Tesis
Tesis
REALIZADO POR:
ELEUSIS BORREGO
ASESORADO POR:
MIRYAN ANZOLA
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Indice
Página
Introducción 3
CAPÍTULO I. La empírica cotidiana como formación de mi
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experiencia
CAPÍTULO II. El arrendamiento y su evolución legislativa en
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Venezuela
El arrendamiento como rama del Derecho 21
Historia del Derecho Inquilinario en Venezuela 25
CAPÍTULO III. Construcción de una visión 37
Conclusión 46
Bibliografía 48
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Introducción
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ciudadanos y ciudadanas, teniendo en su reconocimiento el derecho humano
fundamental que debe estar por encima de intereses de carácter especulativo.
El Arrendamiento es una de las formas de mercantilización de la vivienda, que
contraría su valor como derecho humano y niega el acceso de todos y todas a una
vivienda adecuada conforme a las necesidades sociales y el mandato constitucional.
A través de las relaciones arrendaticias y del comercio de vivienda
desarrolladas hasta ahora en nuestro país, que empiezan a revertirse con las actuales
políticas proteccionistas del Gobierno Revolucionario; se viene estimulando que las
personas “inviertan” en adquirir y acaparar la propiedad de viviendas, que no ocupan
ni venden, para favorecerse de la renta que pagan las arrendatarias y los arrendatarios,
al mismo tiempo que, conservan la propiedad de un bien que en el mercado
especulativo actual se revaloriza constantemente.
No puede entenderse satisfecho el derecho Humano y Constitucional a la
Vivienda Adecuada, a través de una relación arrendaticia que implica para las
familias y las personas no poder disponer plenamente de su casa o apartamento para
rediseñarlo o ajustarlo estructuralmente a sus necesidades, para invertir en su mejora;
y peor aún, teniendo sobre sí la amenaza de una desocupación, desalojo arbitrario o
forzoso.
Si concebimos el arrendamiento en el marco de un sistema integral que
garantice efectivamente el derecho a la vivienda y el hábitat de todos y todas, hay que
partir de la siguiente premisa: No se satisface el derecho a la vivienda adecuada,
viviendo toda la vida en condición de inquilino; el arrendamiento puede tener mucha
pertinencia social, si se entiende y se estimula como una forma de solución transitoria
hasta la obtención de la propiedad de una vivienda, o para las estadías transitorias en
una localidad por razones de trabajo, u otras que no impliquen el establecimiento
definitivo.
De hecho encontramos en las relaciones arrendaticias de hoy, aunque de
manera excepcional, familias que no son grandes propietarios acaparadores de
viviendas, y que por razones diversas deciden arrendar por precios y con condiciones
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arrendaticias que pueden considerarse justas, mereciendo por tanto toda la protección
y estímulo por parte del Estado en virtud de la responsabilidad social con la que
ejercen la propiedad de uno o varios inmuebles, mientras no desarrolle con ellos
prácticas violatorias de derechos, acaparadoras de la propiedad, mercantilistas o
especulativas, que se constituyan en formas de explotación del ser humano por el ser
humano; evitando mantener inmuebles desocupados ante la necesidad social de
viviendas.
También nos encontramos en esta realidad con inquilinas e inquilinos que
intentan generar condiciones injustas con arrendadoras y arrendadores responsables,
desde posiciones y prácticas también capitalistas y excluyentes que buscan
aprovecharse de las luchas de las organizaciones populares y las políticas
revolucionarias del Estado para apropiarse indebidamente en algunos casos incluso de
la vivienda principal y única de arrendadoras y arrendadores, que son pequeños
propietarias y propietarios con igual situación de necesidad con relación a la vivienda.
De allí, la importancia de diferenciar el arrendamiento especulativo y
explotador, de las relaciones arrendaticias justas y socialmente responsables. Siendo
necesario destacar que en nuestra realidad el marco económico, jurídico e ideológico
del capitalismo, ha favorecido la constitución de relaciones arrendaticias injustas,
especulativas y explotadoras que debemos superar, sin perder de vista la condición
mayoritaria de las inquilinas y los inquilinos económica y jurídicamente vulnerables.
Es por ello, que a partir de la iniciativa del Poder Popular con la entrega de
más de 400.000 firmas, se propuso a la Asamblea Nacional la discusión y promoción
de una propuesta legislativa que regularice el arrendamiento de vivienda.
El Poder Legislativo Nacional inició el debate de la reforma de la Ley de
Arrendamiento vigente en el año 2007, aprobándose en primera discusión en la sesión
ordinaria del 26 de Abril del año 2007. Luego de esto, el proyecto de Ley fue
remitido a la Comisión Permanente de Administración y Servicios y guardado hasta
el 03 de marzo del año 2011, momento en que asumió el llamado del pueblo y le dio
carácter de urgencia parlamentaria, aprobando el cronograma de trabajo respectivo,
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dando paso a un amplio proceso de consultas que abarcó a todas las organizaciones,
ciudadanos y ciudadanas, en pro de que, con la participación activa y protagónica del
pueblo venezolano, se pudiese diseñar un instrumento jurídico capaz de satisfacer las
necesidades y aspiraciones de todos y todas.
En función de la consulta pública y la participación activa de nuestro pueblo,
se esquematizaron las materias más importantes que debían ser abordadas a la hora de
diseñar este proyecto de ley para regular el tema de arrendamiento de vivienda, estos
temas fueron: Canon de arrendamiento; creación de un departamento u oficina de
asesoramiento y control en materia e arrendamiento en todos los estados; derechos y
obligaciones; desalojos; organizaciones sociales; e incumplimiento de contrato.
Se asumieron como premisas de debate, se elaboró una metodología para el
cálculo del canon de arrendamiento que evitará la especulación y explotación del
hombre por el hombre a partir de la necesidad de la vivienda, des-mercantilizando
este derecho humano. Así mismo, se busca contribuir a la creación de la nueva
institucionalidad, al promover la creación de la Superintendencia Nacional de
Arrendamiento de Vivienda y el Fondo de protección al inquilino, la inquilina, el
pequeño arrendador y la pequeña arrendadora que responda a las necesidades de
atención, asesoramiento y orientación que en esta materia se requiere en todos los
estados del país, de la mano del ministerio del poder popular con competencia en
materia de vivienda y hábitat, garantizando la mejor distribución del equipo de
servidoras y servidores públicos dedicados a esta materia y la optimización de las
respuestas exigidas por toda la población.
Se plantea la participación del Poder Popular de forma transversal en el
proceso de arrendamiento, puesto que cada inquilino, inquilina, arrendador y
arrendadora forma parte de una comunidad hacia la cual tiene deberes y derechos y se
busca consolidar el nuevo marco jurídico que se viene gestando en torno a la materia
de vivienda y hábitat en nuestra nación.
Se debe destacar que el trabajo que han realizado los movimientos y
organizaciones populares de pobladores y pobladoras, junto a instituciones del
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Ejecutivo Nacional, así como, la Comisión Permanente de Administración y
Servicios, para promover la participación del pueblo venezolano en la construcción
de esta norma, tomando en cuenta que el tema de la vivienda se ha convertido en un
asunto de importancia estratégica para nuestra sociedad, así como para el Estado,
hasta el punto que el Gobierno Bolivariano viene desarrollando con pasos exitosos la
Gran Misión Vivienda Venezuela, como estrategia para proveer a todos los
venezolanos y venezolanas de un hogar digno, donde puedan desarrollar sus poderes
creadores en armonía con el ser humano y la naturaleza.
Este proceso de construcción colectiva de la Ley, conto con la participación
diaria de hombres y mujeres que empeñaron su esfuerzo, conocimiento y dedicación
al debate artículo por artículo de este instrumento, como fue mi caso personal;
paralelamente miles de voceras, voceros e instituciones combaten en la calle a
quienes ejecutan desalojos arbitrarios sin importarles la condición de la familia que es
oprimida. Al colocar al ser humano como centro de nuestro accionar, es inevitable
comparar este esfuerzo con la situación que nos evidencian sociedades capitalistas en
las cuales, como consecuencia de la crisis financiera e inmobiliaria, se lanzan a la
calle miles de seres humanos a quienes les arrebataron su vivienda (como sucede
actualmente en los Estados Unidos de América). Ratificando así que vamos por el
camino correcto, al perseguir la construcción de la Sociedad Socialista en la cual el
ser humano sea el centro de nuestro accionar.
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CAPÍTULO I
La empírica cotidiana como formación de mi experiencia
mi nacimiento tuvo lugar en una casita que quedaba en una aldea del Valle,
llamada Lomas del Pajonal, en el Estado Mérida, un 11 de septiembre del año 1978,
día en el cual se celebra la aparición de la Virgen de Coromoto, desde mi nacimiento
hasta mis cinco años no tengo recuerdos que pueda describir con claridad, sólo me
limitare a trasladar algunas vivencias de las historias que mi madre me fue contando
con el pasar de los años.
A los dos años y poco menos de dos meses, el 3 de noviembre de 1980, nace
mi hermana, Niloha Ivanis Delgado Tovar, para este momento, ya no vivíamos en la
casita campestre que me sirvió de pesebre, -mi madre se había separado de mi padre
biológico “Ramón Andrés Borrego Carrera” y se había casado con el padre de mi
hermana y mi hermano, a quien reconozco como mi padre “Carlos José Delgado
Mujica”, por ser quien me brindo esa figura paterna-, vivíamos en la Residencias
Estudiantiles Domingo Salazar, ubicadas en la Ciudad de Mérida, a los dos años
siguientes el 12 de enero de 1982, nació mi menor hermano Carlos Randaz Delgado
Tovar.
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Empecé mis estudios de primer grado en el año de 1983, a la edad de los cinco
años, en la Escuela Eleazar López Contreras, ubicada en el Barrio de Santa Ana, en la
Ciudad de Mérida, escuela en la que estuve hasta el quinto grado en el año 1988,
dado que mi madre y mi padres habían terminado sus estudios de Ingeniería Forestal
y nos tocó a toda la familia comenzar una nueva etapa, la cual yo denomino como “la
aventura gitana”, dado que nos tocó mudarnos un gran número de veces, así como,
cambiarnos de escuela incluso hasta dos veces en un mismo años.
En esta etapa de mi vida, debo decir que fui un niño bastante sano, inventor,
audaz, que no desperdiciaba ninguna oportunidad para continuar explorando y
aprendiendo de todo lo que sucedía a mí alrededor, recuerdo que fue una etapa que
me permitió empezar a valorar las cosas, me enseñaron en mi hogar a que para poder
alcanzar lo que uno quería, se debía luchar para obtenerlo y luego cuidarlo para no
perderlo.
A mis diez años, tuvimos que mudarnos por primera vez y fue un momento
traumático para mí, recuerdo que no entendía lo que sucedía, lo cierto era que la vida
en familia que recordaba dio un gran viraje, de las cosas pasaron como ya lo anuncie
mis padres culminaron sus estudios universitarios, pero al parecer, eso también eso
fue el catalizador para que se separarán, lo cierto fue que nos tocó, a mis hermanos y
a mi irnos a la casa de mis abuelos maternos, en la población de La Azulita,
municipio Andrés Bello, del Estado Mérida, lugar donde sin duda comenzó el
viacrucis o viaje gitano de mi familia, resulta que vivimos casi un año en casa de los
abuelos, donde pude terminar el sexto grado de la educación básica.
Al año siguiente, nos tocó mudarnos nuevamente con nuestra madre, quien el
año anterior se había mudado al Estado Falcón, para trabajar en el Instituto Nacional
de Parques Nacionales (INPARQUES), específicamente, al pueblo de Santa Ana, en
la península de Paraguaná, lugar en el cual estudié desde el primer año, hasta el
segundo año de bachillerato, en el Liceo Josefa Camejo durante los años 1990 y
1991.
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Mi estancia en el pueblo de Santa Ana, me permitió comenzar a sentir una
atracción fascinante por la naturaleza, recuerdo que llegaba en algunas semanas a
subir dos y tres veces al cerro de Santa Ana, para poder ver la fauna y la flora, esto
debido a que mi madre y mi padre ambos Ingenieros Forestales, inculcaron en mi
alguna suerte de inquietud por la naturaleza, también puedo recordar que en esta
etapa, tuve la oportunidad de ser monaguillo del párroco de la Iglesia católica del
pueblo, al cual me correspondió asistirle en varias misas, y esa situación incluso me
hizo reflexionar en su momento y entendí que la Iglesia católica como nos las
muestra la sociedad “opulenta y clasicista” no es la verdadera iglesia, de pronto fue la
suerte de tener como mentor a un sacerdote jesuitas como lo era el padre José
Urdaneta, una persona humilde, que trabajaba realmente por quienes lo necesitaban
más.
El Padre José, pudo enseñarme que esas clases de personas que por su
riquezas se creen mejor que los demás, son personas que en el fondo le hacen daño a
los más pobres, ya que son quienes los obligan a trabajar por un salario pírrico, cosa
que no debía ser porque al final todos somos seres humanos y al morir no podremos
llevarnos nada más que el amor que pudimos regalarle a los otros.
Para el año 1991, nos tocó retornar al pueblo donde mis abuelos maternos
vivían La Azulita, estancia que duro dos años más hasta el año 1993, año en el que
pude terminar el tercer año de bachillerato en el Colegio Monseñor Chacón, durante
mi nueva estancia en La Azulita, pude continuar explorando a la naturaleza pude
apreciarla mejor ya que en la finca de mis abuelos, pude apreciar no solo la fauna y la
flora de esas tierras, sino que también la importancia de la vida del campo, cada tarea
por muy pequeña que sea como darle comida a los cochinos, las gallinas o las vacas,
como con una minúscula semilla, un poco de trabajo y mucho amor puede dársele
vida a un sinfín de plantas, en conclusión en esta etapa, pude dar mis primeros pasos
en la vida del campesino.
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Ya a mis quince años en 1993, mi familia estaba afrontando un fuerte
momento económico y me forzó a paralizar en mis estudios de bachillerato para
dedicarme a trabajar en la finca de mis abuelos, dedicándome a la agricultura; en esta
etapa también, mi madre decide casarse nuevamente con quien es actualmente su
esposo Mauricio Martínez Garcia, esta decisión nos hizo mudarnos para la ciudad de
Maturín en el año de 1996 cuando ya tenía 18 años.
En esta etapa, tuve momentos muy difíciles ya que el servicio militar era
bastante duro por los métodos que se empleaban que exigían una fortaleza mental
bastante sólida, para no volverse loco, pero debo decir que muy a pesar de las
adversidades pude adquirir un cumulo importante de experiencias en mi vida, desde
la perseverancia, para poder culminar mis estudios de bachillerato, hasta cosas
comunes como la disciplina y la importancia del compañerismo, para poder lograr las
tareas asignadas, siendo lo más importante en el aprendizaje de esta etapa el hecho
cierto de que debía continuar superándome en el ámbito profesional y personal.
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viraje en cuanto las experiencias y el aprendizaje, en esta época ya vivía por mi
cuenta, trabajaba y estudiaba, debo decir, que al principio tuve un choque porque
venía habituado al ritmo militar y en la realidad universitaria esos esquemas no
prosperan, existe una diversidad de pensamientos, todos enriquecedores en mayor o
menor grado.
También fue una época en la cual, pude experimentar con el amor y las
relaciones románticas, de por más muy enriquecedoras, a pesar de los dolores y
marcas propias que dejan en el corazón. La lucha estudiantil, debo decir marco un
antes y un después en mi personalidad, comencé a construir y desarrollar cosas que
permitían alcanzar el bien de la comunidad estudiantil, empecé a comprender aquellas
palabras del Padre José Urdaneta, cuando era monaguillo, entendí finalmente que
debía construir para el colectivo y no destruir a éste para mi beneficio.
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la oportunidad de iniciarme en tan fascinante mundo y pude realizar algunos cursos
hasta el nivel Avanzado del cual obtuve cuatro especialidades que son: buceo desde
bote, buceo nocturno, buceo profundo y buceo con visibilidad limitada y navegación.
Luego de los primeros meses en este espacio de Gobierno, pude formar parte
del equipo que liderizaba el compañero Hugo Cabezas, para el entonces Director
General, el cual fijó la tarea de comenzar a transformar el modelo de gestión de ese
institución y poco a poco se comenzaron a ver los primeros cambios, sucediendo un
gran cambios como lo fue la puesta en marcha de un sistema tecnológico moderno,
que permitió el fácil acceso a las cédulas y los pasaportes por parte del pueblo
venezolano, lo que al poco tiempo se llamó la Misión Identidad.
Para el año 2007, atravesé otro tropiezo que me obligó retornar a La Azulita,
ya que al haber cambios de autoridades en la DIEX, me toco dejar el equipo situación
que me impidió continuar en la ciudad de Caracas ya que vivía alquilado, desde el
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año 2007 al 2008, trabaje como asesor de la Alcaldía del Municipio Andrés Bello, en
el Estado Mérida, en este período puede realizar algunos aportes en materia
legislativa para la construcción de algunas ordenanzas municipales, así como, aportes
al síndico procurador, sobre los casos que sostenían en materia jurídica.
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Por otro lado, tenemos que la formación de leyes, es un proceso en el cual se
deben tomar en cuenta un conjunto de situaciones que permitan a las personas a
convivir con el estado y a este con las personas, en una suerte de simbiosis, que se
sustenta en el positivismo.
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penales por los delitos de perturbación de la posesión pacífica del inmueble y hacerse
justicia por sus propias manos.
Luego para el mes de septiembre de 2011 y producto del trabajo que venía
desarrollando en el área de los arrendamientos, fui convocado para trabajar en la
Asamblea Nacional, como Asistente Legislativo del Diputado Alexis Ramírez, quien
era para el momento integrante la Comisión Permanente de Administración y
Servicios, comisión a la cual le correspondió revisar y proponer a la Cámara del ente
legislativo el Proyecto de Ley de Para la Regularización y Control de los
Arrendamientos de Viviendas.
Durante esta etapa, pude hacer grandes aportes al texto normativo comentado,
puedo afirmar sin temor que esta ha sido sin duda uno de los logros más importantes
en mi carrera y mi vida personal, porque forme parte de un equipo que pudo llevar a
cabo una ley de que se aplica en el Territorio de la República y no una legislación
cualquiera, fue la primera ley que se propuso y discutió en el marco de la iniciativa
popular, es decir termine contribuyendo de manera directa al desarrollo de las
políticas sociales que impulsan las instituciones revolucionarias de mi Venezuela.
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del equipo que le dio vida en cuerpo y alma a la institución ya que había nacido con
la Promulgación de la Ley, pero no se había podido organizar su estructura y
funcionamiento, en el referido período, logramos consolidar la estructura y el
funcionamiento, una experiencia por mucho rica, ya que en su momento pude
parcialmente poner en práctica partes de los sueños que tuve en mi vida como
universitario, como lo era el hecho de crear una institución en la cual la corrupción y
los vicios del burocratismo no existieran o fueran imperceptibles, situación que
confieso fue a medias, dado que el sistema al cual estamos tratando de transformar
impone sus conceptos en la idiosincrasia del venezolano común.
En la SUNAVI, otro de los logros importantes fue haber conseguido que los
tribunales pudieran comprender algunos conceptos y procesos para el entonces
novísimos, como lo era el hecho que las decisiones administrativas dictadas por la
SUNAVI, debían ser ejecutadas por los tribunales, escenario que para el momento era
imposible dado la estructura jurídico-mental de los jueces no lo permitía, por otro
lado, logre impulsar dos importantes sistemas informáticos para la SUNAVI, como lo
son El Sistema de Arrendamiento de Vivienda en Línea (SAVIL) , el cual tiene la
finalidad de permitir a los inquilinos pagar sus cánones de arrendamientos cuando el
propietario no los desea aceptar, hecho que sustituyó las ofertas reales de pago que se
realizaban en los tribunales de consignaciones, en este orden, también pude liderar el
proyecto del Sistema de Registro de Arrendamiento de Vivienda, el cual tiene como
propósito permitirle a los arrendatarios y arrendadores realizar los diferentes procesos
establecidos en la Ley, tales como, Registro, Solicitud de fijación del canon de
arrendamiento y tramitación de los procedimientos sancionatorios y previos a las
demandas, de los cuales se pueden tramitar todas las actuaciones del expediente en
forma digital, sin necesidad de la conformación de expedientes en físico, lo cual
redundo en el ahorro de papel.
Desde octubre del año 2014 y hasta julio del año 2016, tuve la oportunidad de
incorporarme en una tarea crucial para el Gobierno Revolucionario, formar parte del
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equipo que llevo adelante la construcción de la Superintendencia de para la
Protección de los Derechos Socioeconómicos (SUNDDE), en este importante espacio
de gobierno realice trabajos como Adjunto de la Dirección General de Regiones, y
pude tener la oportunidad de aportar en cuanto a la organización regional de cada una
de las direcciones estatales de la SUNDDE, en cuanto a su funcionamiento y trabajo
cotidiano.
Uno de los aspectos que merece la atención en estos procesos formativos, fue
el análisis y estudio de la contabilidad regulatoria, área que ha sido poco valorada en
Venezuela, siendo esta fundamental para el análisis de las estructuras de costos de
todos los bienes y servicio que se producen y son regulados por nuestro ordenamiento
jurídico. Al participar de todos esas experiencias pude profundizar en mi concepción
y darme cuenta que el tema económico en Venezuela resulta muy complejo, ya que es
una mezcla entre rentismo petrolero y una inédita y errada concepción de los
negocios donde las grandes y medianas empresas mantienen sus actividades con el
capital que el estado les proporciona pero nunca con sus propios capitales.
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En julio del año 2016, se me encomendó una nueva responsabilidad en los
espacios del Gobierno Revolucionario, incorporarme a la Consultoría Jurídica del
Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología,
como Adjunto al Consultor Jurídico, en este espacio he tenido la oportunidad de
conocer a profundidad la legislación relacionada con el Sector Universitario y
Científico del país, aunado a ello pude llevar a cabo la tramitación de un grupo
importante de expedientes administrativos mediante los cuales se tomaron decisiones
disciplinarias por faltas en las cuales habían incurrido algunos funcionarios públicos.
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experiencia de bienes y servicios necesarios para la dotación de las diferentes
instituciones de educación universitarias del país.
20
CAPÍTULO II
El arrendamiento y su evolución legislativa en Venezuela
1Varela, J. (1997). Legislación Inquilinaria Práctica. Caracas, Venezuela: Editora El Guay, S.R.L. p.127-
128
21
El consentimiento es definido como el acuerdo entre las partes, el cual se
perfecciona cuando cada una de éstas legítimamente expresa su voluntad de obligarse
o de contratar. (Mogollón, 2000, p. 5).
Para que este consentimiento sea valido jurídicamente las partes deben tener
la capacidad de contratar. Ésta se define como la aptitud para que las personas, físicas
o jurídicas, en cuanto son parte en el contrato, puedan celebrarlo de tal forma que
produzca sus efectos normales. Las personas mayores de edad o emancipadas, que
poseen el poder de administración de un bien pueden celebrar contrato de
arrendamiento, siempre y cuando no sufran de ninguna inhabilitación. (Marín, 1998,
p. 300-302).
La cosa u objeto es en el caso del arrendamiento, el bien mueble o inmueble,
cuyo posesión o uso temporal se concede. (Mogollón, 2000, p. 6).
Estas cosas deben ser determinadas o determinables, por ello se hace
suficiente que en el momento de la celebración se dejen establecidos los medios para
determinar el objeto del contrato, señalando por ejemplo el genero, la especie o la
cantidad, lo cual permita la individualización de la cosa; tiene que estar en el
comercio jurídico, lo que se refiere a que teniendo existencia, sea susceptible de
provecho útil y puede ser sometido a dominio singular, es decir, que aquellos bienes
de dominio público no son susceptibles a los arrendamientos.
La causa lícita consiste en hacer gozar a la otra parte en el contrato, una cosa
determinada por cierto tiempo y por un precio determinado; esta cosa no puede ser
deshonesta ni contraria a las buenas costumbres, de ser así el contrato sería nulo.
(Mogollón, 2000, p. 6)
En cuanto al goce y disfrute, nuestro legislador patrio en la norma adjetiva
define al goce de la cosa en su artículo 1.579; pero no por esto, debemos entender,
que disfrute o uso de cosas se encuentra limitado en este tipo de contrato; por el
contrario en nuestro derecho no se hace ninguna diferencia entre el término goce y
disfrute. Razón por la cual, se puede arrendar para que el arrendatario sólo pueda usar
22
la cosa dada en arrendamiento, para que la disfrute y la goce, como bien lo establece
nuestro Código Civil. (Marín, 1998, p. 311).
El tiempo al que se refiere la definición del contrato de arrendamiento, no es
un requisito esencial, por lo tanto aun cuando no se fije el tiempo de duración el
contrato es igualmente valido, pero si existen limitaciones en el tiempo para los
contratos de arrendamiento, un ejemplo de esto, es que los arrendamientos de bienes
inmuebles no pueden celebrarse por un lapso mayor de 15 años según el Código
Civil. (Marín, 1998, p. 312).
El precio llamado también, canon, renta o alquiler, consiste en la suma de
dinero u especies que el arrendatario se compromete a pagar al arrendador, como
contraprestación por el uso, goce y disfrute del bien dado en calidad de
arrendamiento. El precio a diferencia del tiempo no puede dejarse al azar, de ser así el
contrato seria nulo. (Mogollón, 2000, p. 6). El precio debe ser, determinado o
determinable, real, sensiblemente justo y en dinero o en especies.
En este orden nuestra tratadista Antonio Marín en su obra “Contratos.
Volumen II”2, logra definir con mayor exactitud las características que componen el
llamado precio siendo estas las siguietes:
• Determinado o determinable: consiste en que las partes hayan fijado el
precio de mutuo acuerdo o por lo menos hayan fijado los medios para su
determinación.
• Real: se refiere aquél cuya existencia es innegable, que sobre la fijación de
este, se expreso la voluntad de las partes, sin lugar a dudas, que hubo lo que
en derecho se conoce como consentimiento para su establecimiento.
• Sensiblemente justo: el precio es la compensación que recibe el arrendador
por dar el uso, goce y disfrute al arrendatario, es lógico que por este hecho el
arrendador merezca un precio justo sobre su bien, esto esta orientado hacia el
2 Marín, A. (1998). Contratos. Volumen II. Merida, Venezuela: Universidad de los Andes, Consejo de
Publicaciones. P. 305-309.
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campo de la equidad, y en la actualidad se encuentra regulado por la Ley
especial.
• Dinero o en especies: el precio puede ser pagado en dinero o en otros bienes,
siempre que estos sean cuantificables en dinero, es importante resaltar, que no
será arrendamiento, si el arrendatario paga el bien arrendado con frutos
producidos por el bien arrendado en este caso se estaría en presencia de otra
relación jurídica.
Como podemos apreciar, el arrendamiento de acuerdo a nuestro ordenamiento
jurídico esta ampliamente definido, en este punto bajo un pronunciamiento a priori se
puede decir que es una relación jurídica de tipo civil-mercantil dado los elementos y
características que lo conforman, ahora bien, este concepto es válidamente aplicable
en la actualidad a todos aquellos bienes muebles, pero en el caso de los bienes
inmuebles sólo es aplicable para aquellos que tengan un uso distinto al de vivienda.
Este cambio de paradigma en nuestro país, puedo afirmar viene dado a que en
la historia contemporánea ha existido una muy larga y poderosa batalla por parte de
un importante cúmulo de movimientos y organizaciones sociales para que se
reconozca el derecho a la vivienda como un Derecho Humano, como lo fue el más
reciente esfuerzo que realizaron en el año 2011, la Red Metropolitana de Inquilinos,
el Frente de Inquilinos del Estado Mérida y el Movimiento de Pobladores de
Venezuela, con las cuales he compartido experiencias y apoyado en la lucha por el
derecho a la vivienda, siendo sus logros más destacados la promulgación de un
conglomerado de leyes que protegen a la vivienda como un Derecho Humano, tales
como la Ley Contra el Desalojo y la Desocupación Arbitraria de Viviendas 3 y Ley
para la Regularización y Control de los Arrendamientos de Vivienda4.
3 Decreto Número 8.190 con Rango, Valor y Fuerza de Ley Contra el Desalojo y la Desocupación
Arbitraria de Viveindas, de fecha 05 de mayo de 2011 y publicado en la Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela Número 39.668, de fecha 06 de mayo de 2011.
4 Ley para la Regularización y Control de los Arrendamientos de Vivienda, publicada en la Gaceta
Oficial Extraordinario Número 6.053 de fecha 12 de noviembre de 2011.
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En este punto, se hace imperativo indicar que este cambio de paradigma, no
surge como un hecho aislado y espontaneo de un determinado momento histórico, por
el contrario ha sido un esfuerzo conjunto a lo largo de la historia entre el gobierno y
el pueblo, siendo sin duda el gobierno revolucionario de nuestro Comandante Eterno
Hugo Rafael Chávez Frías, el punto de partida que ha permitido iniciar la
comprensión de que el arrendamiento de viviendas es un verdadero hecho social
susceptible de protección por parte del Estado venezolano.
Para poder comprender lo importante que ha sido en la sociedad este cambio
de paradigma en cuanto a la relación jurídica en la que se circunscriben los
arrendamientos de vivienda en Venezuela, se hace oportuno traer a colación como ha
sido la evolución histórica de la legislación sobre esta materia del Derecho en nuestra
República.
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consecuencia una mayor demanda de viviendas, esto permitió, un aumento en el
precio de los alquileres. Para controlar esto, el General Eleazar López Contreras, el 9
de septiembre de 1939, dicto un decreto que regulaba los precios de los artículos de
primera necesidad, entre los que figuraban los alquileres de vivienda, así mismo. Este
es el primer paso que se dio en Venezuela para la creación de una legislación especial
inquilinaria.
Ya para el 15 de agosto de 1944, se promulga por parte del Gobierno Nacional
el Decreto Número 176, el cual fue de vital importancia debido a que con el se creo la
Comisión Nacional de Abastecimiento, adscrita al otrora Ministerio de Hacienda,
siendo esta Comisión Nacional la que le dio origen a la Oficina Nacional de
Inquilinato, como se desprende del literal “f” del artículo 9, permitiendo además a
esta instancia de gobierno la prerrogativa de fijar o establecer los topes máximos de
canón aplicables a los contratos de arrendamientos de vivienda, entre otros.
Como se puede observar, con la entrada en vigencia del Decreto número 176,
el Estado Venezolano dado el crecimiento de la población y la necesidad de esta por
tener una vivienda, establece los primeros elementos de protección cuando a través de
la Oficina Nacional de Inquilinato se obliga a regular los topes máximos de los
cánones de arrendamiento de inmuebles destinados a vivienda, con lo cual ya los
arrendadores no debían colocar el precio que para su beneficio en detrimento del
arrendatario quisieran establecer.
Como toda norma regulatoria, se establecieron entre otras las garantías
necesarias para que el arrendador como sujeto objeto de la referida legislación no
quedará desprotegido, tal es el caso de las causales de desalojo o desocupación de la
vivienda, las cuales se desarrollaban en el artículo 13, siendo estas las siguientes:
cuando no se haya pagado el canon dentro de los quince días a su vencimiento,
cuando el inmueble deba ser ocupado por su propietario o parientes consanguíneos
dentro de un segundo grado de consanguinidad y este debe ocuparlo a más tardar
dentro de un mes después de la desocupación y debe habitarlo mínimo por seis meses,
cuando el inmueble requiera una reparación que exija si desocupación, cuando el
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arrendatario destine un uso contrario a las buenas costumbres o le de un uso distinto
para el cual fue arrendado y cuando el inquilino deteriore el inmueble. (Bendayán,
1999, p. 173).
Aunado a ello, el artículo 14 de este Decreto otorgó a los arrendatarios el
derecho de consignar los pagos correspondientes a los cánones de los alquileres en
cualquier juzgado de la parroquia o municipios donde se encontraba ubicado el
inmueble.
Para el 24 de Diciembre de 1945, la Comisión Nacional de Abastecimientos
mediante la Resolución Número 72, ordenó rebajar los alquileres de todos los
inmuebles destinados a viviendas ubicados en el otrora Distrito Federal y el Distrito
Sucre del Estado Miranda, posterior a ello, para el 6 de abril de 1946, mediante la
Resolución Número 100, se amplió esta medida de protección a veinte estados más de
la República y quedaron excluidos los estados Amazonas y Delta Amacuro.
Un hecho significativo en la evolución legislativa de los arrendamientos en
Venezuela, sucede el 27 de julio de 1946, cuando la Junta de Gobierno de los Estado
Unidos de Venezuela promulga el Decreto 421, con el cual ordenan la supresión de la
Comisión Nacional de Abastecimientos y la creación de la Oficina de Inquilinato,
adscrita jerarquicamente al extinto Ministerio de Fomento, con lo cual comienza a
tomar un grado de mayor importancia dado el fenómeno social del crecimiento
poblacional la materia de los arrendamientos de inmuebles destinados a viviendas,
posterior a este evento en el año 1947, entro en vigencia el primer Decreto
Legislativo sobre Desalojo de Viviendas, éste era sustento jurídico fundamental para
el derecho especial Inquilinario en Venezuela, este nace bajo la concepción de un
Gobierno del Pueblo, refuerza el criterio proteccionista del Estado.
Ahora bien, este Decreto solo se limitaba a aquellos contratos a tiempo
indeterminado, los cuales a su vez se regulaban por las normas desarrolladas en el
Código Civil Venezolano, un aspecto importante fue el hecho de modificarse e
innovarse las causales de desalojo, con respecto al Decreto anterior, como fue el caso
que para poder el propietario ocupar el inmueble o alguno de sus parientes dentro del
27
segundo grado de consanguinidad, la desocupación debía ser acordada a petición de
la parte por ante la Dirección de Inquilinato, la cual exigirá debía las pruebas
pertinentes y en caso de considerar la necesidad alegada por el propietario la
ocupación debería efectuarse en el mes siguiente a la decisión y el propietario tenía la
obligación de habitarla al menos por un lapso no menor de seis meses, aunado a ello
si el propietario o el familiar no cumplían con ello debían ofrecerle nuevamente la
vivienda en alquiler al inquilino, salvo que la vivienda fuera objeto de reparaciones
mayores, reconstrucción o demolición; se agregó como causal desalojo la utilización
necesaria por causa de interés público, así como, el derecho del propietario o
arrendador a exigir el desalojo del inmueble por usos deshonestos, mediante
declaración por ante la Dirección de Inquilinato en la ciudad de Caracas y para el
resto del país en los respectivos concejos municipales.
Se establecen de igual forma dos tipos de derechos preferentes, el primero,
orientado a cuando hubiere tenido que desocupar el inmueble por causas de
reparación, modificación o reconstrucción, el inquilino desocupado tenía el derecho
preferente a volver a ocupar el inmueble y el segundo, cuando el inquilino que se
encuentre ocupando un inmueble por un contrato de arrendamiento a termino fijo
podrá seguirlo ocupando, en virtud, del derecho de preferencia al vencimiento del
plazo establecido en el respectivo contrato.
Posterior a las normas citadas, para el 28 de marzo de 1955, se promulga la
Ley de Inquilinato, siendo posteriormente derogada el 26 de julio de 1960, al haberse
aprobado la Ley de Regulación de Alquileres, es importante destacar que la Ley de
Inquilinato jamás fue ejecutada, esto debido a que su artículo 41 facultaba al
Ejecutivo Nacional poner en ejecución ésta Ley cuando lo considerara conveniente,
ahora bien, el hecho de no haber sido ejecutada, en nada impidió que se dieran
importantes avances en la evolución legislativa de esta área especial del Derecho
venezolono, siendo sus principales innovaciones las siguientes: se excluyeron de la
regulación las viviendas de lujo, Se enumeran los casos en que serán revisados los
cánones de arrendamientos máximos mensuales; se repiten las causales de
28
desocupación del decreto 100, se amplia la causal de reparación para la desocupación
y se incluye la reconstrucción y su más importante avance, lo constituyó la
prohibición de establecer condiciones para arrendar inmuebles que se considerarán
discriminatorias, como el solicitar que no sean ocupados por niños: “esto se hizo con
búsqueda de un interés social y a su vez, el respeto por los Derechos Humanos”.
Finalmente esta Ley silencia todo con respecto al procedimiento de desalojo, debido a
que estaba vigente el Decreto Legislativo sobre el Desalojo de 1947.
En 1987, bajo la Presidencia de Jaime Lusinchi, se dictan una serie de
disposiciones en materia de regulación de inmuebles, las cuales excluyen del régimen
proteccionista del Estado una serie de bienes dados en arrendamiento o para dar en
arrendamiento, esto se observa en 1997 mediante sentencia de la Sala Político
Administrativa, donde se ratifica la exclusión a los bienes inmuebles destinados al
uso comercial o industrial de la protección del Derecho Especial Inquilinario.
En 1999, el poder ejecutivo en ausencia del Presidente Hugo Rafael Chávez
Frías, promulga la el Decreto Número 427 contentivo de la Ley de Arrendamientos
Inmobiliarios, y además se establece que de forma paralela o subsidiaria para regular
la materia arrendaticia, se pueden aplicar normas o instrumentos jurídicos contenidos
en otros instrumentos jurídicos como lo son: Código Civil, Ley de la Reforma
Agraria, Código Penal, Ley de Propiedad Horizontal, entre otros. Con la entrada en
vigencia de esta Ley se derogan la Ley de 1960 la reforma de 1987, el decreto de
desalojo de viviendas de 1947, el reglamento de regulación de alquileres de 1972, la
resolución 3729 de 1976, los decretos 513 y 576 de 1971, el decreto 298 de 1989, el
decreto 1493 de 1987 y todas las disposiciones que sean contrarias a él. Todo esto
según el artículo 93 de le misma.
En este punto de la historia de la evolución legislativa de los arrendamientos
de viviendas, sufre un profundo retroceso en cuanto al carácter proteccionista que el
Estado venía otorgándole a esta interesante área del Derecho, sin duda alguna que
este nuevo instrumento normativo redefinió la relaciones arrendaticias no solo por el
hecho de aislar y desproteger a los inquilinos o arrendatarios de los arrendamientos de
29
inmuebles destinados a viviendas, sino que su estructura se definió con la intención
de beneficiar a unas pequeñas cúpulas que controlaban más del ochenta por ciento
(80%) de los inmuebles destinados al arrendamiento de viviendas en las principales
ciudades del país, e incluso excluyó a aquellas viviendas que se encontraran en zonas
rurales.
Esta situación prevaleció en Venezuela, por más de 12 años lo que sin duda
generó una escalada de violaciones de derechos contra los inquilinos y sobre todo en
la violación al Derecho a la Vivienda, que paradójicamente se encuentra consagrado
en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que entró en vigor ese
mismo año, la mayor cantidad de conculcamiento de derechos que se pudieron
observar en ese período fueron el derecho fundamental a la vivienda, el derecho al
domicilio, el derecho a la privacidad, el derecho a tener una vida sana y acorde a las
necesidades del desarrollo humano, entre otros, situación que se materializaba con el
simple hecho de las extintas medidas de secuestro que permitía a los tribunales
desalojar a los inquilinos con sus grupos familiares, sin siquiera permitirles hasta ese
momento ejercer su derecho a la defensa, el cual podían ejercer luego que eran
desalojados.
Esta situación inhumana, propicio que se comenzarán a conformar un número
importante de movimientos sociales, los cuales se organizaron para defender los
derechos de los inquilinos, teniendo una importante participación la Red
Metropolitana de Inquililnos, movimiento que para el año 2007, presento ante la
Comisión Permanente de Administración y Servicios Públicos de la Asamblea
Nacional, un proyecto de reforma de la Ley de Arrendamientos Inmobiliarios, el cual
nunca fue tomado en cuenta.
La lucha que se plantearon los movimientos sociales, finalmente fue
escuchada por el Ejecutivo Nacional y para el 6 de mayo de 2011, el presidente de la
República Bolivariana de Venezuela nuestro Comandante Eterno Hugo Rafael
Chávez Frías, en uso de sus facultades habilitantes promulgó el Decreto Número
8190 con Rango, Valor y Fuerza de Ley contra los Desalojos y la Desocupación
30
Arbitraria de Viviendas, el cual se encuentra en pleno vigor y se realizó bajo el
contexto y la obligación del Estado como garante del disfrute pleno de todos los
derechos fundamentales inherentes a la existencia humana, entre ellos, junto al
derecho a la vida, la alimentación, la educación y la salud, coexiste el derecho a una
vivienda digna.
Dentro de los avances que este decreto presenta puedo mencionar su objeto, el
cual esta orientado a la protección de las arrendatarias y arrendatarios, de bienes
inmuebles destinados a vivienda principal, contra medidas administrativas o
judiciales mediante las cuales se pretenda interrumpir o cesar la posesión legítima que
ejercieren, o cuya práctica material comporte la pérdida de la posesión o tenencia de
un inmueble destinado a vivienda.
Otro elemento de importante valor es el hecho de establecer un procedimiento
conciliatorio con el ánimo de poder resolver pacíficamente los conflictos que se
pueden derivar de las relaciones arrendaticias, este procedimiento especial, esta
previsto como una vía previa y necesaria antes de poder ejercer cualquier acción
judicial, siendo su arbitro o mediador la otrora Dirección General de Inquilinato, un
aspecto muy importante de este procedimiento y como garantía para los arrendadores
es el hecho que en sede administrativa se pueden ordenar los desalojos sin la
necesidad de transarse un litigio que bajo el procedimiento breve establecido en el
Código de Procedimiento Civil y producto del retardo procesal existente en los
tribunales de la República podría tardarse hasta más de tres años en obtener una
decisión firme.
Otros elementos que se incorporaron en este nuevo texto normativo fueron la
creación por parte del Estado de las Defensas Públicas en materia de protección del
derecho a la vivienda con el propósito de garantizar a los inquilinos o propietarios un
abogado especializado que pudiera ejercer la defensa de sus derechos de manera
gratuita y por último el hecho que previo a la ejecución del desalojo si el inquilino o
arrendatario no poseé para el momento de la desocupación de la vivienda un destino
habitacional, el Estado debe garantizarle una provisión de refugio temporal o solución
31
habitacional definitiva, en caso de no contar con esta garantía no se puede ejecutar el
correspondiente desalojo.
Por último, para el 12 de noviembre de 2011, es promulgada la vigente Ley
para la Regularización y Control de los Arrendamientos de Viviendas, siendo un texto
normativo de avanzada en materia de arrendamientos de viviendas, este nuevo texto
ratifica el contenido del Decreto contra los desalojos y la desocupación arbitraria de
viviendas, pero además incorpora una serie de nuevos elementos como lo son, un
registro nacional de arrendamientos de viviendas, el cual le permite al Estado
venezolano tener estadísticas reales de cuantas personas viven en condición de
arrendatarios; se crea a la Superintendencia Nacional de Arrendamientos de
Viviendas, como órgano rector en la materia, se establecen nuevas condiciones en
cuanto a la duración mínima de los contratos de arrendamientos la cual no debe ser
nunca menor a un año, se rescata el derecho preferente del inquilino a ocupar el
inmueble si es objeto de un desalojo por la necesidad del propietario de ocupar el
inmueble o alguno de sus familiares y en caso de reparaciones mayores o
remodelaciones, se establecen métodos científicos para el cálculo de los cánones de
arrendamientos de viviendas, con la intención de evitar la usura y la especulación, se
establecen un conjunto de sanciones pecuniarias en unidades tributarias, para las
personas que infrinjan las normas contenidas en la Ley.
Otros aspectos innovadores en esta legislación de avanzada son los
desarrollados en sus fines supremos contenidos en el artículo 5, los cuales versan
sobre el siguiente contenido:
• Promover el arrendamiento socialmente responsable, como vivienda
complementaria y transitoria en la protección y garantía del derecho humano a
una vivienda digna y adecuada para todas las personas y familias; de
conformidad con la Constitución de la República, las leyes y políticas
nacionales en materia de vivienda y hábitat, como parte de un sistema
32
integrado orientado a responder a la crisis de vivienda que vive nuestro
pueblo.
• Garantizar que las familias y las personas no pasen más de diez años en
condición de arrendatarios o arrendatarias, promoviendo la disminución
progresiva de este plazo; a través del acceso de los arrendatarios y
arrendatarias a la propiedad de las viviendas, conforme a lo establecido en el
artículo 82 de la Constitución de la República y demás leyes que rigen la
materia, así como en el marco de la Gran Misión Vivienda Venezuela, dando
prioridad a aquellas familias que se encuentren en riesgo vital y las que tengan
mayor número de años viviendo en condición de arrendatarios o arrendatarias,
por no tener vivienda propia.
• Generar un marco jurídico y políticas públicas para el establecimiento de
relaciones arrendaticias justas, que procure el bienestar social y seguridad
jurídica de las partes en la relación arrendaticia. Estableciendo y garantizando
deberes y derechos de arrendadores, arrendatarios y arrendatarias, como
sujetos beneficiarios y corresponsables del sistema público para la
regularización y control de los arrendamientos de vivienda.
• Brindar protección especial por parte del Estado, con la corresponsabilidad de
la sociedad, a las familias y personas que viven en condición de arrendatarios
o arrendatarias, siendo considerado un sector vulnerable en tanto no tenga
acceso a la propiedad de la vivienda; especialmente cuando sea manifiesta la
condición de débil económico y por ende jurídico; susceptible de soportar
relaciones de explotación, discriminación o sometimiento para acceder a una
vivienda transitoria. Promoviendo, igualmente, la protección de los pequeños
arrendadores que respondan a la condición de débiles económicos y jurídicos.
• Promover una política de seguridad social del arrendatario o arrendataria,
complementario a la política habitacional que hace parte de la seguridad social
de los trabajadores y trabajadoras. Estableciendo a su vez políticas de
33
protección a los pequeños arrendadores responsables, que puedan verse
afectados o afectadas en una relación arrendaticia por incumplimiento o
incapacidad económica del arrendatario o arrendataria de acuerdo a la
Constitución de la República y la ley.
• Que prive la justicia sobre las formalidades jurídicas y la realidad sobre las
formas y apariencias; especialmente cuando las formas y apariencias que se
adopten estén dirigidas a menoscabar el interés social o los derechos de los
particulares en el goce del derecho a la vivienda, estableciendo por tanto
responsabilidades penales o pecuniarias según la gravedad del caso. Así como
establecer estrictos controles en el cambio del uso de los inmuebles destinados
a vivienda, que busquen evadir las responsabilidades inherentes a la propiedad
de dichos bienes; considerándose preferente el destino para vivienda o
habitación de acuerdo a la Constitución de la República y las leyes.
• Combatir el acaparamiento, la desocupación y mercantilización de viviendas;
así como la especulación, discriminación y relaciones de explotación del ser
humano por el ser humano, asociadas al arrendamiento de vivienda.
• Prohibir la discriminación y brindar protección a quienes se encuentren en
especial situación de vulnerabilidad,o susceptibles de ser discriminados o
discriminadas por: orientación sexual, identidad de género, origen étnico,
preferencia política y religiosa, condición económica, estado civil, edad, clase
social, estado de salud y condición física, entre otros.
• Promover la participación popular, la cogestión y la corresponsabilidad social
en la planificación, ejecución y control de la política nacional en materia de
arrendamiento de vivienda como parte integral de las políticas nacionales de
vivienda y hábitat; así como en la resolución alternativa de conflictos en
materia arrendaticia, a través de los medios alternativos de justicia
establecidos en la Constitución de la República y leyes nacionales.
34
• Garantizar la libertad de los particulares para celebrar contratos de
arrendamiento a tiempo determinado o indeterminado, de conformidad con la
voluntad de las partes, sujeto a los límites establecidos en esta Ley y demás
leyes nacionales, gozando los arrendatarios y arrendatarias del derecho a la
preferencia arrendaticia.
• Preservar y garantizar la seguridad jurídica y la mayor estabilidad de las
familias y las personas, en la tenencia de las viviendas que constituyen el
asiento principal del hogar. Se podrán crear beneficios dirigidos a estimular
los contratos a tiempo indeterminado o con mayor plazo, como puede ser una
menor carga tributaria o una disminución en la contribución social que genera
la relación arrendaticia para la seguridad habitacional.
• Erradicar los desalojos arbitrarios y combatir toda forma de presión y
amenazas de desalojo por los particulares; así como las que fueren realizadas
por servidores públicos y servidoras públicas, que no se encuentren
fundamentadas en decisiones administrativas o judiciales, o resulten fuera de
sus competencias; estableciendo sanciones severas en esta materia.
• Garantizar los derechos de las personas, víctimas de desalojos arbitrarios,
restituyéndolas en sus viviendas siempre que fuere posible u ofreciéndoles
alternativas para la constitución de su hogar en otra vivienda, que no
desmejore su condición de vida.
• Que el canon de arrendamiento esté dirigido principalmente a cubrir gastos
por deterioros del inmueble, gastos administrativos del Estado y de los
particulares, producto de la relación arrendaticia, conteniendo un margen de
ganancia, especialmente cuando comporten para el arrendador la prestación de
un servicio (caso de pensiones o residencias estudiantiles); y en los demás
casos, conforme sea definido por el ente rector en la materia, como parte de
una política de estímulo al arrendamiento, en el marco de los límites
establecidos en la ley.
35
• Prohibir el aprovechamiento de la inversión pública en servicios y obras, en la
zona donde se encuentra ubicado el inmueble, para encarecer los costos del
alquiler.
• Garantizar que el arrendamiento de viviendas, habitaciones, residencias y
pensiones no se constituya en una relación de explotación que comporte para
los arrendatarios y arrendatarias la pérdida de una parte sustancial de su
salario básico, necesario para la manutención, o que implique la pérdida de la
capacidad de ahorro para la adquisición de su vivienda propia.
• Establecer normas específicas para el alquiler en pensiones, habitaciones y
residencias estudiantiles que garanticen los derechos de estos sectores en sus
particulares condiciones.
• Crear un nuevo órgano en materia de arrendamiento de vivienda, que asuma la
rectoría en esta materia, generando capacidad de respuesta efectiva con la
participación protagónica del pueblo en la gestión.
• Establecer un conjunto de sanciones e indemnizaciones desde una visión
preventiva y restitutiva, tendientes a generar que los ciudadanos y ciudadanas
se abstengan de violar esta Ley, y que se vean obligados y obligadas a la
reparación de los daños causados a la sociedad, las familias y las personas con
sus acciones; se establecerán responsabilidades penales en los casos que se
atente o lesionen derechos esenciales de las familias y las personas.
Como se evidencia, el legislador patrio tuvo la capacidad de generar un
contexto normativo garante de la protección de los derechos de los inquilinos y los
pequeños arrendadores, ya que en todo caso son los sujetos más vulnerables o
considerados los débiles jurídicos de la relación arrendaticia, sin embargo no excluye
de la protección a los denominados multiarrendadores, conocidos también como
latifundistas urbanos, que no son más que aquellas personas naturales y jurídicas que
poseen más de 3 inmuebles destinados al alquiler, pero en cuanto al tratamiento
disciplinario o sancionatorio hacia con este se es más severo.
36
CAPÍTULO III
Construcción de una visión
37
demasía con la necesidad de vivienda que tenían la mayoría de las personas que
producto del modelo imperante nunca habían tenido la oportunidad de tener una
vivienda propia, como mencione en capítulos anteriores era una ley que permitía
desalojar a las familias sin siquiera darle la oportunidad previa de defender sus
derechos en un tribunal.
Lo cierto fue que las presiones de los poderosos surtieron su efecto, y el
proyecto consignado nunca fue debatido en el parlamento nacional, esta situación fue
el caldo de cultivo que se fue preparando con el pasar de los años para que a
mediados del año 2011, luego de intensas movilizaciones por parte de las
organizaciones sociales pro inquilinos, para detener desalojos instruidos por los
tribunales de la República, los cuales estaban bañados de una inconstitucionalidad
aún cuando eran legales, pero se hacían bajo el imperio del desconocimiento de
derechos humanos.
Esta crisis generada por acción u omisión por parte del Estado, lo obligo a
rectificar y ya para el año 2011, consideró oportuno escuchar al pueblo soberano y es
por ello que apeló como garante del disfrute pleno de todos los derechos
fundamentales entre ellos el derecho a una vivienda digna, el cual coexiste junto al
derecho a la vida, la alimentación, la educación y la salud, en función de esta
complejidad social y económica comprendió el Estado, que se debián generar las
condiciones jurídicas para contrarrestar los embates en que se circunscriben la
problemática habitacional y entre estas se encuentran los arrendamientos de
viviendas.
Aunado a ello, la evidente crisis en materia de vivienda que había generado el
capitalismo y las políticas neoliberales de la cuarta república han impedido a amplios
sectores de la sociedad acceder a una vivienda digna, obligándolos a recurrir a aceptar
contratos de arrendamiento a altos costos fijados por el mercado especulativo de
vivienda y soportar aumentos desproporcionados, e ilegales en muchos casos, en los
cánones de arrendamiento.
38
Así las cosas, el escenario para el momento, por uno u otro motivo, mostraba
la existencia de una enorme cantidad de familias que dependen de la disponibilidad
de viviendas en el sector inmobiliario, por la vía del arrendamiento. Estas familias
ocupaban las viviendas disponibles en función de su capacidad económica, y
permanecían en ellas en la medida que puedían satisfacer las demandas de los
arrendadores en cuanto a los precios del alquiler, que en la mayoría de los casos
respondían a los valores que fijaba el mercado por la vía de la especulación
inmobiliaria y los intereses capitalistas de los propietarios y arrendadores y no al
costo real o un valor razonable de los alquileres, de tal manera, que eran susceptibles
de perder sus hogares, o al menos el derecho a ocuparlos, cuando las expectativas del
arrendador cambiaban produciéndose un incremento en el valor de arrendamiento o
una modificación de los planes particulares del propietario respecto de su inmueble.
En este punto, es importante destacar que, generalmente, las familias que
habitan durante largos periodos una vivienda arrendada, lo hacen frente a la
imposibilidad de acceso a políticas adecuadas para la obtención de la titularidad de
las mismas, ó de otra vivienda, bajo esta premisa, un individuo o un grupo familiar, al
establecer su residencia durante un largo período en un mismo lugar, desarrolla un
sentido de pertenencia y apego hacia la vivienda que considera su hogar, hacia la
comunidad y hacia el hábitat en donde desarrolla gran parte de su vida y al ser
arrancado abruptamente de su morada esta acción genera en las personas tensiones
psicológicas, tensiones fisiológicas y tensiones derivadas de la pérdida, además de las
consecuencias económicas y sociales que afectan directamente a todos los miembros
del grupo familiar.
Ahora bien, históricamente los estratos con una mayor tendencia al
arrendamiento de viviendas son la clase media-media y los estratos más vulnerables,
en situación de pobreza relativa y pobreza crítica, de éstos, los más afectados por la
variación en las condiciones de arrendamiento son los dos últimos, sobre el anterior
particular, debe observarse que el estrato correspondiente a pobreza crítica está ha
estado compuesto en un mayor porcentaje por personas de la tercera edad, familias
39
monoparentales matricentradas y personas con discapacidad, las cuales requieren de
protección especial por parte del Estado; este grupo, debido a su vulnerabilidad, ha
reportado recurrentemente ante los movimientos sociales de inquilinos estar siendo
afectados por los propietarios, a través de medidas ilegales de desalojo, debido a que
los propietarios o arrendadores manifiestan querer realquilar estas unidades
habitacionales con la intención de acrecentar el monto correspondiente a cánones de
alquiler utilizando la figura del traspaso, elevando así su margen de ganancias
económicas. En la práctica, los propietarios o arrendadores pueden tener otros fines,
como vender el edificio o mantenerlo ocioso incluso, pero siempre alegaban las
causas establecidas en la ley de arrendamiento para rescindir el contrato. Llegaban
incluso a permitir el deterioro del edificio a fin de que los arrendatarios desocupen
voluntariamente o se declarará inhabitable inmueble y poder lograr de cualquier
modo la desocupación.
Cabe destacar que una parte importante del mercado de la vivienda secundaria
se encuentra monopolizado por consorcios o grupos inmobiliarios, dueños o no (pero
actúan como tales) de gran cantidad de edificios destinados al alquiler.
Bajo ese escenario, un numeroso grupo de familias venezolanas no encuentran
satisfecha una necesidad básica como lo es vivienda propia, poseen una ocupación
condicionada al capricho de los propietarios o arrendadores dada la falta de
regulaciones y los controles efectivos que existían, siendo que la causa de pérdida de
sus hogares no se debía a la falta de pago como lo estipulaba la legislación vigente
para el entonces, a saber la Ley de Arrendamientos Inmobiliarios, sino al empleo de
argumentos personales que escondían el objetivo de especular y de evadir los
controles por parte de los propietarios o arrendadores.
Por otra parte, y haciendo referencia a los antecedentes jurídicos que
motivaron tanto a los movimientos sociales como al Estado venezolano a establecer
un cambio en el modelo legislativo que imperaba en torno a los arrendamientos de
vivienda fueron la Declaración Universal de los Derechos Humanos la cual dispone
que toda persona, como miembro de la Sociedad, tiene derecho a obtener, mediante el
40
esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y
los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y
culturales, indispensables a su dignidad y al derecho de tener una vivienda adecuada.
La Observación General N° 7, referida a los desalojos forzosos, contenida en
el párrafo 1º del Artículo 11, realizada en el 16° período de sesiones del año 1997,
contenida en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
de la Organización de las Naciones Unidas, donde se dictaminó en su primer punto
que dada la Observación General N° 4 referida al derecho a una vivienda adecuada
(sexto periodo de sesiones, 1991) todas las personas deberían gozar de un cierto
grado de seguridad de tenencia que les garantice una protección legal contra el
desalojo forzoso, el hostigamiento u otras amenazas; llegando a conclusión que los
desalojos forzosos son, prima facie, incompatibles con dicho Pacto.
Es entonces bajo el preámbulo nace la vigente Ley para la Regularización y
Control de los Arrendamientos de Viviendas, la cual a pesar de sus grandes avances
no ha podido generar estabilidad en el sector de los arrendamientos de viviendas y en
la actualidad nos encontramos en una suerte de letargo, que en nada favorece a
ninguno de los sujetos activos en este tipo de relaciones contractuales como lo son el
arrendatario o inquilino y el propietario arrendador.
Como corolario de lo anterior, es preciso destacar que con la entrada en
vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en 1999, se
consagra a nuestra patria como un Estado democrático y social de derecho y de
justicia que propugna el desarrollo de sus ciudadanos y ciudadanas, con un nuevo
conjunto de valores para edificar una sociedad nueva donde se garantice a nuestro
pueblo su acceso pleno a los derechos sociales, procurando el bien común. Así
mismo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece en su artículo
25 el derecho a una vivienda adecuada, que el Gobierno Revolucionario deja
ampliamente establecido en el artículo 82 de nuestra Carta Magna, indicando además
que la satisfacción progresiva de este derecho es obligación tanto del Estado como de
las ciudadanas y ciudadanos.
41
En este mismo orden de ideas, el Plan de Desarrollo Económico y Social de la
Nación 2007- 2013 (Proyecto Nacional Simón Bolívar), establecía como eje central
del cumplimiento de estos objetivos la exaltación de los valores de la justicia social,
la equidad y la solidaridad. Parte de esto, consiste en el establecimiento de todos los
mecanismos necesarios para garantizar el derecho a la vivienda para todos los
ciudadanos y ciudadanas, teniendo en su reconocimiento el derecho humano
fundamental que debe estar por encima de intereses de carácter especulativo.
Como ya lo he explicado, la Ley para la Regularización y Control de los
Arrendamientos de Viviendas, es un texto lleno de bondades e innovaciones en el
campo jurídico que regula los arrendamientos de inmuebles destinados a vivienda,
pero es preciso analizar sus elementos, así como, su impacto en la sociedad para
poder entender porque aún no ha generado el equilibrio o seguridad que se esperaba
surtiera.
Es por ello que debemos comprender que el Arrendamiento, es una de las
formas de mercantilización de la vivienda, que contraría su valor como derecho
humano y niega el acceso de todos y todas a una vivienda adecuada conforme a las
necesidades sociales y el mandato constitucional.
A través de las relaciones arrendaticias y del comercio de vivienda
desarrolladas hasta ahora en nuestro país, que empiezan a revertirse con las actuales
políticas proteccionistas del Gobierno Revolucionario; se viene estimulando que las
personas “inviertan” en adquirir y acaparar la propiedad de viviendas, que no ocupan
ni venden, para favorecerse de la renta que pagan las arrendatarias y los arrendatarios,
al mismo tiempo que, conservan la propiedad de un bien que en el mercado
especulativo actual se revaloriza constantemente.
No puede entenderse satisfecho el derecho Humano y Constitucional a la
Vivienda Adecuada, a través de una relación arrendaticia que implica para las
familias y las personas no poder disponer plenamente de su casa o apartamento para
rediseñarlo o ajustarlo estructuralmente a sus necesidades, para invertir en su mejora;
42
y peor aún, teniendo sobre sí la amenaza de una desocupación, desalojo arbitrario o
forzoso.
Si concebimos el arrendamiento en el marco de un sistema integral que
garantice efectivamente el derecho a la vivienda y el hábitat de todos y todas, hay que
partir de la siguiente premisa: No se satisface el derecho a la vivienda adecuada,
viviendo toda la vida en condición de inquilino; el arrendamiento puede tener mucha
pertinencia social, si se entiende y se estimula como una forma de solución transitoria
hasta la obtención de la propiedad de una vivienda, o para las estadías transitorias en
una localidad por razones de trabajo, u otras que no impliquen el establecimiento
definitivo.
De hecho encontramos en las relaciones arrendaticias de hoy, aunque de
manera excepcional, familias que no son grandes propietarios acaparadores de
viviendas, y que por razones diversas deciden arrendar por precios y con condiciones
arrendaticias que pueden considerarse justas, mereciendo por tanto toda la protección
y estímulo por parte del Estado en virtud de la responsabilidad social con la que
ejercen la propiedad de uno o varios inmuebles, mientras no desarrolle con ellos
prácticas violatorias de derechos, acaparadoras de la propiedad, mercantilistas o
especulativas, que se constituyan en formas de explotación del ser humano por el ser
humano; evitando mantener inmuebles desocupados ante la necesidad social de
viviendas.
También nos encontramos en esta realidad con inquilinas e inquilinos que
intentan generar condiciones injustas con arrendadoras y arrendadores responsables,
desde posiciones y prácticas también capitalistas y excluyentes que buscan
aprovecharse de las luchas de las organizaciones populares y las políticas
revolucionarias del Estado para apropiarse indebidamente en algunos casos incluso de
la vivienda principal y única de arrendadoras y arrendadores, que son pequeños
propietarias y propietarios con igual situación de necesidad con relación a la vivienda.
De allí, la importancia de diferenciar el arrendamiento especulativo y
explotador, de las relaciones arrendaticias justas y socialmente responsables. Siendo
43
necesario destacar que en nuestra realidad el marco económico, jurídico e ideológico
del capitalismo, ha favorecido la constitución de relaciones arrendaticias injustas,
especulativas y explotadoras que debemos superar, sin perder de vista la condición
mayoritaria de las inquilinas y los inquilinos económica y jurídicamente vulnerables.
Ahora bien, desde la óptica estructural de le Ley, como marco normativo se
establecieron un conjunto de instancias regulatorias que debe garantizar el Estado por
conducto de la Superintendencia Nacional de arrendamientos de Viviendas, las cuales
producto de la burocracia imperante en el sistema no han permitido generar la
seguridad jurídica necesaria para la población, entre estas instancias regulatorias nos
encontramos con la aplicación de una metodología científica reconocida
mundialmente para el cálculo de los cánones de arrendamiento, la cual no ha podido
aplicarse dado que el Ministerio del Poder Popular para Vivienda y Hábitat, debe
anualmente establecer el valor del metro cuadrado por tipología de inmueble y esto
no sucede, y al no tener un valor tan fundamental como lo es dicho valor, la
población queda desasistida para poder mantener una relación arrendaticia justa en el
entendido que el valor del canon o renta es fundamental.
Por otro lado tenemos, que luego de realizarse los procedimientos
administrativos o judiciales establecidos en la Ley, en los cuales se determina que
debe ejecutarse un desalojo de la vivienda el Estado por conducto de la
Superintendencia Nacional de Arrendamiento de Vivienda, debe proveer al inquilino
desalojado si este no tiene un lugar a donde mudarse de una vivienda transitoria o
definitiva, este elemento que persigue la protección del derecho humano a una
vivienda digna, ha generado un caos en el sector, dado que el Estado no tiene la
capacidad real para satisfacer la demanda de inmuebles, situación que sin duda deja
en un estado de indefención sobre todo a los pequeños arrendadores, quienes han en
muchos casos dejado de alquilar y en otros muchos tienen a inquilinos que producto
de las bondades de la Ley no están dispuestos a desocupar e incluso a pagar el canon
justo.
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Como muestra la contracción de la oferta inmobiliaria como consecuencia de
la entrada en vigencia de la Ley para la Regularización y Control de los
Arrendamientos de Vivienda, las consecuencias de la aplicación de la Ley son
contrarias a sus intenciones. En lugar de estimular la oferta de arrendamientos y
proteger el derecho a la vivienda, ha perjudicado a los arrendatarios y a los
arrendadores. Si realmente se quiere ampliar el arrendamiento de viviendas como
mecanismo alternativo la carencia de vivienda por parte de la población, al respecto
se recomienda, se genere un escenario donde se pueda reformar el texto normativo
para que las condiciones en las cuales el Estado no pueda cumplir con sus
obligaciones se trasladen a métodos o mecanismos más reales.
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Conclusión
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obligaciones. En resumen, con una legislación equilibrada que cimiente la confianza
de ambas partes para hacer posible la oferta de alquileres de viviendas.
Para impedir eficazmente la especulación y los abusos de ambas partes en los
arrendamientos de viviendas, debe haber abundancia de viviendas en oferta, de
alquiler y venta, acompañada con una legislación equitativa, en la cual impere un
sano equilibrio entre derechos y deberes.
Las leyes en general se promulgan para normar una realidad existente,
descontrolada, injusta, abusiva, en fin, inequitativa, para resolver un problema o para
que sirvan de motor a alguna transformación deseable en una sociedad concreta.
En fin, que la vivienda en alquiler y sub-arriendo es una de las piezas que
deben estar presentes tanto en la política de vivienda y hábitat como en la legislación,
porque tanto la vivienda en propiedad como en arrendamiento pueden ser viviendas
adecuadas y dignas.
Aunque hay una tendencia tanto de las familias como de las políticas estatales
a privilegiar la vivienda en propiedad, la vivienda en alquiler es una opción y una
necesidad para muchos individuos y núcleos familiares. Hay que estimular que esta
alternativa exista, lo que supone que se le haga un espacio que una legislación
adecuada pueda satisfacer a quienes la prefieren o requieren para atender sus
requerimientos habitacionales.
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Bibliografía
Libros.
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Leyes.
Código Civil de Venezuela. (1982). Gaceta Oficial de la República de Venezuela No.
2.990. 26-07-1982.
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