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Evangelizando A Una Secta

Este documento ofrece consejos sobre cómo evangelizar a miembros de sectas o religiones falsas. Recomienda orar por ellos para que Dios cambie sus corazones y los convenza de su necesidad de salvación a través de Jesucristo. También sugiere vivir una vida cristiana ejemplar y estar dispuestos a compartir el evangelio con gentileza y respeto, confiando en que el Espíritu Santo salvará a quienes testificamos.

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Abril Mendoza
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Evangelizando A Una Secta

Este documento ofrece consejos sobre cómo evangelizar a miembros de sectas o religiones falsas. Recomienda orar por ellos para que Dios cambie sus corazones y los convenza de su necesidad de salvación a través de Jesucristo. También sugiere vivir una vida cristiana ejemplar y estar dispuestos a compartir el evangelio con gentileza y respeto, confiando en que el Espíritu Santo salvará a quienes testificamos.

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¿Cómo evangelizar a un miembro de una secta o religión

falsa?

1. Lo más importante que podemos hacer por aquellos que


están involucrados en sectas o religiones falsas es orar por
ellos. Necesitamos orar para que Dios cambie sus corazones
y abra sus ojos a la verdad (2 Corintios 4:4).

2. Necesitamos orar para que Dios los convenza de su necesidad


de ser salvados a través de Jesucristo (Juan 3:16). Sin el
poder de Dios y la convicción del Espíritu Santo, nunca
tendremos éxito en convencer a nadie de la verdad (Juan
16:7-11).

3. Necesitamos orar para obtener la sabiduría de cómo poder


ministrarles de una manera poderosa (Santiago 1:5).

4. Necesitamos estar viviendo una verdadera vida cristiana


frente a ellos, para que puedan ver los cambios que Dios ha
hecho en nuestras vidas (1 Pedro 3:1-2).

5. Después de todo esto, debemos estar dispuestos y


determinados a compartir el Evangelio. Debemos proclamar
el mensaje de salvación a través de Jesucristo (Romanos
10:9-10).

6. Siempre debemos estar preparados para defender nuestra fe


(1 Pedro 3:15), pero debemos hacerlo con gentileza y
respeto. Podemos proclamar la doctrina correctamente,
ganar la guerra de palabras, y aún así obstaculizar la causa
por una actitud de molesta superioridad.
7. Por último, debemos dejar a Dios la salvación de aquellos a
quienes testificamos. Es el poder y la gracia de Dios lo que
salva a la gente, no nuestros esfuerzos.

En resumen lo mejor que podemos hacer es orar por ellos,


evangelizar a través de nuestros hechos o buen testimonio y
tener el valor y determinación para testificarles, confiando en
que el Espíritu Santo hará la obra de atraerlos, convencerlos y
convertirlos.

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