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Gorostiza 1

El documento presenta la introducción de Leonardo Gorostiza a su curso sobre los Fundamentos del Psicoanálisis. Gorostiza da la bienvenida a los estudiantes y presenta al equipo docente. Explica que alternarán entre clases magistrales y talleres, y que los estudiantes han sido distribuidos en los talleres de forma alfabética. Gorostiza también enfatiza la importancia de la participación activa de los estudiantes y de hacer preguntas.

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Gorostiza 1

El documento presenta la introducción de Leonardo Gorostiza a su curso sobre los Fundamentos del Psicoanálisis. Gorostiza da la bienvenida a los estudiantes y presenta al equipo docente. Explica que alternarán entre clases magistrales y talleres, y que los estudiantes han sido distribuidos en los talleres de forma alfabética. Gorostiza también enfatiza la importancia de la participación activa de los estudiantes y de hacer preguntas.

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Leonardo Gorostiza Fundamentos del Psicoanálisis p.

1 de 25

I
El argumento

Introducción
La enseñanza universitaria y la nuestra
La orientación lacaniana
La excomunión de Spinoza y de Lacan

En primer lugar quiero darles la bienvenida a este curso Propedéutico sobre


“Los fundamentos del psicoanálisis”. La bienvenida a todos y, especialmente, a
quienes creo constituyen la gran mayoría, es decir, los participantes que inician
este año su recorrido en el ICBA. Les doy entonces la bienvenida no solo en mi
nombre sino también en nombre de todo el equipo docente que me va a
acompañar durante este año y que les recuerdo está integrado por Florencia
Dassen, Silvia Salman, Norma Barros, Gabriela Basz, Karen Edelsztein,
Cristina Nocera, Marina Recalde y Gustavo Stiglitz.
¿Cómo vamos a trabajar este año en torno a los fundamentos del
psicoanálisis? Vamos a alternar quincenalmente entre una clase, llamada
“magistral”, y el trabajo en los talleres. Ustedes van a encontrar luego dispuesta
afuera en la cartelera, la distribución que se ha operado con cada uno de
ustedes. Y dicho esto, ya vamos entrando un poco en el tema del curso, ya que
la distribución que hicimos implicó haberlos tomado como objetos. Esto, en la
medida en que los hemos distribuido en cuatro talleres según el orden
alfabético, es decir, según aquello que nadie elige, que es el apellido, algo que
a cada uno le viene desde el campo del Otro. Después uno -si quiere- puede
ponerse un seudónimo pero…
Dije que esto ya hace al tema del curso porque después vamos a situar la
problemática del sujeto, no solo en su alienación al significante, a los nombres
que lo preceden, sino también en torno a su posición de objeto en la estructura,
que es el modo que inaugura su inscripción en el campo del Otro. Así que este
enigma, el de en qué taller va a estar cada uno de ustedes -porque hay cuatro
talleres a cargo de dos coordinadores en cada taller-, ese enigma se va a
resolver cuando salgan hoy de esta sala y revisen los listados que estarán allí
afuera esperándolos.
La idea es que en esta clase general, situemos lo que habitualmente se llama
el argumento del Seminario 11 que es nuestro texto de referencia. El
argumento es algo así como las líneas de fuerza fundamentales. Mientras que
en los talleres, la idea es que allí puedan trabajar con mayor profundidad las
dudas que hayan quedado de la clase “magistral” o general y, por supuesto,
también abordar algunas referencias específicas que presenta Lacan a lo largo
de todo el seminario, y, especialmente, participar mucho, activamente.

Francisco E. Díaz Trepat Clase I del 20 de marzo de 2008 p. 1 de 25


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Si ustedes leyeron con detenimiento el cuadernillo del ICBA, recordarán que en


uno de los documentos llamado “Prólogo en Guitrancourt”, escrito por Jacques
Alain-Miller hace muchos años, él destaca cuál es la orientación del Instituto del
Campo Freudiano en todo el mundo. Dice allí que se espera de los
participantes mucha iniciativa y que por eso precisamente los llamamos
“participantes” y no “estudiantes”.
Para comenzar con algunas pequeñas cuestiones conceptuales -muchos lo
sabrán pero siempre vamos a suponer que hay un sujeto supuesto “no saber
nada” sobre las fórmulas de Lacan-, esto que se escribe S2 es el “significante
subíndice 2”. Es el modo con que Lacan escribe el “saber”. Esta es la escritura,
una de las acepciones que tiene esta escritura: la del saber. ¿Y cómo dice
Lacan que se enseña en la universidad? Dice que se sitúa al estudiante en
posición de objeto -él lo llama el astudado, o astudiante- y por supuesto pone
allí la sigla -que vamos a ver con detenimiento a lo largo de todo el año- del
objeto a, que es la única invención de Lacan.

S2  a

Cuando insistimos en que se trata de que tengan mucha iniciativa y


participación es precisamente para no caer, ni ustedes ni nosotros, en ésta
fórmula del discurso universitario, es decir, que ustedes no sean meramente un
objeto que recibe un saber predigerido. Es cierto que hay cuestiones que
tenemos que transmitir a lo largo de todo el año de algo de saber ya
depositado, sedimentado. Pero es fundamental la iniciativa de ustedes, y los
coordinadores de cada taller los van a estimular mucho a eso.
Por eso, pensamos que en el desarrollo de los talleres convendría hacer lo
siguiente: desdoblarlo en dos partes, en una parte los coordinadores -de la
manera que cada dupla, cada pareja de coordinadores resolverá- van a dar una
pequeña clase introductoria sobre lo que se va a tratar allí: sobre el tema, el
capítulo que se va a abordar. Pero en la otra parte, insisto que se espera de
ustedes mucha participación. Y la participación también pasa por las preguntas,
preguntas no solo en los talleres sino también acá. A mí me gusta recordar una
frase de Oscar Wilde quien decía que no hay preguntas impertinentes. Les pido
entonces que pregunten aún lo que parece más básico, más sencillo. Insisto:
esto es un curso propedéutico y fundamentalmente (en general en el ICBA
apuntamos a esto) tenemos que evitar caer en la reiteración dogmática de las
frases, de los sintagmas de Lacan, tenemos que tratar de interrogarlos en su
fundamento mismo.
Esta es la orientación que les propongo para abordar los textos y el trabajo
entre nosotros. Pero también hay otro aspecto de la cuestión que Lacan señala
en el Seminario 11: que para entrar -esto lo digo para quienes tengan un menor
recorrido previo en la enseñanza de Lacan-, para entrar en los significantes de
la enseñanza de Lacan, en sus fórmulas, en cierto modo inicialmente hay que
reproducir -como decía antes- la constitución misma del sujeto, es decir, hay
que alienarse en esos significantes.
Por eso, tal vez quien no lo sabía con antelación deba aprender que S2 quiere
decir “el saber” y deba sostenerlo así hasta que eso pueda llegar a ser

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problematizado. Es como ocurre con el número: en la escuela primaria no se


nos enseña cuál es el concepto del número, no se habla del transfinito de
Cantor, etc. No. Allí se nos enseña a sumar, restar, multiplicar. Y esto supone
una alienación a esos significantes que vienen en ese caso del lado del Otro.
Entonces, tendremos que balancear estas dos posiciones: dejarse en parte
alienar a los significantes y esperar un poco a que se vayan aclarando algunas
cuestiones, pero, al mismo tiempo, preguntar ya que como dije antes las
preguntas no son impertinentes.
Si consideráramos -tanto aquí como en los talleres- que en algún caso son
preguntas que por ahí tienen que esperar un tiempo para ser abordadas, por
supuesto que también podremos plantearlo.
Escribí allá arriba mi e-mail que es: goro@fibertel.com.ar
Porque, además del trabajo que hagan en los talleres con sus coordinadores,
les pediría que no duden en enviarme un e-mail con respecto a algo que haya
quedado oscuro en lo que hayamos trabajado en la clase magistral, las
preguntas que se les ocurran, alguna referencia que no hemos mencionado.
Nuestra idea es hacer un trabajo, como dije antes, de ida y vuelta entre la clase
y los talleres, y eso -si es algo que resulta interesante- puede ser retomado
después en los diversos talleres
También hay entre ustedes algunos graduados del ICBA que han decidido
volver a hacer una vez más el curso propedéutico, lo cual presupone que el
Seminario 11 de Jacques Lacan es inagotable. Se lo puede volver a leer una y
otra vez, y realmente algo nuevo -si uno tiene la virtud de poder situarse cada
vez en la perspectiva del ángulo de lo nuevo- se puede extraer.
Uno de estos graduados es Francisco Díaz Trepat que está aquí. Francisco -se
puede poner de pie así lo conocen- el año pasado en un curso que tuve a mi
cargo se encargó de gestionar la desgrabación de las clases y hacer su
establecimiento, y realmente ha sido un trabajo que ha salido muy bien. En un
futuro que espero no muy lejano, publicaremos eso bajo la forma de libro.
Francisco, como tenía interés en participar del curso, se ofreció para hacer el
mismo trabajo acá. Así que una vez concluida la reunión -esto no es
obligatorio, lo hace quien quiera hacerlo- quienes quieran hablan con él y les va
a decir de qué manera se establece el sistema de la desgrabación que luego se
envía por e-mail a cada uno de ustedes. O sea, que él va a tener que disponer
del listado del mailing de ustedes. Aquí hay dos personas que han dejado un
grabador sobre la mesa, es decir que si ustedes quieren grabar la clase
también pueden hacerlo.
Contar con desgrabación de estas clases -lo conversaba con el equipo y con
Norma Barros en particular- es algo que puede ayudar mucho al trabajo de
interlocución que quiero proponerles a lo largo del año.
Por otro lado, para cualquier cuestión relativa al funcionamiento de los talleres
por supuesto que se dirigen a sus coordinadores. Y si hubiera alguna cuestión
mayor que haga también a los talleres tienen que hablar con Florencia Dassen
o Silvia Salman, quienes este año tienen la función de docentes adjuntas del
curso y por lo tanto de coordinar el conjunto de los talleres.

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Una cuestión obvia, pero que siempre suele reiterarse, como la repetición, la
repetición –digamos- de lo mismo: no se olviden de firmar el presentismo. La
lista está en cartelera, es la lista general para estas clases generales. En los
talleres los coordinadores les van a entregar la planilla para que firmen. No
olviden que es necesario un 75% de asistencia para tener acordada la cursada.
Otra cuestión de organización, con respecto al calendario. En el inicio de este
año tenemos algo muy especial, porque piensen que si nos reuniéramos en los
talleres dentro de 15 días, eso sería el 2 de abril, y el 2 de abril es feriado. Es
decir, que la próxima reunión en los talleres será el miércoles 16 de abril y la
segunda reunión en la clase general va a ser recién el primer miércoles de
mayo. O sea que van a tener mucho tiempo para empezar a leer, quienes no lo
hayan hecho, y para releerlo, quienes sí lo hayan leido, el Seminario 11. Leerlo
en todos sus vericuetos. Y después sí tendremos una frecuencia quincenal:
primer miércoles, clase magistral, el segundo miércoles -en sentido del tercer
miércoles, a los quince días-, los talleres.
Entonces, para el 16 de mayo tienen que leer y releer a fondo los tres primeros
capítulos del Seminario 11. Es fundamental que vayan con eso leído a la
primera actividad en los talleres.
Una cuestión con respecto a la bibliografía así ya vamos entrando en el tema,
en el tema más específico. Ustedes lo han leído, está adosada al argumento de
este curso que está en el Cuadernillo. Obviamente, Seminario 11 de Jacques
Lacan, texto de cabecera. También los escritos “Posición del inconsciente” [p.
808] y “del Trieb de Freud y del deseo del analista” [p. 830] que está en los
Escritos. Eso lo van a trabajar probablemente más en los talleres. Otro texto de
referencia fundamental es este libro, Cuadernos del ICBA número 2 que se
llama Fundamentos. Comentario del Seminario 11 y que es de nuestra colega y
amiga Graciela Brodsky, docente del Instituto. Este fue el primer Propedéutico
que se dictó con respecto a “Fundamentos” en el ICBA. Este libro está agotado
y todavía no lo hemos podido reeditar, pero vamos a hacerlo pronto. Así que a
quien no lo tenga le sugiero que vaya a la biblioteca y lo fotocopie porque es
una referencia muy, muy interesante para seguir este recorrido.
Y además -esto no estaba puesto en la bibliografía- este otro libro que se llama
Comentario del seminario inexistente que es de Jacques Alain-Miller. Este libro
está agotado también, pero está en la biblioteca está. Acá tienen que fotocopiar
solamente el argumento que es la presentación que hace Jacques Alain-Miller
de lo que él llama “el seminario inexistente”.
Entonces… ¿Por qué introducir en un comentario sobre el Seminario 11 el
comentario del seminario inexistente? Porque vamos a comenzar por éste
ángulo que implica situar el contexto, el contexto en donde se inscribe el
Seminario 11. Seminario que transcurre entre el 15 de enero y el 24 de junio de
1964, es decir, hace cuarenta y cuatro años atrás.
Cuando ví esa cifra me dije: “¡Como pasa el tiempo!” Pero además de decir eso
pensé que esto nos obliga a algo -que hemos conversado en el equipo
docente-, a no solo hacer una lectura sistemática para que en lo posible cada
uno de ustedes pueda llevarse algo así como los fundamentos de los cuatro
fundamentos, sino hacer al mismo tiempo una lectura renovada y actualizada.
Esto quiere decir interrogar si estos conceptos, tal como Lacan los elabora se
han modificado de algún modo con el transcurso del tiempo.

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Por ejemplo, la noción tan conocida de “sujeto supuesto saber” que vamos a
ver con detalle y que saben que Lacan introduce con mucha fuerza en este
seminario -él ya lo había mencionado en el Seminario 8 La transferencia pero
lo formula fuertemente en este seminario-, podemos decir: ¿sigue teniendo la
misma vigencia? Por ejemplo, en una época donde hay un creciente descrédito
del médico como sujeto supuesto saber, donde se ha transformado más bien
en un mero empleado de las obras sociales, en un agente de la tecnología
científica y del mercado, ¿no repercute esto también sobre la posición de sujeto
supuesto saber para los practicantes del psicoanálisis? Porque los potenciales
analizantes no vienen a la consulta de la misma manera. Entonces, eso nos
obligaría a ver en qué medida se mantiene la vigencia del concepto.
Otra cuestión: ¿es posible hacer intervenciones analíticas sin la instalación del
sujeto supuesto a saber? ¿Intervenciones en la urgencia, por ejemplo, que
sean analíticas pero que no impliquen el desarrollo de la transferencia cuyo
pivote es el sujeto supuesto saber?
Este tipo de cuestiones vamos a indagarlas, así como también vamos a ver si
de manera anticipada, hace cuarenta y cuatro años atrás, Lacan estaba
dándonos elementos, herramientas, para la actualidad. Creo que algo de esto
se puede detectar en algunas indicaciones del Seminario.

Hablé antes del contexto. Este seminario es un seminario bisagra, podemos


llamarlo así. Es un seminario donde Jacques Lacan concluye su retorno a
Freud. Ustedes seguramente saben que el inicio de su enseñanza implicó lo
que se llamó un retorno a los fundamentos freudianos. La paradoja es que
cuando toma los cuatro conceptos fundamentales freudianos del psicoanálisis
lo hace para, en cierto modo, separarse de Freud, y esto es crucial.
Además también intentaremos, cuando podamos situarlo, ver qué nociones que
aparecen aquí formuladas anticipan desarrollos posteriores de Lacan. Nuestra
idea es dejar eso en el horizonte. Por ejemplo, ¿la noción de “inconsciente” que
introduce aquí Lacan -un anticipo para quienes ya lo tengan presente- como
apertura y cierre, como hiancia, como agujero -si queremos decirlo así-,
anticipa su concepción de los años ’70 sobre el inconsciente que nombra como
la una equivocación, l’une bévue, en francés? No voy a avanzar ahora por este
sesgo, pero hay indicaciones muy importantes en este seminario que nos abren
el horizonte de lo que va a venir luego.
Ahora bien, esta cuestión de situar el contexto es además un modo, yo diría
indicativo, de cómo acceder a la enseñanza de Lacan. No sólo de Lacan, pero
especialmente la enseñanza de Lacan. Es algo que al mismo tiempo hace a lo
que llamamos la orientación lacaniana.
La orientación lacaniana -estamos reunidos en el local de la Escuela de la
Orientación Lacaniana- no es solamente algo así como decir de manera vaga,
que estamos orientados por la enseñanza de Lacan. No es eso. En primer
lugar es el nombre del curso de Jacques Alain-Miller que hace más de 30 años
desarrolla en París y que se llama “Curso de la Orientación Lacaniana”. Pero
no es solamente eso, sino que ese título supone un método, el método de “la
orientación lacaniana”, que consiste en tomar en conjunto los dichos de la
enseñanza de Lacan. Tomarlos en su conjunto, desde el comienzo en 1953

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hasta 1980, y situar esos dichos en los contextos en que fueron proferidos.
Esto implica que en la enseñanza de Lacan, si uno toma un concepto, una
definición de los años cincuenta, por ejemplo una fórmula, “el deseo de saber” -
es una fórmula que se usa mucho-, vamos a ver que en 1954 el deseo de
saber es contrario a la formación del psicoanalista porque es un saber que se
sitúa en lo imaginario. Mientras que en los ’70 formula algo totalmente
diferente. Dice que si no hay emergencia del deseo de saber no ha habido
analista en absoluto que surja de su formación. Entonces son dos
formulaciones que tomadas así, aisladamente, resultan contradictorias. Por eso
la idea de ir al contexto implica situar a qué problemática de la práctica, de la
elaboración y del contexto del saber analítico responden esas formulaciones
de Lacan. La otra forma, la que se opone a esta orientación lacaniana, es el
dogmatismo. El dogmatismo, es decir, “Lacan dice” y se acabó. Y cuando
decimos “Lacan dice” y se acabó, sabemos que va a ser contradictorio con otro
Lacan. Cuando Lacan dijo “Hagan como yo, no me imiten”, con esa fórmula
que circula mucho y que es paradojal, quiere decir que hay que hacer como él
que no se imitaba a si mismo, que no se imitaba a si mismo, es decir que no se
repetía idénticamente a si mismo sino que el trabajo de sus seminarios era un
trabajo de constante de transformación.
Pero también les decía que es un método de lectura esta cuestión de situar el
contexto. Porque podemos decir que un seminario, un escrito, un párrafo de un
seminario o de un escrito, una frase de Lacan, tiene muchas veces, la mayoría
de las veces, el efecto de ser una especie de enigma. Uno se topa con esas
formulaciones y… ¿qué ocurre? Uno no sabe lo que eso quiere decir. ¿Y qué
es eso? Es lo que escribiría S1, que es la forma de escribir un significante solo,
un significante aislado.

S1

Si yo tengo un significante solo, un significante aislado -les doy una definición


de Lacan del Seminario 3-, eso es un significante en tanto tal, y un significante
en tanto tal no significa nada. Entonces, si un significante en tanto tal no
significa nada tengo que recurrir a otro significante para explicar qué es lo que
ese significante que no entiendo quiere decir, e introducir una s, que es el
modo en el álgebra lacaniana de anotar un efecto de significado o de
significación.

S1  S2

Dije que antes el S2 es una manera de escribir el saber, y el saber aquí, ¿qué
sería? Saber qué quiere decir esto que no entiendo y producir un significado
que me aclara eso que era enigmático.

S1  S2

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---------
s

Pero también el S2 es el contexto. Esta es otra forma de leer el S2. Es el


contexto en donde el S1 se inscribe. Y para avanzar ya en el Seminario 11,
¿qué es esto que Lacan llama al comienzo, en su primera clase, la
excomunión? Porque en general se da esto muy por sabido, pero si nos
ponemos un poco a distancia… ¿Qué es esto de que Lacan se compare con
Spinoza cuando comienza el Seminario 11 para hablar de los cuatro conceptos
fundamentales del psicoanálisis: inconsciente, repetición, transferencia y
pulsión? ¿Qué es eso de la excomunión? No demos por sentado que algo que
resulta claro.
El primer efecto que uno puede llegar a tener es que exagera, que Lacan está
exagerando, o inclusive, pensar que es una suerte de metáfora, que es como si
él dijera: “Yo estoy aquí excomulgado “como” Spinoza”. Pero no. No es una
metáfora. Él lo dice con todas las letras en la primera clase: hay una posición
estructural -la anticipo rápidamente- que indica que él ha quedado fuera de la
comunidad. Excomunión significa eso, ex: fuera, y comunión: comunidad. Por
lo tanto, él lo lee así, ha quedado situado como un objeto segregado de esa
comunidad psicoanalítica.
Volviendo al método entonces: cada vez que en un escrito especialmente no se
entiende lo que Lacan quiere decir: primer paso, ir a situar el contexto donde
Lacan lo formula, primero el contexto inmediato, y luego, el contexto más
amplio.
Mencioné al significante. Como dije que iba a hacer como pequeños excursus
sobre ciertos temas que no hay que dar por sentados, recuerden que la
operación que hace Lacan es invertir el algoritmo saussuriano de la lingüística
estructural. Digo esto porque a veces se pierde de vista. Saussure lo escribía
así: significado sobre significante. Significado que ponemos con s minúscula y
significante que escribimos con S mayúscula. Además él ponía una flecha para
arriba, otra para abajo, más o menos es así, y a los lados unos paréntesis para
indicar una solidaridad entre el significante y el significado. Es el famoso signo
saussuriano. Y lo que sí planteaba es que la relación entre el significado y el
significante es arbitraria y que un signo no adquiere sentido sino en relación a
todo el conjunto de los otros signos. Es el abc que la mayoría de ustedes
conocen.
s
--------
S

Pero Lacan, en “La instancia de la letra…”, un escrito del ’57, él lo invierte. El


primer movimiento que hace es invertir el signo saussuriano y escribe:
significante sobre significado.

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S
-------
s

Pero no solo eso sino, como veíamos antes, que si un significante en tanto tal
no significa nada entonces no hay una soldadura entre el significante y el
significado, y el significado siempre proviene de la relación entre significantes,
es decir es intersignificante. Eso es lo que de alguna manera estaba presente
en lo que les planteaba como método de lectura. Se trata de la primacía del
significante sobre el significado, es decir, que el significado es efecto de la
articulación significante.
Cuando veamos que en la segunda clase del Seminario 11 Lacan habla de
proceso primario y lo vincula con la metáfora y la metonimia, allí hay otra
referencia lingüística que en es caso es de Roman Jakobson. Pero eso vamos
a dejarlo para la próxima.
Tenemos entonces el contexto. ¿Por qué Miller habla del comentario del
seminario inexistente? Porque el Seminario 11 es el seminario que Lacan
pronuncia en lugar del seminario que iba a pronunciar y que no pudo
pronunciar, y, aún más yo diría que no quiso pronunciar, porque podría haberlo
pronunciado. No quiso pronunciar el Seminario sobre Los nombres del padre.
¿Y por qué no pudo? Porque es justo el momento cuando él es expulsado,
podríamos decir extirpado, de la lista de didactas de la Sociedad Francesa de
Psicoanálisis. Sociedad aún no perteneciente a la IPA, ya que esa era la
condición para que pudiera pertenecer a la Internacional: la expulsión de Lacan
de la lista de didactas. Es importante destacar en este sentido que Lacan no
fue expulsado de la IPA, fue extirpado de la lista de didactas -después vamos a
leer un fragmento donde se ve esto en un documento con toda claridad-, y allí,
él renuncia. Digo esto porque en el Seminario 11 él comienza diciendo que he
renunciado. Entonces uno no entiende mucho porque si se lo expulsó, ¿por
qué dice: “He renunciado”? Repite esto dos veces en la primera clase. Incluso
en francés, en lugar de decir “He renunciado” como dice en la primera página
del seminario, es “Je me suis démis”. Mi francés no es del todo bueno pero
estuve viendo que es un verbo reflexivo y además que se puede traducir como
“renuncia” o “dimisión” pero que también tiene la significación de “destitución”,
voluntaria o no. Entonces, allí hay una resonancia. ¿Por qué digo esto? Porque
Lacan precisamente va a hacer de la posición del analista como objeto el índice
de lo que va a llamar más adelante la “destitución subjetiva”, y va a indicar que
la posición del analista en la cura va a apuntar a destituirse como sujeto para
poder ocupar el lugar de objeto a.
Esto ya es para mostrarles que todo lo que aparece como una cuestión política,
en Lacan no es meramente política en el peor sentido de la palabra “política”,
sino que hace a la política del psicoanálisis y está absolutamente articulado a lo
que llamamos la episteme, la elaboración de saber analítico ligado a la práctica
y a la clínica. Y todo el seminario está atravesado por está cuestión: la de cómo
Lacan puede leer lo que sería aparentemente un accidente, un incidente de su
vida como analista, como él puede leerlo como una consecuencia lógica de

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cierta concepción del psicoanálisis, y cómo eso mismo le permite elaborar una
concepción diferente.
Entonces, dijimos que Seminario 11 va en lugar del Seminario de Los nombres
del padre -en plural-, que nunca dio. Pero lo que sí dictó fue una clase que
está publicada ahora en castellano en este pequeño libro que se llama “Los
nombres del padre” y que les recomiendo leer. La clase está al final, es la
segunda, y se llama “Introducción a los nombres del padre”.
¿Qué es lo que plantea Miller en este comentario sobre el seminario
inexistente? Primero, sitúa la cronología de los hechos.
El 19 de noviembre de 1963 hay una asamblea en lo que era la Sociedad
Francesa de Psicoanálisis -ahora vamos a ver un poco más esta historia- y en
ella se decide aceptar la exigencia de la IPA que era la exclusión de Jacques
Lacan de la lista de los didactas. Al día siguiente, Lacan da ésta clase que es la
única que dio sobre los nombres del padre. La lectura que hace Jacques Alain-
Miller es como si hubiera ocurrido lo siguiente: que por haberse animado a
poner en cuestión el Nombre del Padre -que además él mismo había
formalizado pero que está en Freud, que hace al Edipo freudiano-, como si por
haberse animado a tocar la cuestión del Nombre del Padre y, por lo tanto, del
padre Freud y del deseo del propio Freud con respecto al psicoanálisis, se lo
hubiera castigado de semejante manera: borrándolo, tachándolo violentamente
de la internacional.
Y Miller avanza diciendo que lo que se opera en este Seminario 11 es lo
siguiente. Que si tenemos el Nombre del Padre - cuando lean esa clase van a
ver como allí Lacan habla del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, de
Jehová que se le aparece en la zarza ardiente a Moisés para decirle “Soy lo
que soy” o “Soy el que soy”, esto depende de las traducciones- Lacan se metió
con eso para cuestionar qué había de religioso en el psicoanálisis mismo. ¿Y
cómo lo iba a hacer? Sustituyendo el Nombre del Padre por los “nombres” que
es lo que llamamos en nuestra jerga lacaniana la “pluralización de los nombres
del padre”. Pero eso ya está en La Biblia, porque quien vaya al Éxodo y lea el
fragmento de cómo se le presenta Jahvé a Moisés, leerá que aparecen varios
nombres: el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, el “Soy el que soy”, el “Soy”.
Es decir que aparece una serie de nombres, y eso le permite a Lacan mostrar
que el nombre del padre no es único sino que puede ser ocupado por cualquier
elemento que vaya a ese lugar. Entonces… ¡Sacrilegio! Eso es lo que Lacan
plantea que ha ocurrido: tocó eso y se produce automáticamente su expulsión.
Y esto está ya anticipado en el seminario previo, el Seminario 10, el Seminario
de La angustia, cuya última clase les recomiendo leer también, como
antecedente del Seminario 11.
Y volviendo al planteo de Miller, él dice que ya que cuando Lacan iba a sustituir
el nombre por los nombres, es excomulgado, al comenzar su Seminario 11 él
va a sustituir los nombres freudianos por los conceptos fundamentales
freudianos: inconsciente, repetición, transferencia, y pulsión, en un afán de
pasar de la religiosidad a una suerte de cientificidad en psicoanálisis.
Quienes hayan leído ya el primer capítulo recordarán que gira en torno a esto,
¿cómo se inscribe el psicoanálisis? Dice: “¿Es una práctica? ¿Es una religión?
¿Es una ciencia?” Da muchas vueltas en torno a esto y deja abiertas

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muchísimas preguntas, pero hay en Lacan un afán de cientificidad como


también lo había en Spinoza, esa es la cuestión.
Pero Miller va a agregar algo más: que secretamente -hay algo ahí que se lee
como en filigrana- se puede ver que en el Seminario 11, Lacan poco a poco va
sustituyendo los conceptos freudianos por sus propios matemas. ¿Y cuál es el
matema fundamental que sirve de operador a Lacan? El que elaboró el
seminario anterior, en el Seminario 10, es decir, el objeto a. El objeto a
minúscula.
Para decirlo muy rápidamente… ¿Qué es el objeto a? Es un objeto que no es
un objeto del mundo, no es imaginario, tampoco tiene nombre, por lo menos
como lo trabaja en el Seminario 10. Un objeto cuya estructura es topológica, es
decir, que rompe las dimensiones de el espacio euclideo, rompe con la idea del
adentro y del afuera. Y como deben saber muy bien quienes vienen de la
Facultad de Psicología de la UBA, donde esto se trabaja a fondo, ese objeto a
es el objeto de la angustia.
Entonces, este trabajo de Lacan de ir introduciendo los matemas en relación a
los conceptos freudianos, es lo que nosotros vamos a tratar de situar. ¿Qué
quiere decir esto? Intentar lo que Miller llama leer el Seminario 11 al revés.1
Cuando uno lee esto se dice: “¿De qué se trata? ¿Tengo que empezar por la
última clase y de allí ir hasta la primera?” Inquieta un poco esta idea de leer el
Seminario 11 al revés. Pero no se trata sino de leer el reverso, es decir, intentar
situar qué operación hace Lacan sobre los conceptos tradicionales freudianos.
Entonces, si tenemos el concepto de inconsciente podríamos leer en qué el
objeto a, indicado por esa letra, ese objeto que no tiene nombre y que es un
núcleo libidinal, en qué el objeto a transforma el concepto de inconsciente. Y
esto permite entender por qué en la segunda clase Lacan habla del
inconsciente freudiano y el nuestro. Hay una cuestión un poco opaca y oscura
en esa clase que deberemos esclarecer.
También la noción de repetición. ¿De qué manera el objeto a como núcleo
libidinal que no puede ser reabsorbido en un significante, transforma la noción
de repetición? En general sabemos que lo que se desarrolla en estas clases es
que Lacan abre dos dimensiones de la repetición: la repetición significante que
es el automaton, tomándolo de la física de Aristóteles, y la tyche. La tyche, que
indica el encuentro con lo real, y donde está incluida la problemática del objeto
a.
Otro tanto ocurre con la transferencia. Porque van a ver que acá hay dos
concepciones de la transferencia, lo cual no es muy claro a lo largo del
seminario. Está la transferencia llamada simbólica, como sujeto supuesto
saber, la cara epistémica de la transferencia que está hecha de significantes,
pero también está la otra dimensión, la puesta en acto de la realidad sexual del
inconsciente que implica una relación con la pulsión y por lo tanto con el objeto
a.
Y finalmente la pulsión, la pulsión que freudianamente puede ser considerada
como la que hace su recorrido por las representaciones en las cuales ha
quedado inscripta y obtiene su satisfacción al hacerlo. Pero Lacan va a decir

1 Miller, Jacques-Alain, El banquete de los analistas, Paidós, Argentina, 2000, pág. 114.

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que ese recorrido tiene además un objeto que es el objeto a, el objeto de la


pulsión en torno al cual la pulsión hace su recorrido.
Esta es la idea entonces, y algunos ejemplos, de cómo leer el Seminario 11 al
revés, que no es sino la operación de Lacan que él mismo anuncia con todas
las letras en un escrito que se llama “De nuestros antecedentes”2, que está al
inicio de los Escritos y donde hace una especie de recorrido autobiográfico de
su entrada en el psicoanálisis. Allí él dice con todas las letras que su proyecto
era tomar el proyecto freudiano al revés. Y luego, lo retoma en el Seminario 17,
el seminario que se llama El reverso del psicoanálisis, donde indica que el
reverso del discurso del psicoanalista es el discurso del amo, lo cual supone
que tomar el proyecto freudiano al revés supone pasar del inconsciente
freudiano -que equivale al discurso del amo- al discurso del psicoanalista, que
incluye al analista en posición de objeto a.
En realidad todo ese proceso, que toma un impulso fuertísimo en el Seminario
11 y que tiene un punto fundamental de conclusión podríamos decir en el
Seminario 17, no es sino lo que llamamos –tal vez podamos detenernos alguna
vez sobre este punto- el más allá del Edipo, que no es el antiedipo de Deleuze
y Guatari, sino el más allá del Edipo propuesto por Lacan.
Decía antes que esta problemática, aparentemente política, estaba ligada a la
práctica y a la episteme analítica y a su clínica, y que estos tres registros
siempre hay que pensarlos anudados. Por ejemplo -ustedes deben saberl-, el
tema central que se le objetaba a Lacan era el uso del tiempo de las sesiones,
la objeción eran las sesiones cortas. Vamos a ver que el uso del tiempo en la
sesión tiene que ver no solo con respecto a la concepción del tiempo que se
tiene en psicoanálisis sino con el concepto que se tenga del inconsciente. Y en
cierto modo, el uso de la sesión cronometrada -que aparece en todos los
documentos que hay con respecto a la objeción que le hacía la IPA a Lacan-, la
exigencia de que en la formación didáctica haya 3 o 4 sesiones semanales de
45 minutos por reloj, durante 1 año o 2 años de desarrollo, esta exigencia se
liga al hecho de hacer existir a un Otro, que nosotros llamamos un Gran Otro -
creo que deben conocer esto- consistente. Precisamente el reloj viene a ese
lugar. También los protocolos, las regulaciones, etc., vienen al lugar de lo que
escribimos A, tomando el término del francés grand Autre. Mientras que el
objeto a, el invento de Lacan, precisamente es la marca de que en el Gran Otro
no todo es significante sino que hay una falta, lo cual aqueja con una barra al
Otro.

A A a

Por el asentimiento general veo que están bastante informados con respecto a
esto. Pero mi temor es avanzar sobre ciertos conceptos y darlos por sentado…
¿Dicen allí que no están tan informados? Mejor entonces…
¿Qué es lo que implica esto de plantearse ya desde aquí un más allá del
Edipo? Un cuestionamiento -que es lo que hace Lacan en la primera clase- del
deseo de Freud. Es cuestionar, lo dice con todas las letras, lo no analizado del

2 Lacan, Jacques, op. cit. en Escritos 1, sigloXXIeditores, Argentina, 1988, pág. 62.

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deseo de Freud. Y lo que plantea Lacan es que la organización analítica


concebida por Freud está soportada por lo no analizado del deseo de Freud.
¿Y qué es lo no analizado del deseo de Freud? A propósito del Edipo, es
precisamente su lugar de padre, es lo que llama en otro momento del seminario
“el sueño de Freud”, el sueño de salvar al padre. Esto lo dice el propio Freud.
Por ejemplo les paso otra referencia, en el curso de Miller que se llama El
banquete de los analistas, en la página 114. Allí está transcripta una nota del
libro de un analista que se llamaba Kardiner. Hay un error en la trascripción del
mismo párrafo en el libro de Graciela Brodsky que mencioné, donde figura
Gardiner. Pero no, es Kardiner. Este autor escribe un libro que se llama Mi
análisis con Freud y dice así: “En una ocasión le pregunté a Freud qué
pensaba de él mismo como analista”. Y la respuesta que da Freud es
perturbadora. Sigue así: “Me da gusto que me lo pregunte porque francamente
no tengo gran interés en problemas terapéuticos –es el año 1927, ya estaba un
poco cansado Freud-. En la actualidad soy muy impaciente, tengo muchas
cosas que me descalifican como gran analista, una de ellas es que soy –acá se
tradujo “mucho”, es “demasiado”- soy demasiado el padre. Segundo, estoy muy
ocupado todo el tiempo con problemas teóricos de modo que cuando tengo la
oportunidad trabajo con ellos en lugar de poner atención a los problemas
terapéuticos. Tercero, no tengo la paciencia para trabajar con la gente por largo
tiempo – ¡hubiera podido hacer uso de las sesiones cortas de Lacan, pero no
podía conocerlo!-, me canso de ellos y quiero extender mi influencia.” Y Miller
señala irónicamente que se podría pensar en la impaciencia de Lacan con
respecto al uso de las sesiones cortas.
Pero el tema central es que Freud mismo dice que él está en una posición
paterna. Posición que es la de hacer “existir al menos uno”, que es el Padre del
mito de la horda primitiva en “Tótem y tabú” y que es el padre muerto. Esto es
muy sabido, pero para tenerlo claro recuerden que en la teoría de conjuntos
para constituir un conjunto que tenga elementos en su interior, para que sea un
conjunto cerrado, por ejemplo el de todos los hermanos de la horda, tiene que
haber siempre un elemento distinto que esté afuera y que es el que le da
consistencia a ese conjunto precisamente como un todo consistente. Ese es el
Nombre del Padre, es el padre muerto de la horda de “Tótem y tabú”, y eso es
lo que Lacan cuestionó ya antes y profundizó en este Seminario 11.
En este sentido, en oposición a ser el padre en la cura, Lacan, articulando su
posición de objeto desechado, segregado por la IPA, va a caracterizar la
posición del analista también como un objeto de desecho de la operación
analítica. Y en ese sentido podríamos escribir con una especie de metáfora
muy sencilla que lo que se opera es esto: el pasaje del padre al objeto a. Y
cuando escribimos “padre” podemos escribir también como les decía recién, el
Otro consistente, sin una barra, porque es el que hace consistir el conjunto de
los elementos significantes.
a
------------------
Padre A

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En el comentario de “El seminario inexistente”, Miller ensaya algo que Lacan


nunca escribió y que es lo siguiente: escribe el nombre del padre como siendo
el significante de un Otro sin tachar.

S (A)

Pero Lacan nunca escribió esto. Se puede después indagar por qué nunca lo
escribió así.
Como recordarán, en la primera clase del Seminario 11 Lacan dice
concretamente que ha sido “negociado” por sus colegas, ese es el término que
utiliza, lo dice con todas las letras. Y si recuerdan -o lo van a leer-, en un
momento dado dice: “Esto se podría llamar de otra manera”. Está aludiendo a
ese… Piensen que Lacan empieza a enfervorizarse, porque hasta ese
momento tiene una posición tranquila. Es decir, ¿qué otro nombre tiene eso
que le hicieron? Traición. Porque fue negociado por sus colegas, muchos de
los cuales además eran sus alumnos y otros sus propios analizantes. Fue
negociado porque la condición exigida -como dijimos antes- por el Comité
Ejecutivo Central de la IPA era la exclusión de Lacan de la lista de didactas.
Y de esta posición de ser negociado -sobre esto transitan unos parrafitos de la
primera clase- en realidad no hay que asustarse, porque no es algo que esté
mal, depende del ángulo desde el que se lo mire, ya que es una condición
estructural. Todos somos un objeto negociado o negociable. Desde la política,
que implica administración de poblaciones, somos objetos del gerenciamiento
de la política. Desde que venimos al mundo, somos negociados por el deseo
de nuestros padres, porque el lugar que cada uno ocupa en el deseo paterno,
materno, precisamente es el de ser un objeto. Por ejemplo, un ejemplo clásico,
el hombre que apenas luego de casarse le da un hijo a su mujer y se va. Freud
dice que así le deja un falo. Como si él hubiera sido el falo de la madre y así la
calma con eso, dejándole un hijo falo, y se va. Esto no es infrecuente, ocurre
muy a menudo. ¿Y qué tenemos? Ese niño que viene al mundo como un objeto
negociado por el padre pero también por la madre que va a estar seguramente
muy gustosa de tener ella sola su propio falo para responder a su problemática
de la feminidad. Así que somos, estructuralmente hablando, todos objetos.
Allí, Lacan menciona el tema de los derechos humanos, los derechos del
hombre. Lo cual está muy bien, defendemos los derechos del hombre. Pero
eso no nos impide pensar que estructuralmente somos objetos. Hoy en día se
ve mucho más que hace cuarenta y cuatro años atrás con el tema de la trata de
blancas, de niños, con el comercio de órganos, etc. Es entonces una posición
estructural.
Ahora bien, no se trata solo de ser el objeto sino que el sujeto va a tener que
advenir en tanto tal, y esto va a ser en relación, no al deseo del Otro que lo
precede, sino a los significantes que a cada uno lo esperan. Lo cual -lo vamos
a ver con detalle- tiene que ver con la operación de constitución del sujeto que
Lacan llama la operación de alienación. Esto está más adelante a lo largo del
seminario. Y allí hay una suerte de tensión entre esos significantes que en
cierto modo uno no los elige porque le preceden y sin embargo -cuestión sobre
la que insisto siempre-, a pesar de eso, sobre ese conjunto de significantes que

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el Otro nos provee, aún así, ese ser que va a advenir sujeto, los elige. Por lo
cual, dentro de esa batería que lo antecede, la cuestión es por qué se elige un
significante y no se elige otro. Esto toca el tema de la responsabilidad ética del
sujeto. Acá estoy planteando de manera apretada cuestiones que después
abriremos más.
Esta cuestión de la posición de objeto, de él en posición de objeto en estas
circunstancias de la política del psicoanálisis, Lacan la retoma en el “Discurso a
la a Escuela Freudiana de París” que es de diciembre del año 1967, luego de
que haber presentado su Proposición sobre el Pase. En ese “Discurso…”,
escuchen lo que dice: “Imagínenme en 1961 –no dice 1963- sabiendo que le
servía a mis colegas para volver a la internacional -es decir, para que la
Sociedad Francesa de Psicoanálisis fuera reconocida como un Grupo de
Estudios Francés por la IPA- al precio de mi enseñanza que sería proscripta.
Sin embargo proseguí esa enseñanza al precio de no ocuparme sino de ella y
sin oponerme al trabajo que se hacía para alejar a mi auditorio”. Entonces, el
problema venía desde antes y eclosiona en el ’63 casi el ’64. Pero venía desde
el ’61.
Lo importante es que Lacan recuerda esto cuando, en este discurso, está
hablando acerca de lo que sería esperable para la posición del analista. Da
otros ejemplos más que no voy a mencionar, pero está indicando precisamente
la posibilidad de acceder en el análisis propio, el que se llama o se llamaba el
“didáctico”, a lo que uno es como objeto. En otros términos que utiliza en otro
escrito3, acceder a saber lo que uno es -lo dice en inglés- como wanted or
unwanted, es decir, como “querido” o “no querido”, “deseado” o “no deseado”,
por los padres, es decir, saber qué objeto se es.
Esto es lo que implica la posibilidad para el analista de salir de la posición del
padre que finalmente es equivalente a un significante amo, a un S1, y poder
soportar el lugar de objeto a en la transferencia.
Si ustedes leen la clase “Introducción a los nombres del padre”, van a ver que
al concluir Lacan da como al pasar una definición de la transferencia que dice:
“la transferencia es lo que no tiene nombre en el Otro”. Es decir que está
soportando este concepto fundamental que vamos a trabajar, el de la
transferencia, no sólo en relación al saber, a los significantes, sino
fundamentalmente en relación a ese objeto a que es lo que no tiene nombre en
el Otro.
Por eso, cuando Lacan le puso la letra a y dijo: “Es mi única invención el objeto
a, no inventé nada, no inventé nada, trabajé los conceptos, pero si inventé algo
es el objeto a”, cuando él le pone la letra a, es equivalente a lo que se hace en
matemáticas por ejemplo con la raíz cuadrada de -1, que es un número que se
llama imaginario, se lo denota con la letra i y que es un número que no existe
pero que permite operar. Esta es la idea. El objeto a es una letra que designa
un punto donde no hay significante, porque no es un nombre la letra a -aunque
él dijo alguna vez “lo he bautizado objeto a”-, pero no es un nombre, es una
letra que se vuelve operatoria.

3 “Observación sobre el informe de Daniel Lagache: ‘Psicoanálisis y estructura de la personalidad’”, en


Escritos 2, pág. 662.

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Así, para anticipar algunas cuestiones, vamos a ver más adelante por ejemplo
que lo que dice la vulgata, que nosotros mismos favorecemos cuando decimos
“Ah, el pivote de la transferencia es el sujeto supuesto saber” -que es la
dimensión simbólica de la transferencia, que es la dimensión epistémica de la
transferencia-, vamos a ver que ese sujeto supuesto saber solo funciona
efectivamente, como condición de la transferencia, si al mismo tiempo está
articulado a la transferencia del objeto a. Así que no va uno sin el otro. Este es
un punto crucial porque a veces tenemos la tendencia a pensar las cuestiones
en términos solamente de oposición, y hay que pensarlas también en términos
de articulación. En este caso, la articulación que hay entre la dimensión
simbólica, significante, y la dimensión real que aquí, en este Seminario,
aparece designada a través del objeto a.
Voy a pasar ahora a contarles un poco la historia de cómo se llego a la
excomunión porque pienso que es algo que muchos de ustedes -excepto
quienes tengan especial interés- tal vez no vayan a leer. Son los documentos
de todo lo que aconteció y que están en un libro también agotado que se llama
Escisión, excomunión, disolución. Tres momentos en la vida de Jacques Lacan.
Es una recopilación que hizo Jacques Alain-Miller hace muchos años, en el ’76.
¿Y por qué hacer un poco de historia? Primero, porque también nosotros como
psicoanalistas venimos a inscribirnos en un Otro que nos precede, el Otro de la
historia del psicoanálisis. Es decir que no se trata de historizar por historizar
para ser eruditos de la historia del psicoanálisis, sino ver que si nos incluimos
en referencia a Jacques Lacan, entonces el tema de la excomunión -tan
articulado a la concepción que se tiene del psicoanálisis- es fundamental para
nosotros entenderlo para saber dónde nos estamos inscribiendo como
psicoanalistas. Esa es la idea: con estas breves indicaciones tomar una
especie de perspectiva de ese Otro del psicoanálisis que nos precede. Esto
también lo van a encontrar desarrollado en el libro de Graciela Brodsky.
Por otro lado, no querría dejar de leer la excomunión de Spinoza porque en una
primera lectura se puede tener, como les decía antes, la impresión de que
Lacan exagera. Entonces, vamos a leer primero lo que le pasó a Lacan y
después la excomunión de Spinoza, para ver si estamos de acuerdo con que
es correcto que Lacan llame a eso “excomunión”.
Acá hay que anotar en serie las siguientes fechas: 1953, 1961, 1963 por
supuesto, y, finalmente, 1964.
¿Qué es lo que ocurre en 1953? En Francia, en el año 1926, se funda lo que se
llama la Sociedad Psicoanalítica de París, la SPP. Esta sociedad estaba
presidida por un tal Nacht, que además tenía un proyecto de Instituto -y esto
nos toca de cerca a nosotros porque somos un Instituto-, de Instituto de
Psicoanálisis que entraba en tensión con el proyecto que alentaba Jacques
Lacan. Lacan en ese momento estaba rodeado, entre otros, por Daniel
Lagache, Francoise Dalto, y otros más, y tenía un área de influencia bastante
importante a partir de los seminarios que estaba empezando a dar. En los años
’51 y ’52, se dedica a Dora, es su primer seminario. Lacan reunía a la gente en
su casa que eran 20 o 25 jóvenes. En los años ’52 y ’53, cuando se va a
producir lo que vamos a llamar “la escisión”, él estaba dando el “Seminario del
Hombre de los lobos”.Es decir que el Seminario 1 no es el 1, es el 3 en realidad
ya que hay dos seminarios previos de los que no sé si hay notas tomadas,
taquigrafiadas.

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¿Qué ocurre entonces? Lacan avanza allí sí con su retorno a Freud. Lo


acompañan este núcleo de psicoanalistas tan importantes como Lagache,
especialmente, profesor universitario además, y muchos jóvenes. Pero Lacan,
esto está indicado por Miller en esta recopilación, ya practicaba las sesiones
cortas, y esto es lo que estaba generando malestar con el Comité Ejecutivo
Central de la IPA. ¿Y qué ocurre? Que en el ’53 se produce la escisión de la
SPP y se crea la SFP, la Sociedad Francesa de Psicoanálisis. La Sociedad
Francesa de Psicoanálisis se escinde de la SPP pero quiere mantenerse –y
Lacan está allí- dentro de la IPA. Parece ser entonces que Lacan quería seguir
dentro de la IPA. Comienza entonces toda una serie de negociaciones, de
pedidos, dirigidos al Comité Ejecutivo Central de la IPA que tiene dos
momentos fundamentales: en el ’61 y en el ’63, porque se producen durante los
Congreso de Edimburgo y de Estocolmo. Para nosotros suena a un equívoco
chistoso porque es como si dijeran que para ellos esto era un colmo. Como si
en el ’63, en Estocolmo, la IPA hubiera dicho: “¡Basta, esto es un colmo. Lo
tienen que echar a Lacan. No podemos soportar más a ese personaje en
nuestra comunidad!”
Finalmente en el año ’64, que como dijimos es el año precisamente del
Seminario 11. Pero además, el 21 de junio -poquito antes de terminar el
Seminario 11- Lacan funda su Escuela, la Escuela Freudiana de París. Donde
hay que tener muy en claro que la forma Escuela de Lacan para nada tiene que
ver con una suerte de asociación equivalente a la forma de las otras
sociedades, es algo totalmente distinto. La Escuela de Lacan se propone
proseguir el surco tajante de la verdad -como dice en su Acto de fundación-,
de la verdad freudiana, pero al mismo tiempo no prosigue con los límites
freudianos con respecto al padre que habíamos mencionado. Esto implica
buscar una organización institucional que no esté guiada o dirigida con la lógica
del nombre del padre.
Fíjense por ejemplo que cuando se produce la escisión y se crea la Sociedad
Francesa de Psicoanálisis, Nacht consigue inaugurar en julio del ’54 el famoso
instituto de la SPP que mencionaba antes. En presencia del Ministro Nacional
de Educación, Nacht asegura en su alocución que el Ministerio “tiene pleno
derecho de fiscalización sobre nuestra obra”. Es decir que el instituto de la SPP
se crea en relación a las autoridades del poder público, diciendo que tienen
ingerencia absoluta. De más está decir que solamente los médicos estaban
aceptados en el proyecto de Nacht, mientras que en el proyecto de Lacan,
Dolto, Lagache, eran considerados también los no-médicos. Ya desde ese
momento se ver lo que estaba en juego.
Ustedes saben que nuestro instituto no tiene reconocimiento universitario y que
si lo llegara a tener sería en tanto una maestría, un curso de postgrado. Pero
que, tal como dice Miller en el “Prólogo en Guitrancourt”: “No hay en ningún
lugar del mundo diploma de psicoanalista”.
Entonces, el proyecto de Nacht en los años ’50 era ya el de obtener un diploma
de psicoanalista garantizado por el Estado. Y además, en el proyecto de ese
instituto -que está aquí, en la recopilación de documentos que les mencioné-
Nacht pone esto como exergo. Van a ver que esto suena muy actual, dice así:
“En particular no habrá que olvidar que la separación en embriología, anatomía,
fisiología, psicología, sociología, clínica, no existe en la naturaleza y que no hay
más que una disciplina: La neurobiología a la que la observación nos obliga a

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agregarle el adjetivo humana en lo que nos concierne.”4 ¡Es decir que ya en el


momento de la escisión lo que tenemos allí es algo que ahora llamamos el
esfuerzo de producir una traducción neurocognitiva del psicoanálisis! O sea el
intento de acercar el psicoanálisis a las neurociencias. Eso ya está dicho allí en
el año ’54, por Nacht.
Como les decía, comienzan entonces todas las tratativas para que la Sociedad
Francesa de Psicoanálisis sea reconocida por la IPA, y la condición que
progresivamente van poniendo es separar del cargo de didactas a Françoise
Dolto y a Jacques Lacan.
Por ejemplo, en el año ’63 se crea un Comité asesor y que investiga esta
situación, lo que ellos llamaban “el problema Lacan”. Y miren lo que dicen, que
es lo que antecede a su excomunión: “Lacan no se da cuenta de que su
posición pone en peligro a la Sociedad Francesa de Psicoanálisis. El artículo
13 no se aplicó –es decir, no lo podían, no se animaban digamos, sus colegas
a excomulgarlo -, los argumentos dados no tienen peso, nada puede predecirse
sobre la duración de las sesiones. Lacan busca evitar la transferencia negativa
–que raro ¿no?-, es muy dudoso que la mayoría de sus alumnos estén
analizados, juega a tontas y a locas con el análisis de la transferencia, lo
manipula. Indudablemente no tiene tanta influencia en el estilo para vestirse, el
vocabulario de sus alumnos.” Porque está el tema de la copia, los moñitos que
usaba Lacan y todo eso-, aparte de algunos candidatos exageradamente
alambicados. Sí. Eso ocurría acá también, ocurría en el lacanismo y era una
reproducción de lo alambicado del discurso de Lacan. Prosigo: “Hay que
subrayar tres puntos: pasividad no analizada de los alumnos respecto de las
sesiones cortas, similar pasividad de la comisión de estudio sobre este punto
–porque no lo echaban-, las relaciones transferenciales quedan sin solucionar:
o romper con cólera o permanecer en estado de dependencia prolongada. Los
resultados de los análisis son muy variados, difíciles de predecir o de
generalizar –¡Es cierto: no se pueden predecir y generalizar los finales de
análisis!-, el trabajo de Lacan como terapeuta es irresponsable, pero –agregan-
Lacan es el intérprete del psicoanálisis entre una vasta audiencia.” 5
Esto es lo que los inquietaba. Y entonces, en el ’63, le plantean que si antes del
31 de octubre no extirpan a Lacan de la lista de didactas no va a haber ningún
tipo de reconocimiento. Ahí se produce el quiebre y la concesión de lo que
Lacan llama sus colegas, alumnos, incluso sus analizantes.
Ahora bien, cuando Lacan habla de la excomunión dice que se le aplicó la
excomunión mayor que es la que se le aplicó a Spinoza. ¿Qué significa? Que
no puede volver nunca, nunca más, aunque lo quisiera, a la comunidad que lo
ha expulsado.
Yo estuve investigando un poco más qué tipos de excomunión existen en la
religión judía. En realidad hay tres. Ustedes verán que Lacan dice que hay dos,
pero hay tres.
El primero se llama así niddui. ¿Qué supone esto? Esto supone la separación.
Al tipo que por alguna razón, porque no pagó deudas, porque no cumplió con
los preceptos, porque blasfemó, lo que fuera, se lo separa, no se le permite

4 En Escisión, excomunión, disolución


5 Ibídem, pág.

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volver durante un mes a la sinagoga y además se le indica a los otros fieles


que no pueden acercarse a él. Es una suerte de radiación que implica una
separación pero que al cabo de un cierto tiempo -si el implicado rectifica su
posición y dice “Me he equivocado”, y vuelve en sí-, es aceptado nuevamente
en la comunidad. Si no lo hace, se puede prorrogar esto un mes más. Ven que
es una excomunión que se llama excomunión menor, con posibilidad de
retorno.
Luego está el segundo tipo, el cherem, que en el Seminario 11 está escrito con
k, kherem. Además de la separación se le agrega el que se reúnan todos en la
sinagoga y comiencen a leer una suerte de bando con respecto a por qué
razón se ha decidido, no separar sino expulsar a fulano de tal. Esto entonces
supone la expulsión. Lo que allí se hace, parece ser -¡yo nunca participé de
esto, no sé si alguien acá alguna vez tuvo la posibilidad de hacerlo, no sé si se
sigue haciendo!- que al final de esta oración y de leer ese dictamen de la
excomunión, se apagan las velas, el rabino mayor apaga las velas para mostrar
cómo se ha extinguido la relación del infiel con respecto a la llama divina.
También cuentan que a veces vertían sangre. Hay descripciones muy
graciosas. Imagínense una atmósfera oscura con velas, todos ahí rezando,
apagando las velas y haciendo chorrear sangre. Sin embargo, a pesar de esto,
aún en esta expulsión existe la posibilidad de que si el infiel vuelve en sí, si
reflexiona y recapacita, el infiel que ha sido expulsado puede retornar a la
comunidad judía.
Pero existe la última forma, que es la que se aplicó a Spinoza y que se llama -
lo escribo como está en el seminario, con ch- chammata. También se escribe
así, schammata, que por lo que pude averiguar significa “extirpación”. No es
que la palabra signifique exactamente eso. Voy a ser más preciso: el sentido
que tiene es el de la extirpación radical. En este caso, además de esa
ceremonia se hace escuchar el shofar, el cuerno del shofar, lo cual genera una
sensación de gran inquietud. Precisamente Lacan había trabajado sobre el
shofar en el Seminario 10 -algunos de ustedes deben saberlo-, lo cual supone
que ya estaba siendo sacrílego, hereje, tocando estos temas de la religión. Si
ustedes van a la clase “Introducción a los nombres del padre” leerán que él
aborda allí, como dije antes, la cuestión de Jahvé, de las formas de aparición
de Jahvé.

Niddui separación
Cherem expulsión
Chammata extirpación

El autor que sigo sobre este tema de la excomunión se llama Cólerus, Jean
Cólerus.6 Es del siglo XVIII, escribió poco después de la muerte de Spinoza e
indagó acerca del tema de la excomunión. Y parece ser que no encontraba el
acta de excomunión de Spinoza. Pero entonces intentaba figurarse lo que
podría decir esa acta de excomunión a partir de una suerte de estándar del
acta de excomunión que dice así. Lo voy a traducir del francés.

6 Colerus, Jean, Colerus/Lucas, Vies de Spinoza, Éditions Allia, París, 1999.

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“En nombre de aquél que se le apareció a Moisés en la zarza ardiente, en su


nombre por el cual el mismo Moisés separó las aguas del Mar Rojo, el nombre
de aquél que dijo: “Soy el que soy””. ¡Tengan presente lo que les decía, que lo
que Lacan trabaja en la última clase, la única de los nombres del padre, son
precisamente estas referencias! Prosigo:
“Por las profundidades misteriosas del gran nombre de Dios –el tema del
nombre-, Jehová, por sus santos mandamientos grabados en las dos tablas de
la ley, excomulgamos a todos y a cada uno de los hijos de Israel, hijos e hijas,
que de alguna manera viole voluntariamente uno solo de los mandamientos de
la iglesia, los cuales deben ser observados religiosamente y con el mayor
respeto, y que sea maldito por el eterno Dios, que sea maldito en el cielo y
sobre la tierra, desde la boca misma de Dios Todopoderoso”.
Ahora bien, en la excomunión de Spinoza hay que tener presente que si bien
era un judío que vivía en Ámsterdam, inicialmente estaba animado por la
filosofía de Descartes. Él después se opuso conceptualmente, filosóficamente,
a Descartes. Pero, ¿por qué digo que estaba animado a partir de Descartes?
Por la búsqueda de la verdad que es lo que animaba a Descartes, y en eso
Spinoza también era un hijo del iluminismo. Es decir que Spinoza comienza en
el Siglo de las Luces y, según cuentan, no cumplía con los preceptos religiosos
y se burlaba mucho del descifrado que hacían los rabinos de la Torah, ya que
lo animaba un afán de cientificidad.
Por esto es importante decir que Lacan comienza el Seminario 11, podemos
decir de la mano de Spinoza y además identificado a él. No solo por haber sido
el objeto segregado, expulsado, extirpado, sino porque hay en Lacan un afán
de cientificidad. Es lo que decíamos de apuntar hacia una matematización del
psicoanálisis. Recuerden que la ética de Spinoza, el libro mayor de Spinoza, se
llama “La Ética demostrada según el orden geométrico”. Porque hay un anhelo
en Spinoza, el de juntar… ¿Qué? La verdad que se acerca a la verdad
científica matemática, con la religión. Por eso, en este sentido, Lacan no solo
entra al Seminario 11 de la mano de Spinoza, identificado a él como objeto de
deshecho por la excomunión, sino también por su afán de matematizar y de
poner en cuestión los preceptos religiosos que según él seguían operando en
el psicoanálisis.
Sin embargo, en la última clase del Seminario 11 vamos a ver -esto es muy
importante- como Lacan se separa de Spinoza. Lacan va a decir que la
posición de Spinoza, a través de un concepto que es el del Amor intellectualis
Dei, reduce Dios al Otro pero concebido sólo como universo significante, lo cual
no da lugar… ¿A qué? A lo que Lacan ha aislado que es el objeto a. Y así,
Lacan va a decir que Kant con su imperativo categórico leído desde Sade -
leído desde la posición perversa de los escritos de Sade-, es mucho más
certero para nosotros psicoanalistas porque introduce, como decía antes,
precisamente ese objeto de goce, libidinal, que no tiene nombre, que no puede
ser reducido a un significante. Entonces, es interesante ver cómo Lacan entra
de la mano de Spinoza y sale separándose de él, por lo menos en este
aspecto.
Entonces, vamos a leer ahora, primero, la excomunión de Spinoza, y luego, lo
que a mi entender es donde aparece la razón de que hablemos de una
verdadera excomunión de Lacan.

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La excomunión de Spinoza ocurrió el 27 de julio de 1656, y si ustedes al


escucharlo, en lugar de Spinoza ponen el nombre Lacan, la cosa empieza a
tomar una cierta lógica. Dice así:
“Los señores del Comité directivo hacen saber a sus señorías cómo, hace días,
teniendo noticias de las malas opiniones y obras de Baruch de Spinoza,
procuraron por distintas vías y promesas apartarlo de sus malas costumbres;
–¡la sesión corta, podríamos decir!- y que, no pudiendo remediarlo, antes al
contrario teniendo cada día mayores noticias de las horrendas herejías que
practicaba y enseñaba y de los actos monstruosos que cometió; teniendo de
ello muchos testimonios fidedignos, que presentaron y testificaron todos en
presencia del susodicho Spinoza, y quedando éste convencido; que examinado
todo ello en presencia de los señores rabinos decidieron, con su acuerdo, que
dicho Spinoza sea excomulgado y apartado de la nación de Israel, como por el
presente lo ponen en excomunión, con la excomunión siguiente:
Con la sentencia de los ángeles y con el dicho de los santos, con el
consentimiento del Dios bendito y el consentimiento de toda esta Santa
Comunidad y en presencia de estos santos libros, con los 613 preceptos que
en ellos están escritos, nosotros excomulgamos, apartamos y execramos, a
Baruch de Spinoza con la excomunión con que excomulgó Josué a Jericó, con
la maldición con que maldijo Elías a los jóvenes y con todas las maldiciones
que están escritas en la Ley.(…)
Borre su nombre de bajo de los cielos y sepárelo, para su desgracia, de todas
las tribus de Israel. (…)…advirtiendo que nadie puede hablar oralmente ni por
escrito, ni hacerle ningún favor ni estar con él bajo el mismo techo ni a menos
de cuatro codos de él, ni leer papel hecho o escrito por él”.
Es fuerte. Esto está en un libro muy interesante de Diego Tatián, que es un
pensador cordobés argentino, que se llama La cautela del salvaje. Pasiones y
política en Spinoza, donde habla sobre la dimensión política que tiene el
spinozismo. Hoy en día esto está muy reactivado. Y justo este libro tiene la
bula, podemos decir, de excomunión, que me vino como anillo al dedo para
leérselas.
Ahora bien… ¿Lacan exagera? Fíjense lo que dice un informe del Comité
asesor dirigido por un tal Turquet, enviado al Comité Ejecutivo Central de la
IPA, es decir, cuando asesora acerca de qué actitud debe seguir la SFP:
“No pedir a Lacan que cese su seminario sino que no figure en el programa de
enseñanza – ¡Dicen que puede seguir dando su seminario pero no puede
figurar en el programa de enseñanza!-
Que la Comisión de estudios vete la presencia de los alumnos en ese
seminario – ¡Es casi como que no se le pueden acercar!-
Lacan es y seguirá siendo – ¡permanente!- siempre inaceptable como didacta.
Conviene perfeccionar garantías para su exclusión permanente. – ¡esto es el
chammata!, no hay posibilidad de retorno- Toda tentativa de darle una
categoría especial será desanimada y provocará un prejuicio desfavorable -
¿De quién? De la Sociedad Francesa de Psicoanálisis para ser reconocida-.
Lacan como didacta es una amenaza: es preciso salvar a sus candidatos y
prever un plan para transferirlos a otros didactas –es lo que hicieron-. Es

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preciso un plan para mantener su exclusión de la enseñanza después de un


eventual reconocimiento de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis.”
Y miren como concluyen ahora:
“Que trabaje en paz y a su manera como simple miembro de la sociedad.”
¡Por lo menos a la sinagoga podía ir, pero iba a dar su clase en algún lugarcito
o no sé si en su casa, y entonces podía seguir siendo miembro pero no didacta
y tampoco figurar en los programas de enseñanza!
Por eso Lacan dice: “Renuncié”. Porque frente a esto él podría haberse
quedado, él lo dice acá al comienzo, cuando abre esta recopilación. Vean lo
que dice en el ’76 cuando Miller le presenta esta recopilación de documentos,
dice así: “Gané, sin duda...” Porque es el tema formidable de que el efecto de
esta excomunión fue una especie de punto arquimédico para desarrollar lo que
sabemos que es el lacanismo, más allá de nuestra orientación lacaniana, a
nivel mundial. “Gané, sin duda puesto que hice escuchar lo que pensaba sobre
el inconsciente, principio de la práctica –interesante, porque hace referencia al
concepto fundamental que tenemos que trabajar nosotros, de qué inconsciente
está hablando-. No voy a decirlo aquí porque todo lo que aquí se publica, -se
refiere a esta recopilación- particularmente debido a mi pluma me causa horror
- ¿qué le causa horror de su pluma que está acá? El proyecto de estatutos del
instituto que él mismo había elaborado. Es interesante leerlo y pensar que a
Lacan le causa horror lo que él mismo escribió en ese momento-. A tal punto
creí haberlo olvidado de lo cual dará testimonio quien me compila –es decir,
Miller-. No querer pensar más en ello no es el olvido desgraciadamente. Y
concluye: El débil sometido al psicoanálisis siempre se convierte en un canalla.
Que se lo sepa”.7
Por eso es tan importante tener presente que lo que está en juego acá no es la
persona de Lacan. Insisto. Lacan no hace de esto un incidente de su vida sino
que lo inscribe en la elaboración misma del psicoanálisis, no solo en la historia
sino en la práctica del psicoanálisis y en sus conceptos fundamentales.
Bien. Nos quedan pocos minutos y habría muchas puntuaciones para hacer de
esta primera clase. Pero voy a detenerme aquí ya que creo está bien situado el
marco general. Para que lo retomen luego en los talleres, habría que destacar
también diversas indicaciones que hace Lacan con respecto a qué es una
praxis. Por ejemplo, el riesgo precisamente de que el psicoanálisis
desemboque en una religión. Van a ver también que hay un pasaje en estas
primeras páginas donde él habla de la hermenéutica. La hermenéutica es la
religión del sentido, es la idea de que todo tiene sentido y que se puede
descifrar. Esa fórmula, que van a leer en la primera clase, anticipa una
definición de los años ’70 donde Lacan dice que la religión segrega sentido.
¿Qué más dice? Que eso nos atañe a nosotros como analistas en lo que hace
a la práctica de la interpretación.8 Y esto que anticipa en la primera clase va a
ser retomado luego al hablar de una nueva fórmula de la interpretación en este
mismo seminario. Dirá que la interpretación no apunta a producir el sentido
reprimido sino “a aislar los significantes sin sentido que están apresados en el

7 Op. cit., pág.


8 Lacan, Jacques, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, 1993, pág. 16.

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núcleo del síntoma”.9 Entonces debemos tener presente que en este seminario
tenemos también una nueva definición de síntoma.
Como cuestión propedéutica, especialmente para quienes recién están
entrando en la enseñanza de Lacan, conviene tener presente lo siguiente. Que
precisamente en el año 1953, en “Función y campo de la palabra…” que es el
escrito con el cual él inaugura su enseñanza y que apoyaban Lagache, Dolto,
el movimiento de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis, él dice: ¿Qué es el
síntoma? “Es el significante –S- de un significado –s- reprimido de la conciencia
del sujeto.”10 Esto es el Freud más clásico: hay un síntoma, no sé lo que
quiere decir, y entonces supongo que hay un sentido reprimido que tengo que
descifrar.
Luego, en el año 1957, en otro escrito que ya mencioné, “La instancia de la
letra…”, el síntoma ya no es el significante de un significado reprimido, sino que
el síntoma es una metáfora. Es decir, es un significante que sustituye a otro
significante. ¿Y qué es este significante que es sustituido por el significante que
aparece en el síntoma? Lo llama “el significante enigmático del trauma
sexual”.11 Entonces, ya no es lo mismo.
Más adelante, en el año ’63, Lacan sorprende en el Seminario 10 diciendo a
todos que el síntoma –no habla ahora de significante ni significado- es goce y
se basta a sí mismo, como algo cerrado.12 Y por lo tanto debe operarse la
transferencia para que pueda abrirse la búsqueda de un sentido a ese síntoma.
Entonces, acá el síntoma es goce. Goce, para decirlo muy rápidamente, es una
noción con la que Lacan junta la libido freudiana y la pulsión de muerte
freudiana. Goce supone eso, la satisfacción paradojal de placer y padecimiento
al mismo tiempo, por eso es el núcleo sintomático.
Y en 1964 aquí en el Seminario 11, él va a hablar -como dije recién- de los
significantes sin sentido -los S1- aprisionados en el síntoma.
Entonces, esto repercute inmediatamente sobre la interpretación porque aquí
ya no puedo pensar que la interpretación apunta a resolver el sentido reprimido
o el significado reprimido del síntoma. Ahora apunta a localizar estos
significantes enigmáticos sin sentido. Entonces es otro tipo de interpretación la
que está en juego.
Me detengo acá y les paso la palabra. Me gustaría escucharlos un poquito,
alguna pregunta, algo, tanto del punto de vista organizativo como teórico….
¿Nada? ¡Empecé hablando de que tenían que preguntar! ¡No puede ser!
Tenemos un ratito hasta las tres… Hay una pregunta allá ...
Pregunta (Intervención sin micrófono)
Me dicen si podría desarrollar un poco más lo de la responsabilidad ética. Lo
dije muy rápidamente pero vamos a verlo con detalle cuando abordemos estas
dos operaciones que Lacan llama de causación del sujeto, que son la
operación de alienación y la operación de separación.

9 Ibídem, pág. 258.


10 En Escritos 1, pág. 270.
11 En Escritos 1, pág. 498.
12 En La Angustia, Paidós, Argentina, 2006, pág. 139.

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La operación de alienación está ligada a el lazo del sujeto con el S1 y el S2, los
dos significantes. La definición clásica de Lacan: “Un sujeto es lo que
representa un significante para otro significante”, eso es la alienación. Y la
operación de separación está ligada a la dimensión de la pulsión y del objeto a.
Dejamos esto por ahora.
Lo que decía es que cuando un ser hablante viene al mundo no solo es objeto,
porque es un objeto negociado inconscientemente en el deseo de los padres,
sino que al mismo tiempo para constituirse como sujeto tiene que alienarse en
los significantes que lo preceden. Desde esta perspectiva, uno podría pensar
en una suerte de determinismo absoluto: le tocó nacer en un Otro, es
representado, constituido por ese Otro familiar que constituye la pareja
parental, las historias familiares, etc., y es como si el significante le fuera
impuesto. Como les pasó a ustedes con lo de los talleres: ¡Por orden alfabético
y listo! Pero en la constitución del sujeto no es exactamente así. Si bien
podemos decir que el conjunto de significantes que preceden al sujeto son
ciertos significantes particulares -porque hay un Otro y le tocó nacer en ese
Otro-, para advenir como sujeto y ser representado por un significante para
otro, ocurre que el sujeto dentro de esa batería, podríamos decir -aunque usar
el término “batería” es complicado, digámoslo- en esa batería significante que
lo precede, por alguna razón elige algunos y no otros significantes.
Esto remite a una posición inclaudicable de Lacan que mantuvo siempre, desde
el año 1946. Hay un texto que se titula “Acerca de la causalidad psíquica”,
donde debate con Henry Ey, el famoso psiquiatra. ¿Qué decía Henry Ey? Que
la locura era un “insulto a la libertad”. ¿Por qué? Porque se supone un trastorno
orgánico del cual el sujeto no sería libre de poder elegir. Y Lacan en ese escrito
reconduce -ya en 1946- la locura misma, la psicosis, la reconduce a lo que
llama “una insondable decisión del ser”. Es decir que ese ser que está
adviniendo elije, lo cual es una gran paradoja porque en realidad en esa
elección no hay ningún ser consciente. Pero, a posteriori, el sujeto -es lo que
ocurre en el análisis- deberá hacerse responsable de esas elecciones que hizo,
que implican la elección de ciertos significantes y de un modo de satisfacción.
Esta es la perspectiva ética. Porque si no existiera esto, el análisis sería algo
así como solamente saber qué significantes me determinaron y me seguiría
quejando de papá, de mamá, del abuelo, de eso toda la vida, sin poder situar
cuál es mi responsabilidad en haber tomado eso y no otra cosa de lo que había
en ese Otro. Ese es el punto donde se sitúa la responsabilidad y donde existe
la posibilidad de transformar la posición del sujeto.
Vamos a ver que no hay desalienación posible. A veces existe la idea de que
habría que desalienarse, que el psicoanálisis implicaría desalienarse de los
significantes que vienen del Otro. No. Eso es imposible por estructura. No hay
desalienación de los significantes primordiales que constituyen al sujeto. Pero
lo que sí se puede obtener es una posición distinta con respecto a esos
significantes, y eso transforma la posición del sujeto con respecto a ese Otro
que lo antecedió en su existencia.
Además, esto se liga al tema del objeto a. Se liga al objeto a porque dijimos
que es el índice de un agujero en la estructura. Y si no existiera un agujero en
la estructura tendríamos una estructura totalmente omnideterminante de la cual
podríamos saber pero no podríamos transformar absolutamente nada. Es

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porque existe ese agujero, indicado en este Seminario por el objeto a, que ahí
el sujeto puede llegar a cambiar de posición.

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