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Matamoros
nécdotas
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EL LADO BRILLANTE DEL AJEDREZ - A. Chernev - Traducción J.L. Matamoros
miembros, que resultó ser el campeón del club, cortésmente lo invitó a jugar una partida,
evidentemente sin sospechar la identidad del extraño de aspecto tranquilo. Jugaron dos
partidas, y en ambas ocasiones Lasker condujo las aperturas hacia canales extraños y poco
convencionales, de las cuales surgieron complejos medio juegos. Como solía ser el caso
incluso contra los más grandes maestros, era Lasker quien veía más adelante y se abría camino
infaliblemente a través del laberinto de complicaciones que de estas surgían. El campeón del
club sorprendido por sus dos derrotas y le dijo a Lasker con perpleja admiración: “Debe ser
bastante fuerte para vencerme, porque me llaman el Lasker de este club, ¡y sabe usted lo que
eso significa!”
LA CONCEPCIÓN PROMEDIO DE UN FILÓSOFO, MATEMÁTICO Y MAESTRO
DE AJEDREZ (y Lasker fue los tres en uno) es que es un individuo serio y severo, que
nunca tiene pensamientos frívolos. Lasker, con su agudo sentido del humor, desmentiría
esa definición. Hubo una vez en la que jugó y perdió deliberadamente una partida informal
contra un extraño. Su oponente no sabía que estaba jugando con el gran Dr. Lasker, porque
se ofreció a darle la ventaja de un Caballo. Lasker aceptó y volvió a perder a propósito. Luego
dijo: “Creo que la ventaja de un Caballo da más probabilidades a quien la ofrece. Puede
hacer que la Torre dama entre en juego rápidamente y preparar un fuerte ataque. Déjeme
intentar darle la ventaja de un Caballo”. El adversario de Lasker le aseguró que, con la ventaja
de un Caballo, él (Lasker) no tendría ninguna posibilidad. Sin embargo, intentaron una
partida y Lasker ganó. “Verá”, dijo Lasker, “eso prueba mi afirmación. Ahora deme usted
una ventaja”. Volvieron a jugar y Lasker perdió. Ahora Lasker dio la ventaja y ganó. Después
de unas cuantas partidas más en las que alternaron entregando un Caballo, con el resultado
de que siempre ganaba el que daba la ventaja, el oponente de Lasker, desconcertado por la
“prueba”, se levantó y dijo: Creo que tiene razón después de todo. ¡Parece ser una ventaja dar
un Caballo!”
EN OTRA OCASIÓN, LASKER MANTUVO SU IDENTIDAD EN SECRETO de su
oponente, quien, como sucedió, era ciego, pero un jugador más fuerte que muchos hombres
que “tienen ojos, pero no ven:” Fue después de que Lasker desatara algunos tremendamente
poderosos movimientos que el ciego levantó la cabeza, sonrieron y dijo, “Ah, Dr. Lasker,
supongo”.
STEINITZ ME RECUERDA ALGO O BRAHMS. En apariencia, ambos eran bajos
y algo corpulentos. Ambos tenían frentes altas y anchas, ojos brillantes y bocas sensibles.
¡Incluso sus barbas se parecían! Sus carreras también parecían correr paralelas. No solo
nacieron con tres años de diferencia entre sí, y no solo murieron con tres años de diferencia,
sino que ambos tuvieron la difícil tarea de convencer a un mundo escéptico de sus habilidades,
cuando sus predecesores inmediatos habían sido fuerzas tan dominantes en sus respectivos
campos. Steinitz tenía que demostrar que era igual al gran genio Paul Morphy, mientras que
Brahms tenía que demostrar que sus sinfonías estaban a la altura de las majestuosas obras de
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EL LADO BRILLANTE DEL AJEDREZ - A. Chernev - Traducción J.L. Matamoros
Beethoven. Es digno de mención a este respecto, que la primera sinfonía de Brahms a veces
se llama número 10 como si fuera la décima de la pluma de Beethoven. Ambos lograron sus
ambiciones, Steinitz al dominar el mundo del ajedrez no solo por ser su campeón durante
veintisiete años, sino también por sus escritos teóricos y la pura fuerza de su personalidad.
Brahms alcanzó la eminencia más lentamente, pero cuando llegó el reconocimiento total, se
expresó en la forma complementaria de convertirlo en miembro de un grupo pequeño pero
distinguido: los tres B, los otros dos eran Bach y Beethoven. Para concluir la comparación,
ambos tenían críticas agudas y mordaces por opiniones que no estaban de acuerdo con las
suyas, y un ingenio ácido y ardiente que no perdonaba al oyente. No es de extrañar, entonces,
que abunden las anécdotas sobre Steinitz y Brahms ...
MUCHOS MAESTROS DE AJEDREZ HAN TENIDO QUE JUGAR POR
CHELINES en sus primeros días, y Steinitz no fue la excepción. Uno de los mejores clientes
de Steinitz fue el rico banquero vienés Gustave Epstein. Durante una de sus partidas, Steinitz
se tomó un poco más de tiempo que de costumbre para analizar las complejidades de una
posición difícil, y su oponente lo instó con un “¡Nuh!” (“bueno, bueno” o “vamos, vamos”
es el equivalente más cercano en español). Steinitz hizo su movimiento, y poco después el
juego comenzó a girar a su favor. Ahora era Epstein quien empezó a pensar largo y tendido, y
Steinitz quien trató de apresurarlo con un “¡Nuh!” El banquero se volvió hacia él con fiereza y
le dijo: “¡Señor, no olvide quién es usted y quién soy yo!” Y poniéndose de pie para enfatizar
su importancia, “¡Soy Epstein!” Rápido como un relámpago, Steinitz replicó: “En el Banco,
usted es Epstein y yo soy Steinitz. ¡Sobre el tablero de ajedrez soy Epstein y usted es Steinitz!”
STEINITZ HABÍA ESTADO DANDO LA VENTAJA DE UN CABALLO A UN
AFICIONADO, y con regularidad había estado “superando de los obstáculos”. Este día en
particular, sin embargo, el aficionado había estado jugando “encendido”. Steinitz, buscando
la causa de esta repentina mejora, advirtió una circunstancia peculiar. Cada vez que su
oponente estaba a punto de caer en una trampa o hacer un movimiento perdedor, su mano
se detenía a mitad de camino en el aire, y se quedaba como si estuviera paralizado. Luego
volvía a mirar la posición y hacía un movimiento mejor. Steinitz sospechaba que Jenkins, un
jugador fuerte sentado cerca de ellos y mirando, estaba transmitiendo algún tipo de señal
al aficionado. Steinitz decidió observar y escuchar con atención. Efectivamente, cuando se
alcanzó la siguiente posición crítica y la mano de su adversario se mantuvo suspendida en
el aire nuevamente, Steinitz escuchó un leve ruido, como si Jenkins hubiera golpeado el pie
del aficionado. Steinitz hizo sus planes, tanto dentro como fuera del tablero. Todavía estaba
una pieza por detrás y en una posición perdedora, pero podía tender una pequeña trampa.
Hizo un movimiento, un movimiento astuto y sutil. Era cierto que el aficionado podía ganar
sacrificando su caballo, pero cualquier retraso perdería. El aficionado vio la posibilidad y le
pareció bien. Estaba a punto de entregar su caballo, cuando Steinitz presionó su pie. Vaciló,
miró de nuevo al tablero y una vez más volvió atrás. Steinitz volvió a pisarle el pie, esta
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EL LADO BRILLANTE DEL AJEDREZ - A. Chernev - Traducción J.L. Matamoros
vez con un énfasis inconfundible. El aficionado, ahora completamente convencido de que
el sacrificio era malo, hizo lo que pensó que era un movimiento de espera. “Oh idiota”, gritó
Jenkins, que no pudo soportarlo más, - ¿por qué no sacrificaste el caballo y ganabas de una
vez?” “¿Sacrificar el caballo?” “¡Por supuesto!” “¿entonces por qué diablos, “dijo el aficionado
acosado” pisaste mi pie cuando estaba a punto de hacerlo? “
FUE EN EL SIMPSON’S COFFE HOUSE DONDE STEINITZ SOLÍA JUGAR A
TODOS LOS INTERESADOS A MEDIO SOBERANO POR PARTIDA. Uno de sus
mejores clientes, con mucho dinero en efectivo, pero con poca capacidad, perdía partida tras
partida, semana tras semana. Regularmente y sin variación jugaba, perdía y pagaba, jugaba,
perdía y pagaba. Fue después de una larga serie de estas partidas (con medio soberano para
igualar) que un amigo de Steinitz lo llevó a un lado y le advirtió: “Cuidado con matar a la
gallina de los huevos de oro. Le ganas a este tipo una y otra vez invariablemente ... Debes
haberle ganado cientos y cientos de partidas. Pronto se desanimará. ¿Por qué no perder
adrede, aunque sea solo una vez, para animarlo? “Steinitz pensó que era un buen consejo, y la
próxima vez que jugó hizo los peores movimientos que pudo encontrar, incluso como último
recurso puso en riesgo su Dama. A su oponente le tomó tres movimientos más ver que podía
hacerse de la Dama. Steinitz, por supuesto, se rindió inmediatamente y comenzó a preparar
las piezas para otra partida, pero esta nunca se jugó. El tipo salto gritando: “¡Oh, qué día
glorioso! He logrado mi objetivo, ¡he vencido al campeón del mundo!” Salió corriendo del
café, y esa fue la última vez que Steinitz lo vio.
INCLUSO UN MAESTRO TAN HÁBIL COMO STEINITZ EN EL ARTE DE LA
RÉPLICA podía a veces que- darse sin palabras. Hubo una vez que un aficionado le pidió a
Steinitz que le mostrara los mejores movimientos de la Defensa de los Dos Caballos. “Hay
un gran libro ente- ro escrito por Bilguer en alemán sobre esa apertura”, respondió. “¿A qué
variante en particular se refiere?” El buscador del conocimiento no supo cómo describirla.
“Bue- no”, dijo Steinitz, “tal vez la reconozca si le muestro una o dos de las principales líneas
de juego”. “Muchas gracias” fue la respuesta. De modo que Steinitz procedió a recitar la
conocida variante en la que las blancas sacrifican su caballo por el peón de alfil rey en el
sexto movimiento. El aficionado miró durante algún tiempo con atención y finalmente dijo:
“Esa no es la Defensa de Dos Caballos a la que me refería. Lo que quiero saber es esto: el Sr.
Blackburn siempre me da la ventaja de dos Caballos, ¡y nunca sé cómo defenderme!”
ALGUIEN LE PREGUNTÓ UNA VEZ A STEINITZ CUÁLES ERAN SUS
POSIBILIDADES (DE STEINITZ) de ganar el torneo en el que estaba jugando. Steinitz
dijo que tenía una ventaja sobre todos los demás competidores: “¡Todos los demás tienen que
jugar contra Steinitz, pero yo no!”
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EL LADO BRILLANTE DEL AJEDREZ - A. Chernev - Traducción J.L. Matamoros
VEZ que no creía que ni siquiera Dios tendría posibilidades si le diera un peón de ventaja!
ERA AL FINAL DE LA CARRERA DE STEINITZ, cuando ya no se le temía como
uno de los oponentes más peligrosos, cuando se despachó con una hermosa victoria en una
partida de torneo. Al ser felicitado por su excelente victoria, Steinitz respondió con su estilo
característico: “Puede que sea un viejo león, pero si alguien me mete el dedo en la boca, ¡lo
morderé!”
HACE CIEN AÑOS NO EXISTÍA EL TÍTULO DE “Campeón del Mundo”. Si hubiera
habido uno, Howard Staunton, el entonces mejor jugador de Inglaterra, podría haberlo tenido.
Staunton tenía una gran reputación y era celoso de ella. Una vez se enfrentó a Lowenthal,
un maestro rival, y le reclamó: “Tengo entendido, señor Lowenthal, que ha publicado una
declaración en su columna de ajedrez en la que expresa que me ha ganado la mayoría de las
partidas”. “Escribí eso”, respondió Lowenthal. “Tendrá que retractarse de esa afirmación en
su próximo número”, dijo Staunton. Pero le gané la mayoría de las partidas que jugamos “,
dijo Lowenthal.” Eso no importa “, respondió Staunton,” ¡debe retractarte de la declaración! “
EL AJEDREZ DE TORNEO PUEDE SER LENTO Y SERIO, pero no para Rudolf
Charousek. El joven maestro húngaro, que por cierto una vez copió todo el monumental
German Handbuch, hizo su movimiento, lo anotó, apretó el botón del reloj y se fue a ver
qué estaba acaeciendo en los otros tableros. Fue en este estilo que él (Charousek) estaba
jugando con Winawer, cuando Winawer protestó: “Mi querido señor, ¿podría sentarse, en
lugar de salir corriendo como lo hace?” “No hay nada en las reglas que me impida hacer
un movimiento y regresar cuando sea nuevamente mi turno”, dijo Charousek. “Sí, sí, lo sé”,
respondió Winawer, “¡pero me gustaría ver quién es mi oponente!”
ROBY ESTABA JUGANDO AJEDREZ RELÁMPAGO CON UN OPONENTE que
era conocido por ser aficionado al licor fuerte. En un momento, la posición era tal que Roby
tenía tres piezas en prise (no defendidas). Pensando en apresurar a su adversario para que
hiciera la captura equivocada, Roby dijo: “Bueno, Sr. Bacchus, ¿qué va a tomar?” “Gracias”,
fue la respuesta instantánea, “tomaré un whisky escocés”.
HACIA EL FINAL DE UNA PARTIDA DE TORNEO, con una posición de tablas
en el tablero, Louis Paulsen seguía mirando la posición con una expresión en blanco en su
rostro. Su adversario, que no qu ería ganar el juego en el límite de tiempo, interrumpió sus
meditaciones preguntándole en qué estaba pensando, ya que el juego era tablas y ninguna
de las partes podía intentar nada. “¿Pensando en eso?”, Dijo Paulsen, “Porque si empatamos,
tengo la jugada en el próximo juego, y estaba pensando qué apertura debería jugar”.
ALEXANDER LOUIS HONORÉ LE BRETON DESCHAPELLES no solo era uno de
los mejores jugadores de whist (El whist es un juego de naipes. Se utiliza una baraja francesa,
que consta de 52 naipes y se establecen dos parejas adversarias.) de Europa, sino que también
era un experto en billar, un mago en el juego de damas y aspirante al campeonato mundial
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EL LADO BRILLANTE DEL AJEDREZ - A. Chernev - Traducción J.L. Matamoros
de ajedrez (él había aprendido los movimientos y se había convertido en Maestro en cuatro
días). Según su propia historia, fue en un café de Berlín donde se ofreció a jugar partidas
dando ventaja de una torre. Aceptado el desafío, jugó tres partidas, de las cuales ganó dos,
y empató una. No esperaba encontrar una mayor oposición, porque como él dice, “Durante
veinte años di la ventaja de un peón y dos movimientos a los mejores jugadores de Europa”.
Más adelante, al final de las guerras napoleónicas, Deschapelles se dedicó a la jardinería.
Por supuesto, cultivó melones más finos que cualquier otro productor, y su fruta adornaba
con frecuencia la mesa del Rey. Por esta época George Walker en “Bell’s Life” arrojó algunas
dudas sobre la historia de Berlín; con lo cual Deschapelles estalló, y aunque no había jugado
al ajedrez durante quince años, desafío a las Islas Británicas a jugar una partida por 500 libras
y en las mismas condiciones. El desafío fue aceptado y Perigal, el secretario del London
Chess Club, fue enviado para arreglar los detalles. Perigal volvió jadeando: “M. Deschapelles
es el mejor jugador de ajedrez de Francia; M. Deschapelles es el mejor jugador de billar de
Francia; M. Deschapelles es el mejor jugador de whist en Francia; M. Deschapelles es el
mejor cultivador de calabazas” en Francia, y el señor Deschapelles es el mayor mentiroso de
Francia”.
UNO DE LOS MIEMBROS DEL ANTIGUO BROOKLYN CHESS CLUB era un buen
telegrafista, pero un pobre jugador de ajedrez. Pillsbury solía darle la ventaja de dos torres y
ganarle con monótona regularidad. Después de una de estas sesiones, Pillsbury se ofreció a
aumentar la ventaja, pero el telegrafista insistió en que podía mantenerse firme. De hecho,
estaba seguro de que Pillsbury no ganaría otra partida esa noche. Mientras hablaban así, C. F.
Burille, buen amigo de Pillsbury, entró y se sentó a ver el siguiente desafío. El juego comenzó,
Pillsbury hizo sus movimientos con rapidez, calma y confianza, como correspondía a un
retador al título de Lasker. Su oponente también respondió a los movimientos de Pillsbury con
calma y confianza. Por alguna extraña razón, no eran los jugadores sino el espectador el que
estaba nervioso. Desde que comenzó el juego, Burille había estado golpeando repetidamente
la mesa con un lápiz. Algunos maestros pueden llegar a sentirse molestos con una audiencia
semejante, pero no Pillsbury. Se concentró en la posición que tenía ante él. ¡Y bien podría
concentrarse! Pues su otrora tonto oponente estaba jugando un ajedrez maravilloso. No
solo evitó cada una de las trampas de Pillsbury, sino que en realidad tuvo la presunción
de llevar a cabo algunas trampas ingeniosas propias. Pillsbury se mantuvo alejado de ellas,
pero la ventaja de torres era demasiado en contra de un antagonista que estaba jugando un
ajedrez magistral. Pillsbury perdió el juego y luego perdió dos más. Se levantó de la mesa
con expresión perplejo, y fue solo entonces cuando sus compañeros del club le contaron
el secreto. Su buen amigo Burille, que sabía bastante sobre ajedrez y sobre telegrafía, había
estado haciendo tapping (golpeando) con su lápiz dando los movimientos ganadores para el
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EL LADO BRILLANTE DEL AJEDREZ - A. Chernev - Traducción J.L. Matamoros
oponente de Pillsbury.
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EL LADO BRILLANTE DEL AJEDREZ - A. Chernev - Traducción J.L. Matamoros
San Sebastián: “Durante tres horas, Nimzowitch había estado haciendo una sucesión de
los movimientos más incomprensibles y aparentemente sin propósito que alguien haya
hecho contra mí. No pude entender sus intenciones. Finalmente amenazó con mate en
un movimiento; naturalmente, me protegí contra la amenaza, y luego el juego se acabó en
tablas. Imagínense mi sorpresa cuando se acercó a mí y me dijo: “¿A qué estabas jugando esta
mañana? ¡No parecías tener un plan de ningún tipo!”
ADOLF ANDERSSEN, GANADOR DEL PRIMER GRAN TORNEO
INTERNACIONAL de ajedrez celebrado en Londres en 1851, regresaba a Breslau, su ciudad
natal. Si fue el horario incierto del tren, o si fue porque era un extraño en tierra extranjera,
no lo sé, pero se encontró varado en un lugar apartado durante una noche entera esperando
un tren. ¿Qué hace un maestro de ajedrez en tal situación? Anderssen preguntó el camino
al club de ajedrez local. Allí, sin revelar su identidad, se enfrentó con el campeón del club.
Anderssen ganó el primer juego rápidamente, luego sugirió la posibilidad de dar un caballo
de ventaja. Otra rápida victoria, luego ofreció la ventaja de una torre. Cuando había vencido
al campeón con la ventaja de Torre, no le quedaba nada más que probar un juego con la
enorme ventaja de una dama. Una vez más, Anderssen ganó, y su oponente, asombrado más
allá de toda medida, dijo: “Soy el jugador más fuerte del distrito y nunca he conocido a nadie
que pueda darme ventajas, y mucho menos una dama. ¿Cómo se llama usted?” Anderssen”
fue la respuesta. “Entonces, el gran Anderssen. No me extraña que me pueda dar una dama
de ventaja” “No”, respondió Anderssen, no soy ese Anderssen, pero lo conozco. ¡Un amigo
mío que me da una dama es amigo suyo, y Anderssen le da una dama!”
ARTHUR DAKE PARECÍA ESTAR PROFUNDAMENTE ABSORTO en una
partida que se jugaba en el torneo del Campeonato Femenino de Estados Unidos de 1938. La
Sra. Marshall, ansiosa por una opinión sobre el probable resultado, se aventuró a preguntar:
“¿Qué piensa, Arthur?” Dake echó otro vistazo al tablero y a las concursantes, y respondió:
“Ambas son muy delgadas, ¿no?”
HAY TANTAS VERSIONES DE ESTA ANÉCDOTA que amenaza con volverse
apócrifa. Así es como la escuché en 1927, cuando ocurrió. . . La escena fue en Nueva York
durante el famoso Torneo Internacional que iba a decidir el retador lógico para el título de
Capablanca. Los actores principales de nuestra historia son Nimzowitch y Vidmar. Cuando
comenzó la partida, Vidmar encendió un cigarro, dio algunas bocanadas, hizo su movimiento
y se reclinó sobre el asiento. El hecho de fumar molestó a Nimzowitch, pero de acuerdo con las
reglas del torneo, no podía hablar con Vidmar y pedirle que se detuviera. Cualquier solicitud
de este tipo tenía que provenir del comité del torneo. Nimzowitch hizo su movimiento, marcó
su reloj y dejó la mesa para consultar al comité. El comité consideró razonable la solicitud de
Nimzowitch, y uno de sus miembros se acercó a Vidmar y le susurró algo al oído. Vidmar no
hizo ningún escándalo, sino que apagó tranquilamente su cigarro. Unos momentos después,
Nimzowitch nuevamente volvió a protestar ante el comité del torneo. “Pero”, dijo uno de
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EL LADO BRILLANTE DEL AJEDREZ - A. Chernev - Traducción J.L. Matamoros
ellos mirando en dirección a Vidmar, “su oponente no está fumando”. “Sí, sí, lo sé”, dijo
Nimzowitch, “¡pero parece que quiere hacerlo!”
EL TORNEO DE CAMPEONATO DE ESTADOS UNIDOS DE 1936 aún estaba en
curso, y Reuben Fine hacía tiempo que se había deshecho de su oponente. Sin embargo,
todavía se demoraba, paseando por el patio interior reservado para los jugadores, viendo las
partidas aún sin terminar cuando Dake se unió a él. Tocó a Fine en el hombro y dijo:
—TU MOVIMIENTO, REUBEN AUTOMÁTICAMENTE Y SIN DUDARLO, Fine
se acercó a la mesa en la que había estado jugando cuatro horas antes, ¡listo para hacer su
movimiento contra un oponente que hacía mucho que se había ido a casa!
EL HOMBRE COMÚN TAL VEZ NO SUPIERA NADA SOBRE EL MEJOR JUEGO
DEL MUNDO, pero sí sabía que José Raúl Capablanca era el Sr. Ajedrez. Era mucha la
facilidad y gracia sin esfuerzo con la que se deshacía de sus competidores. El ajedrez era un
juego lógico pero sencillo, como lo jugaba él. Pero no siempre las cosas eran así de fáciles,
incluso para el poderoso cubano. Hubo una ocasión en que Capablanca tuvo que jugar una
partida de “el resto es cuestión de técnica” contra Yates. Capa estaba vestido para jugar al
tenis, ya que esperaba acabar con el inglés rápidamente y luego dedicar el resto de la tarde al
tenis. Pasaron horas y horas de dura lucha, y Yates continuaba resistiendo. Cuando el juego
finalmente terminó, el sol se había puesto hacía mucho tiempo y había oscurecido. Yates
miró hacia afuera, se volvió hacia Capablanca y le dijo: “¿Todavía quiere jugar al tenis, Sr.
Capablanca?”
EN MARGATE, EN 1935, SE ALCANZÓ EL APOGEO DEL CULTO AL HÉROE
cuando un niño se acercó a un espectador del torneo y le pidió su autógrafo. El espectador
explicó que él no era un gran jugador de ajedrez, ni estaba particularmente dotado en ningún
otro campo. En resumen, su autógrafo no podría tener ningún valor. “Pero por favor, señor”,
dijo el muchacho, “¡lo vi hablando con Capablanca!”
LA INGENIOSA EVALUACIÓN DE HAROLD MORTON DE UN JUEGO que se
estaba jugando entre Herman Steiner y George Treysman en Chicago en 1937 ...... “Vi que
Steiner ganaba peón en el intercambio, pero también vi una mirada vidriosa en los ojos de
Herman. Intuitivamente supe por la mirada vidriosa que valía la pena el cambio “.
KOLTANOWSKY, EL EXTRAORDINARIO VIRTUOSO DE LAS PARTIDAS A
CIEGAS (¡ha jugado hasta treinta y cuatro partidas de ajedrez con los ojos vendados, a la
vez!) estaba preparado para demostrar su destreza en el juego de simultáneas con los ojos
vendados. Justo antes del inicio de la exposición se le acercó uno de los concursantes, quien
le preguntó tímidamente: “¿Le importa mucho, señor Koltanowsky, si utilizo un juego de
piezas pequeñas?”
PIEZA DE CONVERSACIÓN EN EL TRANSCURSO DE UN JUEGO: Sir George
Thomas a Koltanowsky: “Veo que ha perdido material en el intercambio. ¿Lo perdió o lo
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EL LADO BRILLANTE DEL AJEDREZ - A. Chernev - Traducción J.L. Matamoros
sacrificó? Koltanowsky a Sir George Thomas:” ¿Cómo voy a saberlo? Se lo diré cuando
termine el juego. Si gano, fue un sacrificio. Si pierdo, entonces fue un error “.
FINE Y KOLTANOWSKY JUGARON UNA PARTIDA QUE EN EL MOMENTO
DEL APLAZAMIENTO PARECÍA UN EMPATE, ya que los peones estaban igualados y
los alfiles eran de distinto color. “¡Debe ser un empate!” dijo Koltanowsky. “Victoria teórica
para las negras”, fue la respuesta de Fine. Koltanowsky se dirigió a Tartakover en busca de
su opinión. Tartakover tenía su propia visión de la situación. Su juicio fue: “Es una victoria
teórica para las negras, porque Fine es el mejor jugador”.
DURANTE EL TORNEO DE LENINGRADO EN 1937, Levenfish le pidió a Fine
que jugara una partida blitz con Tolush, quien vencía a todos con consumada facilidad
en ese estilo de juego. Fine consintió, pero como estaba algo cansado por sus partidas del
torneo, perdió en quince movimientos. “¿Otra partida?” preguntó, ansioso por recuperar su
reputación. Pero su oponente solo lo miró con desprecio y se alejó murmurando algo poco
halagador sobre la habilidad de Fine.
GYULA BREYER, CUYAS TEORÍAS SOBRE EL AJEDREZ HIPERMODERNO
influyeron tanto en Reti, parecía destinado a incendiar el mundo del ajedrez cuando una
muerte súbita interrumpió su carrera. Fue al principio de esa breve carrera cuando Breyer
se encontró participando en un torneo húngaro. En una de las rondas su adversario fue von
Balla, un jugador bastante fuerte. Breyer, con su amor por la originalidad, rápidamente llevó
la partida a canales desconocidos. Con cada movimiento, la posición en el tablero se volvía
cada vez más fantásticamente complicada, pero aparentemente von Balla no se vio afectado
en absoluto por sus complejidades. Llegaron a una etapa en la que le tocaba, mover a von
Balla. Éste miró el tablero como si se sintiera satisfecho de algo, se volvió hacia Breyer y dijo:
“¡Deseo anunciar jaque mate en tres movimientos!” Y al ver el rostro impávido de Breyer.
Balla sintió que algo andaba mal y examinó la posición con más atención. Vio que había
calculado mal. “Lo siento”, le dijo a Breyer, “es mate en cuatro movimientos, no en tres”. Balla
esperó la rendición, pero su oponente no pronunció palabra. Sólo una mirada de regocijo
tolerante. De nuevo Balla se volvió hacia el tablero. No, no había mate en cuatro movimientos.
Y si no había mate, ¿entonces qué? Cuanto más miraba, más desesperado parecía su juego.
Miró, pensó, analizó, y luego sin hacer un movimiento ... von Balla dimitió!
EN SU TEMPRANA JUVENTUD, LA HABILIDAD DE SALO FLOHR AÚN
NO ERA RECONOCIDA hasta el punto en que no era invitado a participar en torneos
internacionales. Flohr se contentaba con quedarse en casa y esperar a que regresaran los
maestros, cargados con premios en metálico. Para luego jugar con ellos Skittle chess (ajedrez
casual en salas designadas en los torneos donde los jugadores examinen las partidas). Tiempo
después tarde, cuando Flohr fue admitido en los torneos de alto nivel, estaba seguro de que
estaría entre los ganadores de premios. Fue en Nottingham en 1988 cuando sorprendió a
todos al decir que esperaba ganar todos los premios. “Bueno”, dijo Flohr, “cuando tomé el
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EL LADO BRILLANTE DEL AJEDREZ - A. Chernev - Traducción J.L. Matamoros
ascensor hasta las salas de juego, escuché al operador decir:” Primer Flohr “, luego” Segundo
Flohr “, luego Tercer Flohr”.
EN TORNEO DE HASTINGS, FLOHR YA HABÍA TERMINADO SU PARTIDA.
Era tarde y era hora de irse a casa a descansar, pero Flohr, como todos los demás ajedrecistas,
odiaba irse. Dio una última mirada a su alrededor y allí en un rincón estaba Sapira, una de
las concursantes, moviendo las piezas de aquí para allá, sin duda analizando alguna partida
inconclusa. Flohr se acercó, examinó la posición y propuso un movimiento. Entonces Sapira
señaló un bonito mate en respuesta. Flohr intentó otro movimiento. Y Sapira también
señaló una buena respuesta. Siguieron otros esfuerzos, y para cada uno de ellos Sapira
señalaba sonriendo una refutación ganadora. “Tienes un juego ganado allí”, dijo Flohr.
“Desafortunadamente, no” respondió Sapira, la sonrisa desapareció de su rostro, “Perdí la
partida. ¡Esta es una posición en que podría haberme metido!”
EL MAESTRO INGLÉS ALEXANDER, QUE LOGRÓ CIERTA INMORTALIDAD
AL GANARLE UNA PARTIDA A BOTVINNIK en el reciente Match radial entre Inglaterra
y la Rusia soviética, cuenta esta historia sobre sí mismo ... Era un pasajero en el tren que
regresaba del match Hampshire-Devonshire, en el cual fue el primer tablero. Ansioso por
echar otro vistazo al juego que acababa de terminar, preparó su juego de ajedrez de viaje. Un
anciano que estaba sentado frente a él se aventuró a preguntarle a Alexander si le gustaría
jugarle una partida, afirmando que se había interesado mucho por el ajedrez unos cuarenta
años antes. Con espíritu aventurero, y posiblemente un poco desdeñoso de la habilidad
de un desconocido, Alexander intentó un Gambito de Muzio, ¡¡y perdió!! Jugaron otro, y
como dice Alexander, “Se las arregló para ganar de nuevo”. Cuando se despedían, el anciano
dijo: “Cuando vi el nombre “Asociación de Ajedrez de Hampshire” en uno de sus libros de
puntuación, temí que pudiera ser un jugador fuerte”.
RUBINSTEIN TENÍA PROGRAMADA UNA PARTIDA CONTRA NORMAN EN
UNA DE LAS RONDAS DEL TORNEO DE HASTINGS EN 1926. Norman estaba listo,
pero no había señales del gran maestro polaco. Las reglas son reglas, y el reloj de Rubinstein
fue puesto en marcha por un funcionario. El tiempo corrió durante media hora, tres cuartos
de hora y luego una hora. Aparentemente, Rubinstein iba a perder esta partida por tiempo,
cuando uno de los oficiales del torneo pensó en ir buscarlo a su hotel. Efectivamente, el Gran
Maestro estaba en su habitación durmiendo tranquilamente, ajeno al hecho de que tenía que
jugar. Lo despertaron rápidamente y lo llevaron al salón del torneo, donde descubrió que
solo le quedaban treinta minutos para hacer sus primeros cuarenta movimientos. La partida
se perdió por tiempo, ¡pero no por parte de Rubinstein! ¡Fue su oponente quien excedió el
límite de tiempo!
TARTAKOWER ESTABA DANDO UNA EXHIBICIÓN DE PARTIDAS
SIMULTÁNEAS en Zandvoort contra treinta oponentes. Durante el transcurso de la
exhibición, uno de los concursantes pidió café. Por error, la camarera dejó el café en el lado
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EL LADO BRILLANTE DEL AJEDREZ - A. Chernev - Traducción J.L. Matamoros
del tablero de Tartakower. Cuando Tartakower se acercó para hacer su movimiento, vio
el café y, pensando que era para él, se lo bebió. Su adversario aparentemente no vio nada
gracioso en ello y estaba tan molesto por la pérdida de su café que cometió varios errores
seguidos y perdió rápidamente. Un espectador felicitó a Tartakower por haber jugado una
buena partida en ese tablero. “Mi oponente dejó una copita de café in prise (indefenso)”,
respondió el gran maestro, “un error que arruinó su juego”.
ALEKHINE Y BOGOLJUBOW HABÍAN LIBRADO MUCHAS AMARGAS
LUCHAS sobre el tablero en innumerables torneos y matches. Cada uno estaba celoso de su
propia habilidad y nunca perdían la oportunidad de atropellar uno la del otro. Fue durante
un banquete que siguió a la conclusión de un torneo en el que ambos habían participado que
Bogoljubow hizo algunos comentarios despectivos “en tono amigable” dirigidos a Alekhine,
Alekhine a modo de respuesta, describió un sueño que tuvo. En este sueño Alekhine estaba
muerto y fue llevado a las Puertas del Cielo. San Pedro lo saludó y le preguntó cuál había sido
su profesión en la tierra. “Maestro de ajedrez y Campeón del Mundo”, respondió Alekhine.
“¿Maestro de ajedrez? Lo siento, pero no se permiten maestros de ajedrez en el cielo”.
Apesadumbrado, Alekhine se volvió, cuando de repente vio a su viejo amigo Bogoljubow
cómodamente sentado en una nube, probando una melodía con su arpa. “¿Por qué está
Bogoljubow?”, le dijo a San Pedro. “¿Qué está haciendo aquí arriba? ¿No es Bogoljubow un
maestro de ajedrez?” “Dios mío, no”, respondió San Pedro, “¡sólo cree que lo es!”
EL “MIRROR OF AMERCIAN SPORTS” PUBLICÓ UN PROBLEMA de cuatro
movimientos en su Torneo de Resolución en 1885, con el lema “Pequeños pasos”. Explicaron
que el problema se les había presentado para su publicación, en una carta que decía lo
siguiente:
Plainfield, N. J. Dic. 1885
Editor de ajedrez, Mirror:
A todos mis hijos les gusta jugar al ajedrez, y el niño más pequeño está particularmente
interesado en resolver los problemas que aparecen en su trabajo. Me pide que le envíe el
siguiente pequeño problema para participar en su concurso de premios, si lo considera
digno. El nombre del autor y la solución se encontrarán en el sobre, que espera que no lo
abran hasta que lo hayan resuelto.
Muy respetuosamente, Señora ----------
El 20 de febrero de 1886 el “Mirror” publicó este párrafo explicativo:
Al enviarnos “Pequeños Pasos”, la señora cuyo “hijo menor” compuso el problema
omitió (sin darse cuenta, por supuesto) la edad de su hijo menor. Ahora se nos informa que
son 45 años. Su nombre, por cierto, la buena anciana se olvidó de dar eso también, es Samuel
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EL LADO BRILLANTE DEL AJEDREZ - A. Chernev - Traducción J.L. Matamoros
Loyd. (Sam Loyd, Rey del Puzzle y un genio en la composición de problemas de ajedrez).
LA PIEZA DE AJEDREZ QUE CONOCEMOS COMO ALFIL, remite a un bufón de
la corte en Francia, y allí se llama le fou (el tonto). Fue mientras estaba en Francia cuando
Alekhine, Campeón del Mundo de Ajedrez, estaba mirando una partida entre dos wood-
pushers (ser llamado wood-pusher es un insulto, y significa que uno solo sabe mover las
piezas). Uno de los jugadores tenía ventaja material. Tenía dos alfiles contra la torre de
su oponente, e incluso peones, seguramente lo suficiente para ganar. Sin embargo, hizo
desaparecer su superioridad y casi empató la partida. Trató de explicar su pobre juego con el
argumento de que dos alfiles no siempre ganan. Entonces Alekhine se volvió y le susurró a
un amigo: “¡Deux fous gagnent toujours, mais trois fous, non!” (¡Dos tontos siempre ganan,
pero no tres!).
ESTO RECUERDA EL INGENIO DE TARTAKOWER: aquí también debemos
explicar que al Caballero se le llama caballo en alemán; “Manche Schachpartien spielen keine
vier, sondern sechs Pferde mit!” (¡En algunas partidas de ajedrez, no hay cuatro sino seis
caballos!)
ILLINGWORTH CUENTA LA HISTORIA DE UNA PARTIDA que vio entre dos
principiantes. A cada jugador solo le quedaba su Rey, pero seguían haciendo movimientos.
“No sirve de mucho seguir la partida”, aventuró. “Oh, por favor no diga nada”, respondió uno
de los concursantes, “podría cometer un error”. Illingworth pensó que esto era demasiado
bueno para disfrutarlo él solo, así que salió a buscar a algunos de sus amigos para así poder
compartir la diversión. Cuando Illingworth y sus amigos regresaron, evidentemente era
demasiado tarde, ya que los jugadores estaban guardando sus piezas. “¿Entonces descubrió
que era tablas?” preguntó a uno de ellos. “No, ganó él”, fue la respuesta. “¿Ganó él?” “¡Sí,
consiguió que su Rey pasara a la octava fila y coronó Dama!”
MACDONNELL SE ENTERÓ DE QUE BLACKBURNE ESTABA ENFERMO y fue
a visitarlo en su casa. “¿Cómo se siente?” le preguntó a Blackburne. “Mucho mejor que ayer”,
respondió Blackburne “Ayer estaba seguro de que tenía una partida perdida, pero ahora me
siento al menos Peón y me muevo mejor”.
SE CUENTA LA HISTORIA DEL HOMBRE QUE ENCONTRÓ A SU AMIGO
JUGANDO AL AJEDREZ CON UN PERRO. “Dime”, dijo con asombro, “¡imagínate eso!
¡Un perro jugando al ajedrez! ¡No es maravilloso!” “Nada de maravilloso”, respondió su
amigo, “¡Le gané dos partidas de las últimas tres!”
HUBO UNA VEZ UN MAESTRO DE AJEDREZ QUE SE GANABA LA VIDA CON
LOS TONTOS que frecuentan los cafés. Solía darles enormes ventajas, desde un Caballo
hasta una Dama. A pesar de la tremenda desventaja, el maestro en general se las arreglaba
para salir airoso. Sin embargo, de vez en cuando aparecía un cliente que le ponía las cosas
difíciles. No obstante, ello, nuestro héroe conocía uno o dos trucos que no se encontraban en
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EL LADO BRILLANTE DEL AJEDREZ - A. Chernev - Traducción J.L. Matamoros
los libros. Uno de ellos era enrocar y, al hacerlo, colocar su Torre con un movimiento rápido
en la casilla del Rey en lugar de colocarlo en la del Alfil. A partir de ahí, por supuesto, la Torre
se ahorraba un movimiento al entrar en el ataque, a menudo una ganancia de tiempo vital.
Por regla general, su adversario nunca sospechaba ningún engaño. Una vez, sin embargo, un
oponente de ojos agudos lo atrapó en el acto y lanzó un aullido de protesta: “¡Está poniendo
su Torre en la casilla equivocada! Se supone que debe colocarla en la casilla del Alfil. Esa
no es la manera de enrocar”. El maestro no se molestó en absoluto. “Esa es la forma en que
enroco yo”, respondió. “Siempre pongo mi Torre en la casilla del Rey. ¡Pero usted puede
enrocar a su manera, y yo enrocaré a la mía!”
OTRO DE SUS TRUCOS ERA SOSTENER EN SU MANO CERRADA UNA
TORRE que había sido capturada. En alguna etapa crítica de la partida, cuando su oponente
se encontraba bajo un ataque severo, golpeaba la Torre en el tablero con un movimiento
que hacía que pareciera que venía de una casilla cercana, y gritaba: “¡Jaque al Rey! ¡Está en
jaque hombre, y debe mover a su Rey!” El pobre aficionado con el que estaba jugando se
encontraba tan desconcertado por las amenazas que venían de todos los lados del tablero,
y tan ansioso por salirse del jaque de una vez, que nunca sospechaba que su oponente, el
maestro, ¡de repente estaba una Torre por delante!
EL AFICIONADO ME HABLABA DE LAS DIFICULTADES QUE TENÍA PARA
APRENDER los puntos finos del ajedrez. “Me dijo que había estado tomando lecciones de
uno de los mejores jugadores del mundo”. “A cambio, tenía que enseñarle a escribir a máquina.
¿Sabe lo que aprendí de mis lecciones con el maestro?” No dije, con un movimiento de
cabeza. “¡Nada, nada en absoluto! Mi maestro puso una posición de una de sus partidas y me
explicó,” yo moví aquí, y él respondió así, luego moví mi Caballo, y él respondió así. Luego
rechacé su último movimiento moviendo mi Alfil al lado del Rey, y él contraatacó jugando
su peón a Caballo tres. “En este punto lo interrumpí y dije:” No entiendo el significado
de los movimientos, e incluso si lo hiciera, no veo cómo puedo beneficiarme de este tipo
de explicación. ¿Cómo podría llegar a esta posición, para empezar? Su respuesta fue: “No
importa eso. Te mostraré otra posición: cambió las piezas rápidamente y comenzó de nuevo,”
Si yo voy allí, él va allí, entonces hago esto, y no le queda nada más que ...! Nuevamente lo
interrumpí con: “Esto no me está haciendo ningún bien. No sé de qué está hablando. ¿Por
qué no me aclara algunos de los principios?” “¿Principios? No hay principios. ¿Qué quiere
decir con principios? Deme un ejemplo”. “Bueno”, dije, “saca tus piezas lo más rápido posible
en la apertura”. Pareció pensativo por un momento y luego dijo: “Sí, es cierto”. Luego dijo:
“Deme otro principio”. “Coloca tus Torres en columnas abiertas” respondí. De nuevo pensó
por un momento y respondió con gravedad: “Sí, eso también es correcto” ¡Y antes de que me
diera cuenta, la noche terminó dándole yo lecciones de ajedrez al gran maestro!
LASKER SOLÍA SER RÁPIDO EN OTROS CAMPOS ADEMÁS DEL AJEDREZ.
Me había invitado a unirme a él y a un amigo, al que llamaremos Sr. Sin Nombre, a cenar.
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EL LADO BRILLANTE DEL AJEDREZ - A. Chernev - Traducción J.L. Matamoros
Pronto la conversación giró en torno a trucos y rompecabezas matemáticos. Intenté algunos
con Lasker, y él los resolvió todos sin perder un bocado. Intentar atraparlo fue una pura
pérdida de tiempo. El Sr. Sin Nombre pensó que esto era divertido, y tan fácil como parecía.
Quería probar el siguiente puzzle. Le dije: “Toma un número. Ahora duplíquelo, sume doce,
reste cuatro, multiplique por dos, resta ocho, suma seis. “¿Cuál es tu respuesta?” “Cuarenta
y tres”, respondió. “¡Correcto!” dije. “Muy bien”, reconoció, y luego, al darse cuenta de que
había sido engañado, se río. Lasker sonrió, se volvió hacia mí y dijo, “Cuarenta y tres no
es correcto. Es la respuesta equivocada. Permítame probarlo. No importa qué número se
seleccionó originalmente, duplicarlo lo convertiría en un número par. Sumando doce lo
dejaría par, al igual que restando cuatro, multiplicando por dos, restar ocho y sumar seis.
La respuesta final respuesta debe ser un número par. Así que su cuarenta y tres debe estar
equivocado, y el “¡Correcto! de Chernev está equivocado”.
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