Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has
amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor
prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho
nuestro hermano en las entrañas de la Virgen,
naciese en un pesebre para nuestra salud y
remedio; te damos gracias por tan inmenso
beneficio. En retorno, te ofrecemos, Señor, el
esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo
y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran
mandamiento de amarnos como hermanos.
Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo
realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de
paz y alegría, sea para nuestra comunidad un
estímulo, a fin de que, viviendo como hermanos,
busquemos más y más los caminos de la verdad,
la justicia, el amor y la paz. Amén.
Padre Nuestro, 1 Gloria
1. ORACIÓN
PARA TODOS
LOS DÍAS
Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor.
Que no haya injuria porque Tú nos das
comprensión. Que no haya amargura porque Tú
nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú
nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos
das el perdón. Que no haya abandono porque Tú
estás con nosotros. Que sepamos marchar hacia
ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca
un día más de entrega y sacrificio. Que cada
noche nos encuentre con más amor. Haz Señor
con nuestras vidas, que quisiste unir, una página
llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que
anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu
camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo.
Que hagamos del amor un motivo para amarte
más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu
encuentro nos conceda el hallarnos unidos para
siempre en ti. Amén.
2. ORACIÓN
PARA LA
FAMILIA
DÍA PRIMERO (16 DE DICIEMBRE)
CON EL PERDÓN DEL ESPÍRITU SANTO
RECONCILIÉMONOS CON DIOS Y CON LOS
HERMANOS.
Vamos a afianzar nuestros valores de modo que
la navidad sea lo que debe ser; una fiesta
dedicada a la RECONCILIACIÓN. Dedicada al
perdón generoso y comprensivo que
aprenderemos de un Dios compasivo.
Con el perdón del Espíritu Santo podemos
reconciliarnos con Dios y con los hermanos y
andar en una vida nueva. Es la buena noticia que
San Pablo exclamó en sus cartas, tal como
leemos en su epístola a los Romanos 5. 1 – 11.
Vivir la Navidad es cancelar los agravios si alguien
nos ha ofendido, y es pedir perdón si hemos
maltratado a los demás.
Así, del perdón nace la armonía y construimos
esa paz que los ángeles anuncian en Belén: paz
en la tierra a los hombres que aman al Señor y se
aman entre sí. Los seres humanos podemos
3. hacernos daño con el odio o podemos ser felices
en un amor que reconcilia. Y esa buena misión es
MEDITACIÓN para cada uno de nosotros: ser agentes de
reconciliación y no de discordia, ser instrumento
DEL DÍA de paz y sembradores de hermandad.
Soberana María, te pedimos por todas las
familias de nuestro país; haz que cada
hogar de nuestra patria y del mundo sea
fuente de comprensión, de ternura, de
verdadera vida familiar. Que estas fiestas
de navidad, que nos reúnen alrededor del
pesebre donde nació tu Hijo, nos unan
también en el amor, nos hagan olvidar las
ofensas y nos den sencillez para
reconocer los errores que hayamos
cometido.
Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede
por nosotros. Amén.
(Tres Avemaría)
4. ORACIÓN
A LA VIRGEN
Santísimo San José, esposo de María y
padre adoptivo del Señor, tú fuiste
escogido para hacer las veces de padre en
el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres
de familia; que ellos sean siempre en su
hogar imagen del padre celestial, a
ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la
gran responsabilidad de educar y formar a
sus hijos, entregándoles con un esfuerzo
continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a
los hijos a entender y apreciar el
abnegado esfuerzo de sus padres. San
José modelo de esposos y padres
intercede por nosotros. Amén.
Padre Nuestro
5. ORACIÓN
A SAN JOSÉ
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a
nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Oh sapiencia suma del Dios soberano, que
a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh
Divino infante, ven para enseñarnos la
prudencia que hace verdaderos sabios.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a
nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!
- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano,
Tú sabes y entiendes del dolor humano; que
cuando suframos dolores y angustias,
siempre recordemos que nos has salvado.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a
nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!
- Oh lumbre de oriente, sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas tu esplendor veamos,
Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca
la sonrisa de tus dulces labios.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a
nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
6. GOZOS
- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de
Israel anhelo, Pastor del rebaño. Niño que
apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya
el cordero manso.
Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a
nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor
rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven
Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor
del campo.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a
nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Tú te hiciste Niño en una familia llena de
ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí
congregados, el gran compromiso del amor
cristiano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a
nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo
del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi
sueño adorado; mi constante amigo, mi divino
hermano.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a
nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese
ya tus plantas, bese ya tus manos.
Prosternado en tierra te tiendo los brazos
y aún más que mis frases te dice mi llanto.
Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a
nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- haz de nuestra patria una gran familia;
siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz.
Danos fe en la vida, danos esperanza y un
sincero amor que nos una más.
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a
nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
- Ven Salvador nuestro por quien
suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven,
no tardes tanto!
Señor, Navidad es el recuerdo de tu
nacimiento entre nosotros, es la presencia de
tu amor en nuestra familia y en nuestra
sociedad. Navidad es certeza de que el Dios
del cielo y de la tierra es nuestro Padre, que
tú, Divino Niño, eres nuestro Hermano.
Que esta reunión junto a tu pesebre nos
aumente la fe en tu bondad, nos
comprometa a vivir verdaderamente como
hermanos, nos dé valor para matar el odio y
sembrar la justicia y la paz. Oh Divino Niño,
enséñanos a comprender que donde hay
amor y justicia, allí estas tú y allí también es
Navidad. Amén.
Gloria al Padre
En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu
Santo, AMÉN.
7. ORACIÓN
AL NIÑO JESÚS
SEGUNDO DÍA (17 DE DICIEMBRE)
QUE LA ENCARNACIÓN DE DIOS, NOS
ENSEÑE EL GRAN VALOR LLAMADO
COMPRENSIÓN
COMPRENSIÓN es una nota distintiva de todo
verdadero amor.
Podemos decir que la Encarnación de un Dios
que se hace hombre puede leerse en clave de
ese gran valor llamado comprensión. Es un
Dios que se pone en nuestro lugar, que
rompe las distancias y comparte nuestros
afanes y nuestras alegrías. Es gracias a ese
amor comprensivo de un Dios padre que
somos hijos de Dios y hermanos entre
nosotros. Dios, como afirma San Juan nos
muestra la grandeza de su amor y nos llama a
vivir como hijos suyos. Leer la primera carta
de Juan 3, 1 – 10. Si de verdad actuamos
como hijos de Dios no imitamos a Caín si no
que “damos la vida por los hermanos” (3, 16).
Con un amor comprensivo somos capaces de
ver las razones de los demás y ser tolerantes
con sus fallas.
MEDITACIONES Si la NAVIDAD nos torna comprensivos es una
excelente Navidad.
DIARIAS
Feliz Navidad es aprender a ponernos en el
lugar de los demás.
TERCER DÍA (18 DE DICIEMBRE)
QUE JESÚS COMO BUEN PASTOR, NOS
ENSEÑE A VIVIR EL AMOR RESPETUOSO.
RESPETO: una cualidad del amor que nos
mueve a aceptar a los otros tal como son.
Gracias al respeto valoramos la gran dignidad
de toda persona humana hecha a imagen y
semejanza de Dios, aunque esa persona esté
equivocada.
El respeto es fuente de armonía porque nos
anima a valorar las diferencias, como lo hace
un pintor con los colores o un músico con las
notas o ritmos.
Un amor respetuoso nos impide juzgar a los
demás, manipularlos o querer moldearlos a
nuestro tamaño.
Siempre que pienso en el respeto veo a Jesús
conversando amablemente con la mujer
samaritana, tal como lo narra San Juan en el
capítulo cuatro de su evangelio.
Es un diálogo sin reproches, sin condenas y
en el que brilla la luz de una delicada
tolerancia.
Jesús no aprueba que la mujer no conviva con
su marido, pero en lugar de juzgarla la felicita
por su sinceridad. Actúa como buen pastor y
nos enseña a ser respetuosos si de verdad
queremos entendernos con los demás.
CUARTO DÍA (19 DE DICIEMBRE)
QUE LA NAVIDAD NOS ACERQUE A LA
VERDAD: ACEPTAR QUE JESÚS ES LUZ QUE
VIENE A ESTE MUNDO.
SINCERIDAD: Una cualidad sin la cual el amor
no puede subsistir, ya que no hay amor
donde hay mentira. Amar es andar en la
verdad, sin máscaras, sin el peso de la
hipocresía y con la fuerza de la integridad.
Sólo en la verdad somos libres como lo
anunció Jesucristo: Juan 8, 32. Sólo sobre la
roca firme de la verdad puede sostenerse una
relación en las crisis y los problemas.
Con la sinceridad nos ganamos la confianza y
con la confianza llegamos al entendimiento y
la unidad.
El amor nos enseña a no actuar como los
egoístas y los soberbios que creen que su
verdad es la Verdad.
Si la Navidad nos acerca a la verdad es una
buena Navidad: es una fiesta en la que
acogemos a Jesús como luz verdadera que
viene a este mundo: Juan 1, 9. Luz verdadera
que nos aleja de las tinieblas nos mueve a
aceptar a Dios como Camino, Verdad y Vida.
Ojalá nuestro amor esté siempre iluminado
por la verdad, de modo que esté también
favorecido por la confianza.
QUINTO DÍA (20 DE DICIEMBRE)
QUE EN ESTAS FECHAS, DIOS NOS CONCEDA
A TODOS EL DON DEL DIÁLOGO SERENO.
DIÁLOGO: toda la Biblia es un diálogo
amoroso y salvífico de Dios con los hombres.
Un diálogo que lleva a su culmen y su
plenitud cuando la palabra de Dios que es su
Hijo, se hace carne, se hace hombre, tal como
lo narra San Juan en el primer capítulo de su
evangelio.
De Dios apoyado en la sinceridad, afianzado
en el respeto y enriquecido por la
comprensión, es el que necesitamos en todas
nuestras relaciones.
Un diálogo en el que a diario “nos revistamos
de misericordia, bondad, humildad,
mansedumbre y paciencia”. Colosenses 3, 12.
El diálogo sereno que brota de un sincero
amor y de un alma en paz es el mejor
aguinaldo que nos podemos dar en
Diciembre. Así evitamos que nuestras casas
sean lugares vacíos de afecto en los que
andamos dispersos como extraños bajo el
mismo techo.
Dios nos concede a todos el don de
comunicarnos sin ofensas, sin juicios, sin
altanerías, con respeto y empatía, lo que
genera acogida y mutua aceptación.
SEXTO DÍA (21 DE DICIEMBRE)
QUE LA NAVIDAD NOS AYUDE A DESTERRA EL
ORGULLO Y NOS ENSEÑE LA SENCILLEZ.
SENCILLEZ: es la virtud de las almas grandes y
de las personas nobles.
Sencillez fue el adorno de María de Nazaret
tal como ella misma lo proclama en su canto
de Magníficat.
"Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador
porque ha mirado la humildad de su esclava"
Lucas 1, 47 - 48
Navidad es una buena época para desterrar
el orgullo y tomar conciencia de tantos males
que acarrea la soberbia. Ninguna virtud nos
acerca tanto a los demás como la sencillez y
ningún defecto nos aleja tanto como la
arrogancia.
El amor sólo reina en los corazones humildes,
capaces de reconocer sus limitaciones y de
perdonar su altivez.
Es gracias a la humildad que actuamos con
delicadeza, sin creernos más que nadie,
imitando la sencillez de un Dios que “se
despojó de sí mismo y tomó la condición de
siervo” Filipenses 2, 6 – 11.
Crecer en sencillez es un estupendo regalo
para nuestras relaciones.
Recordemos que en la pequeñez está la
verdadera grandeza y que el orgullo acaba
con el amor.
SÉPTIMO DÍA (22 DE DICIEMBRE)
EN NAVIDAD APRENDAMOS LA
GENEROSIDAD DEL GESTO DE DIOS QUE SE
DA ASÍ MISMO.
GENEROSIDAD: es la capacidad de dar con
desinterés, es la virtud en la cual el amor le
gana la carrera al egoísmo.
Es en la entrega generosa de nosotros
mismos donde se muestra la profundidad de
un amor que no se agota en las palabras.
Y eso es lo que celebramos en la Navidad: el
gesto sin par de un Dios que se da a sí
mismo. Lo destaca San Pablo: “espero que
también se distingan en generosidad... Ya
conocen la generosidad de nuestro Señor
Jesucristo que, siendo rico, se hizo pobre por
nosotros, a fin de enriquecernos con su
pobreza”.
Es un pasaje bíblico en que el apóstol invita a
los Corintios a compartir sus bienes con los
necesitados. 2Cor 8, 7 – 15.
Sabemos amar cuando sabemos compartir,
sabemos amar cuando damos lo mejor de
nosotros mismos en lugar de dar sólo cosas.
Tomemos pues, la mejor decisión: dar cariño,
afecto, ternura y perdón; dar tiempo y dar
alegría y esperanza.
Son los aguinaldos que más valen y no
cuestan dinero.
Demos amor, como decía San Juan de la Cruz:
donde no hay amor pon amor, y sacarás
amor.
OCTAVO DÍA (23 DE DICIEMBRE)
QUE ESTA ÉPOCA NOS ENSEÑE A CUIDAR
NUESTRA FE COMO SE CUIDA UN TESORO.
Una fe es firme cuando nace una relación
amistosa con el Señor.
Una fe que es auténtica está confirmada con
las buenas obras, de modo que la religión no
sea sólo de rezos, ritos y tradiciones.
Necesitamos cultivar la fe con la Biblia, la
oración y la práctica religiosa porque la fe es
nuestro mejor apoyo en la crisis.
Necesitamos una fe grande en nosotros
mismos, en Dios y en los demás. Una fe sin
vacilaciones como lo quería Jesús: Marcos 11.
23.
Una fe que ilumina el amor con la fuerza de la
confianza, ya que “el amor todo lo cree”. 1Cor
13, 7.
La FE es la fuerza de la vida y sin ella
andamos a la deriva. Razón tenía Publio Siro
al decir: el que ha perdido la fe, ya no tiene
más que perder.
¡Qué bueno que cuidemos nuestra fe como
se cuida un tesoro!
¡Qué bueno que nos puedan saludar como a
la Virgen!: “Dichosa tú que has creído”. Lc 1,
45.
NOVENO DÍA (24 DE DICIEMBRE)
ENCENDAMOS LA LLAMA DE LA ESPERANZA Y
EL FUEGO DEL AMOR. ASÍ SU LUZ RADIANTE
BRILLARÁ.
ESPERANZA Y AMOR. El amor y la esperanza
siempre van de la mano junto con la fe. Por
eso en su himno al amor nos muestra San
Pablo que el amor cree sin límites y espera
sin límites”. 1Cor 13, 7.
Una fe viva, un amor sin límites y una
esperanza firme son el incienso, el oro y la
mirra que nos dan ánimo para vivir y coraje
para no decaer.
Es gracias al amor que soñamos con altos
ideales y es gracias a la esperanza que los
alcanzamos.
El amor y la esperanza son las alas que nos
elevan a la grandeza, a pesar de los
obstáculos y los sinsabores.
Si amamos a Dios, nos amamos a nosotros
mismos y amamos a los demás, podemos
lograr lo que sugiere San Pedro en su primera
carta: “estad siempre dispuestos a dar razón
de vuestra esperanza. Con dulzura, respeto y
con una buena conciencia”. 3, 15 – 16.
Si encendemos la llama de la esperanza y el
fuego del amor, su luz radiante brillará en el
nuevo año después de que se apaguen las
luces de la Navidad.