de los padres y madres durante la
niñez. Existen muchas ocasiones en que las personas necesitan el consejo de algún amigo
piadoso y sabio que sea capaz de diagnosticar el problema e instruirles con prudencia. El
consejo sano, solicitado o no, debería ser escuchado y nunca rechazado. Solo los necios
rechazan el consejo. “El camino del necio es derecho en su opinión; mas el que obedece el
consejo es sabio” (Proverbios 12:15). Cuando Roboam fue hecho rey de Israel después de
la muerte de Salomón, el pueblo le pidió que aligerara las cargas fiscales que su padre les
había impuesto. Roboam pidió primero el consejo de los viejos de Israel que habían
estado con Salomón, hombres enterados y sabios y bien calificados para aconsejarle, y
ellos le aconsejaron que fuera un buen siervo del pueblo, que les respondiera on buenas
palabras. Los ancianos le prometieron que si hacía eso, Israel le serviría para siempre. Sin
embargo, neciamente Roboam desoyó el consejo de los ancianos, y aceptó el de los
jóvenes que se habían criado con él y que no estaban calificados para ser consejeros de un
rey. Como resultado de esto, el pueblo de Israel se reveló en su contra, y el gran reino
quedó dividido; una división que dejó a Roboam con solo dos tribus, y que tuvo como
resultado la extinción de la nación judía. (1 reyes 12:1-20).
En esta época frívola en que la mayoría de las personas hablan demasiado, es
reconfortante hallar a alguien que puede ponerle rienda a su lengua, y refrenarse de
hablar locamente y de manera indigna. “En las muchas palabras no falta pecado; mas el
que refrena su lengua es prudente” (Proverbios 10:19). Alguien ha dicho que Dios dio al
hombre dos ojos para ver, y dos oídos para oír, pero solo una lengua para hablar, y aún
así, aprisionada tras una pared de dientes por su naturaleza salvaje no domada todavía.
Restringir los labios de hablar en demasía, es señal de sabiduría.
El fruto del justo es árbol de vida; y el que gana almas es sabio” (Proverbios 11:30). El
trabajo de ganar almas es el más importante que hay en el mundo, no obstante,
comparativamente, hay muy pocos dedicados al mismo. “La mies es mucha, y los obreros
pocos.” La responsabilidad de esta obra es de os Cristianos, no meramente de los
evangelistas de tiempo completo. Si cada Cristiano aceptara su responsabilidad en este
asunto, el número de ganadores de almas y el número de almas ganadas se multiplicaría
grandemente. “El que gana almas es sabio.” Esto no solo indica que la obra de ganar almas
es una señal de sabiduría, sino que ganar almas requiere que seamos sabios. Muchos
fracasan en su intento de ganar almas, porque no son sabios al tratar con ellas. Un
pescador tiene un gran acervo de conocimiento en lo que respecta a cómo pescar, y
sabiamente aplica el mejor método. No intenta forzar al pez tragar el anzuelo; no se
desanima cuando fracasa algunas veces; cuando no pesca en un lugar, se va a otro; usa de
paciencia ilimitada; conoce los mejores lugares para pescar; sabe qué clase de carnada
utilizar; y frecuentemente se conforma con pescar uno solo. Los ganadores de almas son
pescadores de hombres, y debería utilizar la sabiduría para convertir a las almas perdidas
de la misma forma en que la utilizan los pescadores para pescar.
Los hombres son sabios cuando hacen todos los esfuerzos posibles para asegurar su
propia vida eterna. “Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra
vocación y elección;” (2 Pedro 1:10 a). Las personas que son despreocupadas e
indiferentes en su relación con dios, la iglesia y la eternidad, son fatuos. En la parábola de
las diz vírgenes, las cinco insensatas hicieron lo mismo que las prudentes, excepto
asegurarse de tenr suficiente aceite para la ocasión.
Las cinco prudentes demostraron que se aseguraron de tener suficiente. Tomaros más
aceite en sus vasijas junto con sus lámparas. El joven rico que vino a Jesús preguntando
acerca de la vida eterna, se volvió entristecido cuando el señor le dijo que vendiera todas
sus posesiones y lo diera a los pobres. (Mateo 19:16). Él valoró sus posesiones por encima
de la vida eterna. Actuó neciamente al rechazar las instrucciones del Señor. Los escribas y
Fariseos eran “insensatos y ciegos” porque no podían valorar apropiadamente las cosas
espirituales (Mateo 23:17). Las personas que oyen y obedecen al Señor son sabias; y los
que oyen y no obedecen son insensatos. (Mateo 7:24-27).
  1. Defina la palabra sabiduría. ¿Qué diferencia hay entre esta palabra y la palabra
      conocimiento.
  2. ¿Qué cosa es una evidencia de que una persona posee sabiduría?
  3. ¿Cuántas clases de sabiduría hay?
  4. ¿Hay personas que son sabias de acuerdo a las normas del mundo pero que no lo
      son de acuerdo a las normas celestiales? Ponga ejemplos.
  5. ¿Qué dijo Pablo acerca de la sabiduría del mundo? ¡Cuál dijo que era la diferencia
      entre la sabiduría de Dios y la del hombre?
  6. ¿Quién dijo el salmista que es necio? (Salmo 14:1).
  7. ¿De qué maneras demostró el joven rico de Lucas 12 su falta de sabiduría?
  8. ¿Acaso es posible ser ignorante de los problemas de la industria, ciencia y
      tecnología, pero sabio ante los ojos de Dios? Explique
  9. ¿Qué dijo Job acerca de la sabiduría? (Job 28:28).
  10. De acuerdo a Salomón, ¿Cuándo apareció la sabiduría? (Proverbios 8:22-36).
  11. ¿Cuál es la señal más obvia que identifica a la verdadera sabiduría?
  12. ¿Cómo describe Santiago la sabiduría de lo alto?
  13. ¿Qué hace un hombre sabio, acepta o rechaza la instrucción y corrección dada por
      personas calificadas para hacerlo?
  14. ¿Qué dijo salomón de quienes ganan almas?
  15. ¡Acaso es sabio el hombre que no hace todo lo posible por asegurar su propia vida
      eterna?
  16. Mencione dos formas en que el Cristiano puede obtener sabiduría.
Lección 12
                                  LA LIBERALIDAD
…el que reparte con liberalidad” (Romanos 12:8) La liberalidad no necesariamente
significa que una persona sea Cristiana. La voluntad de la persona por compartir una parte
generosa de sus posesiones con los necesitados, o de participar en el trabajo de la iglesia,
es demostración de un carácter fuerte; la falta de voluntad de dar, no obstante, es señal
de egoísmo y codicia. El ganar dinero y acumular algunas posesiones materiales es
correcto y bueno. (1) para sostenerse uno mismo y nuestros dependientes, (2) para tener
que compartir con los pobres, (3) y sostener la obra de la iglesia. Pero el convertir las
posesiones materiales en el fin en lugar de que sea el medio para llegar a un fin, es un
abuso de la fuerza que Dios nos da para ganar las cosas. “El que hurtaba, no hurte más,
sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga que compartir con
el que padece necesidad.” (Efesios 4:28). La liberalidad significa grandeza en el dar y
manos abiertas de parte del donador. Es la antítesis de la tacañería, e la cerrazón y de
otros vicios semejantes.
LA LIBERALIDAD DE LA JUDÍOS
Bajo la ley de Moisés se requería a los judíos que diezmaran. Cada año daban el diezmo de
la tierra, y del árbol, de la manada y del rebaño la tribu de Leví, y esto se llamaba
comúnmente el Diezmo Levítico, del cual a su vez los levitas daban el diezmo para el
sostenimiento de los sacerdotes (Levítico 27:30-33; Números 18:21-32). Un segundo
diezmo anual, comúnmente llamado Diezmo Festivo, era tríodo a Jerusalén, donde se
celebraba una fiesta (Deuteronomio 12:5, 6, 11, 18; 14:22-27). Cuando los judíos traían a
Jehová menos del diezmo, eran acusados de robar a Dios, y se les exigía traer el diezmo
completo a las bodegas (Malaquías 3:8 en delante). Cada tres años se daba un diezmo
adicional, reservado y comido el hogar de los levitas, por los extranjeros, los huérfanos y
las viudas. (Deuteronomio 14:28-29; 26:12-13). Este diezmo es descrito por el historiador
Flavio Josefo (Antigüedades IV, 4:3; 8:8, 22). Frecuentemente se menciona este diezmo
como el Diezmo de los Pobres. Además de los diezmos, los judíos también presentaban
ofrendas voluntarias, que eran de los machos del rebaño; animales sin defecto como
corderos y machos cabríos. (Levítico 22:17-23). También se hacían ofrendas voluntarias
adicionales de plata y ro. (Esdras 8:28). Tres veces al año se exigía a los varones
comparecer ante Jehová en el lugar designado: en la fiesta de los panes ázimos, la fiesta
de las semanas (Pentecostés), y la fiesta de los tabernáculos. En cada una de estas fiestas
se les exigía que no se presentaran delante de Dios con las manos vacías (Deuteronomio
16:16). Añada usted a esto los sacrificios, las contribuciones para los pobres, los
préstamos sin exigir interés, y el sostenimiento del gobierno (vea 1 Samuel 8:15-17), y
tendrá una idea clara de la liberalidad del pueblo bajo el Antiguo Pacto. Contando los días
de fiesta, los sábados, los años sabáticos, y el año del jubileo, los judíos daban
aproximadamente una tercera parte de su tiempo al Señor.
Los macedonios golpeados por la pobreza reciben una gran alabanza por parte de Pablo a
causa de su liberalidad. +Sus sacrificios a favor de sus hermanos golpeados por la
hambruna en Judea los hizo “enriquecerse”, y los santos pobres a quienes ellos
ministraron, glorificaron a Dios (2 Corintios 8:2; 9:11, 13). De la misma manera la iglesia
filipense es alabada recibe alabanzas en asuntos de “dar y recibir” habiendo sostenido a
Pablo mediante contribuciones liberales mientras trabajaba en Tesalónica (Filipenses 4:14-
18). La actitud generosa de los santos de Jerusalén queda bien clara en Hechos 4:34, 35.
“Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades
o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los
apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.” A estos hermanos no se les exigió
ser tan liberales; ellos no dieron para competir con alguien más, no firmaron promesas, no
fueron asesoraos por los líderes de la iglesia. Daban liberalmente porque querían hacerlo,
y no había ningún motivo ulterior agazapado en algún rincón de su mente. Pero a pesar de
estos inspiradores ejemplos de la iglesia primitiva, y a pesar de la multitud de razones por
las que el cristiano debiera ser liberal en cuanto al dar, hoy en día hay muchos –y su
nombre es legión- que son codiciosos y tacaños, que se niegan a ser liberales con la
abundancia que Dios les ha dado.
Las actitudes hacia el dinero son muchas y muy variadas. Algunos lo adoran y le hacen
sacrificios ridículos; otros lo mantienen tan cerca de sus ojos que no pueden ver ninguna
otra cosa; otros más lo aprietan tanto que acaban destruyéndolo; otras personas lo dan
para que se predique el Evangelio; y hay quienes lo donan para comprar alimento y ropa
para s pobres; y no falta quien lo pierde y comete suicidio por esa causa; y qué decir de
quienes cometen homicidio y hurto por él, y toda clase de maldad para conseguirlo;
aparte de los que se pasan la vida anhelándolo.
Cuando se toma un billete de dólar para vacacionar, o para un viaje de pesca, o se usa
para comprar entradas a algún parque de diversiones, para muchos no es más grande que
una estampilla postal. Pero ese mimo dólar repentinamente se hace del tamaño de una
sábana cuando se trata de contribuir a la obra de evangelización y de benevolencia. Los
cristianos prósperos que acaparan su riqueza, o que la usan solamente para satisfacer sus
apetitos y deseos personales de placer, lanzándole solo una migaja a los pobres y a la
iglesia , no merecen llevar el santo nombre por el cual son llamados. ¡Muchos incluso se
pavonean de su genio para acumular riquezas! Olvidad que Dios es el que da “el poder
para hacer riquezas” (Deuteronomio 8:17).
Gráfica # 1
Gráfica # 2
PREGUNTAS
os cristianos son mayordomos sobre todas las bendiciones materiales y darán cuenta a
Dios por su mayordomía.
Lección 13
LA ESPERANZA
El ser humano tiene dos esperanzas fundamentales en esta vida, una de naturaleza
temporal, y la otra eterna. Después de que Abraham y Sara habían rebasado la
edad de la vida en que podían esperar tener un hijo de manera natural, Dios le
promete a Abraham una descendencia numerosa. Abraham “creyó en esperanza
contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes” (Romanos 4:18). Su
esperanza de tener un hijo y una descendencia numerosa, era una esperanza
temporal. Siglos después, los descendientes de Abraham a través de Isaac fueron
llevados cautivos a la tierra de Babilonia donde “sobre los sauces en medio de ella
colgaban sus arpas” (Salmo 137:1). Pero Dios, por medio de Jeremías, reavivó la
luz de la esperanza en sus corazones cuando les predijo su retorno a Jerusalén.
“Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os
visitaré, y despertaré en vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este
lugar. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová,
pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jeremías
29:10,11). La esperanza de restauración a su tierra natal que tenían los judíos, era
una esperanza temporal.
Casi todos los hombres, incluyendo a los Cristianos, “aran n esperanza” de cosas
materiales. Salomón dijo: “La esperanza que se demora es tormento para el
corazón. Pero árbol de vida es el deseo cumplido” (Proverbios 13:12). No obstante
esto, la esperanza de cosas materiales se ha convertido en obsesión para muchos.
Están tan enfrascados en las cosas de este mundo, que son como el granjero rico
de Lucas 12: (1) Han dejado a Dios fuera de sus planes, (2) Se han olvidado del
pobre y el necesitado, (3) Creen que todas sus necesidades pueden ser satisfechas
solo con cosas materiales, y (4) Creen que tienen garantía de una vida larga sobre
la tierra. Dios llama a estos “insensatos” (Lucas 12:20).Están vacío de toda
esperanza de las cosas eternas, o si acaso esa esperanza existe en algún rincón de
sus corazones, es una esperanza falsa. Pablo escribió: “Si n esta vidas solamente
esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los
hombres” (1 Corintios15:19). Justo como los antiguos gentiles, están “sin
esperanza y sin Dios en el mundo” (Efesios 2:11-14). La falta de esperanza está
plenamente evidenciada en los funerales de los incrédulos, cuando las atribuladas
familias pasan por el funeral de sus seres queridos. No hay vestigio alguno de
esperanza de volverse a reunir en otro lugar. Se les ha visto caer sobre la tumba de
su familiar recién sepultado, golpear frenéticamente la tierra con el puño, y llorar
sin esperanza desesperadamente a gritos. A duras penas pueden sobreponerse a la
tortura de su dolor.
En Cristo hay una esperanza gloriosa y total. “Llamados a una misma esperanza de
vuestra vocación” (Efesios 4:4). Esto incluye: (1) El deseo de la segunda aparición
del Señor en su gloria, “…aguardando la esperanza bienaventurada, y la
manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13, ver
también 1 Juan 3:2,3), (2) Incluye la esperanza de una resurrección de entre los
muertos, “… acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me
juzga” (Hechos 23:6, ver también 26:6-8). (3) También incluye la expectativa de la
vida eterna, “Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque
esperamos en el Dios viviente, que es el salvador de todos los hombres,
mayormente de los que creen” (1 Timoteo 4:10). Y de nueva cuenta, “…para que
justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de
la vida eterna” (Tito 3:7). Esta gloriosa esperanza total, y no meramente una
esperanza temporal, es a lo que los Cristianos deben asirse fuertemente.
Bajo el Antiguo Pacto a los israelitas se les permitía huir a una ciudad de refugio
para escapar “al vengador de la sangre”. Bajo el Nuevo Pacto, nosotros podemos
huir y “tener un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la
esperanza puesta delante de nosotros, la cual tenemos como segura y firme ancla
del alma, y que penetra hasta dentro del velo.” (Hebreos 6:18,19). Una ancla sirve
para asegurar el barco a un cierto lugar. Sería una locura llevar una nave a alta mar
sin tener una. Es aún una locura mayor que el hombre se lance al embravecido mar
de la vida sin el ancla de la esperanza. Innumerables vidas han quedado destruidas
porque el ancla de la esperanza faltaba en su viaje.
La esperanza hace que el cristiano se regocije, incluso en el tiempo de la
tribulación y la persecución. “Nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.”
(Romanos 5:2). Y más adelante dice, “Y la esperanza no avergüenza.” (v. 5). Hace
que ninguno se avergüence de su Señor. (2 Timoteo 1:12), o del evangelio
Romanos 1:16), del pueblo de Dios (2 Timoteo 1:18), no de la obra del Señor. Sirve
como un casco en la batalla que libra el cristiano a favor de la verdad. (1
Tesalonicenses 5:8). “Porque en esperanza fuimos salvados.” (Romanos8:24).
La esperanza de la salvación eterna y la gloria de Dios perdurarán mientras
vivamos. “Y a ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, esos tres; pero el
mayor de ellos es el amor.” (1 Corintios 13:13). En el mundo venidero nuestra fe se
va a desvanecer, y nuestra esperanza se va a perder de vista, “…pero la esperanza
que se ve no es esperanza. Porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?” ”
(Romanos 8:24). Dios nos ha revelado sus grandiosas y riquísimas promesas. Por la
fe las aceptamos, con esperanza, en esperanza las deseamos y las esperamos, y en
la paciencia esperamos que lleguen. “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo
y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
(Romanos 15:13
Preguntas
1.     ¿Qué es la esperanza? ¿en qué se diferencia de la fe?
2.     ¿Qué dijo Pablo acerca de la relación entre la esperanza y la salvación?
3.     ¿Hay algún elemento de esperanza en todas las relaciones de la vida?
4.     Mencione dos esperanzas básicas humanas. Ilústrelas.
5.     ¿Qué dijo Salomón acerca de la esperanza?
6.     Mencione cuatro errores cometidos por el granjero rico de Lucas 12.