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Dios Guarda Mi Corazon

El documento describe el corazón físicamente como el músculo que bombea la sangre por el cuerpo y discute cómo la Biblia ve al corazón como el centro de las emociones, pensamientos e intenciones. La Biblia dice que el corazón ama a Dios, ora, se goza en Él y busca confiar completamente en Él. El corazón también es la fuente de las emociones y la promesa de Dios es transformar los corazones pecaminosos en corazones puros.
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Dios Guarda Mi Corazon

El documento describe el corazón físicamente como el músculo que bombea la sangre por el cuerpo y discute cómo la Biblia ve al corazón como el centro de las emociones, pensamientos e intenciones. La Biblia dice que el corazón ama a Dios, ora, se goza en Él y busca confiar completamente en Él. El corazón también es la fuente de las emociones y la promesa de Dios es transformar los corazones pecaminosos en corazones puros.
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DIOS GUARDA MI CORAZON

FISICAMENTE

El corazón es el músculo que bombea la sangre rica en oxígeno y nutrientes a los tejidos del
cuerpo a través de los vasos de la sangre. El corazón mantiene la sangre en movimiento en el
cuerpo de forma unidireccional, es un circuito cerrado, nada se pierde.

El corazón es el músculo que más trabaja en el cuerpo humano. El corazón late unas 115.000 veces
al día, con un índice promedio de 80 veces por minuto, es decir, aproximadamente 42 millones de
veces al año. Durante un tiempo de vida normal, el corazón humano latirá más de 3.000 millones
de veces – bombeando una cantidad de sangre de cerca de un millón de barriles. Incluso cuando
estamos descansando, el corazón continúa trabajando duro.

Las acciones del corazón según la Biblia

Solemos pensar en el corazón como el órgano emocional, y en la mente como el órgano


intelectual, pero la Biblia no apoya esa idea. Las decisiones y las elecciones que hacemos
en la vida tienen su origen en lo que amamos y deseamos. La Biblia se refiere a este origen
como el “corazón”. Por lo tanto, las actividades que identificamos como intelectuales son
actividades del corazón.

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.


Proverbios 4:23
Hay alrededor de 1000 referencias al corazón en la Palabra de Dios. Las Escrituras nos
dicen que el corazón encubre, discierne, instruye, medita, reflexiona, percibe, planea,
argumenta, pondera, piensa y sopesa. Aunque científicamente sabemos que es el cerebro
el que procesa y organiza la información, es el corazón el que dirige, incluso, esas
actividades.

Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Atalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu


corazón; Y hallarás gracia y buena opinión Ante los ojos de Dios y de los hombres.
Proverbios 3:3-4

Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en


todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.
Proverbios 3:5-6

Las actividades de adoración brotan del corazón


El corazón ama a Dios, ora a Dios, se goza en Dios, se vuelve a Dios, busca a Dios, confía en
Dios, se rinde a Dios.

“Y ahora, Israel, ¿qué requiere de ti el Señor tu Dios, sino que temas (reverencies) al
Señor tu Dios, que andes en todos Sus caminos, que Lo ames y que sirvas al Señor tu Dios
con todo tu corazón y con toda tu alma…?” (Dt. 10:12).

La pregunta de Moisés es una gran pregunta –¿qué quiere Dios de nosotros? Dios quiere
que le rindamos una devoción de todo corazón.

Les enseñamos a nuestros hijos el conocido pasaje de Proverbios 3: “Confía en el Señor


con todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócelo en todos tus
caminos, Y El enderezará tus sendas” (Pr. 3:5-6).

A menudo la gente dice durante la consejería pastoral: “Realmente estoy teniendo


problemas para confiar en Dios en esta situación”. Siempre pregunto: “Entonces, ¿en
quién estás confiando?”. Cuando no estamos confiando en Dios, no dejamos de confiar.
Confiamos en alguien o en algo más, quizás en un amigo o en nuestras propias ideas.

Las actividades emocionales fluyen del corazón

El corazón puede dolerse, anhelar, desear, desesperarse o menospreciar. Puede afligirse,


odiar, temer, lamentarse, amar, codiciar, enfurecerse, ofenderse, quedar absorto, temblar
o palpitar. La promesa del nuevo pacto en el Antiguo Testamento es una promesa para
transformar el corazón. “Yo les daré un solo corazón y pondré un espíritu nuevo dentro de
ellos. Y quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne, para que
anden en Mis estatutos, guarden Mis ordenanzas y los cumplan. Entonces serán Mi
pueblo y Yo seré su Dios” (Ez. 11:19-20).

La promesa del nuevo pacto en el Antiguo Testamento es una promesa para transformar
el corazón.
Con el corazón presumimos, ansiamos, desmayamos, perdonamos, damos o guardamos.
El corazón puede latir, responder, calumniar, robar o desviarse.

El corazón hace a las personas lo que son

¿Recuerdas la historia de Samuel cuando va a Belén a ungir al nuevo rey de Israel? El hijo
de Isaí, Eliab, fue traído al profeta. Era un hombre alto y guapo con un porte real. Samuel
piensa: “Ciertamente el ungido del Señor está delante de El” (1Sam. 16:6). Dios habló con
Samuel. “No mires a su apariencia, ni a lo alto de su estatura, porque lo he desechado;
porque Dios no ve como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el
Señor mira el corazón” (1Sam. 16:7). Como Samuel, nos enfocamos en la apariencia
externa. Dedicamos mucho tiempo al hombre exterior pero Dios está interesado en el
interior. No interpretaremos correctamente la vida hasta entender que es el corazón el
que dirige toda la vida.

Los adjetivos que se usan en la Biblia para describir el corazón nos abren los ojos. El
corazón se describe de varias formas como adúltero, angustiado, arrogante, desviado,
amargado, intachable, desgraciado, roto, cruel, circuncidado, contrito, molido, oscurecido,
aliviado, embustero, crédulo, devoto, desleal, envidioso, malo, débil, fiel, distante,
temeroso, necio, agradecido, feliz, duro, humilde, altivo, loco, mezquino, obstinado,
perverso, orgulloso, puro, rebelde, jubiloso, receptivo, justo, enfermo, sincero, pecador,
resuelto, atribulado, insensible, incircunciso, recto, insondable, cansado, retorcido, sabio y
herido. No es de extrañar que la Biblia diga que de la abundancia del corazón habla la
boca.

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