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La Bendición de Dios Causará La Envidia de Los Demás.

El documento describe cómo Isaac sembró y cosechó en la Tierra Prometida y fue bendecido por Dios, lo que provocó la envidia de los filisteos vecinos. Luego relata cómo Isaac cavó pozos para encontrar agua y continuó siendo prosperado por Dios a pesar de la envidia.
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La Bendición de Dios Causará La Envidia de Los Demás.

El documento describe cómo Isaac sembró y cosechó en la Tierra Prometida y fue bendecido por Dios, lo que provocó la envidia de los filisteos vecinos. Luego relata cómo Isaac cavó pozos para encontrar agua y continuó siendo prosperado por Dios a pesar de la envidia.
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LA BENDICIÓN DE DIOS CAUSARÁ LA ENVIDIA DE LOS DEMÁS.

ISAAC SEMBRÓ
Desde que Abraham llegó a la Tierra Prometida, él y su familia habían llevado una vida
ambulante, trasladándose de un lugar a otro en busca de pastos para sus ganados. Por lo
demás, era difícil que se asentaran en un solo lugar, ya que eran extranjeros, y como tales
no se les permitía comprar tierra. No obstante, aunque Abraham venía de Ur, Isaac había
nacido en la Tierra de Canaán, y tal vez por eso tenía una conexión más fuerte con la
tierra.

Luego que Dios le confirmara la promesa de tierra y descendencia (Génesis 26:2-5), Isaac
comenzó a sembrar en la tierra y cultivarla.

(Génesis 26:1, 12-14) (1) Después hubo hambre en la tierra, además de la


primera hambre que hubo en los días de Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey
de los filisteos, en Gerar. (12) Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó
aquel año ciento por uno. Y el SEÑOR lo bendijo. (13) Y el hombre se
enriqueció, y siguió engrandeciéndose hasta que llegó a ser muy
poderoso; (14) pues tenía rebaños de ovejas y vacadas y mucha servidumbre,
y los filisteos le tenían envidia.

Isaac fue el primer patriarca que leemos que sembró y cosechó en la Tierra
Prometida, y Dios lo prosperó en abundancia.

ENVIDIA DE LOS VECINOS

Lamentablemente, la prosperidad de Isaac provocó envidia en los pueblos


vecinos, y por ello comenzaron a atacarlo.

(Génesis 26:15-16) Y todos los pozos que los siervos de su padre habían cavado
en los días de Abraham su padre, los filisteos los cegaron llenándolos de
tierra. (16) Entonces Abimelec dijo a Isaac: Vete de aquí, porque tú eres
mucho más poderoso que nosotros.

La envidia es un sentimiento negativo que lleva a la destrucción. El envidioso,


en lugar de imitar al que le va bien, busca destruirlo para que esté tan mal
como los demás.

¿Qué se puede hacer cuando uno es objeto de la envidia de otros? Lo que Isaac hizo fue
alejarse de ellos…

(Génesis 26:17-18) Isaac partió de allí, acampó en el valle de Gerar y se


estableció allí. (18) Isaac volvió a cavar los pozos de agua que habían sido
cavados en los días de su padre Abraham, porque los filisteos los habían cegado
después de la muerte de Abraham, y les puso los mismos nombres que su padre
les había puesto.

Isaac regresó a ver lo que su padre había hecho. ¿Cómo había vivido Abraham en
paz con sus vecinos? Él había hecho sus propios pozos. Pero aún de él habían
tenido envidia, y a su muerte los habían llenado de tierra.

Esto mismo se ha repetido recientemente en la historia de Israel. Cuando los judíos


desalojaron la Franja de Gaza, dejaron atrás casas, cultivos e
infraestructura. En lugar de tomarlos y usarlos para su beneficio, los palestinos
allanaron el lugar y destruyeron todo. Esa es la consecuencia cuando el odio y la
envidia son mayores que el amor propio.

POZOS

En la Tierra Prometida, el acceso al agua es esencial, tanto para los cultivos como para el
ganado. Sin una fuente de agua, no se puede mantener cultivos ni ganado. En
pocas palabras, no se puede sobrevivir. Dado que en el sur de Israel no hay ríos ni
lagos, la gente depende completamente de pozos o cisternas.

Por eso, para Isaac era muy importante buscar esa fuente de agua. También en
esto Dios lo bendijo, porque lo llevó a descubrir un pozo de aguas vivas: un manantial,
lo cual era muy codiciado en esa región.

(Génesis 26:19) Cuando los siervos de Isaac cavaron en el valle encontraron allí
un pozo de aguas vivas.

Esto suscitó aún más envidia en los vecinos.

(Génesis 26:20-22) Entonces riñeron los pastores de Gerar con los pastores de
Isaac, diciendo: El agua es nuestra. Por eso él llamó al pozo Esek, porque
habían reñido con él. (21) Cavaron otro pozo, y también riñeron por él; por eso
lo llamó Sitna. (22) Y se trasladó de allí y cavó otro pozo, y no riñeron por él;
por eso lo llamó Rehobot, porque dijo: Al fin el SEÑOR ha hecho lugar para
nosotros, y prosperaremos en la tierra.

Gerar—lit. lugar de habitación


Esek—lit. contienda
Sitna—lit. odio, dolor
Rehobot—lit. lugar espacioso, calle amplia

A David le pasó algo similar, y escribió un salmo al respecto:


(Salmo 18:17-27) Me libró de mi poderoso enemigo, y de los que me aborrecían, pues
eran más fuertes que yo. (18) Se enfrentaron a mí el día de mi infortunio, mas el SEÑOR
fue mi sostén. (19) También me sacó a un lugar espacioso; me rescató, porque se
complació en mí. (20) El SEÑOR me ha premiado conforme a mi justicia; conforme a la
pureza de mis manos me ha recompensado. (21) Porque he guardado los caminos del
SEÑOR, y no me he apartado impíamente de mi Dios. (22) Pues todas sus ordenanzas
estaban delante de mí, y no alejé de mí sus estatutos. (23) También fui íntegro para con
El, y me guardé de mi iniquidad. (24) Por tanto el SEÑOR me ha recompensado
conforme a mi justicia, conforme a la pureza de mis manos delante de sus ojos. (25) Con
el benigno te muestras benigno, con el íntegro te muestras íntegro. (26) Con el puro eres
puro, y con el perverso eres sagaz. (27) Porque tú salvas al pueblo afligido, pero humillas
los ojos altivos.

CONFIRMACIÓN EN BEERSEBA
El capítulo 26 de Génesis comienza y termina con la confirmación del Pacto con Isaac,
el mismo que el Señor había hecho con su padre Abraham.

Cuando Isaac fue a Beerseba, Dios se le volvió a aparecer a Isaac:

(Génesis 26:23-24) De allí subió a Beerseba. (24) Y el SEÑOR se le apareció


aquella misma noche, y le dijo: Yo soy el Dios de tu padre Abraham; no temas,
porque yo estoy contigo. Y te bendeciré y multiplicaré tu descendencia, por
amor de mi siervo Abraham.
De forma similar a su padre, también Isaac construyó allí un altar e invocó el Nombre del
Señor.
(Génesis 26:25) Y él construyó allí un altar e invocó el nombre del SEÑOR y
plantó allí su tienda; y allí abrieron los siervos de Isaac un pozo.

Dios le confirmó la Promesa Divina a Isaac en ese lugar.

ACUERDO DE PAZ

Beerseba era el lugar donde Abraham había hecho un pacto de paz con Abimelec (Gen.
21:31-33).

Cuando todo parecía ir en paz con Isaac, de repente se le apareció Abimelec


acompañado con el jefe de su ejército. A primera vista parecía una visita
amenazante, pero luego aclararon que sus intenciones eran otras…

(Génesis 26:26-31) Entonces Abimelec vino a él desde Gerar, con su consejero


Ahuzat y con Ficol, jefe de su ejército. (27) Y les dijo Isaac: ¿Por qué habéis
venido a mí, vosotros que me odiáis y me habéis echado de entre
vosotros? (28) Y ellos respondieron: Vemos claramente que el SEÑOR ha
estado contigo, así es que dijimos: "Haya ahora un juramento entre nosotros,
entre tú y nosotros, y hagamos un pacto contigo, (29) de que no nos harás
ningún mal, así como nosotros no te hemos tocado y sólo te hemos hecho bien,
y te hemos despedido en paz. Tú eres ahora el bendito del
SEÑOR." (30) Entonces él les preparó un banquete, y comieron y
bebieron. (31) Y se levantaron muy de mañana y se hicieron mutuo
juramento; entonces Isaac los despidió y ellos partieron de su lado en paz.

Abimelec quería llegar a un acuerdo de paz con Isaac, al igual que lo hicieron con su padre
Abraham.

Milagrosamente, Dios llevó a que los vecinos ya no tuvieran envidia de Isaac, sino
que buscaran la paz con él. Como confirmación, Dios le envió a Isaac una señal.

(Génesis 26:32-33) Y sucedió que aquel mismo día los siervos de Isaac llegaron y
le informaron acerca del pozo que habían cavado, y le dijeron: Hemos hallado
agua. (33) Y lo llamó Seba; por eso el nombre de la ciudad es Beerseba hasta
hoy.

Hasta la fecha, aún existen dos pozos de agua en Beerseba.

“Beerseba” literalmente significa: “Pozo de siete”. También puede significar “pozo


del pacto”, pues un juramento que se declara siete veces era considerado un pacto.

CONCLUSIÓN

Dios cumplió su promesa de bendecir a Isaac. Los vecinos filisteos comenzaron a


sentir envidia, ya que todo lo que Isaac hacía parecía prosperar. Así que taparon sus pozos
y trataron de deshacerse de él. La envidia es una fuerza divisiva que puede
despedazar naciones poderosas, dividir familia o a nuestro mejor amigo.
Cuando sienta envidia de alguien, trate de agradecerle a Dios la buena fortuna
que tienen. Antes de prorrumpir en ira, considere lo que puede perder: ¿un amigo, un
trabajo, un cónyuge?

Isaac prosperó porque fue un mayordomo fiel de lo que Dios le había entregado
en sus manos. Es imposible desarrollar una cultura de generosidad, hijos
maduros y mayordomos comprometidos en la mayordomía de sus bienes y
recursos, si nosotros mismos no lo somos. La persona que da poco recibirá poco
en recompensa. No permita que la falta de fe le impida que dé libre y
generosamente.

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